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jueves, 2 de diciembre de 2021

DVA, Borao, B

B.

BABAZORRO. d. Joven que se atreve a mayores empresas de las que su edad permite. -c. Rústico, tosco.
BABOSA. a. Cebolla añeja que, plantada, produce otra. - a. Cebolleta.
BACÍA. n. Artesa o en general capacidad de madera en forma rectangular y oblonga cuyo destino es el de amasar, o lavar la ropa o disponer el sustento de algunos animales. n. Letrina, retrete o secreta, según Ducange apoyado en Libertates barcin. mss 1283. -n. volcar la bacía decir alguna sandez, deslucirse con alguna ocurrencia impertinente, hacer de las suyas. (volcá la bássia)

BACHOCA. n. Se dice de cierta clase de judía que no se conserva seca, y se come comúnmente desgranada a medio secar. (Bajoca, fesol vert, bachoca a Valjunquera, La Fresneda; bajoquera, bajoqueres).

BADAL. a. Carne de la espalda y las costillas hacia el pescuezo en las reses de abasto.

BADARRÓN. n. Véase galacho.

BADINA. a. Balsa o charca de agua detenida en los caminos. (Toll, pozo en un río, como la badina negra de Beceite, en el Parrizal. v. Enbadiná, enbadinás).

BADINA. a. Balsa o charca de agua detenida en los caminos. (Toll, pozo en un río, como la badina negra de Beceite, en el Parrizal. v. Enbadiná, enbadinás).


BAGA. a. Cuerda con que se asegura la carga sobre las caballerías: en Navarra treboilla.

BAGUETA, BAGUERETA. d. Baga.

BAHURRERO. a. Cazador de aves con lazos o redes, voz antic.

BAILE. a. Juez ordinario en ciertos pueblos de señorío: usual en la antigua Coronilla.
(bajulo; batle, batlle)

BAILÍA. a. Territorio en donde ejercía jurisdicción el Baile. (batlia, batllia)

BAILÍO. n. Bailía o bailiazgo.

BAJERO. a. Prenda o pieza que suele colocarse bajo de otra, como saya bajera, sábana bajera.

BALDAR. a. Descabalar o dejar incompleta una colección. (Estic baldat: estic mol cansat, cruixit).

BALDRAGAS. n. Persona desinteresada, de buen carácter y de poca energía.

BALSA DE SANGRE. a. Aquella en que, a fuerza de trabajo y costa, se recoge el agua para ganados o personas: si se hace en acampo propio, es privativa del dueño; si en montes comunes, no lo es mientras no se cerque.

BALSETE. n. Balsilla.

BALLICO. n. Planta, avena fatua, ballueca: Oliván emplea esa voz en su Manual de Agricultura.

BALLÓN. d. Arroyo pequeño.

BALLUARTE. n. Especie de andas o parihuelas en que se conduce de un punto a otro el material y sobre todo el desperdicio de las obras: también bayarte como en Navarra.

BALLUECA, c. Especie de cizaña: Asso la describe como aragonesa y es muy nociva al ganado vacuno. (Cañota a Beseit es esta herba que no se pot doná a les vaques).

BANCADA. n. Sección votante de escolares cuando estos conferían a votos ciertas cátedras.

BANDA. n. Faja o ceñidor que se viste alrededor del cuerpo.

BANDEADOR. Columpio.

BANDEAR. n. Tocar o doblar las campanas.

BANDEARSE. n. Pasarlo con decencia. -n. Estar (como generalmente se dice) entre dos aguas. -n. Columpiarse: en Castilla significa mover a una y otra banda, anticuado.

BANDO. n. Comba, pandeo: se aplica, ya a los cuerpos colocados horizontalmente cuya extensión y peso les da algún pandeo, ya sobre todo a los que están puestos verticalmente y que, no teniendo solidez proporcionada a su altura, se cimbrean algún tanto. -n. a todo bando, expresión que se usa comúnmente en sentido moral, para denotar que se hace alguna cosa descaradamente y arrostrando todas sus últimas consecuencias.

BANOVA. a. Colcha, o cubierta de cama: en algunas partes banúa. (Bánua, en acento a la primera a, li diem encara a Beseit.)

BANQUERA, a. Colmenar pequeño sin cerca, sitio donde se ponen en línea las colmenas sobre bancos.

BARBADO. c. Sarmiento con raíces dispuesto a la plantación.

BARBARIDAD. n. Gran cantidad. (Qué barbaridad de barbas había en la barbería de Barbastro)

BARCHILLA. d. La dozaba (doceava) parte de un cahiz de granos.

BARDINO. n. Se aplica al perro u otro animal que tiene el pelo de un color dudoso, entre plomizo y gris: también se dice bárdeno.

BARDO. d. Barro.

BARDOMA. a. Suciedad, porquería, lodo corrompido. (tarquí; tarquín)

BARDONERO. n. Véase bordonero y bordonador que son más usados.

BAROTE. n. Balaustre: también puede escribirse varote.

BARRAL. a. Redoma grande de vidrio capacidad de una arroba de vino próximamente. (aproximadamente) (La barrala : cantrella an alguns pobles com Lledó)

BARRANQUERA. n. Se aplica a cualquier género de peonza que, por tener mal limado el clavo o la punta, da vueltas con poca suavidad.

BARRAS. n. Las cuatro bandas, listas o palos rojos en campo de oro con que blasona el reino de Aragón.

BARREAR. a. Borrar o cancelar lo escrito, pasando por encima una línea de tinta o lápiz.

BARREDERA. n. Se usa en la expresión echar la barredera, para denotar

que se ha decidido bruscamente la cuestión, que se ha dado una salida que ya no admite más opiniones.

BARRERA. n. Corral de ganado al descubierto.

BARREÑO. c. Jofaina o aljofaina.

BARRIGUERA. n. Especie de correa o cincha.

BARROS. n. Lodos: ambas son castellanas, pero, tratándose de la suciedad de las calles, en Aragón se prefiere la primera y en Castilla (como dice la Academia) la segunda.

BASTA. c. Hilván.

BASTARDELO, a. Cuaderno-borrador en que el escribano o notario conservan los autos y escrituras.

BASTE. p. Especie de albarda o aparejo.

BATEAGUAS. c. Paraguas.

BATIFULLA. a. Batihoja o batidor de oro, ant. (Fulla, hoja; folio, folium).

BATIMIENTO. a. Acción y efecto de batir, sobre todo la moneda.

BATIR. p. Verter, arrojar, desechar. -d. Derribar o dejar caer al suelo alguna cosa (abatir): la Academia, aunque parece coincidir con esta significación que, como se ve, tomamos del Diccionario de Peralta, pero no se refiere sino a lo que se derriba a viva fuerza; y, como prueba de que no se considera castellana aquella palabra, los colectores oficiales de los trozos selectos para uso de los Institutos del reino la acusan de poco castiza en el verso de Ercilla "Que estuvo en punto de batirle al suelo." y proponen como más propia postrarle o derribarle. - n. Labrar moneda, en cuyo sentido usan también esa voz los fueros de Navarra.

BATUECO. d. Huevo huero: se usa también en Navarra, y existe fuera de Pamplona una fuente medicinal llamada el Batueco con alusión al olor ingrato de sus aguas (sulfurosas). (Lo badoc de la carbassera té coló taronja com lo rovell o yema del ou.)

BATURRO. n. Se dice de los jornaleros del campo y gente menos acomodada; pero es voz familiar.

BÁZARO. c. Escoria de algunas sustancias como cera pez, etc.

BEBER LA TOCA. n. Impacientarse, irritarse, incomodarse fuertemente, principalmente con los niños.

BEBIDA. a. El tiempo en que descansan los trabajadores, principalmente en el campo, y en que toman algún bocado o trago.

BECARACHA. n. Ave.

BECARDÓN. a. Agachadiza, ave.

BELÉN. n. Nacimiento o representación del de J. C. por medio de figuras de bulto que se destacan en el paisaje correspondiente. -n. Desorden, confusión (se armó el Belén). - n. Persona insípida. -n. Estar en Belén, estar en babia (Babia, León).

BELLO (bel), BELLA. n. Alguno, alguna: voz local.

BÉRBERO, a. Agracejo, arbusto y su fruto: en Castilla es la confección que se hace con la agracegina.

BERENGUERO. n. Ducange lo incluye en su Glossarium, pero ignorando si significa berlina o círculo de hierro para la cabeza de los ajusticiados. (Berenguer nombre, Berengarius)

BERGANTO. d. Cardenal, señal o hinchazón que deja algún golpe, sobre todo de látigo. Fuera mejor escribir verganto. (de verga, como la del veguer, virgario)

BERLANCO. d. Berganto.

BESCAMBRE. n. Creemos que bresca: se halla esa voz en las Ordinaciones de Abejeros a las páginas 27 y otras.

BESQUE. a. Liga, materia viscosa. (besc, vesc, visc; pasta que se hace con el muérdago aplastado para atrapar aves pequeñas que se quedan enviscadas, pegadas)

BESTIAR. n. Bestia, y también ganado mular o caballar. (Bestiá tamé se li diu a les ovelles a Beseit)

BEUNA. a. Vino de color de oro de la uva de este nombre que es bermeja, (roja, rojiza, color bermellón) pequeña y de hollejo tierno.

BIASMO. n. Blasmo, desdoro, vituperio, mala fama.

BIENES (aprehender los). a. Embargarlos.

BIENZA. a. Binza o tela del huevo: telilla o panículo del cuerpo del animal.

BIGARDÓN. n. El que es desmesuradamente alto en proporción a su edad: en Castilla el vago u ocioso, en cuyo sentido también se usa en Aragón.

BIMARDO. d. Novillo, buey de dos o tres años.

BIRLA, a. Bolo en el juego de ellos. (La birla, les birles. Birlot es la fusta que se tire).

BIRLÓN. a. El bolo grande que se coloca en el centro de los demás.

BISALTO. a. Guisante: es también provincial de Navarra. Lo interpreta en su Glosario el Memorial histórico de la Academia de la Historia, tomo V. 1853.

BISCA. d. Remusguillo, viento no muy fuerte pero frío y penetrante.

BISTRAER. d. Sonsacar.

BISTRETA. d. Cantidad que en lo antiguo se adelantaba a un procurador. (Bestreta, bestraure)

BITERJA. n. Aguamanil, según se lee en las leyes palatinas de Jaime II.

BLANQUERO. d. Blanqueador.

BLETO. n. Bledo, planta. (blet, blets; bletum)

BOALAGE. a. Tributo que se pagaba de los bueyes. (bouage, bovage, de bou)

BOALAR, a. Dehesa boyal. -n. Herbaje. -n. Porción de terreno destinado al pasto de los ganados del abasto público o al de las caballerías de labor de los vecinos.

BOCA (venir a) n. Reventarse o abrirse un tumor; venir a supuración.

BOCAL, a. Presa o fábrica de muro para atajar el agua de un río.

BOCHA. n. Planta, globularia alypum: es lo mismo que cebollada.

BODOLLO. a. Podón o instrumento corvo de acero para podar cosas fuertes.

BOFO. d. Fofo.

BOGETA. a. Sardineta, voz antic.

BOHEMIANO. n. Gitano: en Castilla es sinónimo de bohemo o natural de Bohemia, y para significar, entre otras, la idea de gitano, se usa de la palabra bohemio.

BOIRA. d. Niebla muy espesa.

BOJARDONES, d. Especie de setas.

BOLADO. p. Pan de azúcar rolado. - Llámase también esponjado, azucarillo y panal.

BOLCHACA. a. Bolsillo o faltriquera: dícese también bolchaco. (borchaca, burchaca)

BOLEA. d. Pelota jugada al aire. -d. Mentira. (bola)

BOLETA. n. Cierta especie de buitre.

BOLETERO. n. Encargado de distribuir las boletas de alojamiento.

BOLINCHE. n. Judía redonda y no grande de muy buen sabor. -n. Juego que se compone de un palo torneado que por un extremo tiene una cazoleta y por otro una punta, y de una bola agujereada y suspendida del centro del palo por una cuerda: consiste en elevar la bola, pero de suerte que caiga en la cazoleta o se introduzca en la punta a voluntad del jugador: hemos visto designado alguna vez ese juego en Castilla con el nombre análogo de boliche, pero la Academia da otras significaciones a esa voz.

BOLISA. p. Pavesa, motilla en la ropa o flotante en el aire.

BOLlSERÍA. n. Enredo, trapacería.

BOLISERO. n. Enredador, trapacero, y también taimado y aficionado a naderías.

BOLO. a. Almohadilla oblonga en que se hacen los encajes. (encajes de bolillos)

BOLSEAR. a. Formar pliegues y arrugas en cualquiera tela.

BOLLO. c. Chichón. (boñ al cap)

BONAVERO. n. Anotación o relación de los bienes sobre que versa una demanda; suele acompañarse, sobre todo en el proceso de aprehensión, a la demanda misma o apellido. (bona + vero: bienes verdaderos, verificación de bienes)

BONETERO. n. Planta, evonymus europaeus.

BOÑIGA, c. Excremento del ganado vacuno. (Se usa güeña en algunos sitios)

BOQUE. d. Macho cabrío. (Bock en alemán. Bock Damm, la servesa negra té com a símbolo este mascle de salvache. A Beseit li diem choto al mascle de la cabra).

BORDA. p. Choza, pajar, corraliza: provincial de Navarra en el primer sentido, según la Academia. (Laborda, Labordeta)

BORDÓN. n. Bohordo.
BORDONADOR. BORDONERO. n. El que tiraba bordones al tablado, lo cual se consideraba menos difícil que el arrojar lanzas. (Véase tablajero).

BORGUIL. n. La paja apiñada en forma de cono truncado y cubierta con un tejadillo para libertarla de la lluvia.

BORROSO. a. El oficial de poca habilidad.

BORRUFALLA. a. Hojarasca, fruslería, cosa de poca sustancia. (barallofa etc.)

BOSANAYA. n. Moneda que duró tres años hasta el 1212, según un Cronicon barcelonés citado por Ducange, el cual incluye también las voces balssonaya y bosonoya y cita estas palabras de Pedro III en 1343 "Concedimus deferre monetam sive bossonoyam billonum vel balssonoyam quamlibet."

BOTARGA, a. Dominguillo en la fiesta de toros.

BOTEJA. n. Botija.

BOTIFUERA. n. Gratificación, descuento o regalo que se hace al comprador. -n. Cierto derecho que cobra por cántaro el medidor del vino. -n. Propina a los criados.

BOTIGA. p. Tienda de mercader: la Academia trae como castellanas las palabras botiguero y botiguilla. Taller de artista, acepción poco recibida.

BOTINFLADO. d. Hinchado. -n. Hombre desproporcionadamente grueso y por algún concepto repugnante.

BOTO. a. Pellejo para contener vino, aceite, u otro licor. - n. judía bota, variedad que se distingue por ser más tierna y estar fuera de la vaina.

BOZO. n. Bozal o aparato de varia invención que se pone a los perros en el hocico para impedir que muerdan. (bossal).

BRAGA. a. Metedor o lienzo que se pone a los niños bajo el pañal.

BRASMAR. n. En el Diccionario inédito de Rosal se lee: brasmar dice el aragonés, del griego brasmos o brasma, la tempestad del mar o la demasiada risa o ruido: Aldrete lo deriva también del griego y lo hace equivalente a concussio.

BRAZAL, a. Cauce o sangría que se saca de un río o acequia para riego de huertas y sembrados.

BRAZO. n. Se dice irónicamente brazo de S. Valero (patrón de Zaragoza) por aquel que tiene poco poder, poca influencia, poca significación.

BRESCA. a. Panal de miel: en la última edición de su Diccionario lo incluye la Academia como castellano: era vocablo usado por los poetas provenzales.


BRISA. p. Orujo de las uvas.

BROCAL. d. Bocal, azud con aplicación a los canales.

BROCUL. BROQUIL. d. Bróculi, col. (Lo brócul li diem al grumo de la col)

BROCHINA. n. Vientecillo sutil y frío que viene del Guara o de Moncayo, como el que Madrid recibe de Guadarrama.

BROSQUIL. a. Redil.

BROZAS. n. Con este plural se designa a cualquiera persona torpe, desmañada, o desaseada.

BROZOSO. n. Calificativo de igual significación que el sustantivo anterior.

BRUTAÑA. n. Hombre abrutado, grosero, mal educado.

BUCARÁN. a. Bocací.

BUCO. a. Boque o macho cabrío.

BUEGA. a. Mojón, linde que divide las heredades.

BUFÍ. a. Especie de tela como camelote de aguas.

BUFÓN. a. Buhonero, ant.

BUFONERÍA. a. Buhonería.

BULBO-CASTAÑA. n. Planta que Cienfuegos designa con ese nombre, y es la llamada banium bulbocastanum.

BULQUETADA. n. La carga de un (volquete) bulquete.

BULQUETAZO. n. Golpe, caída: se usa también en sentido moral como sinónimo de desgracia o cambio de fortuna.

BULQUETE. n. Carro ligero que gira por medio de una clavija, y suelta de golpe la carga por la zaga: suele conducir escombros. Úsase también en Navarra.
BULTO. n. Almohada sin la funda exterior de lienzo blanco: la Academia llama bulto a la funda de la almohada, y almohada al colchoncillo y a la funda blanca en que se mete.

BURO. a. Greda, arcilla.

BURRO. n. Espuenda o margen.

BUSCA. d. Mota.

BUIDADOR. BUIRADOR. d. Latonero, operario en objetos de latón, azófar etc.

BUYADOR, a. Latonero.

jueves, 7 de enero de 2021

Lo Camí, XXI.

Lo Camí a Amazon (tapa blana)

XXI.

Al voltán de Daniel, lo Mussol, se fée la llum de un modo imperseptible.
Se borraben los estels del cuadrat de sel delimitat per lo marc de la finestra y sobre lo fondo blanquinós del firmamén la punta del Pic Rando escomensabe a verdejá. Al mateix tems, les merles, los rossiñols, los verderols y los arrendajos (garrulus glandarius) inissiaben los seus melodiosos conserts matinés entre la malea. Les coses adquiríen pressisió; definíen, paulatinamen, los seus volumens, les seues tonalidats y los seus contrastes. La vall despertabe al nou día en una fruissió aromática y vegetal. Les aulós se intensificaben, cobraben densidat y consistensia a la atmósfera sircundán, reposada y cota. Entonses sen va doná cuenta Daniel, lo Mussol, de que no habíe pegat l´ull en tota la nit. De que la menuda y próxima historia de la vall se reconstruíe a la seua men en un sorprenén lujo de detalls. Va mirá a través de la finestra y va posá los ulls a la brava y aguda cresta del Pic Rando. Va sentí entonses que la vitalidat de la vall penetrabe desordenada y íntegra y que ell entregabe la seua vitalidat a la vall en un vehemen dessich de fusió, de compenetrassió íntima y total. Se donaben un al atre en un enfervorisat anhel de mutua protecsió, y Daniel, lo Mussol, compreníe que dos coses no deuen separás may cuan han lograt fes la una al modo y mida del atra. No obstán, lo convensimén de una inmediata separassió lo dessassossegabe, alivián la fatiga de los seus párpados. En dos hores, potsé menos, ell diríe adiós a la vall, pujaríe a un tren y se escaparíe a la siudat lluñana pera escomensá a progressá. Y sentíe que la seua marcha haguere de fes ara, pressisamén ara que la vall se endolsíe en la suave melancolía del otoño y que a Cuco, lo factó, acababen de uniformál en una espléndida gorra roija. Los grans cambis poques vegades resulten oportuns y consecuens en lo nostre particulá estat de ánim.

A Daniel, lo Mussol, li dolíe esta despedida com may u haguere sospechat. Ell no teníe la culpa de sé un sentimental. Ni de que la vall estiguere anugada o lligada an ell de aquella manera absorvén y dolorosa. No li interessabe lo progrés. Lo progrés, en realidat, li fotíe un pepino. Y, en cambi, li importaben los trens diminuts a la distansia y les masades blanques y los prats y los panissals aparselats; y la Badina del Inglés, y la grossa y enloquida corrén del Chorro; y lo rogle de les birles; y los tañits de les campanes parroquials; y lo gat de la Pesteta; y la agra auló de los moldes de formache; y la formassió paussada y solemne y plástica de una boñiga; y lo racó melancólic y salvache aon lo seu amic Germán, lo Tiñós, dormíe lo somni etern; y lo chillit reiterat y monótono dels sapos daball de les pedres a les nits humides; y les peques de la Uca-uca y los movimens lentos de sa mare a les faenes doméstiques; y la entrega confiada y dóssil dels peixets del riu; y tantes y tantes atres coses de la vall. Sin embargo, tot habíe de dixássu per lo progrés. Ell no teníe encara autonomía ni capassidat de dessisió. Lo poder de dessisió li arribe al home cuan ya no li fa falta pera res; cuan ni un sol día pot dixá de guiá un carro o picá pedra si no vol quedás sense minjá. ¿Pera qué valíe, entonses, la capassidat de dessisió de un home, si pot sabés?
La vida ere lo pijó tirano, caudillo o dictadó conegut.
Cuan la vida l´agarre a un, li sobre consevol poder de dessisió. En cambi, ell encara estabe en condissións de dessidí, pero com sol teníe onse añs, ere son pare qui dessidíe per nell. ¿Per qué, siñó, per qué lo món se organisabe tan rematadamen mal?
Lo formaché, a pesá del estat de ánim de Daniel, lo Mussol, se sentíe orgullós de la seua dessisió y de pugué portála a bon terme. Lo que no podíen atres. La vespra habíen recorregut juns lo poble, pare y fill, pera despedís.

- Lo chic sen va demá a la siudat. Ya té onse añs y es hora de que escomenso lo grado.

Y lo formaché se quedabe plantat, miránlo an ell, com dién: "¿Qué diu lo estudián?".
Pero ell mirabe an terra entristit. No ñabíe res a di. Només calíe obeí.

Pero al poble tots se mostraben mol cordials y afectuosos, algúns massa y tot, com si los aliviare lo sabé que al cap de unes hores pedríen de vista a Daniel, lo Mussol, pera mol tems. Casi tots li donaben clatelladetes y expressaben, sense vergoña, les seues esperanses y bons dessichos:

- A vore si tornes fet un home.

- ¡Be, mosso! Tú arribarás a ministre. Entonses li ficarem lo teu nom a un carré del poble. O a la plassa. Y tú vindrás a destapá la lápida y después minjarem tots juns al ajuntamén. ¡Bona gatina eixe día!

Y Paco, lo ferré, li guiñabe un ull y lo seu pel roch despedíe un viu sentelleo.

La Pesteta gran va sé una de les que mes se van alegrá en la notissia de la marcha de Daniel, lo Mussol.

- Be te vindrá que te ficon una mica en sintura, fill. La verdat. Ya saps que yo no ting pels a la llengua. A vore si a la siudat te enseñen a respetá als animals y a no passejá les vergoñes per les carreres del poble. Y a cantá lo "Pastora Divina" com Deu mane. - va fé una paussa y va cridá -: ¡Quino! Daniel sen va a la siudat y ve a despedís.

Y va baixá Quino. Y a Daniel, lo Mussol, al vóreli de prop lo muñó, se li revivíen coses passades y experimentabe una angustiosa y sofocán presió al pit. Y a Quino, lo Manco, tamé li fée pena pedre aquell amic y pera dissimulá la seua pena se pegabe copets a la barbilla en lo muñó y sonreíe sense pará:

- Be, chic... ¡Quí puguere fé lo mateix...! res... Lo dit. - En la seua turbassió Quino, lo Manco, no advertíe que no habíe dit res -. Que sigue pera lo teu be.

Y después, Pancho, lo Sensedéu, se va picá en lo formaché perque enviabe al seu fill a un internat de flares. Lo formaché no li va doná peu pera desahogás o desfogás (desaufegás):

- Porto al chic pera que te digue adiós a tú y als teus. No ving a discutí en tú sobre si té que estudiá en un retó o en un seglar. Y Pancho sen va enriure y va soltá una palabrota y li va di a Daniel que a vore si estudiabe pera meche y veníe al poble a sustituí a don Ricardo, que ya estabe mol torpe y achacós. Después li va di al formaché, pegánli una manotada al muscle:

- Chaic, cóm passe lo tems.

Y lo formaché va di:

- No som dingú.

Y tamé lo Peó va está mol simpátic en ells y li va di a son pare que Daniel teníe un gran futur en los llibres si se dessidíe a estudiá en aplicassió y ahínco. Va afegí que sen fixaren en ell. Partín del no res habíe alcansat les mes altes cotes de la miseria. Ell no ere dingú y a forsa de colses, puñs, y de servell habíe fet una carrera y habíe triunfat. Y tan orgullós estabe de ell mateix, que va escomensá a torse la boca de una manera espasmódica, y cuan ya casi se mossegabe la negra patilla  (o pulsera) se van despedí dell y lo van dixá a soles en los seus momos, lo seu orgull íntim y los seus frenetics aspavens.

Don José, lo mossen, que ere un gran san, li va doná bons consells y li va dessichá lo éxit mes gran. A la legua se advertíe que don José sentíe pena de pédrel. Y Daniel, lo Mussol, va recordá lo seu sermó del día de la Virgen. Don José, lo mossen, va di entonses que cadaú teníe un camí marcat a la vida y que se podíe renegá de eixe camí per ambissió y sensualidat y que un mendigo o pidolán podíe sé mes ric que un millonari al seu palau, carregat de marmols y criats.

Al recordá aixó, Daniel, lo Mussol, va pensá que ell renegabe del seu camí per la ambissió de son pare. Y va contindre un tremoló. Se va entristí al pensá que a lo milló, cuan ell tornare, don José ya no estaríe al confessonari ni podríe díli "gitanot", sino a una hornacina de la parroquia, convertit en un san de corona y peana. Pero, en eixe cas, lo seu cos se podriríe com lo de Germán, lo Tiñós, al sementeriet dels dos sipresos prop de la iglesia. Y va mirá a don José en insistensia, agobiat per la sensassió de que no tornaríe a vórel parlá, acsioná, enfilá los seus ullets pitañosos y aguts. Y, al passá per la finca del Indiano, va voldre ficás trist al pensá en la Mica, que se casaríe un de aquells díes, a la siudat. Pero no va sentí cap pena per no pugué vore a la Mica, sino per la nessessidat de abandoná la vall sense que la Mica lo veiguere y lo compadiguere y pensare que ere desgrassiat. Lo Moñigo no habíe volgut despedís perque Roc baixaríe a la estassió al matí. Lo abrassaríe y vigilaríe si ere un home. Moltes vegades li habíe advertit lo Moñigo:

- Al anáten no tens que plorá. Un home no té que plorá encara que se li mórigue son pare entre horribles dolós. Daniel, lo Mussol, recordabe en nostalgia la seua radera nit a la vall. Va pegá mija volta al llit y va torná a mirá la cresta del Pic Rando relluín per los primés rayos del Sol. Se li van moure les aletes del nas al persibí un braf intens de herba humida y de boñiga. De repén, se va sobressaltá. Encara no se sentíe cap movimén a la vall y, sin embargo, acababe de escoltá una veu humana. Va pará la orella. La veu li va arribá, intensionadamen amortiguada:

- ¡Mussol!

Se va eixecá del llit, exaltat, y se va assomá a la finestra que donabe a la carretera.
Allí baix, al asfalt, en una lechera vuida a la ma, estabe la Uca-uca. Li brillaben los ulls de una manera extraña.

- Mussol, ¿saps? vach a La Cullera a buscá lleit. No te podré di adiós a la estassió.

Daniel, lo Mussol, al escoltá la veu grave y dolsa de la chiqueta, va notá que algo mol íntim se li esgarrabe a dins del pit. La chiqueta fée pendulejá la lechera sense pará de mirál. Les seues trenes brillaben al sol.

- Adiós, Uca-uca - va di lo Mussol. Y la seua veu teníe una tremoló inusitada.

- Mussol, ¿Ten enrecordarás de mí?

Daniel va apoyá los colses al alféizar y se va aguantá lo cap en les mans. Li fée molta vergoña di alló, pero ere esta la seua radera oportunidat.

- Uca-uca...- va di, al final -. No li dixos a la Pesteta que te trague les peques, ¿me sens? ¡No vull que te les trague! Y se va apartá de la finestra a escape, perque sabíe que ploraríe y no volíe que la Uca-uca lo veiguere plorá. Y cuan va escomensá a vestís lo va invadí una sensassió mol viva y clara de que empreníe un camí diferén del que lo siñó li habíe marcat. Y, al remat, va plorá.

(S'ha acabat.)

Lo Camí, XV.

XV.

Don Moissés, lo maestre, díe assobín que ell nessessitabe una dona mes que un guiso. Pero portáe deu añs al poble diénu y encara seguíe sense la dona que nessessitabe.
Les Pestetes, les Llebres y don José, lo mossen, que ere un gran san, reconeixíen que lo Peó nessessitabe una dona. Sobre tot per dignidat professional. Un mestre no pot presentás a escola de consevol manera; no es lo mateix que un formaché o un ferré, per ejemple. Lo cárrec exigix. Claro que lo primé que exigix lo cárrec es una remunerassió sufissién, y don Moissés, lo Peó, careixíe de ella. Aixina que tampoc teníe res de particulá que don Moissés, lo Peó, se embutiguere cada día al mateix traje en lo que va arribá al poble, deu añs atrás, tot apedassat y ple de remiendos, y inclús que no gastare roba interió. La roba interió costabe un ull de la cara y lo maestre pressisabe los dos ulls de la cara pera desempeñá la seua faena. Camila, la Llebre, se va portá mal en ell; don Moissés, lo maestre, va está encaprichat de ella una temporada y ella li va doná carbasses, perque díe que ere un caratorta y un bocatorsuda. Aixó ere una tontería, y Paco, lo ferré, portáe raó al afirmá que assó no ere cap inconvenién, ya que la Llebre, si se casabe en ell, podríe sentráli la boca y adressáli la cara a forsa de besál. Pero Camila, la Llebre, no estabe per la labor y se va obstiná en que pera besá la boca del maestre li hauríe de besá la orella y aixó li ressultabe desagradable. Paco, lo ferré, no va di ni que sí ni que no, pero va pensá que sempre siríe menos desagradable besáli la orella a un home que besáli los morros a una llebre. Aixina que la cosa se va desfé en aigua de borraines. Camila, la Llebre, va continuá penjada del teléfono y don Moissés, lo maestre, acudín cada día a la escola sense roba interió, en los puñs desfilagarchats y los colses apedassats o hasta foradats. Lo día que Roc, lo Moñigo, los va di a Daniel, lo Mussol, y a Germán, lo Tiñós, los seus proyectes va sé un día de sol de vacassións, cuan Pascual, lo del molí, y Antonio, lo Buche, jugaben una partida al rogle de les birles.

- Escolta, Mussol - va di -; ¿Per qué no se case la Sara en lo Peó?

Per un momén, Daniel, lo Mussol, va vore lo sel ubert. ¿Cóm sén alló tan sensill y

pertinén no se li habíe ocurrit abáns an ell?

- ¡Claro! - va replicá -. ¿Per qué no se casen?

- Dic - va afegí a mija veu lo Moñigo -, que pera que dos se cason ña prou en que se entenguen en algo. La Sara y lo Peó se pareixen en que cap dels dos me pot vore a mí ni en pintura. A Daniel, lo Mussol, li anabe pareixén lo Moñigo un payo inteligén. No veíe cap manera de cambiá de exclamassió, tan perfecte y sugestiu li pareixíe tot alló.

- ¡Claro! - va repetí.

Va continuá lo Moñigo:

- Figúrat lo que siríe viure yo a casa meua en mon pare, los dos sols, sense la Sara. Y a la escola, don Moissés sempre me tindríe alguna considerassió per lo fet de sé germá de la seua dona, y inclús a vatros per sé los millós amics de son germá de la seua dona. Crec que me explico, ¿no?

- ¡Claro! - va torná a di.

- ¡Claro! - va di lo Tiñós.

Lo Moñigo va moure lo cap dudán:

- Lo cas es que ells se vullguen casá - va di.

- ¿Per qué no hauríen de voldre? - va afirmá lo Mussol -. Lo Peó fa deu añs que nessessite una dona y a la Sara no li disgustaríe que un home li diguere cuatre cosetes. La teua germana no es gens guapa.

- Es fea com un dimoni, ya u sé; pero tamé es fea la Llebre.

- ¿Es escrupulosa la Sara? - va di lo Tiñós.

- Qué va; si li cau una mosca a la lleit, sen enriu, y li diu:
"Prepárat, que vas de viache", y se la trague en la lleit com si res. Después sen enriu un atra vegada - va di Roc, lo Moñigo.

- ¿Entonses? - va di lo Tiñós.

- La mosca ya no torne a donáli guerra; es cosa de un momén. Casás es diferén - va di lo Moñigo. Los tres van está un rato callats. Al remat, Daniel, lo Mussol, va di:

- ¿Per qué no fem que se veiguen?

- ¿Cóm? - va preguntá lo Moñigo.

Lo Mussol se va eixecá de un bot y se va espolsá les possaderes:

- Vine, ya u vorás.

Van eixí del corro de les birles a la carretera. La actitut del Mussol revelabe una febril exitassió.

- Li escriurem una nota al Peó com si fore de la Sara, ¿me enténs? Tan germana ix totes les tardes a la porta de casa a cusí pera vore passá la gen. Li escriurem que ella l´espere y cuan ell hi vaigue y la veigue se creurá quel está esperán de verdat.

Roc, lo Moñigo, adoptabe un gesto furo, enfurruñat, habitual en ell cuan algo no lo cuadrabe del tot.

- ¿Y si lo Peó reconeix la lletra? - va argumentá.

- La desfigurarem - va intervindre, entusiasmat, lo Tiñós.

Va afegí lo Moñigo:

- ¿Y si li enseñe la carta a la Sara?

Daniel va cavilá un momén.

- Li escriurem que cremo la carta antes de aná a vórela y que may li parlo de eixa carta si no vol que se mórigue de vergoña y que no lo torno a mirá a la cara.

- ¿Y si no la creme? - va di, tossut, lo Moñigo.

- La cremará. Lo asquerós Peó té temó de quedás sense dona. Ya es una mica agüelo y ell sap que tors la boca. Y que assó fa feo. Y que a les dones nols agrade besá la boca de un home a la orella. Ya lay va di la Llebre ben claret - va di lo Mussol.

Roc, lo Moñigo, va afegí com parlán per an ell:

- Ell no dirá res per la cuenta que li corre; está acollonit desde que la Camila li va doná carbasses. Tens raó. Paulatinamen renaixíe la confiansa al ample pit del Moñigo. Ya se veíe sense la Sara, sense la constán amenassa de la regla del Peó a les puntes dels dits a la escola; disfrután de una independensia que hasta entonses no habíe conegut.

- ¿Cuán li escriurem la carta, entonses? - va di.

- Ara mateix.

Estaben enfrente de la formachería y van entrá. Lo Mussol va agarrá un llapis y un papé y va escriure en caracters tipografics: "Don Moissés, si vosté nessessite una dona, yo nessessito un home. L´espero a les set a la porta de casa meua. No me parlo may de esta carta y crémola. Me moriría de vergoña y nol tornaría a mirá a la cara. Faigue vore que se topete en mí de cassualidat. Sara".

Al hora de diná, Germán, lo Tiñós, li va embutí la carta al maestre per deball de la porta y a les set menos cuart de aquella mateixa tarde entrabe en Daniel, lo Mussol, a casa del Moñigo a esperá los acontessiméns desde la finestrota de la pallissa.

Lo assunto estabe ben planejat y tot, pero va faltá un pel de conill de anássen a pique.
La Sara, com de costum, teníe tancat al Moñigo a la pallissa cuan ells van arribá. Y eren les set menos cuart. Daniel, lo Mussol, creíe que, nessessitán com nessessitabe lo Peó una dona desde fée deu añs, no se retrasaríe ni un minut.

La veu de la Sara se sentíe per lo forat de la escala. Encara que habíe sentit un milló de vegades aquella retahíla, Daniel, lo Mussol, no va pugué evitá ara un tremoló:

- Cuan los meus ulls de vidre y fora de les cassoletes per lo horror de la inminén mort fixon en Vos les seues mirades lánguides y moribundes...

Lo Moñigo debíe sabé que eren casi les set, perque responíe atropelladamen, sense donáli tems a la Sara de acabá la frasse:

- Jesús misericordiós, tin compassió de mí.

La Sara se va pará al escoltá que algú pujabe per la escala. Eren lo Mussol y lo Tiñós.

- Hola, Sara - va di lo Mussol, impassién -. Perdona al Moñigo, no u tornará a fé.

- Qué te saps tú lo que ha fet, carnús - li va di ella.

- Algo roín sirá. Tú nol castigues may sense motiu. Tú eres justa.
La Sara va sonriure, complaguda.

- Esperéu un momén - va di, y va seguí rápidamen, ansián acabá en lo cástic:

- Cuan perduts los meus sentits, tot lo món desaparegue de la meua vista y gemega yo entre les angusties de la radera agonía y los afáns de la mort...

- Jesús misericordiós, tingáu compassió de mí. Sara, ¿has acabat?

Ella va tancá lo devossionari.

- Sí.

- Hale, óbrim.

- ¿Has escarmentat?

- Sí, Sara; avui me has fet agarrá temó.

Se va eixecá la Sara y va obrí la porta de la pallissa vissiblemen satisfeta.
Va escomensá a baixá la escala a pas lento. Al primé replá se va girá.

- Ojito de fé marranades - va di, com si tinguere un pressentimén.

Lo Moñigo, lo Mussol y lo Tiñós se van arrimá cap a la finestrota de la pallissa sense intercambiá cap paraula. Lo Moñigo va apartá les taragañes de una sarpada y se va assomá al carré. Va preguntá angustiat lo Mussol:

- ¿Ha eixit ya?

- Está traén la cadira y lo ganchillo. Ya se assente - La seua veu se va fé de repén apremián -. ¡Lo Peó ve pel racó del carré!

Lo cor del Mussol se va ficá a ballá com un lloco desbotonat, mes encara que cuan va sentí chulá al rápit a la entrada del túnel y ell lo esperabe a dins en los cansonsillos baixats, o cuan sa mare li va preguntá a son pare, en un extrañ retintín, si teníen al Gran duc com un huésped de lujo. Lo de avui ere encara mol mes emossionán y trassendental que tot alló. Va ficá la cara entre les del Moñigo y lo Tiñós y va vore que don Moissés se parabe frente a la Sara, en lo cos una mica de costat y les mans a la esquena, y li guiñabe o clucabe un ull y li sonreíe hasta la orella per la punta esquerra de la boca.
La Sara lo mirabe parada y, al remat, avergoñida per tantes clucaines y tanta sonrissa, va di:

- Bona tarde, don Moissés, ¿qué diu de bo?

Ell entonses se va assentá al pedrís a la vora de ella. Va torná a fé una serie de momos rápits en la boca, en lo que demostrabe que estabe contén.

La Sara lo observabe assombrada.

- Ya estic aquí, sagala - va di ell -. No hay sigut morós, ¿verdat?
De lo demés no diré ni una paraula. No te preocupos. Don Moissés parlabe mol be.
Al poble no se ficaben de acord sobre quí ere lo que milló parlabe de tots, encara que en los candidatos coinsidíen: don José, lo mossen; don Moissés, lo mestre, y don Ramón, lo alcalde - boticari.

La melosa veu del Peó al seu costat y les paraules que empleabe van desconsertá a la Sara.

- ¿Li... Li passe a vosté algo avui, don Moissés? - va di. Ell va torná a guiñáli l´ull en un sentit de complissidat y no va contestá.

A dal, a la finestra de la pallissa, lo Moñigo va sussurrá a la orella del Mussol:

- Es un gorrino charraire. Está charrán de lo que no hauríe de charrá.

- ¡Chist!

Lo Peó se va incliná ara cap a la Sara y li va agarrá una ma en ossadía.

- Lo que mes admiro de les dones es la sinseridat, Sara; grassies. Tú y yo no nessessitam recovecs ni dissimulá - va di.

Tan roija se li va ficá la cara a la Sara que lo seu pel pareixíe menos roch. Se arrimabe la Chata, en una enjerra de aigua al bras, y la Sara se va separá de la ma del Peó.

- ¡Per Deu, don Moissés! - va cuchichejá en un rapto de inconfessada complassensia -. ¡Que poden vóremos! A dal, a la finestrota de la pallissa, Roc, lo Moñigo, y Daniel, lo Mussol, y Germán, lo Tiñós, sonreíen bobamen, sense mirás. Cuan la Chata va doblá lo racó, lo Peó va torná a la cárrega.

- ¿Vols que te ajuda en eixa roba? - va di.

Ara li agarrabe les dos mans. La Sara, en un movimén instintiu, va amagá la robeta detrás della, atossigada per la roijó.

- Les mans quietes, don Moissés - va di.

A dal, a la pallissa, lo Moñigo sen va enriure per lo bajinis:

- Ji, ji, ji. Es una braga - va di.

Lo Mussol y lo Tiñós tamé van riure. La confussió y lo aparén enfado de la Sara no amagaben un vehemen goch. Entonses lo Peó va escomensá a díli sense pará coses boniques dels seus ulls y de la seua boca y del seu pel, sense donáli tems de respirá, y a la legua se advertíe que lo cor virgen de la Sara, huérfana encara de requiebros, se derretíe com lo gel deball del sol. Al acabá la retahíla de piropos, lo maestre se va quedá mirán de prop, fixamen, a la Sara.

- ¿A vore si has adeprés ya cóm son los teus ulls, sagala? - va di.

Ella va riure, atontadota.

- ¡Qué coses té, don Moissés! - va di.

Ell va insistí. Se notabe que la Sara evitabe parlá pera no defraudá en les seues frasses vulgars al Peó, que ere un dels que milló parlaben al poble. Sense duda la Sara volíe recordá algo majo que haguere lligit, algo elevat y poétic, pero lo primé que li va vindre al cap va sé lo que mes vegades habíe repetit.

- Pos... Los meus ulls són... són... vidriosos y fora de les cassoletes, don Moissés - va di, y va torná a riure. La Sara se va quedá tan ampla. La Sara no ere lista. Pensabe que aquelles paraules per lo mero fet de vindre al devossionari habíen de sé mes apropiades pera aplicáles als ángels que als homens y se va quedá tan a gust. Ella va interpretá la expresió de assombro que se va dibuixá a la cara del maestre favorablemen, com un indissi de sorpresa al constatá que ella no ere tan basta y tosca com seguramen habíe ell imaginat. En cambi, lo Moñigo, allá dal, se va resselá algo:

- La Sara ha degut di alguna bobada, ¿no?

Lo Mussol va aclarí:

- Los ulls de vidre y fora de les cassoletes són los dels morts.

Lo Moñigo va sentí ganes de aviáli un tubot al cap a san germana. No obstán, lo Peó va sonriure hasta la orella dreta. Teníe que nessessitá mol una dona cuan transigíe en alló sense di res. Va torná a requebrá a la Sara en ahínco y al cuart de hora, ella estabe com assompada, en les galtes roijes y la mirada perduda al buit, igual que una sonámbula.
Lo Peó va voldre assegurás la dona que nessessitabe:

- Te vull, ¿saps, Sara? Te voldré hasta lo final del món. Vindré a vóret tots los díes an esta mateixa hora. Y tú, tú, dísme - li agarrabe una ma, aparentán un efervessén apassionamén -, ¿me voldrás sempre?

La Sara lo va mirá com enajenada. Les paraules li acudíen a la boca en una fluidés extraña; ere com si ella no fore ella mateixa; com si algú parlare per nella desde dins del seu cos.
- Lo voldré, don Moissés - va di -, hasta que, perduts los sentits, tot lo món desaparegue de la meua vista y gemega yo entre les angusties de la radera agonía y los afáns de la mort.

- ¡Aixina me agrade! - va di lo mestre, entussiasmat, y li va apretá les mans y va tancá dos vegades los ulls, y atres cuatre se li va estirá la boca hasta la orella y, al final, sen va aná y antes de arribá al racó va girá varies vegades lo cap y li va sonriure convulsivamen a la Sara. Aixina se van fé novios la Sara y lo Peó. En Daniel, lo Mussol, van sé una mica desconsiderats, tenín en cuenta la part que ell habíe jugat en aquell entenimén. Habíen sigut novios añ y mich y ara que ell teníe que marchá al colegio a escomensá a progressá sels ocurríe fixá la boda pera lo dos de novembre, lo día de les Ánimes Beneites

Andrés, "lo home que de perfil no se veu", tampoc va aprobá aquella fecha y u va di aixina sense secretisme: - Los homens que busquen una dona se casen a la primavera; los que van buscán una fregona se casen al ivern. No falle may. A la Nochebuena, la vespra de Nadal siguién, la Sara estabe de mol bon humor. Desde que se va fé novia del Peó se li habíe suavisat lo carácter. Hasta tal pun que, desde entonses, sol dos vegades habíe tancat al Moñigo a la pallissa pera lligíli les recomendassións del alma. Ya se habíe guañát algo. Per afegit, lo Moñigo traíe millós notes a escola y ni una vegada va tindre que eixecá la Historia Sagrada, en los seus mes de sen grabats a tot coló, per damún del cap. Daniel, lo Mussol, en cambi, va traure ben poc de tot alló. A vegades se lamentabe habé intervingut al assunto, pos sempre ressultabe mes confortadó aguantá la Historia Sagrada veén que lo Moñigo fée lo mateix al seu costat, que tindre que aguantála sense compañía. La vespra de Nadal, la Sara estabe de mol bon talante y li va preguntá al Moñigo mentres voltabe lo pollastre que se rostíe al forn:

- Dísme, Roc, ¿Li vas escriure tú una nota al maestre diénli que yo lo volía?

- No, Sara - va di lo Moñigo.

- ¿De verdat? - va di ella.

- Te u juro, Sara - va afegí.

Ella se va portá un dit que se habíe cremat a la boca y cuan lo va traure va di:

- Ya día yo. Siríe lo únic bo que hagueres fet en tota la teua vida. Va, apártat de ahí, carnús.

miércoles, 6 de enero de 2021

Lo Camí, VII.

VII.

Entre ells tres no cabíen les discussións. Cadaú acatabe lo puesto que li corresponíe a la pandilla. Daniel, lo Mussol, sabíe que no podíe imposás al Moñigo, encara que tinguere una inteligensia mes desperta que la seua, y Germán, lo Tiñós, reconeixíe que estabe per deball dels atres dos, a pesá de que la seua experiensia en muixóns ere mol mes sutil y vasta que la dells. La prepotensia, aquí, la determinabe lo bíceps y no la inteligensia, ni les habilidats, ni la voluntat. Después de tot, alló ere una cosa raonable, pertinén y lógica. Daniel, lo Mussol, ere lo únic capás de alcansá los trens de mercansíes en ple aufec de pujada y encara los mixtos si no veníen descarregats o en una máquina nova.
Lo Moñigo y lo Tiñós corríen menos que ell, pero les cames ligeres tampoc justificaben una primassía. Representabe una estimable cualidat, pero sol assó. A les tardes dels domenges y durán les vacassións del estiu los tres amics frecuentaben los prats y los montes y lo rogle de les birles y lo riu. Los seus entreteniméns eren variats, cambiáns y una mica salvaches y elementals. Es fássil trobá diversió, an eixa edat, a consevol puesto. En les masseches féen, a vegades, terribles carnisseríes de tords, merles y gribes. Germán, lo Tiñós, sabíe que los tords, les merles y les gribes, de la mateixa familia, se trobaben milló que a datra part, a les gabarreres y a les bardisses, a les hores de caló. Pera matáls als abres o a la vía, enchampánlos encara mich adormits, ere pressís matiná. Per assó preferíen buscáls en plena canícula, calina, cuan los animals féen la michdiada en perea entre la malea. Lo tiro ere, aixina, mes curt, lo blanco mes reposat y la pessa ressultabe mes segura. Pera Daniel, lo Mussol, no existíe cap plat mes selecto que los tords en arrós. Si ne cobrabe un li agradabe, inclús, desplomál ell mateix y de esta forma va pugué vore un día que casi tots los tords teníen miseria deball de les plomes. Li va dessepsioná la resposta del Tiñós al comunicáli lo seu maravillós descubrimén.

- ¿Ara ten enteres? Casi tots los muixóns tenen brutíssia deball de les plomes. Segóns mon pare, a mí me va apegá les calves un mussol. Daniel, lo Mussol, se va fé lo propósit de no intentá mes descubriméns en los muixóns. Si volíe sabé algo dells ressultabe mes cómodo y rápit preguntálay al Tiñós. Datres díes anaben al corro de birles a jugá una partida. Aquí, Roc, lo Moñigo, los aventajabe de forma contundén. De res servíe que los dixare una apressiable ventaja inissial; al acabá la partida, ells apenes se habíen mogut de la puntuassió obtinguda de grassia, mentres lo Moñigo rebassabe, sense esfors, lo máxim. An este joc, lo Moñigo demostrabe la forsa y lo pols y la destresa de un home ya dessarrollat. Als campeonats que se selebraben per a la Virgen, lo Moñigo - que partissipabe en casi tots los homens del poble - may se classificabe per deball del cuart puesto. San germana la Sara se sulfurabe per esta precossidat.

- Bestia, bestia - díe -, que sirás mes bestia que ton pare.

Paco, lo ferré, la mirabe en ulls esperansats.

- Aixina u vullgue Deu - afegíe, com si resare.

Pero, potsé, aon los tres amics trobaben un entretenimén mes inténs y complet ere al riu, al atre costat de la tasca de Quino, lo Manco. Se obríe, allí, un prat mol gran, en una carrasca grandíssima al mich, y, al fondo, una escarpada muralla de roca viva que los independisabe del resto de la vall. Enfrente de la muralla estabe la Badina del Inglés y, uns metros mes aball, lo riu se desllissabe entre roques y códuls, en poca fondaria.
An esta sona peixcaben cangrejos a sarpeta, en la ma, eixecán en cuidadet los bolos y pessigán en forsa als animalets per la part mes ampla de la clasca, la crosta de los crustáceos, mentres estos se retortigaben y obríen y tancaben patosamen les seues pinses en un radé intento de evasió inútil. Atres vegades, al Toll del Inglés, peixcaben sentenás de peixets que navegaben en bangs tan numerosos que, assobín, les aigües negrejaben per la seua abundansia. Només calíe aviá a la badina una caña en consevol sebo artifissial de colós chillóns pera enchampáls a dotsenes. Lo roín va sé que, 
degut a la abundansia y a la fássil peixca, los sagals van escomensá a subestimáls y van acabá despressiánlos del tot. Y tamé passabe en les sireres de alborsé, serves, mores y avellanes silvestres. Cooperabe no poc a fomentá este desdén lo fet de que don Moissés, lo maestre, preferiguere als estudiáns que passaben tontamen les seues hores libres arreplegán mores o serves pera obsequiá en elles a les seues mares. O be, peixcán madrilles. Y, per si aixó fore poc, estos mateixos sagals eren los que al final de curs obteníen diplomes, puntuassións de sobressaliente y mensións honorífiques. 

Roc, lo Moñigo, Daniel, lo Mussol, y Germán, lo Tiñós, sentíen per nells un desdén tan fondo per lo menos com lo que los inspiraben les mores, les serves y les madrilles.
A les tardes bascoses de estiu, los tres amics nadaben a la Badina del Inglés. Constituíe un plaé inigualable sentí la pell en contacte directe en l´aigua, refrescánse. Los tres nadaben a gosset, esquichán y removén les aigües de tal manera que, mentres durabe la inmersió y los cabussóns, no se barruntabe, sen metros riu aball y uns atres tans riu amún, la mes insignificán siñal de vida. Una de estes tardes, mentres se secaben, tombats al sol al prat de la carrasca, Daniel, lo Mussol, y Germán, lo Tiñós, se van enterá de lo que volíe di tindre lo ventre sec y de lo que ere un aborto. Teníen, entonses, set y vuit añs, respectivamen, y Roc, lo Moñigo, se tapabe en uns calsonsillos recusits en lo de detrás dabán y lo Mussol y lo Tiñós se bañaben en pilota picada perque encara no los habíe naixcut la vergoña. Va sé Roc, lo Moñigo, qui los hi va despertá aquella mateixa tarde. Sense sabé encara per qué, Daniel, lo Mussol, relassionabe tot aixó en una conversassió tinguda en sa mare, cuatre añs abáns, al amostráli ell la estampa de una exuberán vaca holandesa.

- Qué maja, ¿verdat, Daniel? Es una vaca lechera - va di sa mare.

Lo chiquet la va mirá tot parat. Ell sol habíe vist lleit a les cassoles, peroles, lecheres y cantes.

- No, mare, no es una vaca lechera; mira, no té cantes - va di.

La mare sen enríe silensiosamen de la seua ingenuidat. Sel va ficá a la faldeta y li va aclarí: - Les vaques lecheres no porten cantes, fill.
Ell la va mirá de frente pera adiviná si lo engañabe. Sa mare sen enríe. Va intuí Daniel que algo, mol amagat, ñabíe detrás de tot alló. Encara no sabíe que existiguere "aixó", perque sol teníe tres añs, pero en aquell momén u va pressentí.

- ¿Aón porten la lleit entonses, mare? - va indagá, en un afán de aclaríu tot.

Sa mare sen enríe encara. Va farfallá una mica, sin embargo, al contestáli:

- A... La pancha, claro - va di. Com una explosió va ressoná la perplejidat del chiquet:

- ¿Quééééé?

- Que les vaques lecheres porten la lleit a la pancha, Daniel - va afegí ella, y li apuntabe en la chata ungla lo mamellám preto de la vaca de la estampa. Va dudá un momén Daniel, lo Mussol, mirán les mamelles esponjoses; va siñalá lo mugró.

- ¿Y la lleit ix per eixe gra? - va di.

- Sí, fillet, per eixe gra ix.

Aquella nit, Daniel no va pugué parlá ni pensá en atra cosa. Intuíe en tot alló un misteri

velat pera nell, pero no pera sa mare. Ella sen enríe com no solíe enríuressen datres vegades, al preguntáli atres coses. Paulatinamen, lo Mussol sen va aná olvidán de alló. Mesos después, son pare va comprá una vaca. Mes tart va vore les vin vaques del boticari y les va vore muñí. Daniel, lo Mussol, sen enríe mol después, sol de recordá que se habíe pensat que les vaques sense cantes no donaben lleit.

Aquella tarde, al prat de la carrasca, a la vora del riu, mentres lo Moñigo parlabe, ell sen va enrecordá de la estampa de la vaca holandesa. Acababen de bañás y un airet afilat los secabe lo cos en fredes llengüetades. Encara aixina, flotabe una calina apegalosa al ambién. Tombats pancha per amún al prat, van vore passá per damún dells un muixó mol gran.

- ¡Mireu! - va chillá lo Mussol -. Seguramen sirá la sigüeña que espere la mestra de La Cullera. Va en eixa direcsió.

Va tallá lo Tiñós: - No es una cigüeña; es una grulla. Lo Moñigo se va assentá a la herba apegán los labios en un gesto furo y enfurruñat. Daniel, lo Mussol, va contemplá en enveja cóm se unflabe y desunflabe la seua enorme pitralera.

- ¿Qué dimoni de sigüeña espere la maestra? ¿aixina estéu encara? - va di lo Moñigo.

Lo Mussol y lo Tiñós se van eixecá tamé, assentánse a la herba. Los dos miraben

anheláns al Moñigo; intuíen que algo los diríe de "aixó". Lo Tiñós li va doná peu.

- ¿Quí porte los chiquets, entonses? - va di.
Roc, lo Moñigo, se manteníe serio, consién de la seua superioridat en aquell momén.

- Lo parí o criá - va di, sec, rotundo.

- ¿Lo criá? - van preguntá, a dúo, lo Mussol y lo Tiñós.

L´atre va remachá:

- Sí, lo parí. ¿Hau vist alguna vegada criá a una conilla? - va di.

- Sí.

- Pos es igual.

A la cara del Mussol se va dibuixá un cómic gesto de sorpresa.

- ¿Vols di que tots som conills? - va aventurá.

Al Moñigo li molestabe la torpesa de los seus interlocutós.

- No es assó - va di -. En ves de una conilla es una dona; la mare de cadaú.

Va brillá a les nines del Tiñós un extrañ resplandó de inteligensia.

- La cigüeña no porte los chiquets entonses, ¿verdat? Ya me pareixíe raro a mí - va explicá -. Yo me día, ¿Per qué mon pare ha de tindre deu visites de la sigüeña y la Chata, la veína, cap, y está dessichán tindre un fill y mon pare no ne volíe tans?

Lo Moñigo va acachá la veu. Al voltán ñabíe un silensio que sol trencaben lo cristalino chapoteo dels rápits del riu y lo suave rose del ven contra les fulles.
Lo Mussol y lo Tiñós teníen la boca uberta.

Va di lo Moñigo: - Los fa mol mal, ¿sabéu?

Van estallá les dudes del Mussol:

- ¿Y tú cóm saps totes estes coses?

- Assó u sap tot cristiano menos vatros dos, que vivíu encantats - va di lo Moñigo -.
Ma mare se va morí de tan doló que va tindre cuan vach naixe yo. No se va ficá dolenta ni res; se va morí de doló. Ñan vegades que, per lo vist, lo doló no se pot resisstí y se mor un. Encara que no estigues dolén, ni res; sol es lo doló. - Emborrachat per la ávida atensió del auditori, va afegí -: datres dones se partixen per la mitat. Lay hay sentit di a la Sara.

Germán, lo Tiñós, va preguntá:

- Mes tart sí que se fiquen dolentes, ¿no es sert?

Lo Moñigo va assentuá lo misteri de la conversa acachán encara mes la veu:

- Se fiquen dolentes al vore al chiquet - va confessá -. Los chiquets naixen en lo cos ple de pelussa y sense ulls, ni orelles, ni nas. Sol tenen una boca mol gran pera mamá. Después los van eixín los ulls, les orelles, y lo nas y tot lo demés. Daniel, lo Mussol, escoltabe les paraules del Moñigo tot tremolós y espectán. Dabán dels seus ulls se obríe una nova perspectiva que no ere datra cosa que la justificassió de la vida y de la humanidat. Va sentí de repén vergoña de trobás despullat del tot al aire libre. Y, al mateix tems, va experimentá un amor remossat, vibrán y impulsivu per sa mare. Sense ell sabéu, notabe, per primera vegada, dins dell, la emossió de la consanguinidat. Entre ells ñabíe un víncul, algo que fée, ara, de sa mare una causa imprescindible, nessessaria. 

La maternidat ere mes hermosa aixina; no se debíe al azar, ni al capricho una mica absurd de una sigüeña. Va pensá Daniel, lo Mussol, que de cuan sabíe de "aixó", ere aixó lo que mes li agradabe; lo sabés consecuensia de un gran doló y la coinsidensia de que eixe doló no lo haguere esquivat sa mare perque dessichabe tíndrel pressisamén an ell.

Desde entonses, va mirá a sa mare de un atra manera, desde un ángul mes humano y simple, pero mes sinsé y en mes estremessimén. Ere una sensassió extraña la quel embargabe en presensia seua; algo aixina com si lo seu pols palpitare al uníssono, uniformemen; una impresió de paralelisme y mutua nessessidat.

Desde aquell día, Daniel, lo Mussol, sempre que anabe a bañás a la Badina del Inglés, portáe uns calsonsillos vells y recusits, com lo Moñigo, y se ficabe lo de detrás dabán.
Y, entonses, pensabe en lo feo que debíe sé ell al naixe, en tot lo cos cubert de pelussa y sense ulls, ni orelles, ni nas, ni res... sol una enorme boca afanosa de chuplá.
"Com un top", pensabe. Y lo primé estremessimén se transformabe al poc rato en unes carcañades espasmódiques y contagioses.