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miércoles, 26 de febrero de 2020

Ferrer, Farrier

Los Ferrer llegaron de Palamós, de acuerdo, pero eso no quiere decir que fuesen de allí.
No existe ningún documento que acredite que el padre de Vicente Ferrer era de Cataluña, otra cosa es que desde Cataluña llegasen a Valencia. Los Ferrer de esa época eran provenientes de Inglaterra y los primeros de los que se tiene constancia eran Bernardo y su hijo (Ingleses) y Ausias Ferrer Lord de Escocia que estuvieron a las órdenes de Jaime I, como tantos otros extranjeros. Se saben los apellidos de la madre de San Vicente Ferrer, “Constanza Miguel Revert” pero del padre, Guillermo, curiosamente sólo nos dicen un apellido “Ferrer”, porque suena a catalán, pero Ferrer al igual que por ejemplo “Ferrier” que todavía existe en Inglaterra… Su nombre y apellidos eran William Stewart Ferrer. (William - Wilhelm - Guillem - Guillermo etc).

En la edad media la familia Ferrers sostuvo el gobierno de Derby, aunque la línea principal se extinguió, algunos descendientes en Inglaterra y Escocia todavía llevan el apellido Ferrer, mientras muchos emigraron a España.

Porque hay más de un escudo de FERRER, obviamente no todos los Ferrer son descendientes del mismo personaje.

escudo de armas del apellido Ferrer
El escudo de armas del apellido Ferrer, es de gules y muestra una banda de oro misma que se encuentra cargada con tres herraduras de azur.
Herraduras… Normal, en Inglaterra los que ponen herraduras son los FARRIER.
(He is a veterinary surgeon and farrier) (Es veterinario y herrador.)
Hay quien dice que si Ferrero o el italiano Ferrero, nada que ver, herrero en inglés es blacksmith, y queda claro pues, que Ferrer viene de herrador: Ferrier: Ferrer.
¿Pero no es latín? Muchos latinismos se utilizan en diversos idiomas, incluso en aquellos que no derivan del latín, como el inglés. El latín y el griego fueron alguna vez considerados la piedra angular de la mejor educación británica.

Piensen en el número de palabras del latín que forman parte del lenguaje inglés: Alias, álibi (coartada), exit (salida), terminus (final)'', dijo Peter Jones, profesor universitario y fundador del grupo caritativo Friends of Classics.
Está basada en estudios sobre el tema, los primeros Ferrer aparecen en “TROVAS DE MOSSEN FEBRER” de las cuales reniegan los catalanistas, pero las cosas hay que estudiarlas y si se puede, comprobarlas, un ejemplo: trova 253, “Arnaldo Fuster, que desde Aragón vino a la conquista bla, bla …y quedó heredado en el lugar de La Font de Encarroz…” (la Font den Carroz, etc)
Pues bien, si algún día se te ocurre ir a La Font de Encarroz, comprobarás que el porcentaje más elevado de sus habitantes es el de los apellidados “Fuster”, quedando demostrada la veracidad de las trovas… porque lo que si tenemos claro es que Mossen Febrer no era un adivino como Nostradamus, y no podía saber que siglos más tarde habrían tantos Fusters en dicho pueblo como para haberse inventado dicha trova 253. 
Y las casualidades, no existen.


domingo, 6 de enero de 2019

¿En quín idioma fée sermóns San Vissén Ferrer?

Seguíxco exponén cosetes.   ¿En quín idioma fée sermóns San Vissén Ferrer?   * Rafael Narbona Vizcaíno: Pueblo, poder y sexo: Valencia medieval (1306-1420). 1992

Seguíxco exponén cosetes.

¿En quín idioma fée sermóns San Vissén Ferrer


* Rafael Narbona Vizcaíno: Pueblo, poder y sexo:
Valencia medieval (1306-1420). 1992

Rafael Narbona Vizcaíno: Pueblo, poder y sexo: Valencia medieval (1306-1420). 1992

Una aproximación parcial a las clases subalternas, mediante el seguimiento de una variopinta gama de acciones de soslayada protesta social, constituye el objeto de este libro. Las ordenanzas reglamentista del Consell municipal, los sermones de ardorosos predicadores, y la acción procesal o punitiva del Justícia Criminal constituyen las fuentes de información utilizadas para recomponer algunos testimonios humanos de una ciudad cosmopolita. Valencia a finales del Trescientos experimentaba un increíble crecimiento en el plano demográfico, urbanístico y económico, coincidiendo con la consolidación de un patriciado en los órganos de gobierno local. Precisamente entonces el municipio creaba, organizaba, fomentaba y explotaba un burdel ciudadano –siguiendo el ejemplo de toda la Europa urbanizada– destinado a sufragar las perentorias necesidades de un interminable aluvión inmigrado. Las indefinidas turbulencias de un anónimo e inestable pueblo, escasamente integrado en la comunidad laboral y vecinal, tan propenso a los disturbios y violencias como poco respetuoso con los representantes del poder, no cesaban de alterar de forma peligrosa el apacible y bienquerido orden ciudadano. Los textos de los más aclamados moralistas - obras tan costumbristas como políticas bajo su inevitable discurso cristianizante – nos presenta una población poco proclive a respetar las normas de una ética ciudadana, que desde los poderes públicos pretendía influir en el comportamiento de los hombres pautando un código de urbanidad medieval.