champouirau, chapurriau, chapurriat, chapurreau, la franja del meu cul, parlem chapurriau, escriure en chapurriau, ortografía chapurriau, gramática chapurriau, lo chapurriau de Aguaviva o Aiguaiva, origen del chapurriau, dicsionari chapurriau, yo parlo chapurriau; chapurriau de Beseit, Matarranya, Matarraña, Litera, Llitera, Mezquín, Mesquí, Caspe, Casp, Aragó, aragonés, Frederic Mistral, Loís Alibèrt, Ribagorça, Ribagorsa, Ribagorza, astí parlem chapurriau, occitan, ocsitá, òc, och, hoc
Una
nit pavorosa, ñirviós relligía un mamotreto gros cuan vach
creure escoltá un extrañ soroll, de repén com si algú
tocare suavemén a la meua porta: «Visita impertinén es, vach
di, y res mes».
II
¡Ah!
Men enrecordo mol be; ere al ivern, impassién yo medía lo tems
etern cansat de buscá als llibres la calma tranquilisadora al
doló de la morta Leonora que habite en los ángels ara ¡pera
sempre mes!
III
Vach
sentí los cruixits y l´elástic rosá de les cortines, un
fantástic terror, com may sentit había y vach volé aquell
soroll explicám, lo meu espíritu oprimit calmá per fin: «Un
viaché perdut es, vach di, y res mes».
IV
Ya
en mes calma: «Caballé vach cridá, o dama, suplicátos vull tos
servigáu excusá pero la meua atensió no estabe ben desperta y
va sé la vostra cridada tan inserta...» Vach obrí allabonses de
gom a gom la porta: oscurina, y res mes.
V
Miro
al no res, exploro la tiniebla y séntigo entonses que la meua
mén se ompli de idees com cap atre mortal les va tindre
abáns, y escolto en oíts anhelans «Leonora » unes veus
sussurrans murmurá, y res mes.
VI
Torno
a la meua estansia en temó y torno a escoltá mes fort fotre
cops; «algo, me dic, toque a la finestra, compendre vull la
siñal arcana y calmá esta angustia sobrehumana»: ¡lo ven, y
res mes!
VII
La finestra vach obrí: revolán vach vore entonses un corv
aleteján com un muixó de un atra edat; sense mes seremonia va
entrá a la sala en gesto siñorial y negres ales y damún de
un busto, al dintel de Palas, se va posá, y res mes.
VIII
Miro
al muixó negre, sonrién dabán del seu grave y serio continén y
li escomenso a parlá, no sense intensió irónica: «Oh corv,
oh venerable ave anacrónica, ¿quín es lo teu nom a la regió
plutónica?» Va di lo corv: «May mes».
IX
En
este cas tan raro me vach extraña de escoltá tan cla tal nom
pronunsiá y ting que confessá que me vach assustá pos dingú,
crec, va tindre lo gust de un corv vore, posat damún de un
busto en tal nom: «May mes».
X
Com
si haguera volcat l´alma, va callá lo muixó y ni un momén les
plomes va sorollá, «datres de mí han fugit y yo me crec que
ell sen anirá demá sense tardá com ya m´ha abandonat la
esperansa»; va di lo corv: «¡May mes! »
XI
Una
resposta al escoltá directa me vach di, no sense inquietut
secreta, «Es aixó y res mes. Tot lo que va adependre de un
amo desgrassiat, al que tossut ha perseguit la fortuna y sol
este estribillo ha conservat ¡eixe may mes, may mes!»
XII
Vach
girá l´assiento hasta quedám enfrente de la porta, del busto y
del vidén corv y entonses ya, reclinat a la blana cadira en
somnis fantastics me afonaba, pensán sempre en qué volíe
di aquell may mes, may mes.
XIII
Mol
tems me vach quedá aixina ensomián, y aquell extrañ muixó
sense pará mirán; ocupabe lo diván de vellut, aon juns
mos assentabem y en lo meu dol, pensaba que Ella, may mes
ocuparíe esta habitassió.
XIV
Entonses
me va pareixe l´aire denso com una auló de sucarrat incienso de
un invissible altá; y escolto veus repetí: «Olvida a Leonor,
béute lo nepenthes beu l´olvido a les seues fons»; va di lo
corv: «¡May mes! »
XV
«Profeta,
vach di, augur de atres edats que van aventá les negres
tempestats aquí peral meu mal, huésped de esta morada de
tristesa, dísme, oscur engendre de la nit de paó, si una mel
ñaurá per a la meua amargó»: va di lo corv: «¡May
mes!»
XVI
«Profeta, vach di, o dimoni, tú,
corv, per Deu, per mí, per la meua gran doló, per lo teu
poder fatal dísme si alguna vegada a Leonora tornaré a vore a
la eternal aurora aon está felís en los querubins»; va di
lo corv: «¡May mes! »
XVII
«Que
sigue esta paraula la radera, torna a la plutónica rivera», vach
cridá: «¡No tornos mes, no dixos ni potades, ni una ploma y
lo meu espíritu, rodejat de densa broma libera del pes que
té!» Va di lo corv: «¡May mes! »
XVIII
Y
lo corv parat, fúnebre y adusto seguix sempre de Palas posat al
busto y en la llum del meu cresol, proyecte una taca umbría a
la alfombra y la seua mirada de demoni assombre... ¡Ay! ¿La
meua alma en dol de la seua sombra se podrá apartá? ¡May
mes!
Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyóse de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es —dije musitando— un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.”
¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenábame de fantásticos terrores jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más.”
Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: “Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oía.” Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más.
Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” Apenas esto fue, y nada más.
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. “Ciertamente —me dije—, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio.” ¡Es el viento, y nada más!
De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más.
Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. “Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—, no serás un cobarde, hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: “Nunca más.”
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. las palabras pronunció, como virtiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: “Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”
Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, “sin duda —pensé—, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de ‘Nunca, nunca más’.”
Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir graznando: “Nunca más.”
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. “¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!
//
Once upon a midnight dreary, while I pondered weak and weary, Over many a quaint and curious volume of forgotten lore, While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping, As of some one gently rapping, rapping at my chamber door. `’Tis some visitor,’ I muttered, `tapping at my chamber door – Only this, and nothing more.’
Ah, distinctly I remember it was in the bleak December, And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor. Eagerly I wished the morrow; – vainly I had sought to borrow From my books surcease of sorrow – sorrow for the lost Lenore – For the rare and radiant maiden whom the angels named Lenore – Nameless here for evermore.
And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain Thrilled me – filled me with fantastic terrors never felt before; So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating `’Tis some visitor entreating entrance at my chamber door – Some late visitor entreating entrance at my chamber door; – This it is, and nothing more,’
Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer, `Sir,’ said I, `or Madam, truly your forgiveness I implore; But the fact is I was napping, and so gently you came rapping, And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door, That I scarce was sure I heard you’ – here I opened wide the door; – Darkness there, and nothing more.
Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing, Doubting, dreaming dreams no mortal ever dared to dream before; But the silence was unbroken, and the darkness gave no token, And the only word there spoken was the whispered word, `Lenore!’ This I whispered, and an echo murmured back the word, `Lenore!’ Merely this and nothing more.
Back into the chamber turning, all my soul within me burning, Soon again I heard a tapping somewhat louder than before. `Surely,’ said I, `surely that is something at my window lattice; Let me see then, what thereat is, and this mystery explore – Let my heart be still a moment and this mystery explore; – ‘Tis the wind and nothing more!’
Open here I flung the shutter, when, with many a flirt and flutter, In there stepped a stately raven of the saintly days of yore. Not the least obeisance made he; not a minute stopped or stayed he; But, with mien of lord or lady, perched above my chamber door – Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door – Perched, and sat, and nothing more.
Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling, By the grave and stern decorum of the countenance it wore, `Though thy crest be shorn and shaven, thou,’ I said, `art sure no craven. Ghastly grim and ancient raven wandering from the nightly shore – Tell me what thy lordly name is on the Night’s Plutonian shore!’ Quoth the raven, `Nevermore.’
Much I marvelled this ungainly fowl to hear discourse so plainly, Though its answer little meaning – little relevancy bore; For we cannot help agreeing that no living human being Ever yet was blessed with seeing bird above his chamber door – Bird or beast above the sculptured bust above his chamber door, With such name as `Nevermore.’
But the raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only, That one word, as if his soul in that one word he did outpour. Nothing further then he uttered – not a feather then he fluttered – Till I scarcely more than muttered `Other friends have flown before – On the morrow he will leave me, as my hopes have flown before.’ Then the bird said, `Nevermore.’
Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken, `Doubtless,’ said I, `what it utters is its only stock and store, Caught from some unhappy master whom unmerciful disaster Followed fast and followed faster till his songs one burden bore – Till the dirges of his hope that melancholy burden bore Of “Never-nevermore.”‘
But the raven still beguiling all my sad soul into smiling, Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird and bust and door; Then, upon the velvet sinking, I betook myself to linking Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore – What this grim, ungainly, ghastly, gaunt, and ominous bird of yore Meant in croaking `Nevermore.’
This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom’s core; This and more I sat divining, with my head at ease reclining On the cushion’s velvet lining that the lamp-light gloated o’er, But whose velvet violet lining with the lamp-light gloating o’er, She shall press, ah, nevermore!
Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer Swung by Seraphim whose foot-falls tinkled on the tufted floor. `Wretch,’ I cried, `thy God hath lent thee – by these angels he has sent thee Respite – respite and nepenthe from thy memories of Lenore! Quaff, oh quaff this kind nepenthe, and forget this lost Lenore!’ Quoth the raven, `Nevermore.’
`Prophet!’ said I, `thing of evil! – prophet still, if bird or devil! – Whether tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore, Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted – On this home by horror haunted – tell me truly, I implore – Is there – is there balm in Gilead? – tell me – tell me, I implore!’ Quoth the raven, `Nevermore.’
`Prophet!’ said I, `thing of evil! – prophet still, if bird or devil! By that Heaven that bends above us – by that God we both adore – Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn, It shall clasp a sainted maiden whom the angels named Lenore – Clasp a rare and radiant maiden, whom the angels named Lenore?’ Quoth the raven, `Nevermore.’
`Be that word our sign of parting, bird or fiend!’ I shrieked upstarting – `Get thee back into the tempest and the Night’s Plutonian shore! Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken! Leave my loneliness unbroken! – quit the bust above my door! Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!’ Quoth the raven, `Nevermore.’
And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting On the pallid bust of Pallas just above my chamber door; And his eyes have all the seeming of a demon’s that is dreaming, And the lamp-light o’er him streaming throws his shadow on the floor; And my soul from out that shadow that lies floating on the floor Shall be lifted – nevermore!
La RAE limpia la lengua castellana, pero ensucia la valenciana. En la última edición del diccionario, las voces procedentes del idioma valenciano sufrieron una depuración política inspirada por académicos escorados al IEC (Moll, Margarit., Marsá, Vilanova, Gimferrer, Riquer, Colón, etc) La voz chuleta, por ejemplo, la acomodaron para clasificarla como préstamo del catalán al castellano; pero la documentación es diamantina.
En 1611, después de recorrer el Reino, el licenciado Covarrubias publicaba su Tesoro de la lengua con observaciones sobre voces que se filtraban al castellano. Así, de chullaadvertía que es vocablo valenciano (Tesoro, a. 1611), siendo esta voz, y no hora, la que generaría chuleta, chuletada y chuletón. Tras cuatro siglos, el DRAE embrolla silogísticamente la pertenencia de la palabra: Chuleta, del valenciano xulleta, derivado del catalán xulla, costilla» (DRAE, 1992). Se supone que esta atribución, transmitida a millones de estudiantes, se apoya en fuentes que alteran la de 1611, pero no es así. Nadie de la RAE aporta autoridad alguna que asocie chuleta a otro vocablo que no sea el valenciano chulla. Los académicos se han limitado a copiar lo dictado por el Institut d´Estudis Catalans y los politizados filólogos catalanes. Corominas, cuya obra etimológica es núcleo del catalanismo idiomático, afirma: Chuleta deriva del catalán de Valenciaxulleta, diminutivo de xulla (DCECH,1980).
En las neolatinas hispánicas, el trapicheo de una consonante establece fronteras, y es significativo que no diga dónde aparece xulleta o xulla en un texto valenciano. Corominas actúa como médium transmisor de conceptos idiomáticos y geopolíticos ocultos en la mente de personajes fallecidos. Gracias a este don parapsicológico, la documentación que dice Regne de Valencia e Comtat de Barcelona la transcribe como Principat de Catalunya i País Valenciá. De igual modo, como no le convence que Covarrubias afirmara que chulla es vocablo valenciano, el etimólogo catalán atraviesa mentalmente los cuatro siglos transcurridos y adivina que el licenciado, en realidad, quiso escribir xulla es vocablo catalán. La inmersión normaliza hasta cadáveres centenarios. Sofista enredador, Corominas dice en esta época se empleaba en la capital valenciana la grafía ch. Al aludir a siglos tildados de decadentes por la inmersión, da a entender que existió una época áurea donde chulla se escribía xulla, acorde con la doctrina del IEC; pero es otra trampa que el sabio tiende al incauto lector. La primera vez que se documenta chulla es en Valencia, en el Thesaurus de Pou (a. 1575), https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2797002un gerundense que vino a estudiar a Valencia y aprendió lo que ahora está prohibido por la inmersión. Pou dejó en caracteres de imprenta la voz chulles junto a otras tan valencianas como allyoli (sic), chufes, chapes, taronges de Xátiva, chic, punches, etc.
En consecuencia, desechando versiones parapsicológicas, la primera documentación sobre la chulla (no xulla) la proporciona un catalán:Pou; y un castellano, Covarrubias; imparciales lingüistas que estudiaron el idioma valenciano y dejaron constancia impresa. Como la mayoría de voces, chulla pertenecía a una familia descendiente del étimo latino vulgar absungia o exungia (grasa para untar ejes). De tal padre nacieron el antiguo portugués enxulha, el catalán ensunia o el castellano enxundia, usado por el Arcipreste de Hita. Significaban gordura o grasa del cerdo. / com lo sagí, ensaginada / Del caótico romance surgieron otras variables modernas como la castellana enjundia, la italiana sugna y la occitana enjun, con la acepción de tocino o grasa de puerco. Entre todas las lenguas neolatinas, la valenciana creó la voz chulla con singularidad semántica, aparte de morfológica, al designar a las chuletas de cordero o ternera.
Adivinanza: ¿Cuál de todas las variables está prohibida y despreciada? La valenciana, claro. Pou opuso la valenciana chulla a la catalana carbonada y a la latina offella, por el deseo de presentar equivalencias entre valenciano, catalán y latín. La voz carbonada era castellana y catalana; pero en valenciano no tuvo excesiva aceptación, limitándose su polisemia a escasas y desagradables acepciones: Carboná: cantidad grande de carbón, excremento de niños (Escrig,1871). Respecto a la voz que nos interesa, Covarrubias fue concreto: Chulla. Las costillas de carnero cortadas en piezas de dos en dos, que la gente pobre compra quando no tiene caudal para más. Es vocablo valenciano, y diéronsele del sonido que haze sobre las brasas quando se asa. (Tesoro,a.1611). Covarrubias da la equivalencia exacta de costillas de cordero, mientras que Pou fue lacónico, factor que aprovechó Corominas para restar antigüedad a la acepción de chuleta, con la argucia de que Pou incluyó chulla en una llista de menjars preparats: DELLC). Como en el texto de Pou no hay más que una enumeración genérica, Corominas oculta lo que alteraría su trucada lista: "carn rustida, carn de cordero.... También sustituye el punto y aparte que separaba chulla y golosina por un punto y coma. Además, la traducción latina de Pou era flexible; p.e., traduce lo qui menja carn crua como omophagus. Es evidente que el latín offella aludía a las pequeñas chuletas de cordero, comida de pobres según Covarrubias. Tenían hueso (ya que Pou cita en la misma relación la cara sens ossos), y eran pequeñas comparadas con las chuletas de ternera que comían las clases pudientes.
La voz arraigó en idioma valenciano, como demuestra su inclusión en la paremiología, la chulla y la dona» (Galiana: Refrans, h.1760), figurando chulla en el diccionario de Lamarca(a. 1839) o en el vocabulario de Rosanes(a. 1864). Tampoco falta en el teatro del XIX:pa blanc y chulles (La tertulia de Colau,1866); bones chulles (Els microbios, 1884) Igual que el derivado: dos chulletes (Qui tinga cucs, 1855), una chulleta (La vanitat castigada, 1855). Resumiendo: chuleta y chuletón proceden de chulla; voz del idioma valenciano, no de la parapsicológica xulla catalana. La versión para engañar estudiantes que ofrece el DRAE pertenece al realismo fantástico, como los platillos volantes o el valencianismo de la alcaldesa Nolla. Por cierto, hoy me ha invitado mi amigo Moncho /NO SOC YO/ -catalanista y catalanizado hasta el esfínter-, pues el Ayuntamiento de Valencia le ha soltado dos kilos por una novela suya (en catalán, claro). Y no sé qué hacer con los 50 ejemplares, pagados por ustedes, del diario catalán Información que me sigue mandando la Generalidad ¿Empapelo mi WC? ¿Se los devuelvo a Tarancón?
Para los que ponen un texto en chapurriau, valenciano, mallorquín, occitanoo aragonés antiguo (medieval) en el traductor de google y les sale catalán. 1196, rey de Aragón, Pedro II, Huesca. Catalán en 1196? JA JE JI JO JU.
L'occitan (o lenga d'òc) es una lenga romanica parlada en Occitània e pels occitans emigrats de pel monde. Es una lengafòrça similara al catalan que d'unes considèran aquel coma un dialècte.
L'occitan coneguèt son epòca daurada entre los sègles XI e XIII gràcias a sa literatura e subretot las composicions dels trobadors que coneguèron de succès per tota Euròpa.
Sens estat per encoratjar la transmission e ne far la valorizacion, patís la politica lingüicida de l'Estat francés, mas tanben la passivitat de Mónegue e de l'estat italian. Sonque lo Principat de Catalonha, dins l'Estat espanhòl, reconeis l’occitan coma lenga oficiala, e pròpria de la Val d'Aran, que l'ensenhament public lo generaliza.
Amb aquò, la lenga es grèvament menaçada. Se pensa uòi que mens de 200.000 personas la parlan.
S'ha feito de nuey. Tu m'aguardas ya. Lo peito me brinca'n tornarte a besar. Lo nuestro querer no se crebará anque charrenmuito y te fagan plorar. Yo no'n quiero vier güellos de cristal mulláus por glarimas que culpa no han. Escuita, muller, dixa de plorar. Yo siempre he estau tuyo, tu mía has d'estar. Dicen qu'un querer ye de dos, no más, y que ye más fácil ferlo caminar, cuando l'uno caye, l'otro a devantar. Cuando l'uno caye, l'otro a devantar; s'ha feito de nuey, tu m'aguardas ya, lo peito me brinca, te quiero besar!
Para brindar a su idioma la inmortalidad del papel, se ha puesto a traducir grandes clásicos de la Literatura. Ha puesto el punto final a La Perla, de John Steinbeck; y ahora echa el resto para culminar El Decaméron, de Boccaccio. Es una tarea ingente, quizás sólo al alcance de un superaragonés.
La hazaña imposible de Ramoncho Guimerá -40 años- germina en un estudio de Bad Hersfeld, Alemania. Le llaman "pirado" -"eso me lo dice cualquiera"-, pero también le insultan y le amenazan a través de Facebook. Él identifica a los acosadores como un grupo de nacionalistas catalanes que "intenta engullir el chapurriau".
Con sus traducciones, Moncho procura marcar las fronteras entre una y otra lengua. Cuenta con una gruesa dificultad: no existe siquiera un diccionario del chapurriau. Para más inri, la Real Academia Española de la Lengua (RAE) sólo recoge el término en forma de verbo: "Chapurrear es hablar una lengua con dificultad y cometiendo errores". Sobre este punto, el idealista aragonés discurre: "Fíjate qué curioso. Los nacionalistas catalanes se agarran a la RAE para justificar la absorción". Otra de sus técnicas consiste en actualizar una lista de palabras en chapurriau que no existen en catalán. / Más el DCVB del IEC, donde sale País Valencià y otras mentiras catalanistas. /
A modo de recambio, este licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Zaragoza aporta una definición recogida por un diccionario de Frédéric Mistral, de finales del siglo XIX. "¡Antes de la gramática de Fabra, que estableció lo que ahora es el catalán estándar!".
Todo empezó hace quince años. Dio a leer una obra de teatro y algunos poemas a un autor de su pueblo, un catalanista. Le dijo que eso era catalán, que nada de chapurriau / y que se tenía que normalizar con la ortografía inventada de Pompeyo Fabra. / No era de mi pueblo ese hombre. La obra se llama anem al bolet, de momento inédita. / "Ya no le dejé ningún material más. No sólo se puede traducir del español, también podría hacerlo del propio catalán". / Y del occitano también podría, porque es casi calcado al catalán, tanto antiguamente como ahora. /
La política les da la espalda. A izquierda y derecha. El PSOE y sus socios, actualmente en el Gobierno autonómico, sólo aceptan dos lenguas, además del castellano: el catalán de Aragón y el aragonés. El PP catalogó el chapurriau como "lengua del Aragón oriental" /Lo del LAPAO fue de traca, no sé si hay alguien en la DGA que sepa leer en aragonés antiguo. / "No nos apoya ninguno. Las normativas nos perjudican, por eso luchamos a nuestra manera".
A pesar de sus cinco años en Alemania, Moncho no ha perdido el acento /el castellano con acento aragonés/. Vive allí con su pareja y trabaja en una empresa de logística, que surte de miles de libros a Amazon. "Esos pasan por mis manos, pero no tengo que leerlos", bromea.
Su madre era castellana / de Alustante, Guadalajara /, pero su padre siempre vivió en Beceite. Con él, chapurriau. Con sus amigos en el patio del colegio, chapurriau. Ahora, a miles de kilómetros, chapurriau. Su lengua le permite referirse a la niebla de tres formas distintas. / y más, boira, boireta, broma, dorondón, borrim, niebla, etc. /
"Martellino, fen vore que estabe paralític, impedit, tullit, simule curás / fa vore que se cure / damún de la sepultura de San Arrigo y, vist lo seu engañ, lo esbatússen; y después de sé pessigat y apresat y en perill de sé penjat, conseguíx escapás". / Novela primera /
Moltes vegades passe, mol volgudes Siñores, que aquell que cavile burlás de un atre, y de les coses que tenen que reverensiás, se ha trobat sol en les burles y a vegades per a mal d´ell mateix; per lo que, per a obeí a la Reina y escomensá en una história meua al assunto proposat, vull contátos lo que, primé y después (fora de tota la seua esperansa) mol felísmen, li va passá a un consiudadá nostre.
Ñabíe, no fa encara mol tems, un tudesco a Treviso de nom Arrigo que, sén home pobre, servíe com portejadó a sueldo a qui lay solissitabe y ere tingut per tots com home de Santíssima y bona vida. Per lo que, fore verdat o no, va passá que, al anássen ell als atres, segóns afirmen los trevissanos, que a la hora de la seua mort, totes les campanes de la iglesia mes gran de Treviso van escomensá a soná sense que dingú les tocare. Lo que, tingut per milagre, tots díen que este Arrigo ere san ; y corrén tota la gen de la siudat a la casa aon descansabe lo seu cos, lo van portá com a san a la iglesia majó, portán allí coixos, tullits y segos y demés impedits de consevol enfermedat o defecte, com si tots hagueren de saná al tocá aquell cos. En tanta gentada y tráfec de gen va passá que a Treviso van arribá tres de los nostres consiudadáns, de los que un se díe Stecchi, l´atre Martellino y lo tersé Marchese, homes que, anán per les corts de los Siñós, divertíen a la concurrénsia distorsionánse, parodián, burlánse, imitán a consevol en momos. Estos, no habén estat may allí, se van maravillá de vore pédre lo cul a tots y, sentit lo motiu de alló, van sentí dessichos de aná a vórel y, dixades les seues coses a un albergue, va di Marchese:
- Volém aná a vore an este san, pero per lo que a mí respecte, no vech cóm podrém arribá hasta nell, perque hay sentit que la plassa está plena de tudescos y de atra gen armada que lo siñó de esta terra, per a que no ñague abalot, fa está allí, y ademés de aixó, la iglesia, per lo que se diu, está plena de gom a gom y ya dingú mes pot entráy.
Martellino, entonses, que dessichabe vore alló, va di:
- Que no sigue per ixo, que de arribá hasta lo cos san ya trobaré la manera. Va di Marchese:
- ¿Cóm?
Va contestá Martellino:
- Te u diré: yo me contorsionaré com un tullit y tú per un costat y Stecchi per l´atre, com si no puguera caminá, me aniréu aguantán, fen com si me voléu portá allí per a que lo san me curo: no ñaurá dingú que, al vóremos, no mos faigue puesto y mos dixo passá. A Marchese y a Stecchi los va agradá lo truco y, sense tardá, eixín del albergue, arribats los tres a un puesto solitari, Martellino se va retórse les máns de tal manera, los dits y los brassos y les cames, y ademés de alló la boca y los ulls y tota la cara, que ere cosa horrible de vore; no haguere ñabut dingú que lo haguere vist que no haguere pensat que estabe paralític y tullit. Y aguantát de esta manera, entre Marchese y Stecchi, se van adressá cap a la iglesia, en aspecte ple de Piedat, demanán humildemen y per amor de Déu a tots los que estaben dabán de ells que los faiguéren puesto, lo que fássilmen obteníen; y respetats per tots y tot lo món cridán: «¡féu puesto, dixéu lloc!», van arribá allí aon estabe lo cos de San Arrigo y, per algúns gentilhomes que estaben al seu voltán, va sé Martellino alsat y colocat damún del cos per a que puguere alcansá la grássia de la salut.
Martellino, com tota la gen estabe mirán lo que passabe en ell, va escomensá, com qui u sabíe fé mol be, a fingí que un de los seus dits se estirabe, y después la má, y después lo bras, y aixina tot sansé va arribá a estirás. Lo que, veénu la gen, tan gran sorollina en alabansa de San Arrigo féen que un tro no hauríe pogut sentís. Ñabíe per casualidat un florentino prop que coneixíe mol be a Martellino, pero que per está aixina contorsionat cuan va sé portat allí no lo habíe reconegut. Éste, veénlo adressat, lo va reconéixe y va escomensá a riure y a di:
- ¡Siñó, fes que li dólgue! ¿Quí no haguere cregut al vórel vindre que de verdat fore un lissiat?
Van sentí estes paraules uns trevissanos que li van preguntá:
- ¡Cóm! ¿No ere éste impedit?
A lo que lo florentino va contestá:
- ¡No u vullgue Déu! Sempre ha sigut tan dret com natros, pero sap milló que dingú, com hau pogut vore, fé estes burles de contorsionás y ficá les postures que vol.
Tal com van sentí aixó, no los va fé falta datra cosa: per la forsa se van obrí pas y van escomensá a cridá:
- ¡Agarréu presso an eisse traidó que se burle de Déu y de los sans, que no sén tullit ha vingut aquí per a insultá al nostre san y a natros fénse lo tullit! Y, dién aixó, li van fótre les máns a damún y lo van fé baixá de aon estabe, y agarránlo per los pels y esgarránli tots los vestits van escomensá a fótreli puñades y puntapéus a mansalva, y no se considerabe home qui no corríe a fé lo mateix.
Martellino cridabe: - ¡Piedat, per Déu!
Y se defeníe cuan podíe, pero no li servíe de res: les potades y cósses que li arreáben se multiplicaben per moméns. Veén aixó, Stecchi y Marchese van escomensá a dis que la cosa pintabe mal; y tenín temó de ells mateixos, no se atrevíen a ajudál, cridán jun en los atres que lo mataren, encara que pensán sin embargo cóm podríen arrancál de les máns del poble cabrejat, que lo haguere estronchinat en tota sertesa si no haguere ñabut un expedién que Marchese va agarrá de repén:
Están allí fora tota la guardia de la señoría, Marchese, lo mes pronte que va pugué sen va aná al que estabe en representassió del corregidó y li va di:
- ¡Piedat, per Déu! ña aquí algú mol roín que me ha furtat la bossa en uns bons sen floríns de or; tos rogo que lo prengáu per a que puga recuperá lo meu. Enseguida, al sentí aixó, una dotsena de soldats van córre cap aon lo miserable Martellino ere esquilat y trasquilat sense estisores y, obrínse pas entre la chusma en lo esfors mes gran del món, tot esbatussat y espentolat lo van traure de entre les máns y lo van portá al palau del corregidó, aon lo van seguí mols que se sentíen ofesos (ofenguts) per nell, y habén sentit que habíe sigut detengut per lladre, van escomensá a di tots que los habíe futut lo estiró tamé a les seues bosses. Sentín aixó lo juez del corregidó, que ere un home áspre, emportánsel apart lo va escomensá a interrogá.
Pero Martellino contestabe fen bromes, com si no fore res está an aquella presó; per lo que lo juez, alterat, fénlo lligá en una maroma li va fé fótre uns bons bots, en ánimo de féli confessá lo que díen per a después penjál. Pero después de vóres en los peus a enterra, preguntánli lo juez si ere verdat lo que contra ell díen, no valénli di que no, va di:
- Siñó meu, estic preparat per a confessátos la verdat, pero féu que cadaú de los que me acusen digue aón y cuán ni hay tret la bossa, y tos diré lo que yo hay fet y lo que no. -
Lo juez ne va fé cridá a uns cuans, la un diebe que lay habíe robat fa vuit díes, l´atre que sis, l´atre que cuatre, y algúns díen que aquell mateix día. Sentín aixó, Martellino va di:
- Siñó meu, tots estos mentíxen en tota la seua boca: y de que yo dic la verdat tos puc doná esta proba, que may había estat an esta siudat y que no estic an ella mes que desde fa poc; y al arribá, per la meua desventura, vach aná a vore al cos san, aon me han trasquilat tan com veéu; y que aixó que dic es sert tos u pot aclarí lo ofissial del siñó que va registrá la meua entrada, y lo seu llibre y tamé lo meu possadero. Per lo que, si trobáu sert lo que tos dic, no vullgáu com éixos homes malvats destrossám y matám.
Mentres les coses estaben en estos termes, Marchese y Stecchi, que habíen sentit que lo juez del corregidó prossedíe contra nell en inquina, saña y rabia, y que ya lo habíe torturat, van tindre molta temó, diénse:
- Mal ham cavilat; lo ham tret de la paella per a fótrel al foc, l´ham tret del foc per a aviál als calius, a les brases. Per lo que, movénse en tota pressa, buscán al amo de la fonda, li van contá tot lo que los habíe passat; de lo que, enriénsen éste, los va portá a vore a un tal Sandro Agolanti que vivíe a Treviso y teníe gran influénsia en lo siñó, y contánlay tot, li van rogá que en ells intervinguere en les hassañes de Martellino, y aixina se va fé. Y los que van aná a buscál lo van trobá encara en camisa dabán del juez y tot desmayat y tremolós perque lo juez no volíe sentí res en lo seu descárrec, y com odiabe als florentinos, estabe completamen disposat a fel ahorcá y no volíe tornál al siñó, hasta que va sé obligat a féu contra la seua voluntat. Y cuan va está dabán d´ell, y li habíe dit totes les coses pel seu orden, va demaná que com suma grássia lo dixare anássen perque, hasta que a Florencia no estiguere, sempre li pareixeríe tindre la maroma al coll. Lo siñó sen va enriure de tal aventura y, donánlos un traje per home, sobrepassán la esperansa que los tres teníen de eixíssen be de tal perill, sanos y salvos sen van entorná a casa seua. SEGONA