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domingo, 22 de mayo de 2022

X. Cartas del marqués de Mondéjar al maestro Fr. Serafín Tomás Miguel

X.

Cartas del marqués de Mondéjar al maestro Fr. Serafín Tomás Miguel, del orden de Predicadores: se conservan en la biblioteca del Real convento de Predicadores de Valencia, tom, VI. Var. fol. 

I. 

Con singular gusto he recibido la carta de V. P. en fecha de 11 de Enero de este año: y en cumplimiento de lo que V. P. me dice en ella, ratifico el ofrecimiento de aprobar el primer tomo que V. P. dice me remitirá, añadiendo las circunstancias que se me ocurrieren al tiempo de leerle. Supongo tendrá V. P. la noticia de que no se llamó Félix el padre de Santo Domingo, sino D. Fernán Ruiz, como advierte D. Luis de Salazar y Castro en el fol. 320 del tomo III de la historia de casa de Lara (a); y así no repito los fundamentos de que lo justifica. 

(a) Sobre el verdadero nombre del padre de Santo Domingo padeció equivocación D. Luis de Salazar (casa de Lara lib. II. cap. XI pág. 89 y 348.), en cuyo testimonio apoyan su opinión así el Marqués de Mondéjar en el presente lugar, como Berganza en sus antigüedades de España (p. II. lib. VI. c. V. p. 99). La conjetura de Salazar de que F letra inicial de este nombre, en las antiguas escrituras de España significa Fernando, y no Félix, sería digna de consideración, cuando los antiguos escritores de la vida de Santo Domingo escribiesen el nombre de su padre con sola la inicial. Pero no le ponen así, sino con todas sus letras, llamándole Félix, y no Fernando, y menos Fernando Ruiz, como pretenden Salazar y Berganza. 

Bartolomé de Trento que floreció en el siglo XIII en su epílogo de las vidas de los santos, dice de Santo Domingo: patre Felice, matre Joanna editus. Constantino de Médicis, obispo de Orvieto, que floreció poco tiempo después en el mismo siglo, en las actas del Santo dice: patre Felice, matre verò Joanna nomine secundum carnem duxit originem. Teodorico de Apoldia hacia el fin del mismo siglo XIII: in Hispaniae partibus villa quae dicitur Calaroga... fuit vir unus qui vocabatur Felix, et accepit uxorem nomine Joannam. Pedro Esquilino: patre Felice, matre Joanna originem duxit.

Lo mismo se lee generalmente en los breviarios anteriores a la mitad del siglo XVI. Aun el romano impreso en París el año 1556, dice: natus est patre Felice, matre verò Joanna. Merecen leerse sobre esto las observaciones de Soler, y Cuper. comment. praec. ad acta S. Dominici §. VIII: n. 127. 

En cuanto a la duda que V. P. me pregunta, de si fue canonizado Santo Domingo el año 1233, en que se hizo su traslación, a 24 de Mayo, como muy por menor refiere Antonio de Paolo de Masini en su Bolonia ilustrada, advirtiendo fue autor de ella el B. Juan Sehio dominicano pág. 325; o el de 1234, según se contiene en la bula de su canonización, y que ofrece tratar el P. Bolando el día 4 de Agosto; como no ha pasado su impresión del mes de Junio, no se puede saber su sentir (a); (a) No obstante asegurar Humberto en su cronicón que fue canonizado Santo Domingo el año 1233, cuya sentencia siguió Alfonso Chacón en la vida de Gregorio IX, los editores de las actas de los santos en la disertación que precede a la vida de Santo Domingo, que no pudo ver el marqués de Mondéjar (§. XLVII. n. 871.), tienen por más fundada la opinión de Maluenda, que fija esta canonización en el año siguiente, esto es, el VIII del pontificado de Gregorio IX, añadiendo que se celebró no en Perusa, como había creído Humberto, sino en Rieti, como lo aseguran Martín Polono, Bernardo Guidon, y otros. (V. pág. Brev. roman. pontif. t. III. p. 273.) 

y consiste la dificultad en averiguar si todas las bulas que permanecen de las canonizaciones de los santos, tienen precisamente la fecha del día en que se ejecutó su canonización, como se observa en las modernas, o si en las antiguas se ponía el en que se despachaban, punto que no tocan ni Fortunato Scacco, ni Félix Contaloro, sin embargo de escribir entrambos de propósito de la canonización de los Santos; ni podré saber si le examina Juan Mabillon en el §. 6 de su prólogo al siglo quinto de las actas benedictinas, porque no tengo más que hasta el cuarto. Pero sin embargo de que asienta el P. Papebrochio en la disertación XX de su propyleo, precedían las canonizaciones a las traslaciones de los cuerpos santos, y parece lo da a entender así Nicolás Triveto en el cronicón que escribió por los años 1307, que se ofrece en el tomo VIII del spicilegio de D. Lucas de Achery, asegurando también, como todos los antiguos, fue canonizado el mismo año de 1233, según parece de sus palabras, que son como se siguen, hablando del propio año: Gregorius papa beatum Dominicum, qui primus ordinem Praedicatorum instituit, catalogo sanctorum adscripsit, cujus Corpus eodem anno in capitulo fratrum generali Bononiae praesentibus archiepiscopo Ravenatae, aliisque quatuor episcopis, ac potestate Bononiensi, cum multitudine civium ad eminentiorem translatum est locum. No parece se puede asegurar ejecutado lo mismo en la canonización de Santo Domingo; porque según se refiere en las actas de su traslación, sucedió a ella la información de los milagros que había obrado, y de la fragancia que salió de su santo sepulcro, en virtud de lo cual le canonizó el pontífice Gregorio IX. 

Sin embargo comprueba Papebrochio en el tomo I de Junio, fol. 98, que habiendo sido canonizado S. Simeón, recluso en la ciudad de Tréveris, a 8 de Septiembre del año 1042 por el papa Benedicto IX, no se despachó la bula de su canonización hasta 17 de Noviembre del mismo año; y así no es inverosímil, que llegando a Perusa la información que se hizo en Bolonia, sin mayor formalidad, con la noticia que el mismo pontífice confiesa tenía de las virtudes del Santo, con quien había tenido gran comunicación antes de llegar a la cátedra de S. Pedro, le canonizase el mismo año de 1233, dilatando expedir la bula hasta el siguiente de 1234; pues cuantos escritores hay antiguos, y más inmediatos a su canonización la refieren, resulta el mismo año de 1233, en que fue trasladado su sagrado cuerpo.

No quisiera ser prolijo; y así me contentaré con cerrar esta carta con otra traslación de la santa cabeza de Santo Domingo, que refiere el sobredicho Antonio de Paolo Masini en el lugar citado, por si tiene alguna circunstancia especial que no haya llegado a la noticia de V. P. (a) (a) De esta traslación de la cabeza de Santo Domingo habla también Sigonio (de episc. Bonon. lib. III. pág. 154), contestando también la aparición de la estrella por estas palabras: interim dum arca patuit, stella supra ecclesiam clarissimè fulsit: quae res animadversa, civitatis religionem erga sanctum confessorem accendit. Otras circunstancias omitidas por Masini, se refieren en el antiguo cronicón de Bolonia (ad ann. 1383), y las confirman varios documentos del archivo de dicha ciudad, a que se refiere Miguel Pío en su primer libro de los varones ilustres del orden de Predicadores. (V. Soler. loc. laud, §. XL. n. 898). 

Del 1383 á di 14 de Febrero alle hore 6 dinotte dal cardinale Philippo Carrafa vescovo di Bologna, presenti due altri vescovi, confaloniero, anciani, magistrati, dottori, è nobili della citta è li fratti di detto monastero, vestiti con veste sacre, con quantita di lumi, fú dal corpo di S. Domenico levato il capo, è posto in un precioso tabernacolo d' argento, mentre si faceva questa degna operatione, sopra detta chiesa una stella crinita con tre code da tutto il popolo fú veduta; e finita tal fonzione disparve. Si viddero ancora altri miracoli, fraguali Nicolo scoltore Bolognese, che si trovò presente, facendo per divozzione toca nil suo facioletto la cassa dou vera il santo corpo, ponendoselo nel seno, gionto che fú à cassa per riporlo, pieno di odoriferi fiori miracolosamente lo ritrovò. Edora insontuosa, é ben ornamentata capella finita del 1601, si conserva il santo corpo in un nobilissimo sepolcro di bianco marmo, evihan no lavorato et intagliato in varii templi famosi scoltori Nicolo Pisani, Nicolo de Bologna, detto dal Arca, Girolamo Cortellini, Alfonso Lombardi, é Michael Angelo Buonaroti, il quale fra l' alfre sue operationi fece l' Angelo á destra, et il S. Petronio, S. Francesco, é S. Procolo: et il Lombardi fece il bassamento devanti con moltissime figurine di messo rilievo della v tta del sudetto-santo: é fra le molte lampadi d' argento mandate da lontanissimi paesi stranieri al sepolcro di questo gran santo, una vi é mandata dall indie occidentali d' incomparabile artificio, é la manifattura dell artifice fabricatore di detta lampade, oltre l' argento, viene stimata circa otto milla ducati. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo. = Mondéjar y Febrero 6 de 1702. = B. L. M. de V. P. su servidor el Marqués de Mondéjar. 


CARTA II. 

Respondo a la carta de V. P. de 8 del mes pasado, que se retardan mucho por Madrid las cartas; y así para que lleguen con prontitud, podrá V. P. escribir por Pastrana a Mondéjar. En cuanto a la autoridad de Alberto, monje cisterciense del monasterio de Tresfuentes, en el ducado de Bar, diócesis de Chalon en Champaña (Champagne), es muy celebrada en los escritores del siglo pasado: y aun antes de imprimirse le citan Andrés Duchepre, Juan Jacobo Chifletio, David Blondelo, y Carlos Dufrene, y Gerardo Juan Vosio, que hace mención de él entre los históricos latinos. Juzga es el mismo que se cita con gran frecuencia en el grande cronicón bélgico (belga), asegurando se conserva un ejemplar suyo en Alemania en el monasterio de S. Gal, fundado en la ciudad del mismo nombre, capital de uno de los trece Cantones de los sguízaros; y el P. Felipe Labbé hace también memoria de otro ejemplar suyo que permanecía en la biblioteca de Juan Dubouchet; así como Godefrido Guillermo Leibnitio (Gottfried Wilhelm Leibnitz) que le publicó  en Lipsia (Leipzig) el año de 1698, hasta cuando no había visto la luz pública; dice le copió cotejado con dos ejemplares, que permanecían uno en la biblioteca augustana, y otro en el colegio claromontano de la compañía de Jesús de París. En cuanto al nombre del padre de Santo Domingo, no me hace gran fuerza el número de los que le llaman Félix; porque si el primero que hizo memoria de él, le puso abreviado en su letra inicial; y el que después erró en lo que denotaba, leyendo Félix en lugar de Fernando, no pueden tener los que le siguieron más autoridad que la que resulta de su equivocación, cuando es constante que en dos siglos antes, y después del tiempo en que floreció, no se hallaba en España usado este nombre; ni conduce en prueba de lo contrario, se hallen en los concilios toledanos algunos que le hubiesen tenido; mayormente cuando cuantos escritores cita V. P. que lo comprueban así, son extranjeros, y por ventura menos noticiosos de los nombres usuales entonces en nuestra provincia; de manera, que o no fue ricohombre el Padre de Santo Domingo, ni de la casa de Guzmán, si se llamó Félix, no hallándose confirmado en ninguno de tantos privilegios como se conservan de la edad en que floreció, y siendo constante que todos los hijos de la casa de Guzmán, como una de las que gozaban el honor de la ricahombría de sangre, se hallan confirmando; o no se llamó Félix, sino Fernando; pues en las escrituras 29 y 94 del apéndice a las relaciones genealógicas de D. Fernando de Alarcón se ofrece confirmando como ricohombre D. Ferrant Roiz de Guzmán; y es el mismo que casa con Doña Juana Daza. Lo mismo digo del origen que comúnmente se atribuye a la casa de Guzmán de la de los duques de Bretaña; porque apenas se ofrece origen en nuestros escritores de nuestras primeras familias que no esté lleno de fábulas, como se reconoce del mismo Fernán Pérez de Guzmán, en quien se ofrece esta, y a quien siguieron sin ningún apoyo Ambrosio de Morales y Argote de Molina; y así me dirá V. P. si basta que lo diga él, para que creamos que los Osorios proceden del Rey Osiris, o de San Juan Chrisóstomo, llamado en latín os auri, cuando el nombre de Nuño, y el patronímico de Núñez tan frecuente y común en este gran linaje, es tan propio de nuestra nación en los tiempos más antiguos a que pertenece su memoria. En cuanto al sentimiento que dice V. P. manifiestan los prebendados de Osma de que se escriba, se crió Santo Domingo en casa del archipreste (arcipreste, archi presbítero) de Gumiel de Hizán (a), 

(a) Pudo haber dado motivo a esta opinión lo que dice el B. Jordán (vit. Sanct. Dom. c. I.) quem (S. Dominicum) ab annis puerilibus parentum suorum, specialiter autem cujusdam archipresbyteri avunculi sui diligentia nutriebat. A este deudo alude Maluenda (ad. ann. 1176. cap. I.), cuando d¡ce: erat Joannae frater germanus archipresbyter in ecclesia Gumielis Isanensis, que es la que llama Castillo Gumiel de Izán.

se descubre en esto su grande ignorancia; porque no se les ocurre, asegura el arzobispo D. Rodrigo le dio la reina Doña Beatriz y S. Fernando su marido a los Infantes D. Felipe y D. Sancho para que los criase en su casa; y que él les dio a cada uno una prebenda en su iglesia de Toledo; de la manera que el Rey D. Alonso los envió a entrambos a París para que estudiasen en aquella universidad; y que no le embarazó al gran cardenal D. Pedro González de Mendoza, hijo de los marqueses de Santillana, y hermano del primer duque del Infantado, haber sido cura de Ita para llegar a las mayores dignidades de la Iglesia; con que no hay por qué hacer mucho caso de semejantes reparos ridículos. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo.= Mondéjar y Septiembre a 7 de 1702. = B. L. M. de V. P. su mayor servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA III 

(a: Copiada del original que se conserva en la citada biblioteca del convento de predicadores de Valencia tomo 6 Var.). 

Recibí por Pastrana su carta de vmd. de 23 del pasado, y por ella reconozco se ha perdido la que vmd. me escribía sobre los vaticinios del abad Joaquín, sobre que no puedo decir a vmd. nada hasta saber lo que vmd. me escribía en ella. En esta me pregunta vmd. cuando se empezó a usar en Alemania, en Italia, en España y en Francia a contar los años desde primero de Enero: cuya duda es tan difícil de satisfacer, que no es capaz de poderse resolver en la cortedad de una carta, no sin grande estudio y cotejo de las historias y de los monumentos de todas estas naciones; pues aún no se ofrece apurado, cuando se dejó de usar en ninguna de ellas los años de la Encarnación, estableciendo el cómputo por los de la Natividad (a); 

(a) Este punto le trató largamente el mismo marqués de Mondéjar en sus obras cronológicas, publicadas por Mayans el año 1744, cuyo principal objeto es probar que los 38 años en que precede a Cristo el principio de la era española, deben entenderse, no con respecto a la Natividad, sino a la Encarnación, época usada para el cómputo de la era vulgar o cristiana desde el abad Dionisio, llamado el pequeño, que floreció a principios del siglo VI, y continuada por algunos siglos en tiempo de los godos, y aun después: que en la reducción hecha posteriormente a la Natividad, debió añadirse un año por adelantarse el cómputo de la Encarnación los nueve meses que van desde 25 de Marzo hasta 25 de Diciembre; de suerte que en los sucesos reducidos al cómputo de la Natividad, deben rebajarse respecto de la era española, a juicio del marqués de Mondéjar, no ya 38 años como cuando empezaba la era cristiana por la Encarnación, sino 39 por la distancia entre el principio del año, tomada por 25 de Marzo, o por 25 de Diciembre, desde cuyo día fue fácil pasar al día 1.° de Enero en que comenzaba el año Juliano, para que coincidiese el principio del año cristiano con el del año civil. 

A esta conjetura de Mondéjar y a las razones con que la esforzó Mayans en el prólogo de su obra, alegando en confirmación de ella varios cronicones, inscripciones y escrituras antiguas, respondió sólidamente el M. Flórez en el tomo II de la España sagrada, demostrando a mi parecer, que el cómputo dionisiano no comenzó a usarse en algunas provincias de España hasta 600 años después de Dionisio, esto es, hasta que el concilio Tarraconense de 1180 decretó que en adelante no se rubricasen los instrumentos públicos con respecto a los años de los Reyes de Francia, como lo hacía aquella provincia desde Ludovico Pío (Zurita ann. lib. I, cap. 8.), sino por los años de Cristo, según el cómputo dionisiano: que desde este año hasta el de 1383 en que se le celebraron cortes en Segovia, en León y Castilla, se historiaban los sucesos no con respecto a la Natividad o la Encarnación del Señor, sino por la era española: que en el mismo siglo VI, y después, habiéndose usado tal cual vez en España reducir la era a los años de Cristo, se habló precisamente de la Natividad, y no de la Encarnación, y con la rebaja de 38 años, y que en este sentido deben entenderse Isidoro Pacense, San Julián, San Isidoro, y los primeros anales toledanos, escritos en la era 1257. Merecen leerse las juiciosas reflexiones de Flórez (loc. laud. pág. 5. seq) porque casi en todas se ofrecen a un mismo tiempo instrumentos calendados por entrambos cómputos. En Castilla se empezaba por el mismo día de la Natividad en el reino de D. Juan el II y los Reyes Católicos, de que hay expresos testimonios en Alvar García de Santa María en la crónica del primero y en la de Hernando del Pulgar del segundo: sin que se me ocurra, ni haya llegado a mi noticia desde cuando se empezó a contar por las calendas de Enero; ni el padre Juan Mabillon en sus eruditos libros de re diplomática, trata, como parece debía, este punto; ni se puede decidir con firmeza sin grande observación y muy prolijo estudio; que es cuanto se me ofrece que poder decir a V. P., cuya vida guarde Dios muchos años como deseo. = Mondéjar y Noviembre 12 de 1702. = B. L. M. &c. el marqués de Mondéjar. 


CARTA IV. 

Respondo a la carta de V. P. de 12 del mes pasado, y no lo he ejecutado antes por haber llegado muy atrasada a mis manos. Y en cuanto a la primera pregunta que V. P. me hace es constante se observó en España contar por los años de la Encarnación en la misma forma que introdujo esta época Dionisio Exiguo (a) 

(a) Ya dijimos en la nota a la carta antecedente que no se halla historia ninguna antigua ni otro documento de España, anterior al siglo XII, por donde conste haberse admitido en estos reinos durante ese tiempo el cómputo de la era dionisiana, como atestigua haberlo sido en Francia el cronicón de Adón el de Viena, que llega al año de la Encarnación 879. 

Antes al contrario, de una memoria alegada por Colmenares (Hist. de Segovia cap. XV, §. 10.), donde se lee: anno ab Incarnatione Domini 1140, secundum Francorum computum; era autem secundum Hispanorun numerum 1178, se colige que aún en el siglo XII se tenía en España por francés el cómputo de la era dionisiana en contraposición de la era española. Es verosímil que esta práctica adoptada en Francia hubiese pasado a nuestro reino por la provincia Tarraconense, donde se admitió el año 1180, y de allí fuese introduciéndose hasta llegar dos siglos después a León y Castilla. 

desde 25 de Marzo (a), siempre que uno se regulaba por la era de César, en la conformidad que reconoce Juan Mabillon en el c. XXV. del lib. 2. de re diplomática, y cuya forma se observa en Cataluña todavía en el siglo XIV.... 1300, en que floreció Fr. Juan de Paguera, monje benito, cuyas palabras copia el mismo Mabillon, que son del tenor siguiente: sciendum quod in die Incarnationis Verbi, videlicet 25 mensis Martii, debet mutari in isto *cethario novo; ita quod illa die debet accipi illa littera quae immediatè subsequenter ordinatur post illam litteram anni finientis, sub qua debet pronunciari: ita lunae per totum annum. 

En Castilla desde que prohibió el Rey D. Juan el I el cómputo de la era, se empezó a usar el de la Natividad, contando el año desde su mismo día 25 de Diciembre, como se reconoce de varios lugares del Rey D. Juan el II, en que se asegura corría el año nuevo desde aquel mismo día; y lo mismo se comprueba en Aragón y Valencia de la historia que escribió el Rey D. Jayme el Conquistador de su propia vida. (Véase el libro “colección de cartas histórico-críticas en que se convence que el rey D. Jayme I. de Aragón no fue el verdadero autor de la crónica o comentarios que corren a su nombre.” Joseph Villarroya. )

En Francia se varió mucho el cómputo, usando en la tercera estirpe capetina (Capeto) de sus Reyes, empezar a contar el año desde la pascua de Resurrección, como difusamente comprueba Juan Mabillon en el c. XXIII. del mismo lib. 2, con que desde aquel día iba su cómputo igual con el de los romanos. 

En cuanto a la forma de los términos, intrante, vel exeunte Augusto, que V. P. me pregunta, copiaré en satisfacción de su duda el testimonio de Rolandino Patavino, por sobrenombre el gramático, que vivía en los años de 1263, y de quien hace muy especial memoria Bernardo Scardonio en las antigüedades de Padua, el cual en el arte de notaría, que se imprimió juntamente con sus doce libros de cronicón en Turín el año de 1479, dice: ponitur dies in intrumentis diversimodo: uno modo secundum consuetudinem Bononiensem in hoc exemplo: primo die intrante Maio, et sic de singulis usque ad 16. Transactis autem 16 ponuntur per exeunto hoc modo: decima quinta exeunte Maio, decima quarta die exeunte Maio, et sic de singulis usque ad penultimum diem. In penultimo dicunt: ultimo die Maii, et ita de singulis mensibus, qui habent 31 dies. In aliis autem qui habent 30 dies, procedunt similiter usque ad 15 per hanc dictionem: intrante, et finitis 15 diebus primis, descendunt per alios quindecim cum hac dictione: exeunte; con que die 14 exeunte Augusto sería el 18 de aquel mes. 

En cuanto a las armas que conserva su orden de V. P. sólo podré decir, que hablando Bernardo Justiniano en la historia de las órdenes de caballería, que escribió en italiano, de la de Santo Domingo, de quien también trata S. Antonino de Florencia y Francisco Menenio Antuerpiense (Antwerpen, Amberes) en el libro que intituló deliciae aequestrium, dice, usaba por armas la misma cruz floreteada, compuesta de los dos colores blanco y negro, como la traen los familiares, y para decirlo con sus mismos términos italianos: l' insigna di questi cabalieri fú una croce di forma consimile alla constantiniana: ne poteva fare cosi mirabili progresi se non coquello standardo che appunto de gl' heretici fú lo terrore: discordava solo dall' allegata nel colore, essendo divisata di nero é bianco, infausto, et annontio felice, á gl' inimici o di degurarsi (esto es purificarse, porque así se ha de entender en lugar de deguarsi, como erradamente está en el texto impreso): coll acquisto della santa gloria, ó di prepararsi all' eccidio della loro vita. Añadiendo fueron llamados: fratelli della milicia di Santo Domenico. 

E perche nella croce sopra l' habito bianco v' apparisce il labbaro constantiniano, furono anco chiamati: equites laborum: con que es muy regular fuese este el origen de conservarla como especial insignia, y propia de su orden de V. P.; que es cuanto se me ofrece en respuesta de las preguntas que me hace V. P., cuya vida guarde Dios muchos años como deseo. = Mondéjar y Abril 17 de 1703. = B. L. M. de V. P. su servidor el marqués de Mondéjar. 

(a) Por los concilios de Toledo, por S. Isidoro y otros historiadores y coronistas (cronistas) antiguos se echa de ver que la era española comenzó en las calendas de Enero y que sus años convenían en el principio y en el fin con el Juliano de los romanos. Siendo cierto que aún después de Dionisio hasta el siglo XIV continuó en León y Castilla el cómputo de la era española, lo es también que en todo este tiempo comenzaban los años, no en 25 de Marzo ni en 25 de Diciembre, sino en 1.° de Enero, en cuyo día se añadía un número a la era, como dice S. Isidoro: à die kalendarum Januariarum accrescit. Esta cuenta de los años desde 1.° de Enero era general en España por los tiempos de D. Alonso el Sabio, en cuyas partidas se lee que empezó a reinar en la era de la Encarnación (esto es, como advierte Flórez, en los años de Cristo) mi é doscientos é cincuenta y un años é ciento y cincuenta y dos días más (dias mas en el original). Si se contaran entonces los años de Cristo en España como en otras partes desde 25 de Marzo, habiendo comenzado a reinar don Alonso en 1.° de Junio del año de Cristo 1252 (y de la era española 1290) debieran contarse para denotar el principio de su reinado el año 1251, y los 68 días que hay desde 24 de Marzo hasta 1.° de Junio: mas contando los 152 días que median entre 1.° de Enero y 1.° de Junio, se convence que en España, aún los años de Cristo conocidos con el nombre de la Encarnación, tenían principio como los de la era y los del año civil en las calendas de Enero. A este tan claro testimonio añade Flórez el de S. Julián (lib. III. contra judaeos) el del cronicón de los visigodos, llamado vulgarmente de Vulsa, y el de otros documentos para probar contra la opinión de Mondéjar y de Mayans, que el cómputo dionisiano rigurosamente tomado en cuanto fijó en 25 de Marzo el principio de los años de la era cristiana, como no se introdujo en España en los doce primeros siglos, no sirve para explicar los años de los antiguos españoles; y de consiguiente, que la diferencia de nueve meses que tuvo adelante cuando pasó la cuenta desde la Encarnación a la Natividad, no causó variación ninguna en España, donde muchos siglos después de Dionisio, y aun de Beda, se conservó fija la época del año de la era española en las calendas de Enero. (V. Flórez Esp. sag. t. II. c. I, §. III.) 


CARTA V. 


Respondo a su carta de V. P. holgándome mucho con las buenas noticias que me da de su salud, y de tener tan adelantada la impresión de su obra, y diré a V. P. lo que se me ocurriere sobre las dudas que me propone. 

A la primera en que extraña V. P. como desde el día de la pascua cuentan los franceses los años según los romanos, debiendo añadir uno por la diferencia de contarlos, los unos por la Natividad, y los otros por la Encarnación o por la pascua; procede de que así como los romanos seguían el cómputo de Dionisio, los franceses y todas las demás naciones ultramontanas atrasaron un año la Encarnación, según el cómputo del Venerable Beda, que es el mismo que contaban demás hasta la misma Encarnación o pascua; corriendo desde allí uniformes con los romanos. Aunque es común en nuestros escritores, se transfirió la universidad de Palencia a la ciudad de Salamanca, es error notorio: porque al mismo tiempo se conservaban entrambas, la de Palencia como propia del reino de Castilla, que fue la más antigua, a cuya imitación fundó el Rey D. Alfonso, padre de S. Fernando, la de Salamanca para su reino de León; y la de Palencia no se incorporó en la de Salamanca, sino en la de Valladolid, como demuestra el doctor Bravo en la dedicatoria, que le hace en uno de sus tomos de medicina: y yo compruebo más difusamente en las memorias históricas de la vida y acciones del Emperador D. Alonso el Sabio: a que puede V. P. remitirse, que ahora no tengo tiempo para detenerme a justificarlo. En cuanto a la bula de Urbano IV, es cierto que la produce (reproduce) entera Pulgar, copiada del archivo de su iglesia, en data del día segundo de los idus de Mayo año segundo de su pontificado, que corresponde con el de 1263 de la Natividad; y por ella consta que habiéndose pervertido la universidad de Palencia, la concede a instancias de su obispo D. Tello de Meneses los privilegios que gozaba la de París; y así no funda nueva universidad, sino ilustra y aumenta la que había fundado el Rey D. Alonso el Noble; con que no se opone, ni esta ni la precedente noticia al magisterio que atribuyen a Santo Domingo los escritores que V. P. cita. 

Pero para que mejor conste a V. P, no fue esta nueva erección, copiaré aquí las mismas palabras de la bula de que se le justifica, que dicen: "colebat hactenus deliciarum hortum civitas Palentina, de et sub cujus portis fons irriguus emanabat. Hortus ille profectò fructus uberes producebat, quorum suavitatem, et dulcedinem ad diversas mundi partes, fontis affluentia derivabat. Erat enim in civitate Palentina, sicut ex parte vestra fuit propositum coram nobis, scientiarum studium generale, rudes erudiens, debiles reddens studiosos et viros efficiens virtutum varietate foecundos: horumque gratiosa foecunditas litterarum dogmate plurimos instruebat; et quia per hoc non solum Palentia, sed tota Hispania spiritualis, et temporalis solebat percipere commoditatis augmentum, supplicastis humiliter, ut ad reformationem praedicti studii (quod est non sine multo ejusdem provinciae dispendio dissolutum), apostolici favoris partes interponere curaremus. Cum igitur, sicut accepimus, ejusdem studii reformatio possit eidem multipliciter provinciae existere fructuosa; Nos nolentes quod lucerna tantae claritatis in commune litterarum dispendium, sic extincta remaneat; quin potiùs cupientes partes nostras adjicere, ut solito fortius accendatur; tuis, frater episcope, supplicationibus inclinati, et singulis doctoribus, et scholaribus, quibus in eadem civitate in quacumque facultate studere contigerit; quod illis privilegiis, indulgentiis, libertatibus, et immunitatibus gaudeant, quibus magistri, et scholastici gaudent Parisiis, vel in aliis locis, in quibus habetur studium generale, auctoritate praesentium indulgemus; nulli ergo omnino hominum... Datum apud urbem veterem 2 idus Maii, pontificatus nostri anno 2.” Dios guarde a V. P. muchos años como deseo. = Mondéjar y Junio 2 de 1703. = B. L. M. de V. P. su servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA VI. 

Con mucho cuidado me tenía la falta de noticias de V. P. hasta que me sacó de él con igual gusto su última carta de V. P. de 18 del mes pasado, con que venía acompañada la erudita disertación de la apología por la inocencia del abad Joaquín, cuyas obras todas tengo, y el libro de Laude en su defensa. Lo cierto es que la de V. P. convence enteramente las calumnias con que han intentado obscurecer su fama los que no le han entendido; y sólo me pareciera más agradable si estuviera dividida en párrafos, para que se pudiese leer a trozos, sin necesitar de pasarla toda para comprenderla (comprehenderla). Espero con alborozo la vida de Santo Domingo, sin negarme a formar el juicio sobre ella, que tengo ofrecido a V. P., y cumpliré con mucho gusto, dándome Dios vida, que en quien se halla con setenta y seis años, no es muy segura la vana esperanza de cumplir más. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo. = Mondéjar y Abril 12 de 1704. 

Si hallare vmd a mano la mistología de Olmo, estimaré mucho a V. P. me lo remita por medio del P. M. Pérez, avisándome de su coste para que se le dé. = B. L. M. de V. P. su mayor servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA VII. 

Respondo a la carta de V. P. de 6 del mes pasado, que el rodeo de venir de Alcalá, donde no hay estafeta, para esta villa, atrasa mucho las cartas: y me huelgo mucho de saber goza V. P. entera salud, y que esté tan adelantada la impresión de su obra. En cuanto a remitir a V. P. la del abad Joaquín que me pide, no tuviera dificultad, si no fuera tan contingente el que se pierda, habiendo de correr por tantas manos como V. P. me insinúa: y siendo libro tan raro como V. P. reconoce, sería mejor que me enviase a decir, pues tiene sacados sus apuntamientos, los lugares a la letra que necesita, que se los enviaré a V. P. con toda prontitud: pues aunque siento mucho no obedecerle enteramente, creo le servirán lo mismo. Dios guarde a V. P. muchos años como deseo.= Mondéjar y Junio 14 de 1704. = B. L. M. de V. P. su servidor el marqués de Mondéjar. 


CARTA VIII. 

Con el singular gusto que siempre recibo la carta de V. P. de 29 del mes pasado, alegrándome de que goce V. P. la salud que le deseo, y ofreciendo al servicio de V. P. la mía, que gracias a Dios es buena, sin embargo de los molestos achaches (achaques) de que se halla combatida mi crecida edad. Estimo mucho el cuidado que ha tenido V. P. en buscarme la litología de Olmo, que todavía no ha llegado a mis manos, aunque espero recibirla con brevedad, así como el fragmento que dice V. P. me remitirá de lo que tiene ya impreso de su obra, que ofrezco leer con atención, y expresar con toda ingenuidad mi parecer en su aprobación. Aunque he leído todo el capítulo IV del abad Joaquín sobre Jeremías (a), 

(a) Así en este comentario místico de Jeremías como en los demás sobre Isaías y algunos capítulos de Naum (Nahum), Abacuc (Abacuch), Zacarías, Malaquías y el libro del Apocalipsis, injirió este famoso abad cisterciense del siglo XII varios anuncios de lo que conjeturaba él que había de suceder, atendido el estado en que se hallaba por entonces la Iglesia. Aprovechóse de esta ocasión para reprehender (reprender) los vicios y desórdenes de aquella edad; tal vez precavió de algunos de ellos a los fieles con la amenaza de los trabajos pronosticados en sus escritos, algunos de los cuales se cumplieron, y otros no, como sucede comúnmente cuando se anuncia lo por venir por conjeturas de prudencia humana, y no por espíritu profético. Porque este don no le tuvo el abad Joaquín, como aseguran Santo Tomás, Guillermo de París, y otros sabios teólogos. El IV concilio de Letrán, celebrado en el pontificado de Inocencio III por los años 1215 c. II, condenó el tratado de este abad contra Pedro Lombardo sobre la unidad o la esencia de la Trinidad, explicando y confirmando la doctrina de Lombardo, a quien había pretendido él tratar de loco y de hereje: mas en nada intentó perjudicar al monasterio que había fundado Joaquín, teniendo en consideración, no sólo la observancia regular con que vivían sus monjes, sino principalmente que el abad había sujetado esta y las demás obras suyas al juicio y corrección de la Silla apostólica. Lo cual confirman los papas Honorio III (epistolam ad episcopos Lucaniae, y Inocencio III (cap. damnamus de summ. Trinit. et fide cathol.), libertándole por esta razón de la nota de hereje formal con que pretendían algunos denigrar su memoria. (V. Gabriel Baxius vit. abb. Joach. et Theoph. Rayn. Erotemata de malis ac bonis libris, partit. III. erot. II. n. 477.) Sin embargo, en la vida del abad Joaquín, escrita por Gregorio de Laude, e impresa en Nápoles el año 1666, mandó la Inquisición de Roma (en 6 de marzo de 1664), que en vez de las palabras: bene tamen intendimus Joachimi innocentiam defendere (c. 67. pág. 281), se sustituyesen estotras: conabimur tamen, si fieri potest, Joachimum defendere.   


no he podido hallar en él el texto de Isaías, que V. P. cita: y aunque le he encontrado en el capítulo II sobre el mismo Profeta, no he hallado la cláusula de servus natus est nobis, aunque en la Escritura lo mismo significa puer, que servus: pero por si acaso puede servir a V. P. el texto de Isaías, me ha parecido copiarle con lo antecedente y subsecuente a él. Empieza pues el capítulo II, diciendo: “aures Hierusalem ad quos clamant praedicatores, discipuli veritatis, et Deum timentes, qui obediunt evangelio (recordatur) dominus (miserando) recolens tempora in quibus (sequuta est eum in deserto) propter fideles apostolos, et praedicatores novissimos miseretur dominus aliorum, qui vel sequuti sunt illos in gente, vel istos in religione poenitentiae (charitas) est in baptismate (desponsationis) fideli. In professione regulari. In praedicatione evangelii (terra quae non seminatur) justicia: scilicet idolatria culta sterilis permanebat (sanctus Israel domino primitiae frugum ejus) usque ad hunc locum distulimus intactum: quod pertransivimus in exordio libri hujus. Primo tempore, semen Abraham electum est ex omnibus gentibus; secundo, semen Christi, id est, apostoli ex judaeis; tertio, eligendi sunt alii ex omni Judaea, et gente, id est, omni ecclesia latina. Sicut enim fuerunt primitiae israelitarum in primo statu; apostoli in secundo renatorum: ita et nunc in exordio tertii status quaedam primitiae christianorum, clericorum utique, fide sanctificandi sunt Deo, et mittendi, et spargendi in universo orbe. Horum omnium Hieremias tipum portat, qui fuit unus de primitiis David, seu Deo, et agno sanctificatus; quod et ipse nazarenus Deo consecratus, nam omne masculinum adaperiens vulvam: videsne quod jam in lege praedictum erat de Hieremia isto, quod esset sanctificatus in vulva, nazarenus effectus non discrepans ab Isaac, et Joanne, qui de senescentis utero ecclesiae prodierunt, quae in dolore, et afflictione antichristi pariet filios inferentes clericis, et obstinatis aliis moerorem: poenitentibus gaudium: designatos in illo loco ubi dicitur: puer natus est nobis, et filius datus est nobis. Puer quoad obedientiam, et doctrinam praedicatoris; filius quoad excellentiam, et amorem contemplationis; sive pro eo quod Christus est Deus, et homo: geminus ordo erit duorum, Deus quoad flagellum doctrinae homo quoad ocium psalmodiae: sive quia alii eorum ibunt ad pugnam exhortationis, alii manebunt ad sarcinam orationis, ut Israeli fiat victoria ex elevatione manuum Moysi, scilicet praedicatorum sustentandorum ab Aaron, et ut scilicet ferentium sacrificia pro peccatis, et devotionis, ac desideriis charitatis. Noli, inquit, dicere, quia puer ego sum, quia jam non dicam vos servos, sed amicos meos, sponsi scilicet veritatis, sic igitur anima devota quasi regina ¡n confessione laudis; princeps in sanctificatione operis; sacerdos in perfectione virtutis, offerens Deo holocaustum suavitatis, et devotionis.” 

En cuanto a la aseveración de que fue canonizado Santo Domingo el año de 1233, sin embargo de ser la fecha del siguiente de 1234, parece lo comprueba la cláusula que dice: ipsum de fratrum nostrorum consilio, et assensu, ac omnium tunc apud sedem, catholicam consistentium praelatotum, cathalogo sanctorum adscribi decrevimus, que con poca diferencia se halla igualmente en la de S. Antonio de Padua, expedida el antecedente de 1233, en la de S. Edmundo, arzobispo de Canterbury (pone Cantorbery), el de 1247, en la de S. Estanislao en 1253, en la de Santa Clara en 1255, y en la de Santa Heduvigis, duquesa de Polonia, el de 1267, donde se lee: tam de ipsorum fratrum, quam praelatorum, qui tunc apud sedem morabantur eamdem consilio, sanctorum cathalogo decrevimus adscribendam; immo verius denuntiavimus adscriptam. Porque en las que se otorgaron el mismo día de la canonización, como en la de Santa Brígida a 7 de Octubre de 1391, dice el pontífice Bonifacio IX, que la expidió: decernimus, declaramus, definimus. pronuntiamus, bonae memoriae beatam Birgittam, alias Brigidam, superius nominatam, sanctam esse; et tamquam sanctam ab universali ecclesia venerari, ac sanctorum cathalogo adscribi debere, et ipsam nunc adscribimus de praesenti. Esta misma cláusula, aunque con diferentes términos, se ofrece en la de S. Buenaventura, expedida por Sixto IV a 14 de Abril del año 1482; y en la de San Leopoldo por Inocencio VIII a 8 de Julio del año 1485, donde se lee: publicè sanctum definimus profitemur, et veneramur. 

Que sea estilo de la curia romana poner en las bulas la fecha del día en que se expiden, y no el de la canonización, se comprueba con evidencia de la de S. Ricardo, obispo de Chichester, en la provincia de Susser (Sussex) en la Inglaterra, otorgada a 20 de Febrero del año 1260; pues asegura en ella Urbano IV le canonizó el día de S. Vicente Mártir, y mandó celebrar su fiesta a 3 de Abril. Lo mismo consta de la que expidió Pío II a 1.° de Octubre de 1458 sobre la canonización de San Vicente Ferrer, celebrada por Calixto III, su predecesor, el día de S. Pedro 29 de Junio el de 1455, así como habiendo canonizado Adriano VI a S. Benno, obispo de Misnia, y a S. Antonino, arzobispo de Florencia, el día 31 de Mayo del año 1522, y expedido la bula de canonización del primero el mismo día; no se despachó la de S. Antonino hasta 26 de Noviembre del siguiente de 1523, en que ya había muerto el mismo Adriano, y sucedídole Clemente VII, que fue quien la otorgó, según podrá V. P. reconocer en el bulario de Cherubino, donde se hallan todas las referidas; que es cuanto se me ofrece decir a V. P., cuya vida guarde Dios muchos años como deseo." = Mondéjar y Agosto 26 de 1704.

Para que con seguridad lleguen las cartas de V. P. a mis manos, aunque a veces con alguna detención, por no ofrecerse cada día propios que vayan a Madrid, sin embargo de ser rara la semana que no los haya, podrá V. P. poner el sobrescrito a mi hijo D. Mateo Ibáñez de Mendoza, caballero de la orden de Calatrava, y del consejo de S. M. en el supremo de las Indias; porque cuantos van de aquí a Madrid tienen cuidado de ir a su casa en la red de S. Luis. = B. L. M. de V. P. el marqués de Mondéjar. 

XI. Preces

domingo, 24 de mayo de 2020

N. 18. 
Offic. 1. Caroli 1.
n. 3877. fól 27. v.

Nos Joanna et Carolus etc. Tenetis et possidetis ad vite vestre decursum vos dilectus noster Franciscus Carbonellus filius quondam Petri Carbonelli ex privilegio et concessione Serenissimi Regis Ferdinandi patris avi et domini nostri memorie inmortalis dato Cordube die vicesimo primo mensis maii anno a nativitate Domini millesimo quadringentesimo octoagesimo tercio officium sive officia Scribe mandati et Archivarii seu tenentis claves nostri regii Archivi Barchinone. Cumque pro parte vestra fuerit Majestatibus nostris humiliter supplicatum ut predictam regiam concessionem et privilegium laudare approbare ratificare et confirmare atque predictum officium seu officia Scribe mandati et tenentis claves prefati archivi Barchinone quatenus opus sit de novo vobis concedere ex nostra solita benignitate et munificencia dignaremur de vestris siquidem fide sufficiencia et probitate re ipsa cognitis admodum confisi nec non habentes respectum ad servicia per vos in dicto officio prestita et inpensa suppliccacioni eidem libenti quippe animo duximus annuendum. Tenore igitur presentis ex nostra certa scientia deliberate et consulto prefatam regiam concessionem quam hic pro tam sufficienter inserta haberi volumus et habemus ac si de verbo ad verbum presenti insereretur atque omnia et singula in eadem contenta laudamus approbamus ratifficamus et confirmamus atque quatenus opus sit predictum officium seu officia scribe mandati et Archivarii seu tenentis claves predicti Archivi Barchinone vobis dicto Francisco Carbonello de novo concedimus cum salario sive stipendiis juribus lucris emolumentis auctoritate privilegiis potestatibus prerogativis et aliis ad dictum officium seu officia pertinentibus et spectantibus sic et prout eodem officio vel officiis usus fuistis et estis in eorum possessione juxta formam seriem et tenorem privilegii et regie concessionis precalendate nostreque laudacionis approbacionis ratificacionis et confirmacionis atque nove concessionis munimine sen presidio roboramus et validamus. Quo circa Reverendis in Christo patribus magnificis dilectis consiliariis atque fidelibus nostris magno cancellario cancellariis vicecancellariis et regentibus nostram cancellariam protonotario scribe porcionis domus nostre ceterisque universis et singulis officialibus et subditis nostris atque eorum locatenentibus requirendis tamen ex eis requirentes dicimus et distinte precipiendo mandamus ex nostra certa scientia ad nostre gracie et amoris obtentum penamque florennorum auri Aragonum milie nostris inferendorum erariis quatenus huiusmodi nostram laudacionem approbacionem ratificacionem (ratificaciom) et novam concessionem atque omnia et singula in ea contenta teneant firmiter et observent tenerique et observari faciant ab omnibus inconcuse et non contrafaciant vel veniant nec aliquem contrafacere vel venire sinant racione aliqua sive causa si gracia nostra eis cara est et preapositam penam cupiunt non subire. In cuius rei testimonium presentes fieri jussimus nostro comuni sigillo inpendenti munitas. Data in villa Vallis Oleti die XXX mensis januarii anno a nativitate Domini millesimo quingentesimo decimo octavo regnorumque nostrorum videlicet nostre dicte Regine Castelle Legionis Granate etc. decimo quinto Navarre quarto Aragonum vero utriusque Sicilie Jherusalem et aliorum tercio Regis vero omnium tercio.
Yo el Rey.
Dominus Rex mandavit michi Ugoni de Urries visa per Cancellarium Augustinum Vicecancellarium generalem Thesaurarium de Gualbis Regentem et Conservatorem generalem.
P.

Doc. 19

lunes, 4 de diciembre de 2017

La Perla, chapurriau, novela, John Steinbeck

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La Perla, chapurriau, John Steinbeck



Novela curta escrita al novembre de 1947 per
John Steinbeck, inspirada en un cuento mejicano.
John Steinbeck, La Perla,chapurriau, perles, ostres


Firma de John Steinbeck, La Perla,chapurriau, signature, Unterschrift



Esta novela curta la va escriure John Steinbeck al novembre de 1947, está bassada en un cuento mejicano. Passe a La Paz, Baixa California Sur.

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Kino se va despertá casi a fosques. Les estrelles relluíen encara y lo día habíe estés un manto de llum a la part baixa del sel, al este. Los galls portáen un rato cantán y los matinés gorrinos rebuscáen y furgáen afanosos entre la lleña y matolls per a vore si algo que se puguere minjá los habíe passat hasta entonses inadvertit. Fora de la barraca edificada en feixos de rames, uns muixonets en corro tremoláen mentres movíen les ales.

Los ulls de Kino se van obrí, mirán primé al rectángul de llum de la porta, y después a la cuna portátil aon dormíe Coyotito. Al final va girá lo cap per a mirá a Juana, la seua dona, que estáe a la seua voreta, cubrinse en lo chal blau la cara hasta lo nas, lo pit y part de la esquena. Los ulls de Juana tamé estáen uberts. Kino no recordáe habels vist may tancats al despertá. Los estrels se reflejáen, mol menudets, an aquells ulls oscurs. Estáe miránlo com lo miráe sempre al despertás.

Kino escoltáe lo suave rompre de les oles matineres damún la playa. Ere mol agradable, y va tancá los ulls per a escoltá la seua música. Va pensá si sol ell fée aixó, o potsé tota la gen u faiguere.

Lo seu poble habíe tingut grans compositós de cansons, capassos de convertí en música tot lo que veíen, pensáen, faien, escoltáen o sentíen. Aixó habíe passat allacuanta, mol tems atrás. Les cansons perduráen; Kino les coneixíe, pero sabíe que no ne habíen eixit datres noves. Aixó no volíe di que no ñagueren cansons personals. Al cap de Kino ñabíe una melodía clara y suave, y si haguere pugut parlá de ella, la hauríe anomenat la Cansó Familiá.
La manta lo tapabe hasta lo nas per a arrasserás y protegís del aire humit. Los seus ulls se van moure al sentí un sorollet al seu costat. Ere Juana eixecanse casi sense fé soroll. Descalsa se va arrimá a la cuna de Coyotito, se va belcá (incliná) damún de ell y li va di una paraula de cariño. Coyotito va mirá un momén cap a dal, va tancá los ulls y va torná a adormís.
Juana va aná cap al fogó, va traure un teó y lo va airejá per a revivál (reviscolál) mentres dixáe caure damún de ell algunes fulles seques, rametes, ensenall. Kino se habíe eixecat embolicat en la seua manta. Va ficá los peus a les abarques y va eixí a vore la aurora.

Al traspassá la porta se va incliná per a voltá milló les seues cames en la manta. Veíe los nugols damún lo Golfo com fogueres al firmamén. Una cabra se va arrimá an ell bufán y lo va mirá en ulls frets y grogots, de coló ámbar. A la seua esquena lo foc de Juana flamejáe tirán fleches de llum entre les esquerdes de la paret de rames y fen de la porta un cuadro de llum ossilán. Una polilla anae en busca del foc.
La Cansó Familiá sonae ara detrás de Kino, y lo seu ritmo ere lo de la mola de pedra que Juana movíe per a triturá o moldre lo gra per a fé la massa de les coques (tortitas) del amorsá.

L’alba ya veníe, una flamerada, un rellámpec y después una explosió ardén (ígnea) al ixí lo sol pel fondo del Golfo. Kino va mirá an terra per a liberá los seus ulls de la lluentó (resplandó). Sentíe lo batre de la massa de les coques y lo seu aroma damún del forn. An terra les formigues se donáen pressa, dividides en dos castes: grans y relluentes, minudes y pardes, mol menos rápides. Kino les va observá en la indiferénsia de un Déu mentres una de les minudes tratáe frenéticamen de escapás de la trampa de arena que una formiga-león habíe preparat per an ella.

Un gos arguellat y tímit se va arrimá, y a una suave cridada de Kino se va acurrucá, se díe Komtú. Va colocá la punta de la coa damún de les seues potes y va apoyá delicadamén lo seu morro damún de una estaca clavada an terra. Ere negre, en taques grogues aon hauríe de tindre les selles.

Aquell ere un matí com los atres y sin embargo perfecte. Va sentí lo cruixidet de les cordes al traure Juana a Coyotito de la cuna, rentál y embolicál en lo seu chal per a que li quedare mol prop del pitral. Kino podíe vore tot aixó sense miráu. Juana cantáe en veu baixa una vella cansó que sol teníe tres notes y, no obstán, interminable variedat de pausses. Aixó tamé formáe part de la Cansó Familiá, com tot. A vegades arribáe a sé un acorde dolorós que fée nugos a la gola, mussitán: «aixó es sertesa, aixó es caló, aixó es lo TOT».

Al atre costat del tancat o ras (empalizada ) ñabíen mes casetes fetes de rames, de les que tamé ixíe fum y los sorolls de antes de amorsá, pero aquelles eren unes atres cansons, los gorrinos uns atres gorrinos, les dones diferentes de Juana.

Kino ere jove y fort y lo seu pel negre li caíe pel fron. Los seus ulls eren cálits y furos y lo bigot justet y áspre. Va traure lo nas de la manta, perque lo aire oscur y venenós ya habíe fugit y la llum dorada del sol caíe damún de la casa.
Prop de la valla, dos galls se encaráen en les ales belcades y les plomes del coll erissades o
esturrufades. La seua lucha ere torpe; no eren galls de reñí. Kino los va mirá un momén y después los seus ulls se van alsá cap a una bandada de coloms silvestres que se dirigíen cap a les montañes, al interió, arreplegán la llum damún dels seus cóssos blangs.

Lo món ya estáe despert, Kino se va eixecá (incorporá) y va entrá a la seua
barraca.

Cuan va atravessá la porta, Juana estáe de peu, algo apartada del fogó. Va torná a Coyotito a la cuna y va escomensá a pentinás la negra cabellera hasta formá dos trenes y se va fé uns llassets en dos sintes verdes. Kino se va acachá cap al foc, va agarrá una coca calenta, la va bañá en salsa y se la va minjá. Después va beure un poc de
pulque y prou, lo únic que habíe conegut exeptuán los díes de festa y una fartanera de pastelets que habíe estat a pun de matál. Cuan Kino habíe acabat, Juana va torná al foc y va amorsá. En una ocasió habíen parlat, pero no ña nessesidat de paraules cuan se actúe per hábit. Kino suspirae satisfet, y ésta ere la conversa.


Lo sol caldejáe la cabaña, atravessán les parets. Un dels rayos va caure damún de la cuna de Coyotito y les cordes que la aguantáen. Va sé un instán en lo que van dirigí les seues mirades a la cuna, y entonses los dos se van quedá de pedra. Per la corda que aguantáe lo llitet infantil, desde la paret, un arraclau baixae lentamén. La seua coa venenosa estáe estirada detrás de
ell pero podíe arreplegála en un momén.

La respirassió de Kino se va fé chuladora y va tindre que obrí la boca per a no chulá. La seua expresió habíe perdut lo aire de sorpresa y lo seu cos ya no estáe rígit. Al seu servell acudíe una nova cansó, la Cansó del Mal, la música del enemic, una melodía salvache, secreta, perillosa, deball de la que la Cansó Familiá pareixíe plorá y lamentás.


Lo
arreclau seguíe baixán per la corda cap al chiquet. Al seu interió, Juana repetíe una vella fórmula mágica per a guardás del perill, y, ara resáe un Avemaría entre dens. Pero Kino ya se movíe. Lo seu cos atravessáe lo cuarto poquet a poquet, sense fé soroll. Portáe les mans esteses, les palmes cap aball, y teníe ficats los ulls al arraclau. Daball de éste, Coyotito sen enríe y eixecáe la má per a agarrál. La sensassió de perill li va arribá al bicho cuan Kino ya casi podíe agarrál. Se va pará, va eixecá la coa lentamén damún del cap y la garra curva va relluí.

Kino estáe absolutamén parat (inmóvil). No podíe móures hasta que u faiguere lo arraclau, consién ya de la mort que se li arrimáe. La má de Kino se adelantáe mol desplay, y la coa venenosa seguíe alsánse. En aquell momén, Coyotito, enriénsen, va moure la corda y lo arraclau va caure.

La má de Kino habíe saltat a agarrál, pero va passá frente als seus dits, va caure damún del muscle de la criatura y va descarregá lo seu veneno (la seua ponzoña). Al momén Kino lo va agarrá entre les mans, empanánlo y aplastánlo. Lo va tirá an terra y va escomensá a fótreli cops en lo puñ, mentres Coyotito plorae de doló. Kino va seguí fotén cops al enemic hasta que no va sé res mes que una taca humida al pols. Les seues dens estáen al descubert, la furia cremáe als seus ulls y la Cansó del Enemic bramáe als seus oíts.

Juana habíe agarrat al chiquet als brassos. Va trobá la ferida o fisonada ya roija, la va rodejá en los seus labios, va chupá fort, va escupiñá y va torná a sucsioná (chuclá) mentres Coyotito chillabe de doló. Kino estáe esperán, la seua ajuda de res servíe, ere un estorbo, fée nosa.

Los crits del minut van atraure als veíns, que van aná eixín de les casetes de rama. Lo germá de Kino,
Juan Tomás, la seua gorda dona Apolonia y los seus cuatre fills se van parapetá a la porta bloqueján lo pas mentres detrás de ells uns atres trataben de mirá a dins y un sagalet serpentejabe entre les cames de la gen per a vóreu milló. Los que estáen dabán passáen la notíssia a los de detrás.


Un arraclau. Li ha picat al menut.
Juana va dixá de chupá la ferida un momén. Lo foradet ere ara un poc mes gran y les vores estáen blanques per la sucsió, pero la roija unfló se exteníe cada vegada mes al voltán formán un bulto du, com un gaburro. Tota aquella gen sabíe lo que se teníe que sabé del arraclau. Un adulto podíe ficás mol dolén, pero un chiquet fássilmen podíe morís. Sabíen que primé veníe la unfló, después la fiebre y la sequedat de gola, después doloroses contracsións del estómec y Coyotito podíe morí si habíe entrat al seu cos prou veneno.
Kino habíe admirat moltes vegades la férrea contextura de la seua passién y frágil dona. Ella, obedién, respetuosa, alegre, ere capás de retórses en los dolós del parto sense pegá (fotre, exhalá) un crit. Sabíe soportá la fam y la fatiga inclús milló que Kino. A la canoa ere forta com un home, y ara fée una cosa del tot sorprenén.

- Lo meche – demanae - . Anéu a buscá al meche.

La demanda va passá de boca en boca entre los que se amontonáen al
exterió, que van repetí: «Juana demane un meche». Assombrós, memorable, demaná la pressénsia del meche, y conseguíla mes assombrós encara. Lo meche no se arrimáe may a les barraques. ¿Cóm u habíe de fé si teníe mes faena de la que podíe atendre entre los rics que vivíen a les cases de pedra y simén de la siudat, en balagostos y ráfecs?

- No vindrá - van cridá los veíns.
- No vindrá - van repetí los paréns desde la porta.
- Lo meche no vindrá - li va di Kino a Juana.

Ella lo va mirá en ulls tan furos com los de una leona. Ere lo primé fill de Juana, casi tot lo que ñabíe al món per an ella. Kino sen va doná cuenta de la seua determinassió.

- Entonses anirém an ell - va dessidí Juana.

En una má se va ficá lo chal blau al cap fen que una punta embolicare a la criatura que gañoláe y en l’ atra má li va tapá los ulls per a protegíls de la llum. Los de la porta van espentá a los de detrás per a obrí pas. Kino la va seguí y acompañats per tots van empéndre lo camí.
Ere ya un problema de tota la comunidat.

Formáen una asselerada y silensiosa prossesó anán cap al sentro de la siudat, dabán Juana y Kino, detrás de ells Juan Tomás y Apolonia, a la que li ballae la enorme panchota per efecte de la apressurada marcha, y después tots los veíns en los chiquets corrén als dos costats. Lo sol groc proyectáe sombres negres cap abán, aixina que les perseguíen.

Van arribá al puesto aon se acabáen les cabañes y escomensáe la siudat de pedra y mampostería, la siudat de grans muros exteriós y frescos jardíns interiós aon les fons murmuráen y la buganvilla violeta, purpúrea, cárdena y blanca pujáe per les parets. Dels jardíns amagats ixíen los cántics de muixóns engabiats y se sentíe esquichá a l´aigua fresca damún dels mosaics recalentats.

La prossesó va atravessá la iluminada plassa y va crusá per dabán de la iglesia. Habíe creixcut mol y los ressién arribats eren rápidamen informats sobre la marcha de cóm lo chiquet habíe sigut picat per un arreclau y son pare y sa mare lo portáen al meche.

En particulá, los mendigos de la entrada de la iglesia, que eren grans expertes en análisis finansié, miráen rápidamen la vella falda blava de Juana, lo chal recusit, evaluáen les sintes verdes del seu pel, lligíen la edat de la manta de Kino y lo milená de rentats de la seua roba, los clasificáen al momén com gen misserable y seguíen detrás de ells per a vore qué classe de drama se anae a representá. Los cuatre mendigos de la porta de la iglesia sabíen tot lo que passae a la siudat. Estudiáen la expresió de les chiques joves al confessonari, les miráen al eixí y sabíen la naturalesa del pecat. Estáen enterats de tots los minuts escándols y de algúns grans crímens. Dormíen als mateixos escalóns de la porta de la iglesia, així que ningú podíe entrá al templo a buscá consol sense que ells sen enteráren. Y coneixíen al dotó. Sabíen de la seua ignoránsia, la seua crueldat, la seua avaríssia, lo que li chaucháe y lo que no, los seus pecats. Coneixíen les seues intervensións en abortos y los pocs séntims que donáe alguna vegada com a limosna. Habíen vist entrá a la iglesia los cadávers de totes les seues víctimes, y ara, com la missa habíe acabat y no ere la milló hora per al seu negossi, seguíen a la prossesó procurán adepéndre coses noves sobre los seus
congéneres, disposats a vore qué faríe lo gort y sebós meche en una criatura indigén afisonada per un arraclau. Lo gentío va arribá a la gran verja de la casa del meche. Sentíen allí tamé l’aigua, lo piulá dels muixóns y lo soroll de graneres damún de les lloses de les avingudes sombrejades. Y escoltáen tamé los esclafits de la cansalada y pancheta fregínse a la cuina del meche.

Kino va dudá un momén. Este meche no. Este meche ere de una rassa que casi durán cuatresséns añs habíe despressiat a la rassa de Kino, omplínlos de temó, aixina que lo indígena se va arrimá a la porta ple de humildat y com sempre que se arrimae a un de aquella casta, Kino se sentíe débil, assustat y furiós a la vegada. La rábia y la po se mescláen. Li siríe mes fássil matá al meche que parláli, pos los de la estirpe del meche parláen als compatriotes de Kino com si foren simples bésties de cárrega. Cuan va eixecá la má dreta per a agarrá lo aldabón, la ira se habíe apoderat de ell, als seus oíts sonáe intensamén la música del enemic y los labios se li apretáen contra les dens; pero en la má esquerra se traíe lo sombrero.
Coyotito gañoláe en brassos de Juana, que li parláe dólsamen. La gentada se va apretá mes per a vore y sentí mes de prop.
Al cap de un momén la gran verja se va obrí uns sentímetros. Kino va pugué vore lo vert jardí y los jocs de l´aigua a la fon. Lo home que lo miráe ere de la seua propia rassa. Kino li va parlá en la llengua antiga.

- Lo meu chiquet ha sigut envenenat per un arraclau - va explicá - . Nessessite que lo curon.

La verja se va tancá una mica. Lo criat se va negá a fé aná lo antic idioma.
- Un momentet - va di - . Vach a informám.

Va tancá la verja y va passá lo forrollat. Lo sol proyectáe les negres siluetes del
grupo damún dels blangs muros.

A la seua alcoba lo meche estáe sentat al llit. Portáe lo batín de seda roija que se habíe fet portá de París, algo just damún del pit cuan sel abotonáe. Teníe una bandeja de plata a la faldeta, damún de les cames, en una chocolatera del mateix metal y una tasseta de porcelana china; tan delicada que pareixíe una insignificánsia cuan la eixecáe en la seua má gigantesca, aguantánla entre lo índice y lo dit gros y apartán los atres tres dits.

Los seus ulls descansáen damún de bosses de carn fofa y la seua boca teníe un rictus de descontén. Se estáe ficán mol gort y la seua veu ere ronca per la grassa (lo greix) que li oprimíe la gola. Jun an ell, a una tauleta (messita), ñabíe un gong oriental y una caixa de sigarros. Lo mobiliari del cuarto ere barroco, oscur y tristón. Los cuadros eren religiosos, inclús la gran fotografía en coló de la seua difunta dona que, sense duda, grássies a les misses pagades en les seues perres, los seus dinés, estáe a la Gloria. Lo meche habíe sigut a un atre tems - mol curt - un miembro del gran món y lo resto de la seua vida habíe sigut una eterna añoransa de la seua Fransa. «Alló – díe - ere vida sivilissada», en lo que se referíe a ingresos sufissiéns per a mantindre a una querida y minjá a restauráns cars y bons. Va buidá la segona tassa de chocolate y va mossegá un bizcocho.
Lo criat va arribá desde lo jardí hasta la porta y va aguardá a que la seua pressénsia fore observada.

- ¿Qué ña? - va preguntá lo meche.

- Un indio en un sagalet. Diu que li ha picat un arreclau.

Lo meche va baixá la tassa en cuidado antes de dixá la seua ira en libertat.
- ¿No ting res mes que fé, que curá picotades als indios? Soc un meche, no un veterinari.

- Sí, patró - va di lo criat.

- ¿Tenen perres? - va preguntá lo meche -. No, may tenen dinés. Yo, sol yo al món ting que treballá de vades, ya ne estic fart. ¡Ves a vore si té perres!

Lo criat va obrí la verja un poquetet y va mirá a los que esperaben. Esta vegada
va parlá en lo antic idioma.

- Teníu perres per a pagá lo tratamén?

Kino va furgá a un amagatall secreto daball de la seua manta y va traure un papé
mol doblegat.
Plec a plec va aná desplegánlo, desdoblegánlo, hasta que al final van apareixe vuit perles deformes, fees y grises com úlseres, aplastades y casi sense valor.
Lo criat va agarrá lo papé y va tancá la porta, pero esta vegada no va tardá en
reapareixe. Va obrí la verja lo justet per a torná lo papé.
- Lo meche ha ixit - va explicá- . Lo han cridat desde un casserío. - Y va tancá depressa.

Una ola de vergoña va recórre tot lo grupo. Se van separá. Los mendigos van torná als escalóns de la iglesia, los curiosos van fugí, los veíns se van apartá per a no vore la vergoña de Kino.


Durán mol rato, Kino va permaneixe enfrente de la verja en Juana al seu costat.
Lentamén se va ficá lo sombrero, y entonses, impulsíu, li va fotre una puñada als ferros. Va baixá la mirada y se va mirá los nugos de la má, despellotats, y la sang que corríe pels dits.

II

La siudat ocupae un ample estuario, alineán los seus edifissis de fachades grogues a lo llarg de la playa, aon estáen les canoes blanques y blaves que veníen de Nayarit, embarcassións que durán siglos se recubríen en una materia impermeable secreta, que només coneixíe la gen peixcadora.
Eren barquetes esbeltes y de alt bordo, en la proa mol curvada, igual que la popa, y un soport al sentro aon podíe ficás un mástil per a eixecá (izar) una vela latina.

La playa ere de arena dorada, pero a la vora de l´aigua se veíe un clapé de algues y clasques. 


Los cangrejos fáien bombolles y removíen lo fondo, se embutíen pels forats entre les roques, langostes minudes entráen y ixíen continuamén dels seus caus, amagatalls. Al fondo del mar abundáen bichos que nadáen, se arrastráen o simplemén bambáen. Les fosques algues se movíen per los impulsos de fluixes corréns, y les verdes herbes submarines se alsáen com cabelleres mentres caballets de mar se apegáen a les seues llargues hebres. Uns peixos venenosos se amagáen al fondo de aquell césped, y los cangrejos de colós nadadós passáen damún d’ ells una y un atra vegada.

A la playa los gossos y gorrinos famolengs de la siudat buscáen sense tartí algún peix o muixó mort que haguere arribat en la pleamar.
Encara que lo matí acabáe de escomensá, ya se habíe eixecat la bruma (
broma, dorondón, boira) engañosa. L’aire borrós aumentáe algunes coses y ne eixecáe datres damún del horizonte del Golfo de tal manera que tots los panorames eren irreals y no podíe donás crédit a la vista; mar y terra pareixíen trets de un somni.
Aixó podríe fé que la gen del Golfo creguere en les coses dels espíritus y de la imaginassió pero no confiare en los seus ulls sobre les distánsies, contornos o consevol exactitut óptica.
Al atre costat del estuario se veíe clara y telescópicamen definit un bosquet de mangles. Part de la playa de enfrente desapareixíe detrás de un teló brillán en aspecte de aigua. No ñabíe sertesa en la visió ni proba de que lo vist estiguere allí o no.

La gen del Golfo suposae que a tot arreu passae igual, y no los pareixíe extrañ. Una bruma cobrisa se apoyae al aigua y lo sol del matí martellejae damún de ella y la fée vibrá, segadora (de sego, ciego). Les barraques dels peixcadós estáen a la dreta de la siudat.
Kino y Juana van baixá lentamén hasta la playa, aon estáe la canoa de Kino, la única cosa de valor que posseíe al món. Ere mol vella. Son yayo la habíe comprat a Nayarit, lay habíe donat al pare de Kino y después habíe anat a pará a les seues mans. Ere a la vegada la única propiedat y lo mijá de vida, pos un home que tinguere una embarcassió podíe garantisá a una dona que algo minjaríe, encara que fore un pepino de mar. Ere un seguro contra la fam. Cada añ, Kino repassae la seua canoa en la materia secreta que tamé veníe de son pare. Al arribá a la canoa va acarissiá la proa en ternura, com fée sempre.
Va depositá a la arena la pedra de inmersió, la canasta y les dos cordes.
Va doblegá la manta y la va colocá damún de la proa.
Juana va ficá a Coyotito damún de la manta y lo va cubrí en lo chal per a que no li
pegare lo sol.
Estáe mol cotet (coto, quieto, quietet) ara, pero la inflamassió del seu muscle habíe pujat coll amún hasta la orella y teníe tota la cara roija y aspecte febril.

Juana va entrá unes passes a dins de l’aigua y va arreplegá un manoll de brossa submarina.
Va fé en ella una piloteta y la va aplicá al muscle de son fill, un remei tan bo com consevol atre y probablemén milló que lo que lo meche habíe resseptat (prescrit). Sol teníe lo inconvenién de sé massa sensill y de no costá res. Lo mal de estómec no habíe escomensat encara. Potsé que Juana haguere chupat lo veneno a tems, pero no així les seues preocupassións pel seu primogénit. No habíe rogat o resat per la curassió directa del seu fill, sino perque li fore possible trobá una perla en la que pagá al meche per la curassió del chiquet, ya que la mentalidat del poble es tan insustansial com los espejismos del Golfo.

Kino y Juana van espentá la canoa cap a dins del mar, y cuan la proa va flotá, Juana va
embarcá, mentres Kino espentáe per la popa caminán detrás de ella hasta que va flotá tota y se va enfrentá al primé embate de les oles. Después, en ritme coordinat, Juana y Kino van moure los remos de doble pala y la canoa va tallá l’aigua en un persistén sussurro.
Fée mol rato que habíen eixit los atres peixcadós, cassadós de perles. Al cap de pocs moméns, Kino los va distinguí entre la bruma, navegán per damún del bang de ostres.
La llum se filtráe a través de les aigües hasta lo fondo aon estáen les rugoses ostres
perlíferes , entre pedres y clasques destrossades, desfetes per la forsa de la naturalesa marina.
Este mateix bang habíe fet del Rey de España un gran poder europeu en añs pretérits ajudánli a costejá les guerres y a adorná les iglesies en profit de la seua alma. Ostres grises en plecs com faldes femenines, ostres recubertes de peixos de roca y amagades entre llarcs vegetals, y, per damún, cangrejos minuts trafegán sense pará.
A un acsidén estáen expostes estes ostres: que un gra de arena caiguere entre los plecs dels seus músculs, y irritare la seua carn hasta que ésta, per a protegís, recubriguere lo
gra en una capa de suave simén. Pero una vegada escomensat, lo organisme no podríe detindre esta secressió damún del cos extrañ, hasta que se soltare durán una
baixamar o la ostra se chafáre.

Durán siglos los homes habíen bucejat per a arrancá les ostres del seu llit (
lecho) y obríles, buscán grans de arena recuberts, perles. Núgols de peixos vivíen desde entonses entre les clasques de les ostres espentolades. Pero les perles eren sol uns acsidéns y trobán una ere sol un copet amistós de un Déu al muscle de un home.
Kino teníe dos cordes, una lligada a una pesada pedra y l’atra a una sistella de vime.
Se va traure la camisa y pantalóns y va dixá lo sombrero al fondo de la canoa. L’aigua pareixíe oliosa (
com la del registre de Vallets, a Calaseit). Va agarrá la pedra en una má y la canasta en l’atra, se va assentá a la borda en los peus a l'aigua y la pedra lo va arrastrá al fondo. Detrás de ell un remolino de bombolles, y poc después l’aigua se va aclarí y va pugué vore. Per damún, la superfissie de l´aigua ere com un espill, chafat aquí y allá per les quilles de les canoes.


Se movíe en precaussió, per a no enterbolí l’aigua. En los peus damún de la pedra que lo habíe afonat (sumergit), les mans actuaben rápidamen, fen caure ostres, unes aislades, atres en grupos o carrolls. Les guardabe a la sistella y seguíe buscán, afanós y atrafegat.
Lo poble al que Kino perteneixíe habíe cantat tots los fets y totes les coses. Habíe ideát cansons per a peixcá, per al mar enfadat y per al mar en calma, per a la llum y les tiniebles, per al sol y la lluna, y totes les cansons seguíen al alma de Kino y del seu poble, consiéns u olvidades.

Cuan va omplí la sistella a cormull, Kino ere l’amo de una cansó, lo ritmo lo marcáen los latits (batecs) del seu pit y la seua melodía estáe a l’aigua gris-verdosa y als animals que nadáen en rogle al voltán seu. Pero a la seua cansó ne ñabíe un atra mes amagada, recóndita, casi imperseptible, pero existén, dolsa, secreta, y esta cansó ere la de la Perla Possible, pos cada molusco del oeste podíe contindre una perla. Les probabilidats eren escasses, pero la sort y los déus podíen está en ell. Y sabíe que a la canoa, Juana li ajudáe en lo rito mágic, la cara y los músculs tensos per a espentá a la fortuna, per a arrancá la sort de les mans dels déus, ya que la nessesitae per a curá lo muscle dolén del seu Coyotito. Y com la nessessidat ere gran y lo dessich encá mes gran, la minuda y secreta melodía de la Perla Possible ere mes forta que may. Frasses sanseres de la melodía se féen sentí a la vora de la cansó eterna del Fondo del Mar.
Kino, orgullós de la seua juventut y forsa, ere capás de permanéixe sumergit mes de dos minuts sense massa esfors, y este tems lo empleáe hábilmen en selecsioná los moluscos mes grans. Un poc a la seua dreta ñabíe una massa de roca verda recuberta de ostres en cría no aptes per a peixcáles.

Kino va rodejá lo mun de roques, y entonses, a la vora de éste, daball de una minuda revora, va vore una ostra mol gran, aislada de totes les atres mes joves. La clasca estáe entreuberta, pos la vella ostra se sentíe segura daball de aquella revora rocosa. Entre los músculs de coló carn, rosa, va vore un destello casi fantasmal moméns abáns de que la ostra se tancare. Lo seu cor va aumentá lo ritmo y la melodía de la Perla Possible li va inundá los oíts. Lentamén, va desenganchá la ostra del seu llit, y la va portá en ternura cap al seu pitral. Va traure los peus de la corda que rodejae la pedra y lo seu cos va pujá a la superfissie. Lo seu pel negre bañat va brillá a la llum del sol. Se va arrimá a la borda de la canoa y va dixá la ostra a bordo.

Juana va estabilisá la embarcassió mentres ell pujae. Los seus ulls de peixcadó brilláen exitats, pero tranquilamén va estirá les cordes hasta que va tindre a dal la gran pedra y la sistella de les ostres. Juana se va doná cuenta de la seua exitassió y va procurá mirá cap a un atra part. No es bo dessichá algo en massa fervor. Ña que ansiáu, pero tenín gran tacte per a no irritá a la
divinidat. Pero Juana va dixá de respirá. En moviméns deliberadamén significatius, Kino obríe la fulla del seu fort gabiñet y miráe pensatiu la canasta. Igual siríe milló obrí la gran ostra la radera. Va agarrá del sistell una de les mes minudes, va tallá lo múscul, va rebuscá entre los plecs carnosos y la va aventá al mar. Entonses li va paréixe que vée la gran ostra per
primera vegada. Se va aginollá al fondo de la canoa, la va agarrá y la va examiná. Les valves eren relluéntes y oscures y teníen poques coses apegades. Kino dudáe de obríla. Sabíe que lo que habíe vist podíe sé un reflejo, un tros de clasca caigut allí per casualidat o una completa ilusió. An aquell Golfo de llums insertes ñabíe mes ilusións que realidats.
Pero sentíe damún los ulls de Juana, que no podíe esperá. Ella va ficá una má al cap de Coyotito, y li va di an ell en dolsó:

- Óbrila.

Kino va embutí lo gabiñet entre los bordes de la clasca. Notáe la firmesa de los músculs tensos al interió, oponénse a la fulla tallán. La va moure en destresa, lo múscul se va relajá y la ostra va quedá uberta. Los carnosos labios van saltá desprenguts de les valves y se van plegá vensuts. Kino los va apartá y allí estáe la gran perla, perfecta com la lluna.


Arreplegáe la llum, purificánla y tornánla en argéntea incandessénsia (plata).
Ere tan gran com un ou de gaviota femella. Ere la perla mes gran del món.
Juana respirae en dificultat. Per a Kino la secreta melodía de la Perla Possible se va fé clara y espléndida, rica y calenta, lluminosa, triunfán. A la superfissie de la gran perla veíe formes de somni. Va traure la perla de la carn que la habíe creat y la va eixecá, li va doná la volta y va vore que les curves eren perfectes. Juana se va arrimá a mirála, a la má de ell, la mateixa má que habíe futut un cop contra la verja del meche, les ferides als nugos se habíen tornat grises per efecte de l´aigua salada.

Instintivamén, Juana se va arrimá a Coyotito, que dormíe damún de la manta de son pare. Va eixecá la piloteta de herbes humides y li va mirá lo muscle.

- ¡Kino! – va cridá en veu aguda.

Ell va dixá de mirá la perla y va vore que la unfló remitíe del muscle del menut, que lo veneno fugíe del seu cos. Entonses lo puñ de Kino se va tancá en la perla a dins y la emossió se va apoderá de ell. Va tirá lo cap atrás y va pegá un bram. Los ulls li giráen a les órbites y lo cos estáe tenso.
Los homes de les atres canoes van eixecá los ulls assombrats, y ficán los remos al mar se van dirigí cap a la canoa de Kino.


III

Una siudat se pareix mol a un animal. Té un sistema ñirviós, un cap, uns muscles y uns peus. Está separada de les atres siudats, de tal manera que no ne existixen dos idéntiques. Y es ademés un tot emossionál.

Cóm viachen les notíssies es un misteri de difícil solusió. Les notíssies pareixen aná mes depressa que los sagals poden corre per a transmitíles, mes depressa de lo que les dones poden passáles a veus de finestra en finestra.

Antes de que Kino, Juana y los demés peixcadós hagueren arribat a la barraca del primé, los ñirvis de la siudat vibráen en la notíssia. Kino habíe trobat la Perla del Món. Antes de que los sagalets pugueren articulá les paraules del seu mensaje (missache), les mares ya u sabíen. La notíssia voláe mes allá de les humildes cabañes y omplíe com la espumosa marea tota la siudat de pedra encalada. Va alcansá al móssen mentres passejáe per lo jardí, ficán als ulls una mirada pensativa y recordánli unes impressindibles reparassións de la iglesia.

Se preguntáe quin valor alcansaríe la perla y si habíe batejat al fill de Kino después de habél casat an éste, cosa que no recordáe. La notíssia va arribá a los mercadés y éstos van ficá los seus ulls a les teles almassenades que no habíen pugut véndre.

La notíssia va arribá al meche mentres estáe assentat a la vora de la seua dona, que sol teníe una enfermedat, la edat, sense que ella ni lo meche vullguéren admitíu.
Y cuan se li va fé patén quí ere Kino, lo meche va ficá cara seria y orgullosa a la vegada.

- Es clién meu – va declará -. Estic tratán al seu fill de una fisonada de arraclau. Y va girá los ulls a les órbites pensán en París. Recordáe la habitassió que habíe ocupat com un lujós apartamén, y la dona que habíe viscut en ell com una joveneta guapa y amable, pero no habíe sigut res aixina. Lo meche va dixá de mirá a la seua decrépita consorte y se va vore assentat a un restaurán de París en lo momén en que un camarero descorchae (traíe lo suro) una botella de
vi Château Petrvs.

La notíssia va arribá mol pronte als mendigos de la iglesia y se van alegrá mol, pos sabíen que no ña espíritu mes caritatiu al món que lo de un pobre a qui de pronte afavorix la fortuna.


Kino habíe trobat la Perla del Món. A la siudat, a les seues covetes, estáen los homes que compráen perles als peixcadós. Esperáen sentats a que les perles aniguéren arribán, y parlotejáen, charráen, lucháen, cridáen y amenassáen hasta que obteníen del peixcadó lo preu mes baix possible. Pero ñabíe un preu per deball del que no se atrevíen a ficás, habíe passat que algún peixcadó desesperat habíe donat les perles a la iglesia. Cuan acabae la compra ells se quedáen sols y los seus dits jugáen en les perles, dessichán podé sé los seus amos. No ñabíe en realidat mols compradós, mes que un sol, y tots ells eren los seus agéns, en ofissines separades per a doná apariénsia de competénsia. Va arribá la notíssia an estos homes y los seus ulls se van anugolá, los seus dits van sentí una extraña ruentó y cada un va pensá que lo patró no viuríe sempre y algún tindríe que ocupá lo seu puesto. Y tots van escomensá a calculá lo capital nessessari per a instalás.


Tota classe de gen va escomensá a interesás per Kino - gen en coses que véndre y gen en favós que demaná -. Kino habíe trobat la Perla del Món. Tot lo món se va sentí íntimamen lligat a la perla de Kino, y ésta va entrá a formá part de los somnis, les especulassións, los proyectes, los plans, los fruits, los dessichos, les nessessidats, les passións y los vissis de tots y de cada un, y sol una persona va quedá al márge: Kino, que se va convertí en lo enemic comú.

La notíssia va despertá algo infinitamén negre y roín a la siudat; lo negre destilat ere com lo arraclau, com la fam al auló del minjá, o com la soledat cuan l’amor se li negue. Les glándules venenoses de la siudat van escomensá a segregá lo seu líquit mortífero y tota la poblassió se va inflamá, infectada.

Pero Kino y Juana no sabíen res de aixó. Com eren felíssos y estáen abalotáts creíen que tot lo món compartíe la seua alegría. En efecte, així passae en lo cas de Juan Tomás y Apolonia, y ells entráen tamé al món.

Per la tarde, cuan lo sol va remontá les montañes de la Península per a sepultás al mar ubert, Kino va buscá la tranquilidat a casa, y Juana en ell.

La barraca estáe atestada de gom a gom de veíns. Kino teníe la gran perla a la má, com algo calén y viu. La música de la perla se habíe unit a la de la família de tal manera que una fée mes maja a l’atra. Los veíns miráen la perla que Kino aguantáe y se preguntáen cóm podíe un home tindre tanta sort.

Y Juan Tomás, en cuclilles al costat dret de Kino, pos ere son germá, li va preguntá:
- ¿Qué farás ara que eres ric?

Kino va mirá la seua perla y Juana va baixá les pestañes y se va cubrí la cara en lo chal per a que no se veiguere la seua exitassió. A la superfissie brillán de la perla se formáen les imaches que la men de Kino habíe ensomiat al passat y habíe rechassat per impossibles. Veíe a Juana, a Coyotito y an ell mateix. Estáen dabán del altá y se casáen ara que podíen pagáu.

Va contestá en veu baixa:
- Mos casarém... a la iglesia.

A la perla veíe com anáen vestits: Juana en un chal mol tiesso per sé nou y una falda de trinca, llarga, daball unes sabates.

Tot estáe a la perla, que brilláe sense pará en riques imaches de somnis. Ell tamé portáe roba nova, un sombrero milló, no de palla, sino de feltre negre, y sabates de siudat. Y Coyotito portáe un traje blau de marine dels estats units y una gorra blanca, com Kino habíe vist una vegada a bordo de un yate de recreo al estuario, al comandán J.R. Pechúa. Tot aixó estáe a la perla, y Kino va seguí dién:

- Tindrém vestits nous.

La música de la perla estáe ya als seus oíts, com un coro de trompetes triunfals.
Después van aná apareixén a la sentelleán superfissie gris de la joya les coses que Kino nessesitáe: un arpón que sustituiríe al perdut fée un añ, nou, de ferro o asser (acero), en una anella al extrem de la barra; y un rifle, ¿per qué no, sen tan ric? Y Kino se va vore a la perla en una carabina Winchester. Ere lo somni mes loco de la seua vida y lo mes agradable.

- Un rifle, va declará, Igual me compro un rifle.

Lo rifle tiráe totes les barreres. Ere una verdadera impossibilidat, y si podíe pensá tranquilamén en alló, horizontes sansés se disgregáen y se veíe libre de tot lligám. Se diu que los humanos no se queden may satisfets, que sels done una cosa y sempre vólen algo mes. Y se diu aixó per despréssio, ya que es una de les mes grans virtuts que té la espéssie y la que la fa superió als animals que se donen per satisfets en lo que tenen.

Los veíns, apretats y silensiosos a dins de la barraca, assentíen a les seues declarassións fantástiques. Un home va murmurá:

- Un rifle. Tindrá un rifle.

La música de la perla ensordíe a Kino. Juana lo va mirá y los seus ulls se admiráen del seu valor y la seua fantassía. Una forsa eléctrica lo habíe invadit. A la perla veíe a Coyotito sentat a un pupitre del colegio (les escoles de La Paz) com u habíe vist una vegada a través de una porta entreuberta. Coyotito vestíe jaqueta, coll blang y ampla corbata de seda. Mes encara, Coyotito escribíe damún de un gran tros de papé. Kino va mirá als seus veíns casi desafián.

- Mon fill anirá a escola - va anunsiá, y tots se van quedá fassinats. A Juana li brilláen los ulls mentres miráe al seu home y a Coyotito als seus brassos per a vore si podíe sé verdat lo que díe. La cara de Kino brillae.

- Mon fill lligirá en chapurriau, obrirá los llibres, y escriurá, y u fará be. Y mon fill fará números, y totes eixes coses mos farán libres perque ell sabrá, y per ell sabrém natros.
A la perla Kino se veíe an ell mateix y a Juana assentats al raconet del foc mentres Coyotito lligíe un llibre mol gran.

- Aixó es lo que la perla fará - . May habíe pronunsiat tantes paraules seguides. Y de repén va tindre temó de les seues paraules. La má se va tancá damún la perla y va traure la seua llum de totes les mirades. Kino teníe temó, com lo té sempre un home al di:

- Així sirá - sense sabéu segú.

Los veíns sabíen ya que acabáen de presensiá algo maravillós. Sabíen que lo tems se contaríe a partí de aquella perla, y que este momén siríe discutit durán añs. Si tot lo profetisat passáe, ells relataríen lo aspecte de Kino, les seues paraules y la llum de les seues pupiles, y diríen:

«Ere un home transfigurat. Algún poder li habíe sigut consedit. Ya veéu en quin gran home se va convertí después de aquell momén. Y yo u vach vore».

Y si los proyectes de Kino se reduíen a no res, los mateixos veíns diríen:

«Així va escomensá. Una estúpida locura se va apoderá de ell y li va fé di tontades. Déu mos libro de coses paregudes. Sí, Déu va castigá a Kino per la rebelió contra lo curs normal de les coses. Ya veéu en qué ha quedat tot. Y yo mateix vach sé testigo del momén en que va pédre l’oremus (raó, entenimén)».

Kino va mirá lo seu puñ tancat y va vore les sicatrius als nuguets que habíen futut lo cop a la verja.

Veníe la nit. Juana va embolicá al seu fillet en lo chal, lo va apoyá a la seua cadera, va aná al fogó, va agarrá un teó, va colocá damún de ell una mica de brossa seca y va bufá hasta obtindre unes flames que van ballá iluminán totes les cares. Sabíen que teníen que anássen a prepará lo sopá, pero los costáe abandoná la casa de Kino.

Ya estáe la oscurina dins de la casa, lo foc de Juana dibuixáe sombres a les parets de rames cuan va corre un murmull de boca en boca:

- Ve lo Pare, ve lo móssen.

Los homes se van descubrí lo cap y se van apartá de la porta, y les dones se van tapá los caps en los chals y van baixá los ulls. Kino y son germá Juan Tomás van seguí de peu. Va entrá lo retó, un agüelo canós de cutis marchitat pero en ulls plens de juventut. Consideráe chiquets an aquella gen, y com a tals los tratáe.

- Kino - va escomensá en dolsó - . Te dius com un gran home, com un Pare de la Iglesia.
- Les seues paraules sonáen a bendissió - . Lo teu
tocayo va sivilisá lo desert y va passificá les mens de lo teu poble ¿no u sabíes? Está als llibres.

Kino va mirá rápidamen a Coyotito, apoyat a Juana. Algún día, pensabe, aquell sagal sabríe quines coses estáen als llibres y quines coses no. Ya no ñabíe música al servell de Kino, pero ara, lenta, delicadamén, escomensáe a soná la melodía de aquell matí, la música del mal, del enemic, pero mol débil. Y Kino va mirá als seus veíns per a vore quí podíe habé portat tal música en ell o ella.

Pero lo religiós, de nom Móssen Foten, tornae a parlá.
- M’hay enterat de que has trobat una gran fortuna, una gran perla.

Kino va obrí la seua má y lay va amostrá, y lo mossén va aspirá en forsa al vore la mida
y bellesa de la perla. Después va di:

- Espero que ten recordarás de dona grássies, fill meu, a Qui t’ha consedit este tessoro, y que rogarás per la seua protecsió per al futur.

Kino va incliná lo cap torpemén, y va sé Juana la que va di en veu baixa:

- Sí, Pare. Y mos casarém. Kino u ha dit.

Va mirá a los veíns buscán lo seu testimoni y ells van confirmá les seues
palaures
solemnemen.

Lo móssen va contestá:
- Es un plaé vore que los vostres primés pensaméns són tan bons.

Déu tos bendigue, fills meus - y se va girá, la gen se va fé a una vora per a donáli pas y va colá.
La má de Kino se habíe tancat fort damún de la perla y miráe al roglán en desconfiansa, perque la música maldita estáe als seus oíts, intentan aufegá a la de la perla.


Los veíns van aná tornán a les casetes, Juana se va atansá al foc, va ficá a bullí un topí de fang ple de fesols tous (de ahí la Juana de fesols a Beseit).
Kino va aná cap a la porta y se va pará al brancal. Com sempre, aspirabe lo fum de mols focs, miráe les estrelles y notáe la humitat del aire de la nit que lo fée embolicás milló en la seua manta.

Komtú, lo gos arguellat va acudí an ell y se va esténdre als seus peus. Kino va baixá la vista an terra. Al traspassá los lluñáns horizontes habíe entrat a un inméns páramo de soledat. Se sentíe desamparat y aislat, y li pareixíe que lo cric-cric dels grills y lo grobi-grobi de les ranes entonáen la melodía del mal. Se li va ficá la pell de gallina y va tratá de tapás milló en la manta. portáe encara la perla a la má, oprimínla en forsa, y la sentíe calenta, suave, contra la
seua pell.

Detrás sentíe a Juana amassán les coques antes de dixáles a la
batea (artesa) del forn. Kino apressiabe detrás d’ell tota la caló y la seguridat de la seua família y sentíe la Cansó Familiá com lo ronroneo de un gat de casa.

Pero ara, al anunsiá cóm siríe lo seu futur, lo habíe creát. Un proyecte es algo real, y les coses proyectades ya són com experimentades. Un proyecte, una vegada ideát y trassát se fa realidat, indestructible pero propíssia a sé atacada. De esta manera ere real lo futur de Kino, pero desde lo momén en que va quedá definit habíen eixit unes atres forses en lo propósit de destruíl, y aixó u sabíe ell mol be, de tal modo que ya se preparáe a rechassá los ataques. Tamé sabíe que als déus no los agraden los proyectes humanos, y que odien lo éxit si no passe per
acsidén. Sabíe que los déus se vénguen de un home cuan triunfe per los seus propis mérits, y en consecuénsia Kino teníe temó de los proyectes, pero habénne fet un ya no podíe anulál. Per a rechassá los ataques, Kino escomensáe a cubrís en una dura clasca que lo aislare del món. Los seus ulls y lo seu servell presentíen lo perill antes de que haguere aparegut.

Desde la porta va vore cóm se arrimáen dos homes; un de ells portáe una llinterna (cresol si es de oli) que ilumináe les cames dels dos. Van atravessá la porta del ras y se van arrimá a la barraca. No va tardá en vore que un ere lo meche y l’atre lo criat que habíe ubert la verja pel matí. Los nuguets destrossats de la má dreta de Kino pareixíen cremáli al descubrí de quí se tratáe.

Lo meche va escomensá:

- No estaba a casa cuan hau vingut este matí. Pero ara, a la primera oportunidat, hay acudit a vore al minut.
Kino va seguí parapetán la porta, plens los ulls de odio y rábia, pero a la vegada temó, pos los sens de añs de dominassió habíen calat mol fondo al seu espíritu.

- Lo chiquet ya está casi be - va contestá en sequedat.

Lo meche va sonriure, pero als seus ulls saltóns no ñabíe cap sonrisa.

- A vegades, amic meu - va argumentá, la fisonada de arraclau té un curiós efecte. Se produíx una aparén millora, y después, sense avisá, ¡puf!
Va juntá los labios y va simulá una minuda explossió per a indicá lo
rápit que ocurríe lo
acsidén, y va moure lo seu maletín negre de meche per a que la llum del cresol lo iluminare, pos sabíe que la rassa de Kino teníe gran respecte per les ferramentes de consevol tipo.

- A vegades lo resultat es una cama paralítica o una esquena belcada. Uy, yo conec be la picotada del arraclau, amic meu, y sé curála.

Kino seguíe sentín rábia y odio jun en molta temó. No podíe corre lo riesgo de oposá la seua serta ignoránsia contra la possible sabiduría de aquell home. Habíe caigut a la trampa a la que caíe sempre lo seu poble, com passaríe hasta que, com ell habíe dit, pugueren está segús de que les coses dels llibres estáen verdaderamén escrites. No podíe tentá a la sort en la vida o la salut de Coyotito. Se va fé a una vora y va dixá que lo meche y lo seu criat entraren a la
cabaña.


Juana se va apartá del foc y se va fé cap atrás al vórels entrá, va tapá la cara del seu fill en lo chal y al estirá lo meche la má, va abrassá en forsa a la criatura y va mirá a Kino. A la cara del indio lo foc fée ballá sombres.
Kino va assentí en un gesto, y sol entonses va dixá ella que lo meche agarrare al menut.

- Eixeca (álsa) la llum - va maná lo meche, y cuan lo criat va obeí, va mirá un momén la ferida al muscle infantil. Va pensá uns moméns y después va eixecá lo párpado del chiquet per a mirá lo globo del ull. Va moure lo cap en gesto de aprobassió mentres Coyotito se sorollae als seus brassos.

- Es com suposaba - va declará-. Lo veneno ya está a dins y no tardará en descarregá lo seu golpe mortal. ¡Mira! - va torná a eixecá lo párpado -. Mira, está blau.
Y Kino, que miráe ple de ansiedat, va vore que, efectivamén, estae un poc blau. No recordáe si sempre habíe sigut una mica blau. Pero la trampa estáe dabán d’ell y no podíe evitála.
Los ullets del meche chumáen humitat.

- Li donaré algo que podríe anulá lo veneno - . Y li va torná lo chiquet a Kino.

Después va traure del seu maletín un potet en un pols blang y una cápsula de
gelatina. Va omplí la cápsula en una mica de pols y la va tancá, va embolicá ésta en un
atra mes gran y la va tapá tamé. Entonses va actuá en gran destresa. Va torná a
agarrá al chiquet y li va estirá lo labio de baix hasta que va obrí la boca. Los seus dits van colocá
la cápsula al fondo de la boca, damún de la llengua, de aon no podíe escupiñála, va agarrá de enterra la botella de pulque y ni va doná un trago a Coyotito, y en aixó va doná per acabada la seua actuassió. Va torná a mirá l’ull de la criatura, va apretá los labios y va simulá meditá.
Li va entregá a Juana lo seu fill y se va girá cap a Kino.

- Crec que lo veneno atacará dins de una hora. La medissina pot salvá al minut, pero d´aquí un hora tornaré. Potsé estiga a tems de salvál -.

Va respirá en forsa y va eixí de la barraca, y lo seu criat lo va seguí en la llinterna.
Ara teníe Juana al chiquet daball del seu chal, y lo miráe en ansiosa temó. Kino se li va arrimá, va eixecá la vora del chal y lo va mirá. Va adelantá una má per a eixecáli lo párpado y entonses sen va doná cuenta de que seguíe portán an ella la perla. Va aná cap a un arca colocada a la vora de la paret, va traure un tros de tela, va embolicá en ella la perla, va aná a un racó, va cavá en les ungles an terra, va colocá la perla al forat, lo va tapá y u va dissimulá. Entonses va torná a la vora de Juana, que acurrucada, no apartáe los ulls del seu fill.

Lo meche, a casa seua, se va dixá caure al sillón y va mirá lo rellonge. La seua família li va portá un soparet ligero a basse de chocolate, dolsaines y fruita, y ell va mirá lo minjá en desgana.

A les cases dels veíns lo mateix tema seguíe dominán totes les converses. Se enseñáen uns als atres la mida de la perla, y féen gestos acarissiadós al aire per a indicá la seua bellesa. Desde ara espiaríen mol de prop a Juana y a Kino per a vore si la riquesa los tornae llocos, com passáe sempre. Tots sabíen per qué habíe acudit lo meche, compreníen mol be la seua actitut.

Al estuario un grupo de peixets anae rápit saltán de cuan en cuan damún les oles per a fugí de atres peixos mes grans que preteníen devoráls. Desde les cabañes, los peixcadós sentíen lo chapoteo de aigua de los minuts y lo soroll mes fort dels bots de los grans durán la persecussió. La broma que veníe del Golfo anáe depositánse damún dels matolls y cactus, dixán an ells gotes salades. Y los ratolíns de la nit y los
furigañs corríen pel campo tratán de escapá dels esparvés que sels fotíen damún sense pugué sentils.

Lo pelut gos de taques ambarines damún dels ulls va arribá a la porta de Kino y va mirá cap al interió. Va sacsá los seus
cuartos traseros al mirá a Kino y se va tombá en dropina cuan va dixá de sentí los seus ulls damún de ell. No va entrá a la casa, pero va mirá cóm devoráe Kino los fesols tous de la cassola, acompañats de una tortilla de panís y de llargs tragos de pulque.
Kino va acabá de sopá, y estáe lián un sigarret cuan Juana lo va cridá en veu aguda:

- Kino!

La va mirá, se va eixecá y va aná cap an ella perque veíe lo terror a la seua mirada.
Se va pará al seu costat y va mirá cap a baix, pero la llum ere massa justeta.
Va arrimá unes branques al foc per a que eixecaren flama y entonses va pugué vore
la cara de Coyotito. La teníe roija, tragáe saliva en gran esfors, pero algo chumabe entre los seus labios. Habíen escomensat los espasmos dels músculs del estómec y lo pobre chiquet patíe mol.
Kino se va aginollá al costat de la seua dona.


- Lo meche u sabíe - va observá, pero va pensá que aquell pols blang ere mol sospechós. Juana se balansejáe cantán la Cansó de la família com si puguere ahuyentá així lo perill, y la criatura vomitáe sense pará entre los seus brassos. Kino dudáe y la música del mal aufegabe al seu cap la cansó de Juana.
Lo meche se va acabá lo seu chocolate y va arreplegá les molletes de pastel caigudes al plat. Se va llimpiá los dits en una servilleta, va mirá lo rellonge, se va eixecá y va agarrá lo seu maletín.
La notíssia de la recaiguda del chiquet habíe arribat rápidamen a les cabañes, perque la enfermedat es, después de la fam, lo pijó enemic dels pobres. Y algú va comentá:

- La sort, ya veéu, porte males compañíes.

Tots se van mostrá de acuerdo y se van encaminá cap a casa de Kino.
Van atravessá les tiniebles embolicats en mantes hasta que van omplí un atra vegada la barraca de Kino. En peu, u observáen tot y féen comentaris a la inoportunidat de tal desgrássia en un momén de alegría, dién:

- Tot está en mans de Déu.

Les agüeles se acacháen a la vora de Juana tratán de ajudála o al menos de consolála.
Entonses va torná lo meche, seguit del seu criat, y les velletes van escampá (fugí) com gallines esbarrades. Va agarrá al menut, lo va examiná y va palpá lo seu cabet.

- Ya ha fet efecte lo veneno -. Crec que puc vénsel. Faré tot lo possible. - Va demaná aigua, y en la tassa va abocá tres gotes de amoniác, va obrí la boca al chiquet y lo va obligá a beure. Lo jovenet passién va escupiñá rechassán lo tratamén y Juana lo va mirá en ulls de terror.
Lo meche parlae sense pará
- Es una sort que yo conega lo veneno del arraclau, si no fore així … -
Va pujá los muscles passán per alt lo que puguere habé passat.

Pero Kino teníe sospeches, no podíe apartá la vista del maletín ubert del
meche, sobre tot del potet en lo pols blang. Gradualmén los espasmos se van reduí y lo chiquet va relajá los seus músculs, va suspirá profundamén y se va dormí, cansat de vomitá.
Lo meche lo va retorná als brassos de Juana.

- Ara se ficará bo - va assegurá- . Hay guañat la batalla. - Y Juana lo va contemplá en adorassió.
Lo meche tancáe ya lo seu maletín.

- ¿Cuán creéu que podréu pagám estes visites? - va preguntá en dolsó.

- Cuan hayga venut la meua perla li pagaré - va declará Kino.

- ¿Tens una perla? ¿Una bona perla? - va preguntá lo meche en interés.
Y entonses los veíns van dí tots al hora:

- Ha trobat la Perla del Món - y van juntá los dits grossos als índices per a indicá la seu mida.

- Kino sirá ric – van cridá - . Es una perla com no sen ha vist datra.

Lo meche pareixíe sorprés.

- No m’ había enterat. ¿Guardes eixa perla a un puesto segú? ¿No vols que te la guarda a la meua caixa forta?

Los ulls de Kino casi habíen desaparegut y la pell de les seues galtes estáe tensa.

- La ting ben guardada – va contestá- . Demá la vendré y entonses li pagaré.

Lo meche se va arronsá de muscles pero los seus ulls no se van separá dels de
Kino. Sabíe que la perla teníe que está amagada a la casa y suposae que Kino miraríe instintivamén cap al puesto aon la habíe amagat.

- Siríe una pena que te robaren antes de que pugues véndrela - va insistí lo meche, y va vore que los ulls de Kino se giráen involuntariamén cap a un racó de la barraca.

Cuan sen va aná lo meche, tots los veíns van torná a casa. Kino se va acurrucá frente al caliu del foc y va escoltá los sorolls de la nit, lo aná y vindre de les oles a la playa y los
lluñáns lladrits de uns gossos, lo chulit de la brisa entre les rames del tellat (teulada) y les converses mesclades dels seus veíns.

Aquella gen no dorm tota la nit; se desperten a ratos, charren un poquet y después tornen a adormís. No habíe passat mol tems cuan Kino se va eixecá y va aná hasta la porta.
Aspirabe les aulós de la brisa y escoltáe, intentán captá algún extrañ soroll, la música del mal omplíe la seua alma, teníe temó y a la vegada furia combativa. Después de escudriñá la nit en los seus sing sentits se va dirigí al racó aon estáe enterrada la perla, la va traure, la va portá a la márfega y daball de ella va cavá un atre forigó y la va guardá allí.
Juana, sentada jun al foc, lo miráe en ulls interrogáns y al vórel enterrá la perla, li va preguntá:

- ¿De quí tens temó?

Kino va buscá al seu servell la verdadera resposta y va di:

- De tots - y li va pareixe que lo seu cos se cubríe en una dura clasca.

Al cap de un rato los dos estáen tombats juns damún de la márfega. Juana no habíe
ficat al menut a la seua cuna penján, sino que lo teníe en brassos cubrínli la cara en lo seu chal. Se va apagá lo caliu del racó del foc.

Lo servell de Kino cremáe hasta dormín, y ensomiáe que Coyotito sabíe lligí un llibre gran com una casa, en lletres grans com a góssos, y les paraules galopáen y balláen per tot lo llibre. Después la foscó se va estendre per la página y an ella va torná un atra vegada la música
maldita y Kino se va moure al seu llitet. Al notá la seua agitassió, Juana va obrí los
ulls a les tiniebles. Entonses se va despertá ell, ensordit per la música del mal, y va seguí tombat, en lo oít alerta.

En aquell momén, del racó los va vindre un sorollet que podíe sé simple ilusió, un moimén furtiu, lo rosse de un peu damún la terra o lo sussurro casi inaudible de una respirassió. Kino va aguantá la seua per a escoltá y se va doná cuenta de que lo ser roín que habíe entrat a casa seua la aguantáe tamé per a escoltá. Durán un rato no va arribá cap sonido de aquell
racó de la cabaña. Kino va pensá que habíe ensomiat en aquell soroll, pero la má de Juana va pujá pel seu muscle com avisánlo, y entonses va torná a sentí lo rumor de uns peus damún de la terra y unes ungles esgarrapán an terra.

Un furor salvache va omplí lo pit de Kino, va buscá entre la roba lo seu gabiñet y va saltá com un gat furo, buscán a paupóns al forasté que ocupáe aquell racó de casa seua. Va tocá una tela, li va dirigí un cop en lo gabiñet y va errá, ne va descarregá un atre, y entonses lo seu cap va estallá de doló y va vore llumenetes ballán. Algo se va moure per lo brancal, se van sentí passes pressipitades, y después silénsio.
Kino notáe que pel fon li corríe la sang y sentíe a Juana cridanlo:

- ¡Kino, Kino! - La seua veu estáe carregada de temó .

Va torná a sentís sereno en la mateixa rapidés en la que se habíe enfadat y va contestá:

- Estic be. Ya sen ha anat.

Va torná al llit. Juana enseníe ya lo foc. A les sendres calentes va enséndre una rameta, una mica de palla y crosta de ábre y va conseguí que una débil llum blava ompliguere la barraca. Entonses de un amagatall va traure una vela beneída, la va enséndre y la va ficá dreta damún de un códul. Actuabe rápidamen, rossegán algo mentres se movíe. Va bañá la vora del seu chal y va rentá la sang del fron de Kino.

- No es res - va protestá ell, pero la seua veu ere áspra y la seua alma estáe plena de odio.
La tensió ñirviosa que habíe anat acumulánse al espíritu de Juana va brotá de repén, bullín, a la superfissie.

- Aixó es algo maldit – va cridá- . ¡Esta perla es pecat! Mos destruirá. Tírala, Kino, o díxam
chafála entre dos barrocos (barróculs). Enterrémla y olvidém lo puesto. Tórnala al mar. Mos ha portat lo mal. Kino, home meu, mos desfará. - A la llum de la vela los seus ulls y los seus labios tremoláen per la temó.
Pero la voluntat y dessich de Kino eren ya inconmovibles.

- Es la nostra única oportunidat -. Lo nostre fill té que aná a escola. Té que chafá la trampa que mos aufegue.
- Mos destruirá - va continuá gemegán Juana -. Y al nostre fill tamé.
- Calla, no digues res mes. Pel matí vendrém la perla y entonses lo mal sen haurá anat y quedará lo be. Ara calla, dona.
Los seus ulls contempláen lo foc y entonses sen va doná cuenta de que encara teníe lo gabiñet a la má. Lo va eixecá y va vore la fulla tacada de sang. Va fé intensió de llimpiála als seus pantalóns pero después lo va enclavá an terra y així va quedá llimpio.

Galls lluñáns van escomensá a cantá lo seu kikirikí y un aire nou va anunsiá la aurora.
Lo ventet de la matinada risáe les aigües del estuario y suspiráe daball dels mangles. Les espentes de les oles damún l´arena habíen agarrat una gran forsa.

Kino va eixecá lo madalapot, va traure la seua perla y la va ficá dabán de ell per a contemplála. Y la seua bellesa, relluén a la llum del cresol, va fassiná lo seu servell. Ere tan maja, tan suave, tan musical, una música de delicada promesa, garantía del futur, la comodidat, la seguridat... La seua cálida llumenária ere un antídoto a la enfermedat y un muro contra l´engañ.
Ere una porta que se tancáe damún de la fam. Mentres la miráe, los ulls de Kino se féen dolsos y la seu cara perdíe rigidés. Veíe la imache de la perla, y sentíe la hermosa música del fondo del mar, de les llums verdes dels prats submaríns. Juana, miránlo de reull, lo va vore sonriure. Y com eren una sola persona y una sola voluntat, ella va sonriure en ell.
Lo día escomensae ple de esperanses.

IV

Es maravillosa la manera en que una siudat minuda manté lo domini de ella mateixa y de totes les unidats que la compónen, si consevol dels seus homes, dones o chiquets actúe y se conduíx dins de les normes preestablertes, sense quebrá muros ni avasallá a ningú, no fa
arriesgades experiénsies en cap sentit. Si un se torne loco o fique en perill la estabilidat y la pas espiritual de la siudat, entonses tal unidat pot desapareixe sense que torno a sentís res de ella. En cuan un home se aparte un poc de los camíns tradissionáls, los ñirvis de tota la comunidat se remouen y fiquen en contacte estret a totes les demés sélules.

A La Paz se va sabé a primeres hores del matí que Kino vindríe a véndre la seua perla aquell día. Se sabíe ya entre los veíns del poblat de peixcadós, entre los mercadés del barri oriental, y a la iglesia, perque los monaguillos habíen portat la nova. Hasta les monjes que se amontonáen a les grades de la capella. La mayoría de los traficáns de perles u sabíen
tamé, y al arribá lo día, cada un de ells estáe sentat frente a la seua bandejeta forrada de vellut negre, acarissián perles en la yema de los dits y fen números mentalmén.


Se suposae que los compradós de perles eren individuos que actuaben aisladamén, competín per a la adquissisió de les perles que los peixcadós portáen. Va ñabé un tems en que ere així, pero aquell método resultáe insensato ya que assobín, en la exitassió de arrebatá una bona perla als competidós, se habíen arribat a oferí preus massa alts. Esta extravagánsia no podíe tolerás, y ara sol ñabíe un compradó en moltes mans, y los homes que a les seues ofissines esperáen a Kino sabíen quin preu habíen de oferí, cuán debíen regatejá y quin método teníe que desarrollá cada un. Y encara que los benefissis de estos individuos no superáben may los seus jornáls, los compradós de perles estáen exitats, perque a la cassa sempre ña exitassió y la seua cassa ere la del preu mes baix possible. Tot home té al món com a funsió lo ejersissi de les seues habilidats, y ningú dixe de fé tot lo que pot an este terreno, sense cap referénsia a les seues opinións personals. Totalmén al márge de consevol recompensa que pugueren conseguí, de consevol paraula de ánim, un compradó de perles ere un compradó de perles y lo mes felís y mes espabilat de tots lo que comprare a preu mes baix.

Lo sol lluíe aquell matí , arrebatán la humitat al Golfo y al estuario y escampánla per l’ aire, fénlo vibrá y descomponén la visió. Al nort de la vila se veíe al horizonte una montaña que estáe a mes de dossentes milles de distánsia, en les seues faldes cubertes de pinás y una punta rocosa coronán los límits dels ábres.

Aquell matí les canoes seguíen alineades a la playa; los peixcadós no ixíen a buscá perles perque passaríen moltes coses dignes de vore cuan Kino aniguere a véndre la gran perla A les barraques de rames, los veíns de Kino seguíen sentats frente als amorsás parlán de lo que faríen de sé ells los amos de la perla.

Un díe que lay regalaríe al
Santo Pare de Roma, un atre que pagaríe misses per a les almes de la seua família durán mil añs, un tersé opinae que lo milló siríe distribuí les perres entre los nessessitats de La Paz, y un cuart defeníe que de totes les coses bones a fé en lo preu de la perla, ninguna com la caridat a mans plenes (a aumostades). Tots dessicháen que la súbita riquesa no tornare loco a Kino, no faiguere de ell un verdadé ric, no lo afonare en tota la maldat del orgull, lo odio y la fredó. Kino ere volgut per tots; siríe dolorós que la perla lo faiguere malbé.

- Es tan bona la pobre Juana - díen- y Coyotito, y los que vinguen. Siríe penós que la perla los aniquilare.

Per a Kino y Juana aquell ere lo matí mes gran de les seues vides, comparable sol en lo día del naiximén del chiquet. Este siríe lo día del que tots los atres díes dependríen. Diríen:

«Assó va sé dos añs abáns de que venguérem la perla» o: «Sis semanes después de véndre la perla...»

Juana, cuan pensáe en aixó, olvidáe totes les seues temós. Va vestí a Coyotito en la roba que li habíe preparat per al batech, en espera de tindre perres per a la seremónia. Y ella se va pentiná la cabellera negra, va lligá les puntes en dos sintes roijes y se va ficá la falda y la jaqueteta que teníe confecsionades per a la boda. Lo sol estáe a micha altura cuan van está
amanits. Les robes de Kino, mol ratades, estáen per lo menos llimpies, y ademés, ere lo radé día que vestiríe en draps. Perque al siguién, o aquella mateixa tarde, tindríe roba nova.

Los veíns, espián la porta de Kino per les regates de les parets de les seues cases estáen amanits tamé. Acompañaríen a Kino y a Juana a véndre la perla. Ere un momén de
expectassió, históric, y estaríen locos si no hi anigueren. Inclús siríe un gesto de poca amistat no anáy.

Juana se va ficá lo chal en cuidadet y esmero, va dixá daball del bras dret una de les
puntes y lo va agarrá en la má, formán una bossa per a colocá a Coyotito en lo cap afora, per a que puguere vóreu tot y potsé recordáu.

Kino se va ficá lo seu ample sombrero de palla y va comprobá en la má que lo portáe ben ficat, no com un home descuidat, ni tampoc com lo portaríe un
agüelo (com lo Sebeta), sino una mica tombat cap a dabán, significán agressividat, formalidat y vigor. Póden adivinás moltes
coses de un sombrero al cap de un home. Kino se va calsá les abarques de sola de caucho y se les va lligá als turmells. Va embolicá la perla en un tros de pell y lo paquetet lo va embutí a una cartera de cuero que va colocá en cuidadet a una burchaca de la seua camisa. Va doblegá en cuidado la seua manta y la va colgá del seu muscle esquerro. Estáen preparats. Kino va ixí en un aire digno de la casa, detrás Juana en Coyotito. Y cuan van arrencá a caminá per la senda cap a la siudat, los veíns sels van ajuntá. Les cases vomitáen persones, les portes bullíen de sagalets. Per la seriedat del cas, sol un home camináe a la vora de Kino, y ere son germá, Juan Tomás.
Juan Tomás tratáe de avisál.
- Tens que para cuenta de que no te estáfon - li va advertí.
- Molta cuenta - va convindre Kino.
- No sabém quins preus se paguen a datres puestos - va seguí dién Juan Tomás - . ¿Cóm sabrém que mos oferíxen una cantidat raonable si no sabém lo que lo traficán pague a datres puestos?
- Aixó es verdat - va di Kino - pero ¿cóm podríem sabéu? Estám aquí, no allí.
Mentres se dirigíen a la siudat lo gentío se acumuláe detrás de ells, y Juan Tomás, de puro ñirviossisme, no podíe callá.
- Antes de que naixqueres, Kino - li díe - , los agüelos van ideá un sistema per a obtindre mes perres en les seues perles. Sels va ocurrí que siríe milló tindre un agén que portare les perles a la capital y les entregare, cobrán una comisió pel seu treball.
Kino va assentí.
- U sé. Ere una bona idea.
- Aixina que van buscá a un home, li van doná les perles y lo van enviá.
May mes se va torná a sentí parlá de ell y les perles van desapareixe.
Un atre agén va desapareixe tamé. Entonses se van olvidá del proyecte y van torná al antic camí trillat.


- Sí - va confirmá Kino -. Lay vach sentí al pare explicáu. Ere una bona idea, pero anáe contra la religió, segóns diu lo móssen. Pédre les perles ere lo escarmén per als que volíen traissioná a la seua patria minuda. Lo Pare assegure que cada home y cada dona són com un soldat que Déu coloque per a custodiá una part de la fortalesa del Univers. Uns están a les muralles y atres al interió del castell, pero tots han de sé fiels al seu puesto de sentinela, sense abandonál may, o de lo contrari lo castell quedaríae exposat a los assaltos del infern.

- Hay sentit eixe sermón - va comentá Juan Tomás -. Lo predique cada añ.

Los germans, mentres camináen, mich tancáen los ulls per a mirá a tot arreu en dissimulo, tal com sons yayos y rebisyayos habíen fet durán cuatresséns añs desde lo día en que van arribá los extrangés (de
La Portellada no) en la seua autoridat, la pólvora y los sermóns. Durán los cuatresséns añs los compatriotes de Kino sol habíen pugut adependre un mich de defensa:
mich tancá los ulls, apretá los labios y adoptá una actitut distán. Ere com edificá una paret al seu voltán, un parapeto que los aisláe totalmén.

La prossesó ere solemne, ya que la importánsia del momén ere gran, y lo chiquet que manifestáe tendénsia a patalejá, chillá, plorá, fé lo pesolaga o lo carnús, ere reduít al silénsio pels grans. Ere un día tan importán, que un agüelo mol vell , impedit, anae en ells,
a cascarrulles del seu nebot. Lo gentío va dixá atrás la aldea y va entrá a la siudat encalada. Los carrés eren relativamén amples, en estretes asseres frente als edifissis. Y com la vegada anterió, al passá frente a la iglesia sels van ajuntá los mendigos, los botigués o tendés se van assomá a vórels passá, los tabernés van pédre momentáneamen los seus parroquiáns y algúns negossiáns van tancá los seus locals per a marchá en lo grupo. Als seus oscurs cuchitrils (tabucos, covaches) los corredós de perles estáen ya alerta, plantats com estaquirots.

Van traure papés per a podé fé vore que féen algo cuan arribare Kino y van guardá les perles als calaixos, perque no es bona cosa dixá vore una perla inferió a la vora de una bellesa. Ya estáen ells enterats de la magnifissiénsia de la perla de Kino. Les tendes de estos especuladós
estáen totes a un mateix carreró, en finestres enreixades (com a
Alustante) y en celossíes de fusta per a que sol entrare una miqueta de llum de fora.

A una de elles esperáe assentat un home corpulén y ben farjat. La seua fisionomía ere
paternal y bondadosa y als seus ulls brilláen los mes amistosos sentiméns. Ere
Francis Shielder, un repartidó de «bon día», un romansé, un home divertit que sempre teníe un chiste a pun, sense que alló li impediguere arribá en un instán a la tristesa mes fonda, al recordá per ejemple la mort de la tía del interlocutó, en ulls tendres y plorosos. Aquell matí habíe colocat a la seu taula un jarrón en una flo, un hibisco escarlata O’Hara, y una bandejeta negra de vellut blau. Se habíe afeitat hasta no dixá mes que la taca blavosa de la barba damún del cutis, les mans estáen llimpies y les ungles retallades.


Teníe uberta la porta y tararejáe una cansoneta sobre una caguerada de bou mentres en los dits de la má
dreta fée desapareixe y apareixe una moneda. Ere prestidigitadó, no miráe als seus dits, la acsió ere mecánica, pressisa. Mentres lo home canturrejáe, sol miráe la porta uberta. Va sentí lo soroll de moltes passes aproximanse y los seus dits van aumentá la velossidat del joc, y cuan la figura de Kino va passá lo brancal, la moneda va desapareixe en un destello final.

-
Bon día, amic meu ! - va exclamá lo tío enorme -. ¿En qué puc ajudát?

Kino se esforsáe per a adaptá la vista a la oscurina de la estánsia, segat com estáe per lo resplandó de fora. Los ulls del especuladó teníen ara una mirada firme y cruel com la de un falcó, mentres lo resto de la seua cara sonreíe en tota cordialidat. Y dissimuladamén, daball de la tapa de la taula, la seua má dreta seguíe fen lo joc de prestidigitassió.

- Ting una perla - va declará Kino, y Juan Tomás va apoyá les seues paraules en un
gruñit. Los veíns se aclaperáen a la porta y uns cuans chiquets s’habíen penjat de la verja de la finestra.

Una perla - va repetí lo mercadé -. Ña vegades que un home men porte una dotsena.
Be, veigám la teua perla. La valorarém y te se oferirá lo milló preu possible. -
Los seus dits movíen la moneda a velossidat vertiginosa.
Kino actuáe per instín, de la manera mes teatral possible. Va traure lentamén la cartereta de cuero, va agarrá lo tros de pell y va dixá que la gran perla rodare o redolare per damún del (terciopelo) vellut blau. Inmediatamén va mirá la cara que ficáe lo compradó.

Pero allí no ñabíe cap signo ni movimén, la cara no va cambiá, pero la má enjugassáda y amagada va pédre la pressisió, la moneda va entropessá en un dit y li va caure sense soroll damún de la faldeta. Cuan va traure la má del amagatall, lo índice va acarissiá tremolán la gran perla. Después, en la ajuda del dit gros, la va eixecá hasta los ulls fénla brillá al aire.
Kino aguantáe la respirassió, y tamé los seus veíns, pero la multitut fée comentaris en veu baixa.


- Está observánla ... encara no se ha parlat del preu.
La má del traficán habíe adquirit una vigorosa personalidat.
Sospesáe la gran perla, la dixáe caure a la bandejeta y lo índice la apretáe en forsa. La cara del mercadé mostráe una triste y desdeñosa sonrisa.

- U séntigo, amic meu - va di, eixecán los muscles per a indicá que no ere ell responsable.

- Esta perla es massa gran - va explicá-. ¿Quí voldrá comprála?

No ña mercat per a coses així. No passe de sé una curiosidat. U séntigo, creíes que ere algo de valor, pero ya veus que sol es una curiosidat.

- Es la Perla del Món - va protestá Kino -. Ningú ne ha vist may datra igual.

- Estás en un error, va insistí l’atre - . Es gran y fea. Com a curiosidat pot tindre interés; igual un musseo la exhibirá a la vora de una colecsió de fóssils. Yo sol podría donát mil pessos.

La cara de Kino se va ensombrí y se va fé amenassadora.

- Val sincuanta mil, y vosté u sap. Lo que vol es estafám.

Se va sentí un fort cuchicheo entre la multitut al sirculá per nella lo preu oferit, y lo traficán va sentí una mica de temó.
No me fotegáu la culpa a mí - va suplicá -. No soc mes que un tassadó. Preguntéu als atres. Aneu a les ofissines y enseñáulos la perla... o milló, féulos vindre aquí, per a que veigáu que no tos engaño.
Sagal - va cridá, y cuan lo seu criat va apareixe a la porta de la trastenda, li va maná -:
Ves a casa de tal, de tal atre, y de tal atre. Díslos que passon per aquí y no los explícos lo motiu, dis sol que me agradaríe vórels. -

La seua má dreta va torná a desapareixe daball de la taula en un atra moneda que va escomensá a saltá de nuguet en nuguet en una vertiginosa rapidés.

Los amics de Kino parlaen. Se barruntáen que passaríe una cosa així. La perla ere gran pero teníe un extrañ tinte, que desde lo escomensamén los habíe inquietát. Y, después de tot, mil pessos no eren gens despressiables. Eren una riquesa relativa per a un home que no teníe res.
Suposém que Kino los asseptáre; lo día antes estáe a la miseria.


Pero Kino habíe endurit lo seu espíritu y los seus pensaméns. Sentíe lo rose del destino, se creíe rodeját de un rogle de llops famolengs, buitres damún del seu cap. Sentíe una geló maligna voltánlo y se sentíe indeféns.

Los curiosos de la entrada se van apartá per a dixá passá a los tres compradós de perles. Se habíe fet lo silénsio, pos ningú volíe pédres una paraula, un gesto o una expresió. Kino callae y observáe.


Va sentí una presió a la seua esquena, se va girá per a trobás en los ulls de Juana, que li van torná les forses.
Los ressién arribats no se miráen ni tampoc a la perla. L’amo del local va parlá així:

- Hay fixat un preu per an esta perla y lo amo no lo trobe just. Vach a demanáls que la examínon y faiguen una oferta. Fíxat, Kino, que no hay mensionát quin ere lo preu.


Lo primé dels convocáts, sec y estirat com Valentín Wolfkiller, va pareixe que veíe la perla per
primera vegada en aquell instán. La va agarrá, la va fé girá entre índice y dit gros y la va aviá en despressio a la bandeja.

- No me fiquéu a la discussió, no faré cap oferta. Me nego. Aixó no es una perla, es una monstruosidat - y los seus labios se van curvá en menospréssio (
desdén).


Lo segón ere un homenet chaparro de tímits modals y veu mol aguda, que no abandonáe lo caliqueño, un puret retortigat com una tafarra o un arraíl de regalíssia. Va agarrá la perla y la va examiná en gran cuidado. Va traure una lupa de la burchaca y va estudiá la perla a fondo. Va escomensá a riure com u faríe una hiena.

- Ñan perles falses millós que ésta, conec be estes coses.

Es blana y pareix ges (
alchés), pedrá lo coló y se desfará en pocs mesos. Mira... va oferí la lupa a Kino diénli cóm teníe que féla aná, y Kino, que may habíe vist en aumén la superfissie de una perla, se va quedá pasmat per lo aspecte extrañamén rugós de la seua perla.


Lo tersé lay va arrebatá (fotre) de les mans.
- A un dels meus cliéns li agraden estes coses - li va di -. Te oferixco singséns pessos y potsé puga véndrelay per sisséns.
Kino va agarrá la perla, la va embolicá en la tela y la va guardá al pitral.
Entonses va intervindre lo home sentat detrás de la taula.

- Soc un loco, be que u sé, pero manting la meua primera oferta. Seguixco oferín
mil pessos. ¿Qué fas? - va preguntá al vore a Kino guardás la perla.

- Aixó es una estafa - va bramá Kino -. La meua perla no se vendrá aquí. Tindré que aná a la capital.

Los compradós se van mirá los uns als atres. Se van doná cuenta de que habíen anat massa lluñ; sabíen que los fotríen la bronca severamén pel seu fracás, y en un esfors lo que habíe pujat mes alt va proposá:

- Podría arribá hasta mil singséns.

Pero Kino se obríe pas entre la multitut. Les veus arribáen an ell mol debilitades, pos la sang rabiosa lo ensordíe. Se va alluñá a grans galarchades, y Juana lo va seguí, corrén.


Al caure la nit los veíns a les seues barraques comentáen entre mos y mos lo gran tema de aquell matí. No teníen sertesa de res; los pareixíe una perla maravillosa, pero en realidat may les habíen vist de aquella classe, y sense duda los traficáns sabríen mes de perles que ells.

- Y es mol significatíu – repetíen - que los compradós no van discutí entre ells.
Tots sabíen que la perla no valíe res.

- Pero, ¿y si u hagueren preparat aposta?

- Si es així, tota la nostra vida mos han estat engañán.

- Auncás haguere sigut milló que Kino haguere asseptat los mil singséns pessos. Eren moltes perres, mes del que habíe vist may.

Potsé que Kino fore un loco. Supongám que vaigue de veres a la capital y no trobo compradó per a la seu perla. No sobreviuríe a una cosa així.

- Y ara, díen los temoriques, ara que los habíe desafiát, los especuladós ya no voldríen tratá en ell. Podríe sé que Kino se haguere tallat la retirada en la seua actitut.

Atres díen que Kino ere un valén y que teníe raó. De la seua valentía tots podríen traure profit. Estos estáen orgullosos de Kino.


A casa, Kino estáe tombat a la seua márfega, meditán. Habíe enterrat la perla daball de una pedra del foc y ara miráe los dibuixos de la tela del madalap hasta que los seus arabescos lo marejáen. Habíe perdut un món per a no guañán cap, y teníe temó. May en tota la seua vida se habíe alluñat del hogar. Li atemorisáe lo monstruo desconegut al que díen «la capital».

Se assentáe damún l’aigua y entre montañes, a mes de mil milles de allí, cada una de les cuals pareixíe una amenassa. Pero Kino habíe perdut lo seu món y teníe que pujá hasta un atre de nou. Lo seu somni del futur seguíe sén real, indestructible, habíe dit «hi aniré» y aixó fée tamé realidat la partida. Dessidí marchá, y díu, ere com está a mich camí.

Juana lo va vore enterrá la perla y va esta observánlo mentres rentae a Coyotito y preparabe les coques.
Va entrá Juan Tomás y se va assentá a la vora de Kino, guardán silénsio hasta que Kino va preguntá:

- ¿Quin atra cosa podía fé? Son uns estafadós.
Juan Tomás va assentí en gravedat. Ere lo mes gran y de ell traíe consell sempre Kino.

- Es difíssil aconsellá. sabém que mos vénen estafán desde la cuna. Pero anem tirán. Has desafiát no sol als compradós de perles, sino a la organissassió sansera de la nostra vida, y ting temó per tú.-

- No s’ha de tindre temó mes que de la fam.-

Juan Tomás no pareixíe conforme.

- Aixó u temém tots. Pero, suposém que no te equivoques,
supongám que la teua perla es de gran valor... ¿creus que ya está tot arreglat?

- ¿Qué vols di?

- No u sé, ting temó per vatros. Ficaréu los peus en terreno desconegut y no tens ni idea del camí a seguí.

- Men vull aná, mol pronte - Sí - Juan Tomás estáe de acuerdo -. Tens que féu, pero me pregunto si a la capital trobarás alguna diferénsia. Aquí tens amics y me tens a mí, ton germá. Allí a ningú.

- ¿Qué puc fé? Aquí no trobo mes que injustíssia.
Lo meu fill té que tindre una oportunidat, y no vull que la destruíxquen. Los meus amics me ajudarán.

- Mentres no se veiguen en perill o incomodidat - va di Juan Tomás. Y se va eixecá dién - :
Ves en Déu.
Kino va repetí:
- Ves en Déu - y no va eixecá la veu al diu, pos aquelles paraules ya valíen.


Mol después de que Juan Tomás haguere marchat, Kino seguíe cavilán. Lo invadíe la parálissis gris de la desesperansa. Veíe tots los camíns tancats y al seu cap sonabe la música enemiga. Los sentits li bullíen, lo seu servell explorae la vida externa an ell, don particulá de la seua rassa. 


Sentíe tots los rumors de la nit, les queixes dels muixonets, la agonía dels gats, lo vindre y retirás de les oles damún de la playa y lo sussurro del ven. Al nas li arribáe la pudó de los ressiduos vegetals abandonats per la marea. Als ulls se li presentáe lo madalap agarrán
la llum de un trong que petáe al foc.

Juana lo miráe preocupada, pero sabíe que li ajudaríe mes guardá silénsio y está prop de ell. Ella tamé sentíe la Cansó del Mal, lucháe contra nella canturreján la melodía Familiá,
tranquilissadora, calenteta y poética. Teníe a Coyotito als brassos y an ell li cantabe per a espantá lo mal, y la veu casi derrotabe la amenassa del negre espíritu.

Kino no se movíe ni demanáe lo sopá. Ella sabíe que cuan vullguere minjá ya u demanaríe. Los seus ulls eren los de un posseít, y seguíe en atensió lo vol al voltán de la casa de una amenassa casi materialisada, lo furtiu arrastrás de algo al exterió en tiniebles, algo sombrío y terrorífic pero que lo cridáe, amenassánlo y desafiánlo. La má dreta va buscá daball de la camisa lo gabiñet; los seus ulls estáen uberts; se va ficá en peu y va aná hasta la porta.

Juana volíe parál; va eixecá una má y la boca se le va obrí en un crit mut de terror. Va mirá a Kino dabán de la oscurina antes de pédres an ella. Juana va sentí lo arrastre dels seus peus, lo rumor de la lucha, los cops. Va permanéixe gelada de temó y los seus labios se van entreobrí
com los de un gat, descubrín la dentadura. Va dixá a Coyotito an terra, va agarrá una gran pedra del foc y va eixí corrén, pero ya ere tart.

Kino estáe an terra, tratán de incorporás, y no se veíe a ningú mes. Sol se sentíe lo rumor de
l´aigua y lo chulit del ven. Pero lo mal estáe allí mateix, amagat entre les herbes del ras, a la
sombra de la casa, entre los plecs del aire de la nit.

Juana va dixá caure la pedra, va rodejá a Kino en los seus brassos y li va ajudá a alsás y entrá a casa. Chumáe sang del seu pel y a la galta teníe un tall desde la orella a la barbilla. Kino estáe
consién a miches, y sacsáe lo cap de un costat al atre. La camisa estáe esgarrada y los pantalóns casi arrancats de la sintura. Juana lo va obligá a sentás a la
márfega y li va llimpiá la sang en la falda. Li va portá una mica de pulque y después de habé begut seguíe ell sacsán lo cap.

- ¿Quí? - va preguntá Juana.
No u sé, no lay vist.
Juana li rentae ara en aigua lo tall de la cara - mentres ell miráe fíxamen cap abán.
- Kino, home meu, Kino, ¿me séns?
- Te séntigo - va di ell, en la
llengua encara torpe.
- Kino, esta perla está maldita. Destruímla antes de que u faigue en natros. Aplastémla entre dos códuls. Aviémla al mar, al que perteneix. ¡Está maldita!
Mentres ella parláe, la llum del hogar relluíe als ulls de Kino en un sentelléo amenassadó.

- No. Lucharé contra tot aixó y guañaré. Ham de aprofitá la nostra única oportunidat. Va maltratá lo madalap en lo puñ. Ningú mos pendrá la nostra fortuna.
La mirada se li va suavisá y va apoyá en dolsó una má al muscle de Juana
- Créume - li va di -. Soc un home. Pel matí agarrarém la canoa y primé per mar y después
per terra, arribarém a la capital, tú y yo. No tolerarém que mos estáfon. Soc un home.
- Kino - va di ella, ting temó per tu. Póden matát. Torném la perla al mar. -
- Ham de dormí un poc, a primera hora mon anirém. ¿No tindrás temó de acompañám?-
- No, home meu.-
Ell la va mirá en ulls cariñosos y li va tocá una galta.
- A dormí una mica - va repetí.

V

La lluna se va eixecá al sel antes de que cantare lo gall. Kino va obrí los ulls a la escurina al sentí un movimén mol prop, pero se va quedá coto. Los seus ulls van escudriñá les tiniebles y en la pálida llum de la lluna que se filtrabe per la paret de rama va vore com Juana se eixecáe
desplayet. La va vore aná cap al foc y apartá les pedres sense soroll. Después, com una sombra, se va desllissá cap a la porta. Se va pará un momén a la vora de la cuna de Coyotito, se va dibuixá la seua figura al brancal, y va desaparéixe.

A Kino lo aufegáe la furia. Se va eixecá y la va seguí, tan silensiosamén com ella, sentín les seues rápides passes cap a la playa. La va vore ixí mes allá de la línea de la malea y avansá insegura cap a la vora del mar. En aquell momén ella se va doná cuenta de que la seguíe y va escomensá a corre. La seua má se alsáe per a aventá la perla cuan ell li va apretá la muñica y li va fé soltá la perla. Li va pegá a la cara en lo puñ tancat fénla caure damún de les pedres y li va pegá en lo peu al costat, al costellá. A la pálida llum va vore com l’aigua la cubríe parsialmén apegán la falda a les seues cames.

Kino la miráe enseñán les dens y chulán com una serp, y Juana lo miráe sense mostrá temó, com una ovella dabán del matarife.
Entonses la rabia va fugí de ell y se va vore sustituída per una aguda sensassió de malestá y de disgust. Se va apartá de ella y va pujá cap a casa.

Va sentí un soroll imprevist, va empuñá lo gabiñet y lo va dirigí contra la negra figura apressián com penetráe la fulla a la carn. Va sentí un gran cop, va caure de ginolls, un atra sacsada y la seua esquena va tocá an terra. Uns dits rápits van registrá la seua roba nerviosamén, y la perla, escapánse de la seua má entreuberta, va redolá hasta parás a la vora de una pedreta del camí. La llum de la lluna la fée brillá y destacáe sobre la pedreta.

Juana se va incorporá a la vora del mar. Li féen mal lo cap y les costelles, pero no sentíe ira contra Kino. Habíe dit: «Soc un home», y aixó significae algunes coses per a Juana. Significáe que ere un lloco a miges y un mich Déu, volíe di que Kino ere capás de medí les seues forses a una montaña o contra lo mar. Juana, desde lo interió de la seua alma, sabíe que la montaña resistiríe impávida mentres lo home acabaríe cruixit, que lo mar seguiríe lo seu incansable movimén y lo home podíe morí aufegat. Tot aixó es lo que fée de ell un home, mich loco y mich Déu, Juana teníe nessessidat de un home, no podíe viure sense un home. Encara que ñabíen profundes diferénsies entre home y dona, les coneixíe y les habíe asseptat. Claro que lo seguiríe a consevol puesto, no cabíe duda. A vegades les cualidats femenines de ella, raó, cautela, instín de conservassió, guañáen a la hombría de Kino y salváen la situassió. Se va eixecá en dolorós esfors, va afoná les palmes a les oles y se va rentá la cara en la coenta aigua salada. Después va arrencá a caminá detrás de Kino.

Un grupet de núgols multiformes entrae al sel desde lo sur. La pálida lluna se amagáe detrás de cada un de ells per a torná a ixí y Juana camináe daball de una llum vassilán. Belcáe la esquena dolorida y portáe lo cap caigut damún del pit. Va atravessá los
chaparrals a la oscurina, y al descubrís la lluna va vore lo sentelléo de la perla a la vora de la pedreta de la senda. A ginollóns la va plegá. Va seguí aginollada pensán si convendríe torná a la vora y
acabá la seua faena, y mentres meditáe alló va torná la llum y va vore frente an ella dos figures caigudes. Va saltá cap abán y va vore que un ere Kino y lo atre un desconegut en la gola tallada, secsionada, chorránli sang a mansalva.

Kino se retorsíe an terra, uberts los brassos com les ales de un muixó abatut y de la seua boca ixíen paraules fluixetes, incoheréns. En aquell momén sen va doná cuenta Juana de que la vida que portáen hasta entonses s’habíe acabat. Un home mort al camí y lo gabiñet ensangrentat de Kino van valé, se va convénse. Hasta entonses Juana habíe estat tratán de salvá algún tros de la antiga pas que reináe antes de trobá la perla. Pero no ñabíe retorn possible. Al donássen cuenta, va abandoná tots los seus somnis; no quedáe datra que salvás ells mateixos. Ya no sentíe doló ni se movíe en lentitut. Va arrossegá lo cadáver desde lo camí hasta la sombra de un
chaparro, va torná a la vora de Kino y li va torcá la cara en la falda humida. Ell va escomensá a recuperás y va gemegá.

- Han agarrat la perla; la hay perdut. Ya s’ha acabat tot, ara que no tenim la perla ...

Juana lo va tranquilisá com si fore un sagalet.

- Calla - li va di - . Aquí está la perla; la hay trobat al camí. ¿Me séns? Aquí está la teua perla. ¿Enténs? Has matat a un home y tením que anámon antes de que se faigue de día.

- M’han atacat - va explicá Kino en veu tremolosa - y hay luchat per a salvá la vida.

- ¿Recordes lo que va passá ahí? - va preguntá Juana - ¿Ten recordes cóm són los
homes de la siudat? ¿Creus que esta explicassió podrá salvát?

Kino va suspirá y va tratá de vénse la modorra.

- No, tens raó. Ves a casa y porta a Coyotito, y tot lo panís que trobos. Trauré la canoa y mon anirém.


Va arrepetá lo gabiñet y se va separá de ella. Fen traspeus va arribá hasta la canoa, y cuan la llum de la lluna se va fé mes forta va vore un gran forat al fondo de la embarcassió. Una ira destructora lo va invadí donánli forses.
Aquella ere la canoa de son yayo, heredada per váries generassións, y ara estáe feta malbé, malmetuda. Ere una maldat que superáe tota imaginassió. Lo assessinato de un home no ere tan pecat com lo assessinato de la seua canoa, perque una canoa no té fills, ni pot protegís, y les seues ferides no sicatrísen.

Ñabíe pena a la rabia de Kino, pero esta radera desgrássia lo habíe endurit com per a resistí consevol cop. Ere com una béstia, amagánse, atacán y vivín només per a protegí a la seua família. No teníe consiénsia clara del doló que martelláe com un mall al seu cap. Caminábe per la playa cap a la seua cabaña sense pensá en robá una de les canoes dels seus veíns. Ni una sola vegada va passá esta idea pel seu cap, com no se li haguere ocurrit destrossán cap de elles.
Los galls alsáen les veus y l’alba no estáe lluñ. Per les parets de les barraques escapáe lo fum de focs matinés, y al aire se notae ya l’auloreta de les coques. Ya se movíen los muixonets als matorrals, la lluna perdíe la seua llumenária y los núgols se giráen cap al sur. Lo ven ere fresc y penetráe al estuario, un ven inquieto y neguitós, ñirviós, que fée auló a tronada.


Kino estáe recobrán algo de ánim. Ya teníe lo cap mes cla; sol quedabe una cosa per fé, y les seues mans acarissiáben primé la perla y después lo gabiñet. Va vore una llum intensa frente an ell, ere una flama alta que veníe de la seua barraca. Coneixíe la rapidés en que se cremáen aquelles casetes de rames cuan se botáe foc. Al arrencá a corre va entropessá en Juana, que corríe cap an ell, en Coyotito als brassos y la manta a una má. Lo minut plorae de temó y los ulls de Juana estáen mol uberts. Kino podíe vore que la seua casa habíe dixat de existí y no va fé cap pregunta. Pero ella va explicá:

- Estáe tot desordenat; ñabíen forats per tot lo terra, y mentres yo miraba li van fotre foc desde fora.

- ¿Quí? - va preguntá.

- No u sé, homes del infern.

Los veíns ixíen de les seues cases procurán salvá les seues propiedats del foc. De repén Kino va sentí temó. Va recordá lo home mort a la senda y agarrán a Juana per lo bras la va portá a la escurina, pos sabíe que la llum ere perillosa per an ells. Va pensá un momén entre les sombres, y después van aná a casa de son germá Juan Tomás.

Afora, se sentíen los crits dels chiquets y dels grans, pos los seus veíns suposáen que ells estáen a dins de la casa en flames.

La barraca de Juan Tomás ere casi igual a la de Kino; casi totes eren idéntiques, dixán entrá per los cuatre costats aire y llum; així Juana y Kino, acurrucats a un racó, veíen la terrible pira. Van vore afonás la teulada (sense teules) y pronte la foguera van sé tot séndres. Sentíen les exclamassións dels seus amics y los plos de Apolonia, la dona de Juan Tomás, que dirigíe los laméns per la extinsió de la família.

De pronte sen va doná cuenta de que lo seu mocadó del cap no ere lo milló de los que teníe y va corre a casa a buscán un atre mes apropiat. Mentres rebuscáe a un arcón, baúl, va sentí la veu de Kino que díe:

- Apolonia, no ploros. No mos ha passat res.
- ¿Cóm hau vingut? - va preguntá ella.
- No faigues preguntes. Ves a buscá a Juan Tomás y dísli que vingue sense que se entero ningú mes. Aixó es mol importán, Apolonia.
La donota va dudá un instán, y después va di:
- Sí, cuñat.
No va tardá en torná en Juan Tomás. Este va enséndre una vela, se va arrimá an ells y va maná a la seua dona:
- Apolonia, fícat a la porta y no dixos entrá a ningú. - Com ere lo mes gran, assumíe tota la autoridat - . Y be, germá... - va escomensá.
- Vach sé atacat a la oscurina - va explicá, y luchán hay matat a un home.
- ¿A quí? - va preguntá Juan Tomás rápidamen.
- No u sé; tot estáe tan oscur com la boca de un llop.
- Es la perla, ña una maldissió an eixa perla.
La hagueres tingut que véndre y librat de la maldissió. Potsé que encara estigues a tems de véndrela y comprá la pas per a tú y los teus.
Kino va contestá:

- Oh, germá meu, me s’ha fet una ofensa imperdonable. La meua canoa está trencada a la playa; la meua casa s’ha cremat y als chaparros ña un home mort. Totes les eixides están tallades; tens que amagamos, germá.-

Kino, mirán de prop a son germá, va vore la fonda preocupassió als seus ulls, y se va adelantá a una possible negativa.

- No per mol tems, sol hasta que arribo la nit; entonses mon anirém.
- Tos amagaré - va dessidí Juan Tomás.
- No vull portát cap perill, sé que ara soc com un leprós. Mon anirém esta nit y així estaréu segús.
- Hay dit que te protegiré - va di Juan Tomás y va di - : Apolonia, tanca la porta y no digues a ningú que Kino está aquí.

Van está callats tot lo día a la casa, sentín a los veíns parlá de ells. Per les bades de la paret los veíen regirán les séndres buscán óssos.
Amagats van escoltá les exclamassións de tots al descubrí la canoa destrossada. Juan Tomás va eixí a proposá teoríes sobre lo que los podíe habé passat a Kino, Juana y al menut.

- Suposo que haurán anat cap al sur per a escapá al mal que anae detrás de ells.
- A uns atres los díe - : Kino no podríe abandoná lo mar. Igual ha conseguit un atra canoa. Apolonia está dolenta de pena.
Aquell día lo ven va saltá damún lo Golfo, les oles batíen una y un atra vegada damún la playa, aullabe entre les cabañes y ficae en perill a les atrevides barquetes que se habíen fet a la mar. Juan Tomás va tindre que di:

- Si Kino sen ha anat per l’aigua, an estes hores ya s’haurán aufegat tots. -
Les seues eixídes no servíen sol per a mantindre conversa en los veíns, sino per a obtindre algo de ells: un saquet de fesols secs, y hasta un gabiñet de devuit pulgades, pesat com una destral,
ferramenta y arma a la vegada. Cuan Kino lo va vore, los seus ulls se van iluminá y va acarissiá la fulla probán lo tall en la yema del dit gros.
Al arrimás la nit, Juan Tomás va tindre una llarga conversa en son germá.


- ¿Aón anirás?
- Al Nort, hay sentit di que cap al Nort ñan siudats.
- Evita la costa - li va advertí Juan Tomás - . Organisarán una patrulla per a registrá les playes, los de la siudat te deuen está buscán. ¿Tens encara la perla?
- La ting y la conservaré. Podría regalála, pero ara se ha convertit en la meua vida y la mala sort, y ting que guardala en mí.
Coyotito va escomensá a fé sorollets y Juana li va susurrá a la orelleta paraules mágiques per a que callare.
- Lo ven te ajudará - va di Juan Tomás - . Borrará lo rastre.

Van partí en silénsio antes de que ixquere la lluna. Juana portáe a Coyotito penján de la esquena a un plec del chal, y lo chiquet dormíe apoyat a un dels seus muscles.
Juan Tomás va abrassá a son germá dos vegades y lo va besá a les dos galtes.
- Ves en Déu - li va di en veu trista - . ¿No vols librát de la perla?
- Esta perla es ya la meua alma, si me desfach de ella pedré l’alma. Ves tamé en Déu.


VI

Lo ven bufáe en furia, tiránlos a la cara rametes, arena y grava. Juana y Kino se van tapá milló en les robes y van caminá món abán. Lo sel habíe quedat llimpio y la llum dels estrels ere
freda y lleitosa. Los dos camináen en precaussió, evitán lo sentro de la siudat, aon algún vagabundo mich adormit a un portal podríe vórels passá. La siudat se protegíe an ella mateixa durán la nit, y tot lo que se moguere a la escurina ere descubert al instán. Kino va rodejá la
periferia de la siudat y va tórse cap al Nort, guiát per les estrelles, y va trobá lo camí arenós que atravessán cams herms portáe hasta Loreto, aon la milagrosa Virgen María teníe la seua sede.

Kino sentíe a les cames los esgarraps de la arena volandera y se alegrabe per la seguridat de que no dixaríen cap rastre del seu pas. La llum de les estrelles li ajudáe a no pédre lo camí, y sentíe detrás de ell les passes apressurades de Juana.

Algo ancestral revivíe al seu cap. Per deball de la temó als espíritus malignos de la nit sentíe bullí un extrañ sentimén de alegría; algo animal tornáe a la vida al seu interió, fenlo cautelós, furtiu y amenassadó. Revivíe en ell una antiga característica del seu poble. Lo ven bufáe a la esquena y la família prosseguíe la marcha lenta, un hora detrás de un atra, sense entropessá en ningú ni de lluñ. Per fin, a la seu dreta se va elevá la lluna y en ella va amainá lo ven.
Ara veíen claramen lo camí, en ferides fondes de marques de carros. Sense la ajuda del ven les patades se faríen vissibles, pero ya se trobáen a considerable distánsia de la siudat y potsé passáren inadvertides. Kino camináe per una de les roderes, y Juana lo imitáe. Cuan, pel matí, un carro se encamináre cap a la siudat borraríe tota señal de les passes.


Van caminá tota la nit sense afluixá la marcha. Coyotito se va despertá una vegada y Juana lo va tindre que passá als seus brassos y acunál hasta que va torná a adormís. Los genios roíns de la nit dansáen al voltán. Los coyotes aulláben y sen enríen a les espessures y los mussols chuláen y cridáen desde los ábres. En una ocasió va passá prop una béstia gran pateján la malea. Kino va empuña lo gran gabiñet y al féu li va pareixe sentís a salvo de tot.

La música de la perla triunfábe, daball de ella la tranquila melodía de la família, les dos a compás de les passes damún lo pols. Al arribá la aurora, Kino va mirá a un costat y a un atre en busca de refugi per a passá lo día. Lo va trobá a un corro natural que podíe habé sigut un refugi de ciervos, completamén amagat detrás de un bosquet espés.

Cuan Juana se va assentá y se va disposá a amamantá al seu fill, Kino va torná a la senda. Va fé cruixí una rama y en ella va agraná les patades de les abarques, allí aon habíen abandonat lo camí. Als primés rayos del sol va sentí aproximás un carro, se va amagá a la cuneta y lo va vore passá, arrastrat per dos bueys juñits en lo jau. Cuan lo va pédre de vista va torná a eixí y se va assegurá de que les patades habíen quedat aplanades. Va borrá les que acabáe de fé y va torná a la vora de Juana.

Esta li va doná les coques que Apolonia habíe preparat y poc después se va quedá adormida. Kino se va assentá an terra y se va ficá a mirá los ordenats viaches de les formigues. Marcháen en columna y en lo peu les va interrompre (
interrumpí) lo pas; entonses elles li van pujá damún del peu y van continuá lo seu camí.
Lo sol se eixecáe abrassadó. Trobáe a faltá la proximidat del Golfo, allí lo aire ere tan sec que los matorrals cruixíen per efecte de la caló y despreníen una forta auló ressinosa. Cuan Juana se va despertá, lo día estáe mol avansat.

- Ña que tindre mol cuidado en aquell abre que veus allí - va explicá Kino -. No se pot tocá perque si después te portes la má als ulls te quedes sego. Tamé ña que pará cuenta en un ábre que sangre. Es aquell de mes allá. Si lo talles se fique a sangrá y porte mala sort.
Ella assentíe a tot sonrién, pos ya u sabíe de tems atrás.

- ¿Mos seguirán?¿Creus que procurarán acassámos?

- U intentarán. Lo que mos trobo tindrá la perla. Ya u crec que u probarán.

- Podríe sé que los traficáns tingueren raó y la perla no valgue res. Quí sap si tot ha sigut només una ilusió. -

Kino va rebuscá entre la roba y va traure la perla. Va dixá que lo sol jugáre en ella hasta que li van fé mal los ulls de mirála.

- No, no hauríen tratat de robála si no tinguere valor.
- ¿Saps quí te va atacá? ¿Los traficáns?
- No u sé; no vach pugué vórels.
- Cuan la venga me compraré un rifle - va di en veu alta, y va mirá la relluén esfereta en busca del seu rifle, pero no va vore mes que un cos estés an terra chumán sang de un tall sec al garganchó.

Entonses va di: - Mos casarém a la iglesia, y a la perla va vore a Juana, en la marca de la seua má a la cara, arrastránse per la playa.-

Lo nostre fill adependrá a lligí, lay amostrarán, y a la perla va ixí la cara infantil unflada y febril per efecte de la extraña medissina.
Kino va guardá la perla, perque la seua música se habíe fet siniestra y teníe mol paregut en la música del mal. Los rayos del sol los van forsá a buscá la sombra dels árbres, y van espantá a uns muixonets grisos. Kino se va cubrí lo cap en la manta y se va quedá roque.

Juana no podíe imitál. Estáe sentada a una roca, teníe la boca unflada y toba per efecte de la puñada de Kino, y les mosques revolotejáen damún de ella. Pareixíe un sentinela, y cuan Coyotito se va despertá lo va assentá a la terra seca frente an ella y va está mirán com movíe los brassos y cames, sonrién y fénla sonriure. En una rameta que va agarrá li fée gochet (cussigañes, pessiguañes) y después li va doná a beure aigua de la cantimplora que portáen.

Kino se movíe en somnis, cridán en veu gutural, mentres la seua má se movíe com si luchare. De repén va fotre un bram y se va alsá en los ulls mol uberts, assustat. Va tratá de escoltá algo pero sol va sentí lo petá dels ábres y malea y lo ven chulán allá llun.

- ¿Qué passe? -.
- Calla - va maná ell.
- Ensomiabes.
- Pot sé. - estáe que no tartíe, y va dixá de mastegá la coca que ella li habíe donat, per a escoltá un atra vegada. Estáe ñirviós, neguitós, intranquil, no dixáe de mirá per damún del seu muscle; desenvaináe lo gran gabiñet y probáe lo tall en lo dit gros.
Cuan Coyotito va balbussejá algo, Kino va maná: - Féslo callá.-
¿Qué passe? - va insistí Juana.
- No u sé.
Va torná a escoltá, en los ulls lluminosos com los de un llop cassán.
Se va ficá de peu silensiosamén y, doblegat per la sintura, va caminá pel brosquill cap al camí. No va ficá los peus, se va tombá a la sombra de una carrasca, va ataullá lo camí cap a la direcsió per aon habíe vingut.

Entonses los va vore avansá. Se li va ficá du tot lo cos y se va amagá instintivamén detrás de unes rames caigudes (solsídes). Allá lluñ veíe tres figures, dos a peu y un atra a caball. Sabíe quí eren, y lo terror se va apoderá del seu espíritu. Desde tan lluñ veíe moures lentamén a los de a peu, encorvats (belcats) mirán la terra. De cuan en cuan un se paráe y cridáe al atre. Eren los tramperos, capassos de seguí la pista de una cabra montés (salvache) a les montañes de roca. Eren com gossos de cassa. Sense duda, ell o Juana habíen eixit un momén de la rodera del carro y aquells cassadós acabáen de descubríu. Detrás, a la montura, anae un home embolicat en una manta; damún de la cadira un rifle relluíe al sol.

Kino estáe tan quieto com les rames del árbre, apenes respiráe, y los seus ulls se dirigíen al puesto aon habíe agranat lo rastre. Hasta les patades agranádes podíen tindre significat per an aquells homes. Los coneixíe be; a un país aon ñabíe poquíssima cassa se les arregláen per a viure cassán, y ara lo trofeo ere ell. Lligíen la terra com un llibre y lo jinete esperae passienmén.

Los rastrejadós van cridá com gossos de cassa en dijú, exitats per la auló de una liebre o
cachap. Kino va empuñá lo gabiñet y se va prepará per a la acsió. Sabíe lo que teníe que fé. Si los tramperos descubríen les patades borrades tindríe que saltá cap al jinete, matál en un instán y apoderás del rifle. Ere la única oportunidat per an ell y la família. Tal com los tres se arrimáben per la senda, Kino va cavá uns foradets a les puntes de les albarques per a pugué saltá sense perill de que los peus li rellissáren. Per deball de la rama caiguda, lo que podíe vore ere massa poc.

Juana, desde lo seu amagatall, va sentí lo soroll de los cascos sense ferrá del caball, y com
Coyotito podríe parlotejá, lo va agarrá en brassos rápidamen, lo va amagá daball del chal y li va doná lo pit, aixina estáe calladet. Cuan los tramperos van está prop, Kino sol veíe les seues cames y les potes del caball. Veíe los peus oscurs y descalsos de los homes y los pantalóns
blangs espentoláts, y sentíe lo cruixí del cuero de la cadira y lo tintineo de les espoles. Los homes se van pará al puesto agranat y lo van estudiá, mentres lo jinete se parabe.


Lo caball sacsáe (sacsábe) lo cap y mossegáe lo bossal, que sonáe contra les seues dens. Después va relinchá. Al momén se van girá los cassadós a mirál y observá la possisió de les seues orelles.


Kino no respiráe y la seua esquena estáe belcada (arquejada) per una terrible tensió muscular; la suó li bañáe lo labio de dal. Durán
inacabables minuts van está acachats los tramperos, y después van seguí la marcha mirán an terra, seguits per lo home a caball. Kino sabíe que no
tardaríen en torná. Faríen sírculs, se pararíen, buscaríen sense pará y al cap de sert tems tornaríen a está allí.
Va tirá cap atrás en cuidadet, pero no se va péndre la molestia de borrá lo seu rastre. No
podríe; ñabíe massa rametes chafades, herbes aplanádes, pedres cambiades de puesto. Kino estáe dominat pel pánic. Sabíe que los buscadós lo trobaríen y no ñabíe mes escapatoria que la fugida. Va corre hasta lo amagatall de Juana, que lo va mirá interrogán.

- Tramperos - va explicá - . ¡Anémon!
Una fonda desesperassió se apoderáe de ell. Se li va ensombrí la cara y los ulls se li van enterbolí de tristesa.

- Igual seríe milló entregás.
Al momén se habíe ficat Juana de peu y habíe agarrat lo seu bras.

- Tens la perla - li va recordá en veu aguda- . ¿Creus que te dixarán torná viu per a que vaigues dién que te la han robat?

- Acabarán per trobámos -.

- ¡Anémon! ¿Creus que a mí me perdonarán la vida? ¿Creus que lay perdonarán al
nostre fill?

Al final van penetrá los seus arguméns al servell atabalat de Kino; va expresá la rábia en un rugit y los seus ulls van recuperá la seua primitiva fieresa.

- Aném cap a les montañes. Podríe sé que a les montañes los faigám
pédre la pista (com va fé Moncho un juliol als Ports de Beseit).
Van agarrá depressa les cantimplores y paquets que ere tot lo que teníen.
A la má zurda portáe un paquet, pero la dreta sol empuñabe lo llarg gabiñet, en lo que anáe tallán la malea per a obríli pas a Juana. Anáen cap al oeste, en busca de les altes montañes de pedra. Kino no intentabe dissimulá lo seu pas, y al avansá removíe pedres, eixecáe pols, tombáe plantes y arrancabe fulles y brots. Lo sol caíe de ple damún de la campiña, y tota la vegetassió protestáe cruixín. Pero allí dabán ya estáen les despullades montañes de granito, erossionades, daball del sel blau. Kino casi corríe cap an aquelles terres altes, com fan los animals al vores perseguits.

Ere una terra sense aigua, cuberta de cactus y de malea, fortamen arrailáts a un terreno de grans pedres pulverissades. Entre elles creixíe un poc de herbeta gris y seca, sempre en set y al fil de la mort.

Les sargantanes miraben passá a la fugitiva família y movíen lo cap. De cuan en cuan una liebre, assustada, corríe a amagás detrás de la roca que mes prop teníe. Lo desértic paissache se empapabe de sol, mentres les montañes pareixíen fresques.

Kino casi volabe, perque sabíe lo que los veníe damún. En cuan los tramperos portaren un rato seguín lo camí se donaríen cuenta de que habíen perdut la pista, y tornaríen, hasta trobá lo
entradó del claro aon Kino y Juana habíen descansat. Desde allí ya no tindríen dificultat en seguíls: tantes pedres, fulles caigudes y rames tallades siríen per an ells un rastre mol cla, com una autopista. Kino sels imaginabe seguín les huelles, fen comentaris, y detrás de ells lo jinete en lo seu rifle. La seua faena vindríe después, al encarregás de que no pugueren torná. La música del mal palpitabe ara dins del cráneo de Kino, confundínse en los bufits dels escursóns.
Lo camí escomensáe a empinás y les roques eren cada vegada mes grans. Kino habíe lograt ya bona ventaja sobre los seus perseguidós, y van fé un descans. Va pujá damún de una roca gran y va ataullá (
otejá, aguaitá) lo panorama, sense vore als seus enemics, ni siquiera la figura mes alta del jinete. Juana se va dixá caure a la sombra del parapeto. Va arrimá l’aigua a los labios de
Coyotito y la seua seca llengüeta va chupá fort. Ella va mirá cap a Kino cuan lo va vore torná al seu costat y, al donás cuenta de que li miráe les cames, ferides pels
espinos (com argilagues) y arestes de les roques, les va tapá rápidamen daball de la falda.

Va passá l’aigua a Kino, pero ell va negá en lo cap y se va passá la llengua pels labios.
- Juana - . Yo men aniré y tú t’amagarás. Los obligaré a seguím per les montañes, y cuan hayguen passat ten vas al nort, a
Loreto o a Santa Rosalía. Después, si puc escapá, tornaré al teu costat. Es lo únic recurs que mos quede.

Ella lo va mirá fíxamen als ulls.
- No, aném en tú.
- Córrego mes anán sol - va protestá ell en veu áspra - . Exposes al chiquet vinín en mí.
- No - se va limitá a di Juana.
- Té que sé així, es la meua voluntat y lo únic prudén.
- No - va tornáy Juana.

Ell va tratá de trobá debilidat, temó o duda a la seua cara, pero no ere així.
Les seues pupiles brillaben. Entonses se va rendí, sense esperansa, pero a la vegada animat per la actitut de ella. Cuan van reempéndre la marcha ya no ere una fuga dirigida pel pánic.

Lo terreno, a medida que se alsáe cap a les crestes, cambiabe rápidamen. Les roques granítiques eren mol grans, badades per la intemperie, y Kino aprofitáe estes dures superfissies per a caminá sense dixá rastre, sempre que li ere possible. Sabíe que cada vegada que los seus perseguidós perdíen la pista teníen que entretíndres un bon rato fen zigzags, per lo que tornáe a vegades cap al sur, dixán una patada ben visible y tornáe a la direcsió dessichada per damún de roques encubridores. La costa ere ya mol empinada y los fée bufá.

Kino se encaminabe cap a una barrancada umbriosa que veíe a lo lluñ. Si an alguna part del país ñabíe aigua, siríe sense duda aon se veíe algo de vert, podíe trobá unes cadolles si lo manantial estare sec. Ademés, aquell barrang siríe probablemén un dels pocs passos al atre costat de la serra. Teníe lo seu perill, perque als tramperos sels ocurriríe lo mateix, pero la cantimplora buida no dixáe alternativa. Y així, mentres lo sol rellissae per la esquerra del sel, Kino y Juana pujáen per la empinada costa.

Mol amún, al muro rocós, daball de una puntalada, naixíe un manantial alimentat per lo desgel. A vegades estáe sec y creixíe musgo a la rambla, pero casi sempre portáe caudal, fresquet y llimpio. Cuan plovíe se formabe una alegre columna de aigua espumeján que caíe pel tall del barrang. Saltabe de escaló en escaló de pedra, formán remansos que se anáen omplín a cormull hasta rebosá per lo márge y seguí caén hasta lo pla, aon la terra seca la fée desapareixe, en la ajuda del aire calén y les arraíls. Acudíen animals desde moltes milles per a abeurá a les basses, cabres monteses, ciervos, pumes y ratolíns campestres. Per la nit acudíen los muixóns que de día revolotejaben damún dels matorrals de la llanura y a la vora del torrén. A tots los puestos aon se reuníe sufissién terra per a aguantá una arraíl, creixíen colónies vegetals, vides silvestres y palmeres del desert, lotos, hedra, carts, ortigues... Als remansos, basses, vivíen ranes, sapos, cullerots, salamandres y papaterres que se arrastraben per lo fondo de fang. Tot lo que nessessitae aigua acudíe a viure an aquells oasis humits. Los gats salvaches (serval) anáen allí a cassá y rentá les seues dentadures sanguejáns per les ferides de les seues víctimes. L’aigua fée que aquells racóns foren paraches de vida y a la vegada de mort.

Lo escaló mes baix, aon acudíe l’aigua antes de fotre un bot de sen peus y desapareixe al árid desert, ere una plataforma de pedra y arena. A l’olla, tassa natural de la roca, entrabe sol un filet de aigua, prou per a mantíndrela plena y doná vida a les plantes de les vores. La arena
de la diminuta playeta estáe remoguda per les pessuñes (cascos) y les garres de los animals que acudíen a beure y a cassá.

Lo sol habíe salvat la línea de les montañes cuan Kino y Juana van arribá per fin an aquell puesto. Desde allí domináen lo desert y la taca blava del Golfo allá lluñ. Estáen rendíts, y Juana se va dixá caure de ginolls y va rentá la cara de Coyotito antes de donáli de beure. Lo chiquet
va escomensá a protestá y gañolá, y entonses Juana li va doná lo pit.

Kino se va tombá pancha per aball, se va amorrá y va beure un bon rato. Después va estirá los músculs cansats, va mirá a Juana y al seu fill, se va eixecá y va aná hasta la vora del escaló de pedra, a ataullá la distánsia. Los seus ulls se van fixá a un pun y tot ell se va ficá rígid. Mol
aball, al escomensamén de la costa, va vore als tramperos; pareixíen dos pusses seguides per una formiga.

Juana se habíe girat a mirál y sen va doná cuenta de la rigidés de la seua esquena.
- ¿Lluñ? - va preguntá en veu reposada.
- Estarán aquí al caure la nit - va contestá Kino, y va alsá la mirada cap a la serra per la que baixáe la corrén -. Ham de aná al oeste. - y los seus ulls van escudriñá la paret de pedra. A una altura de uns sen peus va vore unas cuantes covaches naturals. Se va traure les aubarques y va escalá cap an elles, apoyánse a les irregularidats de la pedra en los peus despullats. Les covetes no teníen mes que uns peus de profundidat, pero estáen inclinades cap al interió. Kino va arribá hasta la mes gran y se va fotre a dins, comprobán la impossibilidat de que los veigueren desde fora. Se va doná pressa a torná a la vora de Juana.

- S’ha de pujá hasta allí. Es possible que no mos trobon.
Ella va omplí la cantimplora de aigua hasta dal, y Kino la va ajudá a escalá hasta lo forigó, entregánli después tots los paquets. Juana se va assentá a la entrada del forat y va observá lo que ell fée; no tratabe de borrá les patades del seu pas prop del riuet.

Va pujá en direcsió contraria al chorro de aigua, arrancán aposta malea y abrets, y después va torná a baixá. Va estudiá a poquetet les roques que conduíen a la cova per a sersiorás de que no ñabíen patades y per fin va torná al costat de Juana.

- Cuan pújon - va explicá - natros baixarém un atra vegada al pla. Lo únic que me fa temó es que lo chiquet se fico a plorá. Tens que tindre mol cuidado de que no u faigue.

- No plorará - va assegurá ella, portán hasta la seua la cara de la criatura y miránlo als ulls, que li van torná la mirada.

- Sen done cuenta de tot - va di Juana.
Kino se habíe estés a la entrada de la cova, apoyán la barbilla als brassos crusats y sense dixá de mirá la sombra blava de la montaña damún del inméns pla hasta les riberes del Golfo.

Los cassadós tardáen en apareixe, com si tingueren dificultats en lo rastre que Kino habíe dixat. Ere de nit cuan van arribá a la basseta. Los tres anáen a peu, pos lo caball no podíe pujá montaña amún. Vistes desde lo alt eren tres figuretes que la nit se anae tragán poc a poc. Lo home del rifle se va assentá a descansá y los atres se van gitá prop d’ell. A la oscurina brilláen los tres sigarros y Kino veíe que minjáen y los sentíe parlá.

Van arribá les tiniebles, negres y espesses al cor del portell. Los animals que frecuentáben los remansos van escomensá a arrimás, pero al aulorá la pressénsia de homes se retiráen cap a la oscurina.

Juana sussurrábe - Coyotito - procurán que estiguere cotet y chitón, mutis y a la gábia. Lo chiquet protestáe y la veu apagada indicáe que Juana li habíe tapat lo cap en lo chal.

Al peu de la montaña va brillá un misto y va pugué vore que dos dels homes dormíen y l’atre fée guardia en lo rifle damún dels ginolls.
Después la llum se va extinguí, pero va dixá a la retina de Kino un cuadro imborrable. Vée a los dos homes acurrucats com a góssos y la flama reflejanse al cañó del rifle.

Kino se va retirá en silénsio al fondo de la covacha. Los ulls de Juana pareixíen chispes de una estrella. Kino se va arrimá an ella y va pegá los labios a la seua galta.

- Ña una manera de acabá en aixó - li va di.
- Pero te matarán.
Si arribo primé hasta lo home del rifle, tot estará resolt. Dos de ells dórmen.
La má de ella va eixí de deball del chal y va agarrá lo seu bras.
- Vorán lo traje blang a la llum dels estels. - No - va di ell - . Ademés, u faré antes de que ixque la lluna. - . Si me maten quédat quieta, y cuan sen hayguen anat, vésten a Loreto.
La má de ella va tremolá.
- No ña datra. Si no u fach així, pel matí mos descubrirán.-
Ves en Déu - va di Juana, tremolanli la veu.

Ell la va mirá de mol prop y va vore los seus grans ulls uberts. Va allargá la má y la va apoyá uns momens damún del cap de Coyotito. Después va rosá en suavidat la galta de Juana, que va contindre lo aliento (alén, alé).

Dibuixada a la entrada de la covacha va vore Juana la silueta de Kino traénse la roba, encara que estáe bruta se voríe massa blanca a la oscurina de la nit. La seua pell torrada, morena, lo protegiríe milló. Después va vore com lligáe lo mánec del gaviñet al collá que penjáe damún del seu pit, dixán així les dos mans libres. No va torná jun an ella; per un momén va sé lo seu cos una taca fosca a la entrada de la cova, y después va desapareixe.

Juana va aná hasta la boca del forigó y va mirá cap a fora. Miráe com un caro (cárabo) desde lo seu niu a un pi de la montaña, y a la seua esquena dormíe lo chiquet damún de la manta. Juana murmuráe la seua extraña mescla de orassió y conjuro, Avemaríes y maldissions contra aquells sers inhumanos.

La nit li pareixíe menos oscura al mirá desde allí, y al este del horizonte veíe una serta lluminosidat reveladora de la próxima aparissió de la lluna y, al mirá cap a aball, va vore la llum del sigarro del home que seguíe en vela.
Kino va vorejá la cornissa de pedra com u faríe una lenta oruga. Habíe donat la volta al seu collá per a que lo gabiñet penjáre a la seua esquena y no puguere tintinejá contra la paret de pedra. Los seus dits estesos tantejáben les montañes, los seus peus trobáen apoyo als ixidós de la roca y lo seu pit rellissáe damún del muro, avansán poc a poc.

Consevol soroll, una pedreta que rodare, un suspiro, una involuntaria palmada damún la roca, despertaríe als tramperos adormits. Tot lo que fore extrañ a la nit los ficaríe sobre avís. Pero la nit no ere del tot silensiosa: les ranes que vivíen prop de l´aigua croáen, y algúns muixóns no no domíen, y se sentíe lo rascá insessán de les chicharres (sigarres) y algún grill. Al cap de Kino ñabíe un atra música, la del enemic, palpitán, aguardán, y damún de ella la Cansó Familiá se habíe fet intensa y aguda com lo maulit de una puma femella.


Kino portáe la boca uberta per a que la seua respirassió no faiguere soroll, perque sabíe que no ere invissible. Si lo sentinela, al sentí algo, eixecáe la vista cap a la paret, lo voríe. Per aixó teníe que móures mol lentamén. Va tardá mol en arribá al peu de la paret y entonses se va amagá detrás de una palmera enana.
Lo palpitá del seu cor ere com un tro al pit y la suó bañabe la seua cara y les seues mans. Se va esténdre tot lo llarg que ere y va respirá fondo per a tranquilisá los ñirvis.

Sol lo separaben vin peus dels seus enemics y tratabe de recordá la topografía de aquell puesto. ¿Ñabíe alguna pedra que puguere detíndrel a mitat de la seua carrera? Se va fregá les cames per a evitá calambres y sen va doná cuenta de que los seus músculs estáen desfets per efecte de la prolongada tensió. Entonses va mirá en temó cap a Orién. La lluna ixiríe en pocs minuts y ell teníe que atacá antes de que ixquere. Veíe la silueta del sentinela, pero los que dormíen se quedaben fora de la seua vista. Ere lo despert lo que teníe que caure primé, sense vórel ni sentíl.

Silensiosamén va desfé del collá lo gran gabiñet, pero ere massa tart.
Al eixecás del seu amagatall va assomá al horizonte la lluna, y Kino va a torná a dixás caure.
Ere una lluna minuda, pero omplíe de llums y sombres tot lo barranquet.
Kino veíe ara en tota claridat la figura del home acurrucat a la voreta de l´aigua. Estáe mirán la lluna; va enséndre un sigarro y lo misto va iluminá la seua cara un instán. No podíe esperá; cuan girare lo cap, Kino saltaríe. Les seues cames estáen tenses com molles de acero (aser).
Y entonses va arribá desde dal un plo aufegat. Lo vigilán va girá lo cap per a escoltá y después se va ficá de peu, y un dels que dormíen se va despertá, se va eixecá y va preguntá:

- ¿Qué passe?
- No u sé - va confessá l’ atre - . Pareixíe un plo, com lo de un chiquet.
Lo que acababe de despertás va di:
- No se pot assegurá. Hay sentit a coyotes plorá com criatures.
La suó caíe en gotes grosses pel fron de Kino hasta los seus ulls, que li coíen. Lo plo se va repetí y lo sentinela va mirá cap a la cova, a la paret del nort.

- Es possible que sigue un coyote - va di, y Kino va sentí lo sorollet del forrollat del seguro del rifle.
- Si es un coyote en aixó callará - va di lo desconegut, eixecán lo rifle.

Kino habíe saltat ya cuan va soná lo tiro y la fogonada se va reflejá a les seues negres nines (pupiles). Lo gran gabiñet va fé un sírcul al aire en busca de la seua presa y se va afoná entre coll y pit. Kino ere ara una terrible máquina de matá. Se va apoderá del rifle al momén en que soltabe lo gabiñet, lo va alsá al aire y lo va descarregá en forsa damún del cap del home assentat, esbadocánlo com si fore un meló de la Galia. Lo tersé va fugí de esquenes, com un cangrejo (
van de costat), va caure a dins del remanso y va tratá de pujá a la vora en moviméns frenétics. Intentáe alcansá los sarméns de viña borda y emitíe crits aufegats de terror. Pero Kino teníe ara la duresa y fredó del acero. Se va tirá lo rifle a la cara, va apuntá y va dispará. Va vore al seu enemic caure de esquena a l’aigua y se va atansá an ell en dos galarchades. A la llum de la lluna, va vore los seus ulls aterrorisats, en algo de vida, y va torná a dispará entre les selles.
Después Kino se va pará. Algo no habíe eixit be, una idea desconeguda y inquietán tratabe de obrís pas cap a la seua consiénsia.
Ranes y chicharres habíen callat. Lo servell de Kino se va despejá un poc y se va doná cuenta del sonido: lo agut, plorós, histéric crit de doló dabán de la mort.

A La Paz tot lo món recorde la tornada de la família; potsé que sol algúns agüelos u veigueren, pero tamé u recorden aquells que u van sentí de labios de sons pares, mares, yayos y yayes. Es algo que pareix habéls passat a tots y cada un.

Estáe ya mol avansada la tarde cuan los primés chiquets van arribá corrén a la siudat en la nova de que Kino y Juana tornaben.
Tots van eixí a ressibíls. Lo sol se encaminabe cap a les montañes del Ponén y les sombres eren mol llargues damún del pols. Igual este detalle es lo que mes impresió los va fé.

Entraben los dos a la siudat per lo camí del interió, y no anáe Juana detrás de Kino com sempre, sino al seu costat. Teníen lo sol a la esquena y pareixíen espentá dabán de ells llargues tires de sombra. Kino portáe un rifle al bras y Juana un chal formán una pilota a la esquena. Lo chal estáe tacat de sang seca y se movíe al compás de ella. La seua cara estáe endurida per lo cansamén (fatiga) y per la tensió en la que intentabe dominál. Los seus ulls miraben al buit. Los labios de Kino estáen apretats, com les seues barres (mandíbules).
Cónten los mateixos que los dos pareixíen distáns de cuan existíe de humano; habíen atravessat la terra del doló y alcansat l’atra vora; ñabíe algo mágic en ells. Los que habíen acudit a ressibíls se apartaben sense dirigíls la paraula.

Kino y Juana van crusá la siudat com si no existiguere. Los seus ulls no van dixá un momén de mirá cap abán, les seues cames se movíen mecánicamen, com si u hagueren adeprés massa be, y la seua rigidés ere terrible. La siudat se assomabe a les portes y finestres de les seues parets encalades a miráls. Kino y Juana van baixá de la siudat al arrabal dels peixcadós, y los seus veíns los van obrí pas. Tomás va alsá la má en un saludo que no va arribá a aflorá als seus labios y la má va está un ratet al aire.

Als oíts de Kino la Cansó Familiá ere aguda com un crit, un crit de batalla.
Van atravessá la recremada plassoleta que habíe ocupat la seua barraca y no se van digná a mirála. Van vorejá los chaparrals que creixíen frente a la playa y se van arrimá al aigua, sense mirá la destrossada canoa de Kino.

Al arribá al aigua se van pará y van mirá cap al Golfo. Kino va dixá an terra lo seu rifle, va rebuscá entre la roba y va traure la gran perla. Va contemplá la seua superfíssie gris y suave. A la perla veíe los ulls agónics del trampero aufegánse y a Coyotito al fondo de la covacha en lo cap esbadocat per una bala.
La perla ere fea, gris, maligna. Kino sentíe la seua música, una melodía de locura.

Tremolánli la má se va girá cap a Juana, enseñánli la joya. Ella seguíe al seu costat en lo saquet sangueján al muscle; va mirá la perla a la má de ell, después als seus ulls y va di en veu baixa:

No, tú.

Kino va tirá cap atrás lo bras y va aventá la perla en tota la seua forsa. La van vore brillá uns instáns a la llum del sol y después va esquichá al entrá al mar, ben lluñ.
Van está mol rato en la mirada ficada al mateix pun.
La perla va entrá a les aigües verdoses y lentamén se va aná afonán.

Les algues la van atraure y ella se va dixá abrassá. Les llums verdes del mar se reflejáen en gran bellesa a la seua superfíssie.
Per damún, l’aigua ere un espill ondulán. Un cangrejo que se arrastrabe de costat pel fang va eixecá un núgol de arena y cuan l’aigua va recobrá la seua nitidés la perla habíe desaparegut.

Y la seua música se va convertí en un sussurro que no va tardá en extinguís.