Mostrando entradas con la etiqueta Nápoles. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Nápoles. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de marzo de 2023

A la ciutat de Nàpols hi ha una presó la vida mia...


 

A la ciutat de Nàpols

Hi ha una presó

La vida mia

Hi ha una presó

La vida mia amor

Hi ha 29 presos

Que canten la cançó

La vida mia

Que canten la cançó

La vida mia amor

La dama està en finestra

Escoltant la cançó

La vida mia

Escoltant la cançó

La vida mia amor

Els presos se'n temeren

Ja no cantaven, no

La vida mia

Ja no cantaven, no

La vida mia amor

Per què no cantau, presos?

Per què no cantau, no?

La vida mia

Per què no cantau, no?

La vida mia amor

Com cantarem, senyora

Si estam dins la presó?

La vida mia

Si estam dins la presó

La vida mia amor

Sense menjar ni beure

Més que algun rosegó

La vida mia

Més que algun rosegó

La vida mia amor

Demà serà dissabte

Mos penjaran a tots

La vida mia

Mos penjaran a tots

La vida mia amor.

//

UC : 

Darrer concert d'UC - Palma 2019:

https://www.youtube.com/watch?v=_gq042gNEVo


A la ciutat de Palma

lunes, 28 de octubre de 2019

Valderrobres, lenguas propias Corona de Aragón

Valderrobres pone en valor las lenguas propias de la Corona de Aragón

La capital de la comarca del Matarraña acoge el
XII Encuentro de CEACA

Valderrobres, capital de la comarca turolense del Matarraña, acogió este pasado fin de semana (26-27 de octubre) el XII Encuentro de la Coordinadora de Entidades de la Antigua Corona de Aragón. CEACA integra asociaciones culturales de los antiguos Reinos de Valencia, Aragón, Mallorca (Baleares) y Nápoles.

Aunque algunos de los ponentes y participantes en este Encuentro llegaron a la capital matarrañesa ya el viernes, el evento se inauguró oficialmente el sábado a las 10:30 horas y dicha inauguración corrió a cargo de la Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Valderrobres, Asunción Giner. Tras los parlamentos pertinentes de los representantes de las distintas entidades que conforman la Coordinadora y en los que cada ponente presentó la situación actual de su territorio y lengua, miembros de CEACA instalaron una carpa en la plaza de España para mostrar libros y material audiovisual en sus respectivas lenguas: valenciano; aragonés/chapurriau; balear y napolitano.

Mesa Redonda sobre Lenguas, con importante presencia de representantes y cargos políticos de Cs, PAR, PP y PSOE

El acto central de las jornadas fue, sin duda, la Mesa Redonda que se desarrolló la tarde del sábado en el Salón de Actos del Centro Polivalente de Valderrobres. Así, a la misma asistieron diferentes alcaldes y consejeros comarcales de PAR, PP y PSOE. También hubo presencia de la formación política de Ciudadanos, representada por su Secretario de Organización en Aragón y vicepresidente de las Cortes de Aragón, Ramiro Domínguez. No fue el único diputado que asistió al acto, pues Esther Peirat, diputada del Partido Aragonés, también acudió al mismo. La Consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales del Gobierno aragonés, que no pudo asistir a causa de compromisos coincidentes, sí que, a través de un mensaje, agradeció “la invitación” y deseó “mucho éxito en el desarrollo del acto”.

El tema debatido en la sesión de tarde se centró en las lenguas propias de la antigua Corona de Aragón. La Mesa estuvo compuesta por representantes de las diferentes entidades que forman CEACA, así como por la Consejera de Patrimonio y Lenguas de la comarca del Bajo Aragón, María José Gascón, y por el presidente de la asociación Amics del Chapurriau, entidad esta última que participó en calidad de invitada. Las ponencias y el debate estuvieron moderadas por el historiador turolense Juan José Barragán. María José Gascón reclamó “unión y colaboración” entre las comarcas y agradeció la presencia de representantes políticos de las diferentes formaciones “porque hay que debatir y entre todos hay que conseguir que no se pierda la lengua que nos transmitieron nuestros padres y abuelos”.

Por otro lado, los diferentes ponentes dejaron clara la autonomía de sus respectivas lenguas (aragonés/chapurriau; valenciano; balear y napolitano) y denunciaron la “catalanización lingüística y cultural” que se está sufriendo en Aragón, Valencia y Baleares. A través de testimonios escritos seculares, los contertulios atestiguaron la idiosincrasia y el origen de las diferentes lenguas que se hablaron en la Corona de Aragón. Asimismo, denunciaron las tergiversaciones y manipulaciones históricas que el nacionalismo catalán viene realizando desde hace décadas.

Tras una hora y cuarto de tertulia y exposiciones llegó el momento de las intervenciones de los asistentes a la Mesa Redonda, entre los cuales tomaron la palabra destacados líderes políticos. Ramiro Domínguez, Secretario general de Cs Aragón y vicepresidente de las Cortes de Aragón, reivindicó el carácter “liberal” de la formación naranja y aseguró que para su partido “lo primero y más importante es la libertad”. Domínguez exigió que “se respete lo que cada persona y cada sociedad quieren hablar”. Además, el representante de la formación de Albert Rivera aseguró que “decir la franja (para referirse a la zona oriental de Aragón) es un error”.

Por su parte, el aragonesista José Manuel Insa afirmó que “el denominado catalán de Aragón es algo extraño porque nosotros hablamos chapurriau”. Insa pidió que “nos dejen mantener nuestro patrimonio y nuestra manera de hablar y que no nos catalanicen el nombren de nuestros pueblos”.

La Organización tuvo palabras de agradecimiento para Cs, PAR, PP y PSOE por haber asistido al acto. Aunque los organizadores también mostraron su decepción por la ausencia del Director General de Política Lingüística, José Ignacio López Susín (CHA), a quien habían “invitado” y del que no recibieron “ni si quiera una respuesta”. Los organizadores lamentaron que “López Susín vaya a todos los actos catalanistas a los que se le invitan, en algunos de los cuales ha habido presencia de lazos amarillos en la propia Mesa de ponentes, y sin embargo, a un acto en el que se defiende el aragonés y sus modalidades lingüísticas no se haya dignado si quiera a contestar a la invitación”. Además, los representantes aragoneses pidieron a PSOE y PAR que “no cedan a las presiones catalanistas de CHA y Podemos” que, a su juicio, “pretenden imponer el catalán y acabar con las modalidades lingüísticas aragonesas de la zona oriental”.

La nota de animación la pusieron un grupo de joteros locales que, una vez finalizada la Mesa Redonda, ofrecieron una actuación de jotas en chapurriau. Después de la actuación los participantes en el Encuentro compartieron una cena y una larga sobremesa en la que se estrecharon lazos entre las diferentes entidades.

Homenaje a la soprano Elvira de Hidalgo

El domingo, y después de una reunión de trabajo, CEACA rindió un homenaje a la soprano valderrobrense Elvira de Hidalgo (Elvira Juana Rodríguez Roglán) ante la casa en la que nació la famosa cantante. Posteriormente, los participantes en el decimosegundo Encuentro de CEACA disfrutaron de una visita guiada al Castillo e Iglesia de Valderrobres así como una visita al Museo de la localidad. La clausura del evento tuvo lugar al mediodía durante la Comida de Hermandad de la que disfrutaron los asistentes al mismo.

Durante el fin de semana, la Coordinadora de Entidades de la Antigua Corona de Aragón volvió a poner de manifiesto su compromiso con la defensa de las lenguas valenciana, aragonesa/chapurriau, balear y napolitana.










domingo, 17 de febrero de 2019

Breve compendio de las grandezas del Reyno de Aragón

"Son de la Corona de Aragó: Cataluña (este sol va entrá per herénsia), Valénsia, Mallorca, Menorca, Ibiza, Cerdeña y Nápoles; per este títul de Nápoles, que es lo mateix, que lo de Sicilia, se incluíxen a la Corona de Aragó lo títul de Rey de Ierusalen, ... "
* Fernando Rodríguez: Breve compendio de las grandezas del Reyno de Aragón, 1685



"Son de la Corona de Aragó: Cataluña (este sol va entrá per herénsia), Valénsia, Mallorca, Menorca, Ibiza, Cerdeña y Nápoles; per este títul de Nápoles, que es lo mateix, que lo de Sicilia, se incluíxen a la Corona de Aragó lo títul de Rey de Ierusalen, ... "

http://www.bivizar.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1001473


Fernando Rodríguez: Breve compendio de las grandezas del Reyno de Aragón, 1685

Breve compendio de las grandezas del Reyno de Aragon / escrivelo el doctor Fernando Rodriguez.

Publicación:En Roma : en la Ymprenta de la Reu. Cam. Apost., 1685.
Descripción física:[12], 137, [2] p., [1] en bl.; [1] h. de grab. pleg. ; 4º.
Notas:Sign.: [ ]4, A-S4
Anteportada
La h. pleg., grabado calcográfico representando a la Virgen del Pilar y a su alrededor en viñetas otros santos relacionados con el Reino de Aragón. Esta firmado por el autor de la obra y "Nicolae Billy Sculp.", fechado en 1686

viernes, 14 de diciembre de 2018

JORNADA TERSERA. NOVELA SEXTA

Ricciardo Minútolo vol a la dona de Filippello Sighinolfo, a la que advertín selosa y diénli que Filippello al día siguién se reunirá en la seua dona a uns bañs, la fa aná allí y, creén que ha estat en lo home se trobe en que ha estat en Ricciardo.

Res mes li quedabe per di a Elisa cuan, alabada la sagassidat de Assicalat, la Reina li va di a Fiameta que continuare en una história, y ella, tota sonrién, va contestá: 
- Siñora, de bona gana.
Y va escomensá:
Mos convé eixí de la nostra siudat, que tan com es abundán en atres coses tamé u es en ejemplos de tota classe, y com Elisa ha fet, tos contaré algo de les coses que pel món han passat, y per naixó, passán a Nápoles, tos contaré cóm una de estes beates que se mostren tan esquives al amor va sé pel ingenio del seu amán portada a sentí los fruits del amor abáns de que haguere conegut les flos o les yemes; lo que a un tems tos fará mes cauteloses en les coses que poden sobrevíndretos y tos deleitará en les ocurrides. 

Bandera , escudo, rey, Aragón, Señal Real, historia, reinos, Aragón, Mallorca, Valencia, Sicilia, Córcega y Cerdeña, Nápoles, ducados, Atenas, Neopatria, marquesados, Provenza, condados, Barcelona Barcino Barchinona, Rosellón, Urgell, señoríos, Montpellier, dominios, Gelves, Gozzo Gozo, Malta, tributos, Murcia, Tremegen, Túnez


A Nápoles, siudat antiquísima y potsé tan deleitable, o mes, que cap atra a Italia, ñabíe un jove noble de sang y espléndit per les seues riqueses, de nom ere Ricciardo Minútolo. Este, encara que per dona teníe a una hermossíssima y grassiosa jove, se va enamorá de una que, segóns la opinió de tots, en mol sobrepassabe en hermosura a totes los demés dames napolitanes. Se díe Catella, y ere la dona de un jove noble de nom Filippello Sighinolfo, al que ella, honestíssima, mes que a res amabe y teníe en apréssio. Amán, pos, Ricciardo Minútolo an esta Catella y ficán en obra totes aquelles coses per les que la grássia y l´amor de una dona tenen que podé conquistás, y en tot alló no podén arribá a res del que dessichabe, se desesperabe, y del amor no sabén o no podén deslligás, ni sabíe morís ni li aprofitabe viure. Y en tal disposissió están, va passá que per les dones que eren les seues parentes va sé un día bastán alentat per a que se desfaiguere de tal amor pel que en vano se cansabe. Com Catella no teníe datre be que Filippello, del que ere tan selosa que hasta temíe que los muixóns que pel aire volaben lay prenguéren. Ricciardo, sabén dels sels de Catella, de repén va maquiná una manera de satisfé los seus dessichos y va escomensá a mostrás desesperat pel amor de Catella y a habél ficat en un atra noble Siñora, y per amor seu va escomensá a mostrás justán a caball y luchán y fen totes aquelles coses que per Catella solíe fé. Y no u habíe fet mol tems cuan al ánimo de tots los napolitáns, y tamé de Catella, estabe que ya no volíe a Catella sino an esta segona Siñora, y tan en aixó va perseverá que tan per sert per tots ere tingut alló que hasta Catella va dixá de sé fura en ell per l´amor que tíndrela solíe, y com si fore de la família, com a veí, al aná y al vindre lo saludabe com fée als atres.
Va passá que, fen una caló que ataubáe, moltes compañíes de dames y caballés, segóns la costum dels napolitáns, van aná a recreás a la voreta del mar y a diná allí y a sopá allí; sabén Ricciardo que Catella en la seua compañía habíe anat, tamé ell en los seus amics s´hi va atansá, y en la compañía de les dames de Catella va sé ressibit, fénse primé de rogá, com si no li apetiguére quedás allí. Allí les Siñores, y Catella en elles, van escomensá a gastáli bromes sobre lo seu nou amor, y mostránse mol inflamat, mes materia los donabe per a parlá. Después, habénsen anat una de les Siñores cap allí y l’atra cap allá, com se fa an aquells puestets, habénse quedat Catella en unes poques allí aon Ricciardo estabe, va dixá caure Ricciardo miránla an ella una alusió a sert amor de Filippello lo seu home, pel que ella va sentí sels de repén y per dins va escomensá tota a enséndres en dessich de sabé lo que Ricciardo volíe di. Y después de contíndres una mica, no podén aguantá mes, li va rogá a Ricciardo que, per l'amor de la Siñora a qui ell mes amabe, li vinguere en gana aclaríli lo que habíe dit de Filippello
Ell va di:
- Me hau conjurat y no tos puc negá res de lo que me demanéu, y per naixó tos u diré, si me prometíu que ni una paraula diréu ni an ell ni a datre, mes que cuan veigáu per los fets que es verdat lo que vach a contátos, que si voléu tos enseñaré cóm podéu vórel. A la Siñora li va aná be lo que li demanabe, y va creure que ere verdat, y li va jurá no díu may. Retirats, pos, apartadets, per a no sé sentits per los demés, Ricciardo va escomensá a díli aixó: 
- Siñora, si yo tos vullguera com tos vach volé, no osaría dítos res que tos dolguére, pero com aquell amor ha passat me cuidaré menos de dítos la verdat de tot. 
No sé si Filippello alguna vegada va péndre a ultraje l´amor que yo tos tenía, o si ha tingut lo pensamén de que alguna vegada vach sé amat per vos, pero a mí may me va demostrá res. Pero potsé esperán lo momén adecuat, cuan yo menos u sospechara, amostre vóldre fém a mí lo que crec que pense que li hay fet yo, es di, vóldre tíndre a la meua dona per a plaé seu, y segóns me pareix la ha solissitat desde fa no mol tems hasta ara en moltes embajades, que totes hay sabut per nella, y ella li ha donat la resposta que yo li hay manat. Pero este matí, abáns de vindre aquí, hay trobat a la meua dona a casa en un atra dona en secret consiliábul, y enseguida me ha paregut de qué parláen. Hay cridat a la meua dona y li hay preguntat qué volíe aquella. Me ha dit: 
«Es eisse fisó y corcó de Filippello, al que donánli respostes y esperanses tú mel has futut damún, y diu que vol sabé lo que enteng fé, y que, si yo vullguera, faríe que yo puguera aná secretamen a una casa de bañs de esta siudat y en aixó me rogue y me canse, y si no fore perque me has fet tíndre estos trates, mel hauría tret de damún de tal manera que may hauríe ficat los ulls aon yo haguera estat». 
Ara me pareix que ha anat massa lluñ y que ya no sel pot soportá mes, y dítosu per a que conegáu quina recompensa ressibix la vostra fiel lealtat per la que yo vach está a pun de morí. Y per a que no cregáu que són cuentos y fábules, si teníu ganes de vóreu y tocáu, vach fé que la meua dona li donare an aquella que esperabe esta resposta: 
que aniríe en son demá cap a la michdiada, cuan la gen dorm, an eixa casa de bañs, en lo que la dona sen va aná contentísima. 
Ara, no creuréu que la enviaría allí, pero si yo estiguera al vostre puesto faría que ell me trobare allí en ves de aquella en qui pensabe trobás, y cuan haguera estat una mica en ell, li faría vore en quí habíe estat; y fen aixó crec que sel ficaríe en tanta vergoña que al mateix pun lo despréssio que a vos y a mí vol fé siríe vengat.
Catella, al sentí aixó, sense tíndre en considerassió quí ere qui lay díe ni los seus engañs, segóns la costum dels selosos, va doná fe an aquelles paraules, y sertes coses passades abáns va escomensá a lligá en este fet; y ensenénse en ira, va contestá que ella faríe alló, que no ere tanta faenada féu y que sertamen si ell anabe allí li faríen passá tal vergoña que sempre que veiguére an alguna dona después se li vindríe a la memória. Ricciardo, contén en aixó y pareixénli que lo seu invento habíe sigut bo y donabe resultat, en atres moltes paraules la va confirmá en alló y va aumentá la seua credulidat, rogánli que no diguere may que lay habíe dit ell; lo que ella li va prométre pel seu honor.
Al matí siguién, Ricciardo sen va aná a una bona dona que dirigíe aquells bañs que li habíe dit a Catella, y li va di lo que enteníe fé, y li va rogá que en alló li ajudare. 
La bona dona, que mol obligada li estabe, li va di que be u faríe, y en ell va consertá lo que habíe de fé o di. Teníe ésta, a la casa aon estaben los bañs, una alcobeta mol fosca, perque no ñabíe an ella cap finestra per la que entrare la llum. Aquella, segóns les indicassións de Ricciardo, va prepará la bona dona y va prepará a dins un llit tan be com va pugué, al que Ricciardo, com u habíe planejat, se va ficá y se va quedá esperán a Catella.
La Siñora, sentides les paraules de Ricciardo y habénles donat mes fe del que mereixíen, plena de indignassió, va torná per la nit a casa, aon per cassualidat Filippello despistat en uns atres pensaméns tamé va torná y no li va fé lo ressibimén que acostumbrabe a féli. Notánu ella, va tíndre mes sospeches de les que teníe, diénse an ella mateixa: 
«En verdat, éste té lo cap ficat a la dona en qui demá creu que se donará plaé y gust, pero aixó no passará.»
Y en tal pensamén, imaginán lo que li diríe cuan ya haguere estat en ell, va passá tota la nit. Arribada la hora de nona, Catella va péndre la seua compañía y sense cambiá de propósit sen va aná cap an aquells bañs que Ricciardo li habíe enseñat; y trobán allí a la bona dona li va preguntá si Filippello ya habíe vingut. A lo que la bona dona, adoctrinada per Ricciardo, va di: 
- ¿Sou la Siñora que té que vindre a parlá en ell?
Va contestá Catella:
- Sí, yo soc.
- Pos - va di la bona dona- , anéu en ell.
Catella, que anabe buscán lo que no hauríe volgut trobá, fénse portá a la alcoba aon estabe Ricciardo, en lo cap cubert va entrá an ella y va tancá per dins. Ricciardo, veénla vindre, alegre se va ficá de peu y ressibínla als seus brassos li va di en veu baixeta: 
- ¡Benvinguda sigue l´alma meua!
Catella, per a mostrá que ere un atra, lo va abrassá y lo va besá li va fé grans festes sense di ni una paraula, tenín temó de que si parlabe la reconeguére. La alcoba estabe fosca com la boca de un llop, per lo que cada una de les parts estabe contenta; y no per está allí mol tems guañaben los ulls mes vista. Ricciardo la va portá al llit y allí, sense parlá per a que no puguere reconéixe la veu, durán mol tems en gran plaé y gust, mes per una de les parts que de l’atra van está; pero después de que a Catella li va pareixe tems de dixá eixí la indignassió, ensesa per la ira, va escomensá a cridá aixina:
- ¡Ay!, ¡qué misserable es la fortuna de les dones y que mal se emplee l´amor de moltes en los seus homes! Yo, misserable de mí, fa vuit añs ya que te amo mes que a la meua vida, y tú, com u hay sentit y ara vist, vas tot calén y te consumíxes pel amor de una dona extraña, home culpable y mol roín. ¿Pos en quí te creus que has estat? Has estat en aquella que se ha gitat a la teua vora durán vuit añs; has estat en aquella a qui en falsos afalagaméns has engañat mostránli amor y están enamorat de un atra. Soc Catella, no soc la dona de Ricciardo, traidó desleal: escolta a vore si reconéixes la meua veu, que soc ella; faltarán mil añs hasta que a la llum estiguém per a avergoñít com u meréixes, gos asquerós y deshonrat. ¡Ay, misserable de mí!, ¿a quí li hay dedicat tan amor tans añs? An este chucho desleal que, creénse tíndre en brassos a una dona extraña, m'ha fet mes caríssies y tendreses en este poc tems que hay estat aquí en ell que en tot lo restán que hay sigut seua. ¡avui has sigut ben pito y potén, gos renegat, cuan a casa sols mostrát tan fluix, cansat y sense forsa! Pero alabat sigue Déu que lo teu hortet has llaurat y no lo de un atre, com te creíes. No me extrañe que esta nit no te arrimáres; esperabes descarregá la cárrega a un atra part y volíes arribá mol fresc caballé a la batalla: ¡pero grássies a Déu y a la meua artimaña, l´aigua per fin ha baixat per aon debíe! ¿Per qué no contestes, home culpable? ¡Per Déu que no sé per qué no te fico los dits als ulls y tels trac! Te vas creure que de amagatontes podíes fé esta traissió. ¡Per Déu, tan sap un com l´atre; no has pogut: millós sabuessos te hay tingut detrás del que creíes!
Ricciardo chaláe en estes paraules y, sense contestá res la abrassabe y la besabe y mes que may li fée grans caríssies. Pel que ella, que seguíe parlán, diebe: 
- Sí, te creus que ara me afalagues en les teues caríssies fingides, gos fastidiós, y me vols tranquilisá y consolá; estás equivocat: no me consolaré de aixó hasta que no te hayga presentat a la vergoña de tots los paréns, amics y veíns tením. ¿Pos no soc yo, mol roín, tan hermosa com u pugue sé la dona de Ricciardo Minútolo?, ¿no soc igual en noblesa an ella? ¿No dius res, gos sarnós? ¿Qué té ella mes que yo? Apártat, no me tocos, que per avui ya has combatit prou. Be sé que ya, ara que saps quí soc, lo que faigues u farás forsadamen: pero aixina Déu me dono la seua grássia que te faré passá carénsia, y no sé per qué no envío a per Ricciardo, que me ha amat mes que an ell mateix y may va pugué gloriás de que lo mirara ni una vegada; y no sé qué mal haguere ñabut en féu. Tú has cregut tíndre aquí a la seua dona y es com si la hagueres tingut, perque per tú no ha quedat; pos si yo lo tinguera an ell no me u podríes criticá, en tota la raó del món.
Aixina, les paraules van sé moltes y la amargura de la Siñora gran; pero al final Ricciardo, pensán que si la dixabe anássen en esta creénsia a mol mal podríe portá, va dessidí descubrís y tráurela del engañ en que estabe; y agarránla en brassos y apretánla be, de manera que no puguere anássen, va di: 
- Alma meua dolsa, no tos enfadéu; lo que sol amán no podía tíndre, Amor me ha enseñat a conseguíu en engañ, y soc lo vostre Ricciardo.
Sentín aixó Catella, y reconeixénlo per la veu, va vóldre aventás fora del llit, pero no va pugué; entonses va volé cridá, pero Ricciardo li va tapá la boca en una de les máns, y va di: 
- Siñora, ya no pot sé que lo que ha passat no haygue passat; encara que cridáreu durán tot lo tems de la vostra vida, y si quirdéu o de alguna manera féu que aixó se sápigue alguna vegada per algú, passarán dos coses. La una sirá (que no poc té que importátos) que lo vostre honor y la vostra fama se empañarán, perque encara que diguéu que yo tos hay fet vindre aquí en engañs yo diré que no es verdat, sino que tos hay fet vindre aquí en dinés y preséns que tos hay prometut y que com no tos u hay donat tan cumplidamen com esperábeu tos hau enfadat, y per aixó parléu y quirdéu, y sabéu que la gen está mes disposada a creure lo roín que lo bo y me creurá abáns a mí que a vos. Ademés de aixó, se seguirá entre lo vostre home y yo una mortal enemistat y podríen ficás les coses de modo que o yo lo matara an ell abáns o ell a mí, pel que may podríeu está después alegre ni contenta. Y per naixó, cor meu, no vullgáu infamátos y ficá en perill y buscá riñes entre lo vostre home y yo. No sou la primera ni siréu la radera que es engañada, y yo sol tos hay engañat pel exessiu amor que tos ting y estic disposat sempre a tíndretos, y a sé lo vostre humildíssim criat. Y si fa mol tems que yo y les meues coses y lo que puc y valgo han sigut les vostres y están al vostre servissi, enteng que u siguen mes que may de aquí en abán. Ara, vos sou prudén en les atres coses, y estic segú que tamé u siréu en ésta.
Catella, mentres Ricciardo diebe estes paraules, ploráe mol, y encara que mol cabrejada estiguere y mol se lamentare, no va dixá de escoltá la raó en les sinseres paraules de Ricciardo, y va vore que ere possible que passare lo que Ricciardo diebe; pel que va di: 
- Ricciardo, yo no sé cóm Déu me permitirá soportá la ofensa y lo engañ que me has fet. No vull cridá aquí, aon la meua simplesa y exessius sels me han portat, pero estáte segú de aixó, no estaré may contenta si de un modo o atre no me vech vengada del que me has fet; per naixó díxam, no me tocos mes; has tingut lo que has dessichat y me has humillat tan com has vullgut; es hora de que me díxos. Díxam, te u rogo.
Ricciardo, que sen donabe cuenta de que ella estabe encara massa enfadada, se habíe proposat no dixála anássen hasta conseguí que se calmare; pel que, escomensán en dolses paraules a ablaníla, tan va di, y tan va rogá y tan va jurá que ella, vensuda, va fé les paus en ell, y en lo mateix dessich per les dos parts se van quedá juns en grandíssim gust durán mol rato. Y veén entonses la Siñora que eren mes gustosets los besets del amán que los del home, transformada la seua duresa en dols amor per Ricciardo, desde aquell día cap abán lo va vóldre y, obrán en prudénsia, moltes vegades van gosá del seu amor. 
Que Déu mos faigue chalá del nostre.

séptima

jueves, 11 de octubre de 2018

Ramón Berenguer I

Es curios lo cas del catalanista que se fa passá per l´actó caracterisat com lo rey Fernando II de Aragó, pero com si fore lo conde Ramón Berenguer I. En dos collóns.

Ramón Berenguer I , Fernando II de Aragó

retratadas, raza superior


Compte dels Comtes Ramon Berenguer I, III i IV. De tant en tant es posa un,de tant en tant l´altre. Parlem d'història. 

Fernando II de Aragó




Fernando II de Aragón, llamado «el Católico» (Sos, 10 de marzo de 1452-Madrigalejo, 23 de enero de 1516),​ fue rey de Aragón (1479-1516), de Castilla (como Fernando V, 1474-1504), de Sicilia (como Fernando II, 1468-1516), de Nápoles (como Fernando III, 1504-1516), de Cerdeña (como Fernando II, 1479-1516) y de Navarra (como Fernando I, 1512-1515).

Fue además regente de la Corona castellana entre 1507 y 1516, debido a la inhabilitación de su hija Juana I, tras la muerte de Felipe el Hermoso.



Fernando II de Aragón, firma
firma de Fernando lo católic

lunes, 24 de septiembre de 2018

JORNADA SEGONA. NOVELA QUINTA.

A Andreuccio de Perusa, Perugia, arribat a Nápoles a comprá caballs, li passen en una nit tres graves calamidats, y salvánse de totes, torne a casa en un rubí.

Les pedres pressioses trobades per Landolfo - va escomensá Fiameta, a qui li tocabe novelá - me han portat a la memória una história que no conté menos perills que la narrada per Laureta, pero es diferén en que aquells potsé en uns cuans añs y estos en una nit van passá, com sentiréu.
Va ñabé, segóns hay sentit, a Perusa, un jove de nom Andreuccio de Prieto, tratán de caballs y bésties de cárrega, que habén sentit que a Nápoles se compraben caballs a bon preu, embutínse a la bossa singséns floríns de or, no habén may eixit de la seua terra, en atres mercadés allá que sen va aná; aon, arribat un domenge al tardet y informat per lo seu messoné, al matí siguién va baixá al mercat, y mols ne va vore y mols li van agradá y va entrá en trates sobre mols, pero no podén dessidís per un, per a mostrá que a comprá habíe anat, com bruto y poc prudén, moltes vegades en presénsia de los que anabe y de qui veníe va traure la bossa aon teníe los floríns. Y están en estos trates, habén mostrat la seua bossa, va passá que una jove siciliana bellíssima, pero disposada per poc preu a contentá a consevol home, sense que ell la veiguere va passá prop de ell y va vore la bossa, y se va di:
- ¿Quí estaríe milló que yo si estos dinés foren meus? - y va seguí cap abán. Y estabe en esta jove una agüela tamé siciliana que al vore a Andreuccio va córre a abrassál; lo que veén la jove, sense di res, la va esperá apartadeta.

Andreuccio giránse cap a la vella la va conéixe y li va fé grans festes prometénli ella vindre a la seua fonda, y sense quedás allí mes rato, sen va aná, y Andreuccio va torná als seus trates; pero no va comprá res pel matí. La jove, que primé la bossa de Andreuccio y después la familiaridat de la agüela en ell habíe vist, per probá si ñabíe un modo de que ella puguere fes en aquells dinés, o tots o en part, li va escomensá a preguntá quí ere ell y de aón, y qué fée aquí y cóm ere que lo coneixíe. Y ella, en tot detalle los assuntos de Andreuccio li va contá, en poca diferénsia de com u haguere explicat ell mateix. Ella habíe estat mol tems a Sicilia en lo pare de éste y después a Perusa, y tamé li va contá aón dormiríe y per qué habíe vingut.
La jove, informada del linaje de ell y dels noms, en malíssia, va tramá lo seu plan; y, giránse cap a casa, va doná a la agüela faena per a tot lo día per a que no puguere torná a vore a Andreuccio; y agarrán a una criadeta seua a qui li habíe enseñat mol be tals servíssis, casi de nit la va enviá a la fonda aon Andreuccio estabe. Y arribada allí lo va trobá sol a la porta, y li va preguntá per Andreuccio; a lo que, diénli ell que ere ell mateix, ella, portánlo apart, li va di:
- Siñó meu, una noble dama de esta terra, si tos apetiguere, voldríe parlá en vosté. Y ell, al sentíla, consideránse un bon mosso, va pensá que aquella dama debíe está enamorada de ell, com si datre milló mosso que ell no se trobare entonses a Nápoles, y va contestá que estabe disposat y li va preguntá aón y cuán aquella dama volíe parláli. A lo que la criadeta va contestá:
- Siñó, cuan tos vaigue be, tos espere a casa seua.
Andreuccio, sense avisá als de la fonda, va di:

- Pos aném, ves dabán; yo aniré detrás de tú.

La criadeta a casa de aquella lo va portá. Vivíe a un barri de nom Malpertuggio, que lo seu nom ya díe lo bon barri que ere (de mal en pijó). Pero ell, com no u sabíe ni u sospechabe, creén que anabe a un honestíssim puesto y a vore a una Siñora honrada, sense precaussións, en la criadeta dabán, va entrá a la casa; y al pujá per los escalóns, habén ya la criadeta a la seua Siñora cridat y dit:

«¡Aquí está Andreuccio!», la va vore a dal de la escala assomás y esperál. Ella ere encara bastán jove, alta de estatura y en una cara hermossíssima, vestida y adornada honradamen. Y al aproximás o arrimás an ella Andreuccio, va baixá tres grasóns a trobál en los brassos uberts y aviánseli al coll un rato lo va está abrassán sense di res, com si una invensible ternura li impediguere féu; después, derramán llágrimes li va besá al fron, y en veu una mica esgarrada li va di:

- ¡Oh, Andreuccio meu, benvingut!

Éste, maravillánse de les caríssies tan téndres, tot parat va contestá:

- ¡Siñora, ben trobada sigáu!

Ella, después, agarránlo de la má lo va portá a baix al salón y desde allí, sense di res mes, en ell va entrá a la seua cámara, que estabe plena de roses, flos de azahar y atres flos y fée mol bona auló, y allí va vore un bellíssim llit encortinat y moltes robes penjades de les vigues de fusta o llumeres segóns la costum de allí, y atres adornos (arreos) mol majos y rics; per estes coses, com ere inexperto, va creure que ella ere lo menos una gran Siñora. Y sentánse damún de un arca que estabe al peu del llit, aixina va escomensá a parláli:

- Andreuccio, estic segura de que te maravilles de les caríssies que te fach y de les meues llágrimes, perque no me conéixes, pero pronte sentirás algo que potsé te faigue maravillát mes, com es que yo soc tan germana; y te dic que, ya que Déu me ha fet una grássia tan gran que abáns de la meua mort hayga vist an algún dels meus germáns, encara que voldría vóretos a tots, me moriré consolada.

Pietro, pare meu y teu, com crec que ya sabrás, va viure mol tems a Palermo, y per la seua bondat y agrado va sé y encara es volgut allí; pero entre atres que mol lo van vóldre, ma mare, que va sé una dona noble y entonses ere viuda, va sé qui mes lo va volé, tan, que apartán la temó a son pare, a sons germáns y al seu honor, se va familiarisá en ell tan que vach náixe yo, y estic aquí, com me veus. Después, arribada la ocasió a Pietro de anássen de Palermo y torná a Perusa, a mi, sén mol chiqueta, me va dixá en ma mare, y may mes, pel que yo sé, ni de mí ni de ella sen va enrecordá: pel que yo, si mon pare no fore, mol lo reprobaría, tenín en cuenta la ingratitut seua cap a ma mare, y tamé l´amor que a mí, com a filla seua no naixcuda de criada ni de vil dona, debíe tíndrem; y que ella, sense sabé quí ere ell, moguda per lo fidelíssim amor va ficá les seues coses y an ella mateixa a les seues máns. Les coses mal fetes y passades són mes fássils de criticá que de arreglá; pero aixina van sé les coses, sin embargo.

Ell me va dixá a Palermo sén chiqueta, aon ma mare, que ere mol rica, me va doná per dona a un de Agrigento, gentilhome y honrat, que per amor de ma mare y de mí va vindre a viure a Palermo; y va escomensá a consertá algún trate en lo nostre Rey Carlos. Aixó, sabut pel rey Federico, abáns de que pugueren portás a bon terme, va sé motiu de fel fugí de Sicilia cuan yo esperaba sé la mes gran Siñora que ñaguere an aquella isla. Agarrades les poques coses que van pugué péndre (dic poques en comparassió a les que teníem), abandonades les terres y los palaus, aquí mos vam refugiá, aon lo rey Carlos, reparats en part los mals que per nell habíem ressibit, mos va doná possesións y cases, y encara li done a ton cuñat bones gratificassións o propines, tal com podrás vore: y de esta manera estic aquí aon yo, per la bona grássia de Déu y no teua, dols germá meu, te vech. Y dit aixina, va escomensá a abrassál un atra vegada, y un atra vegada plorán en tendresa, li va besá lo fron. Andreuccio, sentín esta fábula tan ordenada y contada per aquella a la que en cap momén se li acababen les paraules entre les dens ni se li movíe la llengua, enrecordánse que ere verdat que son pare habíe estat a Palermo, y sabén de les costums dels joves, que de bon agrado amen a la juventut, y veén les téndres llágrimes, lo abrassál y lo besál, va tindre alló que ésta diebe per mes que verdadé. Y cuan ella va callá, li va contestá:

- Siñora, no tos té que paréixe gran cosa que me maravilla; perque en verdat, mon pare no va parlá may de la vostra mare y de vos, y si va parlá de alló al meu coneiximén no ha vingut, yo tenía tal coneiximén de vos com si no haguéreu existit; y me es mol agradable habé trobat aquí a man germana, mes encara perque estic sol aquí y no u esperaba. Pero una cosa vull que me expliquéu: ¿cóm vau sabé que yo estaba aquí?

A lo que va contestá ella:

- Este matí me u ha fet sabé una pobre dona que mol me visite perque en lo nostre pare, pel que ella me diu, mol tems a Palermo y a Perusa va está. Me ha paregut mes honesto que tú vinguéres a casa meua que yo aniguéra a la fonda.
 -
Después de estes paraules, va escomensá ella a preguntá sobre tots los paréns, pel seu nom; y sobre tots li va contestá Andreuccio, creénse mes encara lo que menos li conveníe creure. Habén sigut la conversa llarga y la caló gran, va fé ella serví vi de Grecia y dolsos y va doná de beure a Andreuccio. Después de aixó, volénsen aná perque ya ere hora de sopá, de cap manera lo va dixá ella, va ficá semblán de enfadás mol, y abrassánlo li va di:

- ¡Ay, triste de mí!, qué cla vech que te soc poc volguda. ¿cóm penses que están en una germana teua may vista per tú, y a casa seua, aon al vindre aquí teníes que habét quedat a dormí, y vols anáten a sopá a la fonda? Soparás en mí: y encara que lo meu home no estigue aquí, que mol me apene, yo sabré be, com a dona, fet los honors. A lo que Andreuccio, no sabén qué contestá, va di:

- Vos me sou volguda com té que séu una germana, pero si no men vach me esperarán tota la nit per a sopá y faré una canallada.
Y ella entonses va di:
- Alabat sigue Déu, ¿no ting yo a casa a qui enviá per a avisá que no te esperon? Y encara faríes mes gran cortessía si los diguéres als teus compañs que vinguéren a sopá, y después, si vols anáten, ton podríeu aná tots en compañía.

Andreuccio va contestá que del seus compañs no volíe res per aquella nit, pero que ell se quedaríe. Ella entonses va fé vore que enviábe a di a la fonda que no lo esperaren per a sopá; y después de mols atres raonaméns, sentánse a sopá y espléndidamen servits de mols manjars, van está a la taula hasta la nit tancada: y habénse eixecat de la taula, y Andreuccio volénsen aná, ella va di que “ni hablar” perque Nápoles no ere una siudat per a aná pel carré de nit, y menos un forasté, y que lo criat que habíe enviat a di que no lo esperaren a sopá, tamé habíe avisat als de la fonda. Creénse aixó, engañat per la falsa confiansa, se va quedá. Va sé después del sopá la conversa mol llarga, y habén ya passat part de la nit, ella, dixán a Andreuccio dormí a la seua alcoba en un mosset que li ajudare si nessessitabe algo, en les seues dones sen va aná a un atra cámara. Fée molta caló; per lo que Andreuccio, al vore que se quedabe sol, se va quedá en poca roba y se va traure les calsesy les va ficá al capsal del llit; y sénli menesté la natural costum de tindre que evacuá lo ventre, li va preguntá al mosset aón se fée alló. Ell li va siñalá a un raconet de la alcoba una porta, y li va di:

- Ahí dins. -
Andreuccio va entrá y va ficá lo peu damún de un tauló que se va desclavá de la viga de la part contraria a la que estabe, va volcá, y ell va caure cap a baix: y tan lo va vóldre Déu que cap mal se va fé a la caiguda, y aixó que ñabíe bastanta eixecada; pero en la brutíssia y gorrinada del puesto aon va aterrissá se va embrutá. Este puesto, per a que milló entengáu lo que se ha dit y lo que seguix, tos diré cóm ere:

Ere un callejón o callizo estret com moltes vegades u veém entre dos cases: damún de dos travessés minuts, que anaben de una casa a l’atra, se habíen clavat algunes taules o taulóns y colocat lo assiento del trono. Trobánse, pos, allá baix al carreret Andreuccio, queixánse de la caiguda y del susto, va escomensá a cridá al mosset: pero lo sagal, al sentíl caure ya habíe anat a díu a la Siñora, que, corrén a la seua alcoba, va mirá si les seues robes estaben allí y les va trobá, y an elles los dinés que per sempre portabe damún. Ella, de Palermo, fen vore que ere la germana de un perusino, li habíe parat la trampa aon habíe caigut y no se va preocupá de ell, va aná a tancá la porta per la que ell habíe eixit de cara al váter.
Andreuccio, com no li contestabe lo mosset, va escomensá a cridá mes fort, pero no li va valé de res. Sospechán y massa tart acatánsen del engañ, va pujá per una paredeta baixa que aquella carrereta separabe del carré y va baixá al carré, va trobá la porta de la casa, que mol be va reconéixe, y allí va cridá mol tems, y mol la va sacsá, y va pegá patades, y puñades, tot en vano. Plorán perque ya vee clara la seua desventura, va escomensá a dis:
- ¡Ay de mí!, ¡en poc tems hay perdut singséns floríns y una germana! Y después de moltes atres paraules, va torná a escomensá a fótre cops a la porta y a cridá; y tan fort cridabe que mols dels veíns de la roglada se van despertá, y com no podíen aguantá esta tabalina, se van eixecá, y una de les doméstiques de la dona, que encara estabe mich adormida, assománse a la finestra, va di:
- ¿Quí está fotén tans cops?

- ¡Oh! - va di Andreuccio- , ¿no me coneixes? Soc Andreuccio, germá de la Siñora Flordelís. A lo que ella va contestá:

- Bon home, si has begut massa ves a dormí la mona y torna pel matí; no sé quin Andreuccio ni qué burles són estes que dius. Vésten, au, cóla y díxamos dormí

- ¿Cóm? - va di Andreuccio- , ¿no saps lo que dic? Sí que u saps, y ben be; pero si aixina són les parentéles a Sicilia, que en tan poc tems se olviden, tórnam al menos la roba que me hay dixat ahí dal, y men aniré en Déu de bona gana.
A lo que ella, casi enriénsen, va di:
- Bon home, me pareix que estás ensomián.

Y lo di aixó y embutís cap a dins y tancá la finestra va sé tot a un tems. La gran rábia de Andreuccio, ya seguríssim del engañ, mes la pena va está a pun de convertís en ira, y per la forsa se va proposá reclamá alló que en les paraules no podíe recuperá, pel que, per a escomensá, agarrán una gran pedra, en cops mol mes grans que abáns, va escomensá a fótreli a la porta, que retronabe. Mols dels veíns abáns despertats y eixecats, creén que ere algún pesat y corcó que fingíe per a molestá an aquella bona dona, fastidiats per la sorollina que armabe, assomats a les finestres, com a un gos forasté tots los del barri li lládren, van escomensá a cridá:
- Es de pocavergoñes y sanguangos vindre an estes hores a casa de les bones dones a burlás; ¡Au!, vésten en Déu, bon home; díxamos dormí, y si algo tens que tratá en ella torna demá y no mos dónos este fastidio de nit.
Un bachillé sense bachillerat que ñabíe dins de la casa de la bona dona, y a qui ell no habíe vist ni sentit, se va assomá a la finestra y en una gran veu grossa, horrible y fiera va di:

- ¿Quí está ahí baix?

Andreuccio, eixecán lo cap an aquella veu, va vore al que pareixíe un peix gros, en una barba negra y espessa a la cara, y com si del llit o de un fondo somni se eixecare, badallabe y se refregabe los ulls. A lo que ell, no sense temó, va contestá: - Yo soc un germá de la Siñora de ahí dins.
Pero aquell no va esperá a que Andreuccio acabare la resposta sino que, encara mes fort que abáns, va di:

- ¡No sé qué me frene de baixá y fótret gayatades o brancades mentres veiga que encara te mous, burro, borracho que tens que sé, que esta nit no mos dixarás dormí! Y entornánsen cap a dins, va tancá la finestra. Algúns dels veíns, que milló sabíen la condissió de aquell, en veu baixa li díen a Andreuccio:
- Per Déu, bon home, ves en Déu; no vullgues que esta nit te mato éste; vésten pel teu be. Andreuccio, espantat de la veu de aquell y de la pinta, y espentat per los consells de aquells, que li pareixíe que parlaben moguts per la caridat, tan apenat com may va pugué estáu dingú y desesperán de recuperá los seus dinés y la roba, per aon de día habíe seguit a la criadeta, sense sabé aón aná, va agarrá lo camí de tornada a la fonda.
Y ofenénli an ell mateix la corrompina que de ell mateix li arribabe, va aná cap al mar per a rentás, va tórse a má esquerra y va aná baixán per una carrera que se díe la Ruga Catalana (arruga); y después, caminán cap amún, va vore que veníen cap an ell dos persones en una llinterna a la má. Tenín temó de que foren de la guardia de la corte o atres homes disposats a fé lo mal, per a esquiváls, a una casota que va vore prop, cautamen se va amagá. Pero estos, com si an aquell mateix puesto hagueren sigut enviats, dixán an terra algunes ferramentes que portaben, van escomensá a miráles, parlán de varies coses sobre elles. Y mentres parlaben va di un:
- ¿Qué vol di aixó? Noto la pudina mes gran que may m´ha paregut aulorá. Y dit aixó, alsán una mica la llinterna, van vore al desdichat de Andreuccio y van preguntá:

- ¿Quí ña ahí?
Andreuccio callabe; pero ells, arrimánse en la llum, li van preguntá qué cosa tan asquerosa estabe fen allí. Andreuccio los va contá tot lo que li habíe passat. Ells, imaginánse aón li podíe habé passat alló, se van di:

- Segú que a casa del matón de Buottafuoco (bota foc) li ha passat aixó. Y giránse cap an ell, li va di un:
- Bon home, encara que haigues perdut los teus dinés, tens que doná moltes grássies a Déu de que haigues caigut y no haigues pogut torná a entrá a la casa; perque, si no hagueres caigut, estígues segú de que, una vegada adormit, te hauríen matat y hauríes perdut la vida en los dinés. ¿Pero de qué val ya lamentás? No podríes recuperá los dinés com que ñan estrelles al sel: y encara podríen assessinát si aquell sen que dius una paraula de tot aixó.
Y dit aixó, parlán entre ells un momén, li van di:

- Mira, mos has fet compassió, y per naixó, si vols vindre en natros a fé una cosa que aném a fé, la part que te toco sirá de mes valor del que has perdut.
Andreuccio, com estabe desesperat, va contestá que sí. Habíe sigut sepultat aquell día lo arzobispo de Nápoles, de nom micer Filippo Minútolo, y habíe sigut enterrat en riquíssims adornos y joyes, y en un rubí que valíe mes de singséns floríns de or, y estos volíen aná a robá; y aixina lay van di a Andreuccio, que en mes codíssia que ben aconsellat, en ells sen va aná. Y caminán cap a la iglesia majó, com Andreuccio putíe mes que una putput refregada a un femé, va di un:

- ¿No podríem trobá lo modo de que éste se rentare una mica, per a que no putixque tan?
Va di l´atre:

- Sí, estém prop del pou de Torubio, aon sempre sol ñabé una polea y una galleta o cubo; aném cap allá y lo rentarém en un santiamén.
Una vegada al pou, van trobá sol la maroma, se habíen emportat lo cubo; pel que juns van pensá lligál en la corda y baixál al pou, y que ell allí baix se rentare, y cuan estiguere llimpio estirare de la soga y ells lo pujaríen; y aixina u van fé. Va passá que, habénlo baixat al pou, algúns dels guardies de la siñoría (o pel caló o perque habíen corregut detrás de algú) tenín sed, an aquell pou van vindre a beure; y al vórels estos dos rápidamen van colá cametes ajudéume, sense acatássen los guardies que veníen a abeurás.
Y están al fondo del pou Andreuccio ya rentat, va menejá la corda. Ells, en sed, dixán a enterra los seus escuts, les armes y les túniques, van escomensá a estirá de la corda, creén que estabe penjat an ella lo cubo ple de aigua. Cuan Andreuccio se va vore prop del brocal del pou, soltán la maroma, en les máns se va agarrá a la vora. Veén aixó aquells dos, espantats, van afluixá la soga y van fugí lo mes rápit que van pugué. Andreuccio se va maravillá mol, y si no se haguere aguantat be, hauríe caigut un atra vegada al fondo, no sense gran mal o inclús la mort. Pero va eixí de allí y va trobá les armes que sabíe que los seus compañs no habíen portat, y encara mes se va extrañá.
Pero en temó y sense sabé qué fé, lamentánse de la seua fortuna, sense tocá res, va dessidí anássen; y caminabe sense sabé cap aón. Bambán aixina, se va topetá en los dos compañs, que veníen a tráurel del pou; y, al vórel, maravillánse mol, li van preguntá quí lo habíe tret del pou. Andreuccio va contestá que no u sabíe y los va contá lo que habíe passat y lo que habíe trobat fora del pou. Ells, donánsen cuenta de quí habíe sigut, rién li van contá per qué habíen colat y quí eren aquells que lo habíen tret. Y sense mes paraules, sén ya mijanit, sen van aná a la iglesia, y an ella van entrá mol fássilmen, y van aná al sepulcro, que ere de mármol y grandiós; y en un ferro que portaben van eixecá la llosa, que pesabe mol, només lo nessessari per a que un home puguere entrá a dins, y la van apuntalá. Y fet aixó, va di un:
- ¿Quí entrará a dins?

A lo que l´atre va contestá:

- Yo no.

- Ni yo - va di aquell- , que entro Andreuccio.

- Aixó no u faré yo - va di Andreuccio.

- ¿Cóm que no entrarás? A fe de Déu, si no entres te fotrém blau en un de estos ferros hasta que te veigám caure mort.
Andreuccio, acollonit, va entrá, y mentres entrabe va pensá:

«Estos me fan entrá per a engañám perque cuan los u hayga donat tot, mentres estiga tratán de eixí de la sepultura sen anirán als seus assuntos y me quedaré sense res». Y per naixó va pensá quedás en la seua part; y enrecordánsen del pressiós anell del que los habíe sentit parlá, cuan ya habíe baixat lay va traure del dit al arzobispo y sel va ficá ell; y después, donánlos lo báculo y la mitra y los guáns, y traénli hasta la camisa, tot los u va doná, dién que no ñabíe res mes. Ells, afirmán que teníe que está lo anell, li van di que buscare per tot arreu; pero ell, contestán que no lo trobabe y fen vore que lo buscae, los va tindre esperán un rato. Ells que, per un atra part, eren tan malissiosos com ell, diénli que continuare buscán be, al momén adecuat, van traure lo puntal que aguantabe la llosa y van fugí, dixánlo an ell a dins del sepulcro, com un tort a una lloseta. La angustia de Andreuccio consevol se la pot imaginá. Va probá moltes vegades en lo cap y en los muscles a vore si podíe alsá la llosa, pero se cansabe en vano. Vensut, va pédre lo coneiximén y va caure damún del arzobispo; y qui u haguere vist entonses mal haguere sabut quí estabe mes mort, lo arzobispo o ell. Pero cuan va torná a espabilás, va escomensá a plorá sense consol, veén que o moriríe allí si no veníe dingú a obrí, de fam y de pudina entre los cucs del mort, o si veníe algú y lo trobabe a dins, lo penjaríen per lladre. Y en estos pensaméns y están mol acollonit, va sentí per la iglesia que caminabe y parlabe molta gen, que anabe a fé lo que ell en los seus compañs ya habíen fet.

Cuan aquells van obrí y apuntalá lo sepulcro, van discutí quí teníe que entrá, y cap u volíe fé; pero después de una llarga disputa un móssen va di:

- ¿Quina temó teniu? ¿creéu que to se minjará? Los morts no se mingen als homes; yo entraré dins.

Y dit aixó, va ficá lo pit damún de la vora del sepulcro, va girá lo cap a fora y va ficá a dins les cames per a dixás caure al fondo.
Andreuccio, veén aixó, ficánse de peu, va agarrá al móssen de una cama y va fé vore que lo estirabe cap a baix. Lo móssen va fotre un crit tremendo y rápidamen se va aviá fora del arca: espantats tots los atres, dixán lo sepulcro ubert, se van doná a la fuga com si foren perseguits per sen mil dimonis. Andreuccio, mol alegre, va eixí fora y per aon habíe vingut sen va aná de la iglesia.

Aproximánse ya lo día, en aquell anell al dit, va arribá al mar y desde allí se va adressá a la seua fonda, aon va trobá als seus compañs y al messoné, que habíen estat tota la nit preocupats pel que haguere pogut passáli. Los va contá lo que li habíe passat, y lo messoné li va di que teníe que anássen de Nápoles per seguridat; aixina u va fé y sen va entorná a Perusa, habén invertit los seus dinés en un anell cuan a lo que hi habíe anat ere a comprá caballs.


SEXTA