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viernes, 23 de febrero de 2024

El día que los argentinos pudieron hablar en catalán.


El día que los argentinos pudieron hablar en catalán.

Rafael del Moral

El día que los argentinos pudieron hablar en catalán.


Tenemos cinco ejemplos, que no son los únicos, de grandes lenguas que arrinconaron a otras sin que nadie las impusiera.

En orden cronológico, el primero fue el griego, que se instaló en los grandes imperios de su época y algunos más tras la campaña de Alejandro Magno.

LITERATURA GRIEGA, ESTO ES,  SU HISTORIA, SUS ESCRITORES Y JUICIO CRÍTICO DE SUS PRINCIPALES OBRAS, POR DON BRAULIO FOZ.

El segundo fue el latín, que se extendió por el vasto Imperio como lengua cultural tan poderosa como el ejército que la llevó, y eclipsó a las otras, a todas las que se hablaban en dominios bañados por el mediterráneo.

El tercero fue el árabe, lengua del Corán que acompañó al islamismo y desplazó al latín del norte de África y Oriente Medio, pero no al latín de Hispania, que ya empezaba a ser hablado en dialectos. España, que estuvo ocupada ocho siglos por el Islam, podría hablar árabe, y el árabe, hecho más improbable pero posible, haber viajado en las carabelas de Colón. A aquellos marineros no les habría importado porque lo sustancial no es el nombre de la lengua, sino disponer de una, la necesaria en cada momento. 

Los árabes fueron vistos como invasores por los cristianos que deseaban recuperar el reino de los visigodos, y la Reconquista impuso las lenguas que eran la evolución natural del latín.

El árabe no estuvo ocho siglos en España. Tal vez solo en el reino de Granada, pero nunca como lengua única. En el norte, donde nacieron las lenguas románicas, estuvo poco tiempo. Habría que añadir que quienes ocuparon la península fueron siempre una minoría que se mantuvo distante del resto de la población y no hablaba la lengua local, el mozárabe, heredera del latín, que desapareció con la Reconquista. Convivían con nativos que solían ser esclavos, ya fueran españoles del norte, o traídos de Francia, o Alemania. Por eso los árabes fueron vistos como invasores por los cristianos que deseaban recuperar el reino de los visigodos, y la Reconquista impuso las lenguas que eran la evolución natural del latín.

El castellano, cuarto ejemplo, se instaló en América porque los españoles llevaron la educación y repoblaron los territorios. Las primeras universidades de América fueron creadas por españoles. Y la independencia de América no fue una guerra entre indios y españoles, sino entre unos españoles y otros para dominar los territorios. La lengua vehicular de todos ellos fue el español, aunque no la más hablada hasta que las nuevas naciones la establecieron como oficial una vez que la población autóctona, mezclada con los españoles, se adaptó al uso del castellano.

América es el continente de las tres lenguas, español, inglés y portugués. Y algunas más, pero esencialmente estas, pues incluso quienes hablan otras conocen alguna de estas tres. Si la historia se hubiera desarrollado de otro modo y hubiera sido la corona portuguesa la que le proporcionara las tres carabelas a Colón, hablaría tan sólo portugués; o incluso italiano, si un Marco Polo cualquiera se hubiera atrevido, o también holandés, pues fueron grandes marineros… quién sabe… y, por qué no, si la expedición sale del puerto de Barcelona por mecenazgo catalán y con marineros catalanófonos, tal vez Argentina hablaría hoy catalán sin que nadie se rasgara las vestiduras.

Y el quinto ejemplo es el del inglés. Estados Unidos, enorme nación, la tercera del mundo en extensión tras Rusia y Canadá (países mucho menos poblados) y el segundo en población (tras China y la India) no tiene lengua oficial. Fueron los repobladores quienes eligieron la más útil. Todo lo contrario de lo que sucede en el trigésimo segundo país del mundo en población, que cuenta con cinco lenguas (español, catalán, valenciano, gallego, vasco, asturiano) oficiales o cooficiales.
¡La libertad guiando al pueblo!

Las fronteras de la Historia.

También el catalán podría hablarse en todo el Mediterráneo si un tarraconense aguerrido, pongamos por caso, hubiera emprendido una campaña expansionista con miles de soldados catalanófonos, tipo Napoleón.

falangiste, fasciste, franquiste, Fuster, Jordi Pujol

Quiere esto decir que la distribución actual de las fronteras del Mundo, así como los dominios monolingües (español, francés italiano), ambilingües (catalán y español, galés e inglés; occitano y francés; véneto e italiano) o políglotas: (aranés, catalán y español o tamazight, árabe y francés) son resultado del azar, o si se prefiere del desarrollo histórico. Es sabido que la historia traza fronteras políticas y lingüísticas, y las lenguas, siempre al servicio de los hablantes, se acomodan a las circunstancias.

jueves, 19 de julio de 2018

La toponimia mozárabe balear

La toponimia mozárabe balear

http://www.histocat.com/resource/AlvaroGalmes.pdf 

 Álvaro GALMÉS DE FUENTES 


 RESUMEN 

Análisis de más de doscientos topónimos mozárabes de las Islas Baleares, que amplían considerablemente los que se habían analizado hasta la fecha. De cada uno de ellos, se lleva a cabo un exhaustivo análisis etimológico para asegurar su filiación mozárabe. Palabras clave: Toponimia mozárabe. Etimología. Islas Baleares


Balearic mozarabic place names 

ABSTRACT
Analysis of more than two hundred mozarabes place names of the Balearic Islands that extend considerably those that had been analyzed to date. Of each one of them, an exhaustive etymologic analysis is carried out to assure their mozarabic connection. Key words: mozarabic place names, etymology, Balearic Islands. 


INTRODUCCIÓN Propósito 
En el año 1965, en sus Estudios de toponimia catalana, J. Corominas ofrece una lista de topónimos actuales de origen mozárabe del archipiélago balear, tomando como fuente de información los mapas de las islas de Pepe Mascaró Passaríus. 
En el año 1965, en sus Estudios de toponimia catalana, J. Corominas ofrece una lista de topónimos actuales de origen mozárabe del archipiélago balear,


La lista de Corominas es escueta y sin explicación alguna. Bien es cierto que posteriormente el propio Corominas, en colaboración con Mascaró Pasaríus, analiza detalladamente, en un importante trabajo, 27 supuestos topónimos mozárabes de las Baleares 1. Sin embargo, el número de topónimos que yo me propongo estudiar en el presente trabajo supera los doscientos. Por esta razón creo que es necesario todavía un análisis detenido de todos los supuestos topónimos mozárabes, para establecer, en la medida posible, la etimología de cada uno de ellos, con el fin de asegurar su filiación mozárabe, porque, efectivamente, una atención cuidadosa nos lleva a la conclusión de que, en la larga lista de Corominas, faltan bastantes topónimos de seguro origen mozárabe (pues aparecen ya en el Libro del Repartimientode Mallorca y en otros documentos antiguos, y sus características fonéticas, por otra parte, confirman su procedencia), y sobran, en cambio, tanto en la referida lista así como en el análisis particular, otros topónimos, no documentados antiguamente y cuya evolución sigue las normas fonéticas del catalán, por lo que no existe ninguna razón para adscribirlos al dialecto mozárabe. Así, por ejemplo, en la relación de Corominas faltan topónimos tan característicamente mozárabes, y Revista de Filología Románica 0212-999-X 2004, núm. 21 9-79 1 «Aproximació a la toponimia mossàrab balear», en Societat d’Onomástica (Butlletí interior), X, 1982, pp. 29-411 (citaré, en adelante, abreviadamente, Corominas-Mascaró). documentados ya en el Libro del Repartimiento de Mallorca o en otros documentos antiguos, como Almallutx, Artà, Balançat, Banyalbufar, Benianfús, Binicaubell, Binicomparat, Biniparrell, Biniserraia, Boquer, Buniferri, Caro, Cotaina, Cúber, Cubo, Garonda, Gotmar, Guiamarà, Inca, Llorito, Llucamar, Llucamet, Llucaquelba, Llucassaldent, Massanella, Monnaber, Cala Morlanda, Morro, Mortalutx, Randa, Rotana, Sineu, Soller, Tagomago, Puig Tomir, Toro, Valldemossa, etc., cuya filiación mozárabe analizo en las páginas que siguen. Y sobran, en cambio, topónimos que no aparecen en el Repartimiento, y cuya estructura fonética y morfológica es completamente catalana, tales como Estallencs (cat. estall ‘hato, pequeño grupo de ganado’ + suf. -enc, muy vivaz en catalán: blavenc, olienc, pinyolenc, abrilenc, estivenc, matarranyenc , muntayenc, etc.), Puigpunyent, Sant Vicent, S’Estorell, S’Estacar, Fornells, Ciutadella, Forada, S’Espardell, etc. Sobran también otros topónimos, que Corominas da como mozárabes pero que son de seguro origen árabe, así Binialgorfa (< ar. ibn + algurfa ‘cámara alta’, voz documentada por P. de Alcalá: ‘cámara donde dormimos, cámara como quiera’), o muy presumiblemente del mismo origen, como Manut (< ar. Ibn + ‘u d ). Manacor (ar. b i n a + q u r > Benacor ~Banacor > Manacor), 2 etc. 





Posteriormente Corominas junto con Mascaró ha publicado un libro bajo el título Toponímia antiga de les Illes Balears (Barcelona, 1986). Este trabajo, por muy diversas razones, no parece haber sido redactado por los firmantes. Efectivamente, estos autores se hallan citados como terceras personas y ajenos a la autoría del libro: «Coromines el va sentir amb tres vocalismes» (p. 15); «Coromines... dubtava» (p. 31); «sobre el qual ha escrit Coromines» (p. 41); «Coromines creu...» (p. 42); «Coromines s’inclina a creure...» (p. 46); «Coromines opina» (p. 48); «Coromines nega...» (p. 60); «Coromines també s’inclina a creure...» (p. 76); «Mascaró observa...» (p. 28); «Mascaró ha sentit a dir...» (p. 45); «Mascaró ho documenta així» (p. 63); «Encara que tant Mascaró como Casasnovas li donen aires catalans, Corominas ho troba injustificable» (p. 85); «tant Corominas com Mascaró ho sentiren dir...» (p. 15); «A Coromines li crida l’atenció la importancia de la Font d’Albenya, subratllada... per Mascaró» (p. 21): «amb raó, doncs, Mascaró i Coromines han mantingut la grafia tradicional» (p. 31); «tant Coromines com Mascaró ho varen sentir amb b inicial» (p. 59); «recollit per Mascaró i Coromines» (p. 68), etc. Creo que estas citas son suficientes para pensar que la redacción del libro se debe a tercera o terceras personas. Ahora bien, como en el prólogo de la obra se dice que «els auxiliars van rebre una formació especial», es, sin duda, a ellos a quien se debe la redacción, lo que justificaría una alabanza, entre otras, al propio Corominas, tal como «els noms de les dues illes aporten una brillant confirmació de 1’etimología demostrada en el DECat» (p. 25), que en boca de terceras personas es normal, pero que como autoelogio sería incomprensible en un personaje de tan altos vuelos como es Corominas. Pero aún hay muchas razones para excluir, en especial a Corominas, Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 10 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 2 Cfr. Alvaro Galmés de Fuentes, «Etimología árabe del topónimo Manacor (Mallorca)», en Miscellánia Sanchis Guarmer, vol. I, Valencia, 1984, pp. 125-129. Nueva reimpresión, Abadía de Montserrat, vol. II, 1992, pp. 93-101. de la redacción del libro, pues sólo a auxiliares, sin duda poco avezados, se pueden atribuir afirmaciones que contradicen rotundamente, sin ninguna justificación de un posible cambio de criterio, juicios anteriores, y sin duda muy acertados, del propio Corominas, así como una serie de desaciertos que analizaré en este trabajo.3

 Como prueba de etimologías disparatadas recordaré sólo algunas: Alcanada, nombre de un islote rocoso y del predio situado enfrente, procedería del plural de alqantara, qanatir ‘los puentes’ (p. 28), aun cuando fonéticamente no ofrece explicación razonable, y desde el punto de vista semántico resulta ridículo pensar que se habrían construido al menos tres puentes (ya que el árabe posee en número dual) para unir la isla de Mallorca con una roca estéril en medio del mar. ¿Qué se entiende por toponimia mozárabe? Creo, por cuanto acabo de exponer, que es necesario un análisis meticuloso de los supuestos topónimos de origen mozárabe. Pero, ante todo, es preciso determinar lo que se entiende por toponimia mozárabe. En ese sentido, considero como mozárabe todo topónimo actual que por su origen histórico, por hallarse consignado en el Libro del Repartimiento de Mallorca y en otros documentos muy antiguos, o por su especial estructura fonética y morfológica, divergente de la del catalán impuesto por la reconquista. Son presumiblemente topónimos anteriores a la invasión musulmana de las islas, y que pervivieron, por tanto, durante todo el período árabe y mozárabe de su historia. Clases de topónimos mozárabes Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, los topónimos mozárabes pueden ser de muy distinto origen. En primer lugar, topónimos prerrománicos: en este caso, dada la antigüedad de su origen, no es necesario que tales topónimos aparezcan consignados en el Libro del Repartimiento de Mallorca o en otros documentos antiguos, pues es obvio que son preexistentes a la invasión musulmana, y que siguiendo vivos en la actualidad, tuvieron que pervivir en el período mozárabe de la historia balear. En segundo lugar, los topónimos mozárabes pueden ser de origen germánico: en este caso también estos topónimos son de notable antigüedad, pero para poderlos considerar, con seguridad, como mozárabes es preciso que estén documentados en el Libro del Repartimiento o en otros testimonios coetáneos de la reconquista o anteriores a ella, pues en gran parte los topónimos germánicos son de origen ono  Para más detalles, véase mi reseña sobre el libro Sobre toponimia mozárabe balear, en Anaquel de Estudios Árabes, III (1992), pp. 303-319. mástico (como Gotmar < nom. propio Godomar, consignado por Förstemann4 y Sachs;5 o Puig Tomir < n. propio Todomiro, etc.), y es evidente que muchos conquistadores de Mallorca tenían nombres germánicos, que pudieron transmitir a un topónimo posterior, como parece ser el caso de la denominación del predio mallorquín, Torrauba d’En Gaumés, cuyo último componente, sin duda es derivado de un nombre germánico Walahmar, del cual está documentada la variante Walameris6 > Galmers > Galmés > Gaumés, pero que indudablemente no es un topónimo anterior a la reconquista, puesto que el artículo catalán de nombre propio, en, parece indicar que se trata de una posesión perteneciente a un conquistador de nuevo cuño catalán o ultrapirenaico, ya que en Francia existe la forma Gaumais, sin duda del mismo origen. En tercer lugar, la mayor parte de los topónimos mozárabes son, naturalmente, de origen latino. Su inclusión en el Libro del Repartimiento de Mallorca es prueba evidente de su carácter mozárabe. Pero, en otro caso, un topónimo latino, aunque no aparezca en la documentación coetánea o anterior a la reconquista, si su estructura fonética o morfológica se aparta de las normas del catalán, y concuerda, en cambio, con las características que conocemos del dialecto mozárabe, debemos, sin duda, atribuirle este origen. Tal es el caso, por ejemplo, de Campos, Porto Petro, Xorrigo, Capocorb, Llorito, Llanaire, Moncaira, Cotaina, Cutella, Rotana, Fornalutx, Campanitx, Felanitx, Pastorita, Llucatx, etc. Finalmente, en cuarto lugar, son de indudable origen mozárabe, aunque no aparezcan en el Libro del Repartimiento, los topónimos híbridos, compuestos de un elemento árabe y otro romance, creaciones de la etapa de convivencia de árabes y mozárabes. Tal es el caso de los topónimos romances con artículo árabe (Albadellet, Albranca, Alcanella, etc.), con la anteposición de Beni o Bini (Beniformiga, Binicaubell, Binicomparat, Biniferri, Binillobet, etc.), los compuestos con lluc y un nombre árabe (Llucalcari, Llucamet, Llucaquelba, etc.) o los compuestos con vall ‘valle’ (Valldemossa, etc.). Validez científica del término «mozárabe» Recientemente se ha puesto en duda la validez científica del término «mozárabe». En ese sentido la revista de Onomástica resume así una intervención de Miquel Barceló: «Diu Miquel Barcelo que entre certs historiadors s’ha arribat al consens de no utilitzar el mot mossàrab. Mossarabisme, d’un punt de vista lingüistic, significa quasevol nivell de toponímia o d’antroponímia pre-musulmana. Emfatitza la poca netedat de la noció de mossárab, ádhuc la seva viscositat, car no aconsegueix mal de Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 12 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 4 Ernst Förstemann, Altdeutsches Namenbuch, 3 vols., Bonn (1913-1916), I, 683 (cito, en adelante, abreviadamente, Förstemann). 5 Georg Sachs, Die germanischen Orstnamen in Spanien und Portugal, Jena-Leipzig, 1932, p. 65 (en adelante citaré Sachs). 6 Förstemann, I, 1519. confegir una figura visible, i proposa d’eliminar-la i substituir-la simplement per toponímia llatina, prellatina o cristiana, segons cada cas»7. Sin embargo, los que así opinan confunden muchas cosas, y no han entendido lo esencial que encierra el término «mozárabe». Por «toponimia mozárabe» ha de entenderse el conjunto de nombres de lugar (prerrománicos, germánicos o románicos) que utilizaron los cristianos que vivían entre los musulmanes, es decir, los mozárabes, y que fueron adoptados, y consecuentemente arabizados, por los musulmanes, y no olvidemos que la arabización es otro de los conceptos fundamentales que etimológicamente entraña la palabra mozárabe. Precisamente por no tener en cuenta esta última circunstancia, estos topónimos se han interpretado, con frecuencia, como representantes, sin más, del habla de los cristianos anteriores a la conquista musulmana, y ya veremos más adelante la necesidad de desenvolver en los topónimos mozárabes esa carga de arabización, para poder establecer rigurosamente la etimología de la palabra. En resumen, «toponimia mozárabe» representa un concepto claro, y con específicas connotaciones que le dan un sentido unitario al término. Topónimos «mozárabes» no son, pues, más que los que utilizaron los mozárabes (prerrománicos, germánicos o latinos), que transmitieron a los árabes, quienes los arabizaron al adaptarlos a su lengua, y que los árabes a su vez legaron a los conquistadores, castellanos o catalanes, según los casos. Y todos estos topónimos, llamados «mozárabes», ofrecen una peculiaridad característica, que los diferencia notablemente de los topónimos norteños peninsulares del mismo origen (prerrománico, latino o germánico), pero que no pasaron por el tamiz árabe. El concepto de «mozárabe» no es, pues, un concepto viscoso, sino perfectamente claro y nítido para quien sabe entender las cosas, y necesario científicamente para acercarse a esta clase de topónimos, envueltos en idénticas características, para cuyo análisis se requiere, en ocasiones, una metodología científica específica y diferenciada. Algunos principios metodológicos Una vez determinado el concepto de toponimia mozárabe y su validez científica, conviene establecer algunos principios metodológicos por los que deberá regirse la presente investigación. En ese sentido, al menos cinco normas son de importancia vital para poder determinar con rectitud la etimología de los topónimos: I. Es preciso, ante todo, tener en cuenta las formas más antiguas de los nombres de lugar, tal como aparecen en los documentos de la Edad Media, y, en nuestro caso concreto, especialmente en el Libro del Repartimiento. A este respecto, conviene tener en cuenta que un mismo topónimo, en la documentación antigua, suele aparecer con frecuencia bajo formas diferenciadas, y todas estas variantes pueden tener significado propio, pues no es necesario creer que sólo una de ellas representa la realidad del momento, suponiendo las restantes como variantes erróneas debidas a una interpretación equivocada de los copistas. En una época de orígenes en que no existe una fijación de normas, cada una de las variantes puede representar distintos niveles culturales de lengua, más o menos conservadores. Por otra parte, en una sociedad constituida por núcleos de población mezclada, cada una de las variantes puede representar la pronunciación particular de los diferentes grupos sociales. Así, por ejemplo, en el Libro del Repartimiento de Mallorca encontramos el siguiente topónimo bajo tres formas diferentes: Alcub, Alcubo y Cubo, todas ellas referidas a un mismo lugar de la Montaña de Mallorca. Si no tuviéramos en cuenta las consideraciones anteriores, así como otro dato fundamental que señalaré a continuación, podríamos pensar, a primera vista, que la forma propiamente mozárabe sería Alcub, con artículo árabe y característica pérdida de la -o final, por influjo del superestrato árabe. La forma Alcubo, con vocal final, sería una latinización debida a los copistas del Libro del Repartimiento, que bajo la presión cultural del latín reponían, por ejemplo, en los apellidos catalanes de los conquistadores, una -o final, inexistente en la realización habitual: así, apellidos como Ripoll, Olzet, Desbrull, Ferrán, etc., aparecen indistintamente en la forma citada o latinizados con una -o final, Ripullo o Ripollo, Olzeto, De Brullo, Ferrando, etc.8 Finalmente, la forma Cubo representaría, en este sentido, una máxima latinización con la supresión, incluso, del artículo árabe. Sin embargo, la autoctonía mozárabe de Cubo viene confirmada por la pervivencia de una alquería así denominada, Cubo, en la Montaña de Mallorca, término municipal de Escorca.9 Teniendo en cuenta todos estos datos, las tres formas citadas de nuestro topónimo representarían, por tanto, variantes patrimoniales de los distintos estratos culturales de la población al tiempo de la dominación musulmana: los mozárabes no arabizados (especialmente los habitantes más conservadores de la Montaña de Mallorca) pronunciarían Cubo, como lo prueba su pervivencia actual, a pesar de la repugnancia del catalán dominador a la realización de la -o final; los habitantes más arabizados pronunciarían Alcub, rechazando la -o final, inexistente en el árabe, y, finalmente, los arabizados en menor medida conservarían la -o final, pero con la adición del artículo árabe, Alcubo. Las tres formas, pues, son, sin duda, autóctonas y válidas como realizaciones de los diferentes estratos culturales de la población mallorquina durante la dominación musulmana. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 14 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 8 Para más detalles, véase Á. Galmés de Fuentes, «El mozárabe levantino en los Libros de los Repartimientos de Mallorca y Valencia», en Nueva Revista de Filología Hispánica, IV (1950), pp. 326-330, trabajo que en adelante citaré abreviadamente «Moz. Levantino». 9 El topónimo Cubo no se consigna en el mapa de J. Mascaró Passaríus, pero, en cambio, aparece reseñado en P. Madoz, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, 16 vols., Madrid, 1845-11850, vol. 7, s.v. Escorca, p. 527a, obra que en adelante citaré siempre abreviadamente por Madoz. En otro caso, las variantes pueden ser más diferenciadas. Son frecuentes, efectivamente, en el Libro del Repartimiento, topónimos que presentan una forma árabe y otra romance. Hace tiempo yo creí que, en estos casos, se trataba simplemente de traducciones realizadas por los copistas, conocedores del árabe, de nombres de lugar originales con una sola designación árabe. Así, suponía traducciones explícitas casos como Rahal Benigaful Xica’tzaguera, que con anterioridad había sido designado como alchería Benigaful Fontxica, donde Xica se corresponde a la palabra siguiente atzaguera, que en árabe significa ‘pequeña’, o los sintagmas con la disyuntiva vel, molin Ponte vel Alcántara, m. Algisit vel Novum, m. Arriate vel Orte, etc.10; ahora bien, si en ocasiones puede tratarse realmente de traducciones, analizando el problema con mayor atención, parece que, en algunos casos, la oposición hace referencia a dos nombres autóctonos, uno en árabe y otro en romance. Efectivamente, tal parece deducirse al comprobar la pervivencia actual de Orta, como topónimo mozárabe, o de Xica, en la forma Fontxica, que por su situación geográfica hace referencia al topónimo doble anteriormente indicado. Pero, quizá, el argumento más decisivo lo encontramos en el doblete Alchería Benicarmia o Alchería Albeyneyta, donde la voz árabe carmia ‘nobleza, generosidad’, concuerda bien semánticamente con la voz romance beyneyta ‘bendita’, pero en donde el artículo árabe Albeyneyta, denuncia su autoctonía mozárabe, pues si se tratase de una traducción del copista, ésta, como es lógico, nunca aparecería con el referido artículo árabe. Todo esto, pues, parece indicar que los dobletes, en algunos casos por lo menos, representan dos formas autóctonas, una árabe y otra romance, que se utilizaban, en ocasiones, para designar un mismo topónimo, lo que conviene tener en cuenta a la hora de analizar algunos de los nombres de lugar de origen mozárabe. II. En segundo lugar, como otra norma de importancia, es preciso tener conocimiento exacto de la pronunciación local de cada nombre. Es sabido que la toponimia oficial ha fijado, en forma castellanizada, muchos nombres de lugar, como ocurre por ejemplo en el caso de Manacor (forma oficial), que los nativos pronuncian como [Menecor], en donde las dos es neutras pueden representar tanto una a átona como una e de la etimología, por lo que, desconociendo ésta, el topónimo podría también haberse castellanizado como Menecor, Menacor, Manecor. Es evidente que la arbitrariedad de la forma oficial puede inducir a error a la hora de establecer la etimología, que ofusca en menor medida su realización local. En otras circunstancias, la toponimia oficial ha fijado algún topónimo en una forma que ha considerado como más acorde con supuestas situaciones similares. Tal es el caso de la designación oficial de Binifaldó (Escorca), establecida en consonancia con otros topónimos con la radical inicial Bini-, sin tener en cuenta que, en otras ocasiones, el primer elemento puede realizarse como Buni-, Buniferri (Llucmajor), y efectivamente los vecinos de Escorca pronun
Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 15 2004, núm. 21 9-79 10 Véase «El mozárabe levantino de Mallorca y Valencia», op. cit. cian espontáneamente [Bunifeldó] y, con mayor frecuencia, [Munifeldó]. Y estos casos de tergiversación oficial son más perturbadores que las simples castellanizaciones, fácilmente corregibles, pues los hablantes atraídos por la versión oficializada, que no suele oponerse a sus hábitos lingüísticos, tienden a adoptarla, modificando con el tiempo la pronunciación espontánea. Y así vemos, que si ocasionalmente J. Mascaró recoge la realización Buniferri, para el topónimo de Llucmajor, sólo consigna, para el de Escorca, la forma Binifaldó, lo mismo que Alcover-Moll en su apreciable Diccionario.11 



La arbitrariedad, pues, de la forma oficializada es una circunstancia que en ningún momento podemos echar en olvido. III. Es necesario, en tercer lugar, establecer una relación entre los demás topónimos, no sólo mozárabes, sino de toda la región y de los dominios lingüísticos vecinos, porque sólo una comparación de muchos nombres de lugar puede llevar a conclusiones aproximadas, y porque la forma diáfana de un topónimo puede aclarar las oscuras de otros de estructura semejante. En ese sentido, hay que evitar el análisis independiente, por razones de orden alfabético, de cada uno de los topónimos, lo que puede ser causa de tantas contradicciones que se observan, con frecuencia, en los supuestos repertorios sistemáticos. Se impone, pues, la agrupación de topónimos por familias, establecidas por una misma radical, común a nombres de lugar de regiones lingüísticamente afines o de similar sustrato, astrato o superestrato lingüístico. IV. En cuarto lugar, hemos de desconfiar, en principio, de las etimologías populares de aparente análisis fácil. En ese sentido, ni Manacor viene de man a cor ‘mano en el corazón’, ni Llucmajor de llum major ‘luz mayor’, como sugieren los respectivos escudos heráldicos de dichos municipios. Tampoco Llorito deriva de loro, ni Moscari de mosca, como pretenden los vecinos de localidades próximas, que, basándose en la etimología popular, se burlan de los nacidos en dichas localidades. Creo que tampoco Formiga, como otros topónimos que contienen la misma radical, Formigal o Formigosa del Pirineo catalán, proceden de hormiga. Ni Formentor ni Formentera, como bien ha puesto de relieve J. Corominas,12 vienen de forment ‘trigo’ < FRUMENTU. Pero esta consideración no nos debe llevar al error contrario, seudocientífico, de intentar establecer una etimología esotérica, cuando las cosas parecen claras. Es obvio, por ejemplo, que Favar (con o sin sufijo), tratándose de un topónimo, hace referencia, sin duda, a un campo sembrado de habas. Creo que, en este caso, es, cuando menos, rebuscado idear para Favaritx una etimología árabe, fawwarafuente’, cuando no hay ningún manantial en el lugar de referencia, cuando, en la generalidad de los casos, las voces españolas de origen árabe van aglutinadas al artículo (en nuestro caso alfaguara), y cuando fonética Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 16 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 11 A. M.ª Alcover y F. de B. Moll, Diccionari Catalá-valenciá-balear, 10 vols., Palma de Mallorca, 1930-1960. En adelante citaré abreviadamente Alcover-Moll. 12 Estudis de toponímia catalana, vol. II, Barcelona, 1970, pp. 229-230. En adelante citaré esta obra abreviadamente como Top. Cat. mente el ar. wa da normalmente romance > gua y no va. Más extravagante es otra etimología árabe propuesta para el mismo topónimo, fawaris, pl. faris ‘caballero, jinete’, inaceptable por las mismas razones morfológicas y fonéticas anteriormente aducidas, y, sobre todo, por motivos semánticos.13 Es lógico que una alquería esté sembrada de habas, pero no es tan natural que esté llena de jinetes o caballeros. Quiero decir con todo esto que hemos de movernos, en casos similares, con gran prudencia, evitando incurrir en extremos contraproducentes; es decir, ni etimología popular ni pedantería seudocientífica. V. Finalmente, tratándose de toponimia mozárabe, es preciso, en todo momento, tener muy presentes las características fonéticas y morfológicas que conocemos en los dialectos mozárabes. Pero no basta tener en cuenta sólo estas normas. Como ya señalé hace mucho tiempo, los topónimos mozárabes que aparecen en el Libro del Repartimiento (cuyas copias, salvo una, fueron redactadas en latín) muestran continuamente la presión de la influencia cultista, que latiniza tan a menudo las formas mozárabes, al mismo tiempo que los conquistadores catalanes, que impusieron su lengua y que no podían sustraerse a los modos y costumbres de su idioma nativo, las catalanizan con frecuencia. Pero aún hay más, y es que antes de recibir los conquistadores las voces mozárabes, éstas habían sido ya adaptadas por los árabes a su fonética peculiar. De este modo, se nos aparecen los mozarabismos de los documentos antiguos envueltos en tres posibles capas de influencias alternadas o sumadas (arabismo, latinismo, catalanismo), o, en su forma moderna, rodeados de dos estratos (arabismo y catalanismo). Nuestro propósito deberá consistir, pues, en ir eliminando estas capas envolventes, para descubrir, por debajo de ellas, el verdadero fondo mozárabe, que nos permita establecer una etimología segura. Por ello, es preciso, además del conocimiento de la dialectología mozárabe, tener siempre presentes las normas gramaticales del catalán, y las del árabe, no sólo clásico, sino, muy especialmente, andalusí. En consecuencia de todo lo dicho en este apartado, para cada topónimo hay que determinar los siguientes requisitos: 1) Forma actual. 2) Pronunciación popular. 3) Forma o formas antiguas, en especial las del Libro del Repartimiento. 4) Razones, en su caso, que desautorizan una etimología popular. 5) Agrupación de los topónimos por familias, según su radical. 6) Circunstancias históricas, sociales y geográficas relativas a cada topónimo. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 17 2004, núm. 21 9-79 13 Ambas etimologías, si bien con ciertas restricciones («sembla d’origen árab» o «tal vegada derivat de 1’árab»), han sido propuestas por Alcover-Moll, s.v. Faváritx, de la que es responsable, sin duda, A. M.ª Alcover, tan fantasioso a la hora de establecer el origen etimológico de los topónimos. 7) Debida atención a las leyes fonéticas y morfológicas de las lenguas romances, en general, y, en particular, del mozárabe y del catalán, así como del hispano-árabe. 8) Etimología. Es obvio que no todas estas condiciones han de desarrollarse necesariamente en cada caso particular, bien porque la etimología diáfana no exija un análisis tan exhaustivo, bien porque la naturaleza del topónimo no requiera alguno de los requisitos, o bien porque, desgraciadamente, nos falte información de alguna de estas condiciones. De otra parte, es lógico que el orden de los requisitos, aquí enumerados, será diferente, en cada caso, según exigencias particulares de cada uno de los topónimos tratados. FINAL Llegados al término de esta introducción, he pretendido establecer unos principios rigurosos, necesarios para abordar científicamente el estudio de la toponimia mozárabe, consciente, por otra parte, de las dificultades y de los riesgos que tal empresa entraña. Por eso, y a pesar de todas las precauciones, tengo clara conciencia de que cualquier etimología de las que yo aquí proponga será siempre, salvo las etimologías muy diáfanas, hipotética. Pero, eso sí, las hipótesis estarán siempre fundamentadas en conocimientos ciertos y en principios rigurosos, lo que no excluye, claro está, un margen científico de duda. Por todo ello, yo no puedo hacer afirmaciones como J. Corominas, que dogmatiza así después de establecer una etimología toponímica: «L’explicació que acabo de donar es evident i no pot oferir cap dubte».14 Lo curioso es que el propio Corominas en un trabajo posterior da él mismo una explicación diferente a la que había propuesto en el artículo, que con tanta seguridad concluye, respecto a la conservación de la -o final en topónimos mozárabes de Valencia.15 Frente a la afirmación de Corominas, yo no puedo declarar sino que ninguna explicación ofrece una evidencia absoluta, y cada una de ellas puede sugerir dudas. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 18 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 14 J. Coromines, «Algunes lleis fonétiques catalanes no observades fins ara», en Estudis Románics, III, 1951-1952, p. 230. 15 Véase J. Corominas, art. anteriormente citado, y Top. Cat., II, 1970, p. 156. LISTA DE LOS TOPÓNIMOS MOZÁRABES ORDENADA POR TÉRMINOS MUNICIPALES MALLORCA Andratx Deiá 55 Beca o Bécquer 1 Andratx 24 Llucalcari 56 Binicreixenc 2 Esclop 57 Bóquer 3 Flamaire Fornalutx 58 Colonya 4 Pantaleu 25 Bálitx 59 Fartáritx 26 Bassa, sa 60 Fontxica Calviá 27 Fornalutx 61 Formentor 5 Calviá 28 Moncaira Formentera 6 Galatzó 29 Monnáber 62 Gotmar 7 Porrasa, sa 63 Llenaira 8 Santa Ponga Escorca 64 Pedruixella 9 Toro, Es 30 Artant, caleta d’ 65 Pollenga 31 Argentor 66 Santuiri Puigpunyent 32 Aucanella 67 Ternelles 10 Campaneta, sa 33 Aumallutx 68 Topina, Punta 11 Hortalutx 34 Bini 69 Váritx 35 Binimorat Esporles 36 Calobra, sa Alcudia 12 Canet 37 Cosconar 70 Aucanada 13 Esporles 38 Cúber 71 Balma 39 Cubo 72 Bassera Valldemossa 40 Escorca 73 Biniatria 14 Cairats, 41 Escornador 74 Calicant, Puig de Comeller de 42 Femenía 75 Oriolet 15 Campaneres 43 Font Saura 76 Oscols 16 Pastoritx 44 Lluc 77 Tacáritx 17 Valldemossa 45 Monnáber 78 Taraina 46 Montibudell 79 Vertaient Sóller 47 Mortitx (= iber) 18 Banyalbufal 48 Pareis 19 Font de 49 Morro de sa Vaca Pobla, Sa Malavema 50 Pontico, can 80 Búger 20 Fornalutx 51 Tomir, Puig 81 Crestatx 21 Morro de sa Vaca 52 Turixant 82 Talapí 22 Morro d’en Joi 23 Sóller Pollença Campanet 53 Albertcutx 83 Alboraiet 54 Ariant, vall d’ 84 Campanet Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 19 2004, núm. 21 9-79 85 Ullaró Bunyola 112 Biniforani Porreres Inca 113 Bunyola 146 Binicapús 86 Binigomar 114 Planitja 147 Passaratx 87 Inca 148 Porreres Marratxí Selva 113 Cabaneta, sa Montuïri 88 Auxella 114 Marratxí 149 Montuiri 89 Binibona 115 Pórtol 150 Pocolutx 90 Camarata, font de Palma Algaida 91 Mirabona 116 Aranjassa 151 Binicomprat 92 Montaure 117 Cadolx 152 Boscana 93 Moscari 118 Catí 153 Vastellitx 94 Selva 119 Cutilar 154 Cura 120 Follitx 155 Pina Mancor 121 Mallorca, 156 Pola 95 Biniarroi ciutat de 157 Punxuat 96 Caimari 122 Pililari 158 Randa 97 Mancor, 123 Portitxol 159 Treuré 98 Massanella 124 Portopí 99 Turixant 125 Xorrigo Sencelles 160 Biniferri Binisalem Llucmajor 161 Binifoubell 100 Borneta 126 Atzaran 162 Cascanar 101 Rubines 127 S’Apallassa 163 Morelló 128 Binificat 164 La Torre Alaró 129 Biniferri 165 Sencelles 102 Alaró 130 Capocorb 103 Alcadena 131 Colombar, es Costitx 104 Amos 132 Cugulutx 166 Corbera 105 Bányols 133 Ferrutxelles 167 Costitx 106 Consell 134 Galdent 107 Penaflor 135 Garonda Llorito 108 Solors 136 Gomera 168 Llorito 109 Solleric 137 Guiamará 169 Paixarí 138 Llepassa Santa María des Camí 139 Llucamet Sineu 110 María 140 Llucmajor 170 Banderola 111 Beniporrex 141 Passaró 171 Carrutxa 142 Tolleric 172 Serritxola 143 Torrálitx 173 Sineu 144 Torratxi 145 Vernissa Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 20 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 Sant Joan 174 Carrutxa 230 Morlanda, cala 175 Cugulutx Artá 231 Morro, es 176 Horta 202 Artá 232 Porto Cristo 177 Hortella 203 Bini Mira 233 Rotana 178 Solanda 204 Cardaitx 234 Santa Cirga 205 Carrossa 235 Santa Ponça Villafranca 206 Corbaia 236 Toro, el 179 Albadellet 207 Ferrutx (Calafiguera) 180 Boscana 208 Font del Gat 181 Solanda 209 Galamor Felanitx 210 Morell 237 Felanitx Petra 211 Picarandau 238 Morro de sa 182 Ariany 212 Sauma Punta Negra 183 Binicaubell 213 Vergunyes (cfr. 239 Portitxol, es 184 Calderitx Bargaña) 240 Portocolom 185 Calicant 241 Santueri y 186 Caro Son Servera Santuiri 187 Ferritges 214 Banyeres 242 Tortitx 188 Petra 215 Font Gata 189 Termenor 216 Pula Campos 243 Banyos Llubí Sant Llorenç des 244 Campos 190 Llubí Cardassar 245 Gallicant, es 217 Calicant 246 Mareta Muro 218 Gabitzola 247 Morro de Son 191 Biniaca 219 Llucamar Coves, es 192 Carritx 220 Llucfriara 193 Llucaferrat Santanyí 194 Muro Manacor 248 Bau9 195 Vinromá 221 Almallia 249 Llombaris 222 Bassa, sa 250 Portopetro Sta. Margalida 223 Binicaubell (Portopetre) 196 Binicaubell 224 Campanário 251 Santanyí 197 Femenía 225 Caramany 198 Morro 226 Carrotxa Lloseta 199 Saraix 227 Fartáritx 252 Aiamans 200 Vernissa (iber) 228 Justaní 253 Estorell 201 Vinromá 229 Mendia Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 21 2004, núm. 21 9-79 MENORCA Mahó 276 Llucaquelba 301 Faváritx 255 Binissarmenya 277 Llucassaldent 256 Binissegarra 278 Morell St. Lluis 257 Cabrerola 279 Torrilla de Puig 302 Biniparratx 258 Canutells Menor 303 Biniparrell 259 Capifort 280 Turmadenc 304 Consell 260 Forma 305 Llucalari 261 Llucatx Mercadal 306 Toraixa (es 262 Llucmaganes 281 Albranxella Castell) 263 Llucmaganet de 282 Alcotx Carreras 283 Artrutx St. Climent 264 Llucmaganet de 284 Atálitx 307 Cotaina Orfila 285 Barbatx Mongofra 286 Benicodrell Migjor Grau 265 Talatx 287 Benicreixent 308 Albranca 266 Torelló 288 Binillobet 309 Atalitx 267 Torneltí 289 Biniserraya 310 Biniatzén 268 Trepuco 290 Llináritx 269 Turdonell 291 Llucatx Ciutadella 292 Toro, el 311 Alpara Alaior 293 Sanitja 312 Banyos 265 Ablegall 313 Banyul 266 Alaior Ferreries 314 Binicous 267 Benianfús 294 Algendar 315 Binigafull 268 Benicalsitx 295 Benicalsitx 316 Binigarba 269 Benicossitx 296 Calafi 317 Binipati 270 Biniac 297 Trebalúger 318 Calanforcat 271 Biniatzau 298 Santagaldana 319 Monvedre 272 Binicalaf 320 Santandría 273 Capifort Faváritx 321 Torrepetxina 274 Cotaina 299 Banyul, es 322 Tot-Lluc 275 Llucalari 300 Caloritx IBIZA 323 Argentera, S’ 328 Campanitx (St. Carles de 324 Atzaró (St. Carles de Peralta) Peralta) 325 Balangat (St. Miquel) 329 Canadella (St. Lloreng de 326 Biformiga (Sta. Gertrudis de Baláfia) Fruitera) 330 Corona (Ibiza) 327 Buscastell (Sant Antoni de 331 Cutella (Sta. Gertrudis de Portmany) Fruitera) Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 22 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 332 Eivissa 340 Portinatx (St. Joan de Portinatx) 333 Forca 341 Portitxol, es (St. Miquel de 334 Jundal (St. Josep de sa Talaia) Balançat) 335 Labritja (St. Juan de Portinatx) 342 Tagomago (islote) 336 Peralta 343 Trobat (Sant Jordi) 337 Perella 344 Tur (Sant Miquel de Balangat) 338 Picossa 345 Vadella (cala) 339 Portmany 346 S. Josep de sa Talaia FORMENTERA 347 Formentera 348 Portsaler CABRERA 349 Ansiola 350 Cabrera 351 Ganduf DRAGONERA 352 Calal Lledó Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 23 2004, núm. 21 9-79 TOPONIMIA PRERROMÁNICA Éste es, sin duda, el capítulo más complejo y el que encierra mayores dificultades. Pero no por eso hemos de adoptar, como muchas veces se hace, el cómodo expediente de soslayarlo. Aun a riesgo de dejar lagunas o incurrir en errores, es preciso abordar el tema. Baste como justificación a la audacia las siguientes palabras de J. Corominas: «Pues antes que el silencio y estancamiento indefinidos sería preferible hablar malamente o dar pasos, aun acaso en una mala dirección. Esto por lo menos sirve para concretar las ideas, concentrar la mirada sobre un problema, y sobre todo para llamar la atención hacia la necesidad y urgencia de emprender la labor bien hecha... Que erremos, sobre todo en lo prerromano, cuando nada lingüístico puede guiarnos, más que la intuición, es disculpable»16 Esto no quiere decir, naturalmente, que no existan asideros, e, incluso, etimologías prerrománicas ciertas. Cuando en una etimología propuesta se dan los siguientes elementos, que se trata de una voz conocida en una lengua conocida por sus textos, que su evolución fonética coincide con lo que sabemos de las leyes que rigen la lengua o lenguas en cuestión, y que el significado de la etimología establecida concuerda con las circunstancias geográficas, históricas y sociales del lugar a que hace referencia el topónimo, podemos considerar que estamos ante un caso de etimología cierta. Pero, desgraciadamente, las más de las veces desconocemos, o conocemos mal, alguno o algunos de estos supuestos. En tales casos, verdad y error entran en juego. Pero no hay que amilanarse ante tales circunstancias. Cuando tal ocurre es menester un talante combinatorio, compuesto en dosis compensadas de escepticismo y de intuición, de rigor y de audacia. Sólo así, aun a riesgo de incurrir en error, podremos dar un paso adelante. Sentadas estas bases, y antes de entrar en el análisis particular de los topónimos prerrománicos, conviene aún precisar a qué lengua o lenguas primitivas pueden pertenecer tales topónimos. En primer lugar, es evidente que existe un fondo importante, no indoeuropeo, en relación con la lengua ibérica. Se trata, en estos casos, de topónimos, muchas veces, relacionados con el vasco. Tratándose de las Baleares, es obvio que no puede hablarse de vasquismo, sino de elementos comunes a las dos lenguas. Corominas, tras explicar por semejanzas con el vascuence nombres de lugar de regiones peninsulares apartadas, se pregunta: «Eh bien: des basques sur la Costa Brava, en Valence, en Andalousie, et même à 1’Ouest de cette contrée ? Non, sans doute ils étaient des ibères et nous avons affaire à des éléments communs aux deux langues. En conséquence il vaut mieux ne pas se décider entre basque et ibère lorsqu’on opére en toponomastique romane, et se borner à parler d’ibéro-basque. D’une façon toute provisoire on pourra attribuer un Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 24 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 16 J. Corominas, Tópica hespérica (Estudios sobre los antiguos dialectos, el substrato y la toponimia romances), Madrid, 1972, p. 10. En adelante, cito abreviadamente esta obra: Corominas, Hespérica. nom explicable par le basque, soit au basque soit à 1’ibérien, en se basant sur des raisons géographiques» Es evidente, repito, que, al referirnos a la toponimia balear son innecesarias las prudentes precauciones de J. Corominas. En nuestro caso, no cabe alternativa: se trata, siempre, pues, de voces de origen ibérico. Otro sustrato, no indoeuropeo, que opera en las Baleares es el púnico, que ha dejado importantes huellas toponímicas en las islas. Pero existen también sustratos indoeuropeos, de origen céltico y paracéltico, o en relación con los ligures, acantonados inicialmente en los Alpes, los Pirineos y los montes Cantábricos. A este respecto, aunque la teoría céltica, para explicar la cultura megalítica de las islas Baleares, esté hoy día, en parte, superada, la existencia de voces celtas en las islas está claramente documentada, como ha puesto de relieve Antonio Tovar.17 Por otra parte, no es necesario demostrar que las Baleares fueron, en la antigüedad, un foco activo de confluencias de culturas mediterráneas y centroeuropeas. Finalmente, conviene recordar que, cuando la etimología de un topónimo prerrománico no es diáfana, son posibles varias alternativas hipotéticas, referidas en ocasiones, incluso, a diferentes sustratos. Por eso, y para evitar repeticiones innecesarias, prefiero no establecer, a priori, una agrupación de los topónimos prerrománicos de acuerdo con su diferente origen sustratístico (ibérico, púnico, celta, ligur, etc.), en algunos casos, por otra parte, difícilmente deslindables. En cambio, y en la medida posible, procuraré agrupar los topónimos por sus afinidades radicales. La raíz ibérica ili: Alaró y Alayor Alaró.— En la pronunciación actual se realiza como [eleró], y en la documentación antigua aparece bajo las formas Olerono, en el Libro del Repartimiento («in termino Olerono»), Oloró, en la Crónica del rey Jaime I, y, en el cabreo del vizconde de Bearn, Olerón (Quadrado, Islas Bal., 1066).18 Las formas antiguas, así como la imprecisión vocálica característica de la pronunciación actual, nos evidencian la relación de nuestro topónimo con el Oloron, del Bearn, y la isla de Oleron, en la Vendée. Lo que nos lleva, sin duda, a una etilología prerrománica iluro, ilurone, que es la misma de Alarona, suburbio de Mataró, que, como es sabido, se denominaba Iluro en tiempos de los romanos. Por otra parte, en el paso de la forma antigua Olerón > Alaró ha podido influir, en lo que se refiere a la primera vocal, la abundancia del artículo árabe al- aunque sólo sea sentido hoy día como un prefijo, en la formación de topónimos baleares. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 25 2004, núm. 21 9-79 17 Cfr. A. Tovar, «Una inscripción ibérica con nombres indoeuropeos en Ibiza», en Cuadernos de Historia Primitiva, V (1950), pp. 68-70. 18 Para más detalles sobre el origen del nombre, véase A. M. Alcover, en BDLIC, XIV, 43. Iluro, iluron e es una voz ibérica, cuyo primer elemento ili ‘ciudad’ entra en la composición de numerosos topónimos ibéricos: además de Iluro, Ilerda, Elimberri. Ilici, varios Iliberri, Ilorci, Ilurco, Ilipa, Ilipula, Iliturgi, Ilugo. 19 El segundo elemento de nuestra voz, dado su origen ibérico, estaría en relación con el vasco ur ‘agua’, lo que concuerda bien con las características geográficas de Alaró. En una región como Mallorca, caracterizada por la escasez de agua, y cuyos poblados se alimentan principalmente de aljibes o cisternas artificiales, que recogen las aguas de la lluvia, contrasta Alaró, con un abundante manantial en sus cercanías. Madoz describe así la comarca: «El terreno cultivable es de buena calidad y muy feraz; se riega con el agua que brota en el predio de Artigues, y pasa por el pueblo [Alaró] proporcionando saludable bebida a los vecinos, y poniendo en movimiento hasta 10 molinos harineros».20 Por todo lo dicho hasta ahora, creo que estamos, pues, ante una etimología cierta. Ésta, efectivamente, corresponde a un término conocido, tanto en cuanto al significante como al significado, en una lengua conocida en sus textos documentados. Su evolución fonética coincide con lo que sabemos de las leyes que rigen las lenguas en cuestión; y, finalmente, el significado de la etimología establecida concuerda con las circunstancias geográficas y topográficas del lugar al que hace referencia el topónimo. Alayor (Menorca).— Distinto es el caso de Alayor, en donde los problemas que encierra su etimología son más oscuros. Su pronunciación actual oscila entre las sigientes formas [eleó], [leó], [eló], [ló]. A primera vista, y dada la característica imprecisión vocálica de su realización autóctona, parece también relacionable este topónimo con la forma prerrománica ili + ur, aunque desde el punto de vista fonético tropezamos, ante todo, con el sospechoso mantenimiento de un hiato originario, *ileor > *eleor > *aleyor > alayor, en donde la y sería originariamente antihiática, aunque posteriormente haya desaparecido, como es habitual en la realización dialectal. Sin embargo, en otro orden de cosas, nos encontramos también aquí con un importante núcleo de población menorquín especialmente privilegiado por aguas naturales, dentro de la característica falta de las mismas en la isla. Así se refiere Madoz a estas circunstancias: «Sus vecinos se surten también de algunos pozos inmediatos a la parte de levante, cuyas aguas son cristalinas y sanas».21 De otra parte, vendría a favor de la etimología Iluro para Alayor, la existencia de otro topónimo mozárabe de Granada, Ilyora (hoy Illora),22 y sobre todo de la Alta Ribagorza, Alaó, con el mismo hiato del nombre de lugar menorquín, y en donde, dada su localización, la sílaba inicial al- no pude remontar, en ningún caso, al artículo árabe, y es probable, en cambio, que esté en relación con el ibérico ili. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 26 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 19 Cfr. A. Tovar, Lo que sabemos de la lucha de lenguas en la Península Ibérica, Madrid, 1968, p. 83.20 Madoz, s.v., p. 197b. 21 Madoz, s.v., p. 229a. 22 F. J. Simonet, Una relación entre Alayor e Iluro ha sido también establecida, aunque en tono igualmente dubitativo, por J. Corominas y J. Mascaró Pasarius.23 No obstante, si acudimos a las formas más antiguamente documentadas, el problema etimológico se complica seriamente. Según G. Llabrés (Rev. Men., 1896, p. 49), los diplomas dan para el siglo XII la forma Ihalor. Se deja aparte esta discutible forma. Por su supuesta antigüedad, la primera grafía cierta que conocemos es la que aparece, en dos ocasiones, en la carta de fundación de la villa de Alayor por el rey Jaime II, el 29 de abril de 1304, en la forma Jhalor = Ihalor. 24 A partir de esta fecha, encontramos una grafía semejante, Hialor, en 1402, 1423 y 1424.25 En el año 1429 encontramos una forma, Ylayor, 26 que nos lleva ya a una realización muy próxima a la actual. Y a partir de esta fecha son frecuentes formas que, como la anterior, se relacionan con su realización actual: Alayhor (1464), Ylaor (1472),27 Hilayhor (1560),28 Ilayor (1585), Hilayor (1587), Ilayor (1590),29 Hilayor(1591), Hylayor(1592),30 Hilayor(1593 a 1599), Ilayor(1600),31 Ilayor (1601),32 etc., hasta llegar a 1610, en que comienza a fijarse en la forma Alayor. No obstante, durante los siglos XV y XVI seguimos encontrando grafías más próximas a la que aparece en la carta de fundación de la villa: Hihalor (11434), Hialor (1439), Hyalor (1459),33 Yalor (1550), Hialor (1550), Yhalor (1553), Hialor (1561),34 Hialor (1591).35 Ahora bien, qué significan todas estas grafías. Si tomamos como base originaria cierta la del documento de fundación de la villa, Jhalor = Ihalor, esta forma, por metátesis, habría dado Ylayor, y ésta, a su vez, reinterpretada con artículo árabe al (aunque sólo fuese sentido como sufijo), habría abocado en Alayor, que sigue la conocida evolución fonética que lleva hasta la pronunciación actual, anteriormente reseñada. Partiendo, pues, de Ilahor como forma primitiva es evidente que nos alejamos mucho de la posible etimología Iluro, y habría que relacionar dicha forma con otra serie distinta de topónimos prerromanos hispánicos, según proponen también Corominas y Mascaró, conformada por los dos Ayelo valencianos (topónimos, por otra parte, también mozárabes, como lo prueban la conservación de la Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 27 2004, núm. 21 9-79 23 Op. cit., pp. 29-30. 24 Cfr. E. de K. Aguiló, en Butlletí de la Societat Arqueológica Luliana, 1895, p. 171. 25 Véase Ramon Rosselló Vaquer, Aportació documental a la história de Menorca. Consell Insular de Menorca, 1982, pp. 36, 40 y 44. 26 Op. cit., p. 41. 27 Op. cit., pp. 101 y 110. 28 Cfr. Francisco Hernández Sanz, El archivo municipal de Alayor, siglos XIV XIX), Mahón, 1917, p. 166. 29 A. Ramis, Noticias relativas a la isla de Menorca, Fascículo IV, Mahón, 1829, p. 19. 30 Hernández S., op. cit., pp. 166 y 170. 31 A. Ramis, op. cit., IV, p. 18. 32 Hernández S., op. cit., p. 168. 33 R. Rosselló, op. cit., pp. 42, 36, 18. 34 Hernández S., op. cit., pp. 167, 166. 35 A. Ramis, op. cit., IV, p. 18. -o final, y su presencia, en el Libro del Repartimiento de Valencia, en la forma Yelo, II, 10), el vascongado Ayala, y una forma originaria Ayel.la, que en el extremo sur del país valenciano parece haber dado el nombre a Elda, a Nov-eld y a Novette. En tal caso, Alayor ofrecería la misma radical, con la adición del sufijo –or. No obstante, creo que no debemos conceder excesivo crédito a la grafía, Jhalor, del documento de fundación de la ciudad. Esta forma es tardía y no ofrece, por tanto, la garantía de los topónimos que se reflejan, por ejemplo, en el Libro del Repartimiento de Mallorca, que hacen referencia a una época en que aún convivía parte de la población conquistada junto con los nuevos poseedores catalanes. En el caso de Alayor, núcleo de población desaparecido, y repoblado posteriormente, en tiempos de Jaime II, son los conquistadores catalanes los que restablecen un nombre que había caído en el olvido, y que, por otra parte, era difícilmente analizable en su lengua catalana. Por eso, tal vez, encontramos tal variedad de formas, que habitualmente no aparecen en casos similares. Esto quiere decir que no es absolutamente rechazable la primera etimología propuesta. Es más, yo personalmente me inclinaría por el origen ibérico, en relación con Iluro, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones topográficas de Alayor, que anteriormente he señalado, aunque, como es natural, no cabe tampoco descartar la otra posibilidad. Nos encontramos aquí, pues, ante un caso muy diferente al de Alaró, con una etimología aparentemente cierta. Para Alayor, en cambio, existen razones suficientes, como hemos visto con detalle, para proponer dos soluciones diferenciadas. Ibérico ara ‘valle’: Laragoasi, Ariany y Llucalari Laragoasi.— Aunque este nombre sólo aparece en el Libro del Repartimiento y no pervive en la actualidad, lo trato aquí como comprobación de la existencia del ibérico ara ‘valle’ en la toponimia prerrománica mallorquina. El término del Repartimiento corresponde, efectivamente, a una forma con artículo aglutinado L’Araguás, con un tipo arcaico de diptongo,36, correspondiente al topónimo de Huesca Aragüés. Obsérvese que en Aragón existe también Araguás (en el término de Jaca), con el mismo diptongo arcaico. Igual nombre hallamos en el norte de la provincia de Lérida, Arahós, forma naturalmente sin diptongación. Ya en los documentos del siglo XI se halla, para la toponimia aragonesa, las formas Araguasse, Araguesse, con una vocal final semejante a la del nombre mallorquín. Y en Guipúzcoa hallamos, finalmente, Araoz.37 A la misma serie corresponde, sin duda, el valenciano Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 28 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 36 Para la diptongación de e y o tónicas del latín en el mozárabe mallorquín, véase mi viejo trabajo «El mozárabe levantino en los Libros de los Repartimientos de Mallorca y Valencia», en Nueva Revista de Filología Hispánica, IV, 1950, pp. 320-326 (en adelante citaré abreviadamente Moz. lev.). Es cierto que no siempre ha sido aceptada mi tesis diptongadora, pero los testimonios del mozárabe levantino con diptongo están claramente documentados. Y en ningún caso pueden considerarse como castellanismos, única razón de su presencia, sino se les considera autóctonos mozárabes, en un medio cultural árabe-latino-catalán, hostil a la diptongación. Para mayores precisiones, puede verse ahora Á. Galmés de Fuentes, Dialectología mozárabe, Madrid, Gredos, 1983. 37 Para todas estas formas, véase R. Menéndez Pidal, Toponimia prerrománica hispana, Madrid, 1968, pp. 18-119 (citaré abreviadamente Top. Prerrom.). Alacuás, que sin duda corresponde a una forma Aracuás con el conocido trueque l > r, pero para el que M. Asín ha dado una etimología árabe, [al-aqwas] ‘los arcos’,38 que, además de dificultades fonéticas (el [sin] árabe da siempre ç y no s), las ofrece de orden semántico. En efecto, ninguna construcción especial, ni aspecto de la naturaleza, justifican la designación del nombre de lugar mediante un plural de arco, mientras que, en cambio, coincide, como veremos, con el significado de la etimología que todas estas formas presuponen. Pues, efectivamente, todas ellas remontan al término prerrománico ara otz, con la significación de ‘valle o llano frío’. En lo que se refiere a los topónimos de Aragón y Cataluña, R. Menéndez Pidal, en la obra y páginas citadas, ha justificado su origen y significación. Respecto al topónimo valenciano, Madoz lo describe así: «Situado en llano..., donde le baten todos los vientos».39 El topónimo del Repartimiento de Mallorca se halla localizado «in termino Montuiri», de cuya villa dice Madoz que «se halla en medio de un llano...; su clima es sano, aunque algo frío y húmedo».40 Creo, pues, que estamos de nuevo, en el caso del mallorquín L’áragoasí, como antes en el caso de Alaró, ante una etimología cierta, que corresponde a términos conocidos de una lengua conocida, que coincide con lo que sabemos de las leyes fonéticas de las lenguas en cuestión, y cuya etimología concuerda, en su significado, con las circunstancias geográficas del lugar al que hace referencia el topónimo. Y todo ello, por tanto, nos asegura la presencia de la voz ibérica ara en la toponimia mozárabe mallorquina, lo que, sin duda, es útil para la confirmación de la etimología del topónimo que sigue. Ariany (término municipal de Petra).— En la pronunciación actual se realiza como [erjan]. En el códice híbrido del Libro del Repartimiento, en su parte latina, aparece documentado dos veces en la forma alchería Arian (10v y 11v); en el códice latino y en el catalán aparece además la variante Alanaria. Esta última forma, confrontada con la más frecuente (Arian), nos hace pensar en una metátesis de n y r, sobre una base originaria, con artículo árabe *Al-arania, y ya sabemos que en el Libro del Repartimiento alternan, para un mismo topónimo, formas con artículo árabe y sin él (Alcubo y Cubo, etc.). Pero lo que es más importante, la supuesta variante *Al-arania nos evidencia, sin duda, la etimología de nuestro topónimo, en relación con el ibérico ara ‘valle’, acompañada de un sufijo, que podría estar en relación con el vasco anglo ‘dehesa’, que ha proporcionado a la toponimia catalana formas compuestas con any (Anya, Anyerri, Anyós, (A)nyús, etc.).41 La forma compuesta, que estaría a la base de nuestro topónimo, ara-angio ‘dehesa del valle’, está atestiguada en el País Vasco, en nombre de lugar, tales como Arangio (Álava), que habrá que interpretar mejor como Arangio, y Aranguiz, río y pueblo no lejos de Vitoria.42 Sin embargo, supuesta la base ara para nuestro topónimo, creo que es Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 29 2004, núm. 21 9-79 38 M. Asín Palacios, Contribución a la toponimia árabe de España, 2.ª ed., Madrid-Granada, 1944, s.v. (citaré en abreviatura Top. Árabe). 39 Dic. geogr., s.v. 40 Dic. geogr., s.v. 41 Cfr. J. Corominas, Estudis de toponimia catalana, I, Barcelona, 1965, pp. 172 ss. 42 J. Corominas, op. cit., p. 173. mejor establecer otra forma etimológica, también documentada, y que coincide exactamente con la variante que supongo originaria, *Al-arania (cfr. Araño, en La Coruña). En efecto, nuestro topónimo debe de estar, sin duda, relacionado con el navarro Aranea (doc. Leire, 1059) fluminis Arianarii (Oviedo, 905) o termino Araniani (ibid., 908).43 En el caso de Ariany, partiendo de aranea, la yod habría producido un doble influjo, palatalizando la n y metatizándose con la a. Finalmente, en cuanto a la relación semántica entre Ariany y ara ‘llano, valle’, no cabe duda, en cuanto el pueblo que nos ocupa está «situado en una extensa llanura» (Madoz, s.v.). Existen otros dos topónimos de Mallorca, vall d’Ariant y caleta d’Ariant, aparentemente relacionados con Ariany, pero que ni desde el punto de vista fonético ni semántico se puede establecer una conexión. De ellos trato enseguida en correspondencia con una base celta. Llucalari (Alayor y St. Lluis, Menorca). Pronunciación local [lukalári] Documentación antigua.— No conozco textos antiguos que citen este topónimo. Etimología.— Alcover-Moll dan, para su segunda parte, una base árabe [al-aris] ‘la tienda’. Pero tal etimología no parece admisible ni semántica ni fonéticamente, con pérdida de una -s final inexplicable. M. Asín no cita este topónimo, ni entre los de origen árabe seguros, ni en la lista de los probables, no identificados. Como yo tampoco encuentro ninguna voz árabe que pueda servir de étimo para la segunda parte de Llucalari, prefiero pensar que se trata de una de tantas voces híbridas, con artículo árabe, y en donde el último elemento podría representar una continuación del prerrománico ara, con modificación, por arabismo, de la -a final en -i. Justificación geográfica.— La única razón de orden geográfico, aunque ciertamente muy endeble, es el hecho de hallarse Llucalari en las llanuras de Alayor y St. Lluis. Estamos, pues, en este caso, ante una etimología hipotética, sin una base sólida en que sustentarla. Sólo la existencia de ara, en la composición de otros topónimos mozárabes de Mallorca, avala en su favor. Celta arganto: Ariant Vall d’Ariant (Pollença), caleta d’Ariant (Escorça).— La pronunciación actual de estos topónimos es [erjant]. Existe una raíz indoeuropea arg ‘brillante’, ‘blanquecino’, que con el característico infijo –nt-, da lugar al nombre celta Arganto, documentado en la epigrafía hispánica.44 Ésta es, sin duda, la base etimológica de nuestros topónimos. La misma raíz, amplificada con –nt- y con la significación de ‘plata’, se da también en itálico (lat. argentum), pero la a tónica de los topónimos, que ahora analizo, nos Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 30 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 43 Cfr. J. Hubschmid, «Toponimia prerromana», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, I, Madrid, 1960, p. 459. 44 Cfr. J. Pokorny, IEW p. 64 ss. obliga a establecer la relación con el celta y no con el latín. En relación, en cambio, con la base latina está el ibicenco S’Argentera (con conocidos yacimientos de galena), pero que no es topónimo mozárabe, ya que si el cat. argent es palabra que se va perdiendo en el lenguaje vivo, ante el predominio de su sinónimo plata, fue voz usual en esta lengua, y, de otra parte, su estructura fonética y morfológica es catalana y nada mozárabe. Distinto es el caso de Algendar, en Menorca, que acertadamente Corominas y Mascaró45 relacionan con el lat. argentum, pero cuyas características lingüísticas son claramente mozárabes, nombre del que yo trataré al referirme a la toponimia mozárabe de origen latino. En cuanto a la evolución fonética Ariant < arganto, hemos de observar la característica pérdida de la –o final, por arabismo o por catalanismo, y la yotización de la velar (cfr. cast. Arienzo < lat. argentus). Respecto a la adecuación entre el significado del étimo propuesto y las circunstancias geológicas de los lugares a que hacen referencia nuestros topónimos, hemos de señalar que el vall d’Ariant, en Pollença, se caracteriza por extensos afloramientos de rocas blanquecinas, ofreciendo extraño aspecto y dando a su vez origen a unos relieves de inusitadas formas,46 y, sobre todo, hay que tener en cuenta, también, que en él existen las huellas de explotación de una antigua mina de oro, que los lugareños llaman es clot de l’or d’Ariant.47 Con relación a la caleta d’Ariant, en Escorca, conviene observar que está en despeñadero, y no se puede entrar en ella sino con el auxilio de lanchas o barcos pequeños, y este despeñadero ofrece, por sus rocas calizas, un aspecto blanquecino, y en sus proximidades se encuentra un pozo llamado es clot d’Aram, porque de él se sacó en algún tiempo mineral de cobre.48 Por cuanto he dicho, creo que podemos afirmar que estamos, de nuevo, ante una etimología cierta, pues en ella se dan todos los condicionamientos, que he reseñado con anterioridad, necesarios para ello. Ibérico art > vasc. ertz: Artá y sus congéneres peninsulares, Artá, Artana, etc. Artá.— Pronunciación actual [ertá]. En el códice híbrido del Repartimiento aparece, en su parte latina, Arta, y, en el texto árabe, [artan], forma, esta última, que prueba la existencia de una –n final (que en catalán se pierde) y la acentuación aguda, con el alargamiento de la sílaba final. En otras copias del Repartimiento encontramos, como variantes, jartan, Iartan, Yartan, con una consonante inicial, sin duda, expletiva, pues aparece siempre superpuesta a formas con a inicial. En todo caso, nuestro topónimo está, sin duda, en relación con toda una serie análoga de la Península: Arta (Vizcaya), Artana (Castellón), Artadó (Lérida), ArteÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 31 2004, núm. 21 9-79 45 BRAH, LXVIII, 1916, p. 314. 46 Véase J. Mascaró Pasarius, Historia de Mallorca, I, Palma de Mallorca, 1973, p. 69. 47 Cfr. Madoz, Dic. geogr., s.v. 48 Cfr. Madoz, Dic. geogr., s.v. Escorca. sa (Lérida y Castellón), Artedo (Asturias), Arteta (Navarra), Artieta (Burgos), Artieda (Zaragoza), etc., analizados por R. Menéndez Pidal49 y, posteriormente, por Corominas.50 Todos estos topónimos, como el Artá de Mallorca (con el mismo sufijo -anu, -ana, del Artana castellonense) pueden estar relacionados con una raíz ibérica ert-, erts-, que da en vasco hertz, significando ‘borde, orilla’.51 Esta etimología, por lo demás, concuerda perfectamente con las características geográficas de Artá, que, según Madoz, esta «situado, no lejos de la orilla del mar, en la falda de un cerro dominado por otros de mayor altura». En otro caso, una raíz ibérica en relación con el vasco arte ‘encina’52 parece mejor como base de nuestro topónimo. Las condiciones geográficas de Artá justifican también, en este caso, esta otra etimología, pues la distribución de las encinas en Mallorca se concentra en la Montaña y en la zona de Artá. Finalmente, hemos de observar todavía que en el Libro del Repartimiento aparecen otros topónimos con la misma raíz: Art axerea, Aart axerea o Art Alayn. Celta kal(1)io ‘piedra’: Gallicant y Calicant Es Gallicant (Campos).— Estamos aquí, evidentemente, ante el caso de un topónimo, modificado por la etimología popular, que relaciona el nombre con el canto del gallo. Sin embargo, es obvio que, desde el punto de vista semántico, no existe ninguna relación entre el canto del gallo y el nombre de un lugar. Desgraciadamente, en este caso, no conocemos formas antiguas, pues el topónimo no aparece en el Libro del Repartimiento. Sin embargo, podemos considerarlo como mozárabe, dado su origen prerrománico, según vamos a ver a continuación. En un primer análisis, pensé que nuestro topónimo podría estar en relación con el del Repartimiento, Gibilinquan o Gibilinquam, cuya primera parte corresponde al árabe [jabal] que por influjo de la imela, se realizaba como [jibil] (cfr. Gibraltar, Gibralfaro, etc). Pero su situación, en la Montaña de Mallorca, hace, sin duda, referencia a la cordillera, al pie de la cual se halla la villa de Inca, cuyo nombre corresponde a la segunda parte del topónimo del Repartimiento. Descartada la identificación entre Gallicant y Gibilinquan, quedaba la posibilidad de que, supuesta la independencia, la primera parte fuese también un árabe jibil, modificado, por influjo de la etimología popular, en Galli. Sin embargo, nuestro topónimo no puede analizarse al margen de la serie Cantagallo (Toledo, Badajoz), Canta-el-Gallo (Lugo), Gallocanta (Zaragoza), Gallicant (Barcelona y Tarragona), Gallipienzo (Navarra), e incluso Cantalapiedra (Salamanca), etc., en donde no cabe pensar, por muy diversas razones, en la etimología árabe, y en donde el elemento canta, que entra en la composición de casi todos ellos, es importante para la determinación de la etimología. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 32 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 49 Top. pret., 44. 50 Top. cat., I, 85; II, 36. 51 Corominas, Top. cat., I, 84. 52 Véase J. Hubschmid, Mediterrane Substrate, Berna, 1960, p. 41. Sentados estos presupuestos, la primera parte de Gallicant está, sin duda, en relación con la raíz celta kal(1)io ‘piedra’53 (cfr. fr. caillou), que habría dado callo, call o cal, con la modificación subsiguiente según gallo (para una forma más etimológica, téngase en cuenta el Calicant, que analizaré a continuación). Teniendo en cuenta el significado de esta primera parte de nuestro topónimo, la segunda no hace sino intensificar su valor. Efectivamente, el segundo elemento de Gallicant corresponde a la raíz celta kanto (cfr. lat. canthus) ‘piedra’, ‘guijarro’54 y ‘orilla pedregosa’.55 Se trata, pues, de una especie de etimología tautológica, lo que no es nada infrecuente en la toponimia. Justificación geográfica: En Campos «hay canteras abundantes de piedras areniscas» (Madoz, 55, 382 b). Calicant (Alcudia, Petra y St. Lloreng des Cardassar). Pronunciación local: [kalikánt] el de St. Llorenç des Cardassar. Los de Petra y Alcudia [kalikánt]. Documentación antigua.— No poseemos documentación antigua. Etimología.— La etimología es, evidentemente, la misma del topónimo anteriormente citado: celta kal(1)io ‘piedra’ + kanto ‘piedra, guijarro, borde pedregoso’. Justificación geográfica.— El topónimo de Alcudia corresponde a un pico montañoso (Puig de Calicant) de la sierra de Ferrutx, formada por grandes pliegues de rocas, violentamente contraídos, lo que justifica obviamente la etimología propuesta. El Calicant de St. Llorenç des Cardassar es también una montaña. La serie kar(r)-: Caro, Llucalcari, Cairats, Montcaira Caro (término de Petra). Documentación antigua.— Este topónimo no se conserva en la actualidad. Sólo aparece en el Libro del Repartimiento, alch. Caro, con la misma forma en todas las versiones, y en el apartado que lleva el siguiente título: «Isti sunt populatores qui populantur jn Petra et hec sunt nomina alqueriarum quas possident». Etimología.— Este topónimo está, sin duda, relacionado con la raíz pre-indoeuropea kar(r) ‘piedra’, que ha dejado numerosos descendientes en la toponimia de la Romania Occidental, perteneciente al común sustrato alpino-cántabro-pirenaico. Dauzat ha analizado con atención algunos descendientes de kar(r) en la Galia: Cher aux Orbs < cariu, Roc de Chères < caria, o las formas derivadas Cheiron, Chéron, Crau < caravo, pichoto Crau, Crau de Saut, Carcassonne, Carlat, etc.56 R. MenénÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 33 2004, núm. 21 9-79 53 J. Corominas, Tópica Hespérica, II, Madrid, 1971, p. 266, nota 27, a propósito de Gallipienzo. 54 J. Hubschmid, Mediterrane Substrate, p. 17. 55 J. Hubschmid, en Studia Neophilologica, XXX, 1985, p. 133. Véase también J. Hubschmid, «Die Stämme *Kar(r)- und *Kurr in Iberoromanischen, Baskischen und Inselkeltischen», en Romance Philology, XIII, 1959, p. 48. 56 A. Dauzat, La toponymie française, París, 1960, pp. 81-90. dez Pidal ha estudiado los topónimos que contiene dicha raíz en el centro peninsular: Carabanzo, Carabanchel, Caravantes, etc.,57 a los que habría que añadir los de la región cántabra: Caravia, Carabias, Carabaño, etc. Finalmente, J. Corominas ha puesto de relieve los nombres del mismo origen en la toponimia catalana: El Quer Foradat, Queralbs, Queralt < cariu, Bolquera < bolu `molino’ + caria, es decir ‘piedra, rueda de molino’, Carant, Llau del Carant, Querants, Carants, etc.58 Como podemos observar, las formas derivadas de cariu, caria, con monoptongación del diptongo al secundario (Cher, Chéron, Quer, Queralbs, Queralt. Querants) alternan, en Francia y en Cataluña, con formas, sin diptongo secundario, derivadas de kar- (Carcassonne, Carlat, Carant, Carants, etc.), mientras que en el centro peninsular y en la región cantábrica no aparecen formas que presupongan una base con diptongo secundario.59 La toponimia mozárabe de Mallorca concuerda, en esta ocasión, con la dualidad de formas de Francia y Cataluña. En el caso que ahora nos ocupa de Caro, hemos de partir de una base *carus, sin diptongo secundario, en donde, por otra parte, se habría conservado la -o final por mozarabismo. Justificación geográfica.— Tratándose de un topónimo que sólo aparece en el Repartimiento, no podemos naturalmente establecer ninguna precisión geográfica que pudiese justificar la etimología aquí propuesta. Pero, en todo caso, la localización de nuestro topónimo «jn Petra» sin duda es muy significativa. Así, encontramos conjuntados dos topónimos, Petra y Caro, con un mismo significado ‘piedra’, el uno latino y el otro prerrománico. Y tal conjunción no puede ser fruto de una casualidad. Redordemos, finalmente, que en el término de Petra existe, como hemos visto (p. 33), otro topónimo, Calicant, justificado igualmente por las características pedregosas del referido municipio, cuya capital se halla situada, precisamente, en la falda del monte rocoso Bonany. Llucalcari (Deiá). Pronunciación local: [lukálkari] Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento. Etimología: Alcover-Moll suponen para la segunda parte de nuestro topónimo la base árabe [al-qáryat ], que podría haber dado en mallorquín alcaria, con el cierre característico de la -a final [alkarie], y posterior pérdida de la e, como en bestia > bisti. Corominas y Mascaró suponen también este topónimo de origen árabe, sin precisar su étimo. Sin embargo, hay que tener en cuenta la palabra del árabe clásico alqáryat , en árabe hispánico, según preciso testimonio de P. de Alcalá y de Ramón Martí, se pronunciaba con acento en la i [al-qaríiat ], y tal pronunciación la confirman los descendientes hispánicos de la voz árabe, tanto el nombre común alquería como los numerosos topónimos en que aparece. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 34 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 57 R. Menéndez Pidal, Top. prerrom., pp. 91-93. 58 J. Corominas, Top. Cat., I, pp. 1, 86 y 187; II, pp. 209-211. 59 Para más detalles de la base kar(r) en la toponimia prerrománica, véase, J. Hubschmid «Die Stämme *kar(r)- und *kurr- im Iberoromanischen, Baskischen und Inselkeltischen», en Romance Philology, XIII, 1959, pp. 31-49; ibid., Praeromanica, Berna, 1949, p. 104; ibid., Mediterrane Substrate, Berna, 1960, pp. 36, 41 y 57; y J. U. Hubschmied, «Sprachliche Zeugen für das späte Austerben des Gallischen», en Vox Romanica, III, 1938, pp. 68, 72, 73 y 74. Por todas estas razones, creo que estamos en presencia de una de tantas voces híbridas, con artículo árabe al–, y en donde el último elemento sería un derivado del preindoeuropeo kar(r), con una vocal de apoyo e (*kare), convertida en i por arabismo, o bien con la adición de la terminación adjetival del árabe i, que en la lengua vulgar se realizaba como átona. Creo mejor esta solución que no la de suponer una base cariu, en donde la –o final se habría perdido por arabismo, pues antes de tal pérdida se habría producido la metátesis de la yod, como ocurre por regla general en el mozárabe levantino,60 y como ocurre en los topónimos que analizo a continuación. Justificación geográfica.— El predio de Llucalcari se halla situado en un montículo rocoso, en el que hay una atalaya y un santuario dedicado a la Virgen de los Desamparados. Por lo demás, el término de Deià está situado en la costa acantilada del norte y está compuesto por elevadas montañas. Estas circunstancias justifican, pues, el significado del étimo que aquí propongo. Por otra parte, la presencia de la base kar(r) en otros varios topónimos mozárabes de Mallorca viene también en confirmación de dicha etimología. Comellar de Cairats (Valldemossa). Pronunciación local: [kairats]. Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento, aunque tanto su etimología como sus circunstancias fonéticas confirman el carácter mozárabe del topónimo. Etimología.— Estamos ante otro nombre de lugar, perteneciente a la serie que tiene por base la raíz prerrománica kar(r), bajo la forma cariu, documentada por numerosos topónimos de la Romania, en donde se produce la metátesis de la yod y la conservación del diptongo descendente al, característica del mozárabe,61 frente a la reducción a e del catalán (cfr. Quer, Queralt, Queralbs, etc., de la toponimia catalana). A. Dauzat ha señalado que en el mediodía de Francia, una relación semántica, provocada por la homonimia de una raíz latina, se ha producido frecuentemente con caire < lat. quadrum, propiamente «sillar, piedra rectangularmente labrada».62 Un cruce homonímico semejante ha podido ocurrir también en el mozárabe de Mallorca, pues, aunque, por lo general, conserva sin modificar los grupos intervocálicos –tr- y –dr-, en ellos se observa también una cierta tendencia hacia la vocalización en i de la consonante dental.63 En nuestro caso la homonimia se habría realizado entre quadratum > *cairat y la voz prerrománica. Justificación geográfica.— El Comellar de Cairats se halla situado en la serranía de Valdemossa, en la zona en que alcanza su máximo grado de complicación estructural debido a la pujanza de sus montañas y a la intensidad de sus pliegues contraídos y dislocados unos sobre otros.64 Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 35 2004, núm. 21 9-79 60 Véase A. Galmés de Fuentes, «Moz. lev.», en NRFH, IV, 1950, pp. 330-331, y A. Galmés de Fuentes, Dialectología mozárabe, Madrid, 1983, p. 142. 61 Véase Á. Galmés de Fuentes, «Moz, lev.», pp. 330-331, y Dialectología mozárabe, p. 142. 62 A. Dauzat, La toponymie française, p. 84. 63 Cfr. Á. Galmés de Fuentes, «Moz. lev.», pp. 340-341, y Dialectología mozárabe, pp. 153-155. 64 J. Mascaró Pasaríus, Historia de Mallorca, I, p. 80. Moncaira (Fornalutx). La toponimia oficial lo escribe también Montcaira. Pronunciación local: [monkaire]. Documentación antigua.— Tampoco está documentado en el Libro del Repartimiento. Etimología.— Como en los casos anteriores, el segundo elemento de Moncaira corresponde a la raíz prerrománica kar(r), en la forma caria (cfr. cat. Bolquera < bulu ‘molino’ + caria ‘piedra’), con la metátesis de la yod y conservación mozárabe del diptongo descendente al. En conjunto, nuestro topónimo significaría, pues, ‘monte de piedra’. Justificación geográfica.— Moncaira se halla situado en la sierra norte, en donde aparecen extensos afloramientos de rocas grises ofreciendo extraño aspecto y dando a su vez origen a unos relieves revestidos de inusitadas formas. En mallorquín se conocen estas regiones con el nombre de escatjás, siendo muy conocidos los de Moncaira, Escorca, Mortitx, etc.65 En resumen, los cuatro topónimos mozárabes de Mallorca, que contienen la base prerrománica kar(r) ‘piedra’, están íntimamente ligados, por sus condiciones geográficas, a su significado: Caro, «jn Petra», muestra un ejemplo muy significativo de dos topónimos conjuntados con el mismo sentido de ‘piedra’, uno prerrománico y el otro latino: Llucalcari está configurado en una montaña rocosa; Comellar de Cairats ofrece un característico paisaje de montañas abruptas coronadas por las rocas; Moncaira es, en la terminología mallorquina, un escatjá, es decir, una región en que afloran rocas grises, que ofrecen extrañas formas. La completa adecuación del significado de la etimología con las circunstancias geográficas de los lugares al que hacen referencia los cuatro topónimos no puede ser el resultado de una casualidad, por lo que una relación causal necesaria, entre el significante toponímico y su significado, comprueba una vez más la certeza de la etimología propuesta. Prerromano porro, porra ‘pastizal’: Porrasa, Porreres, Porrulutx, Esporlas. Porrassa, sa (Calviá). Pronunciación local: [porase]. Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento. Etimología.— Se trata, sin duda, de un derivado de la raíz prerrománica porra, porro, porr ‘pastizal’, analizada por J. U. Hubschmied.66 Es una de tantas voces, sin duda paracéltica, perteneciente al común sustrato alpino-cántabro.pireniaco. En los Alpes existen, derivados de esta raíz, topónimos como Puros y Sampuir < *samoporrio ‘pastizal de verano’. En la zona pirenaica podemos señalar, por ejemplo, Porroduno (Tarragona) y Porredo (Lérida) < porro-dunum ‘abundante en pastos’ Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 36 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 65 J. Mascaró Pasaríus, Historia de Mallorca, I, p. 69. 66 Véase J. U. Hubschmied, «Ausdrücke der Milchwirstchaft gallischen Ursprungs», en Vox Romanica, I, 1936, p. 89, nota 3, e ibid., «Sprachliche für das späte Aussterben des Gallischen», en Vox Romanica, III, 1938, p. 126. (cfr. Artadó ‘lleno de encinas’);67 y, en la región cántabra, Porrúa (Llanes) y Porreo (Villaviciosa). En estos casos es preciso señalar que, en una zona como la cantábrica, caracterizada toda ella por sus abundantes pastizales, Madoz, al tratar del topónimo de Llanes, especifica: «En las inmediaciones de la población hay mucho arbolado, criándose en los montes abundantes y exquisitos pastos» (s.v. Porrúa). Respecto al Porreo de Villaviciosa, extensa llanada a la orilla de la ría, a la vista está la magnificencia de sus praderías.68 Justificación geográfica.— A pesar de la escasez de aguas naturales en Mallorca, en el término de Calviá existen seis fuentes y tres arroyuelos, que producen, según destaca Madoz (s.v. Calviá), varios «prados naturales», circunstancia infrecuente en la isla. Porreres Pronunciación local: [poreres]. Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento. Etimología.— La misma que la del topónimo anterior. Justificación geográfica.— Su terreno participa de monte y llano, siendo sus montes principales el Puig de Montesino, el Nebot y la Bastida, donde se cría ganado lanar, caballar y vacuno.69 Porrolutx («in termino de Montuheri») Documentación antigua.— Según J. Binimelis, este topónimo se conservaba en su época (año 1593) en la forma Poculutx70 (que podría ser una deformación según poculull, diminutivo de paucum). En el Libro del Repartimiento aparece bajo dos formas alternativas: «alqueria ayn Porrolutx, rahlain Pouleche (Códice híbrido), «ayn Porrolux, rahlam Pouliche» (Códice Catalán), «ayn raylam Porrolutx Pouliche» (Códice latino de la Seo de Mallorca), «ayn raylam Pouliche» (Códice latino del Archivo Histórico de Mallorca). Encontramos, pues, dos nombres diferentes (ya que no pueden reducirse a una única forma) para designar un mismo lugar: el primero aparece precedido del árabe ayn ‘fuente’ (es decir, ‘la fuente de Porrolutx’) y el segundo del árabe rahlain ‘molino de la fuente’. Pouliche, teniendo en cuenta estas determinaciones, podría ser un derivado de puteu (con la terminación, tan abundante en la toponimia mozárabe, –itx, que analizaré más adelante), y haciendo referencia, por tanto, a una fuente subterránea. Etimología.— Como los dos topónimos anteriores, Porrolutx está, sin duda, en relación con la misma raíz prerrománica porro ‘pastizal’. Justificación geográfica.— La sistemática relación de nuestro topónimo con el árabe ayn ‘fuente’ o rahlain ‘molino de la fuente’, es una clara indicación de que Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 37 2004, núm. 21 9-79 67 Para Porroduno, J. Corominas, Top. cat., I, 135, da una etimología, podium-rotundum, a mi juicio, fonéticamente inviable. 68 Cfr. Á. Galmés de Fuentes, «Notas sobre toponimia prerrománica en Asturias», en Lletres Asturianes (Boletín de la Academia de la Lengua Asturiana). 69 Cfr. Madoz, s.v. Porreras. 70 Binimelis, Nueva historia de Mallorca, 1593; reimpresión, Palma, 1927, tomo IV, p. 24. se trata de un lugar con un manantial de cierta importancia puesto que mueve un molino, manantial, que además de mover el molino, puede ser alimento de praderas naturales. Esporles Pronunciación local: [espót.tes]. Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento, pero figura ya en la bula del papa Inocencio IV del año 1248, y en muchos documentos posteriores con la grafía Sporlas. Etimología.— Alcover-Moll proponen como etimología el lat. sportulas ‘pequeñas espuertas’71. Es ésta también la etimología que ofrecen Corominas y Mascaró,72 aludiendo, según estos últimos autores, a las espuertas con que se recogían los productos rurales. No obstante, la relación semántica es, a mi juicio, demasiado rebuscada, pero se opone, sobre todo, a la etimología latina una razón fonética de peso, es decir, la presencia de o cerrada de Esporlas, que contradice a la o breve de la etimología propuesta. Por tanto, creo que nuestro topónimo, como los anteriormente analizados, está en relación con la raíz prerrománica porra, porro. Precisamente, el último de los citados, Porrulutx, con dos sufijos, –ul y –utx, nos proporciona una pista precisa para la interpretación del elemento final de Esporlas, que, sin duda, representa una forma derivada *porrulas > Porlas > Porles. Pero queda por determinar todavía el prefijo –es, En las lenguas románicas es muy frecuente un prefijo latino ex, significando la pertenencia. Refiriéndonos al catalán, tenemos ejemplos significativos como escorça ‘de corça, de corteza, relativo a la corteza’, escaire < ex-quadru ‘de cuadrado, relativo al cuadrado’, escambró, escambronera ‘cambrón, cambronera’ < cabronem, y los numerosos dobletes copinya ~ escopinya, cofa ~ escorfa, merla ~ esmerla, mola ~ esmola, comes ~ escomes, tisores ~ estisores, tenalles ~ estenalles, plana ~ esplana, etc. Este último ejemplo citado, precisamente, nos pone en relación con un topónimo Les Esplanes (Penedés), semejante a otros como Escorcons (Morella), Esplayeta (Mallorca, en el término precisamente de Esporlas), etc. En relación, pues, con este prefijo y su significado está, sin duda, la forma completa del topónimo Esporles. Justificación geográfica.— De la villa de Esporles dicen Alcover-Moll que está situada «en una amena vall», y Madoz precisa las condiciones de su amenidad: Por el término de Esporles, efectivamente, «corre un arroyo que llaman de la Granja; nace en el confín oriental del predio de su nombre...; sus aguas riegan un fértil y ameno valle».73 Creo, en resumen, que los datos geográficos aquí reunidos en torno a los cuatro topónimos mozárabes que contienen la raíz porra, porro, son muy sigificativos, pues ellos hacen alusión a valles alimentados por fuentes o arroyos, o a la cría de ganado vacuno, dos circunstancias excepcionales en las islas. Así, por ejemplo, respecto a la hidrología de Mallorca dice un especialista, B. Barceló Pons: Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 38 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 71 Alcover-Moll, Dic., s.v. Esporles. 72 J. Corominas y Mascaró, art. cit., p. 34. 73 Madoz, Dic., s.v. Esporlas. «Ni por el relieve y naturaleza del suelo, ni por las condiciones de pluviosidad, ningún curso de agua se mantiene constante en las islas, a excepción de Santa Eulária, en Ibiza. Las aguas superficiales son escasas en las islas; la estructura cárstica hace que el suelo absorba inmediatamente las aguas de la lluvia, creando capas freáticas que son aprovechadas en las zonas poco profundas por medio de pozos. Las fuentes naturales y manantiales son escasos, y su emplazamiento da lugar a una desacostumbrada fertilidad en las tierras».74 Y, refiriéndose a la ganadería precisa el mismo autor: «La evolución de la cabaña mallorquina en el último medio siglo viene dada por los factores siguientes:... d) La expansión del ganado vacuno ligada al aumento de la demanda de productos selectos —carne y leche principalmente—».75 Esto quiere decir que con anterioridad a 1845, fecha en que se inicia la publicación del Diccionario geográfico de Madoz (del que he extraído los datos relativos a nuestros topónimos), la ganadería vacuna, muy limitada, extendida sólo desde hace sesenta años a zonas de regadío, estaba entonces relegada a zonas de praderías naturales. Teniendo, pues, en cuenta todas estas circunstancias, creo que los datos que nos proporciona Madoz, relativos a nuestros topónimos, tienen especial importancia en torno a la relación entre el étimo porra, porro ‘pastizal’ y la realidad geográfica de los lugares a que hacen referencia los topónimos. Por lo demás, como en otros casos anteriores, la adecuación de los cuatro topónimos que comparten la misma raíz no puede ser resultado del azar, por lo que una relación causal necesaria, entre el significante toponímico y su significado, corrobora una vez más, si aún fuera necesario, la etimología aquí propuesta. La raíz prerr. mor(r): Moro, Morell, Moragues, Morro, Morlanda, etc. Reúno en este apartado una serie de topónimos, en los que ha actuado, como veremos, la imaginación y la etimología popular, modificando, en parte, sus significados originarios, y ello no sólo en la toponimia balear, sino en la de toda la Península, llegando incluso a confundir a etimólogos avezados. Todos estos topónimos a que ahora me refiero están en relación con una raíz prerrománica, MOR(R), MUR(R), probablemente entroncada, como ha señalado J. Hubschmid, con el sustrato alpino-cántabropirenaico76 o mediterráneo occidental, que analiza Menéndez Pidal.77 Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 39 2004, núm. 21 9-79 74 B. Barceló Pons, «Aspectos geográficos de Mallorca», en J. Mascaró Pasarius, ed. Historia de Mallorca, I, 1973, p. 126. 75 B. Barceló Pons, op. cit., p. 190. 76 Véase J. Hubschmid, Mediterrane substrate, pp. 29-39, y «Testimonios románicos», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, I, Madrid, 1960, pp. 42-43. 77 R. Menéndez Pidal, «Sobre el sustrato mediterráneo occidental», en Toponimia prerrománica hispánica, Madrid, 1968, pp. 71 y ss. Las voces derivadas de morr, con r doble, han pasado a significar ‘montículo rocoso, peñasco’ (cfr. vasco murru ‘colina’), y las formas en relación con mor ‘montón de piedras’ (cfr., con una transferencia semántica, asturiano morena ‘montón de hierba’). A este respecto, es curioso señalar que la raíz es viva en el Lacio, con la misma doble descendencia y análogo reparto de significados: morra ‘roca puntiaguda’ y mora ‘montón de piedras’, palabra esta última autorizada por Dante. Moro.— Bajo esta designación aparecen diversos topónimos mallorquines, en los que la imaginación popular ha establecido una relación con ‘moro’, ‘sarraceno’: Son Moro (Manacor), S’era d’es Moro (Manacor), Es claper d’es Moro (Santa Eugenia), Es campanar d’es Moro (Montuiri), Es corral d’es Moro (Felanitx), etc. Pronunciación local: [moro]. Documentación antigua.— Tratándose de topónimos referidos a lugares pequeños muy concretos, localizados dentro de un predio o alquería más amplia, es lógico que no aparezcan en el Libro del Repartimiento. Pero, en cambio, en el códice híbrido, en su parte árabe, se cita un alfoz, designado Mora, que está, sin duda, en relación etimológica con los topónimos que aquí analizo. Etimología.— Nada hay que justifique, para estos topónimos, una etimología derivada del nombre propio Maurus. Sí, en cambio y a primera vista, podrían estar nuestros topónimos en relación con mauro ‘moro, sarraceno’, sobre todo en razón del artículo que acompaña a todos ellos, salvo el caso del Son Moro, en Manacor. Sin embargo, existen razones fonéticas para rechazar esta etimología, sólo válida a priori. Como es sabido, en el mozárabe de Mallorca,78 como en el de otras zonas peninsulares, se conservan los diptongos descendentes al y au. Por tanto, si el topónimo del Repartimiento mallorquín significase ‘mora, sarracena’, lo esperable sería una forma Maura y no Mora. Y lo mismo puede decirse de otros derivados que analizaré a continuación, como alch. Morel o Morages, que serían Maurel y Maurages si derivasen de mauru. Esta forma del Repartimiento de Mallorca presupone, pues, una base con vocal o, y no con diptongo au. Por eso, creo que para nuestros topónimos hemos de postular la base etimológica prerrománica mor ‘montón de piedras’, que viene confirmada, de otra parte, por las circunstancias que analizo a continuación. Justificación geográfica.— Todos los topónimos con Moro, que he reseñado aquí, hacen referencia a un paraje en el que se halla emplazado un monumento megalítico o talayot, es decir, un montón de piedras: Son Moro es una finca con muchos restos ciclópeos, en S’era des Moro existió un talayot que J. Parera en 1918 da ya como desaparecido, aunque tuvo noticias fidedignas de él; en Es campanar d’es Moro, hoy día se mantiene sólo el pilar central de un talayot; en Es corral d’es Moro hace algunos años, por razón de las obras de una carretera, se desmontaron unas lajas, que correspondían a una construcción ciclópea naviforme.79 Esto quieÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 40 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 78 Véase A. Galmés de Fuentes, «El moz. lev.», pp. 330-331, y Dialectología mozárabe, pp. 141-143. 79 Cfr. G. Llompart, «Nomenclatura popular de la cultura de los talayots en Mallorca», en Revista de Dialectología y Tradiciones populares, XVI, 1960, pp. 291-292. re decir, sin duda, que cuando las construcciones megalíticas dejaron de tener vigencia, fueron designadas con la voz prerrománica moro ‘montón de piedras’, pero, al perder esta palabra su vitalidad en el léxico común, es obvio que la mente popular le asignó la significación de ‘sarraceno’, atribuyendo a los moros la construcción de tales obras ciclópeas. Posteriormente, los musulmanes designaron a estos monumentos con su voz talaya, de donde talayot, y finalmente, hoy día se los conoce también con el nombre catalán, de origen germánico, claper ‘montón de piedras en el campo’, sinónimo del prerrománico moro, con lo cual tenemos algunos resultados tautológicos, como Es claper d’es Moro. El mismo origen prerrománico tienen, sin duda, otros muchos topónimos peninsulares, como Moría, Moral, cuyos nombres hacen referencia a lugares caracterizados por la abundancia de piedras en su terreno, para los que muchos etimólogos han mantenido sus etimologías populares en relación con moro ‘sarraceno’ o ‘zarzamora’. Morel (Artá) Pronunciación local: [morel] Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento aparece en la forma alch. Morel, 8.ª Etimología.— Derivado de mor ‘montón de piedras’ + ello, o mejor de morelo, con el sufijo precelta indoeuropeo -elo. La forma con -o del Repartimiento confirma la etimología, como antes señalé. Justificación geográfica.— En el predio de Morell se conservan en la actualidad restos significativos de un talayot, aunque también su nombre puede hacer referencia al pico rocoso que en la misma finca se encuentra. Hay que señalar, también, que en el caso de Morell, al no coincidir el sufijo con el diminutivo activo hoy en mallorquín et, la palabra no se relaciona con los moros, lo que viene a confirmar, por otro camino, la etimología general aquí propuesta. Finalmente, hay que tener en cuenta, todavía, que frente al Morel del Repartimiento de Mallorca y al topónimo Morela del Repartimiento de Valencia, en este último aparecen, como nombres de dos sarracenos, Benimaurel y Amet Almaurelli, ‘el morillo’, que ofrecen un significativo contraste etimológico, que exige dos bases claramente diferenciadas. Morelló (Sencelles) Pronunciación local: [moreló]. Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento. Etimología:.— Es, sin duda, como el anterior, un derivado de mor, con una terminación -on > ó de valor diminutivo. Moragues (Término de Inca) Documentación antigua.— El topónimo no pervive en la actualidad, pero aparece en el Libro del Repartimiento, como nombre de una alquería, en la forma Morages, que debe leerse Moragues, pues de esta manera se conserva, como apellido, en la onomástica mallorquina. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 41 2004, núm. 21 9-79 Etimología.— M. Asín supone para moraga una etimología árabe muhraqa ‘incendio’, que semánticamente no parece convenir al topónimo.80 J. Vernet supone que Moragues es un derivado del árabe mary, que ha dado descendientes como Almarchal, Marchal, Almarjal, Marjal, etc.,81 pero, desde el punto de vista fonético, esta etimología ofrece serias dificultades para aplicarla a nuestro topónimo. Por eso creo que Moragues es, como los topónimos anteriores, un derivado de mor, con sufijo -acu, -aca. Justificación geográfica.—Es obvio que al no pervivir el topónimo en la actualidad, no podemos establecer una localización precisa que nos proporcionase datos geográficos concretos en justificación de la etimología propuesta. Mortixt (Escorca) Pronunciación local: [mortic]. Documentación antigua.—En el Libro del Repartimiento aparece nombrada una alquería Mortit, en el distrito de Las Montañas, que corresponde a Escorca, y que, sin duda, hace referencia al predio actual Mortitx. Etimología.— A primera vista, podríamos pensar que nuestro topónimo, con un característico sufijo -itx que más adelante analizaré, estaría en relación con los muy frecuentes peninsulares Mortero, Mortera, Estany Morto, que hacen referencia, según análisis de Menéndez Pidal, a ‘aguas estancadas’‘aguas muertas’.82 Sin embargo, las condiciones geográficas de Mortitx no parecen justificar tal etimología. J. Corominas, para un topónimo semejante, Mortí (Murfia), propone murtus = mirto, pero, en nuestro caso, hubiera dado Murtitx y no Mortitx (compárese Cala Murta, en Pollença, o Serra de la Murta, en Valencia). En otro caso, podríamos relacionar también nuestro topónimo con el latín mortu, haciendo referencia a los enterramientos prehistóricos en varias cuevas existentes en el predio de Mortitx. Y téngase en cuenta, al respecto, que en el mismo valle se abre también otra cueva sepulcral, que hoy día se denomina Cometa dels Morts,83 y en Deià, finalmente, otra es designada como Cova dels Morts. Sin embargo, no descartando esta última posibilidad, prefiero relacionar nuestro topónimo con la raíz mor(r), mur(r), en cuanto concurren algunas circunstancias significativas, que analizo a continuación. Justificación geográfica.— El predio de Mortitix se halla situado en una zona montañosa, de masa erosionada del lapiez, que proporciona a sus peñas inusitadas y espectaculares formas. Por otra parte, es curioso observar que un predio contiguo al de Mortitx, también de nombre mozárabe, se denomina Pedruixella (topónimo que analizaré más adelante). Tendríamos así, como en el caso ya visto de Petra y Caro (p. 33), emparejados nuevamente dos topónimos de significación muy parecida, uno prerrománico y otro latino, y tal emparejamiento vendría a confirmar la última de las etimologías aquí propuestas. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 42 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 80 M. Asín, en Al-Andalus, IX, 1944, p. 35. 81 J. Vernet, «Toponimia arábiga», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, I, Madrid, 1960, p. 567. 82 R. Menéndez Pidal, «Murcia y Mortera. Dos topónimos hidrográficos», en Filología, III, Buenos Aires, 1951, pp. 1-5. 83 Véase C. Veny, Las cuevas sepulcrales del bronce antiguo de Mallorca, Madrid, 1968, p. 21. Morro.— Bajo esta designación aparecen diversos topónimos mallorquines, que la etimología popular ha relacionado con morro ‘hocico’: Es Morro (Manacor), Morro de sa Punta Negra (Felanitx), Es Morro de Son Coves (Campos), Morro d’En Joi (Soller), Morro de sa Vaca (Escorca), etc. Pronunciación local: [móro] en Manacor y en Campos, [móru] en Soller, y [móro] en Felanitx. Documentación antigua.— No aparecen en el Libro del Repartimiento. Etimología.— Todos estos topónimos están en relación, sin duda, con la raíz prerrománica nurr, morr, que bajo la forma morro significa ‘montículo rocoso’, ‘masa de tierra o de roca prominente’84. Justificación geográfica.— Morro de sa Vaca es un peñasco que se adentra en el mar, en la costa norte de Mallorca. Morro de sa Punta Negra, Morro d’en Joi y Es Morro hacen referencia a moles prominentes de tierra y roca en medio del llano. Es Morro de Son Coves hace referencia a varias cuevas naturales, modificadas y adaptadas para vivienda humana, con características portadas megalíticas. Morró (Santa Margalida) Pronunciación local: [moró] Documentación antigua: No aparece en el Libro del Repartimiento. Etimología.— La misma que la de los topónimos anteriores, con terminación diminutiva en -on > -ó. Cala Morlanda (Manacor) Pronunciación local: [morlánde] Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento. Etimología.— La primera parte de nuestro topónimo está, sin duda, relacionada con la raíz murr, morr, más un sufijo morrula > Morla (cfr. porrulas > Porlas y Esporlas). Un topónimo Morla existe en León, en una zona, precisamente, de «montes encrespados» (Madoz, Dic. Geogr., s.v.). Morlanda, por otra parte, en su conjunto, está muy próximo a La Morranda (varios topónimos de Valencia), para cuya designación Corominas propone una correspondencia vasca Murru-andi-a ‘el peñasco, el cerro grande’. Pero, a base de esta correspondencia, atribuir al ibérico un étimo *Murruanda es, sin duda, como el propio Corominas confiesa, muy audaz. De otro lado, atribuyendo, como parece demostrar J. Hubschmid, la base mur(r), mor(r) a un sustrato indoeuropeo alpino-cántabro-pirenaico, parece más lógico ver, en la segunda parte, el característico infijo -nt- (cfr. raíz arg-, Arganta),85 con lo que obtendríamos un Morlanta, en donde -nt-, por mozarabismo, se habría convertido en -nd-, como veremos más adelante en otros casos, tales como Argendal, derivado del lat. argentu, etc. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 43 2004, núm. 21 9-79 84 Cfr. J. Hubschmid, Mediterrane sustrate, pp. 29-30. y «Testimonios románicos», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, I, Madrid, 1960, pp. 42-43. 85 Cfr. U. Schmoll, Die Sprachen der vorkeltischen Indogermanen Hispaniens und das Keltiberische,Wiesbaden, 1959, p. 17. La raíz prerrománica tur-, tor-, taur-: El Toro, Artrutx, La Torre, Torratxi, Torralitx, Turritx, Toraixa, Turmadenc, Termenor, Turixant Reúno aquí una serie de topónimos, que, como veremos, responden todos ellos a una misma raíz, tur-, tor-, que ha estudiado detenidamente P. Aebischer, y para lo cual conjetura la forma originaria *taurus ‘montaña’.86 Sobre esta raíz ha operado también, como en los casos anteriores, la etimología popular en diferentes sentidos. En primer lugar, se ha interferido, en la Península, con los derivados del lat. altariu > otero. Sin embargo, una voz correspondiente al cast. otero no existe en catalán, y en mozárabe, que yo sepa, tampoco está documentada, pero aun cuando hubiese existido, mantendría los diptongos descendentes, *autairo, *auteiro, con lo que no se produciría una correspondencia fónica con la raíz prerrománica. En segundo lugar, puede establecerse una relación con los derivados del lat. türre, que, en forma apocopada, puede aparecer en catalán y en mozárabe como tor, y ya veremos cómo, en algún topónimo mozárabe de Mallorca, la relación no es simplemente hipotética. Finalmente, una asociación etimológica con el animal toro surge también con toda evidencia. El Toro (Mercadal en Menorca, Pollença) Pronunciación local: [el toro] (men.) y [el toro] (mall). Etimología.— Evidentemente, la imaginación popular ha relacionado, tanto el monte de Menorca como el islote de Pollença, con el animal too. La figura del toro que acompaña a la imagen de la Virgen, venerada en el alto del monte menorquín, así como la leyenda del toro, que abre camino para indicar el lugar en que se hallaba escondida la imagen, son reconstrucciones de la fantasía popular que tiene analogías en muchos otros santuarios marianos. Teniendo en cuenta estas circunstancias, Alcover-Moll proponen el étimo árabe [tur] ‘montaña’ (cfr. tursina ‘Monte Sinaí’). Sin embargo, la palabra referida del árabe clásico, no es viva en el árabe hablado, y no ha dejado ningún descendiente en la abundantísima toponimia arábigo-española, por lo que sería extraña este caso aislado. Sin duda, el topónimo que aquí analizo está en relación con la raíz prerrománica antes mencionada, con conservación, por mozarabismo, de la -o final, frente a topónimos catalanes del mismo origen: Tor (Pallars), Tor de Querol (Cerdanya francesa), Castelló de Tor (Lérida), topónimos, por otra parte, que no cabe relacionar con torre, por la ausencia de artículo que normalmente acompaña a los nombres de lugar con torre (La Torre) y, sobre todo, por la realización [tor] (Pallars), con o abierta, que no puede derivar del lat. türre. Finalmente, hemos de observar todavía que, tanto el topónimo menorquín como el de Pollença, van acompañados del artículo el y no del artículo balear es. Esto Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 44 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 86 P. Aebischer, «Le catalán turó et les derivés romans du mot prélatin taurus», en Butlletí de Dialectologia Catalana, Barcelona, 1930, pp. 193-216. Ténganse en cuenta además las siguientes obras: J. Pockorny, Iew, Toponymie française, pp. 220-221; U. Schmoll, Die Sprachen der vorkeltischen Indogermanen..., pp. 113-114; J. Untermann, Sprachräume und Sprachbewegungen im vorrömischen Hispanien, Wiesbaden, 1961, p. 27; M. Lejeune, Celtiberia, Salamanca, 1955, pp. 30 y 118. me hace pensar que, tratándose de topónimos mozárabes, llevarían originariamente el artículo árabe al-, que, según la realización de la vocal átona a en el catalán oriental, se pronunciaría [el-tóro], con lo que se establecería la homonimia entre ambos artículos. De otra parte, para el empleo en mozárabe del artículo árabe alen voces latinas o prerrománicas, ténganse en cuenta topónimos del Libro del Repartimiento como Alcubo, Alluch, etc. Justificación geográfica.— El monte Toro de Menorca cuadra bien con el significado, ‘montaña’, de la raíz prelatina. En cuanto al topónimo de Pollença, hace referencia a un islote que emerge altivo sobre las aguas. Para una designación semejante, referida a una isla, cfr. Tourán (Luarca, Asturias), nombre de una islilla rocosa y puntiaguda de la costa. Artrutx (Mercadal, Menorca) Pronunciación local: [ertrúc]. Etimología.— Teniendo en cuenta la forma originaria, presupuesta para el topónimo anterior, Altoro, el que analizo ahora podría representar un diminutivo *Altorutx, con un típico sufijo mozárabe -utx, que analizaré más adelante (pp. 67-70). En este supuesto la o átona se habría perdido, *Altrutx, y la l del artículo árabe se habriá convertido en r, como ocurre en tantas voces dialectales catalanas de origen árabe: arbanyil (Fraga) por albanyil, arbecona ‘albacora’, arbelló ‘albelló’, arborot (Menorca) por < alborot, arcantra (Tremp) por alcántara, arcova ‘alcova’, armut (Val.) por almut, etc. Sa Torre (Montuiri) Pronunciación local: [se tóre]. Documentación antigua.— La Tora (siglo XVI).87 Etimología.— La forma documentada en el siglo XIV nos pone en evidencia que nuestro topónimo originariamente no debía estar relacionado con el sustantivo torre, y sí, en cambio, con la raíz prerrománica que ahora analizo. Justificación geográfica.— El hecho de que en el predio a que aquí me refiero no haya ninguna torre construida por el hombre, sino un montículo puntiagudo, al que hoy día se le designa popularmente como sa torre, justifica, sin duda, la etimología propuesta. Torratxí (Llucmajor) Pronunciación local: [torecí] Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento aparece bajo las formas Attorrechy (Códice híbrido) y Arrorreechy (códice catalán y códice latino). Etimología.— Como para los topónimos anteriores a la base de Torratxí está sin duda la raíz prerrománica tur-, tor-, modificada, por etimología popular, según torre. Nuestro topónimo iría reforzado por un sufijo -atx, que analizaré más adelante (p. 70) y la terminación adjetival -i. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 45 2004, núm. 21 9-79 87 Cfr. Joan Miralles, Llibre de cort reial, tesis doctoral inédita, 1978, vol. II, p. 650. Torràlitx (Llucmajor) Pronunciación local: [toralic]. Etimología.— Corominas-Mascaró88 identifican este topónimo con la alquería Otrollaritx, que aparece en el Libro del Repartimiento, y proponen la etimología lat. torculares, catalán trulls, y que ha dado el nombre de lugar catalán Trullars (frecuente, Rosselló, etc.). Tal etimología puede ser válida, sin duda, para el topónimo del Libro del Repartimiento, que en su versión latina del Archivo de la Corona de Aragón aparece en la forma Attrallaritx, lo que indica, sin duda, que lleva prefijado el artículo árabe. Sin embargo, creo que Torràlitx no es identificable ni por su localización (la alquería del Repartimiento está situada en el término de Montuiri) ni fonéticamente, con Ottrollaritx, Attrallaritx (véase la compleja explicación de Corominas-Mascaró). Creo, sin duda, que nuestro topónimo debe relacionarse, como los anteriores, con la raíz prerrománica que aquí analizo, transformada por la etimología popular según torre, reforzada con un doble sufijo -al + itx (cfr. Fornalutx, Felanitx < *Fenelitx, Hortalutx, etc.). Turritx («in termino Montuheri») Documentación antigua.— Aparece en el Libro del Repartimiento, pero no tiene continuación en la actualidad. Etimología.— Sin duda hay que relacionar este topónimo, en cuanto a su etimología, con los dos anteriores. Turixant (Escorca y Mancor) Pronunciación local: [turisánt], Etimología.— La misma que la de los topónimos anteriores. La forma del Repartimiento, con diptongo au, confirma la base *taurus, conjeturada por P. Aebischer. A este respecto, conviene tener en cuenta que los diptongos mozárabes ai y au generalmente no se conservan en las continuaciones actuales, reduciéndose este último a o o a u (Auriolhez > Oriolet, Paula > Pula). De otra parte, para la relación con la etimología aquí propuesta, téngase en cuenta el catalán turó ‘montículo’ ‘elevación de terreno poco alta’, del mismo origen etimológico, y que ha dado lugar, como señalan Alcover-Moll, a multitud de topónimos en Cataluña. Justificación geográfica.— El topónimo de Escorca hace referencia a un valle, entre Cosconar y Aumallutx, rodeado de una muralla de peñas, lo que justifica, sin duda, la etimología propuesta. En cuanto al topónimo de Mancor, está situado en la zona montañosa de la isla. Turmadenc (Alaior, Menorca) Pronunciación local: [turmedenk] Etimología.— Sin duda se trata de una forma híbrida de tur-, taur- + madenc. Para este último elemento, compárese La Meda (isleta en el cabo de Puiggrós), Les Medes (isletas en la desembocadura del Ter), Roc de les Medes (peñasco en el Rosselló), Meda-Corba (Andorra), topónimos todos ellos en relación con el latín meta Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 46 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 88 Op. cit., p. 39. ‘piedra hita’. En nuestro caso, el último elemento del topónimo está reforzado por el sufijo -enc, de gran vitalidad en catalán, como ya he señalado anteriormente. En su conjunto Turmadenc hará referencia a un montículo que sirve de hito. Toraixa (Mahó, Menorca) Pronunciación local: [torájse] Etimología.— Alcover-Moll proponen para este topónimo la etimología árabe tur + Aixa ‘monte de Aixa’ (nombre propio de mujer). Sin embargo, por las razones que ya señalé anteriormente, no creo que el primer elemento derive del árabe, sino que está en relación, sin duda, con la raíz prerrománica del resto de los topónimos aquí analizados. El segundo elemento, en cambio, sí parece hacer referencia al nombre propio árabe de mujer, Aixa. Termenor (Petra) Pronunciación local: [termenó], Documentación antigua.— En los códices latinos y catalanes aparece nuestro topónimo en la forma Termenor, pero el códice híbrido latino-arábigo ofrece la variante Tormenor, que sin duda representa la realización originaria, habiéndose realizado en Termenor una asimilación de la o inicial a la e de la sílaba siguiente. Etimología.— Alcover-Moll piensan que nuestro topónimo deriva probablemente del lat. terminorum ‘de los términos’. Nada hay, sin embargo, que justifique el mantenimiento de un genitivo plural sintético, ni tampoco el significado mismo de la etimología. Partiendo, por otra parte, de la base Tormenor, como forma originaria, creo, sin duda, que nuestro topónimo está en relación con los anteriormente analizados, con el significado de ‘montículo menor’. Justificación geográfica.— La situación de la actual alquería Termenor justifica la etimología aquí propuesta. Resumen.— En total he analizado aquí once topónimos, todos ellos compuestos, con un primer elemento derivado de tur-, tor, taur- ‘montículo, pequeña elevación de terreno’, y en los diez sus circunstancias geográficas coinciden con el significado de la raíz prerrománica, coincidencia especialmente significativa en la mayor parte de los casos, pues se trata de topónimos situados precisamente en las zonas llanas de Mallorca y de Menorca. Por lo demás, la adecuación de un número tan elevado de topónimos, que comportan la misma raíz no puede ser resultado de una casualidad, por lo que la relación necesaria entre el significante y el significado toponímico, viene a confirmar, sin duda, la etimología que aquí he propuesto, descartando las etimologías populares que hacen referencia a los sustantivos toro o torre. Otros topónimos prerrománicos Albranca (Mitjorn Gran, Menorca) Pronunciación local: [eltranke] Etimología.— Nada hace suponer que nuestro topónimo derive del latín tardío branca ‘para, rama’, pues sus circunstancias topográficas no justifican su signifiÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 47 2004, núm. 21 9-79 cado. Corominas-Mascaró89 proponen como etimología el prerromano barranca ‘barranco’, que los moros habrían pronunciado al-baranka, adaptando el nombre al sistema morfológico y fonético del árabe, y los catalanes lo convirtieron en Albranca por ultracorrección del arabismo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no ocurre normalmente, en los topónimos mozárabes, la reducción de la doble rr etimológica (cfr. Porrasa, Porreres, Porrolutx, Morro, Torratxí, Turritx, topónimos ya vistos, y Biniarroy, Biniparratx, Biniparrell, Binisegarra, Buniferri, Carrutxa, Ferrutx, Marratxí, Serritxola, Xerra y Xorrigo, que analizaré más adelante). Por esto creo que nuestro topónimo puede derivar mejor del celta brakna ‘prado húmedo’, con metátesis de las consonantes interiores, *branka.90 Referido a un predio mallorquín, en el Libro del Repartimiento encontramos alcaria Albaranca o Albarancha, forma relacionada, sin duda, con el topónimo de Menorca, y en donde aparece una a intercalada para deshacer el grupo br, que los árabes no pueden pronunciar (cfr. en el Repartimiento, Benicomparat, actualmente Binicomprat). Justificación geográfica.— Aunque el término en que se halla situada la alquería Albranca es de mediana calidad, llena de cerros y lomas, entre éstos existen algunas pequeñas llanuras muy fértiles (una de las cuales corresponde a Albranca), por las que corren dos arroyos de curso perenne, por lo que, en cuanto a su significado, es más adecuada la etimología brakna ‘prado húmedo’ que no la de barranka, pues el significado de esta última no se corresponde a la realidad topográfica del predio designado por nuestro topónimo. Albranxella (Mercadal, Menorca) Pronunciación local: [eltrenséle] Etimología.— Diminutivo románico de Albranca, Albranca + ella, Albrancella, con típica evolución mozárabe ce > txe. Justificación geográfica.— El predio Albranxella se halla situado al lado mismo de Albranca y ofrece, por tanto, análogas circunstancias geográficas. Auxella (Selva) Pronunciación local: [awséle]. Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento aparece en la forma Auxella, con la variante Auxel. Etimología.— Alcover-Moll proponen la etimología latina avicella > aucella. Aparentemente la variante Auxel vendría a justificar este origen, pero, como acertadamente señalan Corominas y Mascaró,91 desde el punto de vista semántico no existe una explicación natural para dicha etimología. Por ello, partiendo de la forma Urxella (por Ucxella) del mapa de Despuig, estos últimos autores proponen la etimología horticella ‘huerta pequeña’, pasando por Ortxella. Sin embargo, tampoco parece muy convincente el razonamiento de Corominas-Mascaró. Por ello prefiero establecer una relación entre nuestro topónimo y la base celta ouksu ‘huerta Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 48 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 89 Op. cit., pp. 30-31. 90 Cfr. U. Schmoll, op. cit., p. 85. 91 Op. cit., p. 32. pequeña’, que bajo la forma ouksello > *auksello, ha dejado abundantes descendientes en la toponimia románica. Por otra parte, en varias zonas de la Romania la raíz celta se ha cruzado con el latín aucellu, de donde italiano Ulzello, Olcello, Coello, retorrománico Utschegl, que traducido al alemán se convierte en Tlogel, Vogelberg, y latinizado, Mons Avium, Culmen Aviculae.92 Y un cruce etimológico semejante es, sin duda, lo que ha debido ocurrir también en el topónimo mozárabe. Justificación geográfica.— En todo caso, el significado de la base celta coincide con las características del predio designado por nuestro topónimo, situado en una altura de la zona montañosa de Selva. Borneta (Binisalem) Pronunciación local: [bornete] Etimología.— A primera vista podríamos pensar que nuestro topónimo podría estar en relación con la voz catalana born ‘plaza donde se celebraban los torneos y fiestas caballerescas’, y que todavía hoy se conserva como nombre de lugar, pero aplicado siempre a una plaza o a una calle amplia, como ocurre en las principales ciudades del territorio catalán (Barcelona, Palma, Ciutadella, etc.). Pero esta etimología evidentemente no conviene, desde el punto de vista semántico, con las características de nuestro topónimo. En otro caso, y con un valor semántico más apropiado, podríamos pensar en otra voz catalana, bòrn ‘piedra hita, mojón’; pero, en este caso, la palabra bòrn [bórn], con o abierta, se halla en contradicción fonética con el topónimo mozárabe. Por todo ello, y por las circunstancias que analizaré más adelante, creo que la etimología apropiada para Borneta es la base prerrománica ilirio-ligur borm- y su variante born- ‘corriente de aguas termales’, origen del español Bornos (Cádiz), pueblo de famosas aguas termales, o el italiano Bornat (Piamonte), lugar de las mismas características.93 Justificación geográfica.— Señala Madoz que en el término de Binisalem «hay cuatro fuentes, tres de ellas de aguas potables y de curso perenne, y una de termales que lo tiene periódico».94 Y precisamente dicha fuente termal se halla situada en el predio hoy día designado con el nombre de Borneta. Estamos, pues, una vez más, ante una etimología segura, ya que coinciden los significantes, y el significado del étimo establecido concuerda con las circunstancias geográficas del lugar al que hace referencia el topónimo. Colonia (Pollença) Pronunciación local: [kolóne]. Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento encontramos las siguientes formas: Culujna, en el códice catalán; Culuina, en el códice latino del Archivo de la Corona de Aragón, y Culujna, en el texto híbrido latino-arábigo. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 49 2004, núm. 21 9-79 92 Cfr. J. O. Hubschmied, «Sprachliche Zeugen für das späte Aussterben des Gallischen», en Vox Romanica, III, 1938, pp. 96-99. 93 Cfr. R. Menéndez Pidal, Top. prerr., p. 96 ss. 94 Dic. geogr., s.v. Benisalem, 4, p. 224 a. Etimología.— Tratándose de un predio de escasa importancia, no puede pensarse en una etimología latina colonia, que supone un asentamiento colonizador de relieve. Por ello creo que habrá que establecer para nuestro topónimo una relación con el celta clunia, en donde el grupo inicial de consonantes, inexistente en árabe, es resuelto mediante el procedimiento habitual de la anatixis vocálica. Desde el punto de vista fonético, ya veremos que en el mozárabe de Mallorca, mientras -nn- > -n-, ni se palataliza en ñ, que es lo que reflejan todas las grafías antiguas jn, in, como el resultado moderno [n], representado habitualmente en catalán por ny. Garonda (Llucmajor) Pronunciación local: [gerónde]. Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento aparece la forma Goronda. Etimología.— En la provincia de Huesca, en el valle alto del Cinca, aparecen dos ríos llamados Garona. Más al occidente hay otro pequeño río Garona, que desagua en la margen izquierda del Gállego, junto al caserío llamado La Garoneta. También en la provincia de Burgos, a la derecha del Ebro, hay un pueblo Garona, y vecino a él, otro denominado Santa María de Garona. En un diploma del año 967, relativo al próximo monasterio de Oña, se menciona el «uado de Garona». En León hay un lugar Garueña (Murias de Paredes). Igual a ese nombre es el del río Guareña, que nace en la provincia de Salamanca y entra por la de Zamora para desembocar en la orilla izquierda del Duero, etc.95 En el sur de Francia tenemos como variantes de un mismo topónimo, Gironde y Garonne, que en los documentos antiguos aparece en la forma Garunda. En el primer caso Garunda se convierte en *Geronde, y de ahí Gironde. En el segundo caso se produce la característica reducción nd > nn > n (la forma Garunna también aparece documentada en testimonios antiguos).96 Naturalmente, todos estos topónimos ofrecen la misma etimología que el topónimo mallorquín, y remontan, según A. Dauzat, a una base celta cara, gara ‘piedra’, que el ibero habría tomado de su predecesor, aunque R. Menéndez Pidal prefiere relacionar esta serie con el también céltico garan ‘grulla’, recordando que entre galos, griegos y germanos los ríos suelen tomar nombre del ave que junto a ellos habita, representativa de un genio demoníaco.97 En el caso del topónimo mallorquín, se ha conservado, por mozarabismo,98 el grupo intervocálico -nd-, que, como es sabido, se reduce a -nn- > -n- en el catalán. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 50 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 95 R. Menéndez Pidal, Top. pre., pp. 51-52. 96 Cfr. A. Dauzat, La toponymie française, París, 1960, pp. 14-156. 97 Op. cit., p. 53. 98 Cfr. Á. Galmés de Fuentes, «El mozárabe levantino en los Libros de los Repartimientos de Mallorca y Valencia», en Nueva Revista de Filología Hispánica, IV, 1950, pp. 339-3340, y ahora Dialectología mozárabe, Madrid, 1983, pp. 152-153. Gomera (Llucmajor) Pronunciación local: [gomére]. Documentación antigua.— En el Repartimiento de Mallorca encontramos las formas Gomeiram y molin de Gomeira, así como alchería Dagomeera. Por otra parte, hemos de tener en cuenta otras variantes. También del Repartimiento, como alch. De Gamera y domos de Abengameiro. Etimología.— J. Vernet establece una relación entre nuestro topónimo y la tribu gumara. Sin embargo, teniendo en cuenta las variantes con a en la sílaba inicial, Gamera, Gameiro, creo que hemos de rechazar la etimología árabe. Por otro lado, hemos de tener en cuenta otros topónimos románicos del tipo Gameras, en Plasencia, o Gamerra, pueblo cerca de Novara en Italia,99 y en Álava Gamarro. Teniendo en cuenta estos datos, hemos de pensar, sin duda, en una base celta ghomy gham- ‘caverna, gruta’,100 que justifica la dualidad de formas. Finalmente, hay que tener en cuenta que el diptongo mozárabe ai, originario, no suele conservarse en las continuaciones modernas. Justificación geográfica.— En el término de Llucmajor «existen importantes canteras de piedra de labor».101 TOPÓNIMOS PARA LOS QUE SE PROPONEN ETIMOLOGÍAS ALTERNATIVAS Inca Pronunciación local: [ínke]. Documentación antigua.— En las copias latinas y catalanas del Repartimiento de Mallorca aparece la forma Inqua, con la variante Incha, en el códice latino del Archivo Capitular de la Catedral de Palma. Por otra parte, referido a la montaña, al pie de la cual se halla situada la villa de Inca, en el Libro del Repartimiento tenemos las formas híbridas Gibilinquam, Gibilincam y Gibilimcam, que presuponen una terminación latina en -anus, con acentuación aguda, confirmada, finalmente, por la variante del texto árabe del códice híbrido, [inkan]. Etimología.— A. M. Alcover supone para nuestro topónimo una etimología árabe, hinka ‘mejilla’ ‘costado’,102 pero esta estimología ofrece una dificultad fonética, ya que a la velar fricativa inicial del árabe correspondería, en el Libro del Repartimiento, una f, la cual se mantendría en catalán. Descartado este étimo, podríamos pensar en la raíz germánica *hanka, que, según Corominas, está a la base del nombre común anca ‘cadera, nalga de las caballerías’,103 y que, en nuestro caso, por influjo posterior de la imela, árabe se habría convertido en inca. Si desde el punto de vista semántico la relación Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 51 2004, núm. 21 9-79 99 Cfr. J. Hubschmid, Mediterrane Substrate, p. 72. 100 J. Pokorny, IEW, 452. 101 Madoz, X, 511b. 102 BDLIC, XIV, p. 133. 103 DCELC, s.v. anca. entre las partes del cuerpo humano o animal y los accidentes geográficos es habitual, desde el punto de vista fonético tropezamos con una dificultad semejante a la anterior, pues lo esperable para la aspirada inicial germánica es también una f. F. de B. Moll prefiere suponer una etimología prerrománica desconocida,104 y J. Corominas incluye Inca en la lista de topónimos prerromanos, sin determinar para él ningún étimo concreto.105 Supuesto un origen prerrománico para nuestro topónimo, podríamos pensar en la base celta ank-,106 origen del galorromano *anko ‘encorvado, torcido, doblado’, de donde ‘codo, cadera, anca’. Desde el punto de vista semántico, como acabamos de ver, la relación no ofrece dificultad, y desde el punto de vista fonético basta suponer un ulterior influjo, totalmente razonable, de la imela árabe, que habría convertido anca en Inca. Sin embargo, teniendo en cuenta la documentación que nos ofrecen los diferentes códices del Libro del Repartimiento, parece seguro que la forma originaria de nuestro topónimo sería Incan, que supone un sufijo latino -anus, con pérdida, por catalanismo, de la -n final, y con dislocación del acento, según ocurre en otros topónimos mozárabes, como Xalmán, actualmente Salma, que hemos analizado anteriormente. Teniendo en cuenta estas razones, sin excluir la posibilidad alternante de la etimología celta, prefiero suponer para Inca una base latina, que analizaré más adelante en el capítulo relativo a los topónimos románicos. Llenaira (Pollença) Pronunciación local: [lenájre] Documentación antigua.— No aparece en el Libro del Repartimiento, pero su abolengo mozárabe viene confirmado por el mantenimiento del diptongo ai, a pesar de la tendencia actual, como hemos visto en el topónimo anterior, hacia la reducción de dicho diptongo. Etimología.— Indudablemente, nuestro topónimo no puede derivar del latín planu, pues, tanto desde el punto de vista del mozárabe como del catalán, se habría conservado el grupo inicial pl-. Podríamos pensar, en otro caso, que Llanaira fuese un derivado del latín lanaria ‘lugar abundante en lana’, pero las condiciones geográficas del lugar no parecen justificar esa etimología. Parece, pues, como solución más lógica, pensar que nuestro topónimo es un derivado del prerrománico lena ‘losa’, con evolución mozárabe del sufijo -ariu. 107 Mallorca y Menorca Pronunciación local: [melórke] y [menóke] Documentación antigua.— Ampliamente atestiguado en las formas Maiorica y Minorica. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 52 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 104 Dic. Cat. Val. Bal., s.v. Inca. 105 Top. catalana, I, 226. 106 J. Pokorny, IEW, 45-46. 107 Cfr. J. Coromines, «El parlar de Cardos i Vall Ferrera», en BDC, 1936, p. 326. Etimología.— Si traigo aquí a colación estos topónimos es para poner de relieve, como ha señalado U. Schmoll, que Maiorica y Minorica presentan un sufijo ibérico o mejor celtibérico indígena, ikko, injertado a una raíz latina (cfr. Segestica > Segesta, Salmant-ica > *Salmantia).108 Antonio Tovar había ya señalado, con anterioridad, la existencia de este sufijo en sacuntico y areicoraticos. 109 Marratxí Pronunciación local: [merecí] Etimología.— Para J. Corominas este topónimo es de origen árabe, aun cuando no precise su etimología exacta.110 Alcover-Moll piensan que deriva del árabe marraksí ‘marroquí o nativo de Marraquex, antigua capital de Marruecos’, pero esta etimología ofrece dificultades de orden fonético a la hora de tratar de explicar el cambio de la terminación -aksí en -atxí. Por eso creo que nuestro topónimo es uno de tantos casos con doble sufijo rom. -atx (Andratx, Berbatx, Crestatx, Llucatx, Portinatx, etc., y que analizaré más adelante) y árabe -i (cfr. Torratxt). Supuesta tal sufijación, la raíz de nuestro topónimo estará, sin duda, en relación con el prerrománico marra ‘mojón, límite’.111 Justificación geográfica.— Tratándose de un significado tan genérico, es evidente que las circunstancias geográficas no pueden significar una justificación clara de la etimología. No obstante, téngase en cuenta que Marratxi se halla situado en los confines del alfoz de Palma. Randa (Algaida) Pronunciación local: [ránde] Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento figura como alquería Arrenda. Etimología.— J. Corominas, sin otra precisión, incluye Randa en una lista de topónimos árabes.112 M. Asín, en cambio, no lo cita, ni entre los seguros de origen árabe, ni entre los probables. Para Alcover-Moll nuestro topónimo provendría del árabe. [rand] ‘laurel, mirto, aloe, árbol oloroso’, pero la -a final de Randa, Arrenda parece contradecir dicha etimología. Sin embargo, no creo que haya ninguna razón, en este caso, para obviar la etimología más diáfana, en relación con el español randa, que deriva, seguramente, de una voz celta *randa con el significado de ‘orla, orilla, borde’.113 Para formas románicas, semejantes a la del Repartimiento Arrenda, con una a- protética, cfr. portugués arrente, cat. arran (con reducción del grupo -nd- > n), gascón arrande, etc. Otros topónimos peninÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 53 2004, núm. 21 9-79 108 U. Schmoll, Die Sprachen der vorkeltischen Indogermanen Hispaniens und das Keltiberische, Wiesbaden, 1959, p. 53. 109 A. Tovar, «Las inscripciones ibéricas y la lengua de los celtíberos», en BRAE, XXV, 1946, p. 24 ss.110 J. Corominas, Estudis de toponímia, I, p. 270. 111 Cfr. J. Hubschmid, Mediterrane Substrate, p. 30, y «Testimonios románicos», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, Madrid, 1960, pp. 43-44. 112 Estudis de toponímia, I, 270. 113 J. Corominas, DCELC, s.v., randa. sulares de la misma familia son: Aranda, Arandilla, Peñaranda, Miranda, Ecuoranda, etc.114 Justificación geográfica.— El pueblecillo de Randa se halla situado al pie de la montaña, cuyo santuario inmortalizó Ramón Llull. Sabor (Montuïri) Pronunciación local: [setó]. Documentación antigua.— Aparece Sabor en el Libro del Repartimiento. Etimología.— Alcover-Moll suponen para nuestro topónimo una etimología árabe-persa, sabor, nombre propio personal; pero, sin duda, esta etimología resulta demasiado rebuscada. Es posible que nuestro topónimo sea de origen ibérico, en relación con el vasco subi ‘puente’, que habría dado originariamente Sobor, y con posterioridad, por disimilación vocálica, Sabor. Como analiza V. Bertoldi, en la Iberia, el antiguo nombre de lugar Subur se halla íntimamente ligado a Subi (Plinio, III, 21), nombre de la corriente de agua que baña el centro habitado de Subur, de acuerdo con un procedimiento de derivación que se observa igualmente en Ostur e Ilur respecto de Osti e Ili. 115 Justificación geográfica.— Es evidente que el significado ‘puente’ de la propuesta etimología es inexpresivo desde el punto de vista semántico, para poder deducir una etimología cierta, porque estamos ante uno de tantos casos de étimo inseguro. Binissegarra (Mahó, Menorca) Pronunciación local: [segaré]. Etimología.— La segunda parte de nuestro topónimo se corresponde a los topónimos catalanes La Segarra (Cervera e Igualada), Les Segarres (Llasquarre, Ribagorça), Les Segarres Altes y Les Segarres Baixes (Tolva, Ribagorça), y todos ellos remontan, sin duda, al prerrománico sagar, sagarra ‘manzano’ (cfr. vasco sagarra ‘manzano, manzana’, sagardi ‘pomarada’, etc.). Salma (Artà) Pronunciación local: [sáume]. Documentación antigua.— Bajo el epígrafe «isti sunt populatores qui populantur in termino Jartan», figura en el Libro del Repartimiento en la forma alquería Xalman, que representa un compuesto con el sufijo -anus, por lo que, sin duda, la acentuación originaria sería Xalmán. La pérdida de la -n final es normativa en catalán (cfr. Jartan > Arté). Para la dislocación del acento de la forma actual [sáume], téngase en cuenta el topónimo del Libro del Repartimiento, duaya Gibilimcam y su variante tuaya Gibilinquam, que corresponde al actual Inca. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 54 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 114 J. Corominas, Tópica Hespérica, I, pp. 82 ss.; II, p. 232. 115 Véase V. Bertoldi, «La Iberia en el sustrato étnico-lingüístico del Mediterráneo Occidental», en Nueva Revista de Filología Hispánica, I, pp. 131-132. Etimología.— Nuestro topónimo está en relación con otro catalán, Salmella (Pont d’Armentera). Lo curioso es que J. Corominas da como mozárabe el Salma de Mallorca, mientras que supone el catalán Salmella de origen árabe, sin señalar etimología para ninguna de las dos.116 A primera vista, podríamos pensar que nuestros topónimos están en relación con el nombre común catalán salma ‘medida de capacidad’, derivado del latín vulgar sagma ‘carga de una bestia’. Sin embargo, el hecho de que el topónimo mallorquín aparezca en el Libro del Repartimiento excluye su relación con el catalán, y en mozárabe no aparece documentado un nombre común equivalente al catalán. De otra parte, el significado de la palabra latina vulgar resulta difícilmente aplicable a un topónimo. Por todas estas razones, prefiero pensar que Salma está en relación con una voz celta *segisama, con un primer elemento seg- tan frecuente en la toponimia celta, y que ha dado lugar a topónimos documentados, Seyma, Sayma y Sauma,117 de donde la forma Salma sería una ultracorrección, supuesta la vocalización de una l implosiva. Sóller Pronunciación local: [sóle]. Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento aparece bajo las formas Suelber y Xueillar. Etimología.— Alcover-Moll rechazan, con razón, la etimología popular, que considera Sóller como procedente de s’olla, en razón de la forma circular de su puerto. Pero esta etimología está contraindicada por la o cerrada del topónimo, mientras que en olla es abierta, y la seguridad de la -r final etimológica, según prueba el derivado Solleric, así como las formas del Repartimiento, -r que no existiría si la base originaria fuese olla. Por tales razones, Alcover-Moll prefieren suponer para Sóller una etimología prerrománica, aunque para ellos desconocida, en relación con la serie de topónimos mallorquines, que ofrecen la terminación átona -er (Bóquer, Cúber, Búger, etc.). J. Corominas ofrece para Sóller una etimología prerrománica, sin duda, razonable. Supuesta la existencia en la zona de Sóller de minas de plata o de otros metales como el plomo, piensa que nuestro topónimo podría estar en relación con una base prerrománica *siluar, de donde Sóller procedería de un metatético *suliar, en relación con el zilar vasco.118 Sin embargo, la etimología propuesta por Corominas, por razonable que sea, está en contradicción con las formas originarias del Libro del Repartimiento, Suelber y Xueillar, que presuponen ambas una o tónica etimológica, con diptongación característica del mozárabe.119 Por eso prefiero establecer una relaÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 55 2004, núm. 21 9-79 116 J. Corominas, Toponimia catalana, I, pp. 257 y 266. 117 Cfr. J. U. Hubschmied, «Zeugen für das späte Aussterben des Gallischen», en Vox Romanica, III, 1938, p. 65. 118 J. Corominas, Tópica Hespérica, II, p. 162. 119 Para la diptongación en el mozárabe mallorquín, véase Á. Galmés de Fuentes, «El mozárabe levantino en los Libros de los Repartimientos de Mallorca y Valencia», en NRFH, IV, 1950, pp. 320-325, y ahora, con nuevas aportaciones, en Dialectología mozárabe, Madrid, 1983, pp. ción entre nuestro topónimo y la base celta Solv(i)a citada por Holder,120 que daría buena razón de la forma Suelber, documentada en el Libro del Repartimiento, con la diptongación característica del mozárabe levantino, así como de la forma Xueillar, con asimilación de -lv- por influjo de la yod. En el topónimo actual, Soller, se habría eliminado el diptongo originario, como ocurre siempre, dado el rechazo del catalán hacia tales diptongos. El sufijo átono -er, como ya hemos visto anteriormente, es frecuente en la toponimia mozárabe de origen prerrománico, aunque puede tratarse también de formas originarias con sufijo tónico, en las que se hubiera operado una retracción del acento, que ya he señalado para otros topónimos mozárabes. Finalmente, hemos de señalar todavía la alternancia -er ~ ar, que observamos en otros topónimos mozárabes, Colomber ~ Colombar, etc. Solleric (Alaró) Pronunciación local: [solerík]. Etimología.— Naturalmente, lo dicho para Sóller vale para Solleric, topónimo que se halla incrementado por un sufijo celtibérico -iko, 121 vital en la toponimia mozárabe balear, según ya he señalado con anterioridad. Selva Pronunciación local: [seuve]. Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento aparece bajo la forma Silbar. Etimología.— Teniendo en cuenta, precisamente, que Selva era en el tiempo de la dominación árabe Silvar, supone J. Corominas que nada tiene que ver nuestro topónimo con el latín silva, y propugna para el mismo la etimología prerrománica -silvar (en relación con el zilar vasco), propuesta para Sóller, aunque naturalmente sin la metátesis exigida para este último topónimo. Al no tener aquí que propugnar una forma metatética, poco probable, es evidente que para el antiguo Silbar, hoy Selva, la etimología propuesta por J. Corominas cobra, en este caso, mucha mayor verosimilitud. De todas formas, creo que no es de todo punto descartable una etimología latina alternativa, por las razones que analizaré más adelante, en el capítulo relativo a la toponimia románica. Tagamanent (Montuïri) Pronunciación local: [tagemenén] Etimología.— Nuestro topónimo está en relación con el Taga, montaña situada en el Vall de Ribes (Cataluña) y coincide con otro Tagamanent, montaña o pueblo rural del poniente del Montseny (Cataluña). Todas estas formas, en cuanto a su primer elemento, remontan, sin duda, al celta tagos ‘peñasco, pico de montaña’.122 En cuanto a su segundo elemento, Alcover-Moll proponen como base la palabra Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 56 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 120 A. Holder, Alt-celtischer Sprachschatz, 3 vols., Leipzig, 1896-1913. 121 U. Schmoll, Die Sprachen der vorkeltischen Indogermanen, p. 52. 122 Cfr. A. Holder, Alt-celtischer Sprachschatz, 3 vols. Leipzig, 1896-1913. latina manente ‘que permanece’, pero, como los mismos autores declaran, no se ve la ilación semántica. Tolleric (Llucmajor) Pronunciación local: [tolerík]. Etimología.— J. Corominas relaciona el topónimo Toloriu, de la Cerdeña española, documentado antiguamente bajo las formas Tolorit (1143), Tolerid (1258), Toloriu (1359), etc., con la serie de Tollo y Tollos, y propone como etimología un nombre germánico, *Toluric.123 Sin embargo, si la etimología que propone Corominas es posiblemente válida para el topónimo de Cerdeña, no es aplicable a Tolleric, pues no explicaría la palatal ll de nuestro topónimo, y, por la misma razón, Toloriu no es emparejable con la familia Tollo, Tollos, con la que hemos de emparentar, en cambio, el Tolleric mallorquín. Establecida, pues, esta relación, nuestro topónimo procedería, sin duda, de una voz celta *tullos (cfr. bretón toull ‘agujero’ e irlandés ant. toll ‘hueco, agujero’), y que ha dado en castellano tollo ‘hoyo, lugar profundo de un río o pantano’. Partiendo de esta base, Tolleric sería una forma compuesta de este sufijo prerrománico, que no es vivo en catalán y sí frecuente en la toponimia mozárabe (Solleric, Formica, etc.), confirma el carácter mozárabe de Tolleric, a pesar de que exista en catalán la palabra toll significando ‘lugar profundo de un río, acequia o fuente’. TOPONIMIA DE ORIGEN PÚNICO Un apartado especial merece la toponimia mozárabe balear de origen púnico. Casi ocho siglos de presencia fenicia y púnica en el sur y este de la Península y en las islas Baleares habían de dejar necesariamente huella en la toponimia. Sola Solé ha analizado con atención la toponimia fenicio-púnica en España, a cuyos datos me referiré fundamentalmente en este apartado.124 Bàlitx (Fornalutx) Pronunciación local: [bálic]. Documentación antigua.— Aparece, en el Libro del Repartimiento, bajo las formas Baalichi y Baalichy. Etimología.— Alcover-Moll proponen para nuestro topónimo una etimología árabe, ba’l ‘tierra que no es regada artificialmente’.125 J. Vernet señala otros topónimos peninsulares que contendrían la misma raíz: Abal < al-ba’l, Balbacil < Ba’l Basil, Balazote < Ba’1 al-sudd.126 Sin embargo, para el caso del topónimo mallorquín, no parece clara la relación semántica. Podríamos pensar también en una etiÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 57 2004, núm. 21 9-79 123 J. Corominas, Toponimia cat., I, p. 44. 124 J. M. Sola Solé, «Toponimia fenicio-púnica», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, Madrid, 1960, pp. 495-499. En adelante citaré Sola-Solé. 125 Dic. Cat. Val. Bal., s.v. Bálitx. 126 J. Vernet, «Toponimia arábiga», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, Madrid, 1960, p. 568. mología románica, de donde Bàlitx sería un derivado del latín valle, con cambio mozárabe v > b, y con el conocido sufijo -itx, en donde el conjunto vendría a significar ‘vallejo’, con una dislocación del acento, por influjo del árabe, que ya conocemos. Finalmente, no es descartable para el topónimo mallorquín una etimología púnica, en relación con el dios B’L Baal, que en forma compuesta HN + B’L ‘mi favor es Baal’, habría dado el Portus Hannibalis, en el cabo de San Vicente, del que habla Mela, y, además, cerca de la isla de Mallorca debió de hallarse una Insula Hannibalis.127 La doble a, por otra parte, de las formas antiguas vendría a confirmar la relación con el púnico Baal. Bóquer (Pollença) Pronunciación local: [bóke]. Etimología.— Podría estar relacionado nuestro topónimo con el nombre púnico BDMLQRT ( < ‘BDMLQRT’), que latinizado sería Boncar(t), y con asimilación del grupo -nc- habría dado Bocar.128 No olvidemos, a este respecto, que si la ortografía oficial es Bóquer, igualmente podría escribirse Bócar, ya que una e y una a átona en mallorquín se confunden en el mismo sonido neutro [e]. Una etimología árabe, Abu Bacar (cfr. en el Repartimiento de Mallorca, rah. Abubacar alcalel), que con pérdida de b intervocálica y de la vocal inicial absoluta habría dado (A)buacar, y con la característica evolución del mallorquín ua > o (aigua > aigo; equa > ego, etc.), daría el resultado final Bócar, a pesar del impecable razonamiento fonético, es impensable en nuestro caso, toda vez que el topónimo se halla documentado, antes de la invasión árabe, por los autores latinos en la forma Bocchori (Bocchorum), por lo cual la hipótesis púnica cobra especial valor. Eivissa Pronunciación local: [eivíse]. Documentación antigua.— En la forma Eviça («Euiça que era a la part de garbi») aparece en la Crónica de Jaime I, 47. Etimología.— Totalmente segura es la etimología púnica de Eivissa, claramente documentada. Efectivamente, la isla de Ibiza fue poblada, al decir de los historiadores clásicos, a partir de 654-3 a. de J.C. por habitantes de la poderosa Cartago; y desde el siglo IV anterior a nuestra era acuñó abundante cantidad de monedas con el rótulo ‘YBSM, y asimismo, en una inscripción púnica de Cartago se halla la expresión ‘MYBSM ‘del pueblo de los YBSM’. Ambas formas son exactamente iguales, salvo que la segunda no lleva el álef inicial, que puede perderse en púnico y en neopúnico,129 y pueden descomponerse en dos elementos: ‘Y o Y + BSM. El primero de los cuales no ofrece dificultad interpretativa, pues significa, con seguridad, ‘isla’. El segundo, en cambio, se ha explicado de diferentes maneras. En primer lugar, se ha relacionado, aunque poco satisÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 58 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 127 Sola-Solé, p. 499. 128 Sola-Solé, p. 498. 129 Sola-Solé, p. 497. factoriamente, BSM con el hebreo bésem o bosem ‘perfume, bálsamo’. Mayor éxito tuvo el intento de explicación sobre la base del hebreo berosim (sing. beros) ‘pinos’, con lo que el conjunto sería ‘isla de los pinos’. Pero, como acertadamente señala J. M. Sola-Solé, esta explicación ofrece en contra suya una dificultad insuperable: la inexplicable pérdida de la líquida intervocálica. Por esa razón, el propio Sola-Solé trata de relacionar el elemento BSM (= BS + M) con el dios Bes, originario, aunque no privativo, de Egipto, y que gozó de una gran popularidad en el mundo púnico-fenicio, y, muy especialmente, en la isla de Ibiza. El conjunto, pues, significaría ‘(habitantes) de la Isla de Bes’. En todo caso, el nombre púnico originario fue latinizado en la forma Ebusus, y raramente Eubusus. La forma latinizada fue reinterpretada, a su vez, por los árabes según su voz, cuasi homófona, yabisa ‘la (isla) seca’, de donde deriva directamente el topónimo actual Eivissa. Mahó (Menorca) Pronunciación local: [meó], en la realización mallorquina, y [mó], en la pronunciación local mahonesa. Etimología.— Como en el caso anterior, también es cierta la etimología púnica de Mahó, fehacientemente documentada. En efecto, nuestro topónimo remonta al Portus Magonis y al m. Fl. Nagontanus. Al lado de estas formas, tenemos la latina más antigua Mago, sobre la base de un nominativo rehecho. Todas estas variantes remontan al nombre propio púnico MGN, que hallamos escrito en latín Magonus, aunque Livio ofrezca igualmente la transcripción Mago. El nombre de la ciudad menorquina fue debido al del general cartaginés, que, según testimonio del mismo Livio, la conquistó hacia el año 206. El nombre MGN procede de la raíz GNN ‘proteger, cubrir’, correspondiente al nombre hebreo magen ‘escudo’. Desde el punto de vista fonético, ninguna dificultad se opone a la evolución Magón > Mahó, con pérdida de -g- intervocálica, como en tegula > cat. teula, siendo la -h- puramente ortográfica.130 Tagomago (Ibiza) Pronunciación lacal: [tagumágu]. Etimología.— El elemento -mago, de nuestro topónimo, está en relación, sin duda, con el nombre Magón del general cartaginés, conquistador de la ciudad menorquina. El primer elemento parece estar en relación, como supone J. Millas Vallicrosa, con otros topónimos como Taga (nombre de una montaña en Cataluña) y Tagamanent (montaña y pueblo rural de Cataluña, y alquería de Mallorca), que derivan de una forma celta tagos ‘peñasco, pico de montaña’.131 Justificación geográfica.— Tagomago es un islote, formado por una gran peña, en el ángulo noroeste de Ibiza. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 59 2004, núm. 21 9-79 130 Cfr. Sola-Solé, p. 498. 131 Cfr. A. Holder, Alt-celtischer Sprachschatz, 3 vols., Leipzig, 1896-1913. TOPÓNIMOS MOZÁRABES DE ORIGEN LATINO Recojo aquí una serie de topónimos de origen latino que por sus rasgos lingüísticos son diferentes del catalán, impuesto por los conquistadores, y obedecen, en cambio, a las normas lingüísticas que conocemos de los dialectos mozárabes. Muchos de ellos, por otra parte, están arabizados por lo que el adjetivo mozárabe les cuadra a la perfección. M. Barceló, ajeno a toda sutileza y siguiendo únicamente un prejuicio seudocientífico, elimina de un plumazo el adjetivo mozárabe, que pretende sustituir simplemente por «toponimia latina». Pero el término «toponimia latina» es naturalmente ambiguo, pues lo mismo pude referirse a la toponimia catalana, impuesta por los conquistadores, que a la toponimia anterior a la conquista musulmana. Dada, por lo general, la transparencia de las etimologías latinas, me limitaré en este apartado a señalar, sin más etimología, agrupados los topónimos por las características fonéticas que los justifican como anteriores a la conquista musulmana. Sólo en casos especiales dedicaré una mayor atención a algún topónimo concreto. Ausencia de diptongación Aunque con el dialecto mozárabe de Mallorca, sin duda, se produjo la diptongación de las vocales e y o, como he tratado de demostrar en otra ocasión,132 fuerte presión del árabe y posteriormente del catalán, hace que nuestros topónimos aparezcan normalmente sin diptongos. Esta circunstancia nos podría hacer pensar que tales topónimos no fuesen mozárabes sino catalanes, pero otros rasgos fonéticos que ofrecen los topónimos que analizaré a continuación, así como su aparición, en otros casos, en el Libro del Repartimiento, ponen de manifiesto su origen mozárabe: Canadella (aparece en Libro del Repartimiento), < cannata + ella, ‘cañada, lugar de paso’. La reducción, que veremos más adelante, del grupo nn > n, característica del dialecto mozárabe mallorquín, confirma su adscripción. Precisamente por no tener en cuenta esta circunstancia, Corominas inventa, como vimos anteriormente, la construcción de tres puentes para dirigirse a un peñasco en medio del mar. Cutella (Libro del Repartimiento) < acuta + ella, ‘lugar de forma aguda’. Aunque en el mozárabe de Mallorca existe la sonorización de las sordas intervocálicas, la representación de [g] y [d] por [k] y [t] es, como veremos más adelante, un rasgo de la arabización, lo que confirma el carácter mozárabe del topónimo. Massanella (Escorca) < mala Matiana, ‘manzana’, forma que frente al catalán poma refleja su origen mozárabe. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 60 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 132 Véase Álvaro Galmés de Fuentes, Dialectología mozárabe, op. cit., pp. 127-136. Pedruixella (Pollensa) < petra + ucer + ella. En el Repartimiento de Mallorca encontramos la forma Petruxelle, que refleja mejor la variante mozárabe. La conservación, frente al catalán (petra > pera), del grupo tr; el mantenimiento de t, por influjo árabe, como más adelante veremos, y la palatalización de kee,i > s nos reafirma el carácter mozárabe del topónimo. Xerra (Repartimiento de Mallorca) < serra. La palatalización de la -s es prueba de mozarabismo. Banyols, Cap de (Ciudadela) < baneu + elu, ‘diminutivo de baño, bañuelo. La forma románica más frecuente es sin l, balneu, aunque también existen en la Romania las formas clásicas con l. Banyols (Alaró) < baneu + olus. En el predio hay una fuente que nace en el predio Artigues, pasando por el pueblo y moviendo hasta diez molinos harineros.133 Banyul, es (Ciudadela). La misma etimología que la anterior. Bunyola (Municipio de Mallorca). A veces se ha supuesto para este topónimo la etimología viniola, diminutivo de viña. Pero lo cierto es que este municipio no se caracteriza por sus viñas, y, en cambio, Madoz nos habla de tres buenas fuentes y de varios riachuelos y arroyos. Debemos, pues, pensar en la etimología balneu (con la l clásica) + sufijo ola. Con vocalización de la l en u y reducción del diptongo au > o, el resultado final sería Boñola con modificación de la o en u por influjo del árabe. Para las formas con l, véase R. Menéndez Pidal,134 quien recoge diferentes variantes peninsulares que, como nuestro topónimo, exigen la forma balneu: Boñar (ya documentado en los siglos XI, XII y XIII; el diminutivo Bonnuelos < balneu + olus (Sahg. Año 956), hoy Boñuelos (Medina de Rioseco, Valladolid), y en singular Bunyol (Valencia), Buñuel (Navarra), Bonillo (Albacete), Bonilla (Cuenca, Ávila, Guadalajara). Calobra, Sa (Escorca) < *colobra (asimilación de colubra) ‘culebra’, y hace alusión, sin duda, al torrente serpenteante que desemboca en Sa Calobra. Debería haber dado colobra, pero, por disimilación de las dos oes, tenemos el resultado final Calobra. Horta. En el Libro del Repartimiento aparece bajo la forma Orta, lo que justifica su carácter mozárabe. Portixos (Rep. de Mallorca) < porto + iceu + olu. La palatalización de kee,i > s prueba su autoctonía mozárabe. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 61 2004, núm. 21 9-79 133 Madoz, s.v. Banyols. 134 Orígenes del español, 3.ª ed., Madrid, 1950, pp. 104-105. Serritxola (Sineu) < serrat + iceu + o1u. Como en el caso anterior, el carácter mozárabe del topónimo viene confirmado por la palatalización de kee,i > s. Conservación y pérdida de la -o final. A pesar de la repugnancia del árabe hacia la vocal final, y la pérdida en catalán de dicha final, son numerosos los topónimos de origen latino que conservan dicha vocal, como prueba de su carácter mozárabe. Campos (Municipio) Capo corb (Llucmaior) < caput curvu. Cfr. cat. cap. La voz corb no hace alusión, como a veces se ha pensado, al cuervo, sino a un monte o cabo curvo o encorvado. Cubo (Rep. de Mallorca) Llorito < laureto ‘loredal’. La modificación de la e en i se debe al influjo árabe, lo que confirma el carácter mozárabe de nuestro topónimo. Muro (Municipio) < moru. Pontico, Can (Escorca) < ponte + ico. Porto Colom (Felanitx) < portu. Porto Cristo (Manacor). Porto Petro (Santanyi) < portu petru, como siempre la conservación del grupo tr y el mantenimiento de t sin sonorizar, por influjo del árabe, confirma el carácter mozárabe del topónimo. Porto Pi (Palma). En el Repartimiento aparece bajo la forma Porto Topino. Porto Saler (Formentera). Xorrigo (Palma < tal vez subriguus ‘zona húmeda’, derivado de rigare. La i de Xorrigo, en lugar de e, y la palatalización de la s > s, ponen de relieve el carácter mozárabe del topónimo. En muy pocos casos se pierde la -o final en topónimos de claro origen mozárabe. Banyols (Ciudadela). Ya visto, p. 61. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 62 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 Banyul (Ciudadela) Véase más arriba, p. 61. Oliver (Libro del Repartimiento) < olivariu. Aunque documentado en el Repartimiento, podría tratarse de una forma catalanizada. Diptongos descendentes AU y AI Como es sabido, en el dialecto mozárabe de Mallorca se conservan generalmente, frente al catalán, los diptongos descendentes au y ai.135 Galdent (Llucmajor), que se ofrece así, en su forma actual, en el Repartimiento, ofrece la variante Gaudence < nombre de persona latino Gaudenciu, con conservación del diptongo au. Oriolet (Alcudia), pero que en el Repartimiento aparece bajo la forma Auriolhez < adjetivo latino aureolu ‘dorado, amarillento’, pero en todo caso con conservación del diptongo au. Talapi (Sa Pobla). Es un caso parecido a los anteriores, pues en Repartimiento aparece bajo la forma Taupine, tal vez en relación con la raíz celta tala ‘tierra’. Pola y Pula (Son Servera), que en el Repartimiento aparecen como Paula. Frente a estos casos tenemos el ya citado Llorito, de estructura mozárabe, salvo la reducción au > o, que ya aparece en el Repartimiento. En cuanto al diptongo ai, tenemos: Cataina (Alaior, Menorca) < derivado de acutu. Llanaira, hoy Llenaira (Pollensa) < *lenaria, derivado de lena ‘losa, roca’. Menairola (Rep.), hoy Banderola (Sineu). Según Corominas,136 sería un derivado de Balnearia, -riola. El cambio de b por m es frecuente en la toponimia mallorquina (Benifaldó > Munifaldó, etc.). El topónimo actual Cervera, aparece en el Repartimiento como Cherveirola < derivado de cervio, con palatalización de ka,i y conservación del diptongo al. Corbaia, sa (Artá). En este caso es fácil pensar en un mozárabe Corbaira (cfr. Lombás en Valencia) derivado de curvo ‘terreno encorvado’. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 63 2004, núm. 21 9-79 135 Para más detalles véase Álvaro Galmés de Fuentes, Dialectología mozárabe, pp. 141-143. 136 Toponímia antiga de les Illes Balears, p. 60. Frente a estos casos, tenemos: Colombar, es (Alcudia), con pérdida de las vocales finales. El mozarabismo del topónimo viene confirmado por el mantenimiento del grupo mb, que en catalán se reduce a m. Monnaber (Fornalutx), que en el Repartimiento aparece como Monnabar. Y el Oliver (Rep.) ya visto, p. 63. Ke,i, KY > C y S La kee,i, como ya hemos visto en varios ejemplos, mantiene el valor palatal africado c o más frecuentemente fricativo s. Ejemplos: Pedruixella (Pollensa) < petreu + iceu + ella. Portixol (Rep.) < portu + iceu + olu. Serreitxola (Sineu) < serra + icu + ola. Consell (Palma) < conciliu, pero que en el Repartimiento aparece en la forma Conxel. LA SONORIZACIÓN DE LAS CONSONANTES SORDAS INTERVOCÁLICAS Uno de los problemas más debatidos de la dialectología mozárabe es, sin duda, el de la evolución de las consonantes sordas oclusivas del latín -p-, -t-, -k- en posición intervocálica. Desde el viejo artículo de W. Meyer-Lübke,137 en el que se negaba la sonorización de las consonantes sordas intervocálicas en los dialectos mozárabes, hasta los Orígenes del español de R. Menéndez Pidal,138 en donde se defiende, por el contrario, tal sonorización, se han manifestado diferentes opiniones, y el problema merece todavía una especial atención. Es evidente que antes de la invasión musulmana, y en territorio que posteriormente había de ser poblamento mozárabe, se practicó la sonorización de las sordas intervocálicas, según puso de relieve R. Menéndez Pidal,139 de acuerdo con el testimonio de algunas inscripciones cristianas: pontivicatus (Guadix, año 652) por ‘pontificatus’, inmudavit (Mérida, s. II) ‘inmutavit’, eglesie (Bailén, año 691) ‘eclesiae’, etc. Sin embargo, es también cierto que gran parte de los mozarabismos nos ofrecen consonante sorda, cuando interÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 64 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 137 En RFE, XI, 1924, p. 132. 138 3.ª edición, Madrid, 1950, pp. 253-259. 139 Ibid., pp. 253 ss. vocálica, y no sonora. Menéndez Pidal explica este fenómeno como debido a un ensordecimiento realizado por los árabes, como forma de enfatizar voces extranjeras, que se extiende también a consonantes sonoras etimológicas. Pero a esta explicación hay que añadir la circunstancia de que tanto el [ta] enfático como el [qaf], que los musulmanes utilizan con frecuencia, según señala Menéndez Pidal, para reproducir una consonante sorda intervocálica y también una sonora etimológica del latín, fueron originariamente sonoras, como ya puse de relieve en otro lugar;140 y sólo, andando el tiempo, por evolución fonética de la lengua árabe, se ensordecieron. Por tanto, cuando los musulmanes recogen de labios cristianos, el topónimo Gades, por ejemplo, y reproducen la g etimológica con un [qaf), Qadiç, sin duda lo que realizan no es el ensordecimiento de un sonido por razones de énfasis, sino que reproducen un fonema sonoro por otro también de su sistema fonológico. Pero cuando los cristianos de la reconquista toman nuevamente de labios de la muslemía el topónimo, ya se habría realizado la evolución fonética del árabe hacia el ensordecimiento, con lo que el nombre de la ciudad andaluza es definitivamente fijado en la forma Cádiz. Por otra parte, hay que tener en cuenta que al no poseer el árabe más fonema bilabial oral que el [ba], los ejemplos mozárabes que ofrecen, para un -p- intervocálica del latín, la grafía b, evidentemente no son probatorios ni de la sonorización de dicha consonante ni de su conservación como sorda. Por tanto, para aclarar el problema sólo podemos atenernos a los resultados de -t- y -k-, de los que doy abundante ejemplificación en mi obra citada.141 Tal es, sin duda, la situación que reflejan los topónimos mozárabes mallorquines del tipo: Cotaina (Alaior, Menorca) < der. de acutu. Cotella (Ibiza) < acutu + ella. Rotana (Manacor) < rota ‘rueda’ + terminación en -ana, como ocurre en otros topónimos mozárabes mallorquines del tipo Boscana. Nuestro topónimo hace alusión, sin duda, a un molino. Cfr. Rodana en Valencia. Camarata, Font de (Selva) < fonte camarata ‘fuente cubierta por una bóveda’. Para los resultados de -k- sólo tenemos los ejemplos: Cotaina y Cutella, derivados de acutu ‘agudo’. A estos ejemplos podemos añadir el híbrido: Binificat (Llucmajor) < ficatu, derivado de ficu, tal vez con el significado de ‘hígado’, que sería un apodo aplicado a una persona. Resultados de -NN- > -N-, -LL- > -L-, -NY- > Ñ e I En los dialectos mozárabes, en general, los resultados de -nn- difieren de los de - ny-. Del mismo modo, -ll- ofrece un resultado distinto del de -ly-. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 65 2004, núm. 21 9-79 140 Dialectología mozárabe, pp. 61-62. 141 Ibid., pp. 92-98. Efectivamente, -nn-, frente al español y el catalán, no palataliza en [n], sino que se reduce a -n-. He aquí algunos ejemplos: Campanàrio (Manacor) < campanario, derivado de ‘campaña’ o ‘campiña’, pero nuestro topónimo nada tiene que ver con la torre en que se hallan emplazadas las campanas. Campanet (Municipio) < campanna + sufijo + -etu ‘campaña’, ‘campiña’. Campaneres, ses (Valldemosa) < plural de campanna ‘campaña’, ‘campiña’. Campanitx (Ibiza) < campanna + suf iceu ‘campaña’, ‘campiña’. Canadella (Rep.) < cannata + illa ‘cañada’, ‘camino’. Canet (Menorca) < canna + eto ‘cañado’, en el sentido también de camino. Pina (Rep.) < pinna ‘peña’. Mantenimiento de la i por influjo del árabe. Penaflor (Rep.) < pinna ‘peña’. De forma paralela, -ll- se mantiene como geminada. En árabe la grafía es [l.l]. En otro caso -ll- se simplifica en l. Canadella (Rep.) < c an at a + ella, donde la grafía -ll- representa, sin duda, una geminada y no una palatal [l], que en nuestro texto aparece representada por ly. Bàlitx (Soller) < valle + iceu, en donde -ll- se ha simplificado en -1-. El grupo -ny-, en cambio, se palataliza en [n], utilizando la grafía -ny-, según el catalán, y en el texto árabe [ny]. Banyols (Alaró) < der. de baneu ‘baño’. Banyos (Menorca) < bancos ‘baños’. Banyul (Menorca) < baneu + olu, diminutivo de baño. Bunyola (Municipio) < balneu + ola, diminutivo de baño, con vocalización de la l en u y reducción del diptingo au > o, con lo que el resultado final sería Boñola, pero, por influjo del árabe, la o pasa a u. Colonia (Pollença) < colonia. De forma paralela, -ly- da un resultado, sin duda, palatal, representado por la grafía catalana ly, en los textos en caracteres latinos, y [ly] en el texto árabe del Repartimiento. Sólo tenemos un ejemplo en un topónimo aparentemente híbrido, que debo aducir aquí: Biniserralya, en donde bini, como en otros casos, es un descendiente, sin duda, de pinna, que en transcripción árabe sería bina, reinterpretado, por etimoÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 66 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 logía popular, bini ‘hijo de’. Serralyc es un derivado de serra, serralia, con palatalización de ly. 142 Conservación del grupo -TRFrente al catalán, en donde el grupo -tr- acababa reduciéndose, desde muy pronto, a -r (cfr. Capdepera, en donde pera es un derivado de petra ‘piedra’ o Pere < Petru ‘Pedro’), en el mozárabe de Mallorca el grupo se conserva: Pedruixella (Pollença), en el Repartimiento aparece la forma Pedruxella < petra + uceu + ella, con sonorización de la t. Petra (municipio), en donde, como ya hemos visto (pág. 33), la consonante resultante de la sonorización se halla representada en árabe por [ta’], que en la grafía en caracteres latinos se reproduce con t. Y lo mismo ocurre en: Porto Petro (Santany), cuyo segundo elemento es, sin duda, un derivado de petreu y no del nombre propio Petru ‘Pedro’. Conservación de los grupos -MB- y -NDTambién, frente al catalán, que reduce ambos grupos a -m- y -n-, respectivamente (columba > coloma, onda > ona), el mozárabe de Mallorca conserva dichos grupos: Colombar (Alcudia), derivado de columba. Garonda (Llucmajor) < Garunda. Jondal (Ibiza), de etimología difícil de determinar. Randa (Algaida) < randa ‘orilla’. Solenda (Sant Joan) < solanda ‘lugar en donde da el sol’. Sufijos -ITX, -UTX y -ATX Sorprende el número de sufijos -itx, -utx y -atx, que referidos a una raíz románica o prelatina perviven en gran cantidad en la toponimia de las islas baleares. Es posible que nuestro sufijo esté en relación con un superestrato germano, de donde -icus > -eiks, y de ahí la variante -riche. Pero en todo caso la evolución kee,i > c prueba el carácter mozárabe en nuestros topónimos. Sustituir la adjetiÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 67 2004, núm. 21 9-79 142 Para más detalles sobre la evolución de estos grupos consonánticos, véase Á. Galmés de Fuentes, Dialectología mozárabe, pp. 253-300. vación mozárabe por «toponimia latina», que hace referencia por igual a cualquier resultado neolatino, supone una ignorancia supina de la Filología Románica. Sufijo -ITX Balitx (Soller) < derivado de valle. Binicalsitx (Menorca) < pinna calcis ‘peña calcárea’. Caimaritx (Rep.), actualmente Caimari (Selva) < posiblemente derivado de ‘tierras calmas’. Calderitx (Ariany) < se refiere, sin duda, a un terreno de forma cóncava, parecida a un caldero. Cfr. en Cataluña Calderó (Vistabella), Calderona (Serra), Calderons (Canals), Calderers (Borriol), Caldereta (Xeresa), etc. Caloritx (Menorca) < hace referencia, sin duda, a un lugar resguardado, donde se acumula el calor. Campanitx (Ibiza) < campanna ‘campaña, campiña’. Castellitx (Algaida) < hace referencia a un monte de 256 m. de altura, denominado Castell ‘castillo’. Costitx (Pollença), topónimo de difícil identificación etimológica. Favàritx (Menorca). Frente a la disparatada etimología de Alcover-Moll, quienes suponen nuestro topónimo derivado del árabe favaris, pl. de faris ‘soldado’, con lo que Favaritx estaría poblado de un ejército, es evidente que la etimología es mucho más lógica, pues nuestro topónimo no es sino un derivado de favar ‘campo sembrado de habas’. Felanitx (Municipio) < con una metátesis de l y n sería Fenalitx, derivado de fenal ‘campo cultivado de heno’. Follitx (Palma) < derivado de folia ‘hoja’. Fontix (Rep.) < der. de fonte ‘fuente’. Llinaritx (Menorca) < der. de linar ‘plantación de lino’. Mortitx (Escorca) < mortu, haciendo referencia, sin duda, a aguas muertas. Moscaritx (Rep.), actualmente Moscari (Selva). Es obvio que el pueblo, y curiosamente también J. Corominas, relaciona nuestro topónimo con el insecto mosca, por lo que los nativos reciben en consecuencia toda clase de bromas y burlas. Ahora bien, como en las montañas de Selva se producen espontáneamente flores con olor de almizcle (cfr. derivados de la misma raíz, y jamás de mosca, esp. Nuez moscada, cat. moscatell, de donde español moscatel, act. Mosquerda, esp. Pera mosqueruela, esp. Mosqueta ‘rosal de olor almizclado’, etc.). Es, sin duda, el mismo Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 68 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 origen que el del topónimo La Mosquera (Andorra). Pero sorprende que respecto al lugar andorrano J. Corominas insista en la asociación popular con el insecto: «Es tractá al principi d’un paratge (probablement un bosc frescal) on sestejara el bestiar, a 1’abric del moscam».143 Pastotx (Valldemosa) < der. de pasto ‘pasto, forraje’. Portitxol (Rep.) < der. de porto ‘puerto’ con diminutivo en -olu. Rubinitx (Rep.), actualmente Rubines < hace alusión, sin duda, a tierras rojizas. Serritxola (Rep.) < der. de serra ‘sierra, cordillera montañosa’, seguido del diminutivo -ola. Torralitx (Llucmajor) < der. de turris ‘torre’ o del prerrománico tor ‘montaña’. Tortx (Felanitx) < tortis ‘lugar de revueltas’. Turritx (Rep.) < der. de turris ‘torre’ o del prerrománico tor ‘montaña’ (cfr. monte Toro, en Menorca). Varitx (Pollença) < tal vez derivado de valle ‘valle’ con rotacismo de la l. Sufijo -UTX Albarcutx (Pollença) < derivado de albirca ‘alberca’. Almallutx (Rep.) < derivado de mallo ‘roca puntiaguda’. Artrutx (menorca) < derivado de hertz ‘encina’ (cfr. Artá). Caldarutxi (Rep.) < caldera ‘tierra cóncava’ (cfr. Calderitx). Carrotxa (Manacor), derivado de carr ‘terreno pedregoso’. Carrutxa (Sant Joan de Sineu), del mismo origen. Cugulutx (Llucmajor) < cuculu ‘cogollo’ (cfr. Cogollos, Planes d’Hostales, la Cogolla, Rioja, y los numerosos cogollos). Ferrutx (Cabo de Artá) < derivado de ferru ‘tierras ferruginosas’. Fornalutx < derivado de forno, con terminación -al (cfr. *Fenalitx, Portalutx, Torralitx, etc.). Hortalutx (Puigpunyent) < der. de horta (cfr. la terminación -al de los topónimos anteriores). Porrolutx (Rep.) < derivado de porro ‘pastizal’ + sufijo diminutivo -olu. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 69 2004, núm. 21 9-79 143 Estudis de toponímia catalana, vol. II, Barcelona, 1970, p. 22. Sufijo -ATX Barbatx (Menorca) < derivado del prerromano barb ‘terreno pantanoso’. En nuestro caso se trata de un valle cruzado por dos ríos (vid. Madoz, s.v.). Biniparratx (Menorca), parratx no deriva de parra ‘vid’. Toda una serie de topónimos asturianos del tipo Parra (Lena), Parres (Arriondas), Zarrocha (Mieres), Parrondo (Cangas de Narcea), Parrucas (candamo), etc., están en relación, como ha señalado acertadamente X. Ll. García Arias,144 la raíz prerrománica parra, en asturiano tiene la acepción de ‘montón’, pero extendida por toda la Península con un significado oronímico ‘montaña, colina’. Como el primer elemento de este topónimo bini hace alusión, sin duda, a bina, la forma arabizada de peña, tendríamos en este caso uno de tantos topónimos tautológicos. Crestatx (Sa Pobla) < derivado de crista ‘cresta’. Llucatx (Menorca) < der. de portu ‘puerto, paso entre dos alturas’. Marratxi (Municipio) < derivado de la raíz prerrománica marra ‘roca’. Punxuat (Algaida). En el Rep. de Mall. Aparece en la forma Pozueletx < der. de puteolu ‘pozuelo’, con diptongación no ajena al mozárabe de Mallorca. En el Repartimiento aparecen además otras formas como Pozuechy y Pozuat, cuyo diptongo ua parece ser una forma patrimonial de la diptongación de la o, como indican las otras variantes.145 Torratxi (Rep.) < der., sin duda, no de torre, sino de la raíz prerromana tor ‘monte, colina’. OTROS MOZARABISMOS DERIVADOS DEL LATÍN Cadols (Palma). En el Repartimiento Aquadolx < aqua dulce, en oposición a Font Salada o Pou Salat. Calviá (Municipio) < mozarabismo arabizado losa calva + sufijo -anu ‘lugar despejado’. Capifort (Menorca) < caput fortem, aludiendo a la fortaleza de este cabo rocoso. La i de caput es el resultado del influjo árabe. Escorca (Municipio y alquería). Los topónimos con el significado de la familia encina, roble, alcornoque, etc., son variadísimos. En primer lugar, tenemos los Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 70 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 144 Pueblos asturianos: el porqué de sus nombres, Salinas, 1977, pp. 53-54. 145 Véase Álvaro Galmés de Fuentes, Dialectología mozárabe, pp. 128-129. derivados de quercus, con la habitual pérdida del wau, *cercus (compárese coquina > *cocina, de donde español cocina). De esta forma cerco pasa a significar ‘encina, roble’, y en la toponimia con un sufijo abundancial -eta > -eda (comp. Pereda ‘abundante en peras’, Manzaneda, Salceda, etc.) ha dado lugar a Cerceda (Madrid), «poblado de chaparro y roble», como advierte Madoz, Cercedilla (Madrid), Cerqueira (Coruña), Puigcercós (Lérida), «con bosques de robles y encinas» (Madoz, s.v.), etc. Derivados de quercu, con la realización característica de ke,i > [c], tenemos en la toponimia mozárabe Chercos (Almeria) y Chércoles (Soria), en la antigua frotera superior, «con arbolado de encina y roble» (Madoz, s.v.). En la Península Ibérica cortex se habilitó también como nombre del alcornoque. Entre los mozárabes está atestiguada la forma corch ‘alcornoque’, que ha dado lugar a topónimos del tipo El Corcho (Badajoz, Huelva), La Corcha (Málaga), Corchuelo (Huelva), Corchuelos (Cáceres), El Corchito (Huelva), con el sufijo abundancial -etu, en donde la e aparece arabizada (que eso quiere decir mozárabe, aunque Barceló no lo entienda) en i. Por otra parte, alcornoque pertenece a la historia del adjetivo quernus ‘propio de la encina’, en donde, por influjo de la consonante velar, la e se convierte en o, dando lugar arcornus: Corna, Cornas (Galicia), Cornello (Lugo), Cornado (Galicia), Cornón (Palencia), Corneira (Coruña), Cornizuelo (Badajoz), Cornombre (León), Cornago (Logroño), El Cornide (Málaga) con el sufijo mozárabe -ite < -etu (recuérdese El Corchito). Por otra parte, cuando se deja de percibir el significado de corno, una forma híbrida, con artículo árabe, Alcornera, se convierte fácilmente en Halconera (Badajoz), relacionándola con el halcón, aun cuando existe «un monte de encina y chaparro inmediato al pueblo» (Madoz, s.v.). En otro caso, un Valdecornejos se convierte fácilmente en Valdeconejos (Segovia), aun cuando el conejo, muy generalizado, no define ningún lugar determinado, mientras que el pueblo segoviano «está rodeado de montes poblados de chaparral y enebro» (Madoz, p. 289b). En otro caso corticeus, -a ‘de corteza’. Derivado de corticem, aparece también en el occidente peninsular como nombre de árbol, ‘alcornoque’, y da lugar a una serie toponímica: Cortizas (Coruña), Cortizos (Pontevedra), Cortizada (Coruña), y en Portugal: Cortiça (Arganil), Cortips (Macedo de Cavaleiros), Cortiçal (Santarem), Cortiçeiro (Mira), Cortiçada (Beira), etc. Pero éstos no son los únicos derivados de cortex, pues existen también derivados de corticatus > Cortegada (varios en Galicia) y Plinio (IV, 112) cita la Corticata insula de Cantabria. Con el sufijo -aria, tenemos Corteguera (Asturias), y finalmente, con otro sufijo -ana, productivo en toponimia, tenemos corticana > Cortegana, que se repite en Badajoz y en Lisboa. Finalmente, existe todavía otra forma corco ‘encina, roble’ (comp. asturiano corcu ‘roble’, corquiu ‘corcho’, corquieu ‘roble de corcho’, así como el burgalés y santanderino corcal ‘lugar de corcos o encinar’). Esta voz corco está en relación igualmente con la forma latino-vulgar ya mencionada *cerqus, en donde, por influjo de la velar k- inicial, la vocal palatal l se convierte en la vocal velar o. También en la toponimia peninsular son abundantes las formas en relación con este último Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 71 2004, núm. 21 9-79 resultado: Corco, en Barcelona («abunda en bosques arbolados de robles y encinas», Madoz, s.v.); Corcos, en Valladolid («comprende un monte poblado de roble», Madoz, s.v.); Corcos, en León («los montes están poblados de roble, urces y otros arbustos», Madoz, s.v.); Córcoles, en Guadalajara («comprende varios trozos de monte poblados de roble, encina y otras matas bajas», Madoz, s.v.), y el híbrido, de origen mozárabe, Alcorcón (Madrid). Evidentemente, en relación con esta última variante está nuestro Escorca. A este respecto conviene tener en cuenta que, en las lenguas románicas es muy frecuente un prefijo latino ex, significando la pertenencia. Refiriéndonos al dominio lingüístico catalán, tenemos ejemplos significativos como escorça, ‘de corça, de corteza, relativo a la corteza’, escaire < exquadru ‘relativo al cuadrado’, escambró, escambronera ‘cambrón, cambronera’ < cambronem, y los numerosos dobletes; copinya ~ esconpinya, corfa ~ escorfa, merla ~ esmerla, mola ~ esmola, comes ~ escomes, tisores ~ estisores, tenalles ~ estenalles, plana ~ explana, etc. Este último ejemplo citado precisamente nos pone en relación con un topónimo Les Esplanes (Penedés), semejante a otros como Escorcons (Morella), Esplayeta (Mallorca), en el término precisamente de otro topónimo mallorquín, Esporles. En relación, pues, con este prefijo está la forma completa de nuestro Escorca, cuyo significado viene confirmado por la firmación de Madoz: «Tiene de notable sus bosques de robustísimas encinas, entre las que llama la atención una de 41/ 2 varas de diámetro y 14 de circunferencia». Frente a tan diáfana etimología sorprende la que se establece en libro firmado por Corominas y Mascará, de difícil interpretación fonética: skulka ‘lloc de guaita, d’atalaia’.146 Fontxica (Pollença). Corominas cree que xica deriva del lat. siccus ‘seco’, pero contradice esta etimología la traducción al árabe de xica por atzaguera ‘pequeña’. El término xica ‘pequeña’ es, pues, legítimamente mozárabe. Formentor (Pollença) y Formentera. Un problema más complejo plantean estos topónimos. Con razón ya Corominas rechazó la etimología tradicional que haría derivar tales topónimos del latín frumentaria o fromantario, habida cuenta de que ni el inhóspito islote ni la pedregosa y árida península de Pollença son terrenos cerealistas. En su lugar, propone J. Corominas, como origen de estos topónimos, el latín promontoriu, en donde, por influjo del árabe, se habría modificado la p- en f-, del mismo modo que pullus, adaptado al árabe, se convierte en fulluç.147 Sin embargo, el cambio latín p- > árabe f- sólo se realiza en los viejos latinismos introducidos en el árabe, pues cuando los árabes invaden la Península Ibérica adoptan desde el primer momento, junto con otros fonemas ajenos, la p de los romancismos, que incorporan a su lengua. Por ello, creo que sería mejor emparentar estos topónimos con otros del tipo Forma, Formas, Formet (todos ellos en Menorca) y que serían derivados del lat. forma, significando, bien un terreno con configuración Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 72 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 146 Toponímia antiga de les Illes Balears, p. 129. 147 Estudis de toponímia catalana, vol. II, Barcelona, 1970, pp. 229-232. propia (lo que bien cuadra para una península y una isla) o bien una vivienda o una construcción cualquiera en una finca, como vemos en antiguos documentos portugueses: «Exceepta quitana cum suo formali» (Coimbra, año 1174), «Et habet formales aequaliter cum ipso vestro casale» (Coimbra, año 1189). Si mi interpretación fuese correcta, sin duda habría que añadir a la serie un Beniformiga, de Ibiza, que nada tendría que ver con un derivado de formica ‘hormiga’ (que en nada sirve para definir un topónimo), y que habría que relacionar con el topónimo catalán Collformic, que conlleva un sufijo -ic, activo también en la vieja toponimia balear (Selleric, Tolleric, etc.). En ese caso habría que agrupar también aquí otros topónimos peninsulares, como Formiga (río de Huesca), Formigal (puerto del valle de Tena, Huesca), Forma (Orense), Formado (Lugo), Formelle (Coruña), Formiche (Teruel), Formigones (León), etc. Justaní (Manacor) < derivado de Justiniano con terminación arabizada en -i, con el significado de ‘posesivo’, ‘relativo o perteneciente a’. Lluc (Escorca) < lucus ‘bosque sagrado’, con palatalización de la l- inicial común al catalán y a los dialectos mozárabes. El nombre hace alusión a la adoración primitiva del árbol. Precisamente para contrarrestar el culto pagano, en su lugar se creó muy pronto una ermita cristiana que poco a poco se convirtió en un notable monasterio. Llucferrat (Mora), la segunda parte es, sin duda, un derivado de ferru. En conjunto se trataría de un bosque ferruginoso por su color dominante. Llucmaganes (Menorca), para la segunda parte recuérdese el topónimo Massanella, ya analizado anteriormente. Llucmajor (Municipio). Se trata sin duda, del bosque sagrado de mayor importancia. María (alquería, Repartimiento). Aunque el topónimo es, sin duda, de origen árabe, lo traigo aquí a colación para evitar su relación con el nombre propio de la madre de Jesús. Nuestro topónimo deriva del árabe andalusí [mariya], que con artículo [almariya], que procede del verbo [ra’aya] ‘ver’. Con el significado de ‘atalaya, torre desde la que se otea u observa’,148 ha dado lugar a Almería, tal como nos corfirma al-Idrisi, cuando al tratar de Almería nos dice que es «una ciudad situada al extremo de un golfo, a donde hay una torre que se alumbra con fuego para advertir la aproximación de navíos enemigos».149 También en la antigua traducción española de Razi describe Almería así: «Una atalaya sobre el mar que yaze en tal lugar que non puede por la mar venir cosa grande nin pequenna para EspannÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 73 2004, núm. 21 9-79 148 Véase R. Dozy, Supplément aux Dictionnaires arabes, Leiden, 1881, s.v. 149 Véase Edrisi, Description de l’Afrique et de l’Espagne, texte avec une traduction par R. Dozy et M. I. de Goeje, Leiden, 1866, pp. 214-242. ya que del non vean».150 En ese sentido, cuando Nebrija interpreta el nombre de Almería como ‘speculum’ está en lo cierto, teniendo en cuenta que no hace referencia al espejo, sino al especial significado de speculum, specula ‘torre, vigía, atalaya’: «multus et locis altis posites turres Hispania habet, quibus et speculis et propugnaculis adversus latrones utuntur» (Livio, XXII, 19). Recuérdense al respecto topónimos peninsulares como Espejo, Espeja y Espejón (Soria), situados a muy poca distancia de Zayas y Zayuela, topónimos en relación con el iberovasco zai ‘guarda, vigilante’, que en conjunto representan una línea de defensa extendida por el occidente de la provincia de Soria, tierra fortificada primero en época ibérica (Zayas, Zayuela), después en época romana (Espeja y Espejón), y todavía en la posterior romance compone de relieve el tautológico Zayas de Torre. Y aún podemos añadir otros topónimos análogos: Espeja (Salamanca), Espejo (Álava), Los Espejos (León). En relación con el árabe andalusí [mariya] están, sin duda, muchos topónimos como María, que normalmente se relacionan con la Virgen: Puerto de Santa María (Cádiz), con una antiquísima atalaya para avizorar los barcos del Atlántico, la sierra Mariola (Alicante) y nuestra alquería María, del Repartimiento, cristianizada en la actualidad como María de la Salud. «Situada sobre dos alturas», en el llano del interior, más otros muchos Santa María meridionales, que nunca sabremos si realmente se refieren a la Virgen o fueron antiguas atalayas o torres de vigía. Montuiri (Municipio). Se trata probablemente de un nombre híbrido, compuesto del latín montem y de un derivado (torio) de la raíz prerromana tor con el significado de ‘monte’, con lo que tendríamos unos de tantos topónimos tautológicos de España. El conjunto *Montorio, con metátesis de la yod, Montoiro, y la -o final convertida, por influjo del árabe, en -i, que produce la modificación metafonética de la vocal tónica del diptongo, de donde finalmente Montuiri. Pollensa (Municipio) < lat. pollentia ‘poderosa’ ‘ciudad bien resguardada de la piratería’. Santuiri (Pollença). Es un monte de Pollença, y, sin duda, se trata de un falso santo, como ocurre en San Pedro (León), en donde se produce un salto de agua que corre entre peñascos, es decir el Salto pétreo o de piedra. En nuestro caso, pues, la primera parte del topónimo sería salto y la segunda parte torio ‘peña, roca’, con la evolución que acabamos de ver en Montuiri. Sineu (Municipio y villa). En el Repartimiento figura como Sixneu, que, sin duda, deriva del nombre propio Siseneu, con dislocación del acento y pérdida de la consecuente vocal protónica, Sixneu, y finalmente con pérdida de la s implosiva obtendríamos la forma actual Sineu. Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 74 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 150 Crónica del Moro Rasis, p. 60. Sopmilhan (Rep.) < sub Emilianus. Xilvar (Repartimiento). Hoy día aparece el topónimo catalanizado en la forma Selva (municipio y villa). El topónimo del Repartimiento es claramente mozárabe y no ofrece ninguna dificultad en su interpretación. Se trata de un derivado del latín silva ‘bosque’, con la palatalización mozárabe de la s- inicial y la terminación -ar, que ya hemos visto en otros topónimos mozárabes. TOPONIMIA GERMÁNICA Como ya he señalado anteriormente, existe en las Baleares toponimia germánica posterior a la reconquista catalana. Por eso, en este capítulo, sólo haré referencia a los topónimos de origen germánico, que, con cierta verosimilitud, son anteriores a la invasión musulmana y que sobrevivieron en la época de convivencia de árabes y mozárabes. Los topónimos que ofrecen estas características son ciertamente pocos. He aquí los que he podido reunir: Galdent (Llucmaior) Pronunciación local: [getdén]. Documentación antigua.— Alq. Algaudence en el Libro del Repartimiento. Etimología.— Sin duda, en relación con el nombre germánico Wald. Es cierto que la forma del Libro del Repartimiento podría hacernos pensar en el nombre latino-vulgar Gaudentius, derivado de gaudens, y que forma parte de los nombres personales postclásicos, con sufijo -ius adicionado a un participio presente (Constantius de constans, Florentius de florens, Fulgentius de fulgens, etc.). Sin embargo, la forma actual con l, Galdent, parece indicar que éste debió ser la forma originaria, siendo la u de Algaudence el resultado de la vocalización de una l implosiva etimológica (cfr. en el Repartimiento, Taupine < der. De talpa, etc.). En la época, pues, de la reconquista catalana, alternarían las formas con l implosiva y con vocalización de la misma, triunfando definitivamente la forma con l. Finalmente, y por otro camino, también parece razonable la etimología Gaudentius. Efectivamente, si la forma originaria hubiese terminado en -ence, según atestigua el Libro del Repartimiento, parece obvio que los catalanes, por razón de la presión de su propia lengua, no habrían sentido la necesidad de suprimir la terminación - ence por ent, ya que aquélla es muy frecuente, a partir del sufijo -entia, que en el catalán oriental, anterior a la reconquista, y consecuentemente en mallorquín, da -ense, aunque, en la lengua moderna, por cultismo, predomina la solución -ensje. Por otra parte, alternancias semejantes de sufijos encontramos en otros casos: Binicreixenç (en Pollenga), pero Binicreixent (en Menorca) y Benicreixens en el Libro del Repartimiento; Turixant, en la toponimia actual, frente a Taurixam en el Repartimiento, etc. Esto nos lleva a pensar que tales formas remontan a topónimos con un sufijo inhabitual entre los catalanes conquistadores, por lo que se veían obligados a reinterpretarlo según sus terminaciones propias. El sufijo originario, en el último de los casos anteriormente citados, sería -an < anus, que ya en catalán había dado -a, por lo que la Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 75 2004, núm. 21 9-79 presencia mozárabe de una n sugeriría a los conquistadores una terminación -ant. En otros ejemplos, la terminación originaria debió ser, sin duda, el sufijo prerrománico -en, tan frecuente en la onomástica hispánica, y que minuciosamente analiza R. Menéndez Pidal.151 Si las cosas son así, como parece, nuestro topónimo derivaría de la forma compuesta Wald + -en, que habría dado Gualdén y luego Galdén. Sobre esta forma, los copistas del Repartimiento, ante una terminación entonces inusual para ellos, habrían catalanizado la terminación según los resultados de su sufijo vital -entia. En otro caso, en la grafía oficial, se habría convertido el final en -ent, aunque en la realización siga siendo [-en], [gelden], lo que vendría a confirmar una vez más la realidad del sufijo prerrománico, que propongo para nuestro topónimo. Santagaldana (Ferreries, Menorca) Pronunciación local: [santgeldáne] Etimología.— Sin duda, este topónimo corresponde al mismo nombre germánico que el anterior, Wald, pero, en este caso, con un sufijo -ana, Waldana. Por no haber tenido en cuenta el topónimo mallorquín Galdent, se han ideado para Santagaldana etimologías, a mi juicio, demasiado complejas y poco convincentes. Así, por ejemplo, Alcover-Moll, sin descartar una etimología germánica, propone otra alternativa, en relación con el árabe Guad-al-ana ‘el río de la Ana’, al que los cristianos, al adoptar el nombre, habrían antepuesto el adjetivo Santa, con lo que se obtendría el resultado Santa Guad-al-ana, de donde vendría Santagaldana.152 Pero, desde el punto de vista fonético, esta etimología ofrece serias dificultades: ante todo, si en la época visigótica, en el grupo [gwa], waw se perdía, en la época árabe éste se conserva, por lo que la voz árabe wad nunca habría dado gad; de otra parte habría que suponer también una metátesis de la l del artículo árabe, difícil de suponer dada la vigencia y vitalidad del mismo en la etapa de simbiosis árabe-mozárabe. Más complicadas son las etimologías propuestas por CorominasMascaró: rechazando razonablemente la etimología con wad, que podría aplicarse al torrente de Algendar y no a Santagaldana, y que además no da cuenta de la reducción gwa > ga, piensan que antes de la invasión musulmana se diría Cala Santa Ana, y que por metátesis se convertiría en Santa Caldana, por obra lingüística de los sarracenos, quienes conocerían las palabras san y cala, y habrían antepuesto san a cala; por otra parte, señalan los autores que la t enfática árabe se suele convertir en la d catalana. Sin embargo, Corominas-Mascaró no parecen muy convencidos de procesos tan complicados, pues a continuación proponen todavía otras dos etimologías diferentes. Se podría pensar, según estos autores, en Santa Cándida, suponiendo que la segunda d se hubiese convertido en n por propagación de la nasalidad, y que se hubiese trasladado el acento a la penúltima sílaba. Creo que huelga todo comentario, pues son demasiadas las irregularidades que hay que suponer, alguna tan inverosímil como el paso de una -d- intervocálica a -n-, y otras no consignadas por Corominas-Mascaró como el cambio de i > a, Cándida > CanÁlvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 76 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 151 Toponimia prerrománica, pp. 105-158. 152 Dic. Cat. Val. Bal., s.v. Galdana. dána, y la evolución -nd- > -ld-. Finalmente, también opinan Corominas-Mascaró que podría pensarse en Sanctus Caietanus, convertido en femenino por obra de los sarracenos,153 pero es evidente que no hay, en este caso, explicación clara de la l ni explicación sencilla del cambio de género en el nombre hagiográfico. Gotmar (Pollença) Pronunciación local: [gotmá]. Documentación antigua.— En el Libro del Repartimiento, referidos al término de «Polentia», aparecen dos topónimos sucesivos: Alq. Benigotmar almohen, de cinco jovadas, y Alq. Benigormar Font Xica, de doce jovadas. Sin duda, para evitar la confusión de los dos topónimos. El segundo se propagó según su última parte, Font Xica, como aún sigue siendo conocido en la actualidad (véase más adelante), y el otro se perpetuó según su primer elemento, Gotmar. Etimología.— Nuestro topónimo se ha identificado, a veces, con un Binigomar, de Inca (que analizaré a continuación), suponiendo a ambos en relación con la tribu árabe de los gumara, que habría dado gomera, que no explicaría la forma con pérdida de la -a final, ni la presencia de la t en el topónimo de Pollença. Teniendo en cuenta, en cambio, que Gotmar es un nombre propio muy común en el antiguo catalán, hoy día Gomar o Goma, no cabe duda de que el topónimo que ahora analizo está en relación con el nombre germánico Godomar, ampliamente documentado,154 y que, frente a la etimología árabe, da buena cuenta de la t implosiva, resultante del ensordecimiento de una d final de sílaba, al perderse la vocal protónica. Binigomar (Inca) Pronunciación local: [binigomá]. Etimología.— Teniendo en cuenta que las dos Benigotmar del Libro del Repartimiento, citados anteriormente, y la continuación actual, Gotmar, de uno de ellos, creo que el topónimo de Inca ha de relacionarse etimológicamente con los de Pollença. Por parecidas razones, aducidas anteriormente, no parece que Binigomar sea un derivado del nombre de la tribu árabe gumara, que habría dado normalmente gomera o en todo caso gomara, pero nunca con pérdida de la -a final. Ahora bien, habida cuenta, por otro lado, de que el antiguo nombre germánico Gotmar es hoy en catalán Gomar o Goma, creo que, sin duda, hay que atribuir a nuestro topónimo la misma etimología germánica, Godomar, que he supuesto para el anterior topónimo. Guiamará (Llucmaior) Pronunciación local: [giemerá] Etimología.— Se trata, sin duda, del nombre germánico Guia-mara, que en castellano, por disimilación de las dos aes, da Guiomar, y en catalán como en el topónimo mozárabe aparece, como apellido, en la forma Guiamar («Hierony Guimar», doc. A. 1587, Dic. Cat. Val. Bal., s.v. Guiamar). Nuestro topónimo ofrece además Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 77 2004, núm. 21 9-79 153 Corominas-Mascaró, p. 38. 154 Corominas-Mascaró, p. 38. el sufijo -anu, y dado que este sufijo, lo mismo que su forma femenina, sólo se conserva en catalán en algunas voces que lo llevaban ya en latín,155 aunque Guimará no aparezca en el Libro del Repartimiento, hemos de suponer dicho topónimo anterior a la conquista catalana. Sineu Pronunciación local: [sineu]. Documentación antigua.— En las versiones latinas y catalana del Libro del Repartimiento aparece bajo las formas Sixneu («Isti sunt populatores qui populantur in Sixneu») y Xisneu («villam de Xisneu»). En el códice árabe ofrece la variante Sisnau. Etimología.— Alcover-Moll piensan que el actual Sineu puede representar el Sinium o Cinium que Plinio cita entre las pocas poblaciones que había en Mallorca en su época.156 Sin embargo, no parece, de una parte, que Sineu, en la época romana, fuese un poblamento de excepcional importancia, y, de otra parte, el antiguo Sinium o Cinium no da cuenta desde el punto de vista fonético, de la s implosiva de la primera sílaba, sis, confirmada por todas las copias del Repartimiento. Creo, por ello, que nuestro topónimo está en relación con los nombres, que sin duda aluden a prácticas mágicas, compuestos con *sisi ‘encantamiento’ (cfr. ant. alto alem. Sisu ‘llanto’). Sis(e)-nando, isi-vertus, Sese-rigo. Ses-gudus, Ses-miro, *Ses-ulfo, Siso-aldo, Sis-ildi, Sis-il(l)i, Sise-gundia, Ses-ita, Sis-ila, Sis-ina, Sisino. 157 Precisamente las últimas formas, ampliamente documentadas en la antroponimia germánica española, están, sin duda, en la base del topónimo mallorquín que ahora analizo, base incrementada por la terminación -aeus o -eus, productiva en el bajo latín, y que ha dado -eu en catalán y -ero, por confusión con el sufijo -ariu, en castellano. Así, romaneus > cat. romeu, cast. Romero; der. de burra > cat. borreu, cast. Borrero (en Villalón, 1557, se halla burrea); cat. galea, ant. cast. galea, mod. galera; cast. ant. masteleo (h. 1573, Salazar), mod. Mastelero ‘mástil’; Bartholomeus > cat. Bartomeu; cast. ant. Trinchea (h. 1570, Argote de Molina), mod. Trinchera, etc. La terminación -eu, del mozárabe, concordante con la del catalán, está atestiguada, por ejemplo, en la palabra fidawus (léase fideus), varias veces documentada en mozárabe, en Ibn al-Jatib, + 1374, y ya antes en al-Xacuri, médico no posterior al siglo XIII.158 Del mozárabe, en donde la palabra aparece por primera vez documentada, pasó a las otras lenguas romances, de donde español fideo si la voz fuese autóctona.159 En la toponimia mozárabe mallorquina, además de Soneu, cfr. Pantaleu, que analizaré más adelante. En conjunto, pues, la etimología de Sineu sería Sisinaeus o Sisineus, que habría dado en mozárabe Sisneu, por pérdida de la vocal protónica, y en la pronunciación Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear 78 Revista de Filología Románica 2004, núm. 21 9-79 155 Cfr. F. de B. Moll, Gramática histórica catalana, Madrid, 1952, p. 270. 156 Dic. Cat. Val. Bal., s.v. Sineu. 157 Joseph M. Piel, «Antroponimia germánica», en E.L.H., I, 434. 158 Cfr. J. Corominas, DCELC, s.v. fideo. 159 Cfr. Á. Galmés de Fuentes, «Elementos constitutivos del español: Dialectalismos», en E.L.H., II, p. 322. árabe, con la representación de la s ápicoalveolar hispánica por medio del sin,160 sería Sisneu de donde las grafías del Repartimiento, Xisneu y Sixneu. La reducción posterior, reflejada en la forma actual Sineu, del grupo -s’n- > -n-, corre ya a cuenta del catalán. Efectivamente, como es sabido, en los grupos -s’m- y -s’n-, la s se ha vocalizado en i, resultando respectivamente im e in: aestimare > aimar, ‘ralmos(i)na > almoina; *mans(io)nata > mainada, y la yod se embebe en la vocal anterior si ésta es una i: *dis(ju)nare > cat. arcaico disnar mod. dinar. Así pues, cuando en catalán disnar pasa a dinar, Sisneu pasa a Sineu. Puig Tomir (Escorca) Pronunciación local: [tomí] Etimología.— Deriva, sin duda, del nombre germánico Theuddo-miro, que habría dado Todomiro (documentado en la antroponimia hispánica) y de ahí Todmir > Tomir. Recuérdese que un noble visigodo, llamado Teodomiro, dio nombre, en la época musulmana, a la región de Murcia, Tudmir. De todas formas, en el caso del topónimo mallorquín, queda la duda, al no figurar en el Libro del Repartimiento, que el nombre no sea mozárabe, y provenga, en cambio, del antropónimo de algún conquistador catalán. Aunque sorprende que el supuesto antropónimo catalán no se haya perpetuado, según ocurre en otros casos, como nombre propio o apellido, pues el apellido Todolí remonta, sin duda, a un Theudo-ricus (y no Theudo-mirus), como lo confirma también la variante Tudurí. [Inédito] Álvaro Galmés de Fuentes La toponimia mozárabe balear Revista de Filología Románica 79 2004, núm. 21 9-79 160 Para la extensión originaria de la s ápicoalveolar en época mozárabe, véase Á. Galmés de Fuentes, Las sibilantes en la Romania, Madrid, 1962, pp. 75 ss.