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martes, 22 de diciembre de 2020

Lo corv. Edgar Allan Poe.

Lo corv.

Edgar Allan Poe.

Traducsió de Ramón Guimerá Lorente (Moncho).


Lo corv. Edgar Allan Poe. Traducsió de Ramón Guimerá Lorente, Moncho

Traducsió de una versió trobada a internet
que no té res a vore en la original de Edgaret "The Raven".
Carlos Arturo Torres.


I

Una nit pavorosa, ñirviós
relligía un mamotreto gros
cuan vach creure escoltá
un extrañ soroll, de repén
com si algú tocare suavemén
a la meua porta: «Visita impertinén
es, vach di, y res mes».

II

¡Ah! Men enrecordo mol be; ere al ivern,
impassién yo medía lo tems etern
cansat de buscá
als llibres la calma tranquilisadora
al doló de la morta Leonora
que habite en los ángels ara
¡pera sempre mes!

III

Vach sentí los cruixits y l´elástic
rosá de les cortines, un fantástic
terror, com may sentit había
y vach volé aquell soroll explicám,
lo meu espíritu oprimit calmá per fin:
«Un viaché perdut es,
vach di, y res mes».

IV

Ya en mes calma: «Caballé
vach cridá, o dama, suplicátos vull
tos servigáu excusá
pero la meua atensió no estabe ben desperta
y va sé la vostra cridada tan inserta...»
Vach obrí allabonses de gom a gom la porta:
oscurina, y res mes.

V

Miro al no res, exploro la tiniebla
y séntigo entonses que la meua mén
se ompli de idees com cap atre mortal
les va tindre abáns,
y escolto en oíts anhelans
«Leonora » unes veus sussurrans
murmurá, y res mes.

VI

Torno a la meua estansia en temó
y torno a escoltá mes fort fotre cops;
«algo, me dic, toque a la finestra,
compendre vull la siñal arcana
y calmá esta angustia sobrehumana»:
¡lo ven, y res mes!

VII

La finestra vach obrí: revolán
vach vore entonses un corv aleteján
com un muixó de un atra edat;
sense mes seremonia va entrá a la sala
en gesto siñorial y negres ales
y damún de un busto, al dintel de Palas,
se va posá, y res mes.

VIII

Miro al muixó negre, sonrién
dabán del seu grave y serio continén
y li escomenso a parlá,
no sense intensió irónica:
«Oh corv, oh venerable ave anacrónica,
¿quín es lo teu nom a la regió plutónica?»
Va di lo corv: «May mes».

IX

En este cas tan raro
me vach extraña de escoltá tan cla
tal nom pronunsiá
y ting que confessá que me vach assustá
pos dingú, crec, va tindre lo gust
de un corv vore, posat damún de un busto
en tal nom: «May mes».

X

Com si haguera volcat l´alma,
va callá lo muixó y ni un momén
les plomes va sorollá,
«datres de mí han fugit y yo me crec
que ell sen anirá demá sense tardá
com ya m´ha abandonat la esperansa»;
va di lo corv: «¡May mes! »

XI

Una resposta al escoltá directa
me vach di, no sense inquietut secreta,
«Es aixó y res mes.
Tot lo que va adependre de un amo desgrassiat,
al que tossut ha perseguit la fortuna
y sol este estribillo ha conservat
¡eixe may mes, may mes!»

XII

Vach girá l´assiento hasta quedám enfrente
de la porta, del busto y del vidén corv
y entonses ya, reclinat a la blana cadira
en somnis fantastics me afonaba,
pensán sempre en qué volíe di
aquell may mes, may mes.

XIII

Mol tems me vach quedá aixina ensomián,
y aquell extrañ muixó
sense pará mirán;
ocupabe lo diván
de vellut, aon juns mos assentabem
y en lo meu dol, pensaba que Ella,
may mes ocuparíe esta habitassió.

XIV

Entonses me va pareixe l´aire denso
com una auló de sucarrat incienso
de un invissible altá;
y escolto veus repetí:
«Olvida a Leonor, béute lo nepenthes
beu l´olvido a les seues fons»;
va di lo corv: «¡May mes! »

XV

«Profeta, vach di, augur de atres edats
que van aventá les negres tempestats
aquí peral meu mal,
huésped de esta morada de tristesa,
dísme, oscur engendre de la nit de paó,
si una mel ñaurá per a la meua amargó»:
va di lo corv: «¡May mes!»

XVI

«Profeta, vach di, o dimoni, tú, corv,
per Deu, per mí, per la meua gran doló,
per lo teu poder fatal
dísme si alguna vegada a Leonora
tornaré a vore a la eternal aurora
aon está felís en los querubins»;
va di lo corv: «¡May mes! »

XVII

«Que sigue esta paraula la radera,
torna a la plutónica rivera»,
vach cridá: «¡No tornos mes,
no dixos ni potades, ni una ploma
y lo meu espíritu, rodejat de densa broma
libera del pes que té!»
Va di lo corv: «¡May mes! »

XVIII

Y lo corv parat, fúnebre y adusto
seguix sempre de Palas posat al busto
y en la llum del meu cresol,
proyecte una taca umbría a la alfombra
y la seua mirada de demoni assombre...
¡Ay! ¿La meua alma en dol
de la seua sombra se podrá apartá?
¡May mes!

https://narrativabreve.com/2017/02/el-cuervo-allan-poe-en-estado-puro.html

Aquí os ofrezco la traducción de Julio Cortázar y, tras esta, la versión original (The Raven).

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

//


Once upon a midnight dreary, while I pondered weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore,
While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
`’Tis some visitor,’ I muttered, `tapping at my chamber door –
Only this, and nothing more.’

Ah, distinctly I remember it was in the bleak December,
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow; – vainly I had sought to borrow
From my books surcease of sorrow – sorrow for the lost Lenore –
For the rare and radiant maiden whom the angels named Lenore –
Nameless here for evermore.

And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me – filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating
`’Tis some visitor entreating entrance at my chamber door –
Some late visitor entreating entrance at my chamber door; –
This it is, and nothing more,’

Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
`Sir,’ said I, `or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,
That I scarce was sure I heard you’ – here I opened wide the door; –
Darkness there, and nothing more.

Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortal ever dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the darkness gave no token,
And the only word there spoken was the whispered word, `Lenore!’
This I whispered, and an echo murmured back the word, `Lenore!’
Merely this and nothing more.

Back into the chamber turning, all my soul within me burning,
Soon again I heard a tapping somewhat louder than before.
`Surely,’ said I, `surely that is something at my window lattice;
Let me see then, what thereat is, and this mystery explore –
Let my heart be still a moment and this mystery explore; –
‘Tis the wind and nothing more!’

Open here I flung the shutter, when, with many a flirt and flutter,
In there stepped a stately raven of the saintly days of yore.
Not the least obeisance made he; not a minute stopped or stayed he;
But, with mien of lord or lady, perched above my chamber door –
Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door –
Perched, and sat, and nothing more.

Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore,
`Though thy crest be shorn and shaven, thou,’ I said, `art sure no craven.
Ghastly grim and ancient raven wandering from the nightly shore –
Tell me what thy lordly name is on the Night’s Plutonian shore!’
Quoth the raven, `Nevermore.’

Much I marvelled this ungainly fowl to hear discourse so plainly,
Though its answer little meaning – little relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living human being
Ever yet was blessed with seeing bird above his chamber door –
Bird or beast above the sculptured bust above his chamber door,
With such name as `Nevermore.’

But the raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only,
That one word, as if his soul in that one word he did outpour.
Nothing further then he uttered – not a feather then he fluttered –
Till I scarcely more than muttered `Other friends have flown before –
On the morrow he will leave me, as my hopes have flown before.’
Then the bird said, `Nevermore.’

Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken,
`Doubtless,’ said I, `what it utters is its only stock and store,
Caught from some unhappy master whom unmerciful disaster
Followed fast and followed faster till his songs one burden bore –
Till the dirges of his hope that melancholy burden bore
Of “Never-nevermore.”‘

But the raven still beguiling all my sad soul into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird and bust and door;
Then, upon the velvet sinking, I betook myself to linking
Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore –
What this grim, ungainly, ghastly, gaunt, and ominous bird of yore
Meant in croaking `Nevermore.’

This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing
To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom’s core;
This and more I sat divining, with my head at ease reclining
On the cushion’s velvet lining that the lamp-light gloated o’er,
But whose velvet violet lining with the lamp-light gloating o’er,
She shall press, ah, nevermore!

Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer
Swung by Seraphim whose foot-falls tinkled on the tufted floor.
`Wretch,’ I cried, `thy God hath lent thee – by these angels he has sent thee
Respite – respite and nepenthe from thy memories of Lenore!
Quaff, oh quaff this kind nepenthe, and forget this lost Lenore!’
Quoth the raven, `Nevermore.’

`Prophet!’ said I, `thing of evil! – prophet still, if bird or devil! –
Whether tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore,
Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted –
On this home by horror haunted – tell me truly, I implore –
Is there – is there balm in Gilead? – tell me – tell me, I implore!’
Quoth the raven, `Nevermore.’

`Prophet!’ said I, `thing of evil! – prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above us – by that God we both adore –
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels named Lenore –
Clasp a rare and radiant maiden, whom the angels named Lenore?’
Quoth the raven, `Nevermore.’

`Be that word our sign of parting, bird or fiend!’ I shrieked upstarting –
`Get thee back into the tempest and the Night’s Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken!
Leave my loneliness unbroken! – quit the bust above my door!
Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!’
Quoth the raven, `Nevermore.’

And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon’s that is dreaming,
And the lamp-light o’er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted – nevermore!

sábado, 20 de junio de 2020

JORNADA QUINTA. NOVELA SÉPTIMA.

JORNADA QUINTA. NOVELA SÉPTIMA. 

Teodoro, enamorat de Violante, filla de micer Amerigo, lo seu siñó, la dixe preñada y es condenat a la forca, y mentres lo porten allí afuetánlo, es reconegut per son pare, ficat en libertat, y pren per dona a Violante (Yolanda).

Les siñores, que tremolaben pendéns de sentí si los dos amáns se sucarráen, sentín que se habíen salvat, se van alegrá mol, donán grássies a Deu. La reina, habén escoltat lo final, a Laureta li va doná lo encárrec de contá la siguién história, y ella va escomensá aixina:
Hermossíssimes dames, al tems del bon rey Guiglielmo de Sicilia ñabíe a la isla un gentilhome que se díe micer Amerigo Abate de Trápani, que, entre tots los demés bens temporals que teníe, estabe ben carregat de fills. Com teníe nessessidat de criats, y com veníen moltes galeres de los corsaris genovesos de Lleván, que pirateján y costeján Armenia a mols sagals habíen capturat, de estos, pensánse que eren de Turquía, ne va comprá uns cuáns, entre los que, encara que tots los demés paregueren pastorets, ne ñabíe un de mol bona pinta, de nom Teodoro. Este, com va aná creixén, encara que fore tratat com lo criat que ere, se va criá en los fills de micer Amerigo. Va adependre a sé cortés y de bones maneres, hasta tal pun que tan li va agradá a micer Amerigo que lo va fé libre; y com creíe que ere turco, lo va fé batejá y lo va cridá Pietro, y lo va fé administradó dels seus assuntos, confián mol en ell. Como los atres fills de micer Amerigo, igual va creixe una filla seua de nom Violante, hermosa y delicada jove; passán lo tems sense que lo pare la casáre, se va enamorá de Pietro, y volénlo y tenín en gran estima les seues maneres y les seues obres, teníe vergoña de dílay. Pero Amor li va traure este treball, perque, habénla Pietro mirat moltes vegades cautelosamén, tan se habíe encariñat de ella que no estáe be cuan no la veíe; pero mol se temíe que de aixó algú sen acatare, pareixénli que no fée be en alló; de lo que la jove, que de bona gana lo mirabe, sen va doná cuenta, y per a donáli mes seguridat, contentíssima com estabe, se li mostrabe. Y en aixó van está un tems, sense atrevís a dis la un al atre res, encara que mol los dos u dessichaben. Pero mentres los dos se enseníen en les amoroses flames, la fortuna, com si haguere dessidit que volíe que alló passare, va trobá lo modo de gitá (expulsá, arrojá) de ells la temó que los aguantáe. Teníe micer Amerigo, aproximadamén a una milla de Trápani, un puesto seu mol majo al que la seua dona en la filla y en atres dones y siñores acostumbraben a aná assobín per a distráures; aon, habén anat un día que fée molta caló, y habén portat en ells a Pietro y habénse quedat allí, va passá (com a vegades veém que passe al estiu) que de repén se va tapá lo sel en núgols de tronada, per lo que la Siñora en la seua compañía, per a que la possible pedregada no los enchampare allí, van arreá cap a Trápani; y camináen lo mes depressa que podíen. Pero Pietro, que ere jove com la mossa, se van aná adelantán bastán al caminá de la mare, y de los atres compañs, potsé no tan espentats per l´amor que per la temó al tems; y habén ya avansat bastán, en relassió a la Siñora y als atres, que apenes se veíen, va passá que después de mols trons, un codoléo mol gran y espés va escomensá a caurer, del que la Siñora y la seua compañía se van escapá embutínse a escape a casa de un llauradó. Pietro y la jove, que no van trobá datre refugi, van entrá a una iglesia antiga y casi assolada, a la que no ñabíe dingú, y los dos, daball de una mica de teulada que encara quedabe, se van arrepetá; y los va obligá la nessessidat de la teuladeta a arrimás la un al atre. Este tocamén va los va tranquilisá una mica los ánims, y va despertá lo dessich del amor. Y primé va escomensá Pietro a di:
- ¡Vullguere Deu que may, están com estic, parare esta pedregada!
Y la jove va di:
- ¡Mol me agradaríe!
Y de estes paraules van vindre a agarrás les mans y a apretás, y de aixó a abrassás y después a besás, mentres caíe un granís com a ous de gualla o codorniu; y (per a no tíndre yo que contá tots los detalls) lo tems no va escampá abáns de que ells conegueren los deleites del amor.
Cuan va passá lo mal tems, y al entrá a la siudat, que estabe prop, esperán a la Siñora, van torná en ella a casa. Allí, algunes vegades, en mol discret orden y cuidadet, en gran felissidat se van ajuntá; y va aná abán la cosa, tan que la jove se va quedá embarassada, lo que mol los va desagradá als dos, per lo que ella va tíndre que empleá moltes artes per a pugué luchá contra lo curs de la naturalesa, pero no va pugué conseguíu. Per lo que Pietro, temén per la seua vida, dessidit a fugí, lay va di, y ella li va contestá:
- Si ten vas, me mataré sense falta.
A lo que Pietro, que mol la volíe, va di:
- ¿Cóm vols, Siñora meua, que me queda aquí? La teua pancha descubrirá la nostra culpa, a ti te sirá perdonada fássilmen, pero yo, pobret que soc, siré qui la teua culpa y la meua tindrá que patí la pena. A lo que la jove va di:
- Pietro, lo meu pecat be se sabrá, pero pots está segú de que lo teu, si no u contes, no se sabrá may. Pietro entonses va di:
- Ya que mu prometixes, me quedaré; pero pensa en cumplíu. La jove, que tan com va pugué va aná amagán lo seu estat, veén per lo aumén de lo seu cos que mes no podíe amagás, en mols plos un día lay va manifestá a sa mare, rogánli que la salvare. La Siñora, mol apenada, li va di de tot y va fé despenjás mols ángels del sel, y va voldre sabé cóm habíe sigut la cosa. La jove, per a que a Pietro no se li faiguere cap mal, se va inventá una fábula, embolicán la verdat en mentires. La Siñora la va creure, y per a amagá la falta de la filla, la va enviá a una possesió seua. Allí, arribat lo tems de criá, va escomensá a cridá la jove com un home cuan té fiebre, sense que la mare se puguere imaginá que estaríe allí micer Amerigo, que casi may acostumáe a víndre. Va passá que, tornán ell de cassá y passán prop de la alcoba aon la seua filla cridabe, espantánse, va entrá cap a dins y va preguntá qué ere alló. La Siñora, veén arribá al home, eixecánse assustada, li va contá lo que li habíe passat a la seua filla; pero ell, menos cregut que la seua dona, va di que no podíe sé verdat que no sapiguere de quí estabe preñada, y per naixó u va volé sabé, y si lay díe podríe recuperá lo seu perdó; si no u fáie, ya podíe pensá en morí sense cap piedat. La Siñora se les va ingeniá tan com va pugué en contentá al home en lo que ella li habíe dit, pero no va funsioná; ell, que habíe perdut l´oremus de tanta rabia, en la espasa desenfundada a la ma, va corre cap a la seua filla, que, mentres sa mare entreteníe al pare en paraules, habíe parit un fill mascle, y va di:
- O manifestes de quí se va engendrá este sagalet o morirás aquí mateix. La jove, temén la mort, va trencá la promesa que li habíe fer a Pietro, y lo que entre ella y ell habíe passat li va manifestá. Sentínu lo caballé y mol enfadat, per los pels que no la mate, pero después de alló que li dictabe la ira, va puchá a caball y sen va aná cap a Trápani, y a un micer Currado que en nom del rey ere capitá allí, li va contá la ofensa que li habíe fet Pietro. En seguida, sense sospechá ell res, lo va fé péndre, lo van torturá, y tot lo fet va confessá. Después de uns díes va sé condenat per lo capitá a la pena de sé afuetát per tota la siudat, y después penjat. Per a que a un mateix tems se emportare de la terra als dos amáns y a son fill, micer Amerigo, a qui no li valíe en portá a Pietro a la mort, va abocá veneno a una tassa de vi, y lay va doná a un criat seu, en un gaviñet, y li va di:
- Ves en estes dos coses a Violante y disli de la meua part que prengue la que vullgue de estes dos morts, o lo veneno o lo ferro, y que u faigue sense tardá; si no, disli que yo, a la vista de tots los siudadáns que ñan aquí, la faré cremá com su mereix; y fet aixó, agarrarás al fill parit per nella fa pocs díes y, esclafánli lo cap contra la paret, lo aventarás per a minjá dels gossos de cassa. Donada per lo cruel pare esta senténsia contra la seua filla y lo seu net, lo criat, mes al mal que al be disposat, sen va aná. Pietro, condenat, va sé per los guardies portat a la forca a cop de fuét. Va passá per dabán de un albergue aon ñabíen tres hómens nobles de Armenia, enviats per lo rey de Armenia a Roma com embajadós a tratá en lo Papa de grandíssimes coses per a una expedissió que se teníe que fé; van desmontá allí per a refrescás y descansá uns díes, y habíen sigut mol honrats per los hómens nobles de Trápani y espessialmén per micer Amerigo. Éstos, sentín passá als que portáen a Pietro, se van assomá a una finestra a guaitá. Anabe Pietro de la sintura amún despullat y en les mans gigades a detrás, y miránlo un dels tres embajadós, que ere home vell y de gran autoridat, de nom Fineo, li va vore al pit una gran taca roija, no teñida, sino naturalmén fixada a la pell, pareguda a les que les dones de aquí diuen «roses»; vista esta marca, de repén li va víndre a la memória un fill seu, que fée ya quinse añs que habíe sigut robat per los corsaris, a la costa de Layazo, y no habíe pogut tíndre notíssies de ell.
Considerán la edat del infelís que passaé afuetát, va pensá que, si estiguere viu son fill, tindríe que sé de la edat de aquell, y va pensá que si fore aquell encara sen enrecordaríe del seu nom, y del de son pare, y de la llengua armenia; per lo que, cuan lo va tíndre prop, lo va cridá: - ¡Teodoro!
Sentín aixó Pietro, rápidamen va alsá lo cap, y Fineo, parlán en armenio, li va di:
- ¿De aón eres y fill de quí?
Los soldats que lo portáen, per respecte al valerós home, se van aturá, de manera que Pietro va contestá:
- Vach sé de Armenia, fill de un home que se díe Fineo, y me van portá aquí de sagalet no sé quina gen.
Sentín aixó Fineo, mol sert va reconeixe al fill que habíe perdut; per lo que, plorán, en los seus compañs va baixá, y entre tots los soldats va corre a abrassál, y li va ficá damún un manto de mol rica tela que portabe, y li va rogá an aquell que lo portabe cap al penjadó que se esperare allí hasta que li arribare un atra orden. Aquell va contestá que la esperaría de bon grado. Fineo habíe sabut la raó per la que ere conduít a la mort, per lo que rápidamen en los seus compañs y en los seus criats sen va aná a vore a micer Currado y li va di aixina:
- Micer, aquell a qui enviéu a morí com a criat es home libre y fill meu, y pendrá per dona a la que se diu que li ha tret la seua virginidat; aplasséu la mort hasta que pugue sabés si ella lo vol per home, per a que contra la ley, si ella lo vol, no trobéu que hau obrat.
Micer Currado, sentín que aquell ere fill de Fineo, se va maravillá, y avergoñínse una mica de la culpa de la fortuna, confesán que ere verdat lo que díe Fineo, rápidamen lo va fé torná a casa, va maná a buscá a micer Amerigo, y li va contá aquelles coses.
Micer Amerigo, que ya creíe que la filla y lo net estaben morts, se va dóldre mes que cap home al món per lo que habíe fet, veén que si no estiguere morta se podíen mol be arreglá totes estes coses, aixina que va enviá a escape allí aon la seua filla estabe per a que si no se habíe cumplit la seua orden no se cumpliguere. Se van trobá al criat enviat per micer Amerigo que, habénli ficat dabán lo veneno y lo gaviñet, com ella no se dessidíe, la insultabe y volíe forsála a agarrán un, pero oít lo manamén del seu siñó, dixánla, sen va entorná cap an ell y li va di cóm estabe lo assunto. De lo que, contén micer Amerigo, anán allí aon estabe Fineo, plorán, com milló va sapigué se va excusá de lo que habíe passat y li va demaná perdó, afirmán que ell, si Teodoro volíe a la seua filla per dona, estaríe mol contén de donálay.
Fineo va ressibí de bona gana les excuses, y va contestá:
- Enteng que lo meu fill prengue a la vostra filla; y si no vullguere, que se cumplixque la senténsia donada contra nell. Están, pos, Fineo y micer Amerigo de acuerdo, allí aon Teodoro estabe, encara tremolán per la mort tan justeta, pero mol alegre (com la Violante o Yolanda de Valchunquera), per habé trobat a son pare, li van preguntá la seua voluntat sobre açó. Teodoro, sentín que Violante, si vullguere, siríe la seua dona, tanta va sé la seua alegría que del infern li va pareixe saltá al paraísso; y va di que aixó siríe una grandíssima grássia si a ells los veníe be. Se va enviá, pos, a la jove a preguntáli lo seu pareixe, y ella, sentín lo que li habíe passat Teodoro y encara li podíe passá, va contestá que res milló li podíe ocurrí que sé la dona de Teodoro, pero que sempre faríe lo que son pare li manare. Aixina, pos, en concordia, fen casás a la jove, se va fé una festa grandíssima en mol plaé de tots los siudadáns. La jove, consolánse y fen assormá al seu fillet, después de no mol tems va torná a sé encara mes guapa que antes. Y a Fineo lo va tíndre com a un pare; y ell, mol contén de tan hermosa nora, en grandíssima festa y alegría va fé selebrá les bodes, com a filla la va ressibí y la va tíndre después; y al cap de uns díes, a son fill y an ella y al seu netet, puján a una galera o galea, en ell sels va emportá a Layazo, aon van viure los dos amáns en mol descáns y plaé tan com la vida los va durá.

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miércoles, 4 de marzo de 2020

Lo Decamerón, JORNADA QUINTA. NOVELA CUARTA.

JORNADA QUINTA. NOVELA CUARTA.

Ricciardo Manardi es enchampat per micer Lizio de Valbona en la seua filla, en la que se case, y aixina quede en pas en son pare.

Al callá Elisa, les seues compañes van fé moltes alabanses de la seua historia. Va maná la reina a Filostrato que parlare ell, que va escomensá dién:
hay sigut emprés tantes vegades per tantes de vatres perque tos vach imposá un assunto de narrassions cruels y que féen plorá, que me pareix que estic obligat a contá alguna cosa per a que ton pugáu enriure una mica; y per naixó, de un amor que no va tindre mes pena que algúns suspiros y una miqueta de temó mesclada en vergoña, y va arribá a bon port, tos contaré una historieta mol curta.

No ha passat mol tems desde que va ñabé a la Romania un caballé mol bo y cortés que se díe micer Lizio de Valbona, a qui, casi agüelo ya, li va naixe una filla de la seua dona que se díe doña Giacomina. Esta filla, mes que les demés de la comarca, al creixe se va fé mol guapa; y com ere la radera que los quedabe al pare y a la mare la volíen mol y la vigilaben en mol cuidado, esperán consertali un gran matrimoni.

Frecuentabe mol la casa de micer Lizio y mol se entreteníe en ell un jove pincho y guapo, que ere de los Manardi de Brettinoro, de nom Ricciardo, del que confiaben micer Lizio y la seua dona tan com si haguere sigut fill seu. Este, una vegada y un atra, habén vist a la jove majíssima y pita y de bones maneres y costums, y ya en edat de pendre home, de ella en ardó se va enamorá, y en gran cuidado teníe ben amagat lo seu amor. La jove sen va acatá, y tamé va escomensá a vóldrel an ell, de lo que Ricciardo estáe mol contén.
Y habén moltes vegades tingut dessichos de díli algunes paraules, y habén callat per temó, sin embargo una vegada, buscán la ocasió y valentía, li va di:
- Caterina, te rogo que no me faigues morí de amor.
La jove va contestá enseguida:
- ¡Vullguere Deu que me faigueres tú morí a mí!
Esta resposta mol plaé y valor li va doná a Ricciardo, y li va di:
- Per mí no quedará res per fé que te agrado, pero a tú te correspón trobá la manera de salvá la teua vida y la meua.
La jove entonses va di:
- Ricciardo, veus lo vigilada que estic, y per naixó no sé cóm podríes vindre a mí; pero si tú veus algo que puga fé sense que me deshonra, dísmu, y yo u faré. Ricciardo, habén pensat moltes coses, de repén va di:
- Dolsa Caterina meua, no vech datre camí per a arribá a tú mes que este: Has de aná a la galería que está a la vora del jardí de ton pare. Si yo sé que tú hi estarás, per la nit me les arreglaré per a arribáy, per mol alta que estigue.
Y Caterina li va contestá:
- Si te demane lo cor vindre allí crec que podré arreglámeles per a dormí allí. Y dit aixó, una sola vegada se van besá amagatóns, y se van separá.
En son demá, están ya prop lo final de mach, la jove va escomensá dabán de la mare a queixás de que la nit passada, per massa caló, no habíe pogut dormí be.
- Va di la mare:
- Filla, pero ¿quina calorina dius? Anit no va fé gens de caló.
Y Caterina li va di:
- Mare, hauríe de di «a mí me va pareixe» y potsé diríeu be, pero hau de pensá que les dones joves són mes fogoses que les dones mes grans.
La Siñora va di entonses:
- Filla, es verdat, pero yo no puc fé la caló o lo fret al meu gust, com tú pareix que voldríes; lo tems ña que patíl com lo donen les estassions; potsé esta nit faigue mes fresqueta y dórmigues milló.
- Vullgue Deu - va di Caterina- , pero no sol passá, que anán cap al estiu, les nits vaiguen refrescanse.
- Pos - va di la Siñora- , ¿qué li farem?
Va contestá Caterina:

JORNADA QUINTA. NOVELA CUARTA. Decamerón, chapurriau, jilguero, cardelina, cagarnera, carduelis

- Si lo pare y vosté volen, yo manaría fé un llitet per a la galería que está a la vora de la seua alcoba, damún del chardí, y dormiría allí sentín cantá les cagarneres; y tenín un puesto mes fresquet, descansaría mol milló que a la alcoba.
La mare entonses va di:
- Filla, cálmat, lay diré a ton pare, y si ell vol aixina u farem.
Sentín micer Lizio a la seua dona, com ya ere agüelo y algo malhumorat, va di:
- ¿Quína cagarnera es eixa en la que vol adormís? La hauré de fé dormí en lo refregá de les chicharres.
Sabén aixó Caterina, mes per enfurruñada que per caló, no va dormí, y tampoc va dixá dormí a sa mare, queixanse seguit de la calorina, aixina que la mare va aná pel matí a parlá en micer Lizio y li va di:
- Micer, vos que voléu mol an esta jove; ¿quín mal tos pot fé que dórmigue an eixa galería? En tota la nit no ha pegat l´ull per la calina, y ademés, ¿tos assombréu de que li agrado lo can de la cagarnera sén com es una criatura? A los jovens los agraden les coses que se assemellen an ells.
Micer Lizio, al sentí aixó, va di:
- Vale, ¡que li faiguen un llitet per a que cápigue allí, y que dórmigue allí, y que séntigue cantá a les cardelines hasta que sen farto!
La jove, enterada de aixó, va fé prepará allí un llit; y com habíe de dormí allí la nit siguién, va esperá hasta que va vore a Ricciardo y li va fé una siñal convinguda entre ells, per la que va entendre lo que teníe que fé.
Micer Lizio, sentín que la jove se gitáe, va tancá una porta que donáe de la alcoba a la galería, y sen va aná a dormí. Ricciardo, cuan per tot arreu va sentí les coses tranquiles, ajudanse de una escala va pujá al muro, y después se va agarrá als eixidós de un atre muro. En molta faena (y perill si haguere caigut), va arribá a la galería, aon en silensio y gran goch va sé ressibit per la jove; y después de mol besás se van gitá juns y durán tota la nit van chalá, fen cantá moltes vegades a la cagarnera. Y sén les nits curtes y lo plaé gran, y ya arribán lo día (en lo que no pensaben), calentats tan per lo bon tems com per lo jugá, sense res damún se van quedá adormits com a socs. Caterina teníe abrassat a Ricciardo, en lo bras dret daball del seu coll y agarránlo en la ma esquerra de eixa cosa que vatres mol tos avergoñiu de nombrá cuan estéu entre homens. Y dormín de esta manera, sense despertás, va arribá lo día y se va eixecá micer Lizio; y enrecordansen de que la seua filla dormíe a la galería, va obrí la porteta sense fé soroll y se va di an ell mateix:
- Vach a vore cóm ha fet dormí la cagarnera esta nit a Caterina. Y eixín de la alcoba a poquetet, va eixecá la borrassa en la que se cubríe lo llit, y se va trobá a Ricciardo y an ella despullats y destapats dormín de la manera a dal dita. Va coneixe be a Ricciardo, en silensio sen va aná de allí cap a la alcoba de la seua dona y la va despertá dién:
- Venga, dona, rápit, eixécat, vine a vore com la teua filla, que estabe tan dessichosa de la cagarnera, tan la ha encorregut que la ha pessigat y la té a la ma.
Va di la Siñora:
- ¿Cóm pot sé aixó?
Va di micer Lizio:
- U vorás si vens a escape.
La Siñora, donanse pressa a vestís, en silensio va seguí a micer Lizio, y arribán los dos juns al llit y eixecada la borrassa claramen va pugué vore doña Giacomina cóm la seua filla habíe agarrat y apretabe la cardelina que tan dessichabe sentí cantá. Per lo que la Siñora, sentinse mol engañada per Ricciardo, va voldre cridali y díli grans insults, pero micer Francisco li va di:
- Dona, aguántat, no li digues res, perque en verdat, ya que la ha enchampada, seua sirá. Ricciardo es un jove noble y ric; no pot donamos mes que un bon linache; si vol separás de mí en bons modos tindrá que casás primé en ella, aixina se trobará que ha embutit la carderola a la gabia.
Per lo que la Siñora, consolada, veén que lo seu home no estabe enfadat per neste assunto, y considerán que la seua filla habíe passat una bona nit y habíe descansat be y habíe agarrat la cagarnera, va callá. Y poques paraules se van di después de éstes, hasta que Ricciardo se va despertá; y veén que ya ere de día cla se va tindre per mort, y va despertá a Caterina dién:
- ¡Ay de mí, alma meua! ¿Qué farem ara que ha vingut lo día y me ha pessigat aquí?
An estes paraules, micer Lizio, eixín de la alcoba y alsán la borrassa va contestá:
- Farem lo que pugam.
Cuan Ricciardo lo va vore, li va pareixe que li arrencáen lo cor del pit; y alsanse al llit va di:
- Siñó meu, tos demano mersé per Deu, sé que com home desleal y roín mereixco la mort, y per naixó féu de mí lo que vullgáu, pero tos rogo, si pot sé, que tingáu piedat de la meua vida y no me matéu.
Micer Lizio li va di:
- Ricciardo, aixó no su mereixíe l´amor que te tenía y la confiansa que ficaba en tú; pero ya que ha passat aixina, y que a tan gran falta te ha portat la juventut, per a salvát de la mort y a mí de la deshonra, antes de móuret pren a Caterina per la teua legítima dona, per a que, aixina com esta nit ha sigut teua, u sigue mentres vixque; y de esta guisa podrás conseguí lo meu perdó y la seua salvassió. Si no vols fé aixó, encomana a Deu la teua ánima.
Mentres estes paraules se díen, Caterina va soltá la cagarnera, y despertanse, va escomensá a plorá mol y a demanali a son pare que perdonare a Ricciardo; y li rogabe a Ricciardo que faiguere lo que micer Lizio volíe, per a que en tranquilidat y mol tems pugueren passá juns nits com aquella. Pero no van fé falta mols rogs, perque, per una part, la vergoña de la falta cometuda y lo dessich de arreglala y, per atra, la temó a morí y lo dessich de salvás, y ademés de aixó l´amor y les ganes de tindre a la dona volguda, de bona gana y sense tardá li van fé di que estabe disposat a fé lo que li habíe dit micer Lizio; per lo que demananli micer Lizio a la Siñora Giacomina un dels seus anells, allí mateix, sense moures, dabán dels pares de ella, Ricciardo va pendre per dona a Caterina.
Fet aixó, micer Lizio y la seua dona sen van aná, dién:
- Ara descanséu, que potsé u nessessitéu mes que eixecatos. Y una vegada sen habíen anat, los joves se van abrassá la un al atre, y no habén caminat mes que sis milles per la nit, ne van caminá unes atres dos antes de eixecás, y van acabá la seua primera jornada. Después Ricciardo va tindre una ordenada conversa en micer Lizio, y pocs díes después, com conveníe, en presensia dels seus amics y de los parens, va torná a desposá a la jove y en gran festa se la va emportá a casa seua, y se van selebrá unes honrades y hermoses bodes, y aixina en ell durán mol tems en pas y tranquilidat, tan cuan va volé va cassá la cardina, tan de día com de nit.

jornada-quinta-novela-sexta

/ Nota: Lo muixó original es lo rusignuolo, Ruiseñorrossignolrossinyol. 
La cardelina, cagarnera, es lo jilguero en castellá.

Che rusignuolo è questo a che ella vuol dormire? Io la farò ancora addormentare al canto delle cicale.


Che rusignuolo è questo a che ella vuol dormire? Io la farò ancora addormentare al canto delle cicale.

lunes, 17 de septiembre de 2018

PRIMERA JORNADA. NOVELA PRIMERA

Lo siñó Cepparello engañe a un san flare en una falsa confessió y mor después, y habén sigut un home mol roín en vida, es reputat per san y de nom San Ciapelletto.

Convé, mol volgudes Siñores, que tot lo que lo home fa u escomenso en nom de aquell que va sé de tots creadó; per lo que, tenín yo que doná escomensamén al nostre novelá, enteng escomensá en un dels seus maravillosos fets per a que, sentínlo, la nostra esperansa en ell com en cosa inmutable se afirmo, y sempre sigue per natros alabat lo seu nom. Manifesta cosa es que, com les coses temporals són totes transitóries y mortals, están plenes de doló, de angustia y de molestia; los que vivím mesclats en elles y som part de elles, no les podém ressistí ni féls frente, si la espessial grássia de Déu no mos preste forsa y prudénsia, que no es de creure que baixo per cap mérit nostre, mes que moguda per la seua propia benignidat y per les plegáries de aquells que, com u som natros, van sé mortals y, habén seguit be los seus gustos mentres van tindre vida, ara se han transformat en eternos y benaventurats. Natros mateixos, ben informats per la experiénsia de la nostra fragilidat, y potsé no atrevínmos a mostrá les nostres plegáries a la vista de tan gran juez, roguém per les coses que creém oportunes. Y ell, ple de piadosa liberalidat cap a natros, siñalém que, no podén la agudesa de los ulls mortals traspassá de cap modo lo secreto de la divina men, a vegades passe que, engañats per la opinió, fem procuratresdabán sa majestat a gen que ha sigut aviáda per Ella al etern exili. Aquell a qui cap cosa se li pot amagá, com si fore benaventurat dabán dels seus ulls, no pot dixá de escoltá a qui li rogue. Lo que apareixerá a la novela que contaré, no es lo juissi de Déu mes que lo dels homes.

Se diu, pos, que habénse convertit Musciatto Franzesi de riquíssim y gran mercadé a Fransa en caballé, y tenín que vindre a Toscana en micer Carlos Senseterra, germá del rey de Fransa, que va sé cridat per lo papa Bonifacio, donánse cuenta de que los seus negossis estaben, com moltes vegades u están los de los mercadés, mol enredats aquí y allá, y que no se podíen fássilmen ni de repén desenredá (desintrincá), va pensá transferíls a varies persones, y per a tots va trobá cóm; li va quedá la duda de a quí dixá per a rescatá los crédits fets a uns cuans borgoñóns. Y la raó de la duda ere sabé que los borgoñóns són pleitejáns y de roína condissió y desleals, y an ell no li veníe al cap quí podríe ñabé tan malvat per a fé frente a la seua perversidat. Y después de pensá mol tems en este assunto, li va vindre a la memória lo siñó Cepparello de Prato, que moltes vegades se hospedabe a la seua casa de París, baixet pero mol pincho y arreglat, no sabén los fransesos qué volíe di Cepparello, y creén que volíe di capelo, es di, guirnalda, com al seu romance, perque ere minut com diém, no Chapelo, sino Ciappelletto lo cridaben: y com Ciappelletto ere conegut a tot arreu, mol pocs com Cepparello lo coneixíen. Ere este Ciappelletto notari, y sentíe grandíssima vergoña si algún de los seus instruméns (encara que ne eren pocs) no fore fals; de los que ne haguere fet tans com li hagueren demanat gratuitamen, y en milló gana que algún de un atra classe mol ben pagat. Declarabe en fals mol a gust, tan si se li demanabe com si no; y donánse en aquells tems a Fransa grandíssima fe als juraméns, no preocupánse per jurá en fals, guañabe malvadamen tantes causses, encara que li demanaren que jurare di la verdat per la seua fe. Teníe un atra classe de plaés (y mol se empeñabe en alló) en provocá entre amics y paréns y consevol atre, mals y enemistats y escándols, de los que contra mes mals veíe que seguíen, mes alegría sentíe. Si sel invitabe an algún assessinato o a consevol atre acto criminal, sense negás may, de bona gana hi anabe y moltes vegades se va trobá a gust ferín y matán homes en les propies mans. Gran blasfemadó ere contra Déu y los sans, y per consevol atra coseta, perque ere rabiós com cap atre. A la iglesia no hi anabe may, y mol menos a missa, y a tots los sacraméns com a cosa vil ofeníe en palabrotes y cagánse en ells; y per lo contrari les tabernes y los atres puestos deshonestos visitabe de bona gana y los frecuentabe. A les dones ere tan afissionat com u són los gossos a la gayata, mes que cap atre home flaco se encantae. Hauríe furtat y robat en la mateixa consiénsia en la que resaríe un san. Mol golut y gran bebedó, hasta arribá als repugnáns vómits, tamé ere un solemne jugadó en dados trucats.
Pero ¿per qué me allargo en tantes paraules? Ere lo pijó home, potsé, que may haigue naixcut. Y la seua maldat mol tems la va mantindre lo poder y la autoridat de micer Musciatto, per qui va sé protegit moltes vegades, no sol de les persones privades a qui assobín injuriabe, sino tamé de la justíssia.
Vingut, pos, este siñó Cepparello a la memória de micer Musciatto, que coneixíe mol be la seua vida, va pensá que éste ere lo que nessessitabe contra la maldat de los borgoñóns; per lo que, cridánlo, li va di aixina:
- Siñó Ciappelletto, com sap, estic per retirám del tot de aquí y, tenín entre atres coses que enténdrem en los borgoñóns, homes engañadós, no sé a quí podría dixá mes apropiat que vosté per a rescatá de ells los meus bens; y per naixó, com vosté ara mateix no está fen res, si vol ocupás de aixó li conseguiré lo favor de la corte y li donaré aquella part del que rescato que sigue convenién.
Lo siñó Cepparello, que se veíe desocupat y mal provit de bens y veíe que sen anabe qui lo seu sostén y auxilio habíe sigut durán mol tems, sense pensássu gens y com espentat per la nessessidat se va dessidí, y va di que volíe féu de bona gana. Per lo que, ficats de acuerdo, ressibits per lo siñó Ciappelletto los podérs y les cartes credensials del rey, sen va aná cap a la Borgoña aon casi dingú lo coneixíe: y allí, de modo extrañ a la seua naturalesa, de bones y en tranquilidat va escomensá a rescatá y fé alló a lo que habíe anat, com si se reservare la ira per al final. Y fénu aixina, hospedánse a casa de dos germáns florentíns prestamistes que féen préstamos en ussura y per amor a micer Musciatto lo honraben mol, va passá que se va ficá dolén, en lo que los dos germáns van fé vindre meches y criats per a que lo servigueren en consevol cosa nessessária per a recuperá la salut.
Pero tota ajuda ere en vano perque lo bon home, que ere ya agüelet y habíe viscut desordenadamen, segóns díen los dotós anabe cada día de mal a pijó com qui té un mal roín; los dos germáns mol se dolíen y un día, mol prop de la alcoba a la que lo siñó Ciappelletto estae patín, van escomensá a enraoná entre ells.
- ¿Qué farém en este? - li diebe la un al atre- . Estém per culpa seua en una situassió péssima perque fótrel fora de la casa nostra tan dolén mos portaríe gran deshonra, y siríe un signo manifest de poc juissi. Voríe la gen que primé lo habíem ressibit y después fet serví y ara medicá, sense que haygue fet res que puguere oféndremos, fótrel fora de casa nostra tan de repén, y dolén de mort. Per un atra part, ha sigut un home tan calavera que no voldrá confesás ni ressibí cap sacramén de la iglesia y, com morirá sense confessió, a cap iglesia voldrán ressibí lo seu cos y sirá aviát a les fósses com un gos. Y si per lo contrari se confesse, los seus pecats són tans y tan horribles que no ne ñaurá de pareguts y cap flare o móssen voldrá ni podrá absóldrel; per lo que, sense perdó de Déu, sirá tamé aviát a les fósses com un goz. Y si aixó passe, lo poble de esta terra, tan per lo nostre ofissi, que los pareix poc bo perque tot lo tems passen maldiénlo, com per lo dessich que té de robámos, veénu, se amotinará y cridará: «Estos gossos lombardos als que la iglesia no vol ressibí no se poden aguantá mes», y correrán en busca de les nostres arques y potsé no sol mos róbon los dinés sino que igual mos trauen la vida; per lo que de tota manera estém fututs si éste se mor.
Lo siñó Ciappelletto, que, estabe prop de aon éstos parláben, com teníe encara bon oít, com la mayoría de les vegades los passe als doléns, va sentí lo que estaben dién y los va fé cridá y los va di:
- No vull que tingáu temó per mí ni tinguéu po de ressibí per la meua caussa algún mal; hay sentit lo que hau estat parlán de mí y estic convensut de que passaríe com diéu si aixina com pensáu anáren les coses; pero anirán de un atra manera. Hay fet, vivín, tantes injúries al Siñó Déu que per féni una mes a la hora de la mort poc se portará. Y per naixó, procuréu fé vindre un flare tan san com lo trobéu y dixéume fé, que yo arreglaré los vostres assuntos y los meus de tal manera que resulton be y estigáu conténs.
Los dos germáns, encara que no teníen massa esperanses, no van dixá de aná a un convén de flares y van demaná que algún home san y sabio escoltare la confessió de un lombardo que estabe dolén a casa seua; y los va sé donat un flare agüelo de santa y bona vida, y gran mestre de la escritura y home mol venerable, a qui tots los siudadáns teníen en grandíssima y espessial devosió y estima, y lo van portá en ells. Lo flare, arribat a la cámara aon lo siñó Ciappelletto estabe, y assentánse a la seua vora, va escomensá primé a confortál y li va preguntá después que cuán tems fée que no se habíe confessat. A lo que lo siñó Ciappelletto, que may se habíe confessat, va contestá:
- Pare meu, la meua costum es de confessám totes les semanes al menos una vegada; y bastantes vegades me confesso mes assubín; y la verdat es que, desde que m´hay ficat dolén, que són ya casi vuit díes, no me hay confessat, tan es lo malestá que en la enfermedat hay tingut.
Va di entonses lo flare:

- Fill meu, be has fet, y aixina tens que fé de ara en abán; y vech que si tan assubín te confésses, poca faena tindré de escoltát y preguntát.
Va di lo siñó Ciappelletto:

- Siñó retó, no diguéu aixó; yo no me hay confessat may tantes vegades ni en tanta frecuénsia que no vullguera fé sempre confessió general de tots los pecats que puguera recordá desde lo día en que vach náixe hasta lo que me hayga confessat; y per naixó tos rogo, bon pare, que me preguntéu de totes les coses com si may me haguéreu confessat, y no tinguéu compassió perque estiga dolén, que mes vull disgustá an estes carns meues que, excusánles, fé cap cosa que puguere resultá en la perdissió de la meua alma, que lo meu Salvadó va rescatá en la seua pressiosa sang.
Estes paraules van agradá mol al flare y li van pareixe siñal de una men ben amoblada; y después que lo siñó Ciappelletto habíe alabat mol esta práctica, va escomensá a preguntáli si habíe pecat alguna vegada de lujuria en alguna dona. A lo que lo siñó Ciappelletto va contestá suspirán:
- Pare, me fa vergoña di la verdat tenín temó de pecá de vanagloria.
A lo que lo san flare va di:

- Dísla en tranquilidat, que per di la verdat ni a la confessió ni a cap atre cas may se ha pecat.
Va di entonses lo siñó Ciappelletto:

- Ya que u voléu aixina, tos u diré: soc tan virgen com vach eixí del cos de la meua mare.

- ¡Oh, que Déu te beneíxque! - va di lo flare- , ¡qué be has fet! Y al féu has tingut tan mérit perque, si hagueres vullgut, teníes mes libertat de fé lo contrari que tením natros y tots los atres que están tancats detrás de alguna regla y reixa.

Y después li va preguntá si habíe desagradat a Déu en lo pecat de la gula. A lo que, suspirán mol, lo siñó Ciappelletto va contestá que sí y moltes vegades; perque, ademés del dijú de la cuaresma que les persones devotes fan durán lo añ, totes les semanes teníe la costum de minjá només pá y beure aigua al menos tres díes, y se habíe begut l'aigua en tan gust (espessialmen cuan no habíe pogut resá o aná en peregrinassió) com los grans bebedós se béuen lo vi. Y moltes vegades habíe dessichat minjás l´ensiám de herbetes que fan les dones cuan van al campo, y algunes vegades li habíe paregut milló minjá que fé dijú. A lo que lo flare va di:
- Fill meu, estos pecats són naturals y són leves, y per naixó no vull que te carrégos la consiénsia mes del nessessari. A tots los homes los passe que los pareix bo minjá después de fé dijú durán un tems, y, después de cansás, beure.

- ¡Oh! - va di lo siñó Ciappelletto- , pare meu, no me diguéu aixó per a reconfortám; be sabéu que yo sé que les coses que se fan en servissi de Déu tenen que fes llimpiamen y sense cap taca al ánimo: y qui u fa de un atra manera, péque.

Lo flare, contentíssim, va di:

- Y yo estic contén de que aixina u entengues, y mol m´agrade la teua pura y bona consiénsia. Pero dísme, ¿has pecat de avaríssia dessichán mes del convenién y volén tindre mes de lo que s´ha de tindre?
A lo que lo siñó Ciappelletto va di:
- Pare meu, no voldría que sospecháreu de mí perque estic a casa de estos ussureros: yo no pinto res aquí, sol había vingut en la intensió de amonestáls y empéndrels y arrancáls de este abominable ofissi; y crec que u hauría pogut fé si Déu no me haguere visitat de esta manera. Pero hau de sabé que mon pare me va dixá ric, y de los seus bens, cuan ell va morí, ne vach doná una gran part a Déu; y después, per a sustentá la meua vida y podé ajudá als pobres de Cristo, hay fet los meus negossiets y hay dessichat tindre ganánsies de ells, y sempre en los pobres de Déu lo que hay guañat u hay partit a miges, dedicán la meua mitat a les meues nessessidats, y donánlos an ells l’atra mitat; y en aixó me ha ajudat tan be lo meu Creadó que sempre de be a milló han anat los meus negossis.
- Has fet be - va di lo flare- , pero ¿en cuánta frecuénsia te has dixat portá per la ira?

- ¡Oh! - va di lo siñó Ciappelletto- , aixó tos dic que moltes vegades u hay fet. ¿Y quí podríe aguantás veén tot lo día als homes fen coses brutes y asqueroses, no observá los mandamientos de Déu, y no tindre temó al seu juissi? Han sigut moltes vegades al día los que hay vullgut está milló mort que viu al vore als joves aná detrás de les vanidats y sentínlos jurá y perjurá, aná a les tasques o tabernes, no visitá les iglesies y seguí mes les víes del món que les de Déu.
Va di entonses lo flare:
- Fill meu, esta es una ira bona y yo per lo que a mí respecte no sabría imposat per nella cap peniténsia. Pero ¿auncás no te haurá pogut portá la ira a cométre algún homissidi o a insultá an algú o a fé algún atre despressio?
A lo que lo siñó Ciappelletto va contestá:

- ¡Ay, siñó!, vos que me pareixéu home de Déu, ¿cóm diéu estes paraules? Si yo haguera pogut tindre encara que fore un pensamén de fé alguna de estes coses, ¿creéu que Déu me hauríe aguantat tan? Aixó són coses que fan los assessinos y los criminals, de los que, sempre que n´hay vist an algún, hay dit sempre: «Ves en Déu a que te convertixgue».

Entonses va di lo flare:
- Ara dísme, fill meu, que beneít sigues per Déu, ¿alguna vegada has dit fals testimoni contra algú, o dit mal de algú o agarrát an algú coses sense consentimén del seu amo?

- Sí, siñó - va contestá lo siñó Ciappelletto - hay dit mal de atres, perque vach tindre un veí tan cafre que en la rabia mes gran del món no fée mes que apalissá a la seua dona tan que una vegada vach parlá mal de ell als paréns de la dona. Tanta pena vach sentí per aquella pobreta, a la que ell, cada vegada que habíe trascolat massa, la assuriacabe com només Déu u sap.
Va di entonses lo flare:
- Ara be, tú me has dit que has sigut negossián: ¿Has engañat alguna vegada an algú com fan tots los mercadés?

- Per la meua fe - va di lo siñó Ciappelletto- , siñó, sí, pero no sé quí eren: habénme donat uns dinés que me debíen per roba que los había venut, yo los vach ficá a un cofre sense contáls, y vach vore después de un mes que eren cuatre reals mes del que tocabe, per lo que, no habénlos tornat a vore y habénlos conservat un añ per a tornálsi, los vach doná per amor a Déu.
Va di lo flare:

- Aixó va sé poca cosa y vas fé be.
Y después de aixó li va preguntá lo san flare sobre moltes atres coses, a les que va doná resposta de la mateixa manera. Y volén ell prossedí ya a la absolusió, va di lo siñó Ciappelletto:

- Siñó meu, ting encara algún pecat que no tos hay contát.
Lo flare li va preguntá quin, y va di:
- Men enrecordo que vach fé al meu criat, un dissapte después de nona, agraná la casa y no va tindre al san día del domenge la recompensa que debíe.

- ¡Oh! - va di lo flare- , fill meu, aixó es poca cosa.

- No - va di lo siñó Ciappelletto - , que lo domenge mol ña que honrá perque en un día aixina va ressusitá de la mort a la vida nostre Siñó.
Va di entonses lo flare:

- ¿Alguna cosa mes has fet?

- Siñó meu, sí - va contestá lo siñó Ciappelletto- , que yo, no donánmen cuenta, vach escupiñá una vegada a dins de la iglesia de Déu.
Lo flare se va ficá a riure, y va di:
- Fill meu, éissa no es cosa de preocupassió: natros, que som religiosos, tot lo día escupiñém an ella.
Va di entonses lo siñó Ciappelletto:

- Y féu una gran canallada, perque res convé tindre tan limpio com lo san templo, al que se rendíx sacrifissi a Déu.
Y de tals fets ne va di mols, y per a acabá va escomensá a suspirá y a plorá mol, com be u sabíe fé vore cuan volíe. Va di lo san flare:

- Fill meu, ¿qué te passe?
Va contestá lo siñó Ciappelletto:

- ¡Ay, siñó! Que me ha quedat un pecat del que may me hay confessat, tan gran vergoña me done contál, y cada vegada que lo recordo ploro com veéu, y me pareix mol sert que Déu may tindrá misericórdia de mí per neste pecat.
Entonses lo san flare va di:
- ¡Bah, fill! ¿Qué estás dién? Si tots los pecats que han fet tots los homes del món, y que farán tots los homes mentres lo món duro, siguéren tots de un home sol, y éste estiguere arrepentit y apenat com te vech, tanta es la benignidat y la misericórdia de Déu que, confessánse, los hi perdonaríe; aixina que díslo en confiansa.
Va di entonses lo siñó Ciappelletto, encara plorán mol:

- ¡Ay, pare meu! lo meu es un pecat massa gros, y apenes puc creure, si les vostres plegáries no me ajúden, que puga sé per Déu perdonát.
A lo que li va di lo flare:

- Díslo en confiansa, que yo te prometixgo demanáli a Déu per tú.
Pero lo siñó Ciappelletto plorabe y no u diebe y lo flare venga animál a díu. Después de plorá un bon rato y tindre al flare entretengut, va soltá un gran suspiro y va di:
- Pare meu, ya que me prometix rogá a Déu per mí, tos u diré: sabéu que, cuan era minudet, vach despotricá una vegada de ma mare.
Y dit aixó, va torná a plorá encara mes fort. Va di lo flare:

- ¡Ah, fill meu! ¿Y aixó te pareix tan gran pecat? Oh, los homes blasfemám contra Déu tot lo día y si ell perdone de bon grado a qui se arrepentíx de habé blasfemat, ¿no creus que te perdonará aixó? No ploros, consólat, que segú que encara que hagueres sigut un dels que lo van enclavá a la creu, tenín la contricsió que te vech, Ell te perdonaríe.
Va di entonses lo siñó Ciappelletto:

- ¡Ay, pare meu! ¿Qué diéu? La dolsa mare meua que me va portá al seu cos nou mesos día y nit, y me va sostindre en brassos mes de mil vegades. ¡Mol mal vach fé en oféndrela, y es un pecat mol gros; y si no reséu a Déu per mí, este pecat no me sirá perdonát!
Veén lo flare que res li quedabe per di al siñó Ciappelletto, li va doná la absolusió y la seua bendissió tenínlo per home santíssim, perque del tot se creíe lo que lo siñó Ciappelletto li habíe dit: ¿y quí no su haguere cregut veén a un home en perill de mort confessánse? Y después de tot aixó, li va di:

- Siñó Ciappelletto, en la ajuda de Déu estaréu pronte sano; pero si passare que Déu cridare a la vostra beneita alma, ¿tos agradaríe que lo vostre cos fore sepultat al nostre convén?
A lo que lo siñó Ciappelletto va contestá:

- Siñó, sí, no voldría está a datre puesto, ya que vos me hau prometut rogá a Déu per mí, ademés de que yo hay tingut sempre una espessial devosió per la vostra orden; y per naixó tos rogo que, en cuan estiguéu al vostre convén, féu que vingue a mí aquell verdadé cos de Cristo que vos per lo matí consagréu al altá, perque encara que no siga digne, voldría combregá en la vostra llisénsia, y después la santa y radera unsió per a que, ya que hay viscut com a pecadó, al menos móriga com a cristiano.
Lo san home va di que mol li agradabe y ell diebe be, y que faríe que lay portáren enseguida; y aixina va sé.

Los dos germáns, que teníen molta temó de que lo siñó Ciappelletto los engañare, se habíen ficat en la orella apegada a un tabique que separabe la alcoba aon lo siñó Ciappelletto estabe de un atra y, escoltán, fássilmen sentíen y enteníen lo que lo siñó Ciappelletto al flare li diebe; y sentíen algunes vegades tantes ganes de enríuressen, al sentí les coses que li confessabe habé fet, que casi petáen de rissa, y se díen un al atre: ¿quin home es éste, al que ni la vellesa ni la enfermedat ni la temó de la mort que veu tan prop, ni de Déu, de qui lo juissi espere tindre de aquí poc, han pogut apartál de la seua maldat? Pero veén que habíe dit que sí, que ressibiríe la sepultura a la iglesia, de res mes se van preocupá. Lo siñó Ciappelletto va combregá poc después y, empijorán sense reméi, va ressibí la radera unsió; y poc después de la baixada del sol, lo mateix día que habíe fet la seua bona confessió, se va morí. Per lo que los dos germáns van prepará lo cos per a que fore honradamen sepultat y enviál al convén, y van avisá que vinguéren per la nit a velál segóns ere la costum. Lo san flare que lo habíe confessat, al sentí que habíe finát, va aná a buscá al prior del convén, y habén fet tocá a capítul, als flares reunits los va contá que lo siñó Ciappelletto habíe sigut un home san segóns ell u habíe pogut enténdre de la seua confessió; y esperán que per nell Déu mostrare mols milagres, los va convénse de que en grandíssima reverénsia y devosió ressibiguéren aquell cos. En aixó lo prior y los flares, creénsu tot, van está de acuerdo: y per la nit, anán tots allí aon descansabe lo cos del siñó Ciappelletto, li van fé un gran y solemne velatori, y pel matí, vestits tots en albes y capes, en los llibres a la má y les creus dabán, cantán, van aná a per este cos y en grandíssima festa y solemnidat sel van portá a la seua iglesia, seguínlos tota la siudat, homes y dones; y, habénlo ficat a la iglesia, puján al púlpito, lo san flare que lo habíe confessat va escomensá sobre ell y la seua vida, sobre los seus dijús, la seua virginidat, la seua simplissidat y la inossénsia y santidat, a predicá maravilloses coses, entre atres contán lo que lo siñó Ciappelletto teníe com lo seu pecat mes gros, y plorán li habíe confessat, y cóm ell apenes li habíe pogut ficá al cap que Déu lay perdonaríe. Después se va girá a empéndre al poble que lo escoltabe, dién:
- Y vatros, fugíts de Déu, per consevol palla a la que entropesséu, blasfemáu, y tos caguéu en la mare de Déu y en tota la corte selestial.
Y ademés de estes, moltes atres coses va di sobre la seua lealtat y la seua puresa, y en les seues paraules, a les que la gen de la comarca donaben completa fe, hasta tal pun lo va ficá al cap de tots los que allí estaben que, después de acabat lo ofissi, entre los mes grans apretóns del món tots van aná a besáli los peus y les máns, y li van esgarrá tota la roba que portabe damún, tenínse per benaventurat qui al menos una mica de ella va pugué agarrá:
y tot lo día va sé conservat aixina, per a que per tots puguere sé vist y visitat. Per la nit, en una urna de mármol va sé sepultat en honor a una capella, y al día siguién ya va escomensá la gen a aná allí y a enséndre veles y sírios y a venerál, y a fé promeses y a penjá exvotos de sera segóns la promesa feta. Y tan va creixe la fama de la seua santidat y la devosió que se li teníe que no ñabíe dingú que contra alguna desgrássia faiguere promeses a datre san, y lo van cridá y lo criden San Ciappelletto, y afirmen que Déu ha mostrat mols milagres per nell y los amostre encara. Aixina pos, va viure y va morí lo siñó Cepparello de Prato y va arribá a sé san, com hau sentit; y no vull negá que sigue un benaventurat a la presénsia de Déu perque, encara que la seua vida va sé criminal y malvada, va pugué fé al final un acto de contricsió de manera que Déu va tindre misericórdia de ell y lo va ressibí al seu reino; pero com aixó es una cosa amagada, raóno sobre lo que es aparén y dic que mes segú es que estigue condenat entre les máns del dimoni que al paraísso. Y si aixina es, grandíssima ham de reconéixe que es la benignidat de Déu, que no mire los nostres fallos sino la puresa de la fe, y al péndre natros de consiliadó a un enemic seu, creénlo amic, mos escolte, com si an algú verdaderamen san acudiguérem com a consiliadó de la seua grássia. Y per naixó, per a que per la seua grássia a la adversidat presén y en esta compañía tan alegre mos conservém sanos, alabán lo seu nom en lo que la ham escomensat, an ell acudirém en les nostres nessessidats, seguríssims de sé escoltats.