Mostrando las entradas para la consulta bufá ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta bufá ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

viernes, 22 de enero de 2021

porró, porrón (tremola)

Tremola porró !!!

"Pera tocát, mossa maja,

ne venim aquí un muntó,

en guitarres y laúds,

bandurries y acordeóns.

Guitarrico, trompa y gaita,

los tocarem en ardó,

perol teu pandero, mossa,

lo tocaríem millló.

¡Qué gust quem fa, mosseta,

qué gust que me fa tocá

lo cascabell y les polques

les massurques yl tin-tan!

Pero cuan yo vach de ronda

me fa mes gust lo escoltá

la musiqueta que solten

los porróns al abocás.

Tremola, porró, tremola, porró,

tremola, tremola, porró.

Avui en los cos de jota

lo Sobrarbe ha despertat

y estopeng porte la ronda,  

mol resec lo garganchó.

Tremola, porró. Tremola, porró.

Tremola, tremola, porró.

Qué poca vida te quede

ves demanán confessó,

si los mossets no te acaben

ya u farán los rondadós.

Algunes al guitarrico

no li tenen compassió:

¡Quín trastet mes menudet

que té eixe gran mossetó!

Pero esbarrades les dixe

cuan aquell fique en acsió,

que un guitarrico valén

val mes que un fluix guitarró.

Atres diuen que es un traste

mol vell eixe acordeón

y que ñabén cremalleres

pa qué fé aná tan botó.

Pos perque a vegades lo agüelo

seguix sén de lo milló:

preferixco alsá deu faldes

que acachá dos pantalóns.

Tremola, porró...

Y si vols chuflá la trompa

mosseta, tin precaussió,

que alguna de tan fé forsa 

m´ha petat los pantalóns.

No mos faigues   

per una ventosidat,

si te sen escape alguna

¡ojo de desafiná!...

¡Ay, San Úrbez, vaiga vida

la que un gaité ha de portá!

que entre lo porró y la gaita

may pot pará de bufá.

A vegades, dins de casa

encara ha de treballá

si li veu la gaita unflada

la dona voldrá ballá. (mullé)


Tiembla porrón !!!
...siempre, pero más, cuando por ejemplo, y esperemos que a no tardar, liquidemos definitivamente al bicho...
Buen Nuei - Felices sueños, amigos !!

https://www.facebook.com/photo?fbid=3823149114432472&set=a.375005832580168

Para tocarte, moceta,  venimos aquí un montón,  con guitarras y laudes,  bandurrias y acordeóns.  Guitarrico, trompa y gaita,  tocaremos con ardor,  aunque tu pandero, niña  tocaríamos mejor.



"Para tocarte, moceta,

venimos aquí un montón,

con guitarras y laudes,

bandurrias y acordeóns.

Guitarrico, trompa y gaita,

tocaremos con ardor,

aunque tu pandero, niña

tocaríamos mejor.

¡Qué gusto me da, moceta,

qué gusto me da tocar

o cascabillo y as polkas

as mazurcas y o tin-tan!

Pero cuando voy de ronda

me da más gusto escuchar

la musiqueta que hacen

los porrones al pichar.

Tiembla, porrón. Tiembla, porrón.

Tiembla, tiembla, porrón.

Hoy con o cuerpo de jota

o Sobrarbe despertó

y la ronda trae reseco

muy reseco el garganchón.

Tiembla, porrón. Tiembla, porrón.

Tiembla, tiembla, porrón.

Qué poca vida te queda

ve pidiendo confesión

si os mosicos no te acaban

ya lo harán os rondadors.

Algunas del guitarrico

se burlan sin compasión:

¡Qué trastico tan pequeño

que tiene ese mocetón!

Pero espantadas las deja

cuando lo pone en acción,

que un guitarrico valiente

vale más que un guitarrón.

Otras dicen que es un traste

muy viejo el acordeón

y que habiendo cremalleras

pa qué usar tanto botón.

Pues porque a veces lo viejo

sigue siendo lo mejor:

prefiero subir diez faldas

que bajar un pantalón.

Tiembla, porrón...

Si quieres chuflar la trompa

moceta, ten precaución,

que alguna tanto fer fuerzas

ha petau o pantalón.

No nos hagas carrañarte

por una ventosidad

y si se te escapa alguna

¡cudia con desafinar!...

¡Ay, San Úrbez, vaya vida

un gaitero ha de llevar!

que entre el porrón y la gaita

nunca para de bufar.

Y a veces, al ir ta casa

aún le toca traballar

si le ve la gaita hinchada

la muller querrá bailar.

Tiembla, porrón....
de La Ronda de Boltaña.
Letra y música Manuel Domínguez.

La canción en el primer comentario.

Y pocas cosas tan tradicionales de una buena mesa aragonesa como el porrón.

Siempre el porrón y siempre buen y abundante vino aragonés en el porrón.

El famoso escritor francés Alejandro Dumas ya dejó escrito en uno de sus libros de sus viajes por España en el siglo XIX, "De París a Cádiz" que en las tierras de Aragón se bebía "con una especie de botella de cristal y realizando un arco con el líquido que salía por el pitorro"...

Si, señor, eso es un porrón.

Y como siempre y también en estos tiempos aciagos que corren, pocas cosas tan higiénicas como el porrón que permite beber a varios comensales de forma que se evita el contacto con la boca.

Si, lo de las manos ya es otro cantar pero hoy n... o nos quitéis la ilusión.

El porrón es motivo de amistad, confianza, festividad, celebraciones, amigos, juerga, rondas... de todo lo bueno de la vida y que muchos ya hace tiempo que anhelamos.

Paciencia, todo llegará.

Y qué bueno le sabe a la moceta el vino del porrón en la foto !!!



viernes, 8 de enero de 2021

JORNADA NOVENA. NOVELA QUINTA.

JORNADA NOVENA. NOVELA QUINTA.

Calandrino se enamore de una jove, Bruno li fa un breve a un pergamino, y al tocála en ell, sen va en ell; y sén trobat per la seua dona, tenen una gravíssima riña.

Acabada la historia de Neifile, sense que massa sen enrigueren della o parlare la compañía, la reina, volta cap a Fiameta, li va maná que continuare, y ella va escomensá:

Nobilíssimes siñores, com crec que sabéu, no ña res de lo que se parlo que no agrado mes si lo momén y lo puesto se tríe be pera parlá de alló. Y per naixó, mirán aón estem y perqué ham vingut aquí, tot lo que pugue proporsionámos diversió y entretenimén té aquí lo seu momén y lloch oportú. Per naixó, encara que moltes vegades se haigue parlat entre natros de les aventures de Calandrino, que totes són divertides, ton contaré una mes. Si de la verdat de los fets haguera vullgut o vullguera apartám, be hauría sabut en atres noms compóndrela y contála; pero com lo apartás de la verdat de les coses passades al novelá es disminuí mol la chalera dels oyéns, en la forma verdadera, ajudada per lo ya contat, to la contaré.

Niccolo Cornacchini va sé un consiudadá nostre y un home ric; y entre les seues atres possessións ne va tindre una mol maja a Camerata, a la que va fé construí una honorable y rica torre, y en Bruno y en Buffalmacco va consertá que lay pintaren tota. Estos, com ere molta faena, se van emportá en ells a Nello y a Calandrino y van escomensá a traballá. Allí ñabíe sol alguna alcoba amoblada en un llit y datres coses oportunes y una criada vella vivíe tamé com a guardiana de la possessió. Acostumbrabe un fill del dit Niccolo, que teníe per nom Filippo, com ere jove y solté, a portá alguna vegada an alguna dona que li agradabe, la teníe allí un día o dos y después la despedíe.

Ara be, entre atres vegades va passá que ne va portá a una de nom Niccolosa, a la que un rufián, lo Tragón, la teníe a la seua disposissió a una casa de Camaldoli, y la donáe de llogué. Ere esta de mol maja figura y estabe ben vestida y, en relassió a les del gremio, ere de bones maneres y parlabe be; y habén un día a michdía eixit de la alcoba en unes enagües de fustán blang y en lo pel esturrufat, y están rentánse les mans y la cara a un pou que ñabíe al pati de la torre, va passá que Calandrino va acudí allí a buscá aigua y la va saludá. Ella, contestánli, va escomensá a mirássel, mes perque Calandrino li pareixíe un home raro que per coquetejá. Calandrino va escomensá a mirássela, y pareixénli maja, va escomensá a trobá excuses y no tornabe aon los seus compañs en l´aigua.
Pero sense conéixela no se atrevíe a díli res. Ella, que sen habíe acatat de que la mirabe en bons ulls, pera fótreli lo pel alguna vegada lo mirabe, soltán algún suspiret; per lo que Calandrino se va encaprichá della, y no sen habíe anat del pati cuan ella va sé cridada a la alcoba de Filippo.

Calandrino, tornán a la faena, no fée mes que bufá, per lo que Bruno, donánsen cuenta, perque mol li mirabe les mans, com se divertíe mol en los seus actes, li va di:
- ¿Qué dimonis te passe, compare Calandrino? No fas mes que bufá.
A lo que Calandrino va di: - Compare, si tinguera qui me ajudare, estaría be.

- ¿Cóm? - va di Bruno.

A lo que Calandrino va di:

- No lay digues a dingú: ña una jove aquí que es mes hermosa que una hechissera, y se ha enamorat tan de mí que te pareixeríe cosa extraordinaria: men hay donat cuenta ara mateix, cuan hay anat a buscá aigua al povet.

- ¡Ay! - va di Bruno -, ojito que no sigue la dona de Filippo.
Va di Calandrino: - Crec que sí, perque ell la va cridá y ella sen va aná a la seua alcoba; ¿pero qué vol di aixó? A Cristo los hi ficaría yo, no ya a Filippo. Te diré la verdat, compare: me agrade tan que no podría díu.

Va di entonses Bruno:

- Compare, te explicaré quí es; y si es la dona de Filippo, arreglaré lo assunto en dos paraules perque la conec mol. ¿Pero cóm u farem pera que no u sápigue Buffalmacco? No puc parláli may que no estigue ell en mí.

Va di Calandrino:

- Buffalmacco no me preocupa, pero ojito en Nello, que es parén de Tessa y u espentolaríe tot.

Va di Bruno:

- Dius be.

Pos Bruno sabíe quí ere ella perque la habíe vist arribá, y tamé Filippo lay habíe dit. Una vegada que se va apartá Calandrino una mica de aon treballaben, Bruno va aná a vórela y los u va contá tot a Nello y a Buffalmacco, y juns de amagatóns van quedá en lo que faríen en este enamoramén seu. Y al torná Calandrino, li va di Bruno en veu baixa:

- ¿La has vist?

Va contestá Calandrino:

- ¡Ay, sí, me ha matat!

Va di Bruno:

- Vull aná a vore si es la que yo crec; y si u es, díxam fé a mí.
Baixán al pati Bruno y trobánse a Filippo en ella, los va contá per orden quí ere Calandrino y lo que li habíe dit, y en ells va arreglá lo que cadaú teníe que di y fé pera divertís y entretindres en lo enamoramén de Calandrino; y tornán aon Calandrino estabe, li va di:

- Sí que es ella: y per naixó aixó se ha de fé en mol coneiximén, perque si Filippo sen acatare, tota l´aigua del Arno no te rentaríe. Pero, ¿qué vols que li diga de la teua part si li puc parlá?
Va contestá Calandrino: - ¡Redéu! Li dirás que la vull mil fanegues de eixe bon be de impregná, y después que soc lo seu criat y que si vol algo, ¿me has entés be?
Va di Bruno:

- Sí, díxam a mí.

Arribada la hora de sopá y dixán estos la faena y baixán al pati, están allí Filippo y Niccolosa, se van quedá allí un rato en servissi de Calandrino, y este va escomensá a mirá a Niccolosa y a fé los mes extrañs gestos del món, tals y tans que sen hauríe donat cuenta hasta Quico lo cèlio de Tortosa. Ella fée tot lo que podíe pera calentál be y segóns los consells de Bruno, divertínse mol en los modos de Calandrino.
Filippo, en Buffalmacco y en los atres fée vore que charrabe y que no sen acatabe de este assunto. Pero al cap de un rato, en grandíssim fastidio de Calandrino, sen van aná; y venín cap a Florencia li va di Bruno a Calandrino:

- Be te dic que la fas fondre com lo gel al sol: per lo cos de Cristo, si portes lo rabel y li cantes alguna de eixes cansonetes teues de amors, la farás aviás per la finestra pera está en tú.
Va di Calandrino: - ¿Aixina u creus, compare?, ¿te pareix be que lo porta?

- Sí. - va contestá Bruno.

A lo que va contestá Calandrino:

- No tu creíes avui cuan te u día: per sert, compare, men dono cuenta de que sé fé lo que vull milló que atres. ¿Quí haguere pogut, mes que yo, enamorá tan pronte a una dona com esta? A bona hora u sabríen fé estos jovens de trompa marina que tot lo día se passen amún y aball y en mil añs no sabríen ajuntá una aumosta de calderilla.
Ara voldría que me veigueres en lo rabel: ¡vorás qué be que u fach! Y entén be que no soc tan agüelo com te pareixco: ella sí que sen ha donat cuenta, ella; pero de un atra manera lay faré notá si li fico les garres damún, per lo verdadé cos de Cristo, que li fotré tal repassada que me vindrá detrás com la tonta detrás del fill.
- ¡Oh! - va di Bruno -, te la ensumarás, ya me pareix vóret mossegála en eixes dens teues com a claus y eixa boca seua roijeta y eixes galtes que pareixen dos roses, y después minjátela sansera. Calandrino, al sentí estes paraules, li pareixíe está ficánles en obra, y anabe cantán y saltán tan alegre que no cabíe a la pell. Pero al día siguién, portán lo rabel, en gran chalera de tota la compañía va cantá acompañán en ell moltes cansóns; y en ressumen en tanta dropina va entrá de tan mirá an aquella, que no fotíe brot, sino que mil vegades al día, ara a la finestra, ara a la porta y ara al pati corríe pera vórela, y ella, segóns los consells de Bruno, li donabe ocasións. Bruno se ocupabe de les seues embaixades y de part della a vegades les hi donabe: cuan ella no estabe allí, que ere la majó part del tems, li fée arribá cartes della a les que li donabe grans esperanses (com Dickens faríe uns siglos después) als seus dessichos, mostrán que estabe a casa dels seus paréns, aon ell entonses no podíe vórela. Y de esta guisa, Bruno y Buffalmacco traíen de Calandrino la chalera mes gran del món, fen que los donare alguna vegada, com si u demanare la Siñora, una pinta de marfil, una bossa, una navalleta y atres chucheríes, donánli a cambi algunes sortijetes falses sense valor en les que Calandrino fée festes maravilloses; y ademés de aixó li traíen bones berenes y atres convits, per está ocupats dels seus assuntos.

Habénlo entretingut uns dos mesos de esta forma sense habé fet mes, veén Calandrino que la faena a la torre se anabe acabán y pensán que, si no portabe a efecte lo seu amor abáns de que estiguere acabada la faena, may mes podríe conseguíu, va escomensá a importuná mol y a solissitá a Bruno; per naixó, habén vingut la jove, com ya Bruno habíe arreglat en Filippo y en ella lo que se habíe de fé, li va di a Calandrino:

- Mira, compare, esta dona me ha prometut mes de mil vegades fé lo que tú vullgues y después no fa res, y me pareix que te está prenén lo pel; y per naixó, com no fa lo que prometix, lay farem fé, vullgue o no, aixó si tú vols.

Va contestá Calandrino:

- ¡Sí!, sí, per l´amor de Deu, fému pronte.

Va di Bruno:

- ¿Tindrás lo valor de tocála en un breve que te donaré yo?

Va di Calandrino:

- Claro que sí.

- Pos - va di Bruno - búscam un tros de pergamino notato y una rata penada viva y tres granets de incienso y una vela beneída, y díxam fé.

Calandrino se va passá tota la nit siguién intentán enchampá un rat penat en trampes y al final lo va cassá, y en les atres coses les hi va portá a Bruno. Este, retiránse a una alcoba, va escriure al pergamino sertes coses estrafalaries, lay va portá y li va di:
- Calandrino, entératen de que si la toques en este escrit, vindrá en seguida detrás de tú y fará lo que vullgues. Si Filippo sen va avui an algún puesto, arrímat de consevol manera, tócala y vésten a la pallissa que está aquí a la vora, que es lo milló puesto que trobaréu, perque no hi entre may dingú, vorás que ella acudix allí, y cuan estigue allí be saps lo que tens que fé.

Calandrino se va sentí lo home mes felís del món y prenén lo escrit va di:
- Compare, díxam fé a mí.

Nello, del que Calandrino casi se amagabe, se divertíe en este assunto tan com los atres y en ells interveníe a la burla; y per naixó, tal com Bruno li habíe manat, sen va aná a Florencia a vore a doña Tessa, la dona de Calandrino, y li va di:

- Tessa, saps cuáns cops te va fotre Calandrino sense raó lo día que va torná carregat com un ase catalá en les pedres del Muñone, y per naixó vull que te vengos: y si no u fas, no me tingues mes per parén ni per amic. Se ha enamorat de una dona de allá dal, y es tan marrana que va tancánse en ell moltes vegades, y avui mateix han quedat pera está juns; y per naixó vull que te vengos, que lo vigilos y lo castigos be.

Al sentí la dona aixó, no li va pareixe de broma, sino que eixecánse va escomensá a di:
- Ay, lladre públic, ¿assó me fas? Per la creu de Cristo, me les pagarás totes juntes.
Y prenén la seua toquilla y una sagaleta de compañera, enseguida, casi corrén en ves de caminán, en Nello sen van aná cap a la torre. Veénla vindre Bruno de lluñ, li va di a Filippo: - Ya ve lo nostre amic.

Filippo, anán aon Calandrino y los atres pintaben, va di:
- Maestres, men ting que aná a Florencia ara mateix: traballéu en ganes, que ya casi u teníu. Y fen vore que sen anabe, se va amagá a una part aon podíe, sense sé vist, vore lo que fée Calandrino. Calandrino, cuan va pensá que Filippo ya estabe prou lluñ, va baixá al pati aon va trobá sola a Niccolosa; y entrán en ella en conversa, y ella, que sabíe be lo que teníe que fé, arrimánseli, en mes familiaridat que la que li habíe mostrat li va mostrá, en lo que Calandrino la va tocá en lo pergamino. Y cuan la habíe tocat, sense di res, va adressá les passes cap a la pallissa, cap aon Niccolosa lo va seguí; y, entrán los dos a dins, ajuntada la porta va abrassá a Calandrino y damún de la palla que estabe an terra lo va aviá, y saltánli damún, espatarrada y ficánli les mans als muscles, sense dixá que li arrimare la cara, com en gran dessich lo mirabe dién:

- Oh, dols Calandrino meu, alma meua, be meu, descáns meu, ¡cuán tems hay dessichat tíndret! En la teua amabilidat me has robat lo cordó de la camisa, me has encadenat lo cor en lo rabel: ¿pot sé verdat que te tinga aquí?

Calandrino, casi sense pugué sorollás, díe:

- ¡Ah!, dolsa alma meua, díxam besát.

Niccolosa díe:

- ¡Quína pressa tens! díxam primé vóret al meu gust: ¡díxam omplím los ulls en esta dolsa cara teua!

Bruno y Buffalmacco sen habíen anat aon Filippo y los tres veíen y sentíen aixó; y anán ya Calandrino a besá a Niccolosa, en aixó que arriben Nello en doña Tessa. Este, al arribá, va di: - Votovadell, que están juns - y arrimánse a la porta de la pallissa, la dona, que petabe de rabia, lo va espentá y lo va fé anássen, y entrán a dins com una furia va vore a Niccolosa montán a Calandrino. Esta, al vore a la dona, se va eixecá de un bot, va fugí y sen va aná aon estabe Filippo. Doña Tessa va corre en les ungles cap a la cara de Calandrino que encara estabe tombat, y lay va esgarrapá tota; y agarránlo del pel y tiránlo de aquí cap allá li va escomensá a di:
- Gos brut deshonrat, ¿aixina que aixó me fas? agüelo tonto, maldit sigue lo día en que te vach voldre: ¿aixina que no tens prou faena a casa teua que vas treballán a les atres? ¡Vaya un bon enamorat! ¿No te coneixes, desgrassiat?, ¿no te coneixes, malnaixcut?, que exprimínte tot sansé no ixiríe suc ni pera una salsa. Per Deu que no ere la Tessa qui te va preñá, ¡que Deu la confongue an eixa sigue qui sigue, que ya es prou trist tindre gust per una joyeta tan bona com tú eres!
Calandrino, al vore vindre a la seua dona, se va quedá entre mort y viu, y no se va atreví a deféndres de cap manera. Esgarrapat, pelat y despelussat, arreplegán la capa y eixecánse, va escomensá humilmen a demanáli a la seua dona que no cridare si no volíe que lo tallaren a trossets perque aquella que estabe en ell ere la dona del amo de la casa. La dona va di:

- ¡Pos que Deu li dono mala ventura!

Bruno y Buffalmacco, que en Filippo y Niccolosa sen habíen enrit de este assunto al seu gust, fen vore que acudíen al abalot, después de moltes histories, van tranquilisá a la dona, y li van doná a Calandrino lo consell de que sen anare a Florencia y no tornare per allí, pera que Filippo, si algo sentiguere de aixó, no li faiguere cap mal. Aixina pos, Calandrino, triste y apocadet, pelat y esgarrañat sen va torná cap a Florencia, y no se va atreví a torná a la torre. Molestat día y nit per les reprimendes y amonestassións de la seua dona, lo seu ardén amor va acabá, habén fet riure mol als seus amics, a Niccolosa y a Filippo.


Calandrino se enamore de una jove, Bruno li fa un breve a un pergamino, y al tocála en ell, sen va en ell; y sén trobat per la seua dona, tenen una gravíssima riña.

martes, 29 de diciembre de 2020

JORNADA OCTAVA. NOVELA NOVENA.

JORNADA OCTAVA. NOVELA NOVENA.

Bruno y Buffalmacco fan aná al mestre Simón, meche, de nit a sert puesto (per a entrá a una compañía de corsaris); Buffalmacco lo avíe a una sanja de gorrinada y lo abandone allí.

Después de que los siñores un rato hagueret parlat de la comunidat de dones establecida per los dos sienesos, la reina, que faltabe per novelá (si no volíe tráureli lo don a Dioneo), va escomensá:
Mol mereixcudamen, amoroses siñores, se va guañá Spinefloccio la burla que li va sé feta per Zeppa; per lo que no crec que agramen tingue que sé emprés. Spinefloccio se u va mereixe, y yo vull parlátos de un que u va aná buscán, creén que los que lay van fotre no van sé dignes de reproche sino de alabanses. Y aquell al que lay van fotre va sé un meche que de Bolonia va torná a Florencia tot tapat de pells de armiño, de la familia de les musteles.

Tal com tots los díes veém, los nostres consiudadáns tornen aquí de Bolonia sén juche, meche, notari, en les robes llargues y amples y en les escarlates y los armiños y en atres moltes apariénsies de grandesa. Entre estos, un tal mestre Simón de la Villa, mes ric en bens paterns que en siénsia, no fa mol tems, vestit de escarlata y en una gran beca, doctó en medissina com ell mateix se titulabe, aquí va torná, y se va apossentá al carré que natros diem avui Vía del Cocomero. Este mestre Simón, ressienmen arribat, com se ha dit, entre les seues costums notables teníe la costum de preguntáli a consevol que en ell estiguere quí ere algú que haguere vist passá pel carré; y com si de los actes de los hómens se haguere de escriure la medissina que teníe que doná als seues passiéns, en tots sen fixabe y sen enrecordabe de tot. Se va interessá per dos pintós dels que ya se ha parlat avui dos vegades, Bruno y Buffalmacco, que sempre anaben juns y eren los seus veíns. Y pareixénli que estos dos menos preocupassións que dingú al món teníen y vivíen mol alegremen, cóm vivíen y quína ere la seua condissió va preguntá a moltes persones; y sentínlos a tots que aquells eren dos hómens pobres y pintós, se li va fotre al cap que no podíe sé que tan despreocupats vigueren en la seua pobresa, y va pensá (perque habíe sentit que eren dos hómens espabilats) que de algún atre puesto no conegut per los demés obteníen grandíssims benefissis, y per naixó va voldre tindre amistat en los dos, o per lo menos en un, y va fé amistat en Bruno. Y Bruno, sabén per les poques vegades que en ell habíe estat que este dotó ere un animal, va escomensá a divertís en ell contánli histories; y al meche li va aná agradán tot alló. Y habénlo una vegada invitat a minjá en ell y per naixó creén que podíe parlá en ell en confiansa, li va di que se maravillabe dell y de Buffalmacco, que, sén hómens pobres, tan alegremen vivíen, y li va rogá que li enseñare cóm su féen. Bruno, sentín al meche y pareixénli una de les seues tontes preguntes, va escomensá a riure y va pensá en contestáli segóns corresponíe a la seua borregués, y va di:

- Mestre, no lay diría a moltes persones lo que fem, pero no men guardaré de dílay a vosté, perque sou amic y perque sé que no lay charraréu a dingú. Es verdat que lo meu compañ y yo vivim tan alegremen y tan be com tos pareix, y mol mes; y no es per lo nostre ofissi ni de cap atre fruit que pugam traure de les nostres possessións, de aon no podríem pagá ni l´aigua que nessessitam. No vull que penséu que robem, fem de corsaris, y de aixó tot lo que nessessitem y mos agrade, sense féli mal a un tersé, u traem tot; y de aixó ve lo alegre viure que mos veéu.
Lo meche, al sentí aixó, y sense sabé qué ere, creénsu, se va extrañá mol, y en seguida va tindre moltes ganes de sabé qué ere fé de corsaris, afirmánli que per sert may lay diríe a cap persona.

- ¡Ay! - va di Bruno -, mestre, ¿qué me demanéu? Es un secreto massa gran lo que voléu sabé, y es algo que me destruiríe y me aventaríe del món, y tamé que me ficaríe a la boca del Lucifer de San Gallo si un atra persona u sapiguere: pero es tan gran l'amor que séntigo per la vostra cualitativa melonés de Legnaia y la fe que en vos ting, que no puc negátos res del que vulgáu; y per naixó tos u diré, en la condissió de que me juréu per la creu de Montessori que may, com u habréu prometut, u diréu.

Lo mestre va afirmá que no u faríe.

- Debéu, pos, sabé - va di Bruno -, dols mestre meu, que no fa mol que van ñabé an esta siudat un gran mestre de nigromansia de nom Michele Scotto, perque ere de Escocia y que de mols gentilhomens de los que pocs están avui vius, va ressibí grandíssim honor; y volén anássen de aquí, a instansia dels seus rogs va dixá a dos dels seus millós discípuls, als que los va maná que a tots los gustos de estos gentilhomens quel habíen honrat estigueren sempre dispostos. Éstos, pos, servíen als dits gentilhomens en serts amors seus y en atres coses libremen; después, agradánlos la siudat y les costums de los hómens, se van disposá a está sempre units en gran y estreta amistat en algúns, sense mirá que foren mes o menos nobles, ni mes rics o mes pobres, sol que foren hómens conforme al seu gust. Y per a complaure an estos tals amics seus, van organisá una compañía de uns vintissing hómens, que al menos dos vegades al mes tingueren que reunís an algún puesto consertat entre ells; y están allí, cada un los diu an estos lo seu dessich y rápidamen ells lo satisfán aquella nit. Tenín Buffalmacco y yo singular amistat y confiansa en dos dells, per nells a la tal compañía vam sé incluits, y encara u som.
Y tos dic que sempre que mos ham de ajuntá, es cosa maravillosa de vore los tapissos que penjen al voltán de la sala aon minjám y les taules parades com al palau real y la cantidat de nobles y pinchos criats, tan hómens com dones, al servissi de tots los que están a la compañía, y les palanganes, les greles o griales, les copes y la demés vajilla de or y de plata aon minjám y bebem; y ademés de aixó los abundáns y variats manjars, segóns lo que cada un vol, que porten dabán de cadaú al seu tems. No podré may pintátos cuáns y quíns són los dolsos sons de los instruméns infinits y los cántics plens de armonía que se escolten allí, ni tos podré di cuánta sera se creme an estos sopás ni cuáns dolsos se consumixen y qué apressiats són los vins que allí se beuen. Y no voldría, sabrosa carbassa meua, que creguéreu que estam natros allí en este traje o en estes robes que veéu; no ña allí cap desgrassiat que no paregue un emperadó, pos aixina estem en rics vestits y hermoses coses adornats. Pero sobre tots los demés plaés que ñan allí están les dones guapes, que si un ne vol, li són portades desde consevol part del món. Podríeu vore allí a la Siñora de los barbárics, la reina de los vascos, la dona del Sultán, la emperatrís de Osbech, la charlánfora de Norrueca, la seminstante de Berlinzonia y la astuciertra de Narsia. ¿Y per qué enumeráles? Están allí totes les reines del món, hasta la chinchimurria del Preste Juan: ¡Aixina que miréu!
Y después de que han begut y han minjat dolsaines, ballat una dansa o dos, cada una en aquell que la ha fet vindre sen va cap a la alcoba; ¡y sabéu que aquelles alcobes pareixen un paraísso a la vista, de majes que són! Y fan tan bon auló com los potets de espéssies de la vostra tenda cuan manéu machacá lo comino; y tenen llits casi mes hermosos que los del dogo de Venecia, y an ells van a descansá y a lo que sigue.
¡Pos lo tejemaneje a les estriberes y les viaderes que se porten les teixidores per a fé lo drap tancat, tos dixaré que u imaginéu! Pero entre los que milló están, segóns lo meu pareixe, som Buffalmacco y yo, perque Buffalmacco la majoría de vegades fa víndre per an ell a la reina de Fransa y yo a la de Inglaterra, que són dos de les mes hermoses reines del món; y tan ham sabut fé que no miren mes que per los nostres ulls; per lo que per vos mateix debéu jusgá si es que podem y debém viure y aná mol mes conténs que los demés hómens pensán que tením l´amor de tals dos reines; sense contá que, cuan volém que mos donon mil o dos mil floríns, no los conseguim. Y aixó es lo que vulgarmen diem «aná de corsaris» perque com los corsaris los prenen les coses a tots, aixina fem natros; pero som diferéns dells perque ells may les tornen, mentres que natros les tornem en cuan les fem aná. Ara hau entés, mestre, lo que día per «aná de corsari», pero lo secreto que aixó té que quedá, podéu vóreu vos mateix, y per naixó mes no tos dic ni tos rogo.

Lo mestre, que teníe prou siénsia potsé per a medicá les pupes dels chiquets, se va creure totes les paraules de Bruno, y se va inflamá en dessich de que lo ressibigueren an esta compañía. Li va contestá a Bruno que no ere de extrañá que estigueren tan conténs y en prou faena se va aguantá de demanáli que lo faiguere entrá allí. Va escomensá a frecuentál mol y a tindrel matí y tarde minján a casa y a mostráli mol amor; y ere tan gran y tan continua esta intimidat seua que pareixíe que sense Bruno lo mestre no podíe ni sabíe viure. Bruno, pareixénli que alló li anabe be, per a no pareixe ingrato an este honor que li fée lo meche, li va pintá al minjadó seu la Cuaresma, y un Agnus Dei a la entrada de la alcoba y damún de la porta de la entrada del carré un bassí, per a que los que tingueren nessessidat del seu consell pugueren distinguíla de les atres; y a un balconet li va pintá la batalla dels ratolíns y´ls gats, que mol hermosa li pareixíe al meche; y ademés de aixó, li díe algunes vegades al mestre, cuan no habíe sopat en ell:

- Anit vach está en la compañía, y habénme cansat una mica de la reina de Inglaterra, me vach fé portá la gudmedra del Gran Khan de Altarisi.

Díe lo mestre:

- ¿Qué vol di gudmedra? No conec eixa paraula.

- Oh, mestre meu - díe Bruno -, no me extraño de aixó, que be hay sentit di que ni Hipograto ni Vanacena diuen res de aixó.

Va di lo mestre:

- Vols di Hipócrates y Avicena.

Va di Bruno:

- Per ma mare que no u sé, de los vostres nombrachos enteng tan poc com vos de los meus; pero «gudmedra» en la llengua del Gran Khan vol di «emperatrís» a la nostra.
¡Ah, qué bona femella tos pareixeríe! Podría dítos que tos faríe olvidá les medissines y les lavatives y tots los emplastes.

Y aixina diénli alguna vegada pera mes assussál, va passá que, pareixénli al siñó mestre (una nit que estabe de conversa en Bruno mentres li aguantabe la llum per a que li pintare la batalla de los ratolíns y de los gats) que be lo habíe conquistat en los seus honors, se va disposá a obríli lo seu ánim; y están sols, va di:

- Bruno, sap Deu que no ña dingú pel que faría lo que faría per tú: y si me digueres que anara caminán de aquí a Perétola, crec que hi aniría; y per naixó no vull que te maravillos de lo que familiarmen y humilmen y en confiansa te vull demaná. Com be saps, no fa mol que me vas parlá de la vostra alegre compañía, a la que me ha entrat tan gran dessich de perteneixe, que cap atra cosa hay volgut tan. Y no está fora de raó, com vorás, que hi perteneixca, perque desde ara vull que ten burlos de mí si no fach que acudixque allí la mes hermosa criatura que has vist en mol tems, que yo la vach vore lo añ passat a Cacavincigli, a la que li vull tot lo be del món; y per lo cos de Cristo que voldría donáli deu boloñesos grossos si me asseptare, y no u consén. Y per naixó tan com puc te rogo que me enseños lo que ting que fé per a pugué entrá a la compañía o germandat, y que ademés faigues y obros de manera que entra; y en verdat tindrás en mí un bon y fiel compañ. Tú aquí mateix pots vore qué pincho soc y que ting les cames ben plantades, y que ting una cara que pareix una rosa; y ademés de aixó soc dotó en medissina, que no crec que ne tingáu cap, y sé moltes bones coses y cansonetes majes, - vac a cantáten una - y de repén se va ficá a cantá. Bruno teníe moltes ganes de enríuressen, pero se va aguantá. Y acabada la cansó va di lo mestre:

- ¿Qué te pareix?

Va di Bruno:

- Per sert que en vos perdríen les cítares de saína, tan ortogóticamen recancanilléu.

Va di lo mestre:

- No tu hagueres cregut may si no me hagueres sentit.
- Es verdat. - va di Bruno.

Va di lo mestre:

- Moltes atres ne sé; pero dixem ara aixó. Aixina com me veus, mon pare va sé un home noble, encara que vixquere al campo, y tamé per part de mare hay naixcut de los de Vallecchio; y com has pogut vore, ting millós llibres y millós robes que cap meche a Florencia. A fe que ting roba que va costá, totes les cuentes damún de la taula, prop de sen lires de bagatíns, ya fa mes de deu añs. Per lo que te rogo que faigues que entra; y a fe que si u conseguixes, si te fiques dolén alguna vegada, may per la meua faena te cobraré un diné.

Bruno, sentínlo, y pareixénli, tal com atres vegades ya li habíe paregut, un babieca, va di: - Mestre, arriméu un poc mes la llum cap aquí, y no tos canséu hasta que los haiga pintat la coa an estos ratolíns, y después tos respondré.

Acabades les coes, Bruno, fen vore que mol li pesabe la petissió, va di:
- Mestre meu, grans coses són les que faríeu per mí, y yo u sé; pero esta que me demanéu, encara que per a la grandesa del vostre servell sigue minuda, per a mí es grandíssima, y no ña dingú mes al món per lo que u faría, perque tos vull com y perque les vostres paraules, que están condimentades en tan bon juissi que trauríen les sandalies als peniténs, no ya a mí lo meu propósit; y cuan mes tos trato mes sabut me pareixéu. Y tos dic ara que, si datra cosa no me faiguere vóldretos, tos voldría perque vech que estéu enamorat de una dona tan bella com me hau dit. Pero sol vull dítos: en estes coses yo no ting lo poder que penséu, y per naixó no puc fé per vos lo que se hauríe de fé; pero si me prometéu per la vostra gran y cauterisada fe guardám lo secreto, tos diré cóm hau de obrá y me pareix está segú, tenín vos tan bons llibres y les demés coses que antes me hau dit, que u conseguiréu. A lo que lo mestre va di:

- Dísme en confiansa. Vech que no me coneixes be y no saps encara cóm sé guardá un secreto. Ñabíen poques coses que micer Guasparruolo de Saliceto faiguere, cuan ere juez del podestá de Forimpópoli, que no me les comunicare, tan bon secretari me trobabe. ¿Y vols sabé si dic la verdat? Yo vach sé lo primé home a qui li va di que anabe a casás en Bergamina: ¡mira tú!
- Pos está mol be - va di Bruno - si tan sen fiabe, be puc fiám yo. Lo que teníu que fé sirá aixó: a la nostra compañía tením sempre un capitá en dos consellés, que cada sis mesos cambien, y sense falta Buffalmacco sirá capitá a les calendes, y aixina está establit; y qui es capitá mol poder té per a fé entrá o fé que entro qui ell vullgue; y per naixó me pareix a mí que vos, lo antes que pugáu, tos faigáu amic de Buffalmacco y lo honréu.
Ell es home que veéntos tan sabut se enamorará de vos incontinenti; y cuan lo haugáu ablanit, en lo vostre juissi y en estes coses bones que teníu, lay podréu demaná:
ell no podrá di que no. Yo li hay parlat ya de vos y tos voldríe mol; y cuan haigáu fet aixó, dixéume a mí en ell.
Entonses va di lo mestre: - Mol me agrade lo que dius; y si ell es home que busque la compañía de los hómens sabios, y parle en mí un poc, faré de manera que me estará sempre buscán, perque tan señ ting que podría donán a una siudat sansera y seguí sén sapientíssim.
Arreglat aixó, Bruno lay va contá, pel seu orden, tot a Buffalmacco; en lo que a Buffalmacco li pareixíen mil añs lo que faltabe per a pugué fé lo que este mestre estabe buscánse. Lo meche, que mol dessichabe fé de corsari, no va pará hasta que se va fé amic de Buffalmacco, lo que li va sé fássil, y va escomensá a oferíli los millós sopás y los millós dinás del món, y a Bruno lo mateix, y se garrapiñaben com a Siñós, catán boníssims vins y gorts capóns y atres moltes coses bones, no se li separaben; y sense esperá a que los invitare, dién sempre que en cap atre u faríen, se quedaben en ell.
Pero cuan li va pareixe oportú al mestre, com habíe fet en Bruno va requerí a Buffalmacco; en lo que éste se va mostrá mol enfadat y li va montá a Bruno un gran abalot, dién:
- Voto al alt Deu de Pasignano que me ting en poc si no ten fótego una al cap que te afona lo nas hasta los calcañás, traidó, que dingú mes que tú ha pogut manifestá estes coses al mestre. Pero lo mestre lo excusabe mol, dién y jurán que u habíe sabut per un atre costat; y después de moltes de les seues sabies paraules, lo va passificá. Buffalmacco, giránse cap al mestre, va di:
- Mestre meu, be se veu que hau estat a Bolonia y que an eixa siudat hau portat la boca tancada; y encara tos dic mes: que no hau adeprés lo abecé en una poma, com volen fé mols nessios, sino que en un meló lo vau adependre be, aixó que es tan llarg; y si no me engañ, vau sé batejat en domenge. Y encara que Bruno me habíe dit que habíeu estudiat allí medissina, me pareix a mí que lo que vau adependre va sé a domesticá als hómens, lo que milló que cap home que yo haiga vist sabéu fé en lo vostre señ y les vostres paraules.

Lo meche, tallánli la paraula a la boca, li va di a Bruno: - ¡Qué majo es parlá y tratá en los sabuts! ¿Quí hauríe tan pronte entés totes les particularidats del meu sentimén com u ha fet este home? Tú no ten vas enterá tan pronte de lo que yo valíe com u ha fet ell; pero al menos dis lo que te vach di yo cuan me vas di que Buffalmacco buscabe als hómens sabuts: ¿Te pareix que u hay conseguit?
Va di Bruno: - ¡Encara milló!

Entonses lo mestre li va di a Buffalmacco:

- Un atra cosa hagueres dit si me hagueres vist a Bolonia, aon no ñabíe ningú, ni gran ni menut, ni doctó ni escolá, que no me vulguere, tan podíen adependre en lo meu raoná y en la meua sabiduría. Y te dic mes, que may vach di cap paraula que no faiguere riure a tots, tan los agradabe; y cuan men vach aná de allí tots van plorá mol, y tots volíen que me quedara, y a tan va arribá la cosa per a que me quedara que van volé dixám a mí sol per a que llixquera, a tots los estudiáns que allí ñabíe, la medissina, pero no vach vullgué perque estaba disposat a vindre aquí a ressibí la grandíssima herénsia que aquí tenía que ha sigut sempre de los de la meua familia; y aixina u vach fé.
Li va di entonses Bruno a Buffalmacco: - ¿Qué te pareix? No tu creíes cuan te u día.
¡Per lo Evangelio, no ña an esta siudat dotó que entengue de pixera de burro com éste, y sértamen no ne trobaríes datre de aquí a París! ¡Vésten y cuídat desde avui de no fé lo que diu!

Va di lo meche:

- Bruno diu la verdat, pero aquí no soc estimat. Vatros sou mes be gen ruda, pero voldría que me veiguéreu entre los doctós com solgo está.

Entonses va di Buffalmacco:

- Verdaderamen, mestre, sabéu mol mes de lo que yo haguera cregut, y parlántos com té que parlás a sabios com u sou Vos, faramalladamen tos dic que conseguiré sense falta que sigáu de la nostra germandat.

Los honors fets per lo meche an éstos después de esta promesa se van multiplicá; per lo que ells, divertínse, li féen combregá en les tontades mes grans del món, y van prometre donáli per dona a la condesa Civillari, que ere la dona mes maja que podíe trobás de entre totes les culeres de la generassió humana. Va preguntá lo meche quí ere esta condesa; a lo que va di Buffalmacco:
- Gran cogombro meu, es una gran Siñora y pocs casos ñan al món en los que ella no tingue una gran jurisdicsió; y no dic atres, sino hasta los flares menors en redoble de tabals li rendixen tribut. Y sol dís que cuan camine pel carré be se fa sentí per mol tancada que vaigue; y no fa mol que tos va passá per dabán de la porta una nit que anabe al Arno a rentás los peus y per a pendre una mica lo aire; pero la seua mes continua habitassió es Laterina. Mols dels seus sargentos van per ahí de guardia, y tots, per a mostrá lo seu señorío, porten la vara y la bola. Per totes parts se veuen als seus baróns, com Tamañin de la Porta, don Boñiga, Manec de la Granera, Fluixdeventre y atres, los que crec que són coneguts vostres, pero ara no ton enrecordáu.
A tan gran Siñora, pos (dixán a una vora a la de Cacavincigli), si lo pensamén no mos engañe, ficarem als vostres dolsos brassos. Lo meche, que habíe naixcut y creixcut a Bolonia, no enteníe les paraules de éstos, per lo que en alló de la dona se va tindre per contén; y no mol después de estes histories li van di los pintós que habíe sigut admitit.
Y cuan a la nit siguién se teníen que reuní, lo mestre los va invitá als dos a amorsá, y cuan van acabá, los va preguntá la inissiassió que teníe que fé pera entrá an aquella compañía. A lo que Buffalmacco va di:

- Miréu, mestre, a vos tos convé trobá la manera de estátos esta nit a la hora del primé son damún de un dels sepulcres alts que fa poc tems han ficat fora de Santa María la Nova, en un dels vostres millós trajes ficat per a que comparegáu per primera vegada honorablemen dabán de la compañía; y tamé perque, per lo que se ha dit (que natros no ham estat allí) com sou noble, la condesa vol fétos caballé a la seua costa, y allí esperéu hasta que vingue a buscátos lo legat. Y per a que estigáu informat de tot vindrá a per vos una bestia negra y cornuda no mol gran, y anirá fen per la plassa, dabán de vos, grans bufits y bots per a espantátos; pero después, cuan veigue que no tos espantéu, to se arrimará desplay; y cuan estigue a la vostra vora, entonses, sense cap temó baixéu del sepulcro, y sense enrecodáton de Deu ni de los sans, pujéuli damún, y en cuan estiguéu a caball, fiquéutos les mans crusades al pit sense tocá mes a la bestia. Ella entonses se mourá y tos portará a natros; pero desde ara tos dic que si ton enrecordéu de Deu o dels sans, o si teníu temó, podrá aviátos o fótretos cops an algún puesto que be u sentiríeu;
y per naixó, si tos emprén lo cor de anay no hi aniguéu, que tos faréu mal sense fémos a natres cap favor.
Entonses va di lo meche: - No me coneixéu encara: miréu potsé que porto ficats guáns y robes llargues. Si sapiguéreu lo que hay fet yo de nit a Bolonia, cuan a vegades anaba de dones en los meus compañs tos maravillaríeu. A fe que va ñabé una nit, no volén una víndre en natros (y ere una desgrassiadeta, lo que es pijó, que no eixecabe un pam de enterra) y li vach fotre primé moltes puñades, después, eixecánla al vol crec que me la haguera emportat aixina com un tiro de ballesta y al final, vach fé que vinguere en natros. Y un atra vegada men enrecordo de que, están en mí sol un criat, un poc después del avemaría vach passá jun al sementeri de los flares menors: y aquell mateix día habíen enterrat allí a una dona y no vach tindre cap temó; aixina que no desconfiéu de mí, que soc mol valén. Y tos dic que, per a está ben honorable, me ficaré la toga escarlata en la que me vach doctorá, y voréu si la compañía sen alegre cuan me veigue y si me fan enseguida capitá. Ya voréu cóm va lo negossi cuan haiga estat yo allí si sense habém vist eixa condesa vol ya fém caballé, tan se ha enamorat de mí, ¿y es que la caballería me sentará mal?, ¿y la sabré portá tan mal, o be? Dixéume fé a mí.
Buffalmacco va di: - Mol be diéu; pero cuidéutos de no burlamos y no acudí, o que no tos trobon al puesto cuan enviem a per vos; y tos dic aixó perque fa fret y vatros los siñós dotós ton guardáu mol dell.

- ¡No vullgue Deu! - va di lo meche -. Yo no soc de eixos geleres, no me preocupe la rasca; a vegades me eixeco de nit per a fé de cos, com ña que fé a vegades, y me fico només una pellissa damún del jubón; y per naixó, en seguridat estaré allí.
Anánsen, pos, éstos, cuan se anabe fen de nit, lo mestre se va tapá en la bella toga, cuan li va pareixe oportú, sen va aná cap als dits sepulcros y va pujá damún; y ajupit damún de aquells mármols, caén la serena, va escomensá a esperá a la bestia.
Buffalmacco, que ere gran y robust de persona, habíe encarregat una de eixes máscares que solíen fés aná an algúns jocs que avui ya no se fan, y se va ficá damún una pellissa negra del revés, y se la va ficá de tal manera que pareixíe un onso, pero la máscara teníe la cara del diable y cuernos. Y aixina preparat, venín Bruno detrás per a vore cóm anabe lo assunto, sen va aná a la plassa nova de Santa María la Nova; y cuan sen va doná cuenta de que lo siñó dotó estabe allí, va escomensá a brincá y a fotre bots grandíssims per la plassa y a bufá y a quirdá y a chillá de guisa que pareixíe endemoniat. En cuan lo mestre lo va sentí y vore, tots los pels se li van ficá de punta, y va escomensá a tremolá tot ell perque ere temorica com una chiqueta, y va ñabé un momén en que haguere vullgut mes está a casa seua que allí; pero, sin embargo, ya que habíe anat allí, se va esforsá en tíndre valor, pos tan podíe lo dessich de arribá a vore les maravilles contades per aquells. Pero después de que Buffalmacco va diablejá bastán, com se ha dit, pareixén que se tranquilisabe se va arrimá al sepulcro y se va quedá quieto. Lo mestre, com encara tremolabe de po, no sabíe qué fé, si montá damún o quedás. Al final, temén que li faiguere mal si no pujabe, en la segona temó va vénse a la primera, y, baixán del sepulcro dién en veu baixa: «¡Deu me ajudo!», va muntá damún, y se va colocá prou be; y sempre tremolán va crusá los brassos en forma cortés com li habíen dit.
Entonses Buffalmacco va escomensá a adressás desplayet cap a Santa María de la Scala, y anán a cuatre potes lo va portá hasta los siñós de Rípoli. Estaben entonses per aquell barri les sanjes aon los llauradós de aquells cams féen soltá a la condesa de Civillari per a aboná los seus cams. Buffalmacco se va arrimá a la boca de una sanja y buscán lo momén oportú, ficán una ma daball de un dels peus del meche y en ella alsánlo, de una espenta lo va tirá de cap allí dins y va escomensá a gruñí mol y a saltá y a fé lo endemoniat, y per Santa María de la Scala sen va aná cap al prat de Ognisanti, aon se va trobá en Bruno que, per no pugué aguantás la rissa, se habíe escapat; y fénse festes la un al atre, se van ficá a mirá desde lluñ lo que fée lo meche rebossat.
Lo siñó meche, al sentís an aquell puesto tan abominable, se va esforsá en eixecás y va intentá eixí, y ara aquí, ara allá tornáe a caure, tot rebossat de peus a cap, dolorit y desgrassiat, habén tragat algúns grams, va pugué eixí fora, y va dixá allí la capucha; y desempastánse en les mans com milló podíe, no sabén qué fé, sen va entorná a casa y tan va cridá que lo van obrí. Y sol acabá de entrá putín a merda se va tancá la porta. Bruno y Buffalmacco estaben allí baix per a sentí cóm lo ressibíe la seua dona; y van sentí que li díe los mes grans insults que may se li han dit a un desgrassiat:
- ¡Ah, qué be te está! Ten has anat en consevol atra y volíes apareixe mol honorable en la toga escarlata. ¿Pos no ne tens prou en mí? Yo li valdría a un barri sansé, no ya a tú.
¡Ah, si com te van tirá allí aon eres digne de que te tiron, te hagueres aufegat!
¡Aquí está lo dotó honrat, té dona y va per la nit detrás de les dones de atres!

Y en estes y en atres moltes paraules, fénse lo meche rentá de dal a baix, hasta la mijanit no va callá la seua dona insultánlo. Después, al matí siguién, Bruno y Buffalmacco, habénse pintat a la pell moradures, van acudí a casa del meche y lo van trobá ya eixecat; y, entrán a vórel, van notá que encara putíe, encara no se habíe pogut airejá tota aquella corrompina. Y sentínlos víndre lo meche, va eixí a trobáls diénlos que Deu los donare bon día; a lo que Bruno y Buffalmacco, com habíen acordat, van contestá en cara enfadada:

- Aixó no tos u diem natros, sino que rogam a Deu que tos dono tan mala ventura que sigáu mort a espasa, com lo mes desleal y lo mes traidó viu, perque per culpa vostra (volén natros honrátos y donátos gust) casi mos maten com a gossos. Y per la vostra deslealtat mos han futut tans cops esta nit que en menos caminaríe un burro hasta Roma; sense contá en que ham estat en perill de sé expulsats de la compañía a la que habíem arreglat que tos ressibiguere. Y si no mos creéu, miréu les nostres carns cóm están.

Y a una llum massilenta que allí ñabíe, eixecánse les robes, li van amostrá la pell pintada y se van tapá enseguida. Lo meche volíe excusás y parlá de la seua desgrassia y de cóm y aón lo habíen aviát; a lo que Buffalmacco va di:

- Yo voldría que tos hagueren tirat al Arno desdel pon; ¿per qué vau invocá a Deu o als sans?, ¿no tos u habíem advertit?

Va di lo meche que no sen enrecordabe.

- ¡Cóm! - va di Buffalmacco -, ¿no ton enrecordéu? Be que los vau invocá, que mos va di lo nostre legat que tremolábeu com un flan y que no sabíeu aón estábeu. Pos vos be mo la hau jugat, pero may mo la jugará dingú mes; y a vos tos darem lo vostre mereixcut.

Lo meche va escomensá a demanáls per Deu que no lo difamaren, y en les millós paraules que va pugué va intentá calmáls; y per temó de que la seua vergoña descubrigueren, si hasta entonses los habíe honrat, mol mes los va honrá y regalá en convits y atres coses desde entonses. Aixina pos, com u hau sentit, se enseñe al que tan no va adependre a Bolonia.

domingo, 13 de diciembre de 2020

JORNADA OCTAVA. NOVELA TERSERA.

JORNADA OCTAVA. NOVELA TERSERA.

Calandrino, Bruno y Buffalmacco van per lo Muñone aball buscán lo heliotropo, una pedra mágica que te fa invissible,




Calandrino, Bruno y Buffalmacco van per lo Muñone aball buscán lo heliotropo, una pedra mágica que te fa invissible, y Calandrino creu habél trobat. Sen entorne cap a casa carregat de coduls, la dona lo renegue y ell, mol enfadat, li fot un varandel, y als seus compañs los conte lo que ells saben milló que ell.

Acabada la historia de Pánfilo, en la que les siñores sen habíen enrit tan que encara sen enríen, la reina li va maná a Elisa que continuare. Ella, encara en rissa, va escomensá: Yo no sé, amables siñores, si podré fétos enriure en una historieta meua, no menos verdadera que entretinguda, tan com tos ha fet riure Pánfilo en la seua, pero me esforsaré. A la nostra siudat, que sempre en maneres y gen extraordinaria ha sigut abundán, va ñabé, no fa encara mol tems, un pintó que se díe Calandrino, home simple y de rares costums; este, la majó part del tems lo passáe en dos pintós, Bruno y Buffalmacco, homens mol de la broma, pero per un atra part ben espabilats, que trataben en Calandrino perque de les seues maneres y de la seua simplesa en frecuensia gran festa féen. Ñabíe tamé a Florencia entonses un jove de maravillosa grássia y en totes les coses que fée hábil y afortunat, Maso del Saggio, qui, sentín algunes coses sobre la simplesa de Calandrino, se va proposá divertís fénli alguna burla o fénli creure alguna cosa extraordinaria; y trobánlo un día a la iglesia de San Giovanni (San Juan) y veénlo atento mirán les pintures y los bajorrelieves del tabernácul que está damún de l´altá de la iglesia, ficat no fáe mol tems allí, va pensá que habíe arribat lo puesto y lo tems per a la seua intensió. Informán a un compañ seu de alló que caviláe fé, juns se van arrimá cap aon Calandrino estabe assentat sol, y fen vore que no lo veen, van escomensá a raoná sobre les virtuts de diverses pedres, de les que Maso parláe en tanta autoridat com si haguere sigut un famós y gran lapidari o picapedré. An estos raonaméns va pegá la orella Calandrino, y después de un rato, ficánse de peu, veén que no ere cap secreto, se va ajuntá en ells, lo que mol li va agradá a Maso. Este, seguín en les seues paraules, va sé preguntat per Calandrino que aón se podíen trobá estes pedres tan plenes de virtut.

Maso li va contestá que la machoría se podíen trobá a Berlinzonia, terra de los vascos, a una comarca que se díe Bengodi, aon los parrals de viña se lliguen en llenguañisses, y se té una oca per un diné, y un pato de regalo, y ñabíe allí una montaña tota plena de formache parmessano rallat a la punta, y la gen no faie res mes que aná fen macarrons y raviolis y cóurels en caldo de capons, y después los aventáen desde allí dal cap aball, y lo que mes ne arreplegáe mes ne minjáe; y allí a la vora corríe un riuet de garnacha de la milló que se pot beure a cap puesto, sense una gota de aigua mesclada.

- ¡Oh! - va di Calandrino- , Eixe es un bon país; pero dísme, ¿qué fan de los capons que couen en la pasta?
Va contestá Maso: - Tots sels mingen los vascos.

Va di entonses Calandrino:

- ¿Has anat allí alguna vegada?

A lo que Maso va contestá:

- ¿Dius que si hi hay estat? ¡Sí, home, igual hi hay estat una vegada com mil!
Va di entonses Calandrino: - ¿Y cuántas milles té?

- Ne té mes de un milló cantán a ple pulmó.

Va di Calandrino:

- Pos té que sé mes allá de los Abruzzos.

- Ah, sí - va di Maso -, está mol lluñ.

Lo simple de Calandrino, veén a Maso di estes paraules en cara seria y sense cap sonrisseta, les donáe la fe que pot donás a la verdat mes manifesta, y per tan sertes les teníe; y va di: - massa lluñ está dels meus assuntos; pero si mes prop estiguere, sí que te dic que hi aniría una vegada en tú per a vore rodá costa aball macarrons y empachám y tot de ells. Pero dísme, per la teua felissidat; ¿an estes comarques de aquí no se poden trobá estes pedres maravilloses?
A lo que Maso va contestá:

- Si, dos classes de pedres se poden trobá de grandíssima virtut. La una són los barroculs de Settignano y de Montisci per virtut de los que, cuan se fan moles, se fa la farina, y per naixó se diu als paísos de allá que de Deu venen les grássies y de Montisci les pedres de molí; pero ne ñan tantes de estes pedres de moldre, que entre natros es poc apressiada, com entre ells les esmeraldes, de les que ne ñan allí una montaña mes gran que Montemorello, y relluíxen a mijanit, y vésten en Deu; y sápigues que qui puguere pulí estes moles de molí y les faiguere engastá en anells antes de féls lo forat, y les hi portare al Sultán, tindríe tot lo que vullguere.
L’atra es una pedra que natros los picapedrés diém heliotropo, pedra de molta virtut, perque qui la porte damún, mentres la porto no pot sé vist per cap persona y entonses no se pot sabé aon está.

Entonses Calandrino va di:

- Grans virtuts són éstes; ¿pero eixa segona pedra per aón se pot trobá? A lo que Maso li va contestá que al Muñone sen trobáe alguna.
Va di Calandrino: - ¿De quína mida es eixa pedra? ¿de quín coló?

Va contestá Maso:

- Pot sé de diferentes mides, alguna es mes gran, datres són mes chicotetes; pero totes són de coló pardo, casi negre. Calandrino, habén totes estes coses pensat per a nell, fen vore que teníe que fé una cosa, se va separá de Maso, y se va proposá buscá esta pedra mágica; pero va pensá no féu sense que u sapigueren Bruno y Buffalmacco, als que volíe mol. Va aná a buscáls, per a que datres no hi anigueren antes que ells, y tot lo que quedáe de matí va passá buscánlos. Al final, sén ya passada la hora de nona, enrecordánsen de que traballaben al monasteri de les siñores de Faenza, encara que la caló apretáe fort y lo sol badáe les roques, casi corrén sen va adressá cap aon ells estáen, y cridánlos los va di:

- Compañs, si voléu créurem podem convertímos en los homens mes rics de Florencia, perque li hay sentit di a un home digne de fe que al Muñone ña una pedra que qui la porte damún es invissible; per lo que me pareix que sense tardá, antes que datre pugue aná a buscála, aniguem natros a per nella. Per sert que la trobarem, perque la coneixco; y cuan la haiguem trobat, ¿qué tindrem que fé mes que portála al morralet y aná a les taules dels cambistes, que sabéu que están sempre carregades de monedes de plata y de floríns de or, y agarrán totes les que vullgam? Dingú mos vorá: y aixina podrem fémos rics de repén, sense tindre tot lo san día que embadurná los muros com u fa lo caragol.

Bruno y Buffalmacco, al sentíl, van escomensá a riure per dins; y miránse la un al atre van ficá cara de extrañás mol, y van alabá la idea de Calandrino; pero va preguntá Buffalmacco cóm se díe esta pedra. A Calandrino, que ere ben du de mollera, ya se ni habíe anat lo nom del cap; per lo que va contestá:

- ¿Qué mos importe lo nom, ya que sabem la virtut? Yo dic que aniguem a buscála sense esperá gens.

- Pero be - va di Bruno - , ¿cóm es?

Calandrino va di:

- Ne ñan de diferentes formes y mides, pero totes són casi negres; per lo que me pareix que haurem de agarrá totes aquelles que veigam negres, hasta que trobem la que es; aixina que no pergam mes tems, anemhi.
A lo que Bruno va di:

- Pero espérat, home.

Y giránse cap a Buffalmacco va di:

- A mí me pareix que Calandrino té raó; pero no me pareix que sigue hora de aixó perque lo sol está alt y pegue dins del Muñone y haurá secat totes les pedres; per lo que casi totes pareixerán ara mes blanques. Pel matí, antes de que lo sol les haigue secat, sirán negres; y ademés de aixó, molta gen navegue avui per allí, perque es día laborable, y, al vóremos, podríen adiviná lo que estem fen, y potsé féu ells tamé; y podríe vindre a les seues mans y natros hauríem perdut lo san per la almoyna. A mí me pareix, si tos pareix a vatros, que éste es assunto de fé pel matí, que se distinguirán milló les negres de les blancotes, y ademés demá es festa, y no ñaurá per allí dingú que mos veigue.

Buffalmacco va alabá la opinió de Bruno, y Calandrino va concordá en ells, y van dessidí que en son demá domenge al matinet aniríen los tres juns a buscá aquella pedra; pero sobre totes les coses los va rogá Calandrino que en dingú del món parlaren de alló, perque an ell lay habíen dit en secreto. Los va contá ademés lo que habíe sentit de la comarca de Bengodi, en juramens afirmán que ere aixina com u díe. Cuan Calandrino se va separá de ells, van arreglá lo que faríen sobre este assunto. Calandrino va esperá en ansiedat la matinada; se va eixecá antes de fes de día y va aná a cridá als seus compañs, ixín per la porta de San Gallo y baixán pel Muñone, van escomensá a caminá per allí aball, buscán y trián códols. Calandrino anabe mes afanós, dabán, y rápidamen saltán ara aquí ara allá, aon alguna pedra negra veíe se aviáe y agarránla se la embutíe al pitral. Los seus compañs anaben detrás, y de cuan en cuan ne agarráen alguna, ne soltáen datres, pero Calandrino no habíe caminat mol cuan ya teníe lo pit ple, per lo que, alsánse les faldes del sayo, que no seguíe la moda de Hainaut, y fen en elles una ampla falda, apretánse be en la correcha, no mol después la va omplí, y después, fen falda de la capa, la va plená de pedres. Per lo que, veén Buffalmacco y Bruno que Calandrino estabe carregat y se arrimáe la hora de minjá, segóns lo pactat entre ells, li va di Bruno a Buffalmacco: - ¿Aón está Calandrino?

Buffalmacco, que lo veíe allí prop de ells, giránse en redó y mirán cap aquí y cap allá, va contestá: - No u sé, pero fa un momén encara estabe aquí prop de natros.

Va di Bruno: - ¡Que ha de fé poc rato! Me pareix está segú de que ara está a casa amorsán y mos ha dixat a natros en lo frenessí de aná buscán pedres negres per este Muñone aball. - ¡Ah!, qué be que ha fet - va di entonses Buffalmacco -, burlánse de natros y dixánmos aquí, ya que ham sigut tan tontos de créurel. ¿Tú creus que ñauríe algú tan saboc com natros que se haguere cregut que al Muñone se podríe trobá una pedra tan milagrosa? Calandrino, al sentí estes paraules, se va pensa que aquella pedra habíe arribat a les seues mans y que, per la virtut de ella, encara que estiguere ell presén no lo veíen. Contén, pos, de esta sort, sense díls res, va pensá en torná a casa; y tornán sobre les seues passes, va escomensá a colá.

Veén aixó, Buffalmacco li va di a Bruno:

- ¿Qué fem natros? ¿Per qué no mon anem?

A lo que Bruno va contestá:

- Va, anemon, pero juro per Deu que Calandrino no men fará ni una mes; y si estiguera prop de ell com u hay estat tot lo matí, li fotría una cantalada en este cantal al calcañá que sen enrecordaríe un mes sansé de esta broma.

Y di estes paraules y estirá lo bras y fótreli a Calandrino en lo códul al calcañá va sé tot una cosa. Calandrino, sentín lo doló, va alsá lo peu y va escomensá a bufá, sense cridá, y va aná coixeján. Buffalmacco, agarrán una pedra de les que habíe plegat, li va di a Bruno: - ¡Ah, mira este códul: aixina li assertara ara mateix al riñoná a Calandrino! Y, soltánlo en forsa, li va fotre un bon cop als riñons. Y, en ressumen, de tal guisa, ara en una paraula y ara en un atra, per lo Muñone amún hasta la porta de San Gallo lo van aná lapidán.

Allí, tirán an terra les pedres que habíen arreplegat, una mica se van pará a parlá en los guardes de la aduana, y estos, informats per nells, van fé vore que no véen a Calandrino y lo van dixá passá, soltán la rissa mes gran del món cuan ya estáe mes abán. Calandrino, sense pará va tirá cap a casa seua, que estabe a la vora del Canto della Macina; y tan favorable li va sé la fortuna a la burla que mentres Calandrino anáe per la glera del riu y después per la siudat, dingú li va dirigí la paraula, ya que ne va trobá a mol pocs, perque tots estáen almorsán. Va entrá a casa carregat, y estáe la seua dona (que teníe per nom doña Tessa), dona hermosa y valenta, a dal de la escala, y una mica enfadada per tardá tan, y veénlo vindre carregat com un ase catalá, va escomensá a renegál:

- ¡Ya te porte lo dimoni! Tot lo món ha minchat ya cuan tú vens a fe un mos. -

Lo que sentín Calandrino y veén que ella lo veíe, ple de rabia y de doló va escomensá a quirdá: - ¡Ay!, dona roína, pos eres tú la que me has arruinat, pero per Deu que me les pagarás. Y puján a una saleta y descarregades allí totes les pedres que habíe plegat, cabrejat va corre cap a la seua dona y, agarránla per les trenes, la va tirá an terra, y allí, tan cuan va pugué moure brassos y cames, tantes puñades y patades li va fotre per tot lo cos, sense dixáli al cap pels ni cap os damún que no estiguere machacat, sense que li valguere de res demaná mersé a la dona en los brassos en creu.

Buffalmacco y Bruno, después de enríuressen en los guardes de la porta, a pas lento van aná seguín de lluñ a Calandrino; y arribán a la seua porta, van sentí la palissa que a la seua dona li pegáe, y fen vore que arribáen entonses, lo van cridá. Calandrino, tot suát, roch y baldat, se va assomá a la finestra y los va demaná que pujaren aon ell estabe.
Ells, fénse los enfadats, van pujá y van vore la saleta plena de pedres escampades, y a un racó a la dona despelussada, tota blanca y en moratons blaus a la cara, plorán desconsoladamen; y al atra part Calandrino, bufán de cansat y abatut, assentat. Y después de habé mirat un rato van di: - ¿Qué es aixó, Calandrino? ¿Vols fé un muro, que veém tantes pedres? Y ademés de aixó, van afegí:

- ¿Y doña Tessa qué té? Pareix que li has pegat; ¿quínes novedats són éstes? Calandrino, cansat per lo pes de les pedres y per la rabia en la que li habíe pegat a la seua dona, y en lo doló de la fortuna que li pareixíe habé perdut, casi no podíe traure alé per a pronunsiá sanseres les paraules de la seua resposta; per lo que, donánli tems, Buffalmacco va tornáy: - Calandrino, si estabes enfadat per algo, no teníes per naixó que pagáu en natros; que, después de que mos has portat a buscá en tú la pedra pressiosa, sense dílay ni a Deu ni al diable mos has dixat com a dos cabrons al Muñone y has tornat a casa, lo que tenim per mol gran maldat; pero per sert que ésta sirá la radera que mos farás.
An estes paraules, Calandrino, esforsánse, va contestá:

- Compañs, no tos enfadéu: les coses han passat de un atra manera. Yo, desventurat, había trobat aquella pedra; ¿y voléu sabé si dic la verdat? Cuan vau preguntá per mí, yo estaba a menos de deu brassos de vatros, y veén que tos arrimáeu y no me veíeu, vach aná dabán de vatros, y portán esta seguida hasta casa hay arribat.

Y escomensán per una punta, hasta l´atra los va contá lo que ells habíen fet y dit, y los va amostrá la esquena y los calcañás, cóm los teníe de les codolades, y después va seguí:

- Y tos dic que, entrán per la porta en totes estes pedres damún que aquí veéu, res me van di (y sabéu lo desagradables y marejadós que solen sé) los guardies que u volen mirá y regirá tot, y ademés de aixó, me hay trobat pel carré a mols dels meus compares y amics, que sempre solen dirigím algún saludo o invitám a beure, y no ne ha ñagut cap que me diguere ni mija paraula, perque no me veíen. Al final, arribán aquí a casa, este dimoni de dona me se ha ficat dabán y me ha vist, perque, com sabéu, les dones fan pedre la virtut a totes les coses; de lo que yo, que podía considerám lo home mes afortunat de Florencia, me hay quedat lo mes desventurat: y per naixó la hay esbatussada tan com hay pogut moure mans y peus, y no sé qué m´ha frenat de talláli les venes, ¡me cago en la hora cuan primé la vach vore y cuan vach vindre an esta casa!

Y tornán a ensendres de rabia, volíe eixecás per a torná a pegáli. Buffalmacco y Bruno, sentín estes coses, ficáen cara de extrañás mol y assobín confirmaben lo que Calandrino díe, y sentíen tan grans ganes de petá a riure que casi explotaben; pero veénlo rabiós eixecás per a pegáli un atra vegada a la seua dona, paránlo, lo van aguantá, diénli que de estes coses cap culpa teníe la seua dona, sino ell, que sabén que les dones fan pedre la seua virtut a les coses, no li habíe dit que se guardare de ficás dabán aquell día. Y esta precaussió Deu lay habíe privat, o perque la sort no teníe que sé seua, o perque teníe al ánim engañá als seus compañs, als que, cuan sen va doná cuenta de habéla trobat los u teníe que habé dit. Y después de moltes paraules, no sense gran faena, van reconsiliá an ell y a la dona machacada, y dixánlo melancólic a la casa plena de coduls, sen van aná.

jueves, 2 de mayo de 2019

Cuarta jornada

CUARTA JORNADA

Escomense la cuarta jornada del decamerón, en lo gobern de Filostrato, aon se raóne sobre aquells que van tindre un final infelís en los seus amors.
Mol volgudes siñores, tan per les paraules escoltades als homes sabios com per les coses que hay vist y lligit moltes vegades, jusgaba yo que lo impetuós ven y ardó de la enveja sol habíe de amenassá les altes torres y les mes eixecades puntes dels ábres; pero en la meua opinió me trobo sobremanera engañat. Perque fugín yo, y habénme sempre ingeniat en fugí del fiero ímpetu de eixe rabiós espíritu, no sol per los plans sino tamé per les profundíssimes valletes, callat y amagat, me hay ingeniat en caminá; lo que pot pareixe ben cla a qui les presentes noveletes llich, que no sol en florentino vulgar y en prosa están escrites per mí y sense títul sino tamé en estil humildíssim y baix tan com se pot, y no per tot aixó hay pogut dixá de sé fieramen atacat per aquell ven (hasta casi desarrailat) y de sé ferit per los mossos de la enveja; per lo que puc compéndre que es verdat lo que solen di los sabios: que només la miseria dixe de sé envejada an este món presén. Pos ha ñagut qui, discretes siñores, lligín estes noveletes, han dit que vatres me agradéu massa y que no es cosa honesta que yo tan me complaga en agradatos y consolatos y algúns encara han dit algo pijó: en alabatos com u fach. Atres, mostrán vóldre parlá mes reflexivamén, han dit que a la meua edat ya no está be perseguí estes coses: parlá de dones y convoyáles.
Y mols, mostránse mol preocupats per la meua fama, diuen que milló faré en está en les musses al Parnaso o Parnasso que en estes charrades mesclám en vatres. Y ñan algunes, mes despechades que parlán en sabiduría, que han dit que faría milló en pensá aón podría guañám lo pa que aná paupán lo ven. Y algúns atres diuen que les coses que tos conto han passat de un atra manera, y se les ingenien en demostráu. Aixina que, per tantes y tals bufades, per tan afilades dens, valeroses siñores, mentres milito al vostre servissi, estic afuetát, molestat y, en fin, crussificat en viu. Estes coses en tranquil ánim, u sap Déu, escolto y séntigo, y sense replicá en alguna bona resposta me les trac dels oíts. Pero antes de que escoménsa a contestá an algú, voldría contá una part de una história.
A la nostra siudat, fa ya mol tems, va ñabé un home de nom Filippo Balducci, home de condissió bastán modesta, pero ric y ben despachat y tan hábil en les coses que lo seu estat requeríe. Teníe a una Siñora per dona a qui tendramen volíe, y ella an ell, y juns portaben una vida felís, sense ficá tan afán en datra cosa mes que en agradás la un al atre. Va passá que, com passe a tots, la bona Siñora se va morí y no va dixá res seu a Filippo, mes que un fill únic consebit de ell, de uns dos añets. Filippo, per la mort de la seua dona se va quedá tan desconsolat com may se habíe quedat dingú al pédre a una persona volguda; y veénse sol sense la seua compañía, se va dessidí a dedicás al servissi de Déu, y fé lo mateix del seu fill minut. Per lo que, donán totes les seues coses per lo amor de Déu, sense tardá sen va aná cap a la punta del Monte Sinerio (Senario) y allí se van embutí los dos a una selda minudeta, y vivíen de almoines, féen dijú y resáen. Se guardabe de parlá de cap cosa temporal ni de dixáli vore cap de elles a son fillet, per a que no lo apartaren del servissi al Siñó, y sempre li parlabe de la glória de la vida eterna y de Déu y de los sans, sense enseñáli datra cosa mes que les santes orassións. Y en esta vida mols añs lo va tíndre, sense dixál eixí de la selda ni amostráli res mes que la vida de devossió a Deu. Acostumbrabe lo bon home a aná alguna vegada a Florencia, y de allí, segóns les seues nessessidats ajudat per los amics de Déu, a la selda sen entornabe. Va passá que tenín lo jove devuit añs, y sén Filippo agüelet, un día li va preguntá que aón anabe. Filippo lay va di; a lo que va contestá lo mosso:
- Pare, vosté ya es agüelo y mal pot soportá los patiméns; ¿per qué no me portéu una vegada a Florencia, per a que, dixánme conéixe als amics de Déu y vostres, yo, que soc jove y ting mes forses que vosté, puga después aná a Florencia a tratá los vostres assuntos cuan u vullguéu, y vosté pugue quedás aquí?
Lo bon home, pensán que son fill ya ere prou gran, y estabe tan aveat al servissi de Déu que difíssilmen les coses del món podríen atráurel, se va di: «Be diu éste».
Per lo que, tenín que aná a Florencia, sel va emportá en ell. Allí lo jove, veén los edifissis, les cases, les iglesies y totes les demés coses de la siudat, com qui no sen enrecordabe de habéles vist, va escomensá a maravillás mol, y li fée moltes preguntes a son pare, qué es aixó, cóm se diu. Lo pare lay díe y ell, quedánse contén de sentíu, li preguntabe un atra cosa. Y preguntán de esta manera lo fill y contestán lo pare, per ventura se van topetá en un grupo de belles mossetes emperifollades veníen de un convit de bodes. En cuan les va vore lo jove, li va preguntá a son pare qué ere alló.
Lo pare li va di:
- Fill meu, acacha la vista, no les miros, que són cosa roína.
Va di entonses lo fill:
- Pero ¿cóm se diu aixó?
Lo pare, per a no despertá lo poc convenién dessich carnal del jove, no va volé nombráles pel seu propi nom, es di, «dones», sino que va di:
- Se diuen ganses.
¡Maravillosa cosa de sentí! Aquell que may a la seua vida ne habíe vist cap, sense preocupás de los palaus, ni del buey, ni del caball, ni del burro, ni de los dinés ni de atra cosa que haguere vist aquell día, va di:
- Pare, yo vull tíndre una de estes ganses.
- ¡Ay, fill meu! - va di lo pare -, calla, que són una cosa mol roína.
Lo jove, preguntánli, li va di:
- ¿Aixina són les coses roínes?
- Sí - va di lo pare.
Y ell va di entonses:
- No sé lo que diéu, ni per qué éstes són coses roínes: al meu respecte, no me ha paregut hasta ara vore may res tan majo y agradable com elles. Són mes majes que los cordés pintats que me hau enseñat moltes vegades. ¡Ay!, si tos importo algo, feu que mon emportém una allá dal y yo la portaré a pasturá.
Va di lo pare:
- No u vull; ¡no saps tú aón pasturen!
Y va vore que la naturalesa ere mes forta que lo seu ingenio, y se va arrepentí de habél portat a Florencia.

Me val en lo que hasta aquí hay contat de la presén novela. Diuen, pos, algúns dels que me censuren que fach mal, oh joves dames, esforsánme massa en agradatos; y que vatres massa me agradéu. Aixó u confesso; me agradéu y me esforso en agradatos; y los pregunto si de aixó se maravillen considerán no ya lo habé conegut lo besás y lo abrasás y los plassentés ajuntaméns que en vatres, dolsíssimes siñores, se tenen moltes vegades, sino sol lo habé vist y vore continuamen les corteses costums y la atractiva hermosura y la cortés gallardía y ademés de tot aixó, la vostra señoril honestidat: cuan aquell que nutrit, criat, creixcut a un monte salvache y solitari, dins de los límits de una minuda selda, sense datra compañía que son pare, al vóretos, vau sé dessichades per nell, y seguides en afecte.
¿Hauríen de empéndrem, de amonestám, de castigám éstos si yo, que ting un cos que lo sel va fé per a amatos, y yo desde la meua infánsia l´alma tos vach dedicá al sentí lo poder de la llum de los vostres ulls, la suavidat de les vostres paraules y les flames enseses per los vostres suspiros, si me agradéu y si yo en agradatos me esforso; y espessialmen tenín en cuenta que antes que res vau agradá a un ermitañet, a un jovenet sense sentit, casi a un animal salvache? Per sert que qui no tos vol y per vatros no dessiche sé amat, com persona que ni los plaés ni la virtut de la natural afecsió sentix ni coneix me reprén: y poc me preocupo per naixó. Y qui contra la meua edat va parlán muestre que mal coneix que encara que lo gos té lo cap blang, la coa la té verda; als que, dixán a una vora les bromes, contesto que may reputaré vergoñós per a mí hasta lo final de la meua vida lo convoyá an aquelles coses a les que Guido Cavalcanti y Dante Alighieri ya agüelos, y micer Gino de Pistoia mol agüelet van tindre en honor, y van buscá lo seu plaé.
Y si no fore que siríe eixímen del modo en que se acostumbre a parlá, portaría aquí al mich la história, y la mostraría plena de homes vells y valéns que als seus añs mes madús mol se van esforsá en convoyá a les dames, lo que si ells no u saben, que vaiguen y u adeprénguen. Que se quedon en les musses al Parnaso, afirmo que es un bon consell: pero no sempre podem quedámos en les musses ni elles en natros. Les musses són dones, y encara que les dones no valguen lo que valen les musses, tenen en lo primé aspecte semellansa en elles, aixina que encara que per un atra cosa no me agradaren, només per naixó hauríen de agradám; sense contá en que les dones ya van sé per a mí ocasió de compóndre mil versos. Elles me van ajudá be y me van mostrá cóm escriure aquells mil; y potsé per a escriure estes coses, encara que humildíssimes siguen, tamé han vingut algunes vegades a está en mí, en servissi potsé y en honor de la semellansa que les dones tenen en elles; per lo que ni del Monte Parnaso ni de les musses me separo tan com mols creuen.
Pero ¿qué los direm an aquells que de la meua fama tenen tanta compassió que me aconsellen que me busca lo pa? Sertamen no u sé, pero, volén pensá quina siríe la seua resposta si per nessessidat los u demanara an ells, penso que diríen: «¡Búscateu a les teues fábules!». Mes han trobat entre les seues fábules los poetes que mols rics entre los seus tessoros, y mols ne han ñagut que anán detrás de les seues fábules van fé florí la seua edat, mentres per lo contrari, mols al buscá mes pa del que nessessitaben, se van morí sense madurá. ¿Qué diré mes? Si me sobrevinguere la nessessidat yo sé, segóns lo Apóstol, viure tan a la abundánsia com patí la miseria; y per naixó dingú se té que preocupá de mí mes que yo. Y los que diuen que estes coses no han passat aixina com les conto, me agradaríe mol que trobaren les originals, que si no concordáren en les que yo escric, justa diré que es la seua reprimenda y en corregím yo mateix me les ingeniaré; pero mentres no aparegue res mes que paraules, los dixaré en la seua opinió, seguín la meua, dién de ells lo que ells diuen de mí. Y com ya hay contestat prou per esta vegada, dic que en la ajuda de Déu y la vostra, gentilíssimes siñores, en qui espero, armat y en bona passiénsia, en aixó tiraré cap abán, girán la esquena an este ven y dixánlo bufá, perque no vech que pugue passám a mí datra cosa mes que lo que li passe al polset, que, bufán lo torbellino, o de la terra no lo mou, o si lo mou lo porte cap amún y moltes vegades damún del cap de los homes, sobre les corones de los reys y de los emperadós, y a vegades damún dels alts palaus y sobre les eixecades torres lo deposite; de los que, si cau, mes aball no pot arribá del puesto aon va sé portat. Y si alguna vegada en tota la meua forsa me vach disposá a complaítos en algo, ara mes que may u faré, perque sé que datra cosa dingú podrá di en raó, que los demés y yo, que tos volem, naturalmén obrem; y per a vóldres oposá a les leys de la naturalesa se nessessiten moltes grans forses y moltes vegades no sol en vano sino en grandíssim mal del que se afane se fiquen en obra. Estes forses, confesso que ni les ting ni dessicho tíndreles en aixó, y si les tinguera, antes a datres les hi dixaría prestades que les faría aná per a mí. Per naixó, que cállon los criticadós y criticadores, y si calentás no poden, que viguen carpits, y que se quedon en los seus plaés (bastán corruptes), y a mí que me dixon en los meus, an esta curta vida que mo se done, y que me dixon tranquil. Pero ham de torná, perque ya ham divagat prou, oh hermoses siñores, allá de aon vam eixí, y ham de seguí lo orden escomensat.
Lo sol ya habíe fet amagás a tots los estels y la terra humida y en sombra de la nit se anáe eixugán, cuan Filostrato, eixecánse, a tota la seua compañía va fé alsá, y anán cap al hermós jardí, per allí van escomensá a passejás; y arribada la hora de minjá, van amorsá allí aon habíen sopat la nit passada. Y cuan se van eixecá de la michdiada, están lo sol al cenit, de la manera acostumbrada prop de la fresqueta fon se van assentá o gitá, y entonses Filostrato a Fiameta li va maná que escomensare en les históries, y ella va escomensá aixina: