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domingo, 21 de noviembre de 2021

DVA, Gerónimo Borao, Notas al pie.

NOTAS AL PIE

DVA, diccionario, voces, aragonesas, Gerónimo Borao, kindle

(1) Álvaro, amigo y biógrafo de S. Eulogio, se lamenta en su Indículo luminoso de que los latinos dejasen por el árabe su propia lengua. Ese irrebatible texto, aducido por Aldrete en el cap. 3. P. I. de su Origen y principio de la lengua castellana (Roma 1606) y apoyado después (P. II cap. 14) con muchos autores de gran nota, demuestra que ambos idiomas, el latín y el árabe, nos fueron del todo vulgares, principalmente el primero.

(2) Recordamos haber visto indicada esta idea, por lo demás muy obvia, en el famoso y muy apreciable Diálogo de las Lenguas.

(3) Había, en efecto, un lenguaje que llamaban los romanos militar y que ya prescindía algo de la declinación: Cornelio Tácito se conduele de las pérdidas que había sufrido la buena latinidad. S. Gerónimo alude alguna vez al decaimiento de la lengua latina, y S. Isidoro llama latín mixto al idioma corrupto originado por las conquistas: en cuanto a la universalidad de este latín en España, la demuestra Berganza de acuerdo (como ya lo hemos dicho) con Aldrete, aduciendo algunas razones y documentos atendibles, y probando que hasta las mujeres, y por consiguiente el pueblo, oían y entendían las escrituras latinas.

(4) Así como el lenguaje actual precede del latín españolizado, así también hubo lenguaje bárbaro que era español latinizado, como lo comprueba un documento de regular latín que Berganza vio traducido marginalmente a otra especie de latín macorrónico el que se decía bracaret por amplecteretur, mataret por occideret, ayat usuale lege por sit usus et lex.
(5) Terreros en su Paleografía, atribuida al P. Burriel, divide nuestra lengua en épocas o temporadas, y en la segunda, que corre del siglo V al VIII, supone su nacimiento, así como en la siguiente hasta el siglo XI su cultura: Aldrete asienta que de la corrupción latina nació el idioma vulgar hasta que los árabes vinieron a modificarlo, si bien más adelante establece al сар. V de la P. I que los godos estragaron la lengua romana aunque sin introducir la suya: el abate Andrés, ya que no concede al siglo VIII los compuestos en alabanza de unos caballeros gallegos que vencieron con ramas de higuera a los moros que cobraban el feudo de las cien doncellas, ni el poema en octavas a la pérdida de España que citó Faría en sus Comentarios a Camoens, supone del siglo XI los poemas del Cid y de Fernán González e igualmente los versos del capitán portugués Gonzalo Hermiguez dirigidos a su esposa Ouroana, como también la cultura de nuestra lengua.
(6) Los eruditos anotadores de Ticknor, SS. Gayangos y Vedia, apuntan dos piezas del año 950, pero lo hacen con mucha reserva, diciendo que son documentos curiosos, si no están romanceados en época más moderna, lo cual nos parece a nosotros incuestionable.
(7) Es la restitución a Dios de un monasterio benedictino ; pero aunque el autor de la Declamación contra los abusos introducidos en el castellano lo cita como el documento más antiguo que ha llegado a su noticia, ¿quién que conozca la formación de nuestro idioma podrá convenir ni un momento con esa opinión ni conceder a esa escritura mayor antigüedad que la del siglo XIV? Hable por nosotros el siguiente fragmento: “ofrecemos a Dios este monasterio, e la su piedad no desdeñe este donecillo ofrecido de las nuestras manos (magüer pequeñuelo) ansi como recibió los dineros de la viuda del Evangelio, e sobre esto hacemos promision que ge la damos con todas sus pertenencias.” Compárese este trozo con
cualquiera pasaje del Fuero Juzgo, obra bien conocida y cuya traducción se mandó hacer dos siglos después en 1241.

(8) Citado pero refutado por Ticknor.

(9) Citado por Marina pero con las vehementes sospechas de ser una traducción del siglo XIV.

(10) La confirmación de la carta-puebla de Avilés.

(11) Con estos mismos documentos y con otras tan poderosas razones muy dignas de su acreditada ilustración, impugnaron los SS. Durán y Hartzenbusch, en carta particular que hemos tenido el gusto de ver, la Introducción al Poema del Cid que acababa de publicar en París Mr. Damas Hinard, libro que hoy es ya más conocido por los trabajos periodísticos en que más tarde ha sido impugnado.
(12) Algo, como se vé, deja de traducir, sin duda por serle incógnito, y algo traduce literalmente que nosotros no entendemos.
(13) Estos documentos están tomados del abundantísimo
Apéndice a las Antigüedades de Berganza, en el cual se copian doscientas y una escrituras, diez Cronicones, y en diez y ocho capítulos multitud de formularios relativos al ritual y ceremonias de la Iglesia.
(14) La constitución aragonesa (dice el Sr. Escosura Hevia en su Ensayo sobre el feudalismo) fue mejor que la castellana, la reconquista más rápida y ordenada, la restauración de las poblaciones con más medios y bajo mejores auspicios, la civilización penetró antes y fue más precoz, y hasta los reyes aragoneses fueron en general superiores, y en las Cortes la nobleza se unía más al brazo popular que en las Cortes de Castilla.»
(15) Monlau, en su reciente Diccionario etimológico, dice acertadamente que Aragón contribuyó a pulir el romance castellano.
(16) Hay, no obstante, quien atribuye a Alonso V de Aragón y a Fernando el Católico la influencia castellana sobre Nápoles que llegó (dicen) hasta el punto de hacer allí vulgar la lengua castellana: más tarde ya sabemos que otro hombre ilustre de raza aragonesa, Antonio Pérez, hizo familiar el idioma español entre las personas cultas de la corte de Francia con provecho de aquella literatura.

(17) Este nos parece el lugar oportuno para citar un breve pero apreciable trabajo que no hemos leído sino después de preparado el nuestro para la impresión. Nos referimos al Discurso sobre el origen, uso y cultura de la lengua española en Aragón, impreso en el Memorial literario de febrero y marzo de 1788, en el cual se desarrollan en general las propias ideas que en esta Introducción, aduciéndose tal cual vez argumentos idénticos, como el que más adelante presentamos acerca de los vocablos aragoneses declarados por Blancas. Enuncia, comúnmente sin correctivo, las ideas de Masdeu que considera a los idiomas catalán y valenciano como padres del provenzal y castellano, de Bastero que tiene a la poesía vulgar por hija de la literatura provenzal, de Nasarre que supone la inmigración de esta en Castilla, y de Terreros que atribuye por el contrario a la influencia castellana de los tiempos de Fernando el Magno la entrada del idioma general en Aragón; pero supone que no existen documentos castellanos anteriores al siglo XIII contra lo que llevamos demostrado, explica la colección legislativa del obispo Canellas (Vidal Mayor) como prueba de que el catalán era una de tantas lenguas como en Aragón se usaban, y asegura, en fin, que de los instrumentos consta haber hablado siempre el español los reyes aragoneses, que es lo que en el texto a que se refiere esta nota no nos atrevemos a asegurar por nuestra parte.

(18) En 1848 se publicó, con otros documentos sobre la segunda expedición de Alonso V en 1432, un «Libre ordinari de dates, fetes per en Bernat Sirvent tesorer general desde maig de 1432 fins lo derrer die de decembre apres seguent.»

(19) Sirva de ejemplo el que se formó para justificar en 1363 la muerte del infante
D. Fernando hermano de Pedro el Ceremonioso.
(20) Pero ese latín era en muchos fueros tan impuro como lo fue generalmente en la edad media; y porque de él mismo se puede fácilmente deducir el que en Aragón había de usarse como vulgar, copiaremos un trozo correspondiente a 1247, que dice: «Villana debet habere per suas dotes unam domum coopertam in qua sint duodecim bigæ et unam arenzatam vinearum et unum campum in quo possit seminare unam arrobam tritici in voce linaris, et suas vestes
integré et suas joyas et unum lectum bené paratum de melioribus pannis qui sint in domo et duas meliores bestias de domo aptas ad laborandum cum omnibus suis apparamentis.»
(21) Ticknor cita un certamen celebrado en Valencia el año 1474, en que se presentaron cuatro poesías castellanas: Milá dice en sus curiosísimas Observaciones sobre la poesía popular que los romances castellanos se hicieron tradicionales ya en el siglo XV.
(22) Algunos ponen en duda la autenticidad de esa Crónica.

(23) En lo que realmente se llama Aragón que es el objeto principal de nuestra tarea, sobre todo desde este párrafo, pues por lo demás ya sabemos que la Corona aragonesa se ha designado muchas veces con el nombre común de Aragón, como se ve en aquellos versos de Bernardo de Auriac, trovador del siglo XIII, en que dice de los catalanes.

Et auziran dire por Aragó

Oil et neuil en luec d'oc e de no.
(
y oirán decir por Aragón oil y neuil en lugar de oc y de no. Oc, och, hoc : sí en Occitan, occitano, langue d'oc, lenga d'oc, lengua de oc. En 146x los deputats del general de Cathalunya aún escriben oc, och, hoc)
(24) D.
Mariano Nougués en su obra histórica sobre la Aljafería, en quien sospechamos que haya influido el recuerdo que hace el abate Andrés del Sr. de la Curne, colector diligente de poesías provenzales, a quien una poesía francesa antigua hizo deducir ante la Academia de Inscripciones y Bellas letras que los catalanes y aragoneses hablaron la lengua de oc.
[25] Cuyo idioma, según dice Latassa, estaba influido aquí “de muchos otros que entonces se usaban según la mezcla de las naciones que en las ordinarias guerras contra moros concurrian de gascones, bretones, navarros, narbonenses, proenzales y otras gentes.”
(26) Adocir por traer, agenollarse por arrodillarse, afeitado por aderezado, costado por lado, cojines por almohadones, en guisa por a manera de, en torno por alrededor, extraños por
extrangeros, fillos por hijos, home por hombre, non por no, prender por tomar, trovar por hallar, vegadas por veces y viello por viejo ¿no son castellanas o por lo menos no lo han sido?.
[27] «Muchos, dice, le nombran con vilipendio la vil plebe, el ignorante vulgo; pero bien le pueden tratar como quieran que al cabo
el vulgo ha de ser el que forme la lengua y el que arrastre a los doctos y los envuelva en su lenguaje... el vulgo los redujo a hablar bárbaramente y les hizo admitir a pesar suyo el romance.» (corrupción del latín)

[28] En la sección de mss. de la Biblioteca nacional existía, según el Índice que formaron los Iriartes, una Crónica de los reyes de Aragón en lengua aragonesa, y el reciente decreto de Archivos y Bibliotecas (17 de Julio de 1858) dispone que se reúnan en edificio cercano a la corte los archivos de las órdenes militares en sus dos lenguas de Castilla y Aragón, pero indudablemente que se refiere, sin bastante propiedad, a la lengua de la corona de Aragón. - Actualmente en la baronía de Arenoso, y en algunos pueblos del río Mijares, como Villahermosa, se habla el español que allí llaman el aragonés, según lo indica el diligente escritor D. Braulio Foz en el tomo V de su Historia de Aragón. Por lo demás en Aragón hay tal anarquía en el idioma, que existen pueblos muy próximos entre sí pero muy apartados de lenguaje, por ejemplo, Castelserás, Valdealgorfa y Codoñera, en la provincia de Teruel partido de Alcañiz: en los dos primeros se habla castellano, en el último cierta informe mezcla de modismos aragoneses, catalanes y valencianos. (chapurriau)
(29) Latassa enumera ocho diversos códices, sin los que existían fuera de España.
(30) Si el príncipe de Viana, por lo demás sujeto de muchas letras, fuese autoridad en la materia, citaríamos aquel pasaje de su revuelta Crónica en que, refiriendo la jornada de
Alcoraz (1096), cuenta que a la grupa de S. Jorje vino un caballero alemán a la batalla, "e por cuanto entendia gramática entendiéronle algunos e fablaronle en latin,” lo cual probaría, no precisamente que hubiese tal caballero alemán, que esto ya no lo creyó Zurita, sino que el príncipe de Viana suponía raro el latín y común el romance en aquella época.
(31) Briz Martínez ya hemos visto que traslada los fueros en su propio lenguaje antiguo; Larripa se refiere con Pellicer a manuscritos de grande antigüedad; Morlanes dice que el códice que poseía era copia de un libro muy antiguo; Quinto, resolviendo en cierto modo la cuestión aunque no la trataba de propósito, dice que las leyes de Sobrarbe compiladas por el concilio y cortes de Jaca en el siglo XI se hicieron en la lengua española de la época.

(32) Y conservando, por cierto, algunas palabras españolas, como amigas por mancebas, que tiene la traducción de Salanova. Añadamos aquí, por más que no sea el lugar muy oportuno, que de algunas palabras, al parecer aisladas, se infiere rectamente el uso del lenguaje español, como en efecto se desprende de muchos antiguos apellidos, por ejemplo, Maza de Lizana, Castellezuelo, Pedro Medalla, y los muchísimos más que sería impertinencia enumerar.
(33) Hállase perfectamente servido por el ilustrado paleógrafo y filólogo D. Manuel Goicoechea.
(34) Sepan todos los ommes que agora son e los que an de uenir que auian grand contienda entre los monges de
Berola (Veruela, Beruela) e los ommes de Transmonz (Trasmoz; trans monz, detrás del monte, Moncayo, como la tramuntana, tramontana) sobre el término de Beruela e de Trasmonz. Ond los monges de Berola sobre esta contienda e sobre grandes fuerzas que les fazien ommes de Trasmonz no lo podieron sofrir e ouieron se arrencurar al sennor Rey, e el sennor Rey quando ovo oido la rancura de los monges, mandó a D. Pedro Cornel so mayordomo o a D. Pedro Perez so justicia que uiniesen ambos a Veruela e que uidiesen sobre que eran estas rencuras que auian los monges de los ommes de Strasmoz, (como Strasburg) e oidas todas las razones de cada unos, que diessen a cada uno sos drettos. Et D. Pedro Cornel e la justicia D. Pedro Perez binieron por mandamiento del Rey en Beruela e ellos por amor que mas dretturerament podiessen est pleyto determinar, embiaron por el Bispe (bisbe; ovispo, vispe) e pos ommes buenos de Tarazona, scilicet por D. J. Perez justicia de Tarazona que tiene el castillo e la uilla de Trasmonz e por D. Xemen Perez de Tarazona e por D. Martin Perez so ermano e por D. Rodrigo ermano de la justicia e por otros ommes buenos. E fueron de los monges en aquel logar presentes, scilicet el prior de Beruela D. Ferrando de Tarazona el cellerer maior D. Guillem Dengaus e D. J. Maza e D. Sanz de Tudela monges de Berola o D. Fr. Sanz de Campan. E de los vecinos de Trasmonz fueron D. Martin de Trasmonz caualero e D. Lop el capellan, de los lauradores D. Mateu D. Eneco Nanairs e D. Blasco Morana. E de los moros Mahomat Lombacho e Zabéyt de la Puerta e muytos otros siquiere de los monges de Berola si quiere de los ommes de Trasmonz. E todos ensemble plegados, D. Pedro Cornel e D. Pedro Perez la justicia demandaron a los monges de Berola e a los omines de Trasmonz a la una e a la otra parte si auian cartas algunas o algunos instrumentos de desterminamiento de questos términos. En esto respondieron los monges e los ommes de Trasmoz e dixieron que non, e assi lo trobaron en pesquisa por uerdat que ni los ommes de Trasmonz ni los monges no tenian recapdo nenguno de desterminamiento. Ond D. Pedro Cornel e la justicia D. Pedro Perez odiendo esto e trobandolo en berdat que ni los monges ni los ommes de Trasmonz no tenian recapdo nenguno ouieron so consello con el Bispe D. Garcia Frontin e con los otros buenos ommes que de susso son escriptos; e andando los términos todos en semble e uidiendo daron por termino a Bera (Vera del Moncayo) del camino que va de Beruela a Tarazona enta juso todo. Et del camino que es dito enta suso daron por término a Trasmonz. Salvas las heredades que a y Beruela. El asi desterminados los términos de Bera e de Trasmonz daron sos dreytos a cada uno plaziendo al sennor Rey. Esto todo acabado, demandaron de cabo D. Pedro Cornel e D. Pedro Perez la justicia en presencia de todos los que de suso son nonmados demandaron e pesquisieron si auieu (la segunda u parece n invertida: auien) nengun desterminamiento nuncha feyto entre Beruela e Trasmonz e trobaron que si, e ellos demandaron en uerdat que qui lo sauie esto; e fue aduyto un omme de Trasmonz por nomne D. Eñego Nauarro que auia bien C annos en testimonio e dixo que él era estado en desterminamiento de Beruela e de Trasmonz, e mandaronle de parte del Rey e coniuraron lo sobre periglo de so alma que el que dixiere verdat. E respuso el e dixo:
jo digo a Dios uerdat e a los que aqui sodes por mandamiento del Rey mi sennor que io fu en determinamiento de Beruela e de Trasmonz. E pudiemosnos a desterminar suso en el cerro sobre la estancha de D. Matheu alli *ose parte el término de Trasmonz e de Leytago e uiniemos por el cerro a suso e alli quomo aguas vierten enta Trasmonz diemos a Transmonz por término. E alli quomo aquas vierten enta Berola diemos a Beruela por término e acha juso al fondon diemos todo el cabezo de Otunna a Berola. Et quando esto ovieron oido, D. Pedro Cornel e D. Pedro Perez la justicia mandaron por partes del Rey que assi quomo hauian trobado en pesquisa e en uerdat que assi fuese tenudo por siempre entre el desterminamiento de Beruela e de Trasmonz. Esto todo aposado quomo de suso es escripto a plazimiento de ambas las partidas, mandaron de mas D. Pedro Cornel e D. Pedro Perez la justicia con consello del Bispe e de todos los otros bonos ommes que en el logar eran que si bestiar o ganado de los monges entrase en el regadio del término de los de Trasmonz, que los omes de Trasmonz podiessen pendrar a los monges por so calonia assi quomo es fuero de tierra a los ommes de Trasmoz de este desterminamiento que fo feyto fueron pagados los unos y los otros ambas las partidas. E fueron de estos desterminamientos testimonias en cuya presentia fueron feytos D. Garcia Frontin bispe de Tarazona e D. Blascho Perez e D. Martin Perez e D. Garcia Ximenez fillo D. Xemen Perez canonicus e D. Guillen Abbat de Firto e D. Domingo Arzez prior del dito logar e D. Lop Cellarer de Fito. E de los caualleros e de los bonos ommes de Tarazona D. Juan Perez justicia de Tarazona e D. Xemen Perez e D. Martin Perez so ermano e D. Rodrigo ermano de D. Juan Perez justicia de Tarazona. Esto fo feyto en el mes de Septembre pridie Kalendas Octobris era MCCLXXIIII. Nos D. Jaime por la gracia de Deus Rey daragon e de mayorchas e de Valentia comte de Barzalona e de Urgel e sennor de Montpesler otorgamos la present carta e tenemosla por firme = Signum + Jacobi Dei gratia Regis Arag et mayoricar. et Valencie commes Barch. et Urgel et dux montisp. - Raymundus notarius publicus et juratus Tirason. (Tirasona, Tarazona, etc.) praecepto domini regis scripsit per alfabetum divisit.
(35) D. Luis Exea y Talayero en su muy erudito Discurso histórico-jurídico sobre la instauración de la Santa Iglesia cesaraugustana en el templo máximo de San Salvador, 1674, nota 442, en la cual incluye también textuales dos trozos del fuero antiguo de Sobrarbe.
(36) Tuvo Zaragoza la gloria de imprimirlo en 1550.
(37) Está en el lib. III cap. 11 (
o II) de sus Anales y dice así; «Conocida cosa sea ad todos los que son e son por venir, que yo D. Jaime por la gracia de Dios rey de Aragon desafillo ad todo home el afillo a vos D. Sancho rey de Navarra de todos mios regnos et de mias terras et de todos mios señorios que oue, ni he ni deuo auer, et de castiellos et de villas et de todos mios señorios. Et si por auentura deuiniesse de mi rey de Aragon antes que de vos rey de Nauarra, uos rey de Navarra que herededes todo lo mio assi como de suso es escrito, sines contradizimiento ni contraria de nul home del mundo.
Et por mayor firmeza de est feyto et de esta auinenza, quiero et mando que todos mios ricos homes et mios vassallos el mios pueblos juren a vos señoria rey de Navarra que vos atiendan lealmente como escrito es de suso. Et si non lo fiziessen que fincassen por traydores et que nos pudiessen saluar en ningun logar.» (Año 1231, aunque dice in era 1209, que debe leerse 1269.)

XVIII.

Perg. n. 445. Jaime I. 2 feb. 1231.

In Dei nomine. Conescuda cosa sea a todos los qui son et son por venir que io don Jacme per la gracia de Dios rey de Aragon desafillo ad todo omne et afillo a vos don Sancho rey de Navarra de todos mios regnos et de mias terras et de todos mios sennorios que ovi ni e ni debo aver et de castiellos et de villas et de todos mios sennorios: et si por aventura deviniesse de mi rey de Aragon antes que de vos rey de Navarra vos rey de Navarra que herededes todo lo mio asi como desuso es scripto sines contradizimiento ni contraria de nul omne del mundo. Et por mayor firmeza de est feito et de esta avinencia quiero et mando que todos mios ricos omes et mios vasallos et mios pueblos juren a vos sennoria rey de Navarra que vos atiendan lealment como scripto es desuso et si non lo fiziessen que fincassen por traidores et que nos pudiesen salvar en ningun logar. Et yo rey de Aragon vos prometo et vos convengo lealment que vos faga atender et vos atienda luego asi como dessuso es scripto et si non lo fiziesse que fosse traidor por ello. Et si per aventura enbargo yo ave ninguno de part de Roma o oviere io rey de Aragon so tenudo por conveniencia por defferlo ad todo mio poder: et si nul omne del sieglo vos quisiesse fer mal por est pleito ni por est paramiento que io et vos femos que io que vos aiude lealment contra todo omne del mundo. Adunde mas que nos aiudemos contra al rey de Castiella todavia por fe sines enganno. Et io don Sancho rey de Navarra por la gracia de Dios por estas palabras et por estas conveniencias desafillo a todo omne et afillo a vos don Jacme rey de Aragon de todo el regno de Navarra et de aquello qui al regno de Navarra pertanne et quiero et mando que todos mios ricos omes et mios conçellos que juren a vos sennoria que vos atiendan esto con Navarra et con los castiellos et con las villas si por aventura deviniesse antes de mi que de vos et si non lo fiziessen que fossen traidores asi como scripto es desuso. Et ambos ensemble femos paramiento et conveniencia que si por aventura io en mia terra camiasse ricos omens o alcaydes o otros quales quisier en mios castiellos aquellos a qui io los diere castiellos o castiello quiero et mando que aquel que los receba por mi que vienga a vos et vos faga homenage que vos atienda esto asi como sobre scripto es. Et vos rey de Aragon que lo fagades complir a mi de esta gisa misma et por estas palabras en vestra terra: et vos rey de Aragon atendiendome esto io don Sancho rey de Navarra por la gracia de Dios vos prometo a buena fe que vos atienda esto asi como scripto est en esta carta et si non lo fiziesse que fosse traidor por ello vos rey de Aragon atendiendome esto asi como sobre scripto es en esta carta. Et sepan todos aquellos qui esta carta veran que io don Jacme por la gracia de Dios rey de Aragon e io don Sancho por la gracia de Dios rey de Navarra amigamos entre nos por fe sines enganno et faziemos homenage el uno al otro de boca et de manos et juramos sobre quatro evangelios que asi lo atendamos. Et son testimonios de este feito et de est paramiento que fizieron el rey de Aragon et el rey de Navarra et del afillamiento asi como scripto es en estas cartas don Ato Fozes maiordomo del rey de Aragon et don Rodrigo Liçana et don Guillem de Moncada et don Blasquo Maça et don Pedro Sanç notario et repostero del rey de Aragon et fraire Andreu abbat de Oliva et Exemeno Oliver monge el Pedro Sancheç de Bariellas et Pedro Exemeneç de Valera et Açnar de Vilava et don Martin do Miraglo et don Guillem justiçia de Tudela et don Arnalt alcaide de Sanguessa et io Domingo scribano del rey de Navarra qui las cartas screvi. Facta carta domingo segundo dia de febrero en la fiesta de Sancta Maria Candelera in era MCCLXVIIII en el castiello de Tudela. - Et io Domingo scrivano por mandamiento del rey de Aragon et del rey de Navarra estas cartas screvi et est signo con mia mano i fiz +. (pone era 1269)

Pasar de ERA a ANNO: https://es.wikipedia.org/wiki/Era_hisp%C3%A1nica restar 38.

Versión de Bernardino Gómez Miedes

Capítulo III. Contiene el tratado formal del auto de concordia y adopción que los dos Reyes de Aragón y Navarra se hicieron el uno al otro.

Conocida cosa sea ad todos los que son, & son por venir, que yo don Iayme por la gracia de Dios Rey de Aragón, desaffillo ad todo ome, & affillo a vos don Sancho Rey de Navarra de todos mios regnos, & de mias tierras, & de todos mios señoríos que oue ni he ni deuo auer, & de castiellos & de villas & de todos mis señorías. Et si por auentura deuiniesse de mi Rey de Aragó, antes q d vos Rey de Navarra, vos Rey d Navarra que herededes todo lo mio, assi como de suso es escrito, sines contradezimiento (cótradezimiéto), ni contraria (cótraria) d nulhome del mundo. Et por mayor firmeza de est feyto, & de esta auinença, quiero & mando (mádo) que todos mios ricos homes, & mios vassallos, & mios pueblos juren a vos señoría Rey de Navarra, que vos atiendan lealmente (lealmét), como escrito es de suso. Et si no lo fiziessen, que fincassen por traydores, & que nos pudiessen saluar en ningún logar. Et yo el Rey de Aragon vos prometo, & vos conuiengo lealmét, que vos faga aentender, & vos atienda luego, assi como de suso es escrito: & si non (nó) lo fiziesse, que fosse traydor por ello. Et si por auétura embargo y aue nenguno de part de Roma, o houiere, yo Rey de Aragon so tenudo por conueniença por desferlo ad todo mio poder. Et si nul home dl sieglo vos quisiesse fer mal por est pleyto, ni por est paramiento que yo è vos femos, que yo vos ayude lealment contra todo home del mundo. Adonde mas que nos ayudemos cótra el Rey de Castiella toda via por fe sines engaño.

Et yo dó Sancho Rey de Navarra por la gracia de Dios, por estas palabras, & por estas conueniéças desafillo ad todo home, & afillo a vos don Iayme Rey de Aragon de todo el Regno d Navarra, & de aquello qui el reyno de Navarra pertañe: & quiero & mádo que todos mios ricos homes & mios Concellos juren a vos señoría, que vos atiendan esto con Navarra, & có los castiellos, & con las villas si por auentura deuéiesse antes de mi que de vos. Et si no lo fiziessen que fossen traydores, assi como escrito es de suso. Et ambos ensemble femos paramiéto & conueniençia, que si por auétura yo en mía tierra camiasse ricos homes, o Alcaydes, o otros qualesquiere en mios castiellos, aquellos aqui yo los diere castiellos, o castiello, quiero & mádo que a qll qui los reciba por mi que viéga a vos, & vos faga homenage. Que vos atiéda esto assi como sobre escrito es. Et vos Rey de Aragon, que lo fagades cúplir a mi desta misma guisa, & por estas palabras en vuestra tierra. Et vos Rey de Aragó atendiendo me esto, yo don Sancho de Navarra por la gracia de Dios, vos pmeto a buena fe que vos atienda esto assi como escrito es e esta carta. Et si no lo fiziesse que fosse traydor por ello, vos Rey de Aragó atédiédome esto assi como sobre escrito es en esta carta. Et sepá todos aqllos qui esta carta verá, que yo dó Iayme por la gracia de Dios Rey de Aragó: Et yo dó Sancho por la gracia de Dios Rey de Navarra, amigamos entre nos por fe sines engaño & fiziemos homenage el vno al otro d boca & de manos, & juramos sobre quatro Euangelios que assi lo atendamos, Et son testimonios de est feyto, & de est paramiento que fizieró el Rey de Aragon, & el Rey de Navarra, & del Affillamiento assi como escrito es en estas cartas, don Atho de Foces mayordomo dl Rey de Aragó, & don Rodrigo d Liçana, & don Guillen de Moncada, & don Blasco Maça, & don Pedro Sanz notario & repostero del Rey de Aragon. Et don Pedro Perez justicia de Aragon, & frayre Andreu Abad de Oliua, & Eximeno Oliuer móge, & Pedro Sáches d Variellas, & Pedro Exemenez de Valtierra, & Aznar d Vilana, & dó Martin de Miraglo, & don Guillé justicia de Tudela, & don Arnalt Alcalde de Ságuessa. Facta carta domingo segúdo día de Febrero en la fiesta de santa Maria Cádelera, in Era Millesima ducétissima sexagessima nona en el castillo de Tudela. Que fue año d la natiuidad del Señor M.CCXXXI.

puesto que en este instrumento de la adopción, ninguna mención se hace del infante don Alonso, como el Rey lo affirma, por ventura de consentimiento de ambas partes.
)

(38) ... Las quales dichas salinas hyo D. Remir Gonzalez vos vendo a vos, señor obispo, de dia et non de noch, assi fuero de Sancta Maria manda, con sus entradas et con sus essidas, et con sus pertinencias, et con aguas dulces, et con saladas, et con heras, et con casas, et con pozos, et con fueros aquellos que han las salinas por su derecho et deban aver.»
(39) Universi prædicti nobis humiliter intimarunt... et... petierunt cum humilitate instanter.
(40) Diario de Zaragoza, año 1849.
(41) La fuerza de esa palabra nos recuerda una anécdota relativa al célebre diccionarista francés Mr. Boiste. Era hombre inofensivo y laborioso, y, no obstante, fue conducido a una prisión en donde pasó algún tiempo sin que adivinase los motivos: cuando sus amigos se interesaron por él, pudo al fin averiguarse que había llamado expoliador a Napoleón: acudiose al cuerpo del delito, que era su gran Diccionario, en donde se vio que decía SPOLIATEUR, BONAPARTE. ¡Boiste no hacía sino declarar a Bonaparte el inventor de esa palabra!
(42) Algunas de ellas van firmadas por Sancho Perez de Biota que aquesto escriuie.
(43) Todavía contiene el códice, pero sobrepuestas y de otra letra y carácter, algunos otros documentos (hasta el folio 160 en que termina), siendo todos ellos referentes al reinado de Pedro IV, del cual hay una carta autógrafa de Cabrera, dirigida al Infante
D. Pedro conde de Ribagorza, y un bello documento fechado a 24 de octubre de 1347 en que licencia las Cortes para atender a muyt grandes e peligrosos afferes... et... sin toda tarda prouedir a los ditos periglos lo que non podemos sino en
Cathalunya cerca la marítima, pero comprometiéndose a tenerlas a los aragoneses para el primer día de mayo o lo más tarde para S. Miguel. - En la misma biblioteca de la Academia de la Historia hay un volumen (Est. 4. g. 3. D. n. 93) en el cual se hallan, por extracto y a veces por copia, recogidas las noticias del códice que hemos descrito, y entre otros documentos de los varios que incluye (todos reunidos en el siglo pasado) una carta del Duque de Alburquerque al Regente del supremo consejo (28 febrero 1594) diciéndole que “el negocio de la Unión se ha acallado en conformidad de lo que S. M. deseaba y que ha sido bien menester las diligencias y cuidado que he puesto para atraer tantas voluntades y tan desconformes como las que habia.”
(44) Ofrecemos de él esta muestra a nuestros lectores: «Porque assi como honeroso es a los notarios el officio sobredicto, les deua seyer proveytoso, lo que non seria si infinida de notarios fuessen la dita ciudat; attendientes en cara que fuero de Aragon ordena que en las ciudades e en las villas del dito regno sea stablido et feyto cierto numero de notarios por los Jurados et por aquellos que antigamente costumbraron de crear notarios; establimos et ordenamos perpetuo que en la dita ciudad sea numero de Quaranta notarios e no mas.»
(45) Están en castellano y árabe y tuvieron por objeto ocurrir a los peligros de la guerra que movió a Aragón D. Pedro el Cruel y que duró todo un decenio desde 1356 hasta 1366, tres años antes de la muerte de aquel monarca. Dicen entre otras cosas: “por razon e ocassion de la guerra la qual el rey de Castiella sin toda justa razon, no guardando ni catando paz ni tregua que fuesse entre nos e el feyta e firmada mientre a nos e al dito rey de Castiella fure la vida del cuerpo campanyona, nos havia e ha movido, por la cual razon el dicho rey de Castiella habia e ha feyto liganzas muytas e diuersas unidades et confederaciones contra nuestros regnos e subditos nuestros; e no solament con reyes e otras personas e comunas poderosas de cristianos, mas en cara con
reyes de moros e otras personas contrarias a la nuestra ley, como por otras muytas razones, queriendo salir a carrera al su maluado, inico e desordenado ppuesto etc.
(46) Hemos tenido el gusto de haberle a las manos y merece, como obra artística, los elogios que le tributa Latassa : está escrito en vitela y letra gótica y tiene muchísimas y muy bellas miniaturas, pero en su texto hay harto menos que admirar, y a veces se entremezclan en las devociones los intereses particulares del autor, por ejemplo el de mejorar de alcaydia.
(47) En la Prefacion de los fueros de Aragón, 1624, se dice que con los de Sobrarbe vivieron por mucho tiempo los navarros. (
Siendo Navarra, reino de Pamplona, Pampilona, anterior al condado de Aragón, qué leyes usaban los reyes de Navarra?)
(48) De Sobrarbe de Tudela, como dice siempre
Yangüas, a quien se debe en parte la primera copia que los navarros han tenido de él, pues les ha sido desconocido muchos siglos hasta que en 1833 se sacó un traslado para el archivo de Pamplona por el académico, hoy obispo en Palma, D. Miguel Salvá, y otra de esta por D. José Yangüas para el de Tudela.
(49) En la Memoria sobre el feudalismo que, premiada por la Academia de la Historia, ha sido publicada en 1856 por su autor D. Antonio de la Escosura y Hevia, se entiende por
Coronilla de Aragón la reunión de Navarra, Aragón, Cataluña y Valencia, y respecto de los dos primeros reinos se dice muy bien que fue uno mismo el origen y causa de ambas monarquías, simultáneo su desarrollo político, idéntica su legislación civil, y su progreso y marcha social de un mismo carácter con poco sensibles diferencias. (págs. 40 y 49.)
(50) En 1847 publicó D. Pablo de
Ilárregui (http://www.enciclopedianavarra.com/?page_id=11472) un poema lemosín sobre la Guerra civil de Pamplona (sig. XIII) compuesto por el francés Guillermo Aneliers: esto como se ve no es literatura navarra, pero se cita porque en el prólogo contiene algunas observaciones, conformes con las nuestras, relativas al uso, pero no uso vulgar, del idioma lemosín.

(51) Véase una muestra de lenguaje, que suponemos inédita, tomada de un documento que, con otros varios del siglo XIV, hemos visto en el archivo municipal de aquella ciudad. Es un Ordenamiento sobre distribución de aguas, su fecha 1254 : “Memoria sea para todo tiempo ad in perpetuum como auemos las aguas de Tarazona.... los de Tudela todos los doce meses del annyo en cada mes... e deuen ir el alamin cristiano e el alamin moro con lures cauacequias guardas, et deuen ir a Tarazona el XXI del mes, por la almoceda e deuen citar a los zabacequias del rio mayor de Magallon et a todos los otros zabacequias de los otros rios de Tarazona, e a otro dia de la manyana, que es XXII dias, que sean todos en la presa de Magallon al sol salido etc.»

(52) Tales son adula, atrebudar (atreudar), aturar, calonia, cena, comanda, cuitre, doncas (duncas), dula, encalzar (engalzar) emparanza, encara, escaliar, ganancia (hijos de), goaitar (aguaitar), greu (greuge), honor, jubero, lecxa (leja), lezda, mala-voz, meitadenco, parar, pareilla, rabal, vistraer, zabazequia y zalmedina.
(53) “Yo en caso de haber de formar algún vocablo nuevo, dice Mayans en sus Orígenes, antes le tomaría de las provincias de España que de las extrañas, antes de la lengua latina como más conocida que de otra muerta.”
(54) Aludimos a los comisarios forales, los de viedas, los de transeúntes, los de la sal, los de los bienes aprehensos y otros.

(55) Como laticlavo y angostoclavo que usa Cuenca, pero que proceden directamente del latín y se hallan adoptadas por los franceses y aun castellanizadas en algunos diccionarios de ambas lenguas.
(56) Glossarium mediæ et infimæ latinitatis, por
Carlos Dufresne Señor de Ducange, aumentado por los monjes de San Benito y por Carpentier religioso de la congregación de S. Mauro. - Nos hemos servido de la edición de Didot (1840 y siguientes), que es en seis volúmenes y contiene un Prefacio de Ducange, otro de los benedictinos para una nueva edición una epístola de Baluzio sobre la vida de Ducange (fue belga, nació en 1610 y murió, de 87 años después de haber honrado como abogado el foro de París), un prefacio de Carpentier, a quien se facilitó en 1738 para la continuación del Glosario el Tesoro de Cartas, y cerca de diez y seis mil columnas de lectura compacta en que se definen con abundantes autoridades las palabras que se hallan en los documentos de la baja latinidad.

(57) Tampoco no hemos querido traducir, para incorporarlas en nuestro Diccionario, algunas palabras no castellanas y tomadas de documentos aragoneses, como conteribusterius pechero, cubilaris predio rústico, èmbola caballería de carga, encanum subasta (encant), enfrachescere hacer franco o libre de pago (enfranquecer), flaqueria panadería, juvenis homo plebeyo y pasante de escribano, testinia armadura para la cabeza. (testa, tête)
(58) Terreros, cuyo diccionario se publicó en 1786, incluyó las palabras andarío, cama-mira, margarita, pajarel y tordo: la primera de estas voces fue incluida en varias ediciones de la Academia y en el Diccionario de Valbuena, pero dejó de serlo desde 1832.

(59) En la edición de 1822 la palabra buro no se halla, abadía está como provincial, cocote como aragonesa, apellido y arguellado como castellanas: en la de 1843 y 1852 buro y apellido están como aragonesas, abadía y cocote como castellanas, alguinio y arguellado (arguellat chap. argüello arag.) de ninguna manera. En la edición de 1726 hay palabras calificadas como aragonesas, que después han quedado fuera de las ediciones sucesivas; otras que allí no se hallan, como amanta y amprar y que después vemos como castellanas; otras, como becada, que allí se indican como aragonesas y después han sido naturalizadas en Castilla. En la edición última (1852) abejera está como castellana: aliron y azarollo (acerola, acerollo; serba, serva, serbera, servera, cervera) no se hallan sino en las últimas ediciones.
(60) Entre ellas casi todas las que D. Mariano Peralta incluye en su Ensayo de un Diccionario aragonés-castellano, suponiéndolas verdaderamente aragonesas, y que nosotros acogemos en el nuestro señalándolas con una indicación particular, mas sin habernos atrevido a igual licencia, como quiera que respetamos la autoridad legislativa de la Academia.
(61) Su lenguaje no tiene ciertamente todo el aire de antigüedad que corresponde a su época, y de otra parte son muchos los que han puesto en duda la autenticidad de algunas obras del rey sabio, entre los cuales recordamos a Berganza, D. Tomás Antonio Sánchez, y Quintana.
(62) Tiene por objeto la Cruzada contra los albigenses que empezó en 1204 y acabó en 1219, fue escrito en el mismo tiempo de los sucesos, se atribuye a Guillermo de Tudela, y so ha publicado oficialmente en París en 1837.
(63) En ese sentido la usa la misma Academia en la voz medicinar, pero repetimos que no define y por tanto no admite a medicina en sentido de medicamento: mejor lo hace Covarrubias que dice «Medicina la facultad que el médico profesa y los remedios que aplica al enfermo.”
(64) A fines de él, en 1593, se formaron e imprimieron los Estatutos y
Ordinaciones de los Montes y Güertas de Zaragoza que se imprimieron en 1672 “sin alterar ni mudar sustancia sino solo algunos vocablos antiguos que se han puesto al lenguaje de ahora;” y sin embargo en esa última edición se ven usadas las palabras, metad, tuviendo, hubiendo, imbiar, ciesped, estase, rabaño y otras parecidas, así como en las ordinaciones del Hospital de Zaragoza 1775 se habla de rudillas limpias, y en el Memorial de todo un catedrático de teología (D. Manuel Cavòs 1755) de que en la Universidad podía resultar alguna trageria.
(65) Es muy curiosa, sobre este vocablo la opinión del autor del Diálogo de las lenguas: dice que es más suave truxo que traxo, aunque en latín es traxit y que «por la misma razón que ellos (los cortesanos, caballeros y señores) escriben su traxo escribo yo mi truxo,» y añade que escribe saliré y no saldré porque viene de salir.

(66) Rosal pone en su Vocabulario churizo y no chorizo, e incluye algunas palabras de las primeras que llevamos citadas. (chap. churís)
(67) Estrébedes, ilarza y ahujeros son los nombres de sendas calles en Zaragoza, según sus azulejos que para nosotros son documentos oficiales, como dirigidos por el Ayuntamiento, y cabalmente colocados en 1770, cuando estaba en toda su plenitud la influencia castellana, y cuando ya se conocía la buena ortografía, de que cuidaron poco nuestros mayores. Verdad es que, si bien presidió en la nomenclatura de las calles un espíritu por decirlo así moderno, pues hay sobre treinta que recuerdan a otros tantos personajes de las épocas romana, árabe y cristiana, como Cineja, (
puerta Cinegia) Bonaire, conde de Alperche, D. Juan de Aragón, los Urreas y otros; en cuanto a ortografía, dejan mucho que desear, notándose a veces que para una sola calle hay dos azulejos, con b y con v, lo cual también se observa en ambos costados a la puerta de la Universidad literaria.

(68) San Valero es patrón de Zaragoza y su arzobispado, y entre los oradores del púlpito era llamado antonomásticamente el brazo fuerte: así lo hemos oído en más de una ocasión, además de haberlo leído en una lista manuscrita de antonomasias, escrita en el siglo pasado con varios otros papeles de materia predicable.
(69) Léese en el arcipreste de Hita:

Tenie buen abogado, ligero é sotil era;

galgo que de la raposa es es gran abarredera.
(70) D. Faustino Casamayor escribió y dejó manuscritos unos Años políticos e históricos de Zaragoza, que en 48 tomos comprenden todos los sucesos ocurridos en la capital de Aragón, desde 1782 a 1833: hoy posee esta obra, si bien con la falta de dos tomos, la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza, cuyo
Rector, que era el autor de este trabajo, (Borao) encontró nueve de aquellos que no poseía ni tenía registrados la Biblioteca, y escribió además la biografía de Casamayor y el juicio crítico de sus Años políticos.
(71). Algunas son a la vez griegas, pero lo verosímil es que, pues eran ya caudal de la lengua latina, se tomasen de esta y no de aquella, tales son apoticario, boalar, falordia, taca, tajo, tata y algunas más; siendo puramente griegas muy pocas, como brasmar, cameña, masía, pantasma, y según un muy competente helenista, caloyo y aturar, si bien esta última es de origen árabe en opinión del sabio Marina, y del indurare latino según la primera pero no las últimas ediciones de la Academia.
(72) El Dr. Francisco del Rosal, médico, nació en Córdoba, estudió en Salamanca y escribió varias obras entre ellas Origen y etimología de la lengua castellana que dividió en cuatro alfabetos, el 1.° de vocablos castellanos, el 2.° de nombres propios de lugares y personas, el 3.° de refranes y fórmulas y el 4.° Razón y causa de algunas costumbres y opiniones recibidas. La licencia para imprimir esta obra se expidió por diez años en 26 de octubre de 1601, pero no habiéndose impreso la obra, el autor pudo añadirla con los datos de la de Aldrete 1606 y la de
Cobarrubias 1610. Fr. Miguel Zurita, cronista general de agustinos recoletos y Académico correspondiente de la de la Historia, emprendió, con destino a esta corporación sabia, la copia de los Alfabetos y la biografía de Rosal, en cuyo trabajo, que hoy guarda inédito la Academia, le alentaron Campomanes, Bayer, Masdeu, Abad y Lasierra, Rodríguez de Castro y D. Benito Gayoso.
(73) Así como axobar, que según el mismo Marina en su posterior y eruditísimo Ensayo histórico crítico sobre la legislación antigua, se escribe ajovar en los Usages de Barcelona y assuvar en el fuero de Alcalá que es quien conservó en su integridad la etimología árabe.

(74) D. Mariano Viscasillas, persona que en sus pocos años posee conocimientos no comunes en los idiomas sabios y orientales.
(75) En su Lexique roman, París 1836 a 1844, seis volúmenes, el primero de los cuales contiene, después de unas Investigaciones filosóficas, una Grammaire romaine y varias poesías provenzales, los siguientes un
Dictionnaire de la langue des troubadours comparée avec les autres langues de l'Europe latine, y el último un vocabulario alfabético de las mismas voces, para poder encontrar las del diccionario de autoridades que se encuentran calificadas por familias.
(76) La parte oriental de Huesca y la occidental y septentrional de Barbastro, que generalmente se llaman en el país
Semontano de Huesca y Semontano de Barbastro.
(77) En el Libro de los Cantares se lee
“Esta mañana
el Antonio
disparó una carretilla.»


(78) En Papeles varios mss. recogidos por Lezaún, hay una carta en que se dice

Las comedias que aquí nos representan

se hicieron en el año del diluvio:

más viejas que las bragas de fray Pedro,

más sabidas que el chiste de Saputo.


La idea tradicional de
Pedro Saputo, que se refiere al siglo XVII ha sido desenvuelta en una novela al gusto de las clásicas españolas por Don Braulio Foz (traducida por Ramón Guimerá Lorente al chapurriau; disponible online y en Amazon). (En aragonés moderno aquí en pdf - si falla la descarga, saputo.es)


(79) ¿Qué lengua puede, en efecto, presentar, sin sus diminutivos irregulares y subderivados, que no son pocos en la española, las variadísimas desinencias de palmadica, 

palmadica


vientecillo, 

vientecillo, cierzo, Zaragoza, valle del Ebro, airecico, airecillo, ventolera


bonito, palomino, cobertizo, escobajo, añalejo, ballenato, viborezno, meseta, florete, islote, pobreto, acertijo, partija, campanil, Maruja, panoja, frailuco, molécula, minúsculo, trastuelo, Manolo, langostín, limpión, hilacha, boliche, casucha, tenducho, libraco, particia, y tal vez alguna otra que sin dificultad habrá escapado a nuestra diligencia? ¿Qué idioma presenta sobre un solo nombre las variantes de librico, librillo, librete, libretillo, libretón, libraco, librín, libracho, librejo y librecillo, así como las doce que comúnmente se citan sobre el adjetivo chico, ya diminutivo?

(80) Hay palabras, por ejemplo demonio, que, porque han de duplicar enfadosamente la i, no sufren tan bien los diminutivos en ico, illo, ito como el agraciado en ejo: hay otras que tienen diminutivos de preferencia para evitar confusión con los homónimos de los otros, como hora que admite horita y horica poro no horilla ni horeja (¿Qué es una oreja? Sesenta minutejos) que, si no en la escritura, tienen otro significado en la pronunciación: hay, finalmente, provincias que tienen predilección a determinados diminutivos, como las de Aragón a los terminados en ico.
(81) En un ligero Estudio que el autor de esta Memoria consagró no ha mucho a los diminutivos y sobre todo al terminado en ico, citó, además de estas autoridades, a Luna, Timoneda, Jáuregui, Quevedo, Calderón, Moreto, Iglesias y Miñano, pudiendo ofrecerse otras muchas sin más dificultad que la de abrir nuestros clásicos.

(82) Romance se llama allí (y romance debe llamarse) aquella agradable composición de Cervantes, por más que se halle escrita en redondillas. En efecto, además de su ligereza y de su aire cantable y popular, que es lo que constituye su fondo, de donde toma nombre, no hay sino abrir el Romancero español en donde se verán, junto al monorrimo característico del romance, la redondilla, la quintilla, el pie quebrado y otras combinaciones métricas.

(83) En el P. Isla es muy frecuente ese diminutivo y pudieran citarse de él muchos pasajes sin salir de sus famosas Cartas de Juan de la Encina, como el “casico curioso de aquella dama púdica” que no consiente la última edición de la Academia.
(84) Algunos personajes han pasado a la historia con ese diminutivo de su nombre como Artalico de Alagón a quien dan a conocer de ese modo Zurita, Blancas, Carbonell y otros autores.
(85) Todavía en la última (1852) se ve usado, aunque escasamente, el diminutivo de que hablamos; nosotros lo hemos sorprendido en la definición de la palabra poro que es a “Agujerico o hueco que deja la naturaleza entre las partes de cualquier cuerpo etc.”, y en la de pierna que “en el arte de escribir se llama el palico que va hacia abajo y compone algunas letras como en la m y la n.”
(86) Esta voz fue la que dio origen al Ensayo de Peralta, único aunque incompleto diccionario aragonés que conocemos. Habíase provisto el autor, contra la irreflexiva intolerancia de la corte, con un catálogo de 150 voces vitandas que le facilitó un celoso amigo; pero escapósele, a pesar de esta prevención, la palabra ternasco, y la graciosa burla con que fue saludada le determinó a escribir aquella obrita, que en adelante utilizó Domínguez para su Diccionario, así como Mellado para su Enciclopedia.
(varias palabras con * no se leen bien en el pdf que tengo)

(87) Acapizarse, ador, aguacibera, agüera, alcobilla, amprar, *andalocio, baga, boira, buirador, canero, correntiar, coso, cosero, *cuaderna, escalibar, guajo, mayenco, miajero, pajuz, presa, presero, rebecar, *trenzadera, zaborra, y aun acantalear, adula, y riada, que son en realidad castellanas, aunque notadas como aragonesas por Peralta.

Apéndice

DVA, Gerónimo Borao, introducción, 2

II.


A este examen vamos a dedicar el resto de nuestra tarea, procurando señalar la procedencia de algunas palabras, legitimando en lo posible su uso, probando que a su invención ha precedido instintivamente el mejor juicio, y manifestando que no son barbarismos de gente inculta, sino a veces primores que el idioma castellano debiera prohijar (53)
o no haber abandonado. Entiéndase que para la formación de este discurso, así como para la del Diccionario que le sigue, hemos de servirnos, en cuanto nos sea dable, de escritores aragoneses, de anuncios e inscripciones oficiales, de avisos impresos, de la conversación de personas cultas, y sólo en donde todo esto no alcance, del habla común de los aragoneses. No abultaremos, pues, el vocabulario ni la crítica con palabras de las que frecuentemente se improvisan pero no se extienden ni se hacen permanentes: tampoco no lo haremos con las locuciones latinas usadas por nuestros foristas como ne pendente apellatione, artículo de toliforciam, sentencia de lite pendente, neutram y otras, pues aunque sabemos que la Academia incluye algunas locuciones latinas, de antiguo castellanizadas, no le hace, y esto con su habitual prudencia, sino cuando son del dominio general y no del tecnicismo de una ciencia; ni tenemos por verdaderamente aragonesas, aunque de uso particular de nuestros escritores, algunas libertades derivadas del idioma castellano, como tierra baja para denotar cierta comarca de la derecha del Ebro y alto Aragón para denotar la de la izquierda, turbante en sentido del que turba, comisante por el que comisa y adminiculado de adminicular, voces usadas por Larripa; adrezar que dice Blancas; catedrero que consignan los Gestis de la Universidad de Zaragoza; consimile por semejante; reforme por reforma y tisiquez por tisis, que hemos leído en otra parte; caminos circunstantes que también hemos visto usado; membranáceo que dice no mal, en lugar de membranoso, el racionero Latassa; comisarios (54), cercenadores, lugar tenientes y otros cargos que no puede especificar el Diccionario de la lengua y que sin embargo son corrientes en los tratados de legislación aragonesa.

Procedemos en este punto con tal cautela y tan desapasionadamente, que ni damos cabida a algunas palabras (55) por el solo hecho de hallarse en nuestros autores y no en el Diccionario de la Academia; ni incluimos otras que son explicadas como aragonesas por algunos escritores pero que en el Diccionario oficial figuran como castellanas, tales son universidades, gramalla, pedreñal y otras varias; ni acrecemos mucho nuestro Vocabulario con otras cuya definición académica no tiene el alcance de los textos aragoneses como en aquellas hermosas palabras de la Unión “porque non querrian, si Deus e el seynor rey quissies, tener ni seguir otra carrera que la suya;”
ni aun reputamos como aragonesa la palabra dosel usada en las coronaciones de Blancas y calificada como esencialmente aragonesa por él y su comentador el cronista Andrés, el cual para su mejor inteligencia se refiere, bien inoportunamente por cierto, al Tesoro de Covarrubias y al Comento del Polifemo, escrito por García Coronel, cuyos autores no le dejan muy airoso con sus declaraciones.

Lo mismo hemos practicado con algunas palabras puramente lemosinas o catalanas como mateix, res, tantost, apres, nueyt, muyto, destrenyer (acosar), los adverbios en ment o mientre, y con mucha más razón cercar por buscar que usa el Códice de los Privilegios de la Unión, y environar por cercar que dijo el rey D. Martín en la famosa oración con que abrió las cortes de 1398. Hemos también omitido algunos de los muchos tributos o pechas que en documentos latinos aparecen, pero que no creemos del todo aragoneses, como plantáticum que se pagaba por echar el ancla, plateaticum por pasar las plazas, porcagium por los cerdos, salinaticum por la sal, portulaticum y tavitáticum por las naves, etc.; y también algunos de los oficios de la casa real, como subbotellerius, subfornarius, sobrecoch (jefe de la cocina) (Koch, alemán “koj”: cocinero; inglés cook “kuk”) y otros varios, si bien con esta ocasión enumeraremos los que se hallan discernidos en las Ordinaciones de la Real casa de Aragón, compiladas por Pedro IV en idioma lemosín el año 1344, (están en historia-aragon.blogspot.com , son parte de la colección de los Bofarull) traducidas al castellano en 1562 por el protonotario (protonario en el original; prothonotari en un texto del Ceremonioso: https://historia-aragon.blogspot.com/2019/12/offici-sagelladors-scrivania.html )
D. Miguel Climente de orden del príncipe D. Carlos y dadas a la estampa en Zaragoza año de 1853 por D. Manuel Lasala, cuyos oficios (que decíamos) son, dejando a un lado los de uso y nombre más conocidos, los de botilleros mayores y comunes, aguador de la botilleria, panaderos mayores y comunes, escuderos trinchantes, argentarios o ayudantes de cocina, menucier o repartidor, escuderos que traen los manjares, comprador, cazadores o perreros, sobreacemilero y sotacemilero, tañedores, escuderos y ayudantes de cámara, guarda de las tiendas, costurera y su ayudante, especiero, barrendero y lavador de la plata, hombres del oficio del alguacil (jusmetidos a él para aprender criminosos), mensajeros de vara o vergueros, escalentador de la cera para los sellos pendientes, selladores de la escribanía, promovedores, enderezadores de la conciencia, sotaporteros; servidor de la limosna
(almoyna) y escribano de ración que era a manera de contador o tenedor de libros.

Con igual economía hemos obrado al examinar el Índice donde se declaran algunos vocablos aragoneses antiguos, el cual, aunque trabajado por el insigne Blancas; si bien contiene doscientas nueve voces, pero trae muy pocas rigurosamente aragonesas; y aun por eso no hemos incluido de entre ellas sino diez, habiendo despreciado las que nos han parecido castellanas antiguas, que son las más, y habiendo renunciado no sin pena a algunas otras que no dejan de tener semblante aragonés, como son aconsegüexca alcance, bellos ricos, boticayx bofetada, camisot alba, caxo mejilla, desconexenza ingratitud, esguart cuenta, guarda-corps sayo, las oras entonces, lunense apártense (luny, lluny, alunyar, allunyar; chap. llun), meyancera medianía, ont por esto, pertesca parta o tome, pertaña toma, rengas riendas, sines sin, vaxiellos vasos, umplie llenó, izca salga (ixca, ixir, eixir; exitus).

Esa misma parsimonia, pero mucho más fundada, nos ha guiado en cuanto a las palabras castellanas que Ducange define en su Glosario (56), apoyado en documentos aragoneses, cuales son, entre otras, acémila, albarda, alodial, arada, armador, azcona, bandosidad, cabezalero, cahiz, corredor, escombrar, espera, fincar, jurista, malatia, maleta, mayoral, mezclarse, parral, pérdida, perdidoso, quilate, quitación, rastro, realengo, renegado, saca, salva, sesmero, sobreseimiento, soldada, sollo, tapial, taza, timbre, tornadizo y trepado (57). Y si contra este nuestro sistema de conceder a Castilla cuanto la Academia le atribuye (sea cual fuere el verdadero origen de las voces), damos cabida a las ciento o algunas más académicas que Peralta incluye en su Ensayo de un Diccionario aragonés castellano, es, no tanto por ser ellas de más uso, si ya no de procedencia aragonesa, cuanto por respetar, como base de nuestro Vocabulario, el primer trabajo que se hizo en ese género; mas, así y todo, las señalamos, para descargo de nuestra responsabilidad literaria, con una letra particular que las distinga, y esto nos permite marcar asimismo las que como aragonesas o provinciales incluye la Academia y las que se deben exclusivamente a nuestra tal cual diligencia.

Pero no hacemos tanto, antes las excluimos por completo, con muchas de las voces que en sus respectivas obras de historia natural escribieron dos insignes botánicos, Bernardo Cienfuegos en los primeros años del siglo XVII y D. Ignacio de Asso (zaragozano) en los últimos del XVIII. Este, sobre todo, a quien se deben muy curiosos y eruditos tratados sobre las producciones, las ciencias, las leyes, la economía política y aun la literatura de Aragón, tuvo la advertencia de consignar, lo mismo en su Synopsis stirpium indigenarum Aragoniae (1779), que en su Introductio ad Oryctographiam et zoologiam Aragoniæ (1784), las voces puramente aragonesas con que se designaban y todavía se designan en el país (que recorrió herborizando y estudiando su suelo y los animales que le pueblan) los objetos sometidos a su descripción. En consecuencia de su plan, calificó unas veces con la palabra vernaculé o provincial de Aragón, otras con la más expresiva de nostratibus, las palabras que tenía por exclusivamente aragonesas, distinguiéndolas de todas las restantes con la anteposición de la palabra hispanis; y por si pudiera dudarse de que designaba con aquellos antepuestos los vocablos aragoneses, él mismo lo declara, ora en el prólogo diciendo Adjunxi etiam vernacula provintiæ nostræ nomina, ora en el índice que titula Nomina hispánica et vernacula Aragoniæ.
Y decimos todo esto, porque parece después muy extraño que persona tan competente en todo aquello que emprendía, calificara de aragonesas palabras que pasan por castellanas, como asnallo, balsamina, cadillo, camomila, cebadilla, ginesta (
plantagenet; parecida a la aliaga, argilaga), margarita, regaliz (regalíssia), sosa, tuca, anadón, andario, becada, calandria, chorlito, dogo, gavilán, lechuza (chuta, ólipa), pajarel, perdiguero, picaraza (garsa en Beceite), polla de agua (focha), pulgón (puó), saboga, tordo (tord o tort en Beceite; tordus), triguero, verderol y otras. Colocónos (nos colocó) esto en la difícil alternativa, o de aceptar por aragonesas bajo la fé de quien, puesto que filólogo, al cabo no se distinguió como etimologista, palabras que no sólo la Academia pero aun los hablistas castellanos han considerado de uso general entre los españoles (también chófer, y no es castellana, a ver si adivinas de dónde viene; o aspirina); o de desairar, sinó, el voto calificado de un literato dedicado con ardor a las ciencias naturales y conocedor por sí mismo de los nombres con que la ciencia y el vulgo designan cada cual los objetos de la naturaleza. Pero nuestra imparcial elección ha estado en favor del habla común española, no sólo por el mayor crédito que nos merecen las muchas y buenas autoridades que contradicen la absoluta de Asso, sino por otra consideración que, favorable como lo es a Aragón, no podemos excusarnos de aducirla.

De esas voces, hoy todas castellanas, supuesto el admitirlas como tales la Academia, las hay, como balsamina, cadillo, calandria, cebadilla, chorlito, dogo, gavilán, ginesta, perdiguero, pulgón, regaliz, saboga y sosa, que ya se hallaban incluidas en la edición príncipe del Diccionario publicada en 1726 por aquella corporación literaria, y no se concibe cómo pudo desentenderse de esta autoridad el naturalista de Asso: pero hay otras, y a la fé muy bellas, como andario, asnallo, camomila, margarita, pajel,

picaraza, polla de agua, tordo, tuca y verderol, que no tenían cabida en aquella edición (58), que en Aragón eran ya muy usuales, y que hoy han pasado al fondo común de la Academia, sin que de nuestra parte quepa contra esto reclamación alguna,
(
como pasan casi todas las palabras aragonesas, mallorquinas, valencianas al DCVB y las consideran catalanas. Sólo hace falta revisar un poco Lou tresor dóu Felibrige para ver su procedencia occitana) como quiera que todos los idiomas viven de esos cambios mutuos, principalmente cuando la lengua de una nación prevalece (como su política) sobre los dialectos (o lenguas documentadas) de las provincias que vienen a constituirla.

Pero hay que considerar como aragonesas algunas palabras que, si bien incluidas como castellanas en el Diccionario general de la lengua, no puede negarse que son de uso constante, popular, y, por decirlo así, privilegiado en Aragón, mientras lo tienen muy raro o ninguno fuera de él, pudiendo asegurarse desde ahora que, pasado algún tiempo, y cuando ya la Academia forme la convicción en que nosotros nos hallamos, habrá de conservarlas en su Diccionario con el carácter exclusivo de provinciales de Aragón (59). Aquí, en efecto, se dice suplicaciones por barquillos como en el Desden con el desden; no marra por no falla como en las farsas de Lucas Fernández; aturar, como en Berceo «Abrán con el diablo siempre a aturar, y como en Lorenzo de Segura «Anda cuemo ruda que no quiere aturar,» amanta, amprar, arguello, arramblar, caño, malmeter, masar, paridera, punchar, rematado, vencejo, y otras varias (60) que se usan frecuentemente entre nosotros, y de las cuales y otras ya notó Capmany que algunas, como aturar, cal, dita, malmeter, ostal y pudor, eran a un tiempo de Cataluña y de Castilla.

De entre las palabras verdaderamente aragonesas aunque de apariencia castellana, de entre las palabras que, a cambio de otras citadas y consentidas como castellanas, tenemos que revindicar como nuestras y sólo nuestras, citaremos más detenidamente, por ser de las más vulgares en nuestro pueblo llano y sólo en él, la famosa expresión impersonal no me cal (no te cal, no le cal) en significación de no me importa, no me conviene, no me es menester, no me cumple, no tengo que etc., cuya frase, que no traen ni Covarrubias, ni la Academia en su Diccionario grande, ni el jesuita Terreros, ni Rosal en su Diccionario manuscrito, se halla autorizada en nuestros días como castellana por la Academia de la lengua, pero usada como aragonesa por sólo nuestros labriegos. (Yo soy filólogo de literatura inglesa y la uso en mi pueblo, Beceite) - En el poema del Cid hablando este de los Infantes sus yernos dice Curiellos quiquier ca dellos poco min' cal, y más atrás Si el rey me lo quisiere tomar, a mi non minchal: en el Poema de Alejandro se lee non te cal ca se vencires non te menguarán vasallos, y en otra parte Mas quequier que él diga a mi poco me cala: en las poesías atribuidas (61) a D. Alonso el Sabio también encontramos

E si vos veis este fuego

non vos otras cosas calen;

en el Laberinto de Juan de Mena

Mas al presente hablar no me cale;

Verdad lo permite, temor lo devieda;

en las poesías de A. Alvárez Villasandino:

Ya non me cal

pensar en al; (chap. ya no me cal pensá en datra cosa)

en las farsas o cuasi-comedias de Lucas Fernández n' os cale desemular; y, lo que es mucho más notable, en las epístolas del obispo Guevara, predicador de Carlos I, «no le cale vivir en Italia el que no tiene privanza de rey para se defender.»


Pero aunque las autoridades que llevamos citadas han podido influir en la Academia para la admisión de esa voz, que sin embargo no vemos incluida en el gran Diccionario de autoridades de aquella corporación, ni tampoco en el de Terreros publicado en 1786, debemos advertir que quienes la han conservado sin interrupción son los aragoneses, desde que (a nuestro parecer) la tomaron de los provenzales, en cuya poesía se halla usada repetidas veces, así como la tienen el idioma italiano en calere, el francés antiguo en chaloir, el catalan en caldrér, y, aun forzando un poco la analogía, el latín en calescere, agitarse, moverse, pudiéndose decir no me mueve, no me agita, no me domina, no me da cuidado, no me importa. Del uso lemosín no puede dudarse al leer en una canción de Pedro III no m' calgra no me sería necesario, y en un poema anterior (62) perteneciente a los primeros años del siglo XIII y publicado y traducido recientemente por Fauriel

Per Dieu, n’ Ugs, ditz lo coms, nons clametx que nous cal.

Por Dios, D. Hugo, dijo el Conde, no os quejéis, que no os conviene.

y más adelante al verso 4844

A la meridiana quel soleilhs pren lombral

el baro de la vila estan á no men cal.

esto es “al mediodía, cuando el sol penetra en todo sombrío y los defensores de la ciudad están descuidados”, o “no están sobre las armas,” como viene a decir Fauriel, o “están en un no me importa,” si fuera posible traducir así aquella expresión que de todos modos indica el abandono.

Y finalmente, verso 4913

Mas non aia Belcaires temensa que nolh cal.
que Fauriel traduce “Mais que Beaucaire n'ait plus de crainte; il n'en doit pas avoir" y que en castellano se puede expresar diciendo “Pero no tema Beaucaire, pues no debe, pues no le corresponde, pues no tiene motivo, pues no tiene por qué.”

Haciendo punto en esta digresión, ya demasiado extensa pero no inútil a nuestro propósito, y anudando el pensamiento de donde ha partido, tócanos manifestar que, señaladas las palabras usadas por autores aragoneses mas no por eso aragonesas, e indicadas también las que a toda luz son de Aragón aunque todavía calificadas como castellanas; pudieran añadirse ciertas otras generalmente usadas en Aragón y que, a pesar de serlo en Castilla por escritores de nota, no tienen cabida como castellanas en el Diccionario de la lengua; tales son haldeta que usa Moratín en aquel verso de sus Navés de Cortés.

de azul y negro las haldetas de ante;

esmangamazos, que, sin el prepuesto privativo, leemos en aquellos versos del Cancionero de Baena

A ty mangamazo syo otra tonsura.

por mi serà dada muy gran penitencia;

(págs. 447 y 481.)
laminero, que tanto divierte a los castellanos cuando lo oyen a algún aragonés y que, sin embargo, no sólo es muy natural derivado de lamer, y muy parecido a lamistero y lamiscado, sino que se ve usado en el arcipreste de Hita,

La golosina tienes goloso laminero;
a placer, que vemos en aquel romance

en corte del rey Alfonso

Bernardo a placer vivía;

pintar, que usan nuestros pastores por tallar, aunque justo es decir que la Academia lo hace sinónimo de escribir, explicando bien ambas versiones aquellos versos encantadores de Gil Polo

mas serate cosa triste

ver tu nombre allí pintado (señalado en mil robles)

…..

no creo yo que te asombre

tanto el verte allí pintada etc.;

mueso, o bocado, (mos; mossegá) que derivado de morsus (de donde después almuerzo) (amorsá, almorsá) se halla como provincial de Aragón y, no obstante, lo encontramos en el Poema del Cid.

Nol' pueden facer comer un mueso de pan,

y en el de Alejandro aunque con varia lección, y en los poetas del Cancionero de Baena

E luego será del todo vengado

el mueso podrido que dió el escorpion
….

Mas freno sin mueso é chapa

vos daria aun emprestado;

peñora (pignorare) y caritatero que explican Berganza y Merino, dando a pennora el significado de multa y prenda, y a caritas el de refección de bebida tras la colación y lección espiritual; tastar, (taste inglés: probar) que si bien se halla en sentido de tocar, derivado de tactus, también tiene en Berceo el de probar o morder en aquel verso

Que de meior boccado non podriedes tastar;
macelo, cuyo derivado macelario no incluye la Academia pero sí en sus vocabularios los eruditos PP. Berganza y Merino; vencejo, de vinculum, (
vencill, bensill, etc; para atar una garba de paja, alfalfa) que, aunque admitido por la Academia en significación de ligadura, sobre todo para atar las haces (feix, feixos) de las mieses, lo declara
D. Tomás Antonio Sánchez privativo de Aragón al explicar el verso de Berceo

Alzáronlo de tierra con un duro venceio;

cútio, que en Aragón significa constante, diario, no interrumpido, conforme con su elimología quotidie, quotidianus, y que la Academia escribe y explica de otro modo, poniendo cutío, trabajo material, y omitiendo absolutamente en su Diccionario el adjetivo cutiano (quotidiano) (cotidiano) que leemos en el poema de Alejandro

Un pasarïello que echaba un grant grito

andaba cutiano redor de la tienda fito

y en Berceo

facie Dios por los omes miraclos cutiano

y en el célebre Villasandino

Pues memento mey cutiano disanto.

de, partícula expletiva que se usa en la frase me dijo de antes su parecer, y en otras parecidas, y que también usan nuestros clásicos como Cervantes, “tan bien barbado y tan sano como de antes,“ y el obispo Guevara “y sus pueblos quedaron como de antes perdidos.“

Añadiríamos a estas algunas otras palabras y frases que, siendo muy familiares en Aragón, y no teniendo nada de exóticas ni nuevas, están excluidas, no obstante, del Diccionario de la Academia, por donde oficialmente resultan no ser castellanas, mientras son positivamente, ya que no aragonesas, de uso aragonés; pero atribuyendo este silencio, no a decisión magistral sino a descuido inevitable de aquel sabio cuerpo literario, no adicionaremos el anterior catálogo ni aun con las dos que por ahora nos ocurren. Es la una llevar la corriente, frase que hemos oído a castellanos puros y que usa el Duque de Rivas (poeta cordobés) en el romance último de su Moro Expósito

“, le acaricia, le lleva la corriente”

La otra es la voz medicina que no se define por la Academia sino como “ciencia de precaver y curar las enfermedades del cuerpo humano,” y que en sentido de medicamento (63) es en Aragón vulgarísima, se usa mucho por los facultativos y se lee con frecuencia en las Ordinaciones del Hospital de Zaragoza 1656, siendo además común a la lengua italiana y al dialecto catalán, pero que no puede formar parte de nuestro Diccionario cuando la vemos usada en todos los más distinguidos escritores castellanos, desde Cervantes a Espronceda, desde Quevedo hasta el poeta popular Trueba, y lo mismo en fr. Luis de Granada que dice sin los tormentos de los médicos y las medicinas, en Mexía como el buen medico sus medicinas, en Guevara y lo poco que las medicinas le han aprovechado, en Rhúa que sana la herida con medicinas lenitivas.

Pasando ahora a uno de los más notables grupos en que pueden dividirse las palabras aragonesas, digamos en honor suyo que este pueblo ha conservado un gran número de las que constituyeron el habla antigua castellana, siendo ya consideradas como arcaísmos fuera de uso algunas y no pocas, que acá nos son del todo familiares, y que en parte componen el más usual vocabulario de la gente inculta, cuyos modismos excitan hasta cierto punto la compasión de quien los oye, ignorándose, aun por nosotros mismos, que así hablaron los padres del común idioma castellano.

Sería, en efecto, un trabajo muy curioso el de reunir las voces, incorrectísimas hoy, de las clases últimas del pueblo, y observar su perfecta identidad, no ya con las que se emplearon en los siglos primeros del habla, sino aun con muchas de los escritores que florecieron en el siglo XVI (64). Llegarían esas semejanzas hasta el punto de ser fácil componer todo un discurso, y aun todo un libro, con palabras tomadas del antiguo castellano, que sin embargo serían exactamente las que usa con predilección el pueblo aragonés; bien que muchas de ellas no dejan de ser comunes con el ya bárbaro dialecto que todavía conserva el estado llano en toda España. Sean ejemplo de esta observación, sin que por eso abultemos con ellas nuestro Diccionario, las palabras niervo; omecida, gomitar, buticario, reconvinió, *prolvengan, filicidad, tuviendo, entreviniendo, abellota, quisiendo, *previdencia, risistir, pidir, dicir, recebir, vieda (veda), siguidilla, ambrolla, crocodilo, (latino puro) virificar, ogepción, asasinar, etc. Séanlo también mesmo, trujo (65), agora, escuro, enantes, dende, que los poetas dicen con frecuencia. Séanlo igualmente estentinos, malmeter y rancar, que usa Juan Lorenzo de Segura; emparar que se lee en Berceo; bulra, estoria, estruir y mandurria que emplea el arcipreste de Hita ; churizo (66), (choricer en Alcañiz, jueves lardero y chorizo) previlegio y rétulo, que nos dice Covarrubias; rabaño y aspárrago que conforman más con la etimología hebrea y latina; pedricado, que dice el rabí D. Santob; cantacio, estentino y otras muchas que se ven en el Cancionero de Baena; empués, que dice Marcuello (pero también Berceo); agüelo y cudicia Aldrete; acontentar el autor del Diálogo de las lenguas; inconvinientes, encorporar y muchas otras Zurita; riguridad Tirso de Molina; mesmamente el P. Isla.

Pero estas palabras no son otra cosa, aunque saludadas con el nombre de barbarismos, sino ligeras desviaciones enfónicas de otras verdaderamente castellanas: las hay que siendo notadas en Castilla como arcaísmos, son en Aragón bastante corrientes, y de ellas citaremos (aunque no hagamos uso de todas en el Diccionario) abejera, aconsolar, afigir, afirmar, almuestas, aplegar, apoticario, árcaz, asin, asisia, asumir, azarolla, bahurrero, batifulla, batimiento, bogeta, buco, cadillo, calendata, cablieva, canso, capacear, casada, cocote, coda, espedo, fajo, fendilla, ferial, fosal, interese, marzapán, mayordombría, mida, mueso, nano, ostaleros, otri, pasturar, peñorar, pigre, tardano, tributación etc.; de cuyo catálogo, que pudiéramos no sin dificultad engrandecer, se deduce lo que ya hemos indicado, es a saber, la religiosidad con que el pueblo ha guardado la antigua manera de hablar, haciendo en él la ignorancia las veces del respeto.

No son menos recomendables, pues son igualmente puras y perfectamente conformes con la índole o genio del idioma, las palabras compuestas que ostenta el aragonés.
No hay para qué decir la belleza y el número que de los compuestos resulta; ni la facilidad con que la lengua española los admite, merced a sus terminaciones vocales y a la buena proporción en que entran estas letras; ni la condensación que producen, economizando circumloquios y partículas; ni el uso que de ellos hicieron las lenguas antiguas, principalmente la griega: todo es demasiado conocido para necesitar
esplanarlo, y mucho menos aquí en donde por otra parte no tiene su principal asiento. Pues bien: de estas composiciones que deben tomarse, sino es en las ciencias, del fondo que ofrece el propio idioma (según lo insinuó Mayans con acierto, tomando cabalmente por ejemplo una voz aragonesa) hay algunas, entre las muchas que a cada

paso inventa la conversación, como aguacibera, aguallevado, aguatiello, ajoarriero, ajolio, alicáncano, alicortado, antecoger, antípoca, apañacuencos, arquimesa, arrancasiega, babazorro, botinflado, cabecequia, carasol, casamuda, cazamoscas, contrayerba, entrecavar, escondecucas, gallipuente (gallipont, gallipons), habarroz, hurtadineros, malbusca, matacabra, matacan, miramar, paniquesa, rabiojo, sobrebueno, sobrecielo, tragacantos, zabacequias.


Y si de los compuestos pasamos a los derivados, que son una parte tan principal, y por ventura la más numerosa de los idiomas, ¿cuántos no encontraremos en Aragón, cuya mayor parte debieran adoptarse por la Academia? Permítasenos ofrecer de ellos una muestra, la cual, contribuyendo a esclarecer este punto, dejará también probado que en la conservación tenaz de sus modos de hablar, generalmente proceden los aragoneses con una lógica instintiva, muy ajena de la especie de extrañeza depresiva con que son saludados sus provincialismos. Véanse, sino, las palabras aceitero, adinerar, afascalar, agramar, aguachinar, agüera, ahojar, aladrada, alaica, anzoleto, añero, apabilado, apenar, aquebrazarse, arrancadero, arrobero, asolarse, azutero (azud, assut), bajero, boalage, bolsear, brazal, cabecero, cabezudo, cabreo, calorina, callizo, canalera, cantal, capolado, capucete, casera, comprero, collete, cresarse, crujida, cuaternado, culturar, cunar, chorrada, defenecer, dentera, desbravar, descodar, desgana, encerrona, engafetar, enzurizar, esbafar, escorchón, escorredero, estribera, frontinazo, galgueado, helera, huevatero, jetazo, juguesca, lavacio, manifacero, mañanada, maseta, matacía, mitadenco, molada, ocheno, oleaza, parejo, pastenco, peduco, picoleta, plantero, pulgarillas, racimar, repaso, saquera, simoso, sondormir, sudadero, tardada, ternasco, vendería, volandero.

Hay otras muchas palabras que difieren muy poco de las correspondientes castellanas, resultado necesario de la varia eufonía de las provincias, a veces de la mayor o menor fidelidad etimológica, y no pocas del simple decurso de los tiempos, que refinan o adulteran, pero no para todos, el idioma. Vocablos hay que varían la terminación, como abejero por abejaruco, ancheza por anchura, apuñadar por apuñear (puño, puñada; puñetazo), azanoriate por zanahoria, balsete por balsilla, blanquero por blanqueador, capaza (capazo) por capacho, cargadal por cargazón, corrinche por corrincho, chaparrazo por chaparrón, dalla por dalle (guadaña), exigidero por exigible, friolenco por friolento (friolero, friolera), perera por peral, pescatero por pescadero, picor por picazón, rocador por rocadero. Unos se han sincopado en Aragón, como abrío por averío, albada por alborada, (auba Mallorca, alba) cartuario por cartulario, censalista por censualista, cobar por cobijar, chapear por chapotear, mida por medida, zanguilón por zangarullón: otros, al contrario, se han alargado por epéntesis, como alirón por alón, bienza por binza, cadiera por cadira, carracla por carraca, empedrear por empedrar, hilarza por hilaza, jarapotear por jaropear, marrega por marga, panso por paso, valentor por valor. Unos suprimen por aféresis la sílaba inicial, como caparra por alcaparra (también garrapata), dula por adula, jada por azada, jambrar por enjambrar, pedrada por apedreada, zafrán por azafrán (safrá; saffron): otros la toman por prótesis, como amerar por merar, asesteadero por sesteadero, atrazar por trazar. Unos pierden la final por apócope, como alum, brócul, caparrós, espinai, por alumbre, bróculi, (brócoli) caparrosa y espinaca: otros la toman, como rondalla por ronda. Algunos duplican una letra, como acerolla, sarrampión, por acerola, sarampión: otros son anagramáticos, como amorgonar y arraclan, (arraclau, arreclau) por amugronar y alacrán: otros obedecen más al origen latino, como bufonería, calonia, concello, curto, gramen por buhonería, caloña, concejo, corto, grama (lo gram en Beceite): otros padecen la leve alteración que algunos gramáticos llaman antítesis, (metátesis) como sucede en achacarse, albellón, alcorzar, almadia, anganillas, aradro, bofo, boteja, cogullada, ensundia, furrufalla, garufo, gayata, jijallo, lezna, mandurria, panolla, (mazorca) restrojera, rujiada, tamborinazo y vendema, cuyas equivalencias castellanas no es necesario enumerar (para la gente poco versada es necesario). Otros, finalmente, se distinguen por su sílaba inicial es, que en Aragón suele preceder como privativa en lugar del antepuesto des, y aun aumentarse a la voz castellana, como se ve en esbafar, escañarse, escrismar, esgarrar, espatarrarse, estral, estrévedes (67) y esvarar, bien que la lengua castellana es también abundante en esas voces, la mayor parte anticuadas (y esto prueba nuevamente en favor de Aragón lo que a la página 71 llevamos dicho) como escañar, esfogar, esfriar, espabilar, espalmar, espavorido, espedirse, espejar, espeluzar, esperezarse, espolvorear, esposado y estajo.

También son de citar, y merecerían una interesante explicación individual, algunas palabras y modismos, que, sin separarse del idioma común, tienen valor nuevo en Aragón, por estar tomadas graciosamente en sentido figurado o translaticio, cuya manera de hablar es uno de los más altos primores de una lengua. Notaremos como ejemplo, acantalear, ajustarse, albarrano, andaderas, anieblado, armarse fandango, asnillo, bandearse, barbaridad, brazo de S. Valero (68), caballón, cárcavo, carmenar, crujida, chaparrudo, echar la barredera (69), echar la ley, encabezado, encanarse, dar carrete, florecer la almendrera, garras, gorrino, guitón, gusanera, herejía (heregia), indignarse la llaga, julepe, jusepico, lucero, lucidario, macerar, mazada, morir a loseta, mostacilla, nazareno, pinganetas, salida de pavana, tiorba y otras.
A este grupo corresponden igualmente la palabra tocino en que los aragoneses toman la parte por el todo; las palabras azulejo, elástico, y esponjado, que toman pie de la cualidad sobresaliente del objeto para darle nombre; también talegazo y titada, cuya analogía con costalada y monería no deja de ser curiosa; igualmente bigardo, que aplicándose primeramente a unos frailes de la orden de S. Francisco condenados por herejes en Alemania e Italia, se extendió después a los de mala vida, concluyendo por significar en Aragón el mancebo de grandes medros y de buena apariencia para el trabajo pero que hace vida inútil y ociosa; y finalmente las antonomásticas florín que así se llamó por ser usual en Florencia, según Merino; frederical, con motivo del manto que usaron algunos Fadriques de Sicilia, según la explicación de Blancas; con D. Antón te topes, a guisa de maldición, en recuerdo de D. Antonio de Luna que asesinó al arzobispo de Zaragoza en los disturbios promovidos por el conde de Urgel; más listo que Cardona, con alusión al vizconde de ese título que, aterrado por el miedo cuando su grande amigo el infante D. Fernando fue mandado matar en 1363 por el rey su hermano, huyó precipitadamente desde Castellón a Cardona pasando el Ebro, por Amposta; ya se murió el rey D. Juan, frase proverbial alusiva al pródigo D. Juan II y dirigida contra los ambiciosos de mercedes; que viene Vargas, expresión con que se asusta a los niños desde la jornada funesta en que aquel mandó prender y decapitar a Lanuza de orden de Felipe II; zaforas, voz moderna, suponemos que ocasionada por el longista Zaforas en cuya casa se dice que sirvió como criado el famoso Cabarrús; piculín, en recuerdo de un famoso volteador de aquel nombre que, procedente de Castellón de la Plana, trabajó en Zaragoza muy a gusto de todos desde 1803 a. 1815, según Casamayor (70), bien así como en Castilla ejecutó sus habilidades en el siglo XVI el italiano Buratin, de donde tomaron ese nombre los volatines en general, según lo hemos leído en algún trabajo etimológico y aun nos parece recordar que en alguna comedia de Lope, por más que en el Diccionario de la Academia no hayamos hallado esa palabra.

Viniendo ahora a las etimologías, por demás está que repitamos lo que ya hemos indicado en este punto, ocioso es que digamos de nuevo lo que por otra parte de todos es sabido: las lenguas se forman por aluvión y por derivación, de lo cual nace su división en familias, el parentesco estrecho que a muchas liga entre sí, la riqueza misma que ostentan, como se ve en la griega con la acumulación de sus dialectos, en la latina con su imitación griega, en las germánicas y neolatinas con la asimilación de sus afines y con el contacto de los pueblos conquistados y conquistadores, aliados y enemigos. Pero si es un gran mérito filial, como lo es a nuestros ojos, la conservación cariñosa de las raíces o voces matrices, supuesta la necesaria y aun oportuna reforma de la sintaxis, en Aragón hay por qué envanecerse en este punto, pues son muchas las voces provinciales que derivan inmediatamente del idioma del Lacio (71).

Unas han conservado toda su estructura latina, como lumen-domus, articulata, calendata, portata, testificata, exhibita, cancelata, extracta, intramarino, ultramarino, cisterno, forideclinatorio, paciscente, y bonavero que, aunque tiene por su terminación aire español, procede de la frase antigua Bona vero quæ demandantur sunt hæc, y expresa hoy como entonces la lista de los bienes a que se refiere la demanda.
Otras son idénticas, o no han variado sino la desinencia o la ortografía, como ápoca, apoticario, ordio, cicures, brisa, ligona, uva, lucidario, sansa, comanda, excrex, convenido, pigre y motilar. Otras, aunque un poco más desemejantes, conservan muy visible su procedencia, como cuaderna, adimplemento, la Seo, coda, falenciales, oleaza, túberas, fiemo (
fem; humus; estiércol), macelo, farinetas (farina : harina), batifulla, fabear, zaborra y fabolines. Otras, en fin, aunque no de tan incuestionable etimología, la tienen bastante lógica, y desde luego mucho menos violenta de lo que suelen buscarla muchos etimólogos, a quienes, por lo mismo de no poseer nosotros su caudal, no los imitaremos ciertamente en disiparlo: tales son geta, gitar y jetar, de getare (y no de jacere, como otros suponen) (gitar : acostar sí es de jacere; gitar : expulsar, echar; foragitar); besque de viscus (pasta de muérdago viscosa, pegajosa, para atrapar pájaros); fajo (y aun fascal) de fax, origen de haz, (fasces; feix) hacinar etc.; huebra derivado de opera, que debió pasar por opra, obra y uebra, acabando por recibir entre nosotros un sentido genérico o trópico; aturar que Rosal (72) deriva de obturare; emberar acaso de ver, primavera, por empezar a colorear entonces algunas frutas, como se dice agostar al marchitarse de las plantas (agosto); exárico de exaro; concieto, de conceptus deseo concebido; muñido de monere, avisar, citar, obligar a comparecer; vellutero, de vellus, lana (vellut : terciopelo); trincar, de trincare, silvar, beber, dar muestras de recocijo; encante de in cantu; amosta, de amba manu hausta, según Monlau; tastar de tactus; mueso, de morsus; vencejo de vinculus; rufo, tal vez de rufus, rubio (rubeo : rojo); teruelo acaso de textula, tejuela con que en lo antiguo se votaba; caritatero, probablemente de charitas, a juzgar por el objeto de aquel cargo que suponemos equivalente al de limosnero; baste, quizá de bastaga, transporte, o de basterna, litera; calamonar, no muy extraño a calamenthum yerba; bando, que puede provenir de pando, siendo tan conformes las dos letras labiales en que se diferencian ambas voces; luquete, a luce como dice Rosal, aunque esa palabra no la incluye la Academia como aragonesa sino como castellana.

Otra de las más copiosas fuentes de donde el idioma español ha tomado un gran número de palabras, es la lengua árabe que, correspondiendo a una civilización muy adelantada sobre todas las de Europa, hubo de forzarnos a admitir, con sus raros conocimientos en las ciencias y artes, las voces que servían a desarrollarlos. No se habló en Aragón aquel idioma como en otras provincias, y es que tampoco no fue tan larga la dominación árabe, reconquistada Zaragoza en 1188 y Valencia (por D. Jaime) en 1238; pero fuélo todavía lo bastante para imprimirnos su influencia; y sobre todo nos impusieron los árabes en adelante, aun después de sometidos, ese suave yugo que, por lo mismo de no ser impuesto a la violencia sino en el seno de la paz, es, no sólo más duradero, pero aun tan honroso a los conquistados como a los conquistadores. Todavía subsisten, sobre todo en Valencia, pero también en Aragón y aun en Navarra, y claro es que en muchos otros puntos de España aun sin contar la Andalucía, prácticas agrícolas, costumbres indelebles, restos, del traje calles y barrios, y principalmente muchos vocablos de la lengua árabe con que la nuestra ha venido a enriquecerse.

Sobre las voces que son generales a toda España, y que Marina enumera cuidadosamente hasta formar un catálogo de cerca de mil quinientas, si bien algunas de origen griego u oriental pero siempre transmitidas a nosotros por los árabes, tiene Aragón otras propias de las cuales citaremos ajada, ajadón, alamín, alberge, albarán, alcohol, alfarda, algorín, almenara, almud, almudí, amelgar, antibo (de anteba, hincharse), arcaz, arguello, arna, aturar (73), badal, bailío, barreño, bocal, boto, bucarán, eraje, gaya, gafete, jauto, jebe, jeto, jimenzar, lapo, márfega, márraga, mossen, rafalla, rafe, sirga y zafrán; a las cuales no dudamos en agregar las investigadas a ruego nuestro por un competente amigo nuestro (74), de entre los cuales son incuestionablemente árabes, según sus informes razonados, alguaza, alquinio, antosta, badina, bahurrero, cabidar, capleta, charada, fardacho, fizón, maigar, tabarda, tría, zaborra y zalear; muy verosímiles alfarrazar, alacet, arcén, buega, cija, libón, y liza, y algún tanto dudosas abollón, *aribol, batueco, bistreta, boira, caramullo, cibiaca, cocón, cospillo, cudujón, fejudo, fres, güellas, jasco, lillas, pardina y pocho.
(
En el glosario etimológico de las palabras españolas de origen oriental, de Leopoldo De Eguilaz y Yanguas he encontrado algo: Baden, badina. La zanja que dejan hecha las corrientes de las aguas. Charca. De * bátin, "rebajado, hundido (suelo terreno) en Kaz. "the low or depressed tract of land, of the plain, where water rests and stagnates" en Lane. Alix. (badina, badines, a Beseit, la badina negra al Parrissal). // ALACET. Voz aragonesa que significa fundamento de un edificio. Borao. Es la arábiga alist o alicet, que, entre otras acepciones, tiene la de fundamento en Kazimirski. Tráela R. Martín bajo la forma *ar alast o alacet, según la pronunciación vulgar, aunque con significado distinto. Acaso alacet no sea más que la contracción de *ar alisését, pl. de alisés, fundamentum en R. Martín, la base o cimiento de un edificio.)

En cuanto a la influencia provenzal, (ver Lou tresor dóu Felibrige, Mistral) con decir que se sintió más o menos aun en Castilla, no puede sorprender que en Aragón fuese extraordinaria, y lo admirable es, pero no menos cierto, que aquí no resultase un dialecto como el catalán o valenciano, y que alcanzara a conservarse el idioma español, nacido como en Castilla pero independientemente de Castilla, y perfeccionado lentamente no sin alguna intervención castellana, pero desde luego con más y mejores aunque no muy aprovechados elementos. Haciendo fondo común de las voces puramente lemosinas y de las catalanas, tenemos, principalmente de estas, un buen número, siéndonos perfectamente comunes amosta, baga, banova, barral, botiga, braga, bresca, corcar, embafar, empentar, escalfeta, escalibar esclafar, esgarrifarse, falca, fuina, gallofa, garba, garraspa, ginjol, gosar, greuge, madrilla, mas, máscara, porguesas, pudor, purna, quera, a ran, sirga, taca, tastar, tongada, trena, trucar, veguero, veta, y, según puede verse en Raynouard (75), adobar, aturar, borda, getar, rosigar, tetar y alguna otra; así como también son comunes al aragonés y al catalán, aunque aquel les ha dado desinencia o pronunciación castellanas, ajordar, calage, calibo, fitero, guito, manifacero, masobero, tinelo, trespontin etc. y lo son también, o por su raíz o por su semejanza, argadillo, cuquera, espenjador, fosqueta, garrampa, milocha y alguna otra.

Algunas de estas palabras pertenecen también a los otros idiomas neo-latinos, no siendo fácil decidir si fueron elaboradas a un mismo tiempo, ni en caso contrario de qué parte estuvo la precedencia; pero de todos modos es lo cierto que tastar, por ejemplo, es común a los idiomas aragonés, catalán, francés e italiano, (e inglés, taste) que botiga, y gingol (jíngol, gínjol), traspontín y aun falordia lo son a los tres primeros, que fuina, muir, taca y aun escalfeta lo son al aragonés, al catalán y al italiano. En cuanto a las semejanzas del aragonés con el francés o el italiano pueden citarse, respecto a este, gratar, chemecar, falaguera (de follegiare), y aun badal y picota; y respecto a aquel acoplar, aguaitar (de guetter), alberge, argent, (Ag, argentum, plata) becardon, chapelete, empachar, esparvel (de épervier) (esparver, esparvé), fuina, guipar (de gûepe abispa), manchar, mazonero, niquitoso (de nique mueca), planzón, pocha, pochada y algunas otras como gallón que la Academia escribe gasón tal vez por aproximarla al gazón francés, y mascarar que, desusado hoy por ellos más no por nosotros, usó sin embargo Rabelais en “Gargantúa) se mascaroyt le nez.”

Expuesto ya, si bien concisamente y sin extendernos a observaciones, panegíricas, lo más preciso de saber para la inteligencia del habla aragonesa en lo tocante a su historia, su etimología, su propiedad y aun sus ventajas, seguramente que completaría en gran parte nuestro trabajo la exposición de los modismos, frases o refranes peculiares de Aragón; pero nos ha retraído de esta idea, no sólo la dificultad de llevarla a cabo con algún acierto, sino la consideración de que aquellas maneras usuales de decir no alteran en nada el idioma castellano, ni difieren (sino es en los pueblos del Somontano (76)) de la sintaxis común, ni marcan ninguna genialidad aragonesa, ni son otra cosa que combinaciones de las sin número que permite un idioma, y que todos los días crea el gusto o la improvisación individual. Ni las construcciones poderse asumir a bolsa de caballero y llevar mujeres a ganancia, que usan nuestros fueros, tienen nada de repugnante con el idioma castellano; ni ofrecen originalidad de alguna monta las frases campar por sus respetos, no le hace por no importa, conducir por Ebro vez de vez de conducir por el Ebro, jugar a pelota (creo que en Navarra y País Vasco se usa también) por a la pelota, parar fuerte por mantenerse sano, vagar te puede por ancho te viene, hacer duelo por dar lástima, (sobre todo en la comida: me hace duelo dejármelo: me fa dol dixámeu; no te cale : no te cal : explicado más arriba) el Juan y la Isabel por Juan e Isabel (77), (el artículo delante del nombre propio se usa en toda España, pese a lo que diga la gramática; la Yoli, la Jeni, el Jonatan, etc) sin parar por al momento, tal cual por al punto y otras como estas; ni tampoco los decires familiares o proverbiales pan de mi alforja, hasta las pulgas toman tabaco, a sopas hechas, ir atrás como el soguero, peor que Geta, más malo que Piván, más feo que Tito, peor que Fierrabrás (Fier-à-bras) (Fierabrás), más célebre que Barceló por la mar (con alusión al famoso marino mallorquín del siglo pasado), sabe más que Briján (Bricán nigromante o hechicero, como Merlín, según Milá), tiene más que Zaporta (cuya esplendidez se conserva en Zaragoza en el palacio monumental de su nombre que después se llamó de la Infanta por haberlo habitado la esposa del infante D. Luis), con la faldeta remangada, priétate la frente, para cuestas arriba quiero mi mulo, como los perros en misa, el que a su enemigo plañe en sus manos muere, más vale sudar que estornudar, más caro que el salmón de Alagón, que se pasa el asado, serio como bragueta de ciego, viejo como las bragas de fr. Pedro, sabido como el chiste de Saputo (78), qué trenzadera o qué alpargata lleva (embriaguez o (borrachera), donde Cristo dio las tres voces (en paraje extraviado), irse por Val-de-Gurriana (desviarse del camino natural aunque sea en la conversación, en el juego etc.), costar un sentido, ya viene Martinico (para decir a los niños que les entra el sueño), más duro que el pie de Cristo, llamar a Cachano con dos tejas (querer un imposible, apelar a quien no puede socorrernos) y otros de ese carácter ; ni encontraríamos cosa alguna reparable sino en muy contadas locuciones que en cierto modo alteran el idioma y se presentan en él como verdaderos solecismos, según lo vemos en ir viaje o estar viaje por ir de viaje o estar de viaje, se lo dé V. por déselo V., es tu que no llueve usado por la gente vulgar en forma interrogativa en vez de ¿cuánto va que no llueve?, lo qué? por qué?, en puesto de y en igual de por en vez de (locus : lugar, puesto, lloch, lloc, loc, loch; en lloch de, en lloc de, en puesto de, en ves de), hasta de ahora por hasta ahora, con otras que pudieran añadirse y que nosotros omitimos rebuscar.

En lo que sí queremos detenernos algún tanto es en el gracioso diminutivo en ico, que consideramos más bien como un modismo que como una palabra, y que, si bien es manera de hablar muy castellana y aún no considerada como arcaísmo por el Diccionario de la lengua, pero es desusada y aun ridícula entre los castellanos, al paso que muy general en todas las clases sociales de Aragón y de Navarra (y Murcia).
Y decimos que muy general, porque hemos de confesar que un gran número de palabras de las que hemos citado como aragonesas, y por ventura las más interesantes, como cal, aturar, amprar y muchísimas otras, ya no se conservan sino entre las clases ínfimas del pueblo; que también
acá (acá se conserva más en Sudamérica, en España ven p'acá, p'aquí) ha cundido entre las personas cultas el desdén hacia nuestras bellezas provinciales; pero el diminutivo de que hablamos es universal, y ya no depende de la educación sino del nacimiento.

El idioma español, rico en los diminutivos cual ningún otro, y desde luego muchísimo más que el hebreo, el árabe, el griego y aun el latín y el italiano, como que reúne más de treinta diversas terminaciones (79), habiendo palabra que permite ella sola doce desinencias, claro es que no aplica todas esas variantes o aumentos de final a todas las palabras, antes se conforma con lo que cada una permite (80); mas en medio de ser esto cierto, las en ico, en illo y en ito son terminaciones generales que se aplican indistintamente a casi todos los nombres, habiendo entre ellas una verdadera sinonimia.


Pero el diminutivo en ico tiene dos ventajas incontestables, el uso preferente que de él hicieron los padres de la lengua, y su significación especial e intrínsecamente distinta de los de otras terminaciones. En los escritores de nuestros orígenes, sobre cuyos sencillos versos parece que vagaba, como una fresca brisa sobre las plantas silvestres, el ambiente de la naturalidad, era el diminutivo en ico el que dominaba en la expresión de los afectos o las apreciaciones, y por eso es tan general en la poesía popular y en la familiar de posteriores tiempos. ¡Qué bien dicho está en una farsa de Lucas Fernéndez

¡Oh, pastorcico serrano!

¿viste, hermano,

un caballero pasar?

y en un romance sobre el moro Calainos

Bien vengáis, el francesico

de Francia la natural?

¡Cuán propio es de la poesía de Castillejo, último trovador de los amores y la sátira, paladín de la poesía nacional contra los petrarquistas, contra los luteranos como él decía, cuán propios son de aquella poesía fácil y sentida aquellos versos, ya pertenecientes a una época muy adelantada, en que se pinta con gracia inimitable a un vizcaíno borracho metamorfoseado en mosquito
tuvo con esto a la par

una risica donosa,

las piernas se le mudaron

en unas zanquitas chicas,

los brazos en dos alicas,

dos cornecicos por cejas!

¡Qué bien sienta en Rodrigo de Cota o Juan de Mena, o quien quiera que escribiese la primitiva Celestina (que nosotros no hemos de desatar nuestras dudas como el editor de Barcelona que atribuyó a aquellos dos tan admirable obra); qué bien sienta aquella aglomeración graciosa de diminutivos «Nezuelo, loquito, angelico, perlica, simplecico, lobitos en tal gestico, llégate acá putico etc.»! ¡Qué encanto hay en aquellas deleitables fontecicas de filosofía, que nos dice Fernando de Rojas! (autor de la Celestina)
¡Qué espontaneidad tan amorosa en Fr. Luis de Granada el pollico que nace luego se pone debajo de las alas de la gallina... y lo mismo hace el corderico; en Mendoza las mañanicas del verano a refrescar y almorzar; en Santa Teresa al primer airecico de persecución se pierden estas florecicas; en Guevara lo demás que callandico me pedistes en la oreja etc.; en Ávila cuando aconseja conservar esta centellica del celestial fuego; en Lope para quien la constelación de S. Telmo era una estrellica como un diamante! (81) ¡Qué difíciles son de enmendar aquellas tajadicas subtiles de carne de membrillo con que se atendía a la voracidad plebeya de Sancho el Gobernador, aquellos zapaticos para sus hijos que echaba de menos su mujer, y, entre muchos pasajes de la GITANILLA DE MADRID, aquel «Preciosica, canta el romance que aquí va porque es muy bueno”! y ¡cuán superior es en la misma novela aquel cabo de romance (82) «Gitanica que de hermosa te pueden dar parabienes» sobre el que le sigue «Hermosita, hermosita, la de las manos de plata!» ¡Qué tono de familiaridad en aquella carta de Caballero de la Tenaza «Ahora es, y aun no acabo de santiguarme de la nota del billetico de esta mañana!" (83) Y viniendo todavía más a nuestros tiempos, cuando la lengua y la poesía tocaban el último grado de la perfección, el principio ya de su inminente decadencia, léanse nuestros grandes poetas dramáticos y líricos, y veremos que, cuando el asunto les consiente cierta familiaridad, prefieren el ico para denotarla más fielmente, como en los versos de Calderón

La ropilla ancha de espaldas,

derribadica de hombros,

y redondica de falda;

como en Moreto, en quien todavía resulta más terminantemente nuestro aserto cuando entre sus personajes de TRAMPA ADELANTE pone a Jusepico y Manuelico pajes,

a la manera de Quevedo que llama Pablicos al héroe de su novela el Buscón (84).

Tan admitido era entre los más serios escritores aquel diminutivo, que en el testamento (verdadero o falso) del Brocense, el cual inserta e impugna con su exquisito natural buen juicio el Sr. marqués de Morante en la excelente vida de aquel humanista publicada como apéndice al tomo V de su Catálogo, hay una cláusula que dice «Item, Mando a Antonita mi nieta el mi lignum crucis con su cristalico у las seis esmeraldas de que está cercado»; y, lo que es más reparable, Covarrubias, cuyo lenguaje didáctico parece que había de excluir todo diminutivo, dice al explicar (bien ridículamente por cierto) la etimología del gavilán «cuasi cavilan por la astucia y sutileza con que hace presa en las avecicas,» cuya frase le copia y prohija la Academia en la primera y más completa impresión de su Diccionario (85).

Y para que se vea con otro género de prueba la importancia que tuvo ese diminutivo, obsérvese que hay palabras de que no ha quedado, según la Academia, sino el diminutivo en ico, por ejemplo bolsico, calecico, doselico, farandulica, sonetico, fuellecico y zamarrico, a las cuales pueden añadirse las locuciones y refranes veranico de S. Martín, mañanicas de abril buenas son de dormir, Romero ahíto saca zatico etc.: hay algunas que no admiten otro que él, como Perico, borrico, gemidicos y lloramicos; (ploramiques, els pluramicas catalanistas) otras que han venido a determinar una nueva significación perdiendo absolutamente la diminutiva, como acerico, pellico, velico, villancico, farolico, (en sentido de yerba), frailecico (en el doble de ave y pieza del torno de la seda), besicos de monja (en el de planta), (teticas o tetillas de monja, el dulce o pasta, o algo delicioso; mamelleta de monja) palmadica (en el de baile), y tal vez espacico sinónimo de aciago en los antiguos escritores. (despacico conmigo, que tiro de chirla y te echo las tripas en un canasto. José Mota, de un lugar de La Mancha)

La segunda ventaja que abona el uso del diminutivo en ico es su particular significación, (decimos ahora significado) pues aunque parecen sinónimos los en ico, illo e ito, que la Academia agrupa concediendo la elección al buen gusto del escritor, es lo cierto que el diminutivo aragonés (permítasenos esta frase) tiene dos diferencias con aquellos otros, una que podemos llaman gramatical y otra moral, una que se resuelve como todas las cuestiones de sinónimos, otra que tiene relación con el carácter del país en que principalmente se conserva generalizado aquel diminutivo. La diferencia gramatical, a la verdad no muy marcada desde que la supresión del diminutivo en ico ha refundido en los otros su verdadero significado, consiste en que la terminación en illo tiende visiblemente al desprecio, al achicamiento voluntario de un objeto, por ejemplo, chiquillo, capitancillo; la en ito tiene algunas veces carácter depresivo y no pocas denota cierta repugnante hipocresía, como se observa por ejemplo en las frases ¡ tiene una risita! ¡la mosquita muerta!; la en ico demuestra cariño o predilección, siendo a lo menos un aditamento inofensivo, como nos lo declara prácticamente el ejemplo que llevamos citado de la CELESTINA, en el cual se ve que prepondera aquella expresiva terminación para la alabanza, angelico, perlica, simplecica, gestico, y se reservan otras para lo que puede indicar detracción, como nezuelo, loquito y lobitos. En cuanto a la diferencia moral, estriba en que el diminutivo en ico representa el lenguaje de la familiaridad, de la conversación, de la intimidad, y por decirlo así, de la buena fé, fuera del cual apunta en cierta manera el estudio, el disimulo, la desconfianza, la reserva, la falta de espontaneidad.

Hemos expuesto, sucintamente algunas veces, y otras con mayor difusión, los caracteres esenciales del idioma aragonés, mal apreciado en general, tan poco estudiado aún por los mismos aragoneses, pero tan digno de un examen todavía más lato que el que le hemos consagrado. Las fuentes de donde procede, que son las más puras; la respetuosa conservación de voces latinas, y sobre todo de españolas antiguas; la asimilación que se ha procurado parca y atinadamente con las arábigas y lemosinas; la suma de sus palabras técnicas, compuestas, derivadas y aun onomatópicas, en todo conformes con el carácter de la lengua española; la expresión genial, candorosa y fácil que distingue a muchos de sus vocablos y a no pocos de sus modismos; todo contribuye a darle un conjunto inexplicable de belleza que, si no se ha beneficiado todo lo posible, consiste en que la sumisión aragonesa y la tiranía castellana puede decirse que han concurrido a eliminar de la literatura los elementos más útiles del idioma aragonés, que viene a ser una variante cuando no un complemento del impropiamente llamado castellano.

De las ventajas que a este mismo lleva, algo es lo que ya tenemos indicado, pero todavía podemos añadir tal cual observación que se compadece muy bien con nuestro objeto. Hay palabras, como ababol, que, no desmereciendo en suavidad de sus respectivas castellanas, obedecen más a su etimología: hay otras, como abortín, que conforman mejor con el genio de la lengua, si bien ya sabemos que por uno de los muchos secretos de la española los diminutivos tienen a veces desinencia aumentativa (a la hebrea y griega) como sucede en anadón y liebratón, verdadera antítesis de otros, como tordella que es aumentativo: hay otras, como remoldar, que son más concretas, pues en ese mismo ejemplo vemos que Castilla hace sinónimos a remoldar y podar, mientras en Aragón lo uno se refiere a los árboles y lo otro a las vides (esporgá, expurgar, pera los abres; podá la viña, desullá, etc.): hay otras, como cortada y huevatera, muy superiores a sus análogas corte y huevera, que en castellano son ambiguas y confusas por sus diversas significaciones: otras que tienen más conformidad con la lengua madre, como uva, que responde en Cicerón y en Fedro, como entre los aragoneses, a la idea castellana de racimo, que en Columela todavía expresa el que forman de sus propios cuerpos las abejas, y que en Virgilio tiene la más general significación de cepa o vid, fert uva racemos: hay otras sutilísimas, como respetudo y gobernudo, que denotan, no ya la idea despectiva propia de esa terminación, sino una especie de falsa importancia, pues respetudo quiere decir el que inspira cierto infundado respeto, no por lo que es en sí, sino por su edad, su figura y su entonación oraculosa; y gobernudo, no el que es realmente metódico y ordenado, sino el que bulle mucho y parece estar en todo, aunque positivamente no tenga tanto gobierno como agilidad y movimiento: hay otras dotadas de gran propiedad y de muy buenas condiciones eufónicas, como agüera, alud, asnada, brisa, caloyo, eraje, jugadero, mejana, lloradera, redolino, ternasco (86) y vulturino: hay otras de excelente composición, como aguacibera, aguallevado, ajo-arriero, ajolio (ally oli, allioli; allium oleum), alicortado, botinflado, cabecequia, malbusca, matacabra y matacán, que no puede rehusar ningún gramático: hay otras perfectamente significativas y en igual grado concisas y aun irreemplazables, como los verbos alfarrazar, amprar, antecojer, atreudar, bolsear, ceprenar, chemecar, entrecavar, favear, malvar y otras que son de composición castellana con cierta libertad francesa.

A todas las cuales, que de suyo no tienen equivalencia en castellano, hay que añadir, porque tampoco no la tienen exacta, las palabras alfarda, almenara, amelgar, amosta, antípoca, antor, apercazar, apuradamente, atrazo, axobar, bimardo, borroso, boto, brazal, cabecero, capacear, capleta, *cenero, cerpa, convenido, correntía, crujida, cudujón, chorrada, emberar, empeltre, encabezado, fádiga, hablada, lorza, mantornar, mañanada, marraga, masobero, modoso, oleaza, panicero, picotear, racimo, rafe, ruello, saso, tardada, taste, teruelo, terrón, tinglado, vellutero, venora, zaborra y zancochar, todas o casi todas las cuales, y otras que aquí no citamos ni definimos para prueba, como quiera que lo están en nuestro Diccionario, debieran adoptarse como propias en el idioma español, e igualmente las que se citan en la ENCICLOPEDIA ESPAÑOLA (87), artículo de España lingüística, en cuya obra, que no debe parecer sospechosa de provincialismo, se defiende resueltamente al idioma aragonés y se inculpa gravemente a los castellanos por el exclusivismo con que proceden en materias de lenguaje, prefiriendo en muchos casos ostentar su pobreza más bien que adoptar de los dialectos españoles aquello en que estos les superan.

Hemos terminado con eso la tarea que nos habíamos impuesto, a la cual vamos a dar cima con una sola observación. Puesto que se ha perdido literariamente, aun en las márgenes del Ebro, el habla aragonesa; puesto que lejos de perfeccionarse ni aun conservarse estos dialectos, amenazan confundirse poco a poco en el idioma general; bueno fuera que la lengua conquistadora utilizara en beneficio común esos restos lingüísticos que de otro modo han de perderse, y entonces, ya que el vocabulario aragonés ni se conservara sino en libros como este u otros de mejor desempeño, ni sirviera sino como una curiosidad filológica; contribuiría por lo menos a enriquecer el acerbo común de la sin par lengua española, y, a cambio de tantas glorias abdicadas en favor de la unidad ibérica, conservaría el Aragón la de haber mejorado con su hermoso dialecto el habla rica de Cervantes.