champouirau, chapurriau, chapurriat, chapurreau, la franja del meu cul, parlem chapurriau, escriure en chapurriau, ortografía chapurriau, gramática chapurriau, lo chapurriau de Aguaviva o Aiguaiva, origen del chapurriau, dicsionari chapurriau, yo parlo chapurriau; chapurriau de Beseit, Matarranya, Matarraña, Litera, Llitera, Mezquín, Mesquí, Caspe, Casp, Aragó, aragonés, Frederic Mistral, Loís Alibèrt, Ribagorça, Ribagorsa, Ribagorza, astí parlem chapurriau, occitan, ocsitá, òc, och, hoc
Lo duc
del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé
de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat
y de Ultramar... está que bufe y agarre lo sel... ras del coche de
primera en les mans; y al seu juissi té raó que li sobre. Figúronse
vostés que ell ve desde Madrid sol, tombat tot lo llarg que es a un
reservat, en lo que ha tingut que contentás, perque no va ñabé a
la seua dispossisió, per torpesa dels empleats, ni coche-llit, ni
cosa pareguda. Y ara, cuan milló dormíe, a mija nit, a la mitat de
Castilla, li obrin la porta del seu departamén y li demanen mil
perdons... perque té que admití la compañía de dos viachés nada
menos: una siñora enlutada, cuberta en un vel espés, y un tinén de artillería.
¡De
cap manera! No ña cortessía que valgue; lo noble español es mol
inglés cuan viache y no se entreté en miramens medievals: defén
lo home lo seu resservat poc menos que al sport que ha adeprés
a Eton, a Inglaterra, lo noble duc castellá, estudián inglés.
¡Un
consellé, un senadó, un duc, un ex-ministre, consentí que entron
dos desconeguts al seu coche, después de habé consentit en
pressindí de una berlina-llit, al que té dret! ¡impossible! ¡Allí
no entre ni una mosca!
La dama
de dol, avergoñida, confusa, procure desapareixe, buscá refugi a
consevol furgó aon pugue ñabé gossos mes fins... pero lo tinén de
artillería li tanque lo pas ocupán la eixida, y en molta
tranquilidat y finura defén lo seu dret, lo dels dos.
-
Caballé, no nego lo dret de vosté a reclamá contra los descuidos
de la Compañía... pero yo, y per lo vist esta siñora tamé, ting
billet de primera; tots los demés coches de esta classe venen plens;
an esta estassió no ña manera de aumentá lo servissi... aquí ñan
assientos de sobres, y aquí mos embutirem. Lo jefe de la estassió
apoye en timidés la pretensió del tinén; lo duc se creix, lo jefe
sedix... y lo artillé cride a un cabo de la Guardia Sivil, que,
enterat del cas, aplique la ley marsial al reglamén de ferrocarrils,
y decrete que la viuda (ell la creu viuda) y lo seu tinén se quedon
al resservat del duc, sense perjuissi de que este se queixo dabán de
qui correspongue.
Pergamino
proteste; pero acabe per calmás y hasta li oferix un magnífic puro
al militar, del que acabe de sabé, acsidentalmen, que va al expresso
a incorporás al seu regimén, que se embarque cap a Cuba.
-
¿Aixina que va vosté a Ultramar a defendre la integridat de la
patria? - Sí siñó, al radé sortech (o sorteo) me ha tocat la china.- ¡Y vaya chinada!-
Dixo a ma mare y a la meua dona
dolentes y dixo dos chiquets de menos de sing añets. - be, sí; es
lamentable... ¡Pero la patria, lo país, la bandera!
- Ya u
crec, siñó duc. Aixó es lo primé. Per naixó hi vach. Pero
séntigo separám de lo segón. Y vosté, siñó duc, ¿aón sen va?
-
Phs... per lo pronte a Biarritz, después al Nort de Fransa... pero
tot aixó está mol vist; passaré lo Canal y repartiré los mesos de
agost y de setembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y
Osborn... La dama del dol y del vel, ocupe silensiosa un racó
del resservat. Lo duc no sen fixe en ella. Después de repassá un periódic, seguix la conversa en lo artillé, que es de poques
paraules.
- Alló
está mol mal. Cuan yo, per novatada de ministre, vach admití la
cartera de Ultramar, pera adependre, me vach convense de que tenim
que cauterisá la administrassió ultramarina, si se vol salvá.
- Y
vosté ¿no va pugué aplicál?
- No
vach tindre tems. Vach passá al estat, per los meus merits y
servissis. Y ademés... ¡ñan tans compromisos! Oh, pero la
insensata rebelió no durará; los nostres héroes
defenen alló com a leons; miro vosté que es magnífica la mort del
general Zutano... víctima de la seua valentía a la acsió de Tal...
Zutano y un atre valén, un
capitá... Lo capitá... no sé cuáns, van perí o morí allí pel
mateix valor y lo mateix patriotisme que los mes renombrats martirs
de la guerra. Zutano y lo atre, lo capitá aquell, se mereixen
estatues; lletres de or a una lápida del Congrés... Pero de totes
maneres, alló está mol futut... No tenim una administrassió...
Conque ¿vosté se quede aquí pera pendre lo tren que lo porto a
Santander? pos venga, bona sort, mols llorés y poques bales... Y si
vol vosté algo per aquí... ya sap vosté, lo meu tinén, durán lo
estiu, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn...
Lo duc
y la dama del dol y lo vel se queden sols al resservat. Lo
ex-ministre procure, en discressió relativa, conversá.
La dama
conteste en monossílabos, y a vegades en señes.
Lo de
Pergamino, despechat, se aburrix. A una estassió, la enlutada mire
en impassiensia per la finestreta.
Una
parella, tamé de dol, entre al resservat: la enlutada del coche los
abrasse, plore damún del pit de l´atra dona, sofocán los gañols.
Lo tren seguix lo seu viache. Despedida, abrassos un atra vegada,
ploreres...
Se van
torná a quedá sols la dama y lo duch. Pergamino, mort de
impassiensia, se aventure al terreno de les possibles indiscressions.
Vol sabé a tota costa lo origen de aquelles penes, la causa de
aquell dol... Y obté freda, seca, irónica, entre llágrimes, esta
breve resposta:
El
duque del Pergamino, marqués de Numancia, conde de Peñasarriba,
consejero de ferrocarriles de vía ancha y de vía estrecha, ex
ministro de Estado y de Ultramar… está que bufa y coge el cielo…
raso del coche de primera con las manos; y a su juicio tiene razón
que le sobra. Figúrense ustedes que él viene desde Madrid solo,
tumbado cuan largo es en un reservado, con que ha tenido que
contentarse, porque no hubo a su disposición, por torpeza de los
empleados, ni coche-cama, ni cosa parecida. Y ahora, a lo mejor del
sueño, a media noche, en mitad de Castilla, le abren la puerta de su
departamento y le piden mil perdones… porque tiene que admitir la
compañía de dos viajeros nada menos: una señora enlutada, cubierta
con un velo espeso, y un teniente de artillería.
¡De
ninguna manera! No hay cortesía que valga; el noble español es muy
inglés cuando viaja y no se anda con miramientos medioevales:
defiende el home de su reservado poco menos que con el sport que ha
aprendido en Eton, en Inglaterra, el noble duque castellano,
estudiante inglés.
¡Un
consejero, un senador, un duque, un ex-ministro, consentir que entren
dos desconocidos en su coche, después de haber consentido en
prescindir de una berlina-cama, a que tiene derecho! ¡Imposible!
¡Allí no entra una mosca!
La dama
de luto, avergonzada, confusa, procura desaparecer, buscar refugio en
cualquier furgón donde pueda haber perros más finos… pero el
teniente de artillería le cierra el paso ocupando la salida, y con
mucha tranquilidad y finura defiende su derecho, el de ambos.
-Caballero,
no niego el derecho de usted a reclamar contra los descuidos de la
Compañía… pero yo, y por lo visto esta señora también, tengo
billete de primera; todos los demás coches de esta clase vienen
llenos; en esta estación no hay modo de aumentar el servicio… aquí
hay asientos de sobra, y aquí nos metemos.
El jefe
de la estación apoya con timidez la pretensión del teniente; el
duque se crece, el jefe cede… y el artillero llama a un cabo de la
Guardia civil, que, enterado del caso, aplica la ley marcial al
reglamento de ferrocarriles, y decreta que la viuda (él la hace
viuda) y su teniente se queden en el reservado del duque, sin
perjuicio de que éste se llame a engaño ante quien corresponda.
Pergamino
protesta; pero acaba por calmarse y hasta por ofrecer un magnífico
puro al militar, del cual acaba de saber, accidentalmente, que va en
el expreso a incorporarse a su regimiento, que se embarca para Cuba.
-¿Con
que va usted a Ultramar a defender la integridad de la patria?
-Sí
señor, en el último sorteo me ha tocado el chinazo.
-¿Cómo
chinazo?
-Dejo a
mi madre y a mi mujer enfermas y dejo dos niños de menos de cinco
años.
-Bien,
sí; es lamentable… ¡Pero la patria, el país, la bandera!
-Ya lo
creo, señor duque. Eso es lo primero. Por eso voy. Pero siento
separarme de lo segundo. Y usted, señor duque, ¿a dónde bueno?
-Phs…
por de pronto a Biarritz, después al Norte de Francia… pero todo
eso está muy visto; pasaré el Canal y repartiré el mes de Agosto y
de Septiembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn…
La dama
del luto y del velo, ocupa silenciosa un rincón del reservado. El
duque no repara en ella. Después de repasar un periódico, reanuda
la conversación con el artillero, que es de pocas palabras.
-Aquello
está muy malo. Cuando yo, allá en mi novatada de ministro, admití
la cartera de Ultramar, por vía de aprendizaje, me convencí de que
tenemos que aplicar el cauterio a la administración ultramarina, si
ha de salvarse aquello.
-Y
usted ¿no pudo aplicarlo?
-No
tuve tiempo. Pasé a Estado, por mis méritos y servicios. Y además…
¡hay tantos compromisos! Oh, pero la insensata rebelión no
prevalecerá; nuestros héroes defienden aquello como leones; mire
usted que es magnífica la muerte del general Zutano… víctima de
su arrojo en la acción de Tal… Zutano y otro valiente, un capitán…
el capitán… no sé cuántos, perecieron allí con el mismo valor y
el mismo patriotismo que los más renombrados mártires de la guerra.
Zutano y el otro, el capitán aquél, merecen estatuas; letras de oro
en una lápida del Congreso… Pero de todas maneras, aquello está
muy malo… No tenemos una administración… Conque ¿usted se queda
aquí para tomar el tren que le lleve a Santander? Pues ea; buena
suerte, muchos laureles y pocos balazos… Y si quiere usted algo por
acá… ya sabe usted, mi teniente, durante el verano, isla de Wight,
Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn…
El
duque y la dama del luto y el velo quedan solos en el reservado. El
ex-ministro procura, con discreción relativa, entablar conversación.
La dama
contesta con monosílabos, y a veces con señas.
El de
Pergamino, despechado, se aburre. En una estación, la enlutada mira
con impaciencia por la ventanilla.
-¡Aquí,
aquí! -grita de pronto-; Fernando, Adela, aquí…
Una
pareja, también de luto, entra en el reservado: la enlutada del
coche los abraza, sobre el pecho de la otra mujer llora, sofocando
los sollozos.
El tren
sigue su viaje. Despedida, abrazos otra vez, llanto…
Quedaron
de nuevo solos la dama y el duque.
Pergamino,
muerto de impaciencia, se aventura en el terreno de las posibles
indiscreciones. Quiere saber a toda costa el origen de aquellas
penas, la causa de aquel luto… Y obtiene fría, seca, irónica,
entre lágrimas, esta breve respuesta:
Lo
tío Aurelio, germá de sa mare, los va escriure desde Extremadura.
Lo tío Aurelio sen va aná a Extremadura perque teníe asma y li
anabe mal lo clima de la vall, humit y prop del mar. A Extremadura lo
clima ere mes sec y lo tío Aurelio vivíe milló. Traballabe de
mulero a una gran dehesa, y si lo salari no donabe pera mol, en cambi
teníe techo gratis y fruites de la terra a baix preu. "An estos
tems no se pot demaná mes", los habíe dit a la seua primera
carta. De son tío sol li quedabe a Daniel, lo Mussol, lo vago record
de una respirassió aufegada, com si ressollaren a la vora los bufits
de una acollonida locomotora costa amún. Lo tío se ficabe compreses
a la part alta del pit y respirabe sempre a la seua habitassió braf
de eucalipto. Pero, a pesá de les compreses y los vapors de
eucalipto, lo tío Aurelio sol parabe de fé soroll al alená al
estiu, durán la quinsena mes seca. A la radera carta, lo tío
Aurelio díe que li enviabe al menut un Gran duc que habíe enchampat
viu a un olivá. Al lligí la carta, Daniel, lo Mussol, va sentí una
tremoló. Se va figurá que son tío li enviabe, facturat, una
espessie de don Antonino, lo marqués, en lo pit cubert de insignies,
medalles y condecorassións. Ell no sabíe que los grans ducs anaren
solts per los olivás y, mol menos, que los muleros pugueren
enchampáls impunemen com qui enchampe una llebre. Son pare sen va
enriure cuan li va exposá la seua temó. Daniel, lo Mussol, se va
alegrá íntimamen de habé fet riure a son pare, que als radés añs
anabe sempre en cara de vinagre y no sen enríe ni cuan los húngaros
representaben comedies y féen títeres o titelles a la plassa. Al
acabá de enríuressen, son pare li va aclarí:
-
Lo Gran duc es un búho gigán, real. Es un reclam mol bo pera matá
miláns. Cuan arribo te portaré en mí de cassera al Pic Rando.
Ere la primera vegada que son pare li prometíe portál de cassa en
ell. Son pare sabíe de la seua avidés cinegética. Totes les
temporades, al obrís la veda, lo formaché agarrabe lo mixto al
poble, lo primé día, y sen anabe cap a Castilla. Tornabe dos díes
después en alguna llebre y un bon carroll de perdius que penjabe de
la finestreta del seu compartimén. A les codornius o les menudes
gualles nols disparabe, pos díe que no valíen lo cartucho y que als
muixóns o sels mate en la massecha o sels dixe viure. Ell los dixáe
viure. Daniel, lo Mussol, los matabe en la massecha. Cuan son pare
tornabe de la cassera, prop del tems dels bolets, Daniel, lo Mussol,
eixíe a ressibíl a la estassió. Cuco, lo factó, li anunsiabe si
lo tren veníe en pun o si portabe algún retrás. De totes les
maneres, Daniel, lo Mussol, aguardabe a vore apareixe la locomotora
fumeján per la curva en lo cor abalotat y la respirassió anhelán.
Sempre reconeixíe de lluñ a son pare per lo carroll de perdius. Ya
al seu costat, al andenet, son pare li allargabe la escopeta y les
pesses mortes. Pera Daniel, lo Mussol, significabe mol esta proba de
confiansa, y encara quel arma pesabe lo seu y los gatillos tentaben
la seua curiossidat, ell la portáe en una ejemplar seriedat
cinegética. Después no se apartabe de son pare mentres llimpiabe y
engrassabe la escopeta. Li preguntabe coses y mes coses y son pare
satisfée o no la seua curiossidat segóns lo estat del seu humor.
Pero sempre que imitabe lo vol de les perdius son pare fée "Prrrr",
en lo que Daniel, lo Mussol, va acabá convensínse de que les
perdius, al volá, teníen que fé "Prrrr" y no podíen fé
datre soroll. Lay va contá al seu amic, lo Tiñós, y van discutí
fort perque Germán afirmabe que ere sert que les perdius féen
soroll al volá, sobre tot al ivern y los díes de ventolina, pero
que féen "Brrrr" y no "Prrrr" com lo Mussol y
son pare díen. No ressultabe viable convénses mutuamen del
soroll exacte del vol de les perdius y aquella tarde van acabá casi
reñín. Tanta ilusió com per vore arribá a son pare triunfadó, en
un penjoll de llebres y mija dotsena de perdius penjades a la
finestreta, li produíe a Daniel, lo Mussol, la primera trobada en la
Tula, la gosseta "cocker", al cap de dos o tres díes de
aussensia. Tula baixabe del tren de un brinco y, al vórel, li ficabe
les potes al pit y, en la llengua, lo afalagabe llepánli la cara.
Ell la acarissiabe tamé, y li díe coses tendres en veu tremolosa.
Al arribá a casa, Daniel, lo Mussol, traíe al corral un pot de
llanda rovellat en les sobres del minjá y un poval de aigua y
assistíe, en ternura, al festín del animalet.
A
Daniel, lo Mussol, li preocupabe la raó per la que a la vall no
ñabíen perdius. An ell se li antojabe
que de habé sigut perdiu no haguere eixit de la vall. Li
entussiasmaríe remontás damún del prat y recreás en la
contemplassió dels montes, los espessos boscos de castañés y
eucaliptos, los pobles de pedra y les blanques masades escampades,
desde la altura. Pero a les perdius no los agradabe assó, per lo
vist, y ficáen per dabán a les demés satisfacsións la de podé
minjá, fássil y en abundansia. Son pare li contabe que una vegada,
mols añs atrás, se li va escapá una parella de perdius a Andrés,
lo sabaté, y van criá al monte. Mesos después, los cassadós de la
vall van acordá donáls una batuda. Se van ajuntá trentadós
escopetes y quinse gossos. No se va olvidá cap detall. Van eixí del
poble de matinada y hasta lo tardet no van trobá les perdius. Pero
sol quedabe la femella en tres pollets arguellats y famolengs. Se van
dixá matá sense ficá cap ressistensia. Después, se van disputá
los trentadós cassadós la possessió de les cuatre pesses cobrades
y van acabá a tiros entre los roquissals. Casi van ñabé aquell día
mes víctimes entre los homens que entre les perdius. Cuan lo Mussol
li va contá aixó a Germán, lo Tiñós, este li va di que lo de que
les perdius se li van escapá a son pare y van criá a la montaña
ere ben sert, pero que tot lo demés ere una inacabable serie de
embustes.
Al
ressibí la carta del tío Aurelio li va entrá un nerviossisme a
Daniel, lo Mussol, impossible de acallá. No veíe lo momén de que
lo Gran duc arribare y pugué eixí en son pare a la cassera de
milanes boniques. Si teníe algún ressel, lay procurabe la temó de
que los seus amics, en la novedat, dixaren de cridál Mussol y lo
apodaren, de ahí abán, lo Gran duc. Un cambi de mote li fée
tan mal, an estes altures, com podríe dóldreli un cambi de apellit
o linache. Pero lo Gran duc va arribá y los seus amics, tan exitats
com ell mateix, no van tindre tems ni de advertí que lo impressionán
muixonot ere un mussol gigán. Lo formaché va lligá al Gran duc per
una pota a un racó del corral y si algú entrabe a vórel, lo animal
bufabe com si fore un gat enrabiat (com la milana bonica de Azarías
a la novela los sans inosséns). Diariamen se minjabe mes de dos
kilos de retalls de carn, y sa mare de Daniel, lo Mussol, va apuntá
tímidamen una nit que lo Gran duc gastabe en minjá mes que la vaca
y que la vaca donabe lleit y lo Gran duc no donabe res. Com lo
formaché callabe, la seua dona li va preguntá si teníen al Gran
duc com a huésped de lujo o si se esperabe dell un rendimén.
Daniel, lo Mussol, va tremolá pensán que son pare chafaríe algún
plat o una enjerreta de fang com sempre que se cabrejabe. Pero esta
vegada lo formaché se va aguantá y se va limitá a di en gesto
furo:
-
Espero dell un rendimén.
Al
assentás lo tems, son pare li va di una nit, de repén, al Mussol:
-
Prepárat. Demá anirém als miláns. Te despertaré al alba. Li va
entrá una tremoló per la esquena a Daniel, lo Mussol. De improvís,
y sense cap motiu, lo seu nas persibíe ya lo aroma de timó que
exhalaben los pantalóns de cassera del formaché, la seca auló a
pólvora dels cartuchos disparats y que son pare recarregabe en
passiensia y parsimonia, una y atra vegada, hasta que se inutilisaben
del tot. Lo chiquet pressentíe ya lo vol dels miláns, espabilats y
rápits, y, mentalmen, matisabe la proyectada excursió. Al alba van
eixí. Les falagueres, a les vores de la senda, brillaben per la
rosada y a la punta de les herbes se formaben gotetes microscópiques
que pareixíen de mercurio. Al arrencá la pendén del Pic Rando, lo
sol se assomabe detrás de la montaña y una boira pesada y blanca se
apegabe ávidamen al fondo de la vall. Vist, este, desde la altura,
pareixíe un lago ple de un líquit ingrávit y extrañ. Daniel, lo
Mussol, mirabe a tot arreu fascinat. A la esquena, tancat a una
gabia de fusta, portáe al Gran duc, que bufabe rabiós si algún goslos lladrabe pel camí. Al eixí de casa, Daniel li va di a son
pare, lo formaché: - ¿Y a la Tula no mo la emportem?
-
La Tula no pinte res avui - va di son pare.
Y
lo mosso va lamentá al alma que la gossa, que al vore la escopeta y
aulorá les botes y los pantalóns del formaché se habíe
impassientat mol, haguere de quedás a casa gañín. Al pujá per
la vertén sur del Pic Rando y sentís impregnat de la llumenaria del
día y los aromes del monte, Daniel, lo Mussol, va torná a
enrecordássen de la gossa. Después, se va olvidá de la gosseta y
de tot. No veíe mes que la cara de son pare, ajupit entre unes peñes
grises, y al Gran duc movénse y bufán sing metros mes allá, en la
pota dreta encadenada. Ell estabe amagat entre la malea, enfrente de
son pare.
-
No te mogues ni faigues cap soroll; los miláns saben latín - li va
advertí lo formaché.
Y
ell se va acurrucá al seu amagatall, mentres se preguntabe si
tindríe alguna relassió que los miláns sapigueren latín, com díe
son pare, en que vestiren de marrón, un pardo du y escueto, igual
que les sotanes dels flares. O a lo milló son pare u habíe dit de
broma; per di algo. Daniel, lo Mussol, va creure entrevore que son
pare li siñalabe lo sel en lo dit. Sense moures va mirá cap a dal y
va divisá tres miláns describín paussats sírculs conséntrics per
damún del seu cap. Lo Mussol va experimentá una ansiedat
desconeguda. Va torná a observá a son pare y lo va vore ficás algo
blang y prepará la escopeta en cuidadet. Lo Gran duc se habíe
abalotat mes y bufabe. Daniel, lo Mussol, se va
aplaná contra la terra y va aguantá l´alé al vore que los miláns
baixaben damún dells. Casi ere capás ya de distinguíls en tots los
detalls. Un dells ere de una mida exepsional. Va sentí lo Mussol una
picassó intempestiva a una cama, pero se va abstindre de rascás
pera evitá consevol soroll y movimén. De repén, un dels miláns se
va despenjá verticalmen del sel y va crusá depressa, rasán lo cap
del Gran duc. Inmediatamen se van desplomá los atres dos. Lo cor de
Daniel, lo Mussol, bategabe descontrolat.
Va esperá lo estampit
del tiro, arrugán la cara, pero lo estampit no se va produí. Va
mirá a son pare. Este seguíe al milá gran, que tornabe a remontá,
per los puns de la escopeta, pero no va dispará tampoc. Va pensá
Daniel, lo Mussol, que a son pare li passabe algo grave. May habíe
vist ell un milá tan prop de un home y, sin embargo, son pare no
disparabe. Los miláns van torná a la cárrega al poc rato. La
exitassió de Daniel va aumentá. Va passá lo primé milá, tan
prop, que lo Mussol va pugué vore lo seu ull brillán y redó
enclavat fixamen al Gran duc, les seues ungles esmolades com una fals
per a tallá aufals. Va crusá lo segón. Pareixíen una escuadrilla
de avións picán en cadena. Ara baixabe lo gran, en les ales
desplegades, destacánse al sel blau. Sense duda ere este lo momén
que aguardabe lo formaché. Daniel va observá a son pare. Seguíe al
muixó per los puns de la escopeta. Lo milá va sobrevolá al Gran
duc sense aletejá. En este instán va retumbá lo tiro, y les
seues ressonansies se van multiplicá per la vall aball. Lo muixó va
dixá flotán al aire una estela de plomes y les seues enormes ales
van brassejá frenétiques, impoténs, en un desesperat esfors per a
alluñás de la sona de perill. Pero, entonses, lo formaché va torná
a dispará, y lo milá va caure a plom, grasnán lúgubremen, en un
revoloteo de plomes.
Lo
crit de jubileu de son pare no va trobá eco en Daniel, lo Mussol.
Este se habíe portat la ma a la galta al escoltá lo segón
estampit. Simultáneamen a la detonassió, va sentí com si li
atravessaren la carn en un filferro ruén, com una surriacada
instantánea. Al apartá la ma va vore que teníe sang an ella. Se va
assustá una mica. Al momén va compendre que son pare li habíe
futut un tiro.
-
Me has tocat - va di tímidamen.
Lo
formaché se va quedá parat en sec; lo seu entussiasmo se va gelá
al momén. Al arrimás an ell casi plorabe de rabia.
Per
uns segóns, lo formaché u va vore tot negre, lo sel, la terra, tot
negre. Los seus ahorros consiensuts y la seua vida sórdida van dixá,
per un instán, de tindre dimensió y sentit. ¿Qué faríe ell si
haguere matat a son fill, si son fill ya no puguere progressá?
Pero, al arrimás, sen van aná los seus oscurs pressentiméns.
Ya al seu costat, va soltá una aspra carcañada ñirviosa y se va
ficá a fé cómiques brassillades.
-
Ah, aixó no es res, un esgarrap - va di -. Me hay pensat que ere un
atra cosa. Un rebot. ¿Te fa mal, pique? Ja, ja, ja. Es sol un
perdigó perdut. No li va agradá a Daniel, lo Mussol, este
menospressio de la seua ferida. Menut o gran, alló ere un tiro. Y en
la llengua notabe un bultet per dins de la galta. Ere lo perdigó y
lo perdigó ere de cuarta. Casi una bala, una bala menudeta. - Ara me
fa poc mal. U ting com abaubat. Antes sí que me ha fet mal - va
di. Sanguejabe. Lo cap de son pare se va desplassá cap al milá
abatut. Lo del chic no teníe importansia.
-
¿L´has vist caure, Daniel? ¿Has vist lo mol ladino cóm ha volgut
refés después del primé tiro? - va preguntá.
Se
va contagiá Daniel, lo Mussol, del expansiu entussiasmo de son pare.
-
Claro que lay vist, pare. Ha caigut ahí - va di lo Mussol.
Y
van corre los dos juns, pegán bots, cap al puesto siñalat. Lo milá
encara se retortigabe en los radés espasmos de la mort. Y teníe mes
de dos metros de envergadura. De tornada a casa, Daniel, lo
Mussol, li va di a son pare:
-
Pare, ¿creus que me quedará siñal?
Apenes
li va fé cas lo formaché:
-
Res, assó se tanque be.
Daniel,
lo Mussol, casi teníe llágrimes als ulls.
-
Pero... pero, ¿no me quedará cap sicatrís?
-
Pos claro que no, assó no es res - va repetí, desganat, son pare.
Daniel,
lo Mussol, va tindre que pensá en atres coses pera no ficás a
plorá. De repén, lo formaché lo va aturá agarránlo del coll:
-
Escolta, a ta mare ni una paraula, ¿enténs? No parlos de assó si
vols torná de cassera en mí, ¿de acuerdo?
Al
Mussol li va agradá ara sentís cómplice de son pare.
-
De acord - va di.
Al
día siguién, lo formaché va marchá a la siudat en lo milá mort y
va torná per la tarde. Sense cambiás de roba va agarrá al Gran
duc, lo va tancá a la gabia y sen va aná a La Cullera, una aldea
próxima. Per la nit, después de sopá, va ficá sing billets de sen
damún de la taula. - Escolta - li va di a la seua dona -. Ahí tens
lo rendimén del Gran duc. No ere un huésped de lujo com pots vore.
Cuatressentes men ha donat lo mossen de La Cullera per nell y sen a
la siudat la Junta per tombá al milá.
Sa
mare de Daniel no va di res. Lo seu home sempre habíe sigut tossut
pera defendre la seua postura. Y ell no u amagabe tampoc: "Desde
lo día de la meua boda, sempre me ha agradat quedá per damún de la
meua dona". Y después sen enríe, en grosses carcañades, ell
sabríe per qué.
Es dit duodeni, quar en quascu home es de quantitat de XII ditz.
Eluc. de las propr., fol. 56.
(chap. Se diu duodeno, perque a cada home es de cantidat de dotse dits; medix dotse dits.)
Il est appelé duodénum, car en chaque homme il est dit de la quantité de douze.
PORT. IT. (ESP. chap.) Duodeno.
7. Dozen, Dotzen, adj. num., lat. duocecimus, douzième.
El dozes, us petitz Lombartz.
Pierre d'Auvergne: Chantarai.
Le douzième, un petit Lombard.
Deu mais comprar la causa, la dotzena part de tant cum ela val, per cosentiment del ordenador de la gleisa.
Trad. du Code de Justinien, fol. 1.
Doit en plus acheter la chose, la douzième partie de tant comme elle vaut, par consentement de l'économe de l'église.
Ell dec esser lo dotzes. Trad. de l'Évangile de Nicodème.
Il dut être le douzième.
CAT. Dotsé. ESP. Doceno (duodécimo). PORT. Duodecimo. IT. Dodicesimo.
8. Dotzena, s. f., douzaine.
Una dotzena de moltos.
(chap. Una dotsena de borregos; poden sé cordés grans. En catalá se diu moltó, moltons.)
Charte de Besse en Auvergne, de 1270.
Une douzaine de moutons.
CAT. Dotsena (dotzena). ESP. Docena. PORT. Duzia. IT. Dozzina.
9. Dozens, adj. num., lat. ducentos, deux cents.
Per cent vers ni per dozenz cansos.
(chap. Per sen versos ni per dossentes cansons.)
G. Magret: No m valon re.
Pour cent vers et pour deux cents chansons.
Li prestet dozens marabotis.
(chap. Li va prestá, dixá, dossens maravedís.)
V. de Bertrand de Born.
Lui prêta deux cents marabotins.
Ben dozentas jornadas s'es luynatz de sa terra. V. de S. Honorat.
S'est éloigné de sa terre bien de deux cents journées.
CAT. Dòscènts (sic). ESP. Doscientos, ducientos. PORT. Dozentos. IT. Dugento. (chap. Dossens, dossentes; se escriu igual que lo plural de dossén, que enseñe, cas. docente.)
L'enseignement et le mérite et la valeur... m'ont tellement instruit mon coeur de belle société.
Part. pas. Vulhatz, per so que siatz dutz,
Saber et sen soven vezer.
P. Vidal: Abril issic.
Pour cela que vous soyez instruit, veuillez voir souvent sens et savoir.
Si m trobes fol ni mal duich.
Guillaume de la Tour: Una, doas.
Si me trouvât fou et mal instruit.
ANC. FR. Bien sout esprevier duire è ostour è falcon.
Roman de Rou, v. 3825.
Le second point auquel il se fault diligemment duire et exercer, c'est aux réponses particulières. Amyot. Trad. de Plutarque, Morales, t. II, p. 91. Les Athéniens pour lors n'estoient point encore duits à la marine.
Amyot. Trad. de Plutarque, V. de Thésée.
Plus prompt à faire mal et plus duit au malheur.
Remi Belleau, t. I, fol. 87.
(chap. du: duc, dus, du, duém, duéu, duen; dut, duts, duta, dutes; duría, duríes, duríe, duríem, duríeu, duríen, etc.)
2. Duc, s. m., lat. ducem, duc, guide.
Si 'l reis engles e 'l duz normanz.
B. de Ventadour: Lanquan vei.
(chap. Si lo rey inglés y lo duc normando.)
Si le roi anglais et le duc normand.
Pero 'l senhers coms, ducs, marques
N'a ben sa pegnora tracha.
Bertrand de Born: Guerra e trebalh.
Pour cela le seigneur comte, duc, marquis en a bien tiré son gage.
CAT. ANC. ESP. Duc. PORT. Duque. IT. Duce, duca (N. E. Benito Mussolini, es grassiós que lo seu apellit sigue casi mussol, que es de la familia del duc, lo búho real, tamé duque en castellá. Al llibre “lo camí” podéu lligí un capítul sobre lo duc, y a los sans inossens, tamé lo trobaréu.)
3. Duquessa, Duguessa, s. f., lat. ducissa, duchesse.
Car mentau duguessa ni regina.
Aimeri de Bellinoi: Tant es d'amor.
Car je me rappelle duchesse et reine.
Fig. Duquessa de valen pretz entier.
Gausseran de S. Leidier: Puois fin' amors.
Duchesse de vaillant mérite entier.
CAT. Duquessa. ESP. Duquesa. PORT. Duqueza. IT. Duchessa. (chap. Duquesa o duquessa, duqueses o duquesses.)
4. Ducat, Dugat, s. m., lat. ducatus, duché.
Del ducat de Normandia... e del comtat de Peitieus.
(chap. Del ducat de Normandía... y del comtat o condat de Peitieus – Poitou.)
V. de Bertrand de Born.
Du duché de Normandie... et du comté de Poitou.
A conquerir emperi e regnat,
Estranhas terras et illas e dugat.
Rambaud de Vaqueiras: Valens marques.
(chap. A conquistá imperi y reinat, extrañes terres e isles y ducat.)
A conquérir empire et royaume, (err sétrangères, sic) terres étrangères et îles et duché.
CAT. Ducat. ESP. PORT. Ducado. IT. Ducato. (chap. Ducat, ducats; Ducados es una marca de sigarros.)
ESP. Ductor. IT. Duttore. (chap. conductó, conductós, conductora, conductores; se sol empleá pera los vehiculs, pun quinse mes aball.
Se pot fe aná en lo sentit de tutó, rectó o retó; tutor, rector, ductor.)
7. Ductibilitat, s. f., lat. ductibilitatem, ductilité.
No es degu metalh de maior ductibilitat.
Eluc. de las propr., fol. 183.
Il n'est aucun métal de plus grande ductilité.
CAT. Ductilitat. ESP. Ductilidad. PORT. Ductilidade. IT. Ductilità. (chap. ductilidat. Es una propiedat que presenten alguns materials, com les aleassions metáliques, que poden deformás plásticamen sense chafás, permitín obtindre arams o fils.)
8. Ductil, adj., lat. ductilis, ductile.
Coyre coronari ductil en subtils laminas.
(chap. Cobre coronari dúctil en sutils, fines, lámines.)
Eluc. de las propr., fol. 187.
Cuivre coronnaire ductile en lames fines.
CAT. ESP. (chap. dúctil) Ductil. PORT. Ductivel. IT. Duttile.
Si le Dauphin vient ici jamais, et ses barons l'amènent.
Mas l'aigua que suau s' adui
Es peiers de cella que brui.
B. de Ventadour: Lo rossignols.
Mais l'eau qui s'écoule doucement est pire que celle qui bruit.
Fig. A ver salvamen
Aduretz tota Fransa.
Germonde de Montpellier: Greu m'es.
Vous conduirez toute la France à vrai salut.
Lo gens temps de pascor,
Ab la fresca verdor,
Nos adui fuelh e flor.
B. de Ventadour: Lo gens.
(chap. Lo gentil tems de primavera, en la fresca verdó, mos porte fulla y flo. Ojalá puguerem recuperá una paraula com pascó, tenín ya Pascua.)
L'agréable temps de printemps, avec la fraîche verdure, nous apporte feuille et fleur.
Mais lai on valor ven e tria,
Ven paratge; et de lai fui
On avol cors soven s'adui.
R. Vidal de Bezaudun: En aquelh temps.
Mais là où mérite vient et choisit, arrive noblesse; et elle fuit de là où lâche coeur souvent parvient.
Loc. prov. Vos sabetz, dona gentil, clara,
Qu'us plazers autre n'adutz.
(chap. Vos sabéu, dona gentil, clara, que un plaé ne du (porte) un atre.)
Amanieu des Escas: Dona per cui.
Vous savez, dame gentille, gaie, qu'un plaisir en amène un autre.
ANC. FR.
Li graindre anemi Diex si sunt li renoié,
Quant il sunt à mal faire aduit et avoié.
J. de Meung: Testament, v. 642.
ANC. ESP. Aducir. IT. Addurre.
10. Aduzemen, s. m., conduite.
Per razon de l'aduzemen de las ayguas.
(chap. Per raó de la conducsió de les aigües.)
Cartulaire de Montpellier, fol. 79.
Pour raison de la conduite des eaux.
11. Conduire, Condurre, v., lat. conducere, conduire, mener, guider.
Tan feron qu'ill lo conduisseron a Tripol en un alberc.
V. de Geoffroi Rudel.
Ils firent tant qu'ils le conduisirent à Tripoli dans une habitation.
Fig. Mas Dieu prec per sas grans mercis...
Que m condugua en paradis.
Pierre d'Auvergne: Cuy bon vers.
Mais je prie Dieu par ses grandes mercis... qu'il me conduise en paradis.
Car qui joi ni solaz fui
A piech de mort se condui.
Lanfranc Cigala: Ges non sui.
Car qui fuit joie et soulas se conduit à pire que mort.
CAT. Conduir. ESP. Conducir. PORT. Conduzir. IT. Condurre. (chap. conduí: conduíxco, conduíxes, conduíx, conduím, conduíu, conduíxen; conduít, conduíts, conduída, conduídes. Val pera vehiculs y en lo sentit de durá un minjá o algo bastán tems. Este tinet de oli ha conduít mol, ne ham tingut prou per a tot l'añ.)
2. Conduch, s. m., conduite, direction.
Per conduch de nauclers. Trad. du Code de Justinien, fol. 88.
Par conduite de nochers.
ANC. FR. Que vos tel conduit me bailliez
Que je n'i soie domagiez.
Roman du Renart, t. II, p. 371.
CAT. ESP. Conducto. IT. Condotto. (chap. conducte, conductes.)
13. Salvconduch, s. m., sauf-conduit.
Aquest present salvconduch ay fach.
(chap. Este presén salvoconducte hay fet.)
Sauf-conduit donné par J. de Fara en 1385.
J'ai fait ce présent sauf-conduit.
CAT. ESP. PORT. Salvoconducto. IT. Salvocondotto.
14. Conductor, s. m., conducteur, guide.
De la qualla armada et host era conductor et guida lo comte Ramon.
(chap. De la cual armada y host ere conductó y guía lo conde Ramón.)
Chronique des Albigeois, col. 10.
De laquelle armée et troupe le comte Raimond était conducteur et guide.