Mostrando las entradas para la consulta alló ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta alló ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

jueves, 26 de agosto de 2021

Al tren. Clarín.

AL TREN

(Lo texto del llibre de Clarín no sirá igual que este)

Leopoldo Enrique García-Alas y Ureña (Clarín).

Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar...


Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar... está que bufe y agarre lo sel... ras del coche de primera en les mans; y al seu juissi té raó que li sobre. Figúronse vostés que ell ve desde Madrid sol, tombat tot lo llarg que es a un reservat, en lo que ha tingut que contentás, perque no va ñabé a la seua dispossisió, per torpesa dels empleats, ni coche-llit, ni cosa pareguda. Y ara, cuan milló dormíe, a mija nit, a la mitat de Castilla, li obrin la porta del seu departamén y li demanen mil perdons... perque té que admití la compañía de dos viachés nada menos: una siñora enlutada, cuberta en un vel espés, y un tinén de artillería.

¡De cap manera! No ña cortessía que valgue; lo noble español es mol inglés cuan viache y no se entreté en miramens medievals: defén lo home lo seu resservat poc menos que al sport que ha adeprés a Eton, a Inglaterra, lo noble duc castellá, estudián inglés.

¡Un consellé, un senadó, un duc, un ex-ministre, consentí que entron dos desconeguts al seu coche, después de habé consentit en pressindí de una berlina-llit, al que té dret! ¡impossible! ¡Allí no entre ni una mosca!

La dama de dol, avergoñida, confusa, procure desapareixe, buscá refugi a consevol furgó aon pugue ñabé gossos mes fins... pero lo tinén de artillería li tanque lo pas ocupán la eixida, y en molta tranquilidat y finura defén lo seu dret, lo dels dos.

- Caballé, no nego lo dret de vosté a reclamá contra los descuidos de la Compañía... pero yo, y per lo vist esta siñora tamé, ting billet de primera; tots los demés coches de esta classe venen plens; an esta estassió no ña manera de aumentá lo servissi... aquí ñan assientos de sobres, y aquí mos embutirem. Lo jefe de la estassió apoye en timidés la pretensió del tinén; lo duc se creix, lo jefe sedix... y lo artillé cride a un cabo de la Guardia Sivil, que, enterat del cas, aplique la ley marsial al reglamén de ferrocarrils, y decrete que la viuda (ell la creu viuda) y lo seu tinén se quedon al resservat del duc, sense perjuissi de que este se queixo dabán de qui correspongue.

Pergamino proteste; pero acabe per calmás y hasta li oferix un magnífic puro al militar, del que acabe de sabé, acsidentalmen, que va al expresso a incorporás al seu regimén, que se embarque cap a Cuba.

- ¿Aixina que va vosté a Ultramar a defendre la integridat de la patria? - Sí siñó, al radé sortech (o sorteo) me ha tocat la china.- ¡Y vaya chinada!-

Dixo a ma mare y a la meua dona dolentes y dixo dos chiquets de menos de sing añets. - be, sí; es lamentable... ¡Pero la patria, lo país, la bandera!

- Ya u crec, siñó duc. Aixó es lo primé. Per naixó hi vach. Pero séntigo separám de lo segón. Y vosté, siñó duc, ¿aón sen va?

- Phs... per lo pronte a Biarritz, después al Nort de Fransa... pero tot aixó está mol vist; passaré lo Canal y repartiré los mesos de agost y de setembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn...
La dama del dol y del vel, ocupe silensiosa un racó del resservat. Lo duc no sen fixe en ella. Después de repassá un periódic, seguix la conversa en lo artillé, que es de poques paraules.

- Alló está mol mal. Cuan yo, per novatada de ministre, vach admití la cartera de Ultramar, pera adependre, me vach convense de que tenim que cauterisá la administrassió ultramarina, si se vol salvá.

- Y vosté ¿no va pugué aplicál?

- No vach tindre tems. Vach passá al estat, per los meus merits y servissis. Y ademés... ¡ñan tans compromisos! Oh, pero la insensata rebelió no durará; los nostres héroes defenen alló com a leons; miro vosté que es magnífica la mort del general Zutano... víctima de la seua valentía a la acsió de Tal... Zutano y un atre valén, un capitá... Lo capitá... no sé cuáns, van perí o morí allí pel mateix valor y lo mateix patriotisme que los mes renombrats martirs de la guerra. Zutano y lo atre, lo capitá aquell, se mereixen estatues; lletres de or a una lápida del Congrés... Pero de totes maneres, alló está mol futut... No tenim una administrassió... Conque ¿vosté se quede aquí pera pendre lo tren que lo porto a Santander? pos venga, bona sort, mols llorés y poques bales... Y si vol vosté algo per aquí... ya sap vosté, lo meu tinén, durán lo estiu, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn...

Lo duc y la dama del dol y lo vel se queden sols al resservat. Lo ex-ministre procure, en discressió relativa, conversá.

La dama conteste en monossílabos, y a vegades en señes.

Lo de Pergamino, despechat, se aburrix. A una estassió, la enlutada mire en impassiensia per la finestreta.

- ¡Aquí, aquí! - cride de repén -; Fernando, Adela, aquí...

Una parella, tamé de dol, entre al resservat: la enlutada del coche los abrasse, plore damún del pit de l´atra dona, sofocán los gañols. Lo tren seguix lo seu viache. Despedida, abrassos un atra vegada, ploreres...

Se van torná a quedá sols la dama y lo duch.
Pergamino, mort de impassiensia, se aventure al terreno de les possibles indiscressions. Vol sabé a tota costa lo origen de aquelles penes, la causa de aquell dol... Y obté freda, seca, irónica, entre llágrimes, esta breve resposta:

- Soc la viuda del atre... del capitá Fernández.

// 

EN EL TREN.


El duque del Pergamino, marqués de Numancia, conde de Peñasarriba, consejero de ferrocarriles de vía ancha y de vía estrecha, ex ministro de Estado y de Ultramar… está que bufa y coge el cielo… raso del coche de primera con las manos; y a su juicio tiene razón que le sobra. Figúrense ustedes que él viene desde Madrid solo, tumbado cuan largo es en un reservado, con que ha tenido que contentarse, porque no hubo a su disposición, por torpeza de los empleados, ni coche-cama, ni cosa parecida. Y ahora, a lo mejor del sueño, a media noche, en mitad de Castilla, le abren la puerta de su departamento y le piden mil perdones… porque tiene que admitir la compañía de dos viajeros nada menos: una señora enlutada, cubierta con un velo espeso, y un teniente de artillería.

¡De ninguna manera! No hay cortesía que valga; el noble español es muy inglés cuando viaja y no se anda con miramientos medioevales: defiende el home de su reservado poco menos que con el sport que ha aprendido en Eton, en Inglaterra, el noble duque castellano, estudiante inglés.

¡Un consejero, un senador, un duque, un ex-ministro, consentir que entren dos desconocidos en su coche, después de haber consentido en prescindir de una berlina-cama, a que tiene derecho! ¡Imposible! ¡Allí no entra una mosca!

La dama de luto, avergonzada, confusa, procura desaparecer, buscar refugio en cualquier furgón donde pueda haber perros más finos… pero el teniente de artillería le cierra el paso ocupando la salida, y con mucha tranquilidad y finura defiende su derecho, el de ambos.

-Caballero, no niego el derecho de usted a reclamar contra los descuidos de la Compañía… pero yo, y por lo visto esta señora también, tengo billete de primera; todos los demás coches de esta clase vienen llenos; en esta estación no hay modo de aumentar el servicio… aquí hay asientos de sobra, y aquí nos metemos.

El jefe de la estación apoya con timidez la pretensión del teniente; el duque se crece, el jefe cede… y el artillero llama a un cabo de la Guardia civil, que, enterado del caso, aplica la ley marcial al reglamento de ferrocarriles, y decreta que la viuda (él la hace viuda) y su teniente se queden en el reservado del duque, sin perjuicio de que éste se llame a engaño ante quien corresponda.

Pergamino protesta; pero acaba por calmarse y hasta por ofrecer un magnífico puro al militar, del cual acaba de saber, accidentalmente, que va en el expreso a incorporarse a su regimiento, que se embarca para Cuba.

-¿Con que va usted a Ultramar a defender la integridad de la patria?

-Sí señor, en el último sorteo me ha tocado el chinazo.

-¿Cómo chinazo?

-Dejo a mi madre y a mi mujer enfermas y dejo dos niños de menos de cinco años.

-Bien, sí; es lamentable… ¡Pero la patria, el país, la bandera!

-Ya lo creo, señor duque. Eso es lo primero. Por eso voy. Pero siento separarme de lo segundo. Y usted, señor duque, ¿a dónde bueno?

-Phs… por de pronto a Biarritz, después al Norte de Francia… pero todo eso está muy visto; pasaré el Canal y repartiré el mes de Agosto y de Septiembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn…

La dama del luto y del velo, ocupa silenciosa un rincón del reservado. El duque no repara en ella. Después de repasar un periódico, reanuda la conversación con el artillero, que es de pocas palabras.

-Aquello está muy malo. Cuando yo, allá en mi novatada de ministro, admití la cartera de Ultramar, por vía de aprendizaje, me convencí de que tenemos que aplicar el cauterio a la administración ultramarina, si ha de salvarse aquello.

-Y usted ¿no pudo aplicarlo?

-No tuve tiempo. Pasé a Estado, por mis méritos y servicios. Y además… ¡hay tantos compromisos! Oh, pero la insensata rebelión no prevalecerá; nuestros héroes defienden aquello como leones; mire usted que es magnífica la muerte del general Zutano… víctima de su arrojo en la acción de Tal… Zutano y otro valiente, un capitán… el capitán… no sé cuántos, perecieron allí con el mismo valor y el mismo patriotismo que los más renombrados mártires de la guerra. Zutano y el otro, el capitán aquél, merecen estatuas; letras de oro en una lápida del Congreso… Pero de todas maneras, aquello está muy malo… No tenemos una administración… Conque ¿usted se queda aquí para tomar el tren que le lleve a Santander? Pues ea; buena suerte, muchos laureles y pocos balazos… Y si quiere usted algo por acá… ya sabe usted, mi teniente, durante el verano, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn…

El duque y la dama del luto y el velo quedan solos en el reservado. El ex-ministro procura, con discreción relativa, entablar conversación.

La dama contesta con monosílabos, y a veces con señas.

El de Pergamino, despechado, se aburre. En una estación, la enlutada mira con impaciencia por la ventanilla.

-¡Aquí, aquí! -grita de pronto-; Fernando, Adela, aquí…

Una pareja, también de luto, entra en el reservado: la enlutada del coche los abraza, sobre el pecho de la otra mujer llora, sofocando los sollozos.

El tren sigue su viaje. Despedida, abrazos otra vez, llanto…

Quedaron de nuevo solos la dama y el duque.

Pergamino, muerto de impaciencia, se aventura en el terreno de las posibles indiscreciones. Quiere saber a toda costa el origen de aquellas penas, la causa de aquel luto… Y obtiene fría, seca, irónica, entre lágrimas, esta breve respuesta:

-Soy la viuda del otro… del capitán Fernández.

FIN.

sábado, 20 de junio de 2020

JORNADA QUINTA. NOVELA OCTAVA.


JORNADA QUINTA. NOVELA OCTAVA.

Nastagio de los Onesti, que volíe a una de los Traversari, gaste les seues riqueses sense sé amat; sen va, importunat per los seus, a Chiassi, allí veu a un caballé que perseguix a una jove, la mate, y se la mingen dos gossos. Invite als seus paréns y a la dona volguda a amorsá aon está ell; ella veu cóm fan trossos a la jove, y teménse un cas paregut, pren per home a Nastagio.

Al callá Laureta, per orden de la reina va escomensá Filomena:
Amables siñores, tal com la nostra piedat se alabe, aixina es castigada tamé la nostra crueldat per la justíssia divina; per a demostrátosu, y donátos materia de gitála per a sempre de vatres, tos contaré una história no menos lamentable que deleitosa.

A Rávena, siudat mol antigua de la Romania, ha ñagut mols nobles y rics hómens, entre los cuals un jove de nom Nastagio de los Onesti, que per la mort de son pare y de un tío seu va quedá mol ric; este, aixina com los passe als joves, están sense dona, se va enamorá de una filla de micer Paolo Traversaro, mol mes noble de lo que ell ere, tenín esperansa de pugué induíla a vóldrel en les seus obres. Estes obres, encara que foren grandíssimes, bones y loables, no li valíen per a res, y encara pareixíe que lo perjudicaben. Tan cruel y fura se mostrabe la joveneta amada, tan estirada y desdeñosa (potsé fore per la seua hermosura o la seua noblesa) que ni ell ni res que ell faiguere li agradabe. Aixó li ere tan penós de soportá a Nastagio, que moltes vegades per doló, después de habés lamentat, li va víndre lo dessich de matás; pero refrenánse, sin embargo, se va proposá moltes vegades dixála, y, si puguere, odiála com ella lo odiabe an ell. Pero en vano va pendre esta dessisió, perque pareixíe que contra mes li faltabe la esperansa, mes se multiplicabe lo seu amor. Perseverán, pos, lo jove en vóldre y en gastá sense mida, los va pareixe an algúns dels seus amics y paréns que ell mateix y lo que teníe se consumiríen; per lo que moltes vegades li van rogá y aconsellá que sen aniguere de Rávena an algún atre puesto durán un tems, perque, fénu aixina, faríe disminuí lo amor y los gastos. De este consell moltes vegades sen va enfótre Nastagio; pero, sin embargo, sén requerit per nells, no podén di que no, va di que u faríe, y fen fé grans preparatius, com si a Fransa o a España o an algún atre puesto llun sen aniguere, va montá a caball y acompañat per algúns dels seus amics, va eixí de Rávena y sen va aná a un puesto a unes tres milles de Rávena, que se díe Chiassi; y fen montá allí pabellóns y tendes, va di a los que lo habíen acompañat que volíe quedás allí y que ells sen entornaren cap a Rávena. Quedánse aquí, pos, Nastagio, va escomensá a donás la milló vida y mes magnífica que may dingú la va viure, ara an éstos y ara an aquells invitáe a sopá y a amorsá. Va passá que un divendres, casi a la entrada de mach, fen un tems boníssim, y escomensán ell a pensá en la seua cruel Siñora, va maná a tots los seus criats que lo dixaren sol, per a pugué pensá mes al seu gust, y tirán un peu dabán del atre, pensán y cavilán, se va quedá encantat.
Habén passat ya casi la hora quinta del día, y habénse embutit ya una mija milla per lo piná, sense enrecordássen de minjá ni de cap atra cosa, de repén li va pareixe sentí uns grandíssim plos y uns ays altíssims que soltáe una dona, per lo que, trencats los seus dolsos pensaméns, va eixecá lo cap per a vore qué ere, y se va maravillá veénse a dins del piná; y ademés de aixó, mirán cap a abán va vore víndre per un bosquet bastán espés de boixos, grévols y romigueres, corrén cap aon estabe, una majíssima jove despullada, desmelenada y tota esgarrapada y ñafrada per les rames y les gavarreres, plorán y demanán piedat a crits; y ademés de aixó, va vore als seus flancos dos grans y fieros mastíns, que, corrén detrás de ella, moltes vegades cuan la enchampáen la mossegáen; y detrás de ella va vore víndre sobre un caball negre a un caballé moreno, en cara de pocs amics, en una espasa desenvainada a la ma, amenassánla de mort en paraules espantoses e injurioses. Aixó al mateix tems lo va maravillá y espantá, pero tamé va despertá al seu ánim la piedat per la desventurada dona, de lo que va naixe un dessich de lliberála de esta angustia y mort, si podíe. Pero trobánse sense armes, va esguellá una rama de un abre y va arreá cap als gossos y contra lo caballé.
Pero lo caballé, que aixó va vore, li va cridá desde lluñ:
- Nastagio, no te molestos, díxamos fé als gossos y a mí lo que esta roína dona se mereix. Y dién aixó, los gossos, agarrán fort a la jove per los costats, la van pará, y los va alcansá lo caballé, va baixá del caball, se va arrimá aon estáe Nastagio, y ell li va di:
- No sé quí eres tú que me coneixes, pero sol te dic que es gran deshonor per a un caballé armat vóldre matá a una dona despullada y habéli aventat los gossos detrás com si fore una bestia salvache; sértamen la defendré tot lo que puga.
Lo caballé entonses li va di:
- Nastagio, yo era de la mateixa siudat que tú, y encara eres un sagalet cuan yo, que soc de nom micer Guido de los Anastagi, estaba mol mes enamorat de ésta que lo que u estás tú ara de la de los Traversari; y per la seua crueldat tal me va víndre la desgrássia que un día, en esta espasa que me veus a la ma, desesperat me vach matá, y estic condenat a les penes eternes. Y no habíe passat mol tems cuan ésta, que de la meua mort sen habíe alegrat mol, se va morí, y per lo seu pecat y la alegría que va tíndre, de la mateixa manera va sé (y está) condenada a les penes del infern. Lo nostre cástic va sé este: ella fuch dabán, y yo la seguixco com a mortal enemiga, no com a dona amada, y cuan la alcanso, en esta espasa en la que me vach matá la mato an ella y li óbrigo la esquena, y aquell cor du y fret aon may l´amor ni la piedat van pugué entrá, jun en les seues tripes y entrañes (com vorás ara mateix) li arranco del cos y los hi dono a minjá an estos gossos. Y no passe mol tems hasta que ella, com la justíssia y lo poder de Deu ordene, com si no haguere estat morta, torne a está sansera, y torne a escomensá la dolorosa fuga, y los gossos y yo a seguíla, y aixó passe tots los divendres an esta hora y an este puesto, y aquí fach la destrossa que vorás; y los atres díes no cregues que parém, la alcanso a datres puestos aon ella cruelmen contra mí va pensá y va obrá; y habénme convertit en lo seu enemic, com veus, ting que seguíla de esta guisa tans mesos com ella va sé cruel en mí. Aixina pos, díxam ejecutá la justíssia divina, y no vullgues fé frente a lo que no podríes vénse.
Nastagio, sentín estes paraules, en molta temó, sense cap pel que no se li haguere ficat de punta, se va fé atrás y va mirá a la pobre jove, y va esperá ple de paor lo que anabe a fé lo caballé. Este, acabada la seua explicasió, com un gos rabiós, en la espasa a la ma se li va fótre damún a la jove que, aginollada, y ben aguantada per los dos mastíns, li demanáe piedad y mersé; y en totes les seues forses li va enclavá la espasa al mich del pit y la va traspassá. La jove va caure pancha aball, plorán y cridán; y lo caballé, tirán ma al gaviñet, li va obrí los costats y li va traure lo cor, y tota la casquería, y als dos cans u va aviá. Estos, mol famolengs, enseguida su van fótre tot; y no va passá mol rato hasta que la jove, com si res haguere passat, de repén se va eixecá y va escomensá a fugí cap al mar, y los gossos sempre detrás de ella ferínla, y lo caballé tornán a montá a caball y traén la espasa, va escomensá a seguíla, y en poc tems se van alluñá, de manera que ya Nastagio no podíe vórels. Este, habén vist estes coses, mol rato va está entre piadós y acollonit, y después de un tems li va víndre al cap que aixó podíe mol be ajudál, ya que tots los divendres passáe; per lo que, señalat lo puesto, sen va entorná en los seus criats y después, cuan li va pareixe, cridán a mols dels seus paréns y amics, los va di:
- Moltes vegades me hau animat a que dixa de vóldre an esta enemiga meua y acaba en los meus gastos: y estic disposat a féu si me donéu esta grássia: que lo divendres que ve faiguéu que micer Paolo Traversari y la seua dona y la seua filla y totes les dames paréns seues, y datres que tos paregue, vínguen aquí a amorsá en mí. Lo que vull en aixó u voréu entonses. An ells los va pareixe una cosa bastán fássil de fé y lay van prometre; y tornán a Rávena, van invitá als que Nastagio volíe, y encara que va sé difíssil pugué portá a la jove amada per Nastagio, sin embargo allí va arribá jun en los atres. Nastagio va fé prepará un minjá magnífic, y va fé ficá la taula deball dels pins al pinaret que voltáe aquell puesto aon habíe vist la carnissería de la dona cruel; y fen sentá a la taula als hómens y a les dones, los va colocá de manera que la jove amada va sé ficada just enfrente de aon teníe que passá lo cas. Habén vingut ya la radera vianda, va escomensá lo abalot desesperat de la jove acassada, y tots u van sentí, de lo que se van maravillá tots mol, y preguntán qué ere alló, y sense sabéu dingú, se van eixecá tots per a vore qué ere alló, y van vore a la jove despullada, al caballé y als gossos, y poc después ya estáen aquí entre ells. Se va montá un bon jaleo contra los gossos y lo caballé, y mols volíen ajudá a la jove, pero lo caballé, parlánlos com li habíe parlat a Nastagio, no sol los va fé reculá, sino que a tots va espantá, y fen lo que l’atra vegada habíe fet, totes les dones que allí ñabíe (de les que algunes habíen sigut paréns de la jove y del caballé, y sen enrecordáen del amor y de la mort de ell), tan miserablemen ploráen y gemegáen com si an elles mateixes alló los hagueren vullgut fé. Va arribá lo cas al seu final, y sen van aná la dona y lo caballé; alló va fé als que u habíen vist entrá en mols raonaméns; pero entre los que mes se van espantá va sé la jove amada per Nastagio; ella, habén vist y sentit totes les coses, y sabén que an ella mes que a cap atra persona que allí estáe tocaben tals coses, pensán en la seua crueldat contra Nastagio, ya li pareixíe fugí dabán de ell, enfadat, y portá a los costats als mastíns. Y tan gran va sé la temó que de aixó va sentí que per a que no li passare an ella, no veíe lo momén (que aquella mateixa nit se li va presentá) per a cambiá lo seu odio en amor, y va enviá a una fiel camarera secretamen a Nastagio, que de part seua li va rogá que vullguere aná aon estáe ella, perque estabe disposada a fé tot lo que an ell li agradare. Nastagio va fé contestáli que alló li agradáe mol, pero que lo que ell volíe ere péndrela com a dona.
La jove, que sabíe que no depeníe mes que de ella sé la dona de Nastagio, li va fé di que asseptáe; per lo que, sén ella mateixa mensajera, a son pare y a sa mare los va di que volíe sé la dona de Nastagio, en lo que ells van está mol conténs; y lo domenge siguién, Nastagio se va casá en ella, y, selebrades les bodes, en ella mol tems va viure contén.
Y no va sé este susto ocasió sol de este be sino que totes les dones ravenenses se van espantá tan que van sé sempre después mes dóssils als plaés dels hómens que antes u habíen sigut.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Lo Decamerón en chapurriau

Proemio

Escomense la primera jornada del Decamerón, a la que, después de la explicassió donada per lo autó sobre la raó per la que va passá que se reunigueren les persones que se móstren enraonán entre elles, se enraóne, gobernán Pampínea sobre lo que mes agrade a cadaú. 

Cuan mes, mol grassioses dames, penso lo piadoses que sou per naturalesa, mes vech que la presén obra tindrá al vostre juissi un prinsipi penós y triste, com es lo dolorós recuerdo de aquella pestífera mortandat passada, universalmen funesta y digna de plos per tots aquells que la van viure o van sabé de ella. Pero no vull que per naixó tos arredro seguí lligín com si entre singlots y llágrimes haguéreu de passá la lectura. Este horrorós escomensamén tos sirá com als camináns una montaña áspra y empinada después de la que se trobe amagat un planet hermossíssim y deleitós com la Belenguera de Beseit, que es mes plassenté contra mes gran ha sigut la duresa de la pujada y después u sirá la baixada. Y aixina com lo final de la alegría sol sé lo doló, les miséries se acaben en la alegría que les seguix. An este curtet disgust (y dic curtet perque se explique en poques paraules) seguirá pronte la dolsó y lo plaé que tos hay prometut y que potsé no siríe esperat de tal escomensamén. Y en verdat si yo haguera pogut decorosamen portátos per un atra part en ves de per una senda tan regallada y empinada com esta, u hauría fet de bona gana; pero ya que la raó per la que van passá les coses que después se lligirán no se podíe manifestá sense este recuerdo, com espentat per la nessessidat me disposo a escríureu.
Dic, pos, que ya habíen los añs de la fructífera Encarnassió del Fill de Déu arribat al número de mil tresséns coranta y vuit (1348) cuan a la ilustre siudat de Florencia, nobilíssima entre totes les atres siudats de Italia, va arribá la mortífera peste que o per obra de los cóssos superiós o per les nostres acsións infames va sé enviada sobre los mortals per la justa ira de Déu per a la nostra correcsió. Habíe escomensat algúns añs abáns al paísos de Orién, privánlos de gran cantidat de habitáns, y, continuán sense descans de un puesto a un atre, se habíe anat escampán misserablemen per Ocsidén. Y no valén contra nella cap sabé ni providénsia humana (com la llimpiesa de la siudat de inmundíssies ordenada per los encarregats de alló y la prohibissió de entrá an ella a tots los doléns y los mols consells donáts per a conservá la higiene) ni valén tampoc les humildes súpliques dirigides a Déu per les persones devotes, no una vegada sino moltes, ordenades en prossesóns o de atres maneres, casi al prinsipi de la primavera del añ abáns dit va escomensá horriblemen y de assombrosa manera a mostrá los seus dolorosos efectes. Y no ere com a Orién, aon a qui li eixíe sang del nas li ere manifest signo de mort inevitable, sino que al seu escomensamén los eixíen als mascles y a les femelles tan a les íngles o entrecuix o daball de les axiles o sobaco, sertes unflós, que algunes creixíen hasta la mida de una poma, y atres se feen com un ou, que eren anomenades bubas per la gen. Y de les dites parts del cos, en poc tems va escomensá la pestífera buba a exténdres a consevol part, inmediatamen va escomensá la calidat de la enfermedat a cambiás en taques negres o pardotes que apareixíen a mols als brassos y per les cuixes y a consevol part del cos, a uns grans y rares y a datres minudes y abundáns. Y aixina com la buba habíe sigut y seguíe sén indissi mol sert de mort futura, lo mateix passabe en estes. Y per a curá tal enfermedat no pareixíe que valguere ni aprofitare cap consell de meche o virtut de medissina; aixina, o per la naturalesa del mal o la ignoránsia de los que medicaben (de los que habíe aumentat mol lo número tan de homes com de dones que may habíen tingut cap coneiximén de medissina) no sabiguéren cóm veníe y no sabíen lo remei. Eren mol pocs los que se curaben abáns del tersé día de la aparissió de les siñals abáns dites, y la mayoría sense cap fiebre ni síntoma, se moríen. Y esta pestilénsia va tindre mes gran forsa perque algúns de los que estaben doléns se abalansáben damún dels sanos en los que se comunicaben, com fa lo foc sobre les coses seques o engrassades cuan se li arrimen mol. Y mes allá va arribá lo mal: que no sol lo parlá y lo tratá en los doléns apegabe als sanos la enfermedat, sino que tamé lo tocá la roba o consevol atra cosa que haguere sigut tocada o empleada per aquells doléns. Y assombrós es escoltá lo que ting que di, que si per los ulls de mols y per los meus propis no haguere sigut vist, no me atrevería a créureu, y mol menos a escríureu per mol digna de fe que fore la persona a qui lay haguera sentit. Dic que de tanta virulénsia ere la calidat de la pestilénsia narrada que no sol passabe del home al home, sino que les coses que habíen sigut del home tamé se contamináben en la enfermedat. Los meus ulls van sé testigos un día de aixó: están les despulles de un pobre home mort de tal enfermedat aviáts a la vía pública, y entropessán en ells dos gorrinos, y com segóns la seua costum tot u furgaben, lo estiraben de les galtes primé en lo morro y después en les dens, un momén mes tart, después de unes contorsións y com si hagueren pres veneno, los dos van caure morts an terra damún de les maltratades despulles del home mort. De estes coses, y de bastantes mes paregudes an estes y encara de mes grosses, van náixe temós y superstissións als que quedaben vius, y casi tots se inclinaben a un reméi mol cruel com ere esquivá y fugí dels doléns y de les seues coses; y, fénu, cadaú creíe que conseguíe la salut per an ell mateix. Y ñabíen algúns que pensaben que viure moderadamen y guardás de tot lo innessessari podríe oferí gran ressisténsia a la enfermedat y, reunida la seua compañía, vivíen separats de tots los demés apartánse y tancánse an aquelles cases aon no ñaguere cap dolén y se puguere viure milló, minján en gran prudénsia minjás fins y mol bons vins y fugín de tot exés, sense dixás parlá per ningú ni sentí cap notíssia de fora, ni de morts ni de doléns, tocán instruméns y en los plaés que podíen tindre se entreteníen. Uns atres, de la opinió contraria, afirmaben que la medissina sertíssima per an este mal ere lo beure mol y lo gosá y aná cantán de passeo, divertínse, y satisfé la gana en tot alló que se puguere, y riure y burlás de tot lo roín que passare; y tal com u díen, u féen, anán de día y de nit ara an esta taberna ara a l’atra, bebén tan com sed tingueren y sense pará cap cuenta, y fen sol les coses que los donáben gust o plaé. Tot aixó u podíen fé fássilmen perque tot lo món habíe abandonat les seues coses y cases, per lo que moltes se habíen fet comunes y les feen aná los extrañs, ocupes, igual que les haguere empleat lo propi amo. Y en tot este comportamén de fieres, fugíen de los doléns. Y en tan gran aflicsió y miséria de la nostra siudat, estabe la reverenda autoridat de les leys, tan de les divines com de les humanes, tota caiguda y apocada per los seus ministres y ejecutós que, com los atres homes, estaben doléns o morts o se habíen quedat sense criats y no podíen fé cap ofissi; aixina li ere líssit a tot lo món fé lo que li donare la gana. Mols atres observaben una vía intermija: ni aforrán les viandes com los primés ni allargánse en lo beure y en los atres libertinajes tan com los segóns, segóns la gana, y sense tancás, eixín a rondá portán a les máns flos, herbes que féen bona auló com romé, timó, fonoll y espígol, o algunes espéssies, que se portaben al nas assobín contra lo aire impregnat de la pudina y corrompina de los cóssos morts y carregat y pudén per la enfermedat y les medissines. Algúns eren de sentiméns mes cruels (com si fore mes segú) dién que cap medissina ere milló ni tan bona contra la peste que fugí de ella; y no cuidánse de res mes que de ells mateixos, mols homes y dones van abandoná la propia siudat, les propies cases, les seues possesións y als seus paréns y totes les seues coses, y van buscá atres terres, com si la ira de Déu no haguere de seguíls per a castigá la maldat de los homes en aquella peste y sol haguere de oprimí an aquells que se trobaren dins de los muros de la seua siudat com avisán de que cap persona teníe que quedá allí viva. Y encara que de estos que opinaben de diferentes maneres no van morí tots, no per naixó tots se salvaben. Sen ficaben doléns mols a tot arreu, y habén donat ells mateixos ejemplo cuan estaben sanos als que sanos quedaben, ara se quedaben abandonats per tots. Y no diguém ya que un ressidén esquivare al atre y que casi cap veí cuidare del atre, y que los paréns poques vegades o may se visitaren, y en tal cas, de lluñ. En tan espán habíe entrat esta amargura al pit de los homes y de les dones, que un germá abandonabe al atre y lo tío al nebot y la germana al germá, y moltes vegades la dona al seu home, y lo que mes gros es y casi increíble, los pares y les mares als fills, com si no foren seus, evitaben visitáls y aténdrels. Per lo que als que se ficaben doléns, que eren una multitut incontable, tan homes com dones, cap atre auxilio los quedabe que o la caridat de los amics, de los que ne ñabíen pocs, o la avaríssia de los criats que per unflats salaris y abusius contrates servíen, encara que en tot alló no sen trobaren mols y los que se trobaben eren homes y dones de poc suc, y ademés gens acostumbrats a serví, que casi no valíen per a res mes que per a portá als doléns algunes coses que demanáren o miráls cuan se moríen; y servín en tal mal servissi, se perdíen ells moltes vegades en lo guañat. Y com los doléns eren abandonats per los veíns, los paréns y los amics, y ñabíe falta de criats se va seguí una costum may vista hasta entonses:
que a cap dona per bella o garbosa o noble que fore, si se ficabe dolenta, no li importabe tindre al seu servissi a un home, com fore, jove o no, ni mostráli sense cap vergoña totes les parts del seu cos com haguere fet a un atra dona, si u demanabe la nessessidat de la seua enfermedat. Aixina que aquelles que se van curá van tindre después menos honestidat.
Y ademés, va vindre de alló la mort de mols que si hagueren sigut ajudats se hauríen salvat. Faltaben servíssis que los doléns no podíen tindre y per la forsa de la peste ere tanta a la siudat la multitut de los que de día y de nit se moríen, que fée fredó sentíu di, y mes vóreu. Casi per nessessidat, coses contráries a les costums de los siudadáns van náixe entre los que quedaben vius. Ere costum, aixina com ara encara u veém, que les dones paréns y veínes se ajuntaren a la casa del mort, y allí, en aquelles que mes lo tocaben, ploraben; y per un atra part dabán de la casa del mort en los seus paréns se reuníen los seus veíns y mols atres siudadáns, y segóns la calidat del mort allí veníe lo clero, y lo difún, a muscles dels seus iguals, en un funeral de pompa de sera y cántics, a la iglesia triada per nell abáns de la mort ere portat. Estes coses, después de escomensá a aumentá la ferossidat de la peste, casi del tot o en gran part van pará, y unes atres noves van vindre al seu puesto. Per lo que no sol sense tindre moltes dones al voltán se moríe la gen sino que eren mols los que de esta vida passaben a l’atra sense testigos; y mol poquets ñabíe de aquells que ressibíen les piadoses ploreres y les amargues llágrimes dels seus paréns. Al revés, en ves de llágrimes van sé mes normals les risses y los chistes y lo festejá en compañía. Esta costum, les dones, la habíen adeprés mol be. Y ere mol raro vore cadávers que foren acompañats per mes de deu o dotse dels seus veíns a la iglesia; als que ya no portaben a muscles los honrats y amats siudadáns, sino una espéssie de enterradós eixits de la gen baixa que se féen cridá faquines y féen este servissi cobrán be, ficánse daball del ataúd y portánlo en pressuroses passes, no an aquella iglesia que s´haguere abáns de la mort disposat, sino a la que estabe mes prop lo portaben, detrás de cuatre o sis móssens, en poques llums, y a vegades sense cap. En la ajuda de los faquines, sense cansás en un ofissi massa llarg o solemne, a consevol sepultura desocupada, la que primé trobaben, de terra lo colgaben. De la gen baixa, y potsé de la mijana, lo espectácul encara estabe ple de mes miséria, perque éstos, o per la esperansa o la pobresa retinguts la mayoría a les seues cases, quedánse als seus barris, sen ficaen doléns per milenás cada día, y no sén ni servits ni ajudats per dingú, sense cap redensió se moríen tots. Y mols acababen a la vía pública, de día o de nit; y si se moríen a les seues cases, en la corrompina dels seus cóssos féen sentí als veíns que estaben morts; y entre éstos y los atres que per tot arreu se moríen, una aglomerassió. Ere sobre tot observada una costum per los veíns, moguts mes per la temó de que la corrupsió de los morts no los ofenguere que per l´amor que tingueren als finats. Ells, o sols o en ajuda de algúns portadós cuan ne podíen tíndre, traíen de les cases los cóssos de los morts y los ficaben dabán de les portes (aon, espessialmen pel matí, haguere pogut vore un sensenúmero de ells qui se haguere passejat per allí) y allí féen vindre los ataúds, y va ñabé mols als que per no ñabén los van ficá damún de consevol tauló. Tampoc va sé un sol ataúd lo que se va emportá juntes a dos o tres persones; ni va passá una vegada sol, sen hagueren pogut contá bastantes, que la dona y lo home, dos o tres germáns, o lo pare y lo fill, anigueren juns a la caixa. Y moltes vegades va passá que, anán dos móssens en una creu a per algú, se van ficá tres o cuatre ataúds, portats per portadós, detrás de ella; y aon los retós creíen tindre un mort per a sepultá, sen ajuntaben sis o vuit, o potsé mes. Tampoc eren éstos en llágrimes o llums o compañía honrats, la cosa habíe arribat a tan que igual se cuidabe de los homes que moríen com de les cabres; per lo que va apareixe manifestamen que alló que lo curs natural de les coses no habíe pogut en los seus minuts y raros mals mostrá als sabios que se debíe soportá en passiénsia, u fée la grandesa de los mals hasta en los simples, aprofitats y despreocupats. Per a la gran caterva de morts que a totes les iglesies, tots los díes y casi totes les hores, ere conduída, no ñabíe prou terra sagrada als fossás (y máxime volén doná a cadaú un puesto propi segóns la antiga costum), se féen per los sementeris de les iglesies, después de está tot ple, fósses grandíssimes a les que se ficaben per sentenás los que arribaben, y com se fiquen les mercansíes als barcos en capes apissonades, en poca terra se colgaben hasta que arribabe a ran de terra. Y per a no aná buscán per la siudat tots los detalls de les nostres passades miséries, dic que no tampoc sen va salvá lo campo dels voltáns. Dixán los burgos, que eren pareguts, per poblassió, a la siudat, per les aldees escampades per nell y los campos, los llauradós pobres y les seues famílies, sense meches ni ajuda de criats, per los carrés y per los collets y per les cases, de día o de nit, no com a homes sino com a bésties se moríen. Estos, dixades les costums com a les siudats, no se ocupaben de cap de les seues coses o faenes; y tots, com si esperaren a la mort, se esforsaben en tot lo seu talento no en ajudá als fruits de los animals y de la terra y de los seus passats traballs, sino en gastá tot los que teníen a má. Per lo que los bueys, los burros, les ovelles, les cabres, los gorrinos, los pollastres y hasta los mateixos gossos fiels al home, van sé expulsats de les cases y aventáts per los campos, aon les cullites estaben abandonades, sense sé ni arreplegades ni segades, y los animals campaben per aon los apetíe y se acampaben com podíen; y mols, com si foren rassionals, después de habé pasturat be durán lo día, per la nit sen entornaben fartets a les seues cases sense cap guía de pastó. ¿Qué mes pot dis, dixán lo campo y tornán a la siudat, tanta va sé la crueldat del sel, y potsé en part la de los homes, que entre la forsa de la pestífera enfermedat y per sé mols doléns mal servits o abandonats per la temó que teníen los sanos, a mes de sen mil criatures humanes, entre mars y juliol, se té per sert que dins de los muros de Florencia los va sé arrebatada la vida, que potsé abáns de la enfermedat no se hauríe estimat que ñaguere a dins tanta gen? ¡Oh qué grans palaus, cuántes cases tan majes, cuántes nobles morades plenes per dins de gen, de Siñós y de dames, se van quedá forres hasta de chiquets! ¡Oh cuáns memorables linajes, cuántes amplíssimes herénsies, cuántes famoses riqueses se van vore quedá sense hereu! ¡cuáns valerosos homes, cuántes hermoses dones, cuáns joves ben pitos als que Galeno, Hipócrates o Esculapio hagueren jusgat saníssims, van amorsá en los seus paréns, compañs y amics, y arribat lo tardet van sopá en los seus antepassats a l´atre món!
A mí mateix no m´agrade aná revolcánme entre tantes miséries; per lo que, dixán les que puc evitá, dic que, están la nostra siudat de habitáns casi forra, va passá, aixina com yo u vach sentí a una persona digna de fe, que a la venerable iglesia de Santa María la Nova, un dimats de matí, no ñabén casi cap atra persona, sentits los divinos ofissis en hábits de dol, com demanáben éixos tems, se van trobá sat dones joves, unides o per amistat o per vessindat o per sé familia, de les que cap habíe passat los vin añs ni ne teníen menos de devuit, discretes totes y de sang noble y hermoses de figura, adornades en robes, y honestes. Los seus noms diría yo com cal si una justa raó no me impediguere féu, no vull que per les coses contades de elles que vénen ara, y per lo escoltat, cap pugue avergoñís mes abán, están avui una mica mes restringides les leys del plaé que allacuanta, per les raóns abáns dites. Ni tampoc vull doná materia als envejosos (disposats a deshonrá tota vida loable), de disminuí de cap manera la honestidat de les valeroses dones en converses desconsiderades. Pero, sin embargo, per a que alló que cada una va di se pugue compéndre sense confusió, en noms conveniéns a la calidat de cada una, les nombraré: La primera, y la de mes edat, se dirá Pampínea, la segona Fiameta, Filomena la tersera, la cuarta Emilia, Laureta la quinta, la sexta Neifile, y la radera, la séptima, Elisa.

Estes mosses se van ajuntá a una de les parts de la iglesia com preparades a sentás en corro, y después de mols suspiros, dixán de resá padrenuestros, van escomensá a cavilá sobre la condissió de los tems moltes y variadas coses; y después de un rato, callán les demés, aixina va escomensá a parlá Pampínea:

- Vatres podéu, volgudes Siñores, tan com yo habé sentit moltes vegades que a dingú ofén qui honestamen fa ús del seu dret. Natural dret es de tots los que náixen ajudá a conservá y deféndre la seua propia vida tan com poden, y consedíume aixó, ya que alguna vegada ya ha passat que, per conservála, se hayguen matat homes sense cap culpa. Y si aixó consedixen les leys, que regulen lo bon viure de tots los mortals, honesto es que, sense oféndre a dingú, natros y consevol atre, faiguém aná los micháns que pugám per a la conservassió de la nostra vida. Sempre que me fico a considerá les nostres acsións de este matí y les ya passades y penso cuáns y quins són los nostres pensaméns, compreng, y vatres igual u podéu compéndre, que cada una de natros tingue temó per nella mateixa; y no me maravillo per naixó, me admiro de que passánmos a totes lo tindre sentimén de dona, no agarrém alguna compensasió de alló que en raó temém. Estém vivín aquí, al meu paréixe, com si vullguérem y tinguérem que sé testigues de cuans cóssos morts se porten a la sepultura, o escoltá si los flares de aquí dins (lo número de ells ya casi ha arribat a cero) cánten los seus ofissis a les hores que toque, o mostrá a consevol que aparégue, per los nostres hábits, la calidat y la cantidat de les nostres miséries. Y, si eixím de aquí, o veém cóssos morts o doléns portats per los carrés, o veém aquells a qui per los seus crímens o maleses la autoridat de les públiques leys ha condenat al exili, burlánse de elles perque van sentí que los seus ejecutós estaben morts o doléns, y en violénsia y fogosidat recórren la siudat, o als merdes y brossa de la nostra siudat sentí que los diuen faquines, y sentí cansonetes deshonestes que mos insulten. Y no sentím mes que «estos están morts», y «tals atres están morínse»; y si ñaguere qui puguere féu, per tot arreu sentiríem doloroses ploreres. Y si a les nostres cases torném, no sé si a vatres com a mí tos passe: yo, de familia numerosa, no vach trobá datra persona an ella mes que a la meua criada, me esglayo y séntigo que me se esturrufen los pels, y me pareix, aon sigue que vach o me quedo, vore la sombra de los que han mort, y no en les cares que solíen tindre, sino en un aspecte horrible, monstruós, no sé aón adquirit, y me espanto. Tan aquí com fora de aquí, y a casa, me trobo mal, y mes ara que me pareix que no ña cap persona que encara tingue pols al señ y puesto aon aná, com tením natros, dingú que se haygue quedat aquí mes que natres. Y hay sentit y vist moltes vegades que si algúns ne queden, aquells, sense fé cap distinsió entre les coses honestes y les que no u són, sol en que les ganes lay demánon, y sols o acompañats, de día o de nit, fan lo que milló sels oferix; y no sol les persones libres sino tamé les tancades als monasteris o convéns, convensudes de que los convé alló, trencades les leys de la obediénsia, se donen a delíssies carnáls, de esta manera pénsen salvás, y se han fet lujurioses, cachondes y depravades. Y si aixina es, com se veu, ¿qué fem aquí natros?, ¿qué esperám?, ¿qué ensomiám? ¿Per qué tením mes perea y som mes lentes per a la nostra salvassió que tots los demés siudadáns? ¿mos reputém de menos valor que tots los demés?, ¿o creém que la nostra vida está lligada en cadenes mes fortes al nostre cos que les de los atres? Estém equivocades, mos engañám, qué tontes som si u creém aixina. Tan com vullguém recordá cuáns y quins han sigut los joves y les dones vensuts y vensudes per esta cruel pestilénsia, tindrém una demostrassió claríssima. Y per naixó, no sé si tos pareixerá a vatres lo que a mí me pareix: yo penso que, aixina com mols u han fet abáns que natros y fan, ixquém de esta terra y anigám a les nostres viles del campo (totes ne tením) y allí tingám festa, alegría y plaé sense traspassá lo límit de lo raonable. Allí se sénten cantá los muixonets, se veuen verdejá los collets y los plans, y les finques plenes de blat, sivada y avena fan oles com lo mar y ñan moltes classes de ábres, y lo sel es mes cla y blau y ubert. Lo sel, per mol enfadat que estigue, no mos negue les seues belleses eternes, que mol mes majes són que los muros de la nostra siudat. Y es allí, ademés, lo aire mes fresquet y puro, y de les coses que són nessessáries a la vida ña allí mes abundánsia, y ñan menos de les que estorben: perque allí, encara que tamé se móriguen los llauradós com aquí los siudadáns, ofén menos, perque ñan menos cases y habitáns que a la siudat. Y aquí, per un atra part, si u vech be, no abandoném a dingú, abáns podém en verdat di que ham sigut abandonades: perque los nostres, o morínse o fugín de la mort, com si no siguérem seues mos han dixat en tanta pena. Cap reproche pot fes a seguí este consell, mentres que lo doló y lo disgust, y potsé la mort, podríen víndremos si no lo seguim. Y per naixó, si tos pareix, en les nostres criades y fénmos seguí de les coses oportunes, avui an este puesto y demá an aquell, la alegría y la festa que an estos tems se pugue crec que estará be que les disfrutém; y que mos estiguém allí hasta que veigam (si primé la mort no mos alcanse) quin final reserve lo sel an estes coses. Y enrecordéuton que no es res roín anámon honestamen cuan gran part de los atres deshonestamen se queden.
Habén escoltat a Pampínea les atres dones, no sol van alabá lo seu raonamén y consell sino que, en dessich de seguíl, habíen ya entre elles escomensat a considerá lo modo de féu, com si al eixecás de aon estaben assentades inmediatamen hagueren de ficás en camí. Pero Filomena, que ere discretíssima, va di:
- Siñores, per mol ben dit que haigue estat lo raonamén de Pampínea, no ham de córre a féu aixina com pareix que voléu. Tos recordo que som totes dones y no ña cap tan chiqueta com per a no sabé cóm se gobernen les dones juntes sense la providénsia de cap home. Som caprichoses, abalotadores y abalotades, desconfiades, temoriques y apocades, coses per les que mol dudo que, si no agarrém un atra guía mes que la nostra, se desfará esta compañía mol pronte y en menos honor per a natros del que siríe menesté: y per naixó bo es péndre providénsies abáns de escomensá.
Va di entonses Elisa:
- En verdat los homes són lo cap de la dona y sense la seua direcsió poques vegades arribe alguna de les nostres obres a un fin loable: pero ¿cóm podém trobá estos homes? Totes sabém que de los nostres están la mayoría morts, y los atres que viuen s´han quedat un aquí y un atre allá, sense que sapigám aón, fugín de alló de lo que natros tamé volém fugí, y lo admití a extrañs no siríe convenién; per lo que, si volém córre detrás de la salut, mos convé trobá lo modo de organisámos de tal manera que allí aon volém trobá gust y repós no trobém disgust y escándol. Mentres les dones estaben en estos raonaméns, entren a la iglesia tres joves, que no u eren tan per a que no tinguere lo menos vintising añs lo mes jove: ni la calidat y perversidat de los tems, ni la pérdua de amics y de paréns, ni la temó habíe pogut extinguí l´amor en ells, ni siquiera arrefredál. A un li díen PánfiloFilostrato lo segón y lo radé Dioneo, tots amables y cortesos; y estaen buscán a les seues dames, que estaben entre les sat nomenades, y les atres eren paréns de algún de ells. Pero primé van arribá ells als ulls de éstes que éstes van sé vistes per nells; per lo que Pampínea, entonses, sonrién va escomensá:

- La fortuna mos es favorable y mos ha ficat dabán an estos joves valerosos que mos farán en gust de guíes y criats.
Neifile, entonses, que se habíe ficat tota roija de vergoña perque ere una de les amades per los joves, va di:
- Pampínea, per Déu, mira lo que dius. Reconeixco que només coses bones poden dis de consevol de ells, y crec que poden oferí bona y honesta compañía no sol a natros sino a datres mol mes hermoses y estimades del que natros som; pero com es cosa manifesta que están enamorats de algunes de les que aquí están, ting temó de que mos seguixquen difamassións y reproches, sense tindre cap culpa ni natros ni ells, si mols emportém en natros.
Va di entonses Filomena:
- Ixo rai; allá aon yo honestamen viga y no me rossego la consiénsia, que parlo qui vullgue en contra: Déu y la verdat agarrarán per mí les armes. Pos, si estigueren disposats a vindre podríem di en verdat, com Pampínea va di, que la fortuna mos es favorable.

Les demés, sentín an estes parlá aixina, de acuerdo van di totes que foren cridats y sels diguere la seua intensió; y los rogaren que vullgueren tíndreles per compañía al viache. Per lo que, sense mes paraules, ficánse de peu Pampínea, que per consanguinidat ere parenta de un de ells, se va atansá cap an ells, que estaben parats com estaquirots miránles y, saludánlos en alegre gesto, los va fé manifesta la seua intensió y los va rogá en nom de totes que en puro y fraternal ánimo vullgueren tíndreles com a compañía. Los joves van creure primé que los fee la burla, pero después van vore que la dama parlabe en serio y van declará alegremen que estaben preparats, y sense mes tardansa, van doná órdens del que s´habíe de fé per a prepará la partida. Y ordenadamen fen prepará totes les coses oportunes y enviades aon ells volíen aná, en son demá de matí, aixó es, en dimecres, al clarejá lo día, les dones en algunes de les seues criades y los tres joves en tres dels seus criats, eixín de la siudat, se van ficá en camí, y no mes de dos milles se habíen alluñat de ella cuan van arribá al puesto primé dessidit. Estabe tal puesto a lo alt de una montañeta, per tot arreu una mica separat dels camíns, ñabíen diferéns arbustos, abrets, ábres y plantes, tots y totes verts y verdes, frondosos y frondoses y agradables de mirá; a la punta del puch ñabíe una masada en un gran y hermós pati al mich, y en galeríes y en sales y en alcobes totes elles bellíssimes y adornades en alegres pintures dignes de sé mirades, en pradets al voltán y en jardíns maravillosos y en pous de aigua fresquíssima y en bodegues plenes de pressiats vins: coses mes apropiades per als bons bebedós que per a les sobries pero no abstémies y honrades dones. La masada, ben agranada y en les alcobes y los llits fets, y plena de cuantes flos se podíen trobá a la estassió, y alfombrada en rames de jungs escampadetes, va ressibí la compañía que arribabe. Y al reunís per primera vegada, va di Dioneo, que mes que cap atre jove ere agradable y ple de ingenio:

- Siñores, la vostra discressió mes que la nostra previssió mos ha guiát aquí; yo no sé qué es lo que intentéu fé als vostres pensaméns: los meus los hay dixát yo a dins de les portes de la siudat cuan en vatres hay eixit de ella, y per naixó o vatres tos disposéu a entretíndretos y a riure y a cantá en mí (tan, dic, com convé a la vostra dignidat) o me donéu llissensia per a que a per los meus pensamens men entorna y me queda an aquella siudat desolada.
A lo que Pampínea, com si s´haguere desfet de tots los seus pensamens, va contestá alegre:
- Dioneo, mol be parles: ham de viure en alegría, pos les tristeses mos han fet fugí. Pero com les coses que no tenen orden no poden durá mol tems, yo que vach sé la inissiadora de los contactes per los que se ha format esta bona compañía, pensán en la continuassió de la nostra alegría, estimo que es de nessessidat triá entre natros an algún com a prinsipal a qui honrém y faigám cas com a superió, pero que tots los seus pensaméns se dirigíxquen a fémos viure alegremen. Y per a que tots próbon lo pes de les preocupassións jun en lo plaé de la autoridat, dic que a cadaú per un día se li dono lo pes y en ell lo honor, y quí sirá lo primé de natros se faigue per elecsió de tots. Los que continuarán, al arrimás la nit, sirán aquell o aquella que vullgue lo Siñó o Siñora del día, y los Siñós, segóns lo seu arbitri, durán lo día del seu señorío, ordenarán lo modo en que ham de viure. 

Estes paraules van agradá y a una veu la van triá com a Reina del primé día, y Filomena, corrén mol depressa cap a un lloré, perque moltes vegades habíe sentit parlá de cuán honor donáe a qui ere en lloré coronat, agarrán algunes rames, va fé una guirnalda o corona ben arreglada y lay va ficá damún de la coroneta. Va sé alló, mentres va durá aquella compañía, manifest signo a tots los demés del Real Señorío y privilegio. Pampínea, feta Reina, va maná que tots callaren, y habén fet ya cridá allí als criats de los tres joves y a les seues criades; y callán tots, va di:

- Per a doná lo primé ejemplo a tots vatros, per a que la nostra compañía en orden y en plaé y sense cap deshonor vixque y duro tan com pugám, nombro primé a Pármeno, criat de Dioneo, lo meu senescal, y an ell encomano lo cuidado y la solissitut per a tota la nostra familia y lo que perteneix al servissi de la sala. Sirisco, criat de Pánfilo, vull que sigue administradó y tessorero y que seguixque les órdens de Pármeno. Tíndaro, al servissi de Filostrato y de los atres dos, que se ocupo de les seues alcobes cuan los atres, ocupats en los seus ofissis, no puguen ocupás. Misia, la meua criada, y Licisca, de Filomena, estarán seguit a la cuina y prepararán les viandes que digue Pármeno. Quimera, de Laureta, y Estratilia, de Fiameta, volém que estiguen pendentes del gobern de les alcobes de les dames y de la llimpiesa de los puestos aon estiguém. Y a tots en general, volém y los ordenám que se guardon, aon sigue que vaiguen, de consevol puesto del que tornon, consevol cosa que séntiguen o veiguen, y de portá de fora cap notíssia que no sigue alegre. -

Y donades estes órdens, eixecánse de peu, va di:
Aquí ñan jardíns, aquí ñan prats, aquí ñan atres puestos mol bons, per los que vaigue cadaú al seu gust a esparsís; y al sentí lo toque de tersia, tots estiguen aquí per a minjá a la fresca.
Despedida, pos, per la ressién Reina, la alegre compañía, los joves y les belles dones, parlán de coses agradables, en pas lento, sen van aná per un jardí fénse hermoses guirnaldes de flos y fulles y cantán amorosamen. Y después de habé passat aixina lo rato que los habíe sigut consedit per la Reina, tornán a la masada, van vore que Pármeno habíe escomensat lo seu ofissi, per lo que, al entrá a una sala de la planta baixa, allí van vore les taules parades en mantels blanquíssims y en tasses que pareixíen de plata, y totes les coses cubertes de flos y de rames de ginesta; per lo que, rentánse tot les máns, com li va apetí a la Reina, segóns lo juissi de Pármeno, tots van aná a assentás. Les viandes delicadamen fetes van arribá y van sé escansiats vins finíssims, y en silénsio los tres criats van serví les taules. Alegrats tots per estes coses, que eren hermoses y ordenades, en plassenté ingenio y en festa van minjá; y eixecades les taules, com totes les dames sabíen ballá los danzes de carola, y tamé los joves, y part de ells tocá y cantá mol be, va maná la Reina que vinguéren los instruméns: y per orden seua, Dioneo va agarrá un laúd y Fiameta una viola, y van escomensá a tocá una dansa suave. Per lo que la Reina, en les atres dames, agarránse de la má en corro en los joves, com si fore una sardana o un ball sardo, en pas lento, enviáts a minjá los criats o sirviéns, van escomensá una carola: y cuan la van acabá, van cantá cansóns amables y alegres. Y aixina van passá tan tems com a la Reina li va pareixe, antes de maná que sen teníen que aná a dormí; donán a tots llisénsia, los tres joves a les seus alcobes, separades de les de les mosses, sen van aná. En los llits ben fets y tot ple de flos com la sala se van trobá. Igualmén les seues les dames, per lo que, despullánse, se van gitá a dormí.
No fée mol que habíe sonat nona cuan la Reina, eixecánse, va fé eixecás a tots los demés, afirmán que ere roín dormí massa de día. Van amorsá be y van passá lo rato, y después sen van aná a un prat aon la herba ere verda y alta y lo sol no podíe entrá ni per cap regata; y allí, aon se sentíe un suave airet, tots se van assentá en corro sobre la verda herba tal com la Reina va volé. Y ella los va di:
- Com veéu, lo sol está alt y la caló ya aprete, y res se sen mes que les chicharres als olivés o les oliveres, per lo que aná ara a consevol puesto siríe sense duda tontería. Aquí estem be y fresquets, y ñan, com veéu, tableros y pésses de ajedrez, y cadaú pot, segóns lo que al seu ánimo li dono mes plaé, chalá. Pero si tos vinguere en gana, podríem contámos cuentos y aixina passaríem esta calenta part del día. Cuan haigáu acabat tots de contá una história cadaú, lo sol ya haurá baixat y haurá menguat la caló, y podríem aná a entretíndemos aon mes gust mos dono; y per naixó, si aixó que hay dit tos agrade (ya que estic disposada a seguí lo vostre gust), fému; y si no tos apetiguere, que faigue cadaú lo que mes li agrado hasta la hora de véspres. Les dones y tots los homes van alabá lo novelá.

- Entonses - va di la Reina - , si tos apetix, an esta primera jornada vull que cadaú parlo del que mes li chauche.
Y girada cap a Pánfilo, que estabe assentat a la seua dreta, amablemen li va di que en una de les seues históries escomensare; y Pánfilo, sentit lo mandato, rápidamen, y sén escoltat per tots, va escomensá aixina:

primera-jornada-novela-primera


Lo Decamerón en chapurriau

domingo, 16 de septiembre de 2018

PRIMERA JORNADA

Proemio


Escomense la primera jornada del Decamerón, a la que, después de la explicassió donada per lo autó sobre la raó per la que va passá que se reunigueren les persones que se móstren enraonán entre elles, se enraóne, gobernán Pampínea sobre lo que mes agrade a cadaú. 

Cuan mes, mol grassioses dames, penso lo piadoses que sou per naturalesa, mes vech que la presén obra tindrá al vostre juissi un prinsipi penós y triste, com es lo dolorós recuerdo de aquella pestífera mortandat passada, universalmen funesta y digna de plos per tots aquells que la van viure o van sabé de ella. Pero no vull que per naixó tos arredro seguí lligín com si entre singlots y llágrimes haguéreu de passá la lectura. Este horrorós escomensamén tos sirá com als camináns una montaña áspra y empinada después de la que se trobe amagat un planet hermossíssim y deleitós com la Belenguera de Beseit, que es mes plassenté contra mes gran ha sigut la duresa de la pujada y después u sirá la baixada. Y aixina com lo final de la alegría sol sé lo doló, les miséries se acaben en la alegría que les seguix. An este curtet disgust (y dic curtet perque se explique en poques paraules) seguirá pronte la dolsó y lo plaé que tos hay prometut y que potsé no siríe esperat de tal escomensamén. Y en verdat si yo haguera pogut decorosamen portátos per un atra part en ves de per una senda tan regallada y empinada com esta, u hauría fet de bona gana; pero ya que la raó per la que van passá les coses que después se lligirán no se podíe manifestá sense este recuerdo, com espentat per la nessessidat me disposo a escríureu.
Dic, pos, que ya habíen los añs de la fructífera Encarnassió del Fill de Déu arribat al número de mil tresséns coranta y vuit (1348) cuan a la ilustre siudat de Florencia, nobilíssima entre totes les atres siudats de Italia, va arribá la mortífera peste que o per obra de los cóssos superiós o per les nostres acsións infames va sé enviada sobre los mortals per la justa ira de Déu per a la nostra correcsió. Habíe escomensat algúns añs abáns al paísos de Orién, privánlos de gran cantidat de habitáns, y, continuán sense descans de un puesto a un atre, se habíe anat escampán misserablemen per Ocsidén. Y no valén contra nella cap sabé ni providénsia humana (com la llimpiesa de la siudat de inmundíssies ordenada per los encarregats de alló y la prohibissió de entrá an ella a tots los doléns y los mols consells donáts per a conservá la higiene) ni valén tampoc les humildes súpliques dirigides a Déu per les persones devotes, no una vegada sino moltes, ordenades en prossesóns o de atres maneres, casi al prinsipi de la primavera del añ abáns dit va escomensá horriblemen y de assombrosa manera a mostrá los seus dolorosos efectes. Y no ere com a Orién, aon a qui li eixíe sang del nas li ere manifest signo de mort inevitable, sino que al seu escomensamén los eixíen als mascles y a les femelles tan a les íngles o entrecuix o daball de les axiles o sobaco, sertes unflós, que algunes creixíen hasta la mida de una poma, y atres se feen com un ou, que eren anomenades bubasper la gen. Y de les dites parts del cos, en poc tems va escomensá la pestífera buba a exténdres a consevol part, inmediatamen va escomensá la calidat de la enfermedat a cambiás en taques negres o pardotes que apareixíen a mols als brassos y per les cuixes y a consevol part del cos, a uns grans y rares y a datres minudes y abundáns. Y aixina com la buba habíe sigut y seguíe sén indissi mol sert de mort futura, lo mateix passabe en estes. Y per a curá tal enfermedat no pareixíe que valguere ni aprofitare cap consell de meche o virtut de medissina; aixina, o per la naturalesa del mal o la ignoránsia de los que medicaben (de los que habíe aumentat mol lo número tan de homes com de dones que may habíen tingut cap coneiximén de medissina) no sabiguéren cóm veníe y no sabíen lo remei. Eren mol pocs los que se curaben abáns del tersé día de la aparissió de les siñals abáns dites, y la mayoría sense cap fiebre ni síntoma, se moríen. Y esta pestilénsia va tindre mes gran forsa perque algúns de los que estaben doléns se abalansáben damún dels sanos en los que se comunicaben, com fa lo foc sobre les coses seques o engrassades cuan se li arrimen mol. Y mes allá va arribá lo mal: que no sol lo parlá y lo tratá en los doléns apegabe als sanos la enfermedat, sino que tamé lo tocá la roba o consevol atra cosa que haguere sigut tocada o empleada per aquells doléns. Y assombrós es escoltá lo que ting que di, que si per los ulls de mols y per los meus propis no haguere sigut vist, no me atrevería a créureu, y mol menos a escríureu per mol digna de fe que fore la persona a qui lay haguera sentit. Dic que de tanta virulénsia ere la calidat de la pestilénsia narrada que no sol passabe del home al home, sino que les coses que habíen sigut del home tamé se contamináben en la enfermedat. Los meus ulls van sé testigos un día de aixó: están les despulles de un pobre home mort de tal enfermedat aviáts a la vía pública, y entropessán en ells dos gorrinos, y com segóns la seua costum tot u furgaben, lo estiraben de les galtes primé en lo morro y después en les dens, un momén mes tart, después de unes contorsións y com si hagueren pres veneno, los dos van caure morts an terra damún de les maltratades despulles del home mort. De estes coses, y de bastantes mes paregudes an estes y encara de mes grosses, van náixe temós y superstissións als que quedaben vius, y casi tots se inclinaben a un reméi mol cruel com ere esquivá y fugí dels doléns y de les seues coses; y, fénu, cadaú creíe que conseguíe la salut per an ell mateix. Y ñabíen algúns que pensaben que viure moderadamen y guardás de tot lo innessessari podríe oferí gran ressisténsia a la enfermedat y, reunida la seua compañía, vivíen separats de tots los demés apartánse y tancánse an aquelles cases aon no ñaguere cap dolén y se puguere viure milló, minján en gran prudénsia minjás fins y mol bons vins y fugín de tot exés, sense dixás parlá per ningú ni sentí cap notíssia de fora, ni de morts ni de doléns, tocán instruméns y en los plaés que podíen tindre se entreteníen. Uns atres, de la opinió contraria, afirmaben que la medissina sertíssima per an este mal ere lo beure mol y lo gosá y aná cantán de passeo, divertínse, y satisfé la gana en tot alló que se puguere, y riure y burlás de tot lo roín que passare; y tal com u díen, u féen, anán de día y de nit ara an esta taberna ara a l’atra, bebén tan com sed tingueren y sense pará cap cuenta, y fen sol les coses que los donáben gust o plaé. Tot aixó u podíen fé fássilmen perque tot lo món habíe abandonat les seues coses y cases, per lo que moltes se habíen fet comunes y les feen aná los extrañs, ocupes, igual que les haguere empleat lo propi amo. Y en tot este comportamén de fieres, fugíen de los doléns. Y en tan gran aflicsió y miséria de la nostra siudat, estabe la reverenda autoridat de les leys, tan de les divines com de les humanes, tota caiguda y apocada per los seus ministres y ejecutós que, com los atres homes, estaben doléns o morts o se habíen quedat sense criats y no podíen fé cap ofissi; aixina li ere líssit a tot lo món fé lo que li donare la gana. Mols atres observaben una vía intermija: ni aforrán les viandes com los primés ni allargánse en lo beure y en los atres libertinajes tan com los segóns, segóns la gana, y sense tancás, eixín a rondá portán a les máns flos, herbes que féen bona auló com romé, timó, fonoll y espígol, o algunes espéssies, que se portaben al nas assobín contra lo aire impregnat de la pudina y corrompina de los cóssos morts y carregat y pudén per la enfermedat y les medissines. Algúns eren de sentiméns mes cruels (com si fore mes segú) dién que cap medissina ere milló ni tan bona contra la peste que fugí de ella; y no cuidánse de res mes que de ells mateixos, mols homes y dones van abandoná la propia siudat, les própies cases, les seues possesións y als seus paréns y totes les seues coses, y van buscá atres terres, com si la ira de Déu no haguere de seguíls per a castigá la maldat de los homes en aquella peste y sol haguere de oprimí an aquells que se trobaren dins de los muros de la seua siudat com avisán de que cap persona teníe que quedá allí viva. Y encara que de estos que opinaben de diferentes maneres no van morí tots, no per naixó tots se salvaben. Sen ficaben doléns mols a tot arreu, y habén donat ells mateixos ejemplo cuan estaben sanos als que sanos quedaben, ara se quedaben abandonats per tots. Y no diguém ya que un ressidén esquivare al atre y que casi cap veí cuidare del atre, y que los paréns poques vegades o may se visitaren, y en tal cas, de lluñ. En tan espán habíe entrat esta amargura al pit de los homes y de les dones, que un germá abandonabe al atre y lo tío al nebot y la germana al germá, y moltes vegades la dona al seu home, y lo que mes gros es y casi increíble, los pares y les mares als fills, com si no foren seus, evitaben visitáls y aténdrels. Per lo que als que se ficaben doléns, que eren una multitut incontable, tan homes com dones, cap atre auxilio los quedabe que o la caridat de los amics, de los que ne ñabíen pocs, o la avaríssia de los criats que per unflats salaris y abusius contrates servíen, encara que en tot alló no sen trobaren mols y los que se trobaben eren homes y dones de poc suc, y ademés gens acostumbrats a serví, que casi no valíen per a res mes que per a portá als doléns algunes coses que demanáren o miráls cuan se moríen; y servín en tal mal servissi, se perdíen ells moltes vegades en lo guañat. Y com los doléns eren abandonats per los veíns, los paréns y los amics, y ñabíe falta de criats se va seguí una costum may vista hasta entonses: 

Que a cap dona per guapa o garbosa o noble que fore, si se ficabe dolenta, no li importabe tindre al seu servissi a un home, com fore, jove o no, ni mostráli sense cap vergoña totes les parts del seu cos com haguere fet a un atra dona, si u demanabe la nessessidat de la seua enfermedat. Aixina que aquelles que se van curá van tindre después menos honestidat.

Y ademés, va vindre de alló la mort de mols que si hagueren sigut ajudats se hauríen salvat. Faltaben servíssis que los doléns no podíen tindre y per la forsa de la peste ere tanta a la siudat la multitut de los que de día y de nit se moríen, que fée fredó sentíu di, y mes vóreu. Casi per nessessidat, coses contráries a les costums de los siudadáns van náixe entre los que quedaben vius. Ere costum, aixina com ara encara u veém, que les dones paréns y veínes se ajuntaren a la casa del mort, y allí, en aquelles que mes lo tocaben, ploraben; y per un atra part dabán de la casa del mort en los seus paréns se reuníen los seus veíns y mols atres siudadáns, y segóns la calidat del mort allí veníe lo clero, y lo difún, a muscles dels seus iguals, en un funeral de pompa de seray cántics, a la iglesia triada per nell abáns de la mort ere portat. Estes coses, después de escomensá a aumentá la ferossidat de la peste, casi del tot o en gran part van pará, y unes atres noves van vindre al seu puesto. Per lo que no sol sense tindre moltes dones al voltán se moríe la gen sino que eren mols los que de esta vida passaben a l’atra sense testigos; y mol poquets ñabíe de aquells que ressibíen les piadoses ploreres y les amargues llágrimes dels seus paréns. Al revés, en ves de llágrimes van sé mes normals les risses y los chistes y lo festejá en compañía. Esta costum, les dones, la habíen adeprés mol be. Y ere mol raro vore cadávers que foren acompañats per mes de deu o dotse dels seus veíns a la iglesia; als que ya no portaben a muscles los honrats y amats siudadáns, sino una espéssie de enterradós eixits de la gen baixa que se féen cridá faquinesy féen este servissi cobrán be, ficánse daball del ataúd y portánlo en pressuroses passes, no an aquella iglesia que s´haguere abáns de la mort disposat, sino a la que estabe mes prop lo portaben, detrás de cuatre o sis móssens, en poques llums, y a vegades sense cap. En la ajuda de los faquines, sense cansás en un ofissi massa llarg o solemne, a consevol sepultura desocupada, la que primé trobaben, de terra lo colgaben. De la gen baixa, y potsé de la mijana, lo espectácul encara estabe ple de mes miséria, perque éstos, o per la esperansa o la pobresa retinguts la mayoría a les seues cases, quedánse als seus barris, sen ficáen doléns per milenás cada día, y no sén ni servits ni ajudats per dingú, sense cap redensió se moríen tots. Y mols acababen a la vía pública, de día o de nit; y si se moríen a les seues cases, en la corrompina dels seus cóssos féen sentí als veíns que estaben morts; y entre éstos y los atres que per tot arreu se moríen, una aglomerassió. Ere sobre tot observada una costum per los veíns, moguts mes per la temó de que la corrupsió de los morts no los ofenguere que per l´amor que tingueren als finats. Ells, o sols o en ajuda de algúns portadós cuan ne podíen tíndre, traíen de les cases los cóssos de los morts y los ficaben dabán de les portes (aon, espessialmen pel matí, haguere pogut vore un sensenúmerode ells qui se haguere passejat per allí) y allí féen vindre los ataúds, y va ñabé mols als que per no ñabén los van ficá damún de consevol tauló. Tampoc va sé un sol ataúd lo que se va emportá juntes a dos o tres persones; ni va passá una vegada sol, sen hagueren pogut contá bastantes, que la dona y lo home, dos o tres germáns, o lo pare y lo fill, anigueren juns a la caixa. Y moltes vegades va passá que, anán dos móssens en una creu a per algú, se van ficá tres o cuatre ataúds, portats per portadós, detrás de ella; y aon los retós creíen tindre un mort per a sepultá, sen ajuntaben sis o vuit, o potsé mes. Tampoc eren éstos en llágrimes o llums o compañía honrats, la cosa habíe arribat a tan que igual se cuidabe de los homes que moríen com de les cabres; per lo que va apareixe manifestamen que alló que lo curs natural de les coses no habíe pogut en los seus minuts y raros mals mostrá als sabios que se debíe soportá en passiénsia, u fée la grandesa de los mals hasta en los simples, aprofitats y despreocupats. Per a la gran caterva de morts que a totes les iglesies, tots los díes y casi totes les hores, ere conduída, no ñabíe prou terra sagrada als fossás (y máximevolén doná a cadaú un puesto propi segóns la antiga costum), se féen per los sementeris de les iglesies, después de está tot ple, fósses grandíssimes a les que se ficaben per sentenás los que arribaben, y com se fiquen les mercansíes als barcos en capes apissonades, en poca terra se colgaben hasta que arribabe a ran de terra. Y per a no aná buscán per la siudat tots los detalls de les nostres passades miséries, dic que no tampoc sen va salvá lo campo dels voltáns. Dixán los burgos, que eren pareguts, per poblassió, a la siudat, per les aldees escampades per nell y los campos, los llauradós pobres y les seues famílies, sense meches ni ajuda de criats, per los carrés y per los collets y per les cases, de día o de nit, no com a homes sino com a bésties se moríen. Estos, dixades les costums com a les siudats, no se ocupaben de cap de les seues coses o faenes; y tots, com si esperaren a la mort, se esforsaben en tot lo seu talento no en ajudá als fruits de los animals y de la terra y de los seus passats traballs, sino en gastá tot los que teníen a má. Per lo que los bueys, los burros, les ovelles, les cabres, los gorrinos, los pollastres y hasta los mateixos gossos fiels al home, van sé expulsats de les cases y aventáts per los campos, aon les cullites estaben abandonades, sense sé ni arreplegades ni segades, y los animals campaben per aon los apetíe y se acampaben com podíen; y mols, com si foren rassionals, después de habé pasturat be durán lo día, per la nit sen entornaben fartets a les seues cases sense cap guía de pastó. ¿Qué mes pot dis, dixán lo campo y tornán a la siudat, tanta va sé la crueldat del sel, y potsé en part la de los homes, que entre la forsa de la pestífera enfermedat y per sé mols doléns mal servits o abandonats per la temó que teníen los sanos, a mes de sen mil criatures humanes, entre mars y juliol, se té per sert que dins de los muros de Florencia los va sé arrebatada la vida, que potsé abáns de la enfermedat no se hauríe estimat que ñaguere a dins tanta gen? ¡Oh qué grans palaus, cuántes cases tan majes, cuántes nobles morades plenes per dins de gen, de Siñós y de dames, se van quedá forres hasta de chiquets! ¡Oh cuáns memorables linajes, cuántes amplíssimes herénsies, cuántes famoses riqueses se van vore quedá sense hereu! ¡cuáns valerosos homes, cuántes hermoses dones, cuáns joves ben pitos als que Galeno, Hipócrates o Esculapio hagueren jusgat saníssims, van amorsá en los seus paréns, compañs y amics, y arribat lo tardet van sopá en los seus antepassats a l´atre món!


A mí mateix no m´agrade aná revolcánme entre tantes miséries; per lo que, dixán les que puc evitá, dic que, están la nostra siudat de habitáns casi forra, va passá, aixina com yo u vach sentí a una persona digna de fe, que a la venerable iglesia de Santa María la Nova, un dimats de matí, no ñabén casi cap atra persona, sentits los divinos ofissis en hábits de dol, com demanáben éixos tems, se van trobá sat dones joves, unides o per amistat o per vessindat o per sé familia, de les que cap habíe passat los vin añs ni ne teníen menos de devuit, discretes totes y de sang noble y hermoses de figura, adornades en robes, y honestes. Los seus noms diría yo com cal si una justa raó no me impediguere féu, no vull que per les coses contades de elles que vénen ara, y per lo escoltat, cap pugue avergoñís mes abán, están avui una mica mes restringides les leys del plaé que allacuanta, per les raóns abáns dites. Ni tampoc vull doná materia als envejosos (disposats a deshonrá tota vida loable), de disminuí de cap manera la honestidat de les valeroses dones en converses desconsiderades. Pero, sin embargo, per a que alló que cada una va di se pugue compéndre sense confusió, en noms conveniéns a la calidat de cada una, les nombraré: La primera, y la de mes edat, se dirá Pampínea, la segona Fiameta, Filomena la tersera, la cuarta Emilia, Laureta la quinta, la sexta Neifile, y la radera, la séptima, Elisa.

Estes mosses se van ajuntá a una de les parts de la iglesia com preparades a sentás en corro, y después de mols suspiros, dixán de resá padrenuestros, van escomensá a cavilá sobre la condissió de los tems moltes y variadas coses; y después de un rato, callán les demés, aixina va escomensá a parlá Pampínea:

- Vatres podéu, volgudes Siñores, tan com yo habé sentit moltes vegades que a dingú ofén qui honestamen fa ús del seu dret. Natural dret es de tots los que náixen ajudá a conservá y deféndre la seua propia vida tan com poden, y consedíume aixó, ya que alguna vegada ya ha passat que, per conservála, se hayguen matat homes sense cap culpa. Y si aixó consedixen les leys, que regulen lo bon viure de tots los mortals, honesto es que, sense oféndre a dingú, natros y consevol atre, faiguém aná los micháns que pugám per a la conservassió de la nostra vida. Sempre que me fico a considerá les nostres acsións de este matí y les ya passades y penso cuáns y quins són los nostres pensaméns, compreng, y vatres igual u podéu compéndre, que cada una de natros tingue temó per nella mateixa; y no me maravillo per naixó, me admiro de que passánmos a totes lo tindre sentimén de dona, no agarrém alguna compensasió de alló que en raó temém. Estém vivín aquí, al meu paréixe, com si vullguérem y tinguérem que sé testigues de cuans cóssos morts se porten a la sepultura, o escoltá si los flares de aquí dins (lo número de ells ya casi ha arribat a cero) cánten los seus ofissis a les hores que toque, o mostrá a consevol que aparégue, per los nostres hábits, la calidat y la cantidat de les nostres miséries. Y, si eixím de aquí, o veém cóssos morts o doléns portats per los carrés, o veém aquells a qui per los seus crímens o maleses la autoridat de les públiques leys ha condenat al exili, burlánse de elles perque van sentí que los seus ejecutós estaben morts o doléns, y en violénsia y fogosidat recórren la siudat, o als merdes y brossa de la nostra siudatsentí que los diuen faquines, y sentí cansonetes deshonestes que mos insulten. Y no sentím mes que «estos están morts», y «tals atres están morínse»; y si ñaguere qui puguere féu, per tot arreu sentiríem doloroses ploreres. Y si a les nostres cases torném, no sé si a vatres com a mí tos passe: yo, de familia numerosa, no vach trobá datra persona an ella mes que a la meua criada, me esglayo y séntigo que me se esturrufen los pels, y me pareix, aon sigue que vach o me quedo, vore la sombra de los que han mort, y no en les cares que solíen tindre, sino en un aspecte horrible, monstruós, no sé aón adquirit, y me espanto. Tan aquí com fora de aquí, y a casa, me trobo mal, y mes ara que me pareix que no ña cap persona que encara tingue pols al señ y puesto aon aná, com tením natros, dingú que se haygue quedat aquí mes que natres. Y hay sentit y vist moltes vegades que si algúns ne queden, aquells, sense fé cap distinsió entre les coses honestes y les que no u són, sol en que les ganes lay demánon, y sols o acompañats, de día o de nit, fan lo que milló sels oferix; y no sol les persones libres sino tamé les tancades als monasteris o convéns, convensudes de que los convé alló, trencades les leys de la obediénsia, se donen a delíssies carnáls, de esta manera pénsen salvás, y se han fet lujurioses, cachondes y depravades. Y si aixina es, com se veu, ¿qué fem aquí natros?, ¿qué esperám?, ¿qué ensomiám? ¿Per qué tením mes perea y som mes lentes per a la nostra salvassió que tots los demés siudadáns? ¿mos reputém de menos valor que tots los demés?, ¿o creém que la nostra vida está lligada en cadenes mes fortes al nostre cos que les de los atres? Estém equivocades, mos engañám, qué tontes som si u creém aixina. Tan com vullguém recordá cuáns y quins han sigut los joves y les dones vensuts y vensudes per esta cruel pestilénsia, tindrém una demostrassió claríssima. Y per naixó, no sé si tos pareixerá a vatres lo que a mí me pareix: yo penso que, aixina com mols u han fet abáns que natros y fan, ixquém de esta terra y anigám a les nostres viles del campo (totes ne tením) y allí tingám festa, alegría y plaé sense traspassá lo límit de lo raonable. Allí se sénten cantá los muixonets, se veuen verdejá los collets y los plans, y les finques plenes de blat, sivada y avena fan oles com lo mar y ñan moltes classes de ábres, y lo sel es mes cla y blau y ubert. Lo sel, per mol enfadat que estigue, no mos negue les seues belleses eternes, que mol mes majes són que los muros de la nostra siudat. Y es allí, ademés, lo aire mes fresquet y puro, y de les coses que són nessessáries a la vida ña allí mes abundánsia, y ñan menos de les que estorben: perque allí, encara que tamé se móriguen los llauradós com aquí los siudadáns, ofén menos, perque ñan menos cases y habitáns que a la siudat. Y aquí, per un atra part, si u vech be, no abandoném a dingú, abáns podém en verdat di que ham sigut abandonades: perque los nostres, o morínse o fugín de la mort, com si no siguérem seues mos han dixat en tanta pena. Cap reproche pot fes a seguí este consell, mentres que lo doló y lo disgust, y potsé la mort, podríen víndremos si no lo seguim. Y per naixó, si tos pareix, en les nostres criades y fénmos seguí de les coses oportunes, avui an este puesto y demá an aquell, la alegría y la festa que an estos tems se pugue crec que estará be que les disfrutém; y que mos estiguém allí hasta que veigám (si primé la mort no mos alcanse) quin final reserve lo sel an estes coses. Y enrecordéuton que no es res roín anámon honestamen cuan gran part de los atres deshonestamen se queden.

Habén escoltat a Pampínea les atres dones, no sol van alabá lo seu raonamén y consell sino que, en dessich de seguíl, habíen ya entre elles escomensat a considerá lo modo de féu, com si al eixecás de aon estaben assentades inmediatamen hagueren de ficás en camí. Pero Filomena, que ere discretíssima, va di:


- Siñores, per mol ben dit que haigue estat lo raonamén de Pampínea, no ham de córre a féu aixina com pareix que voléu. Tos recordo que som totes dones y no ña cap tan chiqueta com per a no sabé cóm se gobernen les dones juntes sense la providénsia de cap home. Som caprichoses, abalotadores y abalotades, desconfiades, temoriques y apocades, coses per les que mol dudo que, si no agarrém un atra guía mes que la nostra, se desfará esta compañía mol pronte y en menos honor per a natros del que siríe menesté: y per naixó bo es péndre providénsies abáns de escomensá.

Va di entonses Elisa:

- En verdat los homes són lo cap de la dona y sense la seua direcsió poques vegades arribe alguna de les nostres obres a un fin loable: pero ¿cóm podém trobá estos homes? Totes sabém que de los nostres están la mayoría morts, y los atres que viuen s´han quedat un aquí y un atre allá, sense que sapigám aón, fugín de alló de lo que natros tamé volém fugí, y lo admití a extrañs no siríe convenién; per lo que, si volém córre detrás de la salut, mos convé trobá lo modo de organisámos de tal manera que allí aon volém trobá gust y repós no trobém disgust y escándol. Mentres les dones estaben en estos raonaméns, entren a la iglesia tres joves, que no u eren tan per a que no tinguere lo menos vintising añs lo mes jove: ni la calidat y perversidat de los tems, ni la pérdua de amics y de paréns, ni la temó habíe pogut extinguí l´amor en ells, ni siquiera arrefredál. A un li díen Pánfilo, Filostrato lo segón y lo radé Dioneo, tots amables y cortesos; y estaen buscán a les seues dames, que estaben entre les sat nomenades, y les atres eren paréns de algún de ells. Pero primé van arribá ells als ulls de éstes que éstes van sé vistes per nells; per lo que Pampínea, entonses, sonrién va escomensá:

- La fortuna mos es favorable y mos ha ficat dabán an estos joves valerosos que mos farán en gust de guíes y criats.


Neifile, entonses, que se habíe ficat tota roija de vergoña perque ere una de les amades per los joves, va di:

- Pampínea, per Déu, mira lo que dius. Reconeixco que només coses bones poden dis de consevol de ells, y crec que poden oferí bona y honesta compañía no sol a natros sino a datres mol mes hermoses y estimades del que natros som; pero com es cosa manifesta que están enamorats de algunes de les que aquí están, ting temó de que mos seguixquen difamassións y reproches, sense tindre cap culpa ni natros ni ells, si mols emportém en natros.

Va di entonses Filomena:

- Ixo rai; allá aon yo honestamen viga y no me rossego la consiénsia, que parlo qui vullgue en contra: Déu y la verdat agarrarán per mí les armes. Pos, si estigueren disposats a vindre podríem di en verdat, com Pampínea va di, que la fortuna mos es favorable.

Les demés, sentín an estes parlá aixina, de acuerdo van di totes que foren cridats y sels diguere la seua intensió; y los rogaren que vullgueren tíndreles per compañía al viache. Per lo que, sense mes paraules, ficánse de peu Pampínea, que per consanguinidat ere parenta de un de ells, se va atansá cap an ells, que estaben parats com estaquirots miránles y, saludánlos en alegre gesto, los va fé manifesta la seua intensió y los va rogá en nom de totes que en puro y fraternal ánimo vullgueren tíndreles com a compañía. Los joves van creure primé que los fee la burla, pero después van vore que la dama parlabe en serio y van declará alegremen que estaben preparats, y sense mes tardansa, van doná órdens del que s´habíe de fé per a prepará la partida. Y ordenadamen fen prepará totes les coses oportunes y enviades aon ells volíen aná, en son demá de matí, aixó es, en dimecres, al clarejá lo día, les dones en algunes de les seues criades y los tres joves en tres dels seus criats, eixín de la siudat, se van ficá en camí, y no mes de dos milles se habíen alluñat de ella cuan van arribá al puesto primé dessidit. Estabe tal puesto a lo alt de una montañeta, per tot arreu una mica separat dels camíns, ñabíen diferéns arbustos, abrets, ábres y plantes, tots y totes verts y verdes, frondosos y frondoses y agradables de mirá; a la punta del puch ñabíe una masada en un gran y hermós pati al mich, y en galeríes y en sales y en alcobes totes elles bellíssimes y adornades en alegres pintures dignes de sé mirades, en pradets al voltán y en jardíns maravillosos y en pous de aigua fresquíssima y en bodegues plenes de pressiats vins: coses mes apropiades per als bons bebedós que per a les sobries pero no abstémies y honrades dones. La masada, ben agranada y en les alcobes y los llits fets, y plena de cuantes flos se podíen trobá a la estassió, y alfombrada en rames de jungsescampadetes, va ressibí la compañía que arribabe. Y al reunís per primera vegada, va di Dioneo, que mes que cap atre jove ere agradable y ple de ingenio:

- Siñores, la vostra discressió mes que la nostra previssió mos ha guiát aquí; yo no sé qué es lo que intentéu fé als vostres pensaméns: los meus los hay dixát yo a dins de les portes de la siudat cuan en vatres hay eixit de ella, y per naixó o vatres tos disposéu a entretíndretos y a riure y a cantá en mí (tan, dic, com convé a la vostra dignidat) o me donéu llisénsia per a que a per los meus pensaméns men entorna y me queda an aquella siudat desolada.
A lo que Pampínea, com si s´haguere desfet de tots los seus pensaméns, va contestá alegre:
- Dioneo, mol be parles: ham de viure en alegría, pos les tristeses mos han fet fugí. Pero com les coses que no tenen orden no poden durá mol tems, yo que vach sé la inissiadora de los contactes per los que se ha format esta bona compañía, pensán en la continuassió de la nostra alegría, estimo que es de nessessidat triá entre natros an algún com a prinsipal a qui honrém y faigám cas com a superió, pero que tots los seus pensaméns se dirigíxquen a fémos viure alegremen. Y per a que tots próbon lo pes de les preocupassións jun en lo plaé de la autoridat, dic que a cadaú per un día se li dono lo pes y en ell lo honor, y quí sirá lo primé de natros se faigue per elecsió de tots. Los que continuarán, al arrimás la nit, sirán aquell o aquella que vullgue lo Siñó o Siñora del día, y los Siñós, segóns lo seu arbitri, durán lo día del seu señorío, ordenarán lo modo en que ham de viure. 

Estes paraules van agradá y a una veu la van triá com a Reina del primé día, y Filomena, corrén mol depressa cap a un lloré, perque moltes vegades habíe sentit parlá de cuán honor donáe a qui ere en lloré coronat, agarrán algunes rames, va fé una guirnalda o corona ben arreglada y lay va ficá damún de la coroneta. Va sé alló, mentres va durá aquella compañía, manifest signo a tots los demés del Real Señorío y privilegio. Pampínea, feta Reina, va maná que tots callaren, y habén fet ya cridá allí als criats de los tres joves y a les seues criades; y callán tots, va di:

- Per a doná lo primé ejemplo a tots vatros, per a que la nostra compañía en orden y en plaé y sense cap deshonor vixque y duro tan com pugám, nombro primé a Pármeno, criat de Dioneo, lo meu senescal, y an ell encomano lo cuidado y la solissitut per a tota la nostra familia y lo que perteneix al servissi de la sala. Sirisco, criat de Pánfilo, vull que sigue administradó y tessorero y que seguixque les órdens de Pármeno. Tíndaro, al servissi de Filostrato y de los atres dos, que se ocupo de les seues alcobes cuan los atres, ocupats en los seus ofissis, no puguen ocupás. Misia, la meua criada, y Licisca, de Filomena, estarán seguit a la cuina y prepararán les viandes que digue Pármeno. Quimera, de Laureta, y Estratilia, de Fiameta, volém que estiguen pendentes del gobern de les alcobes de les dames y de la llimpiesa de los puestos aon estiguém. Y a tots en general, volém y los ordenám que se guardon, aon sigue que vaiguen, de consevol puesto del que tornon, consevol cosa que séntiguen o veiguen, y de portá de fora cap notíssia que no sigue alegre. -

Y donades estes órdens, eixecánse de peu, va di:

Aquí ñan jardíns, aquí ñan prats, aquí ñan atres puestos mol bons, per los que vaigue cadaú al seu gust a esparsís; y al sentí lo toque de tersia, tots estiguen aquí per a minjá a la fresca.
Despedida, pos, per la ressién Reina, la alegre compañía, los joves y les belles dones, parlán de coses agradables, en pas lento, sen van aná per un jardí fénse hermoses guirnaldes de flos y fulles y cantán amorosamen. Y después de habé passat aixina lo rato que los habíe sigut consedit per la Reina, tornán a la masada, van vore que Pármeno habíe escomensat lo seu ofissi, per lo que, al entrá a una sala de la planta baixa, allí van vore les taules parades en mantels blanquíssims y en tasses que pareixíen de plata, y totes les coses cubertes de flos y de rames de ginesta; per lo que, rentánse tot les máns, com li va apetí a la Reina, segóns lo juissi de Pármeno, tots van aná a assentás. Les viandes delicadamen fetes van arribá y van sé escansiats vins finíssims, y en silénsio los tres criats van serví les taules. Alegrats tots per estes coses, que eren hermoses y ordenades, en plassenté ingenio y en festa van minjá; y eixecades les taules, com totes les dames sabíen ballá los danzes de carola, y tamé los joves, y part de ells tocá y cantá mol be, va maná la Reina que vinguéren los instruméns: y per orden seua, Dioneo va agarrá un laúd y Fiameta una viola, y van escomensá a tocá una dansa suave. Per lo que la Reina, en les atres dames, agarránse de la má en corro en los joves, com si fore una sardana o un ball sardo, en pas lento, enviáts a minjá los criats o sirviéns, van escomensá una carola: y cuan la van acabá, van cantá cansóns amables y alegres. Y aixina van passá tan tems com a la Reina li va pareixe, antes de maná que sen teníen que aná a dormí; donán a tots llisénsia, los tres joves a les seus alcobes, separades de les de les mosses, sen van aná. En los llits ben fets y tot ple de flos com la sala se van trobá. Igualmén les seues les dames, per lo que, despullánse, se van gitá a dormí.
No fée mol que habíe sonat nona cuan la Reina, eixecánse, va fé eixecás a tots los demés, afirmán que ere roín dormí massa de día. Van amorsá be y van passá lo rato, y después sen van aná a un prat aon la herba ere verda y alta y lo sol no podíe entrá ni per cap regata; y allí, aon se sentíe un suave airet, tots se van assentá en corro sobre la verda herba tal com la Reina va volé. Y ella los va di:
- Com veéu, lo sol está alt y la caló ya aprete, y res se sen mes que les chicharres als olivés o les oliveres, per lo que aná ara a consevol puesto siríe sense duda tontería. Aquí estem be y fresquets, y ñan, com veéu, tableros y pésses de ajedrez, y cadaú pot, segóns lo que al seu ánimo li dono mes plaé, chalá. Pero si tos vinguere en gana, podríem contámos cuentos y aixina passaríem esta calenta part del día. Cuan haigáu acabat tots de contá una história cadaú, lo sol ya haurá baixat y haurá menguat la caló, y podríem aná a entretíndemos aon mes gust mos dono; y per naixó, si aixó que hay dit tos agrade (ya que estic disposada a seguí lo vostre gust), fému; y si no tos apetiguere, que faigue cadaú lo que mes li agrado hasta la hora de véspres. Les dones y tots los homes van alabá lo novelá.

- Entonses - va di la Reina - , si tos apetix, an esta primera jornada vull que cadaú parlo del que mes li chauche.
Y girada cap a Pánfilo, que estabe assentat a la seua dreta, amablemen li va di que en una de les seues históries escomensare; y Pánfilo, sentit lo mandato, rápidamen, y sén escoltat per tots, va escomensá aixina:

primera-jornada-novela-primera