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martes, 25 de mayo de 2021

Ricart García Moya, la muerte de Pompeu Fava


Me he enterado de la muerte de un valenciano que, altruistamente, batallaba en Twitter con el seudónimo «Pompeu Fava». No sé su nombre auténtico, pero reconozco por sus escritos que fue valioso miembro de la Resistencia ante el fascismo expansionista, y que utilizó ingeniosamente la ironía en nuestra desigual liza contra el catalanazismo. Supone gran pérdida para la dispersa y acorralada guerrilla de los que nunca serán siervos de la superior raza aria catalana. Carecemos de un neoplatónico florentino que, en epitafio, exprese poéticamente la nostalgia y tristeza hacia el digno ser que nos ha dejado; aunque, según Marsilio Ficino: «El hombre asciende a las regiones superiores sin descartar el mundo inferior, y puede descender al mundo inferior sin desechar el superior». Esto lo decía en latín, que queda mejor, pero…

Lo que sigue se interpretará mal, muy mal, aunque tengo la ventaja de que, al estar en el estrato más inferior del submundo valencianista (y no aludo a colaboracionistas de la AVL y demás cancerberos), tampoco sorprenderá a mis 10 o 15 lectores. Así que iniciamos transición, valga el símil, del Requiem de Berlioz a las estridencias del mundano Offenbach; o de un admirado ser humano, Pompeu Fava, a la modesta preposición «sinse».

Las convicciones valencianistas del honesto ‘Pompeu Fava’ se regían, supongo, por las Normas del Puig, las de la RACV y la disciplina de Lo Rat Penat, de ahí su paródico seudónimo «Fava», morfología arcaica compartida con el catalán. Y aquí surge el conflicto con el valenciano moderno; pues, si pretendemos mantener la secular singularidad, no podemos desperdiciar o condenar una sola morfología, vocablo o construcción sintáctica surgida en la lengua viva y plasmada negro sobre blanco. Por cierto, si he tardado unos 20 años en recopilar morfología y léxico en el DHIVAM 2020, no es mucho pedir que, quien quiera fundamentar la independencia del valenciano moderno, invierta 20 minutos en consultar documentación sobre el sust. «faba» o cualquier otra voz prohibida por los colaboracionistas:

A) ¿fava o faba? -del latín faba, ¿por qué rechazar la grafía valenciana moderna ‘faba’, si es culta, etimológica y distinta al cat. «fava»?

B) ¿sense o sinse? -del latín sĭne surgieron corrupciones neolatinas peninsulares: sin, sins, sen, senes, sens, sensesinse…. ¿Cuál nos singulariza más ante la lengua invasiva?

Pocos se atreven a usar la prep. valenciana moderna «sinse». El terror al qué dirán coagula la sangre de horchata. El pavor a que se les considere incultos es eficaz espada de Damocles; así, uno de los mantras repetidos en la inmersión es que huyamos de cualquier voz sospechosa de castellanismo, salvo que sea catalanismo como tarda, vegada, etc. Los timoratos, cohibidos ante el matonismo filológico, buscan amparo en las tímidas Normas del Puig que, inútilmente, limosnearon tolerancia y consenso de los colaboracionistas. Uno de los firmantes, mi amigo Pepe Boronat Gisbert, a pocos días de la firma nos comentaba su arrepentimiento y decepción por el catalanismo subyacente en las mismas. Ese lamento lo escuchamos repetidas veces los contertulios (Duardet Monllor, Vicente Ramos, Antolí, Redó…) en nuestras reuniones semanales en la Casa de Alcoy de Alicante.

Así nos asustaba Corominas

En valenciano podemos construir el ablativo: «Patim tristea sinse’l companyer Pompeu Fava», pero nos llamarían churros. La cosa viene de lejos y arriba. No hace falta rascar mucho bajo la erudición del lexicógrafo barcelonés Corominas —luz de etimólogos— para descubrir su mentalidad racista, además del virtuosismo en la manipulación documental. Así, respecto a la voz que usamos de paradigma, lanzaba esta brutal descalificación:

«Una variant sinse cal dir rotundament que no ha estat mai de la nostra llengua, encara que la donin com a variant valenciana… ha estat allà tan rara, que no hem de dubtar a qualificar-la de barbarisme ocasional de xurros» (Corominas: DECLLC, VII, p.798)

Nos topamos, ya lo ves, con la alambrada racial inherente a estos lingüistas. Para no caer en su red de engaños colaterales, la misma grafía «xurro» no existe. En valenciano se escribe con ch-, «churro«1, voz infamante que señala al étnicamente distinto e inferior y, lo más grave, que habla la lengua de las bestias, el español, y masculla valenciano. Frutos del racismo son las voces empleadas para discriminar por aspecto, cultura, raza o idioma: maqueto, judío, sudaca, churro, charnego, etc. Volviendo al tema, Corominas descalificaba la prep. «sinse» con argumentos que traducimos del catalán:

«una variante sinse conviene decir rotundamente que no ha pertenecido jamás a nuestra lengua, aunque la den como variante valenciana… ha sido allí tan rara, que no hemos de dudar a calificarla de barbarismo ocasional de churros» (Corominas: DECLLC, VII, p.798)

Corominas insiste con frases intimidatorias contra algún escritor «patoisant» que, osadamente, usara tal barbarismo. En realidad, la prop. «sinse» ha sido vapuleada desde tiempos de Prat de Riba, Jaume Massó y Pompeu Fabra, de ahí que el terror a emplearla y ser degradado a «patoisant» afecte incluso a la Resistencia. La bola de nieve ha engullido hasta a mis conocidos del GAV, que consideran vulgaridad a «sinse» y siguen con el «sense» de marras; en parte por la aportación de filólogos bien intencionados como López Verdejo que, taxativamente, insistía en lo asimilado en la Universitat del autoodio:

«Recordem que la preposicio sense es pronuncia ‘sinse en alguns llocs, pero es tracta d’un fet propi de la llengua vulgar que no s’ha d’escriure i que hem d’intentar corregir» (Voro López: Parlem com cal, cap. III)

Ese «com cal» es construcción sintáctica catalana arrastrada por Voro desde su juventud universitaria: «en val. modern el defectiu ‘cáldrer’ asoles te sentit negatiu, raere del adv. no: “entre amics no cal tovalles” (Ros: Adages, 1736, p. 55); “No cal, arremate pronte” (Serrano, M.: Voreta de l´Albufera, 1928, p.45), etc.

La prep. «sinse» no es «churra» ni vulgar

La preposición valenciana conserva una –i– que no ha caído del cielo extremeño o salmantino. Procede del latino sĭne, que generó derivados como «sins«, presente en clásicos:

«hores stigué sins algún recort» (Martorell, J.: Tirant, c.1460)

El supuesto ‘barbarismo de churros’ era lo contrario. El pueblo conservó el lexema latino, aunque no fuera consciente de emplear un cultismo; y hay indicios del uso ininterrumpido con la morfología más etimológica «sins«, o la actual «sinse«. El ciudadano Jeroni Llopis, autor de un lacónico dietario, confirmaba la presencia de la preposición culta «sins» en el valenciano del renacentista Reino de Valencia. El manuscrito de Llopis no tenía pretensiones literarias o divulgativas, por lo que empleaba la lengua usada por sus conciudadanos, de ahí que hallemos la morfología verbal «vixqué», (Vita Christi: "Ans ha vixcut en la terra d´les besties tribulat continuament per ell e sos fills nuncha se son millorats de res:") e indicios de la moderna simplificación y unificación de oclusivas sordas, «cuart»; aparte de la secular copulativa «y» valenciana; ("hy perque enla fonda y plorosa vall de lagrimes de aquest mon miserable") conjunción que, como tú sabes, engendra terror a los miembros del Rat Penat, GAV y RACV, salvo contadas excepciones:

«…li tallava les venes. Y vixqué un cuart (sic) y sins confesió» (Ms. Dietari de Jeroni Llopis, 5 d’abril, any 1575)

En escritos notariales, eclesiales o cancillerescos también hallamos la preposición usada por el pueblo:

«…sins llanterna… més de una espasa sola» (Decret de Vespasiá Gonzaga, Virrey de Valencia, 6 d’octubre 1576)

¿Recuerdas, Pompeu Fava, lo qué adoctrinaba el barcelonés? ¡Ah, sí, que esta preposición «era barbarismo ocasional de churros»!. En el Auschwitz idiomático creado por Corominas para ‘churros’ encontraríamos a Joanot Martorell, escribanos cancillerescos, dietaristas del Renacimiento o al prolífico Pere Jacint Morlá, un beneficiado de la iglesia de San Martín en el centro de Valencia que, en su abundante obra, intentaba plasmar lo escuchado a la monja tornera, el albañil, los contertulios Arguix, Sisternes, Maluenda, etc. Actualmente, sus escritos son botín de la «llengua catalana»; pero, en el Barroco, el poeta lo dejó claro; p.ej., en la composición para el certamen de Gandía: «He volgut, noble auditori, / escriure com acostume: / en ma llengua, en valenciá«. Un siglo después, el ilustrado Ximeno recordaba: «Pedro Jacinto Morlá (+ 1656). Fue uno de los poetas más celebrados de España por su ingenio, agudeza y facilidad para componer en todo género de metro, ya fuese en idioma valenciano o castellano» (Ximeno: Escritores del Reyno, 1747). El poeta escucharía la preposición «sinse» en conversaciones, y dejó constancia: “sinse deixar una olla” (B.. Univ. de Valencia, Pere Jacint Morlá, ms. 6781, c.1650); «la camisa sinse randa» (ib.);»sinse honra, sinse …2,/ sinse bolsa3 y sinse dinés» (ib.), etc.

Corominas afirmaba «rotundamente que no ha pertenecido jamás a nuestra lengua», y tenía razón: no perteneció a la catalana y sí a la valenciana. El lexicógrafo, enardecido, nos ofendía: «sinse era barbarisme ocasional de xurros», por lo que seguimos ofreciendo churros como el cáustico Francesc Mulet: “sinse fer rumor4” (BNM, Mulet: Ms. Infanta Tellina, c. 1660); igual que su coetáneo Ayerdi: “quedá sinse castic” (BUV. Ms. 59, Joachim Ayerdi: Noticies de Valencia, maig 1662); o el carmelita Armengol: “era pelat est home, sinse monyet” (Armengol: Nov. a S. Juan de Mata, 1669), etc.

orti-mayor
En este sencillo grabado valenciano del Barroco, una apática y dubitativa Muerte refleja la inutilidad de nuestras luchas mundanas; pero, ¡ay!, seguiremos con ellas. El cultísimo cronista Ortí Mayor usaba la prop. «sinse» , por lo que Corominas y demás racistas filólogos lo degradarían a ser inferior o «churro» (Grabado en la obra de Ortí Mayor, J. V.: Recomendación del alma, Valencia, c.1740)

No esperen que algún millonario de la AVL se ponga gallito y emita quiquiriquís de protesta ante las manipulaciones corominescas, y las hay de todo tipo (generadas por su aversión al valenciano y español). Hemos comprobado que el barcelonés negaba rotundamente la existencia de «sinse» en los susodichos siglos XVII y XVIII; y, además, que fue barbarismo de churros. Uno de ellos sería el cronista Ortí Mayor:

“la deixá sinse paraula” (Ortí Mayor: Coloqui pera lo Convent de Senta Ursula, 1730)

O los «churros» de la Torre d’en Basora:

sinse ser avisats” (Archiu Mun. Torre d’en Besora, Stabliments T. B., 31 d’agost de 1738)

Y el «churro» Carlos Ros:

“no vol treballar, / sinse pensar en…” (Ros: Segona part de les penes, 1745)

En fin, en el 1700, el Reino estaba plagado de seres inferiores o churros», desde el anónimo de Elche a los de Valencia o la Torre d’en Basora:

“home sinse fills” (A. Mun. Elig, Romans del pleit, 1776)

“en l’aire sinse poder…” (Poesías que se arrojaron desde los carros triunfales, 1755)

“les llágrimes… sinse parar” (BUV, Ms. 744, Relació que fa a Thomás, 1769)

sinse pensar” (En obsequi dels Voluntaris Honrats del Reyne de Valencia, 1794)

sinse bucles” (Sento y Tito… per lo feliz Part de Luisa de Parma, 1794)

sinse tindre por a un poble” (BNM, Zarzuela D. Jorge Palacios, en valenciá, 1801)

Leo y releo, estupefacto, el texto de Corominas en que afirma que «sinseen los siglos XIX y XX ha sido allí (Reino de Valencia) tan rara que no hemos de dudar a calificarla de barbarismo ocasional…» (DECLLC, VII, p.798). Tan rara que no voy a reproducir las innumerables fuentes que desmienten al racista filólogo; valga, por ejemplo, la traducción al valenciano de los aforismos de Fages (Aforismes catalans, Figueras, 1849), donde sí figura nuestra preposición, inexistente en el texto catalán:

sinse doctrina, y farás be la ruina” (Aforismes catalans traduits al valenciá, 1853, p. 9)

Un ejemplo en Castellón, ahora catalanizado y núcleo del autoodio a Valencia:

“el carro sinse rodes” (Baidal Llosá, F.: Amor torna, Castelló, 1917, p. 20)

Y hasta del catalanista Carles Salvador, antes de serlo:

“lo millor sería tindre dinés y estic sinse un clau” (Salvador, Carles: Un negosi com un atre, 1921, p.7)

Y los de Torrent:

sinse ducte foraster” (Catalá G.: La carchofa, Torrent, 1926, p. 13)

Y Gandía:

sinse un apretó” (Ferrer, L.: A la vora del riu Serpis, Gandía, 1932, p. 12)

Y los de Alicante:

sinse ducte” (El Liberal, Alacant, 23 d’agost 1897)

Los de Novelda:

“s´han quedat sinse finques” (El Tío Gabia, Novelda, 7 -1- 1884)

Los churros del «Mongó» (ahora catalanizado en Montgó»)

sinse el seu consentiment” (Barreda, M.: La cara de Mongó, 1873)

La producción churrera se exportaba, siguiendo la tradición medieval, a los vecinos del Norte:

sinse lley” (Merelo: Tot ho apanyen els dinés, choguet valenciá, Lérida, 1866, p. 33)

Quien se tome la molestia de consultar el DHIVAM 2020 (no los anteriores) comprobará la indigna manipulación de los expansionistas, y la suicida actitud de los valencianistas que se avergüenzan de esta preposición elegida de paradigma ¿Por qué ese autoodio a la huella etimológica de la «i», que hallamos incluso en el viejo provenzal: «sin jamans eran e sí s’ amaven» (Questa del sant grasal, c. 1300)?

Al ya conocerte, amigo Ricart Alós , me pongo confidencial

Hoy me dicen que te llamabas Ricart Alós, y que buscabas salvar del naufragio a tus compatriotas. Recurro a la ficción comunicativa para decirte que lo tenemos difícil ante el poder omnímodo del fascismo expansionista. Padecemos, leal Ricart Alós, un Régimen que esclaviza con la obligatoriedad de catalanizarnos, y han conseguido que el mismo pueblo participe, sin ser consciente, del oprobio. Así sucede en el instante en que un valenciano escribe «telèfon» en lugar del val. «teléfono«5; o que vamos a ‘Consum’ y nos ofrecen «maduixa», en lugar de «fresa» o «fraula«. Hay valencianistas que usan el cat. «salutacions» (raro arcaísmo revitalizado por los catalanes del 1860), al creer que si escriben «saluts» mutarán en churros. ¡Ay, Ricart Alós, cómo nos han lavado el cerebro!. Nuestro mozárabe Pedro Pascual ya incorporaba esta fórmula de cortesía en el mismo siglo en que vivía Jaume I: «Foren al encontre, e les primeres saluts foren de Sanct Johan dient: Gloria e honor sia a Deu lo Pare…» (Pasqual, Pere: Obres, c.1280). Femenino en aquellos años de vaivenes morfológicos, en val. moderno es masculino: ‘¡Che, Huiso, donali un salut de ma part a ton tío!’. Hasta el colaboracionista Guarner recordaba la divergencia semántica de esta voz homógrafa del mismo étimo: “El salut, acció de saludar; la salut, sanitat” (Sanchis Guarner : Gram. Valenciana, 1950, p. 206). También hay valencianistas que prefieren escribir «reba» en lugar del moderno valenciano ‘recibixca’, ‘resibixca’6.

Ahora sabes, noble Ricart Alós, qué fácil es caer engañado por los estafadores piramidales. Si los catalanes Corominas y del IEC ordenan que hay que escribir «canvi» y «canviar», todas las terminales colaboracionistas en el Reino nos machacarán con este dogma de fe ¿Consecuencias? Nadie de Lo Rat PenatRACVGAV o la Oronella quiere ser «churro», por lo que escribirán «canvi»,»canviar»; y les da igual que les demuestres mil veces que es cultismo valenciano clásico y moderno. La cobardía o el qué dirán paraliza a estas personas que, escupiendo al aire, seguirán usando catalanismos. Fíjate, Ricart Alós, que en el DHIVAM les ofrecí una cantidad considerable de autores y obras donde se demostraba que «cambiar» es la morfología valenciana, ¡les da lo mismo! Ellos, los de las entidades citadas, seguirán usando el catalán «canviar» ante el regocijo expansionista. Mira, amigo Ricart Alós, aquí tienes unos ejemplos del DHIVAM 2020 (despreciados por nuestros compañeros de fatigas):

catalanazis
El ejército de la Muerte, amigo Ricart Alós, es invencible; pero el proyecto catalanazi de ampliar la Gran Cataluña hasta la Vereda del Reyno, en Beniel, sí encontrará tarde o temprano réplica airada (Bolaños, J.: La vida de la Muerte, 1792, p.216)

cambiar –cultisme valenciá, del lletí cambiāre. En billabial era comú al valenciá, castellá y catalá. A finals del sigle XIX vullgueren els catalans alluntarse d´eixa homografía, «adoptant canviar, AMAlcover, amb aplaudiment de Fabra (DOrt.) es convertí en defensor decidit de la v» (DECLLC, II, p.493). Els colaboracionistes, unflant este acort catalá com a cult y progresiste, olvidaren el rigor etimológic tantes vegaes glorificat davant del tremolós poble: “cambiar” (Canals, fr. Antoni: Providencia, NCL., 102, c. 1395)

“dret pera… vendre, cambiar, baratar e…” (APH. Sta. María d´Elig, Sig.168, 17 abril 1418, f. 42v)

que tan be sabetz de cambiar” (Jordi de St. Jordi: Lo Cambiador, c.1423)

“vendre, alienar, empenyar, permutar, concambiar” (BNM, ms.11677, Procés de la Condomina d’Alacant, a. 1674)

La muerte no tiene antídoto en este delicioso Reino, amigo Ricart, ¿y el catalanazismo?

No emborrono más folios. Es muy tedioso este artículo, incluso para ti , Ricart Alós, que tienes alma y tiempo libre. Estoy melancólico y no veo más futuro que un Reino devorado por la Gran Cataluña o… como en el pasado, una indeseada solución armada. Cuando en los siglos XV y XVII tuvimos que rechazar la invasión comenzada por el Maestrazgo de Montesa, el ejército valenciano venció al catalán y, en 1650, persiguió hasta Barcelona a los ambiciosos. En 2020, los colaboracionistas no forman una ONG benéfica, sino que pretenden devorar hasta la Vereda del Reino; y, en un futuro cercano, cuando consigan crear la policía y el ejército de las Bases de Manresa… ¿cómo se desharán de nosotros? De momento nadie se opone a la destrucción de España y del indefenso Reino de Valencia. Colaboracionistas y catalanazis gozan de todo el poder y medios de comunicación.


1 De raíz posiblemente prerromana, en el s. XVIII muestra morfemas derivativos: “sarahuellets de churrets” (En obsequi dels Voluntaris Honrats, 1794, p. 5)

2La palabra ofrece dudas al ser casi ilegible en el manuscrito.

3 Los que se escandalizan al leer «bolsa» en Morlá, desconocen que es secular vocablo valenciano.

4 La grafía valenciana «rumor» es culta, del lletí rumor, -ōris: “no fer rumor” (Ferrer, St. Vicent: Sermons,1408)

5 –teléfono: cultisme valenciá, del compost grec-lletí tele, ‘llunt’, phoneo > fono, ‘sonit’. El sust. val. es homógraf del it. telefono y gallec teléfono; cat. telèfon; 1ª doc.: “teléfono” (Escrig: Dicc. 1887); “Vorás. Figurant el teléfono…” (Semanari Garrotá de sego, 12 d´agost de 1888, Alacant, p.1); “teléfono… ¿quí diu que crida? (“La nova traca, Valencia, 19 juliol 1894); “parlar per teléfono en u” (Vidal Corella, V.: ¡Quína lluna de mel!, 1934, p.6)

6“resibixca, pues, públic testimoni de nostre agraiment” (Ignasi y Concheta Ruiz: Anima valensiana, 1927, p.2)

jueves, 25 de febrero de 2021

JORNADA DÉSSIMA. NOVELA SÉPTIMA.

JORNADA DÉSSIMA. NOVELA SÉPTIMA.

Lo rey Pedro, sentín lo ardén amor que li té la dolenta Lisa, la console y después la case en un jove noble, y besánla al fron li diu que sirá sempre lo seu caballé.

Arribat habíe Fiameta al final de la seua novela, y mol alabada habíe sigut la viril magnifissensia del rey Carlos, encara que algúns dels que allí estaben, que eren gibelinos, no vullgueren alabál, cuan Pampínea va escomensá la historia que li va maná contá lo rey:
Per la memoria me está rondán una cosa no menos loable que va sé feta per un adversari del rey Carlos a una jove de la nostra Florencia, aixina que to la contaré.

Cuan los fransesos van sé foragitats de Sicilia, ñabíe a Palermo un boticari florentino de nom Bernardo Puccini, home mol ric que de la seua dona teníe sol una filleta majíssima y ya en edat de casás. Y habén arribat a sé siñó de la isla lo rey Pedro de Aragó, selebrabe a Palermo una maravillosa festa en los seus baróns; an esta jarana, están justán ell a la catalana, va passá que la filla de Bernardo, que se díe Lisa, desde una finestra aon estabe en datres dames lo va vore mentres justabe, y li va agradá tan que remiránlo después se va enamorá dell ardenmen. Y acabada la festa y están ella a casa de son pare, en cap atra cosa podíe pensá mes que en este magnífic y alt amor; y lo que mes li dolíe ere sabé que ere de condissió baixa y que no podíe tindre cap esperansa de un final felís; pero no volíe apartás de vóldre al rey, y per temó de un mal majó no se atrevíe a manifestáu. Lo rey de aixó no sen habíe acatat ni sen preocupabe, de lo que ella sentíe intolerable doló. Va passá que, creixén lo seu amor, y sumánse una tristesa al atra, la hermosa jove se va ficá dolenta y se consumíe de día en día, com la neu al sol.
Son pare y sa mare, dolguts per esta enfermedat, en consols, en meches y en medissines li ajudaben tan com podíen; pero de res valíe, perque ella, desesperada del seu amor, habíe triat no seguí vivín. Ara be, va passá que, oferínli son pare donáli tot lo que vullguere, li va vindre al pensamén que si se puguere, voldríe féli sabé al rey lo seu amor y la seua dessisió abáns de morí: y per naixó, un día li va rogá que faiguere vindre a Minuccio de Arezzo. Ere an aquells tems Minuccio un finíssim cantán y músic, y en agrado ere ressibit per lo rey Pedro. Lo van avisá de que Lisa volíe sentíl tocá y cantá;
ell, que ere un home amable, en cuan va pugué va acudí an ella; y después de consolála en tendres paraules, en una viola dolsamen va tocá alguna estampida y va cantá después algunes cansóns que pera l´amor de la jove eren foc y flama, cuan ell creíe que aixina la consolabe. Después de aixó, li va di la jove que volíe parlá en ell sol, per lo que, anánsen tots los demés, li va di:

- Minuccio, te hay triat a tú pera fidelíssim guardián de un secreto meu, esperán que a dingú mes que a qui yo te diga lay manifestos may, y después, que me ajudos com pugues: y aixó te demano. Has de sabé, Minuccio meu, que lo día que nostre siñó lo rey Pedro va selebrá la gran festa de coronassió y pujada al trono, lo vach vore mentres justabe, y me se va ensendre al pit un foc tan gran que me ha portat a la situassió a la que me veus; y veén yo que no li convé lo meu amor a un rey, y no podén no ya tráurel de mí, sino disminuíl, y sén mol du de soportá, hay triat morím; y aixina u faré. Y es verdat que men aniría ben consolada si u sapiguere ell; y crec que tú eres lo mes indicat per a félay sabé; y cuan u haigues fet, fésmu sabé pera que yo, morín consolada, me deslliga de estes penes. Y dit aixó, plorán, va callá.
Minuccio se va maravellá mol de la grandesa de ánim della y del seu du propósit, y va tindre compassió della; y de repén li va vindre al ánim cóm podríe ajudála honestamen, y li va di:

- Lisa, te dono la meua paraula, u faré; abáns de tres díes crec que podré portát notissies que te sirán mol bones; y pera no pedre tems, men vach a escomensá.
Lisa, prometínli animás, li va di que sen anare en Deu. Minuccio sen va aná a buscá a un tal Mico de Siena, mol bon rimadó an aquells tems, que tocaríe y cantaríe la cansoneta que seguix:

Móute, Amor, y vésten al meu siñó

y cóntali les penes que ting,

disli que a mort ving

per selá lo meu dessich per la temó.

Piedat, Amor, de ginolls te crido,

ves y busca al meu siñó allí aon more,

disli que mol lo dessicho y vull

pos dolsamen l´alma me enamore,

y per lo foc ardén al que me inflamo

ting temó de morím, y no vech la hora

de alluñám de pena tan dura

com patixgo dessichán lo seu amor,

en temó y dudán

¡Per Deu, fes que conegue lo meu doló!

Desde que dell estic enamorada,

no me has dixat, Amor, atrevimén:

sempre estic assustada

sense podéli mostrá lo meu sentimén

al que me té tan apassionada

y, morín, morí es lo meu tormén;

potsé no li portaríe descontén

coneixe lo doló del alma meua

si tinguera la ossadía

de manifestáli este ardó meu.

Y ya que no te va sé agradable, Amor,

lo consedím tanta confiansa

que puguera dili al meu siñó

¡ay de mí! per missache o en semblansa

lo sentimén que me acalore,

vésten an ell y fésli recordá

aquell día en que en escut y llansa

en atres caballés vach vore justá

induíxlo a mirá

cóm me mórigo pel seu dols amor.

Estes paraules va ensayá Minuccio, y al tersé día sen va aná a la cort, y va trobá al rey Pedro minján. Cuan lo rey li va maná que cantare algo en la seua viola, ell va escomensá la cansoneta, tocanla tan dolsamen, que tots los que estaben a la sala real pareixíen encantats, de tan callats y atentos que escoltaben, y lo rey casi mes que los atres y tot.
Y cuan Minuccio va acabá, lo rey li va preguntá de aón la habíe treta, que li pareixíe no habéla escoltat may. - Monsiñó - va contestá Minuccio -, no fa ni tres díes que se han compost estes paraules y la música. Lo rey li va preguntá quí la habíe feta, y li va contestá: - No me atrevixco a descubríu mes que a vos sol.

Lo rey, dessichós de sentíu, fen arrepetá la taula, lo va fé entrá an ell sol a la seua cámara, aon Minuccio lay va contá tot. Lo rey u va selebrá mol, va alabá a la jove y va di que teníe que tindre compassió de una jove tan valerosa, y que aniguere de la seua part an ella y la confortare, y li diguere que sense falta aquell día al tardet acudiríe a visitála. Minuccio, contentíssim de portáli tan bones noves a la jove, sense tardá sen va aná y, parlán en ella sola, li va contá lo que habíe passat. La jove se va alegrá tan que claramen van apareixe siñals de millora; y se va ficá a esperá lo tardet y la vinguda del seu siñó.
Lo rey, que ere liberal y benigno, habén pensat moltes vegades en les coses sentides a Minuccio y coneixén be a la jove y la seua hermosura, se va compadí mes de lo que estabe y al arribá lo tardet va montá a caball, fen vore que anabe de passeo, y va arribá a la casa del boticari; y allí, demanán que li obrigueren un majíssim jardí que lo boticari teníe, allí va baixá del caball, y li va preguntá a Bernardo cóm estabe la seua filla, si ya la habíe casat.
Va contestá Bernardo: - Siñó, no está casada, y ha estat y encara está mol dolenta; encara que desde fa unes hores ha millorat maravillosamen.

Lo rey va compendre lo que aquella millora significabe y va di: - desgrassia siríe que se li traguere al món tan hermosa cosa, volem aná a visitála. Y va entrá a la seua alcoba, se va arrimá al llit aon la jove, una mica incorporada, lo esperabe dessichosa, y li va agarrá una ma, diénli:

- Siñora, ¿qué vol di aixó? Sou jove y hau de confortá als atres, ¿y tos dixéu ficá dolenta? volem rogatos que vullgáu consolátos y que tos curéu pronte. La jove, sentínse agarrá les mans per aquell al que volíe tan, encara que se avergoñire, sentíe tan gran plaé al ánim com si estare al paraísso, y com va pugué li va contestá:

- Siñó meu, lo voldre fé aná les meues poques forses sobre tan pes ha sigut la raó de esta enfermedat, de la que vos, per la vostra grassia, pronte libre me voréu. Sol lo rey enteníe lo encubert parlá de la jove y a cada momén la reputabe de mes valor, y moltes vegades va maldí a la fortuna que de tal home la habíe fet filla; y después de estás un bon rato en ella confortánla, sen va aná. Este rasgo de humanidat del rey va sé mol alabat y en gran honor tingut pera lo boticari y la seua filla; esta, tan contenta se va quedá que se va curá en pocs díes, y se va ficá mes maja de lo que ya ere. Pero después de curás, habén lo rey en la reina discurrit quína recompensa a tal amor volíe donáli, montán un día a caball, en mols dels seus baróns sen va aná a casa del boticari, y entrán al jardí va fé cridá al boticari y a la seua filla; y en aixó va arribá la reina en moltes dames, y ressibín a la jove entre elles, van escomensá una maravillosa festa. Y después de un rato, cridán lo rey y la reina a Lisa, li va di lo rey: - Valerosa jove, lo gran amor que me hau tingut tos ha alcansat de nos un gran honor, que es este: com ya estéu en edat de casátos volem que prengáu per home al que tos donarem, pero sempre me podréu cridá lo vostre caballé, sense volé de tan amor pendre de vos mes que un beset. La jove, que estabe colorada de vergoña, en veu baixa va contestá aixina:

- Siñó meu, estic mol segura de que si se sapiguere que me hay enamorat de vos, la majoría de la gen me pendríen per loca, creén que me hay olvidat de la meua condissió (y de la vostra); pero com Deu sap, que sol ell veu lo cor dels mortals, cuan tos vach vore me vau agradá, encara que sabía que vos sou rey y yo la filla de Bernardo l´apotecari, y mal me conveníe apuntá tan alt. Pero tal com vos milló que yo sabéu, dingú se enamore per meditada elecsió sino segóns lo gust; ley a la que moltes vegades se van oposá les meues forses; y no podén mes, tos vach amá y tos amo y tos amaré sempre. Es verdat que, al sentím pendre per lo vostre amor, me vach disposá a fé del vostre dessich lo meu y per naixó pendré de bon grado an este home, com me ficaría al foc si vos mu díeu. Tíndretos a vos, rey, per caballé, sabéu que me convé y per naixó no contesto res; y no tos sirá consedit lo beset que voléu sense llissensia de la meua Siñora la reina. Y de tanta benignidat cap a mí com es la vostra y la de la meua Siñora la reina que está aquí, Deu tos consedixque per mí les grassies y lo premio que yo no puc donátos.

Y aquí va callá. A la reina li va chauchá mol la resposta de la jove y li va pareixe tan discreta com li habíe dit lo rey. Lo rey va fé cridá als pares de la jove, y va fé cridá a un jove, home noble encara que pobre (al contrari que Pericano), que se díe Perdicone, y ficánli dos anells a la ma, lo va fé casás en Lisa. Los reys, ademés de moltes joyes pressioses, los van doná Cefalú y Caltabellotta, dos boníssims feudos y de gran fruit, diénlos: - Aixó te donam com a dote de la dama; lo que volem donát a tú u vorás en lo tems. Y dit aixó, giránse cap a la jove, li va di lo rey:

- Ara volem pendre aquell fruit que del vostre amor ham de tindre - y agarránli lo cap en les dos mans, la va besá al fron. Perdicone y los pares de Lisa, y ella tamé, conténs van fé una grandíssima festa y alegres bodes: y segóns lo que mols afirmen, mol be va cumplí lo rey lo convingut en la jove, perque mentres va viure se va di sempre caballé seu y may va portá a cap fet de armes datra enseña que la que la jove li habíe enviat. Aixina pos, obrán se conquisten les almes dels súbdits, se done a datres ejemple de ben obrá y se conquisten les fames eternes; cosa que avui en día pocs o dingú fan, habénse convertit en tiranos y cruels la majoría dels Siñós.

domingo, 17 de enero de 2021

JORNADA NOVENA. NOVELA DÉSSIMA.

JORNADA NOVENA. NOVELA DÉSSIMA.

Don Gianni, a instansies de compare Pietro, fa un encantamén pera convertí a la seua dona en una yegua; y cuan va a apegáli la coa, compare Pietro, dién que no volíe cap coa, fa malbé tot lo encantamén.


Don Gianni, a instansies de compare Pietro, fa un encantamén pera convertí a la seua dona en una yegua; y cuan va a apegáli la coa, compare Pietro, dién que no volíe cap coa, fa malbé tot lo encantamén.

Esta historia contada per la reina va fé murmurá a les mosses y enríuressen als mossos; pero después de callá, Dioneo va escomensá a parlá aixina:

Gallardes siñores; entre mols blancs coloms afegix mes bellesa un negre corv que u faríe un cisne imponén, y aixina entre mols sabuts algunes vegades un menos sabio es no sol un aumén de esplendó y hermosura pera la seua madurés, sino tamé chalera.
Per naixó, sén totes vatres discretíssimes y moderades, yo, que mes be fach auló de baubo, fen la vostra virtut mes brillán en lo meu defecte, mes tos ha de agradá que si en mes gran valor an aquella faiguera oscurís: y per consiguién, mes libertat ting que tindre en mostrám tal com soc, y mes passienmen té que sé per vatres patit que u hauríe de sé si yo fora mes sabut, contán alló que tos contaré. Tos narraré, pos, una historia no mol llarga en la que compendréu cuán convé observá les coses imposades per aquells que algo per arte de magia fan y cuán un fallet cometut espentole tot lo fet per lo encantadó.

L´añ passat va ñabé a Barletta un mossen de nom don Gianni de Barolo, com lo conegut vi; este, com teníe una iglesia pobre, pera sustentás va escomensá a portá mercansía en una yegua per les fires de Apulia o Puglia, conegut vi tamé, y a comprá y a vendre.
Y caminán aixina va fé amistat en un que se díe Pietro de Tresanti, que aquell mateix ofissi fée en un burro seu, y en siñal de cariño y de amistat, no lo cridabe a la manera apulense sino compare Pietro; y sempre que arribabe a Barletta lo portabe a la seua iglesia y allí lo albergabe y com podíe lo honrabe. Compare Pietro, sén pobríssim y tenín una barraqueta a Tresanti, justeta per an ell y pera la seua jove y hermosa dona y pera lo seu burro, sempre que don Gianni apareixíe per Tresanti, sel emportabe cap a casa y com podíe, en reconeiximén del honor que dell ressibíe a Barletta, lo honrabe.
Pero en lo assunto del albergue, com no teníe lo compare Pietro mes que una marfegueta a la que dormíe en la seua hermosa dona, honrál no podíe com vullguere; aixina que a un corralet a la vora del burro se gitabe la yegua de don Gianni, y ell teníe que gitás damún de la palla. La dona, sabén lo honor que lo mossen li fée al seu home a Barletta, moltes vegades habíe volgut, cuan lo mossen veníe, anássen a dormí en una veína seua que teníe per nom Zita Carapresa del jues Leo, pera que lo mossen en lo seu home dormigueren a la márfega, y lay habíe dit moltes vegades al mossen, pero ell may habíe volgut; y entre tantes vegades una li va di: - comare Gemmata, no te preocupos o amoinos per mí, que estic be, perque cuan vull an esta yegua la convertixgo en una hermosa mossa y me estic en ella, y después, cuan vull, la torno a convertí en yegua; y per naixó no me separaré della.

La jove se va extrañá y su va creure, y lay va di al home, afegín: - Si es tan íntim teu com dius, ¿per qué no fas que te enseño lo encantamén pera que pugues convertím a mí en yegua y fén los teus negossis en un burro y una yegua guañarem lo doble? Y cuan tornem a casa me podríes convertí en la dona que soc.
Compare Pietro, que ere mes curtet que lo día de San Tomás, se va creure este assunto y va seguí lo seu consell: y lo milló que va pugué va escomensá a solissitá de don Gianni que li enseñare alló.
Don Gianni va intentá tráurel de aquella tontería, pero no podén, va di:

- Be, ya que u voléu, demá mos eixecarem, com acostumem, abáns del alba, y tos amostraré cóm se fa; es verdat que lo mes difíssil de este assunto es apegá la coa, com vorás. Lo compare Pietro y la comare Gemmata, casi sense pegá l´ull aquella nit, en tan dessich esperaben la matinada que en cuan va apuntá la alba se van alsá y van cridá a don Gianni; este, eixecánse en camisa, va vindre a la alcobeta del compare Pietro y va di: - No ña al món dingú per qui yo faría aixó mes que per vatros, y per naixó, ya que u voléu, u faré; es verdat que teníu que fé lo que yo tos diga si voléu que ixque be. Ells van di que faríen lo que ell los diguere, per lo que don Gianni, prenén un cresol, lay va ficá a la ma al compare Pietro y li va di:

- Mira be lo que fach yo, y enrecórdaten be de lo que yo diga; y guárdat, si no vols espentoláu tot, de di cap paraula de lo que séntigues o veigues; y demánali a Deu que la coa se apego be. Lo compare Pietro, aguantán lo cresolet, va di que aixina u faríe. Después, don Gianni va fé que se despullare com sa mare la va portá al món la comare Gemmata, y la va fé ficás en les mans y los peus an terra de la manera que se aguanten les yegües, diénli tamé que no diguere ni una paraula passare lo que passare; y escomensán a tocáli la cara en les mans y lo cap, va di:
- Que este sigue bon cap de yegua.

Y tocánli los cabells, va di: - Que estos pels siguen bona crin de yegua.

Y después tocánli los brassos va di:

- Que estos siguen bones potes y bons cascos de yegua.

Después, tocánli les mamelles y trobánles redonetes y dures, despertánse aquell que no habíe sigut cridat y eixecánse o trempánse, va di:
- Y siguen estos bona pitralera de yegua.

Y lo mateix va fé en la esquena y en lo ventre y en lo llom y en les cuixes y en les cames; y al remat, no quedánli mes que la coa, eixecánse la camisa y agarrán lo apero en lo que plantabe homens y rápidamen embutínlo al solc pera nalló fet, va di:
- Y que esta sigue bona coa de yegua.

Lo compare Pietro, que atentamen hasta entonses habíe mirat totes les coses, veén esta radera y no pareixénli be, va di:

- ¡Uep, don Gianni, no vull que tingue coa, no vull que tingue coa!
Habíe ya lo humit radical que fa brotá a totes les plantes sobrevingut cuan don Gianni, retiránlo, va di:

- ¡Ay!, compare Pietro, ¿qué has fet?, ¿no te hay dit que no digueres cap paraula per res que veigueres o sentigueres? La yegua estabe a pun de fés, pero parlán u has espentolat tot, y ya no ña manera de reféu may mes.

Lo compare Pietro va di:

- Ya está be: no volía yo eixa coa. ¿Per qué no me díeu a mí: «Fícalay tú»? Y ademés lay apegábeu massa cacha.

Va di don Gianni:

- Perque tú no hagueres sabut la primera vegada apegála tan be com yo.
La jove, sentín estes paraules, eixecánse y ficánse de peu, de bona fe li va di al seu home:


- ¡Bah!, qué animal que eres, ¿per qué has espentolat los teus assuntos y los meus?, ¿cuántes yegües has vist sense coa? Be sap Deu que eres pobre, pero siríe just que u sigueres mol mes.


No ñabén, pos, ya cap manera de pugué fé de la jove una yegua per les paraules que habíe dit lo compare Pietro, ella dolguda y melancólica se va torná a vestí y lo compare Pietro en lo seu burret, com acostumabe, sen va aná a fé lo seu antic ofissi; y juns en don Gianni sen van aná cap a la fira de Bitonto, y may mes li va demaná un favor com este.

Cuán sen van enriure en esta historia, milló entesa per les dones de lo que Dioneo se pensáe, que su penso ara qui se estigue enrién lligín aixó. Pero habén acabat la historia y escomensán ya lo sol a templás, y véen la reina que lo final del seu gobern habíe arribat, ficánse de peu y traénse la corona, lay va ficá a Pánfilo al cap, que sol ell en tal honor faltabe de sé honrat; y sonrién va di:


- Siñó meu, gran cárrega te quede, com es tindre que enmendá les meues faltes y les dels atres que lo trono han ocupat que ara tú ocupes, sén lo radé; que Deu te dono la grassia, com me la ha prestat a mí fénte rey.

Pánfilo, alegremen ressibit este honor, va contestá:

- La vostra virtut y dels meus atres súbdits fará que siga alabat com u han sigut los demés.

Y segóns la costum dels seus predecessós, habén disposat les coses oportunes en lo mayordomo, a les siñores que esperaben se va girá y va di:

- Enamorades siñores, la discressió de Emilia, que ha sigut la nostra reina este día, pera doná algún descans a les vostres forses tos va doná la llibertat de parlá sobre lo que mes tos agradare; per lo que, están ya reposades, penso torná a la ley acostumada, y per naixó vull que demá cadaú penso en discurrí sobre aixó:
sobre qui liberal o magníficamen haigue obrat en assuntos de amor o datra cosa.


Sense cap duda als vostres ánims ben disposats mourá a obrá valerosamen, pera que la nostra vida, que no pot sé mes que curta en lo cos mortal, se perpetúo en la loable fama; lo que tots los que no sol servixen a la pancha (com u fan los animals) tenen no sol que dessichá, sino buscá y ficá en obra en tot lo empeño.


Lo tema va agradá a la alegre compañía, que en llissensia del nou rey, eixecánse, als acostumats entreteniméns se va entregá, cadaú segóns alló que mes li agradare; y aixina van fé hasta la hora de sopá. Servits diligenmen en orden, después de acabá la sena se van eixecá pera ballá les danses acotumades, y cantán mes de mil cansonetes mes entretingudes de paraules que consumades en lo cantá, li va maná lo rey a Neifile que ne cantare una en lo seu nom; en veu clara y alegre, va escomensá aixina:

Yo soc mol joveneta, y de bon grado

m´alegro y canto a la estassió florida

grassies al Amor y al pensá extasiat.

Vach per los verds prats contemplán

les flos blanques, gualdes y encarnades,

les roses sobre espines eixecades,

los lliris, y los vach relassionán

en la cara de aquell que me mane

y com me vol estaré sempre rendida

sense tindre mes dessich quel seu agrado.

Y cuan alguna trobo per la meua vía

que me recorde massa an ell,

yo la agarro y la beso y li parlo dell,

y tal que soc, aixina la meua alma

li óbrigo sansera y li conto la meua porfía;

después, en les demés cusida,

dels meus rossos cabells es tocat.

Y eixe plaé que sol doná la flo

a la mirada, lo mateix a mí me done,

com si veiguere a la propia persona

que me ha inflamat en lo seu suave amor,

pero al que arribe a causám la seua auló

la meua paraula no asserte a donáli vida

y en suspiros sirá divulgat.

los que, al meu pit al eixecás,

no són, com a les atres dames, graves

sino que ixen calentets y suaves

y dabán del meu amor van a manifestás;

qui, al sentíls, ve a presentás

aon estic, cuan penso conmoguda:

«¡No me apenos y víne pronte a la meua voreta!».

Mol va sé per lo rey y per totes les siñores alabada la cansoneta de Neifile; después, com ya habíe passat part de la nit, los va maná lo rey a tots que sen anigueren a descansá.

ACABE LA NOVENA JORNADA.

JORNADA NOVENA. NOVELA OCTAVA.

JORNADA NOVENA. NOVELA OCTAVA.

Biondello li fa una burla a Ciacco en un amorsá, y Ciacco se vengue fénlo esbatussá de valén.


Biondello li fa una burla a Ciacco en un amorsá, y Ciacco se vengue fénlo esbatussá de valén.

Tots los de la alegre compañía van di que lo que Talano habíe vist dormín no habíe sigut un somni, sino una visió, si es que exactamen, sense faltá res, habíe passat aixina.
Pero, callán tots, li va maná la reina a Laureta que continuare, y ella va di:
Com estos, mol sabudes siñores, que avui antes que yo han parlat, casi tots han parlat de alguna cosa abáns dita, aixina me mou a mí la severa venjansa (contada ahir per Pampínea) que va pendre lo escolá, a parlá de una mol dura peral que la va patí, encara que no fore tan cruel, y per naixó tos dic que:

Vivín a Florencia un que se díe Ciacco, home mes fart que consevol que haigue existit, y no podén les seues possibilidats aguantá los gastos que la seua fam li requeríen, com ere mol cortés y se sabíe bones dites ingenioses, se va dedicá a sé no propiamen bufón pero sí motejadó, y a tratá en los rics que chalaben minján coses bones; y en estos amorsáe y sopáe, encara que no fore sempre invitat, mol assobín. Ñabíe en aquells tems a Florencia un que se díe Biondello, menut, chaparret, mol cortés y mes llimpio que una patena, en una boineta al cap, en la seua meleneta rubia y sense cap pel descolocat, que teníe lo mateix ofissi que Ciacco; este, habén anat un matí de cuaresma allá aon se ven lo peix y comprat dos gordíssimes lamprees pera micer Vieri de los Cerchi, va sé vist per Ciacco, que, arrimánse a Biondello li va di: - ¿Qué fas en aixó?

A lo que Biondello va contestá: - Ahí de tarde ni van enviá tres encara mes hermoses que estes y un esturió a micer Corso Donati, y no tenínne prou pera pugué donáls de minjá a uns gentilhomens, me ha manat comprán dos mes: ¿no vindrás tú?

Va contestá Ciacco: - be saps que sí que vindré.

Y cuan li va pareixe oportú, sen va aná cap a casa de micer Corso, y lo va trobá en uns veíns seus, que encara no habíen anat a minjá. Al preguntáli qué fée per allí, va contestá: - Siñó, ving a amorsá en vos y la vostra compañía.

A lo que micer Corso va di: - Eres benvingut, y com ya es hora, anémi.

Assentánse, pos, a la taula, primé van minjá sigróns y atún en salmuera, y después peixets del Arno fregits, y res mes. Ciacco, donánsen cuenta del engañ de Biondello y no poc enfadat, se va proposá félay pagá; y no van passá mols díes sense que se trobare en ell, que ya habíe fet riure a mols en aquella burla. Biondello, al vórel, lo va saludá, y enriénsen li va preguntá qué tal estaben les lamprees de micer Corso; a lo que va contestá Ciacco: - Abáns de que passon vuit díes u sabrás mol milló que yo.
Y sense doná tregua al assunto, separánse de Biondello, va ajustá lo preu en un truhán y, donánli una botellota de vidre, lo va portá a la llonja de los Cavicciuli y va apuntá cap a un caballé de nom Filippo Argenti, home gran, nervut y fort, irritable, furo y coléric com cap atre, y li va di:

- Te arrimes an ell en esta botellota a la ma y li dius aixó: «Siñó, me envíe Biondello a rogátos que vullgáu enrochíli esta botellota en lo vostre bon vi negre, que se vol divertí un rato en los seus compinches». Y ojito de que no te fico les mans damún, perque u sentiríes y espentolaríes l´assunto.

Va di lo truhán: - ¿Ting que díli algo mes?

Va di Ciacco: - No, vésten; y cuan li haigues dit assó, torna aquí en la botella, que yo te pagaré. Arrencán a caminá, pos, lo truhán, li va doná la embaixada a micer Filippo.
Micer Filippo, al sentíl, com teníe poc aguante, pensán que Biondello, al que coneixíe, sen volíe enfotre dell, en la cara tota colorada, va di:

- ¿Quín «enrochí» y quíns «compinches» són eixos, que Deu tos confundixque a tú y an ell? Se va alsá y va estendre lo bras pera agarrá al truhán, pero este, com estabe advertit, va sé rápit y va eixí fugín, y per un atre camí va torná aon estabe Ciacco, que tot u habíe vist, y li va di lo que micer Filippo habíe dit.
Ciacco, contén, li va pagá y no va descansá hasta trobá a Biondello, al que li va di:

- ¿Has anat últimamen per la llonja dels Cavicciuli?

Va contestá Biondello: - No, gens; ¿per qué me u preguntes?

Va di Ciacco: - Perque puc dít que micer Filippo te está buscán; no sé qué voldrá.
Va di entonses Biondello: - Be, men vach cap a allá y parlaré en ell.

Al anássen Biondello, Ciacco lo va aná seguín pera vore en qué parabe l´assunto.
Micer Filippo, com no habíe pogut agarrá al truhán, se habíe quedat mol enfadat y se rossegabe per dins, repetínse les paraules del carnús y creén que Biondello, a instansies de qui fore, sen enfotíe dell; y mentres estabe aixina, en aixó que apareix Biondello.
En cuan lo va vore, ixín al trobál, li va fotre al mich de la cara una puñada com una massolada.

- ¡Ay!, siñó - va di Biondello -, ¿qué es aixó?

Micer Filippo, agarránlo dels pels, arrencánli la boineta del cap de una clatellada, aviánli lo capuchó per enterra, y sense dixá de fótreli cops, díe:

- Traidó, be vorás lo que es aixó; ¿de qué «enrochím» y de quíns «compinches» envíes a que me parlon? ¿Te pareixco un sagalet al que se li poden gastá bromes?
Y dién aixó, en los puñs de ferro que teníe, li va desfé la cara y no li va dixá al cap cap pel al seu puesto, lay va estorrufá tot, y revolcánlo pel fang, li va esgarrá tota la roba que portabe damún; y tan se aplicabe en alló que ni una vegada desde que va escomensá lo varandel va pugué Biondello díli cap paraula ni preguntáli per qué li fée aixó; habíe sentit lo del «enrochím» y los «compinches», pero no sabíe qué volíe di. Al remat, habénlo esbatussat micer Filippo y com ñabíe molta gen al voltán, com van pugué lay van arrencá de les mans, desgreñat y desastrat, y li van preguntá per qué habíe enviat a díli alló, que an aquelles altures ya teníe que sabé que micer Filippo no de la broma.
Biondello, plorán, se excusabe y díe que no habíe enviat a dingú a demanáli vi a micer Filippo; y después de asserenás una mica, trist y dolorit sen va entorná cap a casa, pensán que alló habíe sigut obra de Ciacco. Y después de mols díes, cuan ya se ni habíen anat los cardenals o les moradures de la cara, va escomensá a eixí de casa, y lo va trobá Ciacco, y enriénsen li va preguntá:
- Biondello, ¿qué tal te va pareixe lo vi de micer Filippo?

Va contestá Biondello: - ¡Aixina hagueres tingut que paí tú les lamprees de micer Corso! Entonses va di Ciacco: - Ara depén de tú: sempre que vullgues fém minjá tan be com me vas fé, te donaré de beure tan be com te hay donat.
Biondello, que habíe adeprés la llissó o lecsió, desde entonses se va guardá de enfótressen dell.

viernes, 8 de enero de 2021

JORNADA NOVENA. NOVELA QUINTA.

JORNADA NOVENA. NOVELA QUINTA.

Calandrino se enamore de una jove, Bruno li fa un breve a un pergamino, y al tocála en ell, sen va en ell; y sén trobat per la seua dona, tenen una gravíssima riña.

Acabada la historia de Neifile, sense que massa sen enrigueren della o parlare la compañía, la reina, volta cap a Fiameta, li va maná que continuare, y ella va escomensá:

Nobilíssimes siñores, com crec que sabéu, no ña res de lo que se parlo que no agrado mes si lo momén y lo puesto se tríe be pera parlá de alló. Y per naixó, mirán aón estem y perqué ham vingut aquí, tot lo que pugue proporsionámos diversió y entretenimén té aquí lo seu momén y lloch oportú. Per naixó, encara que moltes vegades se haigue parlat entre natros de les aventures de Calandrino, que totes són divertides, ton contaré una mes. Si de la verdat de los fets haguera vullgut o vullguera apartám, be hauría sabut en atres noms compóndrela y contála; pero com lo apartás de la verdat de les coses passades al novelá es disminuí mol la chalera dels oyéns, en la forma verdadera, ajudada per lo ya contat, to la contaré.

Niccolo Cornacchini va sé un consiudadá nostre y un home ric; y entre les seues atres possessións ne va tindre una mol maja a Camerata, a la que va fé construí una honorable y rica torre, y en Bruno y en Buffalmacco va consertá que lay pintaren tota. Estos, com ere molta faena, se van emportá en ells a Nello y a Calandrino y van escomensá a traballá. Allí ñabíe sol alguna alcoba amoblada en un llit y datres coses oportunes y una criada vella vivíe tamé com a guardiana de la possessió. Acostumbrabe un fill del dit Niccolo, que teníe per nom Filippo, com ere jove y solté, a portá alguna vegada an alguna dona que li agradabe, la teníe allí un día o dos y después la despedíe.

Ara be, entre atres vegades va passá que ne va portá a una de nom Niccolosa, a la que un rufián, lo Tragón, la teníe a la seua disposissió a una casa de Camaldoli, y la donáe de llogué. Ere esta de mol maja figura y estabe ben vestida y, en relassió a les del gremio, ere de bones maneres y parlabe be; y habén un día a michdía eixit de la alcoba en unes enagües de fustán blang y en lo pel esturrufat, y están rentánse les mans y la cara a un pou que ñabíe al pati de la torre, va passá que Calandrino va acudí allí a buscá aigua y la va saludá. Ella, contestánli, va escomensá a mirássel, mes perque Calandrino li pareixíe un home raro que per coquetejá. Calandrino va escomensá a mirássela, y pareixénli maja, va escomensá a trobá excuses y no tornabe aon los seus compañs en l´aigua.
Pero sense conéixela no se atrevíe a díli res. Ella, que sen habíe acatat de que la mirabe en bons ulls, pera fótreli lo pel alguna vegada lo mirabe, soltán algún suspiret; per lo que Calandrino se va encaprichá della, y no sen habíe anat del pati cuan ella va sé cridada a la alcoba de Filippo.

Calandrino, tornán a la faena, no fée mes que bufá, per lo que Bruno, donánsen cuenta, perque mol li mirabe les mans, com se divertíe mol en los seus actes, li va di:
- ¿Qué dimonis te passe, compare Calandrino? No fas mes que bufá.
A lo que Calandrino va di: - Compare, si tinguera qui me ajudare, estaría be.

- ¿Cóm? - va di Bruno.

A lo que Calandrino va di:

- No lay digues a dingú: ña una jove aquí que es mes hermosa que una hechissera, y se ha enamorat tan de mí que te pareixeríe cosa extraordinaria: men hay donat cuenta ara mateix, cuan hay anat a buscá aigua al povet.

- ¡Ay! - va di Bruno -, ojito que no sigue la dona de Filippo.
Va di Calandrino: - Crec que sí, perque ell la va cridá y ella sen va aná a la seua alcoba; ¿pero qué vol di aixó? A Cristo los hi ficaría yo, no ya a Filippo. Te diré la verdat, compare: me agrade tan que no podría díu.

Va di entonses Bruno:

- Compare, te explicaré quí es; y si es la dona de Filippo, arreglaré lo assunto en dos paraules perque la conec mol. ¿Pero cóm u farem pera que no u sápigue Buffalmacco? No puc parláli may que no estigue ell en mí.

Va di Calandrino:

- Buffalmacco no me preocupa, pero ojito en Nello, que es parén de Tessa y u espentolaríe tot.

Va di Bruno:

- Dius be.

Pos Bruno sabíe quí ere ella perque la habíe vist arribá, y tamé Filippo lay habíe dit. Una vegada que se va apartá Calandrino una mica de aon treballaben, Bruno va aná a vórela y los u va contá tot a Nello y a Buffalmacco, y juns de amagatóns van quedá en lo que faríen en este enamoramén seu. Y al torná Calandrino, li va di Bruno en veu baixa:

- ¿La has vist?

Va contestá Calandrino:

- ¡Ay, sí, me ha matat!

Va di Bruno:

- Vull aná a vore si es la que yo crec; y si u es, díxam fé a mí.
Baixán al pati Bruno y trobánse a Filippo en ella, los va contá per orden quí ere Calandrino y lo que li habíe dit, y en ells va arreglá lo que cadaú teníe que di y fé pera divertís y entretindres en lo enamoramén de Calandrino; y tornán aon Calandrino estabe, li va di:

- Sí que es ella: y per naixó aixó se ha de fé en mol coneiximén, perque si Filippo sen acatare, tota l´aigua del Arno no te rentaríe. Pero, ¿qué vols que li diga de la teua part si li puc parlá?
Va contestá Calandrino: - ¡Redéu! Li dirás que la vull mil fanegues de eixe bon be de impregná, y después que soc lo seu criat y que si vol algo, ¿me has entés be?
Va di Bruno:

- Sí, díxam a mí.

Arribada la hora de sopá y dixán estos la faena y baixán al pati, están allí Filippo y Niccolosa, se van quedá allí un rato en servissi de Calandrino, y este va escomensá a mirá a Niccolosa y a fé los mes extrañs gestos del món, tals y tans que sen hauríe donat cuenta hasta Quico lo cèlio de Tortosa. Ella fée tot lo que podíe pera calentál be y segóns los consells de Bruno, divertínse mol en los modos de Calandrino.
Filippo, en Buffalmacco y en los atres fée vore que charrabe y que no sen acatabe de este assunto. Pero al cap de un rato, en grandíssim fastidio de Calandrino, sen van aná; y venín cap a Florencia li va di Bruno a Calandrino:

- Be te dic que la fas fondre com lo gel al sol: per lo cos de Cristo, si portes lo rabel y li cantes alguna de eixes cansonetes teues de amors, la farás aviás per la finestra pera está en tú.
Va di Calandrino: - ¿Aixina u creus, compare?, ¿te pareix be que lo porta?

- Sí. - va contestá Bruno.

A lo que va contestá Calandrino:

- No tu creíes avui cuan te u día: per sert, compare, men dono cuenta de que sé fé lo que vull milló que atres. ¿Quí haguere pogut, mes que yo, enamorá tan pronte a una dona com esta? A bona hora u sabríen fé estos jovens de trompa marina que tot lo día se passen amún y aball y en mil añs no sabríen ajuntá una aumosta de calderilla.
Ara voldría que me veigueres en lo rabel: ¡vorás qué be que u fach! Y entén be que no soc tan agüelo com te pareixco: ella sí que sen ha donat cuenta, ella; pero de un atra manera lay faré notá si li fico les garres damún, per lo verdadé cos de Cristo, que li fotré tal repassada que me vindrá detrás com la tonta detrás del fill.
- ¡Oh! - va di Bruno -, te la ensumarás, ya me pareix vóret mossegála en eixes dens teues com a claus y eixa boca seua roijeta y eixes galtes que pareixen dos roses, y después minjátela sansera. Calandrino, al sentí estes paraules, li pareixíe está ficánles en obra, y anabe cantán y saltán tan alegre que no cabíe a la pell. Pero al día siguién, portán lo rabel, en gran chalera de tota la compañía va cantá acompañán en ell moltes cansóns; y en ressumen en tanta dropina va entrá de tan mirá an aquella, que no fotíe brot, sino que mil vegades al día, ara a la finestra, ara a la porta y ara al pati corríe pera vórela, y ella, segóns los consells de Bruno, li donabe ocasións. Bruno se ocupabe de les seues embaixades y de part della a vegades les hi donabe: cuan ella no estabe allí, que ere la majó part del tems, li fée arribá cartes della a les que li donabe grans esperanses (com Dickens faríe uns siglos después) als seus dessichos, mostrán que estabe a casa dels seus paréns, aon ell entonses no podíe vórela. Y de esta guisa, Bruno y Buffalmacco traíen de Calandrino la chalera mes gran del món, fen que los donare alguna vegada, com si u demanare la Siñora, una pinta de marfil, una bossa, una navalleta y atres chucheríes, donánli a cambi algunes sortijetes falses sense valor en les que Calandrino fée festes maravilloses; y ademés de aixó li traíen bones berenes y atres convits, per está ocupats dels seus assuntos.

Habénlo entretingut uns dos mesos de esta forma sense habé fet mes, veén Calandrino que la faena a la torre se anabe acabán y pensán que, si no portabe a efecte lo seu amor abáns de que estiguere acabada la faena, may mes podríe conseguíu, va escomensá a importuná mol y a solissitá a Bruno; per naixó, habén vingut la jove, com ya Bruno habíe arreglat en Filippo y en ella lo que se habíe de fé, li va di a Calandrino:

- Mira, compare, esta dona me ha prometut mes de mil vegades fé lo que tú vullgues y después no fa res, y me pareix que te está prenén lo pel; y per naixó, com no fa lo que prometix, lay farem fé, vullgue o no, aixó si tú vols.

Va contestá Calandrino:

- ¡Sí!, sí, per l´amor de Deu, fému pronte.

Va di Bruno:

- ¿Tindrás lo valor de tocála en un breve que te donaré yo?

Va di Calandrino:

- Claro que sí.

- Pos - va di Bruno - búscam un tros de pergamino notato y una rata penada viva y tres granets de incienso y una vela beneída, y díxam fé.

Calandrino se va passá tota la nit siguién intentán enchampá un rat penat en trampes y al final lo va cassá, y en les atres coses les hi va portá a Bruno. Este, retiránse a una alcoba, va escriure al pergamino sertes coses estrafalaries, lay va portá y li va di:
- Calandrino, entératen de que si la toques en este escrit, vindrá en seguida detrás de tú y fará lo que vullgues. Si Filippo sen va avui an algún puesto, arrímat de consevol manera, tócala y vésten a la pallissa que está aquí a la vora, que es lo milló puesto que trobaréu, perque no hi entre may dingú, vorás que ella acudix allí, y cuan estigue allí be saps lo que tens que fé.

Calandrino se va sentí lo home mes felís del món y prenén lo escrit va di:
- Compare, díxam fé a mí.

Nello, del que Calandrino casi se amagabe, se divertíe en este assunto tan com los atres y en ells interveníe a la burla; y per naixó, tal com Bruno li habíe manat, sen va aná a Florencia a vore a doña Tessa, la dona de Calandrino, y li va di:

- Tessa, saps cuáns cops te va fotre Calandrino sense raó lo día que va torná carregat com un ase catalá en les pedres del Muñone, y per naixó vull que te vengos: y si no u fas, no me tingues mes per parén ni per amic. Se ha enamorat de una dona de allá dal, y es tan marrana que va tancánse en ell moltes vegades, y avui mateix han quedat pera está juns; y per naixó vull que te vengos, que lo vigilos y lo castigos be.

Al sentí la dona aixó, no li va pareixe de broma, sino que eixecánse va escomensá a di:
- Ay, lladre públic, ¿assó me fas? Per la creu de Cristo, me les pagarás totes juntes.
Y prenén la seua toquilla y una sagaleta de compañera, enseguida, casi corrén en ves de caminán, en Nello sen van aná cap a la torre. Veénla vindre Bruno de lluñ, li va di a Filippo: - Ya ve lo nostre amic.

Filippo, anán aon Calandrino y los atres pintaben, va di:
- Maestres, men ting que aná a Florencia ara mateix: traballéu en ganes, que ya casi u teníu. Y fen vore que sen anabe, se va amagá a una part aon podíe, sense sé vist, vore lo que fée Calandrino. Calandrino, cuan va pensá que Filippo ya estabe prou lluñ, va baixá al pati aon va trobá sola a Niccolosa; y entrán en ella en conversa, y ella, que sabíe be lo que teníe que fé, arrimánseli, en mes familiaridat que la que li habíe mostrat li va mostrá, en lo que Calandrino la va tocá en lo pergamino. Y cuan la habíe tocat, sense di res, va adressá les passes cap a la pallissa, cap aon Niccolosa lo va seguí; y, entrán los dos a dins, ajuntada la porta va abrassá a Calandrino y damún de la palla que estabe an terra lo va aviá, y saltánli damún, espatarrada y ficánli les mans als muscles, sense dixá que li arrimare la cara, com en gran dessich lo mirabe dién:

- Oh, dols Calandrino meu, alma meua, be meu, descáns meu, ¡cuán tems hay dessichat tíndret! En la teua amabilidat me has robat lo cordó de la camisa, me has encadenat lo cor en lo rabel: ¿pot sé verdat que te tinga aquí?

Calandrino, casi sense pugué sorollás, díe:

- ¡Ah!, dolsa alma meua, díxam besát.

Niccolosa díe:

- ¡Quína pressa tens! díxam primé vóret al meu gust: ¡díxam omplím los ulls en esta dolsa cara teua!

Bruno y Buffalmacco sen habíen anat aon Filippo y los tres veíen y sentíen aixó; y anán ya Calandrino a besá a Niccolosa, en aixó que arriben Nello en doña Tessa. Este, al arribá, va di: - Votovadell, que están juns - y arrimánse a la porta de la pallissa, la dona, que petabe de rabia, lo va espentá y lo va fé anássen, y entrán a dins com una furia va vore a Niccolosa montán a Calandrino. Esta, al vore a la dona, se va eixecá de un bot, va fugí y sen va aná aon estabe Filippo. Doña Tessa va corre en les ungles cap a la cara de Calandrino que encara estabe tombat, y lay va esgarrapá tota; y agarránlo del pel y tiránlo de aquí cap allá li va escomensá a di:
- Gos brut deshonrat, ¿aixina que aixó me fas? agüelo tonto, maldit sigue lo día en que te vach voldre: ¿aixina que no tens prou faena a casa teua que vas treballán a les atres? ¡Vaya un bon enamorat! ¿No te coneixes, desgrassiat?, ¿no te coneixes, malnaixcut?, que exprimínte tot sansé no ixiríe suc ni pera una salsa. Per Deu que no ere la Tessa qui te va preñá, ¡que Deu la confongue an eixa sigue qui sigue, que ya es prou trist tindre gust per una joyeta tan bona com tú eres!
Calandrino, al vore vindre a la seua dona, se va quedá entre mort y viu, y no se va atreví a deféndres de cap manera. Esgarrapat, pelat y despelussat, arreplegán la capa y eixecánse, va escomensá humilmen a demanáli a la seua dona que no cridare si no volíe que lo tallaren a trossets perque aquella que estabe en ell ere la dona del amo de la casa. La dona va di:

- ¡Pos que Deu li dono mala ventura!

Bruno y Buffalmacco, que en Filippo y Niccolosa sen habíen enrit de este assunto al seu gust, fen vore que acudíen al abalot, después de moltes histories, van tranquilisá a la dona, y li van doná a Calandrino lo consell de que sen anare a Florencia y no tornare per allí, pera que Filippo, si algo sentiguere de aixó, no li faiguere cap mal. Aixina pos, Calandrino, triste y apocadet, pelat y esgarrañat sen va torná cap a Florencia, y no se va atreví a torná a la torre. Molestat día y nit per les reprimendes y amonestassións de la seua dona, lo seu ardén amor va acabá, habén fet riure mol als seus amics, a Niccolosa y a Filippo.


Calandrino se enamore de una jove, Bruno li fa un breve a un pergamino, y al tocála en ell, sen va en ell; y sén trobat per la seua dona, tenen una gravíssima riña.