Mostrando las entradas para la consulta vi negre ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta vi negre ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de enero de 2021

JORNADA NOVENA. NOVELA OCTAVA.

JORNADA NOVENA. NOVELA OCTAVA.

Biondello li fa una burla a Ciacco en un amorsá, y Ciacco se vengue fénlo esbatussá de valén.


Biondello li fa una burla a Ciacco en un amorsá, y Ciacco se vengue fénlo esbatussá de valén.

Tots los de la alegre compañía van di que lo que Talano habíe vist dormín no habíe sigut un somni, sino una visió, si es que exactamen, sense faltá res, habíe passat aixina.
Pero, callán tots, li va maná la reina a Laureta que continuare, y ella va di:
Com estos, mol sabudes siñores, que avui antes que yo han parlat, casi tots han parlat de alguna cosa abáns dita, aixina me mou a mí la severa venjansa (contada ahir per Pampínea) que va pendre lo escolá, a parlá de una mol dura peral que la va patí, encara que no fore tan cruel, y per naixó tos dic que:

Vivín a Florencia un que se díe Ciacco, home mes fart que consevol que haigue existit, y no podén les seues possibilidats aguantá los gastos que la seua fam li requeríen, com ere mol cortés y se sabíe bones dites ingenioses, se va dedicá a sé no propiamen bufón pero sí motejadó, y a tratá en los rics que chalaben minján coses bones; y en estos amorsáe y sopáe, encara que no fore sempre invitat, mol assobín. Ñabíe en aquells tems a Florencia un que se díe Biondello, menut, chaparret, mol cortés y mes llimpio que una patena, en una boineta al cap, en la seua meleneta rubia y sense cap pel descolocat, que teníe lo mateix ofissi que Ciacco; este, habén anat un matí de cuaresma allá aon se ven lo peix y comprat dos gordíssimes lamprees pera micer Vieri de los Cerchi, va sé vist per Ciacco, que, arrimánse a Biondello li va di: - ¿Qué fas en aixó?

A lo que Biondello va contestá: - Ahí de tarde ni van enviá tres encara mes hermoses que estes y un esturió a micer Corso Donati, y no tenínne prou pera pugué donáls de minjá a uns gentilhomens, me ha manat comprán dos mes: ¿no vindrás tú?

Va contestá Ciacco: - be saps que sí que vindré.

Y cuan li va pareixe oportú, sen va aná cap a casa de micer Corso, y lo va trobá en uns veíns seus, que encara no habíen anat a minjá. Al preguntáli qué fée per allí, va contestá: - Siñó, ving a amorsá en vos y la vostra compañía.

A lo que micer Corso va di: - Eres benvingut, y com ya es hora, anémi.

Assentánse, pos, a la taula, primé van minjá sigróns y atún en salmuera, y después peixets del Arno fregits, y res mes. Ciacco, donánsen cuenta del engañ de Biondello y no poc enfadat, se va proposá félay pagá; y no van passá mols díes sense que se trobare en ell, que ya habíe fet riure a mols en aquella burla. Biondello, al vórel, lo va saludá, y enriénsen li va preguntá qué tal estaben les lamprees de micer Corso; a lo que va contestá Ciacco: - Abáns de que passon vuit díes u sabrás mol milló que yo.
Y sense doná tregua al assunto, separánse de Biondello, va ajustá lo preu en un truhán y, donánli una botellota de vidre, lo va portá a la llonja de los Cavicciuli y va apuntá cap a un caballé de nom Filippo Argenti, home gran, nervut y fort, irritable, furo y coléric com cap atre, y li va di:

- Te arrimes an ell en esta botellota a la ma y li dius aixó: «Siñó, me envíe Biondello a rogátos que vullgáu enrochíli esta botellota en lo vostre bon vi negre, que se vol divertí un rato en los seus compinches». Y ojito de que no te fico les mans damún, perque u sentiríes y espentolaríes l´assunto.

Va di lo truhán: - ¿Ting que díli algo mes?

Va di Ciacco: - No, vésten; y cuan li haigues dit assó, torna aquí en la botella, que yo te pagaré. Arrencán a caminá, pos, lo truhán, li va doná la embaixada a micer Filippo.
Micer Filippo, al sentíl, com teníe poc aguante, pensán que Biondello, al que coneixíe, sen volíe enfotre dell, en la cara tota colorada, va di:

- ¿Quín «enrochí» y quíns «compinches» són eixos, que Deu tos confundixque a tú y an ell? Se va alsá y va estendre lo bras pera agarrá al truhán, pero este, com estabe advertit, va sé rápit y va eixí fugín, y per un atre camí va torná aon estabe Ciacco, que tot u habíe vist, y li va di lo que micer Filippo habíe dit.
Ciacco, contén, li va pagá y no va descansá hasta trobá a Biondello, al que li va di:

- ¿Has anat últimamen per la llonja dels Cavicciuli?

Va contestá Biondello: - No, gens; ¿per qué me u preguntes?

Va di Ciacco: - Perque puc dít que micer Filippo te está buscán; no sé qué voldrá.
Va di entonses Biondello: - Be, men vach cap a allá y parlaré en ell.

Al anássen Biondello, Ciacco lo va aná seguín pera vore en qué parabe l´assunto.
Micer Filippo, com no habíe pogut agarrá al truhán, se habíe quedat mol enfadat y se rossegabe per dins, repetínse les paraules del carnús y creén que Biondello, a instansies de qui fore, sen enfotíe dell; y mentres estabe aixina, en aixó que apareix Biondello.
En cuan lo va vore, ixín al trobál, li va fotre al mich de la cara una puñada com una massolada.

- ¡Ay!, siñó - va di Biondello -, ¿qué es aixó?

Micer Filippo, agarránlo dels pels, arrencánli la boineta del cap de una clatellada, aviánli lo capuchó per enterra, y sense dixá de fótreli cops, díe:

- Traidó, be vorás lo que es aixó; ¿de qué «enrochím» y de quíns «compinches» envíes a que me parlon? ¿Te pareixco un sagalet al que se li poden gastá bromes?
Y dién aixó, en los puñs de ferro que teníe, li va desfé la cara y no li va dixá al cap cap pel al seu puesto, lay va estorrufá tot, y revolcánlo pel fang, li va esgarrá tota la roba que portabe damún; y tan se aplicabe en alló que ni una vegada desde que va escomensá lo varandel va pugué Biondello díli cap paraula ni preguntáli per qué li fée aixó; habíe sentit lo del «enrochím» y los «compinches», pero no sabíe qué volíe di. Al remat, habénlo esbatussat micer Filippo y com ñabíe molta gen al voltán, com van pugué lay van arrencá de les mans, desgreñat y desastrat, y li van preguntá per qué habíe enviat a díli alló, que an aquelles altures ya teníe que sabé que micer Filippo no de la broma.
Biondello, plorán, se excusabe y díe que no habíe enviat a dingú a demanáli vi a micer Filippo; y después de asserenás una mica, trist y dolorit sen va entorná cap a casa, pensán que alló habíe sigut obra de Ciacco. Y después de mols díes, cuan ya se ni habíen anat los cardenals o les moradures de la cara, va escomensá a eixí de casa, y lo va trobá Ciacco, y enriénsen li va preguntá:
- Biondello, ¿qué tal te va pareixe lo vi de micer Filippo?

Va contestá Biondello: - ¡Aixina hagueres tingut que paí tú les lamprees de micer Corso! Entonses va di Ciacco: - Ara depén de tú: sempre que vullgues fém minjá tan be com me vas fé, te donaré de beure tan be com te hay donat.
Biondello, que habíe adeprés la llissó o lecsió, desde entonses se va guardá de enfótressen dell.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Esborrem el racisme del llenguatge !

Esborrem el racisme del llenguatge !


bras de gitano, pastís llarg i enrodillat



diners negres, B

vi negre, tonalitat intensa

figa de moro, fruita que punxa


Extracto de un libro de Jordi Pujol publicado en 1976 donde da su visión sobre la inmigración en Catalunya.
"El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido, es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. "
el reino del soneto Jordi Pujol y los andaluces

El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido, es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual.


Fernando I de Aragó li díe MORO a Mule Bucayde:
Núm. 7. Reg. 401.

Don Ferrando etc. Enviamos muyto a saludar a vos el alto grande honrado exalçado alabado entre los moros Mule Bucayde rey de Benamojin e de Fez nuestro muy caro et muy amado hermano et amigo como aquell pora quien querriemos que Dios diesse tanta vida et salut con honra quanta vos mismo deseades. Alto grande honrado exalçado alabado entre los moros nuestro muy caro e muy amado hermano et amigo: fazemosvos saber que por la gracia de Dios mediante la virgen Santa Maria nuestra senyora e advocada en quien nos havemos gran devocion las nueve personas que estaven en Caspe que fueron deputadas por todos los regnos et tierras sotsmesas a la nuestra reyal corona Daragon para envestigar et declarar a quien pertenescia por justicia la succession de los ditos nuestros regnos a XXVIII dias del mes de junio deste anyo pasado todos de una concordia declararon pertenescer a nos por justicia la succession de los ditos nuestros regnos e tierras la qual
declaracion nos fue intimada por part de las ditas nueve personas stando nos a la ciudat de Cuenque en el regno de Castiella e requierido que deviessemos tomar la possesion e fieldat de los ditos nuestros regnos et los paramientos del nuestro regno Daragon et del principado de Cathalunya et del regno de Valencia: e todas las ciudades e villas et lugares de los ditos nuestros regnos enviaron a nos sus solempnes ambaxadores a nos rescebir ante que entrassemos en estos nuestros regnos e despues que en ellos fuemos los quales en nombre de los parlamientos ciudades villas lugares nos besaron la mano por su rey et por su senyor et veniemos a la nuestra ciudat de Çaragoga et todas las ciudades et villas et lugares de los ditos nuestros regnos sabida la nueva de nuestra declaracion ovieron gran consolacion por seer fallado que a nos pertenescia por justicia la dita succession: e las universidades de nuestros regnos e prelados religiosos condes barones cavalleros dellos ovieron gran alegria e goyo con la dita declaracion e fizeron grandes alegrias e solempnas professiones e nos recebieron muy solempnament assi en la ciudat de Çaragoça como en las otras ciudades e villas de los nuestros regnos et celebramos cortes en la dita ciudat de Çaragoça en los quales todos los nuestros vassallos del dito regno Daragon nos juraron et besaron la mano como a su rey et senyor et esso mismo juraron a nuestro primogenito de haverlo por rey et senyor depues de nuestros dias. Et por la gracia de Dios tenemos en bueno et pacifico stamiento et sosiego todos nuestros regnos sin otra contradiccion alguna assin como si desde que nasciemos fueramos rey dellos et assi mesmo el conde Durgell el duque de Gandia e don Frederich que demandaven los ditos nuestros regnos como competitores nos han obedescido et jurado por su rey et senyor: e despues de esto somos venido en esta nuestra ciudat de Barchinona onde agora stamos en la qual nos fue feyta la mayor solempnidat que nunca se fizo a ningun rey de nuestros predecessores en la qual todos los prelados condes nobles cavalleros universidades del nuestro principado de Cathalunya nos han jurado por su rey e por su senyor: lo qual muy caro e muy amado hermano et amigo vos fazemos saber porque somos cierto que vos plazera dello assin como a nos plazeria de todo vuestro bien et honor. Et assi mismo vos certificamos que nos havemos hovido muyt grant plazer alegria del vencimiento et bienandança que agora sopiemos que Dios vos ha dado de vuestro enemigo. Certificamosvos que el rey de Castiella nuestro muy caro et muy amado sobrino et nos somos priestos de guardar vuestra honra et fazer por vos et por vuestra casa todo lo que buenament pudiessemos fazer: por esto muy caro e muy amado hermano et amigo rogamosvos que siempre nos scrivades de vuestra salut et bienandança car en saber della seremos muy alegre et otrosi que vos plega enviarnos a Gonçalve nuestro escudero que a vos havemos enviado por vuestras occupaciones que havedes tenido: e sobre esto enviamos alia a maestre Alfonso Hernandez de Cordova al qual vos rogamos quel hayades recomendado. Scrita en la nuestra ciudat de Barchinona dius nuestro siello secreto a VII dias de janero del anyo de la natividad de nuestro Senyor MCCCCXIII (07-01-1413).
- Rex Ferrandus. - Johannes de Tudela mandato regis facto ad relationem Didaci Ferdinandi de Vadillo secretarii.  

viernes, 20 de noviembre de 2020

Tragedia

Una nit maravillosa va acabá en tragedia; dingú podíe entendre cóm de un momén a un atre se va passá de tanta alegría a tan gran doló y tristesa

Tot estabe mol tranquil, normal, enriénmon mol, passánu be; y de repén tot va cambiá.
No hay parat de plorá desde entonses, un doló tan gran no lo vull torná a patí may mes.
A dingú li dessicho vore alló, escoltá eixos crits de temó, de pánic:
AGÁRRALA! QUE NO CAIGUE! NO LA SOLTOS!

Y no vam pugué fé res. Me va caure la milló botella de vi negre que teníem an terra, y cap dels que estáem la vam pugué salvá.


Una nit maravillosa va acabá en tragedia; dingú podíe entendre cóm de un momén a un atre se va passá de tanta alegría a tan gran doló y tristesa.



sábado, 2 de marzo de 2024

Lexique roman; Feble, Fible, Freble - Feculent


Feble, Fible, Freble, adj., lat. flebilem, faible, fragile. 

Ad home feble et a malaude. 

Mas sy el era malaudes o fibles. Liv. de Sydrac, fol. 80 et 22.

(chap. A home débil, frágil, y a dolén. 

Pero si ell estabe dolén o débil.)

A homme faible et à malade.

Mais s'il était malade ou faible.

Cel non es bos que a frebla scala s te. Poëme sur Boèce.

Celui-là n'est pas bon qui se tient à faible échelle. 

El temps de la febla moneda.

Tit. de 1316. DOAT, t. LI, fol. 452. 

Au temps de la monnaie faible.

Fig. Nos em totz paures de poder, et tan fibles en tota virtutz.

V. et Vert., fol. 45.

Nous sommes tous pauvres de pouvoir, et si faibles en toute vertu. 

ANC. CAT. ESP. (débil) Feble.

2. Feblamen, adv., faiblement.

Albres joves e grailes que es pauramen e feblamen mes en terra.

Liv. de Sydrac, fol. 94. 

Arbre jeune et grêle qui est pauvrement et faiblement mis en terre.

ESP. Feblemente. (débilmente)

3. Feblit, adj., affaibli.

Senhors, ara vos membre cum nos teno feblitz. Guillaume de Tudela.

(chap. Siñós, ara tos recordo com mos tenen debilitats, fluixos.)

Seigneur, maintenant qu'il vous souvienne comme ils nous tiennent affaiblis.

4. Febleza, s. f., faiblesse. 

Per la febleza de la servela. Liv. de Sydrac, fol. 78.

(chap. Per la debilidat, fluixera, fragilidat del servell; com lo de Manel Riu Fillat.)

Par la faiblesse de la cervelle. 

ANC. CAT. Feblea. (N. E. Esta palabra huele a lengua valenciana, como pobrea y otras: https://llengua-valenciana.blogspot.com/2021/05/capitol-lxxxviii-hermopolois-egypte-7-anys-estrema-pobrea.html)

5. Febletat, s. f., faiblesse, fragilité. 

Per la febletat del estomac.

Aisso lor ave de febletat de cor. Liv. de Sydrac, fol. 80 et 74.

Par la faiblesse de l'estomac.

Cela leur advient de faiblesse de courage.

ANC. FR. Par defaute de Roiz, è par sa fiebleté.

Roman de Rou, v. 1821. 

ANC. ESP. Febledad. (MOD. debilidad)

6. Feblezir, v., faiblir, affaiblir, plier.

Meravil me cum puesc en pes tener,

Si m feblezis e m fai tremblar e fondre. 

Izarn Risols: Aylas tant suy. 

Jo m'étonne comment je puis tenir en pieds, tant m'affaiblit et me fait trembler et fondre. 

Part. pas. En greu pantais sui feblezitz, 

Per lieis cui beutatz volc formar. 

B. de Ventadour: Quan lo boscatges. 

Je suis affaibli en pénibles rêves, par celle que la beauté voulut former.

Mas lo trichament seria

Feblesitz.

B. Martin: Companho per. 

Mais la tromperie serait affaiblie. 

ANC. FR. E li dus alouent fébléiant.

Roman de Rou, v. 8629.

7. Afeblir, Aflebir, v., faiblir, affaiblir.

El comenset ad aflebir e esser agreviat de malautia.

Hist. abr. de la Bible, fol. 23. 

Il commença à faiblir et à être affecté de maladie.

La filha de la regina s' afebli, e mori de fam.

(chap. La filla de la reina se va debilitá, y se va morí de fam. Aixó u podéu lligí a la Prise de Jérusalem transcrita per Chabaneau.)

Abr. de l'Ancien et du N.-T., fol. 37.

La fille de la reine s'affaiblit, et mourut de faim.

Quan cuias esforsar, tu aflebis.

Roman de Gerard de Rossillon, fol. 44. 

Quand tu penses renforcer, tu faiblis. 

Part. prés. Quan lo caps dol, van li membr' afeblen.

Pons Santeuil: Marritz. 

Quand la tête souffre, les membres vont faiblissant. 

ANC. FR. Tant jut e tant juna ke mult fu aflebiz... 

Mult sunt li bon e li hardi 

Amenuisé et afiébli.

Roman de Rou, v. 3134 et 6750.

ANC. CAT. Afeblir.

8. Afeblezir, v., affaiblir.

Lhi afeblezis la servela. Liv. de Sydrac, fol. 75. 

Lui affaiblit la cervelle. 

ESP. Afeblecer (MOD. debilitar).

9. Aflebriar, v., faiblir, affaiblir.

Per que s'anet mos cors aflebeian.

(chap. Per lo que mon cor se va aná debilitán, afluixán.)

Bertrand de Born: Fuilhetas vos mi.

C'est pourquoi mon coeur s'alla faiblissant.

Ce mot est remplacé dans quelques manuscrits par afreollan.

(chap. afollá, afollás, pedre li fruit, abortá.)

ANC. FR. Tant estoient *afebloié que il ne pooient mès souffrir les assaulz. Rec. des hist. de Fr., t. V, p. 260.

Car vieus est et afebloiez.

Roman de Dolopatos, v. 350. 

Ils afoibloierent et perdirent si du tout leur nom et leur force.

Joinville, p. 188.

10. Enfeblir, v., faiblir, plier. 

L' albres comens' a enfeblir. Liv. de Sydrac, fol. 73.

L'arbre commence à plier.

11. Enfeblezir, Enflebecir, v., faiblir, plier, affaiblir.

Enfeblezisc lo cor e 'l sen.

Giraud de Borneil: Plaing e. 

Affaiblit le coeur et le sens.

Part. pas. No s'es meravilha si 's totz enflebecis.

Roman de Fierabras, v. 1236. 

Ce n'est merveille s'il est tout affaibli.

- Infirmer, invalider.

Revocatz, enfeblezitz ni annulatz.

(chap. Revocats, invalidats y anulats.)

Tit. de 1431. Bordeaux, bibl. Monteil. 

Révoqués, infirmés et annulés.


Febre, s. f., lat. febrem, fièvre.

El jagues XIIII ans de la febre cartana.

Guillaume de la Tour: Un sirventes. 

Il gésit quatorze ans de la fièvre quarte. 

Dieus m'a dada febre tersana dobla.

(chap. Deu m'ha donada febre o fiebre tersana doble.) 

R. Gaucelm de Beziers: Dieus m'a. 

Dieu m'a donné fièvre tierce double.

Sinon febr' aguda vos destrenha 'ls costatz.

Albert de Sisteron: Dompna.  

Sinon que fièvre aiguë vous serre les côtés. 

Val contra febres quartana et cothidiana. 

Eluc. de las propr., fol. 201. 

Vaut contre fièvres quarte et quotidienne.

CAT. Febra. ESP. Fiebre. PORT. Febre. IT. Febbre. (chap. fiebre, fiebres.)

2. Febros, adj., fiévreux.

Co hom febros e malaute. 

Estara febros.

V. et Vert., fol. 100 et 147. 

Comme homme fiévreux et malade. 

Sera fiévreux. 

Boc... totz temps es febros.

(chap. Lo choto (mascle de la cabra)... está tot lo tems febrós: mogut, cachondo – com Arturico Quintanilla y Fuentecica.)

Eluc. de las propr., fol. 252.

Bouc... est toujours fiévreux.

ANC. FR. Homs devient à force amorox

Tot ensement comme fiévrox. 

Roman de Partonopex de Blois. Not. des Mss. t. IX, p. 72. 

CAT. Febros. PORT. Febroso. IT. Febbroso. (chap. Febrós, febrosos, febrosa, febroses.)

3. Febril, adj., lat. febrilis, fébrile. 

Per accio de calor febril. Eluc. de las propr., fol. 81.

Par action de chaleur fébrile.

ESP. PORT. Febril. IT. Febbrile.

4. Febricitar, v., lat. febricitare, être fébricitant, avoir la fièvre.

Fa febricitar.

Eluc. de las propr., fol. 90. 

Fait être fébricitant. 

Part. prés. So febricitans d'aguda febre. 

Subst. Donat a febricitans. Eluc. de las propr., fol. 85 et 200.

Sont fébricitants de fièvre aiguë. 

Donné à fébricitant. 

ESP. PORT. Febricitar. IT. Febricitare, febbricitare.

5. Afebrit, adj., fiévreux.

Plus que deguns malautes cant estay afebritz. V. de S. Honorat.

Plus que nul malade quand il est fiévreux.


Febrier, s. m., lat. februarius, février.

Ges autres vergiers 

No fai fuilhar mars ni febriers.

Bertrand de Born: Fuilhetas ges. 

Mars ni février ne fait point feuiller autres vergers.

CAT. Febrer. ESP. Febrero. PORT. Fevereiro. IT. Febbraio. (chap. Febré.)


Febus, s. m., lat. Phoebus, Phébus. 

Apelavo 'l Febus, que vol dire bel.

Eluc. de las propr., fol. 116. 

L'appelaient Phébus, qui veut dire beau.

ESP. PORT. Febo.

Apelavo 'l Febus, que vol dire bel


Fec, Fetz, s. f., lat. faex, lie, sédiment, matière fécale.

Pois pogra leu issir fecs.

A. Daniel: Pus En Raimons. 

Puis pourrait facilement sortir matière fécale. 

Tartari es rauza o fetz de vi en l'estrem del tonel indurzida.

Melancolia es humor espessa et grossa, de la fetz del sanc engendrada... et engendra si el sanc, cum la fetz el vi.

Eluc. de las propr., fol. 193 et 31. 

Tartre est sédiment ou lie de vin durcie au fond du tonneau.

(chap. Lo tartáric es solada, sedimén del vi endurit al fondo, sol, del carretell.)

Mélancolie est humeur épaisse et grosse, engendrée de la lie du sang... et s'engendre au sang, comme la lie au vin.

ANC. CAT. PLUR. Feces. ANC. ESP. (MOD. hez, heces) PORT. Fez. 

IT. Feccia. (chap. si parlem de merda: heces. Si parlem del vi, carretell, o del oli del tinet: solada, solades, lo que está al sol o anterra, com tamé poden sé olives, ameles, prunes, etc. Si parlem de la sequia: tarquí, fang negre del cul de la sequia, que se ha de aná traén de cuan en cuan.)


Feculent, adj., lat. feculentus, épais, féculent.

Si... sanc es mot feculent. Trad. d'Albucasis, fol. 55.

(chap. Si la sang es mol espessa, feculenta.)

Si... le sang est moult épais.

ESP. PORT. Feculento. (chap. feculén, feculens, feculenta, feculentes: espés, espessos, espessa, espesses; almidonat, almidonats, almidonada, almidonades; farinós, farinosos, farinosa, farinoses; que té fécula, com lo puré de pataca, pataques, farinetes, etc.)

miércoles, 6 de enero de 2021

Lo Camí, III.

Lo Camí a Amazon (tapa blana)


III.

La vall... aquella vall significabe mol pera Daniel, lo Mussol. Ben mirat, u significabe tot pera nell. A la valleta habíe naixcut y, en onse añs, may va crusá la cadena de altes montañes que la voltaben y tancaben. Ni va experimentá la nessessidat de féu.

A vegades, Daniel, lo Mussol, pensabe que son pare, y lo mossen, y lo maestre, teníen raó, que la seua vall ere com una gran olla independén, absolutamén aislada del exterió. Y, sin embargo, no ere aixina; la vall teníe lo seu cordó del melic, un doble cordó umbilical, milló dit, que la vitalisabe: la vía de ferro: lo carril de ferro: ferrocarril y la carretera. Les dos víes atravessaben la vall de sur a nort, proveníen dels pardos y ressecs plans de Castilla y buscaben lo pla blau del mar. Constituíen, pos, lo enllás de dos inmensos móns contraposats. Al seu trayecte per la vall, la vía, la carretera y lo riu - que se ajuntabe en elles después de aviás per un frenessí de rapits y torrenteres desde la punta del Pic Rando - se entrecrusaben una y mil vegades, creán una inquieta topografía de pons, tunels, passos a nivell y viaductes.

A la primavera y estiu, Roc, lo Moñigo, y Daniel, lo Mussol, solíen assentás, al caure la tarde, a consevol miradó y desde allí ataullaben, agobiats per una unsió casi religiosa, la inmensa amplada de la vall. La vía del tren y la carretera dibuixaben, al fondo, violéns y frecuéns zigzags; a vegades se buscaben, datres se repelíen, pero sempre, en aquella perspectiva, eren com dos blangs estels uberts entre la verdó compacta dels prats y los panissals. A la distansia, los trens, los automóvils y les blanques masades teníen proporsións de figures chicotetes del naiximén o Belén, increíblemen lluñanes y, al mateix tems, incomprensiblemen próximes y manejables. A vegades se divisaben dos y tres trens simultáneamen, cada un en lo seu negre penacho de fum penjat de la atmósfera, trencán la uniformidat vegetal dels prats. ¡Fée goch vore eixí les locomotores de les boques dels túnels! Ixíen com los grills cuan lo Moñigo o ell pixaben, hasta ameráls y inundáls, los caus dels pobres bichos. Locomotora y grill evidensiaben, al eixí de los seus forigóns, una mateixa expresió de esglay y ofec. Li agradabe al Mussol sentí la quietut serena y reposada de la vall, contemplá lo conglomerat de prats, dividits en parseles, parades, bancals, faixes, y com esquichats de masades desperdigolades. Y, alguna vegada, les taques fosques y espesses dels bosques de castañés o la tonalidat clara y mate de les aglomerassións de eucaliptos. Allá de allá, per tot arreu, les montañes, que, segóns la estassió y lo orache, cambiaben la seua contextura, passán de una extraña ingravidés vegetal a una solidés densa, mineral y plomisa dels díes entaragañats.

Al Mussol li agradabe alló mes que res, potsé, tamé, perque no coneixíe datra cosa.
Li agradabe constatá lo paralisat estupor dels campos y la verdó frenética de la vall y les raches de soroll y velossidat que la sivilissassió enviabe de cuan en cuan, en una exactitut casi cronométrica. Moltes tardes, dabán de la inmovilidat y lo silensio de la Naturalesa, perdíen la nossió del tems y la nit sels fotíe damún. La bóveda del sel anabe poblanse de estrels, y Roc, lo Moñigo, se acolloníe per una espessie de temó astral.
Ere en estos casos, de nit y lluñ del món, cuan a Roc, lo Moñigo, se li ocurríen idees inverossímils, pensaméns que normalmen no lo inquietaben. Va di una vegada:

- Mussol, ¿Es possible que si caiguere un estel de eixos no arribo may al fondo?

Daniel, lo Mussol, va mirá al seu amic, sense enténdrel.

- No sé lo que me vols di - va contestá.

Lo Moñigo luchabe en la seua defissiensia de expresió. Va gesticulá repetidamen en les mans, y, al final, va di:

- Los estrels están al aire, ¿no es assó?

- Assó es.

- Y la terra está al aire tamé, com un estrel, ¿verdat? - va afegí.

- Sí; al menos aixó diu lo maestre.

- Bueno, pos es lo que te dic. Si un estrel se despenje y no choque ni en la terra ni en datre estrel, ¿no arribe may al fondo? ¿Es que eixe aire que los volte no se acabe may?

Daniel, lo Mussol, se va quedá pensán un momén. Escomensabe a dominál tamé an ell un indefinible dessassosec cósmic. La veu va eixí de la seua gola indessisa y aguda com un gañit.

- Moñigo.

- ¿Qué?

- No me faigues eixes preguntes; me marejo.

- ¿Te marejes o te assustes?

- Pot sé les dos coses - va admití.

Sen va enriure lo Moñigo.

- Te diré una cosa - va di después.

- ¿Qué?

- Tamé a mí me fan temó los estels y totes eixes coses que no se abarquen o no se acaben may. Pero no lay digues a dingú, ¿sens? per res del món voldría que sen enterare de aixó man germana Sara.

Lo Moñigo triabe sempre estos moméns de repós solitari pera les seues confidensies.
Les altíssimes montañes, en les seues ressies crestes retallades damún del horizonte, li donaben al Moñigo una irritán impresió de insignificansia. Si la Sara, pensabe Daniel, lo Mussol, sapiguere lo pun flaco del Moñigo, podríe, fássilmen, apretál a un puñ. Pero, naturalmen, per la seua part, no u sabríe may. Sara ere una mossa antipática y cruel, y Roc lo seu milló amic. ¡Que adivinare ella la po indefinible que al Moñigo li inspiraben los estrels!

Al torná, ya de nit, al poble, se fée mes notoria y perseptible la vibrassió vital de la vall.

Los trens pitaben a les estassións escampades y los seus chulits esgarraben la atmósfera com a navallades. La terra exhalabe un agradable braf de humitat y fem de vaca. Tamé faie auló, en mes o menos forsa, la herba segóns lo estat del sel o la frecuensia de les plogudes.

A Daniel, lo Mussol, li enchisaben estes aulós, com li agradabe escoltá a la quietut de la nit lo muuu de una vaca o lo lamén chirrián de una carreta de bueys avansán a trompicóns.

Al estiu, en lo cambi de hora, tornaben al poble encara de día. Solíen caminá per damún del túnel, trián la hora del pas del tranvía interprovinsial. Tombats damún del roquissal, assomán lo nas al single, los dos mossos aguardaben impassiéns la arribada del tren.
La vuida ressonansia de la vall los portabe als oíts, en molta antelassió, la proximidat del convoy. Y, cuan lo tren eixíe del túnel, voltat per un núgol de fum denso, los fée estornudá y riure en espasmódiques carcañades. Y lo tren se desllissabe daball dels seus ulls, lento y traqueteján, monótono, casi al alcáns de la ma. Desde allí, per una sendeta de cabres, baixaben hasta la carretera. Lo riu passabe per daball del pon, en un brogit de catarata. Ere una corrén de montaña que baixabe en molta forsa entre grans roques reassies a la erosió. Lo soroll de les aigües se remansabe, vin metros mes aball, al Toll o Badina del Inglés, aon ells se bañaben a les tardes de samorda, bascoses, del estiu.

A la confluensia del riu y la carretera, a un kilómetro aball del poble, estabe la taberna de Quino, lo Manco.


Daniel, lo Mussol, recordabe los bons tems, los tems de les transacsións fássils y barates. Entonses, lo Manco, per una perra chica los servíe una tassada de sidra de barril y, damún los donabe conversa. Pero los tems habíen cambiat als radés añs, y ara, Quino, lo Manco, per sing séntims, sol charrabe. La tasca de Quino, lo Manco, estabe casi sempre forra. Lo Manco ere generós hasta la prodigalidat y als tems que corríen ressultabe arriesgat sé generós. A la taberna de Quino, per unes raóns o datres, sol se despachabe ya un vi negre rascadó en lo que mataben la sed los obrés y empleades de la fábrica de taches y claus, que estabe singséns metros riu aball. Mes allá de la taberna, a la esquerra, doblán la radera curva, estabe la formachería de son pare del Mussol.
Enfrente, una mica adentrada als prats, la estassió y, apegada an ella, la caseta alegre, blanca y roija de Cuco, lo factó, encarregat de la ressepsió dels equipaches y del movimén de gen y mercansíes. Después, en plena costa amún, escomensabe lo poble propiamen dit. Ere, lo seu, un poblet menut, retirat y vulgar. Les cases eren de pedra, en galeríes ubertes y penjáns de fusta, generalmen pintades de blau. Esta tonalidat contrastabe, a la primavera y estiu, en lo verd y roch dels geranios que infestaben galeríes y balcóns. La primera casa, a la ma zurda, ere la botica. Anexes o apegades estaben les cuadres, les magnífiques cuadres de don Ramón, lo boticari-alcalde, plenes de gordes, passiéns y majetones vaques. A la porta de la farmassia ñabíe una campaneta, y lo seu repiqueteo distraíe a don Ramón dels seus afáns munissipals pera reintegrál, durán uns minuts, a la seua faena y professió. Seguín costa amún, se topabe un en lo palau de don Antonino, lo marqués, guardat per un muro mol alt de pedra, llisa, inexpugnable; lo talleret del sabaté; l´ajuntamén, en un arcaic escut a la frontera o fachada; la tenda o botiga de les Pestetes y lo seu escaparate mol ben parat y variat; la fonda, en una famosa galería de vidres flanquejabe dos de les cares del edifissi; a la dreta de esta, la plassa cuberta de boñigues y grava y en una fon pública, de dos cañs o chorros, al sentro; tancán la plassa, per l´atre costat, estabe lo edifissi del bang o banc, y, después, tres cases de veíns en los seus jardinets a la part de dabán. Per la dreta, enfrente de la apoteca, estabe la finca de Gerardo, lo Indiano, los seus abres produíen les millós fruites de la comarca; lo corral de Pancho, lo Sensedéu (Sindiós), aon un tems va está instalat lo sine; la taberna del Chano; la forja de Paco, lo ferré, la ferrería; les ofissines de Teléfonos, que regentaben les Llebres; lo bazar de Antonio, lo Buche, y la casa de don José, lo mossen, que teníe la rectoría a la planta baixa. Tresséns metros mes allá, costa aball, estabe la iglesia, tamé de pedra, sense cap estil definit, y en un campanari estirat y pito. Enfrente los nous edifissis de les escoles, pintats en cals o encalats y en les finestres pintades de verd o vert, y la caseta de don Moissés, lo mestre o maestre. Vist aixina, a la ligera, lo poble no se diferensiabe de mols atres. Pero pera Daniel, lo Mussol, tot lo del seu poble ere mol diferén a lo dels demés. Los problemes no eren vulgars, lo seu régim de vida revelabe talento y de casi tots los seus actes emanabe una positiva trassendensia. Un atra cosa es que los demés no vullgueren reconéixeu. Assobín, Daniel, lo Mussol, se parabe a contemplá los sinuosos carreróns, la plassa plena de pasterades y graveta, los penosos edifissis, construits sol en un sentit utilitari. Pero aixó no lo entristíe gens. Los carrés, la plassa y los edifissis no féen un poble, ni li donaben fissonomía. Un poble lo féen los seus habitáns, veíns, pobladós, y la seua historia. Y Daniel, lo Mussol, sabíe que per aquelles carreres cubertes de pastoses boñigues y per les cases que les flanquejaben, van passá homens honorables, que avui eren sombres, pero que li van doná al poble y a la vall un sentit, una armonía, unes costums, un ritmo, un modo propi y peculiá de viure.

¿Que lo poble ere ferosmén individualista y que una corporassió pública tinguere poc que fé, com díe don Ramón, lo alcalde? Be. Lo Mussol no n´enteníe de individualisme, ni de corporassións públiques y no teníe raóns pera negáu. Pero, si ere aixina, los mals consiguiéns no rebassaben lo poble y, después de tot, ells mateixos pagaben los seus propis pecats. ¿Que preferíen no asfaltá la plassa per a que no los pujaren los arbitris? Be. Per aixó la sang no arribaríe al riu, costa aball. "La cosa pública, la res publica, es un desastre", cridabe don Ramón. "Cadaú mire massa lo propi y olvide que ñan coses que són de tots y que se tenen que cuidá", afegíe. Y no ñabíe qui li ficare al cap que eixe egoísme ere flo o puncha, o vissi o virtut de tota una rassa.

Pero, ni per aixó, ni per res, podíen regatejásseli al poble les seues cualidats de efissiensia, seriedat y discressió. Cadaú a lo seu, pero los dropos no son gossos perque no vullguen traballá en les coses dels demés. Lo poble, sense cap duda, ere de una eficássia sobria y de una discressió edificán.
¿Que la Pesteta gran y lo Cuco, lo factó, no eren discrets? Be. A cap pell li falte una piga. Y, en cuan al individualisme del poble, ¿Qué feen los mossos y les mosses los dissaptes per la tarde y los domenges? Don José, lo mossen, que ere un gran san, solíe manifestá, en tristesa: "Es llástima que vigam un a un pera totes les coses y nessessitem emparellámos pera ofendre al siñó". Pero tampoc don José, lo mossen, volíe entendre que eixa sensualidat ere flo o espina, o vissi o pecat de tota una rassa.

martes, 18 de diciembre de 2018

TERSERA JORNADA. NOVELA OCTAVA

Ferondo, habénse pres serts polsets, es enterrat com mort. Lo abad, que se benefíssie a la seua dona, lo fa traure de la tumba y lo fiquen a la presó. Persuadit de que está al purgatori, y después, ressussitat, com seu críe a un fill engendrat pel abad en la seua dona.

Arribat lo final de la llarga história de Emilia, que a dingú habíe desagradat per la seua extensió, sino que considerada per tots com ben narrada, tenín en cuenta la cantidat y la variedat dels cassos contats an ella; la Reina, mostránli a Laureta en un sol gesto lo seu dessich, li va doná ocasió de escomensá aixina:
mol volgudes Siñores, me se fique dabán com digna de sé contada una verdat que té, mol mes del que va sé, aspecte de mentira, y me ha vingut al cap al sentí contá que un va sé plorat y sepultat pres per un atre.

Contaré, pos, cóm un viu va sé sepultat pres per mort, y cóm después ell mateix y mols atres van creure que, ressussitat, habíe eixit de la tumba, sén per naixó venerat com un san qui mes be com a culpable habíe de sé condenat.
Ñabíe a la Toscana una abadía (y encara hi está) situada, com ne veém moltes, a un puesto no massa frecuentat per la gen, de la que va sé abad un flare que en totes les coses ere santíssim, menos en los assuntos de dones, y estos los sabíe fé tan de amagatontes que casi dingú los coneixíe ni los sospechaben, per lo que santíssim y just se pensabe que ere en tot. 

Va passá que, habén fet gran amistat en lo abad un riquíssim habitán de la vila que teníe per nom Ferondo, home ignorán y mes curt que les mánegues de un chaleco, (y per naixó li agradabe al abad tratál, per les carcañades que a vegades li arrancabe la seua simplesa), en esta amistat sen va doná cuenta lo abad de que Ferondo teníe per cónyuge a una dona hermossíssima, de la que se va enamorá tan que no pensabe en datra cosa ni de día ni de nit; pero sentín que, per mol simple y nessio que fore en totes les demés coses, ere sapientíssim en amá y protegí an esta dona, casi desesperabe. Pero, com lo abad ere mol viu, va domesticá tan a Ferondo que éste en la seua dona veníen alguna vegada a passejás pel jardí de la seua abadía; y allí, en ell, sobre la felissidat de la vida eterna y sobre les santíssimes acsións de mols hómens y dones ya morts los parlabe en gran modestia, tan que a la Siñora li van doná dessichos de confesás en ell y li va demaná llisénsia a Ferondo y la va obtíndre.
Va aná, pos, a confesás en lo abad, en grandíssim plaé de éste y ficánse als seus peus, va escomensá: 

- Siñó, si Déu me haguere donat un home o no mel haguere donat, potsé me siríe mes fássil en la vostra enseñansa entrá al camí del que me hau parlat, que porte a datres a la vida eterna, pero yo, considerán quí es Ferondo y la seua idiotés, me puc considerá viuda y, sin embargo, soc casada, pero mentres visque ell, datre home no puc péndre, y ell, encara que es tan saboc, es tan selós que per naixó no puc viure en ell mes que en pena y desgrássia. Per naixó, abáns de vindre a datra confessió, lo mes humildemen que puc tos rogo que sobre aixó vullgáu donám algún consell, perque si desde ara no escomenso a procurá pel meu be, confessám o fé alguna atra bona obra de poc me servirá.
Este discurs va proporsioná gran plaé al alma del abad, y li va paréixe que la fortuna habíe ubert camí al seu mes gran dessich; y va di:

- Filla meua, crec que gran incórdio té que sé per a una hermosa y delicada dona com sou vos, tíndre per home a un sompo, pero mol mes gran crec que es tíndre a un selós; pel que, tenín vos les dos coses, fássilmen me crec lo que de la vostra pena me diéu. Pero en alló, per díu en poques paraules, no vech datre consell ni reméi apart de un, que es que Ferondo se curo de estos sels. La medissina per a curál sé yo mol be cóm féla, sempre que vos tinguéu la voluntat de guardá en secreto lo que vach a dítos.

La dona va di:

- Pare meu, no u dudéu, perque me dixaré abáns morí que díli a dingú algo que vos me diguéreu que no diguera, ¿pero cóm se podrá fé?

Va contestá lo abad:

- Es nessessari que primé mórigue, y aixina passará, y cuan haygue patit tans cástics que ya estigue arrepentit dels seus sels, natros, en sertes orassións, rogarém a Déu que lo torno an esta vida, y aixina u fará.

- Pos - va di la dona- , ¿hay de quedám viuda?

- Sí - va contestá lo abad- , durán un tems, y mol debéu guardátos de que dingú se caso en vos, perque a Déu li pareixeríe mal, y al torná Ferondo tindríeu que torná en ell y siríe mes selós que may.

La dona va di:

- Sempre que se curo de esta desgrássia, que no tinga que está yo sempre com a una presó, estic contenta; féu com vullgáu.

Va di entonses lo abad:

- Aixina u faré: pero ¿quína recompensa obtindré de vos per tal servissi?
- Pare meu - va di la Siñora- , lo que dessichéu si está a la meua ma, pero ¿qué pot oferíli algú com yo que sigue apropiat a tal home com vos sou?

Lo abad li va di:

- Siñora, vos podéu fé per mí igual que lo que yo me empeño en fé per vos perque aixina com me disposo a fé alló que té que sé lo consol vostre, aixina podéu fé vos lo que sirá salut y salvassió de la meua vida.

Va di entonses la Siñora:

- Sí es aixina, estic disposada.

- Pos - va di lo abad -, me donaréu lo vostre amor y lo plaé de tíndretos, perque per vos me enséng y me enarbolo.

La dona, al sentí aixó, tota parada, va contestá:

- ¡Ay, pare meu!, ¿qué es lo que me demanéu? Yo creía que éreu un san:
¿y los cuadre als sans requerí a les dones que los demanen consell per a tals assuntos? 

Lo abad li va di:

- Alma meua hermosa, no tos maravilléu, que per naixó la santidat no disminuíx, perque está a l´alma y lo que yo tos demano es un pecat del cos. Pero sigue com sigue, tanta forsa ha tingut la vostra atractiva bellesa que Amor me obligue a fé aixó, y tos dic que de la vostra hermosura mes que datres dones podéu gloriátos al pensá que agrade als sans, que están tan acostumbrats als del sel; y ademés de aixó, encara que siga yo abad seguixco sén un home com los demés y, com veéu, encara no soc vell. Y aixó no té que sétos penós de fé, sino que podéu dessicháu perque mentres Ferondo estigue al purgatori, yo tos donaré, féntos compañía per la nit, lo consol que hauríe de donátos ell, y dingú sen donará cuenta de alló, ya que tots creuen que soc un san. No digáu que no a la grássia que Déu tos mane, que moltes són les que dessichen lo que vos podéu tíndre y tindréu, si prudénmen seguíu lo meu consell. Ademés, ting hermoses joyes valioses, que no sirán de datra persona mes que vostres. Féu, pos, dolsa esperansa meua, lo que yo fach per vos de bona gana. La dona teníe lo rostro inclinat, y no sabíe cóm negálay, y consedílay no li pareixíe be, pel que lo abad, veén que lo habíe escoltat y donabe llargues a la resposta, pareixénli habéla convensut a miges, en moltes atres paraules continuán les primeres, abáns de que callare li habíe embutit al cap que alló estabe ben fet; pel que va di que estabe disposada a lo que manare, pero que abáns de que Ferondo haguere anat al purgatori no podíe sé. 

Lo abad contentíssim li va di:

- Farém que allí sen váigue; féu que demá o al día siguién vingue a trobás aquí en mí.

Y dit aixó, habénli ficat de amagatóns a la má un bellíssim anell, la va despedí.
La dona, alegre en lo regalo y esperán tíndren datres, tornán en les seues compañes, maravilloses coses va escomensá a di sobre la santidat del abad. Als pocs díes sen va aná Ferondo cap a la abadía, y en cuan lo va vore lo abad va pensá en enviál al purgatori; y trobats uns polvets de maravillosa virtut que a terres de Lleván habíe obtingut de un gran príncipe que afirmabe que solíe fels aná lo Agüelo de la Montaña cuan volíe enviá an algú (fénlo dormí) al seu paraísso o tornál de allí, y que, en serta cantidat donáts, sense cap lesió féen dormí a qui los preníe, y mentres durabe lo seu poder no se hauríe dit que teníe vida. Ferondo ne va pendre prou per a dormí tres díes, en un tassa de vi enterbolit, sense donássen cuenta, y en ell lo va portá al claustro y en uns atres monjos sen van escomensá a enriure de ell y de les seues tontades.

No van durá mol perque, fen efecte los polvos, li va víndre una gran son de repén y están de peu se va adormí. 

Lo abad, fen vore que estabe perturbat pel acsidén, lo va fé despullá y portá aigua freda y tirálay a la cara, y li van aplicá mols atres reméis per a recuperál del desmayo. Veén lo abad y los monjos que en tot alló no recobrabe lo sentit, prenénli lo pols y no trobánlo, tots van tíndre per sert que estabe mort; pel que van enviá recado a la dona y als seus paréns, que van acudí ascape. La dona en los seus paréns lo van plorá una mica, lo van vestí tal com anabe y lo abad lo va fé ficá a un nincho eixecat, sense tapá de terra.

La dona va torná a casa seua, y va di que no se separaríe de un mosset que habíe tingut en ell, y quedánse a casa, lo fill va escomensá a administrá la riquesa que habíe sigut de Ferondo. 

Lo abad, en un flare boloñés de qui mol sen fiabe y que aquell día habíe arribat desde Bolonia, eixecánse per la nit en silénsio, van traure a Ferondo de la sepultura y lo van portá a una bodega a la que no entrabe gens de llum y que ere la presoneta dels monjos que cometíen faltes. Li van traure los vestits, lo van vestí com a un flare, lo van ficá damún de una garba de palla y lo van dixá hasta que recobrare lo sentit. Mentrestán, lo flare boloñés, informat pel abad del que teníe que fé, sense que u sapiguere dingú mes, va esperá a que Ferondo retornare. Lo abad, al día siguién, en algúns dels seus monjos, com si faiguere una visita, sen va aná a casa de la dona, a la que de negre vestida y apenada va trobá, y consolánla un rato, en veu baixa li va demaná que cumpliguere la seua promesa. La dona, veénse libre y sense lo empach de Ferondo ni de dingú, habénli vist al dit un atre anell, va di que estabe preparada y van acordá que se trobaríen de nit. Arribada la nit, lo abad, disfrassat en les robes de Ferondo y acompañat pel seu flare, se va gitá en ella hasta lo matí en grandíssim gust y plaé, y después sen va entorná cap a la abadía. Algúns lo van vore aná y vindre, pero van creure que ere Ferondo que per naquell barri fée peniténsia, y sobre alló moltes históries entre la gen vulgar de la vila van náixe, y hasta los hi van contá moltes vegades a la dona, que be sabíe lo que passabe.

Lo flare boloñés, cuan va torná en sí Ferondo y se va trobá allí sense sabé aón estabe, va entrá a dins de la bodega, va fótre un bram terrible, va agarrá un verdang de avellané en una má y li va fótre una bona tunda. 

Ferondo, plorán y cridán, no fée datra cosa que preguntá:

- ¿Aón estic?

Lo flare li va contestá:

- Estás al purgatori.

- ¿Cóm? - va di Ferondo-. ¿es que me hay mort?

Va di lo flare:

- Aixina es.

Pel que Ferondo va escomensá a plorá per nell mateix, per la seua dona y son fill, dién les coses mes rares del món. Lo flare li va portá algo de minjá y de beure, lo que veén Ferondo va di: 

- ¿Aixina que los morts míngen?

Va di lo flare:

- Si, y aixó que te porto es lo que la dona que va sé teua va enviá este matí a la iglesia per a fé di misses per la teua alma, lo que Déu vol que te sigue oferit.
Va di entonses Ferondo:

- ¡Dómine, beneíxla! Yo mol la volía abáns de morí, tan que la tenía tota la nit en brassos y no fáia mes que besála, y tamé alguna atra cosa féem cuan me donabe la gana. Y después, com teníe molta fam, va escomensá a minjá y beure, y no pareixénli lo vi mol bo, va di:

- ¡Dómine, féslay pagá, pos no li va doná al móssen lo vi de la cuba arrimada al muro! Pero después de habé minjat, lo flare va torná a agarrá la mateixa vara y va torná a fótrel blau. 

Ferondo, habén cridat mol, va di:

- ¡Ay!, ¿per qué me fas aixó?

Va di lo flare:

- Perque aixina u ha manat Déu nostre Siñó, que cada día te sígue fet dos vegades. - ¿Y per quina raó? - va di Ferondo.

Va di lo flare:

- Perque vas sé mol selós tenín per cónyuge a la milló dona que ñabíe a la teua siudat. 

- ¡Ay! - va di Ferondo-, dius la verdat, y la mes dolsa; ere mes melosa que lo caramelo de un flan, pero no sabía yo que Déu nostre Siñó tinguere a mal que lo home fore selós, perque sinó no u hauría sigut. 

Va di lo flare:

- De aixó ten teníes que habé donat cuenta mentres estabes allí, y enmendát, y si passe que alguna vegada allí tornos, tindrás tan presén lo que ara te fach que may mes sirás selós. 

Va di Ferondo:

- ¿Pos torne alguna vegada lo que se mor?

Va di lo flare:

- Sí, pero sol qui Déu vol.

- ¡Oh! - va di Ferondo-, si alguna vegada torno, siré lo milló home del món; no li pegaré may, may la insultaré, mes que pel vi que ha enviat este matí.
Y tampoc ha enviat cap vela, hay tingut que minjá a oscurines.

Va di lo flare:

- Sí que ne va enviá, pero se van cremá durán les misses.

- ¡Oh! - va di Ferondo-, pos sirá verdat. Si torno al atre món la dixaré fé lo que vullgue. Pero dísme: ¿quí eres tú que me fas aixó?

Va di lo flare:

- Yo tamé soc un mort, vach sé de Cerdeña, y com vach alabá mol a un siñó meu lo sé selós me ha condenat Déu an esta pena, te ting que doná minjá y beure y dixát tou hasta que Déu disposo un atra cosa de tú y de mí.
Va di Ferondo:

- ¿No ña aquí dingú mes que natros dos?

Va di lo flare:

- Sí, ne ñan millóns, pero tú no los pots vore ni sentí, ni ells a tú. 

Va di entonses Ferondo:

- ¿Pos a quina distánsia estém de la nostra terra?

- ¡Botovadéu! - va di lo flare-, estám a moltíssimes milles de casa.
- ¡Collóns, si que estém llun! - va di Ferondo-, segóns me pareix debém está fora del món, de tan lluñ.

En estes converses y atres paregudes, entre minjás y palisses, van tindre a Ferondo prop de deu mesos allí, durán los que lo abad en molta frecuénsia y mol felísmen va visitá a la seua hermosa dona y en ella se va doná la milló vida del món.

Pero com passen les desgrássies, la dona se va quedá preñada, y donánsen cuenta enseguida lay va di al abad; pel que als dos los va paréixe que sense retrás Ferondo teníe que torná del purgatori a la vida y torná en ella, y díli ella que estabe embarassada de ell. 

Lo abad, pos, la nit siguién va cridá a Ferondo en una veu fingida a la seua presó y li va di: 

- Ferondo, consólat, que ha vullgut Déu que tornos al món, aon ressibirás un atre fill de la teua dona, al que cridarás Benedetto perque per les orassións de lo teu san abad y de la teua dona y per lo amor de San Benito te consedíx esta grássia.

Ferondo, al sentí aixó, se va ficá mol alegre, y va di:

- Mol contén estic. Beneít sígue Déu nostre Siñó, lo meu abad, San Benito y la meua dona gustosa melosa y sabrosa.

Lo abad, habénli fet doná en lo vi que li enviabe una miqueta dels polvos aquells que lo faríen dormí unes cuatre hores, se va torná a ficá la cassulla, y en lo seu monjo en cuidadet lo van torná a la sepultura aon habíe sigut enterrat.
Pel matí, només fes de día, Ferondo se va despertá y va vore per alguna bada del nincho una mica de llum, cosa que no veíe desde fée deu mesos, pel que pareixénli está viu, va escomensá a cridá:

- ¡Obríume, obríume! - y li va fótre en lo cap contra la tapa del sepulcro, tan fort que la va moure, perque estabe una mica fluixa aposta. Ya escomensabe a obrís cuan los monjos, que habíen resat maitines, van córre cap allí, van reconéixe la veu de Ferondo, lo van vore ya eixí del sepulcro, y esglayats tots per lo extrañ del cas, van colá cametes ajudéume y sen van aná a trobá al abad. Este, fen vore que se eixecabe de la orassió, va di:

- Fills, no tingáu temó; prenéu la creu y l´aigua bendita y veníu detrás de mi, y veigám lo que lo poder de Déu mos vol mostrá - y aixina u van fé.

Estabe Ferondo mol blang, ya que habíe estat tan tems sense vore lo sel, fora del atabut. Al vore al abad, va córre als seus peus y li va di:

- Pare meu, les vostres orassións, segóns me ha sigut revelat, y les de San Benito y les de la meua dona me han tret de les penes del purgatori y tornat a la vida; pel que rogo a Déu que tinguéu bons díes y bones calendes, avui y sempre.

Lo abad va di:

- Alabat sígue lo podé de Déu. Ves, pos, fill, ya que Déu aquí te ha tornat, y consola a la teua dona, que desde que ten vas aná ha estat plorán, y sígues desde avui amic y criat de Déu.

Va di Ferondo:

- Siñó, aixina ha sigut dit; dixéume fé a mí, que en cuan la troba, la besaré mol.
Lo abad, quedánse en los seus monjos, va fé cantá a tots devotamen lo miserere.

Ferondo va torná a la seua vila, aon, qui lo veíe fuchíe de ell com sol fes de les coses horribles, pero ell, cridánlo, afirmabe que habíe ressussitat.
La dona tamé teníe temó de ell, pero después de que la gen va aná prenén confiansa en ell, y, veén que estabe viu, li preguntaben sobre moltes coses; convertit en sabio, a tots contestabe y donabe notíssies de les almes dels seus paréns, y cavilabe les mes hermoses fábules del món sobre los fets del purgatori, y dabán de tot lo poble va contá la revelassió que habíe sigut feta per boca de Arañuelo Grabiel abáns de que ressussitare. Per naixó, giránse cap a casa en la dona y entrat en possessió de los seus bens, la va preñá al seu paréixe, y va passá per ventura que arribat lo tems adecuat en opinió dels tontos, que creuen que la dona porte als fills pressisamen nou mesos, la dona va parí un fill mascle, que se va di Benedetto Ferondo. La tornada de Ferondo y les seues paraules, al creure casi tot lo món que habíe ressussitat, van aumentá sense límits la fama de la santidat del abad; y Ferondo, que per los seus sels habíe ressibit moltes palisses, segóns la promesa que habíe fet, va dixá de sé selós, y contenta la dona, van viure juns, encara que cuan ella podíe, de bona gana se trobabe en lo san abad que tan be la habíe servit.

https://lo-decameron.blogspot.com/2018/12/tersera-jornada-novela-novena.html