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domingo, 5 de diciembre de 2021

DVA, Borao, T

TABANQUE. n. Poyo o macizo levantado a la altura de una vara en las puertas de algunas tiendas, sobre todo en las abacerías.

TABARDA. n. Tunda.

TABELARIO. n. Atabalero, timpanista, voz anticuada: léese también tabelerio, tabularlo y taburario.

TABLA. n. Fondos públicos, sobre todo municipales.

TABLAJERO. a. Cortador público de la carne. - a. Practicante del Hospital. - n. Caballero de los que tiraban al tablado, juego que consistía en arrojar la lanza contra unas tablas atravesadas en palos derechos o cuairones, ganando premio el que hincaba la lanza en el tablado o el que lo pasaba de claro en claro, como puede verse en las Coronaciones de Blancas, el cual cita las reglas dadas para este juego por el fuero de Huesca de 1247.

TABLERO. c. Mostrador.

TABULLO. n. Se dice del que es rechoncho, fornido y torpe en sus movimientos: otros dicen tabollo.

TACA. p. Mancha.

TAFARRA. d. Atarre.

TAFURIA. n. Género de tributo: escribíase también tafurería.

TAJADERA. a. Compuerta para detener o desviar el agua.

TAJO. n. Tarea o trabajo abundante. - n. Sitio donde se ha de trabajar, y así se dice acudir al tajo. - a. Tajada, de ahí tome V., ese es buen tajo. (ña mol tall y poca tallada)

TAGÁN. n. El resto de tronco o vástago que queda en la vid cuando se le ha arrancado una parte: es voz local.

TALA. d. Tara.

TALA-CEBOLLAS. n. Insecto de los hemípteros.

TALAR. n. Ensuciar la ropa y aun cualquiera otra cosa. (tacar, tacá)

TALEGAZO. d. Costalada. (talecada, talegada)

TALEGUERA. n. Cereza de carne más dura que la ordinaria.

TALLA. a. Tara o tarja.

TALLADOR. n. En una carta-puebla concedida por los monjes de Beruela interviene el que desempeñaba ese cargo u oficio en el monasterio, año 1238.

TAMBORINAZO. n. Tamborilazo, tamborilada, caída, golpe. (tamborinada)

TANDA. n. El arriendo de finca urbana correspondiente a seis meses desde S. Juan a Natividad o viceversa. (El orden de riego con las chapas; demaná tanda pera comprá)

TANERÍAS, TAÑERÍAS. Tenerías.

TANGO. p. Tanganillo, tángano.

TANO d. Nudo en la madera.

TAÑADO. n. Boto sin pez, de que usan los pastores. (bota)

TAÑEDERO. n. Zanja que se hace de árbol a árbol cuando se quiere regar estos y no todo el campo en que están plantados.
TAÑERSE. n. Afeitarse; en algunas localidades.
TAPARA. a. Alcaparra, alcaparrón.

TAPIA. n. Se usa en la frase sordo como una tapia, para ponderar la extremada sordera de alguien.

TAPICES DE TIERRA. n. Alfombras, según Blancas en su Índice de vocablos aragoneses.
TAQUINERO. a. Jugador de taba.

TARDANO. c. Tardío. (préssec tardá vs primereng o primerenc)

TARDADA. n. El fin de la tarde, el anochecer. (al tardet)

TARDE. a. Las primeras horas de la noche.

TAREA. n. La de chocolate es generalmente la cantidad de cuarenta y ocho libras, si bien puede ser mayor o menor. En Castilla tarea es la obra que ha de hacerse en tiempo dado.

TARQUÍN. c. Cieno en el fondo de las aguas estancadas. (tarquí)

TARRANCAZO. TARRANCO. TARRANCHO. d. Garrancho.

TARTIR. n. Chistar, respirar: se usa siempre con negación, p.ej “cayó al suelo sin tartir” “le reprendió de manera, que le dejó sin tartir”. / (No tartí : no pará quieto)

TARUMBA. n. Se usa en las expresiones volverse uno tarumba etc., para manifestar que se le ha confundido, anonadado, mareado o aturdido.
TASTAR. d. Probar, gastar, catar.
TÁSTARA. a. Hoja gruesa del salvado.

TASTE. n. Acción de probar una cosa para conocer si gusta o está en sazón.

TASTINADO. n. Requemado, socarrado: la Academia admite la palabra tasto en sentido de mal sabor de las viandas pasadas o revenidas.

TASTURRO. n. Tostón, en la acepción quinta de la Academia.

TATO. a. El hermano menor.

TEJA DE AGUA. n. La cuarta parte de una fila, como en Navarra.

TEJEDERA. n. Insecto del orden de los hemípteros.

TEJUGO. n. Tejón. (teixó)

TELADA. n. Se dice de varias personas que son de una telada, para denotar que pertenecen a una misma banda, círculo o pandilla, o que conforman en gustos y opiniones.

TELERO. a. Cada palo en las barandas de los carros o galeras.

TEMA. n. Cuartilla de papel: es en este sentido femenino.

TEMPRANILLO. n. Fruto temprano; tempranilla uva temprana.

TENAJA. n. Tinaja: vemos usada aquella voz en Castillejo, edición de D. Ramón Fernández (que se supone ser Estala).

TENDERO. n. El que tiene tienda de aceite y vinagre y de algunos efectos comestibles y combustibles.

TENENCIA. n. Seguridad ante el juez o señor por enemigos o partes contendientes: voz anticuada.

TENTÓN (A). n. A tientas. (A paupóns, paupontes)

TERCENAL. a. Fascal de treinta haces.

TERCEROL. n. El que se distingue en la procesión de viernes santo por su túnica negra y su antifaz, que también usan los hermanos de la sangre de Cristo, y sobre todo los de la Orden tercera, de donde procede aquella palabra.
TERCIAR. c. Dar la tercera reja a la tierra. (después de mantornar, mantorná)

TERNA. n. El ancho de la tela; y así se dice "una sábana de dos ternas, un vestido de seis ternas."

TERNASCO. d. Recental.

TERNICES. d. Gusanillos que produce la carne cuando empieza a podrirse.
TERNO. n. Terna.

TERRETA. n. El país o la patria, a que uno se refiere cuando está ausente.
TERRETIEMBLO. n. Terremoto. - En Murcia terretremo, cuya palabra también se ve usada en las Ordinaciones de Pedro IV. (terratrèmol : terra + tremolar)

TERRIZO. n. Lebrillo: la Academia admite ese como adjetivo equivalente a térreo. TERUELO. a. Bolita en cuyo hueco va el nombre o número de los que entran en suerte. (Como el redolino, rodolí, redolí)
TERZÓN, TERZONA. a. Novillo de tres años.
TESTARRAZO. n. Trompazo, golpe: en Castilla testarada golpe con la cabeza.
TESTARRO. n. Mueble u objeto que, por estar viejo o incompleto, no tiene utilidad alguna. - n. Persona enfermiza o inútil que no está para ninguna empresa.
TESTIFICATA. a. Testimonio legalizado por escribano en que se da fé de alguna cosa.
TETAR. n. Mamar: en Castilla significa, al contrario, dar el pecho, lo mismo que atetar. - Raynouard cita estos versos tomados de un poema a la Magdalena:
Vi l' enfant estar
á la costa de sa maire,
e las tetinas tetar.
TETI-CIEGA. n. Se dice de la oveja u otra res inútil de una teta. (mamia)

TIBERIO. n. Bulla, escándalo, confusión, desorden.
TIEMBLO. n. Rama de cierto árbol, a propósito para los aros de los cuévanos.
TIERRA-BLANCA. n. La de sembradura, de cereales y toda la que no es de arbolado.
TIERRA-MORIEGA. a. La que perteneció a los moros.
TIMBA. n. Juguesca, comilona o cualquiera diversión tumultuosa: hemos leído esa voz en algún autor castellano contemporáneo.
TINTAR. n. Tomar tinta, mojar la pluma en tinta.
TINGLADO. d. Tablado que se arma alto y a la ligera.
TIÑA. n. Buena suerte, principalmente en el juego: voz familiar como su derivado tiñoso.
TIORBA. n. Vasija para recibir las aguas mayores y menores de los enfermos que no pueden incorporarse en la cama.
TIPITEAR. n. Andarse en dimes y diretes, barajarse de palabras: poco usado.
TIRETA. a. Tira de piel sobada que sirve para ajustar algunas prendas del traje. TITADA. d. Monería, acción afeminada, remedo impertinente.
TITO. n. Sillico.
TOBA. n. Cueva rasgada entre peñascos: viene a significar lo que la voz soba del Diccionario de Peralta.
TOBO. d. Hueco, mullido. (tou, tous, tova, toves)
TOCAPARTE. n. La porción que corresponde a cada uno de varios perceptores o habientes-derecho. - n. a la toca parte, modo adverbial que significa a prorrata o a partes iguales, según los casos.
TOCAR. n. Empezar a rastrear el galgo.
TOCATA. n. Sonata. -n. Tunda.
TOCINO. n. Cerdo, puerco.
TOCHAR. a. Cerrar la puerta con un palo redondo. (tocho : palo)
TOCHO. a. Cachiporra.
TOLLAGA. n. Planta, erizo: llámase también toyaga.

TONGADA. c. Capa de tierra. - d. Paja alternada con fruto. - n. en una tongada, de una vez.
TONI. n. Estúpido, tonto, insustancial.
TONTÍN-TONTEANDO. n. Haciendo la desecha, afectando bonhomía, obrando a lo simple. - Hay maneras parecidas en otros verbos, como cogín-cogeando, malín-maleando, a cuyo aire hemos leído en francés, “clopin clopant, cahin caha, etc."
TONTÓN. n. Aumentativo de tonto, que no incluye la Academia y que leemos en las décimas contra el P. Isla (Véase asnada), en donde se dice
que no es lo mismo tontón,
que no es lo mismo panarra,
satirizar a Navarra,
que predicar a Aragón.
TONTUSCO. n. Despectivo de tonto.
TOÑA. d. Pan grande.
TOÑINA. n. Paliza, zurra, tunda.
TOQUITEAR. n. Diminutivo o atenuante de tocar, aunque a veces tiene carácter de frecuentativo. (Dejad de toquitiar o toquitear a la moza)
TORMO. d. Terrón de tierra o azúcar. (Piedra muy grande, Valdeltormo)
TORNIZO. n. Castrón, mardano o padre mal castrado.
TORNO. n. El que sirve en los carruajes para dificultar su movimiento en las bajadas.
TORRE. p. Quinta, granja, carmen, casa de recreo en el campo.

TORTA CAÑADA. n. Panecillo. (cañada : guitarra a Beseit, pa en oli de oliva)

TORTERA. n. Vasija de barro en que se sirve la sopa, los asados y aun las verduras y otras viandas: en Castilla tiene significación mucho más concreta. (hortera, ortera)

TORZALILLO. n. Torzal delgado, torzadillo.

TOZA. a. Chueca o trozo que queda a la raíz del tronco.

TOZAL. a. Monte, collado, lugar algo eminente. (tossal del rey, dels tres reys)

TOZAR. a. Topar, o dar el carnero con la cabeza. - a. Porfiar neciamente. (tossá; tosso, tosses, tosse, tossem o tossam, tosséu o tossáu, tossen)

TOZOLADA, c. Tozolón, golpe en la cabeza. (tossolada; estossolás, tossoló)

TOZUDO. c. Testarudo, terco, obstinado, tenaz. (tossut, tossuda)

TRAGACANTOS. n. Alquitira, tragacanta.

TRALLO. d. Cuartón.

TRANCADA. a. Trancazo.

TRANCO. n. Se usa en la frase a trancos o barrancos, que significa lentamente, con trabajo, con dificultad, echando mano de todo arbitrio. (a trancas y barrancas)
TRANZA. a. Trance o remate en lo vendido a pública licitación.

TRANZAR. a. Rematar.

TRAPAL. d. Paño tendido al pie del olivo para recoger en él la aceituna que se arranca. (borrassa, borrasses)

TRAPALETA. n. Diminutivo de trápala. - n. Persona que charla demasiado.
TRAPERA. n. Herida de más anchura que peligro.

TRASCA. d. Pellejo grande de buey.

TRASCOLAR. d. Trasegar. (trascolá, trassegá; beure vi)

TRASCÓN. d. Pescuño, o cuña para apretar la reja, la esteva y el dental. TRASMUDAR. a. Trasegar. (trasbalsá)

TRASPONTINES, a. Colchones: usa entre otros esta palabra Fabio Climente en sus Escarmientos de Jacinto.

TRATADORES. n. Los Diputados nombrados por cada brazo para conferenciar entre sí y con el rey sobre los puntos allí tratados y que habían de recibir su aprobación y sanción definitiva.

TRASMUDADOR. n. El que se dedica al oficio de trasegar.

TRASMUDAR. a. Trasegar.

TRASNOCHAR. n. Hurtar.

TRAVIESA. n. Paradero de tablas, estacas, cañas etc. para contener o desviar el agua.

TRAZAS. n. Sustantivo aplicado, siempre en plural, al hazañero que es todo apariencias: úsase también en sus diminutivos trazillas y tracetas.

TRAZO. n. Despojo de res perdida.

TRECÉN. n. Se dice del madero que tiene 26 palmos o poco más de longitud. (13+13)
TREMEDAL. d. Páramo, montes despoblados. (Orihuela del Tremedal, Teruel)

TREMONCILLO. d. Tomillo. (timó)

TRENA. d. Trenza. - a. Bollo o pan de esa figura. - n. meter en trena, sujetar a uno, reducirle a razón. (trena de Almudévar; trena, trenes de pel)

TRENCHA. d. Pretina.

TRENQUE. n. Postigo: así hemos visto explicada la etimología de la calle que conserva aquel nombre en Zaragoza.

TRENZADERA. a. Cinta de hilo.

TREUDERO. n. Lo que está sujeto al pago de algún treudo o canon.

TREUDO. n. Pensión anual, de suyo irredimible, en reconocimiento directo de una cosa dada en tributación o enfiteusis. La Academia, que en 1822 le daba equivocadamente la significación de catastro, en las últimas ediciones define mejor, aunque no del todo bien, tributo o canon enfitéutico. (treuda)

TREZNAR, a. Atresnalar.

TRÍA. n. Huella o carril que abren en los caminos las ruedas de los carruajes.
TRIADO. n. El camino que tiene trías. - n. Camino muy frecuentado. - n. Asunto o materia que se han desenvuelto muchas veces, y en este sentido es sinónimo de trillado. (camí mol trillat)

TRIAR. n. Formar carril o tría. - n. triarse, torcerse o agriarse algún plato de leche.

TRIBUNAL. n. El de los diez y siete, formado del seno de los cuatro brazos, juzgaba a los lugartenientes y curiales.

TRIBUTACIÓN. a. Enajenación de bienes raíces que transfiere el dominio útil, pagándose por el directo cierto treudo. - d. Reconocimiento de los límites concedidos a la mesta.

TRIBUTAR. a. Poner mojones en los límites señalados a la mesta.

TRIBUTO. a. Catastro.

TRIFULCA. n. Gran bulla, diversión, contienda, inquietud o movimiento.

TRINCAR. a. Saltar, correr, dar muestras de contento.

TRÍNGOLA. d. Campanilla de cabestro.

TRÍPLICA. a. Réplica a la segunda contradicción de la parte contraria.

TRIPLICAR. a. Responder en juicio a la dúplica o segunda contradicción. TROMPICHÓN. d. Perinola. (trompina)

TRONADOR. n. Juguete de los muchachos, que consiste en un pliego de papel cuyos pliegues se sueltan de pronto y producen una detonación. (troná : tronar)

TRONZADO. Cansado, tullido, a consecuencia de una marcha penosa. (tronsat)
TRONZARSE. n. Resentirse, fatigarse por el demasiado ejercicio. (tronsás)

TRUCAR. d. Golpear a la puerta. (En catalán también se usa para llamar  por teléfono)

TRUCO. n. Úsase en la frase como si dijeras truco y en sus equivalentes, para indicar que una persona no consigue nada de otra. - n. Esquilón quo se pone al macho cabrío de mejor apariencia, para que sirva, con los que llevan los cañones, como guía del rebaño.

TRUJAL. a. Lagar. (Lo trull, los trulls)

TRUJALETA. a. Vasija para recibir el vino del lagar o las cubas.

TRUQUETA. n. Esquila o truco de menor volumen, que suele ponerse a algunas ovejas.

TÚBERAS, TÚFERAS. d. Especie de criadillas de tierra. (trunfa, trunfes; trufa, trufas)

TULLINA. n. Tunda, Tollina.

TUMBARRO. n. En unas apasionadas octavas contra las Conclusiones de Economía política, sostenidas en 1785 bajo los auspicios de la Sociedad aragonesa, se lee "Genovesi el tumbarro y otros tales" en significación de mandria u otra parecida.

TURRA. n. Ave que frecuenta la laguna de Gallocanta y que Asso llama desconocida.

viernes, 8 de enero de 2021

JORNADA NOVENA. NOVELA SEXTA.

JORNADA NOVENA. NOVELA SEXTA.

Dos joves se alberguen a casa de un. En la seua filla sen va un a gitás, y la seua dona se gite en l´atre. Lo que estabe en la filla se gite en son pare y lay conte tot, creén que parláe en lo seu compañ. Se arme un gran abalot, la dona, donánsen cuenta, se embutix al llit de la filla y después en algunes paraules los passifique a tots.

Calandrino, que datres vegades habíe fet riure mol a la compañía, lo mateix va fé esta vegada: y después de que les dames dixaren de parlá de les seues coses, la reina li va maná a Pánfilo que parlare, y ell va di:
Loables siñores, lo nom de la Niccolosa amada per Calandrino me ha portat a la memoria una historia de un atra Niccolosa, y to la contaré perque en ella voréu cóm una súbita inspirassió de una bona dona va evitá un gran escándol.

A los plans del Muñone va ñabé, no fa mol tems, un home bo que donabe als viandáns, per dinés, de minjá y beure; y encara que ere bastán pobre y teníe una casa menuda, alguna vegada, en cas de gran nessessidat, no a tots pero an algún conegut albergabe. Ara be, teníe este una mol hermosa femella, de la que teníe una joveneta hermosa y agradable, de quinse o setse añs, que encara no teníe home; l´atre ere un chiquet que encara no habíe cumplit l´añet, al que la mare donabe de mamá.
A la jove li habíe ficat los ulls a damún un mosset pincho y noble de la nostra siudat, que anabe mol assobín pel barri y la volíe fogosamen; y ella, que de sé amada per un jove tal com aquell mol se gloriabe y dell tamé se va enamorá; y moltes vegades en gust de cada una de les parts haguere tingut efecte aquell amor si Pinuccio, que aixina se díe lo jove, no se haguere refrenat pera no causá la deshonra de la jove y dell. Pero de día en día multiplicánse la seua passió, li va vindre lo dessich irrefrenable a Pinuccio de ajuntás en ella, y li va vindre al pensamén trobá lo modo de albergás a casa de son pare, pensán, com coneixíe la divisió de la venteta de la jove, podríe está en ella sense que dingú sen acatare; y en cuan li va vindre al ánim, sense mes tardá u va ficá en obra.
Ell, en un fiel amic de nom Adriano, que este amor coneixíe, prenén un día al caure la nit dos rocíns de llogué y ficánlos damún dos valijes, potsé plenes de palla, van eixí de Florencia, y donán una volta, cabalgán, a les planes del Muñone van arribá sén ya de nit; y entonses, fen vore que tornaben de la Romaña, cap a la venta van aná y van cridá al bon home; este, com los coneixíe mol be als dos, los va obrí la porta enseguida.
Pinuccio li va di: - Mira, tens que donámos albergue esta nit: pensabem que podríem arribá a casa, pero no ham pogut apurámos tan.
A lo que lo possadé va contestá:

- Pinuccio, be saps quínes comodidats ting pera albergá a hómens nobles com vatros; pero com esta hora tos ha agarrat aquí y no ña tems pera que pugáu aná a un atre puesto, tos albergaré de bona gana tan be com puga.

Apeánse, pos, los dos jovens, y entrán a la venteta, primé van acomodá los seus rocíns y después van sopá. A la venteta sol ñabíe una alcobeta a la que ñabíen tres llitets colocats com milló se podíe; y sol habíe quedat espay pera móures en estretó.
De estos tres catres, va fé lo home preparán un, lo menos roín, per als dos compañs, y los va fé gitá; después, al cap de un rato, sense dormí cap dells encara que féen vore que dormíen, va fé lo possadé gitás a la seua filla a un dels dos llits que quedaben y al atre se van embutí ell y la seua dona, y a la vora del camastro aon dormíen van ficá lo bressol del chiquet. Y están les coses de esta guisa dispostes, y habénu vist tot Pinuccio, después de un rato, pareixénli que tots estaben adormits, se va eixecá sense fé soroll y se va colocá al llitet aon la jove estabe tombada. Ella lo va acullí be, encara que en temó, y allí van chalá tan com van pugué. Y están aixina Pinuccio en la jove, va passá que un gat va fé caure un topí, y la dona, despertánse, se va eixecá, pensánse que no foren lladres, aixina a la oscurina, y sen va aná allí aon habíe sentit lo soroll.
Adriano, poc después, per una nessessidat natural se va eixecá y anán a satisféla va entropessá en la cuna, y com no podíe passá sense eixecála, la va alsá de aon estabe y la va ficá a la vora del llit aon ell dormíe; y fet alló per a lo que se habíe eixecat, va torná, sense preocupássen mes del bressol, y se va torná a gitá.
La dona, habén trobat lo topí per enterra, después de renegáli al gat, va torná a la alcobeta, y a paupóns va aná dreta cap al llit aon dormíe lo seu home; pero no trobán allí la cuna, se va di:

- ¡Ay, desgrassiada de mí! Mira lo que anaba a fé, casi me embutixgo al llit dels meus cliéns. Y trobán la cuna una mica mes allá, se va gitá al llit aon estabe Adriano sol, creén que se gitabe en lo seu home. Adriano, que encara no se habíe adormit después de eixecás, al sentíla la va ressibí be y alegremen; y sense di ni chut va tensá la ballesta y la va descarregá en gran plaé de la dona.
Después, pensánse Pinuccio que lo podríen enchampá en la jove, va voldre torná al seu llit, se va eixecá, y a paupontes, trobán lo bressol, va pensá que aquell llit ere lo dels possadés; per lo que, avansán un poc mes, se va gitá al del possadé, que en la entrada de Pinuccio se va despertá. Pinuccio, creén que estáe a la vora de Adriano, va di:
- ¡Be te dic que may hay tingut una cosa tan dolsa com Niccolosa! Per lo cos de Cristo, hay tingut en ella lo plaé mes gran que may un home ha tingut en cap dona; y te dic que hay baixat sis vegades a la vila desde que men hay anat de aquí.

Lo venté, sentín estes notissies y no agradánli massa, se va pensá:
- ¿Qué dimonis fa este aquí?-.

Después, mes enfadat que prudén, va di:

- Pinuccio, la teua ha sigut una gran villanía y no sé per qué tens que fém aixó; pero per lo cos de Cristo me la pagarás.
Pinuccio, que no ere lo jove mes sabut del món, al acatássen del seu error no va corre a enmendál com milló haguere pogut sino que va di:

- ¿Qué te hay de pagá? ¿Qué me podríes fé?

La dona del venté, que creíe que estabe en lo seu home, li va di a Adriano:
- ¡Escolta, los nostres cliéns están reñín per no sé qué!
Adriano, rién, va contestá: - Díxals en pas, van beure massa anit.
La dona, pareixénli que habíe sentit al seu home quirdá y sentín ara a Adriano, en seguida va vore aón estabe y en quí; per lo que, discretamen, sense di res, se va eixecá, y prenén la cuna del seu fillet, com la alcoba estabe encara a fosques, la va portá jun al llit aon dormíe la seua filla y a la vora della se va tombá; y, fén vore que se despertabe pel abalot del home, lo va cridá y li va preguntá qué passabe en Pinuccio.
Lo home va contestá:

- ¿No has sentit lo que diu que ha fet esta nit en Niccolosa?
La dona va di: - Mentix en tota la boca, que en Niccolosa no se ha gitat; que yo me hay tombat aquí en cuan no hay pogut dormí mes; y tú eres un animal per créuretu.
Bebéu tan per la nit que después ensomiéu y anéu de aquí cap allá sense enteráton y tos pareix que feu algo gran; ¡gran llástima es que no tos trenquéu lo coll! ¿Pero qué fa al teu llit Pinuccio? ¿Per qué no está al seu catre?
Adriano, veén que la dona discretamen la seua deshonra y la de la seua filla tapabe, va di:
- Pinuccio, te u hay dit mes de sen vegades, que no vaigues donán voltes, que este vissi teu de eixecát adormit, sonámbul, y contá fábules que ensomies te portará alguna vegada una desgrássia; ¡Tórna cap aquí!

Lo venté, sentín lo que díe la seua dona y lo que díe Adriano, va escomensá a créures que Pinuccio caminabe adormit; per lo que, agarránlo dels muscles, lo va escomensá a sacsá y a cridál, dién:

- Pinuccio, despértat, entórnaten al teu llit.

Pinuccio, habén sentit lo que se habíe dit, va escomensá, com si ensomiare, a di datres dessatinos; de lo que lo venté sen enríe mol. Al final, com encara lo sacsabe, va fé vore que se despertabe, y cridán a Adriano va di: - ¿Es ya de día, que me crides?

Adriano va di: - Sí, víne aquí.

Ell, fen vore que teníe molta son, se va eixecá del llit del venté y sen va entorná al llit en Adriano; y vingut lo día y eixecánse lo possadé, va escomensá a enríuressen y a enfótressen dell y dels seus somnis. Y aixina, bromeján, preparán los dos jovens los seus rocíns y ficánlos damún les valijes y habén begut en lo venté, puján a caball van acudí a Florencia, no menos conténs del modo en que la cosa habíe passat que de los efectes de la cosa. Y después, trobán atres víes, Pinuccio se va trobá en Niccolosa, que li afirmabe a sa mare que este verdaderamen ensomiabe; per lo que la dona, enrecordánsen de los abrassos de Adriano y de la ballestada, se creíe que ere la única que habíe velat.

Dos joves se alberguen a casa de un. En la seua filla sen va un a gitás, y la seua dona se gite en l´atre. Lo que estabe en la filla se gite en son pare y lay conte tot, creén que parláe en lo seu compañ. Se arme un gran abalot, la dona, donánsen cuenta, se embutix al llit de la filla y después en algunes paraules los passifique a tots.



jueves, 7 de enero de 2021

Lo Camí, XIV.

XIV.

Podíen di lo que vullgueren; assó no los u impediríe dingú. Pero lo que díen dells no se ajustabe a la verdat. Ni Roc, lo Moñigo, teníe tota la culpa, ni ells féen datra cosa que procurá passá lo tems de la milló forma possible. Que a la Pesteta gran, al formaché, o a don Moissés, lo maestre, no los agradare la forma que ells teníen de passá lo tems ere una cosa mol diferenta. Pero ¿quí pot assegurá que alló no fore una manía de la Pesteta, lo formaché y lo Peó y no una perversidat diabólica per la seua part?

La gen en seguida emprén als chiquets, encara que moltes vegades lo enfado dels homens prové del seu natural irritable y suspicás y no de les travessures o maleses de aquells. Ahí estabe Paco, lo ferré. Ell los compreníe perque teníe salut y bon estómec, y si lo Peó no fée lo mateix ere per los seus ássits y per la seua cara y lo seu feche retortigats. Y son pare mateix, lo formaché, perque afanós de estauviá no podíe vore les coses en lo aspecte optimista y alegre que generalmen oferixen. Y la Pesteta gran, perque ella ere l´ama del gat y lo volíe com si fore una consecuensia irrassional del seu ventre eixut. Pero tampoc ells teníen cap culpa de que la Pesteta gran sentiguere aquell afecte entrañable y desordenat per lo animalet, ni de que lo gat saltare al escaparate en cuan lo sol, aprofitán consevol descuido de los nugols, assomabe a la vall la seua cara congestionada y rubia. De aixó no ne teníe la culpa dingú, eixa es la verdat. Pero Daniel, lo Mussol, intuíe que los chiquets tenen ineluctablemen la culpa de totes aquelles coses de les que no té dingú la culpa. Lo del gat tampoc va sé una hazaña del atre dijous. Si lo gat haguere sigut de Antonio, lo Buche, o de les mateixes Llebres, no haguere passat res. Pero la Lola, la Pesteta gran, ere una escandalosa y lo seu amor per lo gat una inclinassió evidenmen maniática y anormal. Perque, anem a vore, si la trastada haguere sigut grave o ligeramen pecaminosa, ¿sen haguere enrit don José, lo mossen, en aquelles carcañades cuan lay van contá? Seguramen que no. Ademés, ¡qué dimoni!, lo bicho se u buscabe per eixí al escaparate a pendre lo sol. Claro que esta costum, per un atra part, representabe pera Daniel, lo Mussol, y los seus amics, una estimable ventaja económica. Si volíen un real de galletes torrades, a la tenda de les Pestetes, la gran díe:

- ¿De les de la caixa o de les que ha tocat lo gat?

- De les que ha tocat lo gat - contestaben ells, sempre.

Les que "habíe tocat lo gat" eren les mostres del escaparate y, de estes, la Pesteta gran ne donabe cuatre per un real, y dos, per lo mateix preu, de les de la caixa. An ells no los importabe mol que les galletes estigueren tocades per lo gat. A vegades estaben algo mes que tocades per lo gat, pero tampoc entonses los importabe massa. Sempre, en consevol condissió, siríen preferibles cuatre galletes que dos.

En lo consernén a la lupa, va sé Germán, lo Tiñós, qui la va portá a escola un matí de primavera. Son pare la guardabe al taller pera examiná lo calsé, pero Andrés, "lo home que de perfil no se veu", apenes la fée aná perque teníe bona vista. La haguere empleat si les lupes tingueren la virtut de eixecá una mica les sayes de les dones, pero lo que ell díe: "pera vore les pantorrilles mes grosses y acsidentades de lo que realmen són, no val la pena empleá artefactes". En la lupa de Germán, lo Tiñós, van fé aquell matí tota classe de experimentos. Roc, lo Moñigo, y Daniel, lo Mussol, van ensendre, consentrán en ella los rayos de sol, dos defectuosos sigarros de fulles de pataquera. Después se van analisá minussiosamen les sicatrius que, ampliades per lo vidre, assumíen una topografía irregulá y monstruosa. Después, se van mirá los ulls, la llengua y les orelles y después se van cansá de la lupa y de les extrañes imaches que ella provocabe. Va sé al crusá lo poble cap a les seues cases, de tornada de la escola, cuan van vore al gat de les Pestetes, enroscat damún del plat de galletes, a una punta de la vitrina. Lo animal ronronejabe, en la seua negra y peluda pancha al sol, chalán de les delíssies de la caldoreta. Al arrimás ells, va obrí, desconfiat, un redó y terrible ull verd, pero al constatá la protecsió de la lluna del escaparate, va torná a tancál y se va quedá coto, dolsamen adormit.

Dingú es capás de siñalá lo puesto del servell aon se generen les grans idees. Ni Daniel, lo Mussol, podríe di, sense mentí, a quín recóndito plec va naixe la ocurrensia de interposá la lupa entre lo sol y la negra pancha del animalet, la idea va eixí dell espontanea y naturalmen. Algo paregut a com naix l´aigua de un manantial o fon.
Lo sert es que durán uns segóns los rayos del sol se van consentrá al cos del gat formán sobre lo seu negre pel un pun brillán. Los tres amics observaben expectáns lo prossés físic. Van vore com los pels mes superfissials chisporrotejaben sense que lo gat modificare la seua postura. Lo rogle de llum y foc estabe enfocat sobre la seua pancha negra com un teó. De repén va eixí de allí una mica de fum y lo gat de les Pestetes va fotre, simultáneamen, un acrobátic bot acompañat de rabiosos maulits:
- ¡¡Marramiauuuu!! ¡¡Miauuuuuuuu!!

Los maulits aguts y llastimosos se diluíen, poc a poc, al fondo del establimén.
Sense acord previ, los tres amics van arrencá a corre. Pero la Pesteta va sé mes rápida que ells y la seua cara descomposta se va assomá a la porta antes de que los tres sagals se pergueren costa aball.
La Pesteta eixecabe lo puñ al aire y plorabe de rabia y impotensia:

- ¡Carnussos! ¡poquesvergoñes! ¡vatros teníeu que sé! ¡Me hau sucarrat al gat!
¡Pero ya tos agarraré yo! ¡Ton enrecordaréu de esta!
Y, efectivamen, sen van enrecordá, ya que va sé mes fort lo que don Moissés, lo Peó, va fé en ells que lo que ells habíen fet en lo gat. Aixina y tot, en ells se va pará la cadena de escarméns. Y Daniel, lo Mussol, se preguntabe:
"¿per qué si cremám una mica a un gat mos foten a natros una dotsena de regletades a cada ma, y mos tenen tot un día aguantán en lo bras eixecat lo mamotreto de la Historia Sagrada, en mes de sen grabats a tot coló, y al que a natros mos sometix an esta caprichosa tortura no ña dingú que li imposo una sansió, consecuenmen mes dura, y aixina, de sansió en sansió, no mos plantem a la pena de mort?".
Pero, no. Encara que lo raonamén no ere desatinat, lo cástic se va acabá en ells. Este ere lo orden pedagógic establit y se teníe que acatá en sumissió. Ere la caprichosa, ilógica y desigual justissia dels homens. Daniel, lo Mussol, pensabe, mentres passaben desplay los minuts y li féen mal los ginolls y li tremolabe y sentíe punchades nervioses al bras eixecat en la Historia Sagrada a la punta, que lo únic negossi a la vida ere dixá de sé chiquet lo antes possible y transformás en un home. Entonses se podíe sucarrá tranquilamen a un gat en una lupa sense que se mogueren los solaméns sossials del poble y sense que don Moissés, lo mestre, abusare impunemen de les seues atribussións.

¿Y lo del túnel? Perque encara en lo de la lupa va ñabé una víctima inossén: lo gat; pero en lo del túnel no van ñabé víctimes y si ne hagueren ñagut, hagueren sigut ells y damún venga regletades a la punta dels dits y venga hores aginollats, en lo bras eixecat en la Historia Sagrada sobrepassán sempre lo nivell del cap. Aixó ere inhumano, un evidén abús de autoridat, ya que, en ressumides cuentes, ¿no haguere descansat don Moissés, lo Peó, si lo rápit sels haguere emportat per debán als tres aquella tarde ? Y, si ere aixina, ¿per qué sels castigabe? ¿pot sé perque lo rápit no sels va emportá per dabán?

Aviats estaben entonses; la disyuntiva ere crúa: o morí trinchats als ejes de un tren o tres díes a ginollóns en la Historia Sagrada y los seus mes de sen grabats a tot coló, eixecada per damún del cap. Tampoc Roc, lo Moñigo, assertaríe a explicás a quína regió del seu servell se va generá la idea estrambótica de esperá al rápit a dins del túnel en los cansonsillos baixats. Datres vegades habíen aguantat al túnel lo pas del mixto o del tranvía interprovinsial. Pero estos trens passaben lentos y lo seu pas, a la foscó del forat, apenes los produíe ya cap emossió. Ere pressís renovás. Y Roc, lo Moñigo, los va exigí este nou experimento: aguardá al rápit dins del túnel y fé los tres, al mateix tems, de ventre, cuan lo tren passare. Daniel, lo Mussol, antes de asseptá, va apuntá algúns sensats inconveniéns.

- ¿Y lo que no ne tingue ganes? - va di.

Lo Moñigo va argüí, contundén:

- Ya ni entrarán en cuan séntigue arrimás la locomotora.

Lo detall que van descuidá va sé lo depósit dels cansonsillos. De habé lligat esta punta, res se haguere descubert. Com no haguere passat res tampoc si lo día que lo Tiñós va portá la lupa a la escola no se haguere assomat lo sol. Pero existixen, flotán constanmen al aire, uns entes diabólics que chalen enredán los actes inosséns dels chiquets, complicánlos les situassións mes normals y simples.

¿Quí se habíe de pensá, en aquell momén, que en la sort dels cansonsillos estabe en joc la propia sort? ¿Se preocupe lo torero de la capa cuan té los cuernos a dos pams de la ingle? Y encara que al torero li esgarro lo bou lo capote no li renegue sa mare, ni li aguarde un maestre cabrejat que li fótegue dos dotsenes de regletades y lo fico de ginolls en la Historia Sagrada eixecada per damún del cap. Y, ademés, al torero li paguen mols dinés. Ells se arriesgaben sense esperá cap recompensa o aplausso (a no sé que fore a les dos galtes), ni la enchumenera ni una roda del tren. Trataben únicamen de autoconvénses de la seua propia valentía. ¿Mereix esta proba un suplissi tan refinat?

Lo rápit va entrá al túnel chulán, bufán, traén chispes, fen tremolá la montaña, sorollán les pedres. Los tres sagals estaben blangs, ajupidets, en los culets destapats a mich metro de la vía. Daniel, lo Mussol, va sentí que lo món se dislocabe daball dels seus peus, se desintegrabe sense remey y, mentalmen, se va santiguá. La locomotora va passá bufán al seu costat y una brafada calenta de vapor los va llepá lo cul. Van tremolá les parets del túnel, que se va omplí de un sarabastall de ferro. Per damún del fragor del ferro y la velossidat encaixonada, va arribá als seus oíts la advertensia del Moñigo:

- ¡Agarreutos dels ginolls!

Y se van agarrá, perque u manabe lo jefe y perque la atracsió del convoy ere casi irressistible. Se va agarrá dels ginolls, va tancá los ulls y va apretá la pancha. Va sé felís al constatá que habíe cumplit ce per be lo que Roc los habíe exigit. Se van sentí les risses sofocades dels tres amics al acabá de desfilá lo tren. Lo Tiñós se va alsá y va escomensá a tussí fart de fum. Después va tussí lo Mussol y, al remat, lo Moñigo. Lo Moñigo may arrencabe a tussí lo primé, encara que tinguere ganes de féu. Sobre estos extrems existíe sempre una competensia inexpresada. Sen enríen encara cuan Roc, lo Moñigo, va doná la veu de alarma.

- No trobo los pantalóns - va di.

Van pará les risses instantáneamen.

- Tenen que está per ahí - va corroborá lo Mussol, tanteján a la escurina.

Lo Tiñós va di: - Teníu cuidadet, no patejéu...

Lo Moñigo se va olvidá, per un momén, dels pantalóns.

- ¿U hau fet? - va preguntá.

Se van fondre a la tenebrosa oscurina del túnel les afirmassións satisfetes del Mussol y lo Tiñós.

- ¡Sí!

- Tamé yo - va confesá Roc, lo Moñigo; y sen va enriure al comprobá la rara unanimidat de les seues vísceres.

Los pantalóns seguíen sense apareixe. A paupóns van arribá a la boca del túnel. Teníen los culs esquichats de carbonilla y la temó per habé perdut los pantalóns y cansonsillos portabe a les seues cares una grassiosa expresió de sorpresa. Cap dells se va atreví a riure. Lo pressentimén de uns pares y un maestre enfadats y implacables no dixáe mol puesto a la alegría. De repén, cuatre metros mes abán, al mich de la sendeta que crusáe la vía, van vore un drap informe y negrot. Lo va arreplegá Roc, lo Moñigo, y los tres lo van examiná en detenimén. Sol Daniel, lo Mussol, va pugué di:

- Es un tros dels meus pantalóns - va di en un fil de veu.

La demés roba va aná apareixén, escampada a pedassos, per la senda. La onda de la velossidat habíe fet volá la roba, y lo tren la va desfé entre los seues ferros com una fiera fura. De no sé per este inesperat contratems dingú sen haguere enterat de la aventura. Pero eixos entes siniestros que constanmen floten al aire, los van embolicá lo assunto una vegada mes. Claro que, ni encara sospesán la travessura en tota la seua dimensió, se justificabe lo cástic que los va imposá don Moissés, lo mestre. Lo Peó sempre se passabe tres pobles. Ademés, lo castigá als alumnos pareixíe procuráli un goch indefinible o, per lo menos, la comisura dreta de la seua boca se estirabe, en eixos casos, hasta casi mossegá la negra pulsera de Curro Jiménez, Panchampla o lo Tempranillo.

¿Que habíen escandalisat al poble entran sense cansonsillos? ¡Pos claro! Pero ¿quína atra cosa podíen fé en aquell cas? ¿Se té que extremá lo pudor hasta lo pun de no torná al poble per lo fet de habé perdut los cansonsillos?
Ressultabe tremendo pera Daniel, lo Mussol; Roc, lo Moñigo, y Germán, lo Tiñós, tindre que dessidí sempre entre unes disjuntives tan penoses. Y ere encara mes mortificán lo que produíen en don Moissés, lo maestre, les seues coses, unes coses que ni de prop, ni de lluñ, li fotíen res.

martes, 5 de enero de 2021

NOVENA JORNADA. NOVELA PRIMERA.

NOVENA JORNADA.

ESCOMENSE LA NOVENA JORNADA DEL DECAMERÓN, A LA QUE, DABALL DEL GOBERN DE EMILIA, NARRE CADAÚ SOBRE LO QUE MES LI AGRADE.

La llum en lo seu esplendó ahuyentabe a la nit, y se habíe ya vestit lo octavo sel de coló blau, y escomensaben per los prats a alsás les floretes, cuan Emilia, eixecánse, va fé cridá als seus compañs; arribán y ficanse en camí detrás de les lentes passes de la reina, cap a un bosquet no mol lluñ de la villa van aná, y entrán an ell, van vore que los animals com cabridets, ciervos y datres, que no teníen temó de la cassera per la existén pestilensia, los esperaben com si foren domestics. Y ara an este, ara an aquell se arrimaben, fenlos corre y saltá; pero puján ya lo sol, a tots los va pareixe be torná.
Anáen tots engalanats en guirnaldes de carrasca, en les mans plenes de herbes de bona auloreta y flos; y qui sels haguere trobat sol haguere pogut di:
«O estos no sirán per la mort vensuts o los matará alegres». Aixina pos, pas a pas venín, cantán y bromeján, van arribá a la villa, aon totes les coses ordenadamen dispostes y a los seus criats alegres y festius van trobá. Allí, descansán un rato, no se van assentá a la taula antes de que sis cansonetes (la una milló que l’atra) foren cantades per los joves y les siñores; después de estes, rentánse les mans, a tots los va colocá lo mayordomo a la taula segóns lo gust de la reina. Allí, portades les viandes, tots alegres van minjá; y eixecánse después, a carolá y a tocá los seus instruméns se van ficá; y después, manánu la reina, qui va volé sen va aná a descansá. Pero arribada la hora acostumbrada, tots se van ajuntá per a contá les seues histories, y la reina, mirán a Filomena, li va di que escomensare les histories del presén día; ella, sonrién, va escomensá de esta guisa:

JORNADA NOVENA. NOVELA PRIMERA.

Doña Francesca, volguda per un tal Rinuccio y un tal Alessandro, y sense voldren a cap, ne fa entrá a un com si estare mort a una sepultura y al atre lo fa traure, y no podén ells arribá a fé lo manat, sels trau de damún.

Siñora, mol me agrade sé la que córregue la primera lid an este campo ubert y libre del novelá al que la vostra magnifisensia mos ha ficat; lo que si yo u fach be, no dudo de que los que vindrán después no u faiguen be o milló.

Moltes vegades, encantadores siñores, se ha mostrat als nostres raonaméns cuántes y quínes són les forses del Amor, pero no crec que plenamen se haiguen dit, y no se diríen si estiguerem parlán desde ara hasta daquí un añ; y com ell no sol porte als amáns a diversos perills de mort, sino tamé a entrá a les cases dels morts per a traure als morts, tos parlaré de aixó en una historia (ademés de les que ya han sigut contades), a la que lo poder de Amor no sol compendréu, sino que tamé lo talento de una valerosa Siñora aplicat a tráures de damún a dos homens que contra lo seu gust la volíen.

Dic, pos, que a la siudat de Pistoya va ñabé una majíssima Siñora viuda a la que dos dels nostres florentíns que per está desterrats de Florencia vivíen a Pistoya, Rinuccio Palermini y Alessandro Chiarmontesi, sense sabé la un del atre, per azar prendats della, mol la volíen, fen cuidadosamen cadaú lo que podíe per a conquistá lo seu amor. Y sen esta noble Siñora, Francesca de los Lázzari, assobín solissitada per embajades y per rogs de cada un de estos, y habénlos poc discretamen escoltat moltes vegades, y volén discretamen dixá de féu y no puguén, li va vindre un pensamén per a tráures de damún la seua importunidat: y va sé demanáls que li faigueren un servissi que va pensá que ningú podríe féli per mol possible que fore, per a que, al no féu, tinguere ella honrosa y creíble raó per a no voldre escoltá mes les seues embajades; y lo pensamén va sé lo siguién. Habíe, lo día en que li va vindre este pensamén, mort a Pistoya un que, per mol nobles que hagueren sigut los seus antepassats, ere reputat com lo pijó home que ñaguere no ya a Pistoya, sino a tot lo món; y ademés de aixó, ere tan contrafet y de cara tan desfigurada que qui no lo haguere conegut al vórel per primera vegada haguere tingut temó; y habíe sigut enterrat a un sepulcro fora de la iglesia de los flares menors.
Lo que va pensá ella que podríe sé de gran ajuda per al seu propósit; per naixó li va di a una criada seua:- Saps be lo aburrimén y les molesties que ressibixco tots los díes en les embaixades de estos dos florentíns, Rinuccio y Alessandro; ara be, no estic disposada a donáls lo meu amor y per a tráuremels de damún me ha vingut al pensamén ficáls a proba (per los grans oferiméns que me fan) en algo de lo que estic segura de que no farán, y tráurem aixina de damún la seua importunidat; y escolta cóm. Saps que este matí han enterrat aon los flares menors al Degolladéu (aixina se díe aquell mal home del que ham parlat abáns) del que, no ya mort, sino viu, los hómens mes valéns de esta siudat, al vórel, se escagarsaben; y per naixó ten anirás secretamen aon Alessandro y li dirás: «Doña Francesca me mane dít que ha arribat lo momén en lo que pots tíndre lo seu amor, lo que has dessichat tan, y si vols, sirá de esta manera. A casa seua (per una raó que tú sabrás mes tart) té que sé portat esta nit lo cadáver de Degolladéu que ha segut enterrat este matí; per lo que te rogue, com a gran servissi, aná esta nit a la hora de la primera son y entrá a la sepultura aon Degolladéu está enterrat, y ficát la seua roba y quedát quieto com si fores ell hasta que vinguen a buscát, y sense fé res ni di cap paraula dixát portá a casa seua, aon ella te ressibirá, y estarás en ella». Si diu que no u fará, disli de part meua que no aparegue mes aon estiga yo, y que si se estime la vida que se guardo de enviám mensajeros o embaixadós. Y después de aixó anirás aon Rinuccio Palermini y li dirás: «Doña Francesca diu que está dessidida a fé lo teu gust si li fas an ella un gran servissi, que es este: esta nit cap a la mijanit has de aná a la sepultura aon está enterrat Degolladéu y, sense di res de lo que veigues, séntigues o escoltos, lay portos a casa;
allí vorás per a qué lo vol y conseguirás lo teu plaé; y si no vols fé aixó te mane desde ara que no li envíos mes mensajeros ni embaixades». La criada va aná a les dos cases, y, segóns li va sé manat, va parlá; a la que van contestá lo dos que no sol a una sepultura, sino al infern entraríen si ella volíe. La criada li va torná la resposta a la Siñora, que va esperá a vore si estaben tan locos de féu. Arribada, pos, la nit y sén ya la hora de la primera son, Alessandro Chiarmontesi, quedánse en jubón, va eixí de casa per a aná a suplantá al Degolladéu a la sepultura; y pel camí li va vindre al ánim un pensamén, y va escomensá a dís:

- ¡Ah!, ¡qué animal que soc! ¿aón vach?, ¿y qué me sé yo si los paréns de ésta, potsé percatats de que la vull, creén lo que no es li han fet fé aixó per a matám a la sepultura eixa? Lo que, si passare, yo siría qui u pagaría y may arribaríe a sabés res que los perjudicare. ¿O qué me sé yo si potsé algún enemic meu me ha procurat aixó, al que potsé ella, volénlo, vol serví? Y después díe:

- Pero suposem que no sigue cap de estes coses, y que los seus paréns me porton a casa seua: ting que creure que lo cadáver de Degolladéu no lo volen per a tindrel en brassos ni per a ficál als della; aixina que ting que creure que volen fé en ell consevol destrossa, com de algú que en alguna cosa los va fé mal. Ella diu que per res que séntiga diga cap paraula. ¿Y si eixos me tragueren los ulls, o me arrancaren les dens, o me mutilaren les mans o men faigueren alguna datra pareguda, qué siríe de mí? ¿cóm me podría quedá coto? ¿Y si parlo y me coneixen y entonses me fan mal?; pero encara que no men faiguen, no conseguiré res perque no me dixarán en la Siñora; y la Siñora dirá después que hay desobeít la seua orden y may fará res que me contento. Y aixina dién, casi sen va entorná cap a casa; pero lo gran amor lo va espentá cap a abán en arguméns contraris an estos y de tanta forsa que lo van guiá hasta la sepultura; la va obrí, y entrán a dins y despullán a Degolladéu y ficánse la seua roba, y tancán la sepultura y ficánse al puesto de Degolladéu, li va escomensá a doná voltes al cap sobre quí habíe sigut este y les coses que habíe sentit di que habíen passat de nit no sol a la sepultura de los morts, sino tamé a datres parts: y tots los pels se li van ficá de punta, y de rato en rato li pareixíe que Degolladéu se alsaríe y lo degollaríe an ell allí. Pero ajudat per lo ardén amor, estos y atres pensaméns de paó vensén, estánse com si estiguere mort, se va ficá a esperá lo que siríe dell. Rinuccio, al aproximás la mijanit, va eixí de casa per a fé alló que li habíe sigut manat per la seua Siñora; y mentres hi anabe, va entrá en mols y diversos pensaméns sobre les coses que podríen passáli, tals com vindre a les mans de la señoría en lo cadáver de Degolladéu a cascarrulles o acostes y sé condenat a la foguera per bruixo, o que si aixó se sabíe, se procuraríe lo odio dels seus paréns y de atres tals, per los que casi se va pará. Pero después, recuperánse, va di:

- ¡Ah!, ¿diré que no a la primera cosa que esta noble Siñora, a la que tan hay vullgut y vull, me ha demanat, y espessialmén debén conquistá la seua grássia? Encara que tinguera que morí, no puc dixá de fé lo que li hay prometut.

Y continuán lo seu camí, va arribá a la sepultura y la va obrí fássilmen. Alessandro, al sentíla obrís, encara que molta temó tinguere, se va está cotet. Rinuccio, entrán a dins, creén pendre lo cadáver de Degolladéu va agarrá a Alessandro per los peus y lo va traure fora, y colocánsel damún dels muscles, cap a casa de la noble Siñora va escomensá a caminá; y anán aixina sense cap considerassió dell, moltes vegades li fotíe cops, ara a un costat, ara al atre, contra los pedrissos apegats a les cases; y la nit ere tan fosca que no podíe vore per aón anabe. Y están ya Rinuccio a la porta de la noble Siñora, que estabe a la finestra en la seua criada per a vore si Rinuccio portabe a Alessandro, ya preparada per a féls anássen als dos, va passá que la guardia de la siñoría, vigilán per aquell barri a vore si enchampaben algún bandido, al sentí lo soroll que Rinuccio fée al caminá, van traure una llum per a vore qué ere y aón estabe, y prenén los escuts y les llanses, van cridá:- ¿Quí va?

Sentínu Rinuccio, sense tems de pensá res, va dixá caure a Alessandro y va corre cametes ajudeume tot lo que va pugué. Alessandro, eixecánse a escape, encara que portare les robes del mort, que eren mol llargues, tamé va arrencá a corre.
La Siñora, en la llum ensesa per los guardies habíe vist a Rinuccio en Alessandro damún dels muscles, y del mateix modo habíe reconegut a Alessandro vestit en les robes de Degolladéu; y se va maravillá mol del gran valor de los dos, pero en tot lo seu assombro mol sen va enriure al vore aviá an terra a Alessandro y vórel después fugí. Y alegránse mol en aquell cas y donán grássies a Deu que del fastidio de estos dos la habíe tret, sen va entorná a dins y sen va aná al llit, afirmán, en la seua criada, que sense cap duda aquells dos la volíen mol, ya que habíen fet alló que los habíe manat, tal com se habíe vist.
Rinuccio, tristot y maldién la seua desventura, no sen va entorná cap a casa, sino que, al anássen de aquell barri la guardia, va torná allí aon habíe aviát a Alessandro, y va escomensá, a paupóns, a vore si lo trobabe, per a cumplí lo que li habíe sigut requerit; pero, al no trobál, pensán que la guardia sel hauríe emportat de allí, sen va aná cap a casa. Alessandro, no sabén qué fé, sense habé reconegut al que lo habíe portat, dolgut per esta desdicha, tamé sen va aná cap a casa. Per lo matí, trobada uberta la sepultura de Degolladéu y no veénlo a dins perque Alessandro lo habíe embutit cap al fondo, tota Pistoya se va omplí de parladuríes, pensán los tontos que sel habíen emportat los demonis. No va dixá cada un dels enamorats de féli sabé a la dama lo que habíen fet y lo que habíe passat, y en alló, excusánse per no habé cumplit del tot lo seu manamén, la seua grássia y lo seu amor demanaben. Ella, fen vore que no su creíe, en la tallán resposta de que no faríe may res per nells, ya que ells no habíen fet lo que los habíe demanat, sels va traure de damún.

viernes, 17 de enero de 2020

JORNADA CUARTA. NOVELA DÉSSIMA.


JORNADA CUARTA. NOVELA DÉSSIMA.

La dona de un meche, tenínlo per mort, fique al seu amán narcotisat a un arcó, y en ell a dins sel emporten dos ussureros a casa seua. Al recobrá lo sentit, lo fiquen a la presó per lladre. La criada de la Siñora conte a la señoría que ella lo habíe ficat al arcó robat per los ussureros, y se salve de la forca, y los prestamistes per habé robat lo arcó són condenats a pagá una multa.

Habén acabat lo rey lo seu relato, sol quedabe Dioneo per contá lo seu, que es este:
Les penes dels infelisos amáns aquí contades, no sol a vatres, siñores, sino tamé a mí me han entristit los ulls y lo pit, per lo que mol hay dessichat que se acabaren. Ara, alabat sigue Deu, que ya s´han acabat (menos si yo vullguera an esta malvada mercansía afegí un mal empalme, de lo que Deu me libro), sense seguí mes abán en tan dolorosa materia, una mes alegre y milló escomensaré, y potsé servirá de bona orientassió a lo que a la próxima jornada té que contás. Debéu sabé, hermossíssimes joves, que no fa mol tems va ñabé a Salerno un grandíssim meche cirujano de nom mestre Mazzeo de la Montagna, lo que, ya prop de los seus radés añs, habén pres per dona a una hermosa y noble jove de la seua siudat, li comprabe vestits rics, joyes y tot lo que a una dona pot agradáli mes. Ella estáe la mayoría del tems encatarrada, perque al llit no estabe per lo home ben cuberta. Este home, que, com micer Ricciardo de Chínzica, de qui ham parlat, a la seua enseñabe les festes y lo dijú, éste an ella li explicabe que per una vegada que se gitabe en una dona teníe que descansá no sé cuáns díes, y datres tontades. En lo que ella vivíe mol descontenta, y com ere prudén y de ánim valén, per a aforráli faena al de la casa se va disposá a eixí al carré y desgastá an algú forasté, y habén mirat mols jovens, al final un li va arribá al alma, en lo que va ficá tota la seua esperansa y tot lo seu ánim. Aixó, advertínu lo jove y agradánli mol, tamé cap an ella va enfocá lo seu amor. Se díe éste Ruggeri dels Aieroli, noble de naiximén pero de mala vida y de reprobable estat hasta lo pun de que ni parén ni amic li quedabe que lo vullguere vore, y per tot Salerno sel culpabe de robos y de atres maleses. De aixó poc se va preocupá la dona, ya que li agradáe per datres coses. Y en una criada seua tan be u va prepará, que van está juns; y después de chalá, la dona lo va escomensá a renegá per la seua vida passada y li va demaná que, per amor d´ella, de aquelles coses se apartare; y per a donáli ocasió de féu, va escomensá a passáli de cuan en cuan unes perretes. De esta manera, están juns mol discretamen, va passá que al meche li van ficá entre les mans un dolén que teníe futuda una de les dos cames; lo meche los va di als seus paréns que, si no se li traíe un os podrit que teníe a la cama, se li tendríe que tallá tota la cama o se moriríe. Ficánse de acuerdo tots los seus paréns, lay van portá. Lo meche, pensán que lo dolén sense sé narcotisat o anestessiat no soportaríe lo doló ni se dixaríe intervíndre, va fé destilá de sert compost seu un aigua que debíe dormíl mentres ell lo intentabe curá. Va fé portá la anestesia a casa, y a una finestreta de la seua alcoba la va ficá, sense díli a dingú lo que ere. Cuan va arribá lo tardet, cuan teníe que aná a curá al dolén, li va arribá un missache de serts mol grans amics seus de Amalfi diénli que per res dixare de acudí allí enseguida, perque habíe ñabut una gran riña y mols habíen sigut ferits. Lo meche, dixán per a en son demá la cura de la cama del os pasat, va pujá a una barqueta y sen va aná cap a Amalfi. La dona, sabén que per la nit no tornaríe a casa, de amagatóns com acostumbrabe, va fé víndre a Ruggeri, lo va embutí a la seua alcoba, y lo va tancá a dins hasta que les persones de la casa sen anigueren a dormí. Quedánse, pos, Ruggeri a la alcoba y esperán a la Siñora, com teníe molta sed y va vore a la finestreta aquella garrafeta de aigua que lo meche habíe fet per al dolén, y creén que ere aigua, se la va portá a la boca y se la va beure tota. No habíe passat mol rato cuan li va entrá molta son y se va adormí com un soc.
La dona, tan pronte com va pugué va aná cap a la seua alcoba y, trobán a Ruggeri adormit, va escomensá a saxál y a díli en veu baixa que se eixecare, pero com si res: no responíe ni se movíe un pun; per lo que la dona, algo enfadada, en mes forsa lo va sacsejá, dién:
- Eixécat, dormilón, que si volíes dormí, aon teníes que aná ere a casa teua, y no víndre aquí. Ruggeri, espentat de esta manera, va caure an terra desde l´arcó aon estabe y no va doná cap siñal de vida, la mateixa que haguere donat un mort; en lo que la dona, una mica assustada, va escomensá a intentá eixecál y lo movíe mes fort, y lo agarrabe pel nas, y lo estirabe de la barba, pero no valíe per a res: habíe lligat lo burro a un bon clau. Per lo que la Siñora va escomensá a pensá que estáe mort, pero encara aixina lo va escomensá a pessigá y a cremál en una vela; per lo que ella, que no ere mechesa encara que meche fore lo home, va creure que estabe mort, per lo que, com lo volíe mol, si va sentí doló no ña que preguntáu, y no atrevinse a fé soroll, va escomensá a plorá damún
d´ell casi en silensio. Pero después de un rato, en temó de afegí a la deshonra esta desgrássia, va pensá que sense tardá teníe que trobá lo modo de tráurel de casa mort com estabe, y de amagatóns va cridá a la criada, y amostránli la seua desgrássia, li va demaná consell.
La criada, maravillánse mol, tamé lo va menejá y espentá, y veénlo sense sentit, va di lo mateix que díe la Siñora, es di, que estabe mort, y li va aconsellá que lo tragueren de casa.
A lo que la Siñora va di:
- ¿Y aón podém amagál per si u veu algú?
A lo que la criada va contestá:
- Siñora, esta tarde ya de nit hay vist, apoyada a la tenda del fusté veí nostre, un arca no massa gran que, si no la han embutit a casa, mos vindrá mol a propósit per a lo que nessessitam, perque a dins hi cap be, y podém fótreli dos o tres puñalades y dixál a consevol puesto. Qui lo trobo se pensará, com ha sigut tan roín, que, anán a fén alguna, algún dels seus enemics l´ha matat, y después l´han ficat al arca.
Li va pareixe be a la Siñora lo consell de la criada, menos en lo de féli algunes ferides, dién que no podríe vóreu per res del món. La va maná a vore si encara estabe l´arca aon la habíe vist, y ella va torná dién que sí. La criada, entonses, que jove y valenta ere, ajudada per la Siñora, se va ficá a Ruggeri a cascarrulles, y anán la Siñora per dabán per a mirá si veníe algú, arribán al arca, lo van embutí a dins, y tornánla a tancá, sen van aná.
Fée uns díes, habíen vingut a viure a una casa dos joves que dixaben dinés a ussura, y dessichosos de guañá mol y de gastá poc, tenín nessessidat de mobles, lo día abáns habíen vist aquella arca y habíen pensat que si per la nit seguíe allí se la emportaríen a casa. Y arribada la mijanit, van eixí de casa, la van trobá, y sense entrá en miraméns, rápidamen, encara que los pareixíe massa pesada, se la van emportá a casa y la van dixá a la vora de una alcoba aon les seues dones dormíen, sense preocupás de colocála be entonses; y dixánla allí, sen van aná a dormí.
Ruggeri, que habíe dormit mol tems, y ya habíe paít lo narcótic, prop de maitines se va despertá, pero no va recuperá del tot los sentits, li va quedá al servell una estupefacsió que no sol aquella nit sino mes díes lo va tíndre apamplat. Obríe los ulls y no vee res, y estirabe los brassos y les mans y se trobabe en la fusta del arca. Va escomensá a cavilá y a dís an ell mateix:
- ¿Qué es aixó? ¿aón estic? ¿estic adormit o despert? Men enrecordo que esta nit hay entrat a la alcoba de la meua Siñora y ara me pareix que estic a un ataút. ¿Qué vol di aixó? ¿Haurá tornat lo meche o passat algo per lo que la Siñora, mentres yo dormía, me ha amagat aquí? Aixó crec, segú que aixina haurá sigut.
Se va quedá quieto y va escoltá a vore si sentíe alguna cosa. Están aixina mol rato, mes be a disgust an aquell puesto tan estret, li fée mal lo costat aon se apoyabe, y volén tombás del atre costat, tan be u va fé que, pegán en los riñóns contra un dels costats del arca, que no estabe ben anivellada, la va fé caure; y al caure va fé mol soroll, per lo que les dones que allí a la vora dormíen se van despertá, pero com teníen temó, callaben. Ruggeri se va assustá pero va notá l´arca uberta, y va volé eixí fora. Y com no sabíe aón estabe, va escomensá a caminá a paupóns per la casa, per a vore si trobabe una escala o porta per aon anássen. Lo van sentí les dones y van escomensá a di:
- ¿Quí ña per ahí?
Ruggeri, com no coneixíe les veus, no contestabe, per lo que les dones van escomensá a cridá als dos homens, que com habíen velat hasta tart, dormíen mol be y no sentíen res de lo que passabe. Les dones, mes assustades, se van eixecá y se van assomá a les finestres, y van escomensá a quirdá:
- ¡Al lladre, al lladre!
En este jaleo se van despertá mols dels veíns y pronte van trobá a Ruggeri, que sense pugué vore per aón podríe escapás, li van tirá la ma los guardies del rectó de la siudat, que habíen corregut al sentí lo abalot, y lo van portá dabán del rectó, perque per tots ere tingut per lladre y roín, y torturánlo, va confessá que habíe entrat a casa dels prestamistes a robá, y lo rectó va dessidí que lo penjaríen.
Va corre pel matí per tot Salerno la notíssia de que Ruggeri habíe sigut detingut robán a casa del ussureros, y sentínu la Siñora y la criada, se van extrañá tan que casi no se creíen lo que habíen fet la nit d´abáns, pensáen que u habíen ensomiat. Y ademés de açó, del perill que corríe Ruggeri sentíe la Siñora tanta pena que casi se tornáe loca.
Después de la tercia, habén tornat lo meche de Amalfi, va preguntá qué habíe sigut de la seua aigua, perque volíe donálay al seu dolén; y trobánse la garrafeta vuida va fé un gran abalot dién que res a casa seua podíe quedás al seu puesto.
La Siñora, que estabe preocupada per una atra cosa, va contestá enfadada dién:
- ¿Qué faríeu vos, maestre, per una cosa importán, cuan per una garrafeta de aigua forra montéu tan gran abalot? ¿Es que no ne ña mes en tot lo món?
A lo que lo mestre va replicá:
- Dona, te penses que ere aigua clara; no es aixina, ere un aigua preparada per a fé dormí a un passién. Y li va contá la raó per la que la habíe fet.
Cuan la Siñora va sentí aixó, va está segura de que Ruggeri se la habíe begut y per naixó los habíe pareixcut mort, y va di:
- Maestre, natros no u sabíem, aixina que féune un atra.
Lo dotó, veén que no ni quedáe datra, ne va destilá una nova. Poc después, la criada, que per orde de la Siñora habíe anat a enterássen de lo que se díe de Ruggeri, va torná y li va di:
- Siñora, de Ruggeri tots parlen mal y, per lo que yo hay pogut sentí, ni amic ni parén li quede que per a ajudál se haigue eixecat o vullgue alsás; y se té per segú que demá lo magistrat lo fará penjá. Y ademés de aixó, tos contaré una cosa curiosa. Me pareix que sé cóm va arribá a casa del prestamista: be coneixéu al fusté aon estabe lo arcó aon lo vam embutí. Sel va sentí discutí en un que seguramén ere l´amo del arca, reñín com a gossos, aquell li demanáe los dinés perque l´arca no apareixíe, y lo fusté li responíe que lay habíen robat per la nit; a lo que aquell replicabe: «No es verdat, tú lay has venut als dos joves prestamistes, que ells me u van dí cuan la vach vore a casa seua, cuan va sé detingut Ruggeri». A lo que lo fusté va di: «Ells te han dit una mentira, no me han comprat cap arcó, pot sé que de nit me la haiguen robat ells; aném a casa seua». Y aixina si van atansá, y yo hay vingut aquí, y com podéu vore, penso que de esta manera Ruggeri va pará allí, pero cóm va ressusitá no puc enténdreu.
La Siñora, entonses, entenénu tot, li va di a la criada lo que habíe sentit del aigua del meche, y li va rogá que per a salvá a Ruggeri la ajudare, perque en un mateix pun podíen salvá a Ruggeri y protegí lo seu honor.
La criada va di:
- Siñora, diéume cóm, que yo faré consevol cosa de bona gana. La Siñora, com ya habíe cavilat qué se teníe que fé, li va di a la criada que, lo primé, anare a vore al meche, y plorán, li diguere:
- Siñó, ting que demanátos perdó per una gran falta que hay fet contra vos. -
Va dí lo meche:
- ¿Y de quina falta me parles?
Y la criada, sense dixá de plorá, va di:
- Siñó, sabéu quí es lo jove Ruggeri de los Aieroli, éste, com li agradaba yo, entre amenasses y amor me va portá a sé la seua amiga: y sabén ahí per la tarde que vos no estábeu, mel vach portá a la vostra casa, a la meua alcoba. Li va entrá sed, y com yo no había preparat ni aigua ni vi, sense volé que la vostra dona, que a la sala estabe, me veiguere, men vach enrecordá de habé vist a la vostra alcoba una garrafeta de aigua, y vach corre a per nella, y li vach doná de beure. Vach torná la garrafa aon estabe, pero forra, de lo que hay vist que hau fet gran abalot. Y en verdat confesso que vach fé mal, pero ¿quí ña que alguna vegada no faigue mal? Séntigo mol habéu fet; sobre tot perque per naixó y per lo que después se va seguí de aixó, Ruggeri está a pun de pédre la vida, per lo que tos rogo, per lo que mes vullguéu, que me perdonéu y me donéu llissénsia per a que vaiga a ajudá a Ruggeri en lo que puga.
Lo meche, al sentí aixó, encara que estáe ben enfadat, va contestá fen broma:
- Tú ya te has imposat una peniténsia, perque vas creure que tindríes de nit a un jove que te espolsaríe lo pols, y lo que vas tindre va sé un lirón. Vésten a procurá per la salvassió del teu amán, y de ara en abán guárdat de portál a casa perque u pagarás per esta vegada y per l’atra. Pareixénli a la criada que li habíe eixit be la charrada, tan pronte com va pugué sen va aná cap a la presó aon teníen a Ruggeri, y tan li va insistí al carselé que la va dixá parlá en Ruggeri. Ella, después de díli qué li teníe que contestá al magistrat per a salvás, tans fils va moure que va arribá dabán del magistrat. Éste, abáns de consentí en sentíla, com la veíe fresca y pita, va volé enganchá en lo gancho a la pobreta cristiana; y ella, per a sé milló escoltada, no li va fé ascos; y li va di:
- Siñó, teníu aquí a Ruggeri de los Aieroli presoné per lladre, pero no ha robat res. Escomensán per lo escomensamén li va contá tota la história: cóm ella, amiga d´ell, lo habíe portat a casa del meche, y cóm li habíe donat a beure aigua que va resultá sé un narcótic, sense sabéu, y cóm va pensá que estáe mort y lo va embutí al arca; y después de aixó, lo que habíe sentit entre lo mestre fusté y lo amo del arca, amostránli en alló cóm habíe arribat Ruggeri a casa de los prestamistes. Lo magistrat, veén que ere fássil comprobá si ere verdat alló, primé li va preguntá al meche si ere verdat lo del aigua per a fé dormí, y va vore que aixina habíe sigut; y después, fen cridá al fusté y a qui li habíe encarregat l´arca, y als prestamistes, después de moltes históries va vore que los prestamistes la nit de abáns habíen robat l´arca y se la habíen emportat a casa. Después va maná a buscá a Ruggeri y preguntánli aón se habíe albergat la nit passada, va contestá que no sabíe aón habíe parat, pero que sen enrecordabe be que habíe anat a vore a la criada del mestre Maezzo, que habíe begut aigua perque teníe molta sed, pero aón habíe estat después no u sabíe, sol que se se va despertá a casa de los prestamistes a dins de un arca. Lo magistrat, sentín estes coses y divertínse mol en elles, a la criada y a Ruggeri y al fusté y als prestamistes los u va fé repetí moltes vegades. Al final, veén que Ruggeri ere inossén, va condená als prestamistes per robá l´arca a pagá deu onzes, va ficá en libertat a Ruggeri, que se va alegrá mol, y la seua Siñora encara mes. Ella, jun en ell y en la criada (que habíe volgut cusíl a gaviñetades), moltes vegades sen va enriure de este cas, y van continuá en lo seu amor, sempre de be a milló; com voldría que me passare a mí, pero no que me embutigueren a dins de un arcó.
Si les primeres históries los pits de les anheláns siñores habíen entristit, esta radera de Dioneo los va fé riure tan, y espessialmén cuan va di que lo magistrat habíe enganchat lo gancho, que se van sentí recompensades de les tristeses sentides a les atres. Pero veén lo rey que lo sol escomensabe a ficás groc y que habíe arribat lo final del seu señorío, en mol bones paraules se va excusá en les hermoses siñores de lo que habíe fet; es di, de habé fet parlá de un assunto tan cruel com es lo de la infelissidat de los amáns, y feta la excusa se va eixecá y del cap se va traure la corona de lloré y lay va colocá a la rubíssima Fiameta, dién:
- Te fico esta corona per a que de la dura jornada de avui sápigues consolá an estes compañes nostres lo día de demá.
Fiameta teníe lo pel llarc y dorat, y li caíe per damún dels delicats muscles. La cara ere redoneta y de un coló de blangs lliris y roches roses mesclats. Los ulls la féen pareixe un falcó y a la seua boqueta minuda los labios pareixíen dos rubís minuts. Sonrién va contestá:
- Filostrato, yo la assepto de bona gana, y per a que milló veigues lo que has fet, desde ara mano y ordeno que tots se preparon per a contá demá algo felís que li haguere passat an algún amán, después de algúns dus o desventurats acsidéns.
Esta propossisió los va agradá a tots; y ella, fen víndre al senescal y disposán en ell les coses nessessáries, va doná llissénsia a tota la compañía, y sen van aná uns pel jardí, de una hermosura que no cansabe, y datres per los molíns que fora d'ell voltáen, hasta la hora del sopá. Se van ajuntá tots, com teníen per costum, a la vora de la hermosa fon, y se van ficá a ballá y a cantá, y dirigín Filomena la dansa, va di la reina:
- Filostrato, yo no vull apartám dels meus predecessós, sino, com ells han fet, vull que se canto una cansó; y com estic segura de que les teues cansóns són com les teues noveles, cántamos la que vullgues. Filostrato va contestá que de bon grado, y sense esperá va escomensá a cantá de esta manera:
En llágrimes demostro
cuánta amargura sén, y cuán doló,
lo traissionat cor, Amor.
Amor, amor, cuan primeramen
vas ficá en ell a qui me mou a la plorera
sense esperá salut,
tan plena la vas mostrá de virtut
que fluix vach creure consevol problema
que embargare la meua men,
ya mártir y dolén
per culpa teua, pero be lo meu error
vech ara, y no sense gran doló.
Me ha mostrat lo meu engañ
lo vórem abandonat per aquella
en la que yo esperaba:
que cuan, tristot, yo vach pensá que estabe
mes en la seua grássia y la servía an ella,
sense pensá en lo mal
que sentiría,
vach vore que la calidat del atre amadó
a dins arreplegabe y yo vach pédre lo favor.
Cuan me vach vore per nella apartat
va naixe al meu cor lo dolorós
plo que ploro ara;
y mol hay maldit lo día y la hora
en que primé vach vore la cara amorosa
de blanca bellesa adornada
y mol, mol infamat,
la meua confiansa, esperansa y ardó
va maldién la meua alma en lo seu doló.
Cuán sense consol seguix la meua pena,
siñó, pots sentíu, pos te crido
en veu que se lamente
y te dic que tan me atormente
que per a menos patí a la mort crido:
venga, y la vida tan
anegada en lo seu plo
acabo de una vegada, y lo meu furor
allá aon vaiga sentiré.
Ni un atre camí ni datra salvassió
li quede mes que la mort a mí afligida
vida: dónamela, Amor,
pronte y en ella acabo la amargura
y al cor li trague la vida.
¡Fésu, ay, que sense raó
me sen ha tret la meua consolassió!
Fésla felís en la meua mort, siñó,
com la has fet en un nou amán.
Balada meua, si datres no te adeprenen
me done igual, perque no sabrá la gen
igual que yo cantát;
sol un traball vull donát
a Amor troba, an ell sol
cuánta pena me done
esta vida angustiosa
di claramén, y roga que a milló
puesto la porto per a fés honor.
Van demostrá les paraules de esta cansó mol claramen quin ere lo ánim de Filostrato, y la ocasió; y potsé mes declarat u hauríe lo aspecte de tal Siñora que estabe ballán, si la escurina de la nit arribada no haguere amagat la roijó de la seua cara. Después de acabá, moltes atres cansóns van ñabé hasta que va arribá la hora de anássen a dormí; per lo que, manánu la reina, cadaú a la seua cámara se va embutí.

ACABE LA CUARTA JORNADA.

quinta jornada