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viernes, 3 de diciembre de 2021

DVA, Borao, G

GABARDA. a. Mosqueta silvestre, planta. (mol pareguda al picaesquenes: escaramujo : Hagebutte alemán; punche com la gabarrera, garrabera, gavarrera, garravera, y com la romiguera)

GABARDA, Mosqueta silvestre, picaesquenes, escaramujo, Hagebutte, punche com la gabarrera, garrabera, gavarrera, garravera, romiguera


GABOTE. d. Volante o rehilete, juego. (Flecha pequeña con una púa en un extremo y un papel o plumas en el otro que se lanza por diversión para clavarla en un blanco.

Juguete de niños que consiste en una vara o palo en cuyo extremo va sujeta una rueda o estrella de papel que gira impulsada por el viento.)

GABOTE, volante, rehilete, juego, Flecha pequeña con una púa en un extremo y un papel o plumas en el otro que se lanza por diversión para clavarla en un blanco. Juguete de niños que consiste en una vara o palo en cuyo extremo va sujeta una rueda o estrella de papel que gira impulsada por el viento


GAFARRÓN. n. Ave. - n. Se dice del que habla mucho, principalmente con alusión a los niños.

GAFETE, c. Corchete. (Gafet, gafets; gafetá).

GAJO. d. Porción de manzana, naranja etc. (Gall, gallet)

GALACHO. d. Hoyo o cortadura que dejan las avenidas o aguas derrumbadas. (Galachos de Juslibol en Zaragoza.)

GALAFATÓN (coger en). n. Coger a uno infraganti.

GALCE. n. Marco o aro y también rebajo. (Galse)

GALDRUFA. a. Peonza. (Baldrufa, trompina)

GALERA. c. Casa de corrección para mujeres.

GALGUEADO. n. El animal que ha sufrido persecución de galgos consiguiendo superarla.

GALLINA-CIEGA. n. Ave, caprimulgus europaeus.

GALLINERO. c. Cazuela, localidad de teatro.

GALLIPUENTE. a. Puente que, llevando una acequia, sirva a la vez de paso. (Gallipóns; gallipont)

GALLOFA. p. Añalejo. (Añalejo es una especie de calendario para los eclesiásticos, que señala el orden y rito del rezo y oficio divino de todo el año, según las rúbricas del misal y breviarios romanos. ... En el reino de Aragón era conocido esta especie de calendario con el nombre de Gallofa, y en otras provincias con distintos nombres.)

GALLÓN. a. Césped arrancado de los prados, para hacer paredes, márgenes, bancos u otras construcciones: no se halla en las últimas ediciones de la Academia, aunque sí como castellano su derivado gallonada tapia fabricada con céspedes.

GALLOS (A). n. Se usa en la frase hervir a gallos para expresar un hervor muy fuerte.

GANA. d. Darle o no darle a uno la gana, querer o no querer. - a. estar de mala gana, hallarse indispuesto. - a. mala gana, congoja.

GAÑA. d. Extremos de herradura, reja o azada.

GARAPATILLO. n. Insecto hemíptero - n. Enfermedad de los trigos ocasionada por aquel insecto.

GARBA. a. Gavilla de mieses.
GARBAR. GARBEAR. a. Formar las garbas o recogerlas.

GARGOL. p. Batueco o huevo huero.

GARITA. n. Cubierto de madera en donde se vende pescado: también las hay de quincalla, juguetes etc. (garita de soldado para la guardia; garde; ward; Wart)

GARMAYA. n. Gramalla, toga que usaron los jurados de Zaragoza, úsalo Bagés.

GARNACHA. a. Uva y vino de cierta especie.

GARRAMPA. Calambre. (Rampa. Fa rampa, done rampa.)

GARRAPATA. n. Se dice de la sección más joven o más desaplicada en las escuelas de niños, y por extensión de la parte menos distinguida en cualquier reunión.

GARRAS. n. Piernas delgadas: usa esa voz el Fuero general de Navarra (el mss., no el impreso) para denotar en general las piernas. (Les garres. Lo trill a les garres: tindre lo perill mol prop.)

GARRASPA. d. Escobajo.

GARREAR. n. Patalear. (Garrejá; garrejo, garrejes, garreje, garrejam o garrejem, garrejáu o garrejéu, garrejen; estirá la garra)

GARROFA. p. Algarroba. (Garrofé lo abre).

GARRÓN. a. Calcañar, y así al que lleva las medias caídas se le dice que las lleva al garrón. (Lo garró, part de la garra; cuixot: cuan se acabe lo magre, quede lo garró).

GARROSO. d. Patituerto.

GARUFO. d. Garifo.

GARULLADA. n. Gurullada, garulla o conjunto desordenado de gentes: en la Fábula de Fineo y las arpías, que se halla recogida por Lezaun en uno de sus tomos mss. se lee
y toda la garullada de los Dioses del Olimpo.

GASÓN. a. Césped.

GATAMUSA. n. Mojigata, hipócrita. Mujer redomada: tiene alguna analogía con la voz gatatumba que en castellano significa simulación de obsequio reverencia o dolor.

GATARIA. n. Galera, planta nepeta cataria. (N. E. alemán Katzenminze, Katze : gata, gato Kater.)

GATARIA. n. Galera, planta nepeta cataria.

GATATUMBA. n. Hacer la gatatumba hacerse el muerto. La Academia admite esa voz con significación algo diferente.

GATUÑADA. n. Arañada. (De gato)

GAVIA. n. Expresión metafórica para motejar a uno de loco, travieso o calavera.

GAVIÑO. d. Pretil.

GAY O GAYO. d. Arrendajo, ave. (gacho)

GAYA. n. Pieza triangular de tela que se pone en las camisas y en otras prendas del traje para dar ensanche hacia la parte que el cuerpo lo requiere.

GAYATA, a. Cayada o cayado. (Gayata o gallata. Bastón)

GENERAL. d. Rentas generales, antic.

GENERALERO. a. Aduanero.

GENERALIDAD. a. Comunidad. - a. Contribución que se adeuda en las aduanas.

GENERALIDADES. a. Contribuciones públicas.

GERIBEQUES. n. Gestos, guiños, visajes, contorsiones.

GEROVA (ir a la), d. Ejercer el oficio o industria de gerovero. (gerobero)

GEROBERO. n. La persona que en los pueblos de corto vecindario se destina a acarrear de las ciudades o poblaciones más próximas las provisiones y demás objetos necesarios y convenientes: se usa en las localidades rayanas con Navarra.

GETA. a. Grifo, espita. - c. Labios gruesos, boca y aun mejillas:- d. hinchar a uno la jeta darle de mojicones.

GETAR. n. Arrojar, lanzar: dícese también gitar y es anticuado (anticulado): defínelo Rosal en su diccionario y lo deriva de agitare. (fora + gitar: foragitar; en Beceite aún se usaba como vomitar : arrojar. Ahora gitá, gitás es tumbar, tumbarse)

GETAZO. d. Bofetón (jeta, jetazo).

GIGUENTENA. d. Multa o pena por abuso en los riegos.

GIMENZAR. d. Sacudir a golpes la simiente del lino o cáñamo.

GINJOL. d. Azofaifa. (gínjol)

GIROLITOS. n. Se usa en la frase "no me venga V. con girolitos" y equivale a "no me venga V. con vanas disculpas, no me embrome V."

GOBERNUDO. n. Se dice de la persona de mucho gobierno o de la que se afana en hacérselo todo.

GORDARIA. n. Grosor.

GORGOJO. n. Nombre que se aplica a los niños para denotar su pequeñez o su viveza.

GORITO. d. Ruin.

GORRINERA. a. Choza en que se encierran los cerdos. (Com la soll, zolle)

GORRINILLA. n. Cucaracha, insecto.

GORRINO. p. Puerco o cochino: En Castilla puerco de aún no cuatro meses.

GORRÓN. n. Ave muy conocida durante el verano en la laguna de Gallocanta.


GOSAR. n. Atreverse, osar, decidirse a una cosa: el poeta Leonardo de Sors dice
No gos mostrar sua volentat.
Car be no gos mostrar ne dir
Com no goso dir lo mal que sent.

GOTITO. n. Traguito; también se dice, y con más frecuencia, gotico. La Academia no incluye esta palabra ni la de gota, pero otros diccionarios ponen gota, gotita y gotilla.
(Anem a fé un gotet, un traguet; got : tassa)

GRADO. n. Se llamaban grados de bóveda los que devengaban la mitad de las propinas, según se ve en los Gestis del siglo pasado.

GRAMAYA. n. Gramalla: se lee en Andrés de Uztarroz y en las Ordinaciones de Zaragoza.

GRAMÁTICO. n. Notario o secretario del rey, según parece en Blancas.

GRAMEN. d. Grama. (Lo gram)

GRANDARIA. n. Grandor, magnitud: se usa en lenguaje agrícola. (Grandeza)

GRATAR. d. Rascar suavemente: Rosal lo deriva de grato cosa dulce y gustosa.

GREQUE: n. Calificativo de cierta especie de uvas de color dorado.

GREUGE. a. Queja que daba cualquiera en las Cortes contra el agravio que se hubiera hecho a los fueros en general o en particular a su persona: en documentos de la historia de Navarra hemos leído grieves. (Síndic, sindich de greuges, greujes)

GRILLA. n. Mentira.

GRILLARSE. n. Empezar a perderse algunos frutos vegetales. (La pataca se grille, la seba, li ixen grills, está grillada)

GRIPIA. n. Reptil. - d. Mujer díscola y pendenciera.

GRIS. p. Tiempo frío, vientecillo fresco.

GRITA. a. Llamamiento a los interesados en el juicio de Aprehensión: se decía también cartel de gritas.

GRITAR. d. Reprender, reconvenir. (Cridá; crit. Yo crido, crides, cride, cridem o cridam, cridéu o cridáu, criden; quirdá)

GRUENZA. d. Tolva.

GRUÑÓN. n. Gruñidor.

GUAJAR. d. Echar muchas espigas.

GUAJO. d. Pie de trigo o cebada con más de una espiga.

GUANTAZO. d. Guantada, bofetón.

GUARA. n. Viento norte, así llamado por la sierra de Guara de donde procede.

GUARÁN. c. Garañón.

GUARDA. GUARDIA. d. Adula.

GÜELLAS. d. Ovejas. (ouellas, ovelles, ovella; ovis)

GUERRA. n. En el juego de dominó el jugar tres o más, cada uno para sí.

GUIJA. p. Amosta, legumbre. (almorta; guixa, guixes. En elles se fa la farina de farinetes.)

GUIJONES. d. Especie de guisantes. (Será la guija)

GUILINDUJES. n. Adornos superfluos o impropios en el traje de la mujer: Rosal define dingandujes por dijes, de donde probablemente se ha derivado la voz guilindujes.

GUINGORRIA (a la.) d. Con descuido, de cualquiera manera: dícese, sobre todo, de las prendas de vestir.

GUIÑOTE. d. Brisca real o tute, juego de naipes. (Lo guiñot)

GUIPAR. n. Atisbar, en lo antiguo avispar: también significa divisar, brujulear, descubrir, apercibirse de algo, por ejemplo, le he guipado una seña, le he guipado el as de oros. (Guipá. Hay guipat algo)

GUIRLACHE. n. Turrón compuesto de azúcar y almendra sin machacar.

GUISOPO. n. Hisopo: la Academia admite el diminutivo guisopillo.

GUITARRO. n. Se dice de uno que es de la marca de los guitarros, cuando tiene menos estatura de la que corresponde a su edad.

GUITO. a. Mulo, macho, asno y en general toda caballería de carga que es coceadora o espantadiza: la Academia, conviniendo en la idea, sólo califica como falso al animal guito. (Guit, que fot cosses)

GUITÓN. n. Término cariñoso equivalente al de picarillo o picaruelo.

GURGÚ. n. Abubilla. (Put put, poput)

GUSANADO. n. Lo que está dañado o agujereado por los gusanos. (Cucat. Agusanado.)

GUSANARSE. n. Perderse u horadarse las frutas o árboles a causa de los gusanos. (Agusanarse; cucás)


GUSANERA. d. Herida hecha en la cabeza.

jueves, 2 de diciembre de 2021

DVA, Borao, B

B.

BABAZORRO. d. Joven que se atreve a mayores empresas de las que su edad permite. -c. Rústico, tosco.
BABOSA. a. Cebolla añeja que, plantada, produce otra. - a. Cebolleta.
BACÍA. n. Artesa o en general capacidad de madera en forma rectangular y oblonga cuyo destino es el de amasar, o lavar la ropa o disponer el sustento de algunos animales. n. Letrina, retrete o secreta, según Ducange apoyado en Libertates barcin. mss 1283. -n. volcar la bacía decir alguna sandez, deslucirse con alguna ocurrencia impertinente, hacer de las suyas. (volcá la bássia)

BACHOCA. n. Se dice de cierta clase de judía que no se conserva seca, y se come comúnmente desgranada a medio secar. (Bajoca, fesol vert, bachoca a Valjunquera, La Fresneda; bajoquera, bajoqueres).

BADAL. a. Carne de la espalda y las costillas hacia el pescuezo en las reses de abasto.

BADARRÓN. n. Véase galacho.

BADINA. a. Balsa o charca de agua detenida en los caminos. (Toll, pozo en un río, como la badina negra de Beceite, en el Parrizal. v. Enbadiná, enbadinás).

BADINA. a. Balsa o charca de agua detenida en los caminos. (Toll, pozo en un río, como la badina negra de Beceite, en el Parrizal. v. Enbadiná, enbadinás).


BAGA. a. Cuerda con que se asegura la carga sobre las caballerías: en Navarra treboilla.

BAGUETA, BAGUERETA. d. Baga.

BAHURRERO. a. Cazador de aves con lazos o redes, voz antic.

BAILE. a. Juez ordinario en ciertos pueblos de señorío: usual en la antigua Coronilla.
(bajulo; batle, batlle)

BAILÍA. a. Territorio en donde ejercía jurisdicción el Baile. (batlia, batllia)

BAILÍO. n. Bailía o bailiazgo.

BAJERO. a. Prenda o pieza que suele colocarse bajo de otra, como saya bajera, sábana bajera.

BALDAR. a. Descabalar o dejar incompleta una colección. (Estic baldat: estic mol cansat, cruixit).

BALDRAGAS. n. Persona desinteresada, de buen carácter y de poca energía.

BALSA DE SANGRE. a. Aquella en que, a fuerza de trabajo y costa, se recoge el agua para ganados o personas: si se hace en acampo propio, es privativa del dueño; si en montes comunes, no lo es mientras no se cerque.

BALSETE. n. Balsilla.

BALLICO. n. Planta, avena fatua, ballueca: Oliván emplea esa voz en su Manual de Agricultura.

BALLÓN. d. Arroyo pequeño.

BALLUARTE. n. Especie de andas o parihuelas en que se conduce de un punto a otro el material y sobre todo el desperdicio de las obras: también bayarte como en Navarra.

BALLUECA, c. Especie de cizaña: Asso la describe como aragonesa y es muy nociva al ganado vacuno. (Cañota a Beseit es esta herba que no se pot doná a les vaques).

BANCADA. n. Sección votante de escolares cuando estos conferían a votos ciertas cátedras.

BANDA. n. Faja o ceñidor que se viste alrededor del cuerpo.

BANDEADOR. Columpio.

BANDEAR. n. Tocar o doblar las campanas.

BANDEARSE. n. Pasarlo con decencia. -n. Estar (como generalmente se dice) entre dos aguas. -n. Columpiarse: en Castilla significa mover a una y otra banda, anticuado.

BANDO. n. Comba, pandeo: se aplica, ya a los cuerpos colocados horizontalmente cuya extensión y peso les da algún pandeo, ya sobre todo a los que están puestos verticalmente y que, no teniendo solidez proporcionada a su altura, se cimbrean algún tanto. -n. a todo bando, expresión que se usa comúnmente en sentido moral, para denotar que se hace alguna cosa descaradamente y arrostrando todas sus últimas consecuencias.

BANOVA. a. Colcha, o cubierta de cama: en algunas partes banúa. (Bánua, en acento a la primera a, li diem encara a Beseit.)

BANQUERA, a. Colmenar pequeño sin cerca, sitio donde se ponen en línea las colmenas sobre bancos.

BARBADO. c. Sarmiento con raíces dispuesto a la plantación.

BARBARIDAD. n. Gran cantidad. (Qué barbaridad de barbas había en la barbería de Barbastro)

BARCHILLA. d. La dozaba (doceava) parte de un cahiz de granos.

BARDINO. n. Se aplica al perro u otro animal que tiene el pelo de un color dudoso, entre plomizo y gris: también se dice bárdeno.

BARDO. d. Barro.

BARDOMA. a. Suciedad, porquería, lodo corrompido. (tarquí; tarquín)

BARDONERO. n. Véase bordonero y bordonador que son más usados.

BAROTE. n. Balaustre: también puede escribirse varote.

BARRAL. a. Redoma grande de vidrio capacidad de una arroba de vino próximamente. (aproximadamente) (La barrala : cantrella an alguns pobles com Lledó)

BARRANQUERA. n. Se aplica a cualquier género de peonza que, por tener mal limado el clavo o la punta, da vueltas con poca suavidad.

BARRAS. n. Las cuatro bandas, listas o palos rojos en campo de oro con que blasona el reino de Aragón.

BARREAR. a. Borrar o cancelar lo escrito, pasando por encima una línea de tinta o lápiz.

BARREDERA. n. Se usa en la expresión echar la barredera, para denotar

que se ha decidido bruscamente la cuestión, que se ha dado una salida que ya no admite más opiniones.

BARRERA. n. Corral de ganado al descubierto.

BARREÑO. c. Jofaina o aljofaina.

BARRIGUERA. n. Especie de correa o cincha.

BARROS. n. Lodos: ambas son castellanas, pero, tratándose de la suciedad de las calles, en Aragón se prefiere la primera y en Castilla (como dice la Academia) la segunda.

BASTA. c. Hilván.

BASTARDELO, a. Cuaderno-borrador en que el escribano o notario conservan los autos y escrituras.

BASTE. p. Especie de albarda o aparejo.

BATEAGUAS. c. Paraguas.

BATIFULLA. a. Batihoja o batidor de oro, ant. (Fulla, hoja; folio, folium).

BATIMIENTO. a. Acción y efecto de batir, sobre todo la moneda.

BATIR. p. Verter, arrojar, desechar. -d. Derribar o dejar caer al suelo alguna cosa (abatir): la Academia, aunque parece coincidir con esta significación que, como se ve, tomamos del Diccionario de Peralta, pero no se refiere sino a lo que se derriba a viva fuerza; y, como prueba de que no se considera castellana aquella palabra, los colectores oficiales de los trozos selectos para uso de los Institutos del reino la acusan de poco castiza en el verso de Ercilla "Que estuvo en punto de batirle al suelo." y proponen como más propia postrarle o derribarle. - n. Labrar moneda, en cuyo sentido usan también esa voz los fueros de Navarra.

BATUECO. d. Huevo huero: se usa también en Navarra, y existe fuera de Pamplona una fuente medicinal llamada el Batueco con alusión al olor ingrato de sus aguas (sulfurosas). (Lo badoc de la carbassera té coló taronja com lo rovell o yema del ou.)

BATURRO. n. Se dice de los jornaleros del campo y gente menos acomodada; pero es voz familiar.

BÁZARO. c. Escoria de algunas sustancias como cera pez, etc.

BEBER LA TOCA. n. Impacientarse, irritarse, incomodarse fuertemente, principalmente con los niños.

BEBIDA. a. El tiempo en que descansan los trabajadores, principalmente en el campo, y en que toman algún bocado o trago.

BECARACHA. n. Ave.

BECARDÓN. a. Agachadiza, ave.

BELÉN. n. Nacimiento o representación del de J. C. por medio de figuras de bulto que se destacan en el paisaje correspondiente. -n. Desorden, confusión (se armó el Belén). - n. Persona insípida. -n. Estar en Belén, estar en babia (Babia, León).

BELLO (bel), BELLA. n. Alguno, alguna: voz local.

BÉRBERO, a. Agracejo, arbusto y su fruto: en Castilla es la confección que se hace con la agracegina.

BERENGUERO. n. Ducange lo incluye en su Glossarium, pero ignorando si significa berlina o círculo de hierro para la cabeza de los ajusticiados. (Berenguer nombre, Berengarius)

BERGANTO. d. Cardenal, señal o hinchazón que deja algún golpe, sobre todo de látigo. Fuera mejor escribir verganto. (de verga, como la del veguer, virgario)

BERLANCO. d. Berganto.

BESCAMBRE. n. Creemos que bresca: se halla esa voz en las Ordinaciones de Abejeros a las páginas 27 y otras.

BESQUE. a. Liga, materia viscosa. (besc, vesc, visc; pasta que se hace con el muérdago aplastado para atrapar aves pequeñas que se quedan enviscadas, pegadas)

BESTIAR. n. Bestia, y también ganado mular o caballar. (Bestiá tamé se li diu a les ovelles a Beseit)

BEUNA. a. Vino de color de oro de la uva de este nombre que es bermeja, (roja, rojiza, color bermellón) pequeña y de hollejo tierno.

BIASMO. n. Blasmo, desdoro, vituperio, mala fama.

BIENES (aprehender los). a. Embargarlos.

BIENZA. a. Binza o tela del huevo: telilla o panículo del cuerpo del animal.

BIGARDÓN. n. El que es desmesuradamente alto en proporción a su edad: en Castilla el vago u ocioso, en cuyo sentido también se usa en Aragón.

BIMARDO. d. Novillo, buey de dos o tres años.

BIRLA, a. Bolo en el juego de ellos. (La birla, les birles. Birlot es la fusta que se tire).

BIRLÓN. a. El bolo grande que se coloca en el centro de los demás.

BISALTO. a. Guisante: es también provincial de Navarra. Lo interpreta en su Glosario el Memorial histórico de la Academia de la Historia, tomo V. 1853.

BISCA. d. Remusguillo, viento no muy fuerte pero frío y penetrante.

BISTRAER. d. Sonsacar.

BISTRETA. d. Cantidad que en lo antiguo se adelantaba a un procurador. (Bestreta, bestraure)

BITERJA. n. Aguamanil, según se lee en las leyes palatinas de Jaime II.

BLANQUERO. d. Blanqueador.

BLETO. n. Bledo, planta. (blet, blets; bletum)

BOALAGE. a. Tributo que se pagaba de los bueyes. (bouage, bovage, de bou)

BOALAR, a. Dehesa boyal. -n. Herbaje. -n. Porción de terreno destinado al pasto de los ganados del abasto público o al de las caballerías de labor de los vecinos.

BOCA (venir a) n. Reventarse o abrirse un tumor; venir a supuración.

BOCAL, a. Presa o fábrica de muro para atajar el agua de un río.

BOCHA. n. Planta, globularia alypum: es lo mismo que cebollada.

BODOLLO. a. Podón o instrumento corvo de acero para podar cosas fuertes.

BOFO. d. Fofo.

BOGETA. a. Sardineta, voz antic.

BOHEMIANO. n. Gitano: en Castilla es sinónimo de bohemo o natural de Bohemia, y para significar, entre otras, la idea de gitano, se usa de la palabra bohemio.

BOIRA. d. Niebla muy espesa.

BOJARDONES, d. Especie de setas.

BOLADO. p. Pan de azúcar rolado. - Llámase también esponjado, azucarillo y panal.

BOLCHACA. a. Bolsillo o faltriquera: dícese también bolchaco. (borchaca, burchaca)

BOLEA. d. Pelota jugada al aire. -d. Mentira. (bola)

BOLETA. n. Cierta especie de buitre.

BOLETERO. n. Encargado de distribuir las boletas de alojamiento.

BOLINCHE. n. Judía redonda y no grande de muy buen sabor. -n. Juego que se compone de un palo torneado que por un extremo tiene una cazoleta y por otro una punta, y de una bola agujereada y suspendida del centro del palo por una cuerda: consiste en elevar la bola, pero de suerte que caiga en la cazoleta o se introduzca en la punta a voluntad del jugador: hemos visto designado alguna vez ese juego en Castilla con el nombre análogo de boliche, pero la Academia da otras significaciones a esa voz.

BOLISA. p. Pavesa, motilla en la ropa o flotante en el aire.

BOLlSERÍA. n. Enredo, trapacería.

BOLISERO. n. Enredador, trapacero, y también taimado y aficionado a naderías.

BOLO. a. Almohadilla oblonga en que se hacen los encajes. (encajes de bolillos)

BOLSEAR. a. Formar pliegues y arrugas en cualquiera tela.

BOLLO. c. Chichón. (boñ al cap)

BONAVERO. n. Anotación o relación de los bienes sobre que versa una demanda; suele acompañarse, sobre todo en el proceso de aprehensión, a la demanda misma o apellido. (bona + vero: bienes verdaderos, verificación de bienes)

BONETERO. n. Planta, evonymus europaeus.

BOÑIGA, c. Excremento del ganado vacuno. (Se usa güeña en algunos sitios)

BOQUE. d. Macho cabrío. (Bock en alemán. Bock Damm, la servesa negra té com a símbolo este mascle de salvache. A Beseit li diem choto al mascle de la cabra).

BORDA. p. Choza, pajar, corraliza: provincial de Navarra en el primer sentido, según la Academia. (Laborda, Labordeta)

BORDÓN. n. Bohordo.
BORDONADOR. BORDONERO. n. El que tiraba bordones al tablado, lo cual se consideraba menos difícil que el arrojar lanzas. (Véase tablajero).

BORGUIL. n. La paja apiñada en forma de cono truncado y cubierta con un tejadillo para libertarla de la lluvia.

BORROSO. a. El oficial de poca habilidad.

BORRUFALLA. a. Hojarasca, fruslería, cosa de poca sustancia. (barallofa etc.)

BOSANAYA. n. Moneda que duró tres años hasta el 1212, según un Cronicon barcelonés citado por Ducange, el cual incluye también las voces balssonaya y bosonoya y cita estas palabras de Pedro III en 1343 "Concedimus deferre monetam sive bossonoyam billonum vel balssonoyam quamlibet."

BOTARGA, a. Dominguillo en la fiesta de toros.

BOTEJA. n. Botija.

BOTIFUERA. n. Gratificación, descuento o regalo que se hace al comprador. -n. Cierto derecho que cobra por cántaro el medidor del vino. -n. Propina a los criados.

BOTIGA. p. Tienda de mercader: la Academia trae como castellanas las palabras botiguero y botiguilla. Taller de artista, acepción poco recibida.

BOTINFLADO. d. Hinchado. -n. Hombre desproporcionadamente grueso y por algún concepto repugnante.

BOTO. a. Pellejo para contener vino, aceite, u otro licor. - n. judía bota, variedad que se distingue por ser más tierna y estar fuera de la vaina.

BOZO. n. Bozal o aparato de varia invención que se pone a los perros en el hocico para impedir que muerdan. (bossal).

BRAGA. a. Metedor o lienzo que se pone a los niños bajo el pañal.

BRASMAR. n. En el Diccionario inédito de Rosal se lee: brasmar dice el aragonés, del griego brasmos o brasma, la tempestad del mar o la demasiada risa o ruido: Aldrete lo deriva también del griego y lo hace equivalente a concussio.

BRAZAL, a. Cauce o sangría que se saca de un río o acequia para riego de huertas y sembrados.

BRAZO. n. Se dice irónicamente brazo de S. Valero (patrón de Zaragoza) por aquel que tiene poco poder, poca influencia, poca significación.

BRESCA. a. Panal de miel: en la última edición de su Diccionario lo incluye la Academia como castellano: era vocablo usado por los poetas provenzales.


BRISA. p. Orujo de las uvas.

BROCAL. d. Bocal, azud con aplicación a los canales.

BROCUL. BROQUIL. d. Bróculi, col. (Lo brócul li diem al grumo de la col)

BROCHINA. n. Vientecillo sutil y frío que viene del Guara o de Moncayo, como el que Madrid recibe de Guadarrama.

BROSQUIL. a. Redil.

BROZAS. n. Con este plural se designa a cualquiera persona torpe, desmañada, o desaseada.

BROZOSO. n. Calificativo de igual significación que el sustantivo anterior.

BRUTAÑA. n. Hombre abrutado, grosero, mal educado.

BUCARÁN. a. Bocací.

BUCO. a. Boque o macho cabrío.

BUEGA. a. Mojón, linde que divide las heredades.

BUFÍ. a. Especie de tela como camelote de aguas.

BUFÓN. a. Buhonero, ant.

BUFONERÍA. a. Buhonería.

BULBO-CASTAÑA. n. Planta que Cienfuegos designa con ese nombre, y es la llamada banium bulbocastanum.

BULQUETADA. n. La carga de un (volquete) bulquete.

BULQUETAZO. n. Golpe, caída: se usa también en sentido moral como sinónimo de desgracia o cambio de fortuna.

BULQUETE. n. Carro ligero que gira por medio de una clavija, y suelta de golpe la carga por la zaga: suele conducir escombros. Úsase también en Navarra.
BULTO. n. Almohada sin la funda exterior de lienzo blanco: la Academia llama bulto a la funda de la almohada, y almohada al colchoncillo y a la funda blanca en que se mete.

BURO. a. Greda, arcilla.

BURRO. n. Espuenda o margen.

BUSCA. d. Mota.

BUIDADOR. BUIRADOR. d. Latonero, operario en objetos de latón, azófar etc.

BUYADOR, a. Latonero.

lunes, 20 de mayo de 2019

Jaca, siglo XIII, romans

A la Jaca del siglo XIII parláen una variedat romans mol pareguda al chapurriau, valensiá, mallorquí, y dialecte catalá.
Cabanes Pecourt; Repoblación jaquesa en Valencia, 1980 http://www.anubar.com/coltv/pdf/TV_48.pdf (descarga pdf)

Este romance aragonés, de acuerdo con su manifestación escrita en el Fuero de Jaca, suena así (No recurrimos a su traducción porque no la creemos necesaria para los valencianos).

7 De hom mort dints los termes de Jaca.

Si algun omne mata altre dintz los termens de Jaqua e es pres, deu dar al rey mil ss (sueldos jaqueses) per calonia e garde se dels parentz e dels amicx del mort. E si per aventura no e pres, si algunas cosas aura, sien meses en poder del rey. Mas altres omnes de la ciutat non son tenutz de dar aquel homecidi, sino aquel qui l´a feyt.

En la Jaca del s.XIII parlaven una varietat romanç molt pareguda al valencià

Recordém lo bando de Pedro IIals presentz, Osca, 1196.

Recordemos el bando de Pedro II, als presentz, en Osca, 1196

Aragonésocsitá, que englobe actualmen al provensallemosín o llemosí, gascónvivaroaupenclanguedocienne : langue d´Oc, y atres subdialectes, entre los que está lo catalá, que en molta faena y perres se va convertí en llengua y vol fotres a datres com lo valensiá mallorquí).

TARAZONA EN LA REPOBLACIÓN VALENCIANA DE 1239

http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=5953


(Ling.) Conjunto de documentos que recogen el Derecho municipal de la ciudad de Jaca y posteriores compilaciones que se redactan a partir de éste y extienden por Aragón y Navarra su influencia. El primer documento es la carta de fundación dada por Sancho Ramírez con ocasión de la fundación de la ciudad (año 1063). Está redactada en latín y es muy breve (se hacen constar unos veinticuatro preceptos). Sobre la base común de este fuero latino de Sancho Ramírez se redactan luego las compilaciones romances, que son, en general, versiones muy ampliadas. Éstas parten de versiones intermedias, no conocidas pero cuya existencia se deduce de las redacciones romances conservadas (aunque no es posible deducir en qué lengua estaban redactadas). Gracias a los estudios e investigaciones de Mauricio Molho, hoy se conocen siete códices de las redacciones romances del Fuero de Jaca .

Los nombramos convencionalmente con una letra, según la clasificación de dicho investigador:
A1 = Madrid, Biblioteca Nacional, 17801.
A2 = París, Archives Nationales, J.J.O.O.
B = París, Archives Nationales, J.J.N.N.
C = Madrid, Biblioteca Nacional, 13271.
D = Barcelona, Biblioteca de Cataluña, 1015.
E1 = Madrid, Biblioteca de Palacio, 944.
E2 = Madrid, Biblioteca de Palacio, 943.
A éstos habría que añadir algunos fragmentos:
Az = pliego de pergamino, hoy perdido, en el que estaban copiados catorce capítulos del Fuero de Jaca. Se custodiaba en el Archivo de la Basílica del Pilar (Zaragoza) y fue publicado fragmentariamente en 1870 por Manuel Lasala Buscar voz....
Ap = cuatro capítulos de los Fueros Antiguos de Jaca, contenidos en el documento X 15 del Archivo Municipal de Pamplona (carta de los Jurados de Jaca a los de Pamplona).
O1 y O2 = colección de veintiún artículos de fueros, cuyo núcleo principal lo forman unas Ordenanzas de Pedro II Buscar voz... promulgadas en las Cortes de Huesca de 1208. Aparecen copiadas después del Fuero de Jaca en A1 (O1) y en A2 (O2). (En B, C, D, E1 y E2 las disposiciones contenidas en esta Compilación se integran al Fuero de Jaca.)
Todos estos códices transmiten, según M. Molho, cuatro redacciones distintas del Fuero de Jaca, que pueden dividirse en dos grupos, según su origen: 1) las que proceden de Aragón: A1, A2, Az, O1 y O2; y 2) las que proceden de Navarra: B, C, D, E1 y E2.
Aparte quedaría Ap, que es un vestigio de una redacción aragonesa más arcaica que las versiones extensas de los siglos XIII y XIV.
Las cuatro redacciones distintas, en función de la lengua, del origen y, especialmente, del análisis de contenido, disposición de éste, y la comparación de errores comunes, serían las siguientes:
1. Redacción A: Es la primera recopilación romanceada extensa del Fuero de Jaca. Tiene su centro en Jaca y es obra de jurisconsultos aragoneses. Viene reflejada en los manuscritos A1 (ms. conservado del s. XIV, pero redacción del s. XIII, hecha por juristas de Jaca), A2 (ms. conservado del s. XIV, pero redacción del XIII hecha por juristas de Huesca) y Az (redactada en el s. XIII en Aragón, pero ni en Jaca ni en Huesca; M. Molho piensa que en Zaragoza, por haberse conservado en el Archivo del Pilar). Hay que tener en cuenta que al extenderse el Fuero de Jaca por Aragón, a medida que progresaba la reconquista se modifica el carácter local de la compilación originaria. Así, los juristas de Huesca adaptan a la región oscense los preceptos forales jaqueses. Donde A1 dice al comienzo de todo, Aquest es lo for de Jaca, A2 no dice nada; donde A1 dice De hom mort dintz los termes de Jaca, A2 dice De omne mort dintz los termes de Osca; etc. Es decir, A2 representa el Fuero de Jaca observado en Huesca, mientras que A1 es el único manuscrito que representa estrictamente la tradición jaquesa (otros que presumiblemente hubiera, se debieron de perder en el incendio de 1395 del Archivo Municipal de Jaca).
2. Redacción B: Representada por un solo manuscrito, el B (copiado en Navarra por un amanuense originario de Pamplona; letra del s. XIV). Con esta redacción aparece la primera expresión del Derecho aragonés en Pamplona. Es una refundición todavía no sistemática.
3. Redacción C: Se lleva a cabo en Navarra y se trata de una refundición sistemática aunque la sistematización es en algunos lugares superficial, e incompleta en otros. Ofrece además, la legislación en una masa compacta sin división alguna. Ha sido trasmitida por el manuscrito C (con letra de fines del XV o comienzos del XVI, aunque es evidente que refleja una versión cronológicamente anterior, prácticamente idéntica al original que sirvió para redactar D) y por el manuscrito D (versión hecha h. 1340, posiblemente por García Martínez, notario de Villafranca de Navarra).
4. Redacción E: Trasmitida por los manuscritos E1 y E2. Se trata de una última refundición del Fuero de Jaca hecha en Navarra hacia la mitad del s. XIV, de forma sistemática. Está en general más sistematizada que C y además realiza una división en libros y títulos.
Nos encontramos, por tanto, con que, exceptuando Ap (vestigio de una redacción arcaica) y O1 y O2 (reflejos de una Compilación O independiente en su origen), los demás mss. no se pueden agrupar en una familia derivada de un arquetipo común, porque las compilaciones se redactan independientemente en Jaca y en Pamplona. Son, pues, redacciones sucesivas, separadas tanto en el tiempo como en el espacio, que se pueden agrupar ampliamente en dos grupos: 1) las redacciones que son expresión del Derecho jaqués, o de influencia jaquesa al sur de la sierra de Guara (=tradición aragonesa del Fuero de Jaca: A); 2) las redacciones que son expresión del Derecho pamplonés, aunque también de origen jaqués, refundido varias veces por los juristas de Pamplona (=tradición navarra del Fuero de Jaca: B, C, E). Todas las redacciones navarras parece que se hicieron a través de un original oscense.
Independientemente de su origen, los códices están redactados en una de estas lenguas romances: o en occitano (provenzal, según M. Molho, aunque parece más idóneo emplear el término occitano), que son la mayoría; o en aragonés (o, si se quiere, navarro-aragonés, cuando la redacción proviene de Navarra). En concreto: A1, A2, O1 y O2 están redactados en occitano cispirenaico aragonés (es decir, en el occitano usual en esta parte de los Pirineos, en Aragón, principalmente en Jaca, donde las colonias de gentes occitánicas parece que emplearon dicha lengua, importada de Francia, hasta finales del s. XIII o comienzos del XIV) B, C, E1, E2 están redactados en occitano cispirenaico navarro (es decir, en el occitano usual a este lado de los Pirineos, en Navarra; téngase en cuenta que en Pamplona y en Estella, principalmente, se conservó esta lengua en algunos núcleos occitánicos hasta entrado el s. XVI); Az está en aragonés Buscar voz..., con mezcla de frases en latín; D es una versión en navarro-aragonés de C; Ap presenta una curiosa mezcla de latín, occitano y aragonés, exactamente lo que es el chapurriau, reveladora de las presiones lingüísticas que desde un principio tendían a asimilar los núcleos extraños que se iban integrando en Aragón.
Con respecto a la lengua convendría destacar algunos aspectos. En cuanto a las versiones en occitano, durante bastante tiempo se ha discutido sobre el tipo de lengua en que estaban redactadas.
Se afirmó al principio que era catalán (T. Navarro, J. Corominas), luego se matizó más: «Un lenguaje ambiguo, catalán o una especie de gascón primitivo, pero no aragonés» (J. Corominas), y por último se vino a decir que «se trata de una especie de koiné occitano-catalana con algún aragonesismo» (J. Corominas).
Pero Mauricio Molho, el más concienzudo estudioso del tema, ha afirmado siempre que se trataba de un occitano específico, propio de los burgos del Camino de Santiago Buscar voz..., que llama occitano cispirenaico o traspirenaico. Incluso ha hablado de «lenguaje híbrido en donde al fondo galo-románico importado... se sobrepone el aragonés de los autóctonos». Habrá que convenir, por tanto, en que se trata de occitano, en el que no se excluyen algunos elementos puramente catalanes, pero fundamentalmente matizado por la influencia del aragonés.
Con respecto a las versiones en aragonés, la cuestión no es menos complicada. El texto más antiguo en aragonés, Ap, incluye algunas frases en occitano (lo omezidi, los amjcx del mort, los altres, no pot estar pres...) y algunas otras en latín. Y lo redactado en aragonés, si bien presenta rasgos lingüísticos aragoneses muy claros (recebiemos, muytos, huey, trauaillo, vynclo, ditos, faziemos, proueyto, cuytiello, feyto, yeramos, tiengo...) también presenta algunos rasgos lingüísticos castellanos (eran, dezían, auedes, dudáuades, pregastes, tornáuades... y los artículos el, la, los, las). Lo mismo ocurre en los fragmentos conservados de Az, donde pueden verse castellanismos como ermano, es, etc., aunque también, raramente, aparece algún imperfecto aragonés (exiva) o algún artículo (os), sin duda por descuido del copista, que evitaría muy cuidadosamente poner por escrito rasgos tan populares. De todas formas, la comparación de Az y A2 permite ver muy claramente el carácter lingüístico aragonés del primero frente al occitano del segundo:
Az: Muytos infanzons a(n) castiellos e villas en os quals terminos...
A2: Moltz infançons an castels et uilas et altres infançons...
Az: De mulier que avra marido e fara adulterio.
A2: De muller que a marit si fara adulteri con altre.
Por lo que respecta a D, es una traducción deficiente, descuidada e improvisada, en la que aparecen numerosos errores debidos a confusiones fonéticas (de mot a mot lo traduce por de muerto a muertodor aguo por d´Aragón, etc.), desconocimiento de la conjunción occitana, etc., por lo que da la impresión de que el amanuense hizo al mismo tiempo de intérprete, traduciendo, al vuelo, lo que le dictaban. Por lo demás, aunque bastantes rasgos fonéticos del aragonés se mantienen (je, dreito, nueit, feito, multas, tienga...), aparecen otros castellanos (es, era, fija, ujeio, tajado…).
• Bibliog.: Molho, M.: El Fuero de Jaca. Edición crítica; Zaragoza, 1964. Yagüe Ferrer, M.ª I.: Jaca: documentos municipales (971-1324). Introducción y concordancia lematizada; Public. Univ. Zaragoza, Zaragoza, 1995.

https://academica-e.unavarra.es/handle/2454/27537

https://www.persee.fr/doc/ccmed_0007-9731_1972_num_15_57_2025_t1_0088_0000_2


1080 Bibliografía El Fuero de Jaca. 2 vols. 1: Edición crítica, por M. Molho. 1964, facsímil; 2: Estudios, por M. L. ARNAL PURROY, A. M. BARRERO GARCÍA, V. BIELZA DE ORY, J. DELGADO ECHEVERRÍA, M. C. GARCÍA HERRERO, M. A. MARTÍN ZORRAQUINO, M. MOLHO, F. MONGE CASAO, A. SESMA MUÑOZ. Zaragoza: El Justicia de Aragón, 2003. La historia de la edición crítica del Fuero de Jaca, primer volumen de la colección Fuentes para la historia del Pirineo dirigido por José María Lacarra (Zaragoza: CSIC, Instituto de Estudios Pirenaicos, 1964), está íntimamente ligada a Pamplona. Escrita diez años atrás por Mauricio Molho, vio la luz gracias al director de esta colección y Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, quien encomendó la revisión del original y la supervisión de la maquetación a su discípulo Ángel J. Martín Duque, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Navarra. Esta es la razón por la que posee Depósito Legal de Navarra, correspondiente al año 1963, y aparece impresa en los talleres de la Editorial Gómez. José María Lacarra inauguraba con esta publicación un ambicioso proyecto con el que pretendía publicar las fuentes históricas pirenaicas y que, en el apartado de los fueros locales, él mismo dio continuidad editando, junto con Ángel J. Martín Duque, los hijuelos jaqueses de Estella-San Sebastián (1969) y de Pamplona (1975), en estos casos a través de la Institución Príncipe de Viana de la Diputación Foral de Navarra. En esta ocasión, El Justicia de Aragón, Defensor del Pueblo de aquella Comunidad Autónoma, ha tenido el acierto de reeditar en facsímil El Fuero de Jaca de Mauricio Molho. Esta reedición se enmarca en una destacada política editorial que está contribuyendo de manera sobresaliente a la difusión de los estudios del derecho histórico aragonés. Criterios de edición (tamaño del libro) han obligado a realizar un facsímil peculiar. Las 663 páginas y cubiertas de la edición de 1964 del libro de Molho se reproducen en su tamaño original, en un libro de dimensiones mayores. El contorno del libro original aparece remarcado por finas líneas grises, a cuyos pies se consignan la nueva paginación y la indicación de tratarse de una edición facsímil. El resultado técnico es exquisito, pues se reproducen incluso las solapas de la edición original. Sin embargo, no deja de resultar extraña la inclusión de una nueva paginación, que aunque no anula la del original, puede sembrar equívoco. La nueva paginación parece justificarse únicamente para la numeración de las cubiertas, solapas y portada de la edición original, algo que en la práctica no reporta mayor utilidad. Incluso, aunque esta edición hubiera contado con una introducción –que no es el caso–, hubiera sido lógico paginarla con números romanos, solución que podría haberse dado en las reproducciones de cubierta, solapas y portada. Parece por lo tanto que nos hallamos ante una solución imaginativa que busca adecuar la caja del original a la de la colección editorial de El Justicia de Aragón. Esta reedición ha venido acompañada de un segundo volumen dedicado a diferentes estudios elaborados para la ocasión en torno al Fuero de Jaca. Ésta es, realmente, la novedad fundamental objeto de esta reseña. Abre el libro una semblanza de Mauricio Molho a cargo de Félix Monge Casao, Catedrático de Lingüística General de la Universidad de Zaragoza, ahora jubilado. Gran conocedor de la figura y obra del descendiente de sefardíes nacido en Constantinopla en 1922, nos adentra en la trayectoria académica e intelectual de su amigo filólogo e historiador. Se trata –que sepamos–, del trabajo más completo para conocer la figura de Molho, si bien se echa en falta una relación bibliográfica final de todos sus trabajos, mayores y menores –estos últimos brillan Bibliografía 1081 por su ausencia en la biografía–, que hubiera resultado de gran utilidad para el investigador. Sigue a este trabajo la reproducción facsímil de otro estudio clásico de Mauricio Molho, en este caso su extenso artículo dedicado a la «Difusión del Derecho Pirenaico (Fuero de Jaca) en el reino de Aragón», publicado en el Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (núm. XXVIII, 1959-1960, pp. 265-352), y convertido en un auténtico clásico en la historiografía. El presente proyecto editorial de El Justicia de Aragón podía haberse circunscrito a los dos facsímiles de Molho y la semblanza introductoria de Monge Casao. Pero la voluntad del Ombudsman aragonés ha ido más allá, teniendo el acierto de incluir interesantes estudios de gran calado intelectual. Descuella por su importancia el primero de ellos, correspondiente a la única investigadora de no vinculada al mundo aragonés, Ana María Barrero García. Esta autora está, en los últimos años, derrumbando fechas de los fueros y los correspondientes mitos fundacionales de sus vidas aforadas. Podríamos aconsejar a los poderes públicos –y permítasenos esta licencia sarcástica– no invitar a la investigadora madrileña a aniversarios que, con sus tesis, vacía de contenido el evento y desautoriza, de facto, los discursos institucionales elaborados para la ocasión. No es este el caso, pero podría serlo, pues la presentación de El Justicia no refleja lo que, sin duda, es la aportación más importante de la obra. La iushistoriadora del CSIC –institución que, recordemos, fue la sede de la edición original de Molho y donde se gestó la tradición de la obra de Lacarra–, realiza una profunda revisión de las distintas redacciones del Fuero de Jaca sobre la base de la edición crítica de Molho, llegando en algunos aspectos a unas conclusiones diametralmente alejadas de aquél. Tambalea, por tanto, toda la historiografía que hasta el momento ha venido repitiendo las tesis de Molho y del tándem Lacarra Martín Duque. Con una metodología brillante que sirve de modelo para abordar cualquier fuero local, analiza la técnica seguida en las reelaboraciones del Fuero de Jaca. Evidencia la alteración de los posibles documentos originarios fruto de una actuación unitaria manifestada en diferentes instrumentos relacionados con el derecho de la villa jaquesa y estrechamente vinculados a la persona real. A través de la crítica documental, esta autora ha observado el procedimiento de reelaboración de los documentos forales a partir de la refundición de recensiones normativas de origen y naturaleza diversa, y su adecuación a una estructura formal adoptada de unos instrumentos básicos, en un proceso que pudo llevarse a efecto en la segunda década del siglo xiii. Hasta el trabajo de Ana Barrero se ha venido afirmando que el fuero estellés derivaba del de Jaca, concedido por el propio Sancho Ramírez como Rey de Aragón hacia 1077, según cronología apuntada por Ubieto. La crítica de los documentos forales de la familia jacetana ha llevado a esta investigadora a reconstruir el proceso de formación de estos fueros de la siguiente manera: Sancho Ramírez dio carta de naturaleza mediante su expreso reconocimiento a los nuevos asentamientos de población de sus dominios, a los que privilegió con la concesión de un estatuto favorable que favorecía su crecimiento. En el Camino de Santiago impulsó la creación y/o desarrollo de las villas de Sangüesa, Estella y Jaca. Sus fueros, aunque con pequeñas diferencias, contenían unas mismas normas dirigidas a establecer las condiciones del asentamiento. Mediante el análisis del contenido de estos fueros, Barrero ha observado que su concesión no se produjo de forma simultánea, sino sucesiva. Primero se habría concedido a Sangüesa, posteriormente a Estella, y finalmente a Jaca, ciudad donde se desarrolló la iniciativa regia con mayor intensidad, y donde la creación normativa se vio reflejada en una 1082 Bibliografía redacción del texto. En suma, un trabajo para leer despacio, tomar buena nota y reformular toda la historiografía tradicional. El trabajo que Jesús Delgado Echeverría, Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Zaragoza, realiza en torno a las tablas de concordancias de los Fueros de Jaca y Aragón es, como lo afirma el propio autor, algo que para el primer caso ya tenía preparado el propio Molho, aunque nunca llegó a publicarlo. Preceden a las tablas una serie de consideraciones sobre las diferentes redacciones de los fueros navarro-aragoneses, recogiendo las diferentes teorías sobre el particular que, en los últimos años, han venido elaborando autores como Juan Francisco Utrilla o Jesús Morales Arrizabalaga. Las tablas las elabora en columnas, que siguen los siguientes textos: Compilación de Huesca de 1247 (Martínez Díez, 1977), Fueros de Aragón (Tilander, 1937), Fuero de Jaca (Molho, 1964), Fueros de Aragón (Ramos Loscertales, 1925), Fueros de Borja y Zaragoza (Morales Gómez y Pedraza García, 1986), Compilación Privada de Derecho Aragonés y Recopilación de los Fueros de Aragón (Ramos Loscertales, 1924 y 1928), y el manuscrito de París que contiene enmiendas y adiciones al fuero jaqués (Molho, 1964). Las conclusiones, reducidas a cuatro breves párrafos, podrían alejarse del cripticismo sintético de unas concordancias determinadas para extraer, como de hecho se puede hacer, interesantes reflexiones. Las tablas, elaboradas con meticulosidad, resultan de una utilidad evidente para ulteriores investigaciones. El Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, José Ángel Sesma Muñoz, ofrece una visión actualizada en torno a «Aragón, los aragoneses y el Fuero de Jaca». Se trata de un estudio magnífico para conocer el nacimiento y consolidación de la vida urbana en el reino aragonés, entre el siglo xi y xiii, si bien, desde el punto de vista de la Historia del Derecho, algunas de sus afirmaciones entran en colisión con las mencionadas tesis de Ana Barrero, que no las tiene en cuenta, quizás por desconocimiento previo. María Carmen García Herrero, Profesora Titular de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, nos acerca al «Universo de las relaciones familiares en el Fuero de Jaca», un trabajo muy interesante para el conocimiento del derecho civil histórico aragonés y que contribuye a poner su granito de arena en el conocimiento de esta parcela de nuestra disciplina, por lo general relegada a un plano secundario por el Derecho público. Aunque el trabajo es sustancialmente correcto, se percibe la formación no jurídica de la autora, razón por la que, probablemente, no incluye trabajos de Derecho privado histórico fundamentales que, de haberlos conocido, hubieran alumbrado interesantes conclusiones y nuevas sugerencias a esta historiadora. La revisión iushistórica anteriormente citada de Ana Barrero es nuevamente ignorada por Vicente Bielza de Ory, Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Zaragoza, quien, por otra parte, realiza un delicioso análisis de las villas aforadas y su urbanismo ortogonal. Su trabajo aporta ideas novedosas para la comprensión del urbanismo medieval. Es, por otra parte, muy de alabar el manejo que, sin ser él medievalista, hace de la bibliografía básica y especializada sobre el tema; aunque también se echan en falta algunos títulos que en los últimos años han venido a clarificar muchas de las cuestiones planteadas en el texto. Cierra el libro una «Introducción al estudio lingüístico del Fuero de Jaca», obra de María Antonia Martín Zorraquina, Catedrática de Lengua Española, y María Luisa Arnal Purroy, Titular de Lengua Española, ambas de la Universidad de Zaragoza. Nos hallamos ante dos volúmenes básicos para los historiadores del Derecho. La trascendencia histórica del denominado Fuero de Jaca ha hecho que este texto foral haya sido tratado de manera más o menos profunda por la historiografía española. Como he indicado, el trabajo de Ana María Barrero obliga a revisar todas las afirmacio- Bibliografía 1083 nes basadas en lecturas directas o indirectas de la obra clásica de Molho. Ello no resta un ápice su importancia ni es merma de su calidad científica, por lo que no deja de ser pertinente la reproducción facsímil de la edición crítica y del artículo sobre la difusión del Fuero en Aragón. Molho se convierte así en justo merecedor de este homenaje intelectual. En suma, tradición y renovación, consagración de un clásico y ruptura de esquemas y apertura de puertas para una revisión historiográfica. Roldán Jimeno Aranguren AZCÁRATE, Gumersindo de: Minuta de un testamento (Ideario del krausimo liberal), Granada, 2004, 139 pp. Dentro de la colección titulada «Crítica del Derecho» dirigida por el catedrático de la Universidad de Granada, José Luis Monereo Pérez, presenta la prestigiosa editorial Comares este volumen que hace el número 55 y que aparece dedicado a uno de los trabajos de Gumersindo de Azcárate Menéndez (1840-1917), uno de los grandes juristas españoles a caballo entre las dos pasadas centurias, que ocupó la cátedra de Legislación comparada del doctorado de la Facultad de Derecho de la Universidad Central y a quien se debe un inteligente Estudio sobre la Historia del derecho de propiedad y su estado actual en Europa que se publicó en 1879. El libro cuenta con un «Estudio Preliminar» de Elías Díaz, profundo conocedor del krausismo español, que ya en 1967, había sido publicado por la catalana Ediciones de Cultura Popular y que ahora se ha reproducido en su integridad, no desconociendo el A. la existencia de novedades en las investigaciones acerca de la influencia del pensamiento krausista en diversos países, como no podía ser de otra forma después del transcurso de treinta y siete años, por lo que en la edición de 2004 remite a bibliografía posterior a la que tuvo en cuenta en 1967 sobre la materia, lo que le hace incluir diversos libros y algún que otro artículo suyos. En dicho análisis introductorio, Díaz trata de poner al lector en disposición espiritual e intelectual, de alcanzar el profundo significado que en su opinión encierra el trabajo de Azcárate que constituye el grueso del volumen, y estructurado en tres partes, destina la primera a la exposición sucinta de los elementos descriptores del krausismo español haciendo especial hincapié en su innegable vinculación con la mentalidad liberal de ciertos sectores de nuestra burguesía decimonónica frente a los grupos más tradicionalistas e inmovilistas, destacando como nombres más representativos de esta corriente de pensamiento a las figuras de Julián Sanz del Río (1814-1869), introductor de Krause en España y de Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), al tiempo que señala como discípulos del primero, entre otros, al mismo Giner, a Nicolás Salmerón, a Laureano Figuerola y al autor de Minuta de un testamento (Ideario del krausimo liberal), Gumersindo de Azcárate, personaje en el que Elías Díaz profundiza en la segunda parte de su «Estudio Preliminar» tratando de descubrir las claves de su pensamiento social y político, que culmina con una bibliografía tanto del krausismo en general como de Azcárate en particular a todas luces anticuada por los motivos ya expuestos con anterioridad. La importante influencia del krausismo en España es explicada por Elías Díaz desde el punto de vista de su intento de apertura hacia Europa, insistiendo más en la actitud de libertad intelectual que suponía que en su consideración como sistema filosófico riguroso lo que le lleva a caracterizarlo como «espíritu de armonía, defensa de la libertad, culto a la ciencia, afirmación de la razón, moralismo, pedagogía y religiosidad» (p. XV)...