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domingo, 5 de diciembre de 2021

DVA, Borao, P

PABOSTRE. Preboste. (paborde)

Del cat. prebost.

1. m. y f. Persona que es cabeza de una comunidad, y la preside o gobierna.

2. m. y f. Persona que en un determinado ámbito político, económico, profesional, etc., tiene una posición de gran poder e importancia.

3. m. Mil. capitán preboste.

PABOSTRÍA. n. Prebostazgo. (oficio de preboste)

PACENTAR, PAGENTAR. Apacentar. (Pasturá; pasturo, pastures, pasture, pasturem o pasturam, pasturéu o pasturáu, pasturen; pastura)

PACISCENTE. n. Pactante.

PADOLAMENTO. n. Género de peso, según Ducange apoyado en un documento de 1272.

PADRASTROS. n. Mastranzos.

PAJARILLA. a. Palomilla, insecto que destruye la cebada.

PAJAROTEAR. n. Hacer vida alegre, ociosa y disipada: nacen de ahí algunos derivados, como pajaroteo y pajarotero: en Castilla pajarear y pajarero.

PAJUZ. PAJUZO. a. Paja medio podrida, desechada de las eras y los pesebres. (pallús : se fa aná pera sostre, pera eixugá lo fem; pajar: pallissa)

PALA. n. Tira de tela en las camisas y otras prendas de vestir.

PALABRILLA. n. El bozo que se hace con un cabo del ramal para sujetar a las bestias o impedirles que coman o muerdan.

PALETA. n. El mancebo de albañil que maneja la llana y la paleta.

- a. media-paleta, el oficial de albañil que sale de aprendiz y aún no gana gajes de mancebo: es también muy usual la aplicación de esa frase a todo oficio o profesión.

PALLADA. n. Parvada.

PALLASO. n. Maceta o tiesto. - Úsase en el alto Aragón así como paellaso.

PAN. n. Rosal dice que tomó los nombres de sus precios, como en la corona de Aragón las vuitenas, quaernas (quaternas: 4) y otras suertes de panes.

PANDERETA. n. Panderete.

PANES. d. Trigo en yerba.

PANETE. n. Diminutivo de pan. Se conserva esa voz en la denominación vulgar de una de las iglesias memorables de Zaragoza, la cual fue primitivamente palacio real de los árabes con el nombre de azuda, (la Zuda) sirvió de hospedaje a Alfonso I cuando reconquistó la ciudad en 18 de Diciembre de 1118, llamóse después San Juan de Jerusalén, y hoy, y ya en tiempo de Blancas (pág. 119 de sus Comentarios), se da a conocer comúnmente con el título de San Juan de los Panetes.

PANICERO. El que tenía a su cuidado el servicio del pan en la casa real.

PANIQUESA. d. Comadreja. - n. Niño o niña de mucha viveza y movilidad. (mustela)

PANIQUESA. d. Comadreja. - n. Niño o niña de mucha viveza y movilidad. (mustela)


PANIZO. p. Maíz. (Panís)

PANOLLA. d. Mazorca, panoja. (Panolla de panís, panolles; panollo : atontat)

Manuel Riu Fillat insulte a amics del chapurriau, Ignacio Sorolla li riu les poques grássies

PANSO. n. Paso, seco, consumido: se aplica a las frutas así como la voz pansado.
En el Capbreu del peage que se pagaba en el puente de Luna (1436) se dice carga de pansas un sueldo: en el Glosario del Memorial histórico tomo V. se lee: pansa, cosa extendida o expuesta al sol, de pandere; uvas pansas, pasas. (pansa, panses; yo bec a vegades un vi de 14,5% de Italia, en “uva leggeramente appassita)

PANTASMA. n. Fantasma: es voz vulgar que se usa también metafóricamente.

PAPAHIGO. Aparato a manera de embudo para coger higos del árbol.

PAPELERO. n. Hazañero, finge-negocios.

PAQUETERO. El contrabandista que introduce en España paquetes de contrabando venciendo los Pirineos.

PARADERO, PARADERA. Compuerta o tajadera, formada de tablas portátiles.

PARAR. n. Se llaman gastos de parar la mesa los que ha ocasionado el proceso de Aprehensión desde el apellido hasta la reportación, y son de cuenta del que se opone al aprehendiente cuando obtiene sobre este la ventaja del juicio. - n. Disponer, preparar, y así se dice parar la mesa en sentido de cubrirla con los manteles, o, como dice la Academia, de ponerla. - n. Mullir, cuando se habla de colchones, cojines etc.

parar fuerte: mantenerse en buena salud: en Navarra se usó pararse mal sentirse mal.

PARAULA. n. Palabra: es voz anticuada de las incluidas por Blancas en su Índice. (incluso palaura, palaures; paraula, paraules)

PARCO. p. Parce o premio que dan algunos maestros, principalmente en la Escuela Pía, y que sirve para obtener perdón de ciertos castigos.

PARDINA. a. Despoblado, esto es, yermo o sitio que en otro tiempo tuvo población.
Se halla incluido por primera vez en la última edición de la Academia. - n. Prado. (Lapardina com apellit a Valderrobres, per ejemple)

PAREILLA. n. Matrimonio: voz usada en el fuero de Sobrarbe para designar los hijos legítimos, que allí se llaman hijos de pareilla. (Parella, parelles, parell : par: 2)

PAREJO. d. Poco limpio en aderezar la comida. - n. Dotado de cierta desaprensión y que todo lo lleva por igual. (Parello: al cavá, dixá lo tros cavat igual)

PARICIONERO. n. Pastor que se ajusta con algún ganadero para servirle durante la parición.

PARIHUELAS. n. Parihuela.

PARIZONAR. n. Parir el ganado.

PARRA. (subirse a la) n. Ofenderse, picarse de alguna alusión.

PARRANDA (de). n. De jolgorio, de gran diversión, ociosidad o pasatiempo. (No estaba muerto, que estaba de parranda)

PARRÓN. n. Vasija grande para ordeñar la leche en las cabrerías.

PARTE. n. Con la expresión ¿de qué parte? se indica que de ninguna manera, y así se dice ¿de qué parte he de temerle? ¿de qué parte ha de triunfar?

PARVADA. n. Gran cantidad.

PASADAS (a todas). n. Enajenación absoluta sin condiciones de retracto u otras: es frase que se usa en oposición con la de a carta de gracia.

PASAMÁN. d. Pasamano. (Passamans, en plural en chapurriau, pero no cuan se diu “passa la ma per la paret”)

PASAMANOS. n. Pasamano.

PASAMIENTO. n. Pase de cuentas. - n. Pasar, en el sentido de la última acepción que da a esta palabra la Academia.

PASIO. p. Pasión, por la parte del Evangelio. (La passió de Cristo)

PASIONERO. a. El sacerdote destinado en el Hospital de Zaragoza a la asistencia espiritual de los enfermos.

PASTENCO. n. La res que se echa al pasto: suele hacerse la división de las que aún maman en caloyos, ternascos y pastencos, y a estos se les llama también corderos lechales.

PASTRÓN. n. Bofetón o puñada, voz familiar.

PATERA. n. Enfermedad del ganado en las pezuñas. (pata; pota)

PATIO. n. Portal cubierto.

PAUL. d. Pradería común. (prat; prato; prado)

PAVANA. n. Salida de pavana es expresión que significa réplica intempestiva, insuficiente o grotesca, y también porte inesperado, desenlace poco delicado en algún asunto.

PAVISO. d. Pavia. - d. Tonto, lerdo.

PEAL. n. Se usa en la frase poner a uno como un peal equivalente a poner a uno como un trapo, pero es extensiva también a los malos tratamientos de obra.

PECINA. d. Riña, contienda, alboroto.

PECULLO. d. Peculio, voz anticuada.

PECHO ARRIBA. n. A repecho.

PEDER. n. Peer. (Fotres un pet, petá, petás; m’hay futut un pet; ting petera).

PEDRADA. d. Pedrea, apedreada.

PEDREGADA. n. Pedrea. (Granizo; granís; granissada)

PEDREÑA. d. Pedernal.

PEDUCO. n. Calzado tosco que se usa en las montañas.

PEIRÓN. n. Columna u obelisco que contiene alguna imagen y que se halla únicamente a la entrada de las aldeas: llámase también pairón.

PELADIZO. n. Piel que cubre la carne de las frutas: la gente vulgar dice pelarzo.

PELELE. c. Pobrete, falto de inteligencia y de fortuna: simple, inútil, dice la Academia.

PELINDUSCA. n. Ramera, mujer de mala vida. (pelandusca; puta, prostituta)

PELUCHÓN. n. Pelo crespo o descompuesto: se dice también del que lo lleva.

PELLA. c. El cogollo de la col. (Lo grumo de la col)

PELLEJERO. n. Entre ganaderos el que se dedica a comprar pieles de desecho o de reses mortecinas. (Pelleté; pelleter; tamé es lo que traballe la pell; peletero)

PELLEJANA. n. Persona de malas prendas o de mala vida: las rameras fueron llamadas pellejas (según Rosal) porque vestían pieles de cabra roja o zorra entre los pastores de Roma, y de ahí verosímilmente se ha derivado esa palabra, muy usada en Aragón. (Y zorra, vulpeja; vulpes)

PELLETA. p. Pelleja.

PELLÓN. a. Parte considerable de una cantidad: así se dice “ya ha pagado un buen pellón”, “le ha entrado un buen pellón con la dote de su esposa”.

PÉNAME. a. Pésame.

PENAR. d. Pesarle a uno, arrepentirse. (Me pene no habé fet alló cuan podía féu)

PENDIJO. n. Cualquiera adorno pendiente cuando se usa sólo por vanidad, como las borlas de un bastón, las cruces de honor y los dijes de las señoras en el cuello, las orejas o brazos.

PENDONEAR. n. Disipar el tiempo, callejear, concurrir a todo lo que sea distracción.

PENDONERO. n. Haragán, vago, amigo de diversiones y pasatiempos. (Pendón)

PENEQUE. c. Borracho.

PENEQUE. c. Borracho.

PENONES. n. Edictos o decretos del Rey, según Ducange. (Penó: pendón, estandarte)

PEÑORA. n. Prisión. - n. Multa o pena. (pignora, pignorare)

PEÑORAR. n. Prender. Dice Cuenca, “a los Señores de vasallos no se les peñora o prende.” - n. Multar, apenar.

PEONÍA. a. Peonada, jornal: lo que un peón trabaja en un día.

PERCAZAR. d. Apercazar o coger con dificultad.

PERDIGANA. a. Perdigón. (perdiu minuda, perdiganes, críes de perdiu).

PERDIGUERO. d. Perdigón.

PERERA. d. Peral. (Si vols que te diga quina fruita fa este abre, espérat)

PERINDOLA. n. Perinola.

PERJUDICIOSO. n. Perjudicial. (prejudicio, perjuicio; prejudici)

PERNADA. n. Predio rústico, según Ducange.

PERNERA. La parte del pantalón que cubre cada pierna. (Lo camal, de cama)

PERO. n. Esta conjunción adversativa tiene alguna vez oficios de partícula afirmativa, equivaliendo a sí, como es fácil, pero muy fácil.

PEROLA. n. Cazo. (olla; hortereta, hortera; perolas : tetas como cazos)

PEROLÓN. n. Perol grande, vasija de cobre u otro metal destinada a varios usos.

PERPAGAR. n. Pagar completamente, voz anticuada.

PERRERA. n. Berrinche.

PESCATERO. n. Pescadero, el que vende pescado. (peixcaté, peixcatera)

PETAFIO. n. Persona o cosa que sirve de estorbo: en Navarra se dice petacho.

PETENAR. d. Retozar.

PETRERÍA. n. Barreño, aguamanil: léese en leges palatinae Jac. II. Maj.

PEZ COCA. n. Jugo resinoso un poco más grueso que la pez ordinaria: sirve comúnmente para la formación de los barnices.

PEZOLAGA. d. Tronera, persona de poco asiento y mal de porte. (Pessolaga, pesolaga)

PICACHOVA. n. Instrumento o herramienta para demoler, de que generalmente usan los albañiles, y se distingue en que el hierro tiene pico en un extremo y boca en el otro.

PICAJOSO. n. El que se pica o resiente sin gran motivo y con bastante frecuencia.

PICA-PELÓN. n. Se usa en la frase estar de pica-pelón, en equivalencia de estar contrapuntado.

PICAPORTE. n. Llavín con que se abre la puerta exterior de las habitaciones.

PICAR. p. Machacar, desmenuzar. (Picá; pico, piques, pique, piquem o picam, piquéu o picáu, piquen)

PICOLETA. n. Pico de que usan los albañiles para demoler. - n. Taza con que se sirve el caldo u otros líquidos a los enfermos que no pueden incorporarse en la cama.

PICOR. p. Picazón, escozor. (picassó, del añ de la picassó; coissó, coentó)

PICOTA. d. Piquera. - n. No saber ni picota, no saber pizca, no conocer una jota, no tener noticia alguna de lo que se trata.

PICOTEAR. n. Picar o ir comiendo de poco en poco.

PICULÍN. n. Volatín, titerero como otros dicen, buratín como hay quien escribe a la italiana.

PICHÓN. c. Palomino o polluelo de paloma. (Pichó, pichons; críes de colom, coloms)

PIE. d. Medida para la aceituna. - n. hacer pies, empezar a sostenerse el niño sobre ellos: en Castilla se dice hacer piernas en otro sentido. (Un peu de olives)

PIEDRA. n. Díjose a piedra perdida en equivalencia de la expresión actual a fuego graneado, como puede verse en Zurita: hoy se dice en significación de apresuradamente.

PIERDE. n. Pérdida, y así se dice es calle que no tiene pierde. (carrera o carré que no té pérdua)

PIGRE. a. Tardo, negligente o desidioso: conforma, más que el castellano pigro, con la etimología latina. - n. Desaplicado o poco aprovechado en la escuela.

PIGÜELA. n. Echadiza, indirecta.

PIGÜESA. d. Viruelas. (Pigota)

PILLA. a. Pillaje.

PILMA. d. Vizma. - d. Trampa, deuda.

PILÓN. n. Guarda-cantón, poste. - n. Columna en que se exponían al público los miembros de los malhechores, cuando estaba en uso esa repugnante práctica: llamábase pilón de los cuartos. (descuartizados)

PILOTERO. n. Uno de los operarios en las fábricas antiguas de papel.

PIMENTÓN. p. Pimiento. (primentó, primentons; primentonera la planta)

PIMIENTA (hacer). n. Tomarse vacación.

PINCHAR. c. Punzar. (punchá; puncho, punches, punche, puncham o punchem, puncháu o punchéu, punchen)

PINCHE. c. Ayudante, marmitón de cocina.

PINCHÓN. d. Punzón. (punsó, punchó; puncha : espina - de rosa, zarza, etc.)

PINGANETAS. n. Se usa en la frase estar en pinganetas, que significa estar en cuclillas, estar mal sentado o acomodado, estar en peligro de caer: en Castilla estar en pinganitos es hallarse en puestos elevados o en buena fortuna.

PINGO. n. Sustantivo con que suele designarse al que es demasiado suelto, haragán y desaseado: generalmente se aplica a la mujer.

PINOCHA. d. Panoja. (panolla de panís; mazorca de maíz; panizo)

PINTA. n. Clarión. (clarió: argila blanca; arcilla blanca)

PINTAR. n. Tallar, esculpir: así llaman los pastores a los adornos que hacen en la madera con cualquiera instrumento cortante. - n. pintarla, figurar, garbear, darse importancia.

PINTURRUTEAR. n. Pintorrear, pintarrajar. (pintarrajear)

PIÑEROL. n. En Alcañiz el pájaro loxia curvirostra

Piñerol

PIÑORAR, c. Sacar prendas por algún adelanto que se ha hecho: dícese también peñorar y ambas son voces anticuadas. (pignorar, pignorare; peñora, piñora)

PIPIRIJAINA. n. Se dice compañía de pipirijaina a la tropa de malos comediantes, y reunión de pipirijaina a la de poco pelo o menor importancia de la que conviene.

PIQUERO. d. Albañil, alarife.

PIQUETE. n. Esquila de poco volumen que se pone en los rebaños a los borregos o corderos de desvezo.

PIRULO. n. Perinola pequeña y redonda sin las iniciales, ni por consiguiente las suertes, que tiene la perinola común.

PISADERA. n. Se dice de la reja colocada en el acera de una calle para dar ventilación y luz a algún sótano: puede aplicarse en general, como adjetivo, a todo lo que haya de ser pisado.

PISAZO. n. Pisada, pisotón: esta última palabra todavía no se halla admitida por la Academia. (patejada, potejada, palsigada, calsigada)

PITAÑAR. n. Casa de mala especie: vivienda extraviada, sospechosa y de pobre apariencia.

PITÓN. a. Piedrezuela con que juegan los muchachos a los cantillos.

PIZARRA. n. Encerado para verificar operaciones matemáticas o de otra ciencia a la vista de muchos.

PIZCO. c. Pellizco. (Pessic, pessics; pessigá)

PLACER (A). a. Despacio, poco a poco.

PLANTERO. n. Simiente. (planté de ensiam : simiente, plantero de lechuga)

PLANZÓN. d. Estaca de olivo u otro árbol. (plansó, pera plantá)

PLATADA. n. El comestible contenido en un plato colmado. (platerada de arrós)

PLEGADERA. n. Tablón que, colocado verticalmente o de canto y arrastrado por una o dos caballerías, va amontonando la mies en la era, dirigido por el labrador que lo sujeta con una esteva.

PLEGADOR. a. El que recoge limosna para alguna cofradía o comunidad.

PLEGAR. d. Hacer la llega (plega). - n. Concluir una cosa, quedar uno sin esperanza, y en este sentido se dice “ya hemos plegado.” (Ya ham plegat)

PLIEGA. n. Llega. (plega, dels quintos)

PLIEGUE. n. Se dice ¡buen pliegue va a tener!, en sentido de ¡buena vida, buen fin va a tener!

POCEAR. d. Sacar agua de un pozo con pozales o cubos. (poar, pouar, pová)

POCHA. n. Ave. - n. La bolsa que forma la camisa u otra prenda a la parte del pecho.

POCHADA. n. Lo que se contiene dentro de esa cavidad.

POCHO. c. Pálido, descolorido. - n. judías pochas, judías desgranaderas.

PODER. n. Úsase en la frase es cosa que me puede, como diciendo que me incomoda, que me saca de mí. (que puede con mis nervios)

POLPA d. Pulpa.

POLLO. a. Caballón o margen a trechos para que se detenga el agua. - n. Gargajo.

PONTAGERO. n. El empleado a cuyo cargo estaba el cobro del derecho de pontazgo.

PONTARRÓN. n. Aumentativo despectivo de puente.

PORCIÓN. n. Tablilla de chocolate de una onza o de tres cuartos.

PORCHE. c. Poste, soportal.

PORGADERO. a. Harnero, cedazo, zaranda o criba. (porgadó, porgadora, sedás, aré, criba, ventadó)

PORGAR. d. Aechar (cribar; porgá; porgo, porgues, porgue, porguem o porgam, porguéu o porgáu, porguen)

PORGUESAS. d. Aechaduras o desperdicios después de aechado o cribado el trigo. (Al carré pla venen blat, a Vilanova porgueres, y al carré de la muleta, la flo de les bachilleres)

PORRETÓN. n. Ave que no ha salido del nido y permanece todavía implume.

PORTADERA. n. Vasija de madera para transportar las uvas de la caja al lagar.

PORTATA. n. Acción de llevar, conducir, custodiar, instruir, tramitar &c, y así se dice “por la portata de procesos” en un tratado de los Oficios y Salarios de la Corona.

PORTEGADO. n. Pórtico de iglesia, voz local que por nuestra parte no hemos oído, pero nos ha sido comunicada por persona competente. (Portalada)

POSADOR. n. Posadero, mesonero.

POSO. c. Parte gruesa de los líquidos que queda en el fondo de la vasija.

POSTILLERÍA. n. Postigo: así se desprende de una declaración dada en 1522 por la corte del Justicia, condenando en 60 dineros a los que quiebren puerta o postillería.

POTREAR. n. Molestar, aburrir, cansar, apurar a uno.

POZAL. c. Cubo de pozo. (Poal, poval, galleta)

POZALEAR. d. Revolver el agua de un pozo subiendo y bajando sin objeto los pozales.

PRECIOS. d. Estimación del daño causado en los campos.

PREDICADERA. a. Púlpito.

PRENDADA. n. Apenamiento, o intimación de alguna pena.

PRENDAR. n. Apenar o intimar alguna pena.

PRESA. a. Puchero de enfermo.

PRESERO. n. Puchero de dos tazas de caldo.

PRESTAR. c. Dar de sí, extenderse las telas.

PRIETO. p. Mezquino, mísero, tacaño. (de puñ preto : de puño apretado; agarrat)

PRIVILEGIOS. n. Leyes o fueros políticos, código constitucional de los aragoneses. PROBAR. c. Catar.

PROBATINA. n. Prueba, ensayo, tentativa.

PROCESO DE CAMBRA. n. El que se hacía en lugar escondido: se llamaba también de cámara y estaba prohibido en Aragón.

PROCURA. p. Procuradoría.

PROCURADOR. a. Se dice procurador astricto del obligado a seguir ciertas causas, especialmente criminales, en las cuales nunca se procedía de oficio en Aragón.


PROFIERTA. n. Servicio extraordinario concedido por el reino al monarca con el carácter de empréstito, según puede verse en Asso, Economía Política.


PROMOVEDORES. n. Oficiales destinados a agitar los negocios civiles y aun criminales y a suplir al Canciller o vice-canciller en algunas funciones, siendo considerados como consejeros del Rey: eran en número de cuatro, dos caballeros y dos doctores, todo según las Ordinaciones de Pedro IV.

PRONUNCIA. a. Pronunciación o publicación, o acción y efecto de publicar alguna cosa.

PROPALO. n. Barra cilíndrica de hierro, que encaja por un extremo en el árbol y que termina por el otro en esquina para recibir el rodillo del molino harinero.

PROPIO (de). n. De intento, directamente, sin otro objeto, por ejemplo voy de propio a su casa para contárselo. (aposta)

PROPOSICIÓN. n. Demanda de posesión en el juicio de firma. - n. Discurso del trono al abrir las Cortes, Propositio Curiarum.

PROVISA. n. Decreto de secuestro, que es la primera diligencia en el juicio de Aprehensión.

PUDIR. d. Heder. (putí; aixó put com la poput, put put: abubilla)

PUDOR. d. Hedor, hedentina. (pudó, pudina, corrompina, mala auló)

putput, puput

PUERTA. n. En el juego de dominó la ficha que por un extremo presenta un número del cual van todos jugados menos uno: y del que conserva este en su poder se dice tener una puerta pues por allí nadie sino él puede jugar. - n. salir por la puerta de los carros, salir vergonzosamente de una casa, de un establecimiento, o de un negocio: en Castilla se dice salir por la puerta de los perros por salir huyendo.

PUGA. p. Púa.

PUGÉS. n. Moneda que valía la cuarta parte de un dinero en tiempo de Carlos V, según Juan Gutiérrez citado por el paleógrafo Merino.

PULGARILLAS. n. Castañuelas. (castañoles)

PULIENDA. n. Cospillo.

PULSERAS. n. La carga que se sobrepone a los costados de cualquiera carro o galera, atándosela con cuerdas fuera de la escalera del carruaje: también toma aquel nombre la misma red de cuerdas en que se contiene la carga. (pulsera, pulseres : pols : pulso, sien, sienes)

PUNCHAR. c. Punzar. (punchá)

PUNCHAZO. d. Punzada. (punchada, punchades)

PUNCHÓN. d. Punzón. (punchó; puncha)

PUNTERO. n. Tripulante en los barcos del Canal imperial, cuya maniobra consiste en evitar que la embarcación choque contra las márgenes, lo cual previene apoyando en ella unos largos remos. (remos largos como un puntal)

PUNTILLOSO. n. El que tiene mucho puntillo o una susceptibilidad exquisita. Aunque parece de etimología francesa, no debe de ser sino un derivado de puntillo: la Academia admite puntoso y puntuoso.

PUÑAZO. n. Puñada, puñetazo. (1)
(1) Tenemos a aquella por tan castellana como a estas dos palabras, pero no hallándola en el Diccionario de la lengua, a pesar de ser el derivado más próximo de la primitiva PUÑO, y siendo por otra parte muy frecuente en Aragón, nos hemos permitido incluirla como a algunas, aunque muy pocas, que se hallan en este caso. En lo demás, nosotros no hemos dado cabida a voces que la Academia califica de castellanas, por más aire aragonés que les hayamos encontrado, sino que hemos trasladado las que de entre ellas incluyó Peralta en su ensayo, y aun esas marcadas, para conocimiento del lector, con la letra c.

PURNA. d. Chispa. - n. tener malas purnas, tener malas chanzas, o mal genio, o mal carácter, o poco aguante. (malas pulgas)

purna, foc y destral an estos amics dels etarres y catanazis

PUYA. d. Poya.

PUYADA. n. Regreso, principalmente de los ganados trashumantes.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Los sans inosséns, llibre tersé.

Llibre tersé.

La milana.

Y en éstes, se presente al cortijo lo Azarías, y la Régula li va doná los bons díes y li va estendre un sac de palla jun a la cuina com acostumáe, pero lo Azarías ni la mirabe, se unflabe y fée com si mastegare algo sense tindre res a la boca y san germana, ¿te passe algo, Azarías, no estarás dolén? y lo Azarías, la buida mirada al foc, gruñíe y ajuntabe les genives desdentegades, y la Régula, ae, no te se haurá mort l´atra milana que tú dius, ¿verdat, Azarías? y después de mol insistí, lo Azarías, lo siñoret me ha despedit, y la Régula, ¿lo siñoret? y lo Azarías, diu que ya soc vell, y la Régula, ae aixó no pot dítu lo siñoret, si te has fet vell, al seu costat ha sigut, y lo Azarías, yo ting un añ mes que lo siñoret, y mastegáe lo no res, assentat al taburet, en los colses a les garres, lo cap entre les mans, la mirada perduda, fixa al fogaril, pero, de repé, se va sentí lo alarit de la chiqueta Menuda y los ulls del Azarías se van iluminá, y los seus labios se van estirá en una sonrissa babeján, y li va di a san germana, arrímam a la chiqueta Menuda veus, y la Régula, ae, estará bruta y lo Azarías, alcánsam a la chiqueta Menuda, y, dabán la seua insisténsia, la Régula se va incorporá y va torná en la Charito y lo seu cos no abultabe mes que lo de una llebre y les seues cametes se doblegáen com les de una nina de drap, com si estigueren desossades, pero lo Azarías la va agarrá en los dits tremolosos, la va acomodá a la seua faldeta, li va aguantá delicadamen lo seu cabet desarticulat contra lo seu bras fort, per deball del sobaco, y va escomensá a rascála suaumen entre les selles mentres musitabe, milana bonica, milana bonica... y aixina que va torná Paco, lo Baixet, de la volta de la tarde, la Régula va eixí a trobál, ae, tenim visita, Paco, ¿a que no saps quí ha vingut? y Paco, lo Baixet, va ensumá un momén y va di, ton germá ha vingut, y ella has ensertat, pero esta vegada no per una nit, ni per dos, sino pera quedás, ell diu que lo siñoret lo ha despedit, veus a sabé, haurem de informámos, y al matí siguién, conforme se va alsá Deu, Paco, lo Baixet, va ensillá la yegua y, al galop, va franquejá la valleta, lo collet ple de carrascots y lo jaral y se va presentá, escoltat per los aullits dels mastíns, al cortijo del siñoret del Azarías, pero lo siñoret descansabe y Paco, lo Baixet, se va apeá y se va quedá un rato de charrada en la Lupe, la de Dacio, lo Gorriné, un pledepolls, aixó es lo que es, tot lo cuchitril ple de merda y, per si fore poc, se pixe a les mans, sirá desahogat, y Paco, lo Baixet, assentíe, pero, aixó no es nou, Lupe y la Lupe, nou no es, pero, a la llarga, canse, en la seua inacabable letanía de lamentassións, y aixina hasta que va apareixe lo siñoret y Paco, lo Baixet, entonses, se va ficá de peu, com ere de ley, bones, bones mos les dono Deu, siñoret, se va traure la gorra y va escomensá a donáli voltes y voltes entre les mans, com si li estorbare, y, al remat, siñoret, lo Azarías diu que vosté l´ha despedit, ya veu quínes coses, después de tans añs, que lo siñoret, a vore si mos entenem, ¿quí eres tú?, ¿quí te ha donat vela an este enterro? y Paco, lo Baixet, acobardat, perdono, lo germá polític del Azarías, lo del Piló, aon la Siñora Marquesa, un treballadó de Crespo, lo Guarda Majó, pera que me entengue, y lo siñoret del Azarías ¡ah, ya! y movíe lentamen lo cap, afirmán, los ulls tancats, com si cavilare, y al final, va admití, pos lo Azarías no diu cap mentira, que es sert que l´hay despedit, tú me dirás, un payo que se pixe a les mans, yo no puc minjám una surita que ell haigue desplomat, ¿ten dones cuenta?, ¡en les mans pixades!, aixó es una gorrinada y dísme tú, si no me pele les surites y atres muixóns ¿quín servissi me fa al cortijo un carcamal com ell que no té res aquí?, y se siñalabe lo fron, se apretabe en forsa un dit a la pulsera, lo pols, y Paco, lo Baixet, los ulls a les puntes de les seues botes, continuabe voltán la gorra entre les mans, aixina, y al remat, va ajuntá valor y raó, ben mirat, no li falte, siñoret, pero fáigues cuenta, lo meu - mon - cuñat va traure la primera den aquí, que pera San Eutiquio sixanta un añs, que se diu pronte, de chiquet, com qui diu... pero lo siñoret va moure una ma y lo va interrompre, tot lo que vullgues, tú, menos eixecám la veu, sol faltaríe, que si al teu cuñat l´ham aguantat sixanta un añs lo que mereixco es un premio, ¿sens?, que bons están los tems pera arreplegá de caridat a un anormal que se u fa tot per los racóns, y per si fore poc, se pixe les mans abáns de pelám les turcassos, una repugnansia, aixó es lo que es, y Paco, lo Baixet, sense dixá de donáli voltes a la gorra, assentíe, cada vegada mes tenuemen, si men fach cárrec, siñoret, pero ya veu, allí, a casa, dos pesses, en cuatre sagals...y lo siñoret, tot lo que vullgues, tú, pero lo meu no es un assilo y pera estes situasións está la familia, ¿o no? y Paco, lo Baixet si vosté u diu, y, passet a passet, reculabe cap a la yegua, pero cuan va ficá lo peu al estribo y va montá, al siñoret del Azarías se li van amontoná a la boca noves raóns, que ademés de lo que te porto dit, tú, lo Azarías blasfeme y los trau los taps a les rodes dels coches dels meus amics, dónaten cuenta, aixina fore lo mismíssim ministre, compendrás que yo no puc invitá a dingú pera que eixe anormal... y anáe alsán gradualmen la veu mentres Paco, lo Baixet, se alluñabe al trote de la yegua, ...li dixo los neumátics forros... ¡compendrás...! pero, ben mirat, lo Azarías ere un engorro, un atra criatura, igual que la chiqueta Menuda, ya u díe la Régula, inosséns, dos sans inosséns, aixó es lo que són, pero ni la Charito se estáe coteta, y lo Azarías ni a sol ni a sombra y, a la nit, ni pegá ull, en los seus passeos y carraspeján, y voltáe com un gos, y aixina hasta la matinada que se assomabe a la corralada, mastegán saliveta, los pantalóns caiguts, y los gorrinés y los guardes y los gañáns, sempre la mateixa copla, Azarías, ¿vas a peixcá? y ell sonreíe a lo no res, mentres rascabe los barróns del galliné, y ronronejabe ajuntán les genives, y, al acabá, agarráe dos cartóns de vime o esportes una a cada ma y díe, men vach a fé fem pera les flos, y, franquejabe la tanca, y se perdíe per la lloma, entre les jares y les carrasques, buscán a Antonio Abad, lo pastó, que per la hora que ere no podíe está mol llun, y, tal com sel topetáe, se ficáe a caminá parsimoniosamen detrás del bestiá, acachánse y arreplegán cagallóns ressién eixits hasta que omplíe los cartróns y, una vegada plens, tornáe al cortijo rossegán paraules que no se escoltáen, la blanca saliveta empastada a les comissures y tal com entrabe a la corralada, ya estabe la Pepa, o lo Abundio, o la Remedios, la del Crespo, o qui fore, ya ha vingut lo Azarías en lo abono dels geranios, y lo Azarías, sonreíe, y anabe bordeján les eretes de les flos escampán equitativamen los cagallóns entre ells, y la Pepa, o lo Abundio, o la Remedios, o lo mateix Crespo, embutix mes merda al cortijo que la que trau, y la Régula, en passiénsia, ae, no moleste a dingú y per lo menos está entretengut, pero lo Facundo, o la Remedios, o la Pepa, o lo mateix Crespo, ficaen mala cara, tú vorás cuan vingue la Siñora, pero lo Azarías ere templat y aplicat y, matí tras matí, tornáe dels carrascals en dos cartóns carregats de conguitos, de tal forma que, al cap de unes semanes, les flos de les eres apenes eixíen per damún de los muntets de cagallóns redóns, negres com volcáns menuts, y la Régula va tindre que imposás, ae, mes fem, no, Azarías, ara passéjam un rato a la chiqueta Menuda, li va di, y, a la nit, li va demaná a Paco, lo Baixet, que buscare algo que fé pera lo Azarías, pos los jardíns teníen massa abono y si sel dixáe gossejá, en seguida li entrabe la manta y li donabe per gitás entre los alborsés y dingú podíe traure res de ell, pero, per aquells díes, lo Rogelio, lo mosset, ya se apañabe sol, y anáe de aquí cap allá en lo tractó, un tractor roch, ressién importat, y sabíe armál y desarmál y cada vegada que veíe a la Régula preocupada per lo Azarías, li díe, yo me emporto al tío, mare, perque lo Rogelio ere efusiu y charradó, tot lo contrari que lo Quirce, cada día mes furo y callat, que la Régula, ¿qué li deu passá al Quirce desde fa un tems? se preguntabe, pero lo Quirce no donabe explicassións y, cada vegada que teníe dos hores libres, desapareixíe del cortijo y tornáe a la nit, una mica engatat y serio, que may sonreíe, may, menos cuan son germá Rogelio li preguntáe al Azarías, tío ¿per qué no mos conte vosté les panolles? y lo Azarías, dóssilmen, convensut per la fiebre de sé útil, se arrimabe al enorme mun de panolles, prop del silo y una, dos, tres, cuatre, sing... contabe, y, sempre, al arribá a onse, díe, coranta tres, coranta cuatre, coranta sing, y, entonses, sí, entonses lo Quirce sonreíe, en una sonrissa una mica forsada, pero pera una vegada que sonreíe, sa mare, la Régula, se ficáe pita y lo renegáe, les cames ubertes, los brassos de engerra, assuriacánlo en los ulls, ae, aixó sí que es majo, enríuressen de un agüelo inossén es ofendre a Deu, y, enfadada, sen anabe a buscá a la chiqueta Menuda, la preníe als seus brassos y lay dixáe al Azarías, tin, adormixla, ella es la única que te comprén, y lo Azarías preníe amorosamen a la chiqueta Menuda y, assentat al pedrís de la porta, la gronsáe y li díe a cada pas, en veu brumosa, ablanida per la falta de dens, milana bonica, milana bonica, hasta que los dos, casi a un mateix tems, se quedaben adormits a la solissombra de la parra de moscatell, sonrién com dos ángels, pero un matí, la Régula, mentres pentináe a la chiqueta Menuda, va trobá un poll entre les púes de la pinta y se va mosquejá y va aná aon lo Azarías, Azarías, ¿cuán tems fa que no te rentes? y lo Azarías, aixó los señoritos, y ella, la Régula, ae, los señoritos, l´aigua no coste perres, tros de marrano, y lo Azarías, sense di ni chut, va amostrá les seues mans de un costat y del atre, en la roña acumulada a les arrugues, y, finalmen va di humilmen, a modo de explicassió, me les pixo cada matí pera que no me se faiguen cribasses, y la Régula, fora de sí, ae, sirás asquerós, ¿no veus que estás crián miseria y lay apegues a la criatura? pero lo Azarías la mirabe confós o confundit, en les seues grogues nines dels ulls imploráns, lo cap cacho, gruñín cadensiosamen, com un cachorret, mastegán saliveta en les genives pelades, y la seua inossénsia y sumisió van desarmá a san germana, haragán, mes que dropo, tindré que ocupám de tú com si fores un atra criatura, y, a la tarde siguién, va pujá al remolque, jun al Rogelio y sen van aná cap a Cordovilla, aon lo Hachemita, y va comprá tres camisetes y, tornán a casa, se va encará en lo Azarías, ten fiques una cada semana, ¿me has entés? y lo Azarías assentíe y fée momos, pero passat un mes, la Régula va torná a buscál, daball del oró, ae, ¿se pot sabé aón has ficat les camisetes que te vach comprá?, va pera cuatre semanes y encara no ten hay rentat cap, y lo Azarías va baixá los ulls grocs y sangosos, hasta que san germana va pedre la passiénsia y lo va sacsá y tal com lo sacsáe per les solapes eixecades, va vore les camisetes, una damún del atra, sobreficades, les tres, y cochino, mes que marrano, que eres encara pijó que los gorrinos, tráute aixó, ¿sens?, llévat aixó, y lo Azarías, sumisamen, se va traure la parchejada jaqueta de pana parda y, después, les camisetes, una detrás del atra, les tres, y va dixá al descubert un pit de Hércules, cubert de una pelusa canosa, y la Régula, ae, cuan ten tragues una te fiques l´atra, la llimpia, trau y fica, eixa es tota la siénsia, y lo Rogelio a riure, que se tapáe la boca en la seua ma gran y morena pera sofocá la rissa y no enfadá a sa mare y Paco, lo Baixet, assentat al pedrís, contemplabe la essena apoquit y baixabe lo cap, abatut, es encara pijó que la chiqueta Menuda, rossegáe, y aixina va aná corrén lo tems y, cuan va arribá la primavera, al Azarías li van vindre alusinassións, y a totes hores se li representabe son germá, lo Ireneo, de nit en blang y negre, com enmarcat a un escapulari, y de día, si se gitáe entre la torvisca, policromat, gran y totpoderós, damún del fondo blau del sel, com va vore un día a Deu-pare a un grabat y, en estos casos, lo Azarías, se eixecáe y sen anáe aon la Régula, avui ha tornat lo Ireneo, Régula, díe, y ella ae, un atra vegada, díxa al pobre Ireneo en pas y lo Azarías al sel está y ella, a vore ¿quín mal li va fé a dingú? pero les coses del Azarías en seguida trassendíen al cortijo y los gorrinés, y los pastós y los gañáns féen vore que sel trobáen y li preguntaben, ¿qué va sé del Ireneo, Azarías? y lo Azarías alsáe los muscles, se va morí, Franco lo va enviá al sel, y ells, com si fore la primera vegada que lay preguntaben y ¿cuán va sé aixó, Azarías, cuán va sé aixó? y lo Azarías movíe repetidamen los labios antes de contestá, fa mol tems, cuan los moros, y ells se pegáen en los colses y reprimíen la rissa y tornáen a di, ¿y estás segú de que Franco lo va enviá al sel, no lo enviaríe al infern? y lo Azarías negabe fort en lo cap, sonreíe, babejabe y señalabe cap amún, al blau, yo lo vech ahí dal cada vegada que me tombo entre la torvisca, aclaríe, pero lo mes grave pera Paco, lo Baixet, eren los desahogos del Azarías, ya que a consevol hora del día o de la nit, son cuñat abandonabe la casa, buscabe un racó, ben prop de la tapia, o a les eretes, o del sopadó o prop del oró, se baixabe los calsonsillos, se ajupíe y u fée, aixina que Paco, lo Baixet, cada matí, antes de la volta, ixíe al pati com un enterradó, lo cávec al muscle y tratabe de borrá les seues patades y llugo, tornaé a la Régula y se queixáe, este home té que tindre les canilles fluixes, de un atre modo no se explique, y cada dilluns y cada dimats, apareixíe al cortijo una nova pasterada y Paco, lo Baixet, venga, fóli, en la cavegueta, cávec o chapo, a tapáu, pero pesse als seus esforsos, cada vegada que ixíe de casa y obríe los forats del nas - per aon segóns díe lo siñoret Iván, los díes que estabe de bones, se li veíe lo servell - li veníe la peste o corrompina y se desesperabe, ¡ya torne a putí, Régula, ton germá no té arreglo!, y la Régula, desolada, ae, y ¿qué vols que yo li faiga? no es mala creu la que nos ha caigut damún, pero, per aquells díes, lo Azarías va escomensá a trobá en falta les carreres del caro y cada vegada que vée a son cuñat quieto, parat, se arimáe an ell, zalamero, arrímam a la serra a corre lo caro, Paco, li díe, y Paco, lo Baixet, mut, com si no fore pan ell, y lo Azarías, arrímam a la serra a corre lo caro, Paco, y Paco, lo Baixet, mut, com si no lay diguere an ell, hasta que una tarde, sense sabé cóm ni per qué, li va vindre la idea, que se va obrí pas al seu menut serebre com una llum, y entonses, sen va aná cap a son cuñat, y si te arrimo a la serra a corre lo caro, ¿u farás al monte?,¿no tornarás a fé de ventre a la corralada? y lo Azarías, si tú u dius, y, a partí de aquella fecha, Paco, lo Baixet, cada tardet, aupabe al Azarías a la grupa de la yegua y lo portáe en ell y, ya nit tancada, se apeaben a la falda de la serra, y, mentres Paco, lo Baixet, se acomodabe al roquissal, aguardán, prop del alcornoque mocho, lo Azarías se perdíe pel brosquill, entre les jares y la montera, belcat, acechán com una alimaña, obrínse pas entre la greñura y, al cap de una llarga paussa, Paco, lo Baixet, sentíe lo seu reclam, ¡eh, eh!, y acte seguit, lo silénsio, y al remat, la veu levemen nassal del Azarías, ¡eh, eh! y después de fé lo reclam tres o cuatre vegades en vano, lo caro contestáe, ¡jujujujú, jujujujú! y, entonses, lo Azarías arrencabe a corre, com un macareno, y lo caro aullabe detrás y de cuan en cuan, soltabe la seua lúgubre carcañada y Paco, lo Baixet, desde lo Canchal del Alcornoque, sentíe los cruixits de la malea al trencás y, poc después, lo aullit del caro, y, después, la seua carcañada que geláe la sang y mes después, res y, passat un cuart de hora, apareixíe lo Azarías, en la cara y les mans cubertes de ñafres, en la seua sonrissa babeján, felís, bona carrera li hay donat, Paco, y Paco, lo Baixet, a lo seu, ¿has fet de ventre? y lo Azarías, encara no, Paco, no hay tingut tems, y Paco, lo Baixet, pos, venga, dónat pressa, y lo Azarías, sense dixá de sonriure, chupánse los esgarraps de les mans, se alluñáe uns metros, se ajupíe contra alguna matissa y descarregabe, y aixina día tras día, hasta que una tarde, al acabá mach, se va presentá lo Rogelio en una gralleta ressién naixcuda entre les mans, ¡tío, miro lo que li porto! y tots van eixí de la casa y al Azarías, al vore lo muixonet tendret, se li van bañá los ulls, lo va pendre en cuidadet a les seues manotes y va musitá, milana bonica, milana bonica, y, sense pará de adulála, va entrá a la casa, la va dixá a una sistella y va eixí a buscá materials pera féli un niuet y, a la nit, li va demaná al Quirce un sac de pienso y, a una llanda rovellada, lo va mesclá en aigua y li va arrimá una pella al pic del animalet y va di, afelpán la veu, quiá, quiá, quiá y la gralleta se movíe a la palla, ¡quiá, quiá, quiá!, y ell, lo Azarías, cada vegada que la gralleta obríe lo pic, li embutíe a la boca inmensa, en lo seu brut dit del mich, un grumo de prenso compost y lo muixonet su tragabe, y, después, un atra pella y un atra, hasta que la muixoneta se fartáe, se quedabe quieta, farta, pero a la mija hora, una vegada passat lo empach sircunstansial, tornáe a reclamá y lo Azarías repetíe la operassió mentres murmurabe tendramen, milana bonica, milana bonica, en un murmullo que casi no se enteníe, pero la Régula lo vee fé y li díe confidensialmen al Rogelio, ae, mes val aixina, bona idea has tingut, y lo Azarías no se olvidabe del muixó ni de día ni de nit y en cuan li van apuntá los primés cañóns, va corre felís per la corralada, de porta en porta, una sonrissa bobalicona ballánli entre los labios, les grogues nines dilatades, la milana ya está emplomán, repetíe, y tots li donáen los parabéns o li preguntaben per lo Ireneo, menos son nebot, lo Quirce, que lo va enfocá en la seua mirada y li va di, y ¿pera qué vol a casa esta peste, tío? y lo Azarías va girá cap an ell los seus ulls atónits, assombrats, no es cap peste, es la milana, pero lo Quirce va moure obstinadamen lo cap y, después, va escupiñá, ¡qué collóns!, es un muixó negre y res bo pot portá a casa un muixó negre, y lo Azarías lo va mirá un momén desorientat y, finalmen, va posá los seus tendres ulls damún del caixó y se va olvidá del Quirce, demá li buscaré una papaterra, va di, y, al matí siguién, va escomensá a cavá afanosamen al massís sentral hasta que va trobá una papatiarra, la va agarrá en dos dits y lay va doná a la gralla y la gralleta se la va empassá en tan gust que lo Azarías babejáe de satisfacsió, ¿la has vist, Charito? ya es una mosseta, demá li buscaré un atra papaterra y cuquets, li va di a la chiqueta Menuda, y, pas a pas, la gralleta anáe creixén y emplomán dins del niu, en lo que, ara, cada vegada que Paco, lo Baixet, traíe al Azarías a corre lo caro, éste se moríe de impassiénsia, a escape, Paco, la milana me está aguardán, y Paco, lo Baixet, ¿has fet de ventre? y lo Azarías, la milana me está aguardán, Paco, y Paco, lo Baixet, inconmovible, si no fas de ventre, te ting aquí hasta que se faigue de día y la milana se mórigue de fam, y lo Azarías se afluixáe los calsonsillos, no tens que fé aixó, díe, al tems que se ajupie a la soca de un carrascot y soltáe la cárrega, pero antes de acabá, ya se alsáe, venga, Paco, rápit, se pujáe de pressa los pantalóns, la milana me está aguardán, y estiráe los labios en una humida, extraviada, sonrissa y mastegáe saliveta en mol gust y este epissodio se repetíe cada día hasta que un matí, tres semanes mes tard, tal com passejabe a la gralleta per la corralada damún del seu bras, ésta va escomensá un tímit aleteo y va escomensá a volá, en un vol curt, blanet y primerís, hasta alcansá la copa del oró, aon se va posá, y, al vórela allí, per primera vegada lluñ del seu alcáns, lo Azarías ploriquejáe, la milana me se ha escapat, Régula, y se va assomá la Régula, ae, díxala que volo, Deu li va doná ales pera volá, ¿no u compréns? pero lo Azarías, yo no vull que me se escapo la milana, Régula, y mirabe ansiosa, angustiadamen, cap a la copa del oró y la gralleta giráe los seus ulls cap a totes bandes, descubrín noves perspectives, y, después, girabe lo cap y se picotejabe lo llom, despollánse y lo Azarías, ficán a les seues paraules tota la unsió, tot lo amor de que ere capás, díe, milana bonica, milana bonica, pero lo muixó com si res, y tan pronte la Régula va arrimá al abre la escala de ma en intensió de agarrála y va pujá los dos primés escalóns, la gralleta va ficá tobes les ales, les va moure un rato al buit, y, finalmen, se va soltá de la rama, y, en un vol torpe y sense dessisió, va coroná la teulada de la capelleta y va pujá a la veleta de la torre, allá dal, y lo Azarías la mirabe en los llagrimots penjats dels ulls, com renegánla per la seua actitut, no estabe a gust en mí, díe, y, en éstes, se va presentá lo Críspulo y, después, lo Rogelio, y la Pepa, y lo Facundo, y lo Crespo, y tota la tropa, los ulls cap amún, a la veleta de la torre y la gralleta, dudán, fee balansades, y lo Rogelio sen enríe, cría corvs, tío, y lo Facundo, a vore, li agrren gust a la libertat, y porfiabe la Régula, ae, Deu los va doná ales als muixóns pera volá, y al Azarías li rellissáen los llagrimots per les galtes y ell tratabe de tráuressels a manotades y tornabe a la seua cantinela, milana bonica, milana bonica, y, tal com parlabe, se anabe apartán del grupet, arrimánse a la sombra calén del oró, los ulls a la veleta, hasta que se va quedá sol, al mich de la ampla corralada, daball del sol despiadat de juliol, la seua propia sombra com una pilota negra, als peus, fén momos y brassillades, hasta que va alsá lo cap, va afelpá la veu y va cridá, ¡quiá! y, a dal, a la veleta, la gralleta va assentuá les seues balansejades, va ataullá la corralada, se va moure ñirviosa, y se va torná a quedá parada y lo Azarías, que la observabe, va repetí entonses, ¡quiá! y la gralleta va estirá lo coll miránlo, lo va torná a plegá, torne a estirál y, en eixe momén, lo Azarías, va repetí, ¡quiá! y, de repén, va passá lo imprevist, y com si entre lo Azarías y la gralleta se haguere establit un fluit, lo muixó desde la flecha de la veleta va escomensá a grasná, ¡quiá, quiá, quiá! y a la sombra del oró se va fé un silénsio expectán y de improvís, lo muixó se va llansá cap a abán, va baixá en picat, y dabán de la mirada atónita del grupet, va fé tres amples sírculs damún de la corralada, prop de les tapies y, finalmen, se va posá damún del muscle dret del Azarías y va escomensá a picotejál insistenmen lo clatell blang com si li traguere los polls y Azarías sonreíe, sense moures, girán una mica lo cap cap an ella y musitán com una plegaria, milana bonica, milana bonica.

jueves, 7 de enero de 2021

Lo Camí, XIV.

XIV.

Podíen di lo que vullgueren; assó no los u impediríe dingú. Pero lo que díen dells no se ajustabe a la verdat. Ni Roc, lo Moñigo, teníe tota la culpa, ni ells féen datra cosa que procurá passá lo tems de la milló forma possible. Que a la Pesteta gran, al formaché, o a don Moissés, lo maestre, no los agradare la forma que ells teníen de passá lo tems ere una cosa mol diferenta. Pero ¿quí pot assegurá que alló no fore una manía de la Pesteta, lo formaché y lo Peó y no una perversidat diabólica per la seua part?

La gen en seguida emprén als chiquets, encara que moltes vegades lo enfado dels homens prové del seu natural irritable y suspicás y no de les travessures o maleses de aquells. Ahí estabe Paco, lo ferré. Ell los compreníe perque teníe salut y bon estómec, y si lo Peó no fée lo mateix ere per los seus ássits y per la seua cara y lo seu feche retortigats. Y son pare mateix, lo formaché, perque afanós de estauviá no podíe vore les coses en lo aspecte optimista y alegre que generalmen oferixen. Y la Pesteta gran, perque ella ere l´ama del gat y lo volíe com si fore una consecuensia irrassional del seu ventre eixut. Pero tampoc ells teníen cap culpa de que la Pesteta gran sentiguere aquell afecte entrañable y desordenat per lo animalet, ni de que lo gat saltare al escaparate en cuan lo sol, aprofitán consevol descuido de los nugols, assomabe a la vall la seua cara congestionada y rubia. De aixó no ne teníe la culpa dingú, eixa es la verdat. Pero Daniel, lo Mussol, intuíe que los chiquets tenen ineluctablemen la culpa de totes aquelles coses de les que no té dingú la culpa. Lo del gat tampoc va sé una hazaña del atre dijous. Si lo gat haguere sigut de Antonio, lo Buche, o de les mateixes Llebres, no haguere passat res. Pero la Lola, la Pesteta gran, ere una escandalosa y lo seu amor per lo gat una inclinassió evidenmen maniática y anormal. Perque, anem a vore, si la trastada haguere sigut grave o ligeramen pecaminosa, ¿sen haguere enrit don José, lo mossen, en aquelles carcañades cuan lay van contá? Seguramen que no. Ademés, ¡qué dimoni!, lo bicho se u buscabe per eixí al escaparate a pendre lo sol. Claro que esta costum, per un atra part, representabe pera Daniel, lo Mussol, y los seus amics, una estimable ventaja económica. Si volíen un real de galletes torrades, a la tenda de les Pestetes, la gran díe:

- ¿De les de la caixa o de les que ha tocat lo gat?

- De les que ha tocat lo gat - contestaben ells, sempre.

Les que "habíe tocat lo gat" eren les mostres del escaparate y, de estes, la Pesteta gran ne donabe cuatre per un real, y dos, per lo mateix preu, de les de la caixa. An ells no los importabe mol que les galletes estigueren tocades per lo gat. A vegades estaben algo mes que tocades per lo gat, pero tampoc entonses los importabe massa. Sempre, en consevol condissió, siríen preferibles cuatre galletes que dos.

En lo consernén a la lupa, va sé Germán, lo Tiñós, qui la va portá a escola un matí de primavera. Son pare la guardabe al taller pera examiná lo calsé, pero Andrés, "lo home que de perfil no se veu", apenes la fée aná perque teníe bona vista. La haguere empleat si les lupes tingueren la virtut de eixecá una mica les sayes de les dones, pero lo que ell díe: "pera vore les pantorrilles mes grosses y acsidentades de lo que realmen són, no val la pena empleá artefactes". En la lupa de Germán, lo Tiñós, van fé aquell matí tota classe de experimentos. Roc, lo Moñigo, y Daniel, lo Mussol, van ensendre, consentrán en ella los rayos de sol, dos defectuosos sigarros de fulles de pataquera. Después se van analisá minussiosamen les sicatrius que, ampliades per lo vidre, assumíen una topografía irregulá y monstruosa. Después, se van mirá los ulls, la llengua y les orelles y después se van cansá de la lupa y de les extrañes imaches que ella provocabe. Va sé al crusá lo poble cap a les seues cases, de tornada de la escola, cuan van vore al gat de les Pestetes, enroscat damún del plat de galletes, a una punta de la vitrina. Lo animal ronronejabe, en la seua negra y peluda pancha al sol, chalán de les delíssies de la caldoreta. Al arrimás ells, va obrí, desconfiat, un redó y terrible ull verd, pero al constatá la protecsió de la lluna del escaparate, va torná a tancál y se va quedá coto, dolsamen adormit.

Dingú es capás de siñalá lo puesto del servell aon se generen les grans idees. Ni Daniel, lo Mussol, podríe di, sense mentí, a quín recóndito plec va naixe la ocurrensia de interposá la lupa entre lo sol y la negra pancha del animalet, la idea va eixí dell espontanea y naturalmen. Algo paregut a com naix l´aigua de un manantial o fon.
Lo sert es que durán uns segóns los rayos del sol se van consentrá al cos del gat formán sobre lo seu negre pel un pun brillán. Los tres amics observaben expectáns lo prossés físic. Van vore com los pels mes superfissials chisporrotejaben sense que lo gat modificare la seua postura. Lo rogle de llum y foc estabe enfocat sobre la seua pancha negra com un teó. De repén va eixí de allí una mica de fum y lo gat de les Pestetes va fotre, simultáneamen, un acrobátic bot acompañat de rabiosos maulits:
- ¡¡Marramiauuuu!! ¡¡Miauuuuuuuu!!

Los maulits aguts y llastimosos se diluíen, poc a poc, al fondo del establimén.
Sense acord previ, los tres amics van arrencá a corre. Pero la Pesteta va sé mes rápida que ells y la seua cara descomposta se va assomá a la porta antes de que los tres sagals se pergueren costa aball.
La Pesteta eixecabe lo puñ al aire y plorabe de rabia y impotensia:

- ¡Carnussos! ¡poquesvergoñes! ¡vatros teníeu que sé! ¡Me hau sucarrat al gat!
¡Pero ya tos agarraré yo! ¡Ton enrecordaréu de esta!
Y, efectivamen, sen van enrecordá, ya que va sé mes fort lo que don Moissés, lo Peó, va fé en ells que lo que ells habíen fet en lo gat. Aixina y tot, en ells se va pará la cadena de escarméns. Y Daniel, lo Mussol, se preguntabe:
"¿per qué si cremám una mica a un gat mos foten a natros una dotsena de regletades a cada ma, y mos tenen tot un día aguantán en lo bras eixecat lo mamotreto de la Historia Sagrada, en mes de sen grabats a tot coló, y al que a natros mos sometix an esta caprichosa tortura no ña dingú que li imposo una sansió, consecuenmen mes dura, y aixina, de sansió en sansió, no mos plantem a la pena de mort?".
Pero, no. Encara que lo raonamén no ere desatinat, lo cástic se va acabá en ells. Este ere lo orden pedagógic establit y se teníe que acatá en sumissió. Ere la caprichosa, ilógica y desigual justissia dels homens. Daniel, lo Mussol, pensabe, mentres passaben desplay los minuts y li féen mal los ginolls y li tremolabe y sentíe punchades nervioses al bras eixecat en la Historia Sagrada a la punta, que lo únic negossi a la vida ere dixá de sé chiquet lo antes possible y transformás en un home. Entonses se podíe sucarrá tranquilamen a un gat en una lupa sense que se mogueren los solaméns sossials del poble y sense que don Moissés, lo mestre, abusare impunemen de les seues atribussións.

¿Y lo del túnel? Perque encara en lo de la lupa va ñabé una víctima inossén: lo gat; pero en lo del túnel no van ñabé víctimes y si ne hagueren ñagut, hagueren sigut ells y damún venga regletades a la punta dels dits y venga hores aginollats, en lo bras eixecat en la Historia Sagrada sobrepassán sempre lo nivell del cap. Aixó ere inhumano, un evidén abús de autoridat, ya que, en ressumides cuentes, ¿no haguere descansat don Moissés, lo Peó, si lo rápit sels haguere emportat per debán als tres aquella tarde ? Y, si ere aixina, ¿per qué sels castigabe? ¿pot sé perque lo rápit no sels va emportá per dabán?

Aviats estaben entonses; la disyuntiva ere crúa: o morí trinchats als ejes de un tren o tres díes a ginollóns en la Historia Sagrada y los seus mes de sen grabats a tot coló, eixecada per damún del cap. Tampoc Roc, lo Moñigo, assertaríe a explicás a quína regió del seu servell se va generá la idea estrambótica de esperá al rápit a dins del túnel en los cansonsillos baixats. Datres vegades habíen aguantat al túnel lo pas del mixto o del tranvía interprovinsial. Pero estos trens passaben lentos y lo seu pas, a la foscó del forat, apenes los produíe ya cap emossió. Ere pressís renovás. Y Roc, lo Moñigo, los va exigí este nou experimento: aguardá al rápit dins del túnel y fé los tres, al mateix tems, de ventre, cuan lo tren passare. Daniel, lo Mussol, antes de asseptá, va apuntá algúns sensats inconveniéns.

- ¿Y lo que no ne tingue ganes? - va di.

Lo Moñigo va argüí, contundén:

- Ya ni entrarán en cuan séntigue arrimás la locomotora.

Lo detall que van descuidá va sé lo depósit dels cansonsillos. De habé lligat esta punta, res se haguere descubert. Com no haguere passat res tampoc si lo día que lo Tiñós va portá la lupa a la escola no se haguere assomat lo sol. Pero existixen, flotán constanmen al aire, uns entes diabólics que chalen enredán los actes inosséns dels chiquets, complicánlos les situassións mes normals y simples.

¿Quí se habíe de pensá, en aquell momén, que en la sort dels cansonsillos estabe en joc la propia sort? ¿Se preocupe lo torero de la capa cuan té los cuernos a dos pams de la ingle? Y encara que al torero li esgarro lo bou lo capote no li renegue sa mare, ni li aguarde un maestre cabrejat que li fótegue dos dotsenes de regletades y lo fico de ginolls en la Historia Sagrada eixecada per damún del cap. Y, ademés, al torero li paguen mols dinés. Ells se arriesgaben sense esperá cap recompensa o aplausso (a no sé que fore a les dos galtes), ni la enchumenera ni una roda del tren. Trataben únicamen de autoconvénses de la seua propia valentía. ¿Mereix esta proba un suplissi tan refinat?

Lo rápit va entrá al túnel chulán, bufán, traén chispes, fen tremolá la montaña, sorollán les pedres. Los tres sagals estaben blangs, ajupidets, en los culets destapats a mich metro de la vía. Daniel, lo Mussol, va sentí que lo món se dislocabe daball dels seus peus, se desintegrabe sense remey y, mentalmen, se va santiguá. La locomotora va passá bufán al seu costat y una brafada calenta de vapor los va llepá lo cul. Van tremolá les parets del túnel, que se va omplí de un sarabastall de ferro. Per damún del fragor del ferro y la velossidat encaixonada, va arribá als seus oíts la advertensia del Moñigo:

- ¡Agarreutos dels ginolls!

Y se van agarrá, perque u manabe lo jefe y perque la atracsió del convoy ere casi irressistible. Se va agarrá dels ginolls, va tancá los ulls y va apretá la pancha. Va sé felís al constatá que habíe cumplit ce per be lo que Roc los habíe exigit. Se van sentí les risses sofocades dels tres amics al acabá de desfilá lo tren. Lo Tiñós se va alsá y va escomensá a tussí fart de fum. Después va tussí lo Mussol y, al remat, lo Moñigo. Lo Moñigo may arrencabe a tussí lo primé, encara que tinguere ganes de féu. Sobre estos extrems existíe sempre una competensia inexpresada. Sen enríen encara cuan Roc, lo Moñigo, va doná la veu de alarma.

- No trobo los pantalóns - va di.

Van pará les risses instantáneamen.

- Tenen que está per ahí - va corroborá lo Mussol, tanteján a la escurina.

Lo Tiñós va di: - Teníu cuidadet, no patejéu...

Lo Moñigo se va olvidá, per un momén, dels pantalóns.

- ¿U hau fet? - va preguntá.

Se van fondre a la tenebrosa oscurina del túnel les afirmassións satisfetes del Mussol y lo Tiñós.

- ¡Sí!

- Tamé yo - va confesá Roc, lo Moñigo; y sen va enriure al comprobá la rara unanimidat de les seues vísceres.

Los pantalóns seguíen sense apareixe. A paupóns van arribá a la boca del túnel. Teníen los culs esquichats de carbonilla y la temó per habé perdut los pantalóns y cansonsillos portabe a les seues cares una grassiosa expresió de sorpresa. Cap dells se va atreví a riure. Lo pressentimén de uns pares y un maestre enfadats y implacables no dixáe mol puesto a la alegría. De repén, cuatre metros mes abán, al mich de la sendeta que crusáe la vía, van vore un drap informe y negrot. Lo va arreplegá Roc, lo Moñigo, y los tres lo van examiná en detenimén. Sol Daniel, lo Mussol, va pugué di:

- Es un tros dels meus pantalóns - va di en un fil de veu.

La demés roba va aná apareixén, escampada a pedassos, per la senda. La onda de la velossidat habíe fet volá la roba, y lo tren la va desfé entre los seues ferros com una fiera fura. De no sé per este inesperat contratems dingú sen haguere enterat de la aventura. Pero eixos entes siniestros que constanmen floten al aire, los van embolicá lo assunto una vegada mes. Claro que, ni encara sospesán la travessura en tota la seua dimensió, se justificabe lo cástic que los va imposá don Moissés, lo mestre. Lo Peó sempre se passabe tres pobles. Ademés, lo castigá als alumnos pareixíe procuráli un goch indefinible o, per lo menos, la comisura dreta de la seua boca se estirabe, en eixos casos, hasta casi mossegá la negra pulsera de Curro Jiménez, Panchampla o lo Tempranillo.

¿Que habíen escandalisat al poble entran sense cansonsillos? ¡Pos claro! Pero ¿quína atra cosa podíen fé en aquell cas? ¿Se té que extremá lo pudor hasta lo pun de no torná al poble per lo fet de habé perdut los cansonsillos?
Ressultabe tremendo pera Daniel, lo Mussol; Roc, lo Moñigo, y Germán, lo Tiñós, tindre que dessidí sempre entre unes disjuntives tan penoses. Y ere encara mes mortificán lo que produíen en don Moissés, lo maestre, les seues coses, unes coses que ni de prop, ni de lluñ, li fotíen res.