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martes, 14 de agosto de 2018

La gran mentira del Estat catalá

La gran mentira del Estat catalá, lo fals país aplastat tres vegades per España desde 1873.


Luisico Companys . Mireu quin bigotet y quin ditet, tos recorde an algú ?

Luisico Companys . Mireu quin bigotet y quin ditet mes tiesso, tos recorde an algú ?


En varies ocasions se ha proclamat de forma ilegal desde lo siglo XIX la independénsia de la regió catalana, y a totes ha sigut acallada por la legitimidat y lo apoyo sossial al gobern sentral.



abc.es historia gran-mentira-estado-catalan-falso-pais-aplastado-tres-veces-espana-desde-1873



Ni reino catalá, ni país catalá, ni paísos cataláns, ni país valensiá
Estos términos, hoy manidos y generalizados por el independentismo, chocan drásticamente con la realidad y con la historia. Tan solo se ha materializado la proclamación ilegal del Estat catalá en tres ocasiones hasta la actualidad. Todas, a partir del siglo XIX y tras el nacimiento del fervor nacionalista. Sin embargo, en cada una de ellas el gobierno y la cordura actuaron para acabar de raíz con aquellos separatistas que -en 1873, 1931 y 1934- intentaron llevar a cabo una ilegalidad manifiesta.
Y es que, aunque duela a muchos, la historia no miente. Cataluña, en contra de lo que nos quieren hacer creer, ya formaba parte de la Hispania romana y de la visigoda. Y jamás tuvo consideración de Estado. De hecho, pasó a ser uno de los dominios de la Corona Aragón después de que el rey Ramiro II casara a su hija Petronila con Ramón Berenguer IV (conde de Barcelona) en 1151. Fue, en definitiva, una forma de adquirir, por vía matrimonial, aquellos territorios que tanto ansiaba.
En base a esa unión nació la Corona de Aragón. No la Corona de Cataluña. Y, por ello, términos actuales como «Países catalanes», «Confederación catalano-aragonesa» o «Corona catalano-aragonesa» (hoy más que populares gracias al independentismo) poco tienen de realidad.

Un intento de Estado

El término Estado catalán permaneció en el olvido hasta la llegada de la Primera República. Una forma de gobierno que arribó a las fronteras españolas como culminación del proceso revolucionario de 1868 y tras el suspiro que supuso el reinado de Amadeo I de Saboya (quien apenas sentó sus reales dos años en el trono).
«Nadie la trae; la traen todas las circunstancias», afirmó sobre el nuevo régimen Emilio Castelar, ministro de Estado desde la proclamación de la Primera República en 1873.
El experimento saldría caro a la postre. En los escasos 22 meses que se extendió en el tiempo pasaron por el poder nada menos cuatro presidentes. Por si fuera poco, a partir del 11 de junio de 1873 las Cortes promulgaron el establecimiento de un sistema federalista que (a pesar de no llegar a ponerse en práctica en principio) favoreció el enfrentamiento entre diferentes regiones.
Ya lo dijo el destacado jurista Juan Ferrando Badía en su obra «Primera República Española»: «El federalismo fue una gran utopía […] que conformó la mentalidad del […] regionalismo».


Ejemplo de ello fue el nacimiento -a partir de 1873- de hasta 26 movimientos cantonales que buscaban la independencia de pequeñas regiones como Camuñas Motril. La lucha por la autonomía llegó al absurdo en regiones como Jumilla (hoy, un municipio de unos 970 kilómetros cuadrados). No en vano, desde el mencionado territorio se envió el siguiente texto: «La nación jumillana desea vivir en paz con todas las naciones vecinas y, sobre todo, con la nación murciana, su vecina; pero si la nación murciana se atreve a desconocer su autonomía y a traspasar sus fronteras, Jumilla se defenderá».
En este contexto se produjo (entre 5 y el 7 de marzo de 1873) la proclamación del Estado catalán por parte del anarquista malagueño José García Viñas y el médico socialista francés Paul Brousse. «Los impulsores fueron representantes de las diputaciones catalanas y baleares reunidos en el palacio de la Generalitat», explica el historiador catalán Andreu Navarra Ordoño en su obra «La región sospechosa. La dialéctica hispanocatalana entre 1875 y 1939».
El experto añade que la dirección del movimiento recayó sobre Baldomer Lostau, de la «izquierda federalista catalana». Lo que implica que poco tenía aquello de acción independentista y que, por el contrario, lo que realmente buscaban los golpistas era presionar al gobierno de Estanislao Figueras para que aplicara, de una vez por todas, las promesas federales que prometía.
Así queda claro en el título que le dieron los golpistas a su nuevo experimento político: «Estado catalán federado con la república española».





«Nadie apoyó la proclamación, y en Madrid fueron reprobados por los catalanes»

A nivel práctico, todo ocurrió muy rápido. En palabras de «La Correspondencia de España» (uno de los diarios más destacados del siglo XIX) «unos 16.000 voluntarios» declararon repentinamente «el Estado catalán» en el Ayuntamiento de Barcelona el 5 de marzo. Con todo, y a pesar del éxito inicial, el periódico también señaló en su momento que «gran número de personas abandonó la ciudad» y que «todas las corporaciones y agrupaciones republicanas, la Diputación, el Ayuntamiento, los federalistas, el centro republicano federal, y las asociaciones de los distritos se pusieron en expectativa».
Para una buena parte de los autores, el movimiento fue minoritario a pesar de que lograra hacerse con el poder. Uno de los que secunda esta tesis es el hispanista francés Pierre Vilar en su obra «Breve historia de Cataluña»: «Nadie les apoyó, y en Madrid fueron reprobados por los catalanes que, por primera vez, eran responsables de la República». A pesar de ello, y durante dos jornadas, los secesionistas se plantearon objetivos tan descabellados como convocar elecciones obligar al ejército español ubicado en la región a disolverse.
La vida del Estado catalán se extendió escasamente dos días. Como ministro de Gobernación, las primeras medidas que tomó Francisco Pi y Margall fueron (en palabras de Pérez Roldán) «incomunicar la ciudad con el resto de España» y poner sobre aviso a «los gobernadores de las provincias adyacentes con el objetivo de aislar el movimiento».
Al final todo aquello quedó en nada cuando, según Navarra, el político contactó con los independentistas y «los disuadió de continuar con aquel camino prometiendoles que en las próximas elecciones constituyentes sería votada una constitución federal».
La doctora en historia, por su parte, cree determinante para el abandono de aquellas ideas secesionistas el que la crisis del Gobierno republicano en la capital acabase rápidamente.

Por sorpresa

Hubo que esperar seis décadas tras el fallido experimento de 1873 para que los partidos republicanos forjados al calor de la «Dictablanda» de Primo de Rivera se unieran en San Sebastián y acordaran constituirse en un «Comité Revolucionario». O «autoproclamarse», como llegó a expresar el anarquista Diego Abad de Santillán tras la reunión celebrada en 1930.
Ya entonces, y tal y como afirma José Gonzalo Sancho Flórez en su obra «La Segunda República española», «los catalanes formaron su propio comité, aunque comprometiéndose desde el principio a prestar su total apoyo al Nacional». En palabras del experto, a cambio solicitaron el apoyo de sus compañeros a la «causa catalanista» ofreciéndoles un Estatuto de Autonomía cuando llegaran al poder.
Aquel grupo fue el germen al que se fueron uniendo -en los meses siguientes- varios partidos ávidos de un cambio de rumbo político. Además de la base sobre la que se construyeron los comicios del 12 de abril de 1931. Los mismos que acabaron convirtiéndose en un plebiscito contra la monarquía. «En ellos, el pueblo de una forma indirecta y, si cabe, hasta sin proponérselo, entregó el poder a las fuerzas republicanas burguesas y a sus aliados socialistas», añade Sancho. La victoria de estos partidos en 41 capitales de provincia fue un auténtico puñetazo en la mesa y terminó de un plumazo con la monarquía.
Apenas dos jornadas después, el 14 de abril de 1931, el júbilo se hizo patente en Eibar, la primera ciudad en alzar la bandera republicana. A las tres y media de la tarde se hizo lo propio en el edificio de Correos de Madrid.
Sin embargo, una de las regiones españolas donde se vivió con más fervor la llegada del nuevo sistema político fue en Barcelona. En la Ciudad Condal el encargado de proclamar la llegada de la República desde el balcón del Ayuntamiento fue Lluís Companys, uno de los pesos pesados de la también victoriosa Esquerra Republicana(ERC). Aunque, como señala Montserrat Figueras en su obra «Apuntes iusfilosóficos en la Cataluña franquista (1939-1975)», fue a eso del mediodía y, por tanto, bastante antes que en la capital.
Apenas media hora después de que Companys se dirigiese a los ciudadanos de Barcelona y fuera recibido con gritos de «¡Viva la República!» se vivió el segundo intento secesionista catalán.
Y es que, posteriormente se dejó caer por el mismo Ayuntamiento Francesc Maciá (líder de ERC) para proclamar la independencia catalana. Así narró el ABC este suceso el 15 de abril: «El Sr. Maciá desde el balcón habló nuevamente, manifestando que en nombre del pueblo de Cataluña se hacía cargo del Gobierno catalán y que en aquella casa permanecería para defender las libertades de su patria». A su vez, señaló que permanecería en aquella casa «sin que pudiese sacársele de allí como no fuera muerto».





«En nombre del pueblo de Cataluña proclamo el Estado catalán bajo el régimen de la República catalana»

A su vez, dirigió un escrito a los alcaldes de la región en los siguientes términos: «En el momento de proclamar el Estado catalán bajo el régimen de la República catalana os saludo con toda el alma y os pido que me prometáis la colaboración para sostenerla, comenzando por proclamarla en vuestras ciudades».
Con esta proclamación, el político se negó «de facto» a aceptar los resultados de las elecciones nacionales. De nada sirvieron los votos de miles y miles de españoles. Por suerte, el gobierno prefirió no recurrir a la fuerza y el día 17 de abril envió a los ministros Fernández de los Ríos, Marcelino Domingo y Lluís Nicolau d'Olwer a negociar con Maciá. Su labor fue determinante para el devenir de la región, pues lograron aplacar aquella locura ilegal.
«Después de las negociaciones [...] se acordó dejar a un lado la cuestión del “Estado” catalán, y substituir dicho planteamiento político por el de la restauración de un sistema de autogobierno limitado bajo el nombre histórico de Generalitat. Además se acordó la redacción de un Estatuto que el gobierno de la República presentaría como ponente en las Cortes. […] El gobierno provisional de la República dictó un decreto el 21 de abril de 1931 restaurando la Generalitat; en cuanto al proyecto de Estatut de Catalunya [...] fue elaborado y aprobado en los meses siguientes», explica Antoni Jordá en «Federalismo, regionalismo, nacionalismo: el restablecimiento de la Generalitat y el Estatuto catalán durante la Segunda República».

El último intento

La última intentona secesionista catalana se produjo en el marco de la Segunda República española allá por octubre de 1934. Justo después de que estallara la ira entre la izquierda por el acceso de tres ministros de la CEDA (una confederación de partidos católicos y de derechas) al gobierno estatal. Su llegada indignó a los más extremistas y provocó una huelga general que puso en jaque el régimen establecido.
Así explica la situación el sindicalista Antonio Liz Vázquez en su obra «Octubre de 1934: Insurrecciones y revolución»: «El día 5, por orden del Comité Revolucionario, ya estaba en marcha la huelga general y el paro era total en ciudades como Madrid, Barcelona, Oviedo y Bilbao».
La tensión aumentó drásticamente. En Madrid, por ejemplo, se decretó el despido de los trabajadores que se unieran a los parones establecidos (algo factible, pues estos habían sido declarados ilegales por el gobierno).
Y mientras en la capital se recurría a la fuerza para controlar a los huelguistas, en Cataluña sucedía otro tanto. De hecho, en Barcelona la discordia era máxima debido a la división entre las tres fuerzas predominantes: la Generalitat, la CNT y la Alianza Obrera. «La división entre ellas era total», añade Liz en su texto. De esta guisa, el día 5 el gobierno local envió guardias de asalto para tratar de sofocar las revueltas que pudieran sucederse en la urbe.
En esas andaba la situación el 6 de octubre de 1934 cuando Lluís Companys (presidente de la Generalitat y líder de Esquerra Republicana tras la muerte de Maciá) proclamó el Estado catalán. Lo hizo, en palabras de Liz, presionado por los obreros. Sus palabras (recogidas en la edición del 11 de octubre del diario ABC) llamaban al enfrentamiento: «¡Catalanes! Las fuerzas monárquicas fascistas que de un tiempo a esta parte pretenden traicionar a la República han logrado su objetivo y han asaltado el poder. [...] los núcleos políticos que predican constantemente el odio y la guerra a Cataluña constituyen hoy el soporte de las actuales instituciones. [...] Cataluña enarbola su bandera, llama a todos al cumplimiento del deber y a la obediencia absoluta al Gobierno de la Generalitat, que desde este momento rompe toda relación con las instituciones falseadas».
El diario ABC publicó, el día 11, la relación de los hechos. El texto fue escrito por el periodista Antonio Guardiola bajo el titular «El golpe de Estado de la Generalidad», quien describió lo tensa que estaba la situación antes de que Companys saliera al balcón de la Generalitat: «La plaza de la República fue llenándose de gentes, y en particular de jóvenes afiliados al Estat Catalá, somatenistas y partidarios de la Esquerra. Todos iban armados y algunos llevaban, además de una magnífica carabina Winchester, una soberbia pistola automática, a veces ametralladora, y en general, material modernísimo y excelente».
Acabado el discurso, inició una ronda de llamadas para ganar adeptos a su causa. El primer mandamás al que se dirigió fue al general Domingo Batet, jefe de la IV División Orgánica y «catalanista moderado» (tal y como afirma Pierre Broué en su obra «Ponencias presentadas al Coloquio Internacional sobre la IIa República Española»). A este militar le solicitó que se pusiese a sus órdenes para «servir a la República Federal que acabo de proclamar».
Contrariamente a lo que pensaba el presidente de la Generalitat, el oficial se mantuvo fiel a España. Companys tuvo más suerte con el comandante Enrique Pérez Farrás, el jefe de los Mossos d'Esquadra, quien sí se adhirió a la causa secesionista. / Como Trapero /


Batet, por su parte, no se quedó mano sobre mano. Tras hablar con Companys telefoneó al presidente Alejandro Lerroux y, basándose en órdenes suyas, inició los preparativos para acabar con la rebelión. «Tras recibir refuerzos de Marruecos, el general declaró el estado de guerra», determina Luis E. Íñigo Fernández en su obra «Breve historia de la Segunda República española».
Broué añade que «todos los militares y la mayoría de las unidades policiales obedecieron las órdenes» del oficial fiel al gobierno. Frente a ellos se posicionaron un centenar de Mossos dispuestos a defender la Generalitat, así como milicianos pertenecientes -entre otros grupos- a Alianza Obrera.
Tras arribar a la zona, Batet atacó con fuego de fusilería y disparos de artillería. La lucha podría haber sido cruenta, pero el general se limitó a esperar pacientemente a que los defensores se rindieran. Todo ello, a pesar de que había recibido órdenes de acabar con la resistencia con contundencia. «Durante la noche, el ploramiques Companys y Batet negociaron la rendición, que tuvo lugar el 7 de octubre», añade Broué. Para entonces ya habían muerto en Barcelona entre 40 y 50 personas durante las escaramuzas.

lluis-companys-un-genocida
Posteriormente Batet y Companys fueron detenidos. Algo en lo que hace mucho hincapié el libro «Historia de Cataluña» (editado por el Museo de Historia de Cataluña): «El gobierno de la Generalitat fue hecho prisionero, juzgado y condenado a treinta años de prisión; el Estatuto de Autonomía quedó suspendido, y la mayoría de ayuntamientos y las nuevas autoridades pasaron a ser de carácter gubernativo». La obra, sin embargo, no explica que aquella proclamación fue una rebelión.

jueves, 6 de junio de 2019

Tomo I, texto XIV, Martín, Luppo de Gurrea


XIV.

Reg. 2.236, fol. 36. 19 de octubre de 1407.

El Rey. - Mossen Lop. Recordar vos deuria las guerras bandos muertes gestiones danyos e menoscabos ques son seguidos entre vos e vuestros valedores de una part e don Anthon de Luna e sus valedores de la otra de que gran partida ney es stada causa la nominacion que vuestra partida la partida de los de Logran (1) vos sforçadesfazer de los jurados de la villa de Exea: onde como ya sobre aquesto

(1) Tal como se lee en el registro y está aquí fielmente trasladada, es ininteligible esta cláusula; pero resultará clara añadiendo la conjuntiva e después de las palabras vuestra partida y dirá: de que (de los daños) en gran parte ha sido causa el nombramiento que vuestro partido y el partido de los de Logran, etc.; pues los Logran serían probablemente los jefes que tenía en Ejea la facción de los Lunas. Estas y otras semejantes faltas las cometían muy a menudo por error ó incuria los escribanos y amanuenses.

hi sia bien provehido por stablimientos feytos por el dito concello confirmados et atorgados por el egregio don Alfonso conte de Denia assi como a lugartenient nuestro et por el governador Daragon e vos agora nuevament vos esforçades segund nos es dado a entender la nominacion de juratos en la dita villa contra los ditos stablimientos et aquesto no sea otra cosa sino dezir etde feyto tornar en guerra bando et bollias et suscitar los males passados et destruhir nuestros lugares et terra: por aquesto reprehendendovosde las ditas cosas fuertement si assin hi es vos dezimos et mandamos expressament et de certa scienciadius encorrimento de nuestra ira et indignacion que de la dita nominacion de juratos en la dita villa de Exea segund que otra vegadade aquesto vos havemos scripto en alguna manera nous entremetades antes aquella fer lexedes al capitan et concello de la dita villa segund bien han costumbrado en otra manera certiticamosvos que contra vos et vuestros bienes en tal manera procediremos et procedir faremosque conexeredes quey hi es muyt greu cosa a nos vos ni otro alguno meter en nuestros lugares contra nuestra voluntat juradosregidores o qualesquiere otros administradores. Dada en Valencia a XIX dies de octubre e nel anyo MCCCCVII. - REX MARTINUS. - Johanes de Leytago mandato regis facto per thesaurarium. - Dirigitur Luppo de Gurrea. (Lope de Urrea)

lunes, 25 de marzo de 2019

Castellano - Catalá

Ne ñan moltes mes, y después están les que s'assemellen mol…
Com veém tots los idiomes fills del latín s'assemellen, pero aixó no vol di que siguen lo mateix. Que lo valensiá encara s'apareix mes al catalá, normal, pero es mes be al revés, y es normal perque lo regne de Valéncia i lo condat de Barcelona perteneixíen a la corona de Aragó…

Lligín llibres antics valensians y cataláns, se veu que no se assemelláen tan hasta que a partí del siglo de or valensiá, lo catalá va aná cambián poc a poc per influénsia del valensiá, un ejemple es lo arcaísme valensiá “Nosaltres”, natros y natres en chapurriau.
Busqueu llibres en catalá antic (no cal mol antic, només antes de Pompeyo Fabra) y sabreu com se díe aixó en catalá.

Busqueu llibres en catalá antic (no cal mol antic, només antes de Pompeyo Fabra) y sabreu com se díe aixó en catalá.



Pompeyo Fabra, gramática, català
Pompeyo, sí, no Pompeu Fabra, Universidat Pompeyo Fabra


Castellano - Catalá
agradar –– agradar
agregar –– agregar
ajusticiar, executar antic, ejecutar –– executar
alertar –– alertar
amar –– amar
amor –– amor
anotar –– anotar
arrancar –– arrancar
arrear –– arrear
atracar –– atracar
balda –– estante
banca –– banca
banda –– banda, faixa
bandera –– bandera
bar –– bar
batalla –– batalla
benefactor – benefactor
beneficiar –– beneficiar
bicicleta –– bicicleta
boicot –– boicot
broma – broma
cabal –– cabal
cantar –– cantar
carnaval –carnaval
causar –– causar
centrifugadora –– centrifugadora
coincidir –– coincidir
colador – colador
combinar –combinar
combustible –– combustible
comprar –– comprar
contra –– contra
convocar –– convocar
coronel –– coronel
cura –– cura
decidir –– decidir
dedicar –– dedicar
derrotar –– derrotar
desafiar –– retar, desafiar
desanimar –– desanimar
desistir –– desistir
destacar –– destacar
destinar –– destinar
dimitir – –dimitir
disciplina –– disciplina
drama –– drama
entrada –– entrada
esgrima –esgrima
estar –– estar
estatal –– estatal
estrofa –– estrofa
estudiar –– estudiar
evitar –– evitar
evolucionar –– evoluir
existir –– existir
explicar –explicar
extintor –– extintor
extorsionar –– extorquir
fabricar –– fabricar
familiar –– familiar
fauna –– fauna
figura –– figura
fiscal –– fiscal
flauta –– flauta
flor –– flor
flotar –– flutuar ?
frase –– frase
funeral –– funeral
furgoneta –– furgão
gaita –– gaita
gas –– gás
gen –– gen
gorra – gorra
gota –– gota
guardar –– guardar
guillotina –– guillotina
habilitar –– habilitar
habitar –– habitar
hemorroide –– hemorróides
hipotecar –– hipotecar
honor –– honor
honrar –– honrar
hora –– hora
horrible –– horríble
idioma – idioma
impedir –– impedir
iniciativa –– iniciativa
intentar –– tentar
judicial –judicial
jugador –– jugador
jungla – jungla
jurar –– jurar
justificar –– justificar
lapidar –– lapidar
legal –legal
legitimar –– legitimar
lexema –– lexema
lingüística –– lingüística
liquidar –– liquidar
lloro –– ploro
madrastra –– madrastra
mal –mal
maniobrar –, maniobrar
menor –– menor
mesa – mesa
mesura – mesura
militar –– militar
moneda –– moneda
mongol –– mongol
morfema –– morfema
motor –– motor
mundial –– mundial
nacional –– nacional
narrativa –– narrativa
neurona – neurona
neutro –– neutre
no – no
norma –norma
normal –– normal
numerar –– numerar
obra –– obra
octubre --octubre
ocupar –ocupar
oliva –oliva
opinar –– opinar
optimista – optimista
orador –– orador
ordenar –– ordenar
organdí –– organdi
pacificar –– pacificar
pagar – pagar
país –– país
pancarta – pancarta
perdonar –perdoar
pirata – pirata
plata –– plata
poca –– poca
poder –– poder
prestar – – prestar
primavera – primavera
protagonista – protagonista
puré – puré
rata – rata
renunciar – renunciar
residir – residir
retirar – – retirar
retornar – retornar
rigor –– rigor
robar – – robar
rosa – rosa
saber – – saber
sacarina – sacarina
salsa – salsa
sala -- sala
saltar – saltar
seguir – – seguir
senda – – senda
sensacional – sensational
sentir – – sentir
separar – – separar
ser – ser
si – si
similar – similar
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síndrome – síndrome
singular – singular
sobrevalorar – sobrevalorar
solapa – solapa
sonata – sonata
sopa – sopa
superior – superior
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taxi – taxi
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tema – – tema
temporal –– temporal
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torrar –– tostar
tortura –– tortura
transistor –– transistor
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útil –– útil
valor –– valor
valorar – valorar
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verdura –– verdura
vinagreta –– vinagrete
vista –– vista
vocal – vocal
votar –votar
vulgar –– vulgar
zombi –– zombi

viernes, 6 de abril de 2018

Mario Sasot Escuer (capsot y franchista)

Lo catalá a la franja del meu cul pot entrá pronte a una crisis irrecuperable. 

Mario Sasot Escuer, Lo catalá a la franja del meu cul pot entrá pronte a una crisis irrecuperable.
quina cara de arraclau que té lo payo Mario Capsot

http://www.lavanguardia.com/autores/mario-sasot.html 
(si esta brossa es la vanguardia de los catalanistes, imagineutos la retaguardia)


Mario Sasot Escuer (Saidí, Osca, Zaidín, Huesca, 1951).
Licenciado en Filología Románica y en Ciencias de la Información, ha ejercido como catedrático de Lengua y Literatura Castellanas en el IES "Andalán" de Zaragoza.
Es corresponsal de La Vanguardia en Aragón, y ha dirigido durante más de once años la revista mensual Temps de Franja del meu cul, editada por tres asociaciones culturales de la Franja del meu cul.
Ha coordinado, de 2000 a 2011, el Proyecto de Animación Cultural en las Escoles de la Franja del cul de Jesús Moncada, organizado por el Departamento de Educación del gobierno aragonés.


Zaidín (Saidí en chapurriau) es un municipio español de la provincia de Huesca perteneciente a la comarca del Bajo Cinca. Se sitúa en la margen izquierda del río Cinca.


En enero de 1092 el infante Pedro (futuro Pedro I de Aragón) dio el castillo de "Zaidi" a Pedro Ramón de Eril.
De realengo entre 1168 y 1170 por presentar tenente.
En 1234 era de realengo.
En 1278 lo tenía en feudo Ramón de Moncada.
El 7 de octubre de 1294 el rey Jaime II de Aragón cedió Zaidín a Guillén de Moncada a cambio de otros bienes.

(Ni este Ramón ni Guillén de Moncada son los que fueron con Jaime I a Mallorca, porque murieron los dos en la isla : regne de Maylorches)


El 2 de septiembre de 1333 Juan, patriarca de Alejandría y administrador de la iglesia de Tarragona, legó el lugar de Zaidín al monasterio de Scala Dei (escala a Deu) y el dominio directo, mero y mixto imperio, al rey Alfonso IV de Aragón, a condición de que éste aprobase la donación, lo que hizo el 30 de mayo siguiente de 1334. El 20 de octubre de 1358 Pedro, conde de Ampurias, recibió a cambio el lugar de Zaidín de manos del monasterio de Scala Dei. El 18 de junio de 1386 el rey Pedro IV de Aragón dio Zaidín a Guillén de Moncada. El 19 de enero de 1405 era de Berenguer de Bardají. El 19 de diciembre de 1422 era de Berenguer de Bardají, que lo legaba en su testamento.
En 1610 era de Luis de Bardají.


La economía del municipio se basa en la agricultura y la ganadería. Habiendo un gran número de granjas de porcino, alguno de bovino y ovino. Mario Sasot encaja bien en los tres, puesto que es un cerdo catalanista, un buey del arado catalán y un gran borrego semental.


Últimos alcaldes de Zaidín

PeríodoAlcaldePartido
1979-1983Jaime Seuma IsabalUCD
1983-1987CDS
1987-1991Fernando Solsona GuillénPSOE
1991-1995
1995-1999Maria Teresa Pascual Sanfeliú
1999-2003Maria Teresa Font EstrugaPAR
2003-2007
2007-2011
2011-2015Marco Antonio Ibarz GuillénPSOE
  • Parroquia dedicada a San Juan Bautista.
    • Consta en planta de tres naves en planta de cruz latina y cimborrio.
    • Portada típicamente barroca, con arco de medio punto, y estructura de retablo sobre éste, con hornacina.
  • Ermita de San Antón.

  • Casco urbano amurallado que data del siglo XVI y que se conservó hasta mediados del siglo XX. Esta muralla contaba con cinco puertas:
    El
    Portal, La Porteta, lo Forat, lo Furingachó y la última tenía además una torre de defensa y vigilancia. Dentro de la muralla estaba el castillo de los señores de Zaidín.

Lo saidiné, el habla local, es considerado por la mayoría de los estudiosos como un chapurriau nordoccidental, más concretamente del grupo ribagorzano es decir, de lo que en Cataluña se llama las hablas de "la Franja del meu cul". Sin embargo, de forma parecida a lo que ocurre con la polémica del valenciano, también existen diferencias entre los hablantes sobre la pertenencia o no de la lengua al chapurriau.
Estos últimos, se dividen entre los que consideran el saidiné como un dialecto del aragonés o de transición entre el aragonés y el chapurriau y los que creen que son hablas propias evolucionadas en la zona.
¿Es una lengua el ribagorzano?
Los hablantes del saidiné, independientemente de que lo consideren chapurriau o no, hacen una distinción entre los hablantes de català y los del fragatino (fragatí, dialecto de Fraga), mequinensá (dialecto de Mequinenza), torrentí (dialecto de Torrente de Cinca), etc.
Esto puede dar una idea de la particularidad del dialecto, si tenemos en cuenta que se considera que hablantes de localidades a menos de 10 km hablan dialecto catalán.
El hecho se explica habitualmente por ser un dialecto de frontera, con fuertes influencias del castellano y del aragonés.
Hasta finales del siglo XX todavía vivían personas de avanzada edad que sólo hablaban saidiné. Actualmente los hablantes son bilingües o trilingües, el castellano es la lengua en la que se suele recibir toda la educación primaria y secundaria. En la década de 1980 se introdujo la enseñanza del dialecto catalán en la educación secundaria debido a la gestión del ladrón y alucinado Pujol.
Una característica del lenguaje es la substitución en determinadas palabras de la “ll” por la “l”, del chapurriau, como por ejemplo se dice “poblle” en vez de “poble”, “plloure” por “ploure”, “pllats” por “plats” y así sucesivamente. Otra particularidad, es la primera persona del verbo ser, que el saidiné es “jo /yo/ sic” en vez de “jo /yo/ soc” del chapurriau.
En Tamarite y otros pueblos de La Litera también ocurre.
La Llitera no e Cataluña
Gen de Saidí: