Mostrando las entradas para la consulta marqués ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta marqués ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de diciembre de 2021

BIBLIOTECA VALENCIANA. ESCRITORES DEL SIGLO XIII.

BIBLIOTECA VALENCIANA.

BIBLIOTECA VALENCIANA.

ESCRITORES DEL SIGLO XIII.
(Al margen, año 1270)


MOSEN JORGE.

XIMENO, TOMO I, PÁG. 1.A

La antigüedad de Mosen Jordi, y la gloria que resultaba de copiar y apropiarse el Petrarca algunos versos suyos que publicó Ximeno; y que por espacio de algunos siglos habían reconocido, no sólo los españoles, sino también los italianos y los escritores de casi todas las Naciones; se ha puesto en duda por dos célebres autores, que son: el Maestro Sarmiento, en sus Memorias para la historia de la poesía, números 503 y siguientes; y Sánchez, en la Colección de poesías anteriores al siglo XV. Pero sin legítimo fundamento; pues porque diga el Marqués de Santillana: en estos nuestros tiempos floreció Mosen Jorge de Santjordi, no puede inferirse, que en el siglo XIII no hubiese florecido también otro sujeto del mismo nombre y apellido, y mucho menos alguno, que, aunque tuviese el mismo nombre, pero su apellido fuera distinto del que usaba aquel de quien habla el Marqués como existente en el siglo XV: con esta reflexión quedarían desvanecidos sus fútiles raciocinios; pero aún le da más fuerza el considerar, que era imposible que Beutér (Beuter), que nació en el mismo siglo XV en que escribía dicho Marqués, se atreviese a publicar que un poeta tan moderno y conocido, existía cerca de trescientos años antes, y acompañaba en sus expediciones al Rey D. Jaime I, pues habría muchos que le hubieran desmentido. Y sobre todo no se puede negar que vivía entonces Mosen Jorge del Rey, constando por el Registro Donat. Valentiae et termino de 1237, que el Rey D. Jaime, en premio de los servicios que le hacía en aquella conquista (aún no tomada Valencia, que fue en 1238), le concedió un heredamiento en la ciudad de Valencia; ni poner tampoco en duda que este fuera poeta, porque un sujeto tan instruido en la historia de la poesía valenciana, como fue el célebre Gaspar Gil Polo, dijo en el canto del Túria:
Jorge del Rey con verso aventajado
ha de dar honra a toda mi ribera,
y siendo por mis Ninfas coronado
resonará su nombre por do quiera:
el revolver del cielo apresurado
propicio le será de tal manera,
que Italia de su verso terná espanto,
y ha de morir de envidia de su canto.


Cuyos últimos versos pueden manifestar bastante el aprecio que merecieron los suyos en Italia, y al Petrarca mismo, que no reparó en adoptarlos.
Y así es visto, que el Jorge de San Jorge que dice Santillana florecía en su tiempo año 1450, e hizo la pasión de amor, en la que copiló muchas canciones antiguas, es distinto del Jorge del Rey que floreció dos siglos antes; lo que se comprueba por haber en aquella época familias de Sant Jorge, o Sent Jordi, según la escritura que recibió Mateo Esteve, notario, año 1436, y aún en el día de hoy los hay de este apellido.
El eruditísimo P. Juan Andrés ha tratado este artículo con la fina crítica y severo juicio que acostumbra en la célebre obra del Origen, progreso y estado actual de toda la literatura, tomo 2.° de la traducción, cap. II pág. 112, y así me remito a ella.


N'ALBERT D'ALAVANYA.

Jurisconsulto valenciano, su familia vino a la conquista de este Reino; y una rama suya se estableció en la ciudad de Orihuela, luego que la ocupó D. Jaime I, según manifiesta el exactísimo historiador Viciana, en la segunda parte de la Crónica de Valencia, fol. 38v. Se dedicó Alberto al estudio de la jurisprudencia; y según la fama que tenía entonces, y el gran número de jóvenes de la España y otros Reinos, que atraía la Universidad de Bolonia, puede presumirse que se fue a estudiar en ella: hasta que pasados los cursos se graduó de doctor en leyes, de cuyo título usaba frecuentemente: y sin duda adquirió grandes créditos de literato, cuando el Rey D. Jaime lo elevó al cargo de consejero suyo, y lo era ya en el año de 1268, como lo acredita la célebre sentencia arbitral sobre pago de diezmos y primicias, que dio el referido Príncipe en Valencia en el palacio Episcopal, a los 4 días, a la deseixida (dice) del mes de abril del mismo año, y existe en varios libros del archivo de la bailía, y en la primera impresión de los fueros hecha en 1482, a continuación de estos, y en la cual se expresa haber sido testigo N'Albert (En Alberto) Dalavanya (de Alavanya), Maestre en lleys, y consejero suyo: lo cual da bastante motivo para presumir, que hubo de trabajar también en su arreglo. Se encontró en las turbulencias que suscitaron los abogados contra los fueros, por no quererse conformar con sus disposiciones, sino valerse de las del derecho canónico y civil, lo que obligó al Rey a prohibir su ejercicio en 1250 (Privil. 37); y aunque lo permitió en 1264 (Privil. 56), fue imponiéndoles graves penas, en caso de apartarse de lo prescrito en el código foral. Merece pues elogios este autor por haber sido el primero, que para desengaño de los ciegos entusiastas del derecho romano y del decreto, y facilitar el cumplimiento de lo mandado, se dedicó a comentar aquel código, y manifestar la sabiduría de sus leyes.
Las obras de este escritor fueron muy estimadas, y hablaron con elogio de ellas Guillermo Jaffer y Arnaldo Juan, que ocupan un distinguido lugar en esta Biblioteca; mas por desgracia ni Pedro Belluga, ni los jurisconsultos posteriores hacen la menor mención de ellos, y hubiera quedado sepultado en el olvido el nombre de este insigne varón y de otros comentadores de los fueros, que vivieron en los tiempos anteriores a Belluga, a no ser por el erudito Sr. D. Francisco Xavier Borrull, ministro decano de esta Real Audiencia, que movido de sus deseos de ilustrar en cuanto pudiera su patria, procuró examinar diferentes manuscritos del siglo XIV y XV, copiar algunos de ellos, y encontrándose con un gran número de comentarios de los fueros, formar un catálogo de sus autores, averiguar el tiempo en que florecieron, y cargos que desempeñaron, y comunicarlo todo al Ilmo. Señor D. Francisco Pérez Bayer, que haciendo un particular aprecio de estos trabajos, formó un breve compendio de ellos, y con elogio de dicho señor, lo insertó en la Biblioteca Hispana Vetus; y yo ejecutaré lo mismo en esta obra, añadiendo las preciosas noticias que me ha comunicado. Escribió:
1. Notae super Foris Regni Valentiae.
Están escritas con mucho juicio e instrucción, y tratan sólo de los Fueros de D. Jaime I, sin extenderse a fuero o privilegio alguno de sus hijos. Se conservan estas glosas, y las de los demás intérpretes anteriores a Belluga, en la selecta biblioteca del Sr. Borrull, en dos tomos en folio, uno del siglo XV, y el otro copiado de varios manuscritos de la misma edad.
2. Tractatus de contractu comande. Lo cita Arnaldo Juan en sus Comentarios.

MOSEN FEBRER.  

(Al margen, 1281) 

Ximeno, tomo 1, pág. 2.a y 363.

El maestro Sarmiento y D. Tomás Sánchez también han querido quitar del siglo XIII a Mosen Jaime Febrer, y trasladarlo al XV, fundados en la carta del Marqués de Santillana, mas no reparan que este sólo habla de un Mosen Febrer, pero no de Mosen Jaime Febrer, y así por ello quieren sin razón hacer de dos uno, y aunque le hubiera citado con dicho nombre, no dice que viviera en su tiempo, como lo asegura de Mosen Jordi: por lo que la mención que hace del mismo, no puede probar de modo alguno que no existiese en el siglo XIII, ni disminuir la fe que se merece Beuter en la relación de este hecho.

Además, que se cuenta entre los heredados por el Rey D. Jaime I.° en la conquista del castillo del Puig y ciudad de Valencia; como lo asegura la donación que hizo S. M. a Mosen Jaime Febrer, en premio de sus servicios, de ciertas tierras en la Alquería de Mormany, huerta de dicha ciudad, a 14 de las calendas de mayo 1237. Hállase registrada fol. 12 pág. 1 del Real Registro Donationes Valentiae, & term. de 1237.

Con más esfuerzo ha impugnado Sánchez la antigüedad de las trobas de las familias, que vinieron a la conquista de Valencia, y quedaron establecidas en esta ciudad y reino, que el doctor Ximeno y varios otros atribuyen a Mosen Jaime Febrer; el P. Maestro Ribelles se empeñó en demostrar y apoyar la opinión de Sánchez, pero desistió luego de la empresa. Ello es cierto o probable, que ni Beuter, ni Viciana, ni Escolano, ni Diago tuvieron noticia de tales trobas, puesto que no hacen mención de ellas cuando tratan de las familias de Valencia; pero también lo es, que si se examinan las que cuenta Ribera (1: Centuria primera de la Milicia Mercenaria) haber sido heredadas en Valencia y su término por el Rey D. Jaime en 1239, y en otras partes en los años posteriores, según los registros de sus donaciones custodiados en el Archivo de Barcelona, las que refiere Escolano, lib. 3, cap. último, núm. 8 de su historia, haberlo sido, como aparece del libro de la Obispalía, y las que lo fueron en Xátiva, que en vista del libro del repartimiento, copia él mismo en el libro 9, cap. 22, núm. 1.° y 2.° &c. se descubrirá la certidumbre de haber venido a la conquista muchos de los que menciona Febrer, y la de no ser supuesta dicha obra; y como nunca han existido los registros de dichas donaciones en este reino, y encontrándose el manuscrito en el siglo XVII antes que el P. Ribera publicase su Milicia Mercenaria, hay bastante motivo para asegurar, que escribió las trobas quien lo había presenciado todo, como fue Mosen Febrer.

El P. Maestro Teixidor empezó a comprobar con varios documentos el establecimiento en esta ciudad y reino de las familias contenidas en dichas trobas, y lo ejecutó en todas las comprendidas en la letra A. Es verdad, que no pudo continuar este ímprobo trabajo por hallarse en la edad de 76 años; mas parece que bastan sus esfuerzos y las reflexiones anteriormente propuestas, para que mientras que no se produzcan otros argumentos que prueban lo contrario, se repute antigua dicha obra, y se atribuya a Mosen Febrer. Porque tampoco es prueba de consideración el haber estado ocultas algunos siglos; pues esta ha sido desgracia común a otras muchas obras. Ni vale recurrir a alguna diferencia de estilo, puesto que es cosa harto sabida, que algunos con buena intención, y para hacerlas más inteligibles, las han variado en algún modo.

Según puede presumirse, en el siglo XVII, y en tiempos de Onofre Esquerdo, se descubrió un ejemplar de estas trobas, con la expresión de haberlas compuesto Mosen J. Febrer: Esquerdo procuró adquirirlo, y persuadido de que ni había otro, ni se habría esparcido la noticia del hallazgo, hizo sacar una copia atribuyendo el escrito a Mosen J. Esquerra, que suponía ascendiente suyo, y al que daba los empleos y demás cargos de Mosen Febrer; lo que a más de referirlo Ximeno, se confirma por existir en la biblioteca del Sr. Borrull un ejemplar escrito con elegancia, e iluminados los escudos de armas de las familias, como también las primeras letras de cada troba.

Pero después llegó a sus oídos no haber quedado enteramente oculta la noticia de ser Mosen Febrer el autor de dichas trobas, que consiguientemente no podían atribuirla a los Esquerras; y así hizo una traducción de ellas en prosa, y conservando el contenido de la troba de Febrer, añadió en la letra E un artículo de la familia de Esquerra, diciendo haber venido a la conquista los dos hermanos Bartolomé y Juan, de quien preciaba ser descendente, pues se quedó este segundo hermano establecido en Valencia, así como el primero en Benisa. Esta obra escrita de letra del mismo Esquerdo, se conserva en la referida biblioteca del Sr. Borrull, que ha advertido que aquel insertó alguna familia, que no vino al tiempo de la conquista, y que el Dr. D. Agustín Sales, cronista de esta ciudad, ingirió también en la suya.

A más de estos ejemplares, posee también dicho Sr. Borrull otro de muy buena letra, escrito a mediados del siglo pasado, y una traducción en verso castellano, hecha según denota en el frontis por el Doctor Tomás Izquierdo y Guerrero, ciudadano de Alicante, y vecino de la Corte.

Permanecían manuscritas las trobas, cuando el diarista de esta ciudad, a instancia de D. José March, caballero erudito de la misma, empezó a insertarlas en el diario de 1 de Setiembre 1791, y después las publicó en el año de 1796 en un tomo en 4.°, con sus escudos, aunque grabados mezquinamente; y si hubiera cuidado de añadir en cada familia la donación de casa o tierras, que refiere el P. Ribera haberles concedido el Rey D. Jaime, y el registro en que estaba notada, se hubiera hecho más acreedor a la gratitud del público, dándole con ello a conocer, que las trobas eran ciertamente de Febrer, y bastante motivo para que algunos eruditos viesen si podían probar lo mismo que algunas otras; y manifestar las que hubiesen añadido algunos sujetos más modernos.

PEDRO GARCÍA DE XÁTIVA.

1300.

Tal vez por ser natural de S. Felipe, antes Xátiva. Habla de este autor D. Francisco Pérez Bayer, en las notas a la Biblioteca Vet. de D. Nicolás Antonio, tomo 2, pág. 103, col. 2, diciendo: Petrum Garciam de Xativa laudatum in Chrysopraso Ioannis Ekchii inter Scriptores Theológicos, apud Gesnerum. 

Siglo XIV

sábado, 12 de enero de 2019

Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591

Golden Jacob:
Fa casi mig mileni un català feu un diccionari trillingüe catalana, valenciana, llatina. Hui volen que les dos primeres es convertixquen en una.
Onofre Pou: Thesaurus Puerilis, ed. 1591




Las Provincias 22 de Noviembre de 1993
LA ÉPOCA DE LOS THESAURUS PUERILIS
Por Ricart García Moya

Los "Thesaurus Puerilis"; claro está, no son saurios del Jurásico, sino humildes
vocabularios que un gerundense afincado en Valencia editó con su dinero, y la mejor voluntad del mundo. El bueno de Onophrio Povio (Onofre Pou para los amigos) fue "candidato Philosophiae" en la Universidad de Valencia, y aprovechó su estancia en el Reino para completar el vocabulario trilingüe en valenciano, catalán y latín; según especificó en el prólogo.
La edición príncipe salió en Valencia el año 1575, siendo el "Thesaurus" un híbrido entre el "Lexicón" típico de la época -en el que podían encontrarse vocablos en varios idiomas, más su traducción latina- y los actuales opúsculos con frases para aprender una lengua en quince días.
Con el léxico valenciano del Thesaurus -que Onofre escuchaba a sus compañeros de la Universidad de Valencia- podemos saber cómo hablaban y escribían nuestros antepasados en 1575.
Por ejemplo: "Lo mes chic dels estudiants y el cavallet chiquet; la rajola chica;
carchofa, Ilatuga". Las frases son acompañadas por su versión latina, "macho del carro o mulus quadrigarius".
En la edición barcelonesa de 1580 apenas se modifica el texto, aunque escribe que está en lengua "Cathalana y Valenciana" cuando en la primera puso "Valenciana y Cathalana".
También cambia alguna terminación (torra por torre), pero la permanencia del
valenciano es notable. Así, al tratar de las medidas: "un dit, es la mes chica mesura"; y que "la punta del dit chic estesa la ma, en Valencia quatre fan alma" (f.55); alma era una medida exclusiva del Reino.
También cita "les taronges de Xátiva", y no olvida "les barraques, alqueríes, iglesies y ornaments" (f. 110) .
Curiosamente, incluso en la edición de Perpiñán (año 1591) usa los verbos
valencianos "charrar" (f.117)y "eixir" (f.17), ignorando el "surtir".
No hay duda que en Perpiñán nadie pronunciaba ni escribía "chic y chiqueta, eixida, chulles, servicis, punches, olives del cuquillo", etc.
La finalidad de Onofre no era unificar las lenguas, pues respetaba la dualidad de vocablos para un mismo concepto:
"otonyo, tardor"; "safanoria, pastanaga"; "arena, sorra"; "ballena, balena".
Es decir, no eliminaba palabras como "otonyo" (f.209) por su coincidencia
castellana. Onofre era latinista y sabía la legitimidad etimológica de este derivado de "autumnus".
También está el adverbio hoy en valenciano y catalán, "huy" y "vuy",
respectivamente. La corrupción "avui" no había nacido aún.
No hay duda que Onofre había escuchado en Valencia frases como "hora y mija", "estufes o llochs pera suar", "lo cochero de dos cavalls", y no dudó en incorporarlas al "Thesaurus" con el mayor respeto.
Además ¿por qué iba a cuestionar una lengua que tenía su intérprete en la corte de Felipe II?
Este verano, en el Archivo de la Corona de Aragón, localicé un manuscrito del año 1586 que confirmaba que los reyes utilizaban a nobles valencianos que residían en Madrid -desde el valido marqués de Denia al jurista Crespí de Valldaura como intérpretes de los memoriales procedentes del Reino.
Analicen el exordio del documento:
"Envío a Vuestra Majestad una relación de lo que la ciudad de Valencia tiene 
resuelto hacer para solemnizar la entrada. Suplícole a Vuestra Majestad la mande ver, aunque escrita en Lengua Valenciana, pues podrá servir de intérprete el Marqués de Denia". (A.C.A.; Cortes, Leg. 1350, Doc. 31 /3. Año 1586).
En esta "Memoria de Ies invencions pera la entrada del don Phelip" -traducida por el marqués de Denia al emperador- el escribano del consell utiliza vocablos y ortografía como la del Thesaurus de Onofre Pou ("joyes pera les invencions de font de vi y aigua en el sarau de la Llonja").
EI documento no es único , pues otro posterior dirigido a Felipe III repite idéntica fórmula: "aunque escrito en Lengua Valenciana", deber ser traducido al monarca. (D. 31/12).
También Carlos V tuvo su traductor de valenciano en Honorato Juan, consejero
políglota y preceptor de Felipe II. Su actividad no se limitó a traducir, sino que trató de divulgar los clásicos valencianos en la corte. A tal fin utilizó un manuscrito de Ausiás March al que añadió comentarios en castellano y colaboró en un vocabulario para facilitar la lectura del poeta.
Por tanto, a fines del XVI la lengua valenciana era respetada por políticos
valencianos, latinistas catalanes y gramáticos castellanos; no existía un complejo de inferioridad como el que tenemos en la actualidad. Veamos el ejemplo de una palabra modesta: el catalán Pou escribe "chulla" en 1575; como palabra valenciana; y en 1611, el gramático tico castellano Covarrubias recalca que chulla, chuleta, es vocablo exclusivamente valenciano. Ahora, filólogos interesados -los mismos que pretendían eliminar la ñ del castellano- alteran, burlan y desprestigian los vocablos autóctonos con el fin que todos sabemos: implantar el catalán.


jueves, 26 de agosto de 2021

Al tren. Clarín.

AL TREN

(Lo texto del llibre de Clarín no sirá igual que este)

Leopoldo Enrique García-Alas y Ureña (Clarín).

Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar...


Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar... está que bufe y agarre lo sel... ras del coche de primera en les mans; y al seu juissi té raó que li sobre. Figúronse vostés que ell ve desde Madrid sol, tombat tot lo llarg que es a un reservat, en lo que ha tingut que contentás, perque no va ñabé a la seua dispossisió, per torpesa dels empleats, ni coche-llit, ni cosa pareguda. Y ara, cuan milló dormíe, a mija nit, a la mitat de Castilla, li obrin la porta del seu departamén y li demanen mil perdons... perque té que admití la compañía de dos viachés nada menos: una siñora enlutada, cuberta en un vel espés, y un tinén de artillería.

¡De cap manera! No ña cortessía que valgue; lo noble español es mol inglés cuan viache y no se entreté en miramens medievals: defén lo home lo seu resservat poc menos que al sport que ha adeprés a Eton, a Inglaterra, lo noble duc castellá, estudián inglés.

¡Un consellé, un senadó, un duc, un ex-ministre, consentí que entron dos desconeguts al seu coche, después de habé consentit en pressindí de una berlina-llit, al que té dret! ¡impossible! ¡Allí no entre ni una mosca!

La dama de dol, avergoñida, confusa, procure desapareixe, buscá refugi a consevol furgó aon pugue ñabé gossos mes fins... pero lo tinén de artillería li tanque lo pas ocupán la eixida, y en molta tranquilidat y finura defén lo seu dret, lo dels dos.

- Caballé, no nego lo dret de vosté a reclamá contra los descuidos de la Compañía... pero yo, y per lo vist esta siñora tamé, ting billet de primera; tots los demés coches de esta classe venen plens; an esta estassió no ña manera de aumentá lo servissi... aquí ñan assientos de sobres, y aquí mos embutirem. Lo jefe de la estassió apoye en timidés la pretensió del tinén; lo duc se creix, lo jefe sedix... y lo artillé cride a un cabo de la Guardia Sivil, que, enterat del cas, aplique la ley marsial al reglamén de ferrocarrils, y decrete que la viuda (ell la creu viuda) y lo seu tinén se quedon al resservat del duc, sense perjuissi de que este se queixo dabán de qui correspongue.

Pergamino proteste; pero acabe per calmás y hasta li oferix un magnífic puro al militar, del que acabe de sabé, acsidentalmen, que va al expresso a incorporás al seu regimén, que se embarque cap a Cuba.

- ¿Aixina que va vosté a Ultramar a defendre la integridat de la patria? - Sí siñó, al radé sortech (o sorteo) me ha tocat la china.- ¡Y vaya chinada!-

Dixo a ma mare y a la meua dona dolentes y dixo dos chiquets de menos de sing añets. - be, sí; es lamentable... ¡Pero la patria, lo país, la bandera!

- Ya u crec, siñó duc. Aixó es lo primé. Per naixó hi vach. Pero séntigo separám de lo segón. Y vosté, siñó duc, ¿aón sen va?

- Phs... per lo pronte a Biarritz, después al Nort de Fransa... pero tot aixó está mol vist; passaré lo Canal y repartiré los mesos de agost y de setembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn...
La dama del dol y del vel, ocupe silensiosa un racó del resservat. Lo duc no sen fixe en ella. Después de repassá un periódic, seguix la conversa en lo artillé, que es de poques paraules.

- Alló está mol mal. Cuan yo, per novatada de ministre, vach admití la cartera de Ultramar, pera adependre, me vach convense de que tenim que cauterisá la administrassió ultramarina, si se vol salvá.

- Y vosté ¿no va pugué aplicál?

- No vach tindre tems. Vach passá al estat, per los meus merits y servissis. Y ademés... ¡ñan tans compromisos! Oh, pero la insensata rebelió no durará; los nostres héroes defenen alló com a leons; miro vosté que es magnífica la mort del general Zutano... víctima de la seua valentía a la acsió de Tal... Zutano y un atre valén, un capitá... Lo capitá... no sé cuáns, van perí o morí allí pel mateix valor y lo mateix patriotisme que los mes renombrats martirs de la guerra. Zutano y lo atre, lo capitá aquell, se mereixen estatues; lletres de or a una lápida del Congrés... Pero de totes maneres, alló está mol futut... No tenim una administrassió... Conque ¿vosté se quede aquí pera pendre lo tren que lo porto a Santander? pos venga, bona sort, mols llorés y poques bales... Y si vol vosté algo per aquí... ya sap vosté, lo meu tinén, durán lo estiu, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn...

Lo duc y la dama del dol y lo vel se queden sols al resservat. Lo ex-ministre procure, en discressió relativa, conversá.

La dama conteste en monossílabos, y a vegades en señes.

Lo de Pergamino, despechat, se aburrix. A una estassió, la enlutada mire en impassiensia per la finestreta.

- ¡Aquí, aquí! - cride de repén -; Fernando, Adela, aquí...

Una parella, tamé de dol, entre al resservat: la enlutada del coche los abrasse, plore damún del pit de l´atra dona, sofocán los gañols. Lo tren seguix lo seu viache. Despedida, abrassos un atra vegada, ploreres...

Se van torná a quedá sols la dama y lo duch.
Pergamino, mort de impassiensia, se aventure al terreno de les possibles indiscressions. Vol sabé a tota costa lo origen de aquelles penes, la causa de aquell dol... Y obté freda, seca, irónica, entre llágrimes, esta breve resposta:

- Soc la viuda del atre... del capitá Fernández.

// 

EN EL TREN.


El duque del Pergamino, marqués de Numancia, conde de Peñasarriba, consejero de ferrocarriles de vía ancha y de vía estrecha, ex ministro de Estado y de Ultramar… está que bufa y coge el cielo… raso del coche de primera con las manos; y a su juicio tiene razón que le sobra. Figúrense ustedes que él viene desde Madrid solo, tumbado cuan largo es en un reservado, con que ha tenido que contentarse, porque no hubo a su disposición, por torpeza de los empleados, ni coche-cama, ni cosa parecida. Y ahora, a lo mejor del sueño, a media noche, en mitad de Castilla, le abren la puerta de su departamento y le piden mil perdones… porque tiene que admitir la compañía de dos viajeros nada menos: una señora enlutada, cubierta con un velo espeso, y un teniente de artillería.

¡De ninguna manera! No hay cortesía que valga; el noble español es muy inglés cuando viaja y no se anda con miramientos medioevales: defiende el home de su reservado poco menos que con el sport que ha aprendido en Eton, en Inglaterra, el noble duque castellano, estudiante inglés.

¡Un consejero, un senador, un duque, un ex-ministro, consentir que entren dos desconocidos en su coche, después de haber consentido en prescindir de una berlina-cama, a que tiene derecho! ¡Imposible! ¡Allí no entra una mosca!

La dama de luto, avergonzada, confusa, procura desaparecer, buscar refugio en cualquier furgón donde pueda haber perros más finos… pero el teniente de artillería le cierra el paso ocupando la salida, y con mucha tranquilidad y finura defiende su derecho, el de ambos.

-Caballero, no niego el derecho de usted a reclamar contra los descuidos de la Compañía… pero yo, y por lo visto esta señora también, tengo billete de primera; todos los demás coches de esta clase vienen llenos; en esta estación no hay modo de aumentar el servicio… aquí hay asientos de sobra, y aquí nos metemos.

El jefe de la estación apoya con timidez la pretensión del teniente; el duque se crece, el jefe cede… y el artillero llama a un cabo de la Guardia civil, que, enterado del caso, aplica la ley marcial al reglamento de ferrocarriles, y decreta que la viuda (él la hace viuda) y su teniente se queden en el reservado del duque, sin perjuicio de que éste se llame a engaño ante quien corresponda.

Pergamino protesta; pero acaba por calmarse y hasta por ofrecer un magnífico puro al militar, del cual acaba de saber, accidentalmente, que va en el expreso a incorporarse a su regimiento, que se embarca para Cuba.

-¿Con que va usted a Ultramar a defender la integridad de la patria?

-Sí señor, en el último sorteo me ha tocado el chinazo.

-¿Cómo chinazo?

-Dejo a mi madre y a mi mujer enfermas y dejo dos niños de menos de cinco años.

-Bien, sí; es lamentable… ¡Pero la patria, el país, la bandera!

-Ya lo creo, señor duque. Eso es lo primero. Por eso voy. Pero siento separarme de lo segundo. Y usted, señor duque, ¿a dónde bueno?

-Phs… por de pronto a Biarritz, después al Norte de Francia… pero todo eso está muy visto; pasaré el Canal y repartiré el mes de Agosto y de Septiembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn…

La dama del luto y del velo, ocupa silenciosa un rincón del reservado. El duque no repara en ella. Después de repasar un periódico, reanuda la conversación con el artillero, que es de pocas palabras.

-Aquello está muy malo. Cuando yo, allá en mi novatada de ministro, admití la cartera de Ultramar, por vía de aprendizaje, me convencí de que tenemos que aplicar el cauterio a la administración ultramarina, si ha de salvarse aquello.

-Y usted ¿no pudo aplicarlo?

-No tuve tiempo. Pasé a Estado, por mis méritos y servicios. Y además… ¡hay tantos compromisos! Oh, pero la insensata rebelión no prevalecerá; nuestros héroes defienden aquello como leones; mire usted que es magnífica la muerte del general Zutano… víctima de su arrojo en la acción de Tal… Zutano y otro valiente, un capitán… el capitán… no sé cuántos, perecieron allí con el mismo valor y el mismo patriotismo que los más renombrados mártires de la guerra. Zutano y el otro, el capitán aquél, merecen estatuas; letras de oro en una lápida del Congreso… Pero de todas maneras, aquello está muy malo… No tenemos una administración… Conque ¿usted se queda aquí para tomar el tren que le lleve a Santander? Pues ea; buena suerte, muchos laureles y pocos balazos… Y si quiere usted algo por acá… ya sabe usted, mi teniente, durante el verano, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn…

El duque y la dama del luto y el velo quedan solos en el reservado. El ex-ministro procura, con discreción relativa, entablar conversación.

La dama contesta con monosílabos, y a veces con señas.

El de Pergamino, despechado, se aburre. En una estación, la enlutada mira con impaciencia por la ventanilla.

-¡Aquí, aquí! -grita de pronto-; Fernando, Adela, aquí…

Una pareja, también de luto, entra en el reservado: la enlutada del coche los abraza, sobre el pecho de la otra mujer llora, sofocando los sollozos.

El tren sigue su viaje. Despedida, abrazos otra vez, llanto…

Quedaron de nuevo solos la dama y el duque.

Pergamino, muerto de impaciencia, se aventura en el terreno de las posibles indiscreciones. Quiere saber a toda costa el origen de aquellas penas, la causa de aquel luto… Y obtiene fría, seca, irónica, entre lágrimas, esta breve respuesta:

-Soy la viuda del otro… del capitán Fernández.

FIN.

miércoles, 6 de enero de 2021

Lo Camí, X.

X.

La amistat del Moñigo forsabe, a vegades, a Daniel, lo Mussol, a extremá la seua ossadía y a ficá a proba lo seu valor. Lo roín ere que lo Moñigo pensabe que lo valor de un home pot cambiá de la nit a la matinada, com lo ploure o les ventolines. Avui se podíe sé un valén y demá un bragasses cagades, o a la inversa. Tot depeníe de que un se avinguere o no a fé les mateixes proeses que Roc, lo Moñigo, fée cada día.

- Gallineta lo que no faigue aixó - los conminabe una y atra vegada.

Y Daniel, lo Mussol, y Germán, lo Tiñós, se veíen forsats a crusá lo pon per la acitara, passamáns de quinse sentímetros de ample - o a dixás arrastrá y afoná per la violensia del Chorro, pera aná a reapareixe, espentats per la corrén de fondo, a la Badina del Inglés, o a crusás, a dins del túnel, en lo tranvía interprovinsial. Assobín, Daniel, lo Mussol, que, per un atra part, no habíe de esforsás massa pera imitá les proeses del Moñigo, se despertabe a mija nit sobressaltat, entresuát, agarránse als llansols del llit. Respirabe fondo. No estabe afonat, com ensomiabe, daball del Chorro, ni lo espentolaben fen volteres los ferros del tren, ni se habíe despeñat de la acitara y volabe a estossolás contra los bolos del riu. Se trobabe be, cómodamen instalat al seu llit de fiarro, y, de momén, no teníe que tindre cap temó. Desde este pun de vista, portaben una pas inussitada los díes plovinosos, que a la vall eren frecuéns, encara que segóns los disconformes tot anabe potes amún desde fée uns añs y hasta les pastures se perdíen ara - lo que no habíe passat may - per falta de aigua. Daniel, lo Mussol, ignorabe cuán plovíe allacuanta a la vall; lo que sí assegurabe es que ara plovíe mol; ficats a pressisá, tres díes de cada sing, lo que no estabe mal. Si plovíe, la vall transformabe ostensiblemen la seua fissonomía. Les montañes assumíen uns colós sombríos y opacos, entre la broma, mentres los prats restallaben en una relluén y verda y casi dolorosa estridensia. Los bufits dels trens se sentíen desde mes lluñ y les montañes se passaben la pilota dels seus chulits hasta que estos desapareixíen, desfénse en ecos cada vegada mes lluñáns, pera acabá en una ressonansia tenue y casi imperseptible.
A vegades, los núgols se agarraben a les montañes y les crestes de estes emergíen com islots solitaris a un revolt y caótic océano gris. Al estiu, les tronades no assertaben a escapás del cerco dels montes y, alguna vegada, no parabe de troná en tres díes seguits o consecutius. Pero lo poble ya estabe preparat pera nestes coses. En les primeres gotes eixíen a relluí les almadreñes, los socs, y lo seu "cluac-cluac", rítmic y monótono, se escoltabe a tota hora per tota la vall, mentres persistíe lo temporal. A juissi de Daniel, lo Mussol, ere an estos díes, o durán les grans nevades de Nadal, cuan la vall trobabe la seua adecuada fissonomía. Ere, la seua, una valleta de pressipitassións, humida y trista, melancólica, y la seua languidés y apatía característiques desapareixíen en lo sol y en los horizontes dilatats y blaus. Pera los tres amics, los díes de tronada teníen un enchís pressís y peculiá. Ere lo momén de los proyectes, dels records y de les recapassitassións. No creaben, rumiaben; no acsionaben, assimilaben. La charrada, a mija veu, a la pallissa del Mussol, teníe la virtut de evocá los dolsos díes de hivern, al raconet del foc, cuan son pare li contabe la historia del profeta Daniel o sa mare sen enríe perque ell pensabe que les vaques lecheres teníen que portá cantes. Assentats al fenás, divisán la carretera y la vía férrea per la finestreta frontal, Roc, lo Moñigo, Daniel, lo Mussol, y Germán, lo Tiñós, filaben los seus proyectes. Va sé un de estos díes y a la pallissa de casa seua, cuan Daniel, lo Mussol, va adquirí una idea concreta de la forseguera de Roc, lo Moñigo, y de lo torturadó que li ressultabe a un home no tindre al cos cap sicatrís. Va passá una tarde de estiu, mentres los gotellots atabalaben a la teulada de pizarra de la formachería y la vall se difuminabe daball de un sel pesat, monótono y gris. Pero lo Moñigo no se conformabe en que la evidensia de la seua musculatura li entrare per los ulls:

- Mira; toca, toca - va di.

Y va flexioná lo bras, que se va transformá en un manoll informe de músculs y tendóns retortigats. Lo Mussol va adelantá tímidamen la yema de un dit y va tocá.

- Du, ¿verdat?

- Ya u crec.

- Pos mira aquí.

Se va eixecá lo pantalonet de pana hasta la cuixa y va tensá la cama, que va adquirí la rigidés de un garrot: - Mira; toca, toca.

Y lo dit del Mussol, seguit a curta distansia de lo del Tiñós, va tentá aquell portentós joc de músculs.

- Mes du que lo bras, ¿no?

- Mes du.

Después se va destapá lo pitral y los va fé tocá tamé y contaben hasta dosséns sense que lo Moñigo desunflare lo pit y tinguere que fé una nova inspirassió. Después, lo Moñigo los va exigí que probaren ells. Lo Tiñós sol va aguantá hasta coranta sense agarrá aire, y lo Mussol, después de un extrem esfors que lo va dixá blau, va conseguí la cuenta de setanta. A continuassió, lo Moñigo se va tombá de pancha per aball y en les palmes de les mans apoyades an terra va aná eixecán lo cos una y atra vegada.
Al arribá a la flexió sixanta u va dixá y los va di:

- No hay tingut may la passiensia de vore les que aguanto. Abansahí ne vach fé tressentes vintyvuit y no ne vach voldre fé mes perque me va entrá son.

Lo Mussol y lo Tiñós lo van mirá abrumats. Aquell alarde superabe tot lo que ells hagueren pogut imaginá respecte a les facultats físiques del seu amic.

- A vore tú cuántes ne fas, Mussol - li va di de repén a Daniel.

- Si no ne sé... No mi hay probat may.

- Proba ara.

- Lo cas es... lo Mussol va acabá tombánse intentán fé la primera flexió. Pero los seus brassets no estaben acostumats al ejercicio y tot lo seu cos tremolabe per lo insólit esfors muscular. Va eixecá primé lo cul y después la esquena.

- Una - va cantá, entussiasmat, y se va desplomá, pesadamen, damún del pavimén.

Lo Moñigo va di:

- No; no se fa aixina. Eixecán lo cul primé no té mérit; aixina men fach yo un milló.

Daniel, lo Mussol, va dessistí de la proba. Lo fet de habé defraudat al seu amic después de aquell esfors lo va dixá mol abatut. Detrás del frustrat intento de flexió del Mussol se va fé un silensio a la pallissa. Lo Moñigo tornabe a flexioná lo bras y los músculs ballaben an ell, flexibles y releváns. Mirán lo seu bras, se li va ocurrí al Mussol de di:

- Tú podrás en algúns homens, ¿verdat, Moñigo?

Encara Roc no habíe acalentat al músic a la romería. Lo Moñigo va sonriure en sufissiensia. Después va aclarí: - Claro que puc en mols homens. Ñan mols homens que no tenen res du al cos, mes que los ossos y la pellissa.
Al Tiñós se li arredoníen los ulls de admirassió. Lo Mussol se va tombá contra lo mun de fenás, sentín al seu costat la consoladora protecsió de Roc. Aquella amistat ere una sólida garantía per mes que sa mare, la Pesteta gran y les Llebres se empeñaren en considerá la compañía de Roc, lo Moñigo, com un mal nessessari.

Pero la tertulia de aquella tarde va acabá aon acababen sempre aquelles tertulies de la pallissa de la formachería los díes que plovíe: en una competensia.
Roc se va arremangá lo camal esquerro y va mostrá un rogle de pell arrugada y fluixa:

- Miréu quína forma té avui la sicatrís; pareix una conilla.

Lo Mussol y lo Tiñós se van incliná sobre la cama del amic y van assentí:

- Es sert; pareix una conilla.

A Daniel, lo Mussol, li entristíe lo rumbo que agarrabe la conversa. Sabíe que aquells prolegómenos degeneraríen en una controversia sobre sicatrius. Y lo que mes abochornabe a Daniel, lo Mussol, als vuit añs, ere no tindre al cos ni una sola sicatrís que pugué parangoná en les de los seus amics. Ell haguere donat deu añs de vida per tindre a la carn una bona sicatrís. La carensia de ella li fée pensá que ere menos home que los seus compañs que teníen varies sicatrius al cos. Esta sospecha li imbuíe un borrascós sentimén de inferioridat que lo ficáe nerviós. En realidat, no ere seua la culpa de tindre milló encarnadura que lo Moñigo y lo Tiñós y de que les frecuéns ferides se li tancaren sense dixá rastre, pero lo Mussol no u enteníe aixina, y pera nell suposabe una desgrassia tindre la pell tota llisa, sense cap arruga. Un home sense sicatrius ere, segóns ell, com una chiqueta bona y obedienta. Ell no volíe una sicatrís de guerra: se conformabe en una sicatrís de acsidén o de lo que fore, pero una sicatrís.

La historia de la sicatrís de Roc, lo Moñigo, se la sabíen de memoria. Habíe passat sing añs atrás, durán la guerra. Daniel, lo Mussol, apenes sen enrecordabe de la guiarra.
Sol teníe una vaga idea de habé sentit sumbá los avións per damún del seu cap y del estampit sec, enrunadó, de les bombes al petá als prats. Cuan la aviassió sobrevolabe la vall, lo poble sansé corríe a refugiás al bosc: les mares agarrades als seus fills y los pares esbatussán al bestiá tossut hasta obríls la carn.

En aquells díes, la Sara fugíe al bosc portán de la ma a Roc, lo Moñigo. Pero este tampoc teníe temó dels avións, ni de les bombes. Corríe perque veíe corre a tots y perque se divertíe passán lo tems tontamen, tots reunits al bosc, acampats allí, en lo bestiá y lo que teníen a ma, com una cuadrilla de gitanos. Roc, lo Moñigo, teníe entonses sis añs. 

Al prinsipi, les campanes de la iglesia avisaben del cesse del perill en tres tocs graves y dos aguts. Mes tart, se van emportá les campanes pera fóndreles, y al poble van está sense campanes hasta que acabada la guerra, ne va regalá una nova don Antonino, lo marqués. Va ñabé eixe día una festa a la vall, com un homenaje del poble al donán.
Van parlá lo siñó retó y lo alcalde, que entonses u ere Antonio, lo Buche. Al final, don Antonino, lo marqués, los va doná les grassies a tots y li tremolabe la veu al féu. Total res, que don José y lo alcalde van empleá mija hora cadaú pera doná les grassies a don Antonino, lo marqués, per la campana, y don Antonino, lo marqués, va parlá un atra mija hora llarga, sol pera torná les grassies que acababen de donáli. Va resultá tot massa cordial y discret.

Pero la ferida de Roc, lo Moñigo, ere de una esquirla de metralla. Lay va fé una bomba al estallá a un prat cuan, un matí de estiu, fugíe pressipitadamen al bosc en la Sara. 

Los mes listos del poble díen que lo percanse va sé per una bomba perduda, que va sé aviada per lo avión pera "traure pes". Pero Roc, lo Moñigo, se resselabe que lo pes que habíe tratat de traure lo avión ere lo seu propi. De totes maneres, Roc, lo Moñigo, li agraíe al aviadó aquell medallón de carn retortigada que li habíe dixat a la cuixa.

Continuaben los tres mirán la sicatrís que pareixíe, per la forma, una cachapeta. Roc, lo Moñigo, se va incliná, y la va llepá en la punta de la llengua. Después de paladejá, va afirmá: - Encara té gust salat. Diu Lucas, lo Mutilat, que es per lo ferro. Les sicatrius de ferro tenen lo gust salat. Lo seu muñó tamé té gust salat y lo de Quino, lo Manco, tamé. Después, en los añs, sen va eixe gust.
Daniel, lo Mussol, y Germán, lo Tiñós, lo escoltaben escéptics. Roc, lo Moñigo, va resselá de la seua incredulidat. Va arrimá la cama an ells y los va invitá:

- Tastéu, voréu com no tos engaño.

Lo Mussol y lo Tiñós van intercambiá unes mirades de duda. Al remat, lo Mussol se va incliná y va rosá la sicatrís en la punta de la llengua.

- Sí, té gust salat - va confirmá.

Lo Tiñós va llepá después y va assentí en lo cap. Después va di:

- Sí, es sert que té gust salat, pero no es per lo ferro, es per la suó. Probéu la meua orella, voréu com tamé está salada.

Daniel, lo Mussol, interessat en lo assunto, se va aproximá al Tiñós y li va llepá lo lóbulo partit de la orella.

- Es verdat - va di -. Tamé la orella del Tiñós está salada.

- ¿A vore? - va di dudán lo Moñigo.

Y dessichós de sanjá lo pleite, va chupá en avidés lo lóbulo del Tiñós en lo mateix gust com si mamare. Al acabá, la seua cara va expresá un profún desencán.

- Es sert que té gust salat tamé - va di -. Aixó es que te vas ferí en lo filferro y no en una puncha de romiguera com te creus.

- No - va saltá lo Tiñós, enfadat -; me vach esgarrá la orella en la puncha de una gabarrera. Ne estic ben segú.

- Aixó te penses tú.

Germán, lo Tiñós, no se donabe per vensut. Va acachá lo cap a la altura de la boca dels seus compañs.

- ¿Y les meues calves, entonses? - va di en terca insistensia -. Tamé tenen gust de sal. Y les meues calves no me les vach fé en cap ferro. Me les va apegá un muixó.

Lo Moñigo y lo Mussol se van mirá extrañats, pero, un detrás del atre, se van belcá sobre lo cap moreno de Germán, lo Tiñós, y van llepá una calva cada un.
Daniel, lo Mussol, va reconeixe en seguida:

- Sí, tenen gust salat.

Roc, lo Moñigo, no va doná lo seu bras a torse:

- Pero assó no es una sicatrís. Les calves no són sicatrius. Ahí no vas tindre cap ferida may. No té res que vore que tinguen gust salat.

Y la finestra anabe escurínse y la vall se tornabe massilenta y trista, y ells seguíen discutín sense acatássen que se fée de nit y que damún de lo tellat de pizarra repiquetejaben encara los gotellots y que lo tranvía interprovinsial pujabe ya afanosamen vía amún, soltán, de cuan en cuan, blangs y espumosos borbotóns de fum, y Daniel, lo Mussol, se entristíe pensán que ell nessessitabe una sicatrís y no la teníe, y si la tinguere, potsé podríe aclarí la cuestió sobre si les sicatrius teníen lo gust salat per la suó, com afirmabe lo Tiñós, o per causa del ferro, com díen lo Moñigo y Lucas, lo Mutilat.

Lo Camí, IX.

IX.

Compreníe Daniel, lo Mussol, que ya no li siríe fássil adormís. Lo seu cap, desbocat cap als records, en una febril exitassió, ere un bullidó apassionat, sense cap momén de repós. Y lo roín ere que en son demá teníe que matiná pera agarrá lo rápit que lo portaríe a la siudat. Pero no podíe evitáu. No ere Daniel, lo Mussol, qui cridáe a les coses y a la vall, sino les coses y la vall los que se li imposaben, voltánlo de los seus rumós vitals, en los seus afáns, en los sensills y múltiples detalls de cada día.

Per la finestra uberta, frente al seu llit gruñidó, divisabe la cresta del Pic Rando, punchán la pancha estrellada del sel. Lo Pic Rando teníe de nit una tonalidat mate y tenebrosa. Manabe a la vall esta nit com habíe manat an ella durán los seus onse añs, com los manabe a Daniel, lo Mussol, y a Germán, lo Tiñós, lo seu amic Roc, lo Moñigo.
La historia de la vall se reconstruíe dabán de la seua mirada interna, dabán dels ulls de la seua alma, y los chulits distáns dels trens, los mus de les vaques, los crits lúgubres dels sapos daball de les pedres, los aromes humits y difusos de la terra avivaben la seua nostalgia, ficaben als seus records una nota de palpitán realidat. Después de tot, esta nit ere com tantes atres a la vall, sense aná mes lluñ, com la primera vegada que van saltá la tapia de la finca del Indiano pera robáli les pomes. Les mansanes no significaben res pera lo Indiano, que a Méjico teníe dos restauráns de lujo, una tenda de aparatos de radio y tres barcos destinats al cabotaje. Tampoc pera nells significaben mol les pomes del Indiano, la verdat, ya que tots ells cullíen bones mansanes als horts de les seues cases, ben mirat, tan bones pomes com les que teníe Gerardo, lo Indiano, als abres de la seua finca. ¿Que per qué les furtaben? Assó constituíe una cuestió mol complicada.
Potsé, simplificán, perque cap dells, entonses, passabe dels nou añs y la emossió de lo prohibit imprimíe a les seues maleses un encán indefinible. Li robaben les pomes al Indiano per la mateixa raó que als montes, o al prat de la carrasca, después de bañás, los agradabe parlá de "aixó" y conjeturá sobre "aixó", que ere lo origen de la vida y lo seu misteri.
Cuan Gerardo sen va aná del poble encara no ere lo Indiano, ere sol lo cagarniu de la siñora Micaela, la carnissera y, segóns díe esta, lo mes tímit de tots los seus fills.
La mare afirmabe que Gerardo "ere lo mes tímit de tots", pero al poble asseguraben que Gerardo antes de marchá ere mich tonto y que a México, si sen anabe cap allá, no valdríe mes que pera carregadó del port. Pero Gerardo sen va aná y als vin añs de anássen va torná ric. No va ñabé cap carta en este tems, y cuan lo Indiano se va presentá a la vall, los cucs ya se habíen minjat lo solomillo, lo llom, lo feche, los riñóns y los lleus de sa mare, la carnissera. Gerardo, que ya entonses ere lo Indiano, va plorá un rato al sementeri o fossá, apegat a la iglesia, pero no va plorá en los mocs penján com cuan ere menut, ni li caíe la baba com allacuanta, sino que va plorá en silensio y sense casi llágrimes, com díe l´ama de don Antonino, lo marqués, que ploraben a les siudats los elegáns. Alló implicabe que Gerardo, lo Indiano, se habíe transformat mol. Sons 
germáns, en cambi, seguíen amarrats al lloch, a pesá de que, en opinió de sa mare, eren mes listos que ell; César, lo gran, a la carnissería de sa mare, venén feches, lloms y riñóns de vaca a los veíns pera después, al cap dels añs, fé lo mateix que la siñora Micaela y donáls lo seu feche, lo seu llom, los seus riñóns y los seus lleus als cucs de la terra. Una conducta, en verdat, inconsecuén, inexplicable.

L´atre fill, Damián, teníe una terra de llaurá mijana a l´atra part del riu. Total res, unes faixes de sembrat y uns barbuts panissals. En assó vivíe, y en les cuatre perres que li procuraben la dotsena de gallines que criabe al corral de casa seua. Gerardo, lo Indiano, a la seua primera visita al poble, va portá una dona que casi no sabíe parlá, una filla de deu añs y un "auto" que casi no fée soroll. Tots, hasta lo auto, vestíen mol be y cuan Gerardo va di que allá, a Méjico, habíe dixat dos restauráns de lujo y dos barcos de cabotaje, César y Damián li van fé moltes carantoñes a son germanet y van voldre anássen en ell, a encarregássen cada un de un restaurán y un barco de cabotaje.
Pero Gerardo, lo Indiano, no u va consentí. Assó sí, los va montá a la siudat una tenda de aparatos eléctrics y César y Damián sen van aná de la vall, van renegá de ella y dels seus antepassats y sol de Pascua a San Juan tornaben pel poble, generalmen per a la festa de la Virgen, y entonses donaben bones propines y organisaben carreres de sacs y carreres de sintes y ficaben sing duros de premio a la punta de la cucaña. Y féen aná sombreros planchats y coll du. Los antics amics de Gerardo li van preguntá cóm se habíe casat en una dona rubia y que casi no sabíe parlá, sén ell un home de importansia y possisió com, a no dudá, u ere. Lo Indiano va sonriure sense aspavéns y los va di que les dones rubies se cotisaben mol a América y que la seua dona sí que sabíe parlá, lo que passabe ere que parlabe en inglés perque ere yanqui. A partí de aquí, Andrés, "lo home que de perfil no se veu", li va di "Yanqui" al seu gos, perque díe que parlabe casi tan com la dona de Gerardo, lo Indiano. Gerardo, lo Indiano, no va renegá, en cambi, del seu poble. Los rics sempre se encariñen, cuan son rics, per lo puesto aon antes han sigut pobres. Pareix que es esta la milló manera de demostrá lo seu cambi de possisió y fortuna y lo mes viable prossedimén pera sentís felisos al vore que atres que eren pobres com ells seguixen sén pobres encara que lo tems haigue corregut. Va comprá la casa de un forasté que veníe algún estiu, enfrente de la farmassia, la va reformá de dal a baix y va poblá los seus jardíns de massisos estridéns y de abres fruitals. Alguna vegada veníe al poble a passá una temporada. Va reconeixe dabán dels seus antics amics que les coses li anaben be y que ya teníe a Méjico tres barcos de cabotaje, dos restauráns de lujo y una representassió de resseptós de radio. Es a di, un barco de cabotaje mes que la primera vegada que va visitá lo poble. Lo que no aumentaben eren los fills. Teníe sol a la Mica - li díen Mica, encara que se díe com sa yaya, Micaela, pero, segóns díe l´ama de don Antonino, lo marqués, los rics, a les siudats, no podíen pedre lo tems cridán a les persones per los seus noms sansés - y en lo prima que estabe la yanqui, que tamé caíe per la vall de Pascues a Rams, no donabe ocasió a noves esperanses. César y Damián hagueren preferit que per no existí, no existiguere ni la Mica, encara que cuan ella veníe de América li regalaben flos y cartuchos de bombóns y la portaben als millós teatros y restauráns de la siudat. Aixó díe, al menos, l´ama de don Antonino, lo marqués.
La Mica li va agarrá mol cariño al poble de son pare. Reconeixíe que Méjico no li anabe y Andrés, lo sabaté, argüíe que se pot sabé a siensia serta "si mos va" o "no mos va" un país cuan an ell se dispose de dos restauráns de lujo, una representassió de aparatos de radio y tres barcos de cabotaje.
A la vall, la Mica no disponíe de assó y, sin embargo, ere felís. Sempre que podíe fée una escapada al poble y allí se quedabe mentres son pare no li manabe torná.
Raderamen, la Mica, que ya ere una siñoreta, se estabe bones temporades al poble están sons pares a Méjico. Sons tíos Damián y César, que al poble los díen "los Ecos del Indiano", velaben per nella y la visitaben de cuan en cuan. Daniel, lo Mussol, va naixe pressisamén en lo tránsit dels dos barcos de cabotaje als tres barcos de cabotaje, es a di, cuan Gerardo, lo Indiano, aforrabe pera adquirí lo tersé barco de cabotaje. Per entonses, la Mica ya teníe nou añs pera deu y acababe de coneixe lo poble. Pero cuan a Roc, lo Moñigo, se li va ocurrí la idea de robá les pomes del Indiano, Gerardo ya teníe los tres barcos de cabotaje y la Mica, sa filla, desset añs. Per aquelles feches, Daniel, lo Mussol, ya ere capás de acatássen de que Gerardo, lo Indiano, habíe progressat, y be, sense nessessidat de estudiá catorse añs y encara que sa mare, la Micaela, díe dell que ere
"lo mes tímit de tots" y de que anabe per lo poble tot lo día de Deu en los mocs penján y la baba a la barbilla. Fore o no fore aixina, u contaben al poble y no ere cosa de resselá que existiguere un acord entre tots los veíns pera di dell una cosa que no fore serta.

Cuan van saltá la tapia del Indiano, Daniel, lo Mussol, teníe lo cor a la gola. En verdat, no teníe ganes de minjá pomes ni de cap atra cosa que no fore péndreli lo pols a una cosa prohibida. Roc, lo Moñigo, va sé lo primé en dixás caure al atre costat de la tapia. 

U va fé blanamen, en una armonía y una elegansia casi felines, com si los seus ginolls y les seues ingles tingueren molles. Después los va fé señes en la ma, desde detrás de un abre, pera que se afanaren. Pero lo únic que se donáe pressa de Daniel, lo Mussol, ere lo cor, que ballabe com un lloco deslligat. Notabe les cames paralisades y una fosca aprensió mermabe la seua natural ossadía. Germán, lo Tiñós, va saltá lo segón, y Daniel, lo Mussol, lo radé. En sert modo, la consiensia del Mussol estabe tranquila. Les maníes de la Pesteta gran se li habíen apegat a les raderes semanes. Per lo matí li habíe preguntat a don José, lo mossen, que ere un gran san:

- Siñó retó, ¿es pecat furtáli pomes a un ric?

Don José habíe meditat un momén antes de clavá los seus ullets, com agulles de cap, en ell: - Segóns, fill. Si lo robat es mol ric, mol ric y lo lladre está en un cas de extremada nessessidat y pren una pometa pera no morís de fam, Deu es comprensiu y misericordiós y sabrá disculpál. Daniel, lo Mussol, se va quedá apassiguat interiormen.
Gerardo, lo Indiano, ere mol ric, mol ric, y, en cuan an ell, ¿no podíe víndreli una desgrassia com a Pepe, lo Cabut, que se habíe tornat raquític per falta de vitamines y don Ricardo, lo meche, li va di que minjare moltes pomes y moltes taronjes si volíe curás? ¿Quí li assegurabe que si no se minjabe les pomes del Indiano no li passaríe una desgrassia pareguda a la que teníe Pepe, lo Cabut? Al pensá en aixó, Daniel, lo Mussol, se sentíe mes aliviat. Tamé lo tranquilisabe bastán sabé que Gerardo, lo Indiano, y la yanqui estaben a Méjico, la Mica en "los Ecos del Indiano" a la siudat, y Pascualón, lo del molí, que sen cuidabe de la finca, a la taberna del Chano jugán una partida de mus. No ñabíe, per tan, que tindre po. Y, sin embargo, ¿per qué lo seu cor palpitáe de esta manera desordenada, y se li fée un nugo al estómec, y se li doblegaben les cames per los ginolls? Tampoc ñabíen gossos. Lo Indiano detestabe este mijá de defensa. Tampoc, seguramen, timbres de alarma, ni ressortes sorprendéns, ni trampes dissimulades an terra.
¿Per qué tindre temó, pos? Avansaben cautelosamen, movénse entre les sombres del jardí, daball de un sel alt, ple de estrels mol menuts. Se comunicaben per tenues cuchicheos y la herba cruixíe suavemen daball dels seus peus y este ambién de rosses imperseptibles y misteriosos sussurros li agarrotabe los ñirvis a Daniel, lo Mussol.

- ¿Y si mos sentiguere lo boticari? - va rossegá este.

- ¡Scht!

Lo contundén sisseo de Roc, lo Moñigo, lo va fé callá. Se internaben al hort. Apenes parlaben ya mes que per señes y los momos nerviosos de Roc, lo Moñigo, cuan tardaben en enténdrel, adquiríen, a la mija oscurina, uns tonos patétics impressionáns.

Ya estaben daball de la pomera que habíen triat. Creixíe uns peus per detrás del edifissi. Roc, lo Moñigo, va di: - Quedáutos aquí; yo sacsaré la pomera.

Y va puchá an ella a escape. Les palpitassións del cor del Mussol se van asselerá cuan lo Moñigo va escomensá a sacsá les branques en tota la seua enorme forsa y les fruites madures caíen damún de la herba en un repiqueteo ininterrumpit de pedregada. Ell y Germán, lo Tiñós, no donaben abast pera arreplegá les pomes despenjades. Daniel, lo Mussol, al acachás, obríe la boca, pos a ratos li pareixíe que li faltabe lo aire y se aufegabe. De repén, lo Moñigo va dixá de sacsá la pomera.

- Miréu; está ahí lo coche - va mussitá, desde la altura, en una extraña veu.

Daniel y lo Tiñós van mirá cap a la casa voltats de oscurina. La aleta del coche negre del Indiano, que fée menos soroll encara que lo primé que va portá a la vall, relluíe detrás del racó de la vivienda. A Germán, lo Tiñós, li van tremolá los labios al exigí:

- Baixa de pressa; hi deuen está.

Daniel, lo Mussol, Y Germán, lo Tiñós, se movíen belcats per los riñóns, pera soportá milló les brassades de pomes. Lo Mussol va sentí una temó inmensa de que algú puguere enchampál aixina. Va apoyá convensut al Tiñós:

- Venga, baixa, Moñigo. Ya tenim prou pomes.

La temó los fée pedre la serenidat. La veu de Daniel, lo Mussol, sonabe alterada, en un to superió al simple murmull. Roc, lo Moñigo, va trencá una rama en lo pes del cos al tratá de baixá pressipitadamen. Lo cruixit va soná com un tiro an aquella atmósfera silensiosa de rosses y sussurros. La seua exitassió anabe en aumén:

- ¡Ojito, Moñigo!

- Yo vach eixín.

- ¡Nassos!

- Gallina lo que salto primé la tapia.

No es fássil determiná de aón va eixí la aparissió. Daniel, lo Mussol, después de alló, se inclinabe a creure en bruixes, duendes y fantasmes. Ella, la Mica, estabe dabán dells, alta y esbelta, embutida a un espectral traje blang. A les denses tenebres, la seua figura adquiríe una presensia ultraterrena, algo paregut al Pic Rando, sol que mes difuminat y fugitiu.

- Conque sou vatros los que me furtáu les pomes, ¿eh? - va di.

Daniel, lo Mussol, y Germán, lo Tiñós, van aná dixán rellissá les fruites, una a una, hasta enterra. La consternassió los agarrotabe. La Mica parlabe en naturalidat, sense destemplansa en lo to de veu:

- ¿Tos agraden les mansanes?

Va tremolá, un instán, al aire, la assustada afirmassió de Daniel, lo Mussol:

- Siiií...

Se va sentí la rissa amortiguada de la Mica, com si brotare a impulsos de una amagada complassensia. Después va di: - Prenéu dos pomes cadaú y veníu en mí.

Li van fé cas. Los cuatre se van encaminá cap al porche. Una vegada allí, la Mica va girá un conmutadó, amagat detrás de una columna, y se va fé la llum. Daniel, lo Mussol, va agraí que una columna piadosa se interposare entre la llum y la seua cara de abatut.
La Mica, sense ton ni son, va torná a riure espontáneamen. A Daniel, lo Mussol, li va assaltá la temó de que los denunsiare y entregare a la guardia sivil. May habíe vist tan prop a la filla del Indiano y la seua cara y la seua silueta anaben fénli olvidá per moméns la comprometuda situassió. Y tamé la seua veu, que pareixíe lo suave y modulat acento de una cagarnera. La seua pell ere tersa y torrada y los seus ulls oscurs y sombrejats per unes pestañes mol negres.

Los brassos eren prims y elástics, y estos y les seues cames, llargues y esbeltes, oferíen la tonalidat dorada de la pechuga del perdigot, lo mascle de la perdiu. Al desplassás, la ingravidés de los seus moviméns produíen la sensassió de que podríe volá y pédres al espay igual que una bambolla de sabó.

- Está be - va di, -. Aixina que los tres sou uns lladrets.

Daniel, lo Mussol, se va confessá que podríe passás la vida escoltánla an ella di que ere un lladret y sense cansás gens. Lo di ella "lladret" ere com si li acarissiare les galtes en les dos mans, en les seues dos manetes, ligeres y vitals.

La Mica se va tombá a una tumbona y la seua figura se va estilisá encara mes.
Va di: - No tos faré res esta vegada. Tos dixaré marchá. Pero me hau de prometre que si voleu pomes me les demanaréu a mí y no saltaréu la tapia furtivamen, com si fóreu lladres.

Los va mirá, un detrás del atre, y tots van assentí en lo cap.

- Ara podéu anáton - va acabá.

Los tres amics van eixí, en silensio, per la portalada cap a la carretera. Van caminá unes passes sense intercambiá cap paraula. Lo seu silensio ere pesat y massís, imposat per la secreta consiensia de que si encara anaben solts pel món se debíe, mes que a la seua propia habilidat y maña, al favor y la compassió de la Mica. Aixó, y mes a la infansia, sempre resulte una mica deprimén. Roc, lo Moñigo, va mirá de reull al Mussol.
Caminabe este en la boca uberta y los ulls ausséns, com extassiat.
Lo Moñigo lo va sacsá de un bras y li va di: - ¿Qué te passe, Mussol? Estás com alelat.

Y, sense esperá resposta, va aviá en forsa les seues dos pomes contra los bultos informes y oscurs que pasturaben en passiensia al prat del apotecari.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Ortología y Ortografía, por el Marqués de Villena


1433.

395. Ortología y Ortografía, por el Marqués de Villena

http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=pacheco-juan-fernando-marques-de-villena

Es un completo tratado sobre estas materias el
De la Gaya Sciencia o arte de trobar, dirigido a Don Iñigo López de Mendoza, señor de Hita, escrito por D. Enrique de Aragón, Marqués de Villena, quien lo escribió en la Era de nuestro Salvador de MCCCCXXXIII, supuesto que en el texto dice que corría entonces.
Publicó por primera vez un extracto contemporáneo de la obra (único resto que de ella ha llegado hasta nosotros) el Sr. D. Gregorio Mayans, en el lomo II de sus Orígenes de la lengua española.

La importancia extraordinaria que para la Lengua y la Filología castellana tiene este tratado, nos obliga a dar menuda cuenta de él con las mismas palabras, giros y maneras de razonar del ilustre prócer aragonés.

... Instrumentos, si quier, organos, que forman en el hombre voces articuladas, e literadas, es a saber, Pulmon con su continuo movimiento, sistolando, e distolando, recibiendo aire fresco acia si, e lanzando el escalentado fuera del cuerpo por muchas partes, especialmente por la trachearchedia, que es la canna del resollo.
Percude, siquier, o fiere el aire.
El sequndo. Paladar.
El tercero, Lengua.
El quarto. Dientes, que por compresión facen zizilar, o atenuar el son, si quiere adelgazar.
El quinto, los Bezos. (
Labios)
El sexto, la Trachearchedia.
No son las voces articuladas en igual numero cerca de todas las gentes; porque la disposición de los aires, e sitios de las tierras disponen estos instrumentos por diversa manera: a unos dilatandoles la causa: e por eso fablan de Garguero: a otros, haciendoles la boca de grand oquedad: e por eso fablan ampuloso. E a otros, faciendoles las varillas de poco movimiento: e por eso fablan zizilando. E assi de las otras diversidades.
Esta primera parte se dividirá en diez particulas.
La primera, quando, i por quien la Letra latina fue hallada.
La segunda, La definición de la Letra.
La tercera, Quantas son las Letras, i que figuras tienen.
La cuarta, De los accidentes, e de la mutación de sus Figuras segun la diversidad de los tiempos.
La quinta, del Departimiento que han entre si segun las voces que significan.
La sexta, del Son de cada una por la coniuncion de unas con otras.
La setena, Como se mudó el son de una en son de otras, e se puede poner una por otra en ciertos lugares.
La ochava, Como se ponen algunas Letras, e no se pronuncian: e otras se pronuncian, aunque no se ponen.
La novena, En el escrivir segun las reglas de los Trovadores antiguos, como se deven situar.
La decena, De la Abreviatura de las letras.
Ocho diptongos son avidos por leales, si quiere, ciertos, en el trobar: es a saber, ai, oi, ei, ui, au, eu, ou, iu. Estos son de dos Letras: ia, ie, ui, no son finidos; que se llaman por otro nombre Impropios.
De tres letras se componen otros ocho, gai, vei, joi, cei, vau, lleu, niu, nou.

Maestre Gil fizo un Tratado titulado Summa de Proverbiar.
Lenguagge, Linagge, con dos gg.
Algunos Ditados antiguos, o Petafios.
Carmenta nombró a la F, Fiex: ca la X xi, conforme á la apelacion griega *g.
La H. El pulmón con su aspiración forma la H.
La Trachearchedia forma la A, e la E, e la I, e la diferencia que entre ellas se face, es por menos aspiración; que la A, se pronuncia con mayor, e la E, con mediana, e la I, con menor.
El paladar con su oquedad forma la O, e la H ; pero la O ayudase con los bezos.
La lengua forma la R, firiendo en el paladar; e la D, e la F, e la L, firiendo los dientes: e la Y griega, ayudandose con el paladar, i dientes. E la N, e Tilde, firiendo muelmente en los dientes medio cerrados. E los dientes forman la Z apretados, zizilando. E la X, e la G, ayudándose un poco con la lengua. Los bezos con clausura, e apericion forman la B, F, M, e la P, e la Q, e la V, aguzando con alguna poca abertura, e ayudandose de la respiracion.
Algunos quisieron atribuir la pronunciacion de la D, á los bezos, porque se aguzan e abren en forma circular; pero mayor operacion face en ello el paladar, e por esso a el fue asignado desuso.
Alfabeto de Carmenta.
El de los Longobardos.
A la Fiez, llamaron Fe, y a la H, aca.
El de los Godos.
Después que la tierra se perdió en tiempo del Rei D. Rodrigo, como se perdieron los Estudios de Toledo, e los de Zamora, e Avila; corrompióse el uso e Reglas de la Letra Gótica, e usaron de tales Figuras.
E digeron á la F, Efe, i a la X, Eques,
Toledo se llamaba Fasen, e Zamora, Numantia, e Avila, Avila.
Después recogidos los Christianos en el Monte Sacro en Asturias, e perecieron los saberes entre ellos, i aun el escrivir, i leer por diuturnidad del tiempo. Desque fueron conquistando, sintiendo la mengua de la perdida Letra, e embiaron a la Isla de Inglaterra por Maestros que tuviesen escuela
de escribir i leer, e Gramatica; e mostraronles un tal Alfabeto.
Llamaronla Letra Anglicana; e decian a la H, Aque; pero los deste Reino no podian pronunciar sino
Ache.
Tomaron de los Moros las colas de las Letras, rebueltas, e el liamiento de los vocablos, e tildes grandes, e el tener de la pendola, e leer en son. Corrompióse el Anglicano, e huvo este. E este ha llegado fasta el uso deste tiempo.
Allende el son particular que cada letra por si tiene, quando se conyungen unas con otras, forman otro son.
Esta formación sa entiende en dos maneras: una en general, y otra en especial.
La general en tres: es a saber, Plenisonante, Semisonante, Menos sonante.
Quando la letra es puesta en principio de dicion, toma el son mas lleno, e tiene mejor su propia voz. E por eso es dicha Plenisonante, es a saber, Aviente su son lleno. Quando es puesta en medio de dicion, no suena tanto, e difustase el son de su propria voz. Quando es en fin de dicion, del todo
pierde el son de su propria voz, o suena menos que en el medio; e por eso es dicha Menos sonante.
La especial manera es considerando la condición de cada una según la conyuncion en que se halla, asi como las vocales, que allende de la regla general dicha, por especial razon son algunas veces Plenisonantes, aunque sean falladas en medio de dicion: asi como diciendo, vas, vendiz, joy, luz, que magüer que a las vocales puestas en estas diciones, estén en medio, retienen su lleno son por la plenitud de la voz vocal que les ayuda.
E algunas veces las tres vocales, A, E, O, suenan de otra manera con son semisonante, o menos sonante puestas en medio de dicion, e fin, asi como quien dice, proeza, grana, honor, que la E, en la primera dicion, es semisonante, e la A, en la segunda, e la segunda O, en la tercera. Esto les acaece por la conyuncion de las precedentes Letras, que se lian e encorporan con el son de la vocal en composición de voces: e por eso a vocal pierde parte de su lleno son. Estas tres vocales puestas en mitad de dicion sin mudar la postrimera letra, tienen a veces lleno son; i otras medio: quien dice vas, da medio son; e si digesse paz, daríale lleno.
Diciendo
voz, es Semisonante; diciendo pos, es Plenisonante; e si digesse pres, aquella E, es Plenisonante, e si digesse tres, es Semisonante. E porque gozan de ambos los sones según el ayuda del principio, dicense Unisonantes.
La V, e la I, en principio de Vocal se hacen Consonantes.
Quando la G, con Vocal se junta asi como A, E, U, tienen el son suave, como quien dice, plaga, dragon, daga, e esto es con la A, e con la E, asi como llegue, pague: con la U, asi como guardar, guiar. Pero cuando se junta con E, e con I,
estonces suena fuerte, como quien dice: Linagge, Giron.
En el fin quitan la C, Pug, Alberic.
La L se dobla para hacerla Plenisonante al principio i al medio. En el fin nunca dobla, sino en la lengua Lemosina. /

Quando la R es Semisonante, no se dobla, ara, ira. Quando es Plenisonante, dóblase, error. En principio de dicion, es Plenisonante, no se dobla, Rei, Roq, rocin.
En los nombres propios, en medio de dicion es Plenisonante, i no se dobla, Enrique, Ferando.
La P, i la B, algunas veces hacen un mesmo son, como quien digesse
Cabdinal, que también se puede decir Capdinal.
E, T, e D, eso mesmo convienen en son en fin de dicion, como quien dice Cibdad. que se puede facer con D, e con T. En principio son disonantes.
La Q, e la C, convienen en son en principio de dicion. Quantidad (
cantidad moderno) se escribe con que: Calidad se escribe con C.
La H, conviene con este son, diciendo
handad; pero tiene esta especialidad la H, que no se puede poner sino en principio de dicion, e todavia es Plenisonante.
La M, e la N, convienen en son algunas veces en medio de dicion, asi como diciendo tiempo: que aunque se escribe con m, face son de n: e si lo escrive con n, face el mesmo son; e por eso algunos lo escriven con n, (
tienpo) haviendolo de escribir con m.
En los nombres propios, que es menester que la pronunciación sea fuerte, ponen en medio aspiración, Matheo, Anthonia.
La X, nunca es Plenisonante do quier que se ponga; antes muda algunas veces su son, a veces en C, a veces en G: assi como quien dice, bux, flux, que se escriven con X, y facen son de G. Fix, escrivese con X, y face son de C.
La Z, algunas veces en el fin tiene son de C.
Peç por pescado, que se escribe con ç, e tiene son de Z: otras veces es Semisonante, Prez.
Las Vocales son cinco. A, E, I, O,
V. Porque la V, es la quinta, sirve en la quenta por cinco.
Las Mutas son nueve, B, C, D. F, G, H, P, Q, T. Las Semivocales son cinco, L, M, N, R, S. Las extraordinarias son tres, X, Y, Z. Los sinos son dos, H, T.
La L en la cuenta se toma por cincuenta, porque es la quinta de las Semivocales, e primera dellas. Dejaron de llamarse Semivocales, i llamáronse Líquidas.
Pónense unas Letras por otras: A, se muda en Z, Az; B, por P, Cabdinal, i por H; D en T, Cibdad. Cibdat. La M en N, Compromisso, algunos se atreven a escribir Conpromisso. La F se muda en P, ayudada de la aspiracion H, se muda en P, como quien dice Phelippe. La O en U, pecconia, peccunia, furca, forca. La U latina siempre se muda en castellano en O. La G se muda en J, Juego, Jesus. La J en G, Gentil. La C se muda en Z, Zamora, Gormaz, Gormaç. La B se pone por la P, Estribo, avia de decir Estripo, derivándose de pie.
En lugar de D se pone T en fin de dicion, brevedat. Por la F se pone P, como Philosopho. Por la G se pone J, como junca. Por la H se pone C, como cavallo. Por la M se pone N, como tiempo: ca se avia de escrivir con M; pero segun el uso moderno se escrive con N. La P se muda en B, como quien dice Cabdillo (
caudillo moderno), que avia de poner con P (cap = cabeza). La Q por C, como en Quantidad.
Algunas letras que se ponen e no se pronuncian.
Quien dice Philosophia, pronuncia F, i no se pone. Quien dice Cuyo, pronuncia Q, e no se pone. Cantar pronuncia la K, e no se pone. Sciencia pone S, e no se pronuncia (
ciencia).
Psalmo pone P, e no se pronuncia. Honor pone H, e no se pronuncia. Ha, por
tiene, pone H, e no se pronuncia, Marcho.
La E, cuando viene despues de Muta, no suena sino el son de la Muta, porque termina en ella, asi como Be, que face son de B, e se encumbra la E. Esto acaece, porque en leer no se pone letra pronunciada por sí, sino copulada con otra, salvo las vocales, que se ponen en algun lugar por sí así como así: como la O en disyunctiva, e a E en conyunctiva, e la A en la relativa: e aquellas letras que se ponen, e no se pronuncian, segun es comun uso, algo añaden al entendimiento e sinificacion de la dicion donde son puestas. Aqui puede entrar Magnifico, sancto, doctrina, signo.
De la situación de las Letras segun los Trobadores antiguos.
Situaron de tal manera las Letras, que hicieron buena Euphonia, si quiere, placible son, e se desviaron de aquella posición de Letras, que facia son desapacible. E por eso en fin de dicion donde era menester doblar la L, ponen una H en lugar de la postrimera L, como quien dice
Metall, por temprar el rigor de la segunda L, con aspiración de la H (metalh).

E donde venia G en medio de dicion sonante fuerte, ponenle antes una T, asi como por decir linagge, ponen
linatge, paratge. Esto se hace en la Lengua Lemosina.
En la Castellana lo imitan en mucho, que aquel
mu suena debilmente, e añadieronle una Tilde en lugar de N entre la U, i la C, e escriven mucho (u con rayita encima), o por decir cómo escriven comó.

E porque la D, quando viene cerca de O siguiente, suena debilmente, añadiendole una G, como por decir,
portado, portadgo; Infantado, Infantadgo (infantazgo después), e entonces suena la D.

E porque la H en principio de dicion face la aspiracion abundosa; en algunas diciones pusieron en su lugar F, por temprar aquel rigor, asi como por decir
hecho, dicen fecho; e por Herando, Ferando (Hernando, Fernando moderno); e por decir meio, dicen medio.

E algunos por temprar el rigor de la R, ponen en su lugar L, asi como por decir
prado, dicen plado. Quando la A se encuentra con la T, difusca el son. Por eso la acorren una C en medio, asi como por decir pratica, dicen practica.

E segun el antiguo uso chi, decia qui; e che, decia que; e para le facer decir chi, añadian una C, como quien dice Acchilles, o Sacchos; e por decir
anno, que ponen en lugar de la segunda N una Y griega, asi anyo que adulza el son, e la Tilde supple la voz de la N que se quita.

E quando la I se encuentra con la S, suena poco; e por eso la ayudan con la consonancia de la X en medio, asi como por decir
misto se pone mixto. Tiene la C la misma condicion; e asi por decir testo, dicen texto.

E quando la N se encuentra con la T, suena debilmente; e para le facer sonar, acorrenle con una C, como por decir
Tanto, se escrive Tancto. (Santo, sancto)

E la C, quando es puesta entre Vocales, hace agro son; e por lo temprar, en su lugar ponen T, pronunciandolo como C, con muelle son, como quien dice,
illuminacion.

E la X al principio retrae el son de S, mas face el son mas lleno; e por eso por decir
Setaf, escriben Xetaf.
E quando la O se encuentra con la B en medio de dicion, detiene la voz; e por eso en su lugar ponen U, como por decir,
Cobdo, escriven Coudo (codo moderno, colse en chapurriau). E quando la Y griega sigue a la G en medio de dicion, face detener la voz; e por eso en su lugar ponen G; como por decir Reino, dicen Regno.

Guardaronse los Trovadores de poner un vocablo que comenzasse en Vocal, tras otro que acabasse en ella, como
Casa alta, que aquellas dos aa confonden, i detienen la voz.

También acontece esto en la R, face
r razon; e quando el precedente acaba en S, i el siguiente comienza en R, Tres Reyes.

Ai desto sus excepciones, que se sufren poner estas Vocales o Letras ambas dichas en fin de pausa donde se descansa, o en medio de bordon; i entonces no es inconveniente que la pausa siguiente comience asi: Ejemplos.
Tancto fui de vos pagado, olvidar que no lo puedo. O quien dice: Quien de trobar reglas primer dió. O quien dice: Quando querrás recibir la doctrina.

Y del todo se quita el inconveniente quando la una viene en fin de bordon, e la otra en el bordon siguiente inmediato, como quien dice: Vuestra bondad por ser loada de mi, havrá sazon sea mas conocida.

También quando es diptongo en que se acaba el vocablo, puede el que se sigue comenzar en Vocal, como quien dice: Cuidado tengo yo de ti, ai alma, por tu mal favor.

Venir un diptongo en pos de otro sin medio de otra dicion, face mal son, e abrir mucho la garganta, como quien dice: Pues que soi yunque, sufriré.

También es son impertinente, acabar la dicion en M, e la otra comenzar en Vocal, aunque se salva por la Sinalefa Figura, de quien se dirá en la Distinción tercera.
Y cuando acaba una Consonante, i otra comienza en ella, principalmente si fuere de un son como quien dice: Corral losado, pared, casa, calle losada.
Y asi hicieron en otras muchas, como en lugar de teçer, que suena gracialmente, digeron texer, quitando la C, e poniendo la X, que aviva el son de aquella dicion, e por fifar, fixar, e la dicion linage, linagge, por avivar la A. En Christo,
Xpo...

Termina el tratado con una serie de abreviaturas empleadas entonces para diversos tecnicismos.
El primer tratado de arte métrica castellana que conocemos puede también decirse que es éste del Marqués de Villena, compuesto a imitación y ejemplo de los lemosines de Ramón Vidal de Besalú, Jofre de Foxa, Berenguer de Troya, Guillermo Vedel de Mallorca y Fr. Ramón Cornet.


Ortología y Ortografía, por el Marqués de Villena