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jueves, 20 de enero de 2022

Biblioteca valenciana. Escritores del siglo XVII. Parte 2.

BIBLIOTECA VALENCIANA.

FREY D. JAIME SALVADOR.

1678.

Nació en la villa de Cervera de este reino, por los años de 1620; fue hijo de Miguel Salvador, familiar del santo oficio, y de Esperanza Cardona, consortes: familias de las más antiguas y distinguidas de la citada villa; y manifestando mucho talento y grande afición al estudio, le enviaron sus padres a la villa de S. Mateo, para que aprendiera la gramática bajo la enseñanza de mosen Francisco Gavaldá, sujeto muy celebrado, y de quien hacen honorífica mención Rodríguez y Ximeno, en sus Bibliotecas. Pasó a Valencia a estudiar filosofía, y a Huesca la jurisprudencia, que concluyó después en esta universidad de Valencia: consiguió mucho crédito por su aplicación y adelantamiento en dichas ciencias, y movido del digno ejemplo que le dio su tío el Ilmo. Sr. Fr. D. Felipe Marimón, obispo de Ampurias, y electo arzobispo de Sacer, pretendió y logró que se le vistiese el hábito de fraile de nuestra señora de Montesa en 10 de mayo de 1643: profesó en el año siguiente; y en el de 1647 se le dio el curato de la parroquial de la villa de Albocácer, en cuyo destino acreditó su grande religión y celo, asistiendo a los enfermos de la peste que se introdujo en este Reino, y socorriendo sus necesidades, no sólo con las rentas del curato, sino también con las suyas propias: por lo cual se le eligió cura de la encomienda de Silla en 1651; mas no llegó a tomar posesión, porque instruido de su mérito el Sr. D. Felipe IV, le nombró en el mismo año por capellán de honor suyo, haciéndole merced en el siguiente de 200 libras de pensión sobre el arcedianato mayor de Valencia; y en el de 1653, de 150 libras de casa y aposento para sí y sus sucesores, sobre la receta de Mallorca. Hasta entonces el hospital de nuestra señora de Monserrate, de la Corona de Aragón, había tenido por administrador a un simple clérigo; pareció al Consejo que fuese mayor su representación para su mejor gobierno, y así en consulta de 7 de mayo de 1657, expuso: Que S. M. tenía Capellanes de Honor por la orden de Montesa, que siempre se atendía que lo fuesen los más adelantados, y que sería bien que en adelante se eligiese a uno de los mismos por administrador de dicho hospital. Vino bien S. M. en ello, y nombró a D. Jaime que entró en la administración en 23 de noviembre siguiente (Samper, colectoría de misas de dicha iglesia de Monserrate vindicada, impresa en 1694, número 18.) Y en 1661 le concedió el priorato de S. Jorge de Alfama. No considerándose sitio oportuno para la curación de los enfermos el barrio de Lavapiés, donde estaba el referido hospital, acordó S. M. que se fabricase en la calle de Atocha, casi enfrente del de Antón Martín; y en 21 de marzo de 1658, se puso la primera (primer) piedra del nuevo hospital, con asistencia del consejo de Aragón, ejecutándolo su regente, después cardenal, D. Pascual de Aragón, acompañándole con capas los tres Capellanes de honor, D. Mateo Fraso, D. José Valls y el susodicho (Samper, ibid. núm. 22). Fue mucho lo que trabajó en la citada obra, muchas las dificultades que tuvo que vencer, y disgustos que se le ocasionaron. Mereció por su gran ciencia y recomendables circunstancias, un alto concepto a los señores patriarcas, al Excmo. Sr.  Vice-Canciller del Consejo de Aragón, D. Cristóbal Crespí de Valldaura; a los regentes del Consejo de Aragón, y a los literatos; y así Samper, en su Montesa ilustrada, parte 4.°, número 284, le aclama por excelente jurisperito, celoso de la religión, y digno de mejores puestos. Y lo reconoció el consejo; pues habiendo muerto en 21 de julio de 1678 el Ilmo. Sr. D. José Verge, obispo de Orihuela, se le consultó para este obispado (consta por los papeles que he visto); pero habiéndose interesado eficazmente el arzobispo y virrey D. Juan Tomás de Rocabertí, por el P. M. Fr. Marcelo Marona, religioso de su orden, como lo dice el canónigo Prats, en su sermón de honras, se dio a este aquella mitra; y aunque por renuncia del mismo hubiera podido obtenerla, lo impidió su muerte acaecida en 20 de septiembre del mismo año, habiendo tenido la satisfacción de ver concluida la obra del hospital, bendecir él mismo su iglesia con licencia del Sr. patriarca en 20 de abril, y decir la primera misa en 1 de mayo del citado año, con asistencia del consejo de Aragón. Escribió: 

1. Historia de la fundación, traslación, y cosas notables del real hospital de nuestra señora de Monserrat, de la Corona de Aragón, lo que ejecutó por encargo del Excmo. Sr. Vice-canciller D. Cristóbal Crespí de Valldaura, cuya historia estaba escrita con mucho juicio y crítica; sirvió para que corrigiese Samper algunas equivocaciones en su Montesa ilustrada; tenía él mismo el autógrafo, y en lugar de conservarlo en el Archivo, lo presentó al Rey con dicha obra de Colectoría de misas (véanse los números 7, 13, 55 y 56 de ella).

2. Constituciones para el gobierno de dicho Hospital, que trabajó de orden del Consejo; y aunque Samper las intitula apuntamientos por no estar aprobadas aún por dicho Tribunal; pero hallando que su contenido era conforme a lo que dictaba el derecho, enseñaban los autores, y se observaba en este y en otros Hospitales Reales, se vale de las referidas constituciones, y copia algunos de sus artículos, así en papel que escribió con motivo de la competencia movia en 1683, por D. Bernardo Pujol (Pujól), secretario contador del hospital, núm. 9, como también en dicha obra de Colectoría de misas, número 126 y 127.

3. Discurso sobre competir la jurisdicción eclesiástica del real hospital de Monserrat al Sr. Patriarca, y no al Ordinario, como pretendían algunos que habían acudido con esta solicitud al Consejo de Aragón, lo presentó él mismo, el cual conformándose con su dictamen, acordó en 27 de abril el decreto siguiente: Corra esto que toca a la jurisdicción del Hospital de Aragón como hasta aquí (que era ejercerla el Sr. patriarca); y si entre el Sr. Patriarca y el Ordinario se moviere algún pleito, seguirán su justicia. Samper tenía este discurso escrito de mano del autor, y lo presentó al Rey con dicha obra. Colectoría de misas. (Ibid. núm. 55, y nota T, y nota C.)

ILMO. D. FR. JUAN BAUTISTA SORRIBAS.

1678.

Ximeno, tomo 2, pág. páginas 83 y 365.

Carmelita. Se añade que fue hijo de la parroquial de S. Miguel de Valencia, bautizado en su pila en junio de 1631. Tomó el hábito en el convento de su patria en 29 de abril de 1645. Profesó en 17 de junio 1647, en manos del M. Fr. Anastasio Vives de Rocamora, prior (después obispo de Segorbe, siendo provincial el Ilmo. Olginat de Médicis, después obispo de Orihuela). Habiendo pasado a Madrid por negocios importantes, fue nombrado predicador del rey Carlos II en 1 de junio de 1666. Después el mismo monarca le eligió para obispo de Ampurias en la isla de Cerdeña a 27 septiembre de 1674, y en 1 de abril del mismo año le consagró en el convento de Onda el Ilmo. Vives de Rocamora, con asistencia del recién electo obispo de Segorbe D. José Sanchiz, y de D. José Barberá, obispo Maronense. En el mismo año, día 2 de octubre, tomó posesión de su dignidad por medio de un procurador. Habiendo llegado a su iglesia en 10 enero de 1675, empezó a visitarla, no obstante el rigor del invierno, corriendo toda su diócesis hasta 4 de mayo, en que concluyó. Murió (según el libro de difuntos del convento del Carmen) en 11 diciembre 1678.

De la obra que trae Ximeno, núm. 1: Perfecto cura de almas, hizo de ella un compendio D. Fr. Antonio Agustín, monje jerónimo y obispo de Albarracín, del que habla Nicolás Antonio, tomo 2, diciendo que se imprimió en Gerona año 1665.

La obra del núm. 2: Sermones &c. dice Villiers, biblioteca carmelitana, que estaba para publicarse un segundo tomo de esta obra.


D. RODRIGO ARTÉS Y MUÑOZ.   

1680.

Caballero valenciano, hijo legítimo de las musas: “tan conocido por su nobleza, por su ingenio, por sus prendas y erudiciones, como lo acreditan las experiencias de sus aciertos en certámenes y academias.” Así se explicó el P. Fr. José Carbó en el vexamen de las obras poéticas que se trabajaron en las fiestas por el declarado culto inmemorial de San Juan de Mata y San Félix de Valois, a la pág. 535 del libro en que las historió el P. José Rodríguez, impreso en Valencia, año 1669, en el cual desde dicha página se lee el vexamen en verso que pronunció sobre el mérito de las obras el citado D. Rodrigo como juez de aquel certamen.

A la verdad, no hay una colección impresa de sus poesías; pero son tantas en número, que corren esparcidas en varios libros que manifiestan en evidencia el gran numen poético de nuestro Artés; daremos noticia de las que hemos visto en varios libros.

Al principio de la obra de Murs y Valls de D. José Llop, hay un soneto; igualmente hay versos del mismo en las páginas 32 y 51 de la real academia celebrada en Valencia en 6 de noviembre 1668, al cumplir siete años la majestad de Carlos II, impresa en dicha ciudad el año 1669, en 4.° También en la página 30 de otra academia celebrada en ella, que se tituló: Sol de academias, impreso en 1658, en 4.°, en la cual se lee (pág. 55) como el referido Artés era el tercero y último de sus hermanos; del mismo hay un soneto al fin del sermón de honras del venerable Arbuixec, predicado por el arcediano Ballester en 1671, en 4.° En el libro de fiestas celebradas en Valencia el año 1667, a la traslación de nuestra señora de los desamparados a su nueva capilla, historiadas por D. Francisco de la Torre, se lee desde la página 168 una discretísima introducción de dicho D. Rodrigo Artés, del cual dijo Latorre (pág. 157) que: “Arte es no solo, sino ingenio, cuanto respira su clara vena...” En el libro luces de la aurora, impreso en Valencia año 1665, se hallan versos de Artés en las páginas 394, 95; y en la pág. 397 comienza el vexamen que dio con ingeniosa erudición a las obras poéticas que por aquella función se compusieron, que fue en aplauso del decreto de Alejandro VII, expedido en 2 de julio de 1664, en honor de la Concepción de nuestra señora; y a la pág. 536 del mismo libro, comienza una descripción, que en verso trabajó el dicho D. Rodrigo, de la comedia que se representó con esta ocasión, y se halla inserta en el referido libro, en el cual a fojas 583, comienzan otras varias poesías del mismo, compuestas a diferentes asuntos. También en el libro intitulado: Varias y hermosas flores del Parnaso, que publicó Juan Bautista Aguilar, y se imprimió en Valencia por Francisco Mestre, año 1680, en 4.°; y en una colección de varios poetas de aquel tiempo, hay en la página 7 unas endechas a Cristo nuestro redentor en el calvario; otras a Jesús Niño abrazado con el árbol de la cruz, en la pág. 17; un romance a la imagen del Cristo del Salvador de Valencia, pág. 44.


D. LORENZO MATEU Y SANZ.

1680.

De quien hace honorífica memoria, Salazar, Casa de Silva, tomo 2, lib. II, pág. 675.

Se añade que compuso también: 1. Sumario de los señores Reyes de Aragón, manuscrito. Lo cita Ortí en la vida de Aranda, al folio VIII.

2. Práctica civil.

Consta haber compuesto esta obra por una deliberación de la ciudad de Valencia de 10 de diciembre 1676, por la que resulta que se estaba imprimiendo en León de Francia, y también habérsele mandado librar trescientas libras para ayuda a los gastos de su impresión; en lo que no hizo la ciudad más que cumplir su antigua y plausible costumbre de auxiliar bizarramente, y a cualquier persona que trabajaba alguna obra, para alentar con este fomento y aliciente a los estudios, de cuya frecuente práctica observada, hemos citado en esta Biblioteca muchísimos ejemplares, sin tener libertad para omitir, aunque brevemente, algunos otros.

En deliberación de 1 de febrero 1539, se mandaron librar cincuenta libras a cumplimiento de cien, que por otra de 19 de noviembre de 1537, se habían mandado dar a Pedro Antón Beuter para ayuda de costa de la impresión de su obra Chronica de les antiguetats ó Conquesta de la Ciutat de Valencia (es la edición lemosina de 1538). Por otra de 22 de diciembre 1574, se dieron a Martín de Viciana, notario, veinte y cinco libras, para subvención de las costas de la obra que había estampado en alabanza de la lengua valenciana: es un cuaderno en 4.° que no llega a tres pliegos, y después se reimprimió en 8.° 

Por otra deliberación de 5 marzo de 1575, consta, como prestando su consentimiento los catorce prohombres del Quitamiento, se le entregaron por la ciudad cien libras al P. M. Justiniano Antist, dominico, para ayuda de costa de la impresión de la vida de S. Vicente Ferrer, y habiéndola después adicionado, se le mandaron dar otras cien por deliberación de 9 de mayo de 1581, aunque no tuvo efecto este pago, ni la impresión, por haberse perdido el original, como dice Ximeno, tomo 1, pág. 212.

En el año 1620 hubo otra deliberación, por la que a D. Gerónimo de León, para subvención de los gastos de la impresión del tomo 1.° y 2.° de sus Decisiones, se le dieron mil libras, y después cuando imprimió el tomo 3.° otras mil. A D. Lorenzo Mateu y Sanz, además de lo ya antes insinuado, se le libraron otras trescientas libras para la obra de Regimine Regni Valentiae, según la deliberación ya al principio citada. Cuyas considerables asignaciones se libraban de cualquier clase que fuesen las obras: como la del grabado y láminas de anatomía, para lo que aún antes de efectuarse, le asignaron 800 libras a Crisóstomo Martínez; por otra de Cirugía a Miguel de Leriza; por otra geográfica al P. Tosca, cuyas deliberaciones y cantidades respectivamente asignadas pudiera individuar, y mediante ellas le quedaba al autor franca la obra, y a su beneficio el producto de su venta, siendo la ciudad un mecenas continuo, que fomentando las letras sacaba Virgilios, como lo cantó Marcial:

Sint Moecenates, non deerunt, Flacce Marones.

Virgiliumque tibi ad tua rura dabunt.


D. ANTONIO JUAN DE CENTELLES.

1681.

Primer marqués de Centelles, natural de la ciudad de Valencia, parroquia de S. Martín, del que habla Ximeno, tomo 2, pág. 365. Añádense a sus obras:

1. Tratado histórico de las dignidades, oficios y cargos en las casas de Ioan y de Centelles. Nápoles, sin año, en folio.

La inscripción que trae Ximeno copiada de Topio, biblioteca napolitana, está equivocada, y trasladada por mí fielmente, es la siguiente:

D. ANTONIO IOANNI DE CENTELLAS

MARCHIONI

VALENTIAE, NOBILISSIMIS PARENTIBUS, ORTO

SED E REGNO NEAPOLITANO

ORIGINEM HABENTI.

EQUITI ORDINIS CALATRAVAE

REGIAM CANCELLARIAM REGENTI,

REGIAE CAMERAE LOCUMTENENTI,

AD REGIUM IN APULIA PATRIMONIUM

REGENDUM, AC REFICIENDUM

ELECTO.

SINGULARI DOCTRINA, VITAE INTEGRITATE, MAGNANIMITATE,

MODESTIA, LITERATORUM FAUTORI; & OPTIMIS MORIBUS

EXIMIO.

IN MEDIOLANI STATU MAGNO CANCELLARIO,

TANDEM MADRITI REGIO CONSILIARIO,

FISCIQ; PATRONO IN SUPREMO ITALIAE SENATU,

REGIORUMQUE DIPLOMATUM ADSERVATORI PRAECLARISSIMO.

NICOLAUS TOPPIUS I. C.

EJUS PERPETUO HEROI

ELOGIUM HOC UTINAM PERPETUUM

DEVOTO ANIMO POSUIT.

ANNO REPARATAE SALUTIS M.DC.LXXVIII.

IDIBUS IULIJ.


V. FR. ANTONIO MARIGÓ.

1682.

Religioso mercenario, hijo de la ciudad de Valencia, bautizado en la parroquia de Santa Catalina mártir, a 23 de febrero de 1607. Fue maestro en su religión, y después de otros muy merecidos honores, murió a 27 de diciembre de 1682. Cuya ejemplar vida escribió el P. Nolasco Risón, como lo expresa Ximeno, tomo 2, pág. 134.

Estando nuestro venerable conventual en Valencia, acabó de escribir en 18 de abril de 1678 la obra siguiente: 1. Tratado de la presencia de Dios nuestro señor para que los viadores creyentes vivan en continua fee, y memoria de su divina majestad siempre les hace y mira. Manuscrito, cuyo original vi en poder de Fr. Lorenzo Quiles, mercenario, y archivero que fue del convento del Puig.


FR. JOSÉ FAVORES.

1682.

Religioso dominico, natural de Valencia, de quien Ximeno, tomo 2, pág. 92, dice que publicó en Roma: Epitome singularium gestorum Sancti Ludovici Bertran, en dicha capital, por Angelo Tinas, en el año 1671, en 16; y que después vuelto de su viaje reimprimió en castellano este Epítome, dedicándole a la ciudad de Valencia. La traducción, pues, tiene este título: 1. Sumario de la vida del segundo apóstol Valenciano, el glorioso P. S. Luis Bertrán canonizado solemnemente por nuestro santísimo Papa Clemente X, a 12 de abril este año 1671. En Valencia, por Gerónimo Vilagrasa, año 1617, en 4.° 


D. FRANCISCO LA GUARDIA Y BELLVÍS.

1686.

Generoso del reino de Valencia, cuyo título consta por el libro: Sacro Monte Parnaso, que aunque anónimo, sabemos fue su autor el P. Vicente Claudio, de la compañía de Jesús. Fue un poeta de más que mediano numen, haciendo mucho papel en el referido libro, pues tiene una cuartilla glosada en cuatro décimas en la pág. 3; endechas reales al sueño, pág. 27; un romance, página 65; un soneto, pág. 187. Y como esta obra se imprimió en Valencia en 1686, colocamos en él a nuestro poeta.


FRANCISCO RAMÓN GONZÁLEZ.

1686.

Valenciano; poeta desconocido, licenciado y capellán, como se firma en la dedicatoria del libro antes insinuado: Sacro Monte Parnaso; en este, pues, tiene muchas poesías, la mayor parte en lemosín, como son: décimas en las páginas 56, 80, 104, 117, y 140; quintillas también en valenciano, pág. 89; redondillas, pág. 110; un romance lemosín, página 157; otro en castellano, en la 164; octavas lemosinas, pág. 174; endechas reales en castellano, página 202, y un romance endecasílabo en la pág. 219. Todas ellas podían formar un volumen, por lo que es acreedor este poeta hagamos honorífica mención de él, colocándolo en esta Biblioteca.


JUAN CENTELLAS.

1686.

Valenciano, aunque ignoramos el lugar de su nacimiento. Publicó: 1. Documentos espirituales de la esposa de la cruz: que dedicó a D. Francisco Lloris de la Torreta, canónigo de Valencia, con fecha en la misma ciudad a 30 de mayo de 1686. Valencia, por Pablo Fernández y Lorenzo Mercer, año 1686, en 16.


D. ISIDORO MATEU Y SANZ.

1687.

Sin duda hermano de don Lorenzo Mateu y Sanz, del que habla Ximeno, tomo 2, pág. 85.

Fue muy inclinado a la poesía, como se ve en los versos que se hallan de él a la pág. 166 del libro: luces de la aurora, de D. Francisco de la Torre, y a las páginas 211, y 239 del libro de fiestas a nuestra señora de los desamparados, por el mismo Latorre; también en los folios 42 y 100 de la real academia que celebró Valencia en 6 de noviembre de 1668 con motivo de cumplir 7 años el rey Carlos II, impresa por Gerónimo Vilagrasa, año 1669, en 4.° Además hay una erudita aprobación al libro intitulado: varios romances escritos a los sucesos de la liga sagrada desde el sitio de Viena, hasta la restauración de Buda, y otras plazas conseguidas en tres años, en que se celebran doce héroes insignes de estos tiempos, por el hermano Antonio Fajardo de Acevedo, ermitaño de la ermita de S. Antonio de la villa de Carcagente (Carcaixent), impreso en Valencia por Jaime Bordázar, en el año 1687, en 12.° después de cuya aprobación hay cuatro décimas del dicho Mateu, una en castellano, otra en valenciano, otra en latín, y otra en italiano.


D. MARCO ANTONIO ORTÍ Y MOLES.

1687.

Natural de Valencia, de quien trata Ximeno, tomo 2, pág. 103. Se añade que hay poesías suyas en la pág. 18 del libro: Academia celebrada en Valencia en 5 de febrero de 1685, impreso en esta ciudad por Vicente Cabrera, en 4.° Al principio del libro: Fiestas por la canonización de Santo Tomás de Villanueva, historiadas por su padre D. Marco Antonio Ortí, hay unas redondillas; y un soneto al fin del sermón de exequias del V. Arbuixec, predicado por el arcediano Ballester; finalmente, hay versos del mismo en el Parnaso de S. Francisco Xavier, pág. 224, expresando ser obra póstuma, y es así, porque se imprimió dicho libro en 1687.


V. FR. DOMINGO ALEGRE.

1687.

De quien trata Ximeno, tomo 2, pág. 102. Se añade a sus obras: 1. Quaresma sobre las 42 mansiones de los hijos de Israel en el desierto, aplicado a cada mansión por su orden uno de los Evangelios de las Dominicas y Ferias que en ella ocurren. Manuscrito. Esta cuaresma contiene 45 sermones, escritos todos de su mano, y llenas sus márgenes de adiciones doctas y curiosas. Síguese inmediatamente después de la tabla: 2. Varios sermones que en el progreso de la Cuaresma suelen predicarse; escritos también de su mano, en 61 folios. Luego después se sigue:

3. Quaresma sobre las 42 generaciones del primer capítulo de San Mateo aplicado a cada Patriarca uno de los Evangelios de los Domingos y Ferias que en ella ocurren.

Están también de su letra escritos en 286 folios. Síguese:

4. Sermones para misiones y pláticas vespertinas. Consta de 41 folios.

5. Commentarius in Tractat. Sphaera Johannis de Sacro Boscho. Manuscrito de su letra, en 8.° Después de este Comentario que expresa ya Ximeno, se siguen:

6. Quaesita varia Astronomica, manuscrito. Sigue:

7. De modo theorico directionum de tempore effectus et successionis et alia ejusmodi. Manuscrito. El elogio de las actas que copia Ximeno, no es del capítulo celebrado en Barcelona, sino en Valencia, a 15 de abril de 1690.


FR. CIRILO DE ALICANTE. (Cirilo Pascual Ibarra)

1688.

Religioso capuchino. Ilustrando el artículo de este autor, que trae Ximeno, tomo 2, pág.  96, diremos que fue hijo de D. Francisco Pascual y doña Ana Ibarra: nació en 1618. De edad de 16 años vistió el hábito de capuchino en Valencia, día 21 de septiembre de 1634; donde permaneció hasta su muerte acaecida en el convento de dicha ciudad en 26 de febrero de 1688. Era un orador célebre, dotado de una gracia particular para el púlpito, que le acarreó el honor de ser nombrado predicador de S. M.

En las fiestas que se hicieron en la villa de Onteniente, por el Breve de Alejandro VII, predicó el primer sermón, según consta de la relación que de ellas escribió el Dr. D. José Navarro, por estas palabras: “Llegado el tiempo del sermón (día 13 de septiembre de 1662) subió a predicar el primero el M. R. P. Fr. Cirilo de Alicante, guardián de PP. Capuchinos de Valencia:::: cuya erudición y eminentes letras, aún el clarín sonoro de la fama no es capaz para publicarlas y aplaudirlas::::” Continúa elogiándole, y después también en la introducción a la Justa poética que hizo la nobilísima villa de Onteniente a la Purísima Concepción de María Santísima.


D. ONOFRE VICENTE DE IXAR, PORTUGAL, MOMPALAU Y ESCRIVÁ.

1688.

Natural de la ciudad de Valencia. Segundo conde de la Alcudia y Gestalgar, barón de Xalón y Gata, de quien habla Ximeno, tomo 2, pág. 104. Añádese.

1. Genealogía de las casas de Escrivá, Monsoriu, Mompalau y Ferrer. Manuscrito que cita Franckenau, bibliot. heráldica, pág. 323, y en la siguiente 24 dice que escribió también: 2. Historia universal de España, formada con elegancia, noticias selectas y pureza de estilo. Manuscrito.

Hay poesías suyas, glosando una cuartilla en la pág. 210; y pág. 307 del libro de luces de la aurora, de D. Francisco Latorre; y en la vida de S. Pedro Pascual, titulada: La cándida flor del Turia, al principio hay un soneto de nuestro autor.


VICENTE IZQUIERDO.

1689.

Sacerdote, natural de la ciudad de Valencia, del que trata Ximeno, tomo 2, pág. 109. Se añade la obra siguiente: 1. Antigüedad de la Metropolitana iglesia, catálogo de sus obispos y arzobispos, y excelentes grandezas de que está adornada. Manuscrito en 4.° que original he tenido en mi poder.


FR. SEBASTIÁN DIONISIO COLERA. (Cólera)

1690.

Carmelita, natural del lugar de Manises, cerca de Valencia, de quien habla Ximeno, tomo 2, pág. 89, colocándolo en el año 1681. Se añade que nació en 7 octubre de 1651. Fue instruidísimo en las matemáticas, teniendo muchas disputas con su contemporáneo el P. Tosca, a quien proponía grandes dificultades. Hizo una lucida oposición en esta universidad a la cátedra de matemáticas, y no habiéndola logrado, marchó a Salamanca, donde la obtuvo en aquella universidad, y regentándola, murió por los años de 1690.

Consta así de un manuscrito que dejó en el Carmen de Valencia el maestro Fr. José Despuig. Además de las obras que cita Ximeno, escribió:

1. Tractatus theologicus et dogmaticus Agiographicus de theologia Scripturistica seu Agiographica id est de verbo scripto, sive de Sacra Scriptura, manuscrito en 4.° Obra que aunque en estilo menos culto, no deja de contener cosas dignas y excelentes. Se conservaba este manuscrito en el convento de Valencia.

2. Manuscritos varios y de varias materias; comenzóle (como él mismo dice) en 1 de enero de 1678, residiendo en el convento de Játiva, en un tomo en folio que comprende 309 fojas.

3. Suma Astrónomo-lógica, propónese lo mejor y más selecto de toda la Astronomía y Astrología, así especulativa como práctica, recogido de los mejores y más graves autores, así antiguos como modernos, que de esta materia han escrito; y especialmente ajustado a la racional y física astrología gálica del célebre Juan Bautista Morino, restaurador de la astrología. Comenzóse a 13 de junio del año 1690. Autor el P. Fr. Sebastián Dionisio Cólera de Avinent, carmelita valenciano. Ofrécela a los ingenios españoles. Trasladóla de su original Emmanuel Llorens su amantísimo discípulo. Manuscrito en 4.° Está dividido en dos partes, la primera trata de la astronomía, y la segunda de la astrología. La he tenido en mi poder.

FR. CRISTÓBAL BAS.

1691.

Religioso mercenario. A más de lo que nos dice Ximeno en su tomo 2, pág. 109, tratando de este autor, puede conocerse su excelente ingenio y esmero en la poesía, por la obra del núm. 2: Afectos de un corazón contrito, que es un acto de contrición en cuartillas continuadas, que forman un coloquio místico, dirigido al santo Cristo de la capilla de S. Juan de Letrán, en su convento de la merced de Valencia. En otras muchas poesías que compuso, como son: una glosa en cuatro décimas que se leen a la pág. 205 del libro intitulado: luces de la aurora, que refiere las fiestas con que el convento de S. Francisco celebró en Valencia el decreto de la concepción, impreso en 1665, en 4.° Del mismo hay una cuartilla glosada, con décimas, en el parnaso de S. Francisco Xavier, impreso en Valencia, año 1687, en 4.°, página 12; y en la 240, una poesía que comprende tres, y notada cada una con su número distinto: si se lee comenzando de la primera columna, resulta romance heroico; comenzando a leerse de la segunda columna, es romance regular de ocho sílabas; y si de la tercera, queda en clase de endechas. Escribió también: 1. Guerra contra guerra. Madrid año 1683, en 4.° ; son nos certámenes. Se publicó anónimo.


FR. DAMIÁN ESTEVE.

1692.

Religioso mercenario, hijo del convento y villa del Puig. La obra que cita Ximeno, tomo 2, pág. 114, al núm. 1, intitulada. 1. Demostración legal y política. Se imprimió, aunque variado algo el título, el año 1677, en folio.

En la librería del convento del Puig se conserva otro tomo en folio de: 2. Cartas latinas.

Son diez muy largas, en especial la nona, que es: Ad Illustrissimum D. Iohanem Caramuel Episcopum. De carmine, et de Simbolo Astronomico Pithagoraeo et Bedae. Del que ya el P. Fr. Francisco Martínez hace mención en la Historia de Nuestra Señora del Puig, lib. 1, cap. 1, pág. 8.


D. JOSÉ RAMÍREZ.

1692.

Presbítero, de la congregación de S. Felipe Neri, natural de Valencia, de quien Ximeno habla, tomo 2, pág. 3. Se añade que la obra del núm. 1, que de este autor trae nuestro bibliógrafo, intitulada: Via lactea, se reimprimió en Milán, esto es, Mediolani ex Tipographia Iosephi Ambrosi, Maietae 1680, en 8.°, edición anterior a la que cita Ximeno. Fue nuestro autor aficionado a la poesía, como se ve a las páginas 455, 459 y 461 del libro de fiestas a San Juan de Mata y S. Félix de Valois, del P. Rodríguez, en donde hay tres jeroglíficos de los cuales el primero llevó el tercer premio. Otras varias obras suyas de esta clase se hallan al fin del sermón de honras del V. Dr. Gaspar Blas Arbuixech, predicado por el arcediano Ballester en 1671. Sin duda era nuestro autor aficionadísimo a este ramo de poesías; pues en las honras funerales de la Reina María Luisa de Borbón, solemnizadas en esta ciudad en 1689, compuso nuestro Ramírez sesenta jeroglíficos según la obra que de ellos escribió D. José Ortí, pág. 157.


D. VICENTE TEXEDOR DE BELVÍS Y NONCADA.

1693.

Natural de S. Felipe, antes Xátiva, caballero del hábito de Montesa, señor de Montartal, capitán de caballos en el reino de Valencia, y Maesse de campo de infantería española. Era muy aficionado a la poesía, y por ello fue secretario en una academia que se celebró en su patria, respondiendo en prosa y rematando en verso a los asuntos encomendados a los poetas, y que estos proponían en prosa, concluyéndoles con una copla ya de consonantes o de asonantes; cuya academia publicó con este título: 1. Académico pensil de las musas. Dispuesto y compuesto en el breve espacio de 9 días; plantado en casa del Sr. D. Miguel Figuerola y Castro caballero de nuestra señora de Montesa; y meritísimo gobernador de la ciudad de Játiva. Valencia, por Francisco Ciprés, año 1669, en 4.° 

Hállanse versos de nuestro Texedor en los folios 239, 266 y 264 de las fiestas de la virgen de los desamparados, y en las de S. Juan de Mata, páginas 427, 502 y 528. Y amás en el de las que se hicieron en Almansa a la canonización de S. Pascual Bailón, escritas por el Dr. D. Pedro Luis Cortés, en la pág. 137 hay una glosa a una cuartilla; un soneto pág. 155, y décimas, pág. 166. Con otras que corren en diferentes certámenes y academias, tanto en su patria, como fuera de ella. Y como las referidas fiestas de Almansa se hicieron en 1692, por ello lo colocamos en este año.


FR. GASPAR NAVARRO.

1694.

Religioso carmelita, natural de Valencia, del que habla Ximeno, tomo 2, pág. 119. Se ha de añadir que de la obra del núm. 3, intitulada: Narratio Evangelica Mathaei, de la que imprimió no más un tomo, dejó el segundo concluido, y dispuesto para la estampa; pero le sobrevino la muerte, y se desapareció, como también los medios que había tomado para su publicación.

Núm. 4. Otros tratados de teología escolástica, los que son: 1. De esse Dei piusque atributis. Le concluyó día 12 de junio 1655. 2. De Scientia Dei. Día 22 de junio de 1654. 3. De voluntate Dei. Día 20 junio de 1657. 4. De sacro Triados mysterio. Lo acabó en 17 de junio 1658. 5. De sensibus sacrae scripturae. Lo acabó en 9 junio de 1666, y antes: Index Sacrorum Bibliorum voces abstrusiores referens, et exponens.


GABRIEL VERDÚ.

1694.

Natural de la villa de Catí, diócesis de Tortosa. Presbítero, doctor teólogo, beneficiado en la metropolitana de Valencia, y en ella penitenciario de su cabildo; de donde pasó a ser cura de la parroquial de la villa de Julilla, (Chulilla) arzobispado de Valencia. Escribió:

1. Descripción de Catí. Manuscrito.

2. Vida política, y muerte del Excmo. Sr. D. Fr. Isidoro Aliga arzobispo de Valencia. Manuscrito.


CRISÓSTOMO MARTÍNEZ.

1694.

Natural de Valencia, pintor de profesión, bastante diestro en su facultad, y tan laborioso, que sin embargo de estar falto de salud y accidentado del mal de gota en manos y pies, emprendió por los años 1680 unas tablas de anatomía, para cuya perfección pasó a Francia, y después a Flandes, donde delineó y grabó:

1. Veinte tablas de anatomía, inventadas, delineadas y grabadas por él todas, en pliegos de marca mayor y algunos de dos.

En cada una presenta a lo natural las partes del cuerpo humano, con propiedad y hermosura, añadiendo de letra suya al pie o al dorso de cada lámina la correspondiente explicación en español. En una de ellas, que es de dos pliegos, y contiene tres figuras humanas de estatura proporcional, hay un círculo, y dentro de él, un esqueleto de menor tamaño, y con letras de buril está firmado el autor de esta manera: Chrisostomus Martinez Hispanus, invenit delineavit, sculpsit. Cum privilegio Regit. La voz Hispanus está añadida en la impresión. 

Paran dichas tablas en poder de la ciudad de Valencia, a quien las envió desde Flandes, suplicando al mismo tiempo algún socorro para su continuación.

La ciudad, en vista de los informes y aprobación de peritos, médicos y cirujanos, deliberó se le diesen ochocientas libras para auxiliar de algún modo los gastos que inevitablemente cuestan a sus autores tales obras; pero habiéndole sobrevenido la muerte, acaecida por los años de 1694, no pudo concluir la suya, la cual aunque imperfecta, y comprensiva de solas veinte láminas, se conserva en la referida ciudad de Valencia. En un retrato suyo que poseo, grabado seguramente por él, con trofeos de su arte, tiene esculpido al pie: 

CHRISOSTOMVS MARTINES VALENTIANVS

Anagramma

ISTIC INTER SVMMOS IN ARTE SVA VOLANS

Epigramma

Quod praedocta, manu, tua Musa Poesis adumbrat 

Hoc Pictura Loquens Carmine nostra refert

Vtraque Pingentem digna te hac Laude Coronat

ISTE SVA SVMMOS INTER IN ARTE VOLAT

Hieronymus Lopes Ecclesiastes Burdigalensis Regius

Sacra Facultatis academia Burdiga.

Professor.     

Habla de nuestro Crisóstomo Rodríguez, bibliot. Valent. pág. 103.


D. FR. MARCELO MARONA.

1694.

Religioso dominico, natural de la ciudad de Valencia, de quien habla Ximeno, tomo 2, pág. 117. Se añade que además de las obras que trae de nuestro autor, compuso también: 1. Gramática en tercetos castellanos, de que hace ya mención Ximeno, pág. 117, col. 2.

2. Letanías latinas a la Virgen del Rosario, a S. Vicente Ferrer, S. Luis Bertrán, y Santo Tomás de Aquino en esdrújulos. Se han impreso, y se cantan en predicadores.

3. Rithmus in laudem S. Th. Aquin. imitando la secuencia del Corpus, que empieza así: Lauda Ecclesia Saluatorem, qui tibi quintum Doctorem, Sanctum Thomam contulit.

4. Officium de SS. Vincentio Ferrario, et Ludovico Bertrando Confesor Ord. Praed. Se imprimieron en Valencia por Gerónimo Vilagrasa, año 1673. Lo compuso para rezarle Feria II non impedita; y por eso tiene doce lecciones para otros tantos meses del año. En cada una de ellas pone primero una virtud de S. Vicente, y después dice cómo la imitó S. Luis.

5. Officium propium S. Ludovici Bertrandi Confes. Ordin. Pradic. Existe manuscrito en el archivo.

6. Oratio in solemnitate Generalium Comitiorum habita coram Rmo. Generali, et Diffinitoribus Valentiae 1647. Se conserva original en el tomo segundo de papeles varios, en 4.°, en Santo Domingo.

Las dedicatorias en la colección de las obras de Granada, impresas en Madrid por Juan García Infanzón, tres tomos en folio, son de nuestro autor, aunque van en nombre de Gabriel de León.


D. JOSÉ PÉREZ DE MONTORO.

1694.

Natural de Játiva, del que trata Ximeno, tomo 2, pág. 116. Se añade que todas las obras líricas y poéticas de este autor, se imprimieron con este título:

1. Obras póstumas, líricas, humanas de D. José Pérez de Montoro, secretario de S. M. Recogidas y dadas a la estampa por D. Juan de Moya. Madrid, en la oficina de Antonio Marín, año 1736, dos tomos en 4.°


D. PEDRO LUIS CORTÉS.

1696.

Presbítero, valenciano, nació en la villa de Ibi, reino y arzobispado de Valencia; estudió en esta universidad, en la que se graduó de maestro en artes y doctor en sagrada teología: fue en ella catedrático de filosofía, y siendo sacerdote obtuvo el curato de la santa iglesia de Orihuela, de donde se trasladó al de la parroquial de San Pedro de la villa de Novelda: por medio de permuta pasó a serlo a la de S. Salvador de la real villa de Ibi, su patria, donde permaneció hasta su muerte, acaecida el último día de octubre de 1696. Cultivó con mucha facilidad y gracia las musas, y publicó:

1. Demostraciones festivas con que la noble, antigua y siempre leal villa de Almansa celebró la canonización de su especial patrono y abogado S. Pascual Bailón, de los descalzos de S. Francisco, en su convento de Santiago, adonde vivió y obró muchos milagros. Escribiólas el Dr. Pedro Luis Cortés. Y las saca a luz D. José López de Huesca, regidor de dicha villa. Madrid, imprenta real, por Mateo de Llanos, año 1693, en 4.° 

2. Métrica oración panegírica que en variedad de metros, elogia la vida de S. Pascual Bailón. Es una poesía muy larga que corre al principio del antes referido libro.

Fue fiscal de la justa y vexamen de las poesías que se presentaron en estas fiestas. Y en ellas hay de nuestro Cortés las siguientes: canción y octavas, en la 138; una glosa con cuatro décimas, página 152, un romance en la 157; y pág. 167, otras décimas; y el vexamen, pág. 171.

Consta que era natural de Ibi, porque en la pág. 103, dice: “la devoción que toda mi vida tengo al santo, y ser uno de los milagros aprobados por la sacra congregación de ritos, para la gloria de su canonización, la fuente de la villa de Ibi, mi patria...”

En la pág. 206 hay un romance al milagro que S. Pascual Bailón hizo en la real villa de Ibi, con Domingo Pérez (que hoy vive, dice), y fue que al invocar su nombre dio un golpe con un azadón entre unas peñas, y salió una fuente que no ha faltado jamás: es uno de los aprobados para su canonización. Este romance es composición también de nuestro Cortés. 


FRANCISCO LLORENS.

1696.

Natural de la ciudad de Valencia, ciudadano, jurado en cap (o primero) de la dicha ciudad en el año 1656. Fue enviado con una embajada en representación del ayuntamiento a Felipe III, y con este motivo compuso lo siguiente: 1. Informe a la Magestad del Rey nuestro Señor D. Felipe el grande, III de la Corona de Aragón, que propuso Francisco Llorens en justificación de haber resuelto su embajada la ciudad y consejo general, y de las otras deliberaciones que fueron medio para su ejecución. Valencia, sin año ni nota de impresor, en folio.

Este escrito versa sobre desavenencias entre el virrey y justicia criminal, mandándole aquel que cuando fuese a verle entrase sin vara, lo que motivó a la ciudad a hacer el informe antecedente a favor del justicia criminal.

Francisco Llorens tuvo tanto crédito en la ciudad, que sirvió muchísimas veces el empleo de jurado, y otros, como fueron en los años 1652, 53, 56, 64, 72, 74, 75, 76, 80, 83, 91, 93, 94 y 1696, por lo que le colocamos en este año.


VICENTE CARBONELL.

1696.

Natural de la villa de Alcoy, del que habla Ximeno, tomo 2, pág. 71, al año 1672. Se añade que trabajó: 1. Representación histórico-genealógica que dio a S. M. Impresa en 1696, en folio. En ella recuerda y refiere su alcurnia y ascendencia por grados, desde el capitán Poncio Carbonell, que vino a la conquista del reino de Valencia, hasta el mismo D. Vicente Carbonell. He visto un ejemplar. Hay otro manuscrito, acaso el original que se guarda registrado en el archivo de la bailía general y real patrimonio, armario número 15 de papeles en folio, que contiene varios manuscritos auténticos, reales cédulas, privilegios y ejemplares de memoriales.

Siendo impresa dicha Representación en 1696, colocamos en él a nuestro escritor.


V. RUFINA ROS DE JESÚS.

1697.

Natural de la ciudad de Orihuela, donde nació, y fue bautizada martes 5 de febrero de 1658 en la parroquia de santa Justa y Rufina: fueron sus padres Ginés Ros y Vicenta Martínez. Tomó el hábito de la tercera orden de S. Francisco, martes 25 de marzo de 1681. Era sobrina del V. hermano Gerónimo Tomás de Casanova y Sanchiz, que murió en Granada, y cuya vida escribió D. José Vicente Ortí y Mayor, como dice Ximeno, tomo 2 de escritores valencianos, folio 316, columna 1: allí mismo consta escribió dicho Ortí también la de nuestra Rufina. Ambas vidas existían originales manuscritas en el archivo del real monasterio de S. Miguel de los Reyes, cajón de papeles de la casa real de Nápoles &c. Murió en jueves 1 de agosto de 1697, a los 39 años de su edad; fue enterrada en la iglesia del convento de S. Gregorio de religiosos franciscos descalzos, y llevado su cadáver en hombros de sacerdotes, celebrándole exequias en la parroquial de Santa Justa y Rufina miércoles 21 de agosto del referido año: dijo la oración fúnebre su director el P. Fr. Pedro Domingo, religioso francisco descalzo en la provincia de S. Juan Bautista, y se reimprimió dicho año en Orihuela por Jaime Mesnier. En 4.° De orden de su director escribió 1. Su vida, manuscrita.

Compuso unas poesías para expresar su afecto en la noche de Navidad, como más extensamente consta de su vida ya insinuada por D. Vicente Ortí.


FR. JOSÉ PARDO DE LA CASTA.

1698.

Religioso carmelita, natural de Valencia. A lo que dice Ximeno, tomo 2, pág. 127, al núm. 3, hablando de este autor, añadimos que cultivó las musas, como se manifiesta en las poesías que insertó en la página 35 de la academia que se celebró en Valencia, titulada: Sol de academias. También hay un romance en la pág. 394 del libro compuesto por el P. Rodríguez de fiestas a S. Juan de Mata y S. Félix de Valois. Y en el libro intitulado: luces de la aurora, que son de fiestas a la purísima concepción, historiadas por D. Francisco de la Torre, las hay también en las páginas 208, 296 y 315.


FR. JUAN BAUTISTA FORT.

1698.

Religioso dominico, natural de la ciudad de Valencia, e hijo de hábito del convento de predicadores de dicha ciudad. Fue discípulo del célebre maestro Lerma, de dicho orden, y un varón observantísimo, teólogo muy docto, predicador y poeta. Tuvo muchos oyentes en sus sermones, siendo tal su fama, que predicó diez cuaresmas, esto es, desde el año 1689, hasta el de 1698 inclusive, en el lugar de Belloch.

Escribió: 1. Sermones, tres tomos en 4.° Manuscritos que se guardaban en el convento de predicadores.

2. Sermón de los santos patriarcas S. Juan de Mata y S. Félix de Valois, fundadores de la orden de la santísima trinidad. Valencia por Benito Macé, año 1669, en 4.°

3. El prodigio de Belloch. Auto sacramental de la milagrosa imagen de la virgen del adyutorio, la cual está en el término de la villa de Belloch: manuscrito que dice el canónigo de Tortosa Jaime Mateu, en la historia del referido pueblo, pág. 6, tenía en su poder, y se había representado en dicho lugar en 14 de agosto de 1690.

             

FR. JOSÉ DOMINGO PONTÍ. 

1698.

Religioso dominico, natural de la ciudad de Valencia, de quien habla Ximeno, tomo 2, pág. 132. Fue muy instruido en la lengua latina, como lo manifiesta la carta que en el año 1659, siendo secretario del obispo de Vique D. Francisco Crespí de Valdaura, escribió en nombre de este, a su santidad, suplicando la canonización de S. Toribio, arzobispo, de Lima. También era excelente poeta latino, como lo prueban los 18 dísticos que hizo a la fiesta de la traslación de los santos mártires Luciano y Marciano, celebrada en Vique, día 24 de agosto 1664; y se llevó el premio del certamen poético. Están dichos versos en la pág. 503 de sus manuscritos, y en la 479 se halla: “Síguese un elogio en oración panegírica, que se recitó en el convento de Sta. Catalina mártir de la orden de predicadores al ángel Sto. Tomás de Aquino, en su día del año 1657, la cual dispuso en hexámetros, y la tomó de memoria un licenciado artista, que para imprimirla se añadió.”

Síguense después muchas poesías castellanas en el volumen de sus memorias, y aunque no se expresa que sea autor el maestro Pontí, es muy natural que fueran suyas. En este mismo volumen de sus obras, que es el número con el tomo 14 de papeles varios en folio, y se conserva en el convento de predicadores de Valencia.

Se hallan otras obras manuscritas de nuestro autor, a saber: 1. Las moscas de S. Narcís de Gerona.

2. Noticias curiosas.

3. Noticias necesarias assi á los que leen como á los que escriven Historias, Computos, y Chronologias, que son primeros principios para este fin.

4. Historia verdadera de los Santos Mártires Abdón y Senén Reyes de Persia martirizados en Roma y traídos à Arlés del Rosellón.

5. Noticias mathematicas, diferente de la obra del núm. 2 citada por Ximeno.

5. De la aplicación de las Misas.

7. Camino llano para religiosos y religiosas.

8. Tratado de oración para principiantes y novicios, que concluye con estas palabas: “Este breve raudálico le ofrece para que refresque el Novicio principiante con obsecuente voluntad el M. Fr. José Pontí, calificador del Sto. Oficio en Predicadores de Valencia.” Y luego añade. “Mas prosigamos algo de santos ejercicios...” Y seguidamente pone este título: Qué empleos se podrán hacer después de la oración mental.

D. JOSÉ SALA.

1699.

Natural de la villa de Elche, reino de Valencia, canónigo, maestre escuela en la colegial de Alicante y su catedrático de escritura, calificador del santo oficio en los Reinos de Valencia y Murcia, y examinador sinodal en el obispado de Orihuela. Publicó:

1. Sermón panegírico a S. Juan Bautista en las fiestas que se celebraron en la ciudad de Alicante en hacimiento de gracias por la feliz elección de Gran Maestre de Malta en el eminentísimo señor D. Ramón de Perellós y Rocafull. Orihuela por Jaime Mesnier, año 1699, en 4.° Lo publica Juan Bautista Carciniani, cónsul de la nación maltesa, con una breve relación de lo actuado en dichas fiestas.

En una carta de un anónimo, que precede a la dedicatoria que hace el dicho Carciniani al mismo D. Ramón de Perellós, se dice que nuestro Sala tenía compuestas:

2. Muchas obras de Cuaresmas, varios panegíricos, resoluciones y otros escritos.

Y más abajo se explica de esta suerte: “Oh! quiera Dios que así mismo salgan a luz todos sus escritos, y noticiosos desvelos escolásticos y morales, para que sea por ellos el autor conocido, como por espejo de las edades presentes y venideras, no encerrándose su esclarecido nombre en sola su Ilicitana patria.”


MATÍAS RAMÍREZ.

1699.

De quien habla Rodríguez, Bibliot. Valentina, folio 330, col. 2, y le omite Ximeno. Fue natural de la villa de S. Mateo. Doctor en medicina, y maestro de letras humanas en la ciudad de Alcañiz, en Aragón. Escribió: 1. Gramática de Príncipes. Impreso en Zaragoza. “Así me lo han ministrado (dice Rodríguez) de S. Matheo”, y no sabiendo el año en que se imprimió su gramática, lo colocamos a fines del siglo XVII.


D. FREY HIPÓLITO DE SAMPER Y GORDEJUELA.

1700.

Del orden de Montesa, natural de Valencia, del que habla Ximeno, tomo 2, pág. 135. Fue persona de tantas prendas, que mereció los mayores honores de varios autores, entre ellos D. José Pellicer de Ossau y Tovar, en su Sincello de las iglesias, en la prefacion y dedicatoria. Además de las muchas obras que cita Ximeno, escribió también: 1. Breve relación de la milagrosa imagen de nuestra señora de los desamparados de la ciudad de Valencia y de la copia que goza esta Corte (de Madrid) en la iglesia del real hospital de los Reinos de la Corona de Aragón.

Corre al principio del sermón que predicó el P. Fr. José de Madrid a 9 de febrero 1686, publicado por el mismo Samper en dicho año, con el título siguiente: Gratulación sacra en la primera solemnidad que dedicó a la santa imagen de nuestra señora de los desamparados, nuevamente erigida y colocada en el real hospital de nuestra señora de Monserrate de esta Corte &c.


FR. JOSÉ CARBÓ.

Natural de Valencia, religioso trinitario calzado (del que habla Rodríguez, Bibliot. Valent. folio 483). Fue hijo de hábito del convento de su patria, maestro en teología, y ministro. Logró tener un gran numen para la poesía, como se ve en el certamen celebrado en Valencia el año 1668 a S. Juan de Mata y S. Félix de Valois, comprendido en el libro de fiestas a dichos santos, del P. Rodríguez; pues en él escribió el vexámen que está a las páginas 503 y siguientes, y también hay poesías suyas en las páginas 426, 438, 466, 476 y 483. Son de Carbó los primeros versos de todos los asuntos que para el certamen se propusieron, como lo declara el autor del libro, pág. 425. También tiene versos en el Parnaso de S. Francisco Xavier, pág. 266; y en las páginas 78, 98 y 99 de la academia celebrada en el palacio real de Valencia, al cumpleaños de Carlos II; y en otra academia que se celebró en esta ciudad, impresa por Vicente Cabrera, año 1685, a las páginas 19 y 20. En el libro: Funesto jeroglífico, que es de exequias a Felipe IV, celebradas en Valencia, año 1666, hay poesías en la página 115, y también al principio. Las hay en el libro de fiestas a nuestra señora de los desamparados, en las páginas 218, 231, 255, 259 y 282. En el libro: luces de la aurora, pág. 245, y en lemosín 332, hay versos de Carbó. Y como el padre Rodríguez, hablando de este religioso no dice haber muerto en 1700, le colocamos en este año.


FR. AGUSTÍN ÁVILA.

1700.

Religioso franciscano de la provincia de Valencia, natural de Concentaina. Pasó a Guatemala (Goatemala), donde vivió 40 años sirviendo de ejemplar por sus virtudes monásticas. En el mismo día de su fallecimiento, como dice Beristain (1: en su biblioteca, pág. 125), que fue a fines del siglo XVII, se predicó en la iglesia de su convento el Elogio fúnebre, en que después de ponderar el orador su humildad profunda, su penitencia asombrosa, su celo apostólico, sus éxtasis frecuentes, y otros prodigios singulares de santidad, añadió sin escándalo y aun sin admiración del auditorio, que desde la fundación del orden seráfico apenas se encontraría un hijo de San Francisco que hubiese observado con más perfección que el P. Ávila la regla de su santo patriarca. Escribió y se conserva en la biblioteca del convento principal de Guatemala: 1. Libro de la explicación de la doctrina cristiana en lengua Kiche.                     

Continúa en los anónimos.


sábado, 13 de julio de 2019

María Luisa de Parma, tele de sincuantasing pulgades

María Luisa de Parma robán dissimuladamén una tele de 55 (sincuantasing) pulgades


Patrossine esta entrada: Puyo Valderrobres.

Puyo área tecnológica, Valderrobres, la estirpe de Ramonet Puyo (que bon sel tingue)


María Luisa de Parma (Parma, 9 de diciembre de 1751-Roma, 2 de enero de 1819) fue reina consorte de España como esposa de Carlos IV, de quien era prima carnal por el lado paterno. Era nieta de Luis XV de Francia, hermana de Fernando I de Borbón-Parma y también prima carnal de los reyes franceses Luis XVI, Luis XVIII y Carlos X. Se la considera la última reina del Antiguo Régimen en España.

Era hija de Felipe I, hermano de Carlos III de España y duque de Parma y de la princesa Luisa Isabel de Francia, hija del rey Luis XV. Según muchos historiadores,[cita requerida] recibió una educación discutible, bajo influencia del controvertido abad Étienne Bonnot de Condillac, quien defendía ciertas libertades en cuanto a moralidad que en aquella época resultaban impropias de las damas nobles.

En 1765 contrajo matrimonio con el príncipe de Asturias, futuro Carlos IV; eran primos carnales por vía paterna y parientes cercanos por la vía materna de María Luisa. En 1788 se convirtió en reina consorte de España tras producirse la muerte de su suegro el rey Carlos III y ser reconocido como rey de España su esposo, Carlos IV. María Luisa de Parma ejerció una gran influencia sobre su marido. Sufrió un ostensible deterioro físico por los numerosos embarazos y partos. Un problema que tuvo María Luisa fue que varios de sus hijos tenían problemas de salud y de crecimiento: de niña la infanta Carlota Joaquina era demasiado pequeña para su edad; la infanta María Amalia también era demasiado pequeña y estaba constantemente enferma; el príncipe Fernando era muy enfermizo y físicamente inmaduro (llegó a rasurarse por primera vez a los 18 años); de niña la infanta María Isabel era demasiado pequeña para su edad. Esto provocó fuertes rumores en la corte que decían que una maldición pesaba sobre María Luisa y que por eso sus hijos eran enfermizos y físicamente inmaduros. La correspondencia diplomática de diversos embajadores acreditados en España revela los rumores que corrían en la corte madrileña sobre la mala salud de los hijos de María Luisa, particularmente en la década de 1780, que es cuando los rumores tomaron mayor fuerza tras la muerte de los infantes gemelos en 1784.

Tras el matrimonio en 1802 del príncipe Fernando con María Antonia de Nápoles, que mantuvo una mala relación personal con ella —la animadversión era mutua; María Luisa le escribió al favorito Manuel Godoy: «¿Qué haremos con esa diabólica sierpe de mi nuera y marrajo cobarde de mi hijo?»—, el llamado «partido napolitano» formado alrededor de los príncipes de Asturias lanzó todo tipo de insidias contra ella y contra Godoy, que la reina madre de Nápoles María Carolina, instigadora de las acciones de su hija, se ocupaba de difundir por toda Europa. Entre otras calumnias se llegó a decir que Godoy era el verdadero padre de la infanta María Isabel de Borbón y del infante Francisco de Paula de Borbón. La reacción de Godoy fue fulminante: en septiembre de 1805 ordenó la expulsión de la corte de varios nobles del entorno de los príncipes de Asturias y más tarde expulsó de España al embajador de Nápoles y su esposa, poco después de que a finales de diciembre de 1805 el reino de Nápoles fuera conquistado por Napoleón y la reina María Carolina destronada, con lo que desaparecía la que había sido el principal referente político del «partido napolitano».

Después del fallecimiento en mayo de 1806 de la princesa de Asturias, el ahora llamado «partido fernandino» mantuvo los ataques contra la reina y contra Godoy.​ Con el pleno consentimiento y participación del príncipe Fernando se continuó con una soez campaña de desprestigio contra ellos que consistió en la elaboración de dos series de treinta estampas a todo color cada una, acompañadas de textos que explican o complementan los dibujos, en las que, en palabras del historiador Emilio La Parra López, «en tono procaz y a base calumnias se ridiculizó hasta lo indecible a la reina y a Godoy». La primera serie estaba dedicada al encumbramiento de Godoy —apodado en las estampas como «Manolo Primero, de otro nombre Choricero» o como AJIPEDOBES (que debe leerse de derecha a izquierda)— gracias a los favores de la reina María Luisa que era presentada como una depravada sexual devorada por la lujuria.

Estuvo enfrentada con numerosos miembros de la Corte española del momento. Destacó la rivalidad que mantuvieron la reina y la duquesa de Alba, musa de Goya. También tuvo desavenencias con la duquesa de Osuna.

La firma del Tratado de Fontainebleau (1807) provocó la entrada del ejército francés en España. Coincidiendo con este hecho se organizó una conjura en la que tomó parte el príncipe de Asturias, Fernando, futuro Fernando VII. El 17 de marzo de 1808 tuvo lugar el Motín de Aranjuez que logró la caída de Manuel Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo. Napoleón Bonaparte aprovechó la situación para intervenir en España al forzar a su vez la abdicación de Carlos IV en su favor y la renuncia del príncipe Fernando a sus derechos de sucesión. Napoleón les había obligado a acudir a Bayona. Este episodio es conocido como las abdicaciones de Bayona y tuvo lugar el 5 de mayo de 1808.

María Luisa acompañó a su marido al destierro, primero en Francia, confinados por Napoleón en Compiègne, y posteriormente en Roma, donde falleció, reinando ya su hijo Fernando en España, el cual ordenó el traslado de los restos de sus padres para ser enterrados en el Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial.

María Luisa y Carlos IV tuvieron catorce hijos en trece embarazos (aparte de estos, la reina tuvo 10 embarazos más que acabaron todos en abortos espontáneos,​ lo cual suma un total de 23 embarazos). De ellos, siete llegaron a la edad adulta:

La familia de Carlos IV (1800), obra de Francisco de Goya, Museo del Prado.

La familia de Carlos IV (1800), obra de Francisco de Goya, Museo del Prado.
Carlos Clemente (19 de septiembre de 1771 - 7 de marzo de 1774)
Carlota Joaquina (25 de abril de 1775 - 7 de enero de 1830), reina de Portugal
Un aborto de una niña en el 4º mes de embarazo (19 de diciembre 1775)
Un aborto de una niña en el 6º mes de embarazo (16 de agosto de 1776)
María Luisa (11 de septiembre de 1777 - 2 de julio de 1782)
Un aborto en el 1.er mes de embarazo (22 de enero de 1778)
María Amalia (9 de enero de 1779 - 22 de julio de 1798)
Carlos Domingo (5 de marzo de 1780 - 11 de junio de 1783)
Un aborto de un niño en el 4º mes y medio de embarazo (17 de enero de 1781)
María Luisa (6 de julio de 1782 - 13 de marzo de 1824), reina de Etruria
Carlos Francisco (5 de septiembre de 1783 - 11 de noviembre de 1784)
Felipe Francisco (5 de septiembre de 1783 - 18 de octubre de 1784)
Fernando VII (14 de octubre de 1784 - 29 de septiembre de 1833), rey de España.
Carlos María (29 de marzo de 1788 - 10 de marzo de 1855), pretendiente carlista.
María Isabel (6 de julio de 1789 - 13 de septiembre de 1848), reina de las Dos Sicilias.
Un aborto en el 1.er mes de embarazo (4 de diciembre de 1789)
Un aborto en el 1.er mes de embarazo (30 de enero de 1790)
Un aborto en el 1.er mes de embarazo (30 de marzo de 1790)
María Teresa (16 de febrero de 1791 - 2 de noviembre de 1794)
Felipe María (28 de marzo de 1792 - 1 de marzo de 1794)
Un aborto de un niño en el 5º mes y medio de embarazo (11 de enero de 1793)
Francisco de Paula (10 de marzo de 1794 - 13 de agosto de 1865), duque de Cádiz.
Un aborto de un niño en el 4º mes y medio de embarazo (20 de marzo de 1796)
Un aborto en 1799.

Ha sido uno de los miembros más impopulares de la realeza española a lo largo de la historia. Hoy en día se tiende a matizar la leyenda negra que ensombreció su reputación en el siglo XIX. Su relación con Manuel Godoy, aunque muy estrecha, pudo carecer del componente sexual que se le suponía.
De joven, fue una princesa de aspecto agradable, al menos por los retratos que se conocen de Mengs y otros artistas. Pero ya casada, los sucesivos partos hicieron que perdiese casi toda la dentadura, como era común en la época, por lo que tuvo que recurrir a dientes postizos de marfil. Estas prótesis asombraban por su perfección.
En la corte circularon rumores que decían que una maldición pesaba sobre María Luisa pues varios de sus hijos habían muerto siendo muy pequeños.
Aún mayor, se sentía orgullosa de la turgencia de sus brazos, y encargaba sus vestidos con mangas apropiadas para lucirlos.
Su protegido, el primer ministro Godoy, le regaló un caballo (llamado Marcial) con el que fue retratada por Goya (Museo del Prado).
Se rumoreaba que ella y Godoy envenenaron a la primera esposa de Fernando, María Antonia de Nápoles.
La tarde del día 2 de enero de 1819, Fray Juan de Almaraz fue requerido por la reina para la que sería su última confesión. En ella le hacía partícipe de algo inaudito, algo que asombró al clérigo y que a la postre le iba a arruinar la vida: "Ninguno de sus hijos era de legítimo matrimonio". También le instó a que redactara un documento con esa declaración para que se hiciera público una vez que el confesor hubiera muerto. Instantes después, la reina fallecía. Fray Juan de Almaraz, pensó en la orden que le había dado la reina y a los pocos días, el 8 de enero de 1819, redactó un documento que guardó en sobre lacrado:
"Como confesor que he sido de la reina madre de España (q.e.p.d.) Doña María Luisa de Borbón. Juro imberbum sacerdotis como en su última confesión que hizo el 2 de enero de 1819 dijo que ninguno, ninguno de sus hijos e hijas, ninguno era del legítimo matrimonio; y así que la dinastía Borbón de España era concluida, lo que declaraba por cierto para descanso de su alma, y que el Señor la perdonase. Lo que manifiesto por tanto amor que tengo a mi rey el señor don Fernando VII. Por quién tanto he padecido con su difunta madre. Si muero sin confesión, se le entregará a mi confesor cerrado como está, para descanso de mi alma. Por todo lo dicho pongo de testigo a mi Redentor Jesús para que me perdone mi omisión".

Muy aficionada a las joyas, el principal creador de ellas durante su reinado fue Leonardo Chopinot, que llegó a ser Guardajoyas Real.

Películas en las que aparece el personaje de María Luisa de Parma.

Año Película Director Actriz que interpreta a la reina
2006 Los fantasmas de Goya Miloš Forman Blanca Portillo
1999 Volavérunt Bigas Luna Stefania Sandrelli
1995 Carlota Joaquina, Princesa do Brazil Carla Camurati Vera Holtz

La Parra López, Emilio (2018). Fernando VII. Un rey deseado y detestado. XXX Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias. Barcelona: Tusquets. ISBN 978-84-9066-512-1.
RUBIO, María José. Reinas de España. Siglos XVIII al XXI. De María Luisa Gabriela de Saboya a Letizia Ortiz. Madrid: La Esfera de los Libros, 2009.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Batalla de Valencia y origen ibérico del valenciano

Batalla de Valencia y origen ibérico del valenciano

http://www.elpalleter.com/Imagenesportada/max/Images/_Batalla.pdf



Fontibre, Font, Iber, Ebro, Iberus, fuente, Cantabria


En septiembre de este 2013, pensando en la controversia sobre las raíces iberas del valenciano (escaramuza estival entre insólitos personajes, dentro de la Batalla de Valencia), fui a observar el nacimiento del Ebro.
En Fontibre contemplé el pequeño estanque y manantial considerado, hasta hace poco, origen del río que da nombre a la península Ibérica.
Al 
lugar acuden numerosos visitantes desconocedores de que nace 20 kilómetros arriba, en el Alto Campoo. Hacia allí, remontando el cauce del Híjar, llegué al verdadero punto cero. Fue en 1987 cuando unos científicos del Instituto Geológico y Minero colorearon las aguas del Híjar y, como un Guadiana, observaron que resurgían en el manantial de Fontibre.

Hasta esa fecha, quien hubiera negado que el Ebro nace en Fontibre hubiera sido catalogado de ignorante o visionario. El interés en que el turismo siga dejando beneficios mantiene el equívoco.
Aquel día, mientras Fontibre rebosaba de turismo patrio, en la magnífica fonda ‘La Casuca’, junto al Híjar, estábamos cuatro gatos. A Fontibre y Reinosa les interesa mantener la tradición por interés crematístico.

Extrapolando la cuestión, también a instituciones como la AVL les beneficia defender que el valenciano ‘nació’ con la llegada de las tropas de Jaime I a Valencia en 1238. Posiblemente, en toda Europa no hallaremos académicos tan bien remunerados y con una sola misión:
propagar las teorías expansionistas del IEC de Barcelona. No obstante, con el truco del ibero puede que todo les sea más fácil.

el francés nace el 14 de febrero del 842, con la prosa de los Juramentos de Estrasburgo;
¿Cuándo y dónde nace el idioma valenciano?. El debate se ha planteado tan pedestremente que provoca sonrojo. Los idiomas, exceptuando los surgidos modernamente por hibridación (o creados artificialmente, como el esperanto de Zamenhof en 1887; o el volapuk de Schelyer, en 1880), tuvieron su nacimiento en la prehistoria, en sonidos simples y onomatopéyicos de colectivos cuya supervivencia dependía de la claridad gestual y fónica que comunicara peligro, negación o afirmación, placer o dolor.

No obstante, las mentes cartesianas que desean 
principio para todo consideran, por ejemplo, que el francés nace el 14 de febrero del 842, con la prosa de los Juramentos de Estrasburgo; o que el castellano comienza con la copia del cartulario de Valpuesta del siglo IX; pero los balbuceos de estos romances, con morfosintaxis y léxico singularizados del latín, se difuminan en la penumbra de antiguos sustratos.

cartulario de Valpuesta
cartulario de Valpuesta




Durante siglos, los idiomas pueden desarrollarse ágrafos o sin apenas testimonio escrito, como el vasco (alguna estela funeraria, Glosas de San Millán...); o carentes de anclaje oficial como el alemán, cuyas normas gramaticales y ortográficas aparecen estructuradas por primera vez en Die deutsche Rechtschreibung, de Konrad Duden (a.1880).

La especulación es inevitable en ensayos sobre la antigüedad de un idioma, sea el protofrancés o el protovalenciano.
Nadie puede afirmar que los valencianos, muchos de ellos bilingües, del siglo II d.C. no se comunicaran en el idioma prerromano o ibero que influiría en 
el latín vulgar hablado en Valencia, actuando de germinador del romance que progresivamente adquiriría categoría de lengua culta.
Hay que aclarar que llamamos valencianos a los habitantes de nuestro territorio de cualquier época, sin distinción de raza o religión; de igual modo que se considera, por ejemplo, andaluz a Séneca.

El productivo truco del ibero-catalán (ibers.cat)

Los peones de la Batalla de Valencia que ridiculizan el origen o sustrato ibero del valenciano, aceptan idéntica teoría para el catalán; estableciendo que etnia ibérica = etnia catalana. La teoría racista-idiomática comenzó a gestarse por el 1890, en el círculo de filólogos del L'Avenç, semanario que defendía la pureza aria catalana, la de los “alemanes de la península”, sin conexión con la "raça fanàtica, enderrerida" de españoles (L'Avenç, abril 1893).

El abogado iberista Joaquim Casas — correligionario de Pompeyo Fabra en L’Avenç—, publicaba sus ‘Estudis d'etnogenia catalana’ sobre el portentoso cráneo de los barceloneses, defendiendo que «el ciutadà francfortés és el català d'Alemanya» (L'Avenç, 1891, p.194).
Transcurrido el tiempo, Casas evolucionó hacia el buenismo franciscano como hábil recurso expansionista. No obstante, buscando distinguirse de los atrasados españoles, la teoría de una etnia autóctona catalana surgida del pueblo ibero arraigó entre los nacionalistas:

«Aquelles gents són els nostres avantpassats, aquella etnos ibèrica és la primera anella que la història ens deixa veure de la cadena de generacions que ha forjat l’ànima catalana» (Prat de la Riba: La nacionalitat catalana, 1907)

Expansionistas, pero no estúpidos, se percataron de las ventajas del binomio ibero catalán = Paísos Catalans. Ya no haría falta la rueda de molino de que el catalán, en 1238, llegó con el ejército de Jaume I cuando no existía ni Cataluña ni el catalán.

Arturo Quintana Font, truco del ibero



Mediante el truco del ibero, podrían referirse al protocatalán hablado en Valencia entre los siglos V a.C. al XII d. C., por ser el ibero-catalán quien habría culturizado el territorio desde Almería a Marsella. Si cuela, cuela.

Ignacio Sorolla Vidal, pupilo de Arturo Quintana Font
Ignacio Sorolla Vidal, pupilo de Arturo Quintana Font


Cómo aniquilar el valenciano con el truco del ibero-catalán

Actualmente, el truco del íbero es herramienta de clónicos colaboracionistas como Rafael Carril Cháfer (Játiva, 1970), enseñante emperrado en liquidar lo que él llama “panvalencianismo”, sentimiento que no desea ampliar fronteras hacia Tortosa, Cartagena o Albacete, sino mantener sin histerismos ni melodramas la tradicional cultura y territorio del Reino de Valencia (denominación que no implica ser monárquico, de igual modo que los republicanos catalanes usan lo de Principado y, los americanos, títulos como el de Condado de Valencia en Nuevo México).

El mensaje del clónico Carril es publicitado por entidades como la ‘Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya” (21/05/2011), dedicadas a reescribir la Historia rapiñando al vecino descuidado:
Colón sería el catalán Colom; el Quijote, obra catalana; y los valencianos, indígenas de una colonia de Cataluña.
El citado Carril —letrina de autoodio—, escribe panfletos contra el “monopoli de la ciutat de Valencia”, mientras ensalza a la magnánima Barcelona. Así, en ‘El substrat iber a la història de Catalunya’ insiste en las ventajas de la autodestrucción valenciana, proponiendo una nomenclatura ibérica para el Reino de Valencia:



«En la seva intervenció, el Rafel Carril (Xàtiva, 1970) va exposar la problemàtica política i social existent avui a València pel que fa a la relació amb Catalunya, problemàtica que va explicar fent referència a la història d'ençà els darrers tres segles. Com a causa de la divisió existent entre uns i altres, va assenyalar el monopoli polític de la ciutat de València en el conjunt del territori del país valencià i, alhora, va proposar per al país valencià una estructuració territorial en tres grans comarques d'inspiració ibera: Contestània, Edetània i Diània. Aquesta darrera, coneguda actualment com a ‘comarques centrals valencianes’, gaudeix d'una forta personalitat tant històrica com social» (Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya, 21 / 05 / 2011)


Carmen Huertas y el truco del íbero, no venimos del latín (catalán)



La propuesta, basada en el truco del ibero, impulsa la eliminación o degradación a eufemismo del topónimo Valencia, el gentilicio ‘valenciano’ y la denominación de ‘valenciana’ para la lengua, sustituyéndola por cualquier otra: llengua del Alacantí, el Xativí, llengua de la Contestània, de la Edetània, etc. El penoso autoodio de Carril le impulsa a destruir la indefensa personalidad valenciana.

Lean y analicen el mensaje en catalán de este colaboracionista de Játiva, producto de años de inmersión:

«Aquesta és la meva proposta: el País Valencià l'entendrem com dividit en dos gran territoris, l'Edetània al nord del Xúquer i la Contestània al sud. De fet, hem d'assumir que ningú està lliure d'aquest (valencià) i com que el tenim instal·lat a casa nostra, a les nostres ments i els nostres cors, no el podem desterrar de la nit al matí. Però si intentarem que agafen difussió i li prenguen l'espai a les denominacions panvalencianistes a poc a poc. Així parlarem per exemple de Contestània, de terres contestanes, o de Contestà o Edetà per referir-nos a la llengua. També és important que utilitzem procediments coadjuvants com parlar de Alcoià, Alacantí, Xativí, Castellonenc, i totes les que se vos ocurrisquen per referir-nos a la llengua. Ens cal utilitzar les seues estratègies: dividir per vèncer. De manera que quan més dividim i relativitzem el terme Valencià, més fragmentarem el panvalencianisme. A part d'això cal buscar una estratègia per implantar i consolidar la Contestània i l'Edetània. L'Edetània s'hauria de dividir en Edetània Sud, amb capital simbòlica a Llíria (que coincidiria amb l'antiga Edetà) i que aniria des del Xúquer fins a l'actual província de Castelló aproximadament, i l'Edetània Nord que, tal vegada, podría tindre com a capital Castelló, la menys conflictiva de les capitals valencianes. Deixe oberta la possibilitat de buscar una altra divisió anomenant a l'actual província castellonense Ilercavònia Sud. Pel que fa a la Contestània si trobe una divisió ben clara. Entre el Xúquer i Xixona la Contestània Nord o Diània amb capital simbòlica a Xàtiva, Saitabi, i per davall de la línia Biar-Bussot, la Constestània Sud que possiblement podria tindre la capital simbòlica a Elx. De totes aquestes demarcacions, trobe que la més forta avui, és Diània, que coincidix amb el projecte de les Comarques Centrals» (Carril: Projecte Ibers)

Con apoyo institucional, desde Cataluña se refuerza y difunde el ‘Projecte Ibers’; pero, al contrario que en Valencia, allí no anhelan sustituir el topónimo Cataluña, sino más bien afianzarlo y ampliar su frontera hasta Orihuela:

«Per mitjà del projecte ‘Ibers. Fonament nacional de Catalunya’, la Fundació d’Estudis Històrics de Catalunya vol aprofundir en la línia d’investigació que permeti treure a la llum les connexions que relacionen ibers i catalans. L’objectiu últim d’aquest projecte és eminentment pràctic: descobrir les arrels històriques profundes que fonamenten la nació catalana» (Auladell, Jordi: Director del Projecte Ibers, 2013)

Los mismos eruditos y filólogos del truco del iberodesquiciados de hambruna imperialista—, también pretenden aumentar sus glorias con fantasías como el Descubrimiento Catalán de América. No respetan la mínima norma del decoro intelectual:

«En definitiva, el projecte Descoberta Catalana d’Amèrica no té a veure amb la història d’Amèrica, sinó amb la història de Catalunya, amb el nostre deure d’establir amb veracitat i rigor els fets i els protagonistes de la nostra història i amb el nostre dret de conèixer i divulgar història pròpia; un dret que, sovint, ens ha estat negat.» (Descoberta Catalana d’Amèrica: Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya, 2013)

https://www.inh.cat/index.html Institut Nova Història /

Más cientifismo en la Batalla de Valencia: la ‘hostia ibero-catalana

El Ministerio de Cultura de España, generoso con lo que suponga fomentar el expansionismo catalán, sembrar el caos territorial y destruir a los valencianos, / también a los aragoneses chapurriaus de Aragónotorga subvenciones para editar obras como ‘Los vínculos europeos del substrato íbero. Substrato en el catalán’ (Barcelona, 2009), de Joan C. Vidal (Vilafranca del Penedès, 1975), iberista que participa junto al colaboracionista Rafael Carril de Játiva en las actividades de la Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya.

Ayudando al futuro ‘Imperi Català’, el iberista Vidal / como Ignacio Sorolla Vidal / también cuida la nomenclatura para que lo ‘valenciano’ sea eufemismo innombrable. Así, tratando de protolenguas de los siglos oscuros medievales, cita al “vasco, castellano, mozárabe levantino, aragonés, portugués, etc.” (Vidal, p.20).

als presentz


En su ensayo, Vidal afana un tesoro de palabras valencianas de sustrato ibero que, según dice, «fueron integradas en el antiguo catalán”. La conclusión sería que “el íbero estuvo íntimamente emparentado con el vasco”, y gran parte del léxico que se pensaba de origen occitano o provenzal sería derivado del ibero-vasco.

El truco del ibero es perfecto:
el provenzal-occitano sería, en gran medida, descendiente del ibero-vasco-catalán.

Así, el “catalán hostia” (bofetada) no derivaría necesariamente del latín hostia (‘víctima’, de hostire, ‘golpear’), al estar emparentado con el vasco oste (trasero animal), ostiko (coz) y ostikarazi (pisotear); indicios que «pueden apuntar a un origen iberovasco del catalán hostia» (Vidal, p.171).

/ El otro Vidal, Ignacio Sorolla Vidal está en la misma linea : 

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41507020
Los territorios (fuera de Cataluña y España) donde también se habla catalán.

//

La argumentación de Vidal soslaya que el semantismo latino de víctima perduró siempre, también en español: “ser una hostia o víctima” (Horcajo, E.: El cristiano, 1883). Tampoco sustenta su propuesta de ‘hostia catalana = bofetada’ con un mínimo corpus documental.
Además, el sust. fue frecuentísimo en el castellano medieval (p.ej.. en Berceo), y con las grafías ostia, hostia lo tenemos en valenciano:
Jesuchrist en la ostia sagrada... la hostia de pa alís
(Ferrer, Vicent, St.: 
Sermons, c. 1400).


En castellano, desde el Manierismoabundaron metáforas y traslaciones semánticas con esta voz: ‘hostia de tabaco de mascar’, ‘hostia de amor’, ‘hostia de piedra’, etc. Tambíen en exclamaciones: ‘hostia, rehostia, recontrahostia’ (p.ej., en Pérez Galdós); pero el semantismo de hostia = bofetada, salvo que Vidal aporte documentación inédita, parece moderno; quizá del siglo XX, detalle que chocaría con la connotación ibero-catalana propuesta. En valenciano, lo más antiguo de hostia (golpe) que he encontrado es del 1919:

“¡ Che, che, tu, que m'has fet mal! .—Es un hostia cuartelera... me s´ha escapat; / yo també m´ha allastimat” (Tadeo, F.: ¡El chic soldat!, Valencia, 1919, p.8)

Expuesta la modernidad de la ‘hostia’ valenciana como bofetada, convendría que los catalanes apoyaran sus elucubraciones con base documental:
¿en qué manuscrito o impreso catalán, no valenciano, localiza el iberista la primera documentación del sustantivo como sinónimo de golpe?.

El Guadiana ibero del idioma valenciano

Los parámetros para que un sustrato ibero o de otra lengua pueda considerarse componente del origen de un idioma son relativos, como ocurre con el nacimiento de un río como el Ebro (¿Fontibre, Alto Campoo?), o del propio ser humano. Todo es cuestión de elasticidad semántica. Así, para la que fue ministra de España, Bibiana Aído: “un feto de trece semanas es un ser vivo, pero no podemos hablar de ser humano”. Si está vivo, ¿no será animal, vegetal o humano?.

Meditando las verdades de Bibiana, por las orillas del Híjar o neo-Ebro observo a una lagartija y a un sapo, ¿cómo llamarían los iberos a estos seres?.
En valenciano moderno tenemos ‘sangrantana’ y ‘sapo’, palabras que según el paleohispanista Vidal serían del sustrato vasco-ibero integradas en el antiguo catalán: ¿antiguo catalán en territorio valenciano del s. VI a.C. al VI d. C.?. El disparate inspira compasión.

occitano, catalán

EL bagaje léxico prerromano abarcaría aspectos de flora, fauna, física, utensilios, fenómenos meteorológicos, etc. Según el autor, basándose en Ptolomeo, el ibero aún se hablaría en el siglo II d. de C. (p.18), y es de suponer que, en siglos posteriores, la latinización e incorporación morfoléxica de germanismos y algún bizantinismo, junto al propio uso de la lengua, lo habría enriquecido y transformado.

Iberos, muladíes y moriscos valencianos


¿Hubo exterminio físico y cultural de los iberos, o fueron tolerados como sucedió con otras etnias e idiomas del Imperio Romano?. Ni romanos ni visigodos habían llegado al territorio valenciano en suficiente número como para suplantar a la población autóctona ibera. Además, las politeistas legiones romanas no combatían las lenguas del vasto Imperio, donde se escuchaban las célticas y germánicas, el arameo, el griego, el púnico y, en Valenciael ibero; que progresivamente iría disolviéndose en el romance medieval.

La pervivencia de idiomas autóctonos estaba asegurada por condicionantes que hoy consideraríamos negativos: aislamiento geográfico y ausencia de escolarización para la inmensa mayoría de súbditos del Imperio. Cuando llega la invasión árabe, en el 711, el latín vulgar o romance habría asimilado en su morfosintaxis parte del léxico ibero valenciano. Los hijos aprendían el idioma que hablaban sus padres, no el de la inexistente escuela rural. El mecanismo de aprendizaje casero se mantuvo incluso en el siglo XVI, cuando el bilingüismo de los valencianos islamizados o moriscos les permitía enseñar la lengua a sus descendientes:

«que los pares y mares treballen a sos fills quant serán de poca edat de parlarlos en llengua valenciana: per q. quant sien grans puguen dexar la algaravía més fácilment» (Instructions... perals novament convertits en lo regne de Valencia, imp. Ioan Mey, any 1566).


Nunca hubo una expulsión ibera de nuestro territorio. Lógicamente, por el año 800 la mayoría de valencianos tenía raíces iberas; aunque, por supuesto, lo ignoraran. Cristianizados muchos de sus antepasados arrianos en tiempos del obispo Eutropio de Valencia (por el año 600), con la ocupación árabe adoptaron el islam por acomodación social y las ventajas que ofrecía el mimetismo religioso hacia la clase dominante.

Tampoco el cambio onomástico era obstáculo para un muladí o cristiano que aceptara el islamismo (aunque podía seguir hablando valenciano y ser bilingüe). En la sociedad musulmana, los que no pertenecían genéticamente a las clases o tribus podían incorporarse de forma ficticia a ellos y utilizar su nisba, indicadora de ciudad de origen, familia, tribu, etc. Esto quiere decir que un valenciano descendiente de iberos latinizados de Gavarda podía convertirse en Al Fayyar ‘el Yemení’, aunque sus antepasados no procedieran del Yemen.

La persistencia de derivados del léxico ibero sería inevitable entre mozárabes y muladíes valencianos; de igual modo que perduró tenazmente entre ellos cierto hábito contrario a la sura de Al Maidah sobre el alcohol. La tibieza y superficialidad de sus creencias musulmanas la intuimos por detalles como el arraigo de la embriaguez. Así, entre las instrucciones referentes a los moriscos (muchos de ellos con diminutivo típico del idioma: Mahomico, Borrachet, Maymonet, Maymoneta...), hallamos que:

“lo morisco que acostumara de embriagarse nol confessen aprés / como en francés (después castellano y chapurriau) / de haver begut” (Instructions... perals novament convertits en lo regne de Valencia, imp. Ioan Mey, any 1566).

El cambio de una religión a otra no era problema para los valencianos medievales, que mayoritariamente descendían de iberos y, en menor proporción, de romanos y visigodos.

Paradigma de estos cambios son dos monarcas islámicos valencianos. El famoso Rey Lobo de Valencia Zayyan Ibn Mardanix, nacido en Peñíscola en 1124, era muladí de familia iberorromana convertida al islam. Su apellido Mardanix no era de etimología árabe, sino de Mardonius, según recoge Labarta (Onomástica, p.114).
Caso opuesto es el de Abú Zayd, último rey musulmán de Valencia, convertido al cristianismo y bautizado como Vicent Belvis. Sus descendientes se integraron entre la nobleza cristiana del Reino (p. ej., una hija de Abú Zayd o Vicent Belvis se casó con el noble Blasco Pérez de Tarazona).

Por la documentación conservada, la valenciana parece que era la lengua habitual de los moriscos:
 «en dicho Reyno de Valencia, la mayor parte de los moros y casi todas las moras no saben hablar aljamiado» (Bernard V.: Bib. Est. Moriscos, informe del año 1528, 105).

Tampoco es aventurado sospechar la superficialidad de creencias de los cristianos nuevos. Aunque 
muchos se integraran totalmente,
hay desconcertantes muestras de irreverencia hacia el catolicismo por parte de los nuevos convertidos que, tras el bautismo y conversión forzosa (especialmente en el s.XVI), cambiaron sus nombres árabes por los del santoral cristiano. Así, los inquisidores observaron la treta anti-hagiográfica de escoger nombres que no eran de santos honrados por la Iglesia. El Sínodo de Guadix (a. 1554), y el alegato del obispo Lamadrid (a. 1584) denunciaban esta práctica sorprendente de bautizar a los hijos.

Tras la expulsión de los moriscos en 1609, muchos quedaron en sus huertas como ‘cristianos nuevos’, pero el grado de adaptación al catolicismo puede que no fuera muy ortodoxo, como refleja la costumbre observada por el notario Ros en el 1700 sobre la paródica nomenclatura usada por los labradores que, sin temor a la Inquisición, llamaban ‘Juan’ a Cristo, ‘Juana Vicenta’ a la Virgen y ‘Nicolás’ a San Pedro:

“que a Christo diuen Juan,
y que a la Mare de Deu,
que María nomenam,
li diuen Juana Vicenta,
y a San Pere, Nicolau” (Ros: Romans ... en que es declaren les virtuts dels durs corbellots. Valencia, c.1740)

Llamar ‘Juana Vicenta’ a la Virgen era burlar su divinidad y tratarla de humana. Hay otro indicio que retrotrae a los bautismos forzosos, cuando algunas moriscas adoptaban el nombre y apellido del marido; así, del morisco Joan Vacem se bautiza a su mujer como Joana Vacema. De igual modo, de ‘Juan’ (Cristo), los labradores valencianos llamaban ‘Juana” a la Virgen. Posiblemente, en el 1700, nadie era consciente de la sutil irreverencia y su origen, de igual modo que ignoraban las voces de raíz ibérica que usaban en valenciano.

Eutropio de Valencia, entre iberos y visigodos valencianos del año 600

Un ibero-valenciano del s.II que naciera, por ejemplo, cerca de Bugarra o Moixent apenas conocería más lugares a lo largo de su vida y, posiblemente, su lengua ibera sería casi ininteligible a otro ibero de Almería o Tarragona. La ruralización de la sociedad, los peligros de viajar por un territorio sin protección y las escasas y deterioradas calzadas imperiales — especialmente a partir del siglo V—, impedían el desplazamiento en gran parte de su recorrido; factores que provocarían la partición dialectal de la lengua derivada de la ibera, pero no su desaparición. Desgraciadamente, la Alta Edad Media es período de sombra documental, con apenas datos orientativos sobre la transformación y fusión del ibero en el protovalenciano.

Por sistema, los lingüísticos vascos y catalanes / o aragoneses catalanistas / manipulan cualquier testimonio que indique enlace de continuidad entre ibero y mozárabe; conexión que constituiría parentesco (padre > hijo: sustrato ibero + latinización > mozárabe valenciano).
Ejemplo de ello sería el conocido testimonio dejado por Eutropio de Valencia hacia el año 600, bajo el poder visigodo. No obstante, los estudiosos vascos aseguran que el manuscrito De similitudine carnis peccati, con su disputadísimo comentario alusivo a la lengua autóctona no latina , se refería a la vasca. Esta, simplificada, sería su traducción:

«con estos barbaros nuestros, tanto de alma como de lengua... actuabas de un modo especial, pues con buenas palabras y razonando con cada uno en su propia lengua, les infundías el conocimiento de nuestro Dios, y en lengua barbara les exponías la doctrina pudiendo decir con el apóstol: ved como os hablo en vuestra lengua» (Bib. Nac. de París, lat. 13.344, De similitudine carnis peccati).

Del pasaje, usando el eufemismo ‘Levante’ para no citar al territorio valenciano, comentaba Abengochea:

«De la importancia del pasaje se percató García Bellido, suscitando dos cuestiones: la localización geográfica de este adoctrinamiento y la paternidad de la obra. Respecto a este último aspecto pensó que se trataba del obispo de Valencia del s. VI Eutropio, lo que llevaba a situar el adoctrinamiento en el área geográfica del Levante español. Mariner siguiendo a Madoz considera que no se trata del obispo de Valencia sino del presbítero Eutropio de finales del s. IV y comienzos del V... ; en definitiva, se considera como muy probable que los trabajadores en cuestión fueran vascones» (Abengochea: Sobre la cristianización de los vascones)

Por su parte, los catalanes atribuyen la misma obra al obispo Paciano de Barcelona (+ c. 380), aunque esta paternidad fue totalmente descartada. Pese a ello, los iberistas de Cataluña se apropiaron de la frase para proclamar que su idioma procedía del ibero, sin supeditación al latín, al desarrollarse ambos en paralelo desde otra protolengua común; por tanto, «Cataluña era la madre de la cultura europea». Así lo exponía el iberista Alexandre Deulofeu (Girona, 1903), tratando del citado manuscrito:

«El mismo San Paciano es más explícito en su De similitude carnis peccati cuando dice: ‘Eso hacías para todos comunalmente. Y para aquellos étnicos y para estos estimados bárbaros, bárbaros tanto de alma como de lengua... con amorosa conversación y a cada uno hablando su lengua... y en su lengua bárbara afirmaba la hebraica evangélica doctrina y podía decir bellamente como el apóstol: Ved cómo hablo la lengua de cada uno de vosotros”.

El iberista Deulofeu, gratuitamente, afirmaba que la conversación se desarrolló entre Paciano de Barcelona y una dama catalana:

«y estas palabras las dedica a una dama de Cataluña. Es, pues, indiscutible que en España se hablaban otras lenguas que el latín, y, si se hablaban otras lenguas que el latín, ¿cuáles podían ser estas sino las lenguas autóctonas que no dejó de hablar el pueblo?.

Si el latín no consiguió hacer desaparecer los idiomas ibéricos, menos lo consiguieron los nuevos invasores godos, árabes y francos, y, por tanto, las lenguas ibéricas que aparecen en los siglos X y XI no pueden ser otras que las lenguas 
hispánicas.

Nada más un cambio importante tiene lugar: el alfabeto. Al renacer los pueblos hispánicos, estos sustituyen los signos ibéricos por las letras del alfabeto 
latino, idénticamente a como posteriormente los daneses sustituyeron su escritura rúnica por la latina. El argumento más importante que se ha dado para atribuir al latín la paternidad de todas las lengua ‘neolatinas’ ha sido el hecho que estas lenguas son de raíz latina, pero esta no es una razón convincente, pues lo que seguramente pasaba es que las diferentes lenguas de los pueblos mediterráneos tenían parecido entre ellas, probablemente por el hecho de que procedían de una diversificación muy anterior. Llegamos a la conclusión de que en España el latín no ejerció más que un dominio oficial, mientras se mantenían vivas las lenguas vernáculas» (Deulofeu, A.: El problema lingüístic. Catalunya mare de la cultura europea, Figueres, 1976).

La apropiación catalana del manuscrito De similitudine carnis peccati se sustentaba en un opúsculo publicado en 1912 por Germain Morin, benedictino asociado al nacionalista monasterio de Montserrat, / ojo que hay que ser idiota / que incluso llegó a editar obras suyas como “L' ideal monastic i la vida cristiana dels primers temps, Abadía de Montserrat, any 1923”. Los catalanes, persistentes, lograron que la duda atributiva del manuscrito afectara incluso a lingüistas como Rafael Lapesa, de la RAE, quien en su ‘Historia de la lengua española’ decía:

«un tratado De similitudine carnis peccati, atribuido a San Paciano, obispo barcinonense del siglo IV, o a Eutropio, que lo fue de Valencia en el VI, se alaba la caridad de una dama que hablaba en lengua vernácula a desvalidos paganos que no sabían latín".

Tal como sugiere el texto, la catequesis en lengua autóctona era bien vista en una comunidad estructurada, donde el obispo ejercía de autoridad eclesiástica y, también, política; factores que retratan la actividad del prelado Eutropio de Valencia, a quien se le atribuye la redacción del importante discurso del monarca Recaredo en el III Concilio de Toledo (a. 589). Según Llin Cháfer:

«Eutropio era abad del monasterio servitano desde el año 584. Había sido discípulo de San Donato, que había fundado en tierras valencianas este cenobio a mediados del s. VI. Como escritor ha dejado varios tratados entre los que destaca: ‘De octo vitiis’.

Trabajó por la pureza de la doctrina católica, confortó y animé a los cristianos a que permaneciesen fieles a la fe..., colaboró en la organización del III Concilio de Toledo. De regreso a Valencia, Eutropio continuó trabajando por el restablecimiento de la fe católica»

La actividad de Eutropio está documentada en De viris illustribus de su coetáneo Isidoro de Sevilla, nacido en el 556 cerca del territorio valenciano, en Cartagena, hijo de ibero-romano y visigoda. También es recordado por el culto clérigo Iohannes Biclarensis, nacido en el 540. Los escritos de Eutropio sobre evangelización y catequesis (p. ej., el relativo a ritos bautismales) se copiaban en los monasterios europeos, como atestigua el catálogo del s. XII de Cluny.

Eutropio fue obispo de Valencia (no de Barcelona ni Pamplona) y, en ‘ De similitudine carnis peccati’, recuerda el deseo de una feligresa que intentaba evangelizar a “los paganos nuestros” en su idioma nativo, aunque no aclara si eran labradores de Llíria, pescadores de la Albufera o pastores de las montañas de Alcoy. Precisamente fue la evangelización una de las prioridades de Eutropio; labor que se realizaría en lengua comprensible o autóctona. La tradición de esta práctica la mantenía siglos después Sent Vicent Ferrer (c.1400), dominico que usaba ligeros cambios en su románica para ser entendido por languedocianos, franceses, aragoneses, navarros, catalanes, castellanos, etc.

¿Fue en tiempos de Eutropio cuando se inició la catequización en el protovalenciano hablado por “los paganos nuestros’?. Lo cierto es que el adoctrinamiento en valenciano fue realidad desde Orihuela a Tortosa y por la franja de la ruta valenciana a la universitaria Lleida, con testimonios documentales de la Cancillería Real, donde se especificaba que los predicadores usaban lengua o idioma valenciano (ver Historias del idioma valenciano, 2003). La memoria del obispo ibero-visigodo nunca desapareció. En 1610, el cronista del Reino destacaba la personalidad de Eutropio y la de “los moçarabes de Valencia” (Escolano: Décadas, 1610).

Respecto a la relación entre Eutropio y la dama que adoctrinaba a los descendientes de iberos (¿creyentes del cristianismo arriano o de un culto residual pagano?), encaja en una sociedad donde la mujer participaba de forma activa. Ejemplo de ello es la aventura protagonizada por la famosa Etheria, monja española de familia noble que en el año 381 se lanzó a recorrer Palestina, Mesopotamia y Egipto, dejando constancia de su experiencia en un manuscrito de 37 folios que, tal como sucedió con ‘ De similitudine carnis peccati’ de Eutropio, hubo intentos de apropiación foránea (los franceses lo atribuían a Silvina de Aquitania). También en el caso de Etheria se dio la conexión entre ella y los obispos, que le ofrecieron apoyo y protección a lo largo del viaje.

En fin, la existencia de Eutropio de Valencia fue real, y aun suponiendo que no fuera autor del disputado manuscrito, tampoco importaría para la cuestión: si autores como Ptolomeo sugieren que el íbero aún se hablaba en el siglo II d. C. en territorio valenciano, ¿por qué iba a desaparecer totalmente en tiempos de Eutropio? ¿No perduraría, por lo menos, parte del léxico bajo el vestido del alfabeto latino e integrado en la nueva sintaxis?. No deja de sorprender la impermeabilidad hacia la declinación desinencial latina por parte de las incipientes estructuras gramaticales donde, por ejemplo, las preposiciones adquirieron un valor fundamental.

El truco del ibero: sí, al ibero-catalán; no, al ibero-valenciano

El hibridismo ibero-catalán es atractivo para los estudiosos expansionistas, aunque hay que reprocharles que se apropien de ancestral léxico valenciano para dar peso a su argumentación. Sueñan con ampliar fronteras, / franjas / pero fallidas por burdas e hirientes las estrategias de la Gran Cataluña y los ficticios Países Catalanes, ahora perfilan otra añagaza geopolítica que, si triunfara, significaría la legalización intelectual de la expansión.

El planteamiento es sencillo: el pueblo ibero habría tenido en Cataluña su núcleo matriz, de donde irradiaría idioma y cultura hacia Almería por el Sur y, por el Norte, hasta Marsella (Vidal, p.17). En el libro hay un significativo capítulo dedicado a “El Lenguadoc iberizado” (p.634), fundamentado en algo de epigrafía, cuatro apuntes de antroponimia, vagas citas sobre ligures e iberos y, sobre todo, mucha especulación nacionalista.

especulación nacionalista, PNV


La teoría vasco-ibera viene de lejos. En 1934, Pío Beltrán daba a conocer la inscripción ibérica en supuesta lengua vascuence (¿gudua deitzdea, ‘llamada de guerra’?), en un vaso de Liria. La interpretación, como era de esperar, no fue bien aceptada por los estudiosos vascos coetáneos. Los paleolingüistas hablan de un protocatalán de raíz y léxico vasco-ibero que singularizaría el latín en los siglos oscuros en Cataluña, del IV al XI (tan oscuros que ni existía una aldea con ese topónimo); pero idéntico planteamiento, curiosamente, no lo admiten para el territorio más iberizado de Europa: el Reino de Valencia.


Generalmente, para localizar el núcleo de florecimiento de una civilización se valoran los restos culturales hallados en su área geográfica y —para infortunio de catalanes—, la sofisticación ibérica se localiza en el Reino de Valencia: la Dama de Elche, Vasos de Liria, Plomos de Alcoy, etc. No obstante, Vidal no considera importante este hecho, aunque él mismo no halla elemento más significativo que la imagen del lobo ibérico de la valenciana Alcudia para ilustrar la portada de su libro.



Otro catalán, el lingüista Mariner (Tarragona, 1924), usando los eufemismos lengua levantina” en lugar de valenciana, y ‘Levante’ por Valencia, decía:

«La gran importancia atribuida por Badía a los substratos prelatinos en el dominio actual de nuestra lengua levantina no estriba fundamentalmente en el citado aspecto diastrático, sino en los otros dos; concretamente, en su más reciente versión, en un cruce de ambos: renunciando ya a la hipótesis de que el latín se hubiera superpuesto en nuestras tierras a paleohispánicas distintas -el ibérico y una(s) lengua(s) indoeuropea(s)-, y admitiendo que la única de ellas en contacto con la de Roma fue en el Levante hispánico precisamente el ibérico, propone reconocer que el arraigo de éste fue mayor en la parte que, con la fragmentación románica, iba a dar lugar a las variedades occidentales de nuestra lengua, mientras que las orientales se habrían originado en territorio menos profundamente iberizado, por la presencia en él del substrato indoeuropeo al que el ibérico se había superpuesto a su vez (...) acerca de que el ibérico se documenta todavía como lengua para todo uso a más de un siglo del comienzo de la romanización incluso en la parte de Levante donde la opinión del doctor Badía es de que fue prácticamente más intensa... a la actual área catalana centro-oriental corresponden los testimonios de contacto en el plano de bilingüismo efectivo» (Mariner BigorraLatín y paleohispánicas, Univ. País Vasco, 1987)

Si es admisible la existencia de un protocatalán con léxico ibero en su formación: ¿por qué no aceptar similar proceso en la gestación del protovalenciano?. Hay más cuestiones:
¿cuándo se dejó de usar el ibero más o menos latinizado?,
¿fue por el año 600, en tiempos de Eutropio de Valencia?.

Los catalanes, sin complejos, plantean el tema:

«catalán, lengua romance de origen latino, se observan numerosos germanismos, arabismos y sobre todo préstamos de substrato, el ibero (...) La introducción de palabras íberas en el protocatalán debió ser provocada por iberoparlantes bilingües, y al no constar a ciencia cierta ni cuándo se dejó de hablar el íbero... palabras iberas en el catalán... la supervivencia ... convergencia lingüistica entre catalán y el occitano... la segunda romanización del proto-catalán fue la conquista musulmana» (Vidal, 16, 29).

El ensayo de Joan C. Vidal se inicia con el epígrafe ‘Vocabulario íbero en el catalán’ y, cual desinhibido cleptómano léxico, el primer sustantivo que analiza es el valenciano tos’ (cast. nuca, cat. clatell). De este modo, el ensayista exhibe una larga serie de vocablos enlazados con más o menos fortuna argumental a la raíz vasco-ibera; pero, repetimos, se apropia de léxico valenciano y de voces compartidas con otras románicas, documentadas por primera vez en valenciano.

Diserta Vidal sobre el sustrato ibérico, pero ignora los cognados valencianos (voces del mismo origen etimológico, con distinta evolución fonética y morfológica) o los altera morfológicamente; mostrando tendenciosidad al denominar ‘Levante’ y ‘país valenciano’ al Reino de Valencia, mientras que usa Principado y Cataluña para su territorio.

El valenciano demuestra por medio de cognados de étimos iberos, latinos y árabes su singularidad.
Así, del proto-indoeuropeo *ster derivaron el español y catalán estrella (que hoy repudian y sustituyen por estel, del latín stella) , inglés star, alemán stern, francés étoile, holandés ster, italiano stella, sánscrito str, galés seren, rumano stea, islandés stjarna, griego aster, persa setare, kurdo estêrey valenciano estrela:


“que penetrá les estreles” (Montalt, D.: Quintilles valencianes, 1687, v. 35)

El ibero en el idioma valenciano de Bernat y Baldoví

¿Cómo? ¿Los sainetistas usaban voces valencianas de étimo ibero?. Según el iberista Vidal y el etimólogo Corominas, parece que sí. Por ejemplo, el comerciante de arroz Mariano Serrano Biguer, nacido en 1870 en Sueca (la antigua Sicana de los iberos), se dedicaba en sus ratos libres a escribir sainetes en valenciano. En uno de ellos leemos:

“entra un garbó de senill; la nit será molt chelá (...) senillars” (Serrano, M.: Voreta de l´Albufera, 1928, pp.18, 25)


El ‘senill’ es planta herbácea de la familia Phragmites que crece junto al río ibero Sicano (Júcar) y la Albufera.
El sainetista Serrano Biguer no usó el sinónimo castellano ‘carrizo’, sino el valenciano ‘senill’ y su derivado ‘senillar’ que había escuchado desde niño a sus padres y abuelos. Tiempo atrás, en el Siglo de las Luces, el científico Cavanilles (Obs. 1797) anotaba la variedad de “canyamel senill” como voz botánica valenciana, equivalente al cast. cañamiel de Ravena.

El ‘senill’ es planta herbácea de la familia Phragmites que crece junto al río ibero Sicano (Júcar) y la Albufera.


El sainetista Serrano no era consciente de que “senill” era parte del léxico ibero o protovalenciano hablado en tiempos de Eutropio de Valencia (a. 600), o en la antigua Sicana o Cicana, que permaneció vivo entre mozárabes, muladís y demás veletas valencianos que cambiaban arbitrariamente de religión y se mezclaban con otras etnias.

Como vemos, la conexión entre prerromano-ibero, mozárabe y léxico ibero en el valenciano de Bernat y Baldoví es una realidad. El iberismo de ‘senill’ no es elucubración de ningún blavero, sino del etimólogo catalán Corominas:

“senill: nombre de una variedad de carrizo y de otros vegetales de sitios húmedos, de origen incierto, puede ser prerromano ibérico” (DECLLC, VII, p.793)

El interesante sustantivo también lo hallamos en el sainetista por excelencia Bernat y Baldoví, nacido en la ibera Sueca (aquella “ciudad Sicana, así llamada por los iberos”, Rufo Festo Avieno: Oda marítima, c. 350 d.C., v. 475). De agudo ingenio, Baldoví dirigió la revista satírica ‘La Donsayna’ y fue su principal redactor:

“entre rames y senills
va tant trochera
esquiva” 
(La Donsayna, 1845, p. 156)

Castellanos y catalanes conocerían la voz por los habituales intercambios ya citados; p. ej., en las campañas militares de tropas de otros reinos que pasaran por Sueca, al llegar el invierno oirían que los antepasados de Serrano Biguer recogían ‘senill dels senillars’ para combatir el frío. También los científicos conocieron la palabra gracias a Cavanilles y, especialmente, a las divulgadas novelas de Blasco Ibáñez, que solía dar realismo a sus relatos con la inclusión de léxico valenciano:

“entre los senills, las cañas se confundían” (Blasco Ibáñez: Cañas y barro, 1902).

Por cierto, en la frase de Baldoví “va tant trochera y esquiva”, hallamos otro adjetivo prerromano, ‘trochera’. De étimo ibero o celtibero, Corominas quiso ignorar la documentación valenciana al afirmar:

trocha ha de ser castellanismo en valenciano, donde se emplea en algunas comarcas, y lo he oído en Castelló de Rugat como término de cazadores” (DCECH, V, p.652).

Lamentablemente, Corominas padeció ceguera respecto a esta familia léxica valenciana:

“anant de visites, se torna trochera” (Siurana, J.: Disputa de viudes, 1561)

“molt amiga es de trochar” (Sapena, B.: Real Academia, 1669, p. 83)

“encara que en Senta Creu
estiguen domiciliats,
nunca ixen de la Parroquia,
sino quant van a trochar
(Orti Mayor: Relació dels bultos, jagants y nanos, 1743)

arca –de origen desconocido, el iberista Vidal relaciona el valenciano ‘arca’ (lucha con piedras entre niños), con el vasco harrica (harri es piedra). Corominas señala al marroquí harca, ‘milicia de moros’; y el valenciano Colomina sugiere que sería grito de guerra bereber. Todo son enigmas respecto a ‘arca’, sin h- en valenciano, por lo que bien puede ser vocablo del protovalenciano de tiempos de Eutropio. En el sainetista Eduart Escalante hallamos la voz:

“y fer arca en la Pechina” (Escalante: El Chiquet del milacre, 1878, p. 23)

argamasa –de origen prerromano, según Vidal sería un híbrido del ibero *arga y latín massa; aventurando que el castellano argamasa se debería entonces
aceptar como catalanismo (p.106); mas la documentación lo relaciona con el
mozárabe o romance valenciano “argamassa” (Vocabulista in Arabico, s. XIII), encontrándose en más manuscritos del mismo siglo:

“d alna de Valencia... e XIII alnes d ample... de bona pedra manposta (sic) ab
argamassa” (Doc. de Morella , en CICA, XIII de deembre MCCXCVI)

“mestres piquers de Valencia... del partidor de Petrés a l assut d Algar... com
l’obra d argamassa”(ACA, Cartes Reals, Jaume II, nº 777, s.XIII)

Pero ‘argamassa’ también era castellano del manuscrito de San Román de Entrepeñas de Palencia (año 1190), y las castellanas ‘Historias Troyanas’ (c.1270), lo que señalaría raíz celtíbera. La ‘ss’ sorda, presente en antiguo castellano y valenciano:

“la argamassa” (APH. Sta. María d´Elig, Sig. 168, testament Ferrant Gonsales, c.1380, f.64), tendía a la simplificación y unificación morfológica (ss > s) desde la Edad Media:

“en trencar lo cup del dit molí qui es de pedra e de argamasa” (DCVB, entrada ‘cup’; texto valenciano del año 1412) 
archilaga - después del año 711, el protovalenciano de mozárabes y muladíes no guardaría su pureza (si alguna vez la tuvo), sino que generaría derivados como el valenciano moderno ‘archilaga’, que encontramos en el culto Marco Antonio Ortí Ballester, nacido en Nules (a.1593) y que fue Secretario de los Estamentos del Reino de Valencia:

“de archilagues y barcers” (Ortí, M. A.: Sol de academias, Valencia, 1659)

Corominas afirma que era mozarabismo de origen desconocido (¿ibero *aielaga?) y que “parecía ser resultado de la arabización de un vocablo ibero o prerromano” (DECLLC, I, 377).

Los eruditos 
valencianos, desechando arcaísmos, recogieron la morfología moderna, hoy perseguida por el catalanismo:

archilaga: ahulaga” (Mayans y SiscarVoc. valenciá, 1787)

Sin conocer la singularidad del híbrido ibero-arábico, lo sainetistas lo usaron frecuentemente:

“de archilagues deu garbons dins d´una saria” (Un pillo y els chics educats, 1846)

“archilagues” (Balader, J.: La capa no sempre tapa, Valencia, 1876)

//
eschelagrá, terreno aon ñan eschelagres, archilages, archilaga, 
argilaga, argilagues, eschelágre, chelágra, ollaga, eschelagra

ginestrera, chinéstre, chinestra, chinastra, ginestra, ginesta – vore archilaga – ginestá : terreno aon se críe la ginesta, toponímia, poble (de Tarragona)

//

bardoll – otra voz valenciana que Vidal introduce en el saco catalán de derivados del ibero (p.124). Significa vago, ladrón, desaliñado, descuidado, conjunto de cosas desordenados, etc. También lo hallamos en la literatura de cordel valenciana:

bardoll despenchollat” (Bib. Nic. Primitiu, Valencia, Ms. 420, c. 1795)

besneula -–planta de hojas blanquecinas. De dudoso étimo, ¿latín vulgar bislingua o *bisligula?. Según Vidal, emparentada con el protovasco *bini (lengua). En cast. es bizniega, viniebla o lengua de perro / https://es.wikipedia.org/wiki/Cynoglossum_officinale /. En val. aparece ‘ besneula’ por primera vez en Palmireno (Voc., Valencia, a.1569), pasando posteriormente a Cataluña, donde desplazaría al cat. maneula. En valenciano tiene uso traslaticio:

besneula -–planta de hojas blanquecinas. De dudoso étimo, ¿latín vulgar bislingua o *bisligula?. Según Vidal, emparentada con el protovasco *bini (lengua). En cast. es bizniega, viniebla o lengua de perro


“li cau la besneula de tant de...” (El Tio Cuc, nº 88, Alacant, 1916)

cachamona – de étimo desconocido, es sinónimo del cast. cachete. No deriva del latín capŭlus (puño) , ni de la forzada connotación con el vasco * e-ra-atziki-i > atxiki (pegar, coger...):

“cachamona. Golpe dado en la cabeza con las dos manos cruzadas” (Salvá: Gramática castellana, apéndice de voces valencianas, 1838)

También designaba un juego infantil:

“açó va mal / cachamones, prim o gros” (Ros: Romanç dels jochs, Valencia, c. 1730)


cachap – mozarabismo valenciano, equivale a los catalanes llorigó y farnaca. Para Corominas es «indudablemente prerromano» y su extensión se corresponde al área mozárabe (valcachap., cast. gazapo, port. caçapo ). La voz no pasó desapercibida a los eruditos:

“cachap: gazapo” (Mayans y Siscar: Voc. valenciá, 1787)

Por su connotación paródica, la vemos en motes de personajes populares:

“Raonament entre... llaurador de Alfafar y Serafino Cachap, Valencia, 1820)

“al so Chulla, al Cachap, al Motiló” (BNM, ms. 14447, Badía y Adell: La matiná de Sen Roc, 1864, f. 23)

El derivado ‘cachapera’ (madriguera de conejos) amplió su semantismo a casa o barraca oscura y estrecha, cajones donde se encerraban a las palomas, etc.:

“viu entrar
dins de aquella cachapera
un home tan estirat,
que pareixía un furguet”
(Segona part ahon se referix el modo com perden lo temps homens y dones..., Valencia, 1784)

El iberista Vidal destaca su “origen desconocido” y su relación con la raíz *kach. De la lengua vecina dice: «en cuanto en castellano se ha desarrollado agazapado con el sentido de estar bien agachado, normalmente para ocultarse» (Vidal, p.40). Incomprensiblemente no enriquece su tesis con los acachar, acacharse, acachat, etc.; que serían cultismos etimológicos descendientes del protovalenciano:

“y suau s acacha” (Gaçull, J.: La brama dels llauradors, Valencia, 1497)

“acachen les orelletes” (Coloqui en que es declara lo perjuhí... en fer cuchs de seda,Valencia, 1728)

“acacharse: abajarse” (Mayans: Voc. valenciá, 1787)

“el poble paga acachat” (Peris Celda: Arrós en fesols y naps, Valencia, 1921, p.7)

calap –el iberista Vidal recoge el valenciano «calap, tipo de caracol» de Pego y su comarca: «se puede asumir con bastante seguridad de que se trata de una supervivencia ibera en el mozárabe local» (Vidal, p.289).

El DCVB de Alcover da el sust. valenciano “calap, caragol paregut al moro”. Curiosamente, Calap también sería apellido ibero-valenciano, sólo conservado en el Reino.

caparra –mozarabismo valenciano de origen prerromano, equivale al cast. garrapata y cat. paparra, pitarra. Según Corominas: “caparra... parece provenir de un antiguo vocablo prerromano, idéntico al vasco kaspar(ra)” (DECLLC, VI, p.249):

“caparra: garrapata” (Ros, Carlos: Dicc.val. Valencia, 1764, p.60)


El sufijo despectivo – arra también lo lleva el cast. ‘pitarra’, vino de poca calidad. En el País Vasco, ‘pitarra’ es la sidra casera y aguada. Hoy se le ha añadido otra dental sorda a la voz, ‘pittarra’, para maquillarla y singularizarla de sus homógrafas románicas. Curiosamente, el sufijo iberovasco – arra (que quizá no lo es en caparra), lo usamos en valenciano para la ‘vinarra’, vino barato y peleón:

“cuant més vell es fa, més s´amborracha y més sego está en la vinarra” (Caps y senteners, Valencia, 1892)

carchot – el iberista Vidal incluye esta voz valenciana de étimo desconocido (p.59). Corominas sugiere el mozárabe *qarsat como origen. En cast. sería cachete, cogotazo; en cat. clatellada. Hay que advertir que los filólogos catalanes / y catalanistas / cumplen con rigor talibán la prohibición del dígrafo ‘ch’, considerado lacra castellana y propio de “la extrema derecha secesionista”; es decir, más o menos como la esvástica nazi. Los expansionistas son eficaces para convertir en tabú a personas, signos o conceptos, sea el topónimo Valencia, el gentilicio ‘valenciano’ o, aunque parezca
absurdo, la grafía ‘ch’, presente en la literatura valenciana desde la Edad Media.
Este sustantivo también la lleva:

“pero guardat d´un carchot / qu´et fasa anar de gaydó” / de gairó, com de costat / (El Mole, Valencia, 1840, p.30)

carchotar –derivado de carchot, es alterado morfológicamente por Vidal (escribe carxotar) y lo relaciona con el vasco hazt (dedo), pero el nudo morfosemántico es patético. Tampoco aporta testimonios catalanes que refrenden el uso de estos vocablos; lo contrario que en valenciano:

“si carchotem a tots” (El Mole, Valencia, 1840, p. 73)

En la irónica prosa del hermano de Azorín observamos el posverbal ‘carchotá’, con la ‘ch’ y el arraigado apócope tan perseguido por el catalanismo:

“de una carchotá” (Martínez Ruiz: Canyisaes, Monóver, 1909, p. 104)

cascar –del dudoso étimo latino *quasĭcare, Vidal valora su transmisión mozárabe y señala probable raíz del “antiguo ibero” (p.104). Es verbo clásico valenciano:

«li casquen lem e lescut» (Conesa, J.: Hist. Troyanes, a. 1374)

cosquerelles — como tantas voces valencianas de origen prerromano, se considera de “creación expresiva” ¿Y qué significa eso?.
Pues que su gestación, posiblemente, se remontaría a los tiempos de Eutropio de Valencia. Corominas recuerda que “la forma valenciana conocida es cosquerelles” (DCECH, II, p.222); pero Vidal es más concreto:

cosquerelles: valenciano... substrato mozárabe de la zona, que a su vez provendría de la variante íbera local” (Vidal, p. 61)

Equivalente al cat. pessigolles y cast. cosquillas, la voz valenciana sería otra
singularidad derivada del ibero-protovalenciano:

“cosquerelles, serengues y memeus”
(Coloqui... de una que li díen Crisóstoma. En Cartagena, c.1770)

“que tinch por a les granotes,
perque 
cosquerelles fan”
(Rahonament... el consell 
que tingueren el Tio Cosme Nespla de Benifaraig, 1797)

chapa –de étimo desconocido, posible derivado del radical prerromano *klapp, que en valenciano señalaría a un cognado de sustrato ibero. En paremiología se asociaba a un tiempo ancestral, ya entre los clásicos :

“capes
del temps de chapes” (Roig, Jaume: Espill, 1460)

“poms del temps de les chapes” (Gaçull, J: La Brama, Valencia, 1497)

La morfología con ch- se conservó incólume hasta su prohibición por el catalanismo, que impone el catalán xapa‘’.

El latinista Pou, profesor en la Univ. de Valencia, recogió el sust. prerromano:

“chapa” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575)

Actualmente, si un funcionario valenciano escribe ‘chapa, chapes’ con la ‘ch’ clásica, se expone a un expediente; y si es estudiante, al suspenso.
Pero en valenciano lleva ‘ch’: / y en CHapurriau, tamé /

“una chapa de metall” (El Tío Cuc, nº 119, Alacant, 1917)

chic - de étimo desconocido y relacionado indirectamente con el latín ciccum (membrana que separa los granos de la granada), Corominas es contundente
respecto a su mozarabismo: “que el vocablo existió en mozárabe se ha de admitir de todas maneras” (DECLLC,IX, p.535). Al encontrarse variables en otros idiomas: vasco chiqui (modernamente escrito txiqui), cast. chico, occitano de Burdeoschic’ y algunos cognados del Sur italiano, Vidal razona:

«de origen oscuro, si bien se le ha relacionada indirectamente con el latín ciccum... hay cognados presentes en mozárabe... gascón y narbonés chic...

algunas de las variantes italianas se podrían explicar como préstamos en las lenguas del substrato, ya que los autores clásicos mencionan la presencia de íberos provenientes de la huerta valenciana en Sicilia» (p.358)

Lo sorprendente es que Vidal (enemigo de citar ‘valenciano’) sugiera que los cognados italianos de ‘chic’ pudieran tener origen en la emigración a Sicilia y Calabria de valencianos iberos. Este hecho ha sido debatido desde hace siglos por historiadores y eruditos de todas las épocas (Diodoro de Sicilia, Filisto, Strabón, Eforo, Bardetti, el francés Bochart, Ecateo, Tucídices...). Hay cognados italianos que apoyarían la llegada de iberos valencianos a Calabria y Sicilia; p.ej., nuestro ‘samaruc’ pudo generar los dialectales samarugole y siammaruca; o incluso el sardo de Cerdeña paloppo (de ‘palop’, uva valenciana).
Lo cierto es que ‘chic’ y sus derivados con ch- son patrimonio del idioma valenciano, sea clásico o popular:

“grans o chichs... lo fadrí chic... un forat chich...” (Ferrer, St.Vicent: Sermons, c. 1400)

“¡Te pegaría una bascollá! Deixa al chic” (Llibret Foguera Ajuntament, Alacant, 1952)

chopar, choparse —mojarse, empaparse de agua. Aunque Corominas sugiere la derivación del latín *ex-suppare, el iberista Vidal habla de formación onomatopéyica y lo incluye entre los vocablos de origen vasco-ibero: :

“chopar: empapar” (Mayans: Voc. val., 1787)

“ben chopat en la esquena” (Casajuana: La oroneta, Valencia, 1914)

chorrar —el valenciano ‘chorrar’, con ch-, tendría la misma raíz ibera *chor que los occitanos “chorrear, charrotar’ y cast. chorrear’. Vidal se apropia del verbo y falsea su morfología (escribe ‘xorrar’), pero:

chorra lo sucre” (Beltrán, Jaume: Obres contemplatives,Valencia, 1515)

“la sanch estava chorrant” (BRAH, Ms. Porcar, J.: Dietari, 1615, f. 231)

Ante la riqueza de documentación en valenciano (chorrar, chorro, chorret, chorritó, chorritaeta , etc.), Corominas intenta disimular su contrariedad y aventura que son «quizá mozarabismos, al menos en parte, dado el enorme arraigo de chorro en la toponimia de todo el Reino de Valencia» (DCECH, II, p.395). Voz viva, presente en la literatura clásica y popular:

“chorrant sanc” (Archiu Mun. d’Elig, Romans del pleit del pollastre, 1776, v. 84)

“li chorren les sinagües per raere” (Navarro Borrás: ¿Es de vosté eixe goset?, Valencia, 1921)

esguit, esguitar – sust. y verbo valenciano; cast. salpicadura y salpicar. Emparentado, posiblemente, con el schizzare italiano, es de etimología desconocida, por lo que se le aplica el comodín de “voz de creación expresiva y onomatopéyica” (DECLLC):

“li esguitaren la cara en aigua” (Navarro y Reig: La pau dels poblets, 1913, p.51)

El enigma aumenta por la existencia del asturiano ‘esquitar’, casi homógrafo al val. ‘esguitar’ :

«vamos a Asturias, donde vemos una forma análoga a la valenciana: esquitar‘, saltar un líquido depositado en un hoyo o en otro receptáculo en virtud de presión o percusión» (DECLLC, III, p.709) / esquichá CH /

Pero en valenciano no es sinónimo del asturiano, al adjetivar a personas irascibles:

“teníen el génit tan esquitós que feen poca lliga en...” (Gadea: Tipos d’espardenya, Valencia, c. 1890)

llacorella – como Joan C. Vidal desconoce el valenciano cae en errores, confundiendo el cat. “llicorella, nicorella” (cast. pizarra, útil para tejados) con el val. “llacorella” (rocas blandas, compuestas de carbonato de cal y arcilla); afirmando con extraña sintaxis castellana:

«la variante nicorella demostraría la antigüedad de este conjunto léxico en el catalán y que por lo tanto de que seguramente fue préstamo íbero» (p.101).

Se habrá de admitir, por igual razón, que el valenciano ‘llacorella” nacería entre los siglos VI a.C. al VI d.C.. En consecuencia, no sería préstamo; sino parte del léxico ibero que perduraría en mozárabe y romance valenciano. El sust. habría permanecido vivo entre los valencianos de la Vall d’Albaida (como recogió
Cavanilles) desde época ibera: «la marga en hojas suele llamarse allí llacorella en llibre; y la otra sobrepuesta llacorella en pilot: aquella se desprecia como inútil, y esta sirve para abonar los campos areniscos»
(Cavanilles: Obs. 1797)

llácova - quebrada o barranco abrupto; sust. valenciano de origen prerromano que, junto a otros similares, ofrece la duda sobre su origen íbero (Vidal, p.100), siendo cognado del vasco lakar, gascón lacarro (laja), aquitano lacarra (losa, piedra grande), aragonés lacarrón (losa).
Para los valencianos del s. XIX, ‘llacova’ era el “terreno abrupt, desigual, aubert entre montanyes y valls estretes; cast. quebrada” 
(Escrig-Ll., Martí G. Diccs.). 
Toponímicamente tenemos la valenciana Serra de la Llácova, derivación de la Serra Valdánger.

manteca –del prerromano *mantheika. Aparte de afirmar que es netamente
hispánico, Corominas aporta la variante ‘manteca’ (DECLLC, 5, p.437) en el mozárabe del judío Abenbeclarix, que escribía en Zaragoza por el 1100. Curiosamente, la grafía ‘mantega’ aparece en el Fuero de Avilés (a.1155), manteniéndose ‘mantega’ en catalán y en el leonés y bable de Lena. La variable etimológica valenciana ‘manteca’, hoy también castellana, la encontramos hace siglos en textos oficiales:

“manteca, la cárrega” (Vilarig: Memorial... han de pagar les mercaderíes, Valencia, any 1607)
Vidal, siguiendo a Alcover y Corominas, repite que procede «de *manteica, de origen pre-romano» ( p.90). El hecho de pertenecer también al castellano no invalida el origen común del ibero o celtibérico (como apunta Corominas). En perfecto valenciano moderno aparece esta palabra que, posiblemente, usó Eutropio de Valencia:

“dátils, manteca y formache / de diferents calitats” (Romans... pera riures en Carnistoltes después de haver almorsat, Valencia, any 1756)

Mongó –al ignorar el valenciano, Vidal escribe ‘ Montgó ’, tal como ha impuesto el IEC de Barcelona; pero nuestro orónimo siempre se documentó como ‘ Mongó ’, sin la –t- epentética que el catalanismo introduce por doquier. Vidal señala origen prerromano iberovasco, emparentado con el étimo del actual mendi-goi, ‘montaña alta’:

“en la montanya de Mongó” (Beuter: Primera part hist. de Valencia, 1538) “derivado del latín Mons Iovis, daría Mongó” (Diago, 1600)

“Mongó significaría Mons Agón” (Escolano, 1608)

“a pres en la montanya del Mongó” (Llib.

Albará, 322, any 1622)

“ermites en Mongó se troben” (Esteve, f. Pere: Storia del Sant Sepulcre, c. 1645)

“En Denia empiezan las raíces del Mongó” (Cavanilles: Obs. 1797)

En los sainetes también figura el topónimo prejaimino:

“de Mongó vullc ser la dóna” (Barreda: La cara de Mongó, Valencia, 1873)

Hoy está prohibido el valenciano Mongó por el fascismo inmersor. Sólo admite el catalán ‘Montgó’. A los colaboracionistas no les importa que el propio Corominas reconociera la grafía valenciana del orónimo:

“Els Collons del Mongó de Denia” (Corominas: DECLLC, II, p. 834)

En el término de San Juan de Alicante existe el antiguo topónimo ‘Mongomit’, ¿diminutivo de Mongó? : “Mongomit” (Toponimia rural de Sant Joan d'Alacant, 1998, p.30)

palop –con la precaución de no citar que es apellido valenciano y nombre de uva valenciana, Vidal dice: “uva grande y gustosa; de origen prerromano” (p.192). Las primeras documentaciones las tenemos en valenciano, y es interesante que fueron aportadas por un aragonés, Lorenzo Palmireno, y un catalán, Onofre Pou,
humanistas del Renacimiento que vivieron en Valencia y ejercieron en su Universidad:

“palop , uvae dactyloe” (Palmireno: Voc. Humanista, Valencia, 1569)

“rahim palop” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575)

pechina –según Vidal, sería de “origen incierto. Se cree proveniente del mozárabe valenciano, con substrato ibero; y de aquí debió ser transmitido al catalán y de éste al castellano, puesto que pechina es reciente” (p.309)

De etimología desconocida, Corominas desmontó la del latín pecten, -ĭnis, basada en la confusión de Covarrubias en el 1600.

Está documentada desde tiempos medievales con el dígrafo ch:

“collia pechines” (BUV, ms. Canals, A.: Valeri Maxim, traduit al valencià, any 1395)

“pechines de mar, cloquea cloquee” (Esteve: Liber, 1472)

“sobre lo cap de aquella ymage... una pechina” (AMV, Consells, 57, A, 5 –9-1517)

“conchas que en Valencia llaman pechinas” (Palmireno: Voc. Valencia, 1569)

“pechines (l)lises … pechines aspres” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575), etc.

La ancestral palabra no falta en la prosa de los sainetes:

“la pechina li va cáurer” (Salvador, J.: Una agüela verda, Valencia, 1876, p.23)

Hoy está prohibida nuestra grafía. Sólo se admite la corrupción catalana
petxina’ por el fascismo expansionista.

polp - del latín polypus (‘múltiples pies’) surgieron una serie de cognados: el port. polvo, gall. polbo, cast. pulpo y val. polp:

polp e serena” (Roig: Espill, 1460)

Todos conservan la etimológica -l- . Sólo el catalán la pierde en pop, motivo para que Vidal, tímidamente, hable de origen onomatopéyico y protocatalanidad de la voz:

«Ahora bien, en otros casos, ciertas palabras aparentan a simple vista un origen onomatopéyico, como podría ser el catalán pop ‘pulpo’, pues sin la ayuda del resto de lenguas románicas, del latín y del griego, rápidamente se podría sugerir un origen expresivo».

Es decir, que el catalán ‘pop’ y el latín ‘polypus’ derivarían en paralelo de una protolengua. Poco convincente está Vidal en este caso.

“polps, sepietes y morralla” (Roig y Civera.: El casament de les borles, Valencia, 1874)

Por cierto, el susodicho valenciano

morralla’ , multitud de peces pequeños o cosas de poco valor, también sería de raíz prerromana. Destaca Vidal que «existe en vasco arrain (pez) que podría ser cognado (de morralla) si procede de un antiguo *orrain» (p.307).

samaruc –al ser el DECLLC la fuente principal y base de conocimientos del iberista Joan Carles Vidal, veámos que dice el etimólogo barcelonés de esta voz valenciana:

«Samaruc: pececito... vocablo valenciano, común al cast. samarugo o jamarujo, port. samarugo..., italiano dialectal del Sur ciammaruca o samarùgole, calabrés ciamarúculu, gusano o caracol, de origen incierto (...) parece obligado ver una relación entre moruca / maruca y el ibero-románico samarug(o)» (DECLLC)

El ‘samaruc’ ( Valencia hispanica) se encuentra sólo en aguas del Reino de Valencia; no obstante, Vidal diserta sobre ‘samaruc’ sin mencionar que es palabra valenciana, ni que puebla el mar de Valencia. Siguiendo la estrategia de no citar nuestro topónimo y gentilicio, lo relaciona con el leonés moruca o el alto-navarro zalupa. El ictiológico sustantivo es frecuente en la literatura valenciana:

“ y no pegarme picá ni tan sols un samaruc”

(Vicent, J.: Els peixcaors de canyeta, estrenat en Alberich el 01/12/1902; editat en Barcelona, 1903, p. 22)

sapo –voz prerromana valenciana y castellana, Vidal valora la existencia del
ligur tsap, adaptación de un substrato afín al ibero (p.289) Por su parte, Corominas también apunta origen prerromano y supone que es mozarabismo en valenciano (DCECH, V, p.157). 

Dada la antigüedad en valenciano, en el DECLLC se muestra más contundente: “sapo..., puede ser que no sea mero castellanismo, sino heredado del mozárabe... hoy es vocablo único en casi todo el Reino de Valencia ” (VII, p.669), reafirmando su carácter de voz prerromana. Ha perdurado en escritores sainetistas:

pareix un sapo” (Colom, J.: Lo que fa la roba, Castelló, 1875, p. 46)

siches – de étimo ibero, los cognados son abundantes: arag. cija, prov. cieya, sieja, siejo; cat. sitja, ciga, ciya...; cast. silo, etc.

Respecto a la voz, dice Vidal: «La existencia de esta palabra en íbero se demostraría al haber podido pasar al mozárabe como xilyer» (p.135). El iberista sustituye por sistema el dígrafo ch- por x-.

Polisémica según la grafía y lengua a que pertenezca la variable, generalmente señala oquedad, depósito de trigo, hoyo, cavidad, sima, madriguera, calabozo, etc. En valenciano era usual usar el plural desde los clásicos: “ubertes ciges” (Roig: Espill, 1460), aunque su morfología adoptó la prepalatal africada sorda:

“quels moros de Bétera se havíen alçat en les siches” (BRAH, Dietari Porcar, 4 oct. 1609); y, en el mismo manuscrito: “en les Siches de Burjaçot” (Porcar: any. 1622, f. 399).

También hubo cambio de género: “en Burchasot... los Siches” (Peydró, Vicent: D. Juan Treneta, 1882, ed. 1899); manteniendo el significado de depósito de grano o cavidad:

“en lo forat de un rincó
aon amagat entre siches
... en lo forat aon yo estaba” (El Mole, Valencia, 2 / 11 / 1863)

socarrar - de raíz ibera y emparentado con el vasco sukar(ra), ‘llama de fuego’, era común al castellano de Berceo. Aparece en les glosas valencianas del Vocabulista de Florencia (s.XIII), traducido al latín comburere. Vidal recuerda que “en vasco existe sugarastatu con idéntico significado al catalán sucarrar” (p.145).
Lo de ‘sucarrar’ sólo lo he oído en castellano paródico y catalán, mientras que ‘socarrar’ ha sido y es morfología y fonética valenciana:

“¡Ay, agárram, que les lluernes dels teus ulls me socarren” (G.B.: La Perla d’Alberic, Valencia, 1918, p.15)

También existe el semantismo traslaticio de enfadar: “lo que me socarra es que u fasa aposta” (BNM, Chaques l’olier, c. 1850); y el diminutivo ‘socarraet’, con elisión de - d-intervocálica del valenciano moderno:

“d´arrós en fesols y naps...,
y si li noten gustet,
es que un poc me s´agarrat
y m´ha eixit socarraet
(Peris Celda: Arrós en fesols y naps, Valencia, 1921)


http://www.rtve.es/alacarta/videos/con-las-manos-en-la-masa/manos-masa-arroz-fesols-naps-antonio-ferrandis/3785219/



Otros derivados serían socarrim y socarrimet:

“a voreu quin socarrim” (Vercher: En la velá d’un albat, Valencia, 1865)

Existen múltiples cognados en las lenguas peninsulares, sin olvidarnos que Berceo usaba ‘socarrar’ en el castellano del siglo XIII. La existencia de homógrafos de raíz ibera o celtíbera en valenciano y castellano no denota supeditación de una lengua a otra, sino derivación de un mismo étimo y trayectoria morfológica paralela.

taboll - el valenciano taboll, ‘inmaduro’. de origen desconocido, lo incluye Vidal en su vocabulario íbero-catalán (p. 39). Corominas supone que la voz pudo nacer en esferas bilingües valencianas... puede que antes de la Conquista por una amalgama morfológica (DECLLC, VIII, p.182), ¿hibridación de léxico ibero y árabe? . Es valenciano moderno, aunque figuraba en los clásicos:

taboll, no es eixe el diputat” (El Tío Cuc, nº148, Alacant, 1917)


tos – equivalente al cat. clatell y cast. nuca,

Vidal lo enlaza etimológicamente al prerromano hispánico *taukia (copiando a Corominas) y sus dudosos cognados: gascón tusú, tudu; roncalés taika, etc. El origen, dice, estaría en la protoforma del ibero *toke, sin rechazar *tottia. La voz estaba arraigada en el valenciano clásico de Sent Vicent Ferrer, Jaume Roig, Joan Esteve. etc. En el ms. valenciano Consolat de Mar tenemos tos, toç ; traducido a cuguroz’ en la versión catalana.
Es valenciano clásico y de los dramaturgos saineteros:

“te els ulls en lo tos” (Colom, J.: Cuatre comics d’ocasió, Valencia, 1873)


Es significativo que Vidal no recoja ni analice tótina, ‘cabeza’, una de esas voces valencianas de etimología desconocida que suelen archivarse como “de origen onomatopéyico o expresivo”:

“de la primera nyespla... li encale la tótina dalt del Micalet” (Mollá: El punt, Valencia, 1920)


Turia – analizando el hidrónimo prerromano, dice Vidal: «este adjetivo ibérico *thuri, ‘blanco’, puede plantearse tras conocer que el río Turia tiene como afluente principal el Guadalaviar, del árabe Wadi Al-Abyad 'Río Blanco'. El Turia es conocido popularmente (según Cortés, 1836: 292) como Río Blanco por las poblaciones castellanoparlantes de Ademuz, Chelva, y Chulilla, por lo que tal vez nos hallemos ante una traducción del topónimo prerromano que sobrevivió en el mozárabe local para luego ser traducido al árabe en su curso alto. De ser esto correcto, tendríamos que el ibérico *thuri sería cognado del vasco zuri ‘blanco’».


Wadi Al-Abyad en Omán


turma – según Vidal, «de la raíz pre-romana *turm, el sust. turma (testículo) podría pertenecer a un hipotético ámbito común iberovasco-indoeuropeo muy antiguo». 
El prerromano ‘turma’ generalmente aparece en plural y referido a los de cordero, toro, etc. / tripóns / Se documenta por primera vez en lengua valenciana:

“turmes, rasoles / e (l)leteroles” (Roig: Espill, 1460)

https://lletra.uoc.edu/ca/autor/jaume-roig.pdf

El sustantivo era tan habitual que aparece hasta en motes burlescos como el aplicado a un inocente Jurat de Valencia, al que le gastaron la broma de hacerle creer que las ovejas tenían testículos:

“alias turmes de ovella” (BRAH, Ms. Porcar, J.: Dietari, 1624, f. 445)

En 1460, cuando Jaume Roig escribe turmes’ (testículos, criadillas), en castellano sólo se conocía el significado latino de ‘turma’, escuadrón o contingente de caballería: “assi mesmo se dize turma o esquadra de caualleros” (Alfonso de Palencia: Universal vocabulario, año 1490)

El valenciano turma, testículo, estaba arraigado en el s. XV; no en castellano y catalán. Significativamente, el paleógrafo Milà i Fontanals, queriendo dar verosimilitud a su elaborado Curial e Güelfa, no se atrevió a usar el semantismo valenciano. En el Curial sólo se alude a grupo de guerreros o gente caótica, significado también presente en el castellano de Berceo:

“de rabiosa ira..., romp aquella turma de gent, fan-se fer loch” (Milà i Fontanals. Curial e Güelfa, c.1870)

El léxico valenciano de origen ibero, mozárabe o árabe se filtraba al castellano y catalán por el simple intercambio lingüístico entre comerciantes, funcionarios, soldados, clero, etc. Las filtraciones se manifestaban también en escritores residentes en el Reino. Así, el sevillano Lope de Rueda mechaba voces valencianas en sus obras: ‘casa fosca, buñolera, pancha’, e incluso frases: “no he fet yo tan gran llegea” (El Deleytoso, c.1560). Aparte de vivir en Valencia y tener amistad con intelectuales como Timoneda, Lope de Rueda se casó con la valenciana Rafela Trilles, que le facilitaría el conocimiento del idioma. Valga de ejemplo el sust. medieval ‘pancha’,

presente en los clásicos: “la pancha”


(Roig: Espill, 1460). Por su parte, el catalán Onofre Pou, que estudió en la Univ. de Valencia y pudo conocer a Lope de Rueda, también lo recogió en su trilingüe diccionario: “la gran pancha” (Pou, O.: Thesaurus, Valencia, 1575)

El ejemplo de ‘pancha’ es mozarabismo morfológico, del latín pantex, -icis; pero igual proceso de filtración a otras lenguas sucedía con vocablos valencianos de origen ibero, como el citado ‘turma’. El dramaturgo Guillem de Castro pone en pone en boca del escudero Galíndez esta frase, hablando de manjares:

“A la dama mía le di turmas” (Los mal casados de Valencia, c.1595).

Turmalet —El prerromano * turm (asociado a bulto, montículo, hinchazón, altura...), nos dejó también el orónimo valenciano Turmalet, elevación del terreno o colina en la partida del mismo nombre. Modernamente, los ciclistas aficionados que hacen su ruta llaman Tourmalet al montículo, por confusión analógica con el homónimo francés. Los documentos recuerdan su morfología:

“en lo terme de Xixona... una heretat dita del Turmalet” (Llibre del Loreto de Muchamel, 7 giner 1621, f. 172)

Es imposible no asociar el valenciano Turmalet al pirenaico Tourmalet. Las primeras noticias sobre la mítica montaña francesa son del siglo XVII, por lo que el pueblo pudo convertir en comprensible un topónimo enigmático. La fecunda etimología popular transformaría el prerromano Turmalet en Tourmalet. Hoy en día sigue la polémica sobre el significado: ‘viaje malo’, 'camino de mal retorno', ‘montaña lejana’, etc. Algunos etimologistas franceses consideran ‘tur’ como prefijo prerromano que significaría altura / turó ?/; y ‘mal’, montaña empinada. Los vascos, por su parte, argumentan que derivaría de iturrimalda. Nuestro 'Turmalet' no está recogido por el iberista Vidal, al desconocer el valenciano.

Conclusión: la ley del embudo.

Al ser numerosa la relación de palabras valencianas de supuesto origen ibero, sólo hemos citado unas pocas de las incluidas en el ensayo de Vidal que, recordemos, dice:

“La introducción de palabras íberas en el protocatalán debió ser provocada por iberoparlantes bilingües,y al no constar a ciencia cierta ni cuándo se dejó de hablar el íbero” (Vidal, p.29)

No hay motivo para no aplicar esta aseveración al valenciano:

“La introducción de palabras iberas en el protovalenciano debió ser provocada por iberoparlantes bilingües, y al no constar a ciencia cierta ni cuándo se dejó de hablar el íbero”.

Vidal también valora la advertencia sobre Corominas: “que cuando usa el adjetivo vasco puede hacer referencia a palabras de origen vasco o ibero” (p. 691). Sería el caso de voces como, por ejemplo, ‘socarrar’; pero nos queda un tesoro de voces valencianas híbridas de morfología prerromana o ibera con la latina, visigoda, bizantina, árabe, etc. :
carchofa, sarnacho, fardacho, carabasa, carrasca, barraca, tocha, etc.

N.B.: Para consultar dudas léxicas, DHIVAM, diccionario histórico del idioma valenciano moderno: