champouirau, chapurriau, chapurriat, chapurreau, la franja del meu cul, parlem chapurriau, escriure en chapurriau, ortografía chapurriau, gramática chapurriau, lo chapurriau de Aguaviva o Aiguaiva, origen del chapurriau, dicsionari chapurriau, yo parlo chapurriau; chapurriau de Beseit, Matarranya, Matarraña, Litera, Llitera, Mezquín, Mesquí, Caspe, Casp, Aragó, aragonés, Frederic Mistral, Loís Alibèrt, Ribagorça, Ribagorsa, Ribagorza, astí parlem chapurriau, occitan, ocsitá, òc, och, hoc
2.53. LA VIRGEN DEL CASTILLO, DEFENSORA DE BIJUESCA
(SIGLO XII. BIJUESCA)
El rey aragonés Alfonso I el Batallador, que poco antes acababa de tomar por la fuerza de las armas la importante ciudad de Zaragoza —tras recorrer victorioso con su hueste toda la comarca, junto con otras poblaciones como las de Torrijo, Berdejo, Torrelapaja, Malanquilla o Carabantes—, se propuso conquistar y así lo hizo la plaza fuerte de Bijuesca, defendida por un casi inexpugnable castillo moro.
Apenas tuvo tiempo de saborear el éxito alcanzado, pues el Batallador, conocedor de la debilidad musulmana del momento, trató de explotarla de modo que abandonó la zona no sin antes encomendar la defensa de las tierras recién reconquistadas a reducidas guarniciones que se hicieron fuertes en los alcázares y castillos que acababa de tomar al enemigo.
Sin embargo, en el caso concreto de Bijuesca, viendo el escaso contingente del retén, los musulmanes sometidos intentaron volver a tomar la plaza que a punto estuvo de perderse. Fue tal el empuje de los moros sublevados que la desmoralización y el desánimo cundieron pronto entre los defensores cristianos, que a punto estuvieron de verse obligados a entregar la fortaleza.
Cuando la suerte parecía estar echada sin remedio, uno de los centinelas que estaban de vela descubrió —erguida sobre la muralla exterior del castillo y envuelta en un intenso halo de luz— una imagen de la Virgen. Aquella portentosa aparición infundió a los soldados sitiados los ánimos suficientes como para rechazar de manera contundente al enemigo, que no alcanzaba a entender la causa de aquella reacción tan inesperada y aguerrida.
Los moros, que cada vez estaban más aislados merced a las victorias de Alfonso I por toda la extremadura soriana, no comprendían cómo una pretendida aparición —plasmada en una simple y pequeña talla de madera que los defensores denominaron «virgen del castillo»— había logrado infundirles tanta fuerza y arrojo. Pero lo cierto es que Bijuesca pasó de manera definitiva a ser aragonesa hasta hoy pues los habitantes moros fueron definitivamente sometidos.
[Proporcionada por Concepción García. Faci, Roque A., Aragón..., II, pág. 457.]
https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_Bijuesca El castillo de Bijuesca es una edificación militar, construida en el siglo XIV, ubicada en el municipio de Bijuesca, en la provincia de Zaragoza (España), dentro de la comarca de la comunidad de Calatayud, a 50 km de Calatayud, 56 de Soria y 139 de Zaragoza. En 1357 Pedro IV de Aragón mandó fortificar el castillo y la iglesia del municipio de Bijuesca, los cuales se encontraban estratégicamente situados en la confluencia entre el Reino de Aragón y la castellana provincia de Soria. Dentro de la conocida como Guerra de los Dos Pedros, dada su proximidad con el Reino de Castilla, éste fue uno de los primeros Castillos conquistados por D. Pedro I el Cruel, en 1358, quien dejó el castillo en manos del capitán Gómez de Carrillo, señor del Torreón de las Henestrosas, quien fue asesinado por el mismo D. Pedro, por supuesta traición. Tras ser recuperado por el reino de Aragón, el castillo se volvió a perder bajo el mando de Pedro IV en 1362. Éste, lo mandó derribar, pero no se cumplió la orden del todo ya que sólo se derribó una parte. Estuvo activo durante el siglo XIV. Este castillo siempre perteneció al municipio, excepto durante su conquista por D. Pedro IV. El castillo, uno de los mayores atractivos de Bijuesca, conserva una torre defensiva, aún en pie. La mayor parte de los muros han sido derrumbados por el paso del tiempo, principalmente debido a la erosión y la llegada directa de los rayos solares. Aunque hay esfuerzos para recuperarlo, el castillo de Bijuesca está en deterioro progresivo. Incluido en la Lista roja de patrimonio en peligro (España) de la asociación Hispania Nostra.
En su diario, solitario y monótono deambular por los campos y rastrojeras que rodean al pueblo, un joven pastor de Biscarruésvenía observando desde hacía cierto tiempo que todos los días, sin excepción alguna, una de las cabrasde su rebaño se alejaba sola de las demás, regresando de nuevo al seno de la manada transcurrido un cierto tiempo, que no era mucho.
Movido por la curiosidad que le causaba aquel proceder de la cabra, decidió seguirla un día, dejando el rebaño al cuidado de sus dos perros pastores. Caminando tras ella a prudente distancia para no asustarla, vio que se adentraba decidida en una cueva naturalexcavada en la roca caliza de un montículo.
No dudó entonces en penetrar también él en la oquedad, donde, con gran sorpresa, halló una bella imagen de la Virgen —luego llamada de Miramonte— y una campana de mediano tamaño.
Cuando, tras poner a buen recaudo su ganado, llevó la noticia del hallazgo al pueblo, se organizó una procesióncon el párroco al frente, decidiendo trasladar a la imagen y la campana a la iglesia.
Algunos años después, cuando el rey Sancho Ramírez de Aragón decidió enfrentarse a los musulmanes en batalla campal para intentar eliminar los obstáculos que se oponían en su camino hacia el Ebro, pasó por Biscarrués para ponerse humildemente bajo el amparo y pedir la intercesión de la Virgen, que le infundió los ánimos y valentía necesarios para vencer a los moros en la batalla de Piedratajada. Estaba terminando el siglo XI. Agradecido el monarcapor la ayuda celestial, decidió crear una cofradía compuesta por treinta hidalgosy seis sacerdotes.
La campana es tan milagrosa como la propia imagen de la Virgen, pues ahuyenta las tempestades y las malas nubes que amenazan las cosechas, a la vez que remedia el dolor de las parturientas.
Tradicionalmente, la historiografía suponía que el emplazamiento de Piedra-Pisada correspondería a la actual Piedratajada, un lugar cercano a Ayerbe. Sin embargo, es insostenible que la palabra “pisada” con el paso de los siglos acabara transformándose en “tajada”, por lo que Ubieto rechazó esta ubicación. Es mucho más plausible que Piedra Pisada evolucionara en Piedra Pesada, Piedra Pisa, Piedra Piza o Piedra Pesa.
El 12 de Octubre es el día de la Fiesta Nacional de nuestra patria. También es el día de la Virgen del Pilar, coincidiendo con el día de la patrona de España. De la misma forma, es patrona de la ciudad de Zaragoza, como no podía ser de otra manera, después de ser la ciudad que alberga el templo mariano más antiguo de la cristiandad. Además es la patrona de la Guardia Civil, que celebra su día grande coincidiendo con nuestra Fiesta Nacional.
Luis del Val, periodista, escritor y colaborador de 'Herrera en COPE', ha querido aprovechar este 12 de octubre para dedicar unas palabras muy emocionantes a este Día del Pilar.
Hasta el mismo Carlos Herrera ha subrayado un par de veces lo "bonito" que estaban siendo las citas del zaragozano. "¡Enhorabuena! Un mañicocomo Luis del Val no podía escribir otra cosa hoy", ha dicho de forma agradecida el comunicador.
Aquí puedes leer el texto completo de Luis del Val:
“Buenos días, pido perdón de antemano pero en este día se me pone el alma de jota y el corazón de guitarra. Y es que para el Pilar, sabe la jota a rosa recién abierta, a besico de la madre y a visita mañanera.
Son cuatro estrofas que se convierten en seis y que como decía Manuel Machado, Manuel, no Antonio, que fue bibliotecario en el Ayuntamiento de Madrid, hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor.
Y hay unos latigazos líricos estremecedores, tremendos, de poetas fortuitos que nunca conoceremos, y que en la parte de atrás de un recibo en la margen de las páginas de un periódico, con premura y sin pensar, escribieron cuatro esquinas de amor o de pena, de nostalgia o desafío, que se han quedado para siempre tan clásicas como la literatura de los consagrados.
Recuerdo a José Oto rotundo y fuerte, recordando a una jotera recién fallecida cantar eso de cuando se murió le puse mi pañuelo por su cara pa´ que la tierra no toque, boquita que yo besara.
El amor del hombre por la mujer, pero también el amor de la mujer por el hombre del que nace está jota. Cuando una baturra quiere a quien la sabe querer, de tanto querer se muere, y muerta, quiere también.
Por el amor a la patria, la chica y la grande, España va tan adentro del sentir de mi Aragón, que ser baturrosupone ser doblemente español.
Y el amor claro a la Virgen, tuve un tío al que no creo haberle visto ir a misa nunca pero iba al Pilar a ver a la Virgen y se quedaba de pie un rato, luego daba media vuelta y salía del templo en silencio.
Un día escuche una jota que parecía escrita para él. Entré un día a ver la Virgen y como no sé rezar, canté una jota despacico y vi a la Virgen llorar.
Pido perdón de nuevo pero en este día se sientan los recuerdos a mi lado y me dan pellizcos de Bandurriay me llevan por la calle Alfonso y me susurran coplas al oído y hay una que este invierno musitaré en el lugar más tranquilo del pueblo de Ateca, una jota que no sabía que un día me iba a parecer que estaba dedicada a una circunstancia personal y que dice tan escueta como lírica, tan rotunda como delicada: 'Cómo quieres que en invierno den rosicas los rosales, si fue una tarde de enero cuando se murió mi madre'.
Decía Vázquez Montalbán que la vida no era un tango sino un bolero. Y es posible que por Navarra, La Rioja y Aragón, la vida pueda ser un puñadico de jotas”.
José Iranzo, el pastor de Andorra, la palomica
Estuve en el cementerio el día de su entierro en Andorra. Cantaron "aunque el tiempo no acompañe", y una versión de la palomica en la que levanta por fin el vuelo.
2.61. LA RESISTENCIA DE LOS MOZÁRABES DE CALANDA (SIGLO XII. CALANDA)
La rica tradición calandina recuerda con evidente orgullo el portentoso suceso llamado del Humilladero, favor que hizo Dios a los hijos cristianos de la villa, sin duda por la intercesión de su amada virgen del Pilar, para librarlos de las crueldades moras, según reza la leyenda.
La pequeña pero cohesionada comunidad de cristianos que permaneció en Calanda durante la larga dominación de los moros procuró mantener y alentar una constante resistencia activa frente a las autoridades musulmanas, de modo que no puede extrañar la actitud contraria de estos mozárabesa satisfacer el tributo personal impuesto por los gobernantes de la villa puesto que ellos se consideraban descendientes directos de los fundadores del poblado.
Llegó un momento en el que la situación había alcanzado límites alarmantes, de manera que, para acabar con aquella insistente resistencia de los cristianos calandinos, un numeroso grupo de jinetes moros se dirigió a las cercanías de la puerta llamada de Valencia, una de las entradas del barrio mozárabe, para tratar de ejecutar la condena de exterminio total de los cristianos que acababa de dictar y firmar el rey musulmán de Sarakusta, de quien dependía en última instancia la población.
Se organizó la partida de hombres moros que tenía que ejecutar la sentencia y se encaminó hacia el portal de Valencia, en cuyos muros, dentro de una pequeña hornacina, podía verse una imagen de la virgen del Pilar, a la que invocaban todos los vecinos cristianos pidiéndole amparo y protección frente a sus enemigos de religión.
Al llegar frente a la puerta, los jinetes moros —constituidos en verdugos para la ocasión— caían uno tras otro de forma estrepitosa y hasta grotesca al suelo, pues, de manera repentina e inesperada, los caballos humillaban sus patas delanteras ante la sagrada imagen, originando la forzosa descabalgadura.
Ante tan inexplicable y portentoso hecho para el cual no encontraban explicación lógica, las autoridades moras decidieron posponer la aplicación de una sentencia que nunca se llevó a efecto, pues la población sería liberada poco después. Lo cierto es que desde entonces la imagen de la puerta de Valencia fue aclamada y cantada con generales himnos y llamada, en adelante, Nuestra Señora del Humilladero.
Calanda es un municipio de la comarca del Bajo Aragón, provincia de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón, España.
En esta localidad han nacido prominentes figuras de la cultura española, como el cineasta Luis Buñuel (1900), el compositor barroco Gaspar Sanz (1640), el filósofo Manuel Mindán (1902), el cardenal y escritor Antonio María Cascajares (1834) o el ensayista y filósofo del derecho Miguel Sancho Izquierdo (1890).
Foto de José Antonio Bielsa
Su nombre actual se deriva del poblado celtíbero que se asentó sobre la población con el nombre de "Kolenda". Importante huella han dejado los distintos pueblos que habitaron las tierras de Calanda: además de los celtíberos, por aquí pasaron romanos, visigodos y árabes; el origen de la afición a tocar tambores y bombos viene de la época de las luchas con los árabes (siglo XII), ya que sirvieron para avisar de los ataques de éstos; posteriormente se utilizó como instrumento de celebraciones. Con la invasión árabe se formó un núcleo de población alrededor de un castillo hoy desaparecido, separando la población cristiana de la mora. La reconquista de Calanda tendría lugar en 1119 por Alfonso I El Batallador; pero la reconquista definitiva no se producirá hasta el bienio 1169-1170, bajo el reinado de Alfonso II. Sin embargo, y pese a sus remotos orígenes, la fundación de la Calanda que llegaría a ser la actual tuvo lugar en 1360 con la concesión a la villa de su Carta de Puebla, quedando bajo el emblema de la Orden de Calatrava. Los últimos moriscos de Calanda abandonaron ésta hacia 1610, dada la difícil convivencia entre cristianos y árabes. El milagro de Calanda: El 29 de marzo de 1640, cuenta la leyenda que tuvo lugar en Calanda uno de los acontecimientos más singulares en la historia de la villa: el milagro obrado por la Virgen del Pilar, entre las diez y las once de la noche, en la persona de Miguel Pellicer, quien recuperó por intervención de la Virgen la pierna que le había sido amputada dos años y cinco meses antes.
El 2 de abril, cinco días después del milagro, Miguel Andreu, notario de Mazaleón, levantó acta notarial de "tan impresionante hecho". El acta original, con todo el protocolo de 1640, se conserva en el Archivo del Ayuntamiento de Zaragoza.
El 25 de abril, Miguel Juan y sus padres llegaron a Zaragoza para dar gracias a la Virgen del Pilar. El Cabildo de Zaragoza remitió al Conde-Duque de Olivares la información del hecho para que, a su vez, la pusiera en conocimiento del rey Felipe IV. Declararon en dicho proceso facultativos y sanitarios (5 personas), entre ellos el cirujano que le amputó la pierna, familiares y vecinos (5 personas), autoridades locales (4 personas), autoridades eclesiásticas (4 personas) y personajes diversos (6 personas, destacando a dos mesoneros de Samper de Calanda y de Zaragoza). La archidiócesis aragonesa reconoció el hecho como milagro el 27 de abril de 1641. Vittorio Messori dedica el libro Il Miracolo (2008, Mondadori) al milagro de Calanda y a rebatir las criticas a su veracidad. Títulos:
Antiquísima: Concedido desde tiempos remotos. Muy Leal: Concedido por el rey Jaime I en el año 1239. Fiel: Concedido por el rey Pedro IV el Ceremonioso. Fidelísima: Concedido por el rey Felipe V en el año 1717, concediéndole también para su escudo un león y una flor de lis. Nombres de Calanda a través de los tiempos:
AñoDurante la dominación...Desde...Nombre c. 332-409...romanaConstantinoColenda c. 428-572...visigodahasta el reinado de LeovigildoColenda c. 572-711...visigoda (hasta la invasión de los árabes)LeovigildoCalenda
c. 967-1119...árabe-cristiana hasta la toma de la villa a los moros por Alfonso ICalanda
El melocotón tardío con Denominación de Origen llamado «Melocotón de Calanda» se cultiva de forma tradicional, caracterizándose por el proceso de embolsado previo a su maduración; es reconocible por su tamaño, un color amarillo uniforme y sin estrías, su exquisito aroma y un sabor dulce propio.
El aceite de oliva virgen extra de Calanda goza de la Denominación de Origen llamada "Aceite del Bajo Aragón". Este aceite de categoría superior, obtenido directamente de las aceitunas y mediante procedimientos mecánicos, es de color amarillo dorado, sabor suave y agradable y con una acidez perfecta.
2.46. NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA, EN LA CONQUISTA DE EJEA
(SIGLO XII. EJEA DE LOS CABALLEROS)
Para atacar Zaragozacon ciertas garantías de éxito y aspirar a poder reconquistarla, el rey aragonés Alfonso I el Batallador debía tomar y asegurar antes otras poblaciones musulmanas situadas en la margen izquierda del Ebro, procurando evitar así cualquier socorro a retaguardia. Este era el caso de Ejea y sus feraces tierras aledañas, importante enclave sarraceno al que el Batalladorpuso sitio, contando con la colaboración de importantes contingentes militares navarros y del otro lado del Pirineo.
No era, ni mucho menos, tarea fácil la reconquista de Ejea, plaza bien amurallada por todo su perímetro y muy densamente poblada, por lo que el reytuvo que idear una táctica que le llevara a un asedio eficaz, sin posibilidades de que los moros ejeanos pudieran recibir ayuda externa, de manera que situó contingentes armados a lo largo de todo su largo de la muralla y en todos los caminos que conducían a Ejea. Las tiendas de campañaformaban dos filas en torno a los muros, y mientras los componentes de una guardia vigilaban los otros podían descansar.
Cualquier colaboración, por pequeña que fuese, era bien recibida pero insuficiente en este trance. De entre las varias ayudas y aportaciones recibidas, la que más satisfizo y animó a don Alfonso fue la de la Nuestra Señora de la Oliva. En efecto, en medio de las cavilaciones del monarca aragonés, cuando ya casi desesperaba del éxito de la operación que le tenía inmovilizado con una parte muy importante de su ejército, se le apareció la Virgenpara anunciarle y garantizarle el éxito si persistía en el empeño.
El Batallador y sus hombres no salían de su asombro ante aquel prodigio, y el rey, animado por tan inesperada e increíble revelación de la Virgen, endureció todavía más tenazmente si cabe en el cerco y acabó tomando Ejea, con lo cual tuvo mucho más expedito el camino que conducía a Sarakusta, la verdadera llave del Ebro.
[Ferrer y Recax, Joseph F., Idea de Exea, págs. 138-141.]
Daniel,
lo Mussol, lay perdonabe tot a la Pesteta menos lo assunto del coro;
la despiadada forma en que lo va ficá en evidensia dabán dels ulls
de tot lo poble y lo convensimén de ella de la seua falta de
definissió sexual.
Aixó
no podríe perdonálay per mil añs que vixquere. Lo assunto del coro
ere lo oprobio mes gran que pot soportá un home. La infamia exigíe
medides en les que demostrá la seua indiscutible virilidat. A la
iglesia ya lo esperaben tots los chics y chiques de les escoles, y
Trino, lo sacristá, que arrancabe agres y ploroses notes del armonio
cuan van arribá. Y la asquerosa Pesteta tamé estabe allí, en una
vareta a la ma, erigida, espontáneamen, en directora.
Al
entrá ells, los va ordená a tots per estatura; después va eixecá
la vareta per damún del cap y va di: - Anem a vore. Vull ensayá en
vatros lo "Pastora Divina" pera cantál lo día de la
Virgen. Anem a vore - va repetí.
Li
va fé una siñal a Trino y después va baixá la batuta y los
chiquets y chiquetes van cantá cada un pel seu costat:
Paass-too-raa
Dii-vii-naaa
Seee-guiit
yooo vuu-uull...
Cuan
ya escomensaben a sintonisá les coranta dos veus, la Pesteta gran va
ficá un gesto raro de dessolasió y va di:
-
¡Prou, prou! No es aixina. No es "Pas", es "Paaas".
Aixina:
"Paaas-too-raa
Di-vi-naa; See-guiit yooo vuuull; peer les vaa-lls y o-tee-roos; lees
teuues huee-lles en poos".
Tornémi
- va di.
Va
pegá en la vareta a la tapa del armonio y va torná a cridá la
atensió de tots. Los muros del templo van ressoná en les agudes
veus infantils. Al poc rato, la Pesteta va ficá una cara de asco
que pa qué. Después va siñalá al Moñigo en la vareta.
-
Tú ten pots aná, Roc; no te nessessito. ¿Cuán has cambiat la veu?
Roc,
lo Moñigo, va acachá los ulls: - ¡Qué me sé yo! Diu mon pare que
ya de ressién naixcut berrejaba en veu de home. Encara que en lo cap
cacho, lo Moñigo díe alló en orgull, convensut de que un home ben
home té que definís desde lo naiximén. Los primés de la
escola van contestá a la seua manifestassió en unes rissetes de
superioridat. En cambi, les chiquetes van mirá al Moñigo en ensesa
admirassió. Al acabás l´atra proba, doña Lola va pressindí de
dos chics mes perque desafinaben. Una hora después, Germán, lo
Tiñós, va sé excluít tamé del coro perque teníe la veu en
transisió y la Pesteta "volíe formá un coro de tiples".
Daniel, lo Mussol, va pensá que ya no pintabe res allí y va voldre
sé excluít. No li agradabe, ademés, tindre veu de tiple. Pero lo
ensayo del primé día va acabá sense que la Pesteta creguere
nessessari pressindí dell. Van torná al día siguién y la Pesteta
va seguí sense excluíl. Alló se ficabe feo. Permaneixe al coro
suposabe, an estes altures, una deshonra. Ere casi com dudá de que
un fore mascle, y Daniel, lo Mussol, se estimabe massa la hombría
pera desenténdres de aquella selecsió. Pero a pesá dels seus
dessichos y de no quedá ya mes que sis chiquets mascles al coro
Daniel, lo Mussol, va continuá formán part dell. Alló ere un
desastre. Al cuart día la Pesteta gran, mol satisfeta, va declará:
- Se ha acabat la selecsió. Quedéu sol les veus pures. - Ne
eren quinse chiquetes y sis chiquets -. Espero - se dirigíe ara als
sis chiquets - que a cap de vatres se li ocurrixque cambiá la veu de
aquí al día de la Virgen.
Van
sonriure los chiquets y les chiquetes, prenénse en orgull alló de
tindre "les veus pures". Sol se va desesperá, per lo
bajinis, inútilmen, Daniel, lo Mussol. Pero ya la Pesteta estabe
fotén copets a la cuberta del armonio pera cridá la atensió de
Trino, lo sacristá, y les vintyuna veus pures escampaben pel templo
les plegaries a la Virgen:
Paaas-too-ra
Di-vii-naaa
seee-guiit-
yoo vuu-ll
peeer
les va-alls y o-te-rooos
lees
teuues hue-lles en pooos.
Daniel,
lo Mussol, intuíe lo que aquella tarde va passá a la eixida. Los
chics descartats, capitanejats
per lo Moñigo, los esperaben al atrio y al vórels eixí, van fé un
corro voltán les sis "veus pures" y van escomensá a
chillá de una manera repetitiva y enfadosa:
De
res va valé la intercessió de la Pesteta ni los débils esforsos de
Trino, lo sacristán, que ere ya vell y estabe bastán fluixot.
Tampoc van valé de res les mirades suplicáns que Daniel, lo Mussol,
li dirigíe al seu amic Roc. An este trance, lo Moñigo se olvidabe
hasta de les mes elementals normes de la bona amistat. Al fondo del
grupo agressó bullíe un despecho irreprimible per habé sigut
excluíts del coro que cantaríe lo día de la Virgen. Pero aixó no
importabe res ara. Lo importán ere que la virilidat de Daniel, lo
Mussol, estabe en entredit y que teníe que tráurela a flote an
aquella borrasca.
Aquella
nit al gitás va tindre una idea. ¿Per qué no cambiabe la veu al
cantá lo "Pastora Divina"? De esta manera la Pesteta lo
excluiríe com a Roc, lo Moñigo, y com a Germán, lo Tiñós. Ben
pensat ere la exclusió de este lo que mes li molestabe. Después de
tot, Roc, lo Moñigo, sempre habíe estat per damún dell. Pero lo de
Germán ere diferén. ¿Cóm habíe de conservá lo seu rango y la
seua jerarquía dabán de un chic que teníe la veu mes forta que
ell? Dessididamen teníe que cambiá la veu y sé excluít del coro
abáns del día de la Virgen. Al día siguién, al escomensá lo
ensayo, Daniel, lo Mussol, va carraspejá, buscán un efecte falso a
la seua veu. La Pesteta va tocá lo armonio en la punta de la
vareta y lo cántic va escomensá:
Paaas-too-ra
Di-vii-naaa
Seee-guit
yoo vuu-ull...
La
Pesteta se va pará en sec. Arrugabe lo nas, llarguíssim, com si li
molestare una pudina. Después va arrugá lo fron com si algo no
cuadrare en lo que ella esperabe y se sentiguere incapás de localisá
la raó de la defissiensia. Pero al segón intento va apuntá en la
vareta al Mussol, y li va di, molesta:
-
Daniel, ¡caramba!, dixa de engolá la veu o te fótego una
clatellada.
Habíe
sigut descubert. Se va ficá roch pel sol pensamén de que los demés
pugueren creure que preteníe sé un home per mich de un artifissi.
Ell, pera sé home, no nessessitabe fingí. U demostraríe a la
primera oportunidat. A la eixida, Roc, lo Moñigo, capitaneján lo
grupo de "veus impures", los va voltá en lo seu
estribillo:
Daniel,
lo Mussol, teníe ganes de plorá. Se va aguantá, sin embargo,
perque sabíe que la seua dudosa virilidat acabaríe solsínse si
plorabe dabán del grupet de energúmenos de "les veus impures".
Aixina va arribá lo día de la Virgen. Al despertás aquell día,
Daniel, lo Mussol, va pensá que no ere tan roín tindre la veu fina
als deu añs y que tems de sobres tindríe de cambiála. No ñabíe
cap raó per a sentís trist y humillat. Lo sol entrabe per la
finestra del seu cuarto y allá dallá lo Pic Rando pareixíe mes alt
y majestuós que de costum. Als seus oíts arribabe lo estampit dels
cohets y les notes desafinades de la charanga baixán la costa. Allá
lluñ, a intervalos, se persibíen los tocs de la campana, donada per
don Antonino, lo marqués, cridán a missa majó. Al peu del llit
teníe lo seu traje nou, ressién planchat, y una camisa blanca,
escrupulosamen rentada, que encara fée auló a blavet y a sabó. No.
La vida no ere trista. Ara, acolsat a la finestra, podíe comprobáu.
No ere trista, encara que mija hora después tinguere que cantá lo
"Pastora Divina" desde lo coro de les "veus pures".
No u ere, per mes que a la eixida "les veus impures" los
digueren chiquetes y mariques. Un polset dorat, de plenitut vegetal,
voltabe la vall, les seues dilatades y vastes formes. Fée auló a la
frescó dels prats, encara que se adivinabe al repós absolut del
aire un día calurós. Deball de la finestra, a la pomera mes próxima
del hort, una cagarnera fée gorgoritos y saltabe de rama en rama.
Ara passabe la charanga per la carretera, cap al Chorro y la casa de
Quino, lo Manco, y una caterva de chiquets
la seguíe soltán crits y fen curumbeles. Daniel, lo Mussol, se va
amagá dissimuladamen, perque casi tots los chiquets que acompañaben
a la charanga eren del grupo de "veus impures". En seguida
sen va aná cap a missa. Los siris chisporrotejaben al altá y les
dones lluíen los seues vestits. Daniel, lo Mussol, va puchá al coro
y desde allí va mirá fixamen los ulls de la Virgen. Díe don José
que, a vegades, la imache mirabe als chiquets que eren bons. Podríe
sé per les flames tremoloses de les veles, pero a Daniel, lo Mussol,
li va pareixe que la Virgen aquell matí enfocabe los ulls cap an ell
y lo mirabe. Y la seua boca sonreíe. Va sentí un tremoló y
entonses li va di, sense moure los labios, que li oferíe lo "Pastora
Divina" pera que "les veus impures" no sen enrigueren
dell ni lo
motejaren. Después del Evangelio, don José, lo mossen, que ere un
gran san, va pujá al púlpito y va escomensá lo sermó. Se va sentí
un carraspeo als bangs dels homens y instintivamen Daniel, lo Mussol,
va escomensá a contá les vegades que don José, lo mossen, díe "en
realidat". Encara que ell no jugabe a pares o nones. Pero don
José díe aquell matí coses tan majes, que lo Mussol va pedre la
cuenta.
-
Fills, en realidat, tots tenim un camí marcat a la vida. Tenim que
seguí sempre lo nostre camí,
sense renegá dell - díe don José -. Algúns pensaréu que assó es
ben fássil, pero, en realidat, no es aixina. A vegades lo
camí
que mos siñale lo siñó es aspre y du. En realidat assó no vol di
que eixe no sigue lo nostre camí. Deu va di: "Agarréu la creu
y seguíume". "Una cosa tos puc assegurá - va continuá -.
Lo camí
del siñó no está allí aon se amaguen a la espessura al tardet los
mossos y les mosses. En realidat, tampoc está a la taberna, aon
datres van a buscál los dissaptes y los domenges; y tampoc está al
horta aon algúns entrecaven les pataqueres o afeiten les barbes dels
panissals los díes de festa. Deu mateix, en realidat, va creá lo
món en sis díes y al séptim va descansá. Y ere Deu. Y com Deu que
ere, en realidat, no estabe cansat. Y, sin embargo, va descansá.
Va
descansá pera enseñámos als homens que lo domenge se teníe que
descansá. Don José, lo mossen, parlabe aquell día, sense duda,
inspirat per la Virgen, y parlabe suavemen, sense estridensies. Va
prosseguí dién coses del camí
de cada un, y después va passá a considerá la infelissidat que a
vegades portabe lo apartás del camí marcat per lo siñó per
ambissió o sensualidat. Va di coses inextricables y confoses pera
Daniel. Algo aixina com que un pidolán o mendigo podíe sé mes
felís sense sabé cada día si tindríe algo que portás a la boca,
que un ric a un suntuós palau ple de mármols y criats. "Algúns
- va di - per ambissió, perden la part de felissidat que Deu los
teníe assignada a un camí mes sensill. La felissidat - va acabá -
no está, en realidat, a lo mes alt, a lo mes gran, a lo mes
apetitós, a lo mes excelso; está en acomodá les nostres passes al
camí que lo siñó mos ha siñalat a la terra. Encara que sigue
humilde". Va acabá don José y Daniel, lo Mussol, va perseguí
en los ulls la seua menuda silueta hasta lo altá. Volíe omplís los
ulls dell, de la seua presensia carnal, pos estabe segú de que un
día no massa lluñ ocuparíe una hornacina a la parroquia. Pero no
siríe ell mateix, entonses, sino una talla de fusta o una figura de
escayola detestablemen pintada. Casi li va sorpendre lo soroll del
armonio, activat per Trino, lo sacristá. La Pesteta estabe dabán
dells, en la vareta a la ma. Les "veus pures" se van aclarí
la gola. La Pesteta va pegá en la vareta al armonio y Trino va
empendre los compasos preliminás del "Pastora Divina".
Después van soná les veus pures, acompassades, meticulosamen
controlades per la batuta de la Pesteta:
Paaas-too-raa
Di-vii-naaa
seee-guit
yoo vuu-ull
peeer
les vaa-lls y o-te-rooos
lees
teeues hue-llees en pooos.
La
teuua grey des-va-lii-daa
gee-meg-aan
tee im-plo-ree,
ees-cool-taa,
Sii-ñoo-raa,
lo
seu ar-dén claa-moor....
Cuan
va acabá la missa, la Pesteta los va felissitá y los va obsequiá
en un chupete a cada un. Daniel, lo Mussol, sel va guardá a la
burchaca subreptissiamen, com una vergoña. Ya al atrio, dos
envejosos li van di al passá "chiqueta, mariquita", pero
Daniel, lo Mussol, no los va fé cas. Sértamen, sense lo Moñigo
guardánli la esquena, se sentíe blanet y indeféns. A la porta de
la iglesia la gen parlabe del sermó de don José. Un poc
apartada, a la esquerra, Daniel, lo Mussol, va vore a la Mica. Li va
sonriure ella.
-
Hau cantat mol be, mol be - va di, y lo va besá al fron.
Los
deu añs del Mussol se van ficá ansiosamen de puntetes. Pero va sé
en vano. Ella yal habíe besat. Ara la Mica tornabe a sonriure, pero
no ere an ell. Se arrimabe an ella un home jove, prim y vestit de
dol. Los dos se van agarrá de la ma y se van mirá de una manera que
no li va agradá al Mussol.
Y
entonses, Daniel, lo Mussol, apenat per no sabíe quín extrañ
pressentimén, se va apartá dells y va vore que tota la gen se
donabe colsades y copets y miraben de un costat al atre de reull y se
díen en veu baixa: "Mira, es lo novio de la Mica",
"Míratel, lo novio de la Mica", "¡Collóns! Ha
vingut lo novio de la Mica", "Es guapo lo novio de la
Mica", "No está mal lo novio de la Mica". Y dingú
apartabe los ulls del home jove prim y vestit de dol, que teníe
entre les seues les mans de la Mica. Va compendre entonses Daniel, lo
Mussol, que sí ñabíen prou motius pera sentís mal aquell día,
encara que lo sol brillare a un sel esplendorós y cantaren los
muixóns a la malea, y foradaren la atmósfera en les seues
melancóliques campanes les esquelles de les vaques y la Virgen li
haguere mirat y sonreít. Ñabíen motius pera está trist y pera
desesperás
y pera dessichá morís y algo notabe ell que se desgranabe
amenassadoramen al seu interió. Per la tarde va baixá a la
romería. Roc, lo Moñigo, y Germán, lo Tiñós, lo acompañaben.
Daniel, lo Mussol, seguíe trist y deprimit; sentíe la nessessidat
de desahogás. Al prat fée auló a churros y a aglomerassió de gen;
a alegría congestiva y vital. Al sentro estabe la cucaña, deu
metros mes alta que datres añs. Se van pará dabán della y van
contemplá los vanos intentos de dos mossos que no van passá dels
primés metros. Un home borracho siñalabe en un dit la punta de la
cucaña y díe:
-
Ñan allí sing duros. Lo que pujo y los baixo que me convido.
Y
sen enríe en un cloqueo contagiós. Daniel, lo Mussol, va mirá a
Roc, lo Moñigo.
-
Vach a pujá yo - va di.
Roc
lo va picá:
-
A que no ñan collóns.
Germán,
lo Tiñós, li va di en precaussió:
-
No u faigues. Te pots matá.
Lo
va espentá la seua dessesperasió, un vago afán de emulá al jove
enlutat, als chiquets del grupo de "les veus impures". Va
saltá al trong y va pujá, sense esfors, los primés metros. Daniel,
lo Mussol, teníe com un foc mol viu al cap, una mescla rara de
orgull ferit, vanidat desperta y desesperansa. "Abán - se díe
-. Dingú sirá capás de fé lo que tú faigues". "Dingú
sirá capás de fé lo que tú faigues". Y seguíe puchán,
encara que los músculs li coíen ya. "Pujo perque no me importe
caure". "Pujo perque no me importe caure", se repetíe,
y al arribá a la mitat va mirá cap a baix y va vore que tota la gen
del prat estabe pendenta dels seus moviméns y va experimentá vértig
y se va agarrá afanosamen al trong. No obstán, va seguí puján.
Los músculs escomensaben a ressentís del esfors, pero ell
continuabe puján. Ere ya com una escarabicha als ulls dels de
deball. Lo trong va escomensá a oscilá com un abre gronsat pel ven.
Pero no teníe temó. Li agradabe está mes prop del sel, podé
tratá de tú al Pic Rando. Se li enervaben los brassos y les cames.
Va sentí un crit a baix y va torná a mirá cap aball.
-
¡Daniel, fill!
Ere
sa mare, imploránlo. Al seu costat estabe la Mica, angustiada. Y
Roc, lo Moñigo, disminuít, y Germán, lo Tiñós, al que acababe de
rebassá a la jerarquía, y lo grupo de "les veus pures" y
lo grupo de "les veus impures", y la Pesteta gran y don
José, lo mossen, y Paco, lo ferré, y don Antonino, lo marqués, y
tamé estabe lo poble, en les seues teulades de pizarra oferín la
seua mate superfíssie al sol. Se sentíe com embriagat; espentat per
una ambissió insassiable de domini y potestat. Va seguí puján sord
a les reconvensións de baix. La cucaña ere allí mes prima y se
tambalejabe en lo seu pes com un home engatinat. Se va abrassá al
tocho frenéticamen, sentín que siríe impulsat contra los montes
com lo proyectil de un fonévol o catapulta. Va pujá mes. Casi
tocabe ya los sing duros donats per "los Ecos del Indiano".
Pero los músculs li coíen, se li despellotaben, y los brassos
apenes teníen ya forses. "Mira, ha vingut lo novio de la Mica",
"Míratel, lo novio de la Mica", se va di, en rabia
mentalmen, y va pujá uns sentímetros mes. ¡Li faltabe tan poc!
A baix reinabe un silensio expectán. "Chiqueta, marica;
chiqueta, mariquita", va rossegá, y va pujá un poc mes. Ya
estabe a la punta. Lo vayvé de la cucaña aumentabe allí. No se
atrevíe a soltá la ma pera agarrá lo galardón. Entonses va arrimá
la boca y va mossegá lo sobre en furia. No se va sentí a baix ni un
aplausso, ni una veu. Gravitabe sobre lo poble lo pressagi de una
desgrassia. Daniel, lo Mussol, va escomensá a baixá. A mitat del
trong se va sentí baldat, y entonses va dixá de fé presió en les
cuixes y va rellissá rápidamen pel trong ensabonat, y va sentí que
se li enseníen les cames y que la sang saltabe dels músculs en carn
viva. De repén se va vore an terra firme, rodejat de un clamor
escandalós, esplanissades que li feríen la esquena y cops a la
galta y besos y llágrimes de sa mare, tot mesclat. Va vore al home
enlutat que portáe del bras a la Mica y que li díe, sonrién:
"Bravo, mosso". Va vore al grupo de "les veus impures"
anássen en lo cap cacho. Va vore a son pare, fotén brassillades y
renegánlo y soltán chorros de paraules absurdes que no enteníe. Va
vore, al final, a la Uca-uca corre cap an ell, abrassásseli a les
cames magullades y arrencá en un torrén de llágrimes
incontenibles...
Después,
de tornada cap a casa, Daniel, lo Mussol, va cambiá un atra vegada
de pareixe aquell día y se va di que no teníe cap motiu pera está
trist. Después de tot, lo día ere radián, la vall estabe hermosa y
lo novio de la Mica li habíe dit sonrién: "¡Bravo, mosso!".
En la Edad Media, para muchos hombres —sobre todo para los que no tenían fortuna— la guerra era un modo de vida o incluso una manera de realizarse, sobre todo cuando no se trataba de defender imperiosamente lo propio. Marchar a la guerra contra el moro, cuando éste se hallaba a cientos de kilómetros, podía suponer un medio de medrar, puesto que el reparto del botín, tras la finalización de una «hueste» o una «cabalgada», era ocasión de atesorar ingresos y riquezas a veces importantes.
Cuando el verano apenas despuntaba, uno de esos hombres que vivían de la guerra, un joven desheredado y aguerrido de Villafeliche, decidió aquel año enrolarse de nuevo con cualquier señor o municipio del sur de Sierra Morena que le aceptara entre sus filas para adentrarse en tierra de moros en la táctica de desgaste que anualmente se reiniciaba. Yendo de camino, llegado el momento de finalizar su primera jornada, decidió acampar al amparo de la sencilla ermita levantada en honor de Nuestra Señora de los Ángeles, que se levantaba a pocos kilómetros del pueblo de Cubel.
Durmió confiado durante la cálida noche y, al despuntar el alba, tras preparar su caballo para la nueva andadura del día nuevo, pero temeroso de lo que pudiera ocurrirle en la nueva aventura, que se preveía llena de riesgos, prometió a la Virgen que elevaría un santuario mayor y más hermoso si regresaba con bien del combate.
Poco, más bien nada, se sabe de las andanzas del joven guerrero de Cubel durante aquel verano y durante el otoño siguiente, pero parece que debieron ser fructíferas. El caso es que regresó sano y salvo a su pueblo, y dispuesto a cumplir la promesa que hiciera en su día. En pocos meses, se levantó un nuevo templo, de mejor fábrica y más capaz que el anterior, dispuesto para acoger a quienes necesitaran de su amparo.
En recuerdo de su benefactor, la primitiva advocación de la ermita de Nuestra Señora de los Ángelesfue cambiada por la de la Virgen de Guía al Guerrero, cuya imagen sedente presidía el altar mayor.
[Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 452-453.
Sánchez Pérez, José A., El culto mariano..., pág. 212.]
Cubel es una localidad y municipio española de la provincia de Zaragoza en la comunidad de Aragón. Tiene un área de 58,62 km² con una población de 175 habitantes (INE 2016) y una densidad de 3,14 hab/km².
Es el municipio más alto de la provincia, situado al pie de la Sierra de Santa Cruz del Sistema Ibérico. Pertenece a la comarca del Campo de Daroca. Su término municipal tiene una extensión de 58'6 kilómetros cuadrados y en él, a 2 kilómetros del pueblo, se encuadra la laguna de Guialguerrero. Dista 112 km de Zaragoza y 24 de Daroca y se encuentra cerca del límite provincial de Guadalajara. Limita con Atea (NE), Orcajo (NE), Used (9 km, SE), Torralba de los Frailes (8 km, S), Aldehuela de Liestos (7 km, SW), Abanto (7 km, NW) y Pardos (pueblo abandonado) (5 km). Eclesiásticamente está incluido en el Arciprestazgo del Alto Jalón.
El 29 de agosto de 1996 la Diputación General de Aragón autorizó al pueblo a adoptar un escudo, que es "cuadrilongo con base circular, cortado:
En campo azur, castillo de oro, mazonado de sable, y aclarado de gules, sostenido por monte rocoso de plata, cortado por foso inundado, en azur, y superado de lucero de plata.
En campo de oro, cuatro palos de gules. Bordura general de plata. Al timbre, Corona Real Abierta."
Su monumento más importante es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Tiene planta de cruz griega inscrita en un cuadrado. La iglesia es de estilo barroco, pero su torre en la parte baja es del castillo, así como todo el perímetro que marca la plaza. Está encuadrada en el Arciprestazgo del Alto Jalón.
Cubel cuenta además con la ermita de la Virgen de Guía al Guerrero, donde se conservan restos de un retablo del siglo XV.
Las fiestas son las de San José (19 de marzo) y la de la Virgen de Guía al Guerrero (tercer domingo de agosto).