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jueves, 26 de agosto de 2021

Al tren. Clarín.

AL TREN

(Lo texto del llibre de Clarín no sirá igual que este)

Leopoldo Enrique García-Alas y Ureña (Clarín).

Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar...


Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar... está que bufe y agarre lo sel... ras del coche de primera en les mans; y al seu juissi té raó que li sobre. Figúronse vostés que ell ve desde Madrid sol, tombat tot lo llarg que es a un reservat, en lo que ha tingut que contentás, perque no va ñabé a la seua dispossisió, per torpesa dels empleats, ni coche-llit, ni cosa pareguda. Y ara, cuan milló dormíe, a mija nit, a la mitat de Castilla, li obrin la porta del seu departamén y li demanen mil perdons... perque té que admití la compañía de dos viachés nada menos: una siñora enlutada, cuberta en un vel espés, y un tinén de artillería.

¡De cap manera! No ña cortessía que valgue; lo noble español es mol inglés cuan viache y no se entreté en miramens medievals: defén lo home lo seu resservat poc menos que al sport que ha adeprés a Eton, a Inglaterra, lo noble duc castellá, estudián inglés.

¡Un consellé, un senadó, un duc, un ex-ministre, consentí que entron dos desconeguts al seu coche, después de habé consentit en pressindí de una berlina-llit, al que té dret! ¡impossible! ¡Allí no entre ni una mosca!

La dama de dol, avergoñida, confusa, procure desapareixe, buscá refugi a consevol furgó aon pugue ñabé gossos mes fins... pero lo tinén de artillería li tanque lo pas ocupán la eixida, y en molta tranquilidat y finura defén lo seu dret, lo dels dos.

- Caballé, no nego lo dret de vosté a reclamá contra los descuidos de la Compañía... pero yo, y per lo vist esta siñora tamé, ting billet de primera; tots los demés coches de esta classe venen plens; an esta estassió no ña manera de aumentá lo servissi... aquí ñan assientos de sobres, y aquí mos embutirem. Lo jefe de la estassió apoye en timidés la pretensió del tinén; lo duc se creix, lo jefe sedix... y lo artillé cride a un cabo de la Guardia Sivil, que, enterat del cas, aplique la ley marsial al reglamén de ferrocarrils, y decrete que la viuda (ell la creu viuda) y lo seu tinén se quedon al resservat del duc, sense perjuissi de que este se queixo dabán de qui correspongue.

Pergamino proteste; pero acabe per calmás y hasta li oferix un magnífic puro al militar, del que acabe de sabé, acsidentalmen, que va al expresso a incorporás al seu regimén, que se embarque cap a Cuba.

- ¿Aixina que va vosté a Ultramar a defendre la integridat de la patria? - Sí siñó, al radé sortech (o sorteo) me ha tocat la china.- ¡Y vaya chinada!-

Dixo a ma mare y a la meua dona dolentes y dixo dos chiquets de menos de sing añets. - be, sí; es lamentable... ¡Pero la patria, lo país, la bandera!

- Ya u crec, siñó duc. Aixó es lo primé. Per naixó hi vach. Pero séntigo separám de lo segón. Y vosté, siñó duc, ¿aón sen va?

- Phs... per lo pronte a Biarritz, después al Nort de Fransa... pero tot aixó está mol vist; passaré lo Canal y repartiré los mesos de agost y de setembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn...
La dama del dol y del vel, ocupe silensiosa un racó del resservat. Lo duc no sen fixe en ella. Después de repassá un periódic, seguix la conversa en lo artillé, que es de poques paraules.

- Alló está mol mal. Cuan yo, per novatada de ministre, vach admití la cartera de Ultramar, pera adependre, me vach convense de que tenim que cauterisá la administrassió ultramarina, si se vol salvá.

- Y vosté ¿no va pugué aplicál?

- No vach tindre tems. Vach passá al estat, per los meus merits y servissis. Y ademés... ¡ñan tans compromisos! Oh, pero la insensata rebelió no durará; los nostres héroes defenen alló com a leons; miro vosté que es magnífica la mort del general Zutano... víctima de la seua valentía a la acsió de Tal... Zutano y un atre valén, un capitá... Lo capitá... no sé cuáns, van perí o morí allí pel mateix valor y lo mateix patriotisme que los mes renombrats martirs de la guerra. Zutano y lo atre, lo capitá aquell, se mereixen estatues; lletres de or a una lápida del Congrés... Pero de totes maneres, alló está mol futut... No tenim una administrassió... Conque ¿vosté se quede aquí pera pendre lo tren que lo porto a Santander? pos venga, bona sort, mols llorés y poques bales... Y si vol vosté algo per aquí... ya sap vosté, lo meu tinén, durán lo estiu, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn...

Lo duc y la dama del dol y lo vel se queden sols al resservat. Lo ex-ministre procure, en discressió relativa, conversá.

La dama conteste en monossílabos, y a vegades en señes.

Lo de Pergamino, despechat, se aburrix. A una estassió, la enlutada mire en impassiensia per la finestreta.

- ¡Aquí, aquí! - cride de repén -; Fernando, Adela, aquí...

Una parella, tamé de dol, entre al resservat: la enlutada del coche los abrasse, plore damún del pit de l´atra dona, sofocán los gañols. Lo tren seguix lo seu viache. Despedida, abrassos un atra vegada, ploreres...

Se van torná a quedá sols la dama y lo duch.
Pergamino, mort de impassiensia, se aventure al terreno de les possibles indiscressions. Vol sabé a tota costa lo origen de aquelles penes, la causa de aquell dol... Y obté freda, seca, irónica, entre llágrimes, esta breve resposta:

- Soc la viuda del atre... del capitá Fernández.

// 

EN EL TREN.


El duque del Pergamino, marqués de Numancia, conde de Peñasarriba, consejero de ferrocarriles de vía ancha y de vía estrecha, ex ministro de Estado y de Ultramar… está que bufa y coge el cielo… raso del coche de primera con las manos; y a su juicio tiene razón que le sobra. Figúrense ustedes que él viene desde Madrid solo, tumbado cuan largo es en un reservado, con que ha tenido que contentarse, porque no hubo a su disposición, por torpeza de los empleados, ni coche-cama, ni cosa parecida. Y ahora, a lo mejor del sueño, a media noche, en mitad de Castilla, le abren la puerta de su departamento y le piden mil perdones… porque tiene que admitir la compañía de dos viajeros nada menos: una señora enlutada, cubierta con un velo espeso, y un teniente de artillería.

¡De ninguna manera! No hay cortesía que valga; el noble español es muy inglés cuando viaja y no se anda con miramientos medioevales: defiende el home de su reservado poco menos que con el sport que ha aprendido en Eton, en Inglaterra, el noble duque castellano, estudiante inglés.

¡Un consejero, un senador, un duque, un ex-ministro, consentir que entren dos desconocidos en su coche, después de haber consentido en prescindir de una berlina-cama, a que tiene derecho! ¡Imposible! ¡Allí no entra una mosca!

La dama de luto, avergonzada, confusa, procura desaparecer, buscar refugio en cualquier furgón donde pueda haber perros más finos… pero el teniente de artillería le cierra el paso ocupando la salida, y con mucha tranquilidad y finura defiende su derecho, el de ambos.

-Caballero, no niego el derecho de usted a reclamar contra los descuidos de la Compañía… pero yo, y por lo visto esta señora también, tengo billete de primera; todos los demás coches de esta clase vienen llenos; en esta estación no hay modo de aumentar el servicio… aquí hay asientos de sobra, y aquí nos metemos.

El jefe de la estación apoya con timidez la pretensión del teniente; el duque se crece, el jefe cede… y el artillero llama a un cabo de la Guardia civil, que, enterado del caso, aplica la ley marcial al reglamento de ferrocarriles, y decreta que la viuda (él la hace viuda) y su teniente se queden en el reservado del duque, sin perjuicio de que éste se llame a engaño ante quien corresponda.

Pergamino protesta; pero acaba por calmarse y hasta por ofrecer un magnífico puro al militar, del cual acaba de saber, accidentalmente, que va en el expreso a incorporarse a su regimiento, que se embarca para Cuba.

-¿Con que va usted a Ultramar a defender la integridad de la patria?

-Sí señor, en el último sorteo me ha tocado el chinazo.

-¿Cómo chinazo?

-Dejo a mi madre y a mi mujer enfermas y dejo dos niños de menos de cinco años.

-Bien, sí; es lamentable… ¡Pero la patria, el país, la bandera!

-Ya lo creo, señor duque. Eso es lo primero. Por eso voy. Pero siento separarme de lo segundo. Y usted, señor duque, ¿a dónde bueno?

-Phs… por de pronto a Biarritz, después al Norte de Francia… pero todo eso está muy visto; pasaré el Canal y repartiré el mes de Agosto y de Septiembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn…

La dama del luto y del velo, ocupa silenciosa un rincón del reservado. El duque no repara en ella. Después de repasar un periódico, reanuda la conversación con el artillero, que es de pocas palabras.

-Aquello está muy malo. Cuando yo, allá en mi novatada de ministro, admití la cartera de Ultramar, por vía de aprendizaje, me convencí de que tenemos que aplicar el cauterio a la administración ultramarina, si ha de salvarse aquello.

-Y usted ¿no pudo aplicarlo?

-No tuve tiempo. Pasé a Estado, por mis méritos y servicios. Y además… ¡hay tantos compromisos! Oh, pero la insensata rebelión no prevalecerá; nuestros héroes defienden aquello como leones; mire usted que es magnífica la muerte del general Zutano… víctima de su arrojo en la acción de Tal… Zutano y otro valiente, un capitán… el capitán… no sé cuántos, perecieron allí con el mismo valor y el mismo patriotismo que los más renombrados mártires de la guerra. Zutano y el otro, el capitán aquél, merecen estatuas; letras de oro en una lápida del Congreso… Pero de todas maneras, aquello está muy malo… No tenemos una administración… Conque ¿usted se queda aquí para tomar el tren que le lleve a Santander? Pues ea; buena suerte, muchos laureles y pocos balazos… Y si quiere usted algo por acá… ya sabe usted, mi teniente, durante el verano, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn…

El duque y la dama del luto y el velo quedan solos en el reservado. El ex-ministro procura, con discreción relativa, entablar conversación.

La dama contesta con monosílabos, y a veces con señas.

El de Pergamino, despechado, se aburre. En una estación, la enlutada mira con impaciencia por la ventanilla.

-¡Aquí, aquí! -grita de pronto-; Fernando, Adela, aquí…

Una pareja, también de luto, entra en el reservado: la enlutada del coche los abraza, sobre el pecho de la otra mujer llora, sofocando los sollozos.

El tren sigue su viaje. Despedida, abrazos otra vez, llanto…

Quedaron de nuevo solos la dama y el duque.

Pergamino, muerto de impaciencia, se aventura en el terreno de las posibles indiscreciones. Quiere saber a toda costa el origen de aquellas penas, la causa de aquel luto… Y obtiene fría, seca, irónica, entre lágrimas, esta breve respuesta:

-Soy la viuda del otro… del capitán Fernández.

FIN.

martes, 2 de mayo de 2017

cheso

El aragonés cheso o simplemente cheso es una variante dialectal del aragonés que se habla en el valle de Hecho (en la Jacetania, provincia de Huesca, Aragón, España). Destacan los lugares de Hecho y Aragüés del Puerto.

El cheso es una de las variedades más conservadas del bloque occidental del aragonés.



cheso, nuey,feito, aragonés, Hecho



FonologíaEditar

El cheso tienen en general los mismo rasgos fonológicos que el resto de variedades del aragonés occidental. Esto signfica que, por ejemplo, la pronunciación sin i epentética de la consonante fricativa postalveolar sorda ʃ cuando se encuentra entre vocales.
No obstante, cuenta con algunas particularidades. Así, la r final de los infinitivos se pronuncia incluso cuando es seguida de pronombres enclíticos; y la consonante africada postalveolar sorda ʧ se pierde en algunas palabras: itar (< jectare), hermano (< germanu), etc.

GrafíaEditar

Los textos en cheso suelen aparecer en una grafía propia considerada, según algunas opiniones, más tradicional, romance o similar a la castellana, en la que se emplean las letras h y v, así como la c delante de e/i o la y al final de palabra. Se han escrito pocos textos en cheso según las normas gráficas de Huesca y también muy pocos según la grafía de la Academia del Aragonés, pese a haber dos representantes chesos.

MorfosintaxisEditar

Se usa el verbo ser como verbo auxiliar de los verbos intransitivos de movimiento, verbos reflexivos, naixer y morir.
Se conserva la concordancia entre el participio y el complemento directo si está en forma de pronombre personal loloslalas o la partícula pronómino-adverbial en/ne.
  • tres me'n he traídas (me he traído tres)
  • la m'ha furtada (me la han robado)
  • yo n'he pasadas muitas, de penas (yo he pasado muchas penas)


Situación geográficaEditar

El territorio del cheso es el valle de Hecho, siendo Hecho su centro principal. Se habla habitualmente en las localidades de Echo y Siresa, y con mayor grado de castellanización y menor vitalidad social en el resto de localidades del Valle como Embún o Xabierregay.

Situación socialEditar

Es la variedad del aragonés occidental que más aguanta sus rasgos definitorios. Hoy es junto con el bajorribagorzano , el Aragonés chistabín o el benasqués es uno de los dialectos aragoneses con mayor vitalidad, siguiendo la transmisión generacional, aunque padece igualmente la disminución del número de personas que lo hable de forma habitual entre los jóvenes. Una estimación reciente da la cifra de 658 hablantes: 526 vecinos entre Hecho y Siresa y 132 nacidos en el valle que hablan cheso pero viven fuera.
Asimismo el cheso cuenta con producción musical contando con el Grupo Val d'Echo, cuyo repertorio está interpretado íntegramente en cheso. Desde el año 2014 se imparte como asignatura optativa en la escuela pública del Valle de Echo. En la revista local Bisas de lo Subordán, aparecen también habitualmente artículos en cheso, y todos los años tiene presencia pública en los programas de fiestas, en los carteles públicos y en las actividades que se realizan desde el Ayuntamiento.

LiteraturaEditar

El cheso ha sido uno de los dialectos del aragonés moderno con mayor cultivo literario. Entre los nombres más conocidos se encuentran Domingo MiralVeremundo MéndezChusé CoarasaPepe LeraRosario Ustáriz y Emilio Gastón.
Uno de los textos más conocidos en habla chesa es la canción S'ha feito de nuey, escrita por Pepe Lera y publicada en la revista Fuellas de información del Consello d'a Fabla Aragonesa (FUELLAS, nº 20, nov-enero 1980).

S'ha feito de nuey (Grafía chesa)

S'ha feito de nuey.

Tu m'aguardas ya.
Lo peito me brinca'n
tornarte a besar.

Lo nuestro querer

no se crebará
anque charren muito
y te fagan plorar.

Yo no'n quiero vier

güellos de cristal
mulláus por glarimas
que culpa no han.

Escuita, muller,

dixa de plorar.
Yo siempre he estau tuyo,
tu mía has d'estar.

Dicen qu'un querer

ye de dos, no más,
y que ye más fácil
ferlo caminar,
cuando l'uno caye,
l'otro a devantar.

Cuando l'uno caye,

l'otro a devantar;
s'ha feito de nuey,
tu m'aguardas ya,
lo peito me brinca,
te quiero besar!
Pepe Lera, Hecho, agosto de 1980
Este es otro ejemplo de poema en cheso, de la autora Victoria Nicolás:
Quereria estar pino dreito y alto,
que l'ausin m'abrazase y tremolar,
sentir la nieu entre las mias tallas,
a las abes que han frio cobexar.

Quereria estar rio d'estos mons,
brincar entre las penas y cantar,
acarinar los chuncos de las marguins,
la set de los secanos apagar.

Quereria estar zielo, y que la luna
me dase un beso cada nuei en bier-me,
chugar con las estrelas y luzers,
apoyar a lo sol cuando s'aduerme.

Dixo lo mio suenio columbrando
los berdes pins, los ríos y lo zielo.

M'en iré sin sentir que en mi se paran

abes a lo acabar lo suyo buelo,
sin d'apagar la set de tierras xutas,
sin que me de la luna nunca un beso.
Victoria Nicolás

ReferenciasEditar

  1. Visas de lo Subordán. Revista Informativa de la Val d'Echo. (17): 59. verano 2007.

BibliografíaEditar

  • Bayo Bueno, María Luisa (1978). La comedia chesa "Qui bien fa nunca lo pierde" de Domingo Miral. Temas Aragoneses. Zaragoza: DPZ-IFC. ISBN 84-00-04353-7.
MÉNDEZ COARASA, Veremundo (1996) Los mios recuerdos. Edición e introducción BUESA OLIVER, Tomás. Zaragoza, Institución Fernando el Católico y Gobierno de Aragón.
GRUPO D’ESTUDIOS DE LA FABLA CHESA. (1990) De la gramatica de lo cheso, fabla altoaragonesa, Zaragoza, Octavio y Félez.


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lunes, 17 de agosto de 2020

JORNADA SEXTA. NOVELA SÉPTIMA.

JORNADA SEXTA. NOVELA SÉPTIMA.

Doña Filipa, trobada pel home en lo seu amán, cridada a juissi, en una rápida y divertida resposta conseguix la libertat y fa cambiá una ley.

Doña Filipa, trobada pel home en lo seu amán, cridada a juissi, en una rápida y divertida resposta conseguix la libertat y fa cambiá les leys.

Ya callabe Fiameta y tots reíen encara del ingeniós argumén de Scalza per a ennoblí sobre tots los atres als Baronci, cuan la reina va maná a Filostrato que novelare; y ell va escomensá a di:
Valeroses siñores, bona cosa es sabé parlá be per tot arreu, pero yo jusgo que es bonissim sabé féu cuan u demane la nessessidat; lo que tan be u va sabé fé una noble Siñora sobre la que enteng parlátos que no sol a diversió y rissa va moure als preséns, sino que se va deslligá de les llasses de una infamán mort, com sentiréu.

A la siudat de Prato ñabíe abans una ley, sértamen no menos condenable que dura, que, sense fé distinsió, manáe igual que fore cremada la dona que fore per lo home enchampada en adulterio en algún amán com a la que per dinés en algún atre home fore trobada. Y mentres ñabíe esta ley va passá que una noble Siñora, hermosa y enamorada mes que cap atra, de nom doña Filipa, va sé trobada a la seua propia alcoba una nit per Rinaldo de los Pugliesi, lo seu home, en brassos de Lazarino de los Guazzagliotri, jove hermós y noble de aquella siudat, a qui ella com an ella mateixa volíe y ere volguda per nell; veén aixó Rinaldo, mol cabrechat, ben just se va pugué aguantá de tirás damún de ells y matáls als dos, y si no haguere sigut perque va pensá en ell mateix, seguín lo ímpetu de la seua rabia u haguere fet.

Refrenánse, pos, en aixó, no se va pugué aguantá de voldre que lo que an ell no li ere líssit fé u faiguere la ley pratense, es di, matá a la seua dona. Y per naixó, tenín per a probá la culpa de la dona mol conveniéns testimonis, al fés de día, sense cambiá de opinió, acusán a la seua dona, la va fé portá a juissi. La Siñora, que de gran ánim ere, com generalmen solen sé les que están enamorades de verdat, encara que desaconsellánlay mols dels seus amics y paréns, va dessidí compareixe y confessá la verdat, milló morí en valén ánim que viure vilmen, fugín, y sé condenada al exili per rebeldía y declarás indigna de tal amán com ere aquell en lo que habíe estat la nit de abans. Y mol ben acompañada de dones y de homens, per tots exhortada a que negare, arribán dabán del podestà, li va preguntá en firme y segura veu qué volíe de ella.
Lo podestà, miranla y veénla majíssima y mol admirable en les seus maneres, y de gran ánim segóns les seues paraules testimoniaben, va sentí compassió de ella, temense que confesare una cosa per la que tinguere ell que féla morí si volíe conservá la seua reputassió.

Pero no podén dixá de preguntáli alló de que ere acusada, li va di: - Siñora, com veéu, aquí está Rinaldo, lo vostre home, y se querelle contra vos, y diu que tos ha trobat en adulteri en un atre home, y per naixó demane que yo, segóns mane una ley, tos castiga en la mort; pero yo no puc féu si vos no confessáu, y per naixó cuidautos be de lo que anéu a contestá, y diéume si es verdat alló de lo que lo vostre home tos acuse. La Siñora, sense amedrentás ni una mica, en veu mol plassentera, va contestá: - Siñó, es verdat que Rinaldo es lo meu home, y que la nit passada me va trobá als brassos de Lazarino, en lo que moltes vegades hay estat per lo bon y perfecte amor que li ting, y aixó may u negaré. Pero com estic segura que sabéu, les leys tenen que sé iguals per a tots y fetes en consentimén de aquells als que afecten; y en esta ley no passe aixó, pos sol obligue a les pobretes dones, que mol milló que los homens podríen satisfé a mols; y ademés de aixó, cap dona, cuan se va fé, li va doná consentimén, perque cap dona va sé aquí cridada; y per naixó se pot dí que es una ley mal feta y roína. Y si voléu en perjuissi del meu cos y de la vostra alma sé ejecutó de ella, a vos u dixo; pero abáns de que jusguéu res, tos rogo que me consedigáu una grassia, que es que preguntéu al meu home si yo, cada vegada y totes les vegades que ell volíe, sense díli may que no, lay consedía tot de mí mateixa o no.

A lo que Rinaldo, sense esperá a que lo podestá lay preguntare, rápidamen va contestá que sense cap duda la seua dona sempre que ell la habíe requerit li habíe consedit lo que volíe. - Pos - va seguí rápidamen la Siñora - yo tos pregunto, siñó podestà, si ell ha pres de mí sempre lo que ha nessessitat y li ha agradat, ¿qué había de fé yo en lo que me sobre? ¿Ting que aventáu als gossos? ¿No es mol milló servílay a un home noble que me vol mes que an ell mateix que dixá que se pergue o se faigue malbé?

Estaben allí per al interrogatori de tan famosa Siñora casi tots los pratenses ajuntats, los que, al sentí tan afilada resposta, enseguida, después de mol riure, a una veu van cridá que la Siñora teníe raó y díe be; y abans de que sen anigueren de allí, exhortanlos an alló lo podestà, van modificá la cruel ley y van dixá que sol se referiguere a les dones que per dinés faltaren contra los seus homens. Aixina que Rinaldo, quedanse en la boca uberta, sen va aná del tribunal; y la Siñora, alegre y libre, apartada del foc, a casa seua sen va entorná plena de gloria.

A la siudat de Prato ñabíe abans una ley, sértamen no menos condenable que dura, que, sense fé distinsió, manáe igual que fore cremada la dona que fore per lo home enchampada en adulterio en algún amán com a la que per dinés en algún atre home fore trobada.