champouirau, chapurriau, chapurriat, chapurreau, la franja del meu cul, parlem chapurriau, escriure en chapurriau, ortografía chapurriau, gramática chapurriau, lo chapurriau de Aguaviva o Aiguaiva, origen del chapurriau, dicsionari chapurriau, yo parlo chapurriau; chapurriau de Beseit, Matarranya, Matarraña, Litera, Llitera, Mezquín, Mesquí, Caspe, Casp, Aragó, aragonés, Frederic Mistral, Loís Alibèrt, Ribagorça, Ribagorsa, Ribagorza, astí parlem chapurriau, occitan, ocsitá, òc, och, hoc
Según la leyenda que explica el nacimiento del monasterio de San Juan de la Peña, García Jiménez fue elegido y nombrado allí como primer rey del reino de Sobrarbe.
Una vez investido solemnemente de la autoridad real y apoyado por todos los suyos, decidió atacar a los moros que dominaban en la importante plaza de Aínsa, dando lugar a su primera gran acción bélica, de enorme resonancia en el menguado bando cristiano. Lo cierto es que, puesto al frente de no más de trescientos hombres armados y escogidos, cayó por sorpresa sobre la villa y, aprovechando las sombras de la noche, derrotó a los musulmanes tras encarnizada y sangrienta batalla.
Cuando amaneció el día siguiente, para reafirmar todavía más los ánimos enardecidos de sus victoriosos guerreros, en medio de la enorme plaza mayor de la villa, arengó a sus tropas, asegurándoles que la Divina Providencia estaba de su parte, de lo que era garantía la sorprendente visión que había tenido de una cruz iluminada situada sobre una encina (super arboris : Sobrarbe : superarbe) del monte aledaño, señal inequívoca de la ayuda del cielo.
Con los ánimos renovados, ordenó a sus hombres que implorasen ayuda a Dios y a san Juan Bautista, y realizó con ellos nuevas incursiones victoriosas por los poblados vecinos del Ara y del Cinca, a la vez que se dispuso a fortificar la villa de Aínsa, a la que, por deseo personal y expreso, declaró capital del naciente reino de Sobrarbe.
A esta tradición se debe el que en el escudo de Sobrarbe exista una cruz roja sobre una encina y que sea éste uno de los cuarteles del histórico escudo de Aragón. Esta cruz de Sobrarbe se ofrece hoy en forma de monumento a dos kilómetros de la villa de Aínsa.
[La Ripa, Domingo, Defensa histórica... Zaragoza, 1675. Faci, Roque A., Aragón..., I, págs. 1-2.
Sas, Antonio, Compendio histórico..., I, págs. 2-3.
Martínez y Herrero, Bartolomé, Sobrarbe y Aragón, I, págs. 65-73.]
La villa de Aínsa (en aragonés inventado L'Aínsa), capital del municipio de Aínsa-Sobrarbe (aragonés = fablilla, L'Aínsa-Sobrarbe), es un pueblo de la provincia de Huesca, en la comarca de Sobrarbe, en la Comunidad Autónoma de Aragón (España; de momento, veremos qué hace el separatismo baturro).
Está situado en el alto Pirineo de Huesca, en la comarca del Sobrarbe. Es la capital junto a Boltaña del antiguo condado de Sobrarbe.
Su núcleo original, que se emplaza en un promontorio sobre la confluencia de los ríos Cinca y Ara, está formado por dos calles casi paralelas, la calle Mayor y la calle Santa Cruz, por la plaza Mayor que se sitúa a continuación del castillo situado en una explanada, a proximidad de la Cruz Cubierta, templete donde la leyenda sitúa el milagro de la aparición de la cruz de fuego sobre una carrasca, que dio la victoria a las tropas cristianas al mando del rey García Jiménez.
Con clara distribución medieval, el casco histórico de Aínsa está declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1965. Actualmente es un relevante centro turístico de relevancia, tal y como constató su elección como capital de Turismo Rural 2018.
Aunque la leyenda sitúa el nacimiento de Aínsa en la conquista de la plaza por las tropas del rey Garcí Ximénez en el año 724 gracias al milagro de la cruz de fuego (desde el siglo xvi d. C. hay una cruz en el lugar donde supuestamente ocurrieron los hechos) las fuentes históricas apuntan que los musulmanes no llegaron a establecerse en esta tierras.
El castillo de Aínsa, que data del siglo xi d. C., formó parte de la línea de defensa de los territorios cristianos (línea que se extendía hasta Abizanda), y se convirtió en el embrión de la villa, que en tiempos de la Edad Media fue amurallada, y se convirtió en la capital del condado de Sobrarbe que perteneció al reino de Nájera-Pamplona (antes de que este diera lugar al reino de Navarra) y luego se integrara en el reino de Aragón.
En 1124 el rey Alfonso I el batallador otorgó la Carta puebla por la que se beneficiaba a sus habitantes con el fuero de Jaca.
La importancia de la plaza llevó que la iglesia de Santa María fuera concebida también como defensa, tal y como atestiguan las saeteras de su torre.
La pérdida de importancia de la comarca del Sobrarbe llevó a una relajación de la actividad de Aínsa que se mantuvo en un estado de subsistencia hasta principios del siglo xx d. C. cuando las actividades tradicionales se vieron perturbadas con los planes de construcción de diferentes presas, pantanos y otros sistemas hidráulicos, destinados a la producción de electricidad y al suministro de agua para la llanuras del Ebro.
Esta actividad llevó a la expropiación y pérdida de las mejores tierras de cultivo de los valles y a la emigración de sus gentes. Muchos de los pueblos vecinos vieron cómo desaparecían la totalidad de sus habitantes y en otros como éstos disminuían drásticamente. Esto llevó a que pasaran a depender del ayuntamiento de Aínsa.
La limitación de recursos de todo tipo que la baja densidad de población y la complicada orografía provocan llevaron a una crisis importante a mediados del siglo xx d. C.. Esta crisis fue superada mediante el recurso turístico y el florecimiento del turismo rural y natural.
La creación de varios parques naturales, primero el del Ordesa y Monte Perdido seguido de otros como el de la Sierra de Guara y la afición a la montaña y a los deportes de aventura se convirtieron en la actividad económica más relevante.
En la década de 1960 Aínsa absorbió los municipios de Castejón de Sobrarbe, Coscojuela de Sobrarbe, Gerbe y Griébal, Guaso, Sinués y partes de Sieste y Santa María de Buil.
El propio núcleo urbano original de Aínsa es en sí mismo un monumento digno de visitarse, tal como se reconoció en su declaración de Conjunto Histórico Artístico. Dentro de él destacan:
Castillo de Aínsa
Data de los siglos xi y xvii: siendo una obra de varios siglos que conserva muy pocos elementos del original edificio románico. Destacan en él la Torre del Tenente, de planta pentagonal, hoy convertida en un EcoMuseo, el gran patio de armas y un portalón que se abre a la plaza Mayor.
Iglesia parroquial de Santa María
Iglesia románica iniciada en el siglo xi d. C. y finalizada en el xii. Se consagró en 1181. De sencilla portada de cuatro arquivoltas apoyadas en otros tantos pares de columnas de capiteles labrados. Desde el interior del templo de única nave con bóveda de medio cañón apuntado. Su torre, de dimensiones únicas en el románico aragonés, hace imprescindible su visita, con saeteras para la defensa.
Casa de Bielsa
Del siglo xvi d. C. o xvii con unas ventanas reseñables que destacan de las construcciones del entorno.
Casa Arnal
Del siglo xvi d. C. ejemplo de edificación típica de la comarca con sus portadas y rejas. El concepto de casa no abarca únicamente el edificio físico, sino que se extiende a las propiedades familiares y a los miembros que componen la familia o conviven en ella.
Calle Mayor de Aínsa.
Plaza Mayor
Casa en la Plaza de Santo Domingo.
Presidida por el edificio del ayuntamiento y abierta al castillo, se rodea por soportales en ambos lados. En estos soportales se ubican sendas prensas comunitarias en las que se realizaba la prensa de la uva.
Primer fin de semana de febrero: Feria de la Trufa Negra del Pirineo
Primer domingo de febrero: celebración de la Ferieta de Aínsa.
Primer domingo de febrero: Premios "La Cruz de Sobrarbe"
Último domingo de agosto (antes era el primer domingo de septiembre), años pares: representación de «la Morisma», teatro popular que recrea la reconquista de la villa por parte de los ejércitos cristianos, ayudados según la leyenda por la aparición de una cruz de fuego encima de una carrasca.
Primer fin de semana de septiembre: Expoferia del Sobrarbe.
14 de septiembre: fiestas mayores en honor de la Exaltación de la Santa Cruz.
Octubre: SOBRARVERDE OTOÑO
Octubre o noviembre: jornadas micológicas.
Diciembre: jornadas de astronomía.
Diciembre: «Punchacubas», feria del vino artesano.
Según aparece en el Decreto Legislativo 2/2006 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión)., de 27 de diciembre, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Delimitación Comarcal de Aragón.
2.22. LA SANTA CRUZ GUÍA EL CAMINO (SIGLO X. PUEYO DE ARAGUÁS)
A la muerte del rey Sancho García, el reino de Sobrarbe quedó debilitado y dividido en múltiples banderías, circunstancia que aprovecharon rápidamente los musulmanes para volver a apoderarse de las sierras de Panillo, Pano y Troncedo que habían perdido, así como de las tierras ribagorzanas situadas entre los ríos Cinca y Esera.
En esta lucha sin cuartel entablada, uno de los puntos de mayor resistencia cristiana lo constituía el Pueyo de Arahuest o Araguás, a cuyas puertas acamparon los musulmanes, con ánimo de tomarlo. Ante el inminente peligro que ello suponía, Íñigo Arista acudió con su ejército en ayuda de los sobrarbenses, con unos seis mil hombres armados, que se asentaron a la espera en el luego denominado «campo del rey».
Los defensores del Pueyo de Araguás impidieron atravesar el río a los musulmanes, pero al salir de sus muros para unirse al ejército de Íñigo Arista fueron rechazados por los moros, quedando cercados y sin posibilidad de unirse ni de ponerse en contacto con aquél, estando condenados irremisiblemente a la rendición. Mientras, Íñigo Arista esperaba noticias que, dadas las circunstancias, nunca podrían llegar.
De pronto, con gran sorpresa por parte de todos, se dibujó una cruz en el cielo indicando a Íñigo Arista la dirección en que los defensores del Pueyo de Araguás estaban cercados. Puesto en marcha con sus hombres, cogió a los musulmanes desprevenidos entre los dos ejércitos, de manera que no quedó ni uno solo con vida.
Inmediatamente, Íñigo Arista se convirtió, por aclamación unánime, en el quinto rey de Sobrarbe, logrando terminar con las banderías que asolaban y dividían el territorio cristiano.
La prodigiosa aparición de la Cruz hizo que Íñigo Arista incorporara este símbolo, en color plata sobre campo azul, en su escudo de armas, de donde lo tomarían algún tiempo después los reyes aragoneses, mostrándose siempre al lado de una carrasca.
[Faci, Roque A., Aragón..., I, pág. 3. Sas, Antonio, Compendio histórico..., I, págs. 16-19.]
Araguás, Los Molinos, La Muera, Oncíns, La Pardina del Soto, El Plano, El Pueyo de Araguás, San Lorién, San Victorián de Asán, El Soto y Torrelisa.
El Pueyo de Araguás es un municipio que situado entre el valle del Cinca y el de La Fueva, en cuya parte más septentrional se encuentra el Baixo Penyas, perteneciendo parte de sus localidades a El Pueyo de Araguás. Su término municipal sigue más o menos la forma que dibuja el río Cinca por el oeste, limitando con Aínsa-Sobrarbe al suroeste, Labuerda al oeste, Puértolas al noroeste y Laspuña al norte; formando así pues una línea recta que discurre por las faldas de la peña Montañesa y toda la cresta de la sierra Ferrera. Por encima de la Espelunca, el límite del municipio baja siguiendo la línea que marcan la peña Madrid (1982 msnm), la ermita de la Espelunca y el pico de La Muerda (1037 msnm) hacia la hondonada del valle de La Fueva, cortando por medio del barranco del Plano para dirigirse después por las faldas de la sierra de Aro hacia La Pardina del Soto. El municipio con el que más limita es el de La Fueva.
El núcleo urbano ha conservado hasta nuestros días la fisonomía regular de un lugar sobrarbense de hace siglos, con bastantes casas tradicionales y sin nuevas construcciones. Está construido en torno a una calle central, quedando en las calles que limitan el pueblo únicamente puertas secundarias de las casas.
Esta estructura urbanística permitía defenderse más fácilmente. Se dejaba el final de la calle abierto por el sur algo ensanchado, de manera que fuese posible cerrarlo con una cancilla o una puerta. La entrada principal era por debajo de la iglesia, que junto con la torre con aspilleras constituía el edificio más fácil de defender, resultando un bastión en la misma entrada.
Una de las casas es la Casa Coronas, la más antigua conocida en el Sobrarbe, siendo construida en 1549.
La iglesia parroquial fue construida en el siglo XVI, siendo consagrada a la Santa Cruz. Es de estilo simple, con aspilleras defensivas y posee características del gótico aragonés en evolución al renacentismo. Cabe destacar la presencia de un esconjuradero en lo alto del campanario.
Esta iglesia dependía antiguamente del monasterio de San Victorián, el cual era el más poderoso en el Sobrarbe y la Ribagorza, poseyendo más de cincuenta poblaciones.
El monasterio de San Victorián. Se trata de un complejo monástico ubicado en la localidad de Los Molinos, perteneciente a este municipio. Está situado a 1200 metros de altitud en las faldas de la Sierra Ferrera. Está declarado Bien de Interés Cultural.
Algunos investigadores sitúan el origen del monasterio de San Victorián en el siglo VI, bajo la denominación de San Martín de Asán, convirtiéndose así en el monasterio más antiguo de la península ibérica. Está vinculado al santo italiano Victorián, el cual fue ermitaño en la ermita de la Espelunca, situada a poca distancia del monasterio. Su creciente popularidad y veneración le llevaron a aceptar el cargo de abad del monasterio, el cual adquiriría desde entonces su nombre por el de San Martín de Asán.
3 de febrero: hogueras de San Blas. 16 de abril: fiesta mayor, en honor a Santa Engracia. 26 de julio: romería a la ermita de Santa Ana.
Más de 81.000 aragoneses saben hablar catalán o aragonés (un 6% de la población total de Aragón), según el primer censo de estas lenguas, realizado por el Seminario aragonés de sociolingüística (vinculado a la Universidad de Zaragoza). Según este informe, elaborado a partir de los datos del último Censo de Población y Viviendas del INE (de 2011), en Aragón 55.513 personas saben hablar catalán y 25.556, aragonés. (Todos saben hablar castellano, y la mayoría, escribirlo.)
"Es el primer censo completo que se realiza en Aragón del número de hablantes de catalán y aragonés y sus características sociodemográficas. El Censo de Población y Viviendas realizó 176.623 encuestas en Aragón, por lo que los datos tienen una gran fiabilidad estadística. Este estudio nos permite conocer y analizar la realidad lingüística de la comunidad autónoma", afirma Natxo Sorolla, sociólogo, originario del Matarraña, profesor en las universidades Rovira i Virgili y Autónoma de Barcelona, y uno de los autores del estudio.
El censo -que se presenta este lunes en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza- es fruto del trabajo de varios años de los sociólogos Natxo Sorolla, Anchel Reyes, Chabier Gimeno, Miguel Montañés y Pep Espluga, y el profesor de ingeniería Juan Pablo Martínez, en colaboración con el Instituto Aragonés de Estadística.
El 10% de la población aragonesa entiende una de las dos lenguas minoritarias. La competencia oral es mucho mayor que la escrita. Muchos hablantes de catalán o aragonés no saben escribir en estas lenguas. En total hay 81.069 hablantes de ambas lenguas, pero solo 44.119 declaran que saben escribir (27.110 catalán y 17.009 aragonés).
¿Dónde se habla?
Las comarcas donde históricamente se habla catalán son seis: Ribagorza, La Litera, Bajo Cinca, Bajo Aragón-Caspe, Matarraña y Bajo Aragón. En esta zona, seis de cada diez habitantes entienden el catalán y cerca de la mitad lo saben hablar. Las comarcas con más hablantes son el Matarraña (56% de su población) y el Bajo Cinca (46%). Donde más gente sabe escribirlo es en La Litera (uno de cada tres habitantes).
Las comarcas donde el aragonés es propio son siete: Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe, Hoya de Huesca, Somontano de Barbastro y Cinca Medio. Las comarcas con mayor proporción de hablantes de aragonés son la Ribagorza (20%) y Sobrarbe (10%).
Un caso especial es el de la Ribagorza, la única comarca trilingüe de Aragón, según recoge el informe. El 17,5% de sus habitantes saben hablar catalán y el 20,7%, aragonés. En la encuesta no se preguntaba si se usaban las dos lenguas, por lo que los autores recomiendan que se incluya esta pregunta en el futuro.
En Zaragoza también se habla catalán y aragonés.
El catalán y el aragonés estaban históricamente muy localizados, pero la emigración rural del siglo XX ha extendido su uso a otras zonas. Ahora, alrededor de una cuarta parte de los hablantes de aragonés o de catalán están en la comarca de Zaragoza.
En la ciudad de Zaragoza hay 12.291 hablantes de catalán y 7.183 de aragonés. En Huesca, 1.558 de catalán y 1.048 de aragonés. Y en Teruel, 671 de catalán y 488 de aragonés. Destaca el alto número de hablantes de catalán en la única ciudad del ámbito históricamente catalanohablante, Fraga (7.357), pero también en zonas de proximidad como Alcañiz (1.226). En Ejea hay 700 hablantes de aragonés por 50 de catalán. Otras ciudades aragonesas también tienen hablantes de ambas lenguas: en Barbastro, 799 de catalán y 649 de aragonés; en Jaca, 211 y 273; en Monzón, 1.208 y 629; en Sabiñánigo, 204 y 354.
Los hablantes de aragonés y catalán que viven en Zaragoza proceden en menor medida de zonas de uso histórico (11% y 7% respectivamente). Muchos proceden de otras zonas de habla catalana que por motivos de estudio o trabajo se han instalado en Zaragoza. Y hay un importante número de neohablantes, que han aprendido aragonés en cursos.
Los mayores conocen las lenguas más que los jóvenes
El censo analiza los datos según diferentes variables sociodemográficas. No hay mucha diferencia por sexo o por nivel de estudios, pero sí por edad. En las zonas de mayor vitalidad del habla aragonesa (Ribagorza, Hecho y Ansó), los mayores son los que más lo hablan (aunque lo escriben muchos menos). El 30% de sus hablantes tiene más de 65 años. Y solo el 5% tienen menos de 16 años.
En el caso del catalán no hay tanta diferencia. Los porcentajes de hablantes de la lengua son similares a la distribución de la población por franjas de edad. El 22% de los hablabantes de catalán tienen más de 65 años y el 9%, menos de 16.
Una novedad de este informe es el estudio de la transmisión de las lenguas en el ámbito familiar. Los autores advierten que la transmisión familiar del aragonés se está perdiendo, por lo que se convierte en una lengua "amenazada". En las zonas de mayor vitalidad del aragonés, el 56% de los padres y el 50% de las madres lo transmiten a sus hijos. En el 32% de los casos se rompe la transmisión. Y en el resto, los jóvenes lo han aprendido por otras vías.
En el caso del catalán, casi el 80% de las familias lo transmiten a sus hijos. El informe atribuye este "éxito" al apoyo educativo desde los años 80, a una mayor visibilización social de la lengua y a la cercanía de territorios catalanohablantes (Lérida, Tarragona y Castellón). Sin embargo, sí se observa una reducción en las zonas más periféricas, como la Ribagorza, la Litera y el Mezquín (Bajo Aragón).
El aragonés, "amenazado"
"Tanto el catalán como el aragonés tienen una presencia importante en el territorio, más allá de sus zonas históricas. El estudio nos ha permitido constatar el proceso de sustitución lingüística del aragonés. Es una lengua amenazada, según la denominación de la UNESCO, y es urgente que las administraciones públicas lleven a cabo políticas de protección y promoción", asegura Natxo Sorolla.
Los autores del estudio concluyen que la situación del catalán es "estable, pero en retroceso en algunas zonas". Por ello piden campañas de divulgación de la lengua y "unas medidas educativas más ambiciosas".
Tanto el catalán como el aragonés se ofrecen como asignaturas optativas en los centros escolares de las zonas de uso mayoritario de estas lenguas (Pirineo y Aragón oriental).
El aragonés oriental es uno de los dialectos que componen el aragonés (junto con el aragonés occidental, el aragonés central y el aragonés meridional). Se habla en la parte más oriental Sobrarbe y en la occidental de la Ribagorza, así como en alguna localidad del noreste del Somontano de Barbastro y del norte del Cinca Medio. (Aragón, España). Engloba poblaciones como: Gistaín, Castejón de Sos, Campo, Estadilla, Fonz, La Fueva, Graus y Benasque.
Aragonés oriental
Aragonés oriental
Hablado en España
Región Aragón
Huesca
Sobrarbe, Ribagorza y alguna población del Somontano de Barbastro y del Cinca Medio
Familia
Indoeuropeo
Itálico
Romance
Italo-occidental
Pirenaico-mozárabe
Aragonés
Aragonés oriental
Escritura Alfabeto latino
Estatus oficial
Oficial en Lengua propia de Aragón. Códigos
ISO 639-1 -
ISO 639-2 -
ISO 639-3 - Situación del aragonés oriental dentro del aragonés. Sus modalidades se hablan en distintos lugares de la zona noreste de Aragón, recibiendo su nombre de la zona en que se hablan. El aragonés oriental se subdivide a su vez en distintas modalidades.
Ciertos sectores dan esta denominación a la lengua que se habla en la Franja Oriental de Aragón, inclusive aquellos considerados dialectos del idioma catalán en Aragón, como el literano o el fragatino. A pesar de los estudios lingüísticos y de la Ley de Lenguas de Aragón de 2009, niegan que sean ni catalán ni derivados del catalán, sino una lengua distinta hablada en Aragón. El término acuñado por estos sectores es el de aragonés oriental.
El aragonés oriental se trata del bloque dialectal que engloba diferentes variedades loco-regionales, las cuales son (de oeste a este): chistabino, fovano y ribagorzano. En la siguiente tabla puede verse una clasificación de todos los dialectos del aragonés y la situación particular del aragonés occidental. Las variedades dialectales próximas presentan características comunes a pesar de pertenecer a bloques diferentes. El aragonés ribagorzano puede subdividirse en patués (alto y bajo), campés y bajorribagorzano; destacando en este último algunas variedades como el grausino, el estadillano y el foncense. Fonética Sonorización de las consonantes sordas intervocálicas latinas en la mayor parte de los casos:
meligo (ombligo), melic en chapurriau, caixigo (quejigo), forau (agujero), forat en chapurriau. Estas tres palabras tienen consonante sorda en zonas y comarcas más meridionales del Alto Aragón, de forma que parece que la sonorización empezó de forma independiente al aragonés meridional y occidental. El fenómeno comenzó ya en el siglo X, como demuestra el texto latino extraído de Las décimas de Castejón. La toponimia muestra que hace unos siglos el sector oriental no sonorizaba tanto, pudiendo encontrar forato en la toponimia de La Fueva. Hay más casos que en otras variedades del aragonés de evolución de los grupos latinos -TY, -CE, -CI, -DE en posición final a -u como en catalán:
peu (pie). Morfología Participios en -au, -iu producto de la sonorización de la consonante sorda T:
cantau (cantado), metiu (metido) Pasado perfecto perifrástico como el catalán moderno:
el(l) ba canta(r) (él cantó) , Javi Solfa va cantá en chapurriau, Buena conservación de la partícula pronómino-adverbial I, al igual que en zonas más al sur donde otras variedades (meridionales) la han perdido.
preferixco alsá deu faldes que acachá dos pantalóns. Tremola, porró...
Y si vols chuflá la trompa
mosseta, tin precaussió,
que alguna de tan fé forsa
m´ha petat los pantalóns.
No mos faigues
per una ventosidat,
si te sen escape alguna
¡ojo de desafiná!...
¡Ay, San Úrbez, vaiga vida
la que un gaité ha de portá!
que entre lo porró y la gaita
may pot pará de bufá.
A vegades, dins de casa
encara ha de treballá
si li veu la gaita unflada
la dona voldrá ballá. (mullé)
Tiembla porrón !!! ...siempre, pero más, cuando por ejemplo, y esperemos que a no tardar, liquidemos definitivamente al bicho... Buen Nuei - Felices sueños, amigos !!
Tiembla, porrón.... de La Ronda de Boltaña. Letra y música Manuel Domínguez.
La canción en el primer comentario.
Y pocas cosas tan tradicionales de una buena mesa aragonesa como el porrón.
Siempre el porrón y siempre buen y abundante vino aragonés en el porrón.
El famoso escritor francés Alejandro Dumas ya dejó escrito en uno de sus libros de sus viajes por España en el siglo XIX, "De París a Cádiz" que en las tierras de Aragón se bebía "con una especie de botella de cristal y realizando un arco con el líquido que salía por el pitorro"...
Si, señor, eso es un porrón.
Y como siempre y también en estos tiempos aciagos que corren, pocas cosas tan higiénicas como el porrón que permite beber a varios comensales de forma que se evita el contacto con la boca.
Si, lo de las manos ya es otro cantar pero hoy n... o nos quitéis la ilusión.
El porrón es motivo de amistad, confianza, festividad, celebraciones, amigos, juerga, rondas... de todo lo bueno de la vida y que muchos ya hace tiempo que anhelamos.
Paciencia, todo llegará.
Y qué bueno le sabe a la moceta el vino del porrón en la foto !!!
2.81. FUNDACIÓN Y DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE PANO (SIGLO VIII. SAN JUAN DE LA PEÑA)
En los momentos inmediatamente posteriores a la conquista musulmana de Zaragoza, la principal ciudad del valle medio del Ebro, no era extraño advertir la presencia de pequeños grupos de cristianos huidos y escondidos en bosques, cuevas y montes que esperaban a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos por si podían regresar a los hogares que habían abandonado de manera precipitada. Estos fugitivos solían reunirse para llorar sus penas, solicitar la ayuda de Dios y ayudarse unos a otros. Fue en una de estas reuniones cuando, ante la permanencia de los moros en la ciudad, surgió la idea de reconquistar las tierras perdidas y tratar de fundar una ciudad cristiana.
Animados por esta ilusionante idea, los cristianos huidos —que conocían perfectamente la zona, pues no en vano era su casa— escogieron una cumbre inaccesible, la cima del monte Pano, como lugar de asentamiento de su primera ciudad tras la invasión agarena. Dicho monte, que situado entre Santa Cruz de la Serós y Botaya, está coronado en su cima por una extensa llanura, por lo que el trazado y la construcción fueron fáciles, máxime cuando aún hoy por allí abundan la piedra y la madera. Se dieron cita en aquel lugar familias enteras que se rigieron por los antiguos usos y costumbres bajo la protección de la Cruz, el auténtico símbolo de su fe.
No tardó mucho en llegar la noticia de la existencia de esta nueva y pequeña comunidad a oídos de Abdelaziz, gobernador musulmán de Zaragoza, quien, temeroso de que aquel intento pudiera constituir algún peligro, dispuso inmediatamente un ejército, capitaneado por Abdemelic, para tratar de someter a la ciudad de Pano.
Cuando los cristianos advirtieron la presencia del ejército musulmán se aprestaron a defender sus casas. En principio, las dificultades para acceder al lugar escogido pudieron mantener a salvo sus casas y enseres por un cierto espacio de tiempo, pero finalmente acabó imponiéndose el mayor poderío humano y bélico del ejército atacante, que penetró en la ciudad y la arrasó por completo, frustrando así el sueño de aquellas familias. Nada quedó en la ciudad de Pano, salvo esta historia.
[Martínez y Herrero, B., Sobrarbe y Aragón..., I, págs. 46-48.]
El Real Monasterio de San Juan de la Peña situado en Botaya, al suroeste de Jaca, Huesca, Aragón (España), fue el monasterio más importante de Aragón en la alta Edad Media. En su Panteón Real fueron enterrados un buen número de reyes de Aragón. Forma parte del camino aragonés del Camino de Santiago. Su enclave es extremadamente singular.
Cuenta la leyenda, que un joven noble de nombre Voto (en algunas versiones, Oto), vino de caza por estos parajes cuando avistó un ciervo. El cazador corrió tras la presa, pero ésta era huidiza y al llegar al monte Pano, se despeñó por el precipicio. Milagrosamente su caballo se posó en tierra suavemente. Sano y salvo en el fondo del barranco, vio una pequeña cueva en la que descubrió una ermita dedicada a San Juan Bautista y, en el interior, halló el cadáver de un ermitaño llamado Juan de Atarés. Impresionado por el descubrimiento, fue a Zaragoza, vendió todos sus bienes junto a su hermano Félix se retiró a la cueva, e iniciaron una vida eremítica.
Este sería el inicio del Monasterio del que escribía don Miguel de Unamuno:
...la boca de un mundo de peñascos espirituales revestidos de un bosque de leyenda, en el que los monjes benedictinos, medio ermitaños, medio guerreros, verían pasar el invierno, mientras pisoteaban la nieve jabalíes de carne y hueso, salidos de los bosques, osos, lobos y otros animales salvajes.
Claustro de San Juan de la Peña.
Se habitan estas montañas poco después de la conquista musulmana, al construir el castillo de Pano, destruido en el año 734. El origen legendario del Reino de Aragón también encuentra en el monasterio cueva de San Juan de la Peña su propia historia, cuando reunidos los guerreros cristianos junto a Voto y Félix deciden por aclamación nombrar a Garcí Ximénez su caudillo que les conducirá a la batalla por reconquistar tierras de Jaca y Aínsa, lugar este donde se produjo el milagro de la cruz de fuego sobre la carrasca del Sobrarbe.
Reinando en Pamplona García Íñiguez y Galindo Aznárez I, conde de Aragón, comienzan a favorecer al Monasterio. El rey García Sánchez I concedió a los monjes derecho de jurisdicción, y sus sucesores hasta Sancho el Mayor, continuaron esta política de protección. Allí pasó sus primeros años San Íñigo. En el reinado de Sancho Ramírez de Aragón adquiere su mayor protagonismo llegando a ser panteón de los reyes de Aragón.
Fueron devastadores los incendios de 1494 y 1675. A raíz del último de ellos, se construyó el Monasterio Nuevo. El Monasterio Antiguo fue declarado Monumento Nacional el 13 de julio de 1889 y el Monasterio Moderno el 9 de agosto de 1923. La restauración fue dirigida por el arquitecto modernista aragonés Ricardo Magdalena.
Probablemente existiera algún tipo de cenobio anterior al siglo XI, pero la construcción de mayor importancia empieza el año 1026 por iniciativa de Sancho el Mayor. En el año 1071 el rey Sancho Ramírez cede el conjunto existente a los monjes cluniacenses y favorece su reforma. En este momento se levanta el conjunto que hoy queda, en mayor o menor medida. La reforma benedictina de Cluny no podía obviar la construcción de un claustro que se finalizará ya entrado el siglo XII.
A finales del siglo XI son un conjunto de capiteles de influencia jaquesa del claustro con temas de animales fantásticos y algunos motivos geométricos y vegetales donde destacan los roleos. Un segundo grupo, formado por veinte capiteles, fue encargado en el último tercio del siglo XII al llamado maestro de San Juan de la Peña, autor anónimo, también conocido como Maestro de Agüero, probablemente para sustituir otro anterior. El pequeño recinto ofrecía un cerramiento diáfano en forma de arcadas separadas por columnas. Los arcos se veían rematados con cenefas con el típico taqueado jaqués.
El Maestro desarrolla un programa sobre escenas bíblicas donde aparecen entre otras el Anuncio a los pastores, la Natividad, la Anunciación, la Epifanía, el Bautismo y la Circuncisión de Jesús, la Última Cena, episodios sobre Caín y Abel, la Creación de Adán y Eva, así como su Reprobación y posterior condena al trabajo. Seguramente el maestro de Agüero solo elaboró los capiteles para dos alas del claustro ya que a finales del siglo XII el monasterio entró en franca decadencia. El programa iconográfico que plantean los 26 capiteles que conservamos parece enfocar la Salvación a través de la Fe escogiendo los episodios más significativos para ello.
Se trabaja con bajorrelieves casi todos dominados por un horror vacui muy acentuado que provoca contorsiones en algunas figuras que superan el propio marco sacando un brazo como en la escena de Jesús y los Apóstoles. Los gestos son exagerados, casi teatrales, acentuando los ojos y la boca, y confiriendo narratividad a las escenas. En cuanto a las formas, estas se someten a esquemas geométricos que dominan desde la configuración del rostro o los pliegues de los paños, hasta los movimientos de caballos o de la misma agua que se vierte de un jarro a otro.
En el piso superior se encuentra el Panteón real. En él, durante cinco siglos se enterraron algunos de los monarcas de Aragón y de Navarra. Su aspecto actual data del siglo XVIII.
En San Juan de la Peña, los reyes de Aragón fueron sepultados en tumbas de piedra colocadas en tres órdenes superpuestos, desde la roca hacia afuera, presentando a la vista solo los pies del féretro. El panteón real ocupa las dependencias de la antigua sacristía de la iglesia alta, que data del siglo XI; fue reformado por Carlos III en 1770, siguiendo las indicaciones de don José Nicolás de Azara y del conde de Aranda, quien quiso ser enterrado en el atrio. La reforma solo afectó a la decoración, quedando los sepulcros en el mismo lugar; se levantó delante de ellos una pared en la que se colocaron láminas de bronce con las inscripciones correspondientes, se distribuyó por la sala profusión de estucos y mármoles, colocando en la pared frontera unos medallones con relieves que representan escenas de legendarias batallas.
Alberga los restos de algunos monarcas navarros que reinaron en Aragón, de los primeros condes aragoneses y de los tres reyes iniciales de la dinastía ramirense, Ramiro I, Sancho Ramírez, Pedro I, junto con sus esposas.
En 1889 se le otorga el título de Monumento Nacional que en 1920 es completado con la declaración por parte del rey Alfonso XIII como Sitio Nacional. Ya el 2 de febrero de 2004, el Gobierno de Aragón completa su declaración como Bien de interés cultural con la protección del conjunto monástico y su entorno.
La mayor parte del fondo documental del Monasterio se trasladó al Archivo Histórico Nacional de Madrid, donde se encuentra en la sección de Clero. Atendiendo a los trabajos publicados, la documentación se divide en tres grandes grupos:
Documentos fechados entre 1195 y finales del siglo XV.
Según la leyenda española sobre el Santo Grial, este permaneció en el monasterio, después de pasar por diversas ubicaciones como la cueva de Yebra de Basa, monasterio de San Pedro de Siresa, iglesia de San Adrián de Sásabe, San Pedro de la Sede Real de Bailo, la Catedral de Jaca, desde 1071 hasta 1399.
La necesidad de atraer a los peregrinos a Santiago que pasaban por el cercano camino de Jaca al monasterio aconsejó que en él se ubicara la reliquia. En 1399 el rey Martín I se llevó el vaso sagrado al palacio de la Aljafería de Zaragoza, donde estuvo más de veinte años, después de una breve estancia en Barcelona, acompañando al rey y posteriormente se trasladó a la Catedral de Valencia.
El primer lugar en España donde se celebra con el rito Romano es en el Reino de Aragón en el monasterio de San Juan de la Peña, el 22 de marzo de 1071, durante la estancia del Santo Cáliz en el monasterio y a continuación se oficializa en el resto del reino, sustituyendo al rito mozárabe.
Martínez y Herrero, Bartolomé (1866). Sobrarbe y Aragón : estudios históricos sobre la fundación y progreso de estos reinos, hasta que se agregó á los mismos el Condado de Barcelona. pp. 54-59.
Enríquez de Salamanca, Cayetano, Rutas del románico en la provincia de Huesca, Las Rozas (Madrid), 1987, pág. 42, ISBN 84-398-9582-8.
Lapeña Paúl, Ana Isabel (1997). «Documentos en romance del Monasterio de san Juan de la Peña (primera serie, siglo XIII-1325)». Alazet, 9, pp. 215-249.