Mostrando las entradas para la consulta teues ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta teues ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de diciembre de 2018

Estudies una carrera


Estudies una carrera.
Fas unes opossisións.
Per a conseguí les teues metes te dixes la sang, suó, llágrimes, mil hores de son y alguna que atra dioptría.
Te criden per a cubrí una baixa a un poble que ni saps situá al mapa.
Es sol per a una sustitussió temporal y te agarre mol llun.
Pero es una bona notíssia.
¿Qué collóns? ¡Es una gran notíssia!
Y ton pare obri una botella de vi per a selebráu.
Y ta mare escomense a tráure la roba de hivern.
Y tú tens una miqueta de temó perque eixí de la teua zona de confort y la teua terreta sempre acollone, pero tens cla que tens que anáy, que nessessites escomensá a adquirí experiénsia professional, traballá "de lo teu", llaurát un futuro, "embutí lo cap" an algún puesto.
Trobarás a faltá al teu novio, pero ell entén que tens que anáten per a créixe professionalmen y te apoye per a que u fáigues, encara que sap que te añorará mol.
Bueno, no passe res, tos voréu los caps de semana, tos abrassaréu en mes ganes y la verdat, te fa ilusió conéixe lo teu nou destino per a enseñálay cuan víngue a vóret.
Y lo día que ten vas ta mare te fique fiambreres a una bossa, insistíx en que no íxques de casa sense bufanda y te diu bastantes vegades que la cridos cada día.
Y a ton padre li cau una llagrimeta mentres veu cóm sen va de casa la seua chiqueta per a guañás les llentíes.
Y ta yaya te done un billet mol ben doblegadet com si fore de contrabando.
"Venga, yaya, no fáe falta".
"A callá, prénlo, sagaleta!".
Y ten vas.
Poble nou.
Pis nou.
Traball nou.
Compañs nous.
"Hola, soc Laura, encantada".
Descubríxes aon está lo forn de pa mes prop de casa. Als teus veíns los escomense a soná la teua cara. Crides a la teua família cada día per a contáls les teues noves aventures y adornes la nevera en una foto aon lo teu chic te está donán un beset a la galta.
Y una tarde consevol íxes a fé deport y te cruses en un psicópata, un degenerat, un depredadó sexual, un assessino, un sádic...
Y un desconegut acabe en lo mes valiós que teníes: la teua vida. Y perdénla u perts absolutamen tot.
Lo teu novio no ballará en tú a la vostra boda.
Tons pares no sirán los yayos de tons fills.
Les teues amigues no podrán paí este sensesentit.
Ta yaya no se perdonará may habé viscut mes que tú.
Y tots passarán lo que los quede de vida preguntánse per qué no te van impedí que asseptares eixe traball, per qué te van animá a anáten al puesto aon te han tret la vida.
Sisquera que may mes dingú tingue que aná pel carré en temó, mirán cap atrás, aligerán lo pas perque algún extrañ ronde prop.
Ojalá no te haguere passat aixó, Laura.
Ni a tú ni a dingú.
Descansa en pau...


Estudies una carrera, Laura Luelmo
Laura Luelmo

Original en castellá, no sé lo autó :

“Estudias una carrera.
Haces unas oposiciones.
En tus metas te dejas sangre, sudor, lágrimas, mil horas de sueño y alguna que otra dioptría.
Te llaman para cubrir una baja en un pueblo que ni siquiera sabes situar en el mapa.
Es sólo para una sustitución temporal y te pilla bastante lejos.
Pero es una buena noticia.
¿Qué coño?
¡Es una gran noticia!
Y tu padre abre una botella de vino para celebrarlo.
Y tu madre empieza a sacarte la ropa de invierno del altillo.
Y tú tienes un poco de miedo porque salir de tu zona de confort siempre acojona, pero tienes claro que te quieres ir, que te tienes que ir, que necesitas empezar a adquirir experiencia profesional, trabajar "de lo tuyo", labrarte un futuro, "meter la cabeza" en algún sitio.
Vas a echar de menos a tu novio, pero él entiende que tienes que irte para crecer profesionalmente y te apoya para que lo hagas, pese a que sabe que va a añorarte muchísimo.
Bueno, no pasa nada, os veréis los fines de semana, os cogeréis con más ganas y a decir verdad te hace ilusión conocer tu nuevo destino para enseñárselo cuando vaya a verte.
Y el día que te vas tu madre te mete tuppers en una bolsa e insiste en que no salgas de casa sin bufanda y la llames cada día.
Y a tu padre se le cae una lágrima mientras ve cómo su niña se va de casa para ganarse las lentejas.
Y tu abuela te da un billete muy bien dobladito como si fuera de contrabando. "Anda ya, abuela, no hace falta". "Te callas y lo coges, niña".
Y te vas.
Pueblo nuevo.
Piso nuevo.
Trabajo nuevo.
Compañeros nuevos.
"Hola, soy Laura, encantada".
Descubres dónde está la panadería más cercana, a tus vecinos les empieza a sonar tu cara, llamas a tu familia cada día para contarles tus nuevas aventuras y adornas el frigorífico con una foto en la que tu chico te está dando un beso en la mejilla.
Y una tarde cualquiera sales a hacer deporte y te cruzas con un psicópata, un degenerado, un depredador sexual, un asesino, un sádico...
Y un desconocido pone fin a lo más valioso que tenías: tu vida.
Y perdiéndola a ella lo pierdes absolutamente todo.
Tu novio no bailará contigo en vuestra boda.
Tus padres no serán abuelos de tus hijos.
Tus amigas serán incapaces de procesar este sinsentido.
Tu abuela no se perdonará jamás haberte sobrevivido.
Y todos pasarán el resto de sus días preguntándose por qué no te impidieron que aceptaras ese trabajo, por qué te animaron a irte al sitio donde te quitaron la vida.
Ojalá nunca nadie tuviera que ir por la calle con miedo, mirando hacia atrás, aligerando el paso por la cercanía de un extraño.
Ojalá no te hubiera pasado esto, Laura.
A ti ni a nadie.
Descansa en paz...”

miércoles, 6 de enero de 2021

Lo Camí, traduít per Ramón Guimerá Lorente, autó, Miguel Delibes

Lo Camí a Amazon (tapa blana)


I.

lo camí, Miguel Delibes, Moncho, chapurriau

Les coses podíen habé passat de consevol atra manera y, sin embargo, van passá aixina. Daniel, lo Mussol, desde lo fondo dels seus onse añs, lamentabe lo curs dels acontessimens, encara que u acatare com una realidat inevitable y fatal. Después de tot, que son pare aspirare a fé dell algo mes que un formaché ere un fet que honrabe a son pare. Pero per lo que an ell li afectabe... son pare enteníe que aixó ere progressá;
Daniel, lo Mussol, no u sabíe exactamen. Que ell estudiare lo Bachillerat a la siudat podíe sé, a la llarga, efectivamen, un progrés.
Ramón, lo fill del boticari, estudiabe ya pera abogat a la siudat, y cuan los visitabe, durán les vacassións, veníe tot pujat com un pavo real y los mirabe a tots per damún del muscle; inclús al eixí de missa los domenges y festes de guardá, se permitíe corregí les paraules que don José, lo mossen, que ere un gran san, pronunsiare desde lo púlpito.
Si aixó ere progressá, lo anássen a la siudat a escomensá lo Bachillerat, constituíe, sense cap duda, la basse de este progrés.
Pero a Daniel, lo Mussol, li bullíen moltes dudes al cap en este respecte. Ell creíe sabé tot lo que pot sabé un home. Lligíe de correguda, escribíe pera fés entendre y coneixíe y sabíe aplicá les cuatre regles. Ben mirat, poques coses mes cabíen a un servell normalmen dessarrollat. No obstán, a la siudat, los estudis de Bachillerat constaben, segóns díen, de set añs y, después, los estudis superiós, a la Universidat, de uns atres tans añs, per lo menos. ¿Podríe ñabé algo al món que nessessitare catorse añs de esfors, tres mes dels que ara teníe Daniel? Seguramen, a la siudat se pert mol lo tems - pensabe lo Mussol - y, a fin de cuentes, ñaurá qui, al cap de catorse añs de estudi, no pugue diferensiá un vilero de una cardelina o una boñiga de un cagalló. La vida ere aixina de rara, absurda y caprichosa. Lo cas ere traballá y afanás en les coses inútils o poc práctiques.
Daniel, lo Mussol, se va girá al llit y les molles del seu somier de ferro van chirriá desagradablemen. Que ell recordare, esta ere la primera vegada que no se adormíe només caure al catre. Pero esta nit teníe moltes coses en qué pensá. Demá, pot sé, ya seríe tart. Pel matí, a les nou en pun, agarraríe lo rápit cap amún y se despediríe del poble hasta Nadal. Tres mesos tancat a un internat. A Daniel, lo Mussol, li va pareixe que li faltabe aire y va respirá en ansia dos o tres vegades. Va pressentí la escena de la partida y va pensá que no sabríe aguantás les llágrimes, per mes que lo seu amic Roque o Roc, lo Moñigo, li diguere que un home ben home no té que plorá encara que se li mórigue son pare. Y lo Moñigo tampoc ere consevol cosa, encara que tinguere dos añs mes que ell y encara no haguere escomensat lo Bachillerat. Ni lo escomensaríe may, tampoc. 
Paco, lo ferré, no aspirabe a que lo seu fill progressare; se conformabe en que fore ferré com ell y tinguere prou habilidat pera moldejá lo ferro al seu capricho. ¡Éixe sí que ere un ofissi majo! Y pera sé ferré no fée falta estudiá catorse añs, ni tretse, ni dotse, ni deu, ni nou, ni cap. Y se podíe sé un home fort y gigán, com u ere son pare del Moñigo.
Daniel, lo Mussol, no se cansabe may de vore a Paco, lo ferré, dominán lo ferro a la forja. Lo embelessaben aquells antebrassos grossos com a branques de olivé, cuberts de pel espés y roijot, musculosos y plens de ñirvis. Seguramen Paco, lo ferré, eixecaríe la cómoda de la seua habitassió en un sol dels seus imponéns brassos y sense ressentís. 
Y de la seua pitralera, ¿qué? assobín lo ferré traballabe en samarreta y lo seu pitral de Hércules pujabe y baixabe, al respirá, com si fore lo de un elefán ferit. Aixó ere un home, y no Ramón, lo fill del apotecari, arguellat, tiesso y blang com una mossa mórbida y presumida. Si aixó ere progrés, ell, dessididamen, no volíe progressá.
Per la seua part, se conformabe en tindre una parella de vaques, una formachería menuda y lo insignificán vergé de detrás de la seua casa. No demanabe mes. Los díes laborables fabricaríe formaches, com son pare, y los domenges se entretindríe en la escopeta, o sen aniríe al riu a peixcá truches o a fé una partida al corro de birles.
La idea de marchá li empreníe lo cor a Daniel, lo Mussol. Per la bada de enterra se filtrabe la llum de la planta baixa y esta llum se fixabe al techo de una manera obsessiva. Hauríe de passá tres mesos sense vore aquell fil fosforessén y sense escoltá los moviméns silensiosos de sa mare en les faenes doméstiques; o los gruñits aspres y secs de son pare, sempre malhumorat; o sense respirá aquella atmósfera densa, que entrabe ara per la finestra uberta, feta de aromes de fenás ressién segat y de boñigues seques. Deu meu, qué llargs eren tres mesos! Podíe habés rebelat contra la idea de marchá, pero ara ya ere tart. Sa mare ploriquejabe unes hores abáns, al fé juns lo inventari de la seua roba.
- Mira, Danielet, fill, estos són los teus llansols. Van marcats en les teues inissials. Y estes són les teues camisetes. Y estos los teus cansonsillos. Y los teus calsetíns. Tot va marcat en les teues lletres. Al colegio ne siréu mols y de un atre modo es possible que se perguen.
Daniel, lo Mussol, notabe a la gola com un nugo, un cos extrañ. Sa mare se va passá lo envés de la ma per la punta del nas arremangada y se va torcá los mocs.
"Lo momén té que sé mol espessial cuan la mare fa assó que atres vegades me prohibix fé a mí", va pensá lo Mussol. Y va sentí uns sinsés y apremiáns dessichos de plorá.
La mare va seguí: - Cuídat y cuida de la roba, fill. Saps be lo que a ton pare li ha costat tot aixó. Som pobres. Pero ton pare vol que sigues algo a la vida. No vol que traballos y patixques com ell. Tú - lo va mirá un momén de frente - pots sé algo gran, algo mol gran a la vida, Danielet; ton pare y yo ham volgut que per natros no quedo. Se va ensumá los mocs y se va quedá en silensio. Lo Mussol se va repetí: 
"Algo mol gran a la vida, Danielet", y va moure convulsivamen lo cap. No assertabe a compendre cóm podríe arribá a sé algo mol gran a la vida. Y se esforsabe, tossudamen, en compendreu. Pera nell, algo mol gran ere Paco, lo ferré, en lo seu tórax inabarcable, en la seua esquena massisa y lo seu pel roch abundán; en lo seu aspecte salvache y du com lo de un Deu primitiu. Y algo gran ere tamé son pare, que tres estius atrás va fé baixá un milá de dos metros de envergadura... Pero sa mare no se referíe an esta classe de grandesa cuan li parlabe. Potsé sa mare dessichabe una grandesa al estil de la de don Moissés, lo maestre, o com la de don Ramón, lo apotecari, al que fée uns mesos que habíen fet alcalde. Seguramen algo de aixó volíen sons pares pera nell. Pero, a Daniel, lo Mussol, no li fascinaben estes grandeses. En tot cas, preferíe no sé gran, ni progressá. Va pegá una volta al llit y se va colocá pancha per aball, tratán de amortiguá la sensassió de ansiedat que desde fée un rato li mossegabe al estómec. Aixina se trobabe milló; dominabe, en serta manera, lo seu ñirviossisme. De totes formes, pancha per amún o per aball, ressultabe inevitable que a les nou del matí agarrare lo rápit cap a la siudat. Y adiós o adéu tot, entonses. Si auncás... Pero ya ere tart. Fée mols añs que son pare acarissiabe aquell proyecte y ell no podíe arriesgás a desféu tot en un momén, pel seu capricho. Lo que son pare no va pugué sé, volíe ara séu en ell. Cuestió de capricho. Los grans teníen, a vegades, caprichos mes tossuts y absurds que los dels chiquets. Passabe que a Daniel, lo Mussol, li habíe agradat, mesos atrás, la idea de cambiá de vida. Y sin embargo, ara, esta idea lo atormentabe. Fée casi sis añs que va sabé les aspirassións de son pare respecte an ell. Don José, lo mossen, que ere un gran san, díe, assobín, que ere un pecat espiá les conversassións dels demés. No obstán, Daniel, lo Mussol, escoltabe assobín les converses de sons pares al pis baix, durán la nit, cuan ell se gitabe. Per la esgella del entarimat divisabe lo fogaril, la taula de pi, les banquetes, lo sofá y tots los útils de la formachería. Daniel, lo Mussol, com un cachap contra enterra, espiabe les conversassións desde allí. Ere pan ell una costum. En lo murmull de les converses, pujabe de la planta baixa la agrinosa auló de la collada y les esterilles brutes. Li agradabe aquella auló de lleit fermentada, que punchabe al nas y ere casi humana.
Son pare estabe tombat al sofá aquella nit, mentres sa mare arrepetabe la taula y les sobres del sopá. Fée ya casi sis añs que Daniel, lo Mussol, habíe sorprés esta escena, pero estabe tan sólidamen vinculada a la seua vida que la recordabe ara en tots los detalls.
- No, lo mosso sirá un atra cosa. No u dudos - díe son pare -. No se passará la vida lligat an este bang com un esclavo. Bueno, com un esclau y com yo. Y, al di aixó, va soltá una palabrota y va fotre una puñada. Aparentabe está enfadat en algú, encara que Daniel, lo Mussol, no assertabe a sabé en quí. Entonses Daniel no sabíe que los homens se enfaden a vegades en la vida y contra un orde de coses que consideren irritán y desigual. A Daniel, lo Mussol, li agradabe vore enfurruñat a son pare perque los seus ulls traíen chispes y los músculs de la cara se li enduríen y, entonses teníe una retirada a Paco, lo ferré.
- Pero no podem separámos dell - va di la mare -. Es lo nostre únic fill. Si encara tinguerem una chiqueta. Pero lo meu ventre está sec, tú u saps. Ya no podrem tindre una filla. Don Ricardo va di, la radera vegada, que me hay quedat estéril o erma com la de Lorca después del aborto. Son pare va fé despenjás algúns sans del sel, entre dens. Después, sense moures de la seua postura, va afegí:
- Díxau; aixó ya no té remey. No escarbos a les coses que ya no tenen remey.
La mare va suspirá, mentres arreplegabe a un pot rovellat les molles de pa abandonades damún de la taula. Encara va insistí débilmen:
- A lo milló lo chic no val pera estudiá. Tot aixó es prematuro. Y un chic a la siudat coste mols dinés. Aixó pot féu Ramón, lo boticari, o lo siñó juez. Natros no podem féu. No tenim perres. Son pare va escomensá a donáli voltes nervioses a un cacharro que teníe entre les mans. Daniel, lo Mussol, va compendre que son pare se dominabe pera no aumentá lo doló de la seua dona. Al cap de un rato va afegí:
- Assó anirá a la meua cuenta. En cuan a si lo chic val o no val pera estudiá depén de si té doblers o no los té. Tú me compréns. Se va ficá de peu y en lo gancho del fogaril va escampá los calius que encara relluíen al foc baix. Sa mare se habíe assentat, en les mans acribassades desmayades a la faldeta. De repén se sentíe baldada y nula, absurdamen buida, indefensa. Lo pare se dirigíe an ella:
- Es cosa dessidida. No me faigues parlá mes de aixó. En cuan lo chic cumplixque onse añs marchará a la siudat a escomensá lo grado.
La mare va suspirá, rendida. No va di res. Daniel, lo Mussol, se va gitá y se va adormí fen conjetures sobre qué volíe di sa mare en alló de que teníe lo ventre sec y que se habíe quedat erma después del aborto.

Seguix al II.

Lo Camí, traduít per Ramón Guimerá Lorente, autó, Miguel Delibes, Molledo, Cantabria

miércoles, 26 de agosto de 2020

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA CUARTA.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA CUARTA.

Tofano li tanque una nit la porta de casa a la seua dona, y ella, no podén fes obrí en súpliques, fa vore que se tire a un pou, y avíe allí un códul gran.


Tofanoli tanque una nit la porta de casa a la seua dona, y ella, no podén fes obrí en súpliques, fa vore que se tire a un pou, y avíe allí un códul gran. Tofano ix de casa y corre cap allí, ella entre a casa y li tanque an ell la porta, y bramán lo insulte.

Lo rey, al sentí que acababe la novela de Elisa, sense esperá, giránse cap a Laureta, li va mostrá que li tocáe an ella narrá; per lo que ella aixina va escomensá a di:
¡Oh, Amor, cuántes y quínes són les teues forses, cuáns los consells y cuántes les invensións! ¿Quín filósofo, quín artista haguere pogut alguna vegada o podríe mostrá estes sagassidats, esta inventiva, estos arguméns que inspires tú de repén al que seguix les teues patejades? Per sert que la doctrina de consevol atre es mol justeta en relassió a la teua, com mol be se pot compendre de les coses antes mostrades; a les que, amoroses siñores, yo ne afegiré una, ficada en práctica per una doneta tan simple que no sé quí mes que Amor haguere pogut mostrálay.

Va ñabé fa tems a Arezzo un home ric, de nom Tofano. An éste li va sé donada per dona una majíssima jove de nom doña Ghita, de la que ell, sense sabé per qué, pronte se va sentí selós, y donánsen cuenta ella se va enfadá; y habenli preguntat moltes vegades sobre la raó dels seus sels, y no habénli sabut ell siñalá mes que coses generals y roínes, li va víndre al ánim a la dona fel morí del mal que sense raó se temíe. Y veén que un jove, segóns lo seu juissi mol pincho, la marejáe, discretamen va escomensá a enténdres en ell; y están ya les coses tan avansades entre ell y ella que no faltáe mes que cambiá les paraules per obres, va pensá la Siñora trobá una manera per a féu.

Habén vist entre les males costums del seu home que se entreteníe eixecán lo colse, no sol va escomensá a alabál per alló, sino que lo insitáe a beure mol assobín. Y tan va pendre alló per costum, que casi totes les vegades que ella volíe, lo acabáe engatán; y cuan lo veíe ben gat, sel emportáe a dormí. Aixina se va trobá la primera vegada en lo seu amán, y después moltes vegades va continuá trobánse en ell, y tan se va confiá de les borracheres del home, que no sol habíe arribat al atrevimén de portá al querido a casa, sino que ella a vegades sen anabe en ell a la seua, que no estáe mol apartada, y después tornáe a casa., Y de esta manera continuán la enamorada dona, va passá que lo desgrassiat y cornut sen va doná cuenta de que lo animáe a beure, pero ella no bebíe may; per lo que li van entrá sospeches de lo que passáe, aixó es, que la dona lo engatáe per a pugué fé lo seu gust mentres ell dormíe la mona. Y volén de aixó, si aixina fore, tíndre probes, un día, sense beure gens en tot lo día, com si fore lo home mes abstemio (Artemio no) que ñaguere, va fé vore que anáe tou, y creénsu la dona, y pensán que ya no li calíe beure mes, lo va prepará per a dormí. Y fet aixó, segóns acostumáe a fé algunes vegades, va eixí de casa, y a casa del seu amán sen va aná, y se va quedá allí hasta mija nit.

Tofano, al no sentí a la dona, se va eixecá y va aná cap a la porta, la va tancá per dins y se va apoyá a la finestra en lo cap a fora, vigilán a vore cuán tornaríe y féli manifest que sen habíe acatat de les seues costums; y allí estáe encara cuan la dona va torná, y trobánse la porta tancada, se va assustá, y va escomensá a probá de forsála. Después de está Tofano un rato miránla, li va di: - Dona, te esforses en vano, perque aquí dins no podrás torná a entrá. Torna allí aon has estat hasta ara; y que sápigues que no tornarás may aquí hasta que de aixó, en presénsia dels teus paréns y de los veíns, te haiga fet lo honor que te convé.

La dona va escomensá a suplicá per l´amor de Deu que faiguere lo favor de obríli, perque no veníe de aon ell pensáe, sino de velá en una veína seua, perque les nits eren mol llargues y ella no podíe dormí tota la nit, ni velá sola a casa. Los rogs no li servíen de res, perque aquell animalot estabe disposat a que tots los del poble conegueren la seua vergoña, si es que no la sabíen. La dona, veén que lo suplicá no li valíe, va cambiá a les amenasses y va di: - Si no me obris te faré lo home mes desgrassiat que existix.
A lo que Tofano va contestá: - ¿Y qué podríes fém?

La dona, a la que Amor ya li habíe agullonat en los seus consells, li va contestá:
- Abans de patí la vergoña que vols fém passá sense raó, me aviaré an este pou que está aquí prop, y cuan después me trobon morta, tots creurán que tú, engatinat, me has aviát allí, y aixina, sirás pregonat, haurás de fugí o pédre tot lo que tens, o te tallarán lo cap per habém assessinat. Tofano ni se va inmutá, ni va cambiá gens la seua néssia opinió en estes paraules; per lo que la dona li va di: - Pos ya no puc patí mes, ¡Deu te perdono!

Y dit aixó, sén la nit tan fosca que apenes hauríen pogut vóres un al atre per la carrera, sen va aná la dona cap al pou; y, eixecán com va pugué una grandíssim bolo que ñabíe al peu del pou, cridán «¡Deu, perdónam!», la va dixá caure a dins del pou.

Lo códul, al arribá al aigua, va fé mol soroll, y al sentíu Tofano se va creure que se habíe aviát a dins; per lo que, agarrán lo cubo en la corda, a escape se va adressá cap al pou per a ajudála.

La dona, que se habíe amagat a un raconet prop de la porta, al vórel corre cap al pou perdén les calses, se va embutí a casa y se va tancá a dins, se va assomá a la finestra y li va di: - Se ha de beure aigua pel día, no sol per la nit. Tofano, al sentíla, se va vore burlat y va aná cap a la porta, y com no podíe entrá, li va escomensá a cridá que lo obriguere.

Ella, dixán de parlá baixet com hasta entonses habíe fet, cridán, va di: - Per los claus de nostre Siñó, borracho fastidiós, no entrarás aquí esta nit; no puc patí mes estes costums teues: ting que féli vore a tot lo món quí eres y a quin hora tornes a casa per la nit. Tofano, mol cabrechat, la va escomensá a insultá quirdán; y sentín este abalot, los veíns se van despertá y eixecá, hómens y dones, y se van assomá a les finestres y van preguntá qué ere alló. La dona va escomensá a di plorán:

- Es este mal home, que me torne gat per la nit a casa o se adorm per les tabernes y después torne an estes hores, o mes tart; ya lo hay aguantat mol, y no ha valgut de res, y com ya no u aguanto mes, hay volgut fél passá esta vergoña de tancáli la porta de casa per a vore si torne al bon camí. Lo animalot de Tofano, per la seua part, díe cóm habíe sigut la cosa y la amenassabe. La dona als seus veíns los díe:

- ¡Veigáu quín home! ¿Qué pensaríeu si yo estiguera al carré com está ell y ell estiguere a casa com estic yo? Per Deu que seguramén lo creuríeu an ell: be podéu vore lo servell que té. Diu que hay fet lo que yo crec que ha fet ell. Se ha cregut que me assustaría si aviáe no sé qué al pou, ojalá Deu que se haguere aviát de verdat y aufegat de aigua, que lo vi que se ha trascolat se hauríe batejat ben be.

Los veíns, hómens y dones, van escomensá tots a empendre a Tofano, y a fótreli la culpa an ell, y a insultál per lo que díe contra la seua dona; y enseguida va corre lo rumor de veí a veí, que va arribá hasta los paréns de la dona. Estos, anán cap allí, y sentín lo que díen uns veíns y datres, van agarrá a Tofano y lo van esbatussá, dixánlo com u haguere fet una mola de molí. Después, entrán a la casa, van pendre les coses de la dona y en ella sen van aná a casa, amenassán a Tofano en coses pijós. Tofano, veénse malparat y que los seus sels lo habíen portat per mal camí, com volíe a la seua dona, va recurrí an algúns amics que van fé de intermediaris, y al final se va torná a emportá la dona a casa, a la que va prometre no sé may mes selós; y ademés de aixó, li va doná llissénsia per a que faiguere lo que vullguere, pero en prudénsia, que ell no sen acatare. Y aixina se va quedá, tontet, cornut y esbatussat. Viva lo amor (y mórigue la avaríssia), y viva la compañía.




domingo, 27 de diciembre de 2020

JORNADA OCTAVA. NOVELA SÉPTIMA.

JORNADA OCTAVA. NOVELA SÉPTIMA.

Un escolá vol a una Siñora viuda, que, enamorada de un atre, una nit de ivern lo fa assentás damún de la neu esperánla, y ell, después, tot un día de mijáns de juliol la fa está despullada a una torre exposta a les mosques, als tabáns y al sol que bade les roques.

Mol sen habíen enrit les siñores del desgrassiat de Calandrino, y mes sen hagueren enrit encara, pero se van enfadá al vore que tamé li preníen los capóns los mateixos que li habíen furtat lo gorrino. La reina li va maná a Pampinea que contare la seua; y ella va escomensá aixina:
Caríssimes siñores, moltes vegades passe que les artimañes són vengades en atres artimañes. Natros mon ham enrit mol (en moltes historietes contades de les burles que han sigut fetes, de les que cap vengansa que se haigue pres se ha contat; pero yo enteng contátos lo que li va passá a una consiudadana nostra, que la seua burla, al sé burlada, casi va pagá en la mort; y escoltáu no tos dixará de sé útil perque aixina milló ton guardaréu de enfótreton dels atres y mostraréu bon juissi.
No han passat encara mols añs desde que va ñabé a Florencia una jove hermosa de cos y altanera de ánim y de linaje mol noble y en los bens de la fortuna convenienmen abundán, que se díe Elena. Esta, habénse quedat viuda may mes va volé casás, habénse enamorat de ella, a elecsió seua, un jove cortés y ben plantat. Olvidán datres preocupassións, en la ajuda de una criada seua de la que sen fiabe mol, moltes vegades en ell se donáen bona vida.
Va passá an este tems que un jove de nom Rinieri, home noble de la nostra siudat, habén estudiat mol tems a París no per a vendre después la seua siénsia a granel com fan mols, sino per a sabé la raó de les coses y los seus motius (lo que mol be li sente a un noble) va torná de París a Florencia. Allí, mol honrat tan per la seua noblesa com per la seua siénsia, vivíe com un siñó. Pero com passe moltes vegades que lo que mes entenimén de les coses profundes té, mes fássilmen se dixe enchampá per l´amor, aixó li va passá an este Rinieri. Habén anat ell un día a una festa, dabán dels seus ulls se li va ficá esta Elena, vestida de negre com van les nostres viudes, plena de tanta hermosura al seu juissi, y de tanta amabilidat com cap atra li habíe paregut vore; y va pensá que podríe dís felís lo qui puguere tíndrela despullada als seus brassos. Y una vegada y un atra miránla dissimuladamen, y sabén que les coses grans y pressioses no se poden conseguí sense traball, va dessidí ficá tot lo seu esfors y tota la seua solissitut en agradála, per a conseguí lo seu amor, y después pendre possesió de ella. La jove Siñora, que no teníe los ulls ficats al infern sino que, mol segura de ella y hasta mes de lo que ere, movén los ulls en arte mirabe al voltán y enseguida vee al que la mirabe, y acatánsen de les mirades de Rinieri, enriénsen per a sí mateixa, va di: - No hauré vingut avui aquí en vano, si no me equivoco, hay pessigat un pavo pel nas. Y escomensán a mirál alguna vegada en la coeta del ull, se les ingeniabe en demostráli que se ocupabe de ell, o pensán per atra part que cuan mes atraguere y prenguere en los seus encáns, la seua hermosura ere de mes alt preu. Lo sabut, dixán apart los pensaméns filosófics, va portá tot lo seu ánim cap an ella; y creén que li agradabe, preguntán quina ere la seua casa, va escomensá a passá per dabán de ella, excusán en diferentes raóns aquelles anades y vingudes. La Siñora, vanagloriánse de alló, fée vore que lo mirabe de bona gana, per lo que ell, trobán la manera, se va arrimá a la seua criada y li va descubrí lo seu amor, demanánli que en la seua Siñora obrare de tal manera que ell puguere obtíndre la seua grássia. La criada va prometre mol y lay va di a la seua Siñora, y ella, énriénsen mol va di:
- ¿Has vist aón ha vingut este a pédre lo servell que ha entrenat a París? Pos venga, donémli lo que va buscán. Li dirás, cuan te parlo un atra vegada, que yo lo vull mes an ell de lo que ell me vol a mí; pero que ting que guardá la meua honra per a portá lo cap ben alt; per naixó, si es tan sabut com diu, té que vóldrem mes.

¡Ay desgrassiada, desgrassiada! No sabíe ella, siñores meues, lo que es ficás a provocá als escolás. La criada, al trobál, va fé lo que la seua Siñora li habíe manat. Lo estudiós, contén, va passá a rogatives mes caluroses y a escriure cartes y a enviá regalos, y tot ere asseptat, pero en recompensa no veníen mes que vagues respostes; y de esta guisa lo va tindre mol tems donánli llargues. Al cap de un tems, habénli ella contat tot al seu amán y habénse ell enfadat en ella alguna vegada y sentit sels, per a féli vore que equivocadamen sospechabe de ella, solissitánla mol lo escolá, li va enviá a la seua criada, que li va di que ella no habíe tingut ocasió may de fé res que an ell li agradare, después de que lo habíe assegurat del seu amor, pero que, per a les festes de Nadal que se arrimaben, esperabe pugué está en ell; la nit siguién a la festa, si ell volíe, podíe acudí al seu pati, aon ella aniríe a buscál tan pronte com puguere.

Lo escolá, mes contén que un chiquet en sabates noves, a la hora ordenada sen va aná a casa de la Siñora, y portat per la criada a un pati, tancánlo a dins, allí va escomensá a esperá a la Siñora. La Siñora, habén aquella nit fet víndre al seu amán y habén sopat en ell, li va contá lo que volíe fé aquella nit, afegín: - Y podrás vore cuán y quin es l´amor que li ting y hay tingut an aquell del que has tingut sels.

Estes paraules les va escoltá lo amán en gran contén de ánim, dessichós de vore en obres lo que la Siñora en paraules li donabe a entendre. Lo día abáns habíe nevat mol, y tot estabe tapat de neu; lo escolá fee poc que estabe al pati cuan va escomensá a tremolá de fret, pero esperán calentás después, u soportabe en passiénsia.
La Siñora li va di al seu amán al cap de un rato:

- Anem a la alcoba y desde una finestra mirem lo que fa eixe de qui has tingut sels, y lo que li contestará a la criada, que la hay enviat a parlá en ell. Sen van aná, pos, cap a la habitassió y se van assomá a una finestreta, y veén sense sé vists, van escoltá a la criada parlá en lo escolá y di:

- Rinieri, la meua Siñora es la dona mes trista que may ha ñagut, perque esta nit ha vingut un dels seus germáns y ha estat mol rato parlán en ella, y después va voldre sopá en ella y encara no sen ha anat, pero crec que sen anirá pronte; y per naixó no ha pogut víndre ella encara, pero ya vindrá llugo; te demane que no te fastidio massa lo esperá.

Lo escolá, creén que ere verdat, va contestá:

- Dísli a la meua Siñora que no se preocupo de mí hasta que pugue víndre a buscám, pero que u faigue tan pronte com pugue.

La criada, tornán cap a dins, sen va aná a dormí.

La Siñora, entonses, li va di al seu amán:

- Be, ¿qué dius?, ¿creus que yo, si lo vullguera com tú te penses, lo dixaría allí baix carpidet?

Y dit aixó, en lo seu querido, que ya estabe mes contén, sen van aná cap al llit, y mol rato van está chalán, enriénsen del pobre escolá y enfoténsen dell. Lo escolá, donán voltes per lo pati, se movíe per a calentás y no teníe aón assentás ni aón amagás de la serena, y maleíe lo llarg entretenimén del germá de la Siñora, y tot lo que sentíe pensabe que ere una porta que la Siñora obríe, pero esperabe en vano.
Ésta, prop de la mija nit, están en lo seu amán, li va di:

- ¿Qué penses, alma meua, del nostre escolá? ¿Qué te pareix mes gran, la seua sabiduría o l´amor que yo li ting?, ¿fará lo fret que li estic fen passá eixísseli del pit lo que en les meues paraules li va entrá?

Lo querido va contestá:

- Cor meu, aixina com tú eres lo meu be y lo meu descáns y tota la meua esperansa, aixina soc yo les teues.

- Pos - díe la Siñora - bésam mil vegades per a vore si dius la verdat. Lo amán, abrassánla y apretán fort, no mil sino sen mil vegades la besabe. Después de un bon rato, va di la Siñora: - ¡Ah!, eixequémos y anem a vore si se ha apagat lo foc en lo que este amán meu cada día me escribíe que estabe ruén.

Y eixecánse, a la finestreta se van assomá, y mirán cap al pati van vore al escolá ballán una tarantela al so del castañolejá de dens, que per la gran gelada ere tan saltejada y rápida que may habíen vist cosa igual. Entonses va di la Siñora:

- ¿Qué dius, la meua dolsa esperansa?, ¿te pareix que sé fé ballá als hómens sense música de trompetes y cornamusses?

A lo que lo amán va contestá:

- Siñora meua, sí que ne saps.

Va di la Siñora:

- Vull que baixem hasta la porta, tú te estás callat y yo li parlaré y sentirem lo que diu, y pot sé que encara mos divertigam mes que de sol vórel.

Y obrín la alcoba en cuidadet van baixá a la porta. Allí, sense obríla, la Siñora en veu baixa, per la gatera, lo va cridá. Lo escolá, al sentís cridá, va alabá a Deu, creénse massa pronte que anabe a entrá a dins, y arrimánse a la gatera, va di:

- Aquí estic, Siñora; obríu per Deu, que me mórigo de fret. La Siñora va di:

- ¡Ah, sí, que ya sé que eres un geleres! y tamé que lo fret es mol gran perque ha caigut una mica de neu. Be sé yo que a París ne ñan de mol mes grans. No puc obrít encara perque este germá meu, que ahí per la nit va víndre a sopá en mí, no sen va encara; pero sen anirá pronte, y vindré en seguida a obrít. Acabo de separám dell en molta faena per a víndre a consolát y que la espera no te enfado.

Va di lo escolá: - ¡Ah, Siñora!, tos demano, per Deu, que me obrigáu, per a que puga está a dins abrigat, perque fa un ratet ha escomensat a caure la nevada mes espessa del món, y encara neve; y yo tos esperaré ahí tot lo que vullgáu.

Va di la Siñora: - ¡Ay, dols be meu, que no puc, que esta porta fa tan soroll cuan se obri que fássilmen la sentiríe mon germá si la obriguera!, pero vull aná a díli que sen vaigue per a que yo puga torná a obrít.
Va di lo escolá: - Pos anéuhi pronte, y tos rogo que faigáu ensendre una bona fogata per a que, en cuan entra, puga calentám, que hay agarrat tal geló que apenes me séntigo.
Va di la Siñora: - Assó no pot sé, si es verdat lo que me has escrit moltes vegades de que estás ensés per lo meu amor; pero estic segura de que ten enfots de mí. Ara ving; espéram y aguanta. Lo amán, que u sentíe tot, chaláe mol, y tornán al llit en ella, poc van dormí aquella nit, que casi tota la van passá en plaés y en burles al escolá.
Lo desgrassiat escolá, convertit en sigüeñaper lo fort castañolejá de dens que teníe, donánsen cuenta de que sen enfotíen de ell, moltes vegades va tratá de obrí la porta y va mirá a vore si per algún atre puesto podíe eixí; y no veén cóm, com un león engabiat maleíe lo mal tems, la maldat de la dona, la durassió de la nit y la seua propia simplesa; y mol cabrejat contra nella, l´amor que li teníe de repén se va cambiá en cruo y amarg odio, y pensáe moltes coses en les que vengás. Pero la nit, después de molta y llarga espera, va dixá pas al día y va escomensá a apareixe l´alba; la criada, avisada per la Siñora, baixán, va obrí lo pati, y mostrán sentí compassió dell li va di:
- ¡Malaventura tíndre lo que va víndre anit! Tota la nit te ha tingut velán y ha fet que te congelos: ¿pero saps?, préntu en calma, que lo que esta nit no ha pogut sé un atra vegada sirá. Lo escolá, com a sabio que sap que de res servixen les amenasses mes que per a armá al amenassat, va tancá al seu pit lo que la seua destemplada rabia tratabe de gitá fora o foragitá, y en veu tranquila, sense mostrás gens enfadat, va di:

- En verdat que hay passat la pijó nit que hay tingut may, pero be hay vist que de aixó la Siñora no ne té cap culpa, perque ella mateixa va baixá hasta la porta a excusás y a consolám; y com dius, lo que esta nit no ha sigut un atra nit sirá; encoméndam an ella y quédat en Deu.

Y del tot carpit, com va pugué sen va entorná a casa. Allí, cansat y mort de son, se va aviá al llit y se va despertá casi paralisat de brassos y cames; per lo que, envián a buscá un meche, li va contá lo fret que habíe passat, y ell va fé lo possible per a recuperáli la salut. Los meches, en grandíssimes y rápides cures lo van ajudá, poc tems después van pugué curáli los ñirvis y fé que se relajare; y si no haguere sigut jove y arribabe bon tems, mol haguere tingut que soportá; pero tornán a está sano y fresc, guardánse a dins lo seu odio, se mostrabe mol mes que may enamorat de la viuda.
Va passá después de sert tems, que la fortuna li va proporsioná la ocasió de satisfé lo seu dessich al escolá. Perque habénse enamorat de un atra dona lo amán de la viuda (sense tíndre cap considerassió al amor que ésta li teníe), ella en llágrimes y amargó se consumíe; pero la seua criada, que gran llástima teníe della, no trobán lo modo de apartála del doló per lo amán perdut, veén al escolá que de la manera acostumada passabe per lo barri, va tindre un pensamén, y va sé que se podríe obligá al amán de la seua Siñora a vóldrela com abáns fée en alguna operassió nigromántica y que en alló lo escolá habíe de sé un gran maestre; y lay va di a la Siñora. Ella, sense pensá en que, si lo escolá haguere sabut de nigrománsia la haguere fet aná en lo seu propi profit, va escoltá les paraules de la criada y en seguida li va di que li preguntare si volíe féu y en seguridat li prometiguere que, en recompensa, ella faríe tot lo que ell vullguere.
La criada va fé la embajada be y diligenmen, y sentínla lo escolá, tot contén va di:
- Alabat sigues, Deu meu; ha arribat lo momén en que en la teua ajuda podré castigá an eixa dona roína per la mala passada que me va fé en pago del gran amor que li tenía. Y li va di a la criada:

- Dirás a la meu Siñora que no patixgue per naixó, que si lo seu querido estiguere a la India lo faría yo víndre rápidamen a demanáli grássia de lo que contra lo seu gust haguere fet. Lo que té que fé lay diré an ella cuán y aón mes li vaigue be, y díslay aixina y confórtala de la meua part. La criada va doná la resposta y se quedá en vores los dos a Santa Lucía del Prado. Acudín allí la Siñora y lo escolá, y parlán ells dos sols, sense enrecordássen ella de que casi lo habíe portat an ell a la mort, li va contá ubertamen totes les seus coses y lo que dessichabe, y lay va rogá per la seua salvassió; y lo escolá li va di: - Siñora, es verdat que entre les demés coses que yo vach adependre a París conte la nigrománsia, y sé be de lo que es capás; pero com ofén mol a Deu, había jurat no ficála may en práctica ni per a mí ni per a datres. Pero es verdat que l´amor que tos ting es tan fort que no sé negám a res que vullgáu manám; y per naixó, encara que haiga de aná a la casa del diable, estic disposat a féu ya que u voléu. Pero tos hay de advertí de que es una cosa mes molesta de fé de lo que pensáu, y mes cuan una dona vol recuperá l´amor de un home o un home lo de una dona, perque aixó no pot féu mes que la mateixa persona a qui li interesse, y per a féu fa falta que qui u faigue sigue de ánim valén perque ña que féu de nit y a puestos solitaris y sense cap compañía, y estes coses no sé si estéu disposada a féles. A lo que la Siñora, mes enamorada que prudén, va contestá:

- Amor me espoleje de tal manera que no ña res que no faiguera per a recuperá an aquell que me ha abandonat; pero, si vols, dísme en qué ting que sé valenta. Lo escolá, que en mal pel teníe la coa marcada, va di: - Siñora, yo tindré que fé una imache de estañ en lo nom de aquell al que dessicháu recuperá, y cuan to la envía, cuan estigue la lluna menguán, tos hau de bañá en ella set vegades a un riu de aigüas clares y corréns, completamen despullada y sola a la hora del primé son, y después, están aixina despullada, teníu que pujá a un abre o a la punta de una casa deshabitada: y mirán cap a lo nort en la imache a la ma, set vegades diréu unes paraules que tos donaré escrites, y cuan les haigáu dit, vindrán cap a vos dos mossetes de les mes hermoses que may haigáu vist, y tos saludarán y tos preguntarán qué voléu que faiguen. An estes los hau de di be y plenamen los vostres dessichos; y guardáutos de di una cosa per un atra; y cuan u haigáu dit, elles sen anirán y vos podréu baixá al puesto aon haigáu dixat les vostres robes, vestítos y torná a casa. Y hau de tindre per sert que abáns de mija nit del día siguién lo vostre amán, plorán, vindrá a demanátos grássia y perdó; y sabéu que desde aquell momén no tos dixará may per cap atra. La Siñora, sentín estes coses y creénseles en completa fe, pareixénli que ya casi teníe en brassos al seu amán, ya mich contenta, va di: - No tos preocupéu, que estes coses aixina les faré; y per an aixó ting una terra cap a lo Valdarno de dal, que está bastán prop del riu, y com ya estam al juliol, sirá mol agradable bañás de nit. Y tamé men enrecordo que no mol lluñ del riu ña una torreta deshabitada a la que, per unes escales de fusta de castañé que ñan allí, pujen alguna vegada los pastós a un terrat, per a vore si descubrixen desde allí dal los seus animals perduts, un puestet mol solitari y a desmá al que yo pujaré, y allí espero fé lo que manéu. Lo escolá, que mol be coneixíe lo puesto de la Siñora y la torreta, contén de assegurás de la seua intensió, va di:

- Siñora, yo no hay estat may an eixes comarques, y per naixó no conec la terra ni la torreta; pero si es tal com diéu no pot ñabé res milló al món; y per naixó, cuan sigue oportú tos enviaré la imache y la orassió; pero mol tos rogo que, cuan haigáu satisfet lo vostre dessich y veigáu que tos hay servit be, que ton enrecordéu de cumplí la promesa que me hau fet. A lo que la Siñora li va contestá que u faríe sense falta; y despedínse de ell sen va entorná cap a casa. Lo escolá, alegre de que lo seu plan puguere portás a efecte, va fé una imache y va escriure un invento seu en ves de una orassió; y cuan li va pareixe la va enviá a la Siñora, y va maná díli que a la nit siguién sense mes tardá habíe de fé lo que li habíe dit; y después, en secreto, en un criat seu sen va aná a casa de un amic que vivíe mol prop de la torre, per a pugué fé lo seu proyecte.
La Siñora se va ficá en camí en la seua criada, y al arribá la nit, fen vore que sen anabe a dormí, va enviá a la criada al llit, y a la hora del primé son, eixín de casa en silensio, sen va aná cap a la torreta de la ribera del Arno, y mirán mol al seu voltán, no veén ni sentín a dingú, se va traure tota la roba y la va amagá a una malea, se va bañá en la imache set vegades y después, tota despullada, en la imache a la ma cap a la torreta que sen va aná. Lo escolá, que a la caiguda de la nit, en lo seu criat entre los saúcs y datres ábres prop de la torre se habíen amagat, habíe vist totes aquelles coses, pasán ella ben prop despullada, y veénla en la blancó del seu cos vénse la oscurina de la nit, y miránli les mamelles y datres parts del cos, y veénles hermoses y pensán cóm estaríen al cap de poc tems, va sentí una mica de llástima per nella; y per atra part, lo agulló de la carn lo va assaltá y va fé eixecás al que estabe acachat, y lo animabe a eixí del amagatall y aná cap an ella y fé lo seu gust; y va está a pun de sé vensut. Pero enrecordánsen de quí ere ell y quina va sé la ofensa ressibida, ensenénse pel odio, foragitán la compassió y la fam carnal, va mantindre firme lo seu propósit y la va dixá aná. La Siñora, puján a la torre y girada cap al nort, va escomensá a di les paraules que lo escolá li habíe escrit. Ell, después, va entrá a la torreta, silensiosamen y poc a poc va apartá la escala per la que se pujabe al terrat aon la Siñora estabe, y después va esperá a vore qué díe y fée ella.
La Siñora, set vegades dites les seues orassións, va escomensá a esperá a les dos mossetes y tan llarga va sé la espera que, sense contá en que sentíe molta mes fresca de la que haguere volgut, va vore apareixe la aurora; per lo que, trista de que no haguere passat lo que lo escolá li habíe dit, se va barruntá: «Temó ting de que éste haigue volgut donám una nit com la que yo li vach doná an ell; pero si per naixó me ha fet aixó mal ha sabut vengás perque no ha sigut ni la tersera part de llarga de lo que va sé la seua; sense contá en que lo fret va sé de un atra classe».

Y per a que lo día no la agarrare allí, va voldre baixá de la torreta, pero se va trobá en que la escala no estabe al seu puesto. Entonses, casi com si lo món fallare daball dels seus peus, se li va escapá tot lo valor; y, vensuda, va caure sobre la terra apissonada de la torre. Y cuan li van torná les forses, va escomensá a plorá y a queixás, y veén be que alló teníe que sé obra del escolá, va escomensá a arrepentís de habél ofengut, y después de habéssen fiat massa de aquell al que mereixcudamen habíe de tíndre per enemic: y en aixó va passá mol tems. Después, mirán si ñabíe alguna manera de baixá y no veénla, va torná a plorá y va tindre un amarg pensamén, diénse an ella mateixa:

«Oh, desgrassiada, ¿qué dirán tons germáns, los teus paréns y veíns y en general tots los florentíns cuan sápiguen que te han trobat despullada? La teua honestidat se vorá que ere falsa; y si an estes coses vullgueres trobá excuses mentiroses (que ne ñauríen), lo maleít escolá, que sap tots los teus assuntos, no te dixaré di mentires. ¡Ay, misserable, que a un tems haurás perdut al mal volgut jove y lo teu honor!»

Y después de aixó va sentí tanta doló que va está a pun de aventás desde la torre an terra; pero habén ya eixit lo sol y arrimánse ella un poc mes a una de les parts del muro, mirán a vore si algún pastoret per allí en lo seu ramat se atansabe al que puguere ella enviá a buscá la seua criada, va passá que lo escolá, habén dormit una mica a unes boches, al despertá la va vore, y ella an ell; y lo escolá va di: - bon día, Siñora, ¿han vingut ya les mossetes?
La Siñora, véenlo y escoltánlo, va torná a plorá fort y li va rogá que vinguere prop de la torre per a que ella puguere parláli. Lo escolá va sé en aixó mol cortés. La Siñora, tombánse de morros al terrat, sol assomabe lo cap al canto, y plorán li va di:
- Rinieri, si yo te vach fé passá una mala nit, pots está segú de habét vengat, perque encara que estem al juliol, están despullada y bañada me hay pensat que me congelaba esta nit; sense contá en que hay plorat tan lo engañ que te vach fé y la meua inossénsia en créuret que es maravilla que los ulls no me haiguen caigut de la cara. Y per naixó te rogo, no per amor a mí, a qui no tens que vóldre, sino per amor teu, que eres noble, que te contentos, en vengansa de la injuria que yo te vach fé, en lo que hasta este pun me has fet, y fes que me donon la roba y que puga baixá de aquí, y no vullgues tráurem lo que después, encara que vullgueres, no podríes tornám, es a di, la meua honra; que, si aquella nit te vach privá de está en mí, sempre que vullgues puc tornáten sen per una. Que aixó sigue prou, y com a home valerós ya te has pogut vengá y mu has fet vore; no vullgues probá les teues forses en les de una dona: cap glória es per a un águila habé vensut a un colom; aixina pos, per l'amor de Deu y per lo teu honor, tíngues compassió de mí.

Lo escolá, en lo ánim du, pensán en la injuria ressibida y veénla plorá y rogáli, sentíe plaé y al mateix tems cárrec de consiénsia. Va contestá:

- Doña Elena, si les meues plegaries, que en verdat no vach sabé bañá en llágrimes ni fé rogs melosos com tú saps fé los teus, me hagueren valgut, la nit que al teu pati ple de neu me moría de fret, si me hagueres resguardat una mica de la gelada, fássil me siríe ara escoltá los teus; pero si tan te ocupes ara del teu honor, y te es tan du lo está aixina despullada, eleva estes súpliques an aquell en lo que estáes despullada aquella nit que be recordes, sentín cóm yo caminaba pel teu pati castañolejánme les dens y poteján la neu, y féste ajudá per nell, féste per nell traure la roba, demánali an ell la escala per aon baixá, fica an ell lo cuidado del teu honor, aquell per lo que ara y atres mil vegades no has dudat en ficál en perill. ¿Cóm es que no lo crides per a que vingue a ajudát? ¿Y a quí li correspón mes que an ell? Eres seua: ¿y qué guardará o cuidará si no te guarde y te ajude a tú? Crídal, abatuda, y proba si l´amor que li tens y la teua sabiduría jun en la seua poden librat de la meua tontería; están en ell li vas preguntá qué li pareixíe mes gran, la meua simplesa o l´amor que li teníes. Y no me faigues ara cortessía de lo que no dessicho ni podríes negámu si u vullguera; guarda per al teu amán les teues nits, si es que ixes de aquí viva; són teues y seues: yo ne vach tindre prou en una y me baste habé sigut burlat una vegada. Y ara, fen aná la teua astússia al parlá, te les ingenies en alabám per a conquistá la meua benevolénsia y me crides noble y valén, y caviles per a que yo, com a magnánim, me abstinga de castigát la teua maldat; pero les teues paraules no me oscurixen ara los ulls del intelecto, com van fé abáns les teues desleals promeses; yo me coneixco, y sobre mí mateix no vach adependre tan mentres estaba a París de lo que tú me vas fé sabé en una nit de les teues. Pero presuposán que yo fora magnánim, no eres tú de aquelles en les que la magnanimidat tingue que mostrá los seus efectes: lo cástic en les fieres salvaches com eres tú té que sé la mort, mentres en los hómens té que bastá lo que tú has dit. Per lo que, encara que yo no siga cap esparvé, sabén que tú eres no colom sino escursó venenós, com a antic enemic, en tot lo odio y en tota la forsa te hay de perseguí; y aixó que te fach no pot dís vengansa sino mol milló cástic, perque la vengansa té que sobrepassá a la ofensa y aixó no arribe ni a igualála; per lo que, si yo vullguera vengám mirán en quín perill vas ficá la meua vida, no me bastaríe tráuret la vida ni atres sen iguals a la teua, perque sol mataría a una femella roína. ¿Y per qué dimonis, si traus la teua cara, a la que uns pocs añs espentolarán plenánla de arrugues, eres mes tú que consevol triste criada? ¡Y no va quedá per tú fé morí a un home valerós, com me has cridat poc antes, esta vida encara podrá en un día sé mes útil al món que sen mil iguals a la teua podrán mentres lo món duro! Adependrás ara en este doló que patixes qué es maltratá als hómens que tenen algún sentimén, y qué es maltratá als estudiosos, y te donará materia per a no caure may mes en tal locura, si ne ixes de esta. Pero si tens tan gran dessich de baixá, ¿per qué no te avíes de ahí dal? Y en un pun, en la ajuda de Deu, trencánte lo coll, ixirás del doló en lo que te pareix está y me donarás la alegría mes gran del món. No te diré res mes ara: tan vach pugué yo que hasta ahí te vach fé pujá; apáñateles ara per a baixá, tal com te vas enfotre de mí.

Mentres lo escolá díe aixó, la desgrassiada dona plorabe continuamen y lo tems passabe, puján mes alt lo sol. Pero cuan va vore que callabe, va di: - ¡Ah!, cruel, si tan dura te va sé aquella nit y te pareix lo meu pecat tan gran que no poden móuret a compassió ni la meua jove hermosura ni les amargues llágrimes ni los humils rogs, que te mogue al menos algo lo habém ressienmen confiat a tú y descubert tots los meus secretos, en los que hay donat lloc al teu dessich de pugué fém coneixedora de la meua culpa, com sigue que si no me haguera fiat yo de tú cap vía teníes per a pugué vengát, lo que mostres habé dessichat en tanta ardó. ¡Ah!, dixa la teu ira y perdónam ya: estic disposada, si me perdones y me dixes baixá de aquí, a abandoná del tot al desleal jove y tíndret a tú sol per amán y per siñó, per mol que aburrixques la meua bellesa, mostrán que es curta y poc valiosa: com la de les demés, digna es de estima, encara que sol fore perque la vanidat y lo joc y lo plaé són propis de la juventut dels hómens, y tú no eres vell. Y encara que cruelmen me estás tratán, no puc creure per naixó que vullgues vorem morí de mort tan deshonrosa com siríe aventám desde aquí dal com una desesperada dabán dels teus ulls, als que, si no eres entonses ya mentirós com u has sigut ara, tan los vach agradá. ¡Ah! Apiádat de mí, per Deu, lo sol escomense a calentá massa, y com la fresca de esta nit me va ofendre, aixina la calina escomense a molestám mol. A lo que lo escolá, que per divertís li donabe conversa, va contestá:
- Siñora, la teua confiansa no se ha ficat ara en les meues mans perque sentigueres amor per mí sino per a recuperá lo que habíes perdut, y per naixó sol mereix un mal mes gran; y mal creus que sol este camí me se oferíe per a la dessichada vengansa. Ne tenía datres mil, y mil trampes en fé vore que te volía te había parat daball dels peus, y poc tems ere pressís per a que per nessessidat (si aixó no haguere passat) hagueres caigut a una de elles y en mes doló y vergoña del que ara sens; y vach seguí este no per a donát cap ventaja, sino per a contentám mes pronte. Y si totes me hagueren fallat no me fallaríe la ploma, en la que tals y tantes coses haguera escrit de tú y de tal manera que, enteránte tú de elles (que ten enteraríes, segú), hauríes dessichat no habé naixcut mil vegades al día. La forsa de la pluma es mol mes gran de lo que creuen aquells que en lo seu coneiximén no la han experimentat. Juro dabán de Deu (y aixina ell me consedixque acabá esta vengansa com la hay escomensat) que hauría escrit de tú coses que no sol dabán de atres persones, sino tú mateixa te avergoñiríes, te hauríes tret los ulls per a no vóret mes; y per naixó, no li reprochos al mar habé creixcut a un riuet. En lo teu amor y en que sigues meua no ting, com ya te hay dit, cap interés; sé de quí has sigut, al que tan com lo odiaba abáns lo vull ara, pensán en lo que te ha fet. Vatres anéu enamorán y dessichán l´amor de los jóvens, perque los veéu en la carn un poc mes viva y en les barbes mes negres, y mol pinchos caminá, ballá y ajustá; estes coses les van tindre los que són de mes edat, y ademés saben ya lo que aquells tenen que adependre encara.
Y ademés de aixó, los jusguéu millós caballés y que fan jornades de mes milles que los hómens mes madús. Sértamen confesso yo que en mes forsa espolsen ells les pellisses; pero los de mes edat, com experimentats saben milló aón están les pusses, y en mol ha de triás abáns lo poc y gustós que lo mol desgustat; y lo trotá mol chafe y canse a consevol, encara que sigue jove, mentres lo caminá suavemen, encara que un poc mes tard faigue arribá an algúns a casa, per lo menos los conduíx en descáns. Vatres no ton acatéu, animals sense inteligénsia, cuán mal está amagat daball de aquella poca hermosura. No se contenten los joves en una sino que a cuantes veuen a tantes volen, de tantes los pareix sé dignes; per lo que lo seu amor no pot sé estable, y tú ara com a proba pots sé testigo de aixó. Y los pareix sé dignes de sé reverensiats y mimats per les dones y no tenen per mes glória que alabás de les que han gosat, fallo que ya ne ha portat a moltes daball dels flares, que no u conten. Y encara que digues tú que may van sabé los teus amors mes que la teua criada y yo, mal informada estás y mal penses. Al seu barri no se parle mes que de aixó, y al teu; pero la majoría de les vegades lo radé que escolte estes coses es aquell al que se referixen. Ells, ademés, tos roben, mentres que los de edat tos regalen. Tú, pos, que mal vas triá, has de sé de aquell al que te vas entregá, y a mí, al que vas maltratá, díxam sé de un atra, que hay trobat una dona de be, y tú no u eres, que milló me ha conegut de lo que tú vas fé. Y per a que del dessich dels meus ulls pugues emportát al atre món mes seguridat que la que pareix que te donen les meues paraules, avíat de ahí dal pronte, y la teua alma, com espero, ressibida als brassos del diable, podrá vore si los meus ulls de habét vist caure cap aball se turben o no. Pero com crec que en tan no voldrás alegrám, te dic que si lo sol escomense a cremát ten enrecordos del fret que me vas fé patí, y si lo mescles en esta calina, sense falta sentirás lo sol tibiet.

La desconsolada dona, veén que a pesá de tot a un fin cruel anáen a pará les paraules del escolá, va torná a plorá y va di:

- Mira, com res de lo meu te mou a piedat, que te mogue l´amor que li tens an eixa dona mes discreta que yo que dius que has trobat y de la que dius que eres volgut, y perdónam per lo seu amor y pórtam la roba per a que puga tapám, y fes que me baixon de aquí.
Lo escolá entonses va arrencá a riure, y veén que ya la hora de tersia habíe passat fée rato, va contestá: - Mira, ara no sé di que no, pos per tal dona me u has rogat: dísme aón están y yo aniré a per nelles y te faré baixá de ahí.

La dona, creénlo, se va consolá una mica y li va enseñá lo puesto aon habíe amagat la roba. Lo escolá, eixín de la torre, li va maná a son criat que no sen anare de allí, que se quedare prop y tan com puguere vigilare per a que dingú entrare hasta que ell no haguere tornat; y dit aixó, sen va aná a casa del seu amic y allí va diná en gran calma y después, cuan li va pareixe oportú, sen va aná a dormí la michdiada. La dona, a la terrassa de la torre, encara que estiguere algo consolada per una esperansa, mol dolorida se va eixecá y se va assentá apoyánse a la part del muro aon ñabíe una mica de sombra, y se va ficá a esperá acompañada de amargs pensaméns; y ara pensán ara plorán, y ara desesperán de la tornada del escolá en la roba, y saltán de un pensamén a un atre, com per lo doló estabe baldada y no habíe dormit la nit anterió, se va quedá adormida. Lo sol, que ere ruén, habén ya pujat al michdía, feríe de ple y a la descuberta la tendra y delicada blanca pell, y tamé lo seu cap, que estabe descubert, en tanta forsa que no sol li va sucarrá tot lo que se veíe de la carn, sino que li va fé llagues; y va sé tan grossa la cremada que encara que dormíe com un soc, la va fé despertás. Y sentín que se cremabe, movéense, li va pareixe que tota la pell sucarrada se li obríe y esclafíe, tal com veém que li passe a un pergamino cremat si algú estire de ell; y ademés de aixó, li fee tan mal lo cap que pareixíe que se li trencare, lo que no ere cap maravilla. Y lo terrat de la torre estabe bullín, ni en lo peu ni en atra cosa podíe apoyás; per lo que, sense estás quieta, de aquí cap allá anabe cambián de puesto plorán. Y ademés de aixó, com no corríe ni una mica de aire, ñabíen allí mosques y tabáns pa aburrí a una desmemoriada mula vella, y estos, embutínse per la carn nafrada y acribassada, tan fieramen la mossegaben que li pareixíe que la puncharen a un espeto, per lo que no parabe de moure les mans de un costat al atre, maleínse an ella y a la seua vida, al seu amán y al escolá. Y están aixina angustiada y espolejada y atravessada per la caló que badáe les roques, per lo sol, per les mosques cagadores, per los tabáns y tamé per la fam, pero mol mes per la sed, y per mil desagradables pensaméns, ficánse de peu, va mirá per a vore si veíe prop o sentíe an algú, completamen disposada a, passare lo que passare, cridála y demanáli ajuda. Pero tamé aixó li habíe tret la seua enemiga fortuna. Los llauradós sen habíen anat del campo per la calorina y ademés aquell día ningú habíe anat allí prop a treballá perque a les eres de les cases estaben trillán y batén; per lo que sol se sentíen les chicharres, y veíe lo Arno, que, despertánli encara mes lo dessich de les seues aigües, li aumentabe la sed. Veíe, tamé, a mols puestos bosquets, umbríes y cases, y dessichánles per igual, la angustiaben. ¿Qué direm mes de la desventurada viuda? Lo sol per damún y la griella del terrat per deball, y les mossegades de les mosques y los tabáns per los costats, de tal manera la habíen dixat que ella, que la nit passada en la seua blancura vensíe a les tiniebles, entonses, roija com lo fang, la argila, l´almagre y tota tacada de sang, li hauríe paregut a qui la haguere vist la cosa mes fea del món. Y están aixina, mes esperán la mort que atra cosa, sén ya passada la mitat de nona, lo escolá, eixecánse de dormí y enrecordánsen de la Siñora, per a vore lo que ere de ella sen va aná cap a la torreta, y al seu criat, que estabe encara en dijú, lo va enviá a minjá. Sentín la dona que arribabe, débil y angustiada per lo serio doló, se va assomá al muro y, assentánse, va escomensá a di plorán:

- Rinieri, be y fora de tota mida te has vengat, si yo te vach fé congelat de nit al meu pati, tú me has fet rostí de día damún de esta torre, y ademés de aixó, morím de fam y de sed; per lo que te rogo per lo únic Deu que pujos aquí, y ya que no puc suissidám, dónam tú la mort, que la dessicho mes que consevol atra cosa, perque tan gran es lo tormén que séntigo. Y si esta grássia no me la vols fé, al menos fésme portá una tassa de aigua, per a que puga bañám la boca, perque les meues llágrimes no son prou per a bañála.

Be va coneixe lo escolá en la veu la seua debilidat, y tamé va vore lo seu cos tot sucarrat al sol de juliol, y per naixó una mica de compassió va sentí per nella; pero, sin embargo, va contestá: - Dona roína, no te morirás a les meues mans, te morirás per les teues si ganes te entren; y tanta aigua ressibirás de mí per a aliviá la teua caló com foc yo vach tindre que fé per a escofám de tan fret. Y mol lamento que la enfermedat que me va portá a mí lo fret en la caldoreta del eixérrit fermentán va tindre que curás, mentres que la teua calorina se curará en la frescó de la perfumada aigua de roses; y mentres yo vach está a pun de pédre los nervis y la vida, tú, despellotada en esta calina, te quedarás tan hermosa com la serp cuan mude la vella pell.
- ¡Oh, pobreta de mí! - va di la dona -, esta hermosura conseguida de esta manera otorgue Deu a les persones que mal me volen; pero tú, mes cruel que consevol fiera, ¿cóm has pogut vore esgarrám de esta manera? ¿Qué debía esperá yo de tú ni de cap atre si en cruels tortures haguera matat a tots los teus paréns? Sértamen no sé quina crueldat mes gran podríe habés fet aná en un traidó que tota una siudat haguere passat a gaviñet, que la que tú has fet en mí al fém rostí al sol y sé mossegada y minjada per les mosques y tabáns; y ademés de aixó, no voldre donám una tassa de aigua, pos als assessinos condenats per los tribunals cuan van a la mort sels done de beure vi moltes vegades si ells u demanen. Ara be, ya que te vech firme en la teua crueldat y que lo meu patimén no te conmou, en passiénsia me prepararé a ressibí la mort per a que Deu tingue misericordia de la meua alma, al que li demano que en ulls de justíssia esta acsió teua contemplo.

Y dites estes paraules, se va arrossegá com va pugué hasta lo mich del terrat, desesperán de pugué escapás de tanta calina; y no sol una vegada sino mil, ademés de los atres dolós, se va pensá que se moríe de sed, plorán sempre fort y de la seua desgrássia dolénse. Pero cuan va arribá la posta de sol y pareixénli al escolá habé fet prou, fen arreplegá les robes de ella y embolicánles en la capa del criat, sen va aná a la casa de la dona y allí, desconsolada y triste y sense sabé qué fé va trobá a la seua criada assentada a la porta, y li va di: - Bona dona, ¿qué es de la teua Siñora?

A lo que la criada va contestá:

- Siñó, no u sé. Este matí me vach pensá que la trobaría al llit, aon ahí de nit me habíe pareixcut vórela anássen, pero no la hay trobat ni allí ni a cap puesto y no sé qué li haurá passat, per lo que vic en grandíssim doló; pero vos, siñó, ¿sabríeu dím algo de ella?
A lo que lo escolá va contestá:

- ¡Aixina te haguera tingut a tú jun en ella aon la hay tingut, per a habét castigat de la teua culpa com la hay castigat an ella de la seua! Pero seguramen no te escaparás sense que te paga les teues obres y que may mes ten burlos de cap home bo sense enrecordáten de mí. Y dit aixó, li va di al seu criat:

- Dónali esta roba y disli que vaigue a buscála si vol.

Lo criat va fé lo que li manabe; per lo que la dona, prenénles y reconeixénles, sentín lo que li habíen dit, molta temó va tindre de que la haguere matat, y ben just se va aguantá de quirdá; y ficánse a plorá, habénsen ya anat lo escolá, en la roba sen va aná corrén cap a la torreta. Habíe, per mala sort, aquell día, un llauradó de esta Siñora perdut dos marranos, y caminán buscánlos, poc después de que ixquere lo escolá va arribá an aquella torreta, y mirán per tot arreu a vore si veíe los seus gorrinos, va sentí los misserables plos de la desgrassiada dona; per lo que, puján allí com va pugué, va cridá:
- ¿Quí está plorán ahí dal?

La Siñora va coneixe la veu del seu llauradó, y cridánlo pel nom, va di: - ¡Ah, vésten a buscá a la meua criada y fes que ella vingue aquí dal a buscám!
Lo llauradó, coneixénla, va di:

- ¡Ay, Siñora!, ¿y quí tos va pujá ahí dal? La vostra criada ha estat tot lo día buscántos; ¿pero quí se habíe de pensá que estiguéreu ahí dal?

Y agarrán la escala, la va colocá aon solíe está, y la va assegurá lligán travessés de un costat al atre; y en estes, la criada va apareixe, y, entrán a la torre, no podén ya aguantá la veu, pegánse cops a les palmes de les mans, va escomensá a quirdá:
- ¡Ay, dolsa Siñora meua!, ¿aón estéu?

La Siñora, sentínla, tan fort com va pugué, va di:

- ¡Oh, germana meua, estic aquí dal! No ploros y pórtam pronte la roba. Cuan la criada la va sentí parlá, casi consolada del tot, va pujá per la escala reforsada per lo llauradó, y ajudada per nell, va arribá al terrat; y veén a la seua Siñora que no pareixíe una dona sino un sep de viña achicharrat per lo foc, tota vensuda, tota inerte, tombada despullada an terra, esgarrapánse la cara va escomensá a plorá damún della com si estiguere morta. Pero la Siñora li va demaná per Deu que callare y li ajudare a vestís; y habén sabut per ella que dingú sabíe aón habíe estat mes que los que li habíen portat la roba y lo llauradó que estabe allí, una mica consolada per naixó, los va rogá per Deu que may a dingú li digueren res de alló. Lo llauradó, después de mol charrá, portán a la Siñora en brassos, perque no podíe caminá, la va traure de la torre. La desgrassiada criada, que detrás se habíe quedat, baixán sense pará cuenta, se va retortigá un peu y va caure de la escala an terra, trencánse la cadera, y en lo mal que li fee, va escomensá a bramá tan fort com un león. Lo llauradó, dixán a la Siñora a un prat, va aná a vore qué li passabe a la criada, y trobánsela en la cadera chafada, la va portá al prat y la va dixá a la vora de la Siñora. Esta, veén que aixó se afegíe a les seues desgrássies, y habénse chafat la cadera aquella de la que esperabe sé ajudada mes que per dingú atre, mol triste va escomensá a plorá tan miserablemen que no sol lo llauradó no va pugué consolála sino que tamé ell va escomensá a plorá. Pero están ya baix lo sol, per a que aquí no los agarrare la nit, tal com va volé la desconsolada Siñora, va aná a casa seua y llamando a dos de sons germáns y a la dona, y tornán allí en un tauló, sobre aquella van colocá a la criada y a la Siñora y les van portá a casa; y reconfortada la Siñora en una mica de aigua fresca y en bones paraules, agarránla lo llauradó en brassos, la va portá a la seua alcoba. La dona del llauradó, habénli donat de minjá sopes de pa y despullánla después, la va ficá al llit, y van organisá les coses de manera que ella y la seua criada foren de nit portades a Florencia; y aixina se va fé. Allí, la Siñora, que gran acopio de embustes teníe, inventánse una fábula mol diferenta de lo que habíe passat, los u va fé creure a sons germáns, y a les seues cuñades y a totes les demés persones, que per art de los demonis aixó los habíe passat. Los meches van acudí rápidamen y no sense grandíssim doló y patimén de la Siñora, que tota la pell se va dixá moltes vegades apegada als sábanas, de una seria fiebre y de atres acsidéns la van curá, y tamé a la criada de la cadera trencada; per lo que la Siñora, olvidat ya lo seu amán, desde entonses se va guardá de fé burles y de vóldre a dingú mes; y lo escolá, sentín que a la criada se li habíe chafat la cama y pareixénli prou en esta vengansa, contén, va dixá les coses aixina. Aixó va sé lo que li va passá a la néssia jove per les seues burles, per creure que podíe divertís en un escolá com hauríe pogut féu en atres, no sabén que éstos (no dic tots pero sí la majoría) saben aón té la coa lo dimoni, y no me referixco al de Queretes. Y, per naixó, siñores, guardéutos de les burles, y espessialmén dels que estudien mol.

miércoles, 6 de enero de 2021

Lo Camí, V.

Lo Camí a Amazon (tapa blana)

V.

Es verdat que la Pesteta gran se habíe guañat lo seu mote per la seua careta redona y coloradeta y lo seu carácter picán y agre com lo aiguardén. Per afegit ere una bachillera. Y a les bachilleres no los ve mal tot lo que los caigue damún. No teníe cap dret de tratá de dominá al poble. Lo poble volíe sé libre, independén, y an ella ni li anabe ni li veníe, ni li fotíe res, a final de cuentes, si Pancho creíe o no creíe en Deu, si Paco, lo ferré, ere abstemio o bebíe vi, o si son pare de Daniel, lo Mussol, fée lo formache en les mans llimpies o en les ungles brutes. Si aixó li fée escrúpol, que no se minjare lo seu formache y assunto acabat. Daniel, lo Mussol, no creíe que lo que la Pesteta gran fée sigueren actes de una bona dona. Los bons eren los demés que li aguantaben les seues impertinensies y hasta la van nombrá pressidenta de varies assossiassións piadoses.
La Pesteta gran ere un esperpento y un escursó. Antonio, lo Buche, teníe tota la raó al di aixó, encara que lo Buche pensabe mes, al fallá aixina, en la competensia comersial que li fée la Pesteta, que en los seus defectes físics y morals. La Pesteta gran, no obstán lo coló roch de la seua pell, ere alta y seca com una cucaña, encara que no tinguere, com esta, sing duros a la punta. Total, que la Pesteta no teníe res, apart de uns nassos mol dessarrollats, un afán inmoderat o sense cap moderassió de fótres a la vida dels demés y un variat y sempre renovat repertori de escrúpols de consiensia.
A don José, lo mossen, que ere un gran san, lo portabe de vólit.

- Miro vosté, don José - li díe, consevol día, un minut abáns de escomensá la missa -,  anit no vach pugué dormí pensán que si Cristo al Monte dels Olivés se va quedá sol y los apóstols se van adormí, ¿quí va vore que lo Redentó suáe sang?

Don José ajuntabe los ullets, penetráns com agulles de cap:

- Tranquilisa la teua consiensia, filla; eixes coses les coneixem per revelassió.

La Pesteta gran ploriquejabe y fen cuatre pucheros, díe:

- ¿Creu vosté, don José, que podré combregá tranquila habén pensat eixes coses?

Don José, lo mossen, teníe que traure tota la passiensia de Job pera soportála:

- Si no tens datres faltes pots féu.

Y aixina un día y un atre.

- Don José, anit no vach pegá l´ull donánli voltes al assunto de Pancho.
¿Cóm pot ressibí este home lo sacramén del matrimoni si no creu en Deu?

Y unes hores después:

- Don José, no sé si me podrá absoldre vosté. Ahir domenge vach lligí un llibre pecaminós que parlabe de les religións de Inglaterra. Los protestáns están allí en franca majoría. ¿Creu vosté, don José, que si yo haguera naixcut a Inglaterra, haguera sigut protestán?

Don José, lo mossen, tragabe saliva:

- No siríe difíssil, filla.

- Entonses me acuso, pare, de que podría sé protestán de habé naixcut a Inglaterra.

Doña Lola, la Pesteta gran, teníe trenta nou añs cuan Daniel, lo Mussol, va naixe.
Tres añs después, lo siñó la va castigá en lo que mes podíe dóldreli. Pero no es menos sert que la Pesteta gran se va imposá al seu doló en la rigidés y destemplansa en que solíe imposás als seus conveíns. Lo fet de que a doña Lola se la coneguere per la Pesteta gran ya fa pensá que ñagueren datres Pestetes mes menudes. Y aixina ere; les Pestetes ne habíen sigut tres, encara que ara sol ne quedaren dos: la gran y la menuda; les dos Pestetes. Eren filles de un guardia sivil, durán mols añs jefe al poble. Al morí lo guardia, que, segóns les males llengües, que may ne falten, se va morí de pena per no tindre un fill mascle, va dixá uns ahorrets en los que les seues filles van obrí una tenda.
Lo sargento va morí a un tems al que un subofissial de la Guardia Sivil podíe, en lo seu jornal, viure discretamen y encara aforrá una mica. Desde la mort del guardia - la seua dona ya se habíe mort fée añs - Lola, la Pesteta gran, se va fé cárrec de les riendes de la casa. Se va imposá a san germanes per edat y per estatura.

Daniel, lo Mussol, sol va coneixe a dos Pestetes, pero segóns habíe sentit di al poble, la tersera va sé un mun de ossos com elles y, a la seua época, va resultá un problema difíssil diferensiáles sense efectuá, previamen, un minussiós análisis. Res de assó desmentix que les dos Pestetes menudes li faigueren passá, en vida, a san germana gran un verdadé purgatori. La del mich ere dixada y dropa y lo seu carácter y manera de sé trassendíe al poble que, per los crits y estridéns rebomboris que a tota hora eixíen de la trastenda y de la casa de les Pestetes, seguíe la roína, y tirán a pijó, situassió de les relassións fraternals. Assó sí, díen al poble y debíe sé verdat perque u díen tots, que mentres les tres Pestetes van viure juntes may se les va vore faltá un día a la missa de vuit que don José, lo mossen, que ere un gran san, díe a la parroquia, dabán del altá de San Roc. Cap allí caminaben, tiesses y pites, les tres, faiguere fred, ploguere a cabassades o tronare. Ademés marchaben acompassades, marcán lo pas, perque son pare, apart dels ahorrets, les va dixá a les filles en herensia un mol despert y pressís sentit del ritmo militá y atres virtuts castrenses.

Un-dos, un-dos, un-dos; cap a missa marchaben les tres Pestetes, en los seus pits secs, les seues caderes esmirriades y la seua soberbia estatura o alsada, camí de la iglesia, en los vels lligats en un nugo deball de la barbilla y lo breviari deball de un bras.
Un ivern, la del mich, Elena, se va morí. Se va apagá un matí fosc y plovinós de desembre. Cuan la gen va acudí a donáls lo péssame a les dos germanes superviviéns, la Pesteta gran se santiguabe y repetíe:

- Deu u sap tot y es just en les seues dessisións; se ha emportat lo mes inútil de la familia. Donémli grassies. Ya al sementeriet tocán a la iglesia, cuan tapaben en dos tarrossos de terra lo cos descarnat de la Elena - la Pesteta del mich -, unes plañideres o ploradores van escomensá a gañolá.
La Pesteta gran se va encará en elles, aspra y digna y destemplada:

- No la ploréu - va di -; s´ha mort de dessidia.

Y, desde entonses, lo trío se va convertí en dúo y a la missa de vuit que don José, lo mossen, que ere un gran san, resabe dabán del altá de San Roc, se trobabe a faltá lo afilat y justet volumen de la Pesteta difunta. Pero va sé encara pijó lo que li va passá a la Pesteta menuda. A fin de cuentes lo de la del mich va sé dessignio de Deu, mentres que lo de l´atra va sé una fluixesa de la carn y per tan degut al seu libre y despreocupat albedrío. Allabonses se va establí al poble la sucursaleta del bang que ara rematabe un dels costats de la plassa. En lo directó va arribá tamé un ofissialet ben plantat y ben vestit al que sol per vóreli la cara de prop, a través de la finestreta, li portaben los ahorros les veínes del carré. Va sé un bon cuquet lo que va fé aná lo bang pera pessigá esta clientela a la ratera. Un prossedimén que consevol finansié de talla no haguere asseptat, pero que al poble va rendí uns ressultats formidables. Tan va sé que Ramón, lo fill del apotecari, que escomensabe entonses los seus estudis jurídics, se va lamentá no está en condissións encara de elaborá la seua tessis doctoral, que haguere fet mol a gust sobre lo original tema "La influensia de un personal escrupulosamen triat a les economíes de un poble". En lo de "economíes" se referíe a "ahorros" y en lo de "poble", concretamen, a la seua "aldeeta". Lo que passabe es que sonabe mol be alló de "economía de un poble" y li donabe al seu hipotétic treball, y encara que ell u díe en broma, mes altura y un alcáns mol mes ample. En la arribada de Dimas, lo ofissialet del bang, los pares y los mossos vells del poble se van ficá en guardia.
Don José, lo mossen, que ere un gran san, va parlá moltes vegades en don Dimas, apuntánli les grans consecuénsies que lo seu bigot podríe portáli al poble, pera be o pera mal. La assiduidat o frecuensia en la que lo mossen y don Dimas se entrevistaben va menguá bastán lo ressel dels pares y mossos vells y hasta la Pesteta menuda va considerá que no ere imprudén ni irreligiós dixás acompañá, de cuan en cuan, per don Dimas, encara que san germana gran, extremán la prudensia, la censurare a crits en "lo teu libertinaje y descoco són notoris". Lo sert es que a la Pesteta menuda, que hasta entonses li pareixíe aquella vall una presó vuida y sense llum, se li va obrí de repén lo horizonte, la línia que ajunte la terra y lo sel, y sen va acatá, per primera vegada a la seua vida, de la bellesa de les montañes abruptes, tallades a destral, y de la poessía de la verda campiña y de lo sugestiu que ressultabe escoltá esgarrás la nit de la valleta per lo estridén chulit de un tren. Bobades, pero bobades que porten una afilada trassendensia cuan se té lo cor unflat.
Una tarde, la Pesteta menuda va torná del seu acostumat passeo abalotada:

- Maña - va di -. No sé de aón te ve eixa inquina contra Dimas. Es lo milló home que hay conegut may. Avui li hay parlat dels nostres dinés y ell me ha donat en seguida cuatre idees pera colocáls be. Li hay dit que los teníem a un bang de la siudat y que parlaríem tú y yo abáns de dessidí res.

Va aullá, escaldada, la Pesteta gran: - ¿Y ya li has dit que sol són mil duros?

Va sonriure la Pesteta menuda pel menospreu que san germana li fée del seu flat:
- No, naturalmen. De la sifra no li hay dit res - va di.

Lola, la Pesteta gran, va alsá los seus muscles ossuts en ademán de impotensia. Después va cridá, dixán rellissá les paraules, com per un tobogán, pel seu llarg y esmolat nas: - ¿Saps lo que te dic? Que eixe home es un truhán que sen está enfotén de tú.
¿No veus que tot lo poble u comente y sen enriu de la teua tontería? Sirás tú la única que no sen acato, germana. - Va cambiá de repén lo to de la seua veu, suavisánlo -:
tens trenta sis añs, Irene; casi podríes sé la mare de eixe mosso. Pénsatu be.
Irene, la Pesteta menuda, va adoptá una actitut de llevantada, de mar abalotada.

- Me dolen los teus ressels, Lola, pera que u sápigues - va di -. Me fastidien les teues insinuassións. No té res de particulá, crec yo, que se entenguen un home y una dona.
Y no signifique res que se porton uns añs. Lo que passe es que totes les del poble, escomensán per tú, me teníu enveja. ¡Aixó es tot!
Les dos Pestetes se van separá en los nassos pujats. A la tarde siguién, Cuco, lo factó, va anunsiá al poble que doña Irene, la Pesteta menuda, y don Dimas, lo del bang, habíen agarrat lo mixto cap a la siudat. A la Pesteta gran, al enterássen, li va pujá la sang a la cara y li va enterbolí la raó. Se va desmayá. Va tardá mes de sing minuts en recuperá lo sentit. Cuan u va fé, va traure de un apolillat baúl lo traje negre que encara conservabe desde la mort de son pare, se va embuchá en ell, y va marchá a pas ligero cap a la rectoría.

- Don José, Deu meu, quína desgrassia mes gran - va di al entrá.

- Assosségat, serénat, filla.

Se va assentá la Pesteta a una cadira de vime, jun a la taula del retó.
Va interrogá a don José en la mirada.

- Sí, ya u sé; lo Cuco me u ha contat tot - va contestá lo mossen.

Ella va respirá fort y les seues costelles van ressoná com si entrechocaren. Seguidamen se va llimpiá una llágrima, redona y apretada com una gota de aigua que cau de un abre.

- Escóltom en atensió, don José - va di -, ting una horrible duda. Una duda que me rossegue les entrañes. Irene, man germana, es ya una puta, ¿no es aixó?

Lo mossen se va ficá una mica colorat: - Calla, filla. No digues animalades.

Va tancá lo mossen lo breviari que estabe lligín y se va aclarí la gola, pero la seua veu va eixí, no obstán, empañada per una sorda gangossidat.

- Escolta - va di -, no es una prostituta la dona que se entregue a un home per amor.
La ramera es la que fa de lo seu cos y de les grassies que Deu li ha donat un comers ilíssit; la que se entregue a tots los homens per dinés. ¿Compréns la diferensia?

La Pesteta va eixecá lo pit, inexorable: - Pare, de totes maneres lo que ha fet la Irene es un gravíssim pecat, un asquerós pecat, ¿no es sert?
- U es, filla - va contestá lo mossen -, pero no irreparable. Crec que conec a don Dimas y no me pareix mal mosso. Se casarán.

La Pesteta gran se va tapá los ulls en los dits descarnats y va reprimí a miges un gemec:

- Pare, pare, pero encara ña un atra cosa - va di -. A man germana la ha fet caure lo ardó de la sang. Es la seua sang la que ha pecat. Y la meua sang es la mateixa que la della. Yo podría habé fet lo mateix. Pare, pare, me acuso de aixó. De tot cor, horriblemen apenada, me arrepentixgo de aixó.

Se va eixecá don José, lo mossen, que ere un gran san, y li va tocá lo cap en los dits:

- Ves, filla. Vésten cap a casa y tranquilísat. Tú no tens la culpa de res. Lo de la Irene, ya u arreglarem.
Lola, la Pesteta gran, va abandoná la rectoría. En serta manera estabe mes consolada. Per lo camí se va repetí mil vegades que estabe obligada a expresá lo seu doló y vergoña de manera ostensible, ya que pedre la honra sempre es una desgrassia mes gran que pedre la vida. Influída per esta idea, al arribá a casa, va retallá un cartonet de una caixa de sabates, va agarrá un pinsell y en lletres nervioses va escriure: "Tancat per deshonra". Va baixá al carré y lo va enclavá a la porta de la tenda. La botiga, segóns li van contá a Daniel, lo Mussol, va está tancada deu díes en les seues deu nits consecutives.