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domingo, 28 de abril de 2019

EL ORIGEN DE CENTENERO

10. EL ORIGEN DE CENTENERO (SIGLO VIII. CENTENERO)
 
EL ORIGEN DE CENTENERO
 
Cuando Muza se adueñó de toda la parte llana del Ebro, un buen número de familias cristianas decidió emigrar precipitadamente hacia las tierras del norte antes que someterse a la nueva administración, buscando el amparo de las montañas y la dificultad de los caminos para hallarse seguros y pensar en el porvenir. Se constituyeron así diversas y minúsculas comunidades que vivían aisladas unas de otras. Uno se estos pequeños grupos de huidos halló acomodo a la vera del Gállego de aguas de nieve, al que con ímprobos trabajos arrancaron huertas para la subsistencia.
 
No obstante, esta táctica vital de mera subsistencia en libertad no siempre aseguró la tranquilidad a estas pequeñas agrupaciones de cristianos, puesto que los ríos siempre han favorecido el paso, de modo que, de cuando en cuando, los musulmanes del llano se adentraban belicosos por estos valles causando la desolación de sus habitantes, que apenas podían oponerse. Así le ocurrió a nuestra pequeña comunidad.
 
Aunque la medida que se vieron obligados a adoptar dificultaba sus medios de vida, los habitantes del pueblecito que había surgido junto al río tuvieron que asentarse en la sierra de Santa Isabel buscando una mejor defensa. Ello les obligó a cambiar también sus cultivos y sus ganados. En aquel medio físico ciertamente más hostil, se adaptaron tan perfectamente las semillas de centeno que este cereal se convirtió para ellos en su principal medio de vida y moneda de trueque. Poco a poco, el poblado fue conocido por los cristianos con el nombre de Centenero.
 
Cuando todos los hombres de estos valles, aglutinados en una organización político-militar cada vez más estable —primero condado y luego reino—, fueron capaces de defender el portillo que el Gállego abre junto a Santa María, y levantaron con gran esfuerzo el castillo de Cacabiello, la comarca ganó en tranquilidad y paz. Eso posibilitó que los habitantes del Centenero alto pudieran abandonar las tierras altas y bajar de nuevo, acercándose a la vera del río, pero el topónimo y el recuerdo quedaron para siempre.
 
[Brufau, Mª Pilar, «De las leyendas alto-aragonesas», Aragón, 270 (1964), 4-5.]
 

LA PÉRDIDA Y DESPOBLAMIENTO DE NOVILLAS

5. LA PÉRDIDA Y DESPOBLAMIENTO DE NOVILLAS (SIGLO VIII. MALLÉN)
 
LA PÉRDIDA Y DESPOBLAMIENTO DE NOVILLAS
 
Ante las noticias que llegaban con insistencia cada vez mayor, los habitantes del pequeño pueblo de Novillas, situado en la orilla derecha del río Ebro, dudaban acerca de qué determinación tomar.

Una tarde, llegó presuroso y alarmante el anuncio de que las banderas de la media luna, victoriosas ante el importante enclave de Tudela, se preparaban para marchar contra Zaragoza, considerada como la llave del valle del Ebro. En rápida asamblea reunida frente a la iglesia, decidieron en común abandonar sus casas aquella misma noche, dirigiéndose hacia la población de Tauste, donde esperaban encontrar cobijo. Novillas quedó totalmente desierto.

A la mañana siguiente, conocedores de esta huida masiva y precipitada los cristianos de Mallén, población que todavía permanecía libre, organizaron una expedición compuesta por veinticuatro vecinos, quienes — con el sacerdote al frente y sin mostrar ningún miedo a los moros que estaban ya acampados ante su vista — se dirigieron a Novillas.
Naturalmente, las calles estaban absolutamente desiertas y las casas vacías.

Con sigilo, se dirigieron a la iglesia. Dentro, en una hornacina del altar mayor, vieron lo que buscaban.
Era la talla de una venerada imagen de la Virgen. La cogieron, la envolvieron entre unos paños y comenzaron el camino de regreso a Mallén sin que tuvieran contratiempo alguno.

En previsión de que los musulmanes pudieran atentar contra la imagen si entraban y tomaban Mallén, la escondieron hasta que llegaran tiempos mejores. En efecto, Mallén fue conquistado y durante cuatro siglos estuvo en poder moro. Buena parte de la población cristiana, al contrario que en el caso de Novillas, que fue arrasado, permaneció en sus hogares.

Cuando Alfonso I el Batallador reconquistó tanto Mallén como Novillas, los liberados cristianos de Mallén desenterraron la imagen y no teniendo a quién devolvérsela, puesto que Novillas había quedado totalmente desierta y así permaneció durante cuatrocientos años, decidieron depositarla en su iglesia parroquial, donde todavía se venera cada día 8 de septiembre.

[Datos proporcionados por Gemma Lalaguna, Colegio «Manlia». Mallén. Córdoba y Franco, Francisco J., Manlia y Mallén..., págs. 35-37.]


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https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/la-cronica-del-campo-de-borja/biblioteca-recibe-encuentros-escritores-talleres-premios_1338623.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Mall%C3%A9n

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LA RESISTENCIA DE TRASOBARES A LOS MOROS

4. LA RESISTENCIA DE TRASOBARES A LOS MOROS (SIGLO VIII. TRASOBARES)
 
LA RESISTENCIA DE TRASOBARES A LOS MOROS
 
La conquista del valle del Ebro por los musulmanes una vez que atravesaron el estrecho de Gibraltar fue meteórica, en buena parte debido a las múltiples capitulaciones que lograron, es decir, sin que mediara resistencia armada y sí pacto.

Pero este no fue, ni mucho menos, el caso del poblado que pronto sería llamado Trasobares, cuyos habitantes decidieron atrincherarse tras las defensas de adobe y piedra que rodeaban al castillo, prefiriendo la lucha y la resistencia hasta la muerte antes que entregar las llaves de su pueblo a los invasores. Hicieron acopio de grano, aceite y animales para el sacrificio y repararon las conducciones de agua de las calles para que la recogida de la lluvia fuera a parar toda a los aljibes sin que se perdiera ni una sola gota.

La defensa de aquellos hombres y mujeres — pues participaron todos — fue heroica, manteniendo a raya a los asaltantes. Y perfectamente organizada, pues cada uno, incluidos los niños y ancianos, tenía asignada una misión concreta. Pero de entre todos los defensores destacaba la personalidad y el arrojo de tres auténticos capitanes del poblado cuyos nombres conocemos: Hernando Sánchez, García Aznar y Beltrán Gascón.

Para los combatientes moros —acostumbrados a vencer con rapidez allí por donde pasaban y que aquí tuvieron que prepararse para mantener un asedio que no esperaban ante alcázar tan pequeño— aquellos tres valientes
—«trium obantium» les denominaban los cristianos en su latín— se convirtieron en un escollo de difícil superación que prolongó en demasía la caída del castillo durante algunas semanas.
Poco a poco, a la fortaleza y al pueblo —cuyo nombre desconocían los sitiadores— se les fue llamando como los de «trium obantium» —el de los «tres valientes»—, denominación que con el paso del tiempo fue transformándose hasta derivar en Trasobares, tal como se le conoce hoy.

[Recogida oralmente.]
 
http://www.aragon.es/estaticos/GobiernoAragon/Departamentos/PoliticaTerritorialJusticiaInterior/Documentos/docs/Areas/Informaci%C3%B3n%20territorial/Publicaciones/Coleccion_Territorio/Comarca%20del%20Aranda/ARTE7.PDF
 
https://es.wikipedia.org/wiki/Trasobares
 
 
 
 
 
http://www.comarcadelaranda.com/municipios/index.php?id=23
 
http://redaragon.elperiodicodearagon.com/turismo/pueblos/pueblo.asp?accion=pagina&poblacion_id=394