jueves, 9 de mayo de 2019

LA PÉRDIDA MUSULMANA DE LANAJA


2.55. LA PÉRDIDA MUSULMANA DE LANAJA (SIGLO XII. LANAJA)

Tras la derrota de Fraga sufrida por Alfonso I el Batallador, algunas de las tierras tan trabajosamente ganadas a los musulmanes en los valles del Cinca y del Alcanadrevolvieron a perderse, lo que significó un momentáneo retroceso y hubo que volver a empezar. Por eso, unos años después, en 1142, una vez repuestos de la derrota, los cristianos se disponían a reconquistar varias de estas plazas, entre ellas Lanaja, en plenos Monegros.

LA PÉRDIDA MUSULMANA DE LANAJA (SIGLO XII. LANAJA)

En estos momentos, las escaramuzasarmadas entre cristianos y moros eran constantes, pero también se daban ciertas relaciones amistosas producidas por el trato casi continuo que mantenían en los últimos años. Por lo tanto, no es de extrañar en absoluto que uno de los caballeros cristianos aragonesesse enamorara perdidamente de la hija del alcaide musulmán de Lanaja, aunque ésta no compartiera con él el mismo sentimiento.
Una vez decidida la reconquista de Lanaja, las tropas cristianas entraron en la población, que apenas se pudo defender, y nuestro caballero se lanzó a la búsqueda de la joven agarena. La encontró donde sospechaba, orando en la mezquita, pero ella no sólo volvió a rechazarle una vez más, sino que huyó precipitadamente a través de los pasadizos subterráneos que llevaban desde la mezquita al palacio. El joven la persiguió.
Cuando el guerrero cristiano estaba a punto de alcanzar a la bella mora, sucedió algo increíble: ésta se convirtió repentinamente en un toro amenazante y feroz, que pasó a perseguirle de manera enconada hasta que, a duras penas, se pudo poner a salvo.

Toro, Lanaja, Huesca


Mientras la situación en la calle era ya desesperada para los moros, su alcaide, enrocado en su palacio, buscaba a su hija desesperadamente sin hallarla. De pronto, oyó unos mugidos que le condujeron hasta el toro, comprendiendo el encantamiento de su hija. Cuando intentaban encontrar la manera de desencantarla, volvió a suceder otro prodigio: el toro no sólo quedó paralizado, sino que se convirtió repentinamente en oro. Antes de capitular y entregar la plaza, el alcaide escondió el toro dorado en lugar tan seguro que, aun a sabiendas de que existe, nadie ha podido encontrarlo todavía.
[Andolz, Rafael, «Dichos y hechos del Altoaragón. La leyenda de Lanaja», Folletón del Altoaragón, 59 (28 de marzo de 1982), pág. VIII.]



Lanaja es un municipio de la provincia de Huesca (Aragón, España). Además del núcleo urbano, comprende las entidades de población de Cantalobos y Orillena. Su población es de 1.324 habitantes (INE 2014).

Lanaja está situada al norte de la depresión del Ebro, junto al barranco de los Paúles, afluente del Flumen, a 369 msnm. Forma parte de la comarca de Los Monegros, estando a 17 km de Sariñena, la capital comarcal, y a 61 km de Zaragoza.

Su temperatura media anual es de 14 °C y su precipitación anual de 475 mm.

En la localidad se encuentran los yacimientos de Val de Lupo, Valderrey, Peñalveta, La Malena y Aldea del Correo. Todos ellos indican que el poblamiento de esta zona abarca desde el Neo-Eneolítico hasta el imperio romano. En Aldea del Correo, yacimiento perteneciente a la época romana, se han advertido restos de construcción que debieron pertenecer a un establecimiento rústico de la época.

Pero quizás el yacimiento de mayor interés sea el de La Malena, en el barranco de Valonguera, cuyos restos —con abundantes materiales y estructuras de filiación ibérica— muestran que se trata de un poblado indígena posteriormente romanizado. Se ha encontrado material cerámico de la primera Edad del Hierro (700-450 a. C.), cerámica ibérica, cerámica campaniense y restos de terra sigillata hispánica lisa. También se ha hallado una piedra de molino con orificio central y un importante grupo de monedas romanas de algunos emperadores romanos, además de monedas hispano-latinas de Caesaraugusta, Celsa y Osca.

El topónimo Lanaja es de origen árabe. En el siglo X, varias mesnadas de Abderramán III fueron en auxilio del rey de Zaragoza Abu Yahya, al mando de Nadja, antiguo esclavo que llegó a ser el primer general del Califato. Una hipótesis es que se dio el nombre de Al Nadja a este poblado en honor a Umm Kuraish al Nadja, hermana del general Nadja, favorita de la esposa del califa.

Jerónimo Zurita, historiador del siglo XVI, cree que fueron los guerreros franceses, al servicio de Alfonso I el Batallador, quienes se apoderaron de todas estas tierras entre 1114 y 1118, señalando expresamente que tomaron Sariñena y otros lugares donde hasta entonces los moros se habían defendido en sus castillos. Por tanto, se puede situar la reconquista cristiana de Lanaja en torno a 1115.

Posteriormente, Jaime I entregó Lanaja a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, con sede en el Monasterio de Sigena, y de dicho monasterio dependía en todos los aspectos al ser feudo donado por el Rey. Se pagaban los tributos a los clérigos del monasterio en una dependencia construida al efecto y conocida como «el granero de la diezma», donde se entregaba la décima parte de las cosechas de cereales, aceite y vino. Cuando en el siglo XVI éste resultó pequeño, se construyó uno nuevo junto a la iglesia de la Asunción. La dependencia del monasterio perduró hasta mediados del siglo XVIII, momento en el que Lanaja comenzó su vida como municipio independiente, coincidiendo sus límites con los que Alfonso I había establecido al hacer entrega a la Orden Sanjuanista.

En 1507, se establecieron los Cartujos de San Bruno en lo que hoy es la Cartuja de la Virgen de Las Fuentes. Con la desamortización de Mendizábal, la Cartuja pasó a manos de sus actuales dueños, la casa de Bastaras, quienes al adquirirla, registraron la propiedad en la vecina Sariñena al ser los impuestos más baratos en dicho municipio.

En el siglo XIX, Lanaja sufrió las correrías de los carlistas y de varias partidas de bandoleros, que operaban en la comarca desde sus refugios en la cercana sierra de Alcubierre. Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de 1845, señala que Lanaja «tiene 216 casas, de las cuales, las dos terceras partes solo tienen un piso, y las restantes dos, ofreciendo por consiguiente pocas ó ninguna comodidad; están unidas formando 2 plazas y diferentes calles sin empedrar».

El término municipal de Lanaja fue escenario de la muerte del legendario bandolero Mariano Gavín Suñén «el Cucaracha», acaecida el 28 de febrero de 1875, según el extracto de partidas de defunción de Lanaja en ese año. Fue tiroteado por la Guardia Civil tras haber sido envenenado junto con cuatro compañeros más de su banda en la aldea de Peñalbeta. Tenía fama de generoso, pues robaba a los ricos para dar a los pobres, persiguiendo y vejando a los caciques de la región.

La Guerra Civil fue especialmente cruenta en Lanaja. En los primeros días de la sublevación militar de 1936, fue rechazada una primera incursión de falangistas provenientes de Zaragoza; todavía se conserva en lo alto del Saso un monolito, conocido por el «Monolito de los falangistas», que recuerda la muerte de un alférez y seis falangistas cuando intentaron entrar el 24 de julio de 1936. Al día siguiente, la iglesia parroquial fue saqueada, siendo destruidas las obras de arte que había en su interior, así como la documentación existente.​ Ese mismo día, una fuerza militar procedente de Zaragoza ocupó el pueblo, pero tuvo luego que replegarse por la cercanía de columnas de milicianos catalanes. Varios vecinos y trabajadores fueron llevados a Alcubierre y allí fusilados por falangistas. Los milicianos catalanes no hicieron nada malo. Finalmente, la villa fue ocupada a finales de julio por la columna Arquer-Piquer del POUM.

Lanaja permaneció leal al gobierno de la República hasta la caída del frente de Aragón en marzo de 1938, por lo que sufrió intensos bombardeos por parte de la aviación del ejército de Franco. La ruptura del frente provocó el éxodo de una parte de la población hacia Cataluña. Al ser definitivamente ocupada la villa por las tropas franquistas, se desencadenó una fuerte represión que produjo un número indeterminado de víctimas.

La iglesia parroquial de la Asunción parece que fue construida sobre la mezquita musulmana y ésta, a su vez, sobre la primitiva iglesia visigoda de la localidad. Consta de dos naves diferentes. La del norte, más antigua, responde al estilo gótico cisterciense, probablemente de la segunda mitad del siglo XIII y tiene tres tramos abovedados en forma de cañón apuntado. El ábside del lado norte tiene siete paños y dos ventanas apuntadas, decoradas con las acostumbradas puntas de diamante o columnillas, dovelas y chambrana.

La nave sur es algo más larga y consta de cuatro tramos de cañón apuntado. Se comunica con la nave antigua por un gran arco del mismo perfil pero muy achatado. En su muro se abre una hermosa puerta abocinada, enmarcada por dos contrafuertes, decididamente gótico; la portada parece ya de los siglos XIV o XV, lo que permite inferir en que fecha tuvo lugar la ampliación del templo.

La Ermita de San Sebastián, situada en el «Saso» —montículo desde el cual se domina todo el pueblo— se edificó en el lugar que en tiempos pasados estuvo el Castillo de Montoro, del cual apenas perviven los restos de una muralla. Es una construcción del siglo XVIII de estilo barroco popular.

La Ermita de Santa Bárbara, a 1 km del casco urbano, se encuentra en ruinas desde la Guerra Civil.

El Pozo de hielo, la nevera, situado en el Saso, se usaba para conservar el hielo recogido en invierno para usarlo en verano. Es un aljibe cilíndrico, cubierto superiormente con una cúpula de gruesos muros de mampostería. Tiene 6 m de diámetro y más de 11 m de altura.

Por su parte, el Caño es una construcción subterránea de unos 400 m que se encuentra en al parte norte la población. Por el tipo de construcción se puede pensar que es de época árabe.

De la Guerra Civil se conserva, en la carretera de Cantalobos, un emplazamiento para ametralladoras o también para fusil ametrallador. Fue proyectado y construido por ingenieros y soldados republicanos. Esta estructura de hormigón armado protegía como fortín y observatorio a un vasto territorio en dirección noroeste y noreste, dentro de un conjunto defensivo hoy prácticamente inexistente, enmarcado en la denominada «línea Lenin» de defensa.

En 2009 fue inaugurado en Lanaja, en el edificio del siglo XVI llamado el Granero de la Diezma, el Museo Barbie, dedicado a la conocida muñeca de Mattel. La colección contaba con más de mil piezas, entre ellas más de 700 «barbies» y 200 trajes confeccionados por su propietaria. El museo cerró en 2011 y se prevé su traslado a Cuba.

El 20 de enero es la festividad de San Sebastián, en la actualidad las fiestas pequeñas. La víspera se encienden las tradicionales hogueras.
El 5 de febrero se celebra Santa Águeda, organizada por las mujeres de la localidad.
El 19 de marzo, San José, aquí llamada Fiesta de Quintos, se organiza una fiesta para los jóvenes que cumplen 20 años.
En la festividad de San Isidro, el 15 de mayo, las mujeres suelen ir por la mañana andado hasta el Monasterio de Nuestra Señora de la Fuentes. En la antigüedad este día servía para ir a pedir agua a la Virgen de las Fuentes.
Las fiestas mayores de Lanaja, en honor a San Mateo, tienen lugar entre el 20 y el 24 de septiembre. Cabe destacar el día 20 el desfile de carrozas, y el 21 la procesión y la representación del «dance». Éste es de los clásicos de pastorada, con mayoral, rabadán y dieciséis danzantes en grupos de cuatro.
Una de las tradiciones más arraigadas entre los vecinos de Lanaja es la del tesoro del Castillo de Montoro. Se cuenta que durante la dominación musulmana, uno de sus reyezuelos mandó fundir el oro recaudado a los habitantes del poblado, dándole la forma de un toro. Ocultó el toro de oro en el pasadizo que conducía desde el castillo a la mezquita y, de acuerdo a la tradición, permanece todavía enterrado.



Personajes ilustres:
Camilo Labrador Vicuña (n. 1807). Político y científico español.
Cristina Grande (n. 1962). Fotógrafa y escritora española.
José María Javierre Ortás (1924 - 2009). Periodista, sacerdote católico y escritor español.

  1.  Consejo General de Procuradores de España
  2.  Gobierno de Aragón. «Zonas altimétricas por rangos en Aragón y España, y altitud de los municipios de Aragón.»Datos geográficos. Archivado desde el original el 4 de diciembre de 2011. Consultado el 15 de agosto de 2012. Lanaja (Gran Enciclopedia Aragonesa)
  3.  Poblados prehistóricos (Ayuntamiento de Lanaja)
  4.  Saltar a:  Historia del municipio de Lanaja (Ayuntamiento de Lanaja)
  5.  Saltar a:  Historia de Lanaja (www.lanaja.com)
  6.  Madoz, Pascual (Madrid, 1846-1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Establecimiento tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti. Volumen V, pág. 57.
  7.  El Cucaracha (Gran Enciclopedia Aragonesa)
  8.  Victimas civiles de la guerra. SPICA. Sistema de información del Patrimonio Cultural Aragonés.
  9.  Mateo Caballero, Roberto (2008). Las batallas de Lanaja. Zaragoza: Comarca de Los Monegros.
  10.  Censo de 1857. Huesca (INE)
  11.  INE: Población por municipios y sexo.
  12.  Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (Gobierno de España). «Treinta aniversario de las primeras elecciones municipales de la democracia». Archivado desde el original el 6 de marzo de 2014
  13.  Alcaldes de Aragón de las elecciones de 2011
  14.  Gobierno de Aragón. «Archivo Electoral de Aragón». Consultado el 13 de agosto de 2012.
  15.  Saltar a:  Patrimonio (Ayuntamiento de Lanaja)
  16.  Nido de ametralladoras de Lanaja (Bienes de interés cultural de Aragón)
  17.  «El Museo Barbie de Lanaja se trasladará a Cuba»El Heraldo de Aragón. 10 de julio de 2014. Consultado el 7 de noviembre de 2014.
  18.  El Castillo de Montoro (www.lanaja.com)
  19. FEMP. «Listado de corporaciones locales españolas hermanadas con Europa». Consultado el 20 de diciembre de 2013.

miércoles, 8 de mayo de 2019

LA CAÑADA DE LA CELADA, siglo XII, Cutanda

2.54. LA CAÑADA DE LA CELADA (SIGLO XII. CUTANDA)

Tras más de cuatro siglos de espera, el rey aragonés Alfonso I el Batallador acababa de reconquistar para los cristianos la ciudad de Zaragoza, que era la llave de todo el valle del Ebro. No obstante, su posesión todavía no estaba asegurada, pues cabía pensar una lógica reacción de los almorávides que, en efecto, no se dilató mucho, tras reunir un importante contingente de hombres y animales en al-Andalus.



Alertado del imponente ejército almorávide que se avecinaba desde Levante, el rey Alfonso I preparó de manera concienzuda la batalla que se presumía definitiva, de modo que ordenó a sus vigías y ojeadores que localizaran posibles escenarios favorables. Luego, en su tienda de campaña, rodeado por todos sus capitanes, el rey eligió de entre los lugares seleccionados una cañada —un valle estrecho pero poco empinado— que estaba cerca de la población de Cutanda, zona muy apropiada para poner tropas en celada, es decir, ocultas y amparadas por el terreno.
Una vez que se aseguró de que no había espías enemigos que pudieran descubrir su táctica, dirigió y concentró en la cañada elegida a sus huestes, ordenando destacar en dirección a la marcha de los almorávides algunas partidas poco numerosas de hombres armados. Cuando estos grupos fueron avistados por los moros, simularon que rehuían la lucha por miedo, y fueron retrocediendo hacia la «cañada de la celada».
Al-Tamín, el jefe almorávide, se cebó en aquellas partidas a las que trató de perseguir y, sin darse cuenta de la estratagema del Batallador, se encontró con la sorpresa que ni esperaba ni deseaba. La celada urdida en la cañada había dado su fruto y el lugar quedó sembrado de cadáveres, restos de los cuales se pueden descubrir todavía hoy.
Aparte del significado moral y de las consecuencias que la victoria tuvo para la seguridad de las tierras que Alfonso I había reconquistado, incluida Zaragoza, el botín tomado al enemigo fue impresionante, destacando más de dos mil camellos.
[Esteban, Rafael, Estudio histórico-político..., págs. 43-44.]


Cutanda es una localidad española perteneciente al municipio de Calamocha, en el Jiloca, provincia de Teruel, Aragón. Está situada a 1059 msnm y a una distancia de 83 km de Teruel. Su población era de 187 habitantes en el censo de 1990, 76 en el 2011.

Solo pasa un río cerca de este municipio en época de lluvias o cuando hay riadas (por lo general su cauce sirve de sendero), por lo tanto el cultivo de secano es su principal fuente de ingresos. De esta localidad era originario el edil del PP Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA. Su padre era natural de Cutanda.

Por este pueblo pasa la ruta del Cid.

Cutanda se encuentra a 14 km al levante de Calamocha, y su castillo, conocido por la victoria de Alfonso I (1120), estuvo bajo varios tenentes y perteneció a aquella marca que gobernaban los señores de Belchite. A fines del siglo XIII se inició el señorío de la mitra de Zaragoza, que duró siglos. El castillo fue atacado por los castellanos en 1445, y todavía estaba en servicio en 1839, aunque no lo asaltaron los carlistas, pero se derruyó después de la segunda guerra carlista. Sus ruinas yacen sobre un otero próximo al pueblo y se reducen a un muro de 12 metros de longitud y 2 de espesor, recubierto de sillería, en cuya cara interna conserva restos de una bóveda de crucería, y sería la capilla o una sala, al parecer, de buena arquitectura. Andrés y Valero cita obras realizadas en 1243, 1500 y 1554, éstas, según el manuscrito de Espés, se referían a terminar aposentos, escalera, chimenea, etc. Los arzobispos lo destinaban a cárcel y depósito de cobros. Sería pues, una de las muchas obras que acometió el arzobispo Hernando de Aragón.

A diferencia de otros lugares de alrededor, la villa de Cutanda no formó parte de la Comunidad de Daroca.

La Batalla de Cutanda:

Tras la conquista de Zaragoza (por parte de Alfonso I), los Almorávides al mando de Ibrahim ibn Yuüsuf organizaron un gran ejército que frenara los avances de Alfonso I. La batalla favorable al rey aragonés (ayudado por Guillermo IX, duque de Aquitania), se dio el 17 de junio de 1120 en los campos de Cutanda, cerca de Calamocha. Así pudo el batallador consolidar sus conquistas, ocupando Calatayud, Daroca, alto Jalón y la orilla derecha del Ebro.

En el siglo XIV aún se decía: “Peor fue que la de Cutanda”.

En invierno tiene unas temperaturas muy frías, sin embargo en verano el calor es sofocante.





Guillermo de Poitiers —en occitano, Guilhem de Peiteus—, conocido también como Guillermo IX de Aquitania o Guillermo el Trovador —en francés, Guillaume le Troubadour— (22 de octubre de 1071-Poitiers, 10 de febrero de 1126), fue un noble francés, noveno duque de Aquitania, séptimo conde de Poitiers y primero de los trovadores en lengua provenzal del que se tiene noticia.

Nació en 1071, hijo de Guillermo VIII de Aquitania y de su tercera esposa, Audéarde de Borgoña, hija del duque Roberto I de Borgoña. Cuando falleció su padre en 1086, heredó unos dominios más extensos que los del propio rey de Francia, de quien era nominalmente vasallo. En los años 1101 y 1102, participó tardíamente en la primera cruzada tras la caída de Jerusalén. Sostuvo varias guerras contra los condes de Tolosa. Fue excomulgado en dos ocasiones, una de ellas por abandonar a su esposa legítima y arrebatarle a la fuerza la mujer a su vasallo el vizconde de Châtellerault. Entre 1120 y 1123 combatió junto a Alfonso I el Batallador, su concuñado, para intentar arrebatar a los musulmanes el reino de Valencia.
La vinculación de Guillermo el Trovador y Alfonso el Batallador es doble. De una parte, Inés de Aquitania —hermana de Guillermo el Trovador— casó con Pedro I de Aragón, el cual falleció sin descendencia masculina, heredando sus reinos su hermano Alfonso el Batallador. De otra, porque a la muerte del Batallador, que falleció sin descendencia, heredó sus reinos su hermano Ramiro II el Monje, el cual casó con Inés de Poitou, hija de Guillermo el Trovador. De ahí que el Trovador resultara cuñado de Pedro I de Aragón y concuñado de sus hermanos, Alfonso el Batallador y Ramiro el Monje.

De su matrimonio con Felipa de Tolosa tuvo los siguientes hijos:

Inés de Poitou (c. 1105-c. 1159), esposa de Aimar de Thouars y de Ramiro II de AragónGuillermo X de Poitiers (1099-1137), último duque de AquitaniaRaimundo de Poitiers (c. 1115-1149), por su matrimonio con Constanza, príncipe consorte de Antioquía.

Guillermo de Poitiers es el primer poeta de nombre conocido en las literaturas románicas. Se conservan 11 poemas suyos, en que la temática amorosa es tratada a veces con gran crudeza: se autodenominaba «trichador de dòmnas», alardeaba de sus proezas sexuales y muchos de sus poemas están dedicados a su amante, Maubergeonne, a la que llama la Peligrosa. En otra composición, pide a sus caballeros que le ayuden a escoger caballo:

Caballeros, aconsejadme en esta duda:
—nunca escoger me fue tan difícil—:
No sé si quedarme con [la dama] Agnes o con [la dama] Arsen.

Cavalier, datz mi cosselh d'un pessamen:
—Anc mays no fuy issaratz de cauzimen—:
Res non sai ab qual me tengua, de n'Agnes o de n'Arsen.

En chapurriau de Beseit:

Caballés, donéume consell de un pensamén:
Perque may me va sé triá tan difíssil:
Res no sé en quina me tinga, de la Agnes o de la Arsen.

En otros poemas, muestra una sensibilidad enteramente diferente:
Ab la doussor del temps novel
folhon li bosc e li auzel
chanton chascus en lor lati
segon lo vers del novel chan:
adonc esta ben qu'om s'aizi
d'aisso dont om a plus talan.

Con la dulzura de la primavera
bullen los bosques y los pájaros cantan
cada uno en su latín
según el ritmo del nuevo canto:
así conviene que cada uno se regocije
en lo que más desea.

En chapurriau de Beseit:
En la dolsó del tems nou
fulle lo bosque (y follen) los muixóns
canten cadaú en lo seu latín (o llatí)
segóns lo vers del nou can:
aixina que está be que se disfruto
d´aissó que mes mos agrade.
Acogió en su corte al bardo galés Blédri ap Davidor, quien introdujo en las literaturas románicas la leyenda celta de Tristán e Isolda.