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miércoles, 4 de abril de 2018

cuado un catalanista te recrimina defender al idioma valenciano

Es curioso cuando un catalanista te recrimina defender al idioma valenciano en español pero él hace lo contrario en dialecto catalán fabrino.

Es curioso cuado un catalanista te recrimina defender al idioma valenciano en español pero él hace lo contrario en catalán fabrino

Exactamén mos passe en lo chapurriau, per ejemple a la presentassió de la asociación cultural amics del chapurriau.

Video de los abucheos a Javier Adell de La Fresneda, cuan ere alcalde.



VALENCIANO Y CATALÁN.
“Catalán y valenciano difieren fonéticamente en más de un noventa por ciento”
Por Fermín Juanto Manrique (Licenciado en Románicas)
Me refiero a un artículo-encuesta en el que el consultado profesor Sanchis Guarner afirmaba que “las relaciones entre el valenciano y el catalán son las mismas que existen entre el andaluz y el castellano”.
Tal aserto lo considero falsario y lesivo para la personalidad cultural valenciana secular por las razones siguientes:
Monuments de la langue romane, depuis l' an 842 jusqu' à l' époque des troubadours.
Cualquiera medianamente entendido en filología románica sabe que las diferencias entre el tan castizo andaluz y el castellano son meramente fonéticas y, alguna vez, fonológicas, por lo que todo andaluz es fácilmente comprendido hasta en Santander, por ejemplo.
No sucede lo mismo entre un valenciano y un gerundés quienes tienen que recurrir al castellano para entenderse, la mayoría de las veces por los motivos siguientes, “Catalán y valenciano difieren fonéticamente en más de un noventa por ciento” su día ampliaré con más rigor:
Catalán y valenciano difieren fonéticamente en más de un noventa por ciento. Es fácil demostrarlo en cualquier laboratorio de lingüística.
El léxico valenciano difiere también mucho del catalán, especialmente en el vocabulario familiar y coloquial que es lo primero que se aprende al estudiar cualquier idioma. Lo sabe muy bien Sanchis Guarner por haber empleado bastantes años en señalar tales diferencias en el voluminoso “Diccionari català-valencià-balear”-
La flexión verbal –alma de toda lengua- cambia también en un tanto por ciento muy acusado, como lo atestigua precisamente la “Gramática Valenciana –agotada y no reeditada- del mismo Sanchis Guarner.
Existen además notables diferencias morfosintácticas desde los clásicos valencianos del siglo XV quienes afirmaban taxativamente que escribían en lengua valenciana, como fray Bonifaci Ferrer, quien traduce la Biblia “arromançada de lengua latina en la nostra valenciana”, frase que suprime Sanchis Guarner- nada menos que en un trabajo de investigación para la institución Alfonso el Magnánimo de Valencia (Vid. Revista Valenciana de Filología, núm. VI, págs. 2 y 3).
Ortográficamente ha tenido el valenciano sus diferencias con el vacilante catalán – a veces por influencias de arabismo y aragonesismos en léxico y fonética, como normal “préstamo lingüístico”.
Prat de la Riba
En 1932 el imperialismo político de Prat de la Riba –suele ser cíclico- logró que se impusieran varias normas generales ortográficas – artificiales para el valenciano falsamente galicistas otras- según encargo confiado al ingeniero de ascendencia cubana Pompeyo Fabra, quien, a pesar de ser uno de los generadores de unidad artificial de laboratorio para el catalán, sin embargo aconsejaba en autógrafo que poseemos, al investigador valenciano Sanchis Sivera –precisamente tío de Sanchis Guarner- que velara para no acercar el valenciano (“vostre idioma”) al catalán (“nostre català”) y siguiera a los clásicos valencianos, lo que ciertamente no se cumple en nuestra universidad ni en ciertos docentes populares en donde nuestros hijos ya no hablan como sus padres por influencia de formas catalanas. Tales normas recientes para un catalán impreciso hasta hace poco no justifican que nuestros clásicos hayan de ser corregidos en ediciones barcelonesas –en flagrante delito contra la propiedad intelectual y la diacronía y sincronía lingüísticas valencianas. Mucho peor que si la Real Academia de la Lengua corrigiera las obras de los hermanos Álvarez Quintero o desde Londres se modificara a Hemingway, por ejemplo.
voreta de la Albufera, Mariano Serrano, choguet valensiá en dos actes
La literatura valenciana tuvo más personalidad que la catalana y fue más genuina y pura hasta el siglo XVIII. Logró su “siglo de oro” en el XIV y XV mientras las figuras de algún relieve catalán figuraban incluidas en la literatura provenzal.
dialecte català, Bonas Pasquas, Iglesia Católica, dolsos, días
No puede hablarse, pues, de colonia catalana y menos calificar de una andaluzada en sentido peyorativo a una cultura valenciana que superó muy pronto en lengua y literatura al apenas balbuciente catalán del siglo XIII; catalán que para los filólogos como Friedrich Diez, Meyer-Lübke –el retenido por el mecenas Balcells en Alforja (Tarragona) para que no bajara a Valencia - Morel-Fatio, Raynouard, Bastero, Milà i Fontanals, etc., es mero dialecto del provenzal, lo que también he podido oír a los filólogos de hoy en mis estudios de la Saborna y Toulouse, quienes reconocen la mayor firmeza secular del valenciano.
La Crusca Provenzale di Antonio Bastero, 1723. Franc Catalan Provenzal.
Por ello también considero arbitrario el otro aserto de Sanchis Guarner de que “todos” los filólogos colocan al valenciano como dialecto del catalán. ¿Tendremos que citar también los estudios concretos sobre el valenciano y su personalidad que se efectúan hoy en universidades europeas y americanas?
Y, ¿habrá que considerar también a Berceo, por ejemplo, como un Espriu lejos de las ramblas porque escribía “canonge, argent, tastar, malaltia, guarir, eixida, sopear, encesa, farina, encara, vegada, ponçella, plorar, devant, festa”, etc. como con fina ironía nos ha recordado hace poco un pensador valenciano?
Jacint Verdaguer o Salvador Espriu escribían en idioma valenciano
Que razones demográficas unas, de compromiso entre colegas otras, políticas algunas, hayan logrado en el siglo XX endilgarnos “oficialmente” que el valenciano es una variante dialectal del catalán no empece para la ciencia no haya dicho todavía su última palabra en materia tan discutible, ni para que si los congresos de Lingüística hubieran tenido lugar antes del siglo XX se hubiesen llamado lengua valenciana a toda la franja costera del Mediterráneo, por razones lingüísticas, literaria y demográficas mucho más potentes que las que ahora se aducen como soberana razón de dependencia y no de igualdad por lo menos. El mismo Sanchis Guarner reconoce entonces la “forta superioridad de la Ciutat de València sobra la de Barcelona”.
ALGUNAS CONCLUSIONES
1ª. Considero aberrante, pues, llamar peyorativamente “andaluz del catalán” a la lengua valenciana, con evidente menosprecio a un legado vivo del inmenso acervo cultural en lingüística y literatura, muy superior durante cinco siglos (XIII-XVII) a un catalán provenzalizado y evolucionado posteriormente. A la ciencia no le van los decretos “oficiales”.
14.6.1461, de hoc o de no
2ª. Más aberrante juzgo aún que tengamos que soportar la machacona cantinela de “países catalanes” y que, con la excusa de la lengua nos involucren en un catalanismo alucinantemente “civil” como postulan desde Jordi Pujol hasta –digamos valencianos- como Joan Fuster, Burguera, Juan F. Mira, Vicente Mique, Eliseu Climent, y… partidillos.
baturro, aragonés, Calaseit, Calaceite, Lacoste : sargantana o fardacho
3ª. Aberrante también que para fines tan bastardos se pretenda borrar del mapa a Valencia con:
Supresión de la comarca de Valencia con el genérico: “l’Horta”.
Supresión de la expresión legal “Reino de Valencia” con la expresión geográfica “País Valenciano”, sustituyendo el nombre por adjetivos, mientras -¡oh paradoja!- se repite hasta la saciedad el artificioso y pomposo “principado” para Cataluña.
Imposición de la bandera catalana cuando ni Aragón ni Mallorca –viejos reinos también- la han aceptado.
En la estrelleta de Cuba y les barres de AragóY por último -¡oh manes del engreimiento en Derecho!- la pretensión de que la capital de tal “país valenciano” sea Játiva.
Parodiando a Napoleón podremos decir a tales engendradores de engendros:
“Desde la altura de tales aberraciones veinte siglos de valencianía os contemplan”.

lunes, 21 de enero de 2019

El "Vocabulario valenciano" del catalán Rosanes

El "Vocabulario valenciano" del catalán Rosanes

Ricart García Moya

software Valencia El Vocabulario Valenciano Del Catalán Rosanes

Es falso que la castellanización de los valencianos se produjera antes del XIX, salvo en el funcionariado y capas dirigentes; el pueblo llano, en tiempos de Bernat y Baldoví, era incapaz de hablar correctamente el castellano.

La implantación sistemática fue iniciada hacia el 1869 por Miguel Rosanes, un catalán de Vic destinado al Reino y que se propuso enseñar la lengua de Cervantes a quienes no conocían más idioma que el valenciano. Según Rosanes, nombrado director de la Escuela Superior de Sueca, era empresa titánica: Es preciso tocarlo prácticamente para formarse una idea del ímprobo trabajo que esto ocasiona. Cuando tomamos nosotros posesión de la escuela que dirigimos, no hubo entre cincuenta niños mayores de 9 años uno solo que supiese el significado de la palabra ceniza. Dios sabe lo que esto nos desalentó (Rosanes: Miscelánea, 1864, p.78). El pedagogo catalán, tenaz, optó por publicar un Vocabulario valenciano-castellano destinado a introducir la gramática de Castilla en las poblaciones en que no se habla la lengua castellana. El manual tuvo éxito entre los maestros, usándose para la inmersión en castellano con el método de sustituir la voz valenciana por la castellana, táctica perfeccionada en el 2001 por la Generalidad, al prohibir vocablos valencianos e imponer los catalanes y castellanos.

Entre los sustantivos que recoge Rosanes hay algunos tan patrimoniales como chulla (catalán xulla), garró (cat. turmell), melic (cat. llombrígol), y bascoll (cat. clatell); el derivado bascollá (cat. clatellada), recurso pedagógico contundente, también lo incluye Rosanes. Aparte de estos vocablos figuran otros que son idénticos en valenciano y castellano, realidad que la inmersión rechaza sin razonar que la lengua valenciana posee tantas voces similares al catalán como al castellano, y que muchas de ellas surgieron en el Reino antes que en la meseta o en el condado levantino.

Así, la primera documentación de bufanda en castellano es de 1782, mientras que el bufanda recogido por Rosanes estaba arraigado en el idioma valenciano del XVIII: eixes bufandes tan fines (Coloqui de Pepo Canelles), de donde pasaría al catalán. En la lista de Rosanes encontramos al monstruito regnícola butoni, equivalente al coco castellano y papu catalán. Los filólogos catalanes (los que leen país donde dice Reino), han tratado de restarle encanto y misterio al atribuirle la etimología bu + Toni, sin documentación que la sustente. Parece que la forma buto era la más antigua, pues Escrig da preferencia a butoni (1871), y también existía un juego infantil con tal denominación: asó es chuar al butoni (El Mole, 1840, p. 10). Por los mismos años en que Rosanes redactaba su vocabulario en Sueca, el suecano Baldoví ofrecía en verso la sinonimia entre fantasma y butoni:
vore que les femelles fasen també la fantasma (...)
anar fentmos el butoni /
a deshora de la nit (Pascualo y Visanteta, 1861, p.6).

Después de 1707 el idioma valenciano seguía tan vivo como en el 1400, asimilando voces foráneas y modelando morfologías propias, hasta tal punto que la lengua valenciana moderna apenas tiene parecido con el romance de 1238. Hay léxico que suponemos ancestral y no se remonta a más de dos siglos. Así, en la frase: Chiqueta, tingau trellat y no mos trenqueu eixos butacóns, usamos el sustantivo butacóns incorporado hacia el 1850, procedente del malsonante venezolano putaka. De igual modo, butoni o buto pudo estar asociado al valenciano bulto, imagen humana borrosa; o podría emparentar con el italianismo busto en su antigua acepción de cadáver (la generalización fonética y gráfica de sinyor, sinyora en el valenciano del XIX estaría vinculada al italiano signare, y plurales similares al italiano buoni podrían generar tras peripecias orales formas populares como butoni). El enmudecimiento consonántico también era decisivo en la creación de voces, de busto a buto pudo suceder como en el cambio morfológico y semántico del antiguo tresllat (traslado) al moderno trellat (cat. seny).


Los catalanes ambiciosos -los que llaman catalán a Sorolla
Arturo Quintana Font, filólogo catalán y catalanista ambicioso

Los catalanes ambiciosos -los que llaman catalán a Sorolla (a Ignacio Sorolla Vidal no, a Joaquín Sorolla) en la Gran Enc. Catalana-, han conseguido que nos avergoncemos del idioma valenciano del XIX, producto de la evolución independiente del mismo. En 1860 pudo constatar Rosanes que se mantenía la singularidad idiomática respetada incluso por Jaime I, cuando ordenó arromançar los Furs sin supeditarlos a ninguna lengua foránea. 

https://www.levante-emv.com/opinion/2012/05/29/rigor-cientifico-frente-descalificacion-barbarie/908888.html

El vocabulario del aséptico Rosanes captó esta preciosa morfología valenciana: bol chaca (cat. butxaca); cona de cansalá (cat. cotna de cansalada),y robell o yema de huevo (cat. rovell), cultismo que enlaza con el étimo latino robigo, con bilabial (Ros, 1764). Frases como rama chiqueta que escomensa a arrailar (p.46) o Borracho, choquet de chica (p.59), erizarían pelusas de madame Parrús e incluso las de monsieur Tarancón.
Junto a voces surgidas después del 1238 (butacó, arbelló, bolchaca, butoni...), el idioma valenciano que recogió Rosanes contaba con joyas mozárabes como cuallá (p.16), / collá, collada / derivada del latín coagulare. Hasta los filólogos más rateros admiten la valencianía del mozarabismo: no tengo pruebas de que el valenciano quallar se haya empleado en catalán (Corominas, DCECH); y Gulsoy y Cahner también lo reconocen:
La gran vitalidad de quallar en Valencia se deberá al hecho de que allí haya continuado como mozarabismo (DECLLC,1992). No les queda más remedio que aceptarlo ante la documentación medieval en valenciano donde aparece quallar y derivados. Como es sabido, por la ruta valenciana a Lérida fue filtrándose nuestro idioma, aunque Gulsoy observó que, todavía en el siglo XVII, quallar debía ser poco conocido en el Principado (DECLLC). Ahora ya lo conocen y utilizan.

Una reflexión: si del latín coagulare -pasando por los mozárabes quwalyo, qalyo de 1106- , los valencianos creamos la familia semántica de quallar:

¿qué autoridad tienen los rosanes de Ascensión -sean mallorquines como Hauf o fanáticos catalaneros como Verónica Cantó (AVL)-, para impedir que sigamos escribiendo y pronunciando la apócope en quallá o cuallá?

Tal morfología fue creada en el Reino por valencianos libres, no castellanizados ni supeditados a ninguna gestapo del IEC. Otra cosa es que toleremos que los catalanes sigan usando el arcaísmo valenciano quallada (que les prestamos gustosamente), pero nosotros tenemos derecho a apocopar sílabas y plasmarlo gráficamente sin sufrir imposiciones de los plomizos vecinos.

Y una duda bizantina: ¿por qué el suecano Joan Fuster, tan perspicaz y erudito, no se enteró de que el Reino -incluida Sueca- fue castellanizado a rajatabla por el catalán Rosanes en 1864?

Diario de Valencia 16 de Diciembre de 2001

jueves, 20 de septiembre de 2018

Le Monde sostiene que el idioma valenciano se habla en Lleida, Andorra y parte de Aragón.

https://laverdadofende.blog/2013/08/21/le-monde-sostiene-que-el-idioma-valenciano-se-habla-en-lleida-andorra-y-parte-de-aragon/

Le Monde sostiene que el idioma valenciano se habla en Ilerda - Lérida - Lleida, Andorra y parte de Aragón.

“Le Monde” sostiene que el valenciano se habla en Lérida, Andorra y parte de Aragón. Un estudio sobre los nacionalismos en España rebate las tesis tradicionales del catalanismo.

VALENCIA.- El diario francés “Le Monde” se ha acercado al fenómeno del nacionalismo en España con un insospechado análisis que rebate las tesis tradicionales del catalanismo, y que desmonta algunos de los preceptos habitualmente empleados en la defensa de la preeminencia de la denominación del catalán sobre el valenciano, rompiendo así con la corriente de pensamiento único que rodeaba a esta cuestión. En un artículo de Cécile Chambraud, corresponsal en Madrid del diario francés, la periodista se preguntaba si el valenciano “¿es una variante del catalán o bien una lengua de por sí?”. Una pregunta a la que responde en el propio artículo al darle carta de naturaleza como lengua cooficial en España en un mapa identificativo El reportaje, titulado ¿Cuántas naciones tiene España?, pretende ser una aproximación al “aumento del nacionalismo y “la discusión de los Estatutos catalán y vasco”. Pero con todo, el aspecto más sorprendente del artículo es el referido a la presencia del valenciano como idioma propio y diferenciado en el contexto estatal. Rompiendo con el tradicional tratamiento que se ha dado en los medios extranjeros a la lengua de Ausiàs March y Joanot Martorell, la periodista de “Le Monde” y el diario optan por llamar valenciano a lo que en las clases de Filología de la universidad de valencia se denominaría “catalán occidental”. De este modo, “Le Monde” dice que el valenciano se extiende desde Andorra hasta el norte de Murcia, e incluye parte de Aragón y de las provincias catalanas de Lérida y Tarragona. / Vore valensiá de Tortosa / En virtud de esta nomenclatura, en el mapa de las lenguas cooficiales de España, además del gallego, euskera y catalán, se reconoce al valenciano como lengua propia y se defiende su campo de extensión por toda la franja occidental de la zona bilingüe de la antigua Corona de Aragón. Así, el rotativo galo circunscribe lo que denomina catalán sólo a la parte oriental de Cataluña y Baleares.


Le Monde sostiene que el idioma valenciano se habla en Lleida, Andorra y parte de Aragón.

Fuente: Article publié par Cécile Chambraudle, le 08 Mars 2006. Le Monde.
“El Mundo” edición valencia 2-4-2006.
Todo esto ya fue adelantado por nueva corriente en su artículo “¿Valenciano o catalán?” del mes de noviembre, el cual trascribimos de nuevo. Un análisis en profundidad y objetivo sobre las diferencias y similitudes del catalán y valenciano.
¿Es el valenciano una lengua o un dialecto? Esta es la pregunta que ha ocasionado y ocasiona el llamado conflicto lingüístico que existe en Valencia. La polémica comenzó en el siglo XIX y se recrudeció con la transición democrática de finales del siglo XX. Hoy el conflicto perdura, aunque no con la intensidad que lo hacia en la década de los 80.
El caso valenciano-catalán no es el único que plantea problemas. Existe en Europa casos similares como el flamenco. Sin ir tan lejos, en España tenemos el ejemplo de la lengua gallega y portuguesa que nos puede ayudar en nuestro caso. ¿Es el gallego una lengua o un dialecto del portugués?
Para intentar desvelar el problema es necesario hacer una referencia a la terminología. Qué se entiende por dialecto, por lengua, por normalización, por lingüística…

El hecho de que un pueblo se exprese en un determinada forma de hablar indica que existe una lengua. Pero ¿la lengua es igual o idéntica a la lingüística o esta es simplemente un factor o pilar que fundamenta la existencia de una lengua?. ¿Para la configuración de una lengua hay que tener en cuenta otros factores como el histórico, el social o el literario o basta únicamente con el factor lingüístico?
Desde un punto de vista de los defensores de la “unitat de la llengua” solo hay que acudir a parámetros estrictamente lingüísticos uniendo el concepto de lengua con el concepto de lingüística. Esta se encarga de la gramática que conforma una lengua. No se tiene en cuenta en absoluto otros parámetros. Sin embargo esta postura es rebatida por otros lingüistas europeos.

Pryde J.B afirma “son numerosos los criterios para demarcar los límites entre lenguas o entre dialectos”. Es decir “las diferencias entre las lenguas y los dialectos estrechamente relacionados, son en su mayor parte, políticas, culturales, más que lingüísticas” como dice Lyons, John. Esta parece ser la corriente mayoritaria entre los lingüistas.
Analicemos pues los otros factores que configuran la existencia de una lengua. En primer lugar el histórico. En la península Ibérica durante la dominación árabe se consolidaron los dialectos de la lengua latina. En el lado occidental el gallego, en el central el castellano, y en el oriental el valenciano. / Falta el aragonés para nuestra zona / La tesis catalanista de que el catalán fue llevado a Valencia y Mallorca con el rey Jaime I ha demostrado ser errónea.
La tesis catalanista de que el catalán fue llevado a Valencia y Mallorca con el rey Jaime I ha demostrado ser errónea.

El árabe Ibn Sida que murió en Denia en 1066 se disculpaba de los errores cometidos en su obra ya que estaba rodeado “de personas que hablaban romance”. Antes de la llegada del Conquistador ya se hablaba una lengua romance que posteriormente se llamara valenciano. Por otro lado y de acuerdo con las fuentes históricas la repoblación cristiana apenas supero el 3% siendo imposible que esa pequeña población de repobladores impusiera una lengua y más cuando se encontraban divididos en aragoneses, catalanes y franceses.
Valencia nunca ha estado unida políticamente a Cataluña. El Reino de Valencia se regía por sus propios fueros diferentes de los otros territorios de la Corona de Aragón. Por tanto desde un punto de vista político e institucional Valencia y Cataluña desde hace 700 años han constituido dos realidades distintas. Este es un factor clave en la diferenciación entre el gallego y portugués. El hecho de que Galicia y Portugal pertenezcan a realidades políticas diferentes ha sido crucial para que ambas lenguas se consideren distintas. Aquí no ha mediado un factor lingüístico sino un factor político.
Un elemento sólido e identitario del valenciano es sin duda la literatura que ha aportado. El siglo de oro valenciano fue desarrollado casi en exclusiva por autores valencianos. Y hay unanimidad entre los autores de la época en afirmar que escribían en lengua valenciana. El clásico valenciano autor de Tirant lo Blanch, Joanot Martorell dice “no solament de la lengua anglesa en portuguesa. Mes encara de portuguesa en vulgar valenciana”. Un poco más tarde el autor universal del Quijote también mencionó el valenciano como lengua “la valenciana, graciosa lengua”. Por contra el catalán hasta 1900 se le consideró un dialecto del provençal / uno de los dialectos del idioma occitano / y fue en 1959 cuando la Real Academia Española rectificó su definición de catalán.
La transformación que experimentó el catalán de dialecto a lengua supone la exteriorización de una nueva realidad: el nacionalismo. Fueron los catalanohablantes los que reivindicaron que su habla tuviera la calidad de lengua. Aquí entra a escena el factor social y cultural. La lengua la crean los usuarios de la misma. Los usuarios catalanes decidieron que el catalán ya no era dialecto. En el caso valenciano la mayoría de los valencianohablantes –un 64%- considera su lengua distinta a la catalana, de acuerdo con la encuesta del CIS de 2004. Respetemos, también, la voluntad de los valencianos.
El argumento estrella de los defensores de la unidad de la lengua es que catalán y valenciano son una misma lengua pero el valenciano es una variable, un dialecto. Por tanto habría unidad lingüística. Pero desde esta perspectiva y con los datos históricos y literarios que poseemos…no sería más correcto preguntarse ¿es el catalán un dialecto del valenciano? En todo caso las tesis unionistas no se sostienen porque valenciano y catalán mantienen muchas diferencias estructurales, fonéticas, morfológicas etc.
No existe por tanto unidad lingüística aunque es evidente que el catalán y valenciano son lenguas hermanas pertenecientes a un mismo sistema lingüístico pero no idéntico. Como pertenecen a un mismo sistema el gallego y el portugués pero ambas se las considera lenguas distintas.
La solución es hablar el valenciano de nuestros padres, mantener viva las formas valencianas aunque sean consideradas incultas en ciertos despachos e instancias bien remuneradas. Rechazar otras palabras “cultas” distintas a las valencianas. La lengua culta la construye el pueblo y no las academias.

LE MONDE | 07.03.06 | 14h01 • Mis à jour le 07.03.06 | 14h01
Le drapeau espagnol doit-il continuer de flotter sur la forteresse de Montjuich, qui surplombe Barcelone ? Les Catalans forment-ils une nation ou une nationalité ? Les Basques ont-ils un droit à l’autodétermination ? Le valencien est-il une variante du catalan ou bien une langue à part entière ? Les régions espagnoles auront-elles, toutes, la maîtrise de la moitié de l’impôt sur le revenu et de la TVA récoltés sur leur territoire ? La connaissance du catalan est-elle un devoir pour les citoyens vivant en Catalogne ?
Ces questions et mille autres, parfois byzantines, parfois sonnantes et trébuchantes, occupent, depuis plusieurs mois, presque entièrement le débat politique espagnol. Et parfois aussi la rue : le 18 février, une centaine de milliers de personnes ont ainsi défilé dans les rues de Barcelone en scandant : “Nous sommes une nation, nous avons le droit de décider.” Car, sous la pression, notamment, des nationalismes catalan et basque, qui ont connu une nouvelle impulsion ces dernières années, l’Espagne a entrepris, depuis un an, une révision complète de l’articulation de ses territoires et des règles qui régissent leurs relations avec l’Etat.
Le président du gouvernement, le socialiste José Luis Rodriguez Zapatero, a encouragé le mouvement vers ce qu’il appelle l’“Espagne plurielle”. L’éventualité de la fin du terrorisme au Pays basque et d’un débat sur l’avenir juridico-politique de cette région contribue à accentuer le caractère conflictuel de la question territoriale.
Pour un oeil français, accoutumé à la symétrie et à l’ordonnancement raisonné, l’Espagne plurielle, c’est déjà maintenant : l’“Espagne des autonomies”, telle que l’a inventée la Constitution de 1978, est l’assemblage de dix-sept régions et de deux villes autonomes (Ceuta et Melilla, enclavées au Maroc) – dirigées par des gouvernements et des Parlements régionaux – aux prérogatives différentes, aux degrés d’autonomie variés, aux quatre langues co-officielles, en plus du castillan. Ces collectivités se sont constituées volontairement dans la seconde moitié des années 1970, lors de la transition démocratique, après la mort de Franco. Chacune est régie par un statut, élaboré par ses élus puis ratifié par le Parlement espagnol. Ce sont ces statuts qu’il est aujourd’hui question de modifier, à l’initiative des régions concernées.
Une douzaine de régions, pour l’instant, sont demandeuses. L’une des premières à entreprendre la révision de son statut a été la Catalogne. Sa volonté était sur la table depuis que, en 2003, le parti nationaliste de centre droit Convergence et union (CiU), dont le chef de file, Jordi Pujol, dirigeait la région depuis 1980, a été supplanté par une coalition de gauche dirigée par le socialiste Pasqual Maragall. Le nationalisme de celui-ci ne le cède en rien à celui de CiU. Son alliance avec les indépendantistes d’Esquerra republicana de Catalunya (ERC) s’est fondée, justement, sur l’objectif de réformer l’Estatut de 1979, pour augmenter les compétences et les ressources propres de la Catalogne et pour renforcer son identité politique, à l’intérieur de l’Espagne comme à l’extérieur, notamment au sein de l’Union européenne.
Alors dans l’opposition, et prenant le contre-pied de l’orientation “espagnoliste” et centralisatrice du second mandat de José Maria Aznar, M. Zapatero, par une formule demeurée fameuse par sa témérité, s’était publiquement engagé, s’il emportait les élections, à “appuyer le projet que le Parlement catalan adopterait”. Le président du gouvernement est convaincu qu’une “nouvelle étape” décentralisatrice, allant dans le sens d’une Espagne plus fédérale, est la condition indispensable non seulement de sa stabilité et de sa gouvernabilité, mais aussi, tout simplement, de sa cohésion.
Après son arrivée au pouvoir, des mois de négociations entre les socialistes de Madrid et les élus catalans ont été nécessaires pour éliminer du projet adopté par le “Parlament” de Barcelone, en septembre 2005, les dispositions qui excédaient le plus manifestement les limites, volontairement floues, de la Constitution. Outre les finances (la Catalogne aura la maîtrise de 50 % de l’impôt sur le revenu et de la TVA perçus sur son territoire et de 58 % des taxes sur les alcools, les tabacs et les hydrocarbures), le point le plus litigieux, et le plus politiquement chargé, a consisté à savoir si la Catalogne pouvait, constitutionnellement, se définir comme une “nation”, sachant que la Constitution réserve ce terme à l’Espagne, même si elle mentionne l’existence, en son sein, de “nationalités”. Le Parlement espagnol ne s’est pas encore prononcé, mais l’accord trouvé entre le gouvernement et la majorité des partis catalans s’est fait contre l’opposition conservatrice du Parti populaire (PP), qui voit dans l’extension des pouvoirs catalans et la mention du mot “nation”, même assorti de restrictions, le début d’un “détricotage” de l’Espagne. A l’opposé du spectre politique, les indépendantistes d’ERC se demandent également si, pour des raisons inverses, ils ne se prononceront pas contre le compromis. Un référendum doit sanctionner le processus.
Quelques mois après sa victoire aux élections, M. Zapatero avait, en revanche, fait rejeter par sa majorité un projet de nouveau statut adopté par une courte majorité du Parlement basque. Ce texte, d’orientation souverainiste, illustrait le virage opéré ces dernières années par le Parti nationaliste basque (PNV), au pouvoir à Vitoria depuis 1980. Mais, si ce projet est enterré, le désir de réformer le statut de l’Euskadi demeure. Et le débat qui devrait s’instaurer dans le cas où l’ETA renoncerait à la violence devrait être encore plus porteur de tension avec l’opposition de droite.
La refonte du statut de la Galice pourrait être plus consensuelle. Les socialistes, qui ont, pour la première fois, conquis la présidence de cette région en 2005, souhaitent le faire en accord avec le Parti populaire. Mais le Bloc nationaliste galicien, allié minoritaire des socialistes, revendique lui aussi l’appellation de “nation”. Le PP n’est pas opposé par principe à l’élargissement des compétences des autonomies : il soutient les réformes engagées à Valence et en Andalousie, par exemple, et ses présidents de région regardent d’un oeil intéressé les nouveaux pouvoirs qui s’offrent à eux.
Cécile Chambraud, à Madrid
reinodevalencia.com NO funciona a día de hoy, forbidden.
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domingo, 11 de noviembre de 2018

Catalunya mos furta, Ricart García Moya

Colecció Catalunya mos furta.
Ricart G. Moya: 


http://ricartgarciamoya.com/wp-content/uploads/2016/05/El-moz%C3%A1rabe-valenciano-y....pdf


El valenciano 'ixcá', los 'cuols' y la 'Moma'.


Me llama mi amigo Sansano de Elche y, entre cotilleos, me informa del feroz debate sobre la misteriosa voz 'ixcá' (cast. '¡ójala!'), posible descendiente díscolo y lejano de la construcción semítica 'in sa llah' , origen del 'ixala' conservado por sefardíes neoyorquinos.

En 1764, Carlos Ros recogía el val. “òixala, quiera Dios, assí sea» (Ros: Dicc. p. 171); y, en el siglo siguiente: “oixala, interj” (Escrig: Dic.1851) “¡oixalá!, interj. ¡ójalá!” (Escrig-Llombart: Dicc. 1887).

Las alteraciones del habla familiar y aislamiento geográfico producirían variables morfológicas y semánticas cada vez más incomprensibles respecto al étimo: “¡Uaixque!” (Barchino: Tot lo que relluix, a.1931) “¡Aix!” (Guinot: Capolls, 1900). Según Nebot, se gritaba “¡aixa!” para detener o arrear a las caballerías, y figura 'ixcà, interj.' en el dicc. de la RACV de don Voro de los Verdejos; aunque los 'textos medievales' donde se documentaba la voz, según dicen, siguen sin aparecer.
Es significativa la formidable defensa que los catalanes exhiben respecto a las más vulgares y hasta ridículas voces de su idioma, aunque sean clamorosos castellanismos; justo lo contrario de los sanc d'horchata valencianos, propensos al postureo y acomplejados tiquismiquis que actúan a remolque del qué dirán. El máximo exponente de nuestro carácter vergonzante y autodestructivo es el carísimo matadero idiomático AVL, cuyo lema apropiado por lo que empuercan sería el catalán 'cagamutxo'. El 9 d'Octubre, junto al alcalde So Canut, Chimo Puig y Oltra, 'la bolcheviquí del Carme', debiera desfilar el So Ramón Ferrer con el cartel identificatorio de la 'AVL Cagamutxo' ¿No conocen ustedes la elegante palabra? Lógico, no es valenciana. Todo viene de la planta 'catapucia' o 'catapotia', nombre latino que se mantuvo en la Edad Media, “catapucia” (DCVB, Archiu del Patriarca, en doc. d'un potecari valenciá, any 1409). En catalán derivó en maremágnum morfológico-semántico hasta llegar al expresivo 'cagamutxo' que — aunque lo disimularan con la -tx—, no ahuyentaba su escatología y castellanismo. En 1846, el más cualificado botánico de Barcelona no tenía certidumbre si aludía a la adelfa, al ricino o a otro vegetal: “y a la adelfa se halla aplicado el nombre de cagamutxo por varios” (Colmeiro: Nomenclatura catalana, 1846, p.27) Este sustantivo compuesto suscitaba admiración entre los filólogos catalanistas: «Etim.: del latín catapucia, el cambio de cata- en caga- se ha hecho por etimología popular de cagar, favorecida por las cualidades purgantes de las simientes de esa planta. La forma cagamutxo es el caso más completo de etimología popular, pues no solo muestra la influencia de cagar sino que forma toda una locución» (DCVB) Esta generosa comprensión no la demuestran los parásitos inmersores respecto a vocablos valencianos como 'panquemao', borrado de todos los diccionarios (¡hasta el de la RACV de Vadoro de los Verdejos), aunque en el DHIVAM (ricartgarciamoya.com) http://www.softwarevalencia.com/dhivam.php tenemos suficiente documentación de la voz valenciana, no inferior en categoría al catalán 'cagamutxo'. Por cierto, del común 'cagar' (en perdó per la indelicadea) de los romances peninsulares, en valenciano surge el matiz mozárabe en un derivado: 'cagarrita... que arrancando de un pronunciación mozárabe de un derivado de cagar...” (DECLLC, II, p.396). Desde antes de la Reconquista, el valenciano se iba estructurando 
con creaciones léxicas y morfosintacticas; y su creatividad produciría posteriormente voces como ixcá, panquemao, encá, desempellugarse, etc. El 'cagamutxo' no nos hace falta, pues el valenciano creó el sust. 'baladre' (Corominas apunta el toque mozárabe en su formación) y, del latín ricĭnus, el ricino común al valenciano, castellano y catalán de 1840 (el catalán ricí es invento del círculo de Pompeu Fabra), aparte de la otra grafía nuestra: “dusme una onsa d’oli de rasino” (Civera,M.: L’hou milagrós, 1918, p.16). 


ENCÁ

Muchos neologismos nacieron espontáneamente por transgresión etimológica, reducción o ampliación morfológica, etc. En el caso del adv. 'encá' del valenciano moderno, es fruto de los procesos que lo fueron conformando desde un étimo confuso. Hay quien sugiere el latín ad hanc horam, ‘a esta hora’; pero Corominas sospechaba de un origen prerromano que daría la grafía 'anch' (Crón. Jaume I), 'hanc' en Eiximenis. Las variables medievales fueron abundantes: 'anco' en la Toscana, rumano 'inca', occitano 'ancar', etc. Aunque en fr. antiguo existió 'oncore', el moderno sería 'encore' y, en italiano, 'ancora'. En valenciano teníamos encar, encara, encá. En esta familia léxica europea, auténtica selva de variables, sólo hay una prohibida por los que, en teoría, la tenían que defender: la morfología 'encá' del valenciano moderno que, curiosamente, enlazaba con el 'encar' usado por St. Vicent en el 1400 (DECLLC, 1, p.302), y que perduraba en el siglo XVIII: “encar que no soc digne” (Ros: Paper curios pera fer lo (l)laurador, c.1740): “y encá no veus clar” (Ferrándiz: Penélope en Borriol, 1873) “¿tens encá aquella peseta?” (Roig: El barber de carreró, Gandía, 1887, p.14) “encá no han...” (El Tio Cuc, nº 203, Alacant, 1918) No figura 'encá' en el Diccionari Normatiu de la colaboracionista AVL. Si introducimos esta voz, el citado mamotreto en internet nos escupe el catalán 'envà'. La millonaria institución cumple así su función de gos de melsa del IEC de Cataluña.

DESEMPELLUGARSE

Desprenderse, desenredarse, etc. De origen desconocido (¿del latín vulgar *dis-impedĭcare?) este vocablo del valenciano moderno equivaldría al catalán, igualmente moderno, 'desempallegar-se'. En lenguas hermanas, las variables que establecen isoglosas pueden consistir en simples aperturas o cerramientos vocálicos: “se desempelluga” (Calpe de Sabino: La creu del matrimoni, 1932)

PEPA

En valenciano, castellano, mallorquín y catalán hay homógrafos que difieren en el significado; p. ej., una mujer vulgar, sin educación, es 'una pepa' en catalán (DECLLC,VI, p.438); en mallorquín es una muñeca de trapo o cartón; en castellano, según la RAE, es la pepita o simiente de algunas frutas, también el anacardo y un insecto. Por aquello de la 'unitat de la llengua' los filólogos expansionistas suelen mentir y atribuyen un vocablo al lugar correcto y, por si cuela, a otro de un territorio distinto. Así, Sanchis Guarner y Alcover recogían que 'pepa' era prostituta en Mallorca, dato correcto, y añadían que también se decía en el Ampurdán, pero Corominas desmentía a la pareja de enredantes, pues conocía la zona y jamás había escuchado ni leído tal
En obres dels lliterats lliures, sinse pudents fums ni socalinyaes floralistes, mos trobem paraules hui prohibides per els buderons de la Generalitat Valenciana, com l'advérbit 'encá'. Aixina heu fea Martí Molina en l'any 1922. 


significado en 'l'Ampordà' (DECLLC, VI, p.438) Y en valenciano, ¿que significa 'la pepa'? En nuestra lengua es el “nom que's donava vulgarment al carruache que anava a buscar y arreplegar debaes els cadávers dels indigents pa durlos al cementeri'. 


No obstante, la colaboracionista AVL de Ramón Ferrer incluye en su falso Diccionari Normatiu Valencià las acepciones mallorquina y catalana. Puestos a enmerdar unificando, ¿por qué no incluir también la acepción castellana? En fin, en valenciano era carruaje fúnebre: “cadávers pa la pepa” (Sendin: Tonica la del llunar, 1926, p. 12) El mozárabe valenciano que enriqueció al catalán Descendiendo del empíreo especulativo del 'ixcá' al real, frecuentemente olvidamos que en valenciano moderno usamos mozarabismos que se transmitieron a lenguas como el catalán. Esta afirmación sería risible y motivo de chanza para el pandemónium inmersor... si fuera mía; pero al pertenecer al más encumbrado etimologista catalán, el jolgorio del fascismo expansionista trueca en desconcierto: CALDO Tras calificar de poco realista la afirmación de Alcover: “caldo, castellanisme inadmissible” (DCVB) Corominas razonaba (traducido del catalán) lo siguiente: “se observa que aparece en textos valencianos: es muy frecuente y único en el Libro de Recetas valenciano de Micer Joan del año 1466; 'caldo del dia', 'del caldo' en el valenciano Joan Esteve, 1472; Onofre Pou que era gerundense pero vivía en Valencia y que generalmente, cuando hay discrepancia en el uso, incluye conjuntamente la palabra catalana y la valenciana, en este caso no usa más que 'caldo', lo que quiere decir que en Valencia no le hubieran entendido el catalán brou, y que hasta en Gerona caldo penetraba arrinconando al otro. Y hace generaciones que el vocablo se ha impuesto hasta más allá de la Albera...” (DECLLC, II, 421) El sabio barcelonés, contundente, prosigue su defensa del mozárabe idiomático (no confundir con el religioso) de los valencianos anteriores a la llegada del occitano Jaime I (Montpellier, 1208). En el texto siguiente, traducido del catalán, se han subsanado algunas trastadas conceptuales de Corominas: llama País Valenciano (fusteriana denominación desconocida en aquellos siglos) para huir de la correcta titulación coetánea: Reino de Valencia. De igual modo, mintiendo, llama Principado al conglomerado de condados; pero lo fundamental es lo siguiente: «Mi conclusión es que caldo fue un mozarabismo autóctono en el Reino de Valencia... que habiendo predominado ya en el uso de aquellas tierras por el 1400, favorecido por la preponderancia valenciana de los siglos XV-XVI, se propagó cada vez más por Cataluña (el dicc. Aguiló ofrece un ejemplo barcelonés de 1580) como sucedió con otros mozarabismos valencianos por aquella época, tan importantes como fondo, gancho, puncha, punchó...». (DECLLC, II, p.421) Hay que advertir que Corominas, expansionista del fascismo idiomático, falseaba la morfología de los citados vocablos y, buscando anacrónicamente la unidad de la lengua, escribía ganxo, punxa y punxó en la cita anterior; pero la documentación es meridiana, incluso en otras entradas del mismo diccionario. Así, del valenciano gancho, ¿del prerromano *ganskio?, tenemos: 


“uns ganchos” (DECLLC, doc. del 1299) “ganchos de ferro” (Beuter: Hist. de Valencia, 1538) “gancho” (Martí, Andreu: Consells y bons avisos, c. 1570) “ganchos de traure la carn de la olla” (Pou: Thesaurus, 1575) “y tres ganchos de ferro” (BRAH, ms. Dietari Porcar, a.1599, f.31) “prohibint los ganchos” (ib. a. 1618, f. 303 v.) “prohibir també... ganchos” (Cridá de Jaume Ferrer, Imp. Mey, 1618) “que deguen portar gancho” (Llib. establiments de Peníscola, 1701) Respecto a 'punchar' (del latín *punctiāre), era mozarabismo valenciano, según el lexicógrafo barcelonés: “sil punchen ab una agulla” (Ferrer, St. Vicent: Sermons, c.1400) “totes punchava / e barallava” (Roig: Espill, 1460) “no punchen les seus” (Fenollar: Procés de les olives, 1497) “les mans puncha a qui la cull” (Salzedo: Vida Hier. Simón, 1614) “y de nit me puncha” (BUV. Morlá: Ms. 666, c. 1649) “punchá lo dimoni astut” (Carbó, Josef: en 'Luces de aurora', 1665) De igual grafía es el posverbal 'puncha': “les punches de la esquena” (Pou: Thesaurus, 1575) “en tantes punches parexeu...” (Fiestas Conv. del Carmen, 1622) “la puncha quant naix” (Mayans: Voc. valenciá, 1787) Lo mismo observamos en punchó: “punchó de lletres (...) punchons” (DECLLC, VI, p.872; en docs. valencians de 1459) “aquells punchons de spines” (Obres fetes en lahor de Sta. Catherina, 1511) “dos argolletes y punchó, tot pera la porta” (Llibre de conte y rao, Benasal, s. XVIII) “Repunchó alpí” (Cavanilles: Obs. Lib. IV, 1797) “y se mou la contradansa de trabuc, punchó y garrot” (El Mole, 1 de juny 1855) “un punchó en l´atra” (El Tio Cuc, 2ª ep., nº 57, Alacant, 1924) “agarrar el gayato en punchó” (Perdiguer, R.: En Carnistoltes, 1928) En 2016 tenemos prohibida esta grafía patrimonial por el enjambre colaboracionista que liba la miel presupuestaria a cambio de catalanizar. Si una empresa remite informes al Ayunt. de Valencia donde aparezcan, por ejemplo, morfologías patrimoniales como 'punchar', con ch, automáticamente será considerada blavera y excluida de concursos. La riqueza del legado mozárabe daría para un tratado, si los sanc d'horchata tuvieran el mínimo interés en el asunto. Lamentablemente, hemos caído en el cepo de los tópicos castellanos y catalanes; gente que nos considera el indolente pueblo levantino y sandunguero, deseoso de fiesta y ruido que, además de combatir heroicamente con tracas y paellas, acata y disimula el desprecio de toda España. El equipo local de fútbol o baloncesto es la patria y, peleles del fascismo inmersor, lucen insensatez exhibiendo carteles con el catalán del so Canut en manifestaciones y 'Trobades' (vocablo no valenciano con ese semantismo y grafía). Hipócritas colaboracionistas, gritan a favor 
del 'valenciano' sabiendo que es repugnante catalán lo que se enseña en la escuela. Somos un pueblo indefenso, humillado y destruido. BASO, COLMENA Aparte de colmena, que “en la zona central valenciana no es castellanismo, sino mozarabismo” (DECLLC, II, p.835), tenemos el sinónimo que se propagó al castellano-aragonés y al sur catalán por la ruta a Lérida: “una variante de gran interés es baso (catalán rusc d´abelles) que se ha conservado en el Reino de Valencia... es bien seguro que se trata de un mozarabismo... en s sonora y b bilabial donde se distingue v de b. Estos dos detalles consonánticos y el mantener la –o son normales según la fonética del mozárabe... documentado en 1242, 1400, 1414, 1553... No pensemos, por tanto, en castellanismo” (DECLLC, IX, p.54) CUDOL La diferencia entre el cat. còdol y el val. cudol sería, según Corominas, por la mezcolanza entre mozárabe valenciano y árabe (DECLLC, II, p.798) RABO En valenciano sería herencia mozárabe (DECLLC, II, 1075), distinguiéndose entre cua de peix y rabo de gat. Así, tenemos 'rabo de granera' frente al catalán 'coa d'escombra'; y no es inusual construir expresiones proverbiales con el sustantivo: «Y be li poden fer un nuch al rabo, que tan apresa sen eixìa com els diables» (Galiana: Rond. de R. 1768, p.30) AFONDAR Mozarabismo valenciano (del latín affŭndāre); cast. hundir; cat. enfonsar. Decía Corominas, traducido al valenciano: “l’área d’afonar coincidix exactament en la de les terres en sustrat mosárap... A lo llarc de tot el Reyne de Valencia he escoltat afonarse” (DECLLC, IV, p.100) “no s podien afonar” (Martorell: Tirant, 1460) “yl seu golf (marítim) nos afona” (Obra a llaors de St. Cristófol, 1498) AHINA Del latín *agīna surgió en valenciano ‘ahina, ahines, ahinament’: rápido, fácilmente, pronto, aprisa, etc. Corominas vio indicios de mozarabismo, y Alcover demostró la antigüedad de la voz, ademas de recoger testimonios escuchados en el Reino: «Açó no es fa tan aina (en Pego); ¿Dius que plourá? Més aina crec que estará ras. No aniré a Denia: més aina a Gandia (en Alcoy)» (DCVB). El hecho de llevar -h- recuerda la caída de consonante etimológica: *agina > ahina; aunque Alcover y Corominas la obviaran. El hermano de Azorín también usaba el adv., pero puede ser que se alterara la -h- del manuscrito en la edición impresa: “no se pedrá tan aina” (Martínez Ruiz: Canyisaes, Monóver, 1907). Frecuentemente se hacían estas alteraciones morfológicas; p.ej., Corominas escribe: «También valenciano ‘tan aina’» (DCECH, I, p.89); mas el texto de Martí Gadea de donde está copiado tiene -h-: “la gloria que goja en lo Cel no li la llevarán tan ahina” (Tipos, modismes, 1908, p.168).

BATSOLES –sust. valenciano de origen perromano. Similar al 'carranc de fusta', produce sonidos estridentes para llamar a los oficios en Semana Santa: “lo divendres sant toquen les batzoles...” (Ferrer, St. Vicent: Quaresma, 1413) 


“batsoles: carraca; instrumento de madera de que usan las iglesias para llamar a los oficios divinos en los días de Semana Santa, en que no se tocan las campanas” (Escrig: Dicc.1887) En 1413 hallamos esta voz de origen desconocido (¿emparentada con el antiguo vasco zabucatu?); pero arraigada en el léxico eclesiástico valenciano. El sust. no vino del Norte, al no figurar en manuscritos coetáneos donde se describen parecidas ceremonias en Cataluña. El vocablo ya estaría en el acervo mozárabe antes de la llegada de Jaime I y, posteriormente, algún derivado pasaría al aragonés, mallorquín y catalán. 


ALCOY –mozarabismo valenciano de étimo ibérico o derivado del latín collum, ‘lloma, montanyeta /coll, collet en chapurriau/’, con el art. árabe al-.
Está documentado desde el origen de la lengua con -y griega; morfología que pasó al castellano, aunque los colaboracionistas han hecho creer lo contrario: “alqueriis de Alcoy” (Llibre Repart., donac. de Jaume I a P. Abat, a. 1248) “dit R. Piquer e sa muller Johana de la vila d Alcoy” (Llibre de Justicia d'Alcoy: Sentencia pridie kalendas Aprilis anno Domini M CC LX III, any 1263)

BARBACHO No hace falta caminar mucho desde mi casa, sólo 200 metros, para observar al 'caragol barbacho' que habita generalmente en tierra, no en las plantas. Voz de origen mozárabe, este molusco de molla negruzca y caparazón blanco es algo más pequeño que el llamado moro: “caragols... ¿son de vinya o barbachos?” (El Tio Cuc, nº 151, Alacant, 1917)

ALAMEDA

Del prerromano álamo, se documenta como mozarabismo hispánico en el 1008 (DCECH, 1, p.107). El derivado ‘alameda’, con pocas variables, era sustantivo mozárabe peninsular que se extendería de Valencia a Portugal: 'alamedi, alimedi, alemede...' (docs. siglo XI). Sin decir el lugar de origen, 'alameda' aparece en otro documento mozárabe del 1218 (DCECH, I, p.106). El arcaico 'alber', según Corominas, hacia el 1500 “havía mort fora del Principat” (DECLLC, I, p.144), posiblemente por anfibología entre alber, albre, arbre, abre; aunque 'alber' consta en algún diccionario, pero no ‘albereda’. Todo indica que el mozarabismo ‘alameda’ tuvo éxito por estar arraigado desde tiempos medievales en valenciano, reviviendo en la literatura popular del Barroco, rompedora del cristalizado léxico eclesiástico y jurídico. También la variable 'alamera', dice Corominas, estaría arraigada en valenciano; aunque no ofrece testimonios (DECLLC, I, p.134) “en eixa alameda” (López, Tomás: Academia, a. 1685, p.25) “Parroquies, Convents, Mercat, Alameda” (Ros: Coloqui del Corpus, 1734, p. 3)

ARCHILAGA

Mozarabismo de desconocido étimo ibérico o prerromano (DECLLC, I, p.377) que daría el árabe hispánico al-yalaqa > aulaga, aliaga, argilaga, ulaga, argelac, etc., hasta llegar a la morfología del valenciano moderno: “de archilagues y barcers” (Ortí, M. A.: Sol de academias, Valencia, 1659, p. 32) 


BARRACA

Vocablo de étimo prerromano o “creación valenciano-arábiga” (DECLLC, I. p.667) que se extendió a otras lenguas europeas: inglés barrack, alemán baracke, lituano barakas, etc. Las primeras documentaciones de la voz son valencianas. 


BARANDAT

Derivado formado en mozárabe (DECLLC, I, p.628); cast. tabique, cat. envà: “stants e portes a uns barandats” (DCVB, en document valenciá de 1457) “caygué un barandat” (Anónim: Vida de St. Honorat, 1495)

BARCELLA, BARCHELLA

Mozarabismo valenciano, “del latín vg. *parcĕlla, contracción de particella, nombre de medida agraria y de capacidad, que tuvo el cambio de p- en b- del mozárabe” (DECLLC, 1, p.642) La 1ª doc. es del 1240 y valenciana: “Et unam barcellam terrae, Repart. Valencia”; añadiendo Corominas: “doc. de 1341, en la grafía normal mozárabe en ch: barchelles” (ib.). La voz pasaría a zonas fronterizas de otras lenguas, desde Tortosa a Murcia.

BARCHETA

Topónimo prerromano d’étimo desconocido, se documenta ‘Barchatam’, ‘Barchetam’ en 1248 (Cabanes, A.: Toponimia, p.75). La grafía valenciana de este mozarabismo, con –ch-, es la que encontramos en el Medievo: “Barcheta” (ARV, Maestre Racional, anys 1373, 1456, 1499...): “Barcheta” (BRAH, Dietari Porcar, 31 de giner 1608, f. 121) Actualmente, los colaboracionistas sólo admiten la grafía con -x- , obedeciendo al IEC de Cataluña.

BARRANC Prerromano, las primeras documentaciones del sust. aparecen en el Reino de Valencia, de donde pasaría a otros territorios. El 'barranc', en valenciano, aludía tanto a los pequeños como el de Carraixet o a los profundos y flanqueados por montañas. Este mozarabismo, además de hidrónimo, es orónimo equivalente al castellano acantilado y cat. penya-segat: 1ª doc. “barranc, barracum” (DECLLC, doc. valenciano de Morella, 1249)

BARRELLA

Mozarabismo valenciano que pasó al catalán, como recordaba Corominas: «barrella, ‘Salsola kali’, planta que se usaba para hacer jabón, así dicha en el Reino de Valencia, forma mozárabe que ha reemplazado a la propiamente catalana parrella, aún general en Urgell y Noguera» (DECLLC, I, p.680): “la hierba llamada barrella que se cosecha en el Reino de Valencia” (Bib. Seminari de Barcelona, Ms. Gil, Pere: Hist. Nat. c. 1622)

BATISTOT –de etimología dudosa, sería mozarabismo derivado del latín battuere y emparentado con en occ. batestau: “la dona... / un batistot li dona” (Romanç nou... cert quidam, sobre un porch que a pes comprá, any 1752)

AYELO Según Alcover, “de étimo desconocido, pero posiblemente prerromano hispánico emparentado con el topónimo vasco Ayala” (DCVB). En el Repartiment de Jaume I ya figura en latín con ‘y’, de raíz mozárabe. En 1445, un Ayelo pasó a manos del señor de Malferit, apellido que dio el apelativo; lo mismo que el otro Ayelo adoptaría el de Rugat “in alcheria qui dicitur Ayello” (Cabanes: Doc. top., p.239; en Llibre Repartiment, 1248). Los colaboracionistas han conseguido imponer a los sanc d'horchata el barbarismo 'Aielo', como manda el IEC de Barcelona. Apenas hemos citado unos ejemplos de voces procedentes del mozarabismo valenciano, pero la lista sería interminable acafollar, aganchar, albarsana, Alpatró, allitendre, amprea, andivia, arrós, ausahes, etc. En gran parte son vocablos desconocidos o despreciados por ser homógrafos a otros castellanos; p.ej., atocha y porche:
PORCHE Equivalente al catalán 'golfa', en valenciano tenemos 'porche' del latín pŏrtĭcu y raíces 
mozárabes. La patrimonial grafía con -ch- pasaría al castellano. La pluralización 'porchens', en –ns ya figura en el 1400. Voz polisémica, en valenciano alude a la habitación más alta de la casa, 'dalt,en el terrat'. Desde el Barroco eran destinados generalmente a talleres de sederos, por lo que irónicamente se llamaba a estos artesanos 'conills de porchens': “havia cinch porchens” (Ferrer, St. Vicent: Quaresma, 1413) “orant com acostumat havia, alt en un porche de la casa” (Corella: Obres, c.1495) “finestres al porche... diu que li falten” (BUV, Morlá: Ms. 666, c. 1649) “el villuter (sic) en son porche / torcent el escarabat” (Segón rahonament entre el Rat Penat y el Micalet, 1802) “porche: azotea, desván” (Lamarca: Dicc. val. 1839) “tu, conill de porche” (Burguet: El tio Sinagües, 1882) Hoy nadie se atreve a desafiar al fascismo filológico que estrangula a la indolente sociedad valenciana, aunque no siempre fue así. El medievalista francés Philippe Wolff, en 1971, escribía: «Esta resistencia del mozárabe a desaparecer informa también de la fisonomía propia que conservó el valenciano en relación al catalán» (Wolff: Origen de las lenguas occidentales, 1971, p.175) ¿Quién usaba el mozárabe? Traducido del árabe al francés, en Prolégomènes cuenta el tunecino Ibn Jaldūn que, en su estancia en Granada (años 1362-1363), observó que el árabe estaba alterado por la influencia de idiomas románicos. Este hecho se explicaría, según Simonet, por ser estos islámicos descendientes de cristianos que apostataron por miedo a la marginación, impuestos... (Simonet: Historia de los mozárabes, 1897, p.788), añadiendo el erudito: «En apoyo de esta apostasía de la antigua raza española, cita la relación que en 1311 hicieron los embajadores del reino de Aragón... durante la celebración del Concilio general vienense. Estos embajadores afirmaron por cosa cierta que en aquella sazón vivían en la ciudad de Granada doscientas mil personas, y que no se hallaban quinientas que fuesen moros de naturaleza, porque todos eran hijos o nietos de cristianos” (Simonet, p.788) Buscando ventajas económicas y sociales que proporcionaba la pertenencia al Islam, también los valencianos anteriores al 1238 se convertían en pragmáticos apóstatas; aunque el cambio de religión D'estudiant tinguí un estudi encalat en un porche, en la Bolsería. Enfront es podía vórer Valencia com un organisme viu, jagantesca creació de nostres antepassats que encá produía molta riquea idiomática. El fascisme expansioniste catalá asoles donava dentolaes chicotiues y el Busne d'Aixátiva encano rebusnava, per sort. Mosatros, sinse escoltar per cap de puesto els 'nosaltres' o el 'amb', baixávem a la clochinería La Pilarica, plena de chalers fartons, a tastar y rechuplar clóchines valencianes (que eren grans, molt grans, no com les d'ara) y béurer vinarra del Reyne


no suponía renegar del romance valenciano. El catalanismo no quiere reconocer esta realidad. Si surge algún mozárabe, como San Pedro Pascual, intentan sembrar dudas de su existencia y, fingiendo imparcialidad y rigor ante el análisis documental, ellos mismos descubren su chovinismo cavernícola; y no sólo me refiero a expansionistas catalanes y sus peones valencianos, capaces de negar hasta la existencia de este mozárabe que escribió en valenciano la llamada Biblia Parva. Los defensores del castellano muestran idéntico cerrilismo. El andaluz Rodríguez de Gálvez publicó en 1903 unos estudios sobre S. Pedro Pascual saturados de erudición, hasta tal punto que el lector cae abrumado ante tal sapiencia... pero hay trampa. Después de cientos de páginas rebosantes de datos y descalificaciones, el delincuente cultural se descubría al rebajar a dialecto las lenguas rivales del castellano: «diversos dialectos, como el vascuence y gallego; y el provenzal en todo Aragón» (Rodríguez de Gálvez, R.: Estudios críticos, 1903, p.280) Tras llamarnos aragoneses y sugerir que los valencianos hablábamos aragonés (ib. p.275), el envalentonado Gálvez afirmaba que S. Pedro Pascual escribió la Biblia Parva en castellano. Su tesis era que el manuscrito original castellano había desaparecido, quedando sólo la copia en una confusa lengua híbrida, suposición que debilitaba la atribución valenciana. En la guerra idiomática todo era válido: «Tenemos, por tanto, que convenir en que S. Pedro Pascual escribió la Biblia parva en nuestro idioma vulgar; en castellano (...) pudo haberse extraviado el original castellano después de hecha la versión catalana-lemosina, y aún las provenzales-valencianas» (Gálvez, 1903, p.280) Y cuando el retorcido arcipreste Gálvez —que emplea el fantasmal título de 'Principado de Barcelona' (p.166)— alude a la lengua valenciana mantiene esa ambigüedad que, deliberadamente, buscaba denigrarla a dialecto provenzal. Toda artimaña dialéctica era buena para, indirectamente, encumbrar al castellano: «¿y de la lengua valenciana, cómo quiere que no sean desconocidos esos vocablos, cuando adquirió importancia y popularidad el provenzal con los poetas valentinos, que dejaron en ella el delicado matiz de armonía y cultura que la adorna?» (Gálvez, p.291) El andaluz Gálvez estaba inmerso en la confusión creada sobre el valenciano por los nacionalistas de la Renaixença: Bofarull, Milá i Fontanals, Jaume Massó, el político Prat de la Riba, etc. Antes de estas maniobras camufladas de erudición imparcial, la lengua valenciana era reconocida por los intelectuales, y ponemos de ejemplo al también andaluz Martín de Ximena (Villanueva de Andújar, 1615). Sesudo autor de obras eruditas, respecto a la Biblia Parva nos dice: La lápida sepulcral de S. Pedro Pascual aún figura sobre la Puerta de la Luna de la catedral de Baeza, . No obstante, quienes defienden que el mártir escribió su Biblia Parva en castellano o catalán, no en valenciano, lo niegan. (Ximena, Martín de: Sepulcro de S. Pedro Pascual, en Obispos y Annales, 1654, p.304) 


«Para este fin compuso luego que entrò en aquella prisión vn Libro intitulado Biblia Pequeña en su lengua materna Valenciana, a modo de Catecismo» (Martín de Ximena: Cat. de los obispos, 1654, p.289) Las mil disputas bizantinas sobre el mozárabe Pedro Pascual, nacido hacia el 1227, son exponente de la batalla lingüística para disociar la Biblia Parva del idioma valenciano, y aquí han participado desde el andaluz Gálvez al catalán Jaume Riera. Como advirtió Ximena en 1654, tras los incendios de archivos en siglo XIV (año 1368) muchos datos de la biografía desaparecieron, aunque las once bulas que el P. Jaime Villanueva localizó en 1774 en los archivos del Vaticano ofrecen fechas concretas sobre S. Pedro Pascual, como la de su muerte en Granada el 6 de Diciembre de 1300. La Univ. de Valencia, siempre paladín del autoodio, califica de 'pseudo' al santo mozárabe: “Pseudo Pedro Pascual: Sobre la secta mahometana, Univ. de Valencia, 2011”. Estos colaboracionistas que tan ardorosamente practican la autodestrucción, son arcangélicos blandiblú en relación a los fraudes del fascismo catalán, como las ridículas 'Regles d'esquivar vocables', falsificación del año 1930 efectuada por Jaume Massó, del IEC. En fin, la devoción a S. Pedro Pascual fue aumentando en Granada y Baeza desde la fecha de su muerte, realidad que ahuyenta dudas sobre su existencia. En 1492, reconquistada Granada, los Reyes Católicos mandaron edificar un templo para recuerdo de los martirizados por su fe. En la inscripción figuraba el nombre del mozárabe valenciano. El idioma valenciano en Cataluña A mediados del XIX, el creciente nacionalismo catalán —que basaba en la ansiada unidad del idioma su estrategia (léase aniquilación del valenciano)— extendía tentáculos en el mundo universitario. No obstante, hacia 1850 no existía un fascismo idiomático que controlara todo, absolutamente todo, como sucede en 2016. Así, en la Univ. de Barcelona ejercía la Cátedra de Botánica el Dr. Miguel Colmeiro, erudito prolífico y académico de varias instituciones nacionales y extranjeras. En 1846 publicó un catálogo de plantas “observadas en Cataluña” con nombres catalanes, castellanos... y valencianos. Más que la flora y su léxico, lo interesante es la certidumbre de este científico en la singularidad de la lengua valenciana, una postura incómoda para un profesor de la Universidad de Barcelona, donde la presión nacionalista iniciaba su acoso al disidente. Colmeiro se mantuvo firme en la atribución de la nomenclatura botánica, aunque en su obra no se planteara analizar por qué muchos nombres catalanes procedían del valenciano, como 'estramoni': «Nombre catalán: stramonium» (Colmeiro: Catálogo, 1846, p.115) La palabra 'stramonium' no era catalana. Voz del latín botánico y del inglés moderno, es en valenciano donde se documenta 'estramoni' por vez primera, según advertía Colominas: «Estramoni... el testimonio de Ausias March es el más antiguo del vocablo en cualquier
 lengua» (DECLLC, III, p.794) Palabra extraña a los medievales castellano y catalán, es el valenciano Cavanilles quien volvería a citar la planta en el siglo XVIII: «El estramonio crece con abundancia en aquellos campos, principalmente en los contiguos al término de Alberích» (Cavanilles: Obs. sobre… agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, 1795) Colmeiro también ofreció la grafía valenciana copiada de Cavanilles: “cast. estramonio...; val. estramoni” (Cavanilles: Obs. , 1797) “estramoni, val.” (Colmeiro, 1846, p. 46) Evidentemente, 'estramoni' era un sust. arraigado en el valenciano del 1400, como demuestra su uso por Ausias March, pero la palabra era desconocida en catalán y en castellano en el s. XV. En inglés se documenta 'stramonium' en 1677; y el fr. 'stramonium', desde 1694 (DCECH, II, p.803). La Datura stramonium, de efectos narcóticos y hasta mortíferos, era usada en pócimas medicinales, mágicas y brujeriles desde la Antigüedad. Y así lo emplearían los valencianos, como sugiere el propio Ausias March al recordar en metáfora poética que el 'estramoni' era bueno para cerrar los ojos, es decir, narcotizar o envenenar. La voz valenciana, que no vino del Norte, estaría en uso en el mozárabe valenciano. En castellano aparece hacia el 1550, un siglo después que en valenciano y con grafía latinizante: “y assi paresce esta planta ser la Stramonia de Dioscórides” (Acosta, Christoval: Tractado de las drogas, 1578, p.91).

FRAULA, FRAULERA Según Corominas, sería un mozarabismo valenciano derivado del latín vulgar *fragula (DECLLC, 4, p.160). La voz pasaría a zonas fronterizas del Reino, aunque en Cataluña no llegó a sustituir a 'maduixa': “cat. maduixera; val. fraulera marioches” (Colmeiro, 1846, p.48)

Por cierto, el tratado de 1846 mantiene la sorda final -t de 'julivert', morfología ancestral e invariable, hasta que Jaume Massó escribió el falso arcaísmo 'juliverd' en sus fraudulentas 'Regles d'esquivar vocables' de 1930. El profesor Colmeiro fue correcto en la grafía: “cat. fumisterra; val. julivert bort” (p.7) Aunque no era su propósito, Colmerio aportaba variedad de vocabulario botánico del Reino al copiar, según decía, de Palmireno, Labernia, Cavanilles, etc. “cat. mongeta; val. fesoler” (Colmeiro, p. 45) “cat. espunidella; val. quallallet” (p.74) “cat. pastanaga; val. safanoria” (p.69) “cat. escanyallops; val. matallops” (p. 5) “cat. bossas de pastor; val. surronet de pastor” (p.11) “cat. tilia; val. farot” (p.27) “cat. líjula; val. agrelles de riu”(p.30) “cat. bruc; val. sepell” p.101) “cat. consolda real; val. pelicans de camps” (p.5) “cat. canabassa; val. herba de talls” (p.74) “cat. gessamí; val. jesmil” (p.106) “cat. taparera; val. taperer” (p.18) “cat. viola de ca; val. violeta de gos” (p.20) “cat. arbre monjate; val. contera pudenta” (p.33) “cat. margaridussas; val. papagalls de primavera” (p.70) “cat. escombra; val. granera” (p.89) “cat. manxibuls; val. mansiulo” (p.4)

La lengua valenciana muestra su raíz mozárabe en nombres botánicos como 'fenoll de rabosa', pues 'rabosa' (cat. guineu) sería “herencia mozárabe” (DECLLC, VII, p.24). Por cierto, el val. 'fenoll' es fiel al étimo latino fenŭcŭlu, no la corrupción catalana 'fonoll' que los colaboracionistas de la AVL han incluido en el Dicc. Normatiu Valencià. Colmeiro muestra la grafía correcta: “val. fenoll de rabosa” (p.61) La creatividad también singularizaba el léxico llegado de América: “val. palera chumba” (p.59) Este idioma que, más o menos, era respetado en la Barcelona de 1846, hoy es destruido por los profesionales de la catalanización. El catedrático recogía nuestras voces: “val. gerani pudent” (p.29) “val. matagall” (p.70) “val. matapuses” (p.70) “val. pa de granotes” (p.172) “val. alficós” (p.8) “val. siricós” (p.23) Cada una de estas voces tenía su historia. Así, del latín paeonĭa surgió la 1ª doc. del derivado 'peonia' en el valenciano Macer de les erbes del siglo XV, pero la morfología fue singularizándose hasta llegar a nuestra 'ampoina', recogida por botánicos como Cavanilles y copiada por Colmeiro en 1846: “val. ampoina” (p.5) Aunque el tratado ofrece nombres en valenciano y castellano, la finalidad de Colmeiro la expresaba en el título: 'Catálogo metódico de plantas observadas en Cataluña, particularmente en las inmediaciones de Barcelona''. La obra estaba destinada a “los jóvenes que estudian la Botánica pura, y particularmente a los catalanes a quienes dedico este trabajo mío” (Colmeiro, LIX). En su entusiasmo, el gallego Colmeiro había aprendido catalán y, en la misma obra, añadió una 'Nomenclatura' con la normas sobre “la pronunciación de las letras en catalán para inteligencia de los que, no sabiendo leerlo, quieran servirse de este vocabulario” (Colmeiro, Nomenclatura, 1846, p.3) Este amor a la lengua de su coetáneo Bofarull le hizo cometer deslices al catalanizar nombres copiados de Palmireno o Cavanilles: Cavanilles “junch boval” (Cav. Obs. 1797, p.329) Colmeiro “val. jonch boval, Cavanilles” (Colmeiro, 1846, p.158) 


Cavanilles “marcet en penacho” (Cav. 1797, p. 329) Colmeiro “val. marcet en penatxo” (Colmeiro, 1846, p.155) Cavanilles: “carchofera” (Cav. p.337) Colmeiro: “carxofera” (Colmeiro, p. 8) Cavanilles “punchosa” (Cav. p. 324) Colmeiro“punxossa, val.” (Colm., p.18) Quizá algún censor catalanizó en imprenta estas morfologías, pues Colmeiro respetó escrupulosamente otras. Así, ofrece el catalán 'xufla' (p.100) acompañado del nombre valenciano copiado de Cavanilles: “junsa chufera” (Cavanilles, 1797, p. 324) “chufes y junsa chufera, val. ex Cav.” (Colmeiro,1846, p.100) El bagaje de léxico botánico valenciano de este tratado, aunque limitado, es valioso por no hurtarlo para el catalán, como ahora hace el fascismo expansionista. Entre otros, Colmeiro recogió los siguientes nombres: “bocha blanca, val.” (p.23) “val. bufeta paternostrera” (p..26) “bufalaga, val.” (p.26) “herba pansera, val.” (p.25) “sirer val.” (p.35) “edra, val.” (p.43) “estacarosins val.” (p.45) “estepa achocasapos, val.” (p.46) “ungla de gat, val.” (p.97) “abellera, val.” (p.3) “agrelles de riu, val.” (p.6) “asever,val.” (p. 6) “pinter de pastor, val.” (p.7) “aladern allitendre, val.” (p. 7) “alballage pelut, val.” (p.8) “albayda, val.” (p. 8) “sigroner, val.” p.34) “albardí, val.” (p.8) “alfolves,val.” (p.8) “val. carrasca” (p.9) “ansega, val.” (p.11) “faba, fabera” (p.47) “oró de montanya, val.” (p.47) “tomello, val.” (p. 48) “fesoler, val.” (p. 48) “llengua de pardalet, val.” (p.61) “lletugueta de sequia, val.” (p.64) 


El catalán que conoció Colmeiro en la Barcelona del 1840 era muy distinto al valenciano. Obsérvese en el texto la construcción 'la María', con artículo ante nombre propio; o pluralizaciones en -as: queixas (val. queixes), minyonas (val. chicones), diàlogo (val. diálec) mastressa (val. mestra)... Ya en el famoso Sermón de Manescal, predicado en la catedral de Barcelona el 4 de noviembre de 1597, hallamos “las armas de Catalunya” (f.29v) 'las plomas” (f.f.8v) “cosas” (f.8v) “figuera no tenia figas” (f.8v) y “a la tarde (sic) va declinant lo sol” (f.6); que poco a poco daría el castellanismo 'tarda', hoy reverenciado e incluido por los colaboracionistas de la AVL en el falso Diccionari Normatiu Valencià. 

“asusena marina, val.”(p.66) “pesoler, val.” (p.80) “pimentonera, val.” (p.81) “regalissia, val.” (p. 85) “salser mimbrer, val.” (p. 89) “sarpa de llop,val.” (p.90) “sirimomo bort, val.” (p.92) “ull de bou girasol, val.” (p. 96) “ventolera, val.” (p. 97) El ingenuo Colmeiro, pese a aprender la lengua y redactar el mejor tratado catalán de botánica, cometió el error de respetar el idioma valenciano en Barcelona. Los nacionalistas de la Renaixença no podían soportar que Colmeiro divulgara lo evidente: «la correspondencia latina de los nombres castellanos, valencianos, aragoneses o catalanes de varias plantas» (Colmeiro, p.XIX) Aunque el sabio gallego sufriera presiones, no era un científico acomodaticio que claudicara ante el monstruo del nacionalismo expansionista. De ahí su testimonio, que se podría calificar de heroico en la guarida del terror de la Univ. de Barcelona. Su mensaje era nítido: «Moritzi bajo la dirección de De Candolle reunió en un diccionario especial cerca de cien mil nombres de plantas pertenecientes a sesenta y siete idiomas. Probablemente no entrará en este número el catalán, aunque acaso sí el valenciano» (Colmeiro: Cat. 1846, XVIII) Algo desagradable le sucedió a Colmeiro tras la publicación del tratado en Barcelona, ¿los nacionalistas de la Univ. de Barcelona le manifestaron desprecio por su independencia intelectual? A los pocos meses solicitaba traslado a la Univ. de Sevilla. Nunca más volvería a Cataluña. El mejor botánico español del siglo XIX culminó su carrera como director del Jardín Botánico de Madrid, además de ser Decano de la Facultad de Ciencias y Rector de la Universidad madrileña.
Los exquisitos 'cuols' valencianos En el siglo XVII se documentaba un 'cugol' valenciano que, supuestamente, derivaría del latín cōda < cauda.
El inconveniente es que 'coa' y 'cua' mostraron caída de la -d- intervocálica desde el siglo XIII, por lo que la insólita evolución de cu(d)a > cu(g)ol > cuol sería autóctona y, probablemente, de formación mozárabe: “cugols, bolets y naps” (Bib. Univ. Valencia, Relació del carrer d’Alboraya, 1687) No obstante, 'cugol' mostraba anfibología con dudosos derivados del latín cucullum (p.ej., el cat. cugul); modelando nuestros antepasados la morfología 'cuol', sin riesgo de confusión semántica ¿Quién dudaría de que la siguiente frase está en valenciano moderno, no en catalán o castellano?: “cuols d'all frechits en hous” (Gadea: Ensisam, 1891, p.27) 


Tampoco se confundiría el sust. cuol con cugot, insulto aplicado por el retor Porcar a un diablo: “sen anás cugot en hora mala” (BRAH, ms. Dietari Porcar, a.1613), y a unos frailes: “cugots” (Diet. Porcar, a. 1614, f.200) La casa por la ventana, ¿origen valenciano? El modismo 'tirar la casa por la ventana' se utiliza en castellano para describir una comportamiento de gasto sin límites o despilfarrador. Locución de incierto origen, la casi totalidad de autores asegura que nació en Madrid después de que Carlos III creara en 1763 la lotería nacional. Los afortunados tirarían objetos y muebles viejos por la ventana para demostrar la novedosa opulencia. En esta teoría hay datos que no se tienen en cuenta, como que la primera documentación de la frase surge en valenciano; no en castellano, gallego o catalán: “festes y més destes, y tirant la casa per la finestra” (Galiana: Rond. 1768, p.25) El texto pertenece a la Rondalla de Rondalles de fray Luis Galiana (Onteniente, 1740); y el modismo encaja en la narración de la visita del pretendiente Pep de Quelo a la bella Eufracieta. El citado, que posee riquezas, es recibido por el padre de la joven sin reparar en gastos. El 'mesquinot de son pare' ansiaba la boda entre Eufracieta y el rico Pep, pero la chica 'no volgué casarse en ell' (Rond., p.26). Esta sería la 1ª doc. de 'la casa per la finestra', y desmiente el vínculo con la lotería de Carlos III ¿Existe otra documentación de la frase en el español coetáneo de Rondalla de Rondalles? Sí, la de 1786 en el 'Eusebio', novela extraña de protagonistas cuáqueros y católicos en territorios tan distantes como España y Pensilvania. Respecto al modismo, en el 'Eusebio' lo hallamos en otro contexto sin relación con la lotería de Carlos III: «Eusebio. Te confieso que no sé comprehender la causa del exceso de esa tu alegría por mi casamiento: ¿qué es lo que te incita a tales extremos de contento? Eixos cuols d'alls me'ls venen un matrimoni de jovens d'Elig en sa paraeta, prop de ma casa. Hui soparé tortilla en cuols y gotet de Monóver. El vi fa sanc y l'aigua fanc


Alt. ¿No oyó decir Vmd. que en días tales se suele echar la casa por la ventana? Eso es lo que yo quiero significar e imitar. Eus. ¿Y viste jamás echar la casa por la ventana? Alt. No señor; pero se dice, como digo yo también, de que estoy fuera de mí de gozo, y ve Vmd. que estoy muy quedo, y muy sobre mí» (Montengón, Pedro: Eusebio, 1786) Y, casualmente, resulta que el autor del 'Eusebio' era otro novelista valenciano, el jesuita Pedro Montengón (Alicante, 1745) que, curiosamente, residió en Onteniente los años 1766-1767, cuando Galiana tenía acabado el manuscrito de Rondalla de Rondalles. Estos dos frailes con inquietudes literarias debieron tener largas conversaciones en la pequeña localidad, lugar donde estaba arraigada la frase 'tirar la casa per la finestra', alusiva a los extraordinarios gastos en los 'días tales' del casamiento. De momento, estas serían las primeras documentaciones del modismo que, evidentemente, lo anclarían al valenciano mientras los defensores de la atribución madrileña no aporten pruebas de su teoría. El significado original aún se mantiene en español: “Boda de 'príncipes' en un pueblo de Granada... el padre de la novia, ha tirado la casa por la ventana” (LOC El Mundo, 14 de mayo de 2016, p.5) Quizá algo similar sucedió con la expresión 'a la virulé', supuestamente derivada del fr. bas roulé (Dicc. María Moliner).

Los estudiosos afirman que se aplicó originariamente a la forma de llevar las medias, aportando como 1ª doc. un texto de Moratín: “casaca de terciopelo, medias a la virulé” (Moratín: Discurso preliminar a las comedias, 1825) Más probable sería su derivación del fr. virole (del latín 'viriola', brazalete), étimo del español virola, asociado a objetos de forma circular. En valenciano encontramos una cita anterior a la de Moratín, alusiva a la montera , “prenda para abrigo de la cabeza, que generalmente se hace de paño y tiene varias hechuras, según el uso de cada provincia” (DREA): “la pipeta va que bola, montera a la virulé” (Galiana: Rond. de rondalles, 1768, p. 24) No me apetece investigar qué tipo de montera usaban los valencianos en 1768. Dejamos este tema abierto para que algún ricohombre de la AVL nos ilumine sobre si esta es la primera documentación del modismo y el posible origen regnícola. No hay duda de que 'l'ull a la virulé' muestra un área amoratada más o menos circular. El fuego amigo de los pomposos arcaizantes En 1820 salía de imprenta otra edición de Rondalla de Rondalles con pequeñas modificaciones que, a juicio del corrector, mostrarían un valenciano más culto que el usado por Galiana en 1767. Así, la creciente palatalización inicial de l > ll se interpretaba como vulgarismo, cuando realmente era rasgo singularizador. Lo tenemos, p.ej., en morfologías valencianas como lliteratura, llograr, llíquit, lliquidar, etc. Obsérvese el cambio de una a otra edición: «pera llograr ma pretensiò» (Rond. , 1767, p.3) «pera lograr ma pretensió» (Rond., 1820, p. 3) Los literatos del Barroco y la Ilustración usaban un idioma vivo, en constante evolución. Incluso en 

un mismo autor observamos los intentos por eliminar ambigüedades semánticas por medio de ligeros cambios morfológicos. Así, el dominico Luis Galiana mantiene en Rondalla de Rondalles un modelo arcaizante que imitaba al de su editor, el notario Carlos Ros; pero hacia el final de la obra utilizaba soluciones a problemas anfibológicos. Como es sabido, el valenciano moderno tiene hepentética para eliminar confusión homográfica con el verbo oír (tu ous, ell ou): El transcriptor de la edición de 1820 (gracies, Frank, per este regal) alteró la grafía que, poco a poco, terminaría imponiéndose en valenciano moderno, no en catalán: “una moneta (de Pascua). que tinga dos hous” (Romanç del jochs, c.1730) “¿Ous caquechar les gallines?” (Gadea: Ensisam, 1891) “se ou la veu de...” (Badenes: Tápat sego, 1945) “La cosa está clara ¿Ou? .-—Sí; clara y robell: hou” (Vicent, A.: La casa de les gabies, 1926) El dominico de Onteniente ya usaba el pronombre personal 'mosatros' (Galiana: Rond. 1768, p.78), y, en la misma página, observamos el sust. 'enredro', posverbal del valenciano 'enredrar', que el transcriptor de la edición de 1820 castellanizó o catalanizó en 'enredo': “en sos enredros” (Galiana: Rond. 1768, p.78) “en sos enredos” (Rond. ed. 1820, p.65) La importancia del valenciano 'chiu-chiu' ¿Vale la pena dedicar unas líneas al simple 'chiu-chiu' de los pájaros? Corominas sí lo creía y dedicó páginas atiborradas de erudición y densa prosa para arrimar el ascua a su sardina del fascismo filológico. Ciertamente no ocultaba que la 1ª doc. era del valenciano clásico, el 'chiu-chiu' de Gaçull (a.1496); pero aderezaba el dato para aislarlo como rareza y arcaísmo morfológico al pasar al 'giu.giu... el sonido de los gorriones” (Ros: Dic. 1764, p.123). Con idéntica finalidad selecciona la onomatopeya en Rondalla de Rondalles, silenciando que el novelista Galiana imitaba el estilo falsamente arcaizante de Carlos Ros, al que estaría agradecido por haberle editado la novela (a. 1768). El dominico Galiana utilizaría como vademécum el diccionario de su mecenas Ros, donde el notario buscaba distanciarse del castellano. Por esta obsesión inventaba Ros monstruos morfológicos como 'giu,giu' y, en el mismo dicc., “argiu, argihuer” (Dicc.1764, p.343), pese a que 'archiu' y 'archiver' eran cultismos patrimoniales (ricartgarciamoya.com DHIVAM) derivados del latín archīvum, archivarius; igual que sus parientes léxicos el ingl. archive; fr. archives; cast. archivo, al. archiv, checo archiv, etc. Fruto de esta quimera arcaizante es la grafía usada por Galiana: 'tot lo dia giugiu a la orelleta” (Rond. 1768, p.24); pero en valenciano era y es 'chiu chiu'. Lo podemos comprobar en los muchos ejemplos que Corominas ocultó: “tots los anys òus” (Edición de Rond. a. 1820, p.76) “tots los anys hous” (Galiana: Rond. a. 1768, p.91) Como onomatopeya del canto de los pájaros: “dins en lo niu, /... lo chiu, chiu” (Gaçull: Lo sompni de Johan Johan, 1497) “a tot hora tinc el chiu, chiu dels pardalets clavat” (El pare Mulet, 1877, p.13) La morfología clásica perduró en valenciano moderno, convirtiéndose en polisémica. Así, con doble sentido la hallamos en paremiología poética: “y a la rau-chiu-chiu, els pardals son grosos y sen van al riu” (Ensisam, 1891) La onomatopeya era apropiada para expresar el silbido de los proyectiles: “y sentirse el chiu chiu de les bales” (El Mole, 1837) Y expresaba la conversación interminable o tediosa: “soparem pronte, y chiu chiu, parlarem de llarc” (Lladró: El titot de Nadal, 1876) “aixó d´estarse hores y més hores... en lo chiu chiu, es capás d´aixeringar a tots...” (Caps y senteners, 1892) También el habla solapada, inquieta, de voz queda casi inaudible: “vosatros así, chiu, chiu, y fent la mosqueta morta” (Valero: Dos fotógrafos ambulants, 1921) Podríamos seguir con testimonios, pero son inútiles. Topetamos con el pétreo muro del fascismo filológico expansionista que, acatando mandatos del IEC de Cataluña, prohíbe la morfología chiu chiu a los sanc d'horchata, al considerarla inculta, vulgar y propia de catetos blavers. El money es el money, y los parásitos colaboracionistas que estarían vendiendo pañuelos en los semáforos son ahora millonarios. Les da igual que se usara en el siglo XV o en el XX. Con decir a la chusma aborregada que 'chiu chiu' es castellanismo, todos agachan la testuz y soportan la ignominia. Ningún académico les dirá que son morfologías que el valenciano compartía, por ejemplo, con el occitano. La AVL del 'Cagamutxo' sólo admite la grafía xiu-xiu, tal como ordena desde Cataluña el IEC a los frenéticos nacionalistas que orquesta el jovial reversible Ramonet Ferrer.

En 1647 se publicaba en Toulouse 'Las obros de Pierre Goudelin', escritor nacido en la misma ciudad en 1580. En el diccionario provenzalfrancés que figura en 'Las obros' aparece la onomatopeya 'chiu-chiu' escrita como lo hacía Jaume Gaçull en el siglo XV, con la ch- valenciana /chapurriau/ y occitana. «chiu, chiu, piulement cry d'un petit poulet» (Gaudelin, P.: Las obros, Amsterdam, 1700)

Es interesante, por su relación con la manipulación histórica de los parásitos, la composición occitana que incluye Goudelin sobre el mercenario Beltrán Duguesclín (+1380), aventurero francés que participó en las guerras fratricidas de la España del siglo XIV. Según Goudelin, también fue narrada esta expedición por Jean de Casaveti 'dans son Livre imprimé a Toulouse l'an 1544', y en el manuscrito 'en lettre fort ancienne' que se custodiaba en el archivo de “Monsieur de Jossé, Conseiller du Roi an Parlement de Toulouse”. El texto ridiculiza a los inmersores colaboracionistas que clavan en la mente de los niños los disparates de 'rey de Catalunya, reino o imperio de Catalunya, Corona Catalana...”. La imparcial nomenclatura usada por los occitanos del siglo XIV solo recoge al “Rey d'Aragon' (la 'cançon' también cita al de Castilla) y, por supuesto, al territorio 'd'Espagnia':
«Cançon ditta la bertat, fatta sur la Guérra d'Espagnia, fatta pel generoso Guesclin, assistât des Nobles Moundis de Tholosa. Donna Clamença fe bous plats, lou bous diré pla las bertats, De la guérra que s'es passada, Entre Péy, lou Rey de Leon, Henric soun fray, Rey d'Aragon, E' dab Guesclin soun Camarada” 


El 'chicho' del valenciano moderno El etimólogo Corominas recogía el sust. «xitxo 'gos', valencià» (DECLLC, IX, p.562), remontando la 1ª doc. al cercano 1928; dato que manipula su antigüedad y grafía. La voz estaba arraigada desde hacía siglos en valenciano, y con la ch- que tanto incordia al IEC y su fiel mascota AVL: “¡voto a el chicho!, / ya que tant me hu...” (Coloqui... una que li díen Crisóstoma, c.1760) “tots le fan el chicho” (Conv. entre Nelo y Quelo, Imp. Onofre García, 1787) “este gos... solta el bosí, chicho, ¡sus!” (Baldoví: El virgo de Visanteta, 1845) “un chicho, que no sap més que lladrar” (La Donsayna, 1845, p.182)
Hay otro dato que obvia Corominas. En el dicc. de Pierre Goudelin encontramos el occitano 'chichou', al que acompaña su traducción francesa 'un chien



Arturo Quintana Font sabe mucho sobre occitano y aragonés, pero los ningunea en favor del catalán
Arturo Quintana Font sabe mucho sobre occitano y aragonés, pero los ningunea en favor del dialecto catalán
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(Las obros, 1647) No hay duda del parentesco entre la voz valenciana y la occitana. Hay más vocablos que, aunque de distinto semantismo y obviando la metátesis, hacen sospechar de un antiguo e ignorado étimo común, como tatarot y tararot: “tatarot” (Goudelin: Las Obros, 1647) “tararot” (BNM, Mulet: Ms. Infanta Tellina, c. 1660) El diccionari de Pierre Goudelin, aparte de voces comunes al valenciano ('ros, rosée”), muestra morfologías de los días de la semana en occitano y francés, a las que añadimos las del valenciano moderno en negrita: dilus, lundi, dilluns, dimars, mardi, dimats dimecres, mercredi, dimecres dijaus, jeudí, dijous dibendres, vendredi, divendres, dissatde, samedi, disapte, dimenge, dimanche, dumenche Más de uno, al leer obras valencianas de siglos pasados, siente vértigo ante las dudas ortográficas y morfológicas en textos del mismo autor; pero igual sucedía en los demás idiomas, incluido el occitano de Pierre Goudelin. Este aparente caos no era decadencia da la lengua valenciana, sino característica de vitalidad y constante evolución. Tal situación era consecuencia de no estar regulada por normas, argumento que los colaboracionistas aprovechan actualmente para asesinarla en la escuela con la inmersión; es decir, enseñando catalán y argumentando que es lo mismo decir 'avui' que 'hui'; o mentir al decir que la construcción sintáctica con la prep. valenciana 'en' (arrós en fesols y naps) hay que sustituirla por la catalana 'amb'.

Los sindicatos, insaciables devoradores del presupuesto, saben que cuanto más catalanicen, más subvenciones recibirán de la Generalitat de Chimo Puig. En el carrer Pablo Iglesias d'Alacant (abans dit d'Onésimo Redondo), está la cachapera de la UGT en uns angrantons que, per fas o nefás, aprofiten cuansevol barafunda pera tráurer els llansols de cuatre barres tarquimoses y lletreros en catalá.
Aixina, el passat dimats aparegué el de “Avui una altra dona...”. Per lo vist, com son una cáfira d'andalusos, manchecs y murcians, desconeixen que 'avui' es corrupció catalana; y 'altra', un arcaisme que'n valenciá sería 'atra'. Tenen la ma foradá... en dinés de mosatros. Y encá bafanegen de lliberals uns bufaculs que, tinatana tinatana, respalen y llepen el copró y lo de baix al fascisme expansioniste catalá ¡Quína malagana dona esta genteta de calbot y monyigols!. 



¡Quína malagana dona esta genteta de calbot y monyigols! Ignacio Sorolla VIdal


La Moma del Corpus y la Muma d'Elig 

CHOPAR

De étimo desconocido, algunos señalan sin convicción al románico *exsuppare, sin descartar que procediera de la onomatopeya chop; aunque la existencia de vocablos de esta familia léxica en idiomas como el bretón, italiano o valenciano apuntaría al origen prerromano.
El verbo 'chopar' está prohibido por la Generalitat de Chimo Puig y los colaboracionistas de la AVL, que sólo admiten la grafía 'xopar' impuesta por el IEC de Cataluña; aunque ya el ilustrado Mayans mostraba la forma moderna en el siglo XVIII: “chopar: empapar” (Mayans: Voc. Val. 1787) Y no sólo era el citado erudito, sino los escritores valencianos de los siglos XIX y XX: “tot chopat de dins d’un charco” (Llombart: Tabal y donsayna, 1879) “me chopá de dalt a baix” (Escalante: Matasiete, 1884) “que dus la roba chopá” (Camilleri, Mª Luisa: El repatriat, c. 1925) Lamentablemente, por aquello del qué dirán, hay quien imita a los catalanistas y escribe, p.ej., 'Es xopà fins la Moma', aludiendo al poema sinfónico compuesto por Salvador Giner (Valencia, 1832- 1911). La composición describe la procesión del Corpus interrumpida por un tremendo aguacero que empapa a los asistentes, 'tots chopats'. Acabada la lluvia se reanuda el cortejo hasta entrar triunfalmente, con himnos y volteo de campanas, en la catedral. Es una gran obra del maestro Giner, al que si pudieran los fascistas idiomáticos le cambiarían su apellido por el catalán Gener. Cuando los idiomas no sufren el acoso del antropófago expansionista (en nuestro caso, el catalán) mantienen sin problemas sus características morfológicas. En el diccionario occitano-francés del susodicho Pierre Goudelin encontramos 'chop, monillé', 'choupa, moüiller' (Goudelin: Las Obros, a.1647). En valenciano no tenemos el adj. 'chop' (mojado) al bloquear esta casilla léxica el sustantivo botánico 'chop' (¿de un latín vulgar *cloppus): “com canya vana, / popul, chop...” (Roig: Espill, 1460) “chops” (Beuter: Anals, 1538, c. V, pl. 5) “chop: el chopo” (Ros, Carlos: Tratat de adages, 1736, p. 111) “rama de algún chop” (Un pillo y els chics educats en..., 1846, p.55) “abre blanc, chop” (Pla y Costa, J.: Ms. Dicc.val.c. 1850) Nombre de árbol arraigado en la Edad Media, presente en los clásicos, existiría en la época musulmana (según Corominas), lo que daría un posible mozarabismo en su formació. Y qué cierto era aquello que decía mi madre de que 'les paraules s'anredren com les sireres', pues vuelvo al amigo Sansano d'Elig que, el otro día, le daba vueltas al extraño sobrenombre de su familia, conocidos antiguamente como 'els mumos'. Al tener apuntes tomados de sus ancianos parientes, recordaba que “a sa reahuela Josefa Sempere li díen la muma, y era prou lleja. La veritat es que teníen renom de ser tots llejos tromputs ¿Tindrá astó que vórer en la moma y els momos del Corpus?'. La fecundidad inventiva del idioma, con la alternancia vocálica moma, momo, mumo, evocan una herencia de lenguas clásicas o preclásicas que, ante la ausencia de esta familia léxica en Aragón y Cataluña en el Medievo, apuntaría a mozarabismo. Con lógica, Sansano supone que si los momos simbolizaban a los 7 pecados o vicios capitales, tampoco mostrarían belleza en su caracterización. Recuerda que, de niño, cuando se enteró del sobrenombre familiar le causó impresión, pues las antiguas familias ilicitanas aún conservaban la frase '¡Chiquet, no sigues roín o t'agarrará el mumo!'. Los parientes léxicos de raíz reduplicada mm se hallan por doquier en Europa: el antiguo it. 'far le mùmmie', al. 'mummerei', etc. Es enigma alrededor de la incógnita del origen de Moma y sus danzantes. A Momo (diosa, según eruditos como Pierre Grimal) hija de la Noche y hermana de las Hespérides, el mundo clásico la consideraba divinidad del Sarcasmo, y no deja de serlo la indumentaria femenina que oculta a un hombre en el Corpus. El recuerdo de Momo-Moma perduró en lugares fertilizados por la cultura clásica, desde el Limes Germanicus al Reino de Valencia, donde nuestros clásicos confirman en prosa y verso el arraigo de estos personajes (con las habituales dudas morfológicas: moma, momo, moms, momos): “grans focs... moms e grans festes” (Roig: Espill, 1460) “e danses e momos... entramesos” (Martorell: Tirant, c. 1460) “en respecte de les robes dels momos, que son trenta tres de homens, y tres dones” (Cap. del Quitament de la Ciutat de Valencia, 1662) No hay fuentes de los siglos XIII al XVI que asocien pecados capitales y momos ¿Se les dio barniz de cristianización a estas danzas de 'momos', de origen pagano, tras el Concilio de Trento? Una cosa es cierta. La Generalitat Valenciana —virtuosa del autoodio a costa del contribuyente— ningunea a la clásica Moma y sus danzantes, por no asociarse a ningún espectáculo similar en Cataluña; pero los mismos colaboracionistas enloquecen con la plomiza moixiganga de Algemesí (lo de 'muixeranga' es voz inventada en el siglo XX); y no hay festejo en Valencia donde los tartufos no subvencionen generosamente las patéticas torretas humanas para hacernos creer que somos una colonia de la Gran Cataluña. Qué podemos esperar de un pueblo que vota a quien nos destruye y, silente, deglute heces idiomáticas de la AVL del 'Cagamutxo y cobra más'. Tratado del año 1677 con nombres botánicos en latín, portugués, valenciano, etc. Ahora, todo lo idiomáticamente valenciano lo entierra la AVL en la fosa catalana, bien prohibiendo morfologías o callando detalles positivos; p.ej., del plural valenciano 'rabins' (Roig: Espill, 1460) se formó rabbinus en el bajo latín de toda Europa, de donde también surgió el derivado rabínic (DECLLC, VII, p.23)



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Diferències entre valencià i català
Valencià: Dragó, Folga, Somiar, Sicòlec, Mege, Juge, Colege, Saltamontes, Ona, Estiuar, Vacacions, Bolletí/Boletí, Dorada, Trencacaps, Peluqueria, Corage, Salvage, Darrere/Raere, Neumàtic, Arrere, Tio, Antepassat, Vosatros/Vosatres/, Verp, Madrit, Real, Eixemple, Salchicha, Coentor, Llavors, Camiseta, Cansoncillos/Calçons, Per Mig De, Coche, Clòchina, Polp, Atra, Semana, Bombeta/Bambolla, Atre, Càmara, Almagassem, Fí de semana, Autumne/Primavera d'hivern, Chimo, Secadora, Jusgat/Jujat, Ací, Pròlec, Escabussar, Títul, Llaurador.

Català: Drac, Vaga, Somniar, Psicòleg, Metge, Jutge, Col·lege, Llagosta, Onada, Estiuejar, Vacances, Butlletí, Daurada, Trencaclosques, Perruqueria, Coratge, Salvatge, Darrera, Pneumàtic, Enrrere, Oncle, Avantpassat, Vosaltres, Verb, Madrid, Reial, Exemple/Ejemple, Salsitxa, Coïsor, Aleshores, Samarreta, Calçotets, Mitjançant, Clòtxina, Musclo, Pop, Altra, Bombolla, Altra, Setmana, Càmera, Magatzem, Cap de setmana, Tardor, Ximo, Assecadora, Jutjat, Aqui, Pròleg, Capbussar, Títol, Pagès.
Castellano: Dragón, Huelga, Soñar, Psicólogo, Medico, Juez, Colegio, Saltamontes, Ola, Veranear, Vacaciones, Boletín, Dorada, Puzzle, Peluquería, Coraje, Salvaje, Detrás, Neumático, Atrás, Tío, Antepasado, Vosotros, Verbo, Madrid, Real, Ejemplo, Salchicha, Escozor, Entonces, Camiseta, Calzoncillos, Mediante, Clochina, Mejillón, Pulpo, Otra, Semana, Burbuja, Otro,Cámara, Almacén, Fín de semana, Otoño, Chimo, Secadora, juzgado. Aquí, Prólogo, Zambullirse, Título, Labrador