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jueves, 26 de agosto de 2021

Al tren. Clarín.

AL TREN

(Lo texto del llibre de Clarín no sirá igual que este)

Leopoldo Enrique García-Alas y Ureña (Clarín).

Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar...


Lo duc del Pergamino, marqués de Numancia, comte de Peñasarriba, consellé de ferrocarrils de vía ampla y de vía estreta, ex ministre de estat y de Ultramar... está que bufe y agarre lo sel... ras del coche de primera en les mans; y al seu juissi té raó que li sobre. Figúronse vostés que ell ve desde Madrid sol, tombat tot lo llarg que es a un reservat, en lo que ha tingut que contentás, perque no va ñabé a la seua dispossisió, per torpesa dels empleats, ni coche-llit, ni cosa pareguda. Y ara, cuan milló dormíe, a mija nit, a la mitat de Castilla, li obrin la porta del seu departamén y li demanen mil perdons... perque té que admití la compañía de dos viachés nada menos: una siñora enlutada, cuberta en un vel espés, y un tinén de artillería.

¡De cap manera! No ña cortessía que valgue; lo noble español es mol inglés cuan viache y no se entreté en miramens medievals: defén lo home lo seu resservat poc menos que al sport que ha adeprés a Eton, a Inglaterra, lo noble duc castellá, estudián inglés.

¡Un consellé, un senadó, un duc, un ex-ministre, consentí que entron dos desconeguts al seu coche, después de habé consentit en pressindí de una berlina-llit, al que té dret! ¡impossible! ¡Allí no entre ni una mosca!

La dama de dol, avergoñida, confusa, procure desapareixe, buscá refugi a consevol furgó aon pugue ñabé gossos mes fins... pero lo tinén de artillería li tanque lo pas ocupán la eixida, y en molta tranquilidat y finura defén lo seu dret, lo dels dos.

- Caballé, no nego lo dret de vosté a reclamá contra los descuidos de la Compañía... pero yo, y per lo vist esta siñora tamé, ting billet de primera; tots los demés coches de esta classe venen plens; an esta estassió no ña manera de aumentá lo servissi... aquí ñan assientos de sobres, y aquí mos embutirem. Lo jefe de la estassió apoye en timidés la pretensió del tinén; lo duc se creix, lo jefe sedix... y lo artillé cride a un cabo de la Guardia Sivil, que, enterat del cas, aplique la ley marsial al reglamén de ferrocarrils, y decrete que la viuda (ell la creu viuda) y lo seu tinén se quedon al resservat del duc, sense perjuissi de que este se queixo dabán de qui correspongue.

Pergamino proteste; pero acabe per calmás y hasta li oferix un magnífic puro al militar, del que acabe de sabé, acsidentalmen, que va al expresso a incorporás al seu regimén, que se embarque cap a Cuba.

- ¿Aixina que va vosté a Ultramar a defendre la integridat de la patria? - Sí siñó, al radé sortech (o sorteo) me ha tocat la china.- ¡Y vaya chinada!-

Dixo a ma mare y a la meua dona dolentes y dixo dos chiquets de menos de sing añets. - be, sí; es lamentable... ¡Pero la patria, lo país, la bandera!

- Ya u crec, siñó duc. Aixó es lo primé. Per naixó hi vach. Pero séntigo separám de lo segón. Y vosté, siñó duc, ¿aón sen va?

- Phs... per lo pronte a Biarritz, después al Nort de Fransa... pero tot aixó está mol vist; passaré lo Canal y repartiré los mesos de agost y de setembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn...
La dama del dol y del vel, ocupe silensiosa un racó del resservat. Lo duc no sen fixe en ella. Después de repassá un periódic, seguix la conversa en lo artillé, que es de poques paraules.

- Alló está mol mal. Cuan yo, per novatada de ministre, vach admití la cartera de Ultramar, pera adependre, me vach convense de que tenim que cauterisá la administrassió ultramarina, si se vol salvá.

- Y vosté ¿no va pugué aplicál?

- No vach tindre tems. Vach passá al estat, per los meus merits y servissis. Y ademés... ¡ñan tans compromisos! Oh, pero la insensata rebelió no durará; los nostres héroes defenen alló com a leons; miro vosté que es magnífica la mort del general Zutano... víctima de la seua valentía a la acsió de Tal... Zutano y un atre valén, un capitá... Lo capitá... no sé cuáns, van perí o morí allí pel mateix valor y lo mateix patriotisme que los mes renombrats martirs de la guerra. Zutano y lo atre, lo capitá aquell, se mereixen estatues; lletres de or a una lápida del Congrés... Pero de totes maneres, alló está mol futut... No tenim una administrassió... Conque ¿vosté se quede aquí pera pendre lo tren que lo porto a Santander? pos venga, bona sort, mols llorés y poques bales... Y si vol vosté algo per aquí... ya sap vosté, lo meu tinén, durán lo estiu, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn...

Lo duc y la dama del dol y lo vel se queden sols al resservat. Lo ex-ministre procure, en discressió relativa, conversá.

La dama conteste en monossílabos, y a vegades en señes.

Lo de Pergamino, despechat, se aburrix. A una estassió, la enlutada mire en impassiensia per la finestreta.

- ¡Aquí, aquí! - cride de repén -; Fernando, Adela, aquí...

Una parella, tamé de dol, entre al resservat: la enlutada del coche los abrasse, plore damún del pit de l´atra dona, sofocán los gañols. Lo tren seguix lo seu viache. Despedida, abrassos un atra vegada, ploreres...

Se van torná a quedá sols la dama y lo duch.
Pergamino, mort de impassiensia, se aventure al terreno de les possibles indiscressions. Vol sabé a tota costa lo origen de aquelles penes, la causa de aquell dol... Y obté freda, seca, irónica, entre llágrimes, esta breve resposta:

- Soc la viuda del atre... del capitá Fernández.

// 

EN EL TREN.


El duque del Pergamino, marqués de Numancia, conde de Peñasarriba, consejero de ferrocarriles de vía ancha y de vía estrecha, ex ministro de Estado y de Ultramar… está que bufa y coge el cielo… raso del coche de primera con las manos; y a su juicio tiene razón que le sobra. Figúrense ustedes que él viene desde Madrid solo, tumbado cuan largo es en un reservado, con que ha tenido que contentarse, porque no hubo a su disposición, por torpeza de los empleados, ni coche-cama, ni cosa parecida. Y ahora, a lo mejor del sueño, a media noche, en mitad de Castilla, le abren la puerta de su departamento y le piden mil perdones… porque tiene que admitir la compañía de dos viajeros nada menos: una señora enlutada, cubierta con un velo espeso, y un teniente de artillería.

¡De ninguna manera! No hay cortesía que valga; el noble español es muy inglés cuando viaja y no se anda con miramientos medioevales: defiende el home de su reservado poco menos que con el sport que ha aprendido en Eton, en Inglaterra, el noble duque castellano, estudiante inglés.

¡Un consejero, un senador, un duque, un ex-ministro, consentir que entren dos desconocidos en su coche, después de haber consentido en prescindir de una berlina-cama, a que tiene derecho! ¡Imposible! ¡Allí no entra una mosca!

La dama de luto, avergonzada, confusa, procura desaparecer, buscar refugio en cualquier furgón donde pueda haber perros más finos… pero el teniente de artillería le cierra el paso ocupando la salida, y con mucha tranquilidad y finura defiende su derecho, el de ambos.

-Caballero, no niego el derecho de usted a reclamar contra los descuidos de la Compañía… pero yo, y por lo visto esta señora también, tengo billete de primera; todos los demás coches de esta clase vienen llenos; en esta estación no hay modo de aumentar el servicio… aquí hay asientos de sobra, y aquí nos metemos.

El jefe de la estación apoya con timidez la pretensión del teniente; el duque se crece, el jefe cede… y el artillero llama a un cabo de la Guardia civil, que, enterado del caso, aplica la ley marcial al reglamento de ferrocarriles, y decreta que la viuda (él la hace viuda) y su teniente se queden en el reservado del duque, sin perjuicio de que éste se llame a engaño ante quien corresponda.

Pergamino protesta; pero acaba por calmarse y hasta por ofrecer un magnífico puro al militar, del cual acaba de saber, accidentalmente, que va en el expreso a incorporarse a su regimiento, que se embarca para Cuba.

-¿Con que va usted a Ultramar a defender la integridad de la patria?

-Sí señor, en el último sorteo me ha tocado el chinazo.

-¿Cómo chinazo?

-Dejo a mi madre y a mi mujer enfermas y dejo dos niños de menos de cinco años.

-Bien, sí; es lamentable… ¡Pero la patria, el país, la bandera!

-Ya lo creo, señor duque. Eso es lo primero. Por eso voy. Pero siento separarme de lo segundo. Y usted, señor duque, ¿a dónde bueno?

-Phs… por de pronto a Biarritz, después al Norte de Francia… pero todo eso está muy visto; pasaré el Canal y repartiré el mes de Agosto y de Septiembre entre la isla de Wight, Cowes, Ventnor, Ryde y Osborn…

La dama del luto y del velo, ocupa silenciosa un rincón del reservado. El duque no repara en ella. Después de repasar un periódico, reanuda la conversación con el artillero, que es de pocas palabras.

-Aquello está muy malo. Cuando yo, allá en mi novatada de ministro, admití la cartera de Ultramar, por vía de aprendizaje, me convencí de que tenemos que aplicar el cauterio a la administración ultramarina, si ha de salvarse aquello.

-Y usted ¿no pudo aplicarlo?

-No tuve tiempo. Pasé a Estado, por mis méritos y servicios. Y además… ¡hay tantos compromisos! Oh, pero la insensata rebelión no prevalecerá; nuestros héroes defienden aquello como leones; mire usted que es magnífica la muerte del general Zutano… víctima de su arrojo en la acción de Tal… Zutano y otro valiente, un capitán… el capitán… no sé cuántos, perecieron allí con el mismo valor y el mismo patriotismo que los más renombrados mártires de la guerra. Zutano y el otro, el capitán aquél, merecen estatuas; letras de oro en una lápida del Congreso… Pero de todas maneras, aquello está muy malo… No tenemos una administración… Conque ¿usted se queda aquí para tomar el tren que le lleve a Santander? Pues ea; buena suerte, muchos laureles y pocos balazos… Y si quiere usted algo por acá… ya sabe usted, mi teniente, durante el verano, isla de Wight, Cowes, Ryde, Ventnor y Osborn…

El duque y la dama del luto y el velo quedan solos en el reservado. El ex-ministro procura, con discreción relativa, entablar conversación.

La dama contesta con monosílabos, y a veces con señas.

El de Pergamino, despechado, se aburre. En una estación, la enlutada mira con impaciencia por la ventanilla.

-¡Aquí, aquí! -grita de pronto-; Fernando, Adela, aquí…

Una pareja, también de luto, entra en el reservado: la enlutada del coche los abraza, sobre el pecho de la otra mujer llora, sofocando los sollozos.

El tren sigue su viaje. Despedida, abrazos otra vez, llanto…

Quedaron de nuevo solos la dama y el duque.

Pergamino, muerto de impaciencia, se aventura en el terreno de las posibles indiscreciones. Quiere saber a toda costa el origen de aquellas penas, la causa de aquel luto… Y obtiene fría, seca, irónica, entre lágrimas, esta breve respuesta:

-Soy la viuda del otro… del capitán Fernández.

FIN.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Los sans inosséns, llibre quinto.

Llibre quinto.

Lo acsidén.


Al arribá lo pas dels coloms, lo siñoret Iván se instalabe al cortijo durán dos semanes, pera nestes feches, Paco, lo Baixet, ya teníe preparats los coloms y los arreos y habíe engrassat lo balansí, de modo que tan pronte com se personabe lo siñoret, corríen en lo Land Rover de un puesto a un atre, de carril en carril, reconeixén les carrasques y les bellotes, pero tal com passáen los añs a Paco, lo Baixet, se li anabe fén mes difíssil pujá a les carrasques y lo siñoret Iván, al vórel abrassat torpemen a les soques, sen enríe, la edat no perdone, Paco, lo cul escomense a pesát, es ley de vida, pero Paco, lo Baixet, per amor propi, per no doná lo seu bras a torse, pujáe al alcornoque o a la carrasca, ajudánse de una maroma, encara que se pelare les mans y lligáe lo reclam a la part mes vissible del abre, a sé possible a la copa, y desde dal, enfocabe altivamen cap al siñoret Iván los grans forats del seu nas chato, com si mirare en ells, encara valgo, siñoret, ¿no li pareix? cridabe eufóric, y, a caball de un simal, ben assentat, estiráe del cordell amarrat al balansí pera que lo colom, al falláli les cames y pedre lo equilibri, aletejare, mentres lo siñoret Iván, amagat al esperadó, escudriñabe atentamen lo sel, los desplassaméns dels bandos y li advertíe, dos dotsenes de surites, templa, Paco, o be una junta de turcassos, quédat cotet, Paco, o be, les bravíes están en dansa, ojo, Paco, y Paco, lo Baixet, pos a templá, o a pará, o a ficá lo ull a les bravíes, pero lo siñoret Iván rara vegada se quedabe conforme, mes suavet, maricón, ¿no veus que en eixos estiróns me les espantes? y Paco, lo Baixet, pos mes suavet, en mes tiento, hasta que, de pronte, mija dotsena de coloms se separaben del bando y lo siñoret Iván preparáe la escopeta y dolsificáe la veu, ojo, ya doblen, y, en estos casos, los estironets de Paco, lo Baixet, se féen secs, rítmics, per a que lo colom se moguere sense desplegá del tot les ales y, conforme se aproximaben planeján los atres coloms, lo siñoret Iván se armabe, agarráe los puns y ¡pim-pam!, ¡dos, la parella! se alegráe Paco entre les rames, y lo siñoret Iván, calla la boca, tú, ¡pam-pim! ¡atres dos! chillabe Paco a dal sense pugué aguantás, y lo siñoret Iván, tanca lo pic, tú, y ¡pom-pum! ¡una que sen va a criá! se lamentabe Paco, y lo siñoret Iván, ¿no pots dixá quieta la llengua, tros de maricón? pero, entre pim-pam y pam-pim, a Paco, lo Baixet, se li adormíen les cames enganchades damún del simal y al baixá del abre, u habíe de fé a pols perque moltes vegades no sentíe los peus y, si los sentíe, notáe com formigues y cusigañes, com si foren de gaseosa, absolutamen irresponsables, pero lo siñoret Iván no reparabe en alló y lo apremiabe pera buscá una nova atalaya, pos li agradáe cambiá de puesto cuatre o sing vegades per día, de forma que, al acabá la jornada, a Paco, lo Baixet, li féen mal los muscles, y li coíen les mans pelades, y notáe agulles a les garres y teníe tot lo cos baldat, de les agujetes, a vore, que sentíe los membres com a descojuntats fora del puesto, pero, en son demá, tórnay, que lo siñoret Iván ere insassiable en los coloms, una cosa fora de serie, que li apetíe este tipo de cassera tan o mes que la de perdius en batuda, o la de
gangas a la espera, al aiguamoll, o la de turcassos a la Guita y lo cascabell, que no se fartáe lo home y, de matinet, entre dos llums, ya estabe en dansa, ¿estás cansat, Paco? sonreíe malissiosamen y afegíe, la edat no perdone, Paco, quí te u habíe de di a tú, en lo que tú has sigut, y a Paco, lo Baixet, li picabe lo orgull y pujabe als abres casi mes rápit que la vespra, encara en perill de desnucás, y amarrabe lo reclam a la copa de la carrasca o lo alcornoque, al pun mes alt, pero si los bandos se mostraben resselosos o desconfiats, pos aball, a un atra querensia, y de este modo, de abre en abre, Paco, lo Baixet, anabe agotán les seues energíes, pero dabán del siñoret Iván, que escomensabe a resselás de ell, ñabíe que fingí forsa y escaláe de pressa y cuan ya estabe casi a dal, lo siñoret Iván, ahí no, Paco, collóns, esta carrasca es mol menuda, ¿es que no u veus?, busca la atalaya com sempre has fet, no me sigues dropo, y Paco, lo Baixet, baixáe, buscabe la atalaya y un atra vegada cap a dal, hasta la copa, lo reclam a la ma, pero un matí, ara sí que la ham futut, siñoret Iván, me hay olvidat los capirots a casa, y lo siñoret Iván, que estáe aquell día llaminé, que lo sel negrejabe de coloms damún del carrascal de les Planes, va di imperiosamen, pos sega al reclam y no pergam mes tems, y Paco, lo Baixet, ¿lo sego, siñoret Iván, o li fach un capirot en lo mocadó? y lo siñoret Iván, ¿no me has sentit? y Paco, lo Baixet, sense fes de rogá, se va apretá al simal, va desplegá la navalla y en un dos per tres li va buidá los ulls al reclam y lo colom, veénse de repén sego, fée uns moviméns torpes y destronats, pero eficasos, pos doblaben mes muixóns que de costum y lo siñoret Iván no se parabe en barres, Paco, has de segá a tots los coloms, ¿sens? en los dichosos capirots entre la llum y los animals no cumplixen, y aixina un día y un atre hasta que una tarde, después de semana y mija de eixí al monte, segóns baixáe Paco, lo Baixet, de una carrasca monumental, li va fallá la cama adormida y va caure, espatarrat, com un sac ple de códuls, dos metros dabán del siñoret Iván, y lo siñoret Iván, alarmat, va fotre un bot y va cridá, ¡sirás maricón, casi me aplanes! pero Paco, se retorsíe an terra, y lo siñoret Iván se va arrimá an ell y li va aguantá lo cap, ¿te has fet mal, Paco? pero Paco, lo Baixet, ni podíe contestá, que lo cop al pit lo habíe dixat sense esma, y sol se siñalabe la cama dreta en insisténsia, ¡Ah, bueno, si no es mes que aixó...!, díe lo siñoret Iván, y tratabe de ajudá a Paco, lo Baixet, a ficás de peu, pero Paco, lo Baixet, cuan, al final va pugué articulá alguna paraula, va di, apoyat al trong de la carrasca, la cama esta no me aguante, siñoret Iván está com atontada, y lo siñoret Iván, ¿que no te aguante? ¡veus!, no me sigues ploramiques, Paco, si la dixes arrefredá sirá pijó, pero Paco, lo Baixet, va intentá fé una passa y va caure, no puc, siñoret, está trencada, yo mateix hay sentit cóm se tronsáe l´os, y lo siñoret Iván, tamé es mariconada, collóns y ¿quí me amarrará lo reclam ara en la junta de turcassos que ñan a les Planes? y Paco, lo Baixet, desde enterra, sentínse íntimamen culpable, va sugerí pera aplacál, igual lo Quirce, lo meu mosso, ell es habilidós, siñoret Iván, una mica tarugo pero pot servíli, y fée momos pel doló de la cama y lo siñoret Iván va doná unes passes en lo cap cacho, dudán, pero finalmen, se va arrimá una mica al cortijo, va fé bocina en les mans y va bramá una, dos, tres vegades, cada vegada mes fort, mes impassién, mes repodrit, y, com no acudíe dingú a les veus, se li va soltá la llengua y se va ficá a jurá y al remat, se va girá cap a Paco, lo Baixet, ¿segú que no te pots valdre, Paco? y Paco, lo Baixet, apoyat al trong de la carrasca, mal u vech, siñoret Iván, y, de repén, va assomá lo mosso gran de Facundo per la tanca de la corralada y lo siñoret Iván va traure de la burchaca un mocadó blang y lo va ventejá repetidamen y lo mosso de Facundo va contestá movén los brassos com aspes de molí y al cap de un cuart de hora, ya estabe bufán aon ells, que cuan lo siñoret Iván cridabe, ñabíe que donás pressa, ya se sabíe, sobre tot si anáe en la escopeta, y lo siñoret Iván li va ficá les mans als muscles y li va apretá pera que veiguere la importánsia de la seua misió y li va di, que ne vinguen dos, ¿sens?, los que siguen, pera ajudá a Paco que se ha fet mal, y lo Quirce pera acompañám a mí ¿u has entés? y segóns parlabe, lo mosso, de ulls vius y pell renegrida, assentíe y lo siñoret Iván va indicá en la barbilla a Paco, lo Baixet, y va di a modo de aclarassió, lo maricón dell se ha futut una costellada, ya veus qué oportú, y, al rato, ne van acudí dos del cortijo y se van emportá a Paco estés a una camilla y lo siñoret Iván se va embutí pel carrascal en lo Quirce, tratán de conectá en ell, pero lo Quirce, chitón, sí, no, pot sé, a lo milló, furo, reconsentrat, hermétic, que mes pareixíe mut pero, a cambi, lo tío teníe maña en lo reclam, que ere un virtuós, que sol calíe díli, fort, suavet, templa, sec, pera que acatare rigurosamen la orden, y los seus moviméns eren tan pressisos, que les turcassos doblaben sense desconfiansa damún del reclam y lo siñoret Iván, ¡pim-pam!, ¡pam-pim!, disparáe sense pará, que no donabe abast, pero errabe una y un atra vegada y, a cada errada, soltáe sapos y serps per la boca, pero lo que mes li enrabiabe ere que, en justissia, no podíe fótreli les culpes a dingú y, ademés de aixó, li fastidiabe que lo Quirce fore testigo de les seues errades y li díe, lo cas de ton pare me ha ficat ñirviós, sagal, en tota la vida no hay fallat tan com avui y lo Quirce, camuflat entre les fulles, contestáe indiferén, pot sé, y lo siñoret Iván se desfée, no es que puga o dixa de pugué, collóns, es una verdat com un templo, lo que te estic dién va a missa, y ¡pim-pam! ¡pam-pim! ¡pom-pum!, ¡un atre maricón a criá! bramáe lo siñoret Iván, y lo Quirce, a dal, en silénsio, cotet y parat, com si no anare en ell y, en cuan van torná al cortijo, lo siñoret Iván va passá per casa de Paco, ¿cóm anem, Paco? ¿cóm te trobes? y Paco, lo Baixet, tirán, siñoret Iván, teníe la cama estesa damún de un taburet y lo turmell gros, unflat, com un bot, es una ferida roína, ¿no va sentí esbadocás l´os? pero lo siñoret Iván anáe a lo seu, en tota la vida no hay errat mes coloms que este matí, Paco, ¡quínes coses!, pareixía un prinsipián, ¿qué haurá pensat lo teu sagal? y Paco, lo Baixet, a vore, los ñirvis, natural, y lo siñoret Iván, natural, natural, no buscos excuses, ¿de verdat te pareix natural, Paco, en les hores de vol que yo ting, errá una surita atravessada, de aquí al geranio? ¿eh? dis, Paco, ¿es que me has vist errá alguna vegada un colom atravessat de aquí al geranio?, y lo Quirce detrás dell, encantat, aburrit, lo ram de coloms a una ma y la escopeta enfundada al atra, sompo, silensiós, y, en éstes, va apareixe a la porta de la casa, daball del emparrat, lo Azarías, descals, los peus bruts, los pantalóns caiguts, sonrién en les genives, remugán com un cachorro, y Paco, una mica alterat, lo va señalá en un dit formulariamen, aquí, lo meu cuñat, va di, y lo siñoret Iván va analisá atentamen al Azarías, sí que tens una familia apañada, va comentá, pero lo Azarías, com atragut per una forsa magnética, se anabe arrimán a la percha y mirabe golut cap als coloms morts y de pronte, los va tocá, y los examinabe un per un, los furgabe les potes y lo pic, pera comprobá si eren jóvens, o vells, mascles o femelles, y, al cap de un rato, va eixecá los seus ulls adormilats y los va encará en los del siñoret Iván, ¿vol que los hi desploma? va preguntá expectán, y lo siñoret Iván, ¿es que saps desplomá coloms? y va di Paco, lo Baixet, home, no ne ha de sabé, si en tota la vida no ha fet datra cosa, y, sense mes explicassións, lo siñoret Iván, va pendre la percha de mans del Quirce y lay va doná al Azarías, tin, va di, y, cuan los tingues, los hi portes a doña Purita, de la meua part, ¿ten enrecordarás?, en cuan a tú, Paco, dónat pressa, mon anem a Cordovilla, aon lo meche, no me agrade eixa cama y lo 22 tenim batuda, y entre lo siñoret Iván, lo Quirce y la Régula, van acomodá a Paco, lo Baixet, al Land Rover y, una vegada a Cordovilla, don Manuel, lo dotó, li va paupá lo turmell, va intentá móurel, li va fé dos radiografíes y, al acabá, va enarcá les selles, ni nessessito vóreles, lo peroné, va di, y lo siñoret Iván, ¿qué?, está tronsat, pero lo siñoret Iván, se resistíe a admití les paraules del meche, no me fótegues, Manolo, lo 22 tenim batuda a la finca, yo no puc pressindí de ell, y don Manuel, que teníe los ulls mol negres, mol juns y mol penetráns, com los de un inquisidó, y lo clatell recte, com si lay hagueren allisat en una plana, va alsá los muscles, yo te dic lo que ña, Iván, después tú fas lo que te dono la gana, tú eres lo amo de la burra y lo siñoret Iván va torse la boca, contrariat, no es aixó, Manolo, y lo dotó, de momén no puc fé datra cosa que ficáli una férula, aixó está mol inflamat y escayolán no adelantaríem res, dins de una semana lo tornes a portá aquí, y Paco, lo Baixet, callabe y mirabe ladinamen a un y al atre, estes fractures de maléolo no son graves, pero donen guerra, u séntigo, Vanet, pero tindrás que agensiát un atre secretari, y lo siñoret Iván, después de uns instáns de encantamén, menuda mariconada, escolta, y lo cas es que encara estic de sort, va caure aixina de prop de mí, indicabe la vora de la alfombra, lo maricón no me ha desnucat de milagre, y, al cap de uns minuts de conversa, van torná al cortijo y, passada una semana, lo siñoret Iván va pasá a replegá a Paco, lo Baixet, en lo Land Rover y van torná a Cordovilla, y antes de que lo dotó li traguere la férula, lo siñoret Iván li va di, ¿no podríes ingeniáteles, Manolo, pera que lo 22 puguere váldres?, pero lo dotó movíe enérgicamen lo seu clatell aplanat, negán, pero si lo 22 es después demá com qui diu, Iván, y este home té que está coranta sing díes en lo alchés, aixó sí, pots compráli un parell de gayates o muletes pera que dins de una semana escomenso a moures per dins de casa, y una vegada acabat lo engessá, Paco, lo Baixet, y lo siñoret Iván van empendre la tornada cap al cortijo y anaben en silénsio, distansiats, com si algún llas fundamental acabare de trencás entre ells, y de cuan en cuan, Paco, lo Baixet, suspirabe, sentínse responsable de aquella quebra y intentabe diluí la tensió, créguem, que mes u séntigo yo, siñoret Iván, pero lo siñoret Iván, los ulls fixos mes allá del vidre del parabrises, conduíe en les selles caches, sense di paraula, y Paco, lo Baixet, sonreíe, y fée un esfors pera moure la cama, ya pese este chisme, ya, afegíe, pero lo siñoret Iván seguíe inmóvil, pensatiu, sorteján los grasóns y baches, hasta que a la cuarta tentativa de Paco, lo Baixet, se va dispará, mira, Paco, los meches poden di missa, pero lo que tú tens que fé, es no dixát, esforsát, caminá, ma yaya, que gloria tingue, se va dixá, y tú u saps, coixa pera sempre, en estos casos, en gayates o sense gayates, ña que móures, eixí al campo, encara que faigue mal, si te dixes ya estás sentensiat, te u dic yo, y, al franquejá la tanca del cortijo, se van topá al pati en lo Azarías, la gralleta al muscle, y lo Azarías, al escoltá lo motor, se va girá cap an ells y se va arrimá a la ventanilla o finestreta de dabán del Land Rover y sen enríe mostrán les genives, babeján, no va volé anássen en les milanes, ¿verdat, Quirce? díe, acarissián a la gralleta, pero lo Quirce callabe, mirán al siñoret Iván en les seues nines fosques, redones, com les de una pitorra, y lo siñoret lván se va apeá del coche fascinat per lo muixó negre posat damún del muscle del Azarías, ¿es que tamé saps amaestrá muixóns? va preguntá, y va estendre lo bras en lo propósit de agarrá la gralleta, pero la muixona va soltá un «quiá» de temó y va volá hasta lo alero de la capella y lo Azarías sen enríe, movén cap als costats les barres, se acobarde, va di, y lo siñoret Iván, normal, soc extrañ, no me coneix, y eixecabe los ulls cap al muixó, y ¿ya no baixe de ahí? va inqurí, y lo Azarías, que no baixe, atento, y la seua gola va modulá un «quiá» avellutat, untuós, y la gralla va pendulejá uns instáns, inquieta, damún de les seues potes, va ataullá la corralada y, finalmen, se va llansá al buit, les ales ubertes, planeján, describín dos sírculs al voltán del automóvil, se va posá damún del muscle del Azarías, y se va ficá a escarbá al seu clatell, embutín lo pic entre lo seu pel canós, com si lo despollare, y lo siñoret Iván, assombrat, aixó es collonut, vole y no cole, y Paco, lo Baixet se va arrimá renqueján cap al grupo y va di, dirigínse al siñoret Iván, a vore, la ha criat ell y está enseñada, vosté vorá, y lo siñoret Iván, cada vegada mes interessat y ¿qué fa este bicho durán lo día? y Paco, lo Baixet, miro, lo que tots, trau suro dels alcornoques, busque vidres o cristals, se afile lo bec a la pedra del abeuradó, fa una michdiada al oró, lo animalet passe lo tems com pot, y, conforme parlabe Paco, lo siñoret Iván observabe al Azarías, y, al cap de un rato, va mirá a Paco, lo Baixet, y li va di a mija veu, dixán rellissá les paraules per lo muscle, com si parlare en ell mateix, dic, Paco, que en estes mañes que se gaste, ¿no siríe ton cuñat un bon secretari? pero Paco, lo Baixet, va negá en lo cap, va descansá lo cos damún del peu esquerro pera siñalás la pulsera en la ma dreta y va di en lo colom podríe sé, pera la perdiu es curtet, y, a partí de eixe día, lo siñoret Iván visitabe cada matí a Paco, lo Baixet y lo insitabe, Paco, moute, collóns, no te dixos, que mes pareixes un paralític, no olvidos lo que te vach di, pero Paco, lo Baixet, lo mirabe en los seus melancólics ulls de perdigué dolentet, qué fássil se diu, siñoret Iván, y lo siñoret Iván, mira que lo 22 está damún, y Paco, lo Baixet, y ¿qué li ham de fé?, mes u séntigo yo, siñoret Iván, y lo siñoret Iván, mes u séntigo yo, mes u séntigo yo, mentira podrida, lo home es voluntat, Paco, collóns, que no vols enténdreu y, aon no ña voluntat, no ña home, Paco, desengáñat, que has de esforsát encara que te faigue mal, si no no farás may vida de tú, te quedarás inútil pera sempre, ¿sens?, y lo instabe, lo apremiabe, lo urgíe lo siñoret Iván, hasta que Paco, lo Baixet, farfullabe entre plos, en cuan apoyo lo peu es com si mel serraren en un serrucho, no veigue quín doló, siñoret Iván, y lo siñoret Iván, aprensións, Paco, aprensións, ¿es que no pots ajudát en les muletes? y Paco, lo Baixet, ya veu, a pas lento y per lo pla, pero va vindre lo día 22 y lo siñoret Iván, erre que erre, se va presentá al alba a la porta de Paco, lo Baixet, en lo Land Rover marrón, venga, amún, Paco, ya caminarem en cuidado, tú no te preocupos, y Paco, lo Baixet, que se va arrimá an ell en serta retissénsia, en cuan va aulorá lo sebo de les botes y lo timó y lo espígol dels baixos dels pantalóns del siñoret, se va olvidá de la seua cama y va montá al coche mentres la Régula ploriquejabe, a vore si aixó mos donará que parlá, siñoret Iván, y lo siñoret Iván, tranquila, Régula, tel tornaré sansé, y a la Casa Gran, exultaben los siñorets de Madrid en los preparatius, y lo siñó Ministre, y lo siñó Conde o Comte, y la siñoreta Miriam, que tamé li agradabe lo tiro en batuda, y tots, fumaben y eixecaben la veu mentres amorsaben café en migues y, conforme va entrá Paco al minjadó va pujá la euforia, que Paco, lo Baixet, pareixíe polarisá lo interés de la batuda, y cada un per lo seu costat, ¡home, Paco! ¿cóm va sé pera caure, Paco, collóns? claro que pijó haguere sigut trencát los nassos, y lo Embaixadó tratabe de exposá a mija veu al siñó Ministre les virtuts cinegétiques de Paco, lo Baixet, y Paco procurabe atendre a uns y als atres y subrayabe adelantán les muletes, com ficanles per testigos, disculpon que no me descubrixca, y ells, faltaríe mes, Paco, y la siñoreta Miriam, sonrién en aquella sonrissa uberta y lluén, ¿tindrem bon día, Paco? y dabán de la inminensia del vatissini, se va obrí un silénsio entre los invitats y Paco, lo Baixet, va sentensiá, diriginse a tots, lo matí está ras si les coses no se torsen yo me penso que entrarán pesses, y, en éstes, lo siñoret Iván, va traure de un caixonet de la arqueta florentina lo estuche de cuero, ennegrit per lo manosseo y lo tems, en les laminetes de nácar, com si fore una pitillera o sigarrera y algú va di, ha sonat la hora de la verdat, y, un a un, seremoniosamen, com cumplín una vella seremonia van agarrá una lamineta en lo número amagat a la punta, rotarem de dos en dos, va advertí lo siñoret Iván, y lo siñó Conde va sé lo primé en comprobá la seua lamineta y va exclamá en veu forta, ¡lo nou! y, sense doná explicassións, tontamen, va escomensá a palmotejá, y en tan entusiasme se aplaudíe y tanta satisfacsió irradiabe la seua cara, que lo siñó Ministre se va arrimá an ell, ¿tan bo es lo 9, Conde? y lo siñó Conde, ¿bo?, tú me dirás, Ministre, un roquissal, a la caiguda de un collet, a la valleta, se despenjen com a tontes y cuan se volen vore ni tems los done de eixecás, 43 ne vach despenjá lo añ passat an eixe puestet, y, mentrestán, lo siñoret Iván, anabe anotán a una agenda los noms de les escopetes en los números corresponéns, y una vegada que va apuntá lo radé, va guardá la agenda a la burchaca alta del chaleco-canana, arreém, que se fa tart va apremiá, y cadaú va montá al seu Land Rover en los secretaris y lo joc de escopetes bessones y los morrals dels cartuchos, mentres Crespo, lo Guarda Majó, acomodabe als esbarradós, los cornetes, y los abanderats, als remolques dels tractós y, al final, tots se van ficá en marcha, y lo siñoret Iván mostrabe en Paco, lo Baixet, tota serie de miraméns, que no es un di, que lo arrimabe a la pantalla en lo jeep encara que no ñagueren roderes, a campo través, pel erm, inclús, si ere pressís, vadeján corréns de aigua, en tot cuidado, tú, Paco, espérat aquí, no te mogues, vach a amagá lo coche detrás de eixes carrasques, o sigue, que tot anabe be, lo únic lo cobrá, pos Paco se desenvolvíe torpemen en les muletes, se atrasabe, y los secretaris dels puestos veíns, aprofitánse de la seua lentitut, li trincaben los muixóns morts, siñoret Iván, lo Ceferino se emporte dos perdius que no son seues, se lamentabe, y lo siñoret Iván, cabrejat, Ceferino, vinguen eixes dos perdius, me cago en la mare que te va parí, a vore si lo peu de Paco ha de serví pera que ton burléu de un pobre inútil, cridabe, pero, datres vegades, ere Facundo y, datres, Ezequiel, lo Gorriné, y lo siñoret Iván no podíe contra tots, impossible luchá en eficassia a tots los frentes, y cada vegada mes fart, de pijó humor, ¿no pots mouret una mica mes depressa, Paco, collóns? pareixes una apissonadora, si te descuides te robarán hasta los cansonsillos, y Paco, lo Baixet, procurabe fé un esfors, pero los collets en rostolls dificultaben los seus moviméns, no li permitíen apoyá pla lo peu, y, en una de éstes, ¡crac!, Paco, lo Baixet, an terra, com un sapo, ¡ay siñoret Iván, que me se ha tornat a tronsá l´os, que lay sentit!, y lo siñoret Iván, que per primera vegada a la historia del cortijo, portabe a la tersera batuda sing muixóns menos que lo siñó Conde, se va arrimá an ell fora de sí, traén pestes per la boca, ¿qué te passe ara, Paco, collóns? ya es molta mariconería aixó, ¿no te pareix? pero Paco, lo Baixet, insistíe desde enterra, la cama, siñoret, se ha tornat a tronsá l´os, y los juraméns del siñoret Iván se sentíen hasta a Cordovilla, ¿es que no pots meneját? intenta, al menos, ficát de peu, home, pero Paco, lo Baixet, ni u intentabe, tombat a una bocha, se aguantabe la cama esbadocada en les dos mans, sense atendre als juraméns del siñoret Iván, per lo que, al final, lo siñoret Iván, va claudicá, de acuerdo, Paco, ara te arrime Crespo a casa, te gites y, a la tarde, cuan acabem, te portaré aon don Manuel, y, hores mes tard, don Manuel, lo meche, se va incomodá al vórel, podríe vosté ficá mes cuidado, y Paco, lo Baixet, va intentá justificás, yo... pero lo siñoret Iván teníe pressa, lo va interrompre o interrumpí, aviva Manolo, ting sol al Ministre, y lo dotó enfadat, ha tornat a fracturá, lógic, una soldadura de brot verd, inmovilidat absoluta, y lo siñoret Iván, ¿y demá? ¿qué faré demá, Manolo? no es un capricho, te u juro, y lo dotó, mentres se traíe la bata, fes lo que vullgues, Vanet, si vols desgrassiá an este home pera lo que li quede de vida, allá tú, y ya al Land Rover marrón, lo siñoret Iván, pensatiu y silensiós, enseníe sigarros y algún caliqueño tot lo tems, sense mirál, tal que si Paco, lo Baixet, u haguere fet a posta, tamé es mariconada, repetíe, entre dens, de cuan en cuan y Paco, lo Baixet, callabe, y notabe la humitat de la nova escayola a la pantorrilla, y, al crusá lo de les Tapes, van eixí aullán los mastíns detrás del coche, y, en los clapits, lo siñoret Iván va pareixe eixí del seu encantamén, va sacsá lo cap com si vullguere expulsá un fantasma y li va preguntá a Paco, lo Baixet, de sopetón, ¿quín dels teus dos chics es mes espabilat? y Paco, los dos van a una, y lo siñoret Iván, lo que me va acompañá en lo reclam al colom, ¿cóm se diu?, lo Quirce, siñoret Iván, es mes de monte, y lo siñoret Iván, después de una paussa, tampoc se pot di que sigue mol parladó, y Paco, pos, no siñó, aixina les gaste, coses de la juventut, y lo siñoret Iván, mentres enseníe un atre sigarro, ¿pots dim, Paco, qué vol la juventut de ara que no está a gust a cap puesto? y, al matí siguién, lo siñoret Iván, a la pantalla, se sentíe incómodo dabán del tenso hermetisme del Quirce, de la seua olímpica indiferénsia, ¿es que te aburrixes? li preguntabe, y lo Quirce, miro, ni me aburrixco ni me dixo de aburrí, y tornabe a guardá silénsio, com si estare lluñ de la batuda, pero carregabe rápidamen y en seguridat les escopetes bessones y localisabe sabiamen, sense cap error, les perdius derribades, pero, a la hora de cobráles, se mostrabe fluixet, condessendén dabán de la avidés insassiable dels secretaris veíns, y lo siñoret Iván bramabe, Ceferino, maricón, no te aprofitos de que lo chic es nou ¡venga, dónali eixe muixó! y, cuberts per la pantalla, que ere una situassió casi doméstica que invitabe a la confidénsia, lo siñoret Iván intentabe guañás al Quirce, insufláli una miqueta de entusiasme, pero lo mosso, sí, no, pot sé, a lo milló, miro, cada vegada mes lluñá y aspre, y lo siñoret Iván anabe cargánse com de electrissidat, y aixina que va acabá la cassera, al ample minjadó de la Casa Gran, se va desahogá o desaufegá, los jóvens, dic, Ministre, no saben ni lo que volen, que en esta beneita pas que disfrutam los ha resultat tot massa fássil, una guerra los donaba yo, tú me dirás, que may han viscut com viuen avui, que a dingú li falte sing duros a la burchaca, que es lo que yo penso, que lo tindre los fa orgullosos, que ¿qué diréu que me ha fet lo sagal de Paco esta tarde?, y lo Ministre lo mirabe sense girá lo cap, en la coeta del ull, mentres devorabe en ganeta lo solomillo, sol lo milló del llom, y se passabe cuidadosamen la servilleta blanca per los labios, tú dirás, y lo siñoret Iván, mol sensill, al acabá la cassera, li allargo un billet de sen, vin durets, ¿no?, y ell, dixo, no se molesto, que yo, te prens unes copes, home, y ell, grássies, li hay dit que no, bueno, pos no va ñabé manera, ¿qué te pareix?, que yo recordo abáns, bueno, fa cuatre díes, son pare, Paco, dic, grássies, siñoret Iván, o per moltes vegades, siñoret Iván, un atre respete, que se diríe que avui als jóvens los moleste asseptá una jerarquía, pero es lo que yo dic, Ministre, que a lo milló estic equivocat, pero algúns mes y datres menos tots tenim que acatá una jerarquía, uns deball y datres damún, es ley de vida, ¿no? y la concurrensia se va quedá uns minuts en suspens, mentres lo Ministre assentíe y mastegabe, sense pugué parlá, y, una vegada que va tragá lo bossí, se va torcá los labios delicadamen en la servilleta blanca y va sentensiá, la crissis de autoridat afecte avui a tots los nivells, y los minjadós van aprobá les paraules del Ministre en cabotades adulatories y frasses de assentimén, mentres la Nieves cambiabe los plats, retirabe lo brut en la ma esquerra y ficáe lo llimpio en la dreta, la mirada discreta, los labios inmóvils, y lo siñoret Iván seguíe les evolussións de la chica en atensió, y, al arribá aon ell, la va mirá de ple, descaradamen, y la mosseta se va ensendre tota y va di, entonses, lo siñoret Iván, ton germá, dic, chiqueta, lo Quirce, ¿pots dim per qué es tan furo? y la Nieves, cada vegada mes sofocada, va alsá los muscles y va sonriure, y, finalmen, li va ficá lo plat llimpio per lo costat dret en ma tremolosa, y va aná despistada tota la sena y, a la nit, a la hora de gitás, lo siñoret Iván va torná a cridála, chiqueta, estira de esta bota, ¿vols?, ara li ha donat per di que no y no ña forma de tráuremela, y la chiqueta va estirá de la bota, primé de la punta y, después, del taló, punta-taló, punta-taló, com a la jota, basculán, hasta que la bota va eixí y entonses, lo siñoret Iván va eixecá en perea la atra cama hasta la descalsadora, ara l´atra, mosseta, ya fes lo favor sansé, y cuan la Nieves va traure l´atra bota, lo siñoret Iván va descansá los peus damún de la alfombra, va sonriure imperseptiblemen y va di, mirán a la mosseta, ¿saps, chiqueta, que te has fet dona de repén y te se ha ficat una figura mol maja? y la Nieves, avergoñida, roija, en un fil de veu, si lo siñoret no nessessite datra cosa... pero lo siñoret Iván va arrencá a riure, en la seua rissa franca, cap dels fills eixiu a ton pare, a Paco dic, chiqueta, ¿es que tamé te moleste que te comboya y elogia la teua figura? y la Nieves, no es aixó, siñoret Iván, y, entonses, lo siñoret Iván va traure la sigarrera del bolsico, va pegá un cop a un sigarro contra nella y lo va ensendre, ¿cuáns añs tens, chiqueta? y la Nieves, vach pera quinse, siñoret Iván, y lo siñoret Iván va apoyá lo clatell al respaldo de la butaca y va traure lo fum en tenues volutes, de esplay, recreánse, verdaderamen no ne son mols, pots retirát, va admití, pero cuan la Nieves alcansáe la porta la va cridá, ¡ah! y dísli a ton germá que pera la próxima no sigue tan aspre, chiqueta, y va eixí la Nieves, pero a la cuina, fregán los cacharros, no podíe pará cota, esgelláe algún plat, va fé trossets o añicos una fon, que la Leticia, la de Cordovilla, que pujáe al cortijo en ocasió de les batudes, li preguntabe ¿se pot sabé qué te passe esta nit, chiqueta? pero la Nieves callabe, que no ixíe del seu desconsert, y cuan va acabá, tocades ya les dotse, al atravesá lo jardí, camí de casa seua, va descubrí al siñoret Iván y a doña Purita casi minjánse a la llum de la lluna daball de la pérgola del sopadó.

Los sans inosséns, llibre cuart

Llibre cuart.

Lo secretari.


A mijáns de juñ, lo Quirce va escomensá a soltá lo bestiá de merines o palomes cada tarde, y, al póndres lo sol, sel sentíe tocá la armónica delicadamen de la part de la serra, mentres son germá Rogelio, no parabe, lo home, en lo jeep cap a dal, en lo tractó cap aball, sempre navegán de aquí cap allá, este carburadó pert, se enganche lo pedal del embrague, estes coses, y lo siñoret Iván, sense donáli importánsia, cada vegada que visitabe lo cortijo, observabe als dos, al Quirce y al Rogelio, cridáe al Crespo a un apart y li díe confidensialmen, Crespo, no me dixos de la ma an estos sagals, Paco, lo Baixet, ya va pera agüelo y yo no puc quedám sense secretari, pero ni lo Quirce ni lo Rogelio teníen lo prodigiós flat de son pare, que son pare, lo Paco, ere un cas de estudi, ¡Deu meu!, desde chiquet, que no es un di, li soltaben una perdiu en un ala trencada al monte y ell se ficáe a cuatre potes y seguíe lo rastre en lo seu nas chato pegat an terra sense vassilá, y passán lo tems, va arribá a distinguí les pistes velles de les ressiéns, lo rastre del mascle del de la femella, que lo siñoret Iván se fée creus, ajuntáe los seus ulls verds y li preguntabe, pero ¿a qué dimonis fa auló la cassa, Paco, maricón? y Paco, lo Baixet, ¿de verdat que no la sén vosté, siñoret? y lo siñoret Iván, si la aulorara no te u preguntaría, y Paco, lo Baixet, ¡quínes coses que té lo siñoret Iván! y a la época en que lo siñoret Iván ere lo Ivanet, que, de chiquet, Paco li díe lo Ivanet al siñoret Iván, la mateixa copla, ¿a qué fa auló la cassa, Paco? y Paco, lo Baixet, solíssit, 
¿es sert que tú no la aulores, majo? y lo Ivanet, pos no, te u juro per los meus morts, a mí la cassa no me fa auló de res, y Paco, ya te acostumarás, majo, ya vorás cuan tingues mes añs, perque lo Paco, lo Baixet, no va apressiá les seues cualidats hasta que va comprobá que los demés no eren capassos de fé lo que ell fée y de ahí les seues converses en lo Ivanet, que lo chiquet va escomensá ben tendre en la cassera, una chaladura, gangues al juliol, a la bassa o los revolcadós, codorniu al agost, al rostoll, tórdoles al setembre, de retirada, als passos dels carrascals, perdius al octubre als sembrats y al monte baix, blavets al febré, al Lucio del Teatino y, entre mich, la cassa majó, lo cabirol y lo venado, sempre en lo rifle o la escopeta a la ma, sempre, pimpam, pam-pim, pim-pam que está grillat este sagal, díe la Siñora, y de día y de nit, al ivern o al estiu, a esbarrá, al salt o en batuda, pim-pam, pam-pim, pum-pom, lo Ivanet en lo rifle o la escopeta, al monte o per los sembrats y lo añ 43, al ojeo inaugural del Día de la Raza, dabán del pasmo general en tretse añs mal cumplits, lo Ivanet entre los tres primés, a vuit muixóns de Teba, lo may vist, que ñabíe moméns en que teníe cuatre muixóns morts al aire, algo increíble, que ere cosa de vóres, un mosset de chupeta colsejánse en les millós escopetes de Madrit y ya desde eixe día, lo Ivanet se va acostumbrá a la compañía de Paco, lo Baixet, y a traure partit del seu olfato o flat y la seua afissió y va pensá en pulíl, pos Paco, lo Baixet, flaquejabe carregán y lo Ivanet li va doná un día dos cartuchos y una escopeta vella y li va di, cada nit, abáns de gitát, embutíx y trau los cartuchos dels cañóns hasta sen vegades, Paco, hasta que te cansos, y va afegí después de una paussa, si conseguixes sé lo mes rápit de tots, entre aixó y los vens que Deu te ha donat y la teua retentiva, no ñaurá al món qui te potejo com a secretari, te u dic yo, y Paco, lo Baixet, que ere servissial per naturalesa, cada nit, abáns de gitás, ris-ras, obrí y tancá la escopeta, ris-ras, embutí y traure los cartuchos als cañóns, que la Régula ae, ¿estás tonto, Paco? y Paco, lo Baixet, lo Ivanet diu que puc sé lo milló, y, al cap de un mes, Ivanet, majo, en un amén te fico y te trac los cartuchos de la escopeta, y lo Ivanet, aixó ña que vóreu, Paco, no sigues farolero, y Paco va exhibí la seua destresa dabán del mosso y, aixó marche, Paco, no u dixos, seguix aixina, va di lo Ivanet después de la demostrassió y de este modo, Ivanet per aquí, Ivanet per allá, ni advertíe Paco que passabe lo tems, hasta que un matí va passá lo que teníe que passá, o sigue Paco, lo Baixet, li va di en la milló voluntat, Ivanet, ojo, la barra per la dreta, y lo Ivanet se va armá en silénsio, va pendre los puns y, en un di Jesús, va despenjá dos perdius per dabán y dos per detrás, y no habíe arribat la primera an terra, cuan va girá los ulls cap a Paco y li va di en gesto arrogán, de avui en abán, Paco, de vosté y siñoret Iván, ya no soc un mosset, que pera entonses ya habíe cumplit lo Ivanet setse añs y Paco, lo Baixet, li va demaná perdó y de entonses abán siñoret Iván per aquí, siñoret Iván per allá, perque ben mirat, ya anáe pera mosso y ere de raó, pero, en lo tems, les ansies cinegétiques li van aná creixén al pit al siñoret Iván y ere cosa sabuda que a cada batuda, no sol ere lo que mes matabe, sino tamé, qui tombáe la perdiu mes alta, la mes llarga y la mes forta, que en eixe terreno no admitíe competénsia, y ficáe a Paco per testigo, llarga diu lo Ministre, Paco, escolta ¿a quína distánsia hay tirat yo, per aproximassió, al muixó aquell de la primera batuda, lo del roquissal, lo que se va repujá cap als núgols, aquell que va aná a pará a la Charca dels Galápagos, ten enrecordes? y Paco, lo Baixet, obríe uns ulls mol grans, eixecáe la barbilla y sentensiabe, no lay hay de recordá, lo muixó perdiu aquell no volabe a menos de noranta metros, o, si se tratabe de perdius ressies, la mateixa copla, no me dixos de farol, Paco, parla, ¿cóm veníe la perdiu aquella, la de la valleta, la que me va pessigá bebén un trago de la bota...? y Paco belcabe lo cap, lo índice a la galta, reflexionán, sí, home, insistíe lo siñoret Iván, la que portáe lo ven de cul, la del alborsé, home, que tú vas di, que tú vas di... y Paco ajuntáe los ulls, ficáe los labios com pera chulá encara que no chuláe, y tamé pero ressia com un aeroplano, concluíe, y, encara que en rigor, lo siñoret Iván no sabíe la distánsia a la que l´atre li habíe tirat a la seua perdiu, y com veníe de ressia la que va tirá lo de mes allá, sempre les seues eren mes llargues y ressies y, pera demostáu, apelabe al testimoni de Paco, lo Baixet, y aixó, a Paco, lo Baixet, lo esponjáe, se jactabe del pes del seu juissi, y se vanagloriabe tamé de que lo que mes envejaren al siñoret Iván los amics del siñoret Iván, foren les seues facultats y la seua disposissió pera cobrá les pesses, ni lo gos mes fi te faríe lo servissi de este home, Iván, fíxaten en lo que te dic que no saps lo que tens li díen, y, assobín, los amics del siñoret Iván requeríen a Paco, lo Baixet, pera cobrá algún muixó perdiu de ales curtes y, en tals casos, se desenteníen de les tertulies postbatuda y de les disputes en los secretaris veíns y sen anaben detrás dell, pera vórel navegá ensumán, y, una vegada que Paco se veíe rodejat de la flo y nata de les escopetes, díe, ufanánse del seu papé, ¿aón va pegá la pilotada, anem a vore? y ells, lo Subsecretari, o lo Embaixadó, o lo Ministre, aquí tens les plomes, Paco y Paco, lo Baixet ¿quína direcsió portabe, anem a vore? y lo que fore, la del jaral, Paco, sirgada contra lo jaral, y Paco, ¿veníe sola, aparellada o en barra, anem a vore? y lo que fore, dos ne entraben, Paco, ara que u dius, la parella, y lo siñoret Iván mirabe als seus invitats en sorna y siñalabe en la barbilla a Paco, lo Baixet, com dién, ¿qué tos día yo?, y, acte seguit, Paco, lo Baixet, se ajupíe, ensumabe en insisténsia lo terreno, dos metros al voltán de la pilotada y murmurabe, per aquí se va arrancá, y, seguíe lo rastre durán bastáns metros y, al remat, se incorporabe, esta direcsió portáe, llugo estará an aquell carrascot y, si no, amagada an aquelles motes, prop del alcornoque, no pot habé anat mes lluñ, y cap allá sen anabe lo grupet detrás de Paco y, si lo muixó no estáe al carrascot, amagat que estabe a les motes, a la voreta del alcornoque, no fallabe, y lo Subsecretari, o lo Embaixadó o lo Ministre, lo que fore, díe assombrat, y ¿per quína regla de tres no podíe está a un atre puesto, Paco, me u vols explicá? y Paco, lo Baixet, fee que pensáe uns segóns en arrogánsia y, finalmen, díe en mal reprimit despréssio, la perdiu no abandone lo solc cuan trate de amagás, y ells, se miraben entre ells y assentíen y lo siñoret Iván, los dits grossos als sobacos de la seua chaleco-canana, sonreíe ubertamen, ¿eh qué tos día yo? mol unflat, lo mateix que cuan mostrabe la repetidora americana o la Cuita, la cachorra grifona, y, de tornada als llochs, a soles en Paco, comentabe, ¿ten fixes? lo maricón del fransés no distinguix una griba de una perdiu, o be, lo maricón del Embaixadó no corre la ma esquerra ¿ten acates?, grave defecte pera un diplomátic, perque, fatalmen, pera lo siñoret Iván, tot lo qui agarrabe una escopeta ere un maricón, que la paraula eixa no se li caíe dels labios, quína manía, y, en ocasións, al ardó de la batuda, cuan les veus dels ojeadores se confoníen a la distánsia y les cornetes sonáen a les puntes, esbarrán als muixóns, y les perdius se arrancaben desorientades brrrr, brrrr, brrrr, per tot arreu, y la barra entrabe rápidamen a la línia de escopetes, y lo siñoret Iván ne tombabe dos juntes aquí y atres dos allá, be de doblete, be de carambola, y sonaben estampits a esquerra y dreta, que pareixíe la guiarra, y Paco, lo Baixet, anabe contán pera adins, trenta dos, trenta cuatre, trenta sing y cambián la escopeta forra per un atra gemela carregada, hasta sing, que los cañóns se ficáen al roch viu, y anotán al cap lo puesto aon cada pessa caíe, bueno, en eixos casos, Paco, lo Baixet, se ficáe calén com un perdigué, que no podíe estás coto, que ere superió a les seues forses, se assomabe ajupit al canto de la pantalla y díe, mastegán les paraules pera no espantá lo campo, ¡sóltom, siñoret, sóltom! y lo siñoret Iván, secamen, ¡para quieto, Paco! y ell, Paco, lo Baixet, ¡sóltom, per la seua mare lay demano, siñoret! cada vegada mes exitat, y lo siñoret Iván, sense pará de dispará, mira, Paco, no me faigues agarrá un cabreo, aguarda a que acabo la batuda, pero a Paco, lo Baixet, lo vore desplomás les perdius mortes dabán dels seus chatos nassos, lo descomponíe, ¡sóltom, siñoret, per Deu beneít lay demano! hasta que lo siñoret Iván se enfadabe, li fotíe un puntapéu al cul y li díe, si ixes del puesto abáns de tems, te pego un tiro, Paco, tú ya saps cóm les gasto, pero ere lo seu un enfado de passada, puramen artifissial, perque cuan, minuts después, Paco, lo Baixet, escomensáe a portáli lo botín y se presentabe en sixanta cuatre dels sixanta sing muixóns derribats y li díe nerviosamen, la perdiu que falte, siñoret Iván, la que va baixá vosté prop de la archilaga, me la ha afanat lo Facundo, diu que es del seu siñoret, la furia del siñoret Iván se movíe cap a Facundo, ¡Facundo! bramáe en veu poderosa, y acudíe Facundo, ¡eh, tú, listo, tingam la festa en pau!, lo muixó perdiu eixe de la argilaga es meu y mol meu, de modo que venga, esteníe la ma uberta, pero lo Facundo plegáe los muscles y ficabe los ulls plans, inexpresius, un atre ne va tombá lo meu siñoret prop de la archilaga, aixó no es ley, pero lo siñoret Iván allargabe encara mes la ma y escomensabe a notá la cremó a les puntes o yemes dels dits, mira, no me calentos la sang, Facundo, no me la calentos, ya saps que no ña cap cosa que mes me fótegue que me birlon los muixóns que yo mato, aixina que venga eixa perdiu, y, arribats an este extrem, Facundo li allargáe la perdiu, sense rechistá, la historia de sempre, que René, lo fransés, que ere un assiduo de les batudes hasta que va passá lo que va passá, se fée creus la primera vegada, ¿cóm c´est possible matá sixanta sing perdius l´Iván y arreplegá sixanta sing perdius le Paco?, mua no compro pa, díe, y Paco, lo Baixet, orgullós, se sonreíe com una rabosa de Ráfels o Valderrobres y se señalabe lo cap, les apunto ací, díe, y lo fransés obríe los ulls com un mussol de Fórnols, ¡ah, ah, les apunte a la tetaexclamabe, y Paco, lo Baixet, están al puesto, jun al siñoret Iván, la teta va di, siñoret Iván, lay juro per los meus morts, dic yo que sirá cosa del parlá del seu país, y lo siñoret Iván, mira, per una vegada has assertat, y a partí de aquell día, entre bromes y veres, lo siñoret Iván y los seus invitats cada vegada que se reuníen sense les siñores per als sorteos dels puestos o al taco, a la solana, a michdía, díen teta per cap, este cartucho es mol fort, me ha fet vindre mal de teta, o ben, lo Subse es mol tossut, si se li fique una cosa a la teta no ña qui lay trague, y, invariablemen, aixina u digueren vuitanta vegades, tots a riure, pero a riure fort, a carcañada solta, que hasta los faie mal la pancha de tanta rissa, y aixina hasta que reempreníen la cassera, y, al acabá lo quinto ojeo, ya entre dos llums, lo siñoret Iván ficáe dos dits a la burchaqueta alta del chaleco-canana y li soltáe ostentosamen a Paco un billet de vin duros, tí, Paco, y que no valgue pera vissis, que me estás eixín mol gastadó tú, y la vida está mol achuchada y Paco, lo Baixet, agarrabe furtivamen lo billet y a la faldriquera, pos, per moltes vegades, siñoret Iván, y, en son demá de matí, la Régula, marchabe en Rogelio, en lo remolque, a Cordovilla, aon lo Hachemita, a comprás un percal o unes albarques pera los sagals, que may faltabe a casa una nessessidat, y aixina sempre, cada vegada que ñabíe batuda, y tot anabe be hasta que la radera vegada que va assistí lo fransés, se va armá una trifulca a la Casa Gran, durán lo almorsá, al di de la Nieves, per lo aquell de la cultura, que lo siñoret René va di que a Sentroeuropa teníen un atre nivell, una inconveniénsia, a vore, que lo siñoret Iván, aixó te penses tú, René, pero aquí ya no ñan analfabetos, que tú te creus que estam al añ trenta sis, y de unes coses van passá a datres y van escomensá a cridás la un al atre, hasta que van perdre los modals y se van faltá al respete y com a radé recurs, lo siñoret Iván, mol atabalat, va maná cridá a Paco, lo Baixet, a la Régula y al Ceferino y, es tontería discutí, René, u vorás en los teus propis ulls, cridabe, y al personás Paco en los demés, lo siñoret Iván va adoptá lo to didáctic del siñoret Lucas pera díli al fransés, mira, René, per a di la verdat, esta gen ere analfabeta fa tems, pero ara vorás, tú, Paco, agarra lo bolígrafo y escriu lo teu nom, fes lo favor, pero ben escrit, esmérat, se obríe als seus labios una sonrissa tirán, que está en joc la dignidat nassional, y tota la taula pendrén de Paco, lo home, y don Pedro lo Périt, se va mossegá la galta y va colocá la seua ma damún del antebrás de René, tu cregues o no, René, desde fa añs an este país se está fén tot lo humanamen possible pera redimí an esta gen, y lo siñoret Iván, ¡chitón!, no lo distragáu ara y Paco, lo Baixet, coacsionat per lo silénsio expectán, va trassá un garabato a la part de detrás, lo reverso, de una factura groga que lo siñoret Iván li habíe estés damún del mantel, comprometén los seus sing sentits, obrín les aletes del seu nas chato, una firma tremolosa, illigible y, cuan va acabá, se va adressá y va torná lo bolígrafo al siñoret Iván y lo siñoret Iván lay va doná al Ceferino y ara tú, Ceferino, va maná, y va lo Ceferino, mol ñirviós, se va belcá damún dels mantels y va estampá la seua firma y per a acabá, lo siñoret Iván se va dirigí a la Régula, ara te toque a tú, Régula, y giránse cap al fransés, aquí no fem distinsións, René, aquí no ña discriminassió entre mascles y femelles com podrás comprobá, y la Régula, tremolánli lo pols, perque lo boli li rellissáe pel dit gros achatat, pla, sense huelles dactilars, va dibuixá penosamen lo seu nom, pero lo siñoret Iván, que estabe parlán en lo fransés, no va repará en les dificultats de la Régula y tal com ella va acabá, li va pendre la ma dreta y la va sacsá ventejánla com una bandera, assó, va di, pera que u contos a Paris, René, que los fransesos tos gasteu mol mal yogur al jusgámos, que esta dona, per si u vols sabé, hasta fa cuatre díes firmabe en lo dit gros, ¡mira! y, al di aixó, va separá lo dit aplanat de la Régula, chato com una espátula, y la Régula, la dona, confundida, se va sofocá tota com si lo siñoret Iván la mostrare en pilotes damún de la taula, pero René, no ateníe a les paraules del siñoret Iván sino que sol mirabe lo dit aplanat de la Régula, y lo siñoret Iván, al advertí lo seu assombro, va aclarí, ah, be!, ésta es un atra história, los dits grossos o pulgars de les esparteres son aixina, René, gajes del ofissi, los dits se deformen de trensá espart y cánem, ¿compréns?, es inevitable, y sonreíe y carraspejabe o se aclaríe la gola y pera acabá en la tensa situassió, se va encará en los tres y los va di au, ya podéu llargátos, u hau fet be, y, conforme desfilaben cap a la porta, la Régula rossegáe desconsertada, ae, tamé lo siñoret Iván té cada cacho cosa, y, a la taula, tots a riure indulgenmen, paternalmen, menos René, a qui se li habíe aborrascat la mirada y no va di ni esta boca es meua, un silénsio mineral, hostil, pero, en verdat, fets de esta naturalesa eren raros al cortijo pos, de ordinari, la vida discurríe plássidamen, en la única novedat de les visites periódiques de la Siñora que obligaben a la Régula a está ben atenta pera que lo coche no aguardare, que si li tocáe esperá uns minuts, ya estabe lo Maxi refunfuñán, ¿aón collóns te fiques?, portem mija hora de plantón, de males maneres, aixina que ella, encara que la sorprengueren cambiánli les bragues a la chiqueta Menuda, acudíe a escape al moqui moqui del claxon, a descorre lo forrallat de la tanca, sense rentás les mans sisquera y, en estos casos, la Siñora Marquesa, tan pronte baixabe del coche, arrugáe lo nas, que ere casi tan sensible de flat com Paco, lo Baixet, y díe, eixa gallinassa, Régula, fica mes cuidado, es mol desagradable esta pudina, o algo per l´estil, pero de bones maneres, sense faltá, y ella la Régula, avergoñida, amagáe les mans daball del mandil o devantal y, sí, Siñora, a maná, pera naixó estem, y la Siñora recorríe lentamen lo jardinet, los racóns de la corralada en mirada inquisitiva y, al acabá, pujáe a la Casa Gran, y anabe cridán a tots a la Sala del Espill, un per un, escomensán per don Pedro, lo Périt, y acaban per Ceferino, lo Gorriné, tots, y a cadaú li preguntabe per la seua faena y per la familia y per los seus problemes y, al despedís los sonreíe en una sonrissa groga, distán, y los entregabe en ma una relluenta moneda de deu duros, tin, pera que selebréu a casa la meua visita, menos a don Pedro, lo Périt, naturalmen, que don Pedro, lo Périt, ere com de la familia, y ells eixíen mes conténs que unes pascues, la Siñora es bona pera los pobres, díen contemplán la moneda a la palma de la ma, y, al tardet, ajuntaben los cresols a la corralada y rostíen un cabridet y lo regaben en vi y en seguida cundíe la exitassió, y lo entusiasmo y que ¡viva la Siñora Marquesa! y ¡que vixque per mols añs! y, com es de rigor, tots acababen una mica templats, pero conténs y la Siñora, desde la finestra iluminada de la seua habitassió, a contrallum, eixecabe los dos brassos, los donáe les bones nits y a dormí, y aixó ere aixina desde sempre, pero, a la seua radera visita, la Siñora, al apeás del automóvil acompañada per la siñoreta Miriam, se va topetá en lo Azarías jun a la fon y va arronsá les selles y va tirá lo cap cap a atrás, a tú no te conec, ¿de quí eres tú?, va preguntá, y la Régula, que estabe al quite, mon germá es, Siñora, acobardada, a vore, y la Siñora, ¿de aón lo has tret? va descals, y la Régula, estáe per la Jara, ya veu sixanta un añs y lo han despedit, y la Siñora, edat ya té pera dixá de treballá, ¿no estaríe milló a un sentro benéfic? y la Régula va humillá lo cap pero va di en resolusió, ae, mentres yo vixca, un fill de ma mare no se morirá a un assilo, y, en éstes, va tersiá la siñoreta Miriam, después de tot, mama, ¿quín mal fa aquí? al cortijo ña puesto pera tots, y lo Azarías, los pantalóns apedassats caén, se va mirá atentamen les ungles de la seua ma dreta, va sonriure a la siñoreta Miriam y a lo no res, y va mastegá dos vegades en les genives abáns de parlá y, li abono los geranios tots los matíns, va di brumosamen, justificánse, y la Siñora, aixó está be, y lo Azarías que, pas a pas, se anabe creixén, y al tardet ixco a la serra a corre lo caro pera que no se embutixgue al Cortijo, y la Siñora va arronsá lo fron, alt y despejat, en un suprem esfors de consentrassió, y se va incliná cap a la Régula, ¿corre lo caro? ¿pots dim de qué está parlán ton germá? y la Régula, arrupideta, ae, les seues coses, lo Azarías no es roín, Siñora, sol una miqueta inossén, pero lo Azarías continuabe, y ara estic crián una milana, va sonriure, babeján, y la siñoreta Miriam, yo crec que fa bastantes coses, mama, ¿no te pareix? y la Siñora no li traíe los ulls de damún, pero lo Azarías, de repén, en un impuls amistós, va agarrá a la siñoreta Miriam de la ma, va amostrá les genives desdentegades en un gesto de reconeiximén y va murmurá, vingue a vore la milana, siñoreta, y la siñoreta Miriam, arrastrada per la forsa hercúlea del home, lo seguíe entropessán, y va girá un momén lo cap pera di, vach a vore la milana, mama, no me esperos, pujo en seguida, y lo Azarías la va portá per daball del oró y, una vegada allí, se va pará, va sonriure, va alsá lo cap y va cridá firme pero dolsamen, ¡quiá! y, de improvís, dabán dels ulls atónits de la siñoreta Miriam, un muixó negre y blanet se va despenjá desde les rames mes altes y se va posá suaumen al muscle del Azarías, que va torná a agarrála de la ma y la va portá al pedrís de la finestra, y detrás de la maceta, va agarrá una pella del pot de prenso y lay va oferí al muixó y la muixoneta engullíe les pelles, una detrás del atra, y may pareixíe fartás y, mentrestán minjáe, lo Azarías ablaníe la veu, li rascabe entre los ulls y repetíe, milana bonica, milana bonica, y lo muixó, ¡quiá, quiá, quiá! demanáe mes y la siñoreta Miriam, resselosa, ¡quína gana que té! y lo Azarías embutíe una y atra vegada los grumos al seu garganchó y espentáe después en la yema del dit y cuan estáe mes entretengut en lo muixó se va sentí lo esgarrifán berrit de la chiqueta Menuda, dins de casa, y la siñoreta Miriam impressionada, y aixó, ¿qué es? va preguntá, y lo Azarías, nerviós, la chiqueta Menuda es, y va dixá lo potet damún del pedrís y lo va torná a pendre y lo va torná a dixá y anabe de un costat a un atre, desassossegat, la gralleta damún del muscle, movén amún y aball les barres, rossegán, yo no puc atendre totes les coses al mateix tems, pero, al cap de pocs segóns, va torná a soná lo bram de la chiqueta Menuda y la siñoreta Míriam, esgarrifada, ¿es sert que es una chiqueta la que fa aixó? y ell, Azarías, cada vegada mes exitat, en la gralleta mirán inquieta al voltán, se va girá cap an ella, la va torná a agarrá de la ma y vingue, va di, y van entrá juns a la casa y la siñoreta Miriam, avansabe desconfiada, com atemorida per un negre presentimén, y al descubrí a la chiqueta a la penumbra, en les seues cametes de filferro y lo gran cap desplomat damún del cuixí, va sentí que se li ablaníen los ulls y se va portá les dos mans a la boca, ¡Deu meu! va exclamá, y lo Azarías la mirabe, sonriénli en les seues genives rosades, pero la siñoreta Miriam no podíe apartá los ulls del caixonet, que pareixíe que se haguere convertit en una estatua de sal la siñoreta Miriam, tan rígida estabe, tan blanca, y espantada, ¡Deu meu! va repetí, movén rápidamen lo cap de un costat al atre com pera esbarrá un mal pensamén, pero lo Azarías, ya habíe agarrat entre los seus brassos a la criatura y, dién paraules ininteligibles, se va assentá al taburet, va aguantá lo cabet de la chiqueta a la seua axila y agarrán la gralleta en la ma esquerra y lo dit índice de la chiqueta Menuda en la dreta, lo va aná aproximán lentamen a la entressella del animal, y una vegada que la va rosá, va apartá lo dit de repén, va riure, va apretá a la chiqueta contra lo pit y va di suaumen, en la seua veu assentuadamen nassal, ¿a que es bonica la milana, chiqueta?

sábado, 18 de noviembre de 2023

Lexique roman ou dictionnaire de la langue des troubadours. Raynouard. Tome premier.

LEXIQUE ROMAN

OU

DICTIONNAIRE

DE LA LANGUE DES TROUBADOURS,

COMPARÉE

AVEC LES AUTRES LANGUES DE l'  EUROPE LATINE,

PRÉCEDÉ

DE NOUVELLES RECHERCHES HISTORIQUES ET PHILOLOGIQUES,

D' UN RÉSUMÉ DE LA GRAMMAIRE ROMANE,

D' UN NOUVEAU CHOIX DES POÉSIES ORIGINALES DES TROUBADOURS,

ET D' EXTRAITS DE POÉMES DIVERS;

PAR M. RAYNOUARD,

MEMBRE DE l' INSTITUT ROYAL DE FRANCE (ACADÉMIE FRANÇAISE

ET ACADÉMIE DES INSCRIPTIONS ET BELLES-LETTRES),

SECRÉTAIRE PERPÉTUEL HONORAIRE DE l' ACADÉMIE FRANÇAISE, ETC. 


TOME PREMIER.

A PARIS,

CHEZ SILVESTRE, LIBRAIRE,

RUE DES BONS-ENFANTS, N° 30.

1838.


DE l' IMPRIMERIE DE CRAPELET,

RUE DE VAUGIRARD, N° 9.


(Editeur: Ramón Guimerá Lorente.)


Avertissement.


Légataire de tous les ouvrages littéraires et lexicographiques laissés par M. Raynouard, dont l' affection a bien voulu me confier le soin de terminer la publication, ma première pensée, mon devoir le plus pressant a été de remplir les engagements qu' il avait lui-même contractés avec le monde savant, et, avant de publier ses autres œuvres, quelle que soit leur importance, j'ai dû songer à poursuivre l' impression du Lexique roman, suite et complément indispensables de ses immenses travaux sur la langue et les poésies des troubadours. 

J' ai d autant moins hésité dans cette détermination, qu' un même sentiment de vénération et de piété presque filiale m' assure l' heureux concours de M. Pellissier, et de M. Léon Dessalles, actuellement attaché à la section historique des Archives du royaume; tous deux, après avoir secondé M. Raynouard depuis un grand nombre d' années dans ses travaux lexicographiques (1), veulent bien encore me prêter leurs soins et tout leur savoir pour accomplir ensemble une tâche que nous regardons comme une dette sacrée envers la mémoire révérée et chérie de notre illustre patron. 

(1) Dans ses Mémoires, qui ne tarderont pas à paraître avec ses Œuvres littéraires, M. Raynouard parle avec un touchant intérêt de la participation qu' ils ont eue l' un et l' autre à ses travaux philologiques; déjà, en 1817, il avait dit à la fin du discours préliminaire du tome II du Choix des poésies originales des troubadours: “Je nomme avec amitié et reconnaissance, M. Pellissier, qui, depuis cinq ans, étant occupé auprès de moi à travailler sur la langue romane et sur les poésies des troubadours, est facilement parvenu à entendre la langue, à juger les auteurs, à déchiffrer et à conférer les manuscrits; il sera désormais pour moi un zélé, un savant collaborateur.” 

L' intérêt que le Gouvernement et la maison du Roi n' ont cessé de porter aux travaux de M. Raynouard, l' appui dont ils veulent bien encore m' honorer; enfin, les précieux documents que l' obligeance de MM. les conservateurs des

manuscrits de la Bibliothèque royale continue de mettre à ma disposition, tout assure la publication successive et prompte de cet ouvrage, fruit de vingt années de recherches et de méditations profondes, si consciencieusement élaborées par la patience du génie.

lorsqu'une mort inattendue vint frapper M. Raynouard et suspendit l' impression du présent volume, il commençait à jeter les premières idées d' un vaste travail sur l' étude philosophique des langues de l' Europe latine, qui devait servir de discours préliminaire à cette nouvelle collection.

Dans ce discours, M. Raynouard se proposait de résumer tous les résultats de ses savantes recherches philologiques et d' indiquer quelques nouvelles découvertes dues à ses infatigables investigations. Selon son heureuse habitude, il traça d' abord le cadre de ce travail important et neuf; par malheur, le temps de le remplir lui manqua. 

Cette ébauche, tout incomplète qu'  elle puisse être, nous la donnons religieusement telle que M. Raynouard l' a laissée, dans la persuasion que ces simples notes contiennent des aperçus utiles, et avec l' espoir que les personnes formées à la connaissance de la langue romane par ses publications 

précédentes, pourront y trouver le germe de quelques travaux profitables à la science.


Just Paquet. 



Passy-lès-Paris, 15 février 1838. 



Recherches philologiques sur la langue romane.


Considérations préliminaires.


Élu en 1807 à l' Academie Française et déterminé à remplir les devoirs que m' imposait l' admission dans cette compagnie littéraire, j' observai assez long-temps la manière dont elle travaillait à corriger et à améliorer le dictionnaire de la langue. J' étudiai, je recherchai avec patience, les ressources, les moyens capables de donner à ce travail tout le perfectionnement, toute l' utilité que permettait d' espérer l' état des connaissances linguistiques qui avaient fait tant d' heureux progrès en Europe.

Je reconnus, ou je crus reconnaître que notre langue était peut-être, de toutes les langues modernes, celle qui, par son ancienneté, par ses variations successives, offrait le plus matière aux observations philologiques, et qu' il était donc nécessaire de l' étudier de plus haut et de plus loin qu'on ne l' avait fait jusqu' alors.

A mesure que le succès de mes recherches m' éclairait sur ce point, mes premières idées se confirmaient et s' étendaient progressivement, et je restai bientôt convaincu que, pour bien apprécier les mots et les formes grammaticales du français actuel, il fallait avant tout remonter aux origines qu'on ne trouve que dans les langues parlées par les troubadours et par les trouvères.

Je résolus donc de me dévouer à un pareil travail, en commençant par la langue des troubadours, qui me paraissait évidemment être la plus anciennement arrêtée et fixée.

J' avoue qu' en formant le projet de faire connaître la langue et la poésie des troubadours, j' étais loin de penser que cette entreprise serait aussi longue et aussi importante qu' elle l' est devenue depuis.

Un petit nombre de volumes devait contenir les principales règles grammaticales, un choix des ouvrages de ces poètes, et un lexique qui eût expliqué les seuls mots difficiles répandus dans ces ouvrages.


J' avais à peine communiqué mon dessein à l' Académie Française et à l' Académie des Inscriptions, que le ministre de la maison du Roi m' invita à lui exposer en détail le plan de mes travaux projetés; je rédigeai, à cet effet, un Mémoire qu' il mit sous les yeux de ce prince que les Muses avaient consolé dans son exil, et consolèrent encore sur le trône; peu de jours après, le ministre me le rendit en me disant que Sa Majesté avait été satisfaite, qu' elle 

m' engageait à poursuivre cette entreprise, et se chargerait de subvenir aux frais nécessaires à son exécution. Un aperçu de toutes les dépenses convenables me fut demandé; je fis exécuter des specimen par M. Firmin Didot; toutes mes idées furent acceptées sans aucune restriction. (1: 

D' abord il fut question de publier l' ouvrage dans un format in-folio; je conserve encore des specimen faits alors comme essais. Ce fut postérieurement, et sur ma propre demande, que le format in-8° fut adopté.)


De 1816 à 1822 je publiai les six premiers volumes (2), dont je dois indiquer sommairement le contenu, afin de montrer comment les autres six volumes que je publie aujourd'hui ne sont que le complément de l' exécution du plan définitivement arrêté, et s' y rattachent essentiellement.

(2) Dans le principe, l' ouvrage entier ne devait pas dépasser six volumes, parce que le lexique n' aurait compris que les mots des poésies imprimées des troubadours, mais ensuite je fus autorisé à étendre ma collection jusqu'à douze volumes, dont j'ai à publier les six derniers.

Le premier volume offre quelques détails sur l' origine et la formation de la langue rustique romane, une grammaire de cette langue avant l' an 1000, et une grammaire de la langue des troubadours.

Après avoir ainsi préparé le lecteur studieux à la connaissance de la langue, j' indiquai dans le second volume les anciens documents qui lui appartenaient, les divers genres d' ouvrage de ses poètes, et, par des traductions mot à mot, je facilitai la lecture des poésies mêmes des troubadours.

Les troisième et quatrième volumes furent consacrés à la publication de ces poésies, en mettant dans cette publication la forme progressive que l' ancienneté ou le sujet permettait d' admettre: dans le cinquième, j' insérai les biographies de ces poètes, telles que les manuscrits les fournissent.

Je sentis qu' en publiant ces richesses littéraires, il n' était pas indifférent de justifier l' utilité de cette publication, et je crus servir la science, en présentant, dans un tableau exact et presque entièrement neuf, les rapports des langues de l' Europe latine avec celle dont je publiais la grammaire et les principaux documents poétiques. Tel fut l' objet du sixième volume.

En comparant la langue des troubadours avec les autres langues néo-latines, je reconnus bientôt non seulement les rapports des mots de ces diverses langues entre eux, mais encore l' identité primitive de la plupart de ces mots; dès lors mon plan de la partie lexicographique dut s' agrandir, et, au lieu d' une simple explication des termes employés par les troubadours, je jugeai indispensable d' embrasser la langue romane dans tout son ensemble et de démontrer la sorte d' identité qui avait présidé à la lexicographie de chacune des langues de l' Europe latine, soit entre elles, soit avec la langue des troubadours, la romane provençale.

Ici se présentait un genre d' amélioration qu' il ne m' était pas permis de dédaigner. Pour établir d' une manière aussi instructive qu' évidente ces rapports lexicographiques des six langues néo-latines, je ne devais plus me borner à un dictionnaire alphabétique, il fallut adopter une forme plus rationnelle, et qui offrît tout de suite le résultat de ces rapports. Je me décidai donc 1°. à placer les mots romans par ordre de racine, de famille, d' analogie; 2°. après avoir exposé la dérivation ou l' étymologie, à indiquer les mots 

analogues des autres langues néo-latines.

Ce travail était immense; on pourra en juger par le résultat.

Depuis la publication des six volumes du Choix des Poésies originales des Troubadours, j' avais établi tant d' honorables correspondances, reçu tant de secours littéraires, que je n' hésitai plus à étendre mon travail sur l' ensemble de la langue romane dans tous ses rapports lexicographiques; le laps de temps qui s' écoula depuis que je repris en sous-œuvre mon premier travail, et qui se prolongea encore par des événements qui privèrent mon entreprise des encouragements jadis accordés par le ministère de la maison du Roi, me fournit l' occasion d' appliquer des soins longs et assidus à l' exécution du nouveau plan que j' avais adopté.

L' édition du premier Choix étant épuisée, je crus utile à la science de faire précéder ce vaste lexique par de nouvelles considérations sur la langue, sur son utilité, sur sa grammaire, etc., et surtout par diverses pièces des troubadours, qui devenaient le complément nécessaire de la première publication, quoique cependant l' ensemble de ce travail dût former un ouvrage complet en lui-même qui pût suffire aux études des personnes qui ne posséderaient pas déjà ma première collection.

Ce nouveau recueil contient à la fois des pièces de divers genres qui n' avaient pu être insérées dans la première collection, et de plus, de longs extraits des romans et poëmes que j' avais seulement indiqués. Cette partie sera, je l' espère, accueillie avec intérêt par les studieux amateurs de la littérature du 

moyen âge.

Je ferai précéder ce nouveau choix de poésies:

1°. De quelques observations historiques sur la langue rustique romane, type primitif, centre commun des six langues de l' Europe latine. (1: 

En tête du Lexique roman, je placerai une analyse détaillée des serments de 842, qui permettra de reconnaître les identités nombreuses que les expressions de ces serments présentent avec les mots correspondants de ces six langues. Sans doute il n' en faudrait pas davantage pour convaincre de l' identité primitive de ces diverses langues, quiconque observerait sans préoccupation ces mots nombreux, soit dérivés du latin, soit empruntés à des langues étrangères de l' époque et restés dans les vocabulaires néo-latins.

Cependant, pour ajouter à la conviction, j'ai choisi environ seize cents (1600) mois, soit dérivés du latin, soit empruntés à des idiomes étrangers, qui, se retrouvant identiquement dans les six langues néo-latines, attestent d' une manière incontestable cette communauté d' origine.)

2°. Après avoir rappelé les faits historiques qui prouvent la filiation des langues néo-latines, j' offrirai quelques observations sur l' étude philosophique des langues.

3°. Ce travail sera suivi de l' exposé des motifs qui doivent porter les littérateurs à étudier la langue des troubadours, afin de mieux connaître et de mieux apprécier les autres idiomes néo-latins.

4°. Enfin, je donnerai un résumé des règles grammaticales de la langue des troubadours, de la romane provençale, en y ajoutant quelques observations nouvelles sur divers points grammaticaux, pour préparer à la lecture et à l' intelligence des nouveaux documents poétiques que je publie.


Observations historiques sur la langue romane. 


Il est reconnu aujourd'hui que la romane rustique se forma de la corruption de la langue latine, que l' ignorance de ceux qui parlaient encore cette langue, à l' époque de l' invasion des hordes du Nord, et leur mélange avec ces hordes, modifièrent d' une manière spéciale, par suite de laquelle le nouvel idiome acquit un caractère distinct d' individualité. On convient également que, selon les circonstances et le besoin, ce nouvel idiome sut s' approprier les mots endémiques, restes des langues nationales parlées dans le pays, avant ou même pendant la domination romaine, et les mots que les hommes de l' irruption mêlèrent au langage qu' ils trouvèrent usité dans les contrées où ils 

s' établirent. Enfin, on admet, avec assez de vraisemblance, que l' origine de ce type primitif des langues de l' Europe latine remonte au commencement de notre monarchie, puisqu' il reste des traces de son existence au VIe et au VIIe siècle, et que, dès le VIIIe, les litanies Carolines en fournissent divers éléments matériellement incontestables. (1: Il est important de rappeler que ces litanies attestent formellement l' existence de la langue romane à cette époque, même au nord de la France, puisqu'elles étaient chantées à Soissons.)

Mais si l' on ne révoque pas en doute l' existence ancienne de cette romane rustique, on n' est pas également d' accord sur son influence et sur l' importance du rôle qu' elle a joué dans la formation des langues néo-latines. Quelque soin que j'aie mis à démontrer la conformité de leurs éléments constitutifs, la concordance de leurs formes essentielles, l' analogie de leurs combinaisons diverses; malgré les rapprochements nombreux que j'ai établis, les rapports souvent identiques que j'ai indiqués, beaucoup de personnes hésitent encore à croire qu' elle fut la source commune de ces divers idiomes. Dans cet état de choses, et pour détruire jusqu'au moindre doute, j'ai cru devoir entreprendre, pour la lexicographie, ce que j' avais essayé de faire pour les formes grammaticales.

Et d' abord, qu' il me soit permis de rappeler ici ce que je disais dans l' introduction à ma Grammaire avant l' an 1000, au sujet de quelques anciens vestiges de la romane rustique qu'on trouve ça et là dans les auteurs des VIe et VIIe siècles:"Je n' attache point à ces diverses circonstances, ni aux conjectures qu'on peut en tirer, plus d' importance qu'elles n' en méritent, mais peut-être n' ai-je pas dû les omettre”. (1) 

C'est par ce motif que, sans chercher à tirer aucune induction des paroles prononcées par un des soldats de Commentiolus (2), qui sont évidemment romanes par leur composition lexicographique, que même, sans m' arrêter au mot Daras (3), qu'on ne peut contester à l' idiome roman, puisqu'il a été constamment employé par tous les auteurs qui depuis ont écrit dans cet idiome, je me bornerai à appeler l' attention sur deux passages des litanies Carolines que j'ai déjà cités (4), ORA PRO NOS et TU LO JUVA. 

Ce NOS au lieu de nobis, répété jusqu'à quatre fois dans le texte, ce LO qui s' y trouve reproduit huit fois consécutives, appartenaient incontestablement à la romane rustique (5). 

(1) Choix des Poésies originales des Troubadours, tome I, page XI.

(2) TORNA, TORNA, FRATRE, RETORNA. Ibid., page VIII.

(3) Ibid, p. XI et 71.

(4) Ces litanies, chantées sous le règne de Charlemagne, comme leur nom le fait assez comprendre, se divisaient en deux parties: dans la première, le clergé invoquait la Vierge et les saints, et, à chaque invocation, le peuple répondait: ora pro NOS; dans la seconde, le clergé priait pour le pape, l' empereur et les membres de sa famille, et alors le peuple ajoutait: TU LO JUVA. Voyez l' Introduction à ma grammaire avant l' an 1000, p. VIII. 

(5) Le poëme sur Boèce, antérieur à l' an 1000, commence par NOS; on trouve plusieurs fois LO dans une charte de 947, déposée aux Archives du royaume, section historique, J. 879. NOS se rencontre également dans les plus anciens monuments de la langue française et des autres langues de l' Europe latine. Quant à LO, en voici quelques exemples qui ne laissent aucun doute sur son emploi:

Trouvères. Dunkes LO comencièrent ses pères et sa mère à eschernir.

Dialogues de saint Grégoire, Hist. litt. de la France, t. XIII, p. 10.

Catalan. Saubra LO milhor causir. Tr. cat. dels Auz. Cass.

Espagnol. Que toda la universidad de la yente LO ayan por padre, e cada uno LO aya por sennor. Fuero Juzgo, lib. I, t. I, §. VII. 

Portugais. Mais pos LO ei. Cancioneiro do coll. dos nobres, fol. 92.

Italien. Dio, chi buono osa LO dire. Guit. d' Arezzo, lett. III.


De sorte qu' à ne considérer que ces deux pronoms personnels, on trouve dans les litanies Carolines deux éléments irrécusables de la langue romane; et de plus, les autres mots ora, pro, tu, juva, sont à la fois latins et romans; il y a donc tout lieu de penser que ces mots étaient aussi employés dans ces litanies 

comme éléments de ce dernier idiome.

Après les litanies Carolines, les serments de 842 sont le document le plus ancien et le plus important; l' analyse exacte de ces serments indique déjà l' influence de la romane rustique sur les langues néo-latines. L' examen très détaillé des mots qui y sont employés, et qui précédera le Lexique roman, m' autorise à croire que les rapports identiques que cet examen signale entre les six langues néo-latines, dont la romane rustique a été le type primitif, ne laisseront guère de place à de solides objections, surtout si, en les faisant avec franchise, on ne s' en tient pas à des conjectures vagues, à des assertions hasardées, à quelques particularités isolées ou minutieuses, au lieu de s' attacher à l' ensemble de la question et de fonder son raisonnement sur des faits historiques.

Je ferai une seule observation: pour ajouter à la conviction que doit produire cet examen, il suffira de porter une attention sérieuse sur les acceptions identiquement unanimes que la préposition A conserva ou adopta dans les six diverses langues néo-latines. (1: Voyez dans le Lexique roman, verbo A, les différentes citations qui prouvent que, dans ces six langues, cette préposition signifia 1°. après, 2°. avec, 3°. auprès, 4°. comme, en qualité de, 5°. contre, 6°. de, devant, en présence de, 7°. dans, en, 8°. envers, à l' égard de, 9°, lors de, au moment de, 10°. par, 11°. pendant, durant, 12°. pour, afin de, à l' effet de, 13°. selon, d' après, (14°.) conformément à, 15°. sur, 16°. vers.)


Quand on retrouve ces acceptions différentes et exactement les mêmes dans les six langues, je demande s' il est possible de croire que le hasard seul ait produit une telle concordance, une telle conformité, et si dans les règles d' une saine logique, ce seul fait, constaté par des exemples, par des citations que j' eusse pu multiplier, ne suffirait pas pour démontrer que toutes ces acceptions 

ont primitivement été fournies par un idiome qui a été la source commune où ont puisé toutes ces langues. Au reste, si j' insiste sur cette communauté d' origine, que tant de preuves matérielles, historiques et morales fournissent à l' envi, ce n' est pas que l' adoption ou la reconnaissance de ce point de départ soit aucunement nécessaire au succès de mes investigations; mais c'est parce que j'ai cru qu' il était de mon devoir d' historien des langues néo-latines, d' en indiquer la source; et j' ose croire qu'on m' aurait imputé à omission d' avoir gardé le silence à cet égard.

Après avoir démontré que, sous le rapport lexicographique, de même que pour les formes grammaticales, les langues de l' Europe latine révèlent, par une infinité de relations et de rapports, une origine commune, il me reste à fournir des preuves également irrécusables de ce fait, non moins positif, que la langue des troubadours, la romane provençale, avait la première acquis le caractère propre et spécial qui la distingue, en conservant, plus exactement que les autres, la contexture lexicographique des mots du type primitif, de même que j'ai déjà eu l' occasion de constater qu' elle en avait adopté plus explicitement les formes grammaticales; en d' autres termes, j'ai à établir qu' elle fut fixée et même perfectionnée avant que les autres langues néo-latines eussent atteint leur fixité et leur perfectionnement.

L' évidence de cette antériorité résulte des monuments mêmes de cette langue. Dès l' an 947, on en trouve des fragments dans des actes publics. 

(1: Voyez ci-dessus, page XV, note 5.) 

Il est positif que le poëme sur Boëce est d' une époque plus ancienne que l' an 1000. Mais ce qui permet moins encore d' élever du doute sur cette antériorité, c'est l' état de cette langue à l' époque où remontent les plus anciennes poésies des troubadours qui soient parvenues jusqu'à nous.

Le style du comte de Poitiers, dont les écrits appartiennent incontestablement à la seconde moitié du XIe siècle, mérite de fixer l' attention. Ce style est aussi clair, aussi correct, aussi harmonieux que celui des troubadours qui brillèrent postérieurement. Pour comprendre les vers du comte de Poitiers, pour les traduire, il n' y a nulle concession à faire, nulle supposition à établir; il a écrit comme écrivaient au XIIe et au XIIIe siècle Bernard de Ventadour, Arnaud de Marueil, Cadenet, etc., etc.

Cette circonstance serait peut-être suffisante et décisive pour faire admettre que dès le XIe siècle la langue des troubadours était fixée et même perfectionnée; mais ce qui ajoute encore à la conviction, c'est cette diversité des formes poétiques, cette variété des combinaisons de la mesure et de la rime non moins ingénieuses qu' heureusement harmonisées, qui sont aussi anciennes que les plus anciens monuments littéraires connus. Cet admirable mécanisme de versification, la division des pièces en couplets, l' art de mélanger les vers de mesure différente, d' enrichir le rhythme par l' entrelacement, par la correspondance des rimes, soit dans le même couplet, soit d' un couplet à l' autre, et une foule d' autres ornements enfin, qui se reproduisent dans tous leurs ouvrages, sont autant de preuves irrécusables de l' état avancé où la poésie, et conséquemment la langue des troubadours, était parvenue long-temps avant les autres langues néo-latines; et si l' on veut bien se rappeler que le comte Rambaut d' Orange, qui écrivait dans la première moitié du XIIe siècle, parle dans ses vers des troubadours des temps passés, 

on devra nécessairement être porté à croire que ni l' art du langage poli, ni l' art, non moins remarquable, de prêter à ce langage tous les charmes de l' harmonie par le nombre et la cadence, ne commencèrent au comte de Poitiers, c'est-à-dire au XIe siècle. Tenons donc pour constant que la langue des troubadours, la romane provençale, sortie immédiatement du type primitif, c'est-à-dire de la romane rustique, se forma et se perfectionna avant les autres langues de l' Europe latine.



Étude philosophique des langues.


Dans ma Grammaire comparée des langues de l' Europe latine (1: Un volume in-8°, imprimerie de Firmin Didot, chez Silvestre, libraire.), j'ai indiqué les rapports intimes et primitifs, les formes identiques, les caractères communs de ces langues entre elles; dans le discours préliminaire placé en tête de cette grammaire, j'ai signalé les rapports plus particuliers de chacune de ces langues avec la langue des troubadours; et de la sorte, je suis parvenu à formuler les règles principales, au moyen desquelles on peut toujours reconnaître les 

différentes modifications que leur firent subir ces diverses langues.

Il me reste maintenant à examiner quelles furent les causes qui amenèrent ces modifications et comment elles s' opérèrent. 


Passage de la langue rustique romaine a celle des trouvères.


J' ai essayé de prouver dans mes Observations philologiques et grammaticales sur le Roman de Rou (2: Brochure in-8° de 120 pages, Rouen, chez Édouard, éditeur.), que l' ancien français, la langue des trouvères, différait très peu de la langue des troubadours; je disais à cette occasion: la prononciation des mots fut la principale des causes qui établirent une différence, plus apparente que réelle, entre ces deux langues. En effet, les habitants du nord, les trouvères, prononcèrent et écrivirent en E la plupart des finales et des assonnances qui étaient écrites et prononcées en A, soit dans le latin ancien ou corrompu, dont la rustique romane s' était formée, soit dans l' idiome des troubadours qui en était dérivé; c'est ainsi, pour me borner ici à un seul exemple, que de Trinitatem la romane primitive tira le substantif Trinitat adopté par les troubadours, et dont les trouvères firent Trinitet. Il en fut de même des adjectifs verbaux ou participes analogues: appelatum, apelat, 

apeled; monstratum, monstrat, monstred, etc. Cette altération remonte très haut, puisque ces deux derniers exemples sont tirés des lois de Guillaume-le-Conquérant.

Mais cette cause de différence n' est pas la seule qui existe entre les deux langues; en effet, non seulement les finales en A dans la langue des troubadours furent changées en E muet par les trouvères, mais encore cet E muet remplaça dans leur langue les finales en I et en O muettes dans les troubadours:

Latin. Troubadours. Trouvères.

Substantifs.

Edificium, edifici , édifice.

Servicium, servici, service.

Adjectifs. 

Adversarius, adversari, adversaire.

Usurarius, usurari, usuraire.

Les trouvères employèrent aussi primitivement LO et CO, comme les troubadours, et les changèrent ensuite en LE et CE.

Il est donc matériellement vrai que pendant long-temps, et dans divers pays, l' ancien français a conservé des traces incontestables, des signes évidents de l' ancienne rustique romane et de la langue des troubadours; tellement qu'on pourrait appliquer à cet état de choses l' axiome de jurisprudence per signum retinetur signatum.

Il me serait facile, sur un pareil sujet, d' accumuler beaucoup de citations; mais je me bornerai, et je dois me borner à quelques autres exemples. 

Les plus anciens monuments de la langue offrent une foule d' assonnances ou de finales qui jusqu'alors, dans la langue des trouvères, s' étaient conservées identiquement les mêmes que dans celle des troubadours. Dans le Roman de Rou, les finales en AN, OR, AL, OS, qui appartiennent essentiellement à la langue des troubadours, se trouvent employées très communément en place 

des terminaisons EN, OUR, EUR, EL, OUS et EUX. Ainsi, on y lit Crestian, Paian, pour Crestien, Paien; Amor, Dolor, pour Amour, Douleur; Tal, Mortal, au lieu de Tel, Mortel; Glorios, en place de Glorious et Glorieux. Dans les monuments postérieurs, cette similitude de finales devient moins commune; mais les désinences en OR et en AL se rencontrent encore assez souvent dans le Roman 

du Renart, dans les poésies de Marie de France, et dans la plupart des ouvrages du XIIIe siècle.

Dans la romane primitive, plusieurs substantifs masculins avaient la terminaison en AIRE, EIRE, IRE pour le sujet au singulier, et en ADOR, EDOR et IDOR pour les régimes du singulier, le sujet et les régimes du pluriel. L' ancien français admit et conserva la terminaison ERRES pour le sujet du singulier, ADOUR ou EOR pour les régimes du singulier et le sujet et les régimes du pluriel. Ainsi, de cantaire et cantador, les trouvères firent chanterres, cantadour ou chanteor.

Toutefois, quelque remarquables que soient ces détails, il est encore des faits qui doivent plus particulièrement fixer l' attention; tels sont ceux qui résultent de l' analyse du Chronicon Francorum (1: Manuscrit de la Bibliothèque royale, coté 10307-5, Colbert 4764.), qui contient un bon nombre de passages de la Chronique de Turpin, mais qui remonte beaucoup plus haut que cette chronique. Dans ce manuscrit, le mélange des deux langues se révèle 

à chaque page. Les morceaux suivants, que j' en ai extraits, suffiront pour donner une idée de ce mélange:

Vita... feiria l' estoira... metre...

De latin en romanz senz rima... grant joia... Fredegunda... de poura gent ... sa dama la reina Audoera... Audovera la reina remest preing... una filia... cesta fez... terra... per aventura... destra... una... tota cela terra... una vila... dita Victoriacus... sa genz lo... batalia... fenia... nulia batalia... longia aus Franceis de cesta ni... travaliosa, quar li saison de Germanica... la copa... nostra dama... l' abaia... entre lo... per paor... de la terra, etc., etc.


Plusieurs actes, rédigés dans le Bourbonnais, attestent le passage d' une langue à l' autre; c'est ainsi qu'on lit dans ces actes:

1276. Que cum nobla dama ... a ma via ma mayson de Lent … tant tost 

tornar … dita dama en cesta donation ... dita donations ... niguna ... de laquar ... testa ... davant la festa ...

1337. … De la recetta de l' am xxxiij, quatre seters de fromant, de qual blat ... los dessus nomax ... et faray quittar ... dilluns avant ... mil c.c.c. tranta et set ...


1338. … De la acensa … blat ... soz cens, de l' an xxxij … e o quitta ... 

1339. … Et faray ... quitar ... e o ... l' an mil xxxix ... de la acensa.

1300. … Dama de Guinegas ... en la chatellenia de Verneuil … de la Porta, femma Odonin ... la terra ... a lla requesta ... lo jor de la festa ...


La bibliothèque de Tours possède un manuscrit de la vie de sainte Catherine, en vers de huit syllabes. Cet ouvrage, traduit en langue provençale par Auméric, moine de Saint-Michel, est remarquable sous plusieurs rapports.

Le langage offre un mélange de français et de provençal très tranché, et comme il est vraisemblable que ce langage est celui de l' auteur, il fournirait un exemple de collision des deux langues; c'est-à-dire, il donnerait la preuve de la désuétude où tombait le provençal ancien par suite de l' envahissement successif du français.

Il est à noter que l' auteur écrivait sur la limite des deux langues, près des bords de la Loire, et que son langage, en se détachant des inflexions provençales, acceptait les inflexions françaises.

A Deu nos somes converti,

Et de tei nos partem ici...

Il est vers Deus et fu vers hom...

Anc li charz ni la vesteura,

Non sentit des flammes l' arsura...

De l' una part sunt li doctor...

Ergoillos sunt per lor clerzia, 

Mais per neent chascuns se fia,

Et la dama de l' autra part...

La pucella soleta era...

Cesta pucella que molt am,

De la qual eu et tu parlam,

Ben veilloie et non dormia...

Si a l' uns son glaive trait,

A la dama trencha la testa;

El mes de novembre est sa festa...

Amia, ven segurament

A Deu, cui as servi tan gent... 

Amia bella, douza, ven,

Et non dopter de nulla ren.


Dans une charte déposée à la bibliothèque publique de Poitiers, qui confirme les coutumes de Charroux en Poitou, établie par Audèbert, comte de la Marche, on trouve plusieurs mots de la langue des troubadours mêlés avec celle des trouvères.

Substantifs. - Sagrament... en la disma... preera... renda... blat... lor venda... la ora... sa vita.

Adjectifs. - Tota... plan... negus hons... esmogut.

Verbes. - Confirmey... donet.

Adv. prépos. conj. - Solament... non alhors... dementre que... mas... mas quant.


Lorsque j' insiste sur le fait important de ce mélange des deux langues, je suis loin d' en induire qu' aux époques où on le trouve encore, sur les limites des pays qui avaient, les derniers, conservé les traces de la séparation de la langue commune en deux idiomes, il existât pareillement, dans le nord de la France, des restes aussi évidents, des traces aussi manifestes de l' ancienne communauté de langage, mais je crois que ce qui se passait au XIIe et au XIIIe siècle, en quelques provinces du centre, nous explique assez clairement ce qui s' était passé antérieurement dans les provinces septentrionales, où souvent le changement opéré dans les inflexions des mots ne pénétra pas dans l' intérieur de ces mots, tandis, au contraire, que lorsqu'il s' appliquait à leur intérieur, il se fit d' une manière irrégulière et capricieuse. Ainsi, l' ancien français, changeant en E l' A que les troubadours employaient dans les inflexions, dit Mortel après avoir dit Mortal, et offrit cependant la singulière 

anomalie de conserver cet A dans Mortalité.

Il en fut de même pour les mots criminal, natural, spiritual, dont il fit criminel, naturel, spirituel, quoiqu' il gardât l' A dans criminalité, naturaliste, naturalité, spiritualiste, spiritualité, etc. 

Quant aux anomalies plus choquantes encore qui se rencontrent dans l' intérieur des mots, en voici quelques exemples qui suffiront, je pense, pour faire ressortir toute la vérité du fait que j'ai signalé.

Du substantif caballus, latin, était venu Caval, dans la langue des troubadours; celle des trouvères, en changeant l' A intérieur en E, produisit Cheval, mais elle a gardé Cavalier, Cavalerie, Cavalcade; de même, de Navem, latin, les troubadours firent Nau, que les trouvères transformèrent en Nef, en conservant toutefois l' A primitif dans Naval, Navire, Naufrage, Naviguer, etc.

Je terminerai en faisant observer que ces anomalies, quelque fréquentes qu'elles soient, ne sont pas les seules que présente la langue française; elle en offre aussi sous un grand nombre d' autres formes, faciles à saisir quand on est familiarisé avec la langue des troubadours.

Maintenant que l' identité primitive des deux idiomes ne saurait plus être mise en doute, je vais essayer de démontrer l' utilité des études philosophiques appliquées aux recherches historiques sur la signification primitive des mots, c'est-à-dire, comment, par le moyen des ressources qu' elles fournissent, on parvient à suivre la filiation de leurs différentes acceptions, en remontant vers leur origine.

Ai-je à connaître les mœurs, les usages, les lois, le caractère, le gouvernement, etc., d' un peuple qui n' existe plus, ou d' un peuple chez qui on ne peut pénétrer? Si j' obtiens seulement le vocabulaire de leurs langues, il me révèlera bientôt diverses indications qui m' aideront à prendre une idée juste de leur histoire et de leur gouvernement.

Que lors des premiers établissements de ces peuples, ils se soient réunis pour offrir volontairement aux chefs des Dons Annuels qui ont laissé dans la langue l' expression de dons gratuits, j' en conclus qu' ils ont été originairement libres et qu' ils l' étaient encore alors. Si je trouve ensuite le mot d' Aide et celui de Subside, je reste convaincu que, pendant long-temps, les offrandes des sujets ont été encore volontaires, puisque adjutorium et subsidium expriment un secours accordé librement. (1: Philippe-le-Bel, dans des lettres-patentes de 1303, s' exprime ainsi:"Que tous arcevesques, évesques, abbez et autres prélatz, doiens, chapitres, couvens, colléges, etc ... ducs, comtes, barons, dames, damoiselles, etc... nous aident en la poursuite de la dite guerre." Ordonnances des Rois de France, t. I, p. 384. - En 1324, Charles IV disait dans ses lettres, également insérées au tome I des Ordonnances des Rois de France, page 785:"Comme nos genz aient parlé à noz amez et féauls les gens de Paris, et les aient requis, de par nous, que il nous vousissent aidier à nostre présente guerre de Gascoigne."


Les mots Subvention, Octroi (1), me paraissent aussi synonymes de secours, et me permettent de croire qu'on ne les obtenait que du dévouement des sujets à la patrie et au prince.

Le mot Contributions est encore un terme qui suppose, de la part de ceux qui les payent, une sorte de consentement; contribuer indique la volonté de celui qui s' associe avec les autres pour donner.

Mais lorsque je rencontre le mot Impositions, je vois le joug fiscal qui pèse sur le peuple, et je me dis que l' autorité du maître s' est beaucoup accrue.

Enfin les agents de l' autorité enlèvent-ils quelquefois de force le tribut, ou persécutent-ils le débiteur du fisc? Je ne suis plus étonné d' entendre appeler Maltolte cette manière de lever les impôts, c'est-à-dire mal-à-propos pris, injustement enlevé.

Je me borne à donner ces exemples de la connaissance que le sens primitif des mots, soit qu'on le trouve par dérivation, soit qu'on le cherche par étymologie, peut fournir à l' investigateur qui applique la science de la linguistique à l' étude de l' histoire des peuples et des gouvernements.

Mais si la connaissance des choses dépend souvent de celle des mots, on sent combien il importe à la fois de remonter à l' origine de ceux-ci et d' en suivre la filiation au milieu des règles générales qui constituent les langues. Tel est l' objet de l' étymologie.

(1) “Comme en conseil et en traitié d' arcevesques, évesques, abbez et autres prélaz, etc... ducs, comtes, barons, etc… nous soit octroié de grace que les nobles personnes, etc... nous aident... en la persécution de nostre guerre." Ibid., p. 412.

Étymologie. 


S'il est dans la science et dans l' étude des étymologies une partie purement conjecturale qui conduit parfois les linguistes dont le désir est de paraître habiles, à des explications aussi inattendues que bizarres, il existe aussi, dans la même science, une partie essentiellement philosophique, digne de l' attention et de l' examen des hommes qui aiment à réfléchir sur les besoins et sur les ressources, sur la marche et sur les progrès de l' esprit humain. Il est beau de rechercher et de reconnaître, dans les développements d' une langue, 

les caractères simples et naturels qui ont produit successivement les expressions devenues nécessaires à mesure que les rapports de la société augmentaient, et que de nouveaux besoins, de nouvelles idées manquaient de termes pour les développer. Mais ce n' est pas dans la théorie des raisonnements qu' il faut chercher les preuves et les exemples de ces combinaisons de langage, empruntées à des éléments primitifs, d' autant plus étonnantes et admirables qu' elles sont plus simples et qu' elles tiennent à des procédés logiques, naturels et vrais, que des savants n' eussent peut-être pas trouvés, parce que leur esprit ne serait pas descendu à des moyens si faciles; combinaisons qui méritent, en effet, une juste admiration, parce qu' elles ont été saisies plutôt que cherchées, accueillies plutôt qu' enseignées par l' ignorance elle-même; car, il faut le dire, en fait de langage, l' ignorance et le vulgaire possèdent le génie de l' instinct, génie qui n' est pas toujours le partage de l' homme que les grands rapports de la société habituent à des combinaisons nécessairement compliquées.

Au lieu donc de raisonnements sur la théorie de la science étymologique, il faudrait peut-être se borner à expliquer, par des faits incontestables, comment le peuple, qui parlait une langue, forma de nouvelles appellations par l' emprunt qu'il faisait à une langue déjà existante, ou par la combinaison habile des mots de la sienne propre.

Je ne dirai rien de la langue grecque, qui toujours trouva si abondamment dans son seul fonds les ressources qui lui furent nécessaires. Ces ressources étaient si grandes, que c'est à cette langue même que les langues modernes empruntent encore les moyens de qualifier, par une heureuse combinaison, les objets d' art, de science, etc., quand, par l' importation d' un mot grec, ou par la réunion de deux et même de plusieurs mots de cette langue, elles composent une dénomination si exacte qu' elle porte avec elle-même sa définition évidente.

Dans mon Lexique roman, je n' ai eu recours au grec, pour expliquer l' origine d' un mot, qu' à défaut de toute autre langue moins ancienne d' où je ne pouvais le faire dériver, par la raison qu' en fait d' étymologie, c'est généralement la plus proche qui aide le mieux à faire connaître le sens primitif des mots.

Je passe à la langue des Romains, parce que j'ai à indiquer son influence étymologique sur les langues de l' Europe latine.

Dans les commencements de la langue latine, les Romains furent obligés d' emprunter les noms des objets physiques pour étendre et appliquer leurs dénominations aux objets moraux.

Le mot Pecus servit à fabriquer celui de Pecunia, qui signifia richesse, monnaie, soit parce que celui qui possédait des troupeaux était riche, soit parce que les premières monnaies romaines portaient l' empreinte d' un bœuf ou d' un autre animal. (1: Pline, Plutarque, Cassiodore, prétendent que l' image du bœuf, de la brebis (pecora), du porc, fut d' abord marquée sur la monnaie d' airain, d' où elle reçut ce nom de pecunia. Voyez aussi Suidas et Isidore.

Chez les Germains, dans le moyen âge, avant Charlemagne, comme l' argent n' était pas commun, les amendes étaient prononcées certo pecorum equorumque numero.

Joan. Jacq. Sorberi, De Comit. Vet. Germ., t. II, p. 68.)

Ovide penche pour la première opinion, lorsqu'il dit dans ses Fastes:

Aut pecus, aut latam dives habebat humum;

Hinc etiam locuples, hinc ipsa pecunia dicta est.

Ovide, Fast. V, v. 240.

Ce poète nous apprenti aussi, dans ces vers, que Locus, lieu, terrain, possession, domaine, produisit Locuples, abondant en possessions.


Cicéron (1: Cicer., Catilin. 2.) et Pline (2: Locupletes dicebant loci, hoc est agri plenos. Plinio, lib. XVII, ch. 3.) s' accordent à appliquer à l' abondance des domaines, des terres, l' expression de Locuples.

Cette tradition étymologique est si exacte et si vraie, que, dans le moyen âge, un biographe l' a commentée pour donner une idée de la grande quantité des domaines que possédait le comte Gérard.

“Il avait sous sa domination un si grand nombre de domaines dans diverses provinces, qu' en raison des divers lieux (locis) dont il était plein (qu' il possédait en abondance), il pouvait être appelé riche, locuples (3: Tanta praediorum loca per diversas provincias sub ditione tenebat, ut ipsis locis, quibus plenus erat, veraciter locuples diceretur. Act. SS. 13 octobre, t. VI, p. 310.)."

Il en fut de même d' un grand nombre de mots formés successivement par la réunion des racines de mots différents, désignant des objets matériels, et qui, composés de la sorte, servirent à exprimer des idées purement métaphysiques.

Ainsi, du mot templum, c'est-à-dire du lieu où l' on était avec réflexion et recueillement, se forma contemplari, contempler, exprimant d' abord l' action d' être respectueusement dans le temple, et ensuite celle de regarder en silence les objets dignes d' admiration.

De même, le mot sidera fit considerare, qui servit à appliquer aux personnes et aux choses l' action de ceux qui s' attachent à observer les astres.

Le substantif libra fournit deliberari, parce qu' il semble que, pour délibérer, le juge ou l' opinant place dans la balance les raisons et les motifs, afin d' adopter ceux qui ont le plus de poids.

De PRO, en avant, et de tectum, toit, vint protectio, protegere, etc., etc.

D' autres termes métaphysiques furent également créés par l' agglomération de mots diversement contractés.

La préposition AD, réunie à tendere, produisit attendere, parce que celui qui attend est tendu vers l' objet qu' il a l' espoir de voir arriver; et la préposition EX, jointe à spectare, fit expectare, c'est-à-dire regarder de loin pour attendre, par la raison que l' action de celui qui attend est de regarder si l' on vient.

Sub, ajouté à plicare, forma supplicare, plier en bas, dessous, supplier.

De Ex tempore illo vint l' adverbe extemplo; de Illo loco, Illico, sur-le-champ, incontinent, etc.

Pour exprimer l' idée de l' éternité, la langue latine crut suffisant de prendre la durée de trois âges d' homme, Aetas terna, dont elle lit l' adjectif Aeternus; et, pour rendre dans toute son extension l' idée de la durée sans fin, elle y ajouta l' adverbe semper, qui produisit sempiternus, composé de ces trois éléments.

Quand le mélange des peuples du Nord avec les habitants des Gaules eut nécessité des rapports indispensables entre l' ancienne population et celle que l' invasion amenait, la langue latine, bien ou mal entendue, devint le principal et presque l' unique moyen de communication, et ce fut surtout à cette langue dégénérée que les anciens et les nouveaux habitants empruntèrent les mots de l' idiome rustique. Quelquefois ils détournèrent ou étendirent le sens primitif pour exprimer des idées dont ils n' eussent pas trouvé facilement le terme propre, soit dans la langue latine que parlaient les habitants des Gaules, soit dans les langues du Nord qui étaient celles des hommes de l' invasion.


Exemples de mots romans formés de la langue latine, en étendant leur acception primitive.

Ainsi le mot latin pacare, apaiser, exprima l' action de satisfaire, par une somme d' argent, la famille de celui qui avait été tué injustement. 

L' acquittement de la composition établie par la loi maintint la paix.

Dans la romane primitive et dans la langue des troubadours, Pagar fut employé dans l' acception de satisfaire à une dette, et produisit, dans la langue française, le mot payer.

Vos mi pagatz d' autrui borsel.

Cercamons: Car vei.

Vous me payez de la bourse d' autrui.

Mais la langue des troubadours et ensuite la langue française employèrent aussi le mot pagar, payer, dans l' acception primitive de satisfaire.

Cordos, anel e guan

Solian pagar los amadors un an.

Hugues Brunet: Pus lo dous.

Cordons, anneaux et gants avaient coutume de satisfaire les amants toute une année.

Par analogie, le mot quietus, tranquille, produisit le mot de la basse latinité quietare, quittare, quietum facere (1), et dans la langue des troubadours et dans celle des trouvères, quittar, quitter, etc. (1: Estque soluta et quieta ab omnibus secularibus servitiis. Ingulfi hist., p. 908-911. (1134) Dominus rex Francorum... quietavit omnibus Christianis qui debebant Judeis, quando ultimo capti fuerunt, et debita fuerunt irrotulata, tertiam partem totius debiti quod debebant Judeis.... tertia pars quietata erit. Martenne, Thes. nov. anecd., t. I, p. 984.)


Bertrand de Born avait été très lié avec Henri au-court-mantel, dit le Roi-jeune, fils de Henri II, roi d' Angleterre; celui-ci ayant assiégé Bertrand de Born dans son château, le força à se rendre; le chevalier troubadour implora le roi, au nom du feu roi-jeune son fils, et le père attendri lui répondit:

Eu, per amor de lui, vos quit la persona e l' aver e 'l vostre castel.

Vie de Bertrand de Born.

Moi, par amour de lui, je vous tiens quitte pour votre personne, pour votre avoir et pour votre château.

Quand on achète un objet, on fait un échange de cet objet avec l' argent qui est le signe de sa valeur réelle ou convenue, ou avec un autre objet équivalent. L' opération de l' esprit de celui qui achète consiste à comparer, comparare.

Le mot comparare signifia, dans la loi Salique, dans la loi des Allemands, dans celle des Lombards, dans les Capitulaires de nos rois (1: Ab hospitibus suis pretio justo comparet. Capit. Ludovic II imperatoris, Baluzio, t. II, col. 348.) 

et ailleurs, acheter.

La langue des troubadours employa, dans cette même acception, le verbe analogue comprar.

Que car deu comprar qui car ven. Pierre d' Auvergne: Bella m' es.

Vu que cher doit acheter qui vend cher.

L' ancien français a dit dans le même sens:

Je l' ai or comparé chier. Fabl. et Cont. anc, t. III, p. 54.


Pour distinguer ce qui est juste de ce qui ne l' est pas, la langue romane emprunta à la latine directus, qui, au propre, signifie aligné, et de ce mot elle tira dret, droit, employé au moral.

Et du mot tortus, tordu, qui est détourné, se fit, dans la langue romane, par la même analogie, le mot moral tort.

L' un des serments de 842 a employé le mot dreit:

Cum om per dreit son fradra salvar dist.

Comme un homme par justice doit sauver son frère.

E non a dreit al fieu qu' ieu ai. Pierre Rogiers: Tant ai.

Et n' a pas droit au fief que j'ai.

Fis amans deu gran tort perdonar. Guillaume de Cabestaing: Lo jorn qu' ie us.

Tendre amant doit pardonner grand tort.

Fan del dreg tort et del tort dreg. Vic. et vert. fol. 15.

Ils font du droit tort et du tort droit.


Exemples de mots empruntés aux langues du nord.


Jornandès dit que les Goths prirent pour leur roi Alaric, à qui sa courageuse audace avait fait donner depuis long-temps, par les siens, le nom de Baltha (1), c'est-à-dire hardi. (1: Ordinant super se regem Alaricum... qui dudum ob audaciam virtutis, Baltha, id est, audax nomen inter suos acceperat. Jornandès, De reb. ger., c. 29.)

Ce mot, qui désignait une qualité guerrière, dut s' introduire dans la nouvelle langue à mesure que les vainqueurs adoptaient cette langue.

Bautz entra dans la langue romane pour exprimer fier, hardi.

El noves es En Raymbautz,

Que s fai per son trobar trop bautz.

Pierre d' Auvergne: Chantarai.

Le neuvième est sire Raymbaud, qui se fait trop fier à cause de son (art de)

trouver.

L' ancien français a dit:

Que trop estoit baude et hardie, selon la coustume de telle fame.

Chronique de France; Rec. des Hist. de Fr., t. III, p. 208.

D' un Asnes dist qu' il encuntra

Un fier Lion, s 'el salua:

"Dix te saut, frère, Diex le saut."

Li Liuns vist l' Ane si baut,

Si li respunt hastivement:

"Dès quant sommes-nus si parent?"

Marie de France, Fable LXIX.


Ric, puissant, fort, se retrouve dans plusieurs langues du Nord.

Les terminaisons RIX dans les noms gaulois Ambiorix, Viridorix, etc., (N. E. Astérix y Obélix aún no se habían dibujado) dans les noms français Childéric, Chilpéric, etc., dans les noms goths Théodoric, Alaric, etc., n' étaient vraisemblablement qu' une désignation de puissance, de force, comme le RIK des Arabes.

Otfrid, dans sa version de l' Évangile, traduit:

De alta sede

Deposuit potentes.

Par: Fona hoh sedale

Zistiaz er thie riche.

Otfrid, lib. I, cap. 7, v. 30. 

(N. E. alemán actual, 2023, deutsch: fona : von hohem Sitz * er die reiche.)


Le poète Fortunat explique le nom de Chilpéric, Chilpe, adjutor, RIC, fortis:

Chilperiche potens, si interpretes barbarus adsit,

Adjutor fortis hoc quoque nomen habes.

Fortunat, lib. VIII, poem. I.

La langue des troubadours et l' ancien français employèrent le mot Ric, Riche, dans le sens de fort, puissant.

Serai plus ricx qu' el senher de Marroc. Augier: Per vos.

Je serai plus puissant que le seigneur de Maroc.

Que 'l dig son bon e 'l fag son aut e ric.

Aimeri de Peguilain: Eu aquelh temps.

Vu que les paroles sont bonnes et les actions sont hautes et fortes.


Les ricos ombres, en Espagne et en Navarre, étaient les puissants.

Bosch, Titols de honor de Cathalunya, dit, page 320, col. 2:

“Les riches hommes étaient ainsi nommés, non pour être riches et posséder beaucoup de domaines, mais pour être d' illustre lignage et puissants." (1: 

Los richs homens eren aixi anomenats no per ser richs o tenir molts bens sino 

per esser de clar linatge y poderosos.)

(N. E. https://historia-aragon.blogspot.com/2020/02/xviii-perg-445-jaime-i-2-febrero-1231.html “Conescuda cosa sea a todos los qui son et son por venir que io don Jacme per la gracia de Dios rey de Aragon desafillo ad todo omne et afillo a vos don Sancho rey de Navarra... quiero et mando que todos mios ricos omes et mios vasallos et mios pueblos juren a vos sennoria rey de Navarra...”)

Dans les Assises de Jérusalem, on lit, au chap. 220:

“Et se il avient que le chief seignor se doive d' aucun de ces riches homes que il ait chasteau, ou cité ou ville, etc."

Une ordonnance de Charles, roi de Navarre, du 26 juin 1350, porte, en parlant de Pierre de Luxe, écuyer:

“Ycelli avons fait, créé et ordonné, faisons, créons et ordenons, par ces présentes, ricombre de notre royaume... que audit ricombre paye et rende chascun an, d' ores en avant, la dite ricombrie." 

Monstrelet a employé le mot riche dans le sens de fort (1: Tome II, fol. 40, v°.):

"Et y eut maint riche coup feru entre icelles parties."

C'est dans le sens de puissant qu' il faut entendre et expliquer la locution proverbiale: ric a ric, c'est-à-dire de puissant à puissant.

Mais postérieurement le mot riche perdit généralement cette acception primitive.

Et comment cette révolution s' opéra-t-elle dans le langage? c'est qu'elle s' était d' abord opérée dans les moeurs.

Quand la puissance ne résida plus uniquement dans la force matérielle, dans l' exercice du commandement militaire, et que l' autorité de l' or, de l' argent, la considération de la propriété, soit territoriale, soit industrielle, balança l' autorité féodale et militaire, ou l' action même du gouvernement, les riches, les forts, les puissants, furent ceux qui possédaient les domaines, les troupeaux, l' argent et l' or, ou qui exerçaient fructueusement une vaste 

industrie.


Exemples de la combinaison de mots romans pour former des mots composés. 


De MAL et d' APTES (2) romans, tirés du latin male et aptus, fut formé le mot malaptes, malade.

Le mot capmail, composé des mots cap, tête, et mail, malh, maille, tête de maille, capuchon de maille, désigna une armure défensive dont le guerrier couvrait sa tête pour la garantir des coups de l' ennemi pendant la bataille.

(2) Qui met sa ma al arayre e regarda dereyre se, non es aptes ni dignes davan lo regne de Dieu. Vic. et vert., fol. 99. 

“Qui met sa main à la charrue et regarde derrière soi, n' est apte ni digne devant le royaume de Dieu.”


Ni auberc ab capmail

Non fon per els portatz.

Rambaud de Vaqueiras: Ges si tot.

Ni haubert avec camail ne fut par eux porté.


On lit, dans la Vie de Bertrand du Guesclin:

S'avoit lance et escu dont l' ouvrage resplent,

Le bacinet ou chief, où le camail se prent:

De toutes pièces fu armez à son talent... 

Et voit ses chevaliers bien armez de camail.

De même, les prêtres, les chanoines, pour se garantir du froid pendant qu' ils assistaient dans l' église aux offices religieux, employèrent un couvre-chef, un capuchon d' étoile imitant la forme du capmail des guerriers, et le nom de camail, en supprimant le p, est resté à cette partie de leur habillement.


N. B. Ce qui suit n' est que la réunion de notes éparses laissées par 

M. Raynouard; quoique trop incomplètes pour être coordonnées, nous avons cru devoir les recueillir.


Il arriva parfois que la langue romane, à l' aide d' un seul mot qu' elle emprunta au latin, forma plusieurs autres mots qui en étaient également les dérivés; tels que aura, air, d' où furent tirés auratge, orage, eissaurar, essorer, etc.; de morsus, qui produisit mors, exprimant l' action de mordre, furent déduits morsel, morceau, morsellar, mettre en morceaux, etc., etc.

Une foule de noms de villes et de localités se formèrent au moyen de la réunion de deux mots latins. Clermont a été appelé Clarusmons par les auteurs du moyen âge, et quelquefois Clarmons (1), ce qui prouve l' existence de ce nom en langue vulgaire. (1: Pipinus... quaedam oppida atque castella manu cepit... precipua fuere Burbonis, Cantilla, Clarmontis. Annal. Pepini, ann. 761. Rec. des Hist. de France, t. V. p. 199.)

D'autres se formèrent par de seules modifications ou suppressions de lettres; ainsi Guiania vint évidemment d' Aquitania, en ôtant l' A par aphérèse, en changeant le Q en G, et en supprimant le T intérieur.

Parfois aussi certains mots furent employés primitivement en bonne part, et reçurent ensuite un sens péjoratif, tandis que d' autres mots, pris d' abord en mauvaise part, passèrent à des acceptions meilleures.

Brau signifiait, dans la langue romane, cruel, féroce, et a produit en français brave, synonyme de vaillant. (N. E. similar al godo baltha; romance bautz)

Cantel, dans la langue des troubadours, canteau, (chap. cantó, racó) dans celle des trouvères, ont signifie coin, petite partie, et le mot eschantillon a été formé comme diminutif de coin, d' une petite partie, qui sert de modèle et de garantie.

Des mots composés peuvent avoir produit des mots moins composés.

Ainsi trespasser, mourir, passer le dernier pas, a vraisemblablement été fait avant respasser, signifiant revenir des portes du trépas, comme dans ces exemples du Roman du Renart, tome III:

De lui guérir et respasser...

Fu il guéris et respassés. (p. 220.)

Comment, fait Renart, s' il avient

Que je aie respassement 

Je fausserai le serment... (p. 337.) 

Si je del mal puis respasser. (p. 338.)


J' ai déjà dit qu' il est souvent utile d' avoir recours à l' origine la moins éloignée d' un mot, pour en reconnaître le sens dans l' étymologie qu'on lui assigne.

Ainsi, quoiqu'on ait voulu faire dériver verrouil du latin veruculus, diminutif de veru, l' évidence matérielle prouve que du roman ferrolh, venant du latin ferrum, a été formé en français verrouil, par le changement assez ordinaire de F en V.

Du latin scopulus, la langue romane fit escuel; mais le mot français écueil, depuis qu' il a perdu l' S initial du mot latin, ne réveille plus l' idée de son origine.

On a fait venir le mot français boucherie du latin bovina caro; le roman disait boc, bouc, et boccaria, boucherie.

On se serait également épargné d' inutiles recherches, et bien des conjectures hasardées, si, pour expliquer l' étymologie du verbe français brouter, on s' était arrêté au mot roman brotar, formé du substantif radical brot, jet, pousse de la plante (1: Voyez, sur ces mots, les étranges conjectures du P. Labbe, dans ses Étymologies des mots français. ). Il en est de même du mot français gain, évidemment dérivé du roman gazanh, ainsi que du mot atour, venu du roman adorn, parure, par le changement si fréquent du D en T, et qui, dans la langue des troubadours, avait produit ornar, adornar, orner, décorer, etc.

Quand pour puits, roman potz, je trouve le latin puteus, je m' inquiète peu de savoir si ce mot vient de l' allemand Top, par anastrophe, comme l' a prétendu Denina; et quand je trouve ROS pour cheval, il me paraît inutile d' indiquer que, dans une autre langue du Nord, le cheval s' appelle ORS.

Pourquoi chercher au loin ce qu'on trouve chez soi?

Il est à remarquer que le mélange des conquérants avec les anciens habitants du pays d' invasion, produisit parfois de doubles noms pour certains objets d' un usage très commun.

C'est ainsi qu' en Angleterre, la conquête normande mêla à la langue des vaincus une foule de mots français, lesquels ne laissèrent pas, pour cela, de conserver leurs équivalents dans l' idiome saxon. Par exemple, les noms de presque tous les animaux dont la chair sert de nourriture, furent doubles; français quand ils étaient à l' état d' aliments, saxons quand on voulait désigner l' animal en vie. Cette double appellation s' est maintenue jusqu'à ce jour.

Ainsi les Anglais nomment encore:

Vivant. Mort pour la boucherie

Le veau, calf, veal.

mouton, sheep, mutton.

porc, hog, (pig) pork

bœuf, ox, beef, etc. 

(N. E alemán actual. Calf, Kalb; sheep: Schaaf; hog, Schwein; Ox : Ochse)


Motifs d' étudier la langue des troubadours, afin de mieux connaître et de mieux apprécier les autres idiomes néo-latins.

Avant que la règle qui, dans la langue des troubadours, distinguait les sujets des régimes eût été appliquée à l' ancien français, on ne pouvait que fort difficilement se rendre raison de beaucoup de passages écrits en ce dernier idiome; il arrivait même parfois qu'on leur donnait un sens entièrement contraire à celui que l' auteur avait voulu exprimer. Quelques exemples, où l' inversion semblait alors devoir nuire essentiellement à la clarté de la phrase, fourniront le moyen d' apprécier toute l' importance de cette forme grammaticale que j'ai désignée sous le nom de règle de l' S (1: Voyez ci-après, le Résumé de la Grammaire romane, page XLVI.).

Dans le poème d' Ogier le Danois on lit:

Hernaut de Nantes a li rois araisnié.

Sans le secours de cette règle, ce vers sera toujours amphibologique; il n' y aura pas plus de raison pour dire que c'est Hernaut qui a appelé le roi, que pour prétendre que c'est le roi qui a appelé Hernaut; mais si, au contraire, on fait l' application de la règle, l' S caractéristique attaché au mot ROIS le fera reconnaître comme sujet de la phrase, et dès lors on saura positivement que c'est LI ROIS qui a araisnié Hernaut de Nantes. 

Dans cet autre vers: 

Le bon Symon a fait Pepins apareiller. (: Pepin a fait apareiller le bon Symon)

Roman de Berthe, p. 174.

Si l' on néglige de prendre en considération les signes qui distinguent les sujets des régimes, on sera convaincu que c'est le bon Symon qui a fait appareiller Pépin, tandis que l' S qui termine Pepins, démontre que c'est tout le contraire.

Li hardi les couarz devaneent. 

Guill. Guiart, t. II, p. 202.

Ce vers qui, en français moderne, formerait une amphibologie, se comprend sans difficulté dès qu'on sait que l' absence de l' S caractérise les sujets pluriels.

Une nourrice ennuioit 

Ses petite enfans qui crioit. 

Ysopet Avionet, fol. I. 

Dans ce cas le sens peut-être serait encore plus obscur sans le secours de la règle qui sert à déterminer le sujet.

Et dans cet autre vers du Roman des Enfances d' Ogier:

K'à Brunamon n' ait nus autres content.

Si on ne connaissait la règle grammaticale, ne pourrait-on pas traduire qu' il n' ait aucune autre dispute avec Brunamon, tandis que le sens est: que nul autre n' ait dispute avec Brunamon; Nus autres indiquant le sujet.

Ce phénomène grammatical, dont le mécanisme, quoique fort simple, avait pourtant échappé jusqu'à nos jours aux observations des philologues, offrait l' immense avantage de servir essentiellement à conserver, dans les phrases de la construction la plus compliquée, une clarté que n' avait pas toujours eue la langue latine elle-même, malgré la supériorité de ses formes grammaticales; par exemple, en lisant ce vers de Plaute:

Pentheum diripuisse aïunt Bacchas,

n' est-on pas porté à croire qu' il signifie: “On dit que Penthée a déchiré les Bacchantes?" et si on ne le traduit pas de la sorte, n' est-ce pas uniquement parce qu'on sait, par l' histoire fabuleuse, que ce furent les Bacchantes qui déchirèrent Penthée? Avec les formes adoptées par les troubadours et les trouvères, cette amphibologie n' aurait pas existé. Ainsi donc, cette règle offrait le résultat du double but qui présida à la formation de la romane primitive: simplicité et clarté.

Une autre règle non moins importante, et sans laquelle on rencontrerait beaucoup de difficultés qu'il serait impossible de résoudre, c'est celle qui permettait de placer DE signifiant QUE après les termes de comparaison et correspondant au génitif des Latins employé dans les cas analogues. 

Ainsi, lorsque Villehardouin a écrit, page 148: "Onques mes cors de chevaliers miels ne se defendi DE lui." Il n' a pas voulu dire que jamais corps de chevalier ne se défendit mieux d' une autre personne qu' il a désignée par lui, mais bien que jamais corps de chevaliers ne se défendit mieux QUE lui se défendait.

Ces détails doivent suffire pour faire sentir l' importance de l' étude de la langue des troubadours, sans laquelle on n' aurait pu facilement se rendre compte des difficultés que je viens de signaler.

Mais ce n' est pas seulement sous le rapport de ses analogies grammaticales avec la langue des trouvères, que la langue des troubadours mérite d' être étudiée et connue; les avantages que présente cette étude ne sont pas moins grands relativement aux autres langues néo-latines. Parlée et perfectionnée antérieurement à toutes ces langues, elle devait leur fournir, et leur a fourni en effet, un grand nombre de termes et de locutions auxquelles, sans la connaissance préalable du roman, on ne peut assigner une origine certaine. 

Il y a plus, des auteurs, dont quelques uns remontent au XIVe siècle, ayant non seulement parlé des troubadours dans leurs ouvrages, mais encore ayant rapporté divers passages de ces poètes, il est de toute nécessité de se mettre en état d' apprécier l' importance et l' exactitude de ces citations; quelques Italiens même ne s' étant pas bornés à les citer, et les ayant mis en scène, en les faisant parler dans leur propre langage, il importe essentiellement d' en acquérir une notion assez exacte pour pouvoir se rendre compte du mérite de ces sortes de compositions, et reconnaître jusqu'à quel point les copistes, éditeurs et annotateurs les ont respectées ou altérées en recopiant les manuscrits, ou en en donnant des éditions nouvelles. Pour ne rappeler ici qu' un fait dont je me suis déjà occupé, mais qu'on ne saurait trop livrer à la publicité, dans le XXVIe chant du Purgatoire, l' auteur et héros de la Divina Commedia, Dante interroge le troubadour Arnaud Daniel, par lequel il se fait répondre en vers provençaux.

On sait que Dante était familiarisé avec la langue des poètes du midi de la France, dont il cite quelquefois des passages dans son ouvrage de la Volgare Eloquenza (N. E. De vulgari eloquentia, en latín), et qu' outre les vers insérés dans la Divina Commedia, il en composa quelques autres qui sont parvenus jusqu'à nous. Malheureusement, à l' époque où Dante publia ses ouvrages, les auteurs ne pouvaient surveiller et corriger, comme les procédés de l' imprimerie l' ont ensuite permis, les copies de leurs écrits faites et reproduites en des temps et en des lieux différents; à plus forte raison était-il plus difficile encore aux copistes d' éviter les erreurs, lorsqu'ils transcrivaient des vers composés dans une langue qu' ils ne connaissaient pas, ou, ce qui était plus dangereux peut-être, qu' ils ne connaissaient qu' à demi. (1: Si l' on pouvait douter combien ces erreurs se propageaient facilement, je citerais entre autres un vers d' Arnaud Daniel, inséré par Dante dans son traité de la Volgare Eloquenza, où il est écrit ainsi dans les diverses éditions de cet ouvrage:

Solvi che sai lo sobraffan chen sorz.

Tandis que les bons manuscrits des troubadours portent:

Sols sui que sai lo sobrafan que m sortz.

(N. E. catalán normativizado literal del 2023, aprox.: 

Sols jo sóc qui sé el sobreafan que em surt)

Seul je suis qui sais le surchagrin qui me surgit.)


Aussi, il n' est pas un des nombreux manuscrits de la Divina Commedia, pas une des éditions multipliées qui en ont été données, qui ne présente dans les vers que Dante prête au troubadour Arnaud Daniel, un texte défiguré et devenu, de copie en copie, presque inintelligible.

Cependant j'ai pensé qu' il n' était pas impossible de rétablir le texte de ces vers, en comparant avec soin, dans les manuscrits de Dante que possèdent les dépôts publics de Paris, toutes les variantes qu' ils pouvaient fournir, et en les choisissant d' après les règles grammaticales et les notions lexicographiques de la langue des troubadours. Mon espoir n' a point été trompé, et sans aucun secours conjectural, sans aucun déplacement ni changement de mots, je suis parvenu, par le simple choix des variantes, à retrouver le texte primitif, tel qu' il a dû être produit par Dante.

Voici ces vers comme on les lit dans l' édition de la Divina Commedia publiée par le P. Pompée Venturi, avec commentaires, d' après celle que l' académie de la Crusca avait donnée en 1590:

Tan m' abbelis votre cortois deman,

Chi eu non puous, ne vueil a vos cobrire;

Ieu sui Arnaut, che plour, e vai cantan;

Con si tost vei la spassada folor

Et vie giau sen le jor, che sper denan.

Ara vus preu pera chella valor

Che vus ghida al som delle scalina,

Sovegna vus a temps de ma dolor.


Texte rétabli:

Tan m' abellis vostre cortes deman,

Ch' ieu non me puesc ni m voil a vos cobrire;

Ieu sui Arnautz, che plor e vai cantan;

Consiros, vei la passada follor,

E vei jauzen lo joi qu' esper denan;

Aras vos prec, per aquella valor

Que us guida al som sens freich e sens calina,

Sovegna vos atenprar ma dolor. (1: 

Tant me plaît votre courtoise demande,

que je ne me puis ni ne me veux à vous cacher;

je suis Arnaud, qui pleure et va chantant; 

soucieux, je vois la passée folie, 

et vois joyeux le bonheur que j' espère à l' avenir; 

maintenant je vous prie, par cette vertu

qui vous guide au sommet, sans froid et sans chaud,

qu' il souvienne à vous de soulager ma douleur." 

Voyez dans le Journal des Savants, février 1830, le commentaire justificatif de toutes les corrections du texte rétabli.)


Ce fait si remarquable suffira sans doute pour faire comprendre combien peuvent être utiles l' étude et la connaissance de la langue des troubadours.

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Résumé de la grammaire romane.