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domingo, 21 de abril de 2024

Anales de Cataluña, Narciso Feliu de la Peña y Farell, 1709 (Index)

(Nota del editor: Se corrige parcialmente la ortografía en castellano.) 

Imagen: Biblioteca de Catalunya. Llibres Pere Borrás: MCMXIX: D. Vi**

Biblioteca de Catalunya. Llibres Pere Borrás: MCMXIX


Anales de Cataluña y epílogo breve de los progresos, y famosos hechos de la nación Catalana, de sus Santos, Reliquias, Conventos, y singulares Grandezas; y de los más señalados, y Eminentes Varones, que en Santidad, Armas, y Letras han florecido desde la primera Población de España Año del Mundo 1788, antes del Nacimiento de Christo 2174. y del Diluvio 143. hasta el presente de 1709.


Divididos en tres tomos.

Tomo primero.

Contiene los sucesos desde la primera población de España, hasta el Año de 1163.

Su autor

Don Narciso Feliu de la Peña y Farell, cavallero del Orden de San-Tiago.


Conságrale a la majestad suprema de Christo crucificado.

Con dos copiosos índices.

El primero de los libros, y capítulos: y el segundo de todo lo particular, y notable por el orden Alfabético.

Con licencia de los superiores.

Barcelona: Por Joseph Llopis impresor, Año 1709.

A costa de Iván Pablo Martí, Juan Piferrer, Jayme Batlle, Joseph Llopis, y Jayme Surià. Libreros.

Véndense en sus Casas en la Librería, Plaças del Ángel, y San-Tiago, y Calle de la Paja.

A la majestad suprema de Christo crucificado.

Divino Criador, Redemptor y Clementissimo Señor.

Dedico a vuestra Deidad Suprema, lo que es tan vuestro, como los soberanos favores que aveis (habéis) liberal, y misericordioso concedido à esta Provincia, llamándola la primera de la Gentilidad à la noticia de vuestra soberana Doctrina, eligiendo à vuestro Santo Apóstol, y Maestro nuestro, San-Tiago, para plantar en ella el salutífero Árbol de nuestra Redempcion, (1: Lib. 6. cap. 4. deste primero Tomo.) para producir tan opimos (óptimos) frutos, y tan célebres, y valientes Campeones, como los que pelearon constantes en defensa de la Fè, alistados en vuestro invencible Exercito, por el Patrocinio de vuestra Santissima Madre, que también lo es nuestra, y particular Protectora; deviendo à su cariñoso afecto la Doctrina de nuestro Santo Apóstol, las glorias, y constancia de la Fè, y los que siguieron vuestra Cruz, y vitorias, cuyos progressos se refieren en este primer Tomo: No dudo que sus méritos obligaràn a vuestras divinas misericordias, á admitir por ellos, los frutos de mi corta capacidad. Supíicoos Soberano Señor, que atendiendo á los méritos de vuestros Escogidos sea servida vuestra Divina Clemencia, acceptar, corregir, y enmendar quanto humilde os consagra mi rendido, y reconocido obsequio. Ruégoos Eterno Señor, que todo lo contenido en esta Obra sea á mayor gloria vuestra, y ejemplo para el acierto de todos los vuestros, aunque ingratos hijos. Servíos Señor inmenso de enmendar nuestros defectos con vuestra gracia, y que logremos imitar las eminentes virtudes de los que fieles siguieron las glorias de vuestro soberano Patíbulo, y fructífero Madero. Defendednos Señor, asistidnos, y favorecednos para que sigamos vuestro camino, y consigamos eternamente gozar de vuestros divinos favores, y á mí en particular favorecedme Señor con vuestra gracia para el acierto en la relación, que emprendo.


Soberano Señor:

De V. D. M. indigno hijo.

Rendido à Vuestros Pies.

Don Narciso Feliu de la Peña y Farell.     

Al letor (lector.)

Es la historia, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la antigüedad, testimonio de los tiempos, luz de la verdad, (1: Cicero lib. 2. de orat.) norte del acierto, y guía para no tropezar: (2: Virg. Foelix quem faciunt aliena pericula cautum.) Da forma a la vida política, edifica la espiritual, ilustra la doctrina, adorna la elocuencia, asiste a la prudencia, y favorece a todas las ciencias: (3: David de lect. Hist. Riseb. In comen. Hist. Pezel. In orat. Vitemb. De fruc. Hist. Grin. De fructu leg. Hist.) 

A la teología en las historias del nuevo, y viejo Testamento: A la jurisprudencia en la relación de los Decretos de los Concilios, y Pontífices, y en las Sentencias, y Doctrinas de los Santos Padres, en las consultas, y opiniones de los jurisconsultos distinguiendo los tiempos, y en los Decretos, y Leyes de los Emperadores: A la Medicina en los sucesos de los tiempos, en la noticia de enfermedades, y en la inteligencia experimentada de las propriedades de Plantas, simples, y Minerales: A la Physica (física) con la relación de las propriedades de los Animales: A la Moral con los (exemplos) ejemplos de virtud, y contrarios: A la Rethorica (retórica) para dilatarla con ejemplos: A la Poesía para imitación: Y a la Gramática para exposición de Lugares, y Nombres. Ella es fomento, y favor de todas las disciplinas, por ella comprehende (comprende) el hombre lo pasado, atiende a lo presente, y se previene para lo venidero. (4: Polib. Lib. I. S. Greg. Nazianz. ad Nico.)

Quae sint, quae fuerint, quae mox ventura trahantur.

Cuidó el Espíritu Santo que no faltase memoria de las acciones del Testamento Viejo hasta el divino Nacimiento; y de la vida, y muerte de Jesús, con los hechos de los Santos Apóstoles, en los Libros del Testamento nuevo. Vigilante la Iglesia, para que no quedasen sepultadas en el olvido las victorias de los Santos Mártires, eligió Prothonotarios (protonotarios), y Coronistas (cronistas) que refiriesen, y diesen Fé de sus (triumphos) triunfos. (5: Euseb. Lib. 4. cap. 14. Platin. In vitas Pont. Baronio in Martir.)

Conservó Noé la memoria del Diluvio, y sucesos antecedentes en la Ara, o Piedra en la cual los esculpió al salir del Arca: sus descendientes los hijos de Set, en columnas de mármol, y ladrillo: (6: Beroso lib. I. cap. 4. Beut. Par. I. cap. 2. Josepho de Antiq. Lib. I cap. 4.)

Los Persas, Medos, Egypcios (egipcios), Caldeos, y Asirios, en la Hierva (hierba) Papirus (papiro), en pergaminos, y en tablas de hierro, y bronce: los griegos, romanos, cartagineses, y otros, solícitos cuidaron eternizar la memoria de los hechos de sus paisanos con piedras, mármoles, y bronces, en pirámides, y obeliscos, dejando la relación de los sucesos en general, y particular en sus Anales: (7: Ester. 6. Aulo Gelio noc. Atic. Lib. 3. Tulio 2. Ret. Tácito Anales.)

Y hasta los Alarabes (árabes, alarbes) (siendo nación tan bárbara) tuvieron en Razis, y Anafange, sus analistas; pero lo que en estas naciones fue vanidad culpable por el fin, en los católicos fue obligación debida para el acierto, y para no apartarse de la senda de la verdad, y para que con la noticia de las cosas pasadas queden prevenidos los hombres en las venideras; por esto nuestro Señor por San Juan cap. 5. dijo a los Judíos que mirasen las Escrituras.

El cuidado de todas las naciones más políticas de Europa, como españoles, italianos, alemanes, franceses, y otros, “però jamàs” escribir, contenta con las Escrituras, y Privilegios que conserva en sus Archivos, y en las aprobaciones de los Soberanos Oráculos de los Serenísimos Reyes, que en ellos se guardan para crédito de sus Vitorias, y Proezas, (que es cierto lo es) pero no para el Universal Teatro del Orbe.

Advirtiendo ocultas las noticias de tales testigos, y que las acciones de la Nación Catalana, sólo se hallaban como en bosquejo en sus fragmentos, y en los extranjeros, por falta de noticias, o por el afecto minoradas, disimuladas, o equivocadas; y habiendo leído a unos, y a otros, y advertido cuanto se minoraba, y menoscababa el crédito de la Nación, anhelaba mi afecto dar a la luz, lo que advertía como en sombra, aunque me detenía la gravedad del empeño; pero movido de un mal formado Librillo de un Canónigo de París que tiznaba el crédito de la Nación en uno de sus mayores hechos, y de mayor crédito que fue la gloriosa defensa de Barcelona en el asedio por los franceses año 1697, diciendo que a instancias de los paisanos entregaron la Plaça los Generales, (siendo tan evidentemente falso, pues delante de las más políticas, y belicosas Naciones del Orbe manifestaron su valor, y constancia, declarando no convenir en la entrega, ni haber llegado el tiempo de ejecutarla, como constará de la auténtica relación en el tomo tercero en el año 1697.) con el favor divino, me pareció preciso, y muy de mi obligación, no sólo dar escarmiento al mal ideado volumen, si también manifestar al universal Teatro del Orbe las noticias, y progresos gloriosos de la Nación Catalana desde la primera Población de la Provincia hasta el presente año 1709, para que se advierta, y mire como en espejo el atento, recto, valeroso, y constante obrar de la Nación, y se infiera que no ha admitido escoria, ni liga tan fino metal, y que jamás la ha podido admitir. (8: Victor. Lib. 38. var. lecti. Res gesta ideò literarum monumentis consecrantur, ut ab oblivionis injuria, & ab invidorum morsibus vindicentur.)

Es tan dilatado el asunto, y copioso lo que debo referir que pedía muchos, y dilatados volúmenes; pero por no molestar, y para no omitir la relación de los sucesos, he elegido el estilo lacónico, y formar un Resumen breve de los sucesos de mayor nota, eclesiásticos, y seculares, con la relación de los hechos, y vidas de los eminentes, e ilustres varones, que en santidad, armas, y letras, esmaltaron con su glorioso obrar el oro de esta provincia, y de las reliquias, e invenciones prodigiosas de las imágenes de nuestra Señora, dividiéndolo en tres Tomos, que es a lo que se ha podido reducir (no sé si con acierto.)

(9: Séneca Epist. 39. Comentarios quos desideras diligenter ornatos, & in angustum coactos componam, sed vide ne plus profectura sit oratio ordinaria, quam haec quae nunc vulgo breviarium dicitur, olim cum latinè loqueremur sumarium vocabantur. Orat. Dum brevis esse cupio obscurus fio.)

Consagrando el primero a Jesús Dios, y Señor nuestro Crucificado: El segundo al Rey nuestro Señor: Y el tercero al Principado de Cataluña, para cumplir con la obligación de Dios, Rey, y Patria, que à (ha) sido el fin de mis tareas.

Siendo Catalán, y natural de Barcelona parece debía escribir esta obra en el Catalán Idioma; pero para que se dilaten las noticias, y por los papeles, y libros que en la Centuria de 1600 se han escrito en Idioma Castellano, desdorando algunas acciones de Cataluña; debiendo manifestar su equivocación, no puedo escusar (excusar) la respuesta en la Lengua Castellana, para que igualmente se entienda el cargo, y la defensa, la equivocación, y la verdad; que para asegurarla en dicha Centuria, y en las antecedentes, me he valido de las Escrituras auténticas, Privilegios, Actos de Cortes, Relaciones de los Serenísimos Señores Reyes, y de los Dietarios, y Libros del Real Archivo de Barcelona, del de la misma Ciudad, del de la Deputación (Diputación), que es el del Principado, de Lerida (Lérida), de Tortosa, de Perpiñan (Perpiñán, Perpignan), y de las demás Ciudades, y Villas del Principado; no omitiendo registrar por mí, o por sujetos de todo crédito los referidos, como también los de las Iglesias, y Conventos, y en falta de esto apadrinan la verdad que refiero autores extranjeros, y faltando estos me asisten los Catalanes en las relaciones de su tiempo: (10: Beyerlinc. Teat. Vitae Humanae. Tu nihil magnum finis interire nil mori clarum patens reserva posteris nostris monumentae scaecli condita libris sola fucatis variare dictis, paginas nescis sed aperta quidquid. Veritas prodit rè sine per avum simplice penna. Quintil. Lib. 10. inst. Cujus proprium est vera sine ostentatione scribere. Estrabon lib. I. Geor. Honestè factis veritas suficit.)

Omito autoridades cuando admiten todos lo que refiero: al margen por números, hallarás las escrituras auténticas que aseguran mi narrativa, y a la fin de los capítulos los sujetos, y familias que ha podido advertir mi desvelo, haber concurrido en las Conquistas, y hazañas, designados por el mismo Abecedario: no dudo faltarán muchos que con sus proezas ilustraron a su Patria: no haberlo advertido fue poca diligencia, y cuidado de los Antiguos, y no culpa mía, como tampoco lo es haber omitido algunos de nuestro tiempo, por no noticiármelo, por más que lo he solicitado.

Podrás advertir, que la relación que emprendo, como la escribo por Anales, si no puedes hallarla cumplida en el primer año, la podrás buscar en el año que se ejecutó la conclusión del hecho, por el índice alfabético, quedando enteramente satisfecho en lo que te importará entender, hallando consuelo en tus deseos.

Podrás también notar que en el primer tomo escribiendo de la segunda población de España después de la Seca de 26 años, y tres de la lluvia no aseguro año, y no se debe reparar en tres más, o menos que comenzase a poblarse, porque en tal variedad de autores, y en cosa tan antigua no es fácil hallar verdad constante. También en este mismo tomo hablando desde Tubal hasta Abidis primeros Reyes de España, fundo la relación en la tradición confirmada con todo el torrente de los autores españoles, y de otras naciones; omitiendo satisfacer al P. Mariana tom. I. lib. I. cap. 7, que duda de algunos; porque no hallo razón para la duda; ni para asegurar el crédito hallo más que la autoridad de los autores que cito en las relaciones de los hechos de los primeros Reyes, y las mismas palabras del P. Mariana al fin de dicho capítulo, que son las siguientes:

No me atrevo a reprobar lo que graves autores testificaron, y dijeron. Suplícote adviertas, y corrijas los defectos de método, locución, y los demás que no habré comprendido, y añadas noticias a lo que refiero si las hallas mejores, disimulando las faltas por los efectos de mi fina voluntad. VALE.

Protesta del autor.

Obedeciendo gustoso a los Decretos Apostólicos, y particularmente a los del Sumo Pontífice Urbano VIII, expedidos en la Sagrada Congregación de la Santa, y General Inquisición Romana en 13 de Março del año 1625, en 5 de Junio de 1631, y en 3 de Julio de 1634, acerca de los que escriben vidas, milagros, revelaciones, y otros beneficios divinos de personas que murieron con fama de Santidad, y no están Canonizadas, ni Beatificadas; en la relación, y noticias de los Varones Insignes en santidad, y hablando de sus virtudes, martirios, milagros, profecías, revelaciones, y otros divinos beneficios, y en los términos de gracia, y gloria, y otros semejantes que uso calificando, y aplaudiendo sus acciones, no quiero, ni es mi intento tampoco, se les dé más crédito, y autoridad, ni tengan otro sentido, que el que se debe a una sencilla fé humana, falible, y no aprobada, ni calificada por Santa Iglesia (Catholica) Católica Romana, menos escribiendo de los Santos Canonizados, y de lo aprobado por la Santa Iglesia; y assi mismo protesto que no es mi intención calificar de Santos, o Bienaventurados a las personas que no lo están por la Iglesia: y cuando uso del título de Santos, y Bienaventurados, no lo tomo en la propria, y rigurosa significación que induzga (induzca) culto, sino en la vulgar, con que a las Personas pías de más aprobada, y cuidadosa vida, aún viviendo las suelen llamar Santas.


Fee (Fé) de erratas.

Pag. 5, columna 1, lin. 19. Varueserias, lee Varvessorias.

Pag. 9, col. 1, lin. 17 & pag. 12, col. 1, lin. 13. Ametistes, lee Ametistos.

Pag. 12, col. 1, lin. 39. Puente, lee Puerta.

Pag. 33, col. 2, lin. 9. Jugo, lee yugo.

Pag. 79, col. 2, lin. 39. Govern, lee governó (gobernó).

Pag. 83, col. 2, al margen. Sertorio, lee Cayo Annio.

Pag. 86, col. 2, lin. 4. Mauscrito, lee manuscrito.

Pag. 94, col. 1, lin. 12. Dieron zelo, lee dieronsela (se la dieron).

Pag. 96, col. 2, lin. 37. Virgen, lee virtud.

Pag. 101, col. 1, lin. 14. Madre Dios, lee Madre de Dios.

Pag. 154, col. 1, lin. 6. Dol, del.

Pag. 249, col. 1, lin. 43. Arrastró, lee arrostró.

Pag. 266, col. 1, lin. 42. Quatra, lee quatro (cuatro).

Pag. 288, col. 2, lin. 13. Almarà, lee Almatà, 

y en el margen, y sumario, pag. 290, col. 2, lin. 16. Celiberia, lee Celtiberia

Pag. 290, col. 2, lin. 51. Año 114, lee 1014.

Pag. 154, col. 1, lin. 5. Barcolona, lee Barcelona.

Pag. 314, col. 2, lin. 18. Año 1160, lee 1190.

Pag. 318, col. 1, lin. 22. Alemany, lee Aleman (Alemán).

Pag. 325, col. 1, lin. 5. Dulce, lee Almodis.

Pag. 331, col. 1, lin. 39. De Torá, lee del Tura. 

Pag. 331, col. 2, lin. 31. De Lermens, lee Termens.

Pag. 352, col. 1, lin. 51. Postuma, lee Castuma.

Pag. 352, col. 1, lin. 52. Adea, lee Aldea.

En el prólogo pag. 3, lin. 35. Prozeas, lee Proezas.


Tabla de los capítulos contenidos en este primer tomo.

(Se omiten las páginas)

Libro 1.

Cap. 1. De la fundación, nombre, división, y límites de Cataluña, y de la división de España, y Francia.

Cap. 2De los montes de Cataluña.

Cap. 3. De los ríos, fuentes, y estanques particulares de Cataluña.

Cap. 4. De las minas de Cataluña, y de algunas cosas particulares.

Cap. 5. De algunos baños particulares, y de las continuas maravillas del cielo en Cataluña: de su abundancia, y fertilidad.

Cap. 6. De las imágenes de la Virgen, que ha manifestado milagrosamente el cielo en esta Provincia, de cuyas invenciones no se ha podido hallar el tiempo.

Cap. 7. Refiérense las reliquias de los cuerpos de los santos extranjeros, que se hallan venerados en esta Provincia, a más de los naturales, y forasteros, de cuyas vidas, y traslaciones se hallará noticia en los años que sucedieron, por el discurso de esta obra.

Cap. 8. De los hospitales en suma de esta Provincia, y de los Conventos, y Prioratos, de cuya fundación se ignora el tiempo, con la de los que en este tiempo están derruidos.

Cap. 9. De la militar orden de San Juan Bautista, su fundación, aumento, encomiendas, y prioratos en Cataluña.

Libro 2.

Cap. 1. De Tubal primero Rey.

Cap. 2. De Hibero segundo Rey, y de sus hechos. (Ibero, Ebro)

Cap. 3. De Jubala tercero Rey.

Cap. 4. De Brigo cuarto Rey, y de sus obras.

Cap. 5. De Tago quinto Rey.

Cap. 6. De Beto seto Rey.

Cap. 7. De Deabo africano, nombrado Gerión, séptimo Rey.

Cap. 8. De los Geriones, octavos Reyes.

Cap. 9. De Hispalo, noveno Rey.

Cap. 10. De Hispan décimo Rey. 

Cap. 11. De Hércules Líbico undécimo Rey.

Cap. 12. De Hespero duodécimo Rey.

Cap. 13. De Atlante décimo tercio Rey.

Cap. 14. De Sicoro décimo cuarto Rey.

Cap. 15. De Sicano décimo quinto Rey.

Cap. 16. De Siceleo décimo sexto Rey.

Cap. 17. De Luso décimo séptimo Rey.

Cap. 18. De Sículo décimo octavo Rey.

Cap. 19. De Testa décimo nono Rey.

Cap. 20. De Romo vigésimo Rey.

Cap. 21. De Palato, o Palatuo, vigésimo primero Rey.

Cap. 22. De Heritreo vigésimo segundo Rey.

Cap. 23. De Gorgoris vigésimo tercio Rey.

Cap. 24. De Abidis vigésimo cuarto Rey.


Libro 3.

Cap. 1. De la división de Cataluña en diferentes pueblos, o provincias.

Cap. 2. Como se despobló España por la sequedad.

Cap. 3. De la población segunda de España.

Cap. 4. De la venida, y poblaciones de los Rodios.

Cap. 5. Del incendio de los Pirineos.

Cap. 6. De la entrada de los Phrigios (Frigios), Phenisses (Fenicios), y del valor de Theron Catalan.

Cap. 7. De la venida de los Egipcios, y del valor de Theron.

Cap. 8. De la venida de diferentes naciones hasta la peste, y segunda Seca de España.

Cap. 9. De la hambre, peste, y segunda sequedad de España.

Libro 4.

Cap. 1. De la venida de los marselleses: fundación de Ampurias, y como dilató su dominio Cartago en España.

Cap. 2. Noticias en Cataluña de los romanos, a quien favorece: pasa a Cataluña Amiclar, y guerra contra Betulones, y otros: y embajada a Alejandro Magno.

Cap. 3. Fortifícase Barcelonaguerra de Betulones: pasa Aníbal a Ampuriasbatalla, y muerte de Amiclar.

Cap. 4. Pasa Aníbal a Cartago, y esta nombra general de España a Asdrúbal: paz de Roma, y Asdrúbaldivisión primera de Españagobierno de Aníbal, y oposición de Cataluña.

Cap. 5. Viene Gneo Scipion (Escipión) a Cataluña, amistades que logra, y lo que ejecuta: vence a los de Cartago con el favor de Cataluña.

Cap. 6. Victorias de Escipión, destrucción de Atanagria, y Ausa, y prodigios.

Cap. 7. Victorias de Escipión asistido de Cataluña, que se defiende del Cartaginés, y guerras de Indíbil, y Mandonio Catalan.

Cap. 8. Ocupadas, y demolidas Cartago vieja, y Rubricatavencido Asdrúbal, y otros muchos lances.

Cap. 9. Vencen los catalanes, y romanos a Asdrúbal Calvo: ilústrase Tarragona, y excelencias de Barcelona.

Cap. 10. Derrota, y muerte de los Escipiones, su sepulcro: venida de Nerón, y del hijo de Escipión: rendimiento de Cartagena.

Cap. 11. Valor, y cortesía de Escipión con las mujeres que se hallaron en Cartagena.

Cap. 12. Victorias de Escipión: ajústanse las Provincias de España a la Citerior, nómbranla Tarraconenseguerras de Cataluña.

Libro 5.

Cap. 1. Guerras en Cataluña contra romanos, hasta la venida del cónsul Catón.

Cap. 2. De la venida del cónsul Catón, y sus guerras en Cataluña.

Cap. 3. Guerras de Catón en Cataluña, con sus pueblos hasta que se concluyó la paz, y vuelta de Catón a Roma.

Cap. 4. Guerras en Cataluña de romanos: gobierno de ellos hasta el año 169 antes de Cristo: privilegios concedidos por los romanos: trátase de la fundación de Calaf.

Cap. 5. De los cónsules, pretores, procónsules, y legados que vinieron a Cataluña hasta el año 100 antes de Cristo, y de los sucesos, y victorias de Catalanes contra los Cimbrios.

Cap. 6. Guerras en Cataluña contra romanos, y Sertorio: Y a favor de Sertorio hasta su retirada a África: nota de Spurio Pompeyano, de la piedra de su sepulcro.

Cap. 7. Guerras de Cataluña en defensa de Sertorio, y de este contra Pompeyo, hasta la muerte de Sertorio: trofeos de Pompeyo por sus victorias: vuelve a Roma: favorece a Cataluña: estatua que le consagró Manresa: edificios de este tiempo de esta ciudad, y argollas de Atalavaca, y otras.

Cap. 8. Del gobierno de Cataluña hasta el año 52 antes de Cristo: de la fundación del templo de Esculapio en Barcelona: memorias de Aulo Mevio de Vique: y guerras en Ruisellon (Rosellón).

Cap. 9. Entran los capitanes de Pompeyo en Cataluña: Fabio capitán de César les vence, y hace retirar a Lérida: entrada de César, y hechos de Fabio.

Cap. 10. Viene César a Lérida, pone asedio a la ciudad: encuentros con los dos ejércitos, hasta que concordaron César, y Afranio, por causa de la falta de agua del ejército de Afranio, y muerte de Pompeyo.

Cap. 11. Entran los hijos de Pompeyo en España, les defiende Cataluña: vuelve César, y les vence: ocúltase Sexto Pompeyo en Cataluña: muerte de César, que hizo colonia a Tarragona, y a Ampurias.

Cap. 12. Pasa Sexto Pompeyo a Roma: guerra en Cataluña de los Ceretanos, y Salusios contra Octaviano: principio de la cuenta de la Era del César: y destrucción del templo de Bona.

Cap. 13. Reside en Tarragona Octaviano: confírmala colonia: conságranle templo: concluye la fábrica del castillo Octaviano: nombra colonia a Barcelona, y municipal a Lérida: firma, y decreta el edicto para registrarse el orbe, en Tarragona: vuélvese a Roma, y hace nuestro Señor milagro en Gerona.

Libro 6.

Cap. 1. Del santísimo nacimiento en la noche: participa España de la claridad, y en el día aparecen tres soles: refiérense los hechos de Augusto hasta su muerte: de la venida a esta provincia del cuerpo de San Forcián, y háblase de los Santos Inocentes.

Cap. 2. Sucesos de Tiberio hasta su muerte: van de Cataluña a visitar a nuestro Señor, y a su santísima madre, que recibe bajo su patrocinio a España: en Cataluña se adoraba (a) Dios, antes de la venida de los Santos Apóstoles, y de la muerte de Dios nuestro Señor para nuestra salud.

Cap. 3. Del primer gentil que recibió la fé en el santo bautismo, que fue Cayo Cornelio centurión, Catalan: y de las memorias de Tiberio.

Cap. 4. De la venida de nuestro santo Apóstol a Cataluña, y principio de nuestra Santa Fé: de San Ethereo obispo de Barcelona, y de San Agatodoro de Tarragona.

Cap. 5. Del imperio de Calígula, y Claudio: venida de San Pedro: de los santos obispos Teodosio, Víctor, y Aecio: de la venida de San Saturnino (Sadurní): obispado de Roda, y fundación de algunos lugares.

Cap. 6. De los emperadores Nerón, Galba, Otón, Vitelio, y Vespasiano: de San Rufo obispo de Tortosa: venida de San Pablo a Cataluña: templo de Santa Tecla en Tarragona: de San Lucio obispo de Barcelona: de San Hieromeo, y fundación de Gualba.

Cap. 7. De los emperadores Vespasiano, Tito, Domiciano, Nerva, y Trajano: de los Aletos: de los varones insignes de Tarragona, Barcelona, y Tortosa: de San Philoteo mártir de Barcelona, y de San Deodato segundo, su obispo: de los santos Lino, Cleto, y Clemente, pontífices.

Cap. 8. De los barceloneses Lucio Licino Sura, Lucio Licino segundo, y Publio Licino: guerras de Ampurias contra Roma, y muerte de Trajano.

Cap. 9. De Adriano emperador: las gracias que concedió a las ciudades de Cataluña: los hombres insignes que florecieron en esta Era: y de la muerte de Adriano, y martirio de los Pontífices Evaristo, y Alejandro primero.

Cap. 10. De las poblaciones antiguas de tiempo de los romanos que se hallaban aún en Cataluña, a más (además) de las referidas (en el) capítulo 9.

Cap. 11. De los emperadores Antonino Pío, Antonino Vero, y Marco Aurelio: de la villa de Terrassa (Terrasa), y sus hijos Serennio, y Quinto Grannio: de Cecilio Obtato, y Lucio Furio de Barcelona, y de sus obispos: de Cayo Julio Joscho de Tarragona, y de los santos Bonoso, y Maximiano de Blanes, y de Mequinensa: martirio en Manresa de San Lucio obispo: de los santos diáconos Absalon, y Largo, y de los santos Pontífices, Sixto primero, Telesphoro, Higinio, Pío primero, Aniceto, Soter, y Eleuterio.

Cap. 12. De los emperadores desde Commodo hasta Maximino: de los obispos de Barcelona hasta San Severo primero: de las fundaciones de Albià, Albi, y Albiol: de San Andeloto: de los santos Pontífices Víctor, Seferino, y Calixto.

Cap. 13. Martirio de San Magino: destrúyese el templo de Venus de Monserrate: de los emperadores desde Maximino hasta Decio: memorias de Philipo (Filipo, Felipe), y fundación de San Martín de Gerona: de San Ponciano, y de San Antero Papa.   

Cap. 14. De los emperadores desde Decio hasta Valeriano, y Galieno: de los santos mártires Luciano, Marciano, Fructuoso, Augurio, Eulogio, Verona, y Senon: cual fue Cervera: guerra en Cataluña contra alemanes: de San Fabiano Pontífice, y mártir: y de San Cornelio.

Cap. 15. De los emperadores, desde Aureliano, hasta Diocleciano: de San Licerio, de San Estefano (Esteve, Esteban, Stephanus) Papa, de San Sixto, de San Dionysio (Dionisio), de San Félix, y de los santos mártires Severo primero, cuatro clérigos, Emeterio, Celio, y Rústico: salen los alemanes de Cataluña: memorias de Caro, y Carino en Tarragona que la reedifican: y de Lucio Pontífice.

Cap. 16. De San Vicente de Colibre: de San Feliu Apóstol de Gerona: de San Narciso, y de San Feliu su diácono: de San Invento, y 360 mártires de Gerona: de San Román, San Invento, San Horoncio, Aquilina, Víctor, Germán, Paulino, Justo, y Suylo (Suilo): de San Emeterio, y San Celedonio, y de su traslación: de San Salidonio (Celedonio, Salidonio, Celoni), y de San Avito: de los discípulos de San Narciso, y de su traslación a Gerona: de San Flamidiano: de la invención (hallazgo) de algunos Santos Cuerpos: de San Eutichiano: y de las Santas Formas de Gerona.

Cap. 17. De nuestra invencible capitana, ilustre heroína, y protomártir Santa Eulalia.

Cap. 18. De San Feliu de Barcelona, de Santa Julia, de los santos Fileto, Leda, sus hijos, y cincuenta y cinco mártires de Barcelona, y de San Cucufate (Cugat).

Cap. 19. De las santas Juliana, y Simproniana de Barcelona: de San Sergio, y San Anastasio, y 73 mártires de Barcelona: de San Prudencio de Tarragona: de San Ponce, de San Sixto, y de San Eovaldo de Ampurdan: de San Marcelino, de S. Engracia, y S. Calamanda: fin del imperio de Dioclesiano: de Constantino.

Cap. 20. De Constantino Magno: primer Concilio de España, en Colibre: elección de (Arçobispados) arzobispados, y obispados: fundación de Constantí, y la Selva: reedificación de Elna: de San Marcos.

Cap. 21. De los santos Severo, Ponciano, y Senadino de Barcelona: de los santos obispos de Vique, tres Justos, Euterio, y Lázaro: de San Pretexato obispo de Barcelona: del Santo Pontífice Dámaso: de los emperadores, de Juliano hasta Teodosio: de Santa Marina: de San Valentino.

Cap. 22. De Himerio arzobispo de Tarragona, y su consulta al Papa: de San Paciano, Lucio Dextero, Ripario, Desiderio, y Sisino: de Santa Cerenilla, y San Marciano de Barcelona: del hereje Vigilancio francés, y de Valente, y Teodosio emperadores.

Cap. 23. De San Lampidio obispo de Barcelona, San Paulino, y Santa Terasia (Teresa): muere Teodosio, y suceden Arcadio, y Honorio: discípulos de San Agustín en Barcelona: fundaciones de conventos del Carmen, San Antonio, y San Agustín: de San Olimpo, de Barcelona: entrada de los vándalos: defienden los Catalanes al imperio: de Santa Cordula, y Santa Candia: de San Dalmacio, y de San Marco Máximo: de Siricio.

Cap. 24. Guerras de Máximo, y Geroncio, opónenseles los Catalanes: mátase Geroncio: destruyen los vándalos a Tarragona, crece Barcelona, y quedan los Alanos en Cataluña.

Libro 7.

Cap. 1. Origen de los Godos: sus expediciones hasta entrar en Cataluña: donde elige Corte a Barcelona Athaulpho (Ataúlfo : Adolf : Adolfo): fabrica el Real Palacio: y funda su Monarquía.

Cap. 2. De Ataúlfo: de su sepulcro: de Sigerico, y Vvalia (Walia) Reyes Godos: de Paulo Orosio, y de los dos santos sacerdotes Avitos de Tarragona: de San Bonifacio, y San Paulo de la misma ciudad: de San Sixto, Sosimo, y Bonifacio.

Cap. 3. De los Reyes Theodoredo (Teodoredo), Turisimundo, y Theodorico (Teodorico): vencen los Catalanes a Atila: de San Nundinario obispo de Barcelona: Cisma en Barcelona, y Cisma, y Concilio General en Tarragona: es reedificada: vida de San Vidal de Gerona: de San Honorato, San León, y San Sixto.

Cap. 4. De los reyes Teodorico, y Eurico: de San Severo segundo obispo de Barcelona, en cuyo tiempo se formaron las Leyes Góticas: de San Segismundo, fundación de su iglesia, y de San Marçal: de San Simplicio Papa natural de Barcelona, y de San Ascanio.

Cap. 5. De Alarico, y pérdida de su Reyno: vida de Gesaleico tirano, y de Amalerico: Juan arzobispo de Tarragona: Concilios de Tarragona, Gerona y Lérida: Letanías en Cataluña: bayles (bailes): de San Orencio arzobispo de Tarragona, de San Emiliano de Libia, y de San Paladio: de los Pontífices Félix III, Gelasio, y Anastasio.

Cap. 6. Del santo obispo de Barcelona Paternio: de los santos de Gerona Justo, Justiniano, Nebridio, y Elpidio: de San Justo de Vique: de los Concilios de Valencia, Zaragoça (Zaragoza), y Barcelona: martirios de la reina Clotilda: muerte de Amalarico: de San Gaudioso de Tarragona: Juan primero.

Cap. 7. De Theudio: victoria de los catalanes: vienen los monjes de San Benito a visitar a San Narciso: fundación del convento de Monistrol: milagros de las fuentes: de Agila, y Atangildo: de San Nasario, y Bonifacio.

Cap. 8. De los reyes Luyva, y Leovigildo: de los príncipes San Hermenegildo (Armengol), y Recaredo: raros prodigios, y persecución contra la iglesia: martirio de San Hermenegildo: de San Ascanio segundo, de San Juan, y del santo obispo Dominio: fundación de Ripoll: milagro de las fuentes: muerte de Leovigildo.

Cap. 9. De Recaredo católico rey, tuvo su Corte en Tarragona: vencen los Catalanes a los franceses: confírmase el primer Concilio de España en Colibre: Concilios de Toledo, Zaragoza, y Barcelona, que es Metrópoli de los Godos: residen en ella los ministros: principio de los Duques, y Condes, y del castigo de los Açotes (azotes). 

Cap. 10. De los reyes Luyva, y Vviterico (Witerico): fundación de San Pedro de Roda, y venida de las santas reliquias: de los reyes Gundemaro, Sisebuto, Recaredo, y Suyntila: Concilios de Toledo, Barcelona, Egara, y Tarragona: de San Nonito, de Pedro obispo de Lérida, de Liberato natural de Gerona, y de San Gregorio Magno.

Cap. 11. De los reyes Sisenando, Cintila, Tulga, y Chindasvinto: Concilios en Toledo, y sus decretos: de San Severo III. Antigüedad del título de católicos en los Reyes de España: fundación de Centellas: antigüedad de Tarragona: nota de si ha tenido obispo Manresa: de Isabel Joyense.

Cap. 12. Como Tarragona, y no Toledo, es Primada de las Españas: fúndase en razón, y se satisface a las dudas.      

Cap. 13. De los reyes Recesvinto, y Vvamba (Wamba): fundación de Requesens, y memorias en Cataluña de Recesvinto: de Quiricio obispo de Barcelona: eclipse del sol en España: guerras contra navarros, y contra Paulo: asegúrase el buen proceder de Cataluña: de los Papas Martino, Eugenio, Vitalino, Deodato, y Domno.

Cap. 14. De los reyes Ervigio, Égica, Witiza, y Rodrigo: de San Cypriano (Cipriano) de Tarragona, y de San Idalio de Barcelona: de Berenguer, y Guillermo, obispos de Barcelona: principio de la pérdida de España: de Agato, León, Benedicto, y Juan pontífices.

Cap. 15. De la pérdida de España: muerte de Rodrigo: conquistas de los Moros: de como se defendieron Tortosa, Lérida, Tarragona, Barcelona, Livia, y Puigcerdan: de los lugares de Cataluña, que no se sujetaron a los Moros: de los tributos que pagaban los lugares abiertos: pondérase el valor Catalan (catalán): escóndense las santas imágenes: milagro en las monjas benitas.

Libro 8.

Cap. 1. Prosiguen en los Moros sus conquistas: oposición de los catalanes, retirados en los lugares fuertes: embajada a Carlos Martel, su socorro, y guerras hasta la venida de Otger: de San (santa) Celeriana: de nuestra Señora de Salgar.

Cap. 2. Entrada de Otger, y nueve barones: principio de sus proezas, aseguradas con la tradición, escrituras antiguas, y autores extranjeros.

Cap. 3. Del origen del nombre de Cataluña: de llamarse Principado, y del idioma, crédito, y estimación en las historias extranjeras, y en la voz de sus Señores.

Cap. 4. Victorias de Otger Gotlant (Catalon según Bofarull), cerco de Ampurias, y de su muerte: sucede Dapifer, de sus victorias, y forma de gobierno: de las fundaciones de iglesias, y división de las tierras adquiridas.

Cap. 5. Estado de Cataluña: varias recuperaciones de Barcelona por los catalanes: entra Carlo Magno en Cataluña: sus victorias: epítome de su santa vida: pruébanse sus entradas: fundación de Arles, refiérense sus reliquias.

Cap. 6. Asisten los catalanes a Carlos para cobrar a Narbona: entra a Cataluña: sujeta hasta Gerona: milagros sucedidos: victorias de Carlos, y de Benito de Cabrera con los paisanos: recuperación de Barcelona: fundaciones de Carlos: convento de San Daniel, y Valle de María, y su manifestación: de nuestra Señora del Coll. (Collado, Puig, Pueyo, podium.)

Cap. 7. De Félix obispo de Urgel: pérdida de Barcelona, Gerona, y Vique: recuperación de Gerona, y Barcelona: victoria de Carlos, y sus fundaciones en las dos entradas: victorias, y trabajos de Barcelona, y reedificación de San Feliu.

Cap. 8. Invención de la santa imagen de la virgen de Vilalleons: de San Emerio, y santa Cándida: estado de Cataluña, que elige a Carlos: sujétasele Zatto: recuperan los catalanes a Barcelona: vuélvese a perder: entra Ludovico: llama a toda Cataluña, que le nombra Señor. 

Cap. 9. De la última restauración de Barcelona por los catalanes, presente Ludovico Pío; al cual admiten gustosos: del gobierno de Barcelona, y de algunos particulares servicios: fundaciones de Ludovico.

Cap. 10. Invención de la santa imagen de nuestra Señora de Mongrony: fundación de San Justo, y Pastor, y de San Pedro de Barcelona: victorias de Ludovico: confirma los obispados: elige condes, vizcondes, nobles, varvesores, barones, vegueres, bayles (bailes), y senescal: asegúranse, y señálanse los distritos de Cataluña.

Libro 9.

Cap. 1. Parte Ludovico a Aquisgrán (Aachen, Aix-la-Chapelle), elige gobernador de Barcelona a Bera: de sus victorias, y acusación: elección de Bernardo: victorias de Armengol conde de Ampurias: quejas de los catalanes: privilegios de Ludovico: reedifícanse los conventos de Gerri, y San Ginés de las Fuentes: fundación de San Quirse (Quirze).

Cap. 2. De los hechos de Ludovico Pío hasta su muerte: de los de Bernardo gobernador de Barcelona, y de su muerte: proezas de los catalanes en defensa de su Patria, y de Ludovico (Lluís, Lluïs, Luis, Ludwig).

Cap. 3. De San Wistremiro: de la invención de la imagen de nuestra Señora de Obach: de Guillermo hijo del conde Bernardo: entréganse los catalanes a Carlos Calvo: concédeles privilegio que lo declara: y nombra conde gobernador a Wifredo de Arria.

Cap. 4. Defiéndense los privilegios de Ludovico Pío, y Carlos Calvo, de la calumnia de la Idea de Cataluña: y todos los privilegios, del engaño de Cataluña desengañada.

Cap. 5. De Wifredo primero conde de Barcelona: su muerte por traición de Salomón, al cual mató Wifredo segundo: victorias de los catalanes, y muerte peleando del obispo Cruilles: valor de Bernardo conde de Ribagorça (Ripacurtia, Ribagorza): háblase de la victoria, y muerte del Dragón: y fundación de Ovarra (Obarra).

Cap. 6. Gobierno de Wifredo, sus victorias en Francia, y vuelta a Barcelona, con la concesión del condado en feudo honroso: dale las Armas el Emperador: y se defiende esta verdad, de la novedad.

Cap. 7. Victorias del conde Wifredo contra los Moros: sácales de sus tierras: favores de nuestra Señora: invención, y primera traslación del cuerpo de Santa Eulalia: reedificación de Manresa.

Cap. 8. Victorias, y muerte de Borrell, o Wifredo II, milagrosa invención de la Virgen de Ripoll: fundación de iglesias, y conventos de San Juan de las Abadesas, y de Monserrate: invención de la Santa Imagen: vide (vida) de fray Juan Guarín, y de San Julio: nuestra Señora de Foix.

Cap. 9. De Wifredo Borrell: de Miron, y Seniofredo (Suñer, Sunyer) condes de Barcelona: de Suñer conde de Urgel: reedifícanse San Pablo del Campo, y los castillos de (Olerdula) Olérdola, y Solsona: victorias de los catalanes: asegúrase haber defendido a España: varias fundaciones, de Santa Ana de Barcelona, de la O, de Campredon, y de Roda.

Cap. 10. Elección de Borrell, y exclusión de Cabreta, del condado de Barcelona: motivo del viaje de Borrell a Roma: consigue la unión del arzobispado de Tarragona al obispado de Vique: pérdida, y recuperación de Barcelona: victorias en Aragón, y Castilla: varias fundaciones.

Cap. 11. Victorias del conde Borrell: pérdida de Barcelona: déjanla los Moros: muerte de Borrell: sus hijos, y mujeres: de sor Matrall, de San Eudaldo, y San Pancracio: iglesias de San Saturnino en Urgel, de Olérdola, de Santa María de Linares (Llinars), y del Pino (Pi) de Barcelona.

Libro 10.

Cap. 1. Victorias de Raymundo Borrell conde de Barcelona, que sucedió a su padre, y de Armengol conde de Urgel: nuestra Señora de Almatà: victoria de Osma: guerras de Castilla: entran los Moros en Cataluña, son vencidos en Cerdaña, y Albesa: victorias en (Cordova) Córdoba: convento de Canigò: venida de San Galderique.

Cap. 2. Reedifica, y asiste Borrell a las iglesias: vida, y muerte del santo Abad Otón: martirio del abad Juan, y once monjes de San Cucufate: reedifícase la iglesia de Elna: martirio, y traslación de las santas Eulalia, y Julia de Mérida: reedifícase la iglesia de San Pedro: de las iglesias de Santa María de Egara, y de San Adrián de Besòs: reedifícase Besalú: erección de obispado: convento de San Juan de las Abadesas: alabanzas de Barcelona: muerte del conde Raymundo: soberanía del condado de Barcelona.

Cap. 3. De Berenguer Borrell conde de Barcelona, sus virtudes, y poco cuidado: fundación de San Cucufate de Barcelona: unión de Monserrate a Ripoll: concordia del conde con su madre: privilegio de Barcelona: vida de San Armengol, y su muerte: del obispo de Barcelona Deodato: iglesias de nuestra Señora del Puerto, y de San Sebastián de Aviñonet: corporales de Ivorra (Iborra): invención de las imágenes de nuestra Señora del buen reposo, y Nuria: adelántanse los Moros: victoria prodigiosa de los catalanes: muerte, e hijos del conde.

Cap. 4. Sucede Raymundo Berenguer I a su padre Berenguer: casa con Doña Isabel: saca los Moros del Llobregat, y Panadès (Penedés, Penitensis), después del Campo: quiere reedificar Tarragona, dala en feudo: reedifica el hospital, y catedral de Barcelona: guerras: ajuste con el de Cerdaña: victorias en Ribagorza: iglesia de Cardona: vida de San Eribaldo: venida de Santa Madrona, de su martirio: fundación de Santa María de Besalú: religión de San Juan.

Cap. 5. Muere Doña Isabel: casa el conde con Almodis: iglesia de San Miguel de Barcelona: asisten los catalanes en las victorias del Rey don Ramiro de Aragón: pleitos con Ermesenda, y concordia: victorias del conde contra los Moros de Aragón: asegura al Campo de Tarragona: fortifica Tárrega: se consagra la iglesia catedral de Barcelona: antigüedad de la iglesia de San Jayme (Jaime): convento de Cervià.

Cap. 6. Victorias de los condes de Urgel, y de Barcelona: de los catalanes en Aragón: conquista de Barbastro: muerte del de Urgel: invención de nuestra Señora de la Gleba: victorias de Arnaldo Miron de Tost: fundación del Archiprestado (arciprestazgo) de Ager: victorias, y conciertos del conde de Barcelona en Francia: población de Perpiñán: admisión del oficio romano: formación de los Usajes: consagración del templo de Solsona: nuestra Señora del Milagro de Balaguer.

Cap. 7. Sujétanse los de los Estados de Francia la (al) conde: sus victorias en Aragón, y en toda España: vence a los Reyes Moros, y se le sujetan: engaño de la historia del Cid: fundaciones de San Pedro de Riudebillas (Riudebitlles), y Santa María de Seròs: muerte, entierro, e hijos del conde: fundaciones de San Salvador de Breda, y San Pol.

Cap. 8. De los condes Ramón (Ramon, aún no se ponía tilde) Berenguer, y Berenguer Ramón: de la muerte de Ramón: de la tutela del niño Don Ramón: victorias de Berenguer, y su defensa: Concilio en Besalú: reforma del Estado eclesiástico: victorias del conde de Urgel: conquista de Toledo, Campo de Tarragona, y Balaguer: victorias en Aragón: reedifícanse Tarragona, y Bañolas: fúndase San Adrián (Adriàn en el original): vida de San Sabino, y muerte del de Urgel, y del de Barcelona.

Cap. 9. Expedición de los catalanes en la Tierra Santa, Suria, y Siria.

Cap. 10. Del conde don Ramón Berenguer III. Sus casamientos: victorias en Cataluña, y Francia: del conde Armengol de Mayeruca: sus victorias en Castilla, y Cataluña: victorias de los catalanes en Aragón, y conquista de Huesca: recupérase Balaguer: fúndanse muchos conventos, e iglesias: recae el condado de Besalú al de Barcelona: fúndanse los conventos de Villabertrán, y Terrassa: háblase de las iglesias del Estany, y Manresa.

Cap. 11. Conquista de Mallorca, y descripción de las Islas Baleares: victoria contra Moros en Llobregat: conquista de Zaragoza: espadas de San Martín, y Vilardell: trátase del Dragón: libra el conde a la emperatriz: San Olaguer obispo de Barcelona, arzobispo de Tarragona, y Legado à Latere: del santo Durán: va el conde a Génova, y Pisa: reedifícase San Pablo: nuestra Señora de Mongrony, de Torà, y Cervià: conquistas de Taraçona (Tarazona), Calatayud, y Daroca: población de Olot.

Cap. 12. Victorias contra los Moros de Lérida, y Tortosa, siendo Legado San Olaguer: ríndese el Rey Moro de Valencia: concordias de San Olaguer, y juramento de fidelidad del conde de Ampurias: vida de San Odón: guerra, y concordia con el de Tolosa: batalla de Corbins: pasa el de Aragón a Cataluña: guerras, y paz con los (Ginoveses) genoveses, y con el de Ampurias: reedifícase Tarragona: entra en la religión de los Templarios el conde, y muere santamente.

Cap. 13. De los Estados de los serenísimos condes de Barcelona, y sus sucesores, que posee la Francia, y como los tiene ocupados; y de los títulos, por los cuales pertenecen a los Católicos Reyes de España.

Cap. 14. De la sucesión del conde don Ramón Berenguer IV, de sus virtudes, y concordias: muerte del Rey de Aragón don Alonso (Alfonso I el Batallador): sucesión de don Ramiro: casamiento del conde con la princesa (más adelante escribe Reyna, de Aragón) doña Petronila: capítulos, y conciertos: venida de los Templarios: unión de los reyes por medio de San Olaguer: de la vida, y muerte del santo: guerras, y concordia en Aragón: invención de nuestra Señora de Misericordia: concordias con el rey de Castilla, y con los Templarios.

Cap. 15. Guerras, y victorias en la Proença (Provenza): muerte del conde Berenguer Ramón: encárgase de aquellos Estados el conde don Ramón, y de su sobrino: sus victorias en Francia, y contra el Rey de Navarra, y concordia: conquista de Almería, donde se halló el plato de esmeralda: milagros de San (Estevan) Esteban, y San Ginés en la libertad de Galcerán de (Pinòs) Pinós, y de Sanferní: reedifican los ángeles la iglesia de San Miguel de Barcelona.

Cap. 16. Conquista de Tortosa: asistencias de Barcelona: privilegios, y gracias concedidas: conquistas de Lérida, Fraga, Mequinenza, y otras: conságranse las iglesias de Lérida, y Gerri: defensa milagrosa de Tortosa por las mujeres: sus privilegios: noticias de varios conventos de canónigos reglares: consúmase el matrimonio del conde, y la reyna: guerras, y concordias en la Provenza: ajuste con Castilla: fundación, y dotación de iglesias en el obispado de Tortosa.

Cap. 17. Victorias en Valencia: ocupa el conde a Borja: nace en Barcelona el príncipe don Ramón (futuro Alfonso II): fundaciones de Santas Cruces, y Poblet: victorias de los catalanes con los Moros de las Montañas de Prades: conquista de Miravet: cesión de los genoveses de la parte de Tortosa: nombran los de Bearne señor al conde: invenciones de nuestra Señora de Parrellas, y de la Aldea: reedifícase Santa Eulalia de Mérida: fúndanse las pabordias (o pavordias) de Barcelona: victorias en la Provenza, Narbona, y Navarra: fundación de Calatrava, y de la religión de San Antonio, &c.

Cap. 18. Sujétase al conde el Rey Moro de Murcia: alianzas con (Ingalaterra) Inglaterra: victorias en Tolosa, y en la Provenza: alianzas con el emperador, que no consigue se quite la obediencia al verdadero Pontífice: vida del santo varón Miron: pasa a Turín el conde: su muerte, milagros, y Testamento: vida, y martirio de San Bernardo de Alzira: donación del feudo de la Provenza, &c. 

Anales de Cataluña, Narciso Feliu de la Peña y Farell, 1709



Tomo primero de los Anales de Cataluña.

Libro 1.

Contiene su población, división, breve descripción de sus montes, ríos, fuentes, baños, minas, y otras maravillas, con la relación de invenciones de imágenes de N. Señora, de los cuerpos santos extranjeros, que la favorecen, y de los conventos cuyas fundaciones se ignoran.

https://liburutegibiltegi.bizkaia.eus/handle/20.500.11938/78007

https://www.cervantesvirtual.com/obra/anales-de-cataluna-y-epilogo-breve-de-los-progressos-y-famosos-hechos-de-la-nacion-tomo-segundo-contiene-los-sucessos-desde-el-ano-de-1163-hasta-los-de-1458--su-autor-narciso-feliu-de-la-pena-y-farell/

https://bibliotecafloridablanca.um.es/bibliotecafloridablanca/handle/11169/6100

https://books.google.com.gt/books?id=x-VAAQAAMAAJ

http://culturahistorica.org/wp-content/uploads/2020/02/sanchez-marcos-feliu_de_la_penya.pdf

http://bdh.bne.es/bnesearch/biblioteca/Anales%20de%20Catalu%C3%B1a%20y%20ep%C3%ADlogo%20breve%20de%20los%20progressos,%20y%20famosos%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20hechos%20de%20la%20nacion%20catalana%20...%20%20:%20%20divididos%20en%20tres%20tomos%20...%20;%20su%20autor%20Don%20Narciso%20Feliu%20de%20la%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20%20Pe%C3%B1a%20y%20Farell,%20...%20/qls/Feliu%20de%20la%20Pe%C3%B1a%20y%20Farrel,%20Narciso/qls/bdh0000163814;jsessionid=3E861A8EFC48F54934B3E0901ED7EF02

https://www.cervantesvirtual.com/obras/autor/feliu-de-la-pena-y-farell-narciso-39665

https://datos.bne.es/resource/XX886118

https://es.wikipedia.org/wiki/Narc%C3%ADs_Feliu_de_la_Penya

https://dbe.rah.es/biografias/57136/narciso-feliu-de-la-pena-y-farrell

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/287618.pdf

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Pòrtic.

En més d'una ocasió m'he referit a l'alt interès que té l'obra del barceloní Narcís Feliu de la Penya com a símbol de la voluntat de redreçament del país quan les coses han anat malament. A la darreria del segle XVII, i coincidint amb un període de creixents dificultats per mantenir vives i operatives les institucions nacionals de govern, Catalunya havia arribat a una situació econòmica molt preocupant. Un ben perceptible desànim col·lectiu planava damunt de la societat, que havia perdut una bona part de la vitalitat d'altres temps. Sense oblidar tampoc que, en les darreres dècades del segle XVII, Catalunya hagué de fer front a diverses guerres amb França, els exèrcits de la qual es plantaren a les portes de la capital catalana el 1697.

Enmig d'aquest clima difícil, va sorgir la veu i l'acció de Feliu de la Penya, el qual, fent-se ressò de petits nuclis preocupats per l'avenir de Catalunya, va saber promoure accions que permetessin reactivar l'economia del país. L'exemple més significatiu d'aquest desig obstinat de contribuir a millorar les coses va ser el seu llibre Fénix de Cataluña, obra que va ser publicada el 1683. Feliu de la Penya no es va limitar, però, a deixar per escrit les seves propostes de redreçament. Era també un home d'acció, com calia en aquella malaurada conjuntura. Va participar de manera activa en les institucions econòmiques de Catalunya, es va moure a l'exterior, va saber cercar, dins la més dinàmica Europa d'aquell final de segle (els Països Baixos, Anglaterra, França o Alemanya), nous models tecnològics susceptibles d'ésser aplicats a la indústria catalana. Feliu de la Penya va ser, doncs, en certa manera i quan això no era freqüent, un gran europeista.

Fa anys la Generalitat de Catalunya va promoure una nova edició facsímil del Fénix de Cataluña, conscient que, en fer-ho, posava a l'abast dels ciutadans una obra exemplar d'un estudiós i home d'empresa preocupat per les coses de Catalunya. En donar suport, des de la Comissió 1898 del Departament de la Presidència, a una agosarada aventura editorial privada per publicar els tres impressionants volums dels Anales de Cataluña, de Narcís Feliu de la Penya, estem segurs que contribuïm a fer possible que la personalitat d'aquest català exemplar sigui més ben coneguda per aquelles persones interessades a trobar en el passat actituds positives, susceptibles de projectar-se cap al futur.

Perquè Narcís Feliu de la Penya, en produir-se el plet successori que, a la fi, portaria la destrucció violenta de les institucions de govern de Catalunya i un dels més sistemàtics intents d'anorrear la nostra personalitat nacional, va restar fidel al país. Va donar suport, fins a la seva mort, a la causa defensada per la Generalitat i al seu candidat, l'arxiduc Carles d'Àustria, el nostre Carles III, enfront del sobirà imposat per la poderosa màquina bèl·lica de França i Espanya.

Feliu de la Penya, doncs, ens interessa avui. Interessa els historiadors, que trobaran en aquesta obra una informació de gran utilitat en la seva tasca apassionant de reconstruir el passat col·lectiu. Interessa els polítics, perquè va exemplaritzar actituds i capteniments de valor permanent. I interessa, en definitiva, i és el més important, el conjunt de la ciutadania, perquè li ensenya que la lleialtat al país s'expressa tant en la defensa dels seus símbols permanents com també en el treball i l'esforç quotidià que permet avançar i fer front a les dificultats quan aquestes es presenten. Com a president de la Generalitat em plau felicitar aquells que s'han decidit a promoure aquesta magnífica i bella reedició d'una de les obres més emblemàtiques publicades mai a Catalunya.


Jordi Pujol

President de la  Generalitat de Catalunya

viernes, 6 de octubre de 2023

Alfonse II, Roi d' Aragon. Alfonso II, Rey de Aragón

Alfonse II, Roi d' Aragon.


Per mantas guizas m' es datz
Joys e deport e solatz;
Que per vergiers e per pratz,
E per fuelhas e per flors,
E pel temps qu' es refrescatz,
Vei alegrar chantadors:
Mas al meu chan neus ni glatz
No m' ajuda, ni estatz,
Ni res, mas dieus et amors.


E pero ges no m desplatz
Lo belh temps, ni la clardatz,
Ni 'l dous chans qu' aug pels playssatz
Dels auzelhs, ni la verdors;
Qu' aissi m suy ab joy lassatz
Ab una de las melhors,
Qu' en lieys es sens e beutatz;
Per qu' ieu li don tot quan fatz,
E joys e pretz et honors.


En trop ricas voluntatz
S' es mos cors ab joy mesclatz;
Mas no sai si s' es foudatz,
O ardimens, o paors,
O grans sens amezuratz,
O si s' es astres d' amors;
Qu' anc, de l' hora qu' ieu fuy natz,
Mais no m destreys amistatz,
Ni m senti mals ni dolors.


Tan mi destrenh sa bontatz,
Sa proeza e sa beutatz,
Qu' ieu n' am mais sofrir en patz
Penas e dans e dolors,
Que d' autra jauzens amatz:
Grans bes faitz e grans secors;
Sos homs plevitz e juratz
Serai ades, s' a lieys platz,
Denan totz autres senhors.


Quan mi membra dels comjatz
Que pres de lieys totz forsatz,
Alegres suy et iratz;
Qu' ab sospirs mesclatz de plors
Me dis: “Belhs amics, tornatz,
Per merce, vas me de cors.”
Per qu' ieu tornaray viatz
Vas lieys, quar autre baysatz
No m' es delietz ni sabors.

//

Alfonse II, Roi d' Aragon. Alfonso II, Rey de Aragón

Detalle de la portada del Liber feudorum maior (siglo XIII).

https://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_II_de_Arag%C3%B3n
(Hay que leer la wiki con cuidadico, que se manipula mucho.)

Alfonso II de Aragón apodado «el Casto» o «el Trovador» (Huesca, 1-25 de marzo de 1157-Perpiñán, 25 de abril de 1196),​ fue rey de Aragón y conde de Barcelona entre el 18 de julio de 1164​ y el 25 de abril de 1196 y marqués de Provenza desde 1166.​ Tras el fallecimiento de su padre Ramón Berenguer IV a comienzos de agosto de 1162, Alfonso II recibió la potestad regia, pero no fue hasta 1164 cuando su madre la reina Petronila hizo la donación del reino en su favor.

Hijo primogénito de Ramón Berenguer IV, el Santo, conde de Barcelona desde 1131, y desde 1137 también príncipe de Aragón, y de Petronila, reina titular de Aragón, reinó con el nombre de Alfonso en honor a Alfonso I el Batallador hermano de su abuelo.​ La documentación de la época confirma que desde su nacimiento fue designado por los nombres de Alfonso y Ramón indistintamente.

Tanto en el pacto de Haxama (1158) como en su testamento sacramental (1162), el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV llamaba Ramón a su primogénito.​ A su vez, en el testamento de la reina Petronila I de Aragón, su madre llama a su heredero Alfonso y señala que su marido lo llamaba Ramón.​ En los dos diplomas que se conocen firmados personalmente por el futuro Alfonso II en vida de su padre Ramón Berenguer IV, usó «Alfonso» como su nombre; una vez que fue rey, todos los documentos los firmó con el nombre de Alfonso y no se documenta ningún caso en que firmara como Ramón.

Los nombres de los hijos del matrimonio eran ya los que utilizaría el linaje de la Casa de Aragón: Alfonso y Pedro.

En agosto de 1162 falleció Ramón Berenguer IV, y en su testamento confirió a su hijo primogénito la potestad regia, eso es, la capacidad de reinar y ejercer el mando​ en Aragón y Barcelona.​ De modo que el poder de gobernar le provino a Alfonso de su padre, que a su vez lo había recibido de Ramiro II.​ Tras la muerte de su padre, el primer acto que llevó a cabo Alfonso fue dar su confirmación a los fueros de Zaragoza​ ante notables aragoneses y catalanes.​ A continuación, al igual que hicieran su abuelo Ramiro II y su padre Ramón Berenguer, comenzó a viajar por el reino de Aragón para recibir el homenaje de fidelidad de los vasallos de dicho reino. En Calatayud se data su presencia el 1 de septiembre de 1162, junto con el arzobispo de Tarragona y los obispos de Barcelona, de Zaragoza y de Tarazona, además del conde de Pallars y otros magnates catalanes y aragoneses, como Guillermo Ramón de Moncada (senescal), Blasco Romeo (mayordomo), Guillermo de Cervera, Ponce de Mataplana y Guillermo de Castellvell, seguramente quienes iban a constituir el consejo de regencia que gobernaría durante su minoría de edad. En ese final de año también es reconocido en Tarazona, Alcañiz, Huesca y Jaca. El 27 de septiembre el rey Fernando II de León fue aceptado como tutor de Alfonso y de su reino por notables aragoneses y catalanes, y a su vez el rey leonés reconoció a Alfonso como rey de Aragón y conde de Barcelona.​ Pero en octubre, Petronila como reina propietaria convocó una Curia en Huesca​ donde se hicieron públicas las últimas voluntades de Ramón Berenguer. En ellas se puso de manifiesto que el rey Enrique II de Inglaterra había sido designado como tutor, lo que permitió una libertad de acción a los magnates para establecer una regencia.​ En enero de 1163 se le denomina rey de Aragón, marqués de Lérida y de Tortosa, pese a que el juramento de los tortosinos no se realizaría hasta finales de abril. Después obtuvo el juramento de los habitantes de Barcelona como sus súbditos el 24 de febrero;24​ a partir de entonces tuvo que recorrer toda la llamada «Cataluña vieja» obteniendo la fidelidad de sus vasallos en estas tierras. El 25 de abril de ese año son los habitantes de Tortosa quienes le juran homenaje vasallático.

No obstante, Petronila seguía siendo la reina, y Alfonso II no podía tener el dominio jurídico pleno del reino​ de su madre,​ hasta que el 18 de junio de 1164 la reina hizo la renuncia de la corona en su hijo.​ En dicho documento Petronila, que aparece como reina de Aragón y condesa de Barcelona, le hizo donación a su hijo, al que menciona como rey de Aragón y conde de Barcelona,c​ de todo el reino de Aragón, íntegramente tal y como lo poseyó Ramiro II.​ Tras la renuncia de Petronila, Alfonso II juró como rey de Aragón en Zaragoza el 1 de noviembre de ese mismo año.

Esto supuso la solución jurídica al problema sucesorio, y desde entonces Alfonso fue rey de pleno derecho y como tal fue reconocido por el papa.i​ Sus dominios, tras la incorporación posterior del Reino de Valencia, y desde la última década del siglo xiii, comenzarán a recibir la denominación de Corona de Aragón, si bien entre el siglo xii y el xiv la expresión más extendida para referirse a las tierras y pueblos del rey de Aragón fue la de «Casal d'Aragó».

Alfonso II gobernó como rey de Aragón, conde de Barcelona y marqués de Provenza; Iglesias Costa señala que ya se omitía el título correspondiente a Sobrarbe y Ribagorza.​ Estos eran antiguos condados unidos al Reino de Aragón en tiempos de Ramiro I. También se omitían ya los condados que llevaban varias generaciones unidos al condado de Barcelona, como los de Gerona, Osona y Besalú.

Se casó en Zaragoza con Sancha de Castilla (tía de Alfonso VIII de Castilla) el 18 de enero de 1174, a la edad de 16 años, a la que, según el Derecho Canónico, un hombre casado alcanzaba la mayoría de edad. Además, con ello fue armado caballero y pudo actuar al frente de su reino sin la tutoría de los magnates que la habían ejercido desde 1162.

Incorporó a su reino las tierras occitanas de Provenza, el Rosellón y el Pallars Jussá. Firmó con su sobrino, el rey castellano Alfonso VIII, el tratado de Cazola en 1179, pero años más tarde y mediante el tratado de Huesca (1191), se alió con los monarcas de León, Portugal y Navarra contra la hegemonía castellana. Su hijo Pedro II le sucede en las posesiones peninsulares.

Amparó las artes y las normas del amor cortés y él mismo se ejercitó en la poesía, intercambiando escritos con importantes trovadores de la época, como Giraut de Bornelh.

En 1166, Ramón Berenguer III de Provenza murió durante el sitio de la ciudad rebelde de Niza, dejando solo una hija, Dulce. La regencia aragonesa, alegando la falta de descendencia masculina, consiguió que el condado de Provenza fuera a parar a manos de Alfonso el Casto, primo hermano de Ramón Berenguer III. Para conservar Provenza se hizo necesario combatir los levantamientos en la zona de la Camarga por los partidarios de Ramón V de Tolosa. En 1167, contando con el apoyo de los vizcondes de Montpellier, del episcopado provenzal y de la Casa de Baux, los regentes lograron afianzar su dominio sobre la Provenza. A pesar de eso, la casa de Tolosa siguió actuando en la zona, hasta que en 1176 Alfonso el Casto concertó la Paz de Tarascón con Ramón V.

En este tratado se estableció que, a cambio del pago de treinta mil marcos de plata, el conde de Tolosa renunciaba a sus pretensiones sobre Provenza, así como de las regiones de Gavaldá y Carladés. Esta paz supuso el fortalecimiento en Occitania de la posición de Alfonso. Entre 1168 y 1173, Alfonso aprovechó el conflicto entre Ramón y Enrique II de Inglaterra para conseguir el vasallaje de numerosos señores occitanos, gracias a su condición de aliado de Enrique II.

Firmada la paz de Tarascón, Alfonso II se pudo dedicar a sofocar una nueva revuelta en Niza y a imponerse en la zona oriental de Provenza. Además, al darse cuenta de que el condado era una región alejada de Aragón y Cataluña, y rodeada de posesiones del conde de Tolosa, Alfonso II encargó el gobierno de Provenza a su hermano Pedro, en adelante Ramón Berenguer IV de Provenza, concediéndole el título de conde. Alfonso no renunció a sus derechos, ya que Ramón Berenguer IV de Provenza regía el condado únicamente como delegado de su hermano.

Una vez aseguradas sus posiciones en Occitania, Alfonso II tomó la decisión de anular el vasallaje de Provenza hacia el emperador Federico Barbarroja, admitido en 1162 por Ramón Berenguer III en la asamblea imperial de Turín. Así, en 1178, al acto de coronación de Federico como rey de Borgoña asistió Ramón V de Tolosa pero no Alfonso ni su hermano Ramón Berenguer IV de Provenza. Por otro lado, durante la crisis de la Santa Sede, el rey Alfonso apoyó de forma inequívoca al papa Alejandro III en contra de los antipapas promovidos por la facción imperial.

En 1181 la posición de la Casa de Aragón en Occitania entró en crisis: el conde de Tolosa invadió las tierras del vizconde de Narbona y Ramón Berenguer IV de Provenza fue asesinado cerca de Montpellier. Alfonso II nombró nuevo conde de Provenza a su hermano Sancho, pero tuvo que destituirlo en 1185 por haber realizado tratos ilegales con Tolosa y Génova. Sin embargo, la situación dio un giro favorable a los intereses de Alfonso. Por un lado, en 1189, el rey Ricardo Corazón de León, hijo y sucesor de Enrique II de Inglaterra, se había aliado con el conde de Tolosa; por otro, Ramón V no pudo vencer la revuelta comunal de Tolosa, que se convirtió en una república municipal gobernada por cónsules. En esta coyuntura, Alfonso II de Aragón logró concertar con Ramón V de Tolosa una paz en los mismos términos que la de 1176 y consolidar su dominio desde Niza hasta el Atlántico con posesiones propias (Provenza, Milhau, Gavaldá y Roerga), vasallajes sobre los marqueses de Busca en el Piamonte y los señores de Montpellier, así como el reconocimiento por parte de los condes de Rasez, Carlat, Foix, Bigorra y los vizcondes de Nimes, Beziers, Carcasona y Bearne de tener sus dominios en feudo del rey de Aragón.

En 1192, tras volver de la cruzada, Ricardo Corazón de León se alió con Ramón V de Tolosa contra Alfonso II. El rey Alfonso consiguió fortalecer sus posiciones en Languedoc, al concertar el matrimonio de su hijo Alfonso con Gersenda de Sabrán, hija de Guillermo VI de Forcalquier, antiguo aliado de Ramón V de Tolosa. La paz de 1195, firmada entre Alfonso y Ramón VI de Tolosa, hijo y sucesor de Ramón V, puso fin a este conflicto sin alterar la correlación de fuerzas entre los poderes constituidos en Occitania.

La península ibérica ocupó una posición política secundaria frente a Occitania durante el reinado de Alfonso II. El rey de Aragón se implicó en el juego político de los reinos cristianos con el fin de conseguir la reanexión de Navarra, separada de Aragón desde la muerte de Alfonso I de Aragón en 1134. Por otra parte, Alfonso II también dirigió ataques contra el Al-Ándalus, ya fuera para obtener tributos o ganancias territoriales.

En 1162 la regencia aragonesa concertó una alianza entre Alfonso II y Fernando II de León para repartirse Navarra. Sin embargo, en 1168, se estableció una tregua con Sancho VI de Navarra. Quedando entonces libre el frente navarro, se inició un ataque contra Castilla. El ataque fracasó y condujo a la Paz Perpetua de Sahagún en 1170, firmada por Alfonso VIII de Castilla y Alfonso el Casto. Además, poniendo en práctica un acuerdo estipulado por el Tratado de Lérida de 1157, el rey de Aragón tuvo que contraer matrimonio con Sancha, tía de Alfonso VIII.

El rey Ibn Mardanis de Murcia, que dominaba todo Xarq al-Ándalus o zona oriental de al-Andalus, asediado por los cristianos y por los Almohades, se había convertido en tributario de Aragón. A pesar de eso, en 1169 la regencia comenzó la conquista de la Matarraña seguida de la ocupación de los territorios al sur de Aragón en 1171. Se fundó Teruel, base para posibles ataques contra Valencia. En Cataluña, entre 1169 y 1170 se tuvo que reprimir seriamente una revuelta sarracena en la sierra de Prades.

En 1172, muerto ya Ibn Mardanis, Alfonso II asedió Valencia, donde concertó una alianza con el nuevo rey sarraceno a cambio de duplicar el tributo a pagar; así, el rey de Aragón, de acuerdo con el emir de Valencia, atacó Játiva y Murcia, de donde se tuvo que retirar a raíz de una incursión de Navarra en las fronteras de Aragón.

La paz de Sahagún de 1170, así como el mayor poder territorial de Castilla, supeditó la actuación peninsular de Alfonso II a los designios de Alfonso VIII; de esta forma, a cambio de haber colaborado en la conquista de Cuenca (1177), anexionada a Castilla, lo que bloqueaba las posibilidades expansivas de Aragón, Alfonso II solo obtuvo del rey de Castilla la renuncia del vasallaje aragonés para Zaragoza, impuesto por Alfonso VII de Castilla a Ramón Berenguer IV. Por otra parte, en la negociación de la futura expansión por el Ándalus al Tratado de Cazola (1179), Alfonso II cedió la conquista de Murcia a Castilla, a cambio de que Alfonso VIII suprimiera el vasallaje de los reyes de Aragón por Valencia, una vez la conquistaran.

Rollo genealógico de época de Martín I el Humano. En él aparece la reina Petronila («Peronella : reyna») con atributos reales (corona, cetro, al igual que el heredero del reino, Alfonso II de Aragón (Afons : rey)), unida al conde Ramón Berenguer IV que ofrece el anillo de desposado.

Alfonso II, Aragón, Petronila, Ramón Berenguer IV

En 1175, el valle de Arán pasa a formar parte de la Corona de Aragón, mediante el Tratado de Amparanza (de amparo o Emparança, en dialecto occitan catalan) firmado por el rey Alfonso II con los habitantes del valle, que se separaban del condado de Cominges.

En 1177 participó probablemente en el asedio de Cuenca, dirigiéndose posteriormente hacia Murcia con el fin de obligar a su rey taifa a que le pagase los tributos que le debía como vasallo.

Entre 1181 y 1186, Alfonso II concentró todos sus esfuerzos en la Provenza y en el Mediterráneo donde, además de negociar sin éxito con el rey de Sicilia la organización de una expedición contra Mallorca, ayudó a la Casa de Baus a adquirir en Cerdeña el dominio del juzgado de Arborea.

Cuando reanudó su participación en asuntos peninsulares, Alfonso II se distanció de Alfonso VIII; el rey de Castilla había abandonado una alianza pactada con el rey de Aragón de repartirse Navarra, una vez anexionada La Rioja. Además, mantenía pretensiones territoriales en las fronteras aragonesas y, finalmente, había realizado tratos con Federico Barbarroja.

Por eso, en 1190, Alfonso II llegó a un entendimiento con Navarra, León y Portugal, enemistados con Castilla. Tras la derrota de Alfonso VIII en la Batalla de Alarcos (1195), la consistencia del avance almohade como peligro común en todos los reinos cristianos peninsulares, así como las indicaciones del papa Celestino II, empujaron a Alfonso II a negociar una operación conjunta con Alfonso VIII de Castilla contra los musulmanes, operación que, sin embargo, nunca llegó a realizarse.

Dentro de la Corona de Aragón, durante el reinado de Alfonso II se consolidó la estructura jurídica y territorial de lo que sería Cataluña: se establecieron las veguerías como división comarcal, se definieron los límites del territorio en la asamblea de Paz y Tregua de 1173 como "de Salses a Tortosa y Lérida" (a Salsis usque ad Dertusam et Ilerda), y promovió la elaboración de los inventarios de los derechos condales (Liber Feudorum Maior, hacia 1194)

Teniendo que escoger ser enterrado en el mausoleo paterno en el Monasterio de Ripoll, o ser enterrado en el mausoleo conyugal del Monasterio de Sigena, escogió el Monasterio de Poblet para no levantar suspicacias.​ Su testamento especificaba que, en caso de haber conquistado Valencia en vida, debía ser enterrado en El Puig (Valencia), lugar que ya había donado al monasterio de Poblet en febrero de 1176,​ deseo expresado también por su hijo Pedro II de Aragón y muerto también sin cumplirlo.

Varios de los condes de Barcelona desde Wifredo el Velloso habían sido enterrados en Ripoll,37​ mientras que otros lo fueron en otros lugares, entre ellos el monasterio de San Pablo del Campo y las catedrales de Barcelona y Gerona.

El rey Alfonso II fue enterrado en la pared del presbiterio, en una caja. Tras la reforma de las sepulturas reales impulsada por Pedro el Ceremonioso, el sepulcro quedó instalado en el primer arco del conjunto escultórico.

El 18 de enero de 1174 se casó en la Catedral del Salvador de Zaragoza con Sancha de Castilla. De este matrimonio nacieron:

Pedro II de Aragón, el Católico (1178-1213), rey de Aragón, con el nombre de Pedro II y conde de Barcelona, con el nombre de Pedro I;

Constanza (1179-1222), casada en 1198 con Emerico I de Hungría y en 1210 con Federico II Hohenstaufen, Sacro Emperador Romano Germánico, rey de Sicilia y rey de Jerusalén;

Alfonso (1180-1209), conde de Provenza, con el nombre de Alfonso II;

Leonor (1182-1226), casada en 1202 con Ramón VI de Tolosa:

Sancha (1186-1241), casada en 1211 con Ramón VII de Tolosa;

Sancho, muerto joven.

Ramón Berenguer, muerto joven.

Fernando (1190-1249), entró como monje cisterciense en el Monasterio de Poblet y en 1205 fue sacado de Poblet para convertirse en abad de Montearagón.

Dulce (1192-¿?), entró como monja en el Monasterio de Sijena, llegando a ser comendadora de la Orden de San Juan.

En su testamento, Alfonso II dispuso que, a su muerte, ocurrida en abril de 1196, sus territorios se repartieran entre sus dos hijos: Pedro, rey de Aragón y conde de Barcelona (1196-1213), y Alfonso, conde de Provenza, Millau y Condado de Gévaudan (1196-1209).

Con esta disposición testamentaria, además de dotar de un dominio a su hijo menor, el rey sancionó la necesidad de Provenza de disponer de un gobernador propio. En 1185, Alfonso II había nombrado conde de Provenza a su hijo Alfonso, menor de edad; por eso, el rey encargó el gobierno provenzal a procuradores, como Roger Bernardo I de Foix (1185-1188), Barral de Marsella (1188-1192) y Lope Jiménez.

Notas:

Alfonso II tenía poco más de cinco años cuando sucedió a su padre, que en su testamento oral había dispuesto que fuese tutor Enrique II de Inglaterra (1154-1189). Esta disposición planteó problemas, pues Fernando II de León (1157-1188) se atribuyó tal tutela. Y las fuentes tardías catalanas presentan como tutor a Ramón Berenguer III, conde de Provenza (1162-1166). La cuestión, sin embargo, es compleja, y se resolvió mediante la transmisión del reino y la potestad hecha por la reina Petronila el 18 de junio de 1164, y la anterior constitución de una especie de consejo de regencia, donde alternaron algunos obispos, nobles y posiblemente representantes de las ciudades, que ya tenían conciencia de su propia personalidad. Precisamente con este motivo se reunían en Zaragoza el día 11 de noviembre de 1164 las primeras Cortes documentadas, donde el rey establecía paces y treguas con el consejo del arzobispo de Tarragona y demás obispos de la «Corona», con el de «los barones de mi reino» y con el de los representantes de las ciudades de Zaragoza, Daroca, Calatayud, Jaca y Huesca. La burguesía entraba por vez primera en la institución que conocemos con el nombre de Cortes.

 Alfonso II el Casto, hijo de Petronila y Ramón Berenguer IV, nació en Huesca en 1157.

 Petronila, reina de Aragón y condesa de Barcelona «aragonensis regina et barchinonensis comitissa» dona a su hijo Alfonso y a toda su descendencia —a quien en su testamento su marido llamaba Ramón— todo el reino íntegro «dono [...] tibi, dilecto filio meo Ildefonso, regi aragonensi et comiti barchinonensi, qui in testamento eiusdem viri mei vocaris Raimundus, et omni posteriotati tue omne regnum integriter», en documento fechado en Barcelona, a 18 de junio de 1164.​

 Ante las circunstancias de que Don Ramiro cediese la posesio y que Doña Petronila fuese hembra, se derivó que podían mantener la potestas, pero no la gestio. Consecuentemente la posición del Conde Ramón fue la de ser administrador de la Casa, regente del Reino. Del que seguía siendo señor, padre y rey, Ramiro II, hasta que murió el 16 de agosto de 1157. Luego su hija Doña Petronila sería la reina titular hasta que el 18 de junio de 1164 renunció en favor de su hijo Alfonso II, niño de siete años, nacido en Huesca en marzo de 1157; renuncia que se efectuó cuando ya hacía dos años que el Conde había muerto en el burgo de San Dalmacio, junto a Turín, el 7 de agosto de 1162.

 [...] a petición de la nobleza aragonesa y de todo el mundo, el único hermano de Alfonso, Ramiro el Monje, llamado así por haber entrado años atrás en un convento, tuvo que salir de este en 1134 y, contra los deseos del papado que no le otorgaba bula ni libertad, casarse con Inés de Poitiers, engendrando con ella una hija en 1136: doña Petronila. Y fue poco después, en 1137, cuando esa niña que no tenía siquiera un año fue dada en matrimonio al conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, quien ya se había encontrado con Ramiro en la defensa de Zaragoza en 1134 y luego en tierras gerundenses en 1135 frente a grupos islámicos, pero que también podían ser castellanos o franceses.

Hasta ahora no estoy diciendo nada que no sea conocido, incluyendo las capitulaciones matrimoniales de Barbastro fechadas el 11 de agosto de 1137. No obstante, sí quisiera insistir aquí en que el rey aragonés sabía lo que hacía, pese a los veintitrés años de edad que el conde barcelonés le sacaba a su hija Petronila y posible niña-esposa del catalán. Lo sabía porque, fruto de las leyes del reino que impedían el poder a la mujer pero no la titularidad del derecho ni la transmisión del mismo a terceros, el «matrimonio en casa» aseguraba —pasara lo que pasara— el mantenimiento del reino. A fin de cuentas había muchas posibilidades de que la niña, con la muerte que revoloteaba tanto sobre la infancia, no llegara a ser mujer y, en ese supuesto, aquel acuerdo de 1137 otorgaba a Ramón Berenguer la transmisión del poder real aragonés casara con quien casara después.

Este supuesto no sucedió, pero en el caso de haber ocurrido estaba claro que el reino de Aragón y su titular buscaban una unión dinástica con uno de sus vecinos más fuertes: con ese conde de Barcelona que estaba aglomerando las tierras de lo que luego sería el principado de Cataluña, además de que se expansionaría hacia el sur, como señalaré. Con ese conde de Barcelona que jamás fue rey de Aragón porque Ramiro II mantuvo su privilegio de honor hasta su muerte, aunque cediera la potestad del mando. Ramón Berenguer IV fue príncipe de Aragón y como tal se le juró fidelidad por los aragoneses al tiempo que la mayoría de edad de Petronila y su paso a mujer facilitó la consumación del matrimonio. Y poco después, el nacimiento de Alfonso, quien fuera desde 1164 —muerto Ramiro II y Ramón Berenguer IV— rey de Aragón y conde de Barcelona, forjó una unión dinástica de posible futuro respetando, no obstante, a súbditos, leyes y costumbres de cada territorio. Si se quisiera ver un acta fundacional de la Corona de Aragón, parece ser que ésta podía apuntar a la consolidación como rey y conde de Alfonso II. De hecho esto se ha visto así por la historiografía que durante años, si no siglos, conoce el evento.

 [...] los patronímicos de los sucesores de Ramón Berenguer portaban ya los epónimos de la casa de los Aragón: Alfonso y Pedro, nombres que se iban a utilizar en sucesivas generaciones. [...] Pocos días después del repentino fallecimiento de su padre, Alfonso II, apenas un niño de cinco años de edad, se encuentra en Zaragoza rodeado de las más altas dignidades eclesiásticas (arzobispo de Tarragona, y obispos de Barcelona y de Zaragoza), y civiles, como el conde de Pallars y los más destacados magnates aragoneses y catalanes (el senescal Guillermo Ramón de Moncada, el mayordomo real Blasco Romeo, y los nobles Guillermo de Cervera, Ponce de Mataplana y Guillermo de Castelvell), que estarían gestando, sin duda, el consejo de regencia del monarca y su tutoría. En Zaragoza lo vemos confirmando los fueros de la ciudad, y un documento, de agosto de 1162, suscrito por todos aquellos nobles y eclesiásticos, lo intitula ya como «Dei gratia rex Aragonensi», recordando a su padre «conde de Barcelona y príncipe de Aragón», pero también a sus antecesores por línea materna, los reyes de Aragón, «el rey Alfonso, mi tío, el rey Ramiro, mi abuelo», aunque jurídicamente no podía obtener el pleno dominio del reino hasta la renuncia de su madre Petronila. [...] Alfonso II viajará sucesivamente por las ciudades del reino (Zaragoza, Calatayud, Tarazona, Alcañiz, Huesca y Jaca), con la finalidad de que le reconozcan y juren como nuevo rey de Aragón. En enero de 1163 la cancillería le denomina, además de rey de Aragón, como marqués de Lérida y Tortosa, y en febrero está celebrando su primera curia o cort en Barcelona, donde fue jurado como conde de Barcelona el 24 de febrero de 1163. La solución jurídica al problema sucesorio se alcanzó cuando el 18 de junio de 1164 la reina Petronila, a la vez que confirmaba las disposiciones testamentarias de su fallecido esposo, renunciaba a sus derechos sobre el reino [...]

Cuando muere Ramón Berenguer en 1162, su hijo (habido con Petronila) Alfonso II pasa a ser rey, ya ejercer el poder sin ninguna restricción, lo que indica que el poder de reinar lo hereda de su padre, al que se lo había concedido Ramiro.

 «[...] abdicación de la reina a favor de Alfonso el Casto en 1164»

Alfonso II recibió de su padre el reino de Aragón y el condado de Barcelona (1162), en concepto de honor, y de su madre el dominio de la tierra y el principado, es decir, el regnum (1164). Pudo titularse con pleno fundamento rey de Aragón, y así fue reconocido por la Curia romana.

Entre los siglos XII y XIV, la documentación poco habla de Corona de Aragón y más del Casal d'Aragó, si bien la expresión de Corona de Aragón ya se observa con Jaime el Justo, prevaleciendo así el título jerárquico del reino por delante del de condado y principado.

El título de rey lo asumieron su hijo, Alfonso el Casto (Alfonso II para los aragoneses y Alfonso I para los catalanes, como Conde de Barcelona), y sus sucesores, quienes al igual que sus antecesores se reconocen reyes de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, aunque se silencian los dos últimos al gusto de los escribas y notarios del momento. En los escatocolos de los documentos ajenos a la cancillería regia, como eran los monacales de Alaón, Obarra, Roda de Isábena…, siempre se nombraron por el reinado de Ramón Berenguer, Alfonso, Pedro, etc.

 En el siglo XII, las absorciones mencionadas de los condados de Cerdaña-Berga, Besalú, Rosellón y Pallars Jussá no alargan la titulación del conde, porque encajan en un sentido hiperbólico de la denominación del condado de Barcelona. Así se corrobora la obsolescencia del modelo condal, que ya solo se empleará para designar las unidades que mantienen su singularidad jurisdiccional respecto de la casa barcelonesa, es decir, Ampurias, Urgel y Pallars Sobirá, este mencionado a partir de ahora como Pallars.

Como señala Ubieto, el año 1157 incluye los meses enero-marzo del año 1158 a que hace referencia el documento.

Cuando surge Aragón - nación

  1.  Ubieto Arteta, Antonio
  2. Ubieto Arteta, Agustín
  1.  Cfr. «Alfonso II "el Casto"», en Gran Enciclopedia Aragonesa
  2.  Saltar a: Ubieto Arteta, 1987, pp. 177-184.
  3.  Mateu Ibars, Josefina (1980). Colectánea paleográfica de la Corona de Aragon: Siglo IX-XVIII 1. Publicacions de la Universidat de Barcelona. p. 546. ISBN 84-7528-694-1.
  4.  Miquel Rosell, Francisco (1945). Liber feudorum maior; cartulario real que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón 1. Escuela de Estudios Medievales (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). p. documento 17.
  5. El atontado de Vicente de Cuéllar, Benito (1995). «Los "condes-reyes" de Barcelona y la "adquisición" del reino de Aragón por la dinastía bellónida»Hidalguía (Instituto Salazar y Castro) (252): 630-631. ISSN 0018-1285.
  6.  Belenguer, Ernest (2006). «Aproximación a la historia de la Corona de Aragón». En Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), ed. La Corona de Aragón. El poder y la imagen de la Edad Media a la Edad Moderna (siglos XII–XVIII). Lunwerg. pp. 25-26. ISBN 84-9785-261-3. Archivado desde el original el 20 de marzo de 2012. Consultado el 28 de mayo de 2012.

  7.  Martínez Ferrando, Jesús Ernesto (1958). Archivo de la Corona de Aragón. Guía abreviada. Dirección General de Archivos y Bibliotecas. p. 8.
  8.  Suárez Fernández, Luis (1976). Historia de España Antigua y media. Rialp. p. 599. ISBN 9788432118821.
  9.  .
  10.  Jordi Ventura, Alfons el Cast, Editorial Aedos, Barcelona, 1961, pág. 84.
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  12.  Segura Graió, Cristina (1989). «Derechos sucesorios al trono de las mujeres en la Corona de Aragón»Mayurqa (Edicions UIB) (22): 595. ISSN 0301-8296.
  13.  Ubieto Arteta, 1987, p. 193.
  14.  de Francisco Olmos, José María (2003). «La mujer en la Europa del románico: asalto al poder monárquico»Cuadernos de investigación histórica (Fundación Universitaria Española) (20): 171. ISSN 0210-6272.
  15.  García-Gallo de Diego, Alfonso (1966). «La sucesión al trono en la Corona de Aragón»Anuario de historia del derecho español (Instituto Nacional de Estudios Jurídicos) (36): 68. ISSN 0304-4319.

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