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jueves, 10 de enero de 2019

Charrán al Sino-fos


Tamarit de Llitera a uno de Octubre del añ dos mil deu.

http://romancearagones.blogspot.com/2011/12/doc-0-la-historia-de-aragon-traves-de.html

Julián Naval de Tamarit.
Escrit según les normes Editadas p’el Achuntamén de Tamarit en colaborasió en la Diputasió provinsial ( Carpi, 1981 pág. 1 a la 194). Publicasió de P. Grúas y Benítez. 1995, Editades p’el Achuntamén en colaborasió de UdZ. .La Villa alegre y confiada. I. Comas y Colomina 1929. pág 279 .


2º. Charrán al Sino-fos.

La Pllaseta de Les Bruixes.
Entre’ls nubols que aquella tardada se divisaben a tot lo llarg del sel, se anaben fen entrecllaros, dixan pasá un respllandó cada vegada menos fort y brillant.
La negró de la nit se apodere per tot lo llarg de la esbandada del sel.
¡Cosa de bruixería!. Una bufada de aire misterios sen arrastre totes les boires pa dixá pasá unaltra respllandó, primé esmorteida, pa aná asomanse detrás de les montañes dibujades sobre la inmensidad del Sel. E la Lluna Pllena, brillán coma una Reina de la Nit en complleta soledat apagán la brillantó dels estrels que la rodeyen.
Tot e silensio, les fet-fets callen en los seus chillits, les gronetes, que en la tardada volaben a rasán de terra, en veus chirriants pa agafá tota cllase de mosquits sen an anat aquietán, posades en los arams del pals de llum.
La Campana dels Perduts seguís sonán en la seua veu ronca y potent, que arribe mes allá de la Cllamó Amarga, poc a poc se espasíe lo seu sonido, asta callá del tot. Los pachesos del tros de mes allun, ya an arribat al abric de les seues cases, a la calentó del fogaril que la dona li a preparat alrededó dels seus fills y’ls yayos amorosos.
Los silensiosos morisecs abandonen lo Cllot del Torrén, entre Sol y Lluna, volarán incansablles en busca del seu sustén…pero….aquella nit…
La chuta, lo musol y lo llantié, desperten del seu descans, volen silensiosos, lo seu pllumache suave coma la seda, coma la pell de un resién nascut, acarisie l’aire sense fe cap cllase de ruido, atens al menó movimén les seues orelles adaptadas al silensio mes absolut. detecten cualesquiere movimén de una rateta o de un escarbat… pero…aquella nit…
La fuína, desperte del seu letargo, mentres La Llum era La Reina de la Terra, ara de nit, silensiosa, buscará los caus dels conills, no li sirá fásil trobals entre lo laberinto de pasadisos, se pert la mayoría de les vegades, tornán en la tripa buida, se abrá de contentá en alguna rateta descuidada o potsé trobará un niu, poc amagat pa chupás tos los ous, a vegades cuan la gana aprete trencará un vallat, o entrará per la esquella de una porta y fará desastres en un galliné, chupánlis al pobres animals no mes que la sang…. pero… aquella nit….
Se palpe en l’ambién una calma tensa coma la que se apresie cuan arribe un temporal, encara no e la ora, La Lluna no a arribat encara al Sentro del Sel, la oscuridat encara ne e complleta.
Estem a Tamarit, e divendres, y Lluna Pllena, les ventanes de les cases tancades a cala y canto, los mes poregosos no lis val lo serrat de ferri, atrancarán la porta en un barró de olm, cremada la pela lo día de Navidad.
Un gat arribe pel camí de Fondols, unaltre apareix pel camí dels Alchupets, cinc mes puyen pel carré dels Espills, son negres com’al carbó en la coda tiesa, set en total.
Detrás de la Pllaseta de les Bruixes, se mouen unes sombres, entán caván al peu de un muro pa trobá La Pedra, “Que no se acabe may”. Tan forta que a plleno día cuatre omes picán no la an sabut trencá, tan forta que ni lo pic que a feit espesialmén lo Farré de Calladrons, pa nixa feña, se doblle coma si fos de figa. Los gats s’an feit sombres, que posen lo peu ademún de La Pedra, pa convertís en Bruixes. Ya puyen a la Pllaseta. Una fuguera sense lleña empese a cremá, en fllames royes y negres. Les Bruixes miren a tota reu. ¿Qué esperen?. En un gran bramit apareix un “bò” te los corns llargs y retorsuts, la pell negra, les garres roses y les uñes royes, torne a fe un gran bramit y les Bruixes que estaben discutín a qui donali “mal de ull” empesen a ballá sense escoltal.
Unaltre bramit y les Bruixes se queden quietes, -sirá per poc-, no se posen de acuerdo a qui doná “lo mal”, ballán, gritán que esgarrife se tiren per terra, se enganchen del pels un al altra. La chuta vole alrededó, fen soná lo chutttt…chutt… per la seua boca . Los musols en los ulls mol aubertes fan coro en les bruixes. Lo llantié en les seues pllumes bllanques coma unes boles de cotó resién cullit, formen un redol ademún de tot lo soroll. Les fuines se entrellasen en los brasos de les bruixes, baixán a les garres per la sintura.
Totes tenen los ulls bllancs casi ixinles de la cara. Tot e un arrebol, se sinten nous chillids esgarrifosos per demún de tot lo soroll. Son los morisecs, se agafen al coll de les bruixes chupanlis la sang, mentres griten en una emosió inconteniblle.
No paren, lo “bò” ue contemplle satisfeit, e lo Rey de la Nit y Les Bruixes les seues sirvientes. Tots ademún o deball seguísen durán tota la nit.
Pero…per demún dels Castellasos, apareix lo primé rayo de llum, Lo Sol espentee a totes les boires de la nit pa portamos lo día.
Un bramit llastimós, mes fort que los anterios, apague lo soroll de aquell puyal negre, que poc a poc se aquiete. La chuta lo llantié y lo musol, volén en busca dels seus amagatalls. La fuina borracha de emosió, se desllise silensiosa per les espones del Castell buscán lo seu cau. Los morisecs borrachos de sang, silensiosos tornen a la Cova del Torrén, de cap capa aball, no ixirán en mols díes a buscá lo seu sustento de sempre.
Les bruixes feites sombres pasarán per La pedra, detrás de la Pllaseta, “La que may se acabe”, pa torná la una pel camí de Fondols, laltra pel camí Dels Alchupets, les sinc de Tamarit, pel carré dels Espills. No son sombres ni gats, poc a poc se transformen en guapes chicotes……Tenen la pell bllanca, lo cabell negre, los ulls verts que cuan los mires, les seues ninetes de coló asul clla, pareixen la profundidad de una basa cristalina, que te atrau y te ensordomís, los labios cuan los probes se derretisen coma la mel resién sacada del arna, lo seu alent e coma lo perfum de la mareselva en lo despuntá de un maití de primavera, lo parlá, melodiós coma la de una merla tornasolada……
Continuará… o no…
- Vaya Juanet, por lo menos avuy no am parlat del Achuntamén.
- Toñet, un día e un día.




Traducido del romance aragonés, en la modalidad de La Litera al castellano.
En romance aragonés.
2º. Charlas en el banco del sinofuese por…..

La Plazuela de las Brujas.

Entre las nubes de aquel atardecer que se divisaban a lo largo del cielo, se iban haciendo entreclaros, dejando pasar un resplandor cada vez menos fuerte y brillante.
La negrura de la noche se va apoderando a todo lo largo del firmamento.
¡ Cosa de brujería !. Un soplo de aire misterioso arrastra a todas las nubes para dejar pasar otro resplandor, primero mortecino, para irse asomando detrás de las montañas dibujadas sobre la inmensidad del cielo. Es la Luna Llena brillando como una Reina de la Noche en completa soledad, apagando la brillantez de las estrellas que la rodean.
Todo es silencio, las cigarras callan en sus chillidos, las golondrinas, que en el atardecer volaban a ras de tierra, con voces chirriantes, para atrapar toda clase de mosquitos se han ido aquietando, posadas en los alambres de los postes de la luz.
La Campana de los Perdidos sigue sonando con su voz ronca y potente, que llega hasta más allá de la Clamor Amarga, poco a poco se espacia su sonido, hasta callar del todo. Los labriegos de los lugares más distantes, ya han llegado al abrigo de sus casas, al calor de sus crepitantes hogares, que su mujer les ha preparado alrededor de sus hijos y sus abuelos amorosos.
Los silenciosos murciélagos abandonan La Cueva del Torrente, entre Sol y Luna, volarán incansables en busca de su sustén…..pero…..aquella noche…..
El cárabo, el mochuelo y la lechuza, despiertan de su descanso, vuelan silenciosos, su plumaje suave como la seda, como la piel de un recién nacido, acaricia el viento sin hacer ninguna clase de ruido, atentos al menor movimiento sus orejas adaptadas al silencio más absoluto, detectan cualquier movimiento de un ratoncillo o de un escarabajo…..pero…..aquella noche….
La comadreja, despierta de su letargo, mientras la Luz era La Reina de la Tierra, ahora de noche, silenciosa, buscará las madrigueras de los conejos, no le será fácil encontrarlos entre el laberinto de pasadizos, donde se pierde la mayoría de las veces, si vuelve con el estómago vacío, se habrá de contentar con algún ratoncillo descuidado o quizás encontrará un nido poco escondido para absorber todos los huevos, a veces cuando el hambre le aprieta romperá un vallado, o entrará por el resquicio de una puerta y hará desastres dentro de un gallinero, chupándoles a los pobres animales nada más que su sangre…..pero…..aquella noche….
Se palpa en el ambiente una calma tensa como la que aprecia a la llegada de una tormenta, aún no es la hora, La Luna no ha llegado todavía al Centro del Cielo, la oscuridad todavía no es completa.
Estamos en Tamarite de Litera, es viernes, y Luna Llena, las ventanas cerradas a cal y canto, los más miedosos no les bastará el cerrojo de hierro. Atrancarán su puerta con un palo de olmo, quemada su piel el día de Navidad.
Un gato llega por el camino de Fuente Dulce, otro aparece por el camino de los Aljibes, cinco suben por la calle de los Espejos, son negros como el carbón llevando su cola tiesa, siete en total.
Detrás de la Plazuela de las Brujas, se mueven unas sombras, están cavando al pié de un muro para encontrar La Piedra, “Que no se acaba nunca”. Tan fuerte que a plena luz del día cuatro hombres picando no la han sabido romper, tan fuerte que ni el pico que ha hecho especialmente el Herrero de “La casa de los ladrones”, para ese menester, se dobla con la facilidad de un higo. Los gatos se han hecho sombras, que ponen el pié encima de La Piedra, para convertirse en Brujas. Ya suben a La Plazuela. Una hoguera sin leña empieza a arder, con llamas rojas y negras. Las Brujas miran a todos lados. ¿ Qué esperan ?. En un gran mugido aparece un Macho Cabrío, tiene los cuernos largos y retorcidos, la piel negra, las piernas rubias, las uñas rojas, vuelve ha hacer una gran mugido y las Brujas que están discutiendo a quien darle el “mal de ojo” empiezan a bailar sin escucharlo.
Otro gran mugido y las Brujas se quedan quietas -será por poco- , no se ponen de acuerdo a quien darle “el mal”, bailando, gritando que estremece se tiran por tierra, se enganchan por los pelos unas a otras. El cárabo vuela alrededor, haciendo sonar su chuttt….chuttt por su boca. Los mochuelos con los ojos muy abiertos hacen coro con las brujas, las lechuzas con sus plumas blancas como bolas de algodón recién cortadas. forman un coro encima de todo el algarabío. Las comadrejas se entrelazan en los brazos de las Brujas, bajando hacia las piernas por la cintura.
Todas tienen los ojos blancos casi saliéndoseles de sus órbitas. Es todo un remolino, se oyen unos chillidos espantosos por encima de todo el ruido. Son los murciélagos, se cogen al cuello de las Brujas chupándoles la sangre, mientras gritan en un éxtasis de placer.
No paran, el Macho Cabrio lo contempla satisfecho, es el Rey de la Noche y las Brujas sus sirvientas. Todos arremolinados, tanto encima como debajo continúan toda la noche.
Pero…. Por encima de los Castillejos, aparece el primer rayo de luz. El Sol empuja a todas las nubes de la noche para traernos el día.
Un mugido lastimoso, más fuerte que los anteriores, apaga el ruido de aquel montón negro, que poco a poco se aquieta. Los cárabos, los mochuelos, las lechuzas, vuelan en busca de sus escondrijos. Las comadrejas borrachas de placer, se deslizan silenciosamente por las márgenes del Castillo buscando su madriguera. Los murciélagos borrachos de sangre vuelven a la Cueva del Torrente de Alcampel, cabeza abajo, no saldrán en muchos días a buscar su sustento de siempre. Las Brujas hechas sombras pasarán por la Piedra, detrás de la Plazuela, “ la que nunca se termina”, para regresar una por el camino de Fuente Dulce, la otra por el camino de Los Aljibes, las cinco de Tamarite, por la calle de los Espejos. No son sombras ni gatos, poco a poco se transforman en guapas muchachuelas…..Tienen la piel blanca, el cabello negro, los ojos verdes que cuando los miras, sus pupilas de color azul, parecen la profundidad de un lago cristalino que te atrae y te adormece, sus labios al besarlos se derriten como la miel recién extraída del panal, su aliento es como el perfume de la madreselva en el amanecer de una mañana de primavera…..
Continuará…..o no…
-. Vaya Juanet, por lo menos esta vegada no am parlat del Achuntamén.
-. Toñet, un día e un día.
Tamarite de Litera a uno de Octubre del año dos mil diez.
Julián Naval de Tamarite.

domingo, 27 de diciembre de 2020

JORNADA OCTAVA. NOVELA SÉPTIMA.

JORNADA OCTAVA. NOVELA SÉPTIMA.

Un escolá vol a una Siñora viuda, que, enamorada de un atre, una nit de ivern lo fa assentás damún de la neu esperánla, y ell, después, tot un día de mijáns de juliol la fa está despullada a una torre exposta a les mosques, als tabáns y al sol que bade les roques.

Mol sen habíen enrit les siñores del desgrassiat de Calandrino, y mes sen hagueren enrit encara, pero se van enfadá al vore que tamé li preníen los capóns los mateixos que li habíen furtat lo gorrino. La reina li va maná a Pampinea que contare la seua; y ella va escomensá aixina:
Caríssimes siñores, moltes vegades passe que les artimañes són vengades en atres artimañes. Natros mon ham enrit mol (en moltes historietes contades de les burles que han sigut fetes, de les que cap vengansa que se haigue pres se ha contat; pero yo enteng contátos lo que li va passá a una consiudadana nostra, que la seua burla, al sé burlada, casi va pagá en la mort; y escoltáu no tos dixará de sé útil perque aixina milló ton guardaréu de enfótreton dels atres y mostraréu bon juissi.
No han passat encara mols añs desde que va ñabé a Florencia una jove hermosa de cos y altanera de ánim y de linaje mol noble y en los bens de la fortuna convenienmen abundán, que se díe Elena. Esta, habénse quedat viuda may mes va volé casás, habénse enamorat de ella, a elecsió seua, un jove cortés y ben plantat. Olvidán datres preocupassións, en la ajuda de una criada seua de la que sen fiabe mol, moltes vegades en ell se donáen bona vida.
Va passá an este tems que un jove de nom Rinieri, home noble de la nostra siudat, habén estudiat mol tems a París no per a vendre después la seua siénsia a granel com fan mols, sino per a sabé la raó de les coses y los seus motius (lo que mol be li sente a un noble) va torná de París a Florencia. Allí, mol honrat tan per la seua noblesa com per la seua siénsia, vivíe com un siñó. Pero com passe moltes vegades que lo que mes entenimén de les coses profundes té, mes fássilmen se dixe enchampá per l´amor, aixó li va passá an este Rinieri. Habén anat ell un día a una festa, dabán dels seus ulls se li va ficá esta Elena, vestida de negre com van les nostres viudes, plena de tanta hermosura al seu juissi, y de tanta amabilidat com cap atra li habíe paregut vore; y va pensá que podríe dís felís lo qui puguere tíndrela despullada als seus brassos. Y una vegada y un atra miránla dissimuladamen, y sabén que les coses grans y pressioses no se poden conseguí sense traball, va dessidí ficá tot lo seu esfors y tota la seua solissitut en agradála, per a conseguí lo seu amor, y después pendre possesió de ella. La jove Siñora, que no teníe los ulls ficats al infern sino que, mol segura de ella y hasta mes de lo que ere, movén los ulls en arte mirabe al voltán y enseguida vee al que la mirabe, y acatánsen de les mirades de Rinieri, enriénsen per a sí mateixa, va di: - No hauré vingut avui aquí en vano, si no me equivoco, hay pessigat un pavo pel nas. Y escomensán a mirál alguna vegada en la coeta del ull, se les ingeniabe en demostráli que se ocupabe de ell, o pensán per atra part que cuan mes atraguere y prenguere en los seus encáns, la seua hermosura ere de mes alt preu. Lo sabut, dixán apart los pensaméns filosófics, va portá tot lo seu ánim cap an ella; y creén que li agradabe, preguntán quina ere la seua casa, va escomensá a passá per dabán de ella, excusán en diferentes raóns aquelles anades y vingudes. La Siñora, vanagloriánse de alló, fée vore que lo mirabe de bona gana, per lo que ell, trobán la manera, se va arrimá a la seua criada y li va descubrí lo seu amor, demanánli que en la seua Siñora obrare de tal manera que ell puguere obtíndre la seua grássia. La criada va prometre mol y lay va di a la seua Siñora, y ella, énriénsen mol va di:
- ¿Has vist aón ha vingut este a pédre lo servell que ha entrenat a París? Pos venga, donémli lo que va buscán. Li dirás, cuan te parlo un atra vegada, que yo lo vull mes an ell de lo que ell me vol a mí; pero que ting que guardá la meua honra per a portá lo cap ben alt; per naixó, si es tan sabut com diu, té que vóldrem mes.

¡Ay desgrassiada, desgrassiada! No sabíe ella, siñores meues, lo que es ficás a provocá als escolás. La criada, al trobál, va fé lo que la seua Siñora li habíe manat. Lo estudiós, contén, va passá a rogatives mes caluroses y a escriure cartes y a enviá regalos, y tot ere asseptat, pero en recompensa no veníen mes que vagues respostes; y de esta guisa lo va tindre mol tems donánli llargues. Al cap de un tems, habénli ella contat tot al seu amán y habénse ell enfadat en ella alguna vegada y sentit sels, per a féli vore que equivocadamen sospechabe de ella, solissitánla mol lo escolá, li va enviá a la seua criada, que li va di que ella no habíe tingut ocasió may de fé res que an ell li agradare, después de que lo habíe assegurat del seu amor, pero que, per a les festes de Nadal que se arrimaben, esperabe pugué está en ell; la nit siguién a la festa, si ell volíe, podíe acudí al seu pati, aon ella aniríe a buscál tan pronte com puguere.

Lo escolá, mes contén que un chiquet en sabates noves, a la hora ordenada sen va aná a casa de la Siñora, y portat per la criada a un pati, tancánlo a dins, allí va escomensá a esperá a la Siñora. La Siñora, habén aquella nit fet víndre al seu amán y habén sopat en ell, li va contá lo que volíe fé aquella nit, afegín: - Y podrás vore cuán y quin es l´amor que li ting y hay tingut an aquell del que has tingut sels.

Estes paraules les va escoltá lo amán en gran contén de ánim, dessichós de vore en obres lo que la Siñora en paraules li donabe a entendre. Lo día abáns habíe nevat mol, y tot estabe tapat de neu; lo escolá fee poc que estabe al pati cuan va escomensá a tremolá de fret, pero esperán calentás después, u soportabe en passiénsia.
La Siñora li va di al seu amán al cap de un rato:

- Anem a la alcoba y desde una finestra mirem lo que fa eixe de qui has tingut sels, y lo que li contestará a la criada, que la hay enviat a parlá en ell. Sen van aná, pos, cap a la habitassió y se van assomá a una finestreta, y veén sense sé vists, van escoltá a la criada parlá en lo escolá y di:

- Rinieri, la meua Siñora es la dona mes trista que may ha ñagut, perque esta nit ha vingut un dels seus germáns y ha estat mol rato parlán en ella, y después va voldre sopá en ella y encara no sen ha anat, pero crec que sen anirá pronte; y per naixó no ha pogut víndre ella encara, pero ya vindrá llugo; te demane que no te fastidio massa lo esperá.

Lo escolá, creén que ere verdat, va contestá:

- Dísli a la meua Siñora que no se preocupo de mí hasta que pugue víndre a buscám, pero que u faigue tan pronte com pugue.

La criada, tornán cap a dins, sen va aná a dormí.

La Siñora, entonses, li va di al seu amán:

- Be, ¿qué dius?, ¿creus que yo, si lo vullguera com tú te penses, lo dixaría allí baix carpidet?

Y dit aixó, en lo seu querido, que ya estabe mes contén, sen van aná cap al llit, y mol rato van está chalán, enriénsen del pobre escolá y enfoténsen dell. Lo escolá, donán voltes per lo pati, se movíe per a calentás y no teníe aón assentás ni aón amagás de la serena, y maleíe lo llarg entretenimén del germá de la Siñora, y tot lo que sentíe pensabe que ere una porta que la Siñora obríe, pero esperabe en vano.
Ésta, prop de la mija nit, están en lo seu amán, li va di:

- ¿Qué penses, alma meua, del nostre escolá? ¿Qué te pareix mes gran, la seua sabiduría o l´amor que yo li ting?, ¿fará lo fret que li estic fen passá eixísseli del pit lo que en les meues paraules li va entrá?

Lo querido va contestá:

- Cor meu, aixina com tú eres lo meu be y lo meu descáns y tota la meua esperansa, aixina soc yo les teues.

- Pos - díe la Siñora - bésam mil vegades per a vore si dius la verdat. Lo amán, abrassánla y apretán fort, no mil sino sen mil vegades la besabe. Después de un bon rato, va di la Siñora: - ¡Ah!, eixequémos y anem a vore si se ha apagat lo foc en lo que este amán meu cada día me escribíe que estabe ruén.

Y eixecánse, a la finestreta se van assomá, y mirán cap al pati van vore al escolá ballán una tarantela al so del castañolejá de dens, que per la gran gelada ere tan saltejada y rápida que may habíen vist cosa igual. Entonses va di la Siñora:

- ¿Qué dius, la meua dolsa esperansa?, ¿te pareix que sé fé ballá als hómens sense música de trompetes y cornamusses?

A lo que lo amán va contestá:

- Siñora meua, sí que ne saps.

Va di la Siñora:

- Vull que baixem hasta la porta, tú te estás callat y yo li parlaré y sentirem lo que diu, y pot sé que encara mos divertigam mes que de sol vórel.

Y obrín la alcoba en cuidadet van baixá a la porta. Allí, sense obríla, la Siñora en veu baixa, per la gatera, lo va cridá. Lo escolá, al sentís cridá, va alabá a Deu, creénse massa pronte que anabe a entrá a dins, y arrimánse a la gatera, va di:

- Aquí estic, Siñora; obríu per Deu, que me mórigo de fret. La Siñora va di:

- ¡Ah, sí, que ya sé que eres un geleres! y tamé que lo fret es mol gran perque ha caigut una mica de neu. Be sé yo que a París ne ñan de mol mes grans. No puc obrít encara perque este germá meu, que ahí per la nit va víndre a sopá en mí, no sen va encara; pero sen anirá pronte, y vindré en seguida a obrít. Acabo de separám dell en molta faena per a víndre a consolát y que la espera no te enfado.

Va di lo escolá: - ¡Ah, Siñora!, tos demano, per Deu, que me obrigáu, per a que puga está a dins abrigat, perque fa un ratet ha escomensat a caure la nevada mes espessa del món, y encara neve; y yo tos esperaré ahí tot lo que vullgáu.

Va di la Siñora: - ¡Ay, dols be meu, que no puc, que esta porta fa tan soroll cuan se obri que fássilmen la sentiríe mon germá si la obriguera!, pero vull aná a díli que sen vaigue per a que yo puga torná a obrít.
Va di lo escolá: - Pos anéuhi pronte, y tos rogo que faigáu ensendre una bona fogata per a que, en cuan entra, puga calentám, que hay agarrat tal geló que apenes me séntigo.
Va di la Siñora: - Assó no pot sé, si es verdat lo que me has escrit moltes vegades de que estás ensés per lo meu amor; pero estic segura de que ten enfots de mí. Ara ving; espéram y aguanta. Lo amán, que u sentíe tot, chaláe mol, y tornán al llit en ella, poc van dormí aquella nit, que casi tota la van passá en plaés y en burles al escolá.
Lo desgrassiat escolá, convertit en sigüeñaper lo fort castañolejá de dens que teníe, donánsen cuenta de que sen enfotíen de ell, moltes vegades va tratá de obrí la porta y va mirá a vore si per algún atre puesto podíe eixí; y no veén cóm, com un león engabiat maleíe lo mal tems, la maldat de la dona, la durassió de la nit y la seua propia simplesa; y mol cabrejat contra nella, l´amor que li teníe de repén se va cambiá en cruo y amarg odio, y pensáe moltes coses en les que vengás. Pero la nit, después de molta y llarga espera, va dixá pas al día y va escomensá a apareixe l´alba; la criada, avisada per la Siñora, baixán, va obrí lo pati, y mostrán sentí compassió dell li va di:
- ¡Malaventura tíndre lo que va víndre anit! Tota la nit te ha tingut velán y ha fet que te congelos: ¿pero saps?, préntu en calma, que lo que esta nit no ha pogut sé un atra vegada sirá. Lo escolá, com a sabio que sap que de res servixen les amenasses mes que per a armá al amenassat, va tancá al seu pit lo que la seua destemplada rabia tratabe de gitá fora o foragitá, y en veu tranquila, sense mostrás gens enfadat, va di:

- En verdat que hay passat la pijó nit que hay tingut may, pero be hay vist que de aixó la Siñora no ne té cap culpa, perque ella mateixa va baixá hasta la porta a excusás y a consolám; y com dius, lo que esta nit no ha sigut un atra nit sirá; encoméndam an ella y quédat en Deu.

Y del tot carpit, com va pugué sen va entorná a casa. Allí, cansat y mort de son, se va aviá al llit y se va despertá casi paralisat de brassos y cames; per lo que, envián a buscá un meche, li va contá lo fret que habíe passat, y ell va fé lo possible per a recuperáli la salut. Los meches, en grandíssimes y rápides cures lo van ajudá, poc tems después van pugué curáli los ñirvis y fé que se relajare; y si no haguere sigut jove y arribabe bon tems, mol haguere tingut que soportá; pero tornán a está sano y fresc, guardánse a dins lo seu odio, se mostrabe mol mes que may enamorat de la viuda.
Va passá después de sert tems, que la fortuna li va proporsioná la ocasió de satisfé lo seu dessich al escolá. Perque habénse enamorat de un atra dona lo amán de la viuda (sense tíndre cap considerassió al amor que ésta li teníe), ella en llágrimes y amargó se consumíe; pero la seua criada, que gran llástima teníe della, no trobán lo modo de apartála del doló per lo amán perdut, veén al escolá que de la manera acostumada passabe per lo barri, va tindre un pensamén, y va sé que se podríe obligá al amán de la seua Siñora a vóldrela com abáns fée en alguna operassió nigromántica y que en alló lo escolá habíe de sé un gran maestre; y lay va di a la Siñora. Ella, sense pensá en que, si lo escolá haguere sabut de nigrománsia la haguere fet aná en lo seu propi profit, va escoltá les paraules de la criada y en seguida li va di que li preguntare si volíe féu y en seguridat li prometiguere que, en recompensa, ella faríe tot lo que ell vullguere.
La criada va fé la embajada be y diligenmen, y sentínla lo escolá, tot contén va di:
- Alabat sigues, Deu meu; ha arribat lo momén en que en la teua ajuda podré castigá an eixa dona roína per la mala passada que me va fé en pago del gran amor que li tenía. Y li va di a la criada:

- Dirás a la meu Siñora que no patixgue per naixó, que si lo seu querido estiguere a la India lo faría yo víndre rápidamen a demanáli grássia de lo que contra lo seu gust haguere fet. Lo que té que fé lay diré an ella cuán y aón mes li vaigue be, y díslay aixina y confórtala de la meua part. La criada va doná la resposta y se quedá en vores los dos a Santa Lucía del Prado. Acudín allí la Siñora y lo escolá, y parlán ells dos sols, sense enrecordássen ella de que casi lo habíe portat an ell a la mort, li va contá ubertamen totes les seus coses y lo que dessichabe, y lay va rogá per la seua salvassió; y lo escolá li va di: - Siñora, es verdat que entre les demés coses que yo vach adependre a París conte la nigrománsia, y sé be de lo que es capás; pero com ofén mol a Deu, había jurat no ficála may en práctica ni per a mí ni per a datres. Pero es verdat que l´amor que tos ting es tan fort que no sé negám a res que vullgáu manám; y per naixó, encara que haiga de aná a la casa del diable, estic disposat a féu ya que u voléu. Pero tos hay de advertí de que es una cosa mes molesta de fé de lo que pensáu, y mes cuan una dona vol recuperá l´amor de un home o un home lo de una dona, perque aixó no pot féu mes que la mateixa persona a qui li interesse, y per a féu fa falta que qui u faigue sigue de ánim valén perque ña que féu de nit y a puestos solitaris y sense cap compañía, y estes coses no sé si estéu disposada a féles. A lo que la Siñora, mes enamorada que prudén, va contestá:

- Amor me espoleje de tal manera que no ña res que no faiguera per a recuperá an aquell que me ha abandonat; pero, si vols, dísme en qué ting que sé valenta. Lo escolá, que en mal pel teníe la coa marcada, va di: - Siñora, yo tindré que fé una imache de estañ en lo nom de aquell al que dessicháu recuperá, y cuan to la envía, cuan estigue la lluna menguán, tos hau de bañá en ella set vegades a un riu de aigüas clares y corréns, completamen despullada y sola a la hora del primé son, y después, están aixina despullada, teníu que pujá a un abre o a la punta de una casa deshabitada: y mirán cap a lo nort en la imache a la ma, set vegades diréu unes paraules que tos donaré escrites, y cuan les haigáu dit, vindrán cap a vos dos mossetes de les mes hermoses que may haigáu vist, y tos saludarán y tos preguntarán qué voléu que faiguen. An estes los hau de di be y plenamen los vostres dessichos; y guardáutos de di una cosa per un atra; y cuan u haigáu dit, elles sen anirán y vos podréu baixá al puesto aon haigáu dixat les vostres robes, vestítos y torná a casa. Y hau de tindre per sert que abáns de mija nit del día siguién lo vostre amán, plorán, vindrá a demanátos grássia y perdó; y sabéu que desde aquell momén no tos dixará may per cap atra. La Siñora, sentín estes coses y creénseles en completa fe, pareixénli que ya casi teníe en brassos al seu amán, ya mich contenta, va di: - No tos preocupéu, que estes coses aixina les faré; y per an aixó ting una terra cap a lo Valdarno de dal, que está bastán prop del riu, y com ya estam al juliol, sirá mol agradable bañás de nit. Y tamé men enrecordo que no mol lluñ del riu ña una torreta deshabitada a la que, per unes escales de fusta de castañé que ñan allí, pujen alguna vegada los pastós a un terrat, per a vore si descubrixen desde allí dal los seus animals perduts, un puestet mol solitari y a desmá al que yo pujaré, y allí espero fé lo que manéu. Lo escolá, que mol be coneixíe lo puesto de la Siñora y la torreta, contén de assegurás de la seua intensió, va di:

- Siñora, yo no hay estat may an eixes comarques, y per naixó no conec la terra ni la torreta; pero si es tal com diéu no pot ñabé res milló al món; y per naixó, cuan sigue oportú tos enviaré la imache y la orassió; pero mol tos rogo que, cuan haigáu satisfet lo vostre dessich y veigáu que tos hay servit be, que ton enrecordéu de cumplí la promesa que me hau fet. A lo que la Siñora li va contestá que u faríe sense falta; y despedínse de ell sen va entorná cap a casa. Lo escolá, alegre de que lo seu plan puguere portás a efecte, va fé una imache y va escriure un invento seu en ves de una orassió; y cuan li va pareixe la va enviá a la Siñora, y va maná díli que a la nit siguién sense mes tardá habíe de fé lo que li habíe dit; y después, en secreto, en un criat seu sen va aná a casa de un amic que vivíe mol prop de la torre, per a pugué fé lo seu proyecte.
La Siñora se va ficá en camí en la seua criada, y al arribá la nit, fen vore que sen anabe a dormí, va enviá a la criada al llit, y a la hora del primé son, eixín de casa en silensio, sen va aná cap a la torreta de la ribera del Arno, y mirán mol al seu voltán, no veén ni sentín a dingú, se va traure tota la roba y la va amagá a una malea, se va bañá en la imache set vegades y después, tota despullada, en la imache a la ma cap a la torreta que sen va aná. Lo escolá, que a la caiguda de la nit, en lo seu criat entre los saúcs y datres ábres prop de la torre se habíen amagat, habíe vist totes aquelles coses, pasán ella ben prop despullada, y veénla en la blancó del seu cos vénse la oscurina de la nit, y miránli les mamelles y datres parts del cos, y veénles hermoses y pensán cóm estaríen al cap de poc tems, va sentí una mica de llástima per nella; y per atra part, lo agulló de la carn lo va assaltá y va fé eixecás al que estabe acachat, y lo animabe a eixí del amagatall y aná cap an ella y fé lo seu gust; y va está a pun de sé vensut. Pero enrecordánsen de quí ere ell y quina va sé la ofensa ressibida, ensenénse pel odio, foragitán la compassió y la fam carnal, va mantindre firme lo seu propósit y la va dixá aná. La Siñora, puján a la torre y girada cap al nort, va escomensá a di les paraules que lo escolá li habíe escrit. Ell, después, va entrá a la torreta, silensiosamen y poc a poc va apartá la escala per la que se pujabe al terrat aon la Siñora estabe, y después va esperá a vore qué díe y fée ella.
La Siñora, set vegades dites les seues orassións, va escomensá a esperá a les dos mossetes y tan llarga va sé la espera que, sense contá en que sentíe molta mes fresca de la que haguere volgut, va vore apareixe la aurora; per lo que, trista de que no haguere passat lo que lo escolá li habíe dit, se va barruntá: «Temó ting de que éste haigue volgut donám una nit com la que yo li vach doná an ell; pero si per naixó me ha fet aixó mal ha sabut vengás perque no ha sigut ni la tersera part de llarga de lo que va sé la seua; sense contá en que lo fret va sé de un atra classe».

Y per a que lo día no la agarrare allí, va voldre baixá de la torreta, pero se va trobá en que la escala no estabe al seu puesto. Entonses, casi com si lo món fallare daball dels seus peus, se li va escapá tot lo valor; y, vensuda, va caure sobre la terra apissonada de la torre. Y cuan li van torná les forses, va escomensá a plorá y a queixás, y veén be que alló teníe que sé obra del escolá, va escomensá a arrepentís de habél ofengut, y después de habéssen fiat massa de aquell al que mereixcudamen habíe de tíndre per enemic: y en aixó va passá mol tems. Después, mirán si ñabíe alguna manera de baixá y no veénla, va torná a plorá y va tindre un amarg pensamén, diénse an ella mateixa:

«Oh, desgrassiada, ¿qué dirán tons germáns, los teus paréns y veíns y en general tots los florentíns cuan sápiguen que te han trobat despullada? La teua honestidat se vorá que ere falsa; y si an estes coses vullgueres trobá excuses mentiroses (que ne ñauríen), lo maleít escolá, que sap tots los teus assuntos, no te dixaré di mentires. ¡Ay, misserable, que a un tems haurás perdut al mal volgut jove y lo teu honor!»

Y después de aixó va sentí tanta doló que va está a pun de aventás desde la torre an terra; pero habén ya eixit lo sol y arrimánse ella un poc mes a una de les parts del muro, mirán a vore si algún pastoret per allí en lo seu ramat se atansabe al que puguere ella enviá a buscá la seua criada, va passá que lo escolá, habén dormit una mica a unes boches, al despertá la va vore, y ella an ell; y lo escolá va di: - bon día, Siñora, ¿han vingut ya les mossetes?
La Siñora, véenlo y escoltánlo, va torná a plorá fort y li va rogá que vinguere prop de la torre per a que ella puguere parláli. Lo escolá va sé en aixó mol cortés. La Siñora, tombánse de morros al terrat, sol assomabe lo cap al canto, y plorán li va di:
- Rinieri, si yo te vach fé passá una mala nit, pots está segú de habét vengat, perque encara que estem al juliol, están despullada y bañada me hay pensat que me congelaba esta nit; sense contá en que hay plorat tan lo engañ que te vach fé y la meua inossénsia en créuret que es maravilla que los ulls no me haiguen caigut de la cara. Y per naixó te rogo, no per amor a mí, a qui no tens que vóldre, sino per amor teu, que eres noble, que te contentos, en vengansa de la injuria que yo te vach fé, en lo que hasta este pun me has fet, y fes que me donon la roba y que puga baixá de aquí, y no vullgues tráurem lo que después, encara que vullgueres, no podríes tornám, es a di, la meua honra; que, si aquella nit te vach privá de está en mí, sempre que vullgues puc tornáten sen per una. Que aixó sigue prou, y com a home valerós ya te has pogut vengá y mu has fet vore; no vullgues probá les teues forses en les de una dona: cap glória es per a un águila habé vensut a un colom; aixina pos, per l'amor de Deu y per lo teu honor, tíngues compassió de mí.

Lo escolá, en lo ánim du, pensán en la injuria ressibida y veénla plorá y rogáli, sentíe plaé y al mateix tems cárrec de consiénsia. Va contestá:

- Doña Elena, si les meues plegaries, que en verdat no vach sabé bañá en llágrimes ni fé rogs melosos com tú saps fé los teus, me hagueren valgut, la nit que al teu pati ple de neu me moría de fret, si me hagueres resguardat una mica de la gelada, fássil me siríe ara escoltá los teus; pero si tan te ocupes ara del teu honor, y te es tan du lo está aixina despullada, eleva estes súpliques an aquell en lo que estáes despullada aquella nit que be recordes, sentín cóm yo caminaba pel teu pati castañolejánme les dens y poteján la neu, y féste ajudá per nell, féste per nell traure la roba, demánali an ell la escala per aon baixá, fica an ell lo cuidado del teu honor, aquell per lo que ara y atres mil vegades no has dudat en ficál en perill. ¿Cóm es que no lo crides per a que vingue a ajudát? ¿Y a quí li correspón mes que an ell? Eres seua: ¿y qué guardará o cuidará si no te guarde y te ajude a tú? Crídal, abatuda, y proba si l´amor que li tens y la teua sabiduría jun en la seua poden librat de la meua tontería; están en ell li vas preguntá qué li pareixíe mes gran, la meua simplesa o l´amor que li teníes. Y no me faigues ara cortessía de lo que no dessicho ni podríes negámu si u vullguera; guarda per al teu amán les teues nits, si es que ixes de aquí viva; són teues y seues: yo ne vach tindre prou en una y me baste habé sigut burlat una vegada. Y ara, fen aná la teua astússia al parlá, te les ingenies en alabám per a conquistá la meua benevolénsia y me crides noble y valén, y caviles per a que yo, com a magnánim, me abstinga de castigát la teua maldat; pero les teues paraules no me oscurixen ara los ulls del intelecto, com van fé abáns les teues desleals promeses; yo me coneixco, y sobre mí mateix no vach adependre tan mentres estaba a París de lo que tú me vas fé sabé en una nit de les teues. Pero presuposán que yo fora magnánim, no eres tú de aquelles en les que la magnanimidat tingue que mostrá los seus efectes: lo cástic en les fieres salvaches com eres tú té que sé la mort, mentres en los hómens té que bastá lo que tú has dit. Per lo que, encara que yo no siga cap esparvé, sabén que tú eres no colom sino escursó venenós, com a antic enemic, en tot lo odio y en tota la forsa te hay de perseguí; y aixó que te fach no pot dís vengansa sino mol milló cástic, perque la vengansa té que sobrepassá a la ofensa y aixó no arribe ni a igualála; per lo que, si yo vullguera vengám mirán en quín perill vas ficá la meua vida, no me bastaríe tráuret la vida ni atres sen iguals a la teua, perque sol mataría a una femella roína. ¿Y per qué dimonis, si traus la teua cara, a la que uns pocs añs espentolarán plenánla de arrugues, eres mes tú que consevol triste criada? ¡Y no va quedá per tú fé morí a un home valerós, com me has cridat poc antes, esta vida encara podrá en un día sé mes útil al món que sen mil iguals a la teua podrán mentres lo món duro! Adependrás ara en este doló que patixes qué es maltratá als hómens que tenen algún sentimén, y qué es maltratá als estudiosos, y te donará materia per a no caure may mes en tal locura, si ne ixes de esta. Pero si tens tan gran dessich de baixá, ¿per qué no te avíes de ahí dal? Y en un pun, en la ajuda de Deu, trencánte lo coll, ixirás del doló en lo que te pareix está y me donarás la alegría mes gran del món. No te diré res mes ara: tan vach pugué yo que hasta ahí te vach fé pujá; apáñateles ara per a baixá, tal com te vas enfotre de mí.

Mentres lo escolá díe aixó, la desgrassiada dona plorabe continuamen y lo tems passabe, puján mes alt lo sol. Pero cuan va vore que callabe, va di: - ¡Ah!, cruel, si tan dura te va sé aquella nit y te pareix lo meu pecat tan gran que no poden móuret a compassió ni la meua jove hermosura ni les amargues llágrimes ni los humils rogs, que te mogue al menos algo lo habém ressienmen confiat a tú y descubert tots los meus secretos, en los que hay donat lloc al teu dessich de pugué fém coneixedora de la meua culpa, com sigue que si no me haguera fiat yo de tú cap vía teníes per a pugué vengát, lo que mostres habé dessichat en tanta ardó. ¡Ah!, dixa la teu ira y perdónam ya: estic disposada, si me perdones y me dixes baixá de aquí, a abandoná del tot al desleal jove y tíndret a tú sol per amán y per siñó, per mol que aburrixques la meua bellesa, mostrán que es curta y poc valiosa: com la de les demés, digna es de estima, encara que sol fore perque la vanidat y lo joc y lo plaé són propis de la juventut dels hómens, y tú no eres vell. Y encara que cruelmen me estás tratán, no puc creure per naixó que vullgues vorem morí de mort tan deshonrosa com siríe aventám desde aquí dal com una desesperada dabán dels teus ulls, als que, si no eres entonses ya mentirós com u has sigut ara, tan los vach agradá. ¡Ah! Apiádat de mí, per Deu, lo sol escomense a calentá massa, y com la fresca de esta nit me va ofendre, aixina la calina escomense a molestám mol. A lo que lo escolá, que per divertís li donabe conversa, va contestá:
- Siñora, la teua confiansa no se ha ficat ara en les meues mans perque sentigueres amor per mí sino per a recuperá lo que habíes perdut, y per naixó sol mereix un mal mes gran; y mal creus que sol este camí me se oferíe per a la dessichada vengansa. Ne tenía datres mil, y mil trampes en fé vore que te volía te había parat daball dels peus, y poc tems ere pressís per a que per nessessidat (si aixó no haguere passat) hagueres caigut a una de elles y en mes doló y vergoña del que ara sens; y vach seguí este no per a donát cap ventaja, sino per a contentám mes pronte. Y si totes me hagueren fallat no me fallaríe la ploma, en la que tals y tantes coses haguera escrit de tú y de tal manera que, enteránte tú de elles (que ten enteraríes, segú), hauríes dessichat no habé naixcut mil vegades al día. La forsa de la pluma es mol mes gran de lo que creuen aquells que en lo seu coneiximén no la han experimentat. Juro dabán de Deu (y aixina ell me consedixque acabá esta vengansa com la hay escomensat) que hauría escrit de tú coses que no sol dabán de atres persones, sino tú mateixa te avergoñiríes, te hauríes tret los ulls per a no vóret mes; y per naixó, no li reprochos al mar habé creixcut a un riuet. En lo teu amor y en que sigues meua no ting, com ya te hay dit, cap interés; sé de quí has sigut, al que tan com lo odiaba abáns lo vull ara, pensán en lo que te ha fet. Vatres anéu enamorán y dessichán l´amor de los jóvens, perque los veéu en la carn un poc mes viva y en les barbes mes negres, y mol pinchos caminá, ballá y ajustá; estes coses les van tindre los que són de mes edat, y ademés saben ya lo que aquells tenen que adependre encara.
Y ademés de aixó, los jusguéu millós caballés y que fan jornades de mes milles que los hómens mes madús. Sértamen confesso yo que en mes forsa espolsen ells les pellisses; pero los de mes edat, com experimentats saben milló aón están les pusses, y en mol ha de triás abáns lo poc y gustós que lo mol desgustat; y lo trotá mol chafe y canse a consevol, encara que sigue jove, mentres lo caminá suavemen, encara que un poc mes tard faigue arribá an algúns a casa, per lo menos los conduíx en descáns. Vatres no ton acatéu, animals sense inteligénsia, cuán mal está amagat daball de aquella poca hermosura. No se contenten los joves en una sino que a cuantes veuen a tantes volen, de tantes los pareix sé dignes; per lo que lo seu amor no pot sé estable, y tú ara com a proba pots sé testigo de aixó. Y los pareix sé dignes de sé reverensiats y mimats per les dones y no tenen per mes glória que alabás de les que han gosat, fallo que ya ne ha portat a moltes daball dels flares, que no u conten. Y encara que digues tú que may van sabé los teus amors mes que la teua criada y yo, mal informada estás y mal penses. Al seu barri no se parle mes que de aixó, y al teu; pero la majoría de les vegades lo radé que escolte estes coses es aquell al que se referixen. Ells, ademés, tos roben, mentres que los de edat tos regalen. Tú, pos, que mal vas triá, has de sé de aquell al que te vas entregá, y a mí, al que vas maltratá, díxam sé de un atra, que hay trobat una dona de be, y tú no u eres, que milló me ha conegut de lo que tú vas fé. Y per a que del dessich dels meus ulls pugues emportát al atre món mes seguridat que la que pareix que te donen les meues paraules, avíat de ahí dal pronte, y la teua alma, com espero, ressibida als brassos del diable, podrá vore si los meus ulls de habét vist caure cap aball se turben o no. Pero com crec que en tan no voldrás alegrám, te dic que si lo sol escomense a cremát ten enrecordos del fret que me vas fé patí, y si lo mescles en esta calina, sense falta sentirás lo sol tibiet.

La desconsolada dona, veén que a pesá de tot a un fin cruel anáen a pará les paraules del escolá, va torná a plorá y va di:

- Mira, com res de lo meu te mou a piedat, que te mogue l´amor que li tens an eixa dona mes discreta que yo que dius que has trobat y de la que dius que eres volgut, y perdónam per lo seu amor y pórtam la roba per a que puga tapám, y fes que me baixon de aquí.
Lo escolá entonses va arrencá a riure, y veén que ya la hora de tersia habíe passat fée rato, va contestá: - Mira, ara no sé di que no, pos per tal dona me u has rogat: dísme aón están y yo aniré a per nelles y te faré baixá de ahí.

La dona, creénlo, se va consolá una mica y li va enseñá lo puesto aon habíe amagat la roba. Lo escolá, eixín de la torre, li va maná a son criat que no sen anare de allí, que se quedare prop y tan com puguere vigilare per a que dingú entrare hasta que ell no haguere tornat; y dit aixó, sen va aná a casa del seu amic y allí va diná en gran calma y después, cuan li va pareixe oportú, sen va aná a dormí la michdiada. La dona, a la terrassa de la torre, encara que estiguere algo consolada per una esperansa, mol dolorida se va eixecá y se va assentá apoyánse a la part del muro aon ñabíe una mica de sombra, y se va ficá a esperá acompañada de amargs pensaméns; y ara pensán ara plorán, y ara desesperán de la tornada del escolá en la roba, y saltán de un pensamén a un atre, com per lo doló estabe baldada y no habíe dormit la nit anterió, se va quedá adormida. Lo sol, que ere ruén, habén ya pujat al michdía, feríe de ple y a la descuberta la tendra y delicada blanca pell, y tamé lo seu cap, que estabe descubert, en tanta forsa que no sol li va sucarrá tot lo que se veíe de la carn, sino que li va fé llagues; y va sé tan grossa la cremada que encara que dormíe com un soc, la va fé despertás. Y sentín que se cremabe, movéense, li va pareixe que tota la pell sucarrada se li obríe y esclafíe, tal com veém que li passe a un pergamino cremat si algú estire de ell; y ademés de aixó, li fee tan mal lo cap que pareixíe que se li trencare, lo que no ere cap maravilla. Y lo terrat de la torre estabe bullín, ni en lo peu ni en atra cosa podíe apoyás; per lo que, sense estás quieta, de aquí cap allá anabe cambián de puesto plorán. Y ademés de aixó, com no corríe ni una mica de aire, ñabíen allí mosques y tabáns pa aburrí a una desmemoriada mula vella, y estos, embutínse per la carn nafrada y acribassada, tan fieramen la mossegaben que li pareixíe que la puncharen a un espeto, per lo que no parabe de moure les mans de un costat al atre, maleínse an ella y a la seua vida, al seu amán y al escolá. Y están aixina angustiada y espolejada y atravessada per la caló que badáe les roques, per lo sol, per les mosques cagadores, per los tabáns y tamé per la fam, pero mol mes per la sed, y per mil desagradables pensaméns, ficánse de peu, va mirá per a vore si veíe prop o sentíe an algú, completamen disposada a, passare lo que passare, cridála y demanáli ajuda. Pero tamé aixó li habíe tret la seua enemiga fortuna. Los llauradós sen habíen anat del campo per la calorina y ademés aquell día ningú habíe anat allí prop a treballá perque a les eres de les cases estaben trillán y batén; per lo que sol se sentíen les chicharres, y veíe lo Arno, que, despertánli encara mes lo dessich de les seues aigües, li aumentabe la sed. Veíe, tamé, a mols puestos bosquets, umbríes y cases, y dessichánles per igual, la angustiaben. ¿Qué direm mes de la desventurada viuda? Lo sol per damún y la griella del terrat per deball, y les mossegades de les mosques y los tabáns per los costats, de tal manera la habíen dixat que ella, que la nit passada en la seua blancura vensíe a les tiniebles, entonses, roija com lo fang, la argila, l´almagre y tota tacada de sang, li hauríe paregut a qui la haguere vist la cosa mes fea del món. Y están aixina, mes esperán la mort que atra cosa, sén ya passada la mitat de nona, lo escolá, eixecánse de dormí y enrecordánsen de la Siñora, per a vore lo que ere de ella sen va aná cap a la torreta, y al seu criat, que estabe encara en dijú, lo va enviá a minjá. Sentín la dona que arribabe, débil y angustiada per lo serio doló, se va assomá al muro y, assentánse, va escomensá a di plorán:

- Rinieri, be y fora de tota mida te has vengat, si yo te vach fé congelat de nit al meu pati, tú me has fet rostí de día damún de esta torre, y ademés de aixó, morím de fam y de sed; per lo que te rogo per lo únic Deu que pujos aquí, y ya que no puc suissidám, dónam tú la mort, que la dessicho mes que consevol atra cosa, perque tan gran es lo tormén que séntigo. Y si esta grássia no me la vols fé, al menos fésme portá una tassa de aigua, per a que puga bañám la boca, perque les meues llágrimes no son prou per a bañála.

Be va coneixe lo escolá en la veu la seua debilidat, y tamé va vore lo seu cos tot sucarrat al sol de juliol, y per naixó una mica de compassió va sentí per nella; pero, sin embargo, va contestá: - Dona roína, no te morirás a les meues mans, te morirás per les teues si ganes te entren; y tanta aigua ressibirás de mí per a aliviá la teua caló com foc yo vach tindre que fé per a escofám de tan fret. Y mol lamento que la enfermedat que me va portá a mí lo fret en la caldoreta del eixérrit fermentán va tindre que curás, mentres que la teua calorina se curará en la frescó de la perfumada aigua de roses; y mentres yo vach está a pun de pédre los nervis y la vida, tú, despellotada en esta calina, te quedarás tan hermosa com la serp cuan mude la vella pell.
- ¡Oh, pobreta de mí! - va di la dona -, esta hermosura conseguida de esta manera otorgue Deu a les persones que mal me volen; pero tú, mes cruel que consevol fiera, ¿cóm has pogut vore esgarrám de esta manera? ¿Qué debía esperá yo de tú ni de cap atre si en cruels tortures haguera matat a tots los teus paréns? Sértamen no sé quina crueldat mes gran podríe habés fet aná en un traidó que tota una siudat haguere passat a gaviñet, que la que tú has fet en mí al fém rostí al sol y sé mossegada y minjada per les mosques y tabáns; y ademés de aixó, no voldre donám una tassa de aigua, pos als assessinos condenats per los tribunals cuan van a la mort sels done de beure vi moltes vegades si ells u demanen. Ara be, ya que te vech firme en la teua crueldat y que lo meu patimén no te conmou, en passiénsia me prepararé a ressibí la mort per a que Deu tingue misericordia de la meua alma, al que li demano que en ulls de justíssia esta acsió teua contemplo.

Y dites estes paraules, se va arrossegá com va pugué hasta lo mich del terrat, desesperán de pugué escapás de tanta calina; y no sol una vegada sino mil, ademés de los atres dolós, se va pensá que se moríe de sed, plorán sempre fort y de la seua desgrássia dolénse. Pero cuan va arribá la posta de sol y pareixénli al escolá habé fet prou, fen arreplegá les robes de ella y embolicánles en la capa del criat, sen va aná a la casa de la dona y allí, desconsolada y triste y sense sabé qué fé va trobá a la seua criada assentada a la porta, y li va di: - Bona dona, ¿qué es de la teua Siñora?

A lo que la criada va contestá:

- Siñó, no u sé. Este matí me vach pensá que la trobaría al llit, aon ahí de nit me habíe pareixcut vórela anássen, pero no la hay trobat ni allí ni a cap puesto y no sé qué li haurá passat, per lo que vic en grandíssim doló; pero vos, siñó, ¿sabríeu dím algo de ella?
A lo que lo escolá va contestá:

- ¡Aixina te haguera tingut a tú jun en ella aon la hay tingut, per a habét castigat de la teua culpa com la hay castigat an ella de la seua! Pero seguramen no te escaparás sense que te paga les teues obres y que may mes ten burlos de cap home bo sense enrecordáten de mí. Y dit aixó, li va di al seu criat:

- Dónali esta roba y disli que vaigue a buscála si vol.

Lo criat va fé lo que li manabe; per lo que la dona, prenénles y reconeixénles, sentín lo que li habíen dit, molta temó va tindre de que la haguere matat, y ben just se va aguantá de quirdá; y ficánse a plorá, habénsen ya anat lo escolá, en la roba sen va aná corrén cap a la torreta. Habíe, per mala sort, aquell día, un llauradó de esta Siñora perdut dos marranos, y caminán buscánlos, poc después de que ixquere lo escolá va arribá an aquella torreta, y mirán per tot arreu a vore si veíe los seus gorrinos, va sentí los misserables plos de la desgrassiada dona; per lo que, puján allí com va pugué, va cridá:
- ¿Quí está plorán ahí dal?

La Siñora va coneixe la veu del seu llauradó, y cridánlo pel nom, va di: - ¡Ah, vésten a buscá a la meua criada y fes que ella vingue aquí dal a buscám!
Lo llauradó, coneixénla, va di:

- ¡Ay, Siñora!, ¿y quí tos va pujá ahí dal? La vostra criada ha estat tot lo día buscántos; ¿pero quí se habíe de pensá que estiguéreu ahí dal?

Y agarrán la escala, la va colocá aon solíe está, y la va assegurá lligán travessés de un costat al atre; y en estes, la criada va apareixe, y, entrán a la torre, no podén ya aguantá la veu, pegánse cops a les palmes de les mans, va escomensá a quirdá:
- ¡Ay, dolsa Siñora meua!, ¿aón estéu?

La Siñora, sentínla, tan fort com va pugué, va di:

- ¡Oh, germana meua, estic aquí dal! No ploros y pórtam pronte la roba. Cuan la criada la va sentí parlá, casi consolada del tot, va pujá per la escala reforsada per lo llauradó, y ajudada per nell, va arribá al terrat; y veén a la seua Siñora que no pareixíe una dona sino un sep de viña achicharrat per lo foc, tota vensuda, tota inerte, tombada despullada an terra, esgarrapánse la cara va escomensá a plorá damún della com si estiguere morta. Pero la Siñora li va demaná per Deu que callare y li ajudare a vestís; y habén sabut per ella que dingú sabíe aón habíe estat mes que los que li habíen portat la roba y lo llauradó que estabe allí, una mica consolada per naixó, los va rogá per Deu que may a dingú li digueren res de alló. Lo llauradó, después de mol charrá, portán a la Siñora en brassos, perque no podíe caminá, la va traure de la torre. La desgrassiada criada, que detrás se habíe quedat, baixán sense pará cuenta, se va retortigá un peu y va caure de la escala an terra, trencánse la cadera, y en lo mal que li fee, va escomensá a bramá tan fort com un león. Lo llauradó, dixán a la Siñora a un prat, va aná a vore qué li passabe a la criada, y trobánsela en la cadera chafada, la va portá al prat y la va dixá a la vora de la Siñora. Esta, veén que aixó se afegíe a les seues desgrássies, y habénse chafat la cadera aquella de la que esperabe sé ajudada mes que per dingú atre, mol triste va escomensá a plorá tan miserablemen que no sol lo llauradó no va pugué consolála sino que tamé ell va escomensá a plorá. Pero están ya baix lo sol, per a que aquí no los agarrare la nit, tal com va volé la desconsolada Siñora, va aná a casa seua y llamando a dos de sons germáns y a la dona, y tornán allí en un tauló, sobre aquella van colocá a la criada y a la Siñora y les van portá a casa; y reconfortada la Siñora en una mica de aigua fresca y en bones paraules, agarránla lo llauradó en brassos, la va portá a la seua alcoba. La dona del llauradó, habénli donat de minjá sopes de pa y despullánla después, la va ficá al llit, y van organisá les coses de manera que ella y la seua criada foren de nit portades a Florencia; y aixina se va fé. Allí, la Siñora, que gran acopio de embustes teníe, inventánse una fábula mol diferenta de lo que habíe passat, los u va fé creure a sons germáns, y a les seues cuñades y a totes les demés persones, que per art de los demonis aixó los habíe passat. Los meches van acudí rápidamen y no sense grandíssim doló y patimén de la Siñora, que tota la pell se va dixá moltes vegades apegada als sábanas, de una seria fiebre y de atres acsidéns la van curá, y tamé a la criada de la cadera trencada; per lo que la Siñora, olvidat ya lo seu amán, desde entonses se va guardá de fé burles y de vóldre a dingú mes; y lo escolá, sentín que a la criada se li habíe chafat la cama y pareixénli prou en esta vengansa, contén, va dixá les coses aixina. Aixó va sé lo que li va passá a la néssia jove per les seues burles, per creure que podíe divertís en un escolá com hauríe pogut féu en atres, no sabén que éstos (no dic tots pero sí la majoría) saben aón té la coa lo dimoni, y no me referixco al de Queretes. Y, per naixó, siñores, guardéutos de les burles, y espessialmén dels que estudien mol.

miércoles, 26 de agosto de 2020

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA CUARTA.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA CUARTA.

Tofano li tanque una nit la porta de casa a la seua dona, y ella, no podén fes obrí en súpliques, fa vore que se tire a un pou, y avíe allí un códul gran.


Tofanoli tanque una nit la porta de casa a la seua dona, y ella, no podén fes obrí en súpliques, fa vore que se tire a un pou, y avíe allí un códul gran. Tofano ix de casa y corre cap allí, ella entre a casa y li tanque an ell la porta, y bramán lo insulte.

Lo rey, al sentí que acababe la novela de Elisa, sense esperá, giránse cap a Laureta, li va mostrá que li tocáe an ella narrá; per lo que ella aixina va escomensá a di:
¡Oh, Amor, cuántes y quínes són les teues forses, cuáns los consells y cuántes les invensións! ¿Quín filósofo, quín artista haguere pogut alguna vegada o podríe mostrá estes sagassidats, esta inventiva, estos arguméns que inspires tú de repén al que seguix les teues patejades? Per sert que la doctrina de consevol atre es mol justeta en relassió a la teua, com mol be se pot compendre de les coses antes mostrades; a les que, amoroses siñores, yo ne afegiré una, ficada en práctica per una doneta tan simple que no sé quí mes que Amor haguere pogut mostrálay.

Va ñabé fa tems a Arezzo un home ric, de nom Tofano. An éste li va sé donada per dona una majíssima jove de nom doña Ghita, de la que ell, sense sabé per qué, pronte se va sentí selós, y donánsen cuenta ella se va enfadá; y habenli preguntat moltes vegades sobre la raó dels seus sels, y no habénli sabut ell siñalá mes que coses generals y roínes, li va víndre al ánim a la dona fel morí del mal que sense raó se temíe. Y veén que un jove, segóns lo seu juissi mol pincho, la marejáe, discretamen va escomensá a enténdres en ell; y están ya les coses tan avansades entre ell y ella que no faltáe mes que cambiá les paraules per obres, va pensá la Siñora trobá una manera per a féu.

Habén vist entre les males costums del seu home que se entreteníe eixecán lo colse, no sol va escomensá a alabál per alló, sino que lo insitáe a beure mol assobín. Y tan va pendre alló per costum, que casi totes les vegades que ella volíe, lo acabáe engatán; y cuan lo veíe ben gat, sel emportáe a dormí. Aixina se va trobá la primera vegada en lo seu amán, y después moltes vegades va continuá trobánse en ell, y tan se va confiá de les borracheres del home, que no sol habíe arribat al atrevimén de portá al querido a casa, sino que ella a vegades sen anabe en ell a la seua, que no estáe mol apartada, y después tornáe a casa., Y de esta manera continuán la enamorada dona, va passá que lo desgrassiat y cornut sen va doná cuenta de que lo animáe a beure, pero ella no bebíe may; per lo que li van entrá sospeches de lo que passáe, aixó es, que la dona lo engatáe per a pugué fé lo seu gust mentres ell dormíe la mona. Y volén de aixó, si aixina fore, tíndre probes, un día, sense beure gens en tot lo día, com si fore lo home mes abstemio (Artemio no) que ñaguere, va fé vore que anáe tou, y creénsu la dona, y pensán que ya no li calíe beure mes, lo va prepará per a dormí. Y fet aixó, segóns acostumáe a fé algunes vegades, va eixí de casa, y a casa del seu amán sen va aná, y se va quedá allí hasta mija nit.

Tofano, al no sentí a la dona, se va eixecá y va aná cap a la porta, la va tancá per dins y se va apoyá a la finestra en lo cap a fora, vigilán a vore cuán tornaríe y féli manifest que sen habíe acatat de les seues costums; y allí estáe encara cuan la dona va torná, y trobánse la porta tancada, se va assustá, y va escomensá a probá de forsála. Después de está Tofano un rato miránla, li va di: - Dona, te esforses en vano, perque aquí dins no podrás torná a entrá. Torna allí aon has estat hasta ara; y que sápigues que no tornarás may aquí hasta que de aixó, en presénsia dels teus paréns y de los veíns, te haiga fet lo honor que te convé.

La dona va escomensá a suplicá per l´amor de Deu que faiguere lo favor de obríli, perque no veníe de aon ell pensáe, sino de velá en una veína seua, perque les nits eren mol llargues y ella no podíe dormí tota la nit, ni velá sola a casa. Los rogs no li servíen de res, perque aquell animalot estabe disposat a que tots los del poble conegueren la seua vergoña, si es que no la sabíen. La dona, veén que lo suplicá no li valíe, va cambiá a les amenasses y va di: - Si no me obris te faré lo home mes desgrassiat que existix.
A lo que Tofano va contestá: - ¿Y qué podríes fém?

La dona, a la que Amor ya li habíe agullonat en los seus consells, li va contestá:
- Abans de patí la vergoña que vols fém passá sense raó, me aviaré an este pou que está aquí prop, y cuan después me trobon morta, tots creurán que tú, engatinat, me has aviát allí, y aixina, sirás pregonat, haurás de fugí o pédre tot lo que tens, o te tallarán lo cap per habém assessinat. Tofano ni se va inmutá, ni va cambiá gens la seua néssia opinió en estes paraules; per lo que la dona li va di: - Pos ya no puc patí mes, ¡Deu te perdono!

Y dit aixó, sén la nit tan fosca que apenes hauríen pogut vóres un al atre per la carrera, sen va aná la dona cap al pou; y, eixecán com va pugué una grandíssim bolo que ñabíe al peu del pou, cridán «¡Deu, perdónam!», la va dixá caure a dins del pou.

Lo códul, al arribá al aigua, va fé mol soroll, y al sentíu Tofano se va creure que se habíe aviát a dins; per lo que, agarrán lo cubo en la corda, a escape se va adressá cap al pou per a ajudála.

La dona, que se habíe amagat a un raconet prop de la porta, al vórel corre cap al pou perdén les calses, se va embutí a casa y se va tancá a dins, se va assomá a la finestra y li va di: - Se ha de beure aigua pel día, no sol per la nit. Tofano, al sentíla, se va vore burlat y va aná cap a la porta, y com no podíe entrá, li va escomensá a cridá que lo obriguere.

Ella, dixán de parlá baixet com hasta entonses habíe fet, cridán, va di: - Per los claus de nostre Siñó, borracho fastidiós, no entrarás aquí esta nit; no puc patí mes estes costums teues: ting que féli vore a tot lo món quí eres y a quin hora tornes a casa per la nit. Tofano, mol cabrechat, la va escomensá a insultá quirdán; y sentín este abalot, los veíns se van despertá y eixecá, hómens y dones, y se van assomá a les finestres y van preguntá qué ere alló. La dona va escomensá a di plorán:

- Es este mal home, que me torne gat per la nit a casa o se adorm per les tabernes y después torne an estes hores, o mes tart; ya lo hay aguantat mol, y no ha valgut de res, y com ya no u aguanto mes, hay volgut fél passá esta vergoña de tancáli la porta de casa per a vore si torne al bon camí. Lo animalot de Tofano, per la seua part, díe cóm habíe sigut la cosa y la amenassabe. La dona als seus veíns los díe:

- ¡Veigáu quín home! ¿Qué pensaríeu si yo estiguera al carré com está ell y ell estiguere a casa com estic yo? Per Deu que seguramén lo creuríeu an ell: be podéu vore lo servell que té. Diu que hay fet lo que yo crec que ha fet ell. Se ha cregut que me assustaría si aviáe no sé qué al pou, ojalá Deu que se haguere aviát de verdat y aufegat de aigua, que lo vi que se ha trascolat se hauríe batejat ben be.

Los veíns, hómens y dones, van escomensá tots a empendre a Tofano, y a fótreli la culpa an ell, y a insultál per lo que díe contra la seua dona; y enseguida va corre lo rumor de veí a veí, que va arribá hasta los paréns de la dona. Estos, anán cap allí, y sentín lo que díen uns veíns y datres, van agarrá a Tofano y lo van esbatussá, dixánlo com u haguere fet una mola de molí. Después, entrán a la casa, van pendre les coses de la dona y en ella sen van aná a casa, amenassán a Tofano en coses pijós. Tofano, veénse malparat y que los seus sels lo habíen portat per mal camí, com volíe a la seua dona, va recurrí an algúns amics que van fé de intermediaris, y al final se va torná a emportá la dona a casa, a la que va prometre no sé may mes selós; y ademés de aixó, li va doná llissénsia per a que faiguere lo que vullguere, pero en prudénsia, que ell no sen acatare. Y aixina se va quedá, tontet, cornut y esbatussat. Viva lo amor (y mórigue la avaríssia), y viva la compañía.




domingo, 23 de septiembre de 2018

SEGONA JORNADA. NOVELA SEGONA

Rinaldo de Asti, robat, va a pará a Castel (Castell) Guiglielmo y es albergat per una Siñora viuda, y desagraviat dels seus mals, sano y salvo torne a casa seua.

De les desventures de Martellino contades per Neifile sen van enriure les dames desmedidamen, y sobre tot entre los jóvens Filostrato, a qui, com estabe assentat a la vora de Neifile, va maná la Reina que continuare en lo novelá; y sense esperá, va escomensá:
Hermoses Siñores, me séntigo inclinat a contátos una história sobre coses católiques entremesclades en calamidats y en amors, que sirá per ventura útil habéla sentit, espessialmen a qui no haygue resat lo padrenuestro de San Julián moltes vegades, encara que tingue bon llit, mal se hospede.

Ñabíe, pos, en tems del marqués Azzo de Ferrara un mercadé de nom Rinaldo de Asti que, per los seus negossis, habíe anat a Bolonia; habénlos provist y tornán a casa, li va passá que, habén eixit de Ferrara y caminán cap a Verona, se va topetá en uns que pareixíen mercadés pero eren uns malandríns y homes de mala vida y condissió.
Éstos, veénlo mercadé y jusgán que debíe portá mols dinés, van pensá que a la primera ocasió li robaríen, y per naixó, per a que no notare cap sospecha, com homes humildes y de bona condissió, sol de coses honrades y de lealtat anaben parlán en ell, mostránse tan com podíen y sabíen humildes y bons als seus ulls, pel que ell creíe que ere bona cosa habéls trobat. Anabe sol en lo seu criat y lo seu caball. Y caminán y charrán, com sol passá, van arribá a discutí sobre les orassións que los homes dirigíxen a Déu. Y un dels maleáns, que ne eren tres, li va di a Rinaldo:
- Y vos, gentilhome, ¿quina orassió acostumbréu a resá per los camíns? A lo que Rinaldo va contestá:

- En verdat yo soc home ignorán y rústic, y poques orassións ting a má, ya que vic a la antiga y conto dos sueldos per vinticuatre dinés, pero no per naixó hay dixat de tindre per costum al aná pels camíns resá pel matí, cuan ixco del albergue, un padrenuestro (parenostre, paternoster) y un avemaría per l´alma del pare y de la mare de San Julián, y después demano a Déu y an ell que a la nit tinga bon albergue. Y ya moltes vegades me hay vist, anán pels camíns, en grans perills, y escapán de tots hay estat per la nit a un bon puesto y ben albergat; pel que ting firme fe en que San Julián me haygue conseguit de Déu esta grássia; no me pareix que podríe aná be lo día, ni arribá be la nit, si no li haguera resat pel matí.
Entonses aquell, que ya sabíe lo que li passaríe, se va di per anell - «Falta te fará, perque, si no fallám, tealbergarás ben mal segóns me pareix». Y después li va di:

- Yo tamé hay viachat mol y may hay resat, encara que u hayga sentit a mols recomaná, y may me ha passat que per no resádixára de albergám be; y esta nit podréuvore quí se albergará milló, o vos que uhau fet o yo que no hay resat. Be es verdat que yo en ves de resá dic lo Dirupisti o la Intemerata o lo De Profundis que són, segóns una yaya meua solíe dím, de grandíssima virtut.
Y parlán aixina de varies coses y continuán lo seucamí, y esperán lo puesto y ocasió per al seu mal propósit, va passá que, sén ya tart, del atre costat de Castell Guiglielmo, al vadejá un riu aquells tres, veén la hora que ere y lo puesto solitari y amagat, lo van assaltá yrobá, y dixánlo a peu y en camisa, sen van aná, diénli:

- Ara mires a vore si lo teu San Julián te done esta nit bon albergue, que lo nostre be mos donará. Y, vadejánlo riu, sen van aná. Lo criat de Rinaldo, veén que lo assaltaben, no va fé res per ajudál, sino que donán la volta al caball, no se va aturá hasta Castell Guiglielmo, y entrán allí, sén ya tart, sense cap dificultat va trobá albergue. Rinaldo, que se habíe quedat en camisa y descals, sén gran lo fret y nevánencara mol, no sabén qué fé, veén arribada ya la nit, tremolán y castañejánliles dens, va escomensá a mirá al voltán en busca de algún amagatall aon puguere passála nit sense morís de fret; pero no veénnecap perque no fée mol que habíe ñabutguerra an aquella comarca y tot se habíe cremat y arrasat, espentat pel fret, se va adressá, trotán sense caball, cap a Castell Guiglielmo, sense sabé que lo seu criat habíe fugitallí, y pensán que si puguere entrá allí, algún socorro li enviaríe Déu.

Pero la nit tancada lo va agarrácasi una milla lluñdel burgo, per lo que va arribá allí tan tart que, están les portes tancadesy barrades y los ponseixecats, no va pugué entrá a dins. Plorán en doló y desconsoladamen, buscabe al voltán aón podríe embutís per a que al menos no li nevare a damún; y per sort va vore una casa sobre les murallesdel burgo com un balagosto cap a fora, y an aquell ráfec va pensá quedás hasta que fore de día; y anánsen allí y habén trobat una porta daball de aquell alero, com estabe tancada, reunín una miquetade palleta que per allí prop ñabíe, triste y en doló se va quedá, moltes vegades queixánse a San Julián, diénli que no ere digne de la fe que habíe ficaten ell. Pero San Julián, que lo volíe be, sense tardá mol li va proví un bon albergue. Ñabíe aneste burgo una Siñora viuda, bellíssima de cos com la que mes, a qui lo marqués Azzo amabe tan com a la seua vida y aquí a la seua disposissió la fée está. Y vivíela Siñora an aquella casa damún del ráfec aon Rinaldo se habíeanat a refugiá. Y lo día d´abánshabíe vingut lo marqués aquí per a gitásper la nit en ella, y a la seua casa secretamen habíe manat preparáli un bañ y un bon sopá.

Y están tot preparat, y res mes que la arribada del marqués esperán ella, va passá que un criat va arribá a la porta, portabe notíssies al marqués per lesque va tindre que ficás en camí en seguida; pel que, manán di a la Siñora que no lo esperare, va colá rápidamen. En lo que la dona, una mica desconsolada, no sabén qué fé, va pensá en ficás al bañ preparat per al marqués, después de sopá y después sen aniríe al llit; y aixina, se va ficá a dins del bañ. Estabe este bañ prop de la porta aon lo pobre Rinaldo estabe gitat acurrucadet; pel que, están la Siñora al bañ, va sentí losplos y lo tremoláde Rinaldo, que pareixíe habés convertit en una sigüeña. Y cridán a la seuacriada, li va di:

- Ves a baixy mira fora dels muros al peu de eixa porta quí ña allí, y quí es y lo que fa. La criada hi va anáy, ajudánla la claridat del aire, va vore al que en camisa y descals estabe allí, com se ha dit, tremolán com les rames de un saúc, y li va preguntá quí ere. Y Rinaldo, tremolán tan que ben justet podíe articulá una paraula, quí ere y cóm y per qué estabe allí li va pugué di, y después va escomensá a rogálique, si fore possible, no lo dixare allí morís de fret durán la nit. La criada, sentín compassió, va torná a la Siñora y tot lay va contá; y ella, tamé sentín Piedat, sen vaenrecordá de que teníe la clau de aquella porta, que algunes vegades servíe per a les entradesde amagatontes del marqués, y va di:

- Ves y óbrili sense fé soroll; aquí está este sopá que no teníe qui sel minjare, y per a podél albergá ña puesto de sobres.
La criada, habén alabat mol la humanidat de la Siñora, hi va aná y la vaobrí; y habénlo fet entrá, veénlo carpidet y esglayadet, li va di la Siñora:

- Depressa, bon home, entra an aquell bañ, que encara está calén. Y ell, sense esperá mes invitassións, uva fé de bona gana, y reconfortat en aquella caldoreta, de la mort a la vida li va pareixe habé tornat. La Siñora li va fé prepará robes que habíen sigut del seu home, mort poc tems abáns, y una vegá ficades pareixíen fetes per an ell; y esperán a vore qué li manae la Siñora, va escomensá a doná grássies a Déu y a San Julián que de una nit tan roína com la que li esperabe lohabíen librat y a bon albergue, pel que pareixíe, conduít. Después de aixó, la Siñora, algo descansada, habén manat fé un grandíssim foc a la enchumenera de un dels salóns, va aná cap al raconet del foc y li va preguntá qué ere de aquell bon home. A lo que la criada va contestá:

- Siñora meua, se ha vestit y es un bon mosso y pareix persona de be y de bones maneres.

- Ves- va di la Siñora- , y crídal, y disli que vingue aquí al foc, y aixina sopará, que sé que no ha sopat.
Rinaldo, entrán al salón y veén a la Siñora y pareixénli prinsipal, la va saludá y li vadoná les grássies pel benefissique li habíe fet. La Siñora lo va vore y lo va escoltá, y pareixénli lo que la criada li habíe dit, lo va ressibí alegremen y en ella familiarmen lova fé assentás a la vora del foc y li va preguntá sobre la desventura que lo habíe portatallí, y Rinaldo li va narrá totes les coses pelseu orden. Habíe la Siñora sentit algo de alló cuan la arribada del criat de Rinaldo al castell, per loque se va creure lo que ell li contabe, y tamé li va di lo que del seu criat sabíe y cóm fássilmen podríe trobál pel matí.

Después de que la taula se va pará com la Siñora va volé, Rinaldo anella, rentades les máns, se va ficá a sopá. Ell ere alt de estatura, y hermós y agradable de cara y de maneres loables y grassioses, y jove de mijana edat; y la Siñora, habénli ya moltes vegades ficatlos ulls damún y apressiánlo mol, y com lo marqués ya no vindríea gitás en ella, tenín laganeta sensualdesperta al cap, después del sopá, eixecánse de la taula, a la seua criada li va preguntá si li pareixíe be que ella, ya que lo marqués la habíe burlat, disfrutare de aquell be que la fortuna li habíe enviat. La criada, veén lo dessich de la seua Siñora, la va animáa seguíl; pel que la Siñora, tornán al foc aon habíe dixat sol a Rinaldo, escomensán a mirálamorosamen, li va di:

- ¡Ay, Rinaldo!, ¿qué caviléu tan? ¿No creéu podé recuperá un caball y unes cuantesrobes que hau perdut? Confortéutos, alegréutos, estéu acasa vostra; y mes vull dítos: que, veéntos en eissesrobes damún, que van sé del meu difún home, me pareixéu vos ell mateix, me han vingut esta nit mes de sen vegades dessichos de abrassátos y de besátos, y si no haguera tingut temó de desagradátos per sert que uhauría fet.
Rinaldo, sentín estes paraules y veén rellampegáals ulls de la dona, com no ere un tontet, sen va aná a trobála en los brassos uberts y va di:

- Siñora meua, pensán que per vos puc sempre di que estic viu, y mirán alló de aon me vau tráure, gran sanguangadasiríe la meua si yo tot lo que puguerasétos agradable no me ingeniara en fé; y aixina, contentéu lo vostre dessich de abrassám y besám, que yo tos abrassaré y tos besaré bena gust. Después de aixó no van calé o cáldremes paraules. La dona, tota ruenta dedessich, se li va aventá alsbrassos; y lo va apretá mil vegades, lova besá y atres tantes vegades va sé besada per nell, eixecánse de allí sen van aná cap a la alcoba y sense esperá, gitánse, hasta que va apuntálo día, los seus dessichos van cumplí. Pero después deeixí la aurora, eixecánse, per a que alló no puguere sé sospechatper dingú, donánli algunes robes y omplínlila bossa de dinés, rogánli que tot alló guardare en secreto, habénli enseñat primé quincamí teníe que seguí per a entráal burgo a buscá alseu criat, per aquella portetaper aon habíe entrat lo va fé eixí. 


Ell, al aclarís lo día, donán mostresde vindre de mes lluñ, ubertes lesportes, va entrá an aquell burgo y va trobá al seucriat. Después, vestínseen les atresrobes que a les alforjes s´habíen quedat, y pensán en montáal caball del criat, casi per milagre de Déu va passá que los tres malandrínsque la nit anterió li habíen robat, per un atra malesafeta después, habíen sigut pessigats y portatsan aquell castell y, per confessió, li va sé restituítlo caball, les robes y los dinés y no va pédre mes que un parell de liguesde les calses (míches)de les que no sabíen los bandolerosqué habíen fet. Pel que Rinaldo, donánli grássies a Déu y a San Julián, va montá a caball, y sano y salvo va torná a casa seua; y als tres maleáns, al día siguién, los van portá a sacsálos peus al aire.

TERSERA