Mostrando las entradas para la consulta besties ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta besties ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

miércoles, 27 de enero de 2021

JORNADA DÉSSIMA. NOVELA PRIMERA.

DÉSSIMA JORNADA.

Escomense la déssima y radera jornada del decamerón, a la que daball del gobern de Pánfilo, se parle sobre los que liberalmen o en verdadera magnifissensia van fé algo, ya en assuntos de amor, ya en atres.

Encara estaben rochechán alguns nugolets del ponén, habén ya los del lleván, assemellats al or, arribat a sé esplendorosos per los rayos del sol que, arrimánse, mol los feríen, cuan Pánfilo, eixecánse, a les siñores y als seus compañs va fé cridá. Y vinguts tots, en ells habén deliberat aón podríen aná pera esparsís, a pas lento se va ficá dabán, acompañat per Filomena y Fiameta, y en tots los atres seguinlo; y parlán de moltes coses sobre la seua futura vida, y dién y contestán, un bon rato van aná passeján; y habén donat una volta bastán llarga, escomensán lo sol a calentá ya massa, sen van entorná cap a la villa. Y allí, al voltán de la clara fon, habén fet rentá les tasses, lo que va voldre va beure, y después entre les plassenteres sombres del chardí, hasta la hora de minjá se van aná divertín; y después de minjá y dormí, com solíen fé, cuan va voldre lo rey se van achuntá, y allí lo primé discurs lay va maná lo rey a Neifile, que alegremen va escomensá aixina:

JORNADA DÉSSIMA. NOVELA PRIMERA.

Un caballé servix al rey de España; li pareix que está mal recompensat, per lo que lo rey, en una proba evidentíssima, li amostre que no es culpa seua, sino de la seua mala fortuna, recompensánlo después generosamen.

Grandíssima grassia, honorables siñores, es que lo nostre rey me haigue encarregat sé la primera en parlá. Tos contaré, pos, una noveleta al meu pareixe mol donosa, y tos sirá útil recordála.

Hau de sabé, que entre los demés valerosos caballés que desde fa mol tems hasta ara han ñagut a la nostra siudat, ne va ñabé un, potsé lo milló, micer Ruggeri de los Figiovanni; sén ric y de gran ánimo, y veén que, considerada la cualidat del viure y de les costums de la Toscana, ell, quedánse allí, poc o gens podíe demostrá lo seu valor, aixina que va pensá en anássen un tems en Alfonso, rey de España, perque la fama de este rey sobrepassabe a la de consevol atre siñó de aquells tems; y mol honradamen equipat de armes y de caballs y de compañía sen va aná cap a España y grassiosamen va sé ressibit per lo rey. Allí, pos, vivín micer Ruggeri y vivín espléndidamen y en fets de armes fen coses maravilloses, mol pronte se va fé coneixe com a valén caballé.
Y habén estat allí ya algún tems observán mol les maneres del rey, li va pareixe que este, ara a un, ara a un atre donabe castells y siudats y baroníes mol poc discretamen, com donánles al que no ere digne; y com an ell no li habíe donat res, va pensá que mol disminuíe alló la seua fama; per lo que va deliberá anássen de allí y li va demaná llissensia al rey. Lo rey lay va consedí y li va doná una de les millós mules que may hagueren cabalgat, y la mes hermosa, y va sé mol estimada per micer Ruggeri, ya que teníe que fé un gran camí. Después de aixó, li va maná lo rey a un discret criat seu que, de la manera que milló li pareguere, cabalgare la primera jornada en micer Ruggeri de guisa que no pareguere que u habíe manat lo rey, y tot lo que diguere dell u conservare a la memoria pera dílay después, y al matí siguién sen entornaríe cap aon estabe lo rey.
Lo criat, están al loro, al eixí micer Ruggeri de la siudat, mol hábilmen sen va aná acompañánlo, diénli que anáe cap a Italia. Cabalgán, pos, micer Ruggeri en la mula que li habíe donat lo rey, y en aquell de una cosa y de un atra parlán, arrimánse la hora de tersia, va di: - Crec que estaríe be que portarem an estes besties al corral, y entrán al establo, totes menos la mula van cagá; per lo que, seguín cap abán, están sempre lo servidó atento a les paraules del caballé, van arribá a un riu, y abeurán allí a les besties, la mula va cagá al riu. Veénu micer Ruggeri, va di: - ¡Bah!, desgrassiat te faigue Deu, animal, que eres com lo siñó que te ha regalat. Lo criat sen va fixá en estes paraules, y com en atres moltes sen habíe fixat caminán tot lo día en ell, cap atra que no fore en molta alabansa del rey li va sentí di. Al matí siguién, montán a caball y cabalgán cap a la Toscana, micer Ruggeri sen va torná atrás. Y habén ya sabut lo rey lo que habíe dit de la mula, fénlo cridá li va preguntá per qué lo habíe comparat en la seua mula, o milló a la mula en ell.
Micer Ruggeri, en bon gesto li va di: - Siñó meu, tos assemelléu an ella perque, aixina com vos donéu coses als que no convé y als que convé no los donéu res, aixina ella aon conveníe no va fé fem y aon no conveníe, sí.
Entonses va di lo rey: - Micer Ruggeri, lo no habétos fet donassións com ne hay fet a mols que en comparassió de vos no són res, no ha passat perque yo no tos haiga tingut per valerosíssim caballé y digne de tot gran don, sino per la vostra fortuna, que no me u ha permitit, en lo que ella ha pecat y no yo. Y que dic la verdat tos u mostraré manifestamen.

A lo que Ruggeri va contestá: - Siñó meu, yo no me enfado per no habé ressibit dons de vos, perque no los dessichaba pera sé mes ric, sino perque vos no hau testimoniat gens la estima del meu valor, sin embargo, ting la vostra per bona excusa y per honrada, tos crec sense cap proba.

Lo va portá entonses lo rey a una gran sala, aon, com habíe manat abáns, ñabíen dos grans cofres tancats, y en presensia de mols li va di: - Micer Ruggeri, a un de estos cofres está la meua corona, lo cetro real y lo orbe y mol bones correches meues, broches, anells y atres joyes pressioses que ting; l´atre está ple de terra. Agarréune un, y lo que triéu sirá vostre y podréu vore quí ha sigut desagraít, si yo o la vostra sort.

Micer Ruggeri, com va vore que aixina u volíe lo rey, ne va triá un, lo rey va maná que lo obrigueren, y se va trobá que estabe ple de terra; en lo que lo rey, enriénsen, va di: - be podéu vore, micer Ruggeri, que es verdat lo que tos dic de la vostra fortuna; pero en verdat lo vostre valor mereix que me enfrenta a les seues forses. Yo sé que no teníu la intensió de fétos español, y per naixó no vull donátos aquí ni castell ni vila ni siudat, pero lo cofre que la fortuna tos ha tret, vull que sigue vostre, pera que a la vostra terra pugáu emportátol y del vostre valor en lo testimoni dels meues dons pugáu gloriátos en los vostres consiudadáns.

Micer Ruggeri, prenénlo, y donades al rey tantes grassies com a tan gran don corresponden, ben contén, sen va entorná cap a la Toscana.

viernes, 3 de diciembre de 2021

DVA, Borao, D

D.

DALLA. d. Dalle. - n. Lengua de dalla o lengua como una dalla, equivalente a lengua viperina. (guadaña)

DAMASQUINO. n. Cierto género de albérchigo

DAR DE CARA. n. En el juego del dominó se dice dar de cara un punto o ficha, cuando se pone aquel como extremo de línea: generalmente es repitiendo ficha propia o compañera, aunque a veces es jugada forzosa o contraproducente a provecho de los contrarios.
DAZA. d. Semilla parecida al trigo que está en cierne: también se usa en el mismo sentido la palabra adaza.
DE. n. Partícula expletiva a la manera francesa: se usa en la locución "como de antes" y otras.
DECENA. a. Compañía de diez personas.
DEFENECER. a. Dar el finiquito a una cuenta.
DEFENECIMIENTO. a. Ajuste o finiquito de cuentas.
DEGÜELLO. c. Degolladero.
DEJA. n. Manda, legado.
DENTERA. Id. Apetito de comer alguna cosa cuando es excitado por su presencia. 

DERRETIDO. n. Manteca de puerco que se conserva mucho tiempo, después de freída y depurada de los chicharrones y partes gruesas.

DESAFIAR. a. Despedir el rey a un rico-hombre, o desnaturalizarse este previas ciertas formalidades.

DESAFIDAR. n. Lo mismo.
DESAFILIACIÓN. n. La acción de desafiliar.

DESAFILIAR. n. Desafijar.


DESAFÍO. a. La carta o recado en que el rey manifestaba la razón para despedir a un rico-hombre o caballero privándole de sus honores y feudos.

DESARGUELLARSE. n. Cobrar lozanía y robustez. -n. Desempeñarse una casa o cosa.

DESBEZAR. n. Destetar, quitar el pecho a las criaturas: en Castilla desbecerrar destetar a los becerros, desvezar desacostumbrar. (desaveá)

DESCAI. d. Retal, trozo de tela. - d. El tanto que se pagaba en dinero cuando en los diezmos no llegaba al número la especie.

DESCARCAÑAR. n. Descarcañalar.

DESCODAR, a. Desapuntar o cortar, deshilvanar las piezas de paño.
DESCORNAR. n. Véase escornar, que es más usual.
DESENCANTARACIÓN. a. Acción y efecto de desencantarar.
DESEMPARAR. n. Quebrantar la empara.

DESENRONAR. a. Quitar la enrona de alguna parte. (enruna, escombros)
DESESPERO. n. Desesperación.

DESFACHATADAMENTE. n. Desvergonzadamente: en italiano sfacciatamente.

DESFACHATADO. n. Insolente, descarado; en italiano sfacciato.
DESFACHATEZ. n. Insolencia, desvergüenza: en italiano sfacciamento, sfacciatagine y sfacciatezza.

DESFARGALLADO. n. Desaseado o descompuesto en el traje, desmazalado en la persona, extenso y mal distribuido en las habitaciones.
DESFILURCHAR. n. Deshilachar. (Desfilagarchá).

DESGANA. a. Desmayo, congoja.

DESGARRO. n. Prenda o pieza de hilo para aprovecharla en paños, vendas etc.

DESGAY. d. Retal. - d. Parte de diezmo pagada en metálico. (Descai, desguay)

DESGRANADERA. n. Véase judía bachoca.

DESGUAY. a. Retal.

DESHECHO. n. Desgobierno, desorden, calamidad, y así se dice “esa casa es un deshecho."

DESHILADIZ. a. Filadiz o seda que se saca del capullo roto.

DESINSACULAR. a. Sacar del cántaro o bolsa alguno de los nombres allí insaculados, con lo cual se le excluía de la elección.

DESJUÑIR. d. Desuncir. (juñí, chuní dos besties pera llaurá)

DESMADEJADO. d. Flojo, desmazalado: son castellanos desmadejamiento y desmadejar.

DESMAYO. n. Sauce.

DESMOTE. n. La acción y efecto de desmotar la lana.

DESOLLADOR. a. Sitio para desollar reses.

DESPARTIDERO. n. Punto de convergencia o divergencia de dos carreteras: encuentro de dos vías cualesquiera.

DESPEDIDA. d. Salida, desaguadero.

DESPELLETAR. n. Despellejar, desollar. (despellotá; despelloto, despellotes, despellote, despellotem o despellotam, despellotéu o despellotáu, despelloten)

DESPEPITARSE. n. Desarrollarse, soltarse en la conversación o en los negocios.

DESPIDIDA. a. Salida, desaguadero. (Despedida)

DESTAJADA. n. Pérdida o extravío de alguna o algunas reses.

DESTAJAR. n. Deshacer el atajo del ganado.

DESTERRARSE. n. Ausentarse mucha gente en busca de alguna diversión o espectáculo, y así se dice "Zaragoza toda se ha desterrado por ir a ver las maniobras."

DESTRADOS. a. Tejido de lana ordinaria que sirve para tapetes y alfombras. DESTROZA. n. Destrozo. (Destrossa; destrossá; destrosso, destrosses, destrosse, destrossem o destrossam, destrosséu o destrossáu, destrossen)

DESVEZAR. a. Cortar los mugrones de las viñas por la parte que se comunican con la cepa madre.

DETALLO. n. Número mínimo, y así se dice y está mandado que no tenga acampo privativo el que no posea el detallo de doscientas ovejas.

DEVERÍAS. n. Tributos personales que los ricos-hombres cobraban de cada casa de los llamados antiguamente vasallos de parada (Cuenca).

DEVORAR. n. Destrozar, romper.

DEVORO. n. Destrozo: a veces se personifica a los niños que inutilizan muy pronto la ropa diciendo ¡qué devoro de muchacho!
DECISETENO. n. Décimo-séptimo.

DICA. d. Hasta.

DIENTES. n. Dar y sobre todo ofrecer con dientes una cosa, hacerlo de mala gana.

DIEZ Y SIETES. Eran así llamados, según Argensola, los judicantes que fallaban en las causas instruidas por los inquisidores contra los ministros de justicia.

DIEZMADOR. a. Perceptor de diezmos.

DINERAL. a. Medida pequeña de vino o aceite correspondiente al precio de un dinero.

DINERILLO. a. Moneda de cobre de más de un ochavo y menos de un cuarto. DINERO. a. Ochavo. - n. Moneda imaginaria de 2 2/2, maravedises o sea la décima sexta parte de un sueldo.

DISANTE MENOR. n. Nombre que da Cienfuegos a la planta que Asso designa con el de Arbeja. (arveja : pisum sativum; pisum : pésol, pésols; guisante, guisantes)

DOBLERO. a. Panecillo en forma circular y algo aplastado.

DOCÉN. n. Se dice del madero que tiene 24 palmos de largo: llámase también doceno. DOMINICATURA. a. Ciertos derechos del Sr. temporal.

DONCAS. n. En documentos antiguos, como ya se ha visto en los ff. de la Unión, va precedido de la condicional si y entonces significa con tal que (si doncas): Rosal le da los significados de ¿y pues? ¿pues bien? ¿al fin qué? y lo hace correspondiente al denique latino (a nuestro parecer con error), al dunque italiano y al donchs catalán y valenciano: la Academia lo pone como antic. con la significación de pues.

DONCEL. p. Ajenjo: usado también en Murcia.

DORONDÓN. d. Boira o niebla espesa y fría en el invierno.

DROGUERÍA. n. Tienda de comestibles y otros objetos, abacería.

DROPO. d. Inaplicado, haragán.

DUELO. n. Lástima: úsase en la expresión hacer duelo una persona por inspirar lástima. (me fa dol dixám este tros de chulla)

DULA. d. Adula. - n. Despeñar la dula, echarlo todo a rodar, dar una salida brusca e inesperada a algún negocio.

DUNCAS. n. Voz anticuada que parece significar con tal de, a no ser que: en el Diccionario de Antigüedades de Navarra se aplica del mismo modo la palabra doncas, dado caso que, a no ser que, y tiene alguna analogía con la locución, también antigua, fueras ende.

DURASNAL. n. Durazno o duraznero, árbol.

DURAZNILLA. d. Durazno, fruto.

miércoles, 26 de agosto de 2020

Regne de Valencia, país valencià no existix.

(Agarrat de alguna página de carallibre)

El "país valencià". 

Alguns “retorets” progres del seguidisme catalanero tenen l´arrogant osadia no sols d´exhibir la seua evident ignorancia historica sino també de vanagloriar-se
d'haver segut algu dels “acunyadors” de la poblerina denominacio “país valencià” per a l´inveterat i historic Regne de Valencia

Eixe apodo denominatiu podría ser entendible en aquella iletrada esquerra fusteriana dels anys ´60 i ´70 que no tenia internet i mai llegia un llibre. Pero es impensable en la voragine informativa dels anys 2010 aon el que no vol llegir archius originals i documentar-se adequadament, es perque preferix ser un terros de la historia.

Tal es el cas, pareix ser, d´eixe “modelno” retoret de Novelda, un tal Javier Muñoz-Pellin que va presumint estos dies , en prensa local, de la seua genial i poblerína contribucio a la difusio de lo que sempre va ser pura barbarie denominativa: lo de “pais valencia” (LVemv.21.10.2010) Conten les croniques que els historiadors catalans sempre van patir un agut complex d´inferioritat respecte al Regne de Valencia perque Catalunya mai va ser un regne i no ha existit mai ni un sol document historic a on es parle de la mes mínima intencio dels Reis d´Aragó de canviar la seua historica condicio de “comtats de la Marca Hispanica”.

 D´eixe inconfessable complex d´inferioritat catala, ha participat sempre la nostra iletrada esquerra deslleal. I en el seu rendit vassallage a la burgesia del nort, es va inventar el barbarisme històric "país valencia”, una denominació geografica creada per a insultar als valencians.

 La paraula "país", com be definix l´academic Antonio Capmany i de Montpalau: "A on no hi ha nacio, no hi ha patria: perque la paraula “PAYS” no es mes que terra que sustenta persones i besties al mateix temps" (“Sentinela contra els francesos”. Gómez Fuentenebreo. Madrid.1808). Pur concepte terruno. Pel qual es pot afirmar, en absoluta rotunditat, que el toponim "país valencia " MAI ha existit legalment com denominació propia d´una zona geografica ni, molt manco, com denominacio d´un ens polític per a referir-se a Valencia.

 Va ser pur invent d´aiatolàs fusterians en estat d´ebri deliri i el seu intent de colar-ho ,sense valor jurídic, en el preambul del Real Decret Llei de preautonomia de la Comunitat Valenciana 17 de març de 1978: una fechoría de l´esquerra. L´única identitat historica que se´ns pot aplicar legítimament es el de Regne de Valencia, denominacio molt anterior a la conquista de Jaume I. El "Regnum Valentiae" existia ya quan el rei de Castella, Alfons VIII, el de les Naves de Tolosa, va firmar el famos Tractat de Cazorla en Alfons II d´Aragó, (iaio del Conquistador), el 14 de desembre de 1179.

En eixe Tractat es delimitaven les terres a conquistar per cada u d´ells o dels seus successors.

A partir de la conquista del “cap i casal” en el segle XIII, el Regne de Valencia va ser jurídicament reestructurat en noves normes que li van convertir en un Estat de Dret totalment autonom, en els seus organismes legislatius, judicial i executiu, regit pels seus propis furs i privilegis i formant el seu propi "Corpus juris" fins que, quasi mig milenni després i per un acte de força, fora abolida la seua legislacio per un príncep estranger en 1707: Felip V.

 Pero ni tan sols eixe mateix príncep, que va regnar en el nom de Felip V, va suprimir el nom Regne de Valencia que va continuar existint com a demarcacio administrativa. Tant Felip V com els seus successors es van titular en la seua diplomatica "Rei de Valencia" i no es coneix cap documentacio en que el poder constituït declare taxativament extingit el Regne de Valencia.

Inclus en la divisio d´Espanya en províncies per Javier de Burgos en 1833 el Regne de Valencia va ser dividit en tres parts pero, així i tot, els seus municipis no van ser, en absolut, atribuïts a demarcacions foranes. Van permaneixer afiliats al Regne de Valencia. I replets estan les estanteries de l´Archiu Històric Nacional, de l´Archiu de la Corona d´Aragó i, en especial, els de l´Archiu delRegne de Valencia de documentacio que certifica la identitat historica del nostre territori i la seua antiga classica “denominació d´origen": REGNE de VALENCIA.

jueves, 11 de mayo de 2017

aubarda, albarda

aubarda, albarda

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Albarda

albarda, Torelló

pagès de la comarca de Ripoll

albarda menorquina de pagesa


albarda valenciana

albardà


L'agüelo "Seveta" seguis......

Alguns, en tota la rao, han pensat, este com diu qu'ere pobre si teníen un macho y una burreta.
Be, aiso es de cuan yo m'enrecordo. Al principi sol teníen un macho mol furo, que fae parella en la burra de un germa de ma mare y pa trilla u faen junts. Despres van compra la mula y la burreta al fiat. Pasan lo tems van vendre la mula y van compra un carro vell. Y lo rade va sé una burreta que se va queda la radera al poble.
Los grasons, que li han agradat a Moncho, se faen cuan plovie y la aigua corrie o atravesabe los camins de tiarra. Si teníe forza s'enduie la tiarra y sol quedaen les pedres que estaben clavades al camí. Y com les "aigüeres" (ya tens un atra paraula, Moncho) habíen rebaixat lo nivell del piso la pedra se había convertit en un grasó, en el que entropesaes mes de un camí. Camí = vegada.
Les besties portaen un cabestre que s'els ficabe al cap y allí s'enganchabe lo ramal, que servie pa guia al animal.
Normalmente portaen una albarda que se lligabe a la bestia en una faixa (que no m'enrecordo com se diebe, !!!!ajuda Moncho!!! sincha, cincha), que li pasabe per daball de la tripa y una fusta doblada (que tampoc m'enrecordo del nom, tafarra, mes torsut (tort) que una tafarra) que estabe enganchada als dos costats de la albarda y se ficabe devall de la coga.
Damún se posabe la saria (serón en castella) que ere trensada y tenía com una canasta a cada costat. Banasta, banastes.
(La cornalera de la banasta es com lo nas de la Rosi de Palma o de doña Rogelia.)

A un costat se posae la sistella en lo minchá y al atre la pichella p'al aigua. Cuan era menudet a mi me ficaben a un costat y la sistella y la pichella al atre.
Tamé se posaben les ferramentes pa treballá, según la epoca del añ, eren unes u atres: la cavegueta, la aisadella, lo chapo, la estraleta, la dalla, l'alfals (o algo paregut, fals, falz) y moltes mes.
Ya val, sino les aventures del agüelo "seveta" no t'os dixarán dormi.
Tots al llit y ya sabeu "Bona nit, totes les pulses al teu melic y la mes menuda com un cabrit".
Continuará......sino me envien al carré, per pesat.

ALBARDA (i dial. aubarda). f. 
I.   Nom que designa, segons les diferents regions, diverses formes d'un aparell que serveix per cavalcar i per dur càrrega sobre bísties de peu rodó. Ab albarda, e sa exarcia de la albarda, Cost. Tort. ix, 7a, 7. Un aibaratar de cavalcar sobre albarda ab botana de drap blau en una peri de li e altre listat, doc. a. 1398 (Hist. Sóller, ii, 44). Descarrega la somera e leuali l'albarda, e ligala a la entrada de la coua, Villena Vita Chr. 84. Mula folgada, | mohina parda, | treta d'albarda, Spill 4384. En lloch de la daurada cella, te veig la oprobriosa y esquinçada albarda, Isop Faules 41 v.oEll ja està tip de traginar l'aubarda,Sagarra Caçador 171. Vet aquí les varietats d'albardes que coneixem:
|| 1.   A Catalunya (Torelló, Plana de Vic, Ripoll) té la forma i parts que van indicades en el gravat adjunt; vet ací l'explicació de les lletres que du el dibuix.—A: És la aubarda pròpiament dita, consistent en un encoixinat que pren la forma del llom de la bístia, i se prolonga, abaixant-se, per ambdós costats. Sol esser de pèl; però les més bones o riques són de llana. Acostuma esser recoberta d'una pell negra d'ovella.—B, B: Els dos arçons, uns arquejats de palla i tela forta, però reforçats en tota llur extensió per un ferro, que n'és la ànima, i constitueixen els límits o vores de l'albarda per davant i per darrera. La barreta de ferro o ànima de l'arçó davanter, se dobla formant una ansa (lletra C) en la part superior, que serveix, tant per fermar-hi la brida o regnes de l'animal, com per aguantar-se amb la mà la persona que cavalca.—D: els cavallets sobranques, dues corretges bessones que serveixen per sostenir la rebasta, i surten, divergents, de la part superior posterior de l'albarda.—E: la rebasta, forta corretja que rodeja pel darrera les cuixes de l'animal. Així com el pitral priva l'albarda de fer-se enrera, la rebasta la priva de fer-se avant.—F: la cinglacinyell ample, fet de tela forta, que volta l'albarda i el ventre de l'animal, perquè estiga collada.—G: el pitralque és una brida de corretja ampla i resistent, que rodeja el coll de l'animal, i colla l'albarda per la part davantera, perquè amb el moviment no es faci enrera. Del mig del pitral (en els guarniments complets) sol penjar un apèndix, com un medalló, fet de cuiro, o de tela fornida de pèl, per via d'ornament.
|| 2.   Al Baix Aragó i Ribera d'Ebre, l'albarda es compon de: a) coixinsque són de llana ensacada i és la part que està directament en contacte amb l'esquena de l'animal; b) cavallóformat de dos arçons o mitjos cércols de fusta, units per un tros de cuiro farcit de palla; c) la pell, que va sobre el cavalló i és on cavalquen o posen la càrrega (Calasseit). Fermada amb una corda a l'albarda, va la tafarraEn el Regne de València (comarca d'Alcoi) és semblant a la que acabam de descriure; els arçons, però, s'anomenen capçals. 
|| 3.  A Menorca, l'albarda era com una cadira de tela bastida en fusta amb peanya i braços, que es posava de través sobre una bístia per cavalcar-hi les dones; cast. jamuga. Avui ja no s'usa. N'hi havia de dues classes: una encoixinada per a les senyores, i una de tela llisa per a les pageses. A Catalunya existeix un aparell igual o molt semblant, però no en diuen albarda, sinó silló. 
|| 4. A Mallorca no diuen albarda, sinó aubardà (V. albardà, art. 1). A la comarca de Tremp i a altres regions catalanes, l'albarda té la mateixa forma que a la Plana de Vic, i té dues denominacions: albarda sellera (per cavalcar) i albarda bastera (per portar càrrega). Al Penedès també hi hem trobat l'albarda de càrrega, semblant al bast.
II. || 1. Gec massa llarg (Penedès).
|| 2. Llenca de llard (Bulbena Dicc.); cast. albarda. 
|| 3. met. Homo grosser, rústic, pesat i brut; zamarro (Un Mall. Dicc.).
    Loc. i refr.—a) Albarda sobre albarda: ho diuen per ridiculitzar les coses repetides sense necessitat (Martí G. Dicc.). Del cast.: albarda sobre albarda.—b) Posar l'albarda Fer portar l'albarda (a qualcú): carregar-lo o abusar de la seva paciència.—c) Merèixer una albardaesser molt ignorant o desmanyotat (Martí G. Dicc.).—d) Eixa albarda, per a un atre ase!: ho diu el qui no vol fer un treball feixuc (Martí G. Dicc.); cast.: A otro asno con esa albarda.—e) Rodar (a algú) l'albarda: cansar-se o fastidiar-se d'una cosa (Martí G. Dicc.).—f) Portar l'albarda davall de la panxa: dur o fer una cosa al revés d'així com cal (Urgell, Segarra).—g) Esser com lo ruc del Pla, que, encara no veu l'albarda, ja es posa a suar. Ho diuen d'un qui no va de feina (Urgell).—h) Que dolent és es burro, que no pot estrenar una albarda! Ho diuen els joves que no es volen casar amb una viuda (Llofriu).—i) Al qui no vol albarda, bast: ho diuen per expressar la mala sort d'una persona, que, no volent una cosa, l'ha haguda de sofrir molt (Gaià). Equival a l'adagi cast.: Al que no quiere caldo, dos tazas.—j) Qui no pot haver-les amb l'ase, les heu amb l'albarda. Refrany (Manresa).—k) ¿A on anirà s'ase, que no dugui aubarda? Vol dir que en tots els estats de la vida cadascú sofreix les conseqüències de les seves qualitats (Menorca). Equival al cast.: ¿Dónde irá el buey, que no are?—l) Llaurar, cosir i fer albardes, tot és pegar puntades: ho diuen d'aquell qui, per falta d'intel·ligència o d'examen, confon coses diverses (Martí G. Dicc.). Es pres del cast.: Coser y hacer albardas, todo es dar puntadas.
    Cult. pop.—A Cabanes (prop de Castelló) hi havia el costum de cremar una albarda a la porta de la casa d'una xica que el promès hagués deixada després d'esser fetes les amonestacions per casar-se.
    Fon.: əɫβáɾðə (Barcelona, Conflent, Vallespir, Cerdanya); aɫβáɾða (Esterri d'A., Pont de S., Calasseit, Val.); aɫβáɾðɛ (Sort); əwbáɾða (Solsona); əwβáɾðə (cat. or., fora Barc.); əwβáɾðə, uβáɾðə (Empordà, Menorca); ambáɾðɛ (Sueca).
    Intens.:—a) Augm.: albardassa, albardota.—b) Dim.: albardeta, albardó, albardeua, albardetxa, albardiua.
    Etim.: de l'àrab al-bardaʿa, que Bocthor tradueix per ‘bast replè per un ase o mula’ (Dozy Gloss. 66).
1.   ALBARDÀ (dial. aubardà). m., 

sinòn. de albarda (Mallorca, Eivissa). Dues muyles veyles... e dos alberdans avols, doc. a. 1431 (Est. Univ. x, 132). L'aubardà mallorquí, representat en el gravat adjunt, és una espècie de sella sense arçons visibles, embotida de palla o llana, i coberta de pell; va subjectada a la bístia per mitjà del cover (corretja que passa per davall la coa) i de les cingles capcingles; serveix per dur càrrega i principalment per cavalcar-hi. a) Aubardà de cadireta: l'aubardà que té els coixins plans (Un Mall. Dicc.).
    Loc. i refr.—a) «Segons s'ase, s'albardà» (Mall.).—b) «Ase que no està avesat a dur albardà, sa tafarra prest l'ençata» (Mal.).—c) No esser mai ase ni albardà: no arribar a res, no assolir cap èxit en cap sentit (Mall.).—d) «¡Veiam qui guanyarà? s'ase o s'aubardà?»: ho diuen parlant de l'autoritat dèbil (Mall.).
    Fon.: əwbəɾðá (Mall., Eiv.).
    Etim.: de l'àrab al-bardaʿa, mat. sign., amb l'accentuació hispano-aràbiga d'aquest mot (Corominas DECast, i, 83).

2. ALBARDÀ m. 

|| 1. Bufó, home que amb son parlar o amb sos posats procura fer riure els altres; cast. albardánLo rey Felip de França veent que'ls albardans e juglars vestien robes de drap e de seda, e altres molt riques, votà e promès que jamés en tota la sua vida no daria vestedures sues a juglars ne albardans; car mes amaua honrar de les dites vestedures les sgleyes per fer sacrifici a Deu, que no als albardans e jutglars per fer sacrifici als demonis, Eximplis, i, 282. Un folch de Masella.., essent excel·lent albardà y donat a les vanitats humanes, Cordial 46 v.El vent, albardà foll, | xiscla i s'escampa, Espriu Cam. 52.
|| 2. Representant o comediant (Torra Thes.).
|| 3. Qui menja a despeses d'altri. Albarda per a menjar: parasitus, Nebrija Dict.
|| 4. Persona molt beneita, irreflexiva o inconsiderada (Santanyí). «Fulano és un aubardà».
    Cult. pop.Aubardà desvergonyit, mai espera lo convit (Saura Dicc.); cast.: El porfiado albardán comerá tu pan.
    Fon.: əwβəɾðá (Santanyí).
    Etim.: de l'àrab al-bardánel foll, el qui diu bestieses’ (Dozy Gloss. 66).

Albarda es el arreo de las bestias de carga compuesto principalmente de dos grandes almohadillas que se adaptan a los dos lados del lomo, sujeta al vientre por una cincha dejando éste en hueco a fin de que la carga no lastime al animal. Generalmente va colocada sobre un arzón, al que van sujetos el pretal, grupera y batipola. En México, la albarda es una silla de montar a caballo con las dos piernas de un solo lado (a mujeriegas), en lugar de sentarse a horcajadas sobre el lomo del animal. Se utiliza mucho en las escaramuzas de o en México que son ejecuciones a caballo de distintos ejercicios con un tal grado de dificultad, además de ser un acto muy vistoso para los espectadores, para ofrecer un buen acto de belleza conocidas también por estar en un carrusel charro las mujeres de a caballo viva. Se citan las siguientes variedades: Albarda gallinera: la que tiene las almohadillas planas. Albarda maragata: la que es larga y estrecha por alusión a la que empleaban los maragatos para sus caballerías a las cuales cubría desde la raíz del cuello hasta las ancas.

Expresiones relacionadas:

Albarda sobre albarda.

Se usa cuando se impone un nuevo gravamen a quien ya está sufriendo otro y cuando en la conversación o por escrito se repite una cosa sin necesidad.

A otro burro con esa albarda. Se dice cuando no se quiere admitir un trabajo demasiado penoso.


Ahora llueven albardas. Se dice cuando oímos alguna cosa que nos parece imposible.

Como la albarda al burro. Se dice familiarmente de una persona a quien está grande la ropa, principalmente si aquella es gruesa.

Echar una albarda a uno. Abusar de la paciencia de uno, haciéndole aguantar lo que no debe.

Volverse la albarda a la barriga. Salir una cosa al contrario de lo que se deseaba o esperaba.

De cuando hablaban las albardas. Alusión a tiempos tan antiguos como desconocidos.

Salta como granizo en albarda, se refiere a una persona que está hablando y otra se ofende y responde de manera agresiva,
(dicho de Lobras (Granada))

En vasco, chalma, chalmia.

relasionades:

cincha, sincha
tafarra,
cuixins,
pell,
saria, banasta, banastes, cornalera etc...

sábado, 11 de diciembre de 2021

Adiós, Cordera. Clarín.

Adiós, Cordera.

Leopoldo Alas, Clarín.

(Lo texto del llibre de Clarín no sirá igual que este)

¡Ne eren tres, sempre los tres!: Rosa, Pinín y la Cordera.


¡Ne eren tres, sempre los tres!: Rosa, Pinín y la Cordera.

Lo prat (el prao) Somonte ere un retall triangulá de vellut verd estés, com un penjoll, costa aball per la lloma. Un dels seus anguls o racons, lo inferió o de mes aball, lo despuntabe lo camí de ferro de Oviedo a Gijón. Un poste del telégrafo, plantat allí com a pendó de conquista, en les seues tassetes blanques y los seus arams paralelos, a la dreta y esquerra o zurda, representabe pera Rosa y Pinín lo ample món desconegut, misteriós, temible o acollonán, eternamen ignorat. Pinín, después de pensássu mol, cuan a forsa de vore díes y díes lo poste tranquil, inofensiu, campechano, en ganes, sense cap duda, de aclimatás a la aldea y paréixes tot lo possible a un abre sec, va aná atrevinse en ell, va portá la confiansa al extrem de abrassás al barró y pujá hasta prop dels arams.
Pero may arribabe a tocá la porcelana de dal, que li recordabe les tassetes que habíe vist a la rectoral de Puao. Al vores tan prop del misteri sagrat li acometíe un pánic de respecte, y se dixabe rellissá depressa hasta entropessá en lo césped.
Rosa, menos audás, pero mes enamorada de lo desconegut, se contentabe en arrimá la orella al poste del telégrafo, y minuts, y hasta cuarts de hora, sels passabe escoltán los formidables rumós metalics que lo ven arrencabe a les fibres del pi sec en contacte en lo aram. Aquelles vibrassions, a vegades intenses com les del diapassón, que aplicat al oít pareix que cremo en lo seu vertiginós pols, eren pera Rosa los papés que passaben, les cartes que se escribíen per los fils, lo lenguaje incomprensible que lo ignorat parlabe en lo ignorat; ella no teníe cap curiosidat pera entendre lo que los de allá, tan lluñ, los díen als de l'atra punta del món. ¿Y qué li importabe o fotíe? Se interessabe sol pe'l soroll per lo soroll mateix, pe'l seu timbre y lo seu misteri.

La Cordera, mol mes formal que los seus compañs, verdat es que relativamen, de edat tamé mol mes madura, se absteníe de tota comunicassió en lo món sivilisat, y mirabe de lluñ lo poste del telégrafo com lo que ere pera ella efectivamen, una cosa morta, inútil, que no li servíe sisquera pera rascás. Ere una vaca que habíe vixcut mol. Assentada hores y hores, pos, experta en pastures, sabíe aprofitá lo tems, meditabe mes que rumiabe, gosabe del plaé de viure en pas, deball del sel gris y tranquil de la seua terreta, com qui alimente l'alma, que tamé ne tenen los brutos; y si no fore profanassió, podríe dis que los pensamens de la vaca matrona, plena de experiensia, habíen de paréixes tot lo possible a les mes sossegades y doctrinals odes de Horacio.

Assistíe als jocs dels pastorets encarregats de llindala, com una agüela. Si puguere, sonriuríe al pensá que Rosa y Pinín teníen per missió al prat cuidá de que ella, la Cordera, no se extralimitare, no se ficare per la vía del ferrocarril ni saltare a la heredat veína (Zaornín per ejemple, que es de un atra novela del mateix autó).
¡Qué habíe de saltá ribassos ni margens! ¡Qué se habíe de ficá per la vía!

Pasturá de cuan en cuan, no mol, cada día menos, pero en atensió, sense pedre lo tems en eixecá lo cap per curiosidat tonta, trián sense dudá los millós mossets, y después assentá los cuartos trasseros en delissia, a rumiá la vida, a gosá lo delit y delissies del no patí; tot lo demés eren aventures perilloses. Ya no sen enrecordabe de cuan li habíe picat la mosca.

"Lo xatu (lo bou), los brincos alocats per los prats abán... ¡tot alló parabe tan lluñ!"

Aquella pas sol se habíe estorbat los díes de proba de la inaugurassió del

ferrocarril. La primera vegada que la Cordera va vore passá lo tren se va abalotá, se va torná loca. Va saltá la valla de lo mes alt del Somonte, va corre per los prats llindans, y lo terror li va durá mols díes; renovanse, mes o menos violentamen, cada vegada que la máquina assomabe per la trinchera veína. Poc a poc se va aná acostumán al estrépit inofensiu. Cuan se va convense de que ere un perill que passabe, una catástrofe que amenassabe sense fe mal, va reduí les seues precaussions a ficás a cuatre potes y a mirá de frente, en lo cap eixecat, al formidable monstruo; mes abán no fée mes que mirál, sense alsás, en antipatía y desconfiansa; va acabá no mirán al tren.

A Pinín y Rosa la novedat del ferrocarril los va produí impressions mes agradables y persistens. Si al prinsipi o escomensamén ere una alegría loca, algo mesclada de temó superstissiosa, una exitassió ñirviosa, que los fée cridá y fé gestos y pantomimes descabellades, después va sé un recreo passífic, suave, renovat varies vegades al día. Va tardá mol en gastás aquella emossió de contemplá la marcha vertiginosa, acompañada del ven, de la gran serpota de ferro, que portabe a dins tan soroll y tantes castes de gens desconegudes, extrañes, forasteres.

Pero lo telégrafo, lo ferrocarril, tot aixó ere lo de menos: un acsidén passajero que se aufegabe al mar de soledat que rodejabe lo prat Somonte. Desde allí no se veíe cap vivienda humana; allí no arribaben sorolls del món mes que al passá lo tren.

Matíns sense fi, deball dels rayos del sol, a vegades entre lo sumbá dels insectes, la vaca y los chiquets esperaben la proximidat del michdía pera torná a casa. Y después, tardes eternes, de dolsa tristesa silensiosa, al mateix prat, hasta arribá la nit, en lo lucero de la vesprá com a testigo mut a la altura. Rodaben los nugols allá dal, caíen les sombres dels abres y de les peñes a la lloma y al pas de bestiá, se gitaben los muixóns, escomensaben a brillá alguns estrels a lo mes oscur del sel blau, y Pinín y Rosa, los chiquets bessons, los fills de Antón de Chinta, tintada l'alma de la dolsa serenidat ensomiadora de la solemne y seria naturalesa, callaben hores y hores, después dels seus jocs, may massa estrepitosos, assentats prop de la Cordera, que acompañabe lo augusto silensio de tarde en tarde en un blang tintineo de modorra esquella.

An este silensio, an esta calma inactiva, ñabíen amors. Se volíen los dos germáns com dos mitats de una fruita verda, chunits o ajuntats per la mateixa vida, en escasa consiensia de lo que en ells ere diferén, de lo que los separabe; volíen Pinín y Rosa a la Cordera, la vaca agüela, gran, esgroguida, en un cap com una cuna. La Cordera li recordaríe a un poeta la zavala del Ramayana, la vaca santa; la amplitut de les seues formes, la solemne serenidat dels seus pausats y nobles movimens, aire y contornos de ídolo destronat, caigut, contén en la seua sort, mes satisfeta de sé vaca verdadera que deu fals. La Cordera, hasta aon es possible adiviná estes coses, pot dis que tamé volíe als bessons encarregats de apassentala, pasturala.

Ere poc expresiva; pero la passiensia en que los tolerabe cuan jugán ella los servíe de cuixí, de amagatall, de montura, y pera datres coses que ideabe la fantassía dels pastorets, demostrabe tássitamen lo afecte del animal passífic y pensatiu.

Als tems difissils, Pinín y Rosa habíen fet per la Cordera los impossibles de solissitut y convoyamén. No sempre Antón de Chinta habíe tingut lo prat Somonte. Este regalo ere una cosa relativamen nova. Añs atrás la Cordera teníe que eixí a la gramática, aixó es, a pasturá com podíe, a la bona ventura dels camins y sendes de les esquilades y pobres pastures del comú, que tan teníen de vía pública com de pastures. Pinín y Rosa, en tals díes de penuria, la guiaben als millós tossalets, als puestets mes tranquils y menos esquilmats, y la liberaben de les mil injuries a les que están exposades les pobres reses que tenen que buscá lo alimén pels azars de un camí.

Als díes de fam (fame, com diuen allá dal), al corral, cuan lo fenás escassejabe y lo “narvaso” o sostre pera ensostrá lo llit calén de la vaca tamé faltabe, a Rosa y a Pinín los debíe la Cordera mil industries que li suavisaben aquella miseria. ¡Y qué podem di dels tems heroics de la cría y lo assormá, cuan se entablabe la lucha nessessaria entre lo alimén y regalo de la nassió y lo interés dels Chintos, que consistíe en robá de les mamelles de la pobre mare tota la lleit que no fore absolutamen indispensable pera que lo ternero acampare! Rosa y Pinín, an este conflicte, sempre estaben de part de la Cordera, y en cuan ñabíe una ocasió, de amagatontes, soltaben lo ressental mamón, lo vedellet, que, ensegat y abalotat, tossán contra tot, corríe a buscá lo amparo de la mare, que lo albergabe daball del seu ventre, girán lo cap agraída y solíssita, dién, a la seua manera:

- Dixéu als chiquets y als ternerets que vinguen a mí.

Estos recuerdos, estos llassos son dels que no se olviden. Ham de afegí a tot aixó que la Cordera teníe la milló pasta de vaca patidora del món. Cuan se veíe emparellada daball del jou en consevol compañera, fiel a la gamella, sabíe sometre la seua voluntat a la ajena, y hores y hores se la veíe en la servís belcada, lo cap torsut, en incómoda postura, velán de peu mentres la parella de la chunta dormíe an terra.

Antón de Chinta va compendre que habíe naixcut pera pobre cuan va paupá la impossibilidat de cumplí aquell somni dorat seu de tindre un corral propi en dos chuntes per lo menos. Va arribá, grassies a mil estalvis a aforramens, que eren mars de suó y purgatoris de privassions, a la primera vaca, la Cordera. Y no va passá de ahí: antes de pugué comprá la segona o segunda, se va vore obligat, pera pagali atrasos al amo, lo amo de les finques que arrendabe, a portá al mercat aquell tros de les seues entrañes, la Cordera. L'amor de sons fills. Chinta se habíe mort als dos añs de tindre la Cordera a casa. Lo corral y lo llit del matrimoni estaben paret per mich, dienli paret a unes rames de castañé y de cañes de panís. La mare Chinta, mussa de la economía de aquella casa misserable, se habíe mort mirán a la vaca per un boquete de la destrossada tapieta de rames, siñalánla com a salvassió de la familia.
"Cuidéula, es lo vostre sustento", pareixíen di los ulls de la pobra moribunda, que 
se va morí espanada de fam y de treball. Lo amor dels bessons se habíe consentrat en la Cordera; la faldeta, que té lo seu cariño espessial, que lo pare no pot reemplassá, estabe al caló de la vaca, al corral, y allá al Somonte.

Tot aixó u compreníe Antón a la seua manera, confusamen. De la venta nessessaria no se teníe que di ni chut als chiquets. Un dissapte de juliol, al fés de día, de mal humor, Antón va emprendre lo camí de Gijón, conduín a la Cordera dabán d'ell, sense datre atavío que lo collá de la esquella. Pinín y Rosa dormíen. Datres díes habíe de despertals a surriacades. Lo pare los va dixá tranquils. Al eixecás se van trobá sense la Cordera. "Sense duda, lo papa la ha portat al xatu." No los cabíe datra conjetura.

Pinín y Rosa opinaben que la vaca hi anabe de mala gana; creíen ells que no volíe mes fills, pos tots los acababe perdén pronte, sense sabé cóm ni cuán.

Al tardet, Antón y la Cordera entraben per la corralada en mala cara, cansats y polsosos. Lo pare no va doná explicassions, pero los fills van adiviná lo perill.

No la habíe venut perque dingú habíe volgut arribá al preu que an ell se li habíe ficat al cap. Ere una animalada: un sofisma del cariño. Demanabe mol per la vaca pera que dingú se atreviguere a emportássela. Los que se habíen arrimat a intentá fortuna van colá pronte renegán de aquell hombre que mirabe en ulls de rencor y dessafío al que gosabe insistí en arrimás al preu fixat al que ell se encaparrabe.
Hasta lo radé momén del mercat va está Antón de Chinta al Humedal, donanli plasso a la fatalidat. "No se dirá - pensabe - que yo no vull vendre: son ells que no me paguen lo que val la Cordera." Y, al remat, suspirán, si no satisfet, en sert consol, va empendre lo camí de tornada per la carretera de Candás, entre lo guirigay y soroll de gorrinos y terneros, 
bueys y vaques, que los aldeans de moltes parroquies de la roglada conduíen en mes o menos faena, segons la antigüedat de les relassions entre amos y besties.

Al Natahoyo, al cruse de dos camins, encara va está exposat lo de Chinta a quedás sense la Cordera: un veí de Carrión que'l habíe estat rondán tot lo día oferinli pocs duros menos dels que demanabe, li va fotre lo radé ataque, algo engatinat.. Lo de Carrión pujabe, pujáe, luchán entre la codissia y lo capricho de emportás la vaca. Antón, com una roca. Van arribá a tindre les mans entrellassades, parats al mich de la carretera, interrumpín lo pas ... al remat la codissia va pugué mes; lo pico dels sincuanta los va separá com un abisme; se van soltá les mans, y cadaú va tirá per lo seu camí; Antón, per una senda que, entre madreselvas que encara no floríen y romigueres o garraberes en flo, lo va portá hasta casa seua.

Desde aquell día que van adiviná lo perill, Pinín y Rosa no van tartí. A mija semana se va personá lo mayordomo al corral de Antón. Ere un atre aldeá de la mateixa parroquia, de males pusses, cruel en los arrendadós atrasats. Antón, que no admitíe renecs, se va ficá blang dabán de les amenasses de desahucio. Lo amo ya no se esperabe mes.
Bueno, vendríe la vaca a vil preu, per una berena. Teníe que pagá o quedás al carré.

Lo dissapte siguién, Pinín va acompañá hasta lo Humedal a son pare. Lo chiquet mirabe en horror als contratistes de carn, tratans, que eren los tiranos del mercat.
La Cordera va sé comprada a preu just per un rematán de Castilla. Se li va siñalá la pell y va torná al seu corral de Puao, ya venuda, de un atre, tañín tristemen la esquella.
Detrás caminaben Antón de Chinta, pensatiu, y Pinín, en los ulls com a puñs.
Rosa, al sabé la venta, se va abrassá al cap de la Cordera, que lo inclinabe a les carissies com al jou.

"¡Sen anabe la agüeleta!", pensabe en l'alma destrossada Antón.

"¡Ella sirá una bestia, pero sons fills no teníen datra mare ni datra yaya!"

Aquells díes, a la verdura del Somonte, lo silensio ere fúnebre. La Cordera, que ignorabe la seua sort, descansabe y pasturabe com sempre, sub specie aeternitatis, com descansaríe y minjaríe un minut abans de que la brutal massolada la derribare morta.
Pero Rosa y Pinín estaben dessolats, estesos damún de la herba. Miraben en rencor los trens que passaben, los arams del telégrafo.
Aquell món los ere desconegut, tan lluñ de ells per un costat, y per l'atre lo que los portabe la seua Cordera. Lo divendres, al tardet, va sé la despedida. Va vindre un encarregat del rematán de Castilla a buscá la res. Va pagá, van beure un trago Antón y lo comissionat, y se va traure la Cordera cap a la quintana. Antón habíe apurat la botella; estabe exaltat; lo pes dels dinés a la burchaca l'animabe tamé. Parlabe mol, alababe les exelensies de la vaca. L'atre sonreíe, perque les alabanses de Antón eren impertinens. ¿Que donabe la res tans y tans cantes de lleit? ¿Que ere noble al jou, forta a la cárrega? ¿Y qué, si al cap de pocs díes habíe de está feta chulles y datres pesses suculentes?
Antón no se volíe imaginá aixó; se la figurabe viva, traballán, servín a un atre llauradó, olvidada de ell y de sons fills, pero viva, felís ... Pinín y Rosa, assentats damún del mun de pallús, record sentimental pera nells de la Cordera y dels seus propis afans, units per les mans, miraben al enemic en ulls de espán. Al instán supremo se van aviá damún de la seua amiga; besets, abrassades: va ñabé de tot. No podíen separás de ella.
Antón, agotada de repén la exitassió del vi, va caure com a un marasmo; va crusá los brassos, y va entrá al corral oscur. Los fills van seguí un bon tros per la senda, de alts setos, lo trist grupet del indiferén comissionat y la Cordera, que caminabe de mala gana en un desconegut y an aquelles hores. Al remat, se van tindre que separá.
Antón, malhumorat, cridabe desde casa:

- ¡Bah, bah, chiquets, prou de singlots y gemecs! - Aixina cridabe de lluñ lo pare, en la veu enterbolida per les llágrimes.

Caíe la nit; per la senda oscura, que féen casi negra los alts setos, formán casi una bóveda, se va pedre lo bulto de la Cordera, que pareixíe negra de lluñ. Después no va quedá de ella mes que lo tintineo pausat de la esquella, desaparegut a la distansia, entre los chirrits melancolics de infinites chicharres.

- ¡Adiós, Cordera! - cridabe Rosa desfeta en plos -. ¡Adiós, Cordera de la meua alma!

- ¡Adiós, Cordera! - repetíe Pinín, no mes sereno.

- Adiós - va contestá al final, al seu modo, la esquella, perdense lo seu lamén trist, ressignat, entre los demés sonidos de aquella nit de juliol a la aldea -.

En son demá, mol pronte, a la hora de sempre, Pinín y Rosa van aná al prat Somonte. Aquella soledat no los habíe paregut may trista; aquell día, lo Somonte sense la Cordera pareixíe lo desert.

De repén va chulá la locomotora, va apareixe lo fum, y después los vagons.
A un furgó tancat, en unes estretes finestres altes o respiraderos, van atiná los germans bessons caps de vaques que, pasmades, miraben per aquells tragallums.

- ¡Adiós, Cordera! - va cridá Rosa, adivinán allí a la seua amiga, a la yaya vaca.

- ¡Adiós, Cordera! - va bramá Pinín en la mateixa fé, enseñánli los puñs al tren, que volabe camí de Castiella. Y, plorán, repetíe lo rapaz, mes enterat que san germana de les picardíes del món:

- La porten al matadero ... carn de vaca. Pera minjá los siñós, los indianos.

- ¡Adiós, Cordera! - ¡Adiós, Cordera!

Y Rosa y Pinín miraben en rencor la vía, lo telégrafo, los símbolos de aquell món enemic que los arrebatabe, que los devorabe a la seua compaña de tantes soledats, de tantes ternures silensioses, pera satisfé la gula, pera convertila en manjars de rics golafres...
- ¡Adiós, Cordera! ¡Adiós, Cordera! -

Van passá mols añs. Pinín se va fé mosso y sel va emportá lo rey pera luchá a la guerra carlista. Antón de Chinta ere cassero de un cacique dels vensuts; no va ñabé influensia pera declará inútil a Pinín que, per sé, ere com un roble.

Y una tarde trista de octubre, Rosa, al prat Somonte, sola, esperabe lo pas del tren correu de Gijón, que se emportabe los seus unics amors, son germá.

Va chulá allá lluñ la máquina, va apareixe lo tren a la trinchera, va passá com un rellámpec. Rosa, casi a les rodes, va pugué vore un instán a un coche de tersera (com los que fée aná Antonio Machado pera tot viache), una caterva de caps de pobres quintos que cridaben, gesticulaben, saludán als abres, a la terreta, als cams, a tota la patria familiar, la menuda, que dixaben pera aná a morí a luches entre germáns, fratrissides, de la patria gran, al servissi de un rey y de unes idees que no coneixíen.
Pinín, en mich cos fora de una ventanilla o finestreta, va estendre los brassos a san germana; casi se van tocá. Y Rosa va pugué escoltá entre lo estrépit de les rodes y lo sarabastall dels reclutes la veu diferenta de son germá, que gañolabe exclamán, com inspirat per un record de doló lluñá:

- ¡Adiós, Rosa! ... ¡Adiós, Cordera! - ¡Adiós, Pinín! ¡Pinín de la meua alma! ...

Allá anabe, com l'atra, com la vaca agüela. Sel emportabe lo món. Carn de vaca pera los golafres, pera los indianos: carn de la seua alma, carn de cañó pera les grilladures del món, pera les ambissions dels atres."

Entre confussió de doló y de idees, pensabe aixina la pobre germana veén lo tren pedres allá lluñ, chulán trist, en chulits que repercutíen los castañés, les vegues y los roquissals...

¡Qué sola se quedabe! Ara sí, ara sí que ere un desert lo prat Somonte.

- ¡Adiós, Pinín! ¡Adiós, Cordera! -

En quín odio mirabe Rosa la vía mascarada de fullí; en quína ira los arams del telégrafo. ¡Oh!. Be fée la Cordera en no arrimás. Alló ere lo món, lo desconegut, que se u emportabe tot. Y sense pensáu, Rosa va apoyá lo cap damún del tocho enclavat com un pendó a la punta del Somonte. Lo ven cantabe a les entrañes del pi sec la seua cansó metálica. Ara ya u compreníe Rosa. Ere una cansó de llágrimes, de abandono, de soledat, de mort. A les vibrassions rápides, com a queixits, creíe escoltá, mol lluñana, la veu que gañolabe per la vía abán:

- ¡Adiós, Rosa! ¡Adiós, Cordera! -


Auf Wiedersehen, Cordera!