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domingo, 11 de noviembre de 2018

Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano.

https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/32/11/11casanova.pdf

Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano.

Emilio Casanova. Este, com Octavio Serret, pert les O, deu sé que no té cap canut y no les sap fé.

Universidad o Universitat de Valencia - Academia Valenciana de la Lengua
// Ojito en la AVL, son catalanistes de Valensia, com la ASCUMA catalanistes de Aragó, fan aná les normes de Castelló per al catalensiá, lo valensiá catalanisat. //


Lligíu a Ricart Garcia Moya, Catalunya mos furta, que los coneix mol be y los fique al seu puesto.

AFA-67 201 archivo de filología aragonesa (afa) 67, 2011, pp. 201-235, ISSN: 0210-5624 

Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano

Emilio Casanova.

Resumen: 

El objetivo de este trabajo es mostrar la necesidad de estudiar la parte aragonesa de Valencia y las hablas de Aragón para lograr un buen conocimiento del valenciano, dada la existencia de numerosos rasgos lingüísticos que podrían deberse, precisamente, a la influencia de los aragoneses. Se analizan los factores históricos que explican dicha influencia y que no son otros que la constante presencia de aragoneses en tierras valencianas, lo que se justifica con la abundancia de apellidos de procedencia aragonesa en Valencia. Finalmente, se aportan algunos casos concretos de componente aragonés en los niveles fónico, morfosintáctico y, de manera especial, léxico

ETC...

// Relacionado:

Apuntes ta un curso alazetal d´aragonésSantiago Bal Palacios, 1976:

Apuntes ta un curso alazetal d´aragonés, Santiago Bal Palacios, 1976

sábado, 27 de octubre de 2018

Chapurriau a San Sebastián

Chapurriau a San Sebastián, Donosti, dono hósties a dos máns

Chapurriau a San Sebastián, Donosti, dono hósties a dos máns

https://es.wikipedia.org/wiki/Romance_navarro

El Romance navarro es la variedad del idioma navarroaragonés, hoy extinta, hablada durante los siglos X al XVII en el sur de Navarra. Filológicamente, se considera que no existía una diferenciación sustancial entre el navarro y las otras dos variedades del navarroaragonés; sino que las tres, el navarro, el aragonés y el riojano eran simples denominaciones de una misma lengua, explicándose esa triple nomenclatura por las diferentes historias lingüísticas que siguió el navarroaragonés en los diferentes territorios en los que era hablado.


Chapurriau a San Sebastián

El texto más antiguo conocido en romance navarro parece ser la concesión del Fuero de Chaca en 1171 a los habitantes del Pueyo de Castillón de Sangüesa​ por parte de Sancho el Sabio:
esta población fago a pró, é a salvamiento de mio regno, en el Puyo de Castillón sobre Sangüesa, é del Puyo é de los otros logares que lis ei dado por términos. E dó, a mios pobladores de Castillon, franqueza que qoal se quisiere mercadería, trayan en todo mi regno, non den peage ni en tierra ni en mar. E dolis franqueza que lures ganados pascan é vayan por todo mi regno, foras en los vedados de los caballos.
La demografía lingüística histórica considera que al margen de la utilización en las ciudades de la Navarra medieval de idiomas como el gascón, el castellano o el provenzal, durante la Baja Edad Media la mayoría de la población de la zona norte y media de Navarra era vascohablante, en tanto que en los extremos sur y este se hablaba romance navarro. Se ha calculado que, a principios del siglo XVI, la lengua vasca era hablada por cerca del 80 % de los navarros, monolingües o bilingües.​ No obstante, sería el romance navarro la lengua que, a partir del siglo XIII y especialmente del XIV sería predominante en la corte y en la cancillería real, y en la que estarían escritos una gran parte de la documentación de la realeza navarra. Incluso pasando a ser identificado ya desde 1329 como la lengua oficial del reino siendo designada en la documentación como lengoage de Navarra o idiomate terre Navarre. De manera singular, tanto el Fuero General de Navarra, obra cumbre del derecho privado navarro medieval, como sus amejoramientos están escritos en romance navarro.
A partir del siglo XV el contacto del romance navarro con el idioma castellano iría produciendo un fenómeno de convergencia entre las dos lenguas, fenómeno que desembocaría ya en el siglo XVI en su completa sustitución por el castellano.


Al igual que ocurre con el área antiguamente aragonesparlante que experimentó un proceso de castellanización, el léxico y las hablas castellanas del centro, sur y este de Navarra han mantenido hasta fecha reciente o conservan hoy en día rasgos identificativos del romance navarro como la aversión a las palabras esdrújulas.
Específicamente son achacables a la pervivencia de formas lingüísticas del navarro las siguientes:
  • En la redolada de Eslava los más viejos usaban de jóvenes la desinencia -i para la primera persona del presente del imperfecto igual que en ansotano actual.
  • El navarrismo más extendido es el antropónimo Xabier, adaptado a muchas lenguas occidentales, proveniente del euskera "Etxeberri", "casa nueva".
  • En derecho foral navarro todavía existe el término dominio concellar y las vecindades foranas.
  • Es posible que el gentilicio Salacenco de los habitantes del Valle de Salazar sea de origen navarro-aragonés, igual que la pervivencia de la denominación de Selva de Irati, que en castellano sería bosque porque perdió el uso de selva para esta clase de formación vegetal desde antiguo.

Ortografía

  • El diptongo -ua- se escribía -oa-coalcoatrojegoa.
  • Los fonemas palatales /ɲ/ (ñ) y /ʎ/ (ll) se representaban mediante i antepuesta (-in-, -ill-, -yll-): castieyllocastieillosieillo.

Fonética

  • Mayor tendencia a perder la -e final:
    • Etxe (o etxa- en compuestos) Berri ("Casa nueva" en euskera) > Exavierre (1091) > Xavier, (y otras variantes desde 1102)
    • Sin embargo, igual que en el Fuero de Teruel, no se producía en los adverbios terminaciones en -ment porque, en romance navarro tenían una r intermedia: -MENTE > -mentre
  • No se registran evoluciones de -LL- en -t- o -ch-, etcétera del tipo de la che vaqueira
  • Se conserva el grupo latino -MB-, que en aragonés y español evolucionan a -m-palombaambos.

Morfología

El demostrativo masculino singular es esti o aquesti en lugar de tener est(e) o aquest(e), coincidiendo con el aragonés hablado en Calatayud, Daroca, Teruel y Albarracín, de hecho estas formas están documentadas en la versión romance del Fuero y también en textos del siglo XV, lo que no es extraño porque los navarros intervinieron en la repoblación de esta zona. En esto también coincide con el riojano. En los documentos del Monasterio de Irache se documenta esti pero no aquesti.

  1.  La afirmación ideológica de la monarquía navarra y el empleo del romance en el entorno de 1200. MIRANDA GARCÍA, Fermín
  2. Volver arriba La carta bilingüe de Matxin de Zalba. El iceberg lingüístico navarro. MONTEANO, Peio J.
  3. Volver arriba Notas gráfico-fonéticas sobre la documentación medieval navarra. CIÉRVIDE, Ricardo
  4. Volver arribaHablar en Navarra. Las lenguas de un reino (1212-1512), MARTÍNEZ PASAMAR, Concepción y TABERNERO SALA, Cristina,


viernes, 19 de octubre de 2018

Manuel Alvar, chapurriau del nordeste de Teruel

Manuel Alvar, Pensemos, por ejemplo, en el chapurriau del nordeste de Teruel. Se trata de unos dialectos de transición que, sin estar nivelados, sirven de paso entre el catalán - valenciano y el aragonés - castellano. 


Llibre a casa del llibre

domingo, 30 de septiembre de 2018

el español Moncho superaragonés promueve chapurriau frente catalán desde Alemania

el español Moncho superaragonés promueve chapurriau frente catalán desde Alemania

Ramón Guimerá, de  BECEITE
Daniel Ramírez


https://twitter.com/i/web/status/1046361515002028032




el español Moncho superaragonés promueve chapurriau frente catalán desde Alemania

Para los que ponen un texto en chapurriau, valenciano, mallorquín, occitano o aragonés antiguo (medieval) en el traductor de google y les sale catalán.
1196, rey de Aragón, Pedro II, Huesca. Catalán en 1196? JA JE JI JO JU.


als presentz

als presentz, google traductor, detecta catalán,
WIKI en occitano:

L'occitan (o lenga d'òc) es una lenga romanica parlada en Occitània e pels occitans emigrats de pel monde. Es una lenga fòrça similara al catalan que d'unes considèran aquel coma un dialècte. L'occitan coneguèt son epòca daurada entre los sègles XI e XIII gràcias a sa literatura e subretot las composicions dels trobadors que coneguèron de succès per tota Euròpa. Sens estat per encoratjar la transmission e ne far la valorizacion, patís la politica lingüicida de l'Estat francés, mas tanben la passivitat de Mónegue e de l'estat italian. Sonque lo Principat de Catalonha, dins l'Estat espanhòl, reconeis l’occitan coma lenga oficiala, e pròpria de la Val d'Aran, que l'ensenhament public lo generaliza. Amb aquò, la lenga es grèvament menaçada. Se pensa uòi que mens de 200.000 personas la parlan.

L'occitan (o lenga d'òc) es una lenga romanica parlada en Occitània e pels occitans emigrats de pel monde. Es una lenga fòrça similara al catalan que d'unes considèran aquel coma un dialècte. L'occitan coneguèt son epòca daurada entre los sègles XI e XIII gràcias a sa literatura e subretot las composicions dels trobadors que coneguèron de succès per tota Euròpa. Sens estat per encoratjar la transmission e ne far la valorizacion, patís la politica lingüicida de l'Estat francés, mas tanben la passivitat de Mónegue e de l'estat italian. Sonque lo Principat de Catalonha, dins l'Estat espanhòl, reconeis l’occitan coma lenga oficiala, e pròpria de la Val d'Aran, que l'ensenhament public lo generaliza. Amb aquò, la lenga es grèvament menaçada. Se pensa uòi que mens de 200.000 personas la parlan.


Lop, rainard, lebre en ocsitá , cansó medieval.

Y el google traductor detecta que s´ha feito de nuei (nuey) es GALLEGO, y es aragonés (cheso). S´ha fet de nit en chapurriau. Se ha hecho de noche en castellano.

 

S'ha feito de nuey.  Tu m'aguardas ya.  Lo peito me brinca'n  tornarte a besar.

S'ha feito de nuey.
Tu m'aguardas ya.
Lo peito me brinca'n
tornarte a besar.

Lo nuestro querer

no se crebará
anque charren muito
y te fagan plorar.

Yo no'n quiero vier

güellos de cristal
mulláus por glarimas
que culpa no han.

Escuita, muller,

dixa de plorar.
Yo siempre he estau tuyo,
tu mía has d'estar.

Dicen qu'un querer

ye de dos, no más,
y que ye más fácil
ferlo caminar,
cuando l'uno caye,
l'otro a devantar.

Cuando l'uno caye,

l'otro a devantar;
s'ha feito de nuey,
tu m'aguardas ya,
lo peito me brinca,
te quiero besar!
Pepe Lera, Hecho, agosto de 1980

//

Ramón Guimerá, filólogo, traduce grandes clásicos de la Literatura al chapurriau para proteger del catalán / normalització / la lengua que hablaba de niño.

El chapurriau es una lengua hablada por alrededor de 3.000 personas en la zona oriental de Aragón
/ Muchísimas más, Daniel /



Moncho tiene un ideal: conservar la lengua que hablaba de niño en Beceite, un pueblecito de quinientos habitantes (casi 600) a orillas del Matarraña en la provincia de Teruel. Con su padre y sus amigos ríe, quiere y llora en chapurriau. No en catalán, valenciano o aragonés. Chapurriau.
Para brindar a su idioma la inmortalidad del papel, se ha puesto a traducir grandes clásicos de la Literatura. Ha puesto el punto final a La Perla, de John Steinbeck; y ahora echa el resto para culminar El Decaméron, de Boccaccio. Es una tarea ingente, quizás sólo al alcance de un superaragonés.
La hazaña imposible de Ramoncho Guimerá -40 años- germina en un estudio de Bad Hersfeld, Alemania. Le llaman "pirado" -"eso me lo dice cualquiera"-, pero también le insultan y le amenazan a través de Facebook. Él identifica a los acosadores como un grupo de nacionalistas catalanes que "intenta engullir el chapurriau".
Con sus traducciones, Moncho procura marcar las fronteras entre una y otra lengua. Cuenta con una gruesa dificultad: no existe siquiera un diccionario del chapurriau. Para más inri, la Real Academia Española de la Lengua (RAE) sólo recoge el término en forma de verbo: "Chapurrear es hablar una lengua con dificultad y cometiendo errores". Sobre este punto, el idealista aragonés discurre: "Fíjate qué curioso. Los nacionalistas catalanes se agarran a la RAE para justificar la absorción". Otra de sus técnicas consiste en actualizar una lista de palabras en chapurriau que no existen en catalán. / Más el DCVB del IEC, donde sale País Valencià y otras mentiras catalanistas. /
A modo de recambio, este licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Zaragoza aporta una definición recogida por un diccionario de Frédéric Mistral, de finales del siglo XIX. "¡Antes de la gramática de Fabra, que estableció lo que ahora es el catalán estándar!".

Mirad cómo escribían LO Parlament de Cathalunya ajustat en Barchinona, 1411


Dice así: "Llamamos 'champouirau' rom. 'Champoiral' a una jerga compuesta de español, italiano, portugués y provenzal /ahora dialecto del idioma occitano o lengua occitana / hablada por extranjeros que frecuentan nuestras costas".
"Llamamos 'champouirau' rom. 'Champoiral' a una jerga compuesta de español, italiano, portugués y provenzal /ahora dialecto del idioma occitano o lengua occitana / hablada por extranjeros que frecuentan nuestras costas












/ No la descubrí yo, sino un catalanista que no está en Babia precisamente, Antonio

Moncho asegura que el chapurriau aloja "muchas diferencias gramaticales" con el catalán, más allá de que puedan entenderse los hablantes. También apunta que el chapurriau varía sensiblemente de un pueblo a otro; o lo que es lo mismo: entraña muchos dialectos.

Las traducciones de Moncho:

En sus traducciones, emplea lógicamente el chapurriau de Beceite, el suyo. Pero también incluye palabras de otros lugares que conoce a través de sus amigos. 

Acaba de vender, vía Amazon, cuatro ejemplares de La vida de Pedro Saputo, de Braulio Foz - un autor local / Fórnoles, Fórnols, Fornos / del siglo XIX -. "Los colgué en septiembre. El resto de obras no puedo porque no tengo los derechos.

El Decamerón lo voy poniendo en mi web conforme voy avanzando, pero es muy complejo debido, principalmente, a su antigüedad. Ahora me ayudarán a promocionarlos distintas asociaciones culturales", reseña Moncho. / Espero sentado a que la Ascuma promocione la traducción de Pedro Saputo, ya que son como el IEC, AVL, Òmnium Cultural, etc /

https://www.facebook.com/Asociaci%C3%B3n-Cultural-Amics-Del-Chapurriau-564376440584541/
Todo empezó hace quince años. Dio a leer una obra de teatro y algunos poemas a un autor de su pueblo, un catalanista. Le dijo que eso era catalán, que nada de chapurriau y que se tenía que normalizar con la ortografía inventada de Pompeyo Fabra.
/ No era de mi pueblo ese hombre. La obra se llama anem al bolet, de momento inédita. /

"Ya no le dejé ningún material más. No sólo se puede traducir del español, también podría hacerlo del propio catalán". / Y del occitano también podría, porque es casi calcado al catalán, tanto antiguamente como ahora. /
La política les da la espalda. A izquierda y derecha. El PSOE y sus socios, actualmente en el Gobierno autonómico, sólo aceptan dos lenguas, además del castellano: el catalán de Aragón y el aragonés. El PP catalogó el chapurriau como "lengua del Aragón oriental" /Lo del LAPAO fue de traca, no sé si hay alguien en la DGA que sepa leer en aragonés antiguo. /
"No nos apoya ninguno. Las normativas nos perjudican, por eso luchamos a nuestra manera".
A pesar de sus cinco años en Alemania, Moncho no ha perdido el acento /el castellano con acento aragonés/. Vive allí con su pareja y trabaja en una empresa de logística, que surte de miles de libros a Amazon. "Esos pasan por mis manos, pero no tengo que leerlos", bromea.

Su madre era castellana / de Alustante, Guadalajara /, pero su padre siempre vivió en Beceite. Con él, chapurriau. Con sus amigos en el patio del colegio, chapurriau. Ahora, a miles de kilómetros, chapurriau. Su lengua le permite referirse a la niebla de tres formas distintas. / y más, boira, boireta, broma, dorondón, borrim, niebla, etc. /
Ah, por cierto, El Decamerón de Ramoncho dice así:
"Martellino, fen vore que estabe paralític, impedit, tullit, simule curás / fa vore que se cure / damún de la sepultura de San Arrigo y, vist lo seu engañ, lo esbatússen; y después de sé pessigat y apresat y en perill de sé penjat, conseguíx escapás".

/ Novela primera /
Moltes vegades passe, mol volgudes Siñores, que aquell que cavile burlás de un atre, y de les coses que tenen que reverensiás, se ha trobat sol en les burles y a vegades per a mal d´ell mateix; per lo que, per a obeí a la Reina y escomensá en una história meua al assunto proposat, vull contátos lo que, primé y después (fora de tota la seua esperansa) mol felísmen, li va passá a un consiudadá nostre.

Ñabíe, no fa encara mol tems, un tudesco a Treviso de nom Arrigo que, sén home pobre, servíe com portejadó a sueldo a qui lay solissitabe y ere tingut per tots com home de Santíssima y bona vida. Per lo que, fore verdat o no, va passá que, al anássen ell als atres, segóns afirmen los trevissanos, que a la hora de la seua mort, totes les campanes de la iglesia mes gran de Treviso van escomensá a soná sense que dingú les tocare. Lo que, tingut per milagre, tots díen que este Arrigo ere san ; y corrén tota la gen de la siudat a la casa aon descansabe lo seu cos, lo van portá com a san a la iglesia majó, portán allí coixos, tullits y segos y demés impedits de consevol enfermedat o defecte, com si tots hagueren de saná al tocá aquell cos. En tanta gentada y tráfec de gen va passá que a Treviso van arribá tres de los nostres consiudadáns, de los que un se díe Stecchi, l´atre Martellino y lo tersé Marchese, homes que, anán per les corts de los Siñós, divertíen a la concurrénsia distorsionánse, parodián, burlánse, imitán a consevol en momos. Estos, no habén estat may allí, se van maravillá de vore pédre lo cul a tots y, sentit lo motiu de alló, van sentí dessichos de aná a vórel y, dixades les seues coses a un albergue, va di Marchese:
- Volém aná a vore an este san, pero per lo que a mí respecte, no vech cóm podrém arribá hasta nell, perque hay sentit que la plassa está plena de tudescos y de atra gen armada que lo siñó de esta terra, per a que no ñague abalot, fa está allí, y ademés de aixó, la iglesia, per lo que se diu, está plena de gom a gom y ya dingú mes pot entráy.
Martellino, entonses, que dessichabe vore alló, va di:

- Que no sigue per ixo, que de arribá hasta lo cos san ya trobaré la manera.
Va di Marchese:

- ¿Cóm?

Va contestá Martellino:

- Te u diré: yo me contorsionaré com un tullit y tú per un costat y Stecchi per l´atre, com si no puguera caminá, me aniréu aguantán, fen com si me voléu portá allí per a que lo san me curo: no ñaurá dingú que, al vóremos, no mos faigue puesto y mos dixo passá. A Marchese y a Stecchi los va agradá lo truco y, sense tardá, eixín del albergue, arribats los tres a un puesto solitari, Martellino se va retórse les máns de tal manera, los dits y los brassos y les cames, y ademés de alló la boca y los ulls y tota la cara, que ere cosa horrible de vore; no haguere ñabut dingú que lo haguere vist que no haguere pensat que estabe paralític y tullit. Y aguantát de esta manera, entre Marchese y Stecchi, se van adressá cap a la iglesia, en aspecte ple de Piedat, demanán humildemen y per amor de Déu a tots los que estaben dabán de ells que los faiguéren puesto, lo que fássilmen obteníen; y respetats per tots y tot lo món cridán: «¡féu puesto, dixéu lloc!», van arribá allí aon estabe lo cos de San Arrigo y, per algúns gentilhomes que estaben al seu voltán, va sé Martellino alsat y colocat damún del cos per a que puguere alcansá la grássia de la salut.
Martellino, com tota la gen estabe mirán lo que passabe en ell, va escomensá, com qui u sabíe fé mol be, a fingí que un de los seus dits se estirabe, y después la má, y después lo bras, y aixina tot sansé va arribá a estirás. Lo que, veénu la gen, tan gran sorollina en alabansa de San Arrigo féen que un tro no hauríe pogut sentís. Ñabíe per casualidat un florentino prop que coneixíe mol be a Martellino, pero que per está aixina contorsionat cuan va sé portat allí no lo habíe reconegut. Éste, veénlo adressat, lo va reconéixe y va escomensá a riure y a di:

- ¡Siñó, fes que li dólgue! ¿Quí no haguere cregut al vórel vindre que de verdat fore un lissiat?

Van sentí estes paraules uns trevissanos que li van preguntá:

- ¡Cóm! ¿No ere éste impedit?
A lo que lo florentino va contestá:
- ¡No u vullgue Déu! Sempre ha sigut tan dret com natros, pero sap milló que dingú, com hau pogut vore, fé estes burles de contorsionás y ficá les postures que vol.

Tal com van sentí aixó, no los va fé falta datra cosa: per la forsa se van obrí pas y van escomensá a cridá:

- ¡Agarréu presso an eisse traidó que se burle de Déu y de los sans, que no sén tullit ha vingut aquí per a insultá al nostre san y a natros fénse lo tullit! Y, dién aixó, li van fótre les máns a damún y lo van fé baixá de aon estabe, y agarránlo per los pels y esgarránli tots los vestits van escomensá a fótreli puñades y puntapéus a mansalva, y no se considerabe home qui no corríe a fé lo mateix.

Martellino cridabe: - ¡Piedat, per Déu!
Y se defeníe cuan podíe, pero no li servíe de res: les potades y cósses que li arreáben se multiplicaben per moméns. Veén aixó, Stecchi y Marchese van escomensá a dis que la cosa pintabe mal; y tenín temó de ells mateixos, no se atrevíen a ajudál, cridán jun en los atres que lo mataren, encara que pensán sin embargo cóm podríen arrancál de les máns del poble cabrejat, que lo haguere estronchinat en tota sertesa si no haguere ñabut un expedién que Marchese va agarrá de repén:

Están allí fora tota la guardia de la señoría, Marchese, lo mes pronte que va pugué sen va aná al que estabe en representassió del corregidó y li va di:

- ¡Piedat, per Déu! ña aquí algú mol roín que me ha furtat la bossa en uns bons sen floríns de or; tos rogo que lo prengáu per a que puga recuperá lo meu. Enseguida, al sentí aixó, una dotsena de soldats van córre cap aon lo miserable Martellino ere esquilat y trasquilat sense estisores y, obrínse pas entre la chusma en lo esfors mes gran del món, tot esbatussat y espentolat lo van traure de entre les máns y lo van portá al palau del corregidó, aon lo van seguí mols que se sentíen ofesos (ofenguts) per nell, y habén sentit que habíe sigut detengut per lladre, van escomensá a di tots que los habíe futut lo estiró tamé a les seues bosses. Sentín aixó lo juez del corregidó, que ere un home áspre, emportánsel apart lo va escomensá a interrogá.
Pero Martellino contestabe fen bromes, com si no fore res está an aquella presó; per lo que lo juez, alterat, fénlo lligá en una maroma li va fé fótre uns bons bots, en ánimo de féli confessá lo que díen per a después penjál. Pero después de vóres en los peus a enterra, preguntánli lo juez si ere verdat lo que contra ell díen, no valénli di que no, va di:

- Siñó meu, estic preparat per a confessátos la verdat, pero féu que cadaú de los que me acusen digue aón y cuán ni hay tret la bossa, y tos diré lo que yo hay fet y lo que no. -
Lo juez ne va fé cridá a uns cuans, la un diebe que lay habíe robat fa vuit díes, l´atre que sis, l´atre que cuatre, y algúns díen que aquell mateix día. Sentín aixó, Martellino va di:

- Siñó meu, tots estos mentíxen en tota la seua boca: y de que yo dic la verdat tos puc doná esta proba, que may había estat an esta siudat y que no estic an ella mes que desde fa poc; y al arribá, per la meua desventura, vach aná a vore al cos san, aon me han trasquilat tan com veéu; y que aixó que dic es sert tos u pot aclarí lo ofissial del siñó que va registrá la meua entrada, y lo seu llibre y tamé lo meu possadero. Per lo que, si trobáu sert lo que tos dic, no vullgáu com éixos homes malvats destrossám y matám.
Mentres les coses estaben en estos termes, Marchese y Stecchi, que habíen sentit que lo juez del corregidó prossedíe contra nell en inquina, saña y rabia, y que ya lo habíe torturat, van tindre molta temó, diénse:

- Mal ham cavilat; lo ham tret de la paella per a fótrel al foc, l´ham tret del foc per a aviál als calius, a les brases. Per lo que, movénse en tota pressa, buscán al amo de la fonda, li van contá tot lo que los habíe passat; de lo que, enriénsen éste, los va portá a vore a un tal Sandro Agolanti que vivíe a Treviso y teníe gran influénsia en lo siñó, y contánlay tot, li van rogá que en ells intervinguere en les hassañes de Martellino, y aixina se va fé. Y los que van aná a buscál lo van trobá encara en camisa dabán del juez y tot desmayat y tremolós perque lo juez no volíe sentí res en lo seu descárrec, y com odiabe als florentinos, estabe completamen disposat a fel ahorcá y no volíe tornál al siñó, hasta que va sé obligat a féu contra la seua voluntat. Y cuan va está dabán d´ell, y li habíe dit totes les coses pel seu orden, va demaná que com suma grássia lo dixare anássen perque, hasta que a Florencia no estiguere, sempre li pareixeríe tindre la maroma al coll. Lo siñó sen va enriure de tal aventura y, donánlos un traje per home, sobrepassán la esperansa que los tres teníen de eixíssen be de tal perill, sanos y salvos sen van entorná a casa seua.


SEGONA 

lunes, 11 de junio de 2018

Pedro Arnal Cavero

Pedro Arnal Cavero.

Vocabulario del alto-aragonés (de Alquézar y pueblos próximos), descargar pdf desde el siguiente link:

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2993952&orden=215373&info=link

El original consta de 32 páginas (27, si descontamos las 5 primeras que contienen el título y los datos editoriales) y no va precedido de ningún tipo de presentación, explicación o información complementaria; cuenta con 538 entradas, algunas de las cuales incluyen más de una palabra.

Tras su aparición, fue objeto de algunas reseñas. Francisco Ynduráin (AFA, II (1947), p. 236) publicó una no muy favorable en la que lamentaba las graves erratas que contenía el vocabulario, a la vez que expresaba sus deseos de que el autor realizara otro más extenso y sistemático, en el que podrían caber, incluso, unas notas etimológicas.

Creía que deberían haberse suprimido algunas voces no regionales;
destacaba el interés de algunos rasgos fonéticos e, incluso, morfológicos, reflejados en los vocablos recopilados, y apreciaba especialmente la garantía de autenticidad.

También Heinrich Lausberg se ocupó de esta obra en el número 70 (año 1954) de la Zeitschrift für Romanische Philologie (pp. 127-128), el mismo en el que incluyó las realizadas a dos trabajos de Manuel Alvar (Toponimia del alto valle del río Aragón y El habla del Campo de Jaca),
a la Contribución al Vocabulario aragonés moderno de Antonio Badía y, en relación al dominio leonés, a El habla de Mérida y sus cercanías, de Alonso Zamora Vicente, y El habla de la Cabrera Alta. Contribución al estudio del dialecto leonés, de María Concepción Casado Lobato; trataba positivamente el glosario de Arnal Cavero, valoraba en las definiciones la atención al detalle y a los aspectos folclóricos y etnográficos, se fijaba en algunas de las palabras y en las soluciones fonéticas que presentaban y daba cuenta, así mismo, de un caso en el que se rompía la ordenación alfabética.



Debemos tener en cuenta la época en la que se realizó este vocabulario y también los objetivos que su autor pretendía alcanzar; de esta manera intentaremos evitar un juicio excesivamente severo para un trabajo que, desde la perspectiva actual, adolece de graves defectos, carece de rigor y ha sido elaborado sin técnica lexicográfica alguna: se encuentran errores de ordenación, no se dan marcas gramaticales, el tipo de definición varía y el uso de los signos tipográficos tampoco resulta uniforme. Cabría aplicarle consideraciones análogas a las realizadas por Aliaga en relación al Vocabulario del dialecto que se habla en la Alta Ribagorza de Vicente Ferraz (Madrid, 1934), con el que guarda notables coincidencias; deberíamos también encuadrarlo en el tipo de diccionario etnográfico, «cuyas soluciones técnicas pertenecen a la lexicografía practicada en España hasta principios del siglo XVIII, en aspectos tales como la ausencia de indicación de la categoría gramatical o la introducción de todo tipo de verbos-cópula».

El vocabulario se articula en forma alfabética, con algunos errores en la ordenación. La entrada da cuenta en ocasiones de la variación de género, tanto para adjetivos (bofo, -a) como para algunos sustantivos (iña, iñor) y de la alternancia singular/plural, especialmente interesante cuando supone cambio fonético (alaced, alacetes) o muestra la característica formación aragonesa (camal, camals), reflejada también en entradas que se presentan únicamente en plural (aliróns); a veces refleja, incluso, variaciones fonéticas (chupíu, chupido; encensallo, incensallo).
Son muchas las dobles entradas en las que aparecen una palabra primitiva y su derivado (botiga, botiguero; figa,
figón; tocho, tochazo) o dos voces pertenecientes a la misma familia
léxica (chelo, chelato; patantoniar, patantonizo; tamborinada, tamborinazo), aunque no siempre las definiciones dan cuenta de ambos lexemas, y en algún caso se incluyen palabras sinónimas, separadas por un punto y coma (roñoso, a; rubinoso, a, aunque rubinoso consta también de manera independiente en el lugar que le corresponde).

Quiso Arnal Cavero mostrar determinados elementos gramaticales (por ejemplo, los diminutivos, como cimbeled, goted), que a veces intercala en su vocabulario de una manera que hoy resulta chocante:

así podemos observar entradas como cal, cale, caleba... caldrá; fez,
hez; puesto, quiesto, agrupando distintas formas conjugadas de un
mismo verbo o tipos morfológicos similares de verbos diferentes; puede verse el paradigma completo del demostrativo (iche, icha, ichos, ichas) y el del artículo, en este caso ubicado en dos lugares (a, as, o, os; o, a, os, as). También el pronombre adverbial derivado de INDE, vivo todavía hoy en las hablas aragonesas, se encuentra en este repertorio con ejemplos de uso; figura, por una parte, como entrada en, envídenos, en ficiemos, en estorrocemos, en fícenos y, por otra, ne (en cuyo interior constan los ejemplos tráineme, dámene, dílene); en el lugar correspondiente aparece, además, la entrada tráimene, traine, m’en trairás. En ocasiones es una locución o una frase hecha lo que directamente se ofrece (piz, piz, tordoliz; salir o portal) o una extraña llamar a animales, en la que figuran diversas expresiones con las que el hombre se dirige a distintos animales. Unas pocas voces están incluidas en el interior de otra entrada; así ocurre con esbachocar (s. v. bachoca), baruca (s. v. baruquero) o barracón (s. v. barraca).

Las definiciones no responden, como ya se ha indicado, a un único modelo y carecen de sistematicidad; presentan, además, en algún caso falta de correspondencia entre la categoría gramatical y la acepción o acepciones propuestas (véase, por ejemplo, aceto, banzo). Pueden incorporar dialectalismos; así, en la definición de algurín se lee amaseguen, forma conjugada del verbo amasegar que también tiene cabida en el vocabulario, cosa que no ocurre en otros casos como querado (s. v. cresáu) o cajico (s. v. cachigo), más comunes en nuestra región. Se acompañan en ocasiones de extensas explicaciones (como en ahitado, a: desvanecido; cuando una persona padece una lipotimia, un pequeño ataque nervioso, etc., sobre todo si hay dolor de cabeza. No tiene nada que ver con la comida, poca o mucha).

Introduce también el autor observaciones en relación con propuestas de Borao (acapizar, argüello), pone ejemplos de uso (as llaves d’os güertos;
se acoflan o culo y a charrar güenas horas) o reproduce dichos populares (güelve as aguaderas si quieres llenar aceiteras), a veces comentados: el que agua atura, aceite amesura, «es decir, que tiene olivas el que riega los olivos, el que tiene las aguaderías vueltas siempre para aprovechar el agua de la lluvia de los caminos». / aigüera
Se trata, en definitiva, de un vocabulario hijo de su tiempo y de la inquietud de Arnal Cavero por dar a conocer el habla de un pequeño territorio que le era bien conocido y querido; no pueden negarse las notables deficiencias que presenta, no resueltas del todo en repertorios dialectales posteriores, pero a la vez tiene un valor indudable puesto que nos proporciona unos datos acopiados de manera directa en la primera mitad del siglo XX, con información léxica, fonética, morfosintáctica e, incluso, etnográfica, y que pueden ser útiles para los interesados por la filología aragonesa, razón por la que hemos querido recuperarlo en esta revista.

REFRANES, DICHOS, MAZADAS... EN EL SOMONTANO Y MONTAÑA
OSCENSE

Cuando unos años más tarde publicó su libro Refranes, Dichos, Mazadas... en el Somontano y montaña oscense incluyó nuevamente el vocabulario, con ciertas correcciones, con nuevas entradas y con una breve nota que contiene algunas explicaciones acerca de sus características; su objetivo es facilitar «al lector la interpretación de muchas palabras desconocidas, si no es aragonés, y somontanésmontañés» y —reconoce el autor— no se trata de una obra en la que deba buscarse rigor científico sino una humilde recopilación de palabras no encontradas en el Diccionario de Voces aragonesas de Jerónimo Borao ni en otros repertorios.
Los cambios observados en ningún caso afectan a aspectos esenciales de la estructura del vocabulario, que se incrementa con un puñado de palabras: alzar, amolar, atacarse, bardiar, brocero, brodio, burzada, calamonáu, cascabillo, contornillo, cresto, charada, chimiaizo, esbotar as narices, espirallar, fuesa, galvana, liedrera, mantornar, pilma, quera, recantillo, rocero, roperacho, runflada, salagón, sinconisión, tornallo, tovo, trafuca y trafucar.

Se observa un nuevo criterio, más regular, aunque no completamente homogéneo, en el uso de la cursiva o las comillas. Mayor importancia tienen algunas sustituciones de palabras que en el texto anterior presentaban errores; así constan ahora acoplador (por acojilador), barrustas (por barnista), basemia (por bascucia), burricáus (por burricáns), carracleta (por carragleta), chupíu (por chupín), derretíu (por derretín), esbafar (por esbajar), rechirar (por rechisar), tresbatir (por trebatir), tal como indicaremos en cada momento en el texto que a continuación se reproduce.

Se corrigen fallos de ordenación alfabética, aunque persiste la mala colocación de algunas palabras e, incluso, en alguna ocasión una voz se mantiene como estaba y se repite, con algún cambio en la definición, en el lugar que le corresponde (desatascarse, escrebas).

Por lo general no hay modificaciones significativas en las definiciones; corrige erratas evidentes, mejora algunas de ellas (como escantillar), efectúa alguna pequeña sustitución, por lo general acertada, aunque no siempre (parecía, por ejemplo, mejor el significado ‘manchas en los cuchillos por cortar frutas verdes y acetas’ que ‘manchas en los cuchillos para cortar frutas verdes y acetas’ para el adjetivo aceto); añade, a veces, un sinónimo (por ejemplo tión ‘el viejo soltero, o soltero viejo...’ pasa a ser ‘el viejo soltero, o soltero viejo..., cresto’ o garza ‘urraca’ se convierte en ‘urraca, picaraza’, ejemplos ambos en los que da cabida a un nuevo regionalismo; o incorpora alguna nueva acepción (como en batán ‘bataneo de mantas’ y ‘paliza’ o botanas, término para el que añade ‘polea, garrucha delgada de madera para obturar agujeros en odres o boticos’).

El vocabulario que sirve de complemento a Refranes, Dichos, Mazadas... en el Somontano y la montaña oscense es, pues, absoluto continuador del aparecido en 1944, con algunas correcciones y adiciones —tal como indica el propio Arnal Cavero—, con unos objetivos muy concretos y sin ningún tipo de avance en la técnica lexicográfica empleada.

CRITERIOS DE ESTA EDICIÓN

Hemos preferido reproducir en este Archivo de Filología Aragonesa el texto publicado en 1944, dado que la versión que acompaña al libro citado es de más fácil acceso por contar con la edición facsímil mencionada. Se ha respetado básicamente la obra original, aunque se han llevado aquellas entradas que estaban mal ordenadas al lugar que alfabéticamente les correspondía y se han colocado ch y ll dentro de la c y la l, respectivamente; se han corregido errores tipográficos evidentes, se ha regularizado la acentuación y se ha sistematizado el uso de los signos de puntuación, de cursivas y "comillas".

Por otro lado, algunas de las erratas que se habían deslizado en el vocabulario afectaban a los lemas propuestos, lo que había originado la presencia de auténticas palabras fantasma —algunas de las cuales fueron señaladas en la mencionada reseña de Ynduráin— y corregidas por el autor en la versión de los Refranes, que han pasado a repertorios posteriores, como los realizados por Andolz y Rohlfs; en este caso hemos optado por introducir la forma correcta, aunque para mantener la fidelidad al original y a las condiciones en que se presentó, se indica en nota la variante eliminada.

chapurreau, arag. Aguaviva
Hemos añadido, además, nuevas entradas —que señalamos entre corchetes, con remisión a la voz correspondiente— para dar cuenta de aquellos términos que no figuraban como primer elemento en la entrada (casos como puesto, quiesto) o que carecían de entrada propia (esbachocar se incluye s. v. bachoca); nos ha parecido oportuno hacer lo mismo con aquellas palabras aragonesas que se utilizan en las definiciones del autor, vayan o no acompañadas de su equivalente castellano (abocador, brenda, bisaltos; encorrer, tajaderas) y, finalmente, se marca la remisión en las ocasiones en las que una misma voz figura con b y con v (besque / vesque, betiquera / vetiquera, baguereta / vaguereta).

Rosa María Castañer Martín

Léxico Arnal A

Alquézar (Alquezra en aragonés)​ es un municipio de la comarca Somontano de Barbastro, en la Provincia de Huesca, Comunidad Autónoma de Aragón, España.
Pedro Arnal Cavero, un maestro que apenas Pedro se llamaba.

Autores: Víctor-Manuel Juan Borroy
Editores: Barbastro (Huesca) : Centro de Estudios del Somontano de Barbastro, 1998
Año de publicación: 1998
País: España
Idioma: español
ISBN: 84-923912-0-0
http://www.unizar.es/cce/vjuan/pedro_arnal_cavero.htm
Refranes, Dichos, Mazadas. En El Somontano Y Montaña Oscense (Temas)
  • Tapa blanda
  • Editor: Prames (12 de diciembre de 2013)
  • Colección: Temas
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 8483213958
  • ISBN-13: 978-8483213957

ARAGÓN EN ALTO

Por los Seres Indefensos , Sociedad Aragonesa de Protección a los Animales y Plantas

Aragón de las tierras altas.
Somontano en alto: Escritos (1946-1959) e inéditos (Biblioteca de las Lenguas de Aragón)

FENDO A PAROLA. Premio Arnal Cavero 1998

Pedro Arnal Cavero
Víctor M. Juan Borroy

A nadie sorprendió que aquel joven, siendo el nieto del maestro de Huerta de Vero y el hijo de quien fue durante décadas maestro de Alquézar, decidiera estudiar magisterio. Los tres –el abuelo, el padre y el nieto- amaban la tierra, el paisaje y a las gentes del somontano. Pedro Arnal Cavero (Belver de Cinca, 12 de marzo de 1884 - Zaragoza, 27 de abril de 1962), nació en el pueblo donde su padre ejercía de maestro, pero muy pronto se trasladó a Alquézar y allí participó en las romerías, en los días de celebración como o cabo d'año o as fogueras de San Fabián. Escuchó centenares de historias, de leyendas y de cuentos que los mayores desgranaban en las noches de nevada, sentados en la cadiera, alrededor del fuego.

Arnal simultaneó los estudios de bachillerato y de magisterio en Huesca. Tras aprobar las oposiciones, obtuvo destino en Artajona (Navarra). Allí conoció a Delfina Arambillet, con quien se casaría unos años más tarde. Tras una breve estancia en la escuela aneja a la Normal de maestros de Teruel, le fue adjudicada, en 1910, la escuela de la plaza de Santa Marta de Zaragoza. En 1911, formó parte del primer grupo de maestros españoles a quienes la Junta para Ampliación de Estudios pensionó para que conocieran el funcionamiento y la organización de las principales instituciones educativas de Francia y Bélgica. Por eso, a su vuelta, ensayó algunas de las iniciativas que tanto le impresionaron durante su visita a las escuelas de estos dos países, pronunció conferencias en las que relataba lo esencial de su viaje, y firmó decenas de artículos en la prensa sobre todo lo que podría hacerse en las escuelas de Aragón para aproximarlas a lo que ya se estaba haciendo en las de Europa. En 1921 fue nombrado director del grupo escolar de la plaza de Santa Marta. En 1929, se hizo cargo de la dirección de la escuela que Zaragoza levantó en memoria de Joaquín Costa. Pedro Arnal Cavero dirigió este Grupo Escolar durante los primeros veinticinco años de su funcionamiento, hasta que se jubiló en 1954, siendo el número uno en el escalafón de los maestros españoles.

Junto a su proyección pedagógica, fácilmente se descubre la dimensión ciudadana del director de la escuela Costa, quien colaboró en Montañeros de Aragón, en la Sociedad Aragonesa de Protección a los Animales y Plantas, en el Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón (SIPA), en el Ateneo o en la Institución Fernando el Católico. Además fue un incansable publicista que escribió asiduamente en varias revistas profesionales, especialmente en La Escuela Española, El Magisterio de Aragón y La Educación. Mención especial merece la fecunda relación que se estableció entre este maestro y Heraldo de Aragón, donde publicó su primer artículo en 1912 y, el último, unos días antes de su fallecimiento en la primavera de 1962. En sus artículos en la prensa local, se ocupó del somontano, de la montaña, de las costumbres y tradiciones. También fue el encargado de recordar a los lectores, cada febrero, el aniversario del fallecimiento de Joaquín Costa.

Su obra

Aunque la terrible guerra civil sumió a este maestro en un profundo silencio pedagógico, ya había escrito, antes de aquella vergonzosa tragedia, varios libros de temática educativa. El primero de ellos, la Cartilla Aragón, impreso en los años veinte en Zaragoza, conoció varias ediciones. También se hicieron dos ediciones de Lecturas (Zaragoza, 1923 y 1927), un delicioso librito ilustrado con los dibujos de los niños de la escuela de la plaza de Santa Marta. La prestigiosa editorial Dalmau Carles publicó Lecturas Estimulantes (Gerona, 1932), un libro muy apropiado para los niños que iniciaban el aprendizaje de la lectura. Asimismo redactó el texto que acompañaba a unas ilustraciones de Luis Mallafré para el cuaderno de geografía aragonesa titulado Apuntes de Geografía. Aragón, (Barcelona, 1936). En el archivo de Pedro Arnal Cavero se conserva Guía de Juventudes, un libro de lecturas para los chicos de los últimos grados de la escuela primaria que no llegó a publicarse.
Por otra parte, trabajó por conservar y recuperar una herencia antropológica, cultural y lingüística que corría el riesgo de perderse. Fue, como él mismo confesaba, andariego y navesante porque en Huesca, decía Arnal, aunque no tenemos mar, vivimos navesando: andando, corriendo, subiendo, trepando... por sendas y vericuetos de las montañas y de los bosques ásperos. Arnal Cavero reivindicó el paisaje, y defendió la necesidad de preservar las costumbres y tradiciones, el vocabulario, los refranes, etc.

Así lo hizo en libros como Aragón en Alto. La montaña, el Somontano, la tierra baja (Zaragoza, 1940), en Aragón de las tierras altas (Zaragoza, 1955), en Vocabulario del Alto-aragonés (Alquézar y pueblos próximos) (Madrid, 1944) o en Refranes, dichos, mazadas... en el Somontano y montaña oscense (Zaragoza, 1953).

Los discípulos de don Pedro recopilaron una serie de artículos periodísticos escritos por su maestro, y editaron un grueso volumen misceláneo titulado Del ambiente y de la vida (Zaragoza, 1952).

Arnal Cavero formó parte, desde su creación en 1919, de la Sociedad Aragonesa de Protección a los Animales y Plantas donde realizó una notable labor divulgativa como puede comprobarse en el libro Por los seres indefensos (Zaragoza, 1960).

La puesta en marcha de un gran grupo escolar.

Además de sus frecuentes artículos en la prensa pedagógica aragonesa, Pedro Arnal colaboró en la Revista de Pedagogía, fundada en Madrid en 1922 por Lorenzo Luzuriaga, inspector vinculado a la Institución Libre de Enseñanza. La Revista de Pedagogía fue el órgano de introducción y difusión de los principios de la Escuela Nueva, y la publicación periódica más importante de las primeras décadas del siglo XX, tanto por la entidad de sus colaboradores como por la modernidad de sus contenidos. La colaboración de Arnal en la Revista de Pedagogía se inició con un trabajo titulado “Los cuadernos escolares” (junio, 1926) en el que exponía las ventajas de su uso y expresaba el convencimiento de que se convertirían en un medio idóneo para transformar la antigua escuela, verbalista y árida, libresca y rutinaria, en una escuela moderna, agradable, alegre, reflexiva y educadora. Dos años más tarde, dedicó un artículo a “La escuela activa y la actividad extraescolar” (junio, 1928). En colaboración con Francisco del Olmo Barrios, encargado del laboratorio Psicotécnico de Orientación Profesional de Zaragoza, firmó un artículo titulado “Contribución al estudio de la personalidad según el método del Dr. Mira” (septiembre, 1930), basado en los resultados de una investigación realizada con los niños de la escuela Costa. En “La selección del Magisterio. Sugerencias de los Cursillos” (octubre, 1932) se mostraba muy crítico con el procedimiento ensayado durante la II República para sustituir a las clásicas oposiciones. Para finalizar, en junio de 1936, relató en “La puesta en marcha de un gran grupo escolar” la organización del Grupo Escolar Joaquín Costa de Zaragoza y la ilusión que despertó en los niños y en los maestros formar parte de aquélla activa comunidad educativa.

Desde que en 1923 el arquitecto Miguel Ángel Navarro anunció en la prensa las líneas esenciales del futuro edificio dedicado a Joaquín Costa, Pedro Arnal hizo sugerencias en artículos y conferencias sobre lo que debería ser esa escuela. Entre otras cosas, recomendaba que se diera a conocer el proyecto a la ciudadanía; que se cuidara del mismo modo el patio de recreo que los espacios destinados a las aulas; que se seleccionase rigurosamente al profesorado que allí iba a trabajar; que la escuela contara con dependencias como laboratorios, biblioteca o despacho para el médico, exigidas por la moderna pedagogía; que se diseñaran minuciosamente los programas que iban a impartirse; que se estableciera un reglamento de funcionamiento que guiara a niños y maestros, o que se eliminara del entorno de la escuela todo aquello que pudiera perturbar el desarrollo educativo de los niños. Insistía en que lo más importante no era el edificio, sino el grupo de maestros y de niños que en él iban a convivir porque el Grupo Escolar Joaquín Costa era, fundamentalmente, un gran grupo humano, una treintena de maestros y más de mil quinientos alumnos.
En el artículo publicado en la célebre Revista de Pedagogía en junio de 1936 se aprecia el talante que Arnal quiso imprimir a esta escuela, y que de manera precisa se resume en el texto que copiaron los alumnos: “Niños, este edificio hermoso y grande es vuestra escuela y es vuestra casa (…)”.“La puesta en marcha de un gran grupo escolar” refleja bien el optimismo pedagógico de una época, la importancia que tenía la escuela en la construcción de una sociedad más justa, la confianza que este maestro depositó en el trabajo basado en la libertad y en la responsabilidad. Arnal quería que el Grupo Escolar Joaquín Costa fuera una escuela abierta a la comunidad, que pudiera ser utilizada durante todo el año para aprovechar los patios de recreo, la biblioteca o el salón de actos. Además, pretendía implicar a los niños –y a los maestros- en la gestión de la escuela organizando comisiones –algunas de ellas mixtas- que se encargaban, por ejemplo, de recoger el material de enseñanza; de arreglar las bicicletas y los balones; de recortar de los periódicos y de las revistas toda la información que pudiera resultar útil para la escuela; de recoger el pan sobrante del comedor para dar de comer a los gorrines; de cuidar las flores y los pequeños árboles; de recoger las piedras del campo de fútbol; de colocar la pantalla, instalar el aparato de radio o de poner la máquina cinematográfica en el salón de actos.

Respecto a los principios pedagógicos que alentaban el trabajo de los maestros y de los alumnos del Costa, sorprende gratamente que ya se trabajara según el método de proyectos, y que se tomara el referente de la moderna escuela de Winnetka (EEUU) –Arnal decía que se carteaba con un colaborador de Carleton Washburne, el director de aquella escuela experimental de Chicago-. En 1936, los niños proyectaban un viaje de fin de curso a San Juan de la Peña y a Canfranc que sería la ocasión propicia para trabajar muchos contenidos, porque eran los propios alumnos quienes calculaban el precio del viaje, trazaban el itinerario, levantaban mapas, estudiaban la fauna y la flora, etc. Aquel viaje sería el pretexto ideal para abordar algunos asuntos relacionados con Huesca, con los Mallos de Riglos, con el pantano de Arguis, con la repoblación forestal, con las aduanas, con las pistas de Candanchú o con las fábricas y hornos de aluminio de Santa María y Sabiñánigo. Además, Arnal citaba en su artículo, junto a Freud y Adler, a algunos de los más significativos representantes de la Escuela Nueva como Cousinet, Kilpatrick o Claparède. El funcionamiento del Grupo Escolar Joaquín Costa descrito por Arnal Cavero en este artículo se aleja definitivamente de la escuela que hizo de la imposición, la memorización, la rutina y la repetición los ejes básicos de la actividad escolar.

Pedro Arnal Cavero era el director de la escuela Costa, el apasionado cronista del somontano, el colaborador durante cincuenta años de Heraldo de Aragón, el maestro que todas las primaveras acudía con un grupo de niños de la escuela a los pinares de Torrero para matar la procesionaria. Es cierto que recibió grandes muestras de reconocimiento entre las que podemos destacar la medalla de plata de la ciudad de Zaragoza; que se diera su nombre a algunas calles (en Zaragoza, en Huesca y en Alquézar), a una biblioteca infantil, a un puente que une las dos orillas del Canal Imperial de Aragón a su paso por los pinares de Venecia, a un colegio público y, más recientemente, al premio que otorga el Gobierno de Aragón a las obras escritas en aragonés. Dos homenajes honrarían especialmente a este maestro: ser nombrado, tras su jubilación, en el Boletín Oficial del Estado, director honorífico del Grupo Escolar Joaquín Costa, y que Alquézar le distinguiera con la consideración de Hijo Adoptivo.

Y coincidiendo con el 75 aniversario de la inauguración del Grupo Escolar Joaquín Costa, el espléndido salón de actos de esta escuela se llamará, a partir de ahora, por acuerdo del Consejo Escolar del Centro, Pedro Arnal Cavero. La memoria siempre se deposita en palabras que, en esta ocasión, sirven para recordar el trabajo reposado y generoso de un maestro.

José Luis Aliaga, «Observaciones sobre lexicografía aragonesa. (A propósito de los vocabularios benasqueses de Ferraz y Ballarín y del diccionario de Aragüés)», en Arnal, M.ª Luisa y Javier Giralt
(eds.), Actas del I Encuentro «Villa de Benasque» sobre Lenguas y Culturas pirenaicas, Zaragoza, DGA, 1997.