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sábado, 15 de febrero de 2020

José Luis Corral Lafuente, Corona de Aragón

Todos los amantes de la Historia, hemos oído hablar de José Luis Corral Lafuente, Este aragonés ilustre, nació en Daroca, Profesor de Historia y escritor. Licenciado en Filosofía y Letras, se doctoró en Historia por la Universidad de Zaragoza, en la que es profesor de historia medieval y director de Taller de Historia S.L. Como medievalista, ha centrado buena parte de su labor investigadora en la España musulmana y en la Historia de Aragón. Es también uno de los más prolíficos autores españoles de novela histórica.

Este es un resumen del propio J. L. Corral, de un texto que publico en 2010, y que conviene recuperar para clarificar ciertos mensajes que llegan desde el ultranacionalismo pancatalanista).

LA CORONA DE ARAGÓN. CONTRA LA MANIPULACIÓN DE LA HISTORIA DE ARAGÓN Y CATALUÑA.

José Luis Corral Lafuente.
LA CORONA DE ARAGÓN. CONTRA LA MANIPULACIÓN DE LA HISTORIA DE ARAGÓN Y CATALUÑA.

La Historia es una materia propicia para la manipulación. En este sentido, el caso de la historia de la Corona de Aragón es paradigmático. A mediados del siglo XIX un movimiento cultural, y político, nacido en Barcelona y denominado “la Renaixença” se empeñó en cambiar la historia a base de alterar definiciones y de imaginar símbolos y espacios que jamás existieron.
En su desvarío historiográfico, algunos eruditos de ese movimiento comenzaron a acuñar conceptos que nunca existieron como “la Corona catalana-aragonesa”, “los condes-reyes”, “los reyes-condes”, “los reyes de Cataluña”, la “Confederación catalana-aragonesa” y otras denominaciones falsas, de ese mismo estilo, que culminó con la peregrina ya histórica denominación, ya en el siglo XX, de “Els Països Catalans” para definir un inexistente territorio "histórico" común en el que se incluían los actuales Cataluña, Rosellón, Cerdaña, las comarcas orientales de Aragón, la Comunidad de Valencia y las Islas Baleares.
Proyectando ideas políticas nacionalistas del presente en el pasado, se alteró el ordinal dinástico de los reyes de Aragón, de modo que Alfonso II el Casto pasó a ser “Alfons I” y Pedro II el Católico, “Pere I de Catalunya”; y así siguen siendo denominados estos soberanos en los ficheros del Archivo de la Corona de Aragón y en las denominaciones de algunos políticos ultranacionalistas catalanes.
La llamada Corona de Aragón tuvo su origen en una unión dinástica basada en una alianza matrimonial, siguiendo el derecho medieval sucesorio navarro y aragonés y el derecho canónico. La Corona de Aragón no se llamó así desde el principio. En el siglo XII ni los reyes de Aragón ni los condes de Barcelona tenían como distinción de su rango una "corona". El primero de ellos en ser coronado fue Pedro II, y lo hizo en Roma en 1204 de manos (o mejor de pies, según una leyenda) del papa Inocencio III. Para ser rey legítimo de Aragón era necesario haber nacido de matrimonio canónico, jurar los fueros de Aragón, y luego los de los demás territorios de la Corona, y ser coronado en la catedral de La Seo de Zaragoza.
Desde 1068 los reyes de Aragón eran vasallos de la Santa Sede, y por tanto debían juramento de homenaje a los papas. Por ello, la monarquía aragonesa adoptó sus colores heráldicos, el rojo y el amarillo, copiando los de su señor feudal, el papado, pues esos eran los que usaban los pontífices en la Edad Media.
La Corona de Aragón se sostuvo en sus soberanos y en la continuidad de su linaje, y ello a pesar de que los tres primeros, Alfonso II, Pedro II y Jaime I accedieron al trono en minoría de Edad, con algunas dificultades.
Los Estados fundacionales de la llamada Corona de Aragón fueron el reino de Aragón (con la reina Petronila) y el condado de Barcelona (con el conde Ramón Berenguer IV, que también lo era además de Ausona, Cerdaña, Besalú y Gerona). Pero no de Urgel, por ejemplo. Desde 1137 se fueron sumando otros territorios; en algunos casos por incorporación pacífica, como el marquesado de Provenza o los condados de Pallars y Urgel; en otros por conquista a los musulmanes, como las tierras de Lérida, Fraga, Tortosa, Teruel, el reino de Mallorca, el de Valencia o el señorío de Albarracín; y en otros durante el proceso de expansión mediterránea, como los reinos de Sicilia, Cerdeña, Nápoles o los ducados de Atenas y Neopatria en Grecia.
Estos soberanos nunca se intitularon “reyes de la Corona de Aragón”, sino que lo hicieron con todos y cada uno de sus títulos privativos. Así, Petronila fue reina de Aragón, como heredera de Ramiro II, y condesa de Barcelona, por su matrimonio con Ramón Berenguer IV, que fue príncipe de Aragón y conde de Barcelona; Alfonso II fue rey de Aragón, conde de Barcelona y marqués de Provenza; Jaime I, rey de Aragón, rey de Valencia, rey de Mallorca, conde de Barcelona y señor de Montpellier; y Pedro IV rey de Aragón, rey de Valencia, rey de Mallorca, conde de Barcelona y duque de Atenas y Neopatria, e incluso rey de Jerusalén, entre otros títulos. Y cuando se abreviaban los títulos y sólo se colocaba uno, siempre prevalecía el más antiguo e importante en el orden protocolario: rey de Aragón.
Desde luego, los soberanos de la Corona nunca se intitularon como “reyes o condes de Cataluña”, pues aunque desde fines del siglo XII ya aparece el macrotopónimo "Cataluña", la idea de un territorio llamado Cataluña, de extensión similar a la actual Comunidad Autónoma española del mismo nombre, que englobara a la mayoría de los condados cristianos altomedievales del noreste hispano, y a las tierras de Lérida, Tarragona y Tortosa no se concretó hasta el reinado de Jaime I, ya en el siglo XIII, cuando comenzaron a definirse las fronteras políticas entre los reinos y Estados de Aragón, Cataluña y Valencia, que no quedaron perfiladas definitivamente hasta bien entrado el siglo XIV.
Dentro de la unidad dinástica de la Corona de Aragón, cada uno de los Estados que la integraron mantuvo sus instituciones políticas, su autonomía fiscal, su lengua, sus derechos, sus costumbres, sus normas cívicas, su moneda, su sistema de medidas y su cultura hasta los Decretos de Nueva Planta impuestos por la dinastía de Borbón a comienzos del siglo XVIII. La Corona de Aragón fue un ejemplo de convivencia y tolerancia que, en su propia historia, puede dejar no pocas enseñanzas a la España y a la Europa contemporáneas.
Lamentablemente, ultranacionalistas indocumentados o tergiversadores están empeñados en falsificar esta historia.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Francesc Serès

https://www.racocatala.cat/entrevista/40996/cal-voluntat-politica-articular-culturalment-franja

Francesc Serès , Saidí, Zaidín, escriptor, escritor


Entrevista publicada originalment pel Moviment Franjolí
Francesc Serés és un escriptor de Saidí, Baix Cinca, i establert a Olot, on treballa com a director de la Residència Faber. Serés forma part d'un grup d'escriptors franjolins en llengua catalana apareguts els últims anys, com Josep Anton Chauvell, la seua conveïna Mercè Ibarz, Jesús Moncada o Carles Terès. "La densitat fa sospitar", confessa rient Serés. En els seus llibres ha deixat immortalitzades moltes històries pròpies de molts pobles de la Franja que, segons Serés, "no s'havien explicat mai". Precisament això, les històries sense explicar, són el que per Serés fan de la Franja un territori tan favorable per la literatura.
Què té la Franja que la fa territori d'escriptors?
Hi ha diversos factors. El primer, que és una zona que de manera natural ha mirat cap a Barcelona; és on hem anat part de la migració. Una vegada allà, jo vaig descobrir una cultura que no sabia que tenia. Existia una paret de paper, com les dels japonesos. Són parets opaques, però si t'hi recolzes cauen i descobreixes una altra realitat. Llavors, quan tornes a casa et sents en un terreny verge d'històries sense explicar.
I en segon terme, tenir una formació només en literatura espanyola ha permès repensar-nos la literatura catalana. Sense l'obligació escolar podem descobrir la part de la seducció, molt important en la literatura. 
Actualment ets un dels escriptors franjolins més reconeguts i premiats. Has rebut un grapat de premis de les lletres catalanes, però des d'Aragó només vas tenir un reconeixement ara fa 15 anys.
No és una qüestió personal. És el nivell de deixadesa que tenen amb la llengua, però no només afecta el català. Això és transversal al nivell de protecció que l'Aragó ha donat a altres camps. És un símptoma de la mala gestió cultural, tot i que és cert que en el cas del català existeix una rancúnia històrica perquè ho veuen com una taca. El meu cas és una conseqüència més de la infravaloració del patrimoni propi.
És complicat escriure en català i ser reconegut a la Franja?
És molt difícil, perquè tot i que és un territori prolífic pel que fa a escriptors, la situació política no és favorable. A l'escola només hi han un parell d'hores de català a la setmana, has de lluitar contra mitjans de comunicació, contra l'administració... A Catalunya tens quatre nivells administratius que vetllen per la llengua: ajuntaments, consells comarcals, diputacions i la Generalitat. Ací no en tens cap. 
Si ets de la Franja, per guanyar-te la vida escrivint en català has de marxar al Principat?
Existeixen molts factors: el talent, la sort, l'editorial que et publica... Però sense cap dubte, és més fàcil en un lloc on no has de discutir sobre un fet tan ridícul com el nom del idioma. Allà trobes un ambient favorable, a més d'un camp de coneixement que entra en contacte amb naltres, com la llengua i la continuïtat cultural.
Què li falta a la Franja per aconseguir una cohesió cultural?
La Franja és un territori sense articular. La gent de Queretes té poc a veure en la gent del Campell. D'una punta a l'altra de la Franja tens quatre hores, però de costat a costat tens deu minuts, i això és molt difícil d'articular. Ha d'existir una voluntat política per superar aquest desavantatge.
A la Franja, la unitat política és una cosa, i la cultural n'és una altra.
Ací manen des de Saragossa, però això no vol dir que m'agrade ni que no puguem fer mil coses. La política no deixa de ser una convicció molt arrelada. Només demano que deixen escollir a la gent democràticament les seues idees, més enllà de la situació administrativa que tingue. És cert que des del punt de vista pràctic això té conseqüències: la llengua la tenim com la tenim, amb la campanya d'aculturalització, la immigració que arriba i no estàs escolaritzant en català... És una situació molt perillosa. De totes maneres, intento no ser pessimista i penso que el moviment independentista serà positiu per la llengua, perquè si som capaços de crear una protecció d'Estat per al català, tota esta zona participarà d'eixa protecció.
La pell de la frontera tractes les relacions socials i la realitat cultural de la Franja. És una qüestió d'experiències personals o una manera de documentar el territori?
Diria que és per les dues raons. Del tema de la immigració, ací no se n'havia parlat més enllà d'alguns articles de premsa. Jo el vaig tractar des de l'experiència que al poble havíem tingut amb la immigració, igual que a La Llitera o al Segrià. És una història que demostra que no hi havia discontinuïtat, podies trobar el mateix subjecte a Saidí i a Alcarràs, a Fraga i a Aitona, a Mequinensa i a Torrelameu. En aquest tema la frontera s'esvaïa i creava un espai molt propici per la literatura. 
A més, ho podíem explicar des de dins en primera persona. Jo vaig sentir la paraula 'globalització' durant els anys 93 o 94, quan estava fent la carrera. Llavors me'n vaig adonar que naltres ja portàvem deu anys globalitzats. Al llibre vaig explicar això, la nostra experiència. Petita i local, però és la nostra. 
Amb el projecte que has començat fa poc, la Residència Faber, què podeu aportar a la cultura nacional?
No teníem un espai com aquest, una residència institucionalitzada per atraure talent d'arreu del món per a que interactue amb el d'aquí. Ara hem d'aconseguir que al cap de l'any vingue un seguit de gent, unes 70 persones calculo. També ens encarreguen de buscar els homòlegs nacionals per realitzar l'intercanvi. A més, Olot és una ciutat molt cívica, amb una programació cultural estable, i això fa que esta gent s'emporte una imatge del país i que la transmete. Aquest no és l'objectiu principal, però ajuda a que vegin que no som una societat excloent, que els convidem a treballar amb nosaltres i ajudem en els seus projectes..
Lleida, la ciutat llunyana també per a la Franja?
Està claríssim. La capitalitat de Lleida és vital per naltres, perquè és el focus cultural, lingüístic, universitari... Al meu article me vaig queixar del fet que Lleida dimitís d'esta funció i es convertís en la capital d'uns terrenys deshabitats enormes, amb una densitat de població baixíssima. Tot i així, Lleida viu la mar de contenta, cosa que és letal per al territori. És una llàstima, perquè Lleida és una ciutat rica: té industria agroalimentària, té serveis, és nexe de comunicacions, té una universitat amb facultats molt importants... Però també té uns dirigents que no estan assumint la responsabilitat. I per acabar d'adobar-ho, ara amb Ciutadans a l'alcaldia, culturalment la ciutat quedarà coixa.
Però això no s'arrastra des de fa temps?
No sé quina és la causa i quin l'efecte. Si ve d'abans, s'ha acabat creant un caldo de cultiu propici perquè aparegue esta gent. I davant la deriva, han acabat unint Lleida a un projecte espanyol. Ací tenim una frase per a qui treballa per demés: "aquest treballant perdrà l'ofici". Doncs els polítics lleidatans, treballant han perdut l'ofici.
Per què ha acabat Lleida així?
Perquè no és un país en xarxa i una ciutat pot triar desconnectar. Mentre no aconseguim crear un projecte de país connectat, serà molt difícil de canviar la situació de Lleida. Si el procés independentista se'n surt, espero que es reforcin les vies per ser un país enxarxat.
La situació que es viu a Lleida ciutat no és la mateixa que trobem a les comarques de Ponent. 
És un tema administratiu. L'esquema provincial, amb les seues capitals, s'ho està emportant tot. Això està assecant el territori, evitant repartir la riquesa i acaba redundant en el seu perjudici. S'ha de pensar com es reequilibra el territori des del punt de vista del coneixement. Això arrelarà la gent als pobles i crearà vincles amb el territori. Però si agafes un esquema espanyol, tindràs un país espanyol.