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sábado, 22 de diciembre de 2018

EL HABLA MURCIANO-ORIOLANA DE MIGUEL HERNÁNDEZ

MVRGETANA. ISSN: 0213-0939. Número 123, Año LXI, 2010. Págs. 149-184.


EL HABLA MURCIANO-ORIOLANA DE

MIGUEL HERNÁNDEZ


FRANCISCO GÓMEZ ORTÍN


Resumen:

Este estudio filológico aborda el vocabulario de Miguel Hernández. Hasta ahora, solamente se ha publicado un léxicon parcial, limitado a la producción poética de Miguel Hernández. La importancia del presente artículo radica en ser la primera investigación sobre el idiolecto del poeta, es decir, su personal lenguaje. El propósito del autor es descubrir la lengua hablada de Miguel Hernández y examinar completamente su dialecto murciano nativo a través de las palabras que utilizó el poeta oriolano. Un punto interesante digno de mención es el manejo total que el autor hace de las cartas de Miguel Hernández a su mujer Josefina. Este trabajo lingüístico va dividido en varias secciones, cuyas principales materias son: 1) el sufijo murciano -ico; 2) el habla valenciana; 3) léxico dual murciano-castellano; 4) vocabulario dialectal hernandiano; 5) léxico malsonante, y 6) análisis de fallos gramaticales de Miguel Hernández.

Palabras clave: Vocabulario de Miguel Hernández - Poesía de Miguel Hernández - Idiolecto de Miguel Hernández - Habla de Miguel Hernández - Dialecto murciano - Correspondencia de Miguel Hernández a Josefina - Sufijo -ico - Habla valenciana - Léxico murciano-castellano - Vocabulario dialectal hernandiano - Léxico malsonante - Yerros de Miguel Hernández

Abstract:

This philological study focuses on Miguel Hernández’s vocabulary. Till now, there is only published a partial lexicon, restricted to his poetry. The significance of this present article appears in being the pioneering research on our poet’s idiolect, that is to say, his own personal language. Author’s purpose is to discover Miguel Hernández’s spoken language and to examine thoroughly his native murcian dialect through the words the oriolan poet used. An interesting point worthy of mention is the full use the author makes of M. Hernández’s letters sent to his wife Josefina. This investigative work is divided into several sections, whose main subjects are: 1) the murcian suffix -ico; 2) the spoken valencian;

  1. dual murcian-castilian lexicon; 4) hernandian dialectal vocabulary; 5) dirty scatological words, and

  1. grammatical analysis of M. Hernández’s some linguistic failures.

Keywords: Miguel Hernández’s Vocabulary - Miguel Hernández’s Poetry - Miguel Hernández’ idiolect - Miguel Hernández’s spoken language - Murcian dialect - Miguel Hernández’s letters to Josefina - Suffix -ico - Spoken Valencian - Dual murcian-castilian lexicon - Hernandian dialectal Vocabulary - Miguel Hernández’s bad dirty words - Miguel Hernández’s failures.




1. INTRODUCCIÓN

El habla individual de Miguel Hernández podría llamarse murciano-oriolana, o viceversa, oriolano-murciana; tanto monta, monta tanto, si prescindimos del seseo típico de Orihuela. Precisamente, el máximo investigador del dialecto murciano y su cimero lexicógrafo sigue siendo el oriolano Justo García Soriano, al que todos los lingüistas murcianos debemos perenne agradecimiento.

¿Cómo hablaba realmente Miguel Hernández? No me refiero al timbre o  tesitura de su voz. Al parecer apenas queda algo de sus grabaciones en Madrid. Me figuro que su voz no debió ser delgada, sino recia o membruda, como él llama al agua y a la luz. Tal vez tuvo un vozarrón para electrizar a las masas en mítines y arengas. No me preocupa indagar eso, sino el léxico y expresiones, que utilizaba en la intimidad, o sea, en el entorno familiar o en su círculo de amigos. Hasta ahora nadie, que sepamos, ha encarado el tema que yo me propongo abordar, o sea, el habla coloquial, espontánea o informal de Miguel Hernández, o dicho con terminología lingüística, el idiolecto de nuestro poeta. A nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que la lengua de Miguel Hernández fuera la gongorina de Perito en lunas, repleta de artificiosas metáforas, ni tampoco la culta de El Rayo que no cesa, ni la fulgurante de El Silbo vulnerado ni la madura del Viento del pueblo.

Vayamos a la teoría sobre la adquisición del habla. Según los psicolingüistas, generalmente el lenguaje se asimila y consolida con carácter casi definitivo antes de los 20 años. A este tenor, la lengua de Miguel Hernández ya estaba bien formada hacia 1930, cuando escribe sus primeras composiciones poéticas. Lo que no empece para que su léxico fuera enriqueciéndose a través de sus febriles y apresuradas lecturas, y mediante el trato con gente culta, sobre todo en Madrid. Dejemos a un lado su lenguaje poético, tan rico en neologismos, como bien ha señalado Marcela López en su magnífico Vocabulario de la poesía de Miguel Hernández. Se distinguen perfectamente varios niveles de lengua en Miguel Hernández: el popular oriolano, con rasgos rústicos; el culto o español común, y el literario, entreverado de audaces neologismos.

Importa ahora saber cuál fue el habla real espontánea de Miguel Hernández. Sin duda alguna, el geolecto o habla dialectal de Miguel Hernández fue el español murciano, teñido de la modalidad peculiar del seseo oriolano. Su idiolecto o reali-zación personal de la norma regional murciana no podemos saberlo, pero podemos deducirlo o conjeturarlo, a partir de las muestras que nos ha dejado en su urgente y temprano quehacer literario. Obviamente los rasgos de su lengua coloquial podemos rastrearlos no tanto en sus libros de poesía más elaborada, sino en la prosa, en sus piezas teatrales y preferentemente en las cartas, puesto que en este género lo normal es escribir sin afectación, con la mayor naturalidad posible. Descartando las epístolas a personajes famosos, sobre todo, literatos, la correspondencia de Miguel Hernández a familiares, especialmente a su novia y esposa Josefina, es una fuente abundante donde se refleja el habla cotidiana del escritor oriolano. Es una suerte el

contar con estas misivas a parientes, que demuestran bien a las claras cómo hablaba Miguel Hernández en su oralidad espontánea más pura.


La nota dialectal más persistente de los murcianos de la diáspora es la permanencia de la aspiración de toda –s– implosiva o final. Se ha visto, por ejemplo, en el murciano Campmany, que pese a su larga vida en Madrid, nunca perdió esa peculiaridad característica, propia de las hablas meridionales, según testimonio fehaciente de su amigo Alfonso Ussía.. El granadino G. Salvador contaba que, cuando llegaba a su pueblo Cúllar-Baza, tenía que pronunciar relajadamente las eses fina-les, para no sentirse extraño a sus paisanos.

Es curioso detectar cómo ciertos especialistas hernandianos, al señalar inter-textualidades en la poesía primeriza de Miguel Hernández, quieren soslayar o desdeñan la influencia de V. Medina, que para mí es clarísima, tanto por lo menos como la de Gabriel y Galán, que la suelen reseñar. La preterición del poeta archenero por parte de algunos críticos obedece a su desconocimiento del dialecto murciano. Se ignora absolutamente una seña común de identidad del habla dialectal murciano-oriolana, cual es el uso general del diminutivo -ico, que no es sólo una característica del estilo de V. Medina, sino un rasgo lingüístico patente de las hablas murcianas. A veces, se desbarra alegremente al tratar de analizar el léxico murciano. Así, Marcela López en su VP o Sánchez Vidal, cuando intentan explicar el para ellos desconocido murcianismo alhábega. Es sintomático lo que cuenta Balcells (Sujetado Rayo, 46) de una velada poética tenida en Orihuela el 28-2-1934, en la que intervino Miguel Hernández, recitando un poema de V. Medina, en fecha ya bastante tardía. La querencia de Miguel Hernández hacia V. Medina es manifiesta, sin que se vea desapego o menosprecio, sino al contrario, puro afecto, pues lo escoge libremente y lo declama en primer lugar, antes que los de Alberti, J. R. Jiménez, Amado Nervo y Rubén Darío, con olvido total de Gabriel y Galán.


2. BIBLIOGRAFÍA HERNANDIANA

FUENTES

Miguel HERNÁNDEZ : Obra Completa. Introducción de Agustín Sánchez Vidal. 2 v.

Madrid, Espasa Libros, 2010. I. Poesía / Prosas. II. Teatro / Correspondencia.

Colec. Espasa Clásicos. (= OC 1, OC 2).

Miguel HERNÁNDEZ: Obra escogida. Poesía – Teatro. Prólogo de Arturo del Hoyo.

Madrid, Aguilar, 1952. (= OE).

Miguel HERNÁNDEZ: Obras Completas. 2ª ed. Editorial Losada, Buenos Aires, 1973.

(=OC).

Miguel HERNÁNDEZ : Obra poética completa. Introducción, estudios y notas:

Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia. Madrid, ZERO, 1976. (= OPZ).
152 FRANCISCO GÓMEZ ORTÍN



Miguel HERNÁNDEZ: Obra poética completa. Introducción, estudios y notas de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia. Madrid, Alianza Editorial, 1988. (= OP)

Miguel HERNÁNDEZ: Cartas a Josefina. Introducción de Concha Zardoya. Madrid, Alianza Editorial, 1988. (=CJ)

Miguel HERNÁNDEZ: Antología Poética. Edición de Agustín Sánchez Vidal.

Barcelona, Edit. Vicens Vives, 2007 (1ª 1993). (=AP).

Miguel HERNÁNDEZ: Antología comentada (II. Teatro, Epistolario, Prosa). Edición de Jesucristo Riquelme. Madrid., Ediciones de la Torre, 2002. (= AC).

Josefina MANRESA: Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández, Josefina Manresa. Madrid, Ediciones La Torre, 1980. (= RJ)


ESTUDIOS

José María BALCELLS: Sujetado Rayo. Estudios sobre Miguel Hernández. Madrid, Devenir, 2009, (= SRa).

Juan CANO BALLESTA: La imagen de Miguel Hernández. Madrid, Ediciones La Torre, 2009. (= I Miguel Hernández).

Francisco Javier DÍEZ DE REVENGA – Mariano DE PACO: Estudios sobre Miguel Hernández. Murcia, Universidad, 1992. (= E Miguel Hernández).

Marcela LÓPEZ HERNÁNDEZ: Vocabulario de la obra poética de Miguel Hernández.

Universidad de Extremadura, 1992. (= VP).


OBRAS COMPLEMENTARIAS

Real ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española. 22ª ed. Madrid, Espasa, 2001. (= DRAE). Se cita esta edición, que es la última.

Real ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de Autoridades. (6 v. Madrid, 1726-1739).

Ed. facs. Madrid, Gredos, 1964. (= DAut).

José María BALLESTEROS: Oriolanas (Cuadros y costumbres de mi tierra). Alicante 1930. (= JMBa)

Delfín CARBONELL BASSET: Gran Diccionario de Argot, El Soez. Barcelona, Larousse, 2000.

Justo GARCÍA SORIANO: Vocabulario del Dialecto Murciano. Madrid, R. Academia Española, 1932. (= VDMu).

Francisco GÓMEZ ORTÍN: Vocabulario del Noroeste Murciano. Murcia, Edit.

Regional, 1991. (= VNOMu).


María Antonia GUIL VEGARA: Olivera (novela). Orihuela, Raiguero de Bonanza, 2007 (= GV).

José GUILLÉN GARCÍA: El Habla de Orihuela. Estudio preliminar de Mercedes Abad Merino. Orihuela, Caja Rural Central, 1999 (1ª ed. 1974). (=HOr).

Luis MARTÍNEZ RUFETE: El Habla de la Comarca del Bajo Segura. Almoradí, Ayuntamiento, 2006. (= HBS)

José María RIVES GILABERT: Diccionario Costumbrista Callosino y de la Vega Baja.

Callosa de Segura, Ayuntamiento, 2007. (= DCa).

Diego RUIZ MARÍN: Vocabulario de las Hablas Murcianas. Murcia, Consejería de Presidencia, 2000. (= VHMu)

Alberto SEVILLA: Vocabulario Murciano. 1ª ed. Murcia 1919. 1990 (2ª ed.) (= VMur/1, VMur/2).


3. EL SUFIJO MURCIANO EN -ICO

Si hay alguna característica idiomática que distinga señeramente al habla y dialecto murcianos entre los múltiples geolectos hispánicos, yo apuntaría sin vacilar al uso frecuente del sufijo -ico, de manera espontánea e irreprimible. Su valor apreciativo principal, después del afectivo, sería el irónico y el burlesco. A su vez, el sufijo -ito, que el murciano considera un tanto finoli, se emplea también en tono humorístico, como se percibe en estos lugares de Miguel Hernández: “Me dio una gran risa coger el sobre, digo, el sobrecito, que parece un confeti” (OC 2, CJosefina, mayo 1936, 1589); “me alegra tanto leer una carta tuya llena de alegría, sin lagrimitas, sin llantitos de niña, que va a ser prontito” (OC 2, CJosefina, 25-1-1937, 1646). “En Valencia se ha reunido lo peorcito de cada parte” (OC 2, CSu familia, 29-2-1937, 1654).

Prescindamos de algunos textos primeros hernandianos, escritos de intento en el lenguaje rústico murciano, en los cuales lógicamente abundan los icos, como en el primerizo poema En mi barraquica (barraquica, virgencica, huertanico, pequeñujicos) . (OC 1, Poemas de adolescencia (1925-1932), En la huerta , 15-1– 1930, 93).

Pero, insistimos. Una de las notas clave del dialecto murciano – que algunos hernandianos menosprecian, más bien por ignorancia – es el empleo común y pertinaz, en Orihuela y Murcia (Huerta, pueblos y ciudades), del sufijo en -ico, con sus múltiples valores (afectivo, diminutivo, irónico, intensificador). Nótese que tal uso no es sólo un rasgo distintivo del estilo de V. Medina, ni de los escritores panochis-tas ni del habla rústica huertana, sino que destaca como una seña genérica de iden-tidad de todas las hablas murcianas, incluída la oriolana.

Concretamente, sobre esta última se afirma: “El sufijo -ico es el de mayor vitalidad. En principio tiene carácter diminutivo: miajica, piasico, bujerico; pero en general tiene un valor expresivo que envuelve a los objetos, a los animales y a las personas, con un sentimiento de amabilidad, de cariño, de conmiseración, de sencilla e íntima cordialidad: miá qué bonico; probetico, éjalo ya; te daré unas peseticas; he mercao este par de gallinicas; tráete el legonico. Se dan algunas formaciones directas: jovenico, montonico; otras reforzadas: manesica, llenetico; o cruzadas: serquetica, mosetico. En ocasiones este sufijo tiene sentido abundancial o aumenta-tivo: tie perricas (bastantes); es jovenico (muy joven); en la mañanica (muy tempra-no)” (HOr, 61).

El sufijo en -ico, de origen ibérico (Menéndez-Pidal), cunde por buena parte del oriente peninsular, si bien en el murciano es quizá donde mayor vitalidad manifiesta todavía hoy. Sin negar el sustrato aragonés, que podría explicar el -ico mur-ciano, sin embargo tal procedencia no es incuestionable, pues igualmente podría ser residuo arcaico castellano, dado que en tiempos medievales y en el mismo Siglo de Oro el sufijo -ico estuvo muy extendido por tierras de Castilla y León, y aún hoy es de empleo corriente en la Maragatería leonesa y en el sefardí o judeoespañol. Se documenta ampliamente en los clásicos castellanos; tales, Cervantes, Sta. Teresa, San Juan de la Cruz, Lope, Quevedo, etc. Téngase en cuenta que el Reino de Murcia, aunque parte integrante de la Corona de Castilla, poseía identidad propia, quedando, por su lejanía, al margen de la influencia centralista de la Corte y de los medios culturales de Castilla, lo que conllevaría más aislamiento y por ende, más arcaicidad del lenguaje.

Hay un ejemplo del uso regional del -ico, en el plano religioso, impregnado de fuerte sentimiento tradicional, pero de actualísima vigencia. Obsérvese cómo coinciden el yeclano, el murciano y el oriolano al piropear, con el mismo entrañable nombre de Morenica, a sus respectivas patronas, la Purísima, la Fuensanta o Monserrate. A su vez, tanto el jumillano invocando a su Abuelica Santa Ana, como el cartagenero a su Pequeñica, junto con el calasparreño, e incluso el bastetano al llamar Piedaíca a su Virgen de la Piedad, / como PILARICA a la Virgen del Pilar / están patentizando el vínculo lingüístico-cultural que los aúna, enlace que no es otro que el geolecto murciano. A sus 20 años, Miguel Hernández evoca a la Virgen de Monserrate: “también su Morenica con una arcaica historia” (OC 1, Ofrenda , 1930, 112). Por supuesto, que Miguel Hernández, de raíces populares profundas, no pudo menos de utilizar normalmente el típico sufijo -ico en el habla de su etapa oriolana. Asimismo, este frecuente empleo se des-cubre en sus primeros escritos.

Sin embargo, desde su primer viaje a Madrid, forcejea por arrancarse el hábito del -ico con firme voluntad, hasta sacudírselo totalmente, como si se tratara del pelo de la dehesa, del que se abochornaría. Consta que en los ambientes madrileños se le rehuía por su “natural tosquedad y lenguaje rústico” (IMH, 67), que chocaba con la finura, por ejemplo, de un García Lorca. Nada extraño, pues, que Miguel Hernández intentara zafarse de todo lo que él creyera que lo delataba como paleto huertano. Lo que no impide el que siguiera usándolo en su habla familiar, como lo evidencia su epistolario.


En sus cartas a Josefina, la trata cariciosamente con el -ico oriolano, como máxima expresión de amor, llamándola nenica y Josefinica, apelativo cariñoso y típicamente murciano, que él usaría en la intimidad, al estilo del archenero Vicente Medina, cuando expresaba el arraigo del -ico en el alma murciana: “Aunque te llegues a ver/ ande otras hablas se estilan/ yo sé que dirás ‘nenico’;/ yo sé que dirás ‘bonica’,/ y yo si te oyera hablar/ siempre te conocería”, versos que Miguel Hernández debió hacer suyos.

Obviamente, el -ico lo usará siempre en su epistolario a Josefina, donde se manifiesta más al vivo su idiolecto. Otras veces recurre al superlativo que combina con el -ico intensivo acumulativo: “Josefinica morena y queridísima...Mi queridísima y guapísima y queridísima mil veces Josefina” (OC 2, CJosefina, 2-6-1936, 1592). “Salud, queridísima morenica!” (OC 2, CJosefina, 18-2-1937, 1652). Hay ocasiones en que se regodea en el abuso del -ico, en machacante aliteración, reforzada con rica, como único recurso para expresar su desbordante amor a Josefina (“¡Qué amanosica te has vuelto, rica Josefinica, vidica!... Hijica mía” (OC 2, CJosefina, mayo 1936, 1589); “Salud, vida de mi vidica” (OC 2, CJosefina, 11-2-1937, 1650). A veces, extrema los -icos amontonándolos en una sola página, que mezcla con superlativos en -ísimo: “mi morenica... amorosica mía... Josefinica morena y queridísima... mi queridísima y guapísima y queridísima Josefina” (OC 2, CJosefina, 31-5-1936, 1592).

He podido contabilizar 135 veces el diminutivo en sus cartas: nenica (48 veces); Josefinica (26); morenica (16); tontica (10); hijica (5); vidica (4); Josefinilla ( 4); hermanica (3); amanosica (3); morenilla (2); una vez: amorosi-ca, animalicos, Antoñico, bonica, cajica, juntico, despacico, loquica, palomica, pedacico, pequeñico, pichoncica, pillica, poquico a poquico (OC 2, 21-1-1937, 1645), prontico, solico, solica, Virgencica, Morenica, zapaticos. El acortado Fina sólo lo utiliza Miguel Hernández dos veces. Es de suponer, que Josefina en sus car-tas a Miguel y al hablarle cara a cara, le diría “nenico” y Miguelico, correspondiendo al “nenica” y Josefinica de Miguel.

Bromeando, Miguel Hernández y Josefina se llaman mutuamente tiporro, a (en sentido de tipazo), y, sobre todo, con el afectivo -ico, tiporrico, tiporrica: “Esta semana que viene voy a ir al fotógrafo para mandarte mi cara, mi tiporro, y me mires mucho” (OC 2, CJosefina, febrero 1936, 1561) y “La misma (música) que yo sé para ti, tiporrica del tiporrico” (OC 2, CJosefina, febrero 1936, 1560). “Bien veo que te acuerdas de llamarme tiporrico. Me gusta mucho que me lo digas” (OC 2, CJosefina, 15-2-1936, 1564); “Niña mía, tiporrica, no te enfades con tu Miguel por-que no te llega cuando tú lo quieres” (OC 2, CJosefina, 16-7-1936, 1616). A veces, el -ico posee valor de superlativo, preñado de dolor indescriptible: “Te escribo a las siete y media de la noche, antes de cenar y de acostarme solo, solico” (OC 2, CJosefina, 11-2-1937, 1650).

Veces hay que prodiga mucho más el -illo, lo que se observa a partir de 1938, no sé si por contagio del habla andaluza o de la popular madrileña: “Salud, Manolillo, Josefinilla, Carmencilla” (OC 2, CJosefina, marzo 1938, 1678). Aquí ya se pasa por primera vez al “poquillo”: “Te sigo queriendo como siempre, y un poquillo más también” (OC 2, CJosefina, 19-7-1938, 1681). Desde esta fecha ya no usa el –ico, sino –illo. Curiosamente, nunca llamó Manolico a los hijos sucesivos, sino sólo Manolillo.

Hay un texto de ambiente popular desenfadado, pero no en lenguaje huertano, en el que sin embargo, menudean bien los -icos en una escena maternal: (La madre, dando de mamar a su cría, habla sola: “¡Ay, qué putica que es esta hijica!... ¿Quieres hacer caquica? ¡Mi rosica del año! Toma tetica, toma tetica... ¡Ay, qué putica que es esta hijica” (OC 1, Monaguillo – Ía, 709)

Igualmente, en Cox, estaba y está vivo el sufijo -ico: “Al hijo mayor, que tam-bién era Valentín, le llamaban Valentinico” (RJ, 89). Repárese en que el habla cojen-se es idéntica a la de Orihuela, pues el pueblo de Cox, muy cerca de Orihuela, pertenece a la misma comarca.

Como no podía ser menos, sus poemas y prosas de adolescencia están sembrados del -ico oriolano. Entre otros muchos, se le escapa aquí: “Entonces, mis pasos más prestos guiando / por el caminico picado de huellas” (OP, Al acabar la tarde, 1931, 610). Le cuesta mucho desprenderse de algo tan entrañable: “El arbolico de las flores como torres relunadas que recogí en la senda, se ha puesto pálido como un otoño... Pero aún hay paz, solecico y romeros celestemente azules” (OC, Marzo, La Verdad de Murcia, 15 marzo 1934, p. 941). Por supuesto, cuando quiere retratar literalmente el habla rústica de la Huerta oriolana, abundan mucho más los diminutivos en -ico.

Cerramos este capítulo del sufijo -ico en Miguel Hernández, estampando aquí tres anécdotas sucedidas a personajes oriolanos (no rústicos), que emplean el suso-dicho sufijo.

1ª “Luis Almarcha, siendo ya obispo de León, refirió en 1957 su primer encuentro con Miguel como poeta: “Volvía un atardecer con su rebaño. Se acercó a saludarme como otras veces y todo sudoroso me dijo: – ¿Quiere ver unos versos? Estaban escritos a lápiz.

– Oh, muy bien, Miguelico, me gustan…

Y él con su risa ingenua me dijo: – Pues me han puesto una multa porque mientras escribía no he visto ramonear las cabezas…” (Eutimio Martín, Universidad de Aix-en-Provence, Análisis de un memorial en verso, en EMH. Murcia, Universidad, 1992, p. 241).

2ª “Recuerdo cuando el poeta Leopoldo de Luis y yo le llevamos unas flores a Josefina Manresa, su viuda. Tenía un modestísimo taller de costura en Elche. Era una mujer muy triste y muy hermosa. Quizá no tuviera una clara conciencia de quién fue su marido. Cuando me atreví a preguntarle cómo era Miguel, me dijo:– Siempre estaba con sus versicos. Después sonrió con tristeza y volvió a la Singer. Tenía trabajo”. (Manuel Alcántara, La Verdad, de Alicante, 20-11-2009).

El sufijo

“versicos” no es en modo alguno diminutivo ni despectivo, sino superlativo en alto grado, transido de infinito cariño reverencial hacia la poesía de Miguel, que, aun-que ella no la comprendiera, sabía que fue la razón vital de su idolatrado marido.

3ª Para demostrar la perduración actual del uso del -ico en Orihuela, léase esta crónica del diario La Verdad: “La alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente, al inaugurar el parque del soto de Molins, desveló que en no pocas ocasiones los dos representantes de la pedanía, acompañados de vecinos, han estado “pozalico en mano, regando y cuidando los árboles, para que hubiese un lugar tan apetecible en Molins” (Joaquín Andreu, corresponsal de La Verdad, ed. Orihuela-Vega Baja, 17-11-2009, 8).


4. EL HABLA VALENCIANA. EL SESEO

Pese a ser de oriundez valenciana su segundo apellido Gilabert, Miguel Hernández no cabe duda de que sintió escasa simpatía por la lengua valenciana, por no decir aversión, como lo revela en su correspondencia a Josefina, concretamente cuando se refiere a Elda. Su actitud ante el valenciano fue claramente negativa. Incluso, si lo excusamos por su odio al pueblo de Elda, donde su novia está como recluída, y por lo tanto muy alejada de él. Ante todo, llama la atención su desconocimiento de qué lengua se habla en Elda, enclave del dialecto murciano, según Gª. Soriano. Miguel Hernández tal vez confunda a Elda, de habla castellana, con Petrel, muy cercano a Elda, pero de habla nativa valenciana. Esta era la situación lingüís-tica de entonces (desconozco la actual). “Comprendo cuánto sentirás encontrarte en ese maldito pueblo valenciano (se refiere a Elda), donde seguramente se hablará otra cosa que el castellano. Cuando te vea, que será muy pronto, si Dios no lo remedia, sé que no te voy a entender cuando me hables y sé que me vas a llamar fill de put el día que te enfades conmigo” (CJ, marzo 1936, 79).

“No sufrirás como sufres metida en ese pueblo (Elda) que me figuro debe ser muy antipático” (CJ, abril 1936, 84). “A ti te parece feo ese pueblo por la misma razón que yo odio Madrid. Si estuviera yo en ese pueblo no te parecería tan horroroso, como a mí no resultaría tan odioso este si estuvieras tú aquí” (CJ, 5-mayo-1936, 86). “Me dan ganas de dejarlo todo por ir a verte y sorprenderte por esa calle de Colón o esa calle Nueva de tu maldito pueblo” (Elda) (CJ, 14-mayo-1936, 88). “Tú no te desanimes y te pongas triste en ese cochino pueblo” (Elda) (CJ, 31-mayo-1936, 98). ¿Presentía Miguel Hernández que en ese maldito pueblo asesinarían vil-mente al padre de Josefina?

En cambio, escribe: “Hasta demá, que decimos los valencianos. Un abrazo” (OC 2, CJosefina, marzo 1942, 1825). Esta es la única vez que trata con cierta simpatía irónica el idioma valenciano, pese a la trágica cercanía a su muerte.

Sobre la actitud peculiar de los oriolanos respecto al valenciano, afirma una escritora: “El habla de su pueblo (la pedanía oriolana del Raiguero de Bonanza) mezclaba dos dialectos o formas de hablar distintas: la murciana y la valenciana-ali-cantina, ya que tan peculiar pueblecito se encuentra en la cola de la región valenciana a la que pertenece, pero a muy pocos kilómetros de la murciana, de ahí que las lenguas, culturas y costumbres se mezclaran, dando lugar así a un pintoresco y casi exclusivo modo de vivir” (GV, 18-19). La autora muestra un especial criterio ante las palabras que ella cree dialectales, las cuales suele encerrar entre comillas, frente a otras que no entrecomilla por estar ya generalizadas, si bien son igualmente dialectales murcianas.

El seseo

En cuanto al seseo típico oriolano o “murciano seseante” de origen valencia-no, obsérvese lo que escribe Juan Guerrero Zamora, con referencia a Miguel Hernández: “En el horno, Miguel les recitaba sus poesías iniciales, ceceando y gesticulando, buen recitador, ingenuo y convincente” (Noticias sobre Miguel Hernández. Madrid 1951, 20). Entonces era general el seseo en Orihuela, que hoy la alfabetización masiva ha hecho que se pierda entre la gente joven. De ahí el ceceo de Miguel Hernández, o sea, el esfuerzo por corregir su seseo natural, pronuncian-do correctamente el sonido interdental de los grafemas c y z.

Dado que el habla de Cox, incluído el seseo, es la misma de Orihuela, de donde dista unos 10 kms., por ello incorporo a veces al léxico coloquial de Miguel Hernández también el de Josefina, cuando no lo puedo documentar en él, por ser coincidentes los geolectos de ambos. “Hace unos días me encontré con un chico que hablaba como en nuestra tierra. Le pregunté si era de por allí, nos hicimos amigos y me dijo que era de Cox” (CJ, marzo 1936, 74).

“A ver cuándo mi niño dice cojiones como su tatarabuela o cojones como su madre cuando se pone fina y habla con la c” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1715).– Este pasaje es harto confuso, pues no creo que Miguel Hernández se refiera a que Josefina decía ese palabro, más propio de carreteros y de rabalocheras, ya que el hablar con la c o cecear, en lugar del seseo típico oriolano, no tiene nada que ver con ese rudo taco.

Sólo resta un testimonio poético del seseo que Miguel Hernández emplearía hasta su adolescencia, cuando se propuso abandonar tal práctica. El patético poema, sembrado de -icos, entrevera el lenguaje rústico huertano, empleado por las dos protagonistas, madre e hija, con el lenguaje común que utiliza el poeta narrador. Las muestras de seseo están asignadas al habla de la hija moribunda: “¡Maere quería!...

ven más serca… ¡Pos sea!... ascucha,... antes de alsarme de la camica… los sapaticos de tersiopelo… el pañolico de fina sea…dinde la fiesta… golviera, güelva…déjame ensima de la mesica… junto a la sequia… asahares.. a mis cabellos señía la dejas, mis ojos sierra… crusar la senda… los zapaticos de terciopelo, el pañolico de fina seda… la huertanica… (la madre al novio de la hija muerta) ¡Que no dispierte, que no dispierte! ¡Contigo sueña!” (OC 1, Postrer sueño, 1930, 122-123).


5. LÉXICO DUAL MURCIANO-CASTELLANO

Denomino así al léxico patrimonial que Miguel Hernández mamó y usó en su habla familiar antes de su segundo viaje a Madrid, y cuyo empleo no rehusó a veces en su primera etapa literaria, si bien finalmente acabaría rechazando. En esta doble serie de vocablos, contraponemos la forma dialectal murciana a la equivalente forma común castellana, de idéntico significado, pues en realidad se trata de sinónimos.

En cuanto al léxico dialectal, se advierte que le faltó tiempo y madurez, y por lo mismo, no se sintió con autoridad literaria, al estilo de Azorín y Miró, para intentar asumir y prestigiar ciertas voces regionales, como ababol, alhábega, baladre, usándolos frente a sus paralelos castellanos, amapola, albahaca, adelfa. Ante el dilema, prefirió tirar por la borda el léxico dialectal, y abrazar el vocabulario común castellano, huyendo de la marca de poeta regional, con la que no quería ser etique-tado, puesto que él aspiraba al reconocimiento de poeta universal, al ser consciente de su valía.

Se ha subrayado el fracaso de la amistad entre García Lorca y Miguel Hernández, atribuida al contraste de sus vidas: “la marcada desigualdad de sus situaciones: el uno pobre provinciano y poeta incipiente; el otro en la cumbre del bienestar social y del prestigio intelectual. Éste refinado, culto, exquisito; el otro, inocente, pero rústico; voraz lector, pero poco instruido e incluso inculto” (IHM, 91).

No está mal recordar, y puede ser válido en muchos casos, que para evitar que la censura rompiera las cartas, como el mismo Miguel Hernández advierte en una ocasión, debió de eliminar palabras que resultaran ininteligibles para el censor o pudieran infundirle sospechas, como serían la mayoría de las privativas murciano-oriolanas. Tal vez esta sea la clave de por qué no usa, en las cartas a Josefina y fami-liares, términos dialectales más obvios y corrientes, pero que pudieran ser tenidas como palabras clave o en cifra.

Es interesante rastrear el proceso de formación del lenguaje culto y literario de Miguel Hernández, en su doble aspecto, el de descartar el léxico oriolano y el de sustituirlo por el castellano común. Tendría dos fases: una primera, de contraste de vocablos, según criterios subjetivos del poeta, hoy imposible de conjeturar. Esta lo llevaría a rehusar las voces coloquiales de su idiolecto. La segunda fase sería la positiva de adoptar el correspondiente vocablo culto. Hacia 1930 está muy avanza-do el proceso de adquisición del léxico literario, que incluye el repudio de sus equi-valentes dialectales.

He aquí la lista de términos dialectales, que ciertamente Miguel Hernández usó en su juventud, luego desechados. Los vocablos en negrita remiten al Vocabulario Dialectal Hernandiano, donde se documentan y explican minuciosamente.



ababol = amapola. – Usa más el segundo.

abercoque = albaricoque. – Usa solo el segundo.
aguacate = níspero. – Usa sólo el primero.
alhábega = albahaca. – Usa más el segundo.
baladre = adelfa. – Usa raramente el primero. Nunca el segundo.

balsa = alberca – Usa los dos indistintamente. boria = calina. – Usa sólo el segundo. cabecera = almohada. – Usa más el primero. cagarnera = jilguero.. – Usa sólo el segundo. charamita = dulzaina. – Usa sólo el segundo cherro = becerro. – Usa sólo el segundo clueca = llueca – Usa sólo el primero corcón = carcoma. – Usa sólo el segundo:

crilla = patata. – Usa raramente el primero. Siempre el segundo.
garrofa = algarroba . – Usa sólo el segundo.
jínjol = azufaifa – Usa sólo el segundo.
malacatón = melocotón – Usa sólo el segundo.
melón de agua = sandía – Usa sólo el segundo.
merla = mirlo – Usa los dos indistintamente.
monesillo = monaguillo – Usa sólo el segundo.
oliva = aceituna. Usa los dos indistintamente.

olivera = olivo – Usa sólo el segundo. Nunca el primero palera = chumbera – Usa los dos indistintamente. panizo = maíz – Usa más el segundo.. pruna = ciruela – Usa más el primero.

pruno = ciruelo – Usa más el primero..
reluzángana = luciérnaga – Usa sólo el segundo.
toballa = toalla – Usa sólo el segundo.

Obsérvese que sólo utiliza voces dialectales de índole nominal, o sea, sustantivos referentes a objetos tangibles, como animales y vegetales, faltando verbos, excepto el específico y raro manchar.


  1. VOCABULARIO DIALECTAL HERNANDIANO (REGISTRO LEXICOGRÁFICO)

ababol. amapola, planta: “Baten los trigales rúbeos ababoles” (OC 1, Placidez Sol de siesta, 1931, 599).– Único lugar en que Miguel Hernández emplea el murcianismo ababol. DRAE, Alb, Ar. Mur. y Nav.; VDMu. No HOr, pero normal en la subzona occidental (información directa en Raiguero de Bonanza). Aragonesismo. Híbrido de árabe y mozárabe. Variante fonética de amapola, con la que comparte procedencia del mismo étimo latino papaver.– GV: “En las tierras de huerta, la variedad de hierbas consistía en “bleas”, “ababoles”, “camarrojas”, “rampetes”...”, 100.– V. amapola.

abrazo chillao. abrazo muy apretado: “Te doy un abrazo chillao, como se dice en Orihuela, y un beso mudo” (CJ, sábado 1936, 124); “Abrazangos muy grandes y besos chillados de tu Miguel” (CJ, julio-1936, p. 132).– Pérdida vulgar de la d intervocálica, que quiere rectificar en el segundo texto, aunque suene afectado.

adelfo. m. adelfa, arbusto, de flores blancas o rojas: “huertos de heridas entreabiertas, / de adelfos florecidos ante la cirugía de ensangrentadas puertas” (OPZ, El herido, 358); “Adelfo y arrayán, cal y negrura” (OP, España en ausencia, 1937-39, 425).– Extraño neologismo que Miguel Hernández lanza acaso como sucedáneo de adelfa y del murciano baladre, los cuales no usa nunca. Conjeturo que debió de des-cartar ambos términos, el primero, adelfa, por femenino, al parecerle un tanto cursi, tratándose de una planta bravía y espontánea en barrancos, y el segundo, baladre, por sonarle quizás demasiado basto, pese a su abolengo catalán-latino.

agrillo. acedera: “que paste sola agrillo de temores” (OE, Quien te ha visto y quien te ve, 1934, 349).– HOr: ‘hierba silvestre, que se da a los animales de rumeo’.

aguacate. fruto del níspero del Japón: “Nuestra opinión y la del dueño de los aguacates, coinciden en la tapia: división de opiniones. Al canto de su altura facul-tada de dientes de cristal, se confederan los amarillos, si de nuestra codicia, de un resol con divisa lumbre y cana” (OC, Robo, y dulce, 947); “Ya en mi callejón con mi huerto, todos nos sentamos en rolde, budas, a devorar los aguacates” (O. c., 948); “No nos ha castigado más justicia que la de los mismos aguacates, doliéndonos tras el ombligo” (O. c., 949).– Vocablo de origen azteca. DAut, VDMu (Orihuela), HOr, DCa y HBS. Voz exclusiva de la comarca de Orihuela, sin relación con el valencia-no nesprer ‘níspero’. Se ignora el motivo de tal confusión con el aguacate americano, fruta muy diferente.

ajo. interj. para acariciar al niño: “Te estás poniendo una cara de niña para que te haga ajo” (CJ, julio-1936, 126).– DRAE, VHMu “ajo al nene”, y DCa, ajico.

alacrán. escorpión: “La langosta, el alacrán, el cuervo y el lagarto van por la lluvia graznando, silbando y crujiendo” (OC, Los hijos de la piedra, 1935, 635).

albaricoque / albaricoquero. árbol y fruta conocidos: “Esta noche la hemos pasado debajo de un árbol que da albaricoques... Por aquí he comido mucha fruta, melocotón, ciruela, breva” (OC 2, CJosefina, 19-7-1938, 1680).– “Mi hermana ha perdido el pedrusco de goma de albaricoqueros y prunos” (OC 1, La goma, 692).– Utiliza las formas comunes, en lugar de las dialectales, abercoque, malacatón y pruno, acaso por sentirlas, desde Madrid, demasiado rústicas las dos primeras, y muy rara la tercera, el valencianismo oriolano pruna, pese a escribir desde Albalá (Valencia).

alcabor. hueco de la campana del horno o de la chimenea: “Entre zarcillos sueltos de culebras y chumberas, sube al alcabor de la siesta de la montaña con una niña de la mano”(OC 1, La tragedia de Calisto, Conversaciones, 703). “La luz hacía crecer la tapia, hasta calentar todo el huerto, ahora un alcabor primaveral, esta mañana marcera” (OC 1, Ave – casual, 750); “la nieve y la niebla se harán arena mora, y aires de alcabores entusiasmados los aires árticos” (OC 1, Monarquía de luces, 761).– DRAE, sin marca diatópica. HOr: “arcabor. Recinto sobre la techumbre del horno utilizado para desecar productos. También alcabor”. Forma metatética por trueque de líquidas. Casi todas las voces comenzadas por al– se convierten en ar– en el vocabulario del HOr.

alcayata. escarpia: “El canario retiembla haciendo péndula la jaula en la alcayata” (OC 1, Canario– mudo, 734); ”Para distraer las penas de su hambre, sigue las peripecias del trino del canario, tenor de la alcayata”(OC 1, El niño pobre, IV, 700). Mozarabismo. HOr: “argayata, también algayata”, por alternancia de líquidas.

alegría. planta de maceta: “El huerto del mundo entero / será en España plan-tado / con roble, encina, granado, / alegría y limonero” (OC 2, Pastor de la muer-te, 1411).– No VDMu.– HOr y VNOMu. VAnd “alegría de la casa”.

alhábega. albahaca, planta olorosa: “Anochecido, regaba sus alábegas rejeras” (OC 1, La solterona, 713). “En la alábega (sic) fresca donde brilla el rocío / hundo el rostro que se unge de perfume bravío” (OC 1, Insomnio, 1930, 139). Pero, antes, en el segundo verso del poema ha usado “una albahaca apoplética de verdores” (O. c., 138); “Allí estaba su vega con huertos y barracas, / estaban sus jardines de rosas y albahacas” (OC, Ofrenda, Orihuela, 28-mayo-1930, 559). “Por fin trajo el verde mayo / correhuelas y albahacas / a la entrada de la aldea / y al umbral de las venta-nas” (OP, Romancillo de mayo, 1931, 600). Versos que se repiten en El labrador de más aire (OC 2, 1248); “jardines ebrios de albahacas, /álamos claros y tranquilos, / olmos, morales y barracas” (OP, La bendita tierra, 1930, 580); “Tierra de naranjos y albahacas... y de alberas barracas” (OP, Canto a Valencia, 1931, 596).– VP des-conoce el murcianismo alhábega, al verlo escrito sin h intercalada, del que sólo dice: “alábega (sic), por metátesis, albahaca”.– Miguel Hernández emplea albahaca en lugar de alhábega, por fuerza de la rima con barracas y ventanas.– Otra rara cita de alábega se halla en la inédita composición titulada Murcia: “Impedidas de ángeles / de Salcillo, las rejas / oscuros brotes de alábegas”, grafía que interpreta el des-pistado comentador así: “En el verso tercero se ha cambiado la dicción más llana (“sombrías de albahaca”, que se ha tachado) por un sinónimo culterano, “alábegas”. (Agustín Sánchez Vidal: Dos inéditos murcianos, en EMH, 448). El autor alu-cina, suponiendo culterano, un término dialectal murciano, que tal vez, por la incorrecta ortografía, no ha podido localizar.– DRAE (2001), “alhábega. Murc. albahaca”. VDMu y HOr. Este vocablo es un murcianismo histórico desde que, en 1726, el DAut lo asienta como “Voz del Reino de Murcia”, si bien con erróneo acento llano y variedad polimórfica (alabega, alfabega, alhabega, alhavega); por ende, yerra el DCECH (s/v. albahaca) al afirmar: “alhábega, en tiempo de Laguna (m. 1560) se empleaba en Murcia y hoy sigue oyéndose en Albacete”. No ha perdido un ápice de vigencia la voz alhábega en todo el dominio del español murciano, donde es hoy de uso exclusivo, ni falta en Vocabularios murcianos, desde el de A. Sevilla (1919) hasta el VNOMu (1991) y posteriores.– V. pomo.

alhucema. espliego: “(mi corazón) quema por mis ojos a las demás naciones / como si fuera mi alma la flor de la alhucema” (OP, España en ausencia, 425).– HOr. / espígol, lavanda /

alicantino (higo). – V. higo.

almorzar. comida por la mañana, distinta del desayuno: “para almorzar o des-ayunar, según tengas costumbre, tómate una taza de Miguel” (OC 2, CJosefina, 2-6-1936, 1593).

amanoso, a. manejable, cómodo: “Miguel se reía mucho cuando me echaban un piropo yendo con él. Un día se puso uno delante de nosotros diciéndome que estaba “amanosica”, y después en muchas cartas me preguntaba si seguía siendo tan “amanosica””. (RJ, 13); “¡Qué amanosica te has vuelto, rica Josefinica!” (OC 2, CJosefina, mayo 1936, 1589); “Dime si sigues poniéndote amanosica o si te vas volviendo de las que hay que hacer muchos esfuerzos para poder abarcarlas” (OC 2, CJosefina, 23-6-1936, 1605).– VDMu, Supl. y HOr. Catalanismo, de amanós.

amapola.– ababol, planta: “Sobre los sembrados de verdor risueño / florecen sangrientas miles de amapolas” (OC 1, ¡Marzo viene!, En la huerta, 28-febrero-1930, 98); “amapola, flor, cálida llama”, OC 1, Es tu boca, 1930, 124).; “El silencio y las encinas, / las oraciones marchitas,/ las cosechas malogradas,/y de amapolas sanguíneas/ rebosantes los aljibes / y las eras de cenizas” (OC, Quien te ha visto y quien te ve, 1934, p. 575); “Sufro sola, sangro sola, / al compás de la amapola” (OC 2, El labrador de más aire, 1238); “Barro en vano me invisto de amapola” (OP, El rayo que no cesa, 1934-35, Me llamo barro, 244). Riman “estercolas, caracolas, amapolas” en la Elegía a Ramón Sijé (OC 1, 1936, 435). “Procedencia nerudiana tendría el uso del adjetivo “desalentadas” calificando a una palabra tan de Neruda como “amapolas” en la Elegía a R. Sijé... la voz amapola es muy representativa del chileno, y basta cerciorarlo leyendo Residencia en la tierra, donde ese sustantivo se reitera con frecuencia, casi siempre insertado en un contexto fúnebre” (SRas, 221).– Nótese que el VP recoge ocho citas de amapola, todas en poesía. A pesar de que la clara preferencia de Miguel Hernández por amapola es muy temprana, pues se remonta a 1930, sin embargo, la permanencia de ababol todavía en 1931 revela que le cuesta desprenderse del nativo y rotundo ababol, que sólo abandonará convencido de que, entre literatos y en ambientes cortesanos, resulta ininteligible ese vocablo, no por feo, sino por regional.– V. ababol.

antiayer. anteayer: “Ayer una, hoy otra, antiayer tres” (OC, Los hijos de la pie-dra, 631).– HOr sólo recoge anteyer y antiyer, pero no antiayer. Variante polimórfica.

añivez. año y vez:Quería purificar mis ojos con las cosechas añiveces de un instante” (OC 1, Pureza – pecadora, 720).– HOr: añiver ‘año y vez’. VDMu y VHMu: añover, añovez., ‘tierras que un año dan cosecha abundante y otro muy poca’.

arrope. “El otoño, acallando las chicharras, endulza y enluta la tierra con el poco arrope que queda en la higuera” (OC 2, Los hijos de la piedra, 1185).


aulaga. planta espinosa de florecillas amarillas en primavera: “Fase interior. Otro lado del monte, con higueras salvajes, aulagas, cantuesos, cuevas y precipicios” (OC 2, Los hijos de la piedra, 1935, 1185 ); “Dolido voy de zaga / del aire y el ganado, / con el alicaimiento de la aulaga” (OPC, El silbo del mal de ausencia, 1933-34, 214).– HOr ni aliaga ni aulaga. No crece la planta en la sierra de Orihuela. Miguel Hernández pudo conocer la planta en otras regiones más frías de España. Aparece en el VNOMu.

azarbe. acequia de aguas muertas o sobrantes: “rezos de azarbes murmurado-res” (OP, Plegaria, 1930, 574); “Regatos, azarbes, fuentes” (OPZ, A don Juan Sansano, 1931, 549); “Tu cielo mago que se mira /del corvo azarbe en el espejo” (OP, La bendita tierra, 1930, 579).– HOr. sarbe ‘acueducto de aguas muertas’.

azufaifa. fruto del azufaifo, jínjol: “le pediré a Pomona / frutos que hagan las delicias / de tus labios -azufaifas -; / le pediré dulces guindas” (OC 1, A mi Galatea, 89).– DRAE. HOr: jínjol ‘azufaifa’. No emplea nunca el catalanismo jínjol.

baladre. adelfa, arbusto: “(pregunta al pastor sobre el barranco de los Baladres): ¿Lo has visto tú acaso?” (OC, Los hijos de la piedra, 1935, p. 614).– Catalanismo (DCECH). VDMu y HOr, general y exclusivo. Del lat. veratrum. Existe, de hecho, en Orihuela el Barranco del Baladre, topónimo menor que se loca-liza en la vertiente norte de la Sierra de Orihuela, a la espalda de la Cruz de la Muela: “El tercer grupo está relacionado con la vegetación y está compuesto por nueve barrancos: Hinojos, Acebuche, Higuerita, Granado, Baladre, Sabinas, Paleras y Higuera Verdal” (Francisco Marco Torres, Toponimia de Orihuela, en Actes de la

  1. Jornada d’Onomástica. Oriola 2007. Academia Valenciana de la Llengua, 72).– V. adelfo.

balsa. estanque o piscina: “croa la rana al borde de la limpia alberca (OC 1, ¡Marzo viene!, 28-2-1930, 99). “La prueba está en las fotografías, que te has que-dado en la balsa, y junto a la soga de tender ropa” (OC 2, CJosefina, junio 1936, 1610); “ báñate en el río, aunque ahí sólo habrá balsas, o tírate a la balsa y nada” (OC 2, CJosefina, martes julio 1936, 1612). “Sabrás que el otro día me bañé en la alberca que hay en este cortijo” (OC 2, CJosefina, 19-6-1937, 1664). El poeta fluctúa entre balsa y alberca.

bancal. trozo cuadrilongo de tierra cultivable: “Voy a echarle una pedrada / a la “Luná”, que se ha ido / a un bancal de habas” (AP, A todos los oriolanos, en Poemas de adolescencia, 1931”, 20); “la cabra / que otra vez se fue al habado/ bancal y el huertano rabia”, O. c., 22); “da una noria vueltas, / arrojando de agua limpios manantiales, / que viértense, / hasta los bancales” (OPZ, Horizontes de mayo, 1930, 499)

barra. mandíbula: “Come menos que Rosita, que tiene la barra de una mula” (CJ, 26-septiembre-1941, p. 355).– HOr ‘mandíbula inferior de caballerías’.

boria. niebla, bruma. No VP, pero sí bruma. Información directa (Raiguero de Bonanza, Orihuela).– HOr `niebla’. Catalanismo desechado por Miguel Hernández.

cabecera. almohada : “No es ningún milagro que te besara al coger tu retrato del suelo, porque duermo con él al lado de mi cabecera” (OC 2, CJosefina, 23-6-1936, 1604); “¿Qué coses? ¿Sábanas, pañuelos, cabeceras?” (OC 2, CJosefina, 4-2-1937, 1649); “Manda la muda, sábana y cabecera” (CJ, 1942, p. 364); “Se te ha olvidado mandarme la funda de la cabecera” (OC 2, CJosefina, marzo? 1942, 1825); “Te siento removerte en el colchón y yo quisiera tener tu cabeza sobre mis dos almohadas postizas” (OC 1, La solterona, 714). – V. cañar .

cabecerón. “Ya tengo en la maleta las dos sábanas y el cabecerón guardadas” (OC 2, CJosefina, 19-junio– 1937, 1664).– HOr

cabezón, cabezote. Terco, testarudo, obstinado: “No vale la pena sufrir por el cabezón que he sido siempre” (OC 2, CJosefina, 5-2-1940, 1723). “Ten compasión de este pobrecito preso, que sólo quiere verte feliz. Y tú, cabezona, cabezota, empeñada en no serlo” (OC 2, CJosefina, 15-4-1940, 1739). “Y aquí me tienes, cabezón siempre, como mi hijo dispuesto a ser más cabezón cada día, más obstinado en querer lo que quiero. Me alegra mucho que ese hijo sea cabezote, es decir, que quiera una cosa con toda su alma” (OC 2, CJosefina, 8-3-1941, 1778).

cabrear(se). enfadar, amoscar: “Se pone furioso cuando me lleva las cartas y no estoy, y como son muchas las cartas que recibo, el hombre está cabreado” (CJ, junio-1936, p. 107). No DAut. DRAE.– Documentado en R. Caballero, Modismos, 1891.

caletre. cabeza: ”No se me quita del caletre que no voy a estar contigo esta semana que viene” (CJ, junio-1936, p. 123).– DRAE, vulgar, y DEA coloquial

calina. bruma.“Y toda la extensión regia de la huertana llanura, / debajo de la calina palpita” (OP, A don Juan Sansano, 1931, 608).– DRAE. HOr: calina ‘bochorno’.

camisa. prenda común de mujer y de hombre: “por fin una carta ha logrado cogerte desprevenida, porque a lo mejor te ha pillado hasta sin camisa” (OC 2, CJosefina, 23-6-1936, 1604). “En cuanto vaya me pondré la camisa que me has cosido por tu mano” (OC 2, CJosefina, 19-6-1937, 1665).

camisón. prenda de hombre: “Me gustaría que vieras los calzoncillos cosidos con hilo verde y los camisones con hilo verde también” (OC 2, CJosefina, 3-8-1939, 1700). “Para no apenarme tanto me empleo en coseros ropa nueva, y para Francisco ya tengo hecho un camisón con tirilla. Besos de Isabel” (OC 1, Familia de soldados, 842).

cansera. cansancio grande (HOr)., VDMu cansancio y desaliento grande. Tal vez Miguel Hernández evitó emplearla por que creerla demasiado dialectal, al no estar todavía entonces incluída en el DRAE. Hoy está admitida sin acotaciones dia-tópicas, aunque es más usada en murciano y en Salamanca y Colombia.

canute. canuto o cañuto de caña (HOr). fr. “No saber hacer una o con un canute” ‘ser muy ignorante o analfabeto’.– Catalanismo, de canut. // fr. Salud y fuerza en el canut (éste, con valor de pene); usado también en La Albatalía (Murcia) y DCa: “Salud y fuerza en el canut”.-: “Espérame. Salud, y fuerza en el canú” (CJ, 3-9-1937, 201); “Recuerdos de Carlos. Salud y fuerza” (CJ, 3-3-1938, 209). Sobreentendido en el canú. También es brindis de hombres en valenciano: “Salut... y força en el canut” (GV, 135).

cañar. cañaveral: “(mi pulido hatajo) Luego, silencioso, se tiende debajo / de las sombras móviles de un cañar umbrío” (OP, Siesta, 1931, 600); “es el pie de un pino / y detrás de unos huecos cañares” (OP, Al acabar la tarde, 1931, 609) En las aguas del Venero / veré temblar y bogar / barcas de hojas de cañar” (OE, Quien te ha visto, 1934, 282) ; “Tal vez las notas de los cantares / de las acequias y los huertanos, / de las olmedas y los cañares” (OP, Plegaria, 1930, 574) (extraña más caña-res junto al cultísimo olmeda, aquí desconocido); “una choza entre cañares / y a la orillica del río” (OPZ, A la señorita, 1930, 512). Dos veces usa cañaveral frente a siete cañar.– “Se detuvo (el río) en recovecos y remansos de cañares y molinos” (OC 1, Cosas del Segura, Madrid, 29-12-1931, 689). “Ha inflado (el río) su ente-quez torácica, destrozando sus largas almohadas de cañaverales” (ibid.).– VDMu. No HOr.

caraiter. carácter o temperamento /. rúst. cara, rostro, fisonomía: “Lo que tú no has llegado a comprender, novia preciosa, es mi temperamento o, mejor dicho, o peor dicho, mi caráiter, como se dice por estas tierras” (CJ, 9-octubre-1936, 145). “Una tarde de agosto de 1936 fui con Miguel y mi tía Gertrudis, hermana de mi padre, al campo de Cox. A medio camino nos tropezamos con una prima de mi padre. Nos detuvimos con ella, y le preguntó a mi tía: “¿Esta es hija de tu Manuel, verdad? La he sacao por el caraite”. Cuando Miguel y yo oimos esa palabra, tuvimos que hacer una gran esfuerzo para no reírnos, pero yo no pude aguantarme de mirar a Miguel, ni él de mirarme a mí, y explotamos con una risa a borbotones, como él decía, que sufrimos vergüenza. La prima nos dispensó diciendo: “Déjalos, que son jovenes” (RJ, 99). No es sólo el culto Miguel el que se ríe, sino también Josefina, lo que indica que tal palabra era ya obsoleta en los jóvenes instruídos.– VDMu, caraite, vulg. y rúst. ‘cara’. No HOr.

charamita. dulzaina, chirimía: – HOr. charamita / charamitero.– V. dulzaina.

cherro. becerro, novillo: “Comido (el pan de maíz) en abundancia, hace engordar. A ver si os ponéis como becerros alguna vez” (OC 2, CJosefina, 22-2-1941, 1775).– HOr: cherro ‘becerro’. Aquí se esperaría el regional cherro en tono festivo.

chicharra. cigarra: “El sudor es la cosecha que recogemos los hombres del trabajo... Y más en este tiempo de chicharras” (OC 2, Los hijos de la piedra, 1935, 1161); “Os recuerdo en el huerto de mi casa, con higueras y chicharras... todo se ha conjurado en favor mío: la luna, al plenilunio; las eras, a la cosecha; las chicharras, a la locura” (OC 2, C. a Carmen Conde, agosto 1935, 1545); “chicharras que conceden por sus élitros / aeroplanos, torrentes, cuchillos afilándose, / chicharras que anticipan la madurez del higo... todo es chicharra loca de frotarse” (OC 2, Oda entre sangre y vino a Pablo Neruda, 449-450). “Cansado acaso, pero no vencido, / sale de sus jornadas el soldado./ En la boca le canta una cigarra / y otra heroica cigarra en el costado” (OP, Fuerza del Manzanares, 367); “iré antes que cigarras raspen con lijas las horas” (OC 1, Yo – la madre mía, 695) “Llegó el otoño de un modo tan suave que las cigarras no se dieron cuenta y siguieron con su zumbo de aeroplanos” (OC 1, La solterona, 717).– Usa las dos formas, cigarra y chicharra. pero prefiere la mozarábica chicharra.

chino. cochino, cerdo (no).– HOr, 78, 207. No Miguel Hernández.

cisca. planta herbácea, de hojas con filo cortante: “El triángulo agudo de la choza / se hace...un torrente de barba / cuando todas las ciscas son incendio de hoguera” (OP, Luz en la noche, 1932, 612).– HOr siscar, y p.197 .

clueca. llueca: “Expuestos a romper los cigarrones, / y aún es clueca amarilla la chumbera” (OPZ, Octavas, 72).

cochinera. pocilga: “Dime todo lo que pasa en vuestra cochinera sin mí” (OC 2, CJosefina, octubre-1939, 1712). “He querido sacarte de la cochinera en que vives, pero no me basta con querer” (CJ, 22-2-1941, 329); “Con el dinero que recibas, podrás pagar un piso modesto y es hora de que salgas de esa conchinera (sic) en que vives” (CJ, 4-3-1940, 273). Se refiere figuradamente a una casa en Cox, pequeña, vieja y sucia.

compaña. compañía: “Mi compaña / ha de aliviarte la melancolía” (OE, Quien te ha visto, 1934, 355); “Lo que más echo de menos Tú: tu compaña” (CJ, 1935, 46); “Todos mis días vacíos y solos sin tu compaña” (OC 2, CJosefina, 1935, 1529).

corcón. carcoma: “Durante la noche me quitaba el sueño el rinran de un corcón, que roía junto a mi cabecera. Aquella molestia la soportaba yo con la ilusión de que al hacerse de día al levantarme, miraba yo aquel montoncito de aserrín que el roedor había dejado en el suelo” (RJ, 34); “La carcoma, el gusano, deshilará tu muerte” (OC 1, Elegía a Gabriel Miró, 1933, 721). “Unas carcomas lo picaban por horas, le daban cuerda (al silencio)” (OC 1, La solterona, 714) – HOr. JMB: corcones, 12. / corcó y quera /

corrental. corriente de agua: “y el gran manto de la Virgen bebe el fuego del ocaso / y en los tiernos correntales del Segura se retrata” (OPZ, La procesión huertana, 1930, 532); “En los correntales de un fino arroyuelo... abreva sediento mi pulido atajo (sic)” (OPZ, Siesta, 1931, 542); “y los correntales de la huerta verde / toman del crepúsculo los rojos reflejos” (OP, Al acabar la tarde, 1931, 609). “¡Cuánto lucero de oro hacía en el corrental el sol!” (OC 1, El niño Flores, 694).– HOr. Ni DRAE ni DUE.

corvilla. hoz pequeña: “dale un poco de filo a la corvilla” (OE, Quien te ha visto, 1934, 330); “¿No veis venir cuesta arriba... de manos que armadas brillan, / de hoces, de hachas, de martillos / de garrotes y corvillas?” (O. c., 389).– No DRAE ni DAut– VDMu (corvilla) y HOr (corbilla). Murcianismo documentado desde el siglo XVII en F. Cascales y J. Polo de Medina. En valenciano, corbella.


crilla. patata:y las crillas del verdeo, el río / cuando se esbordó, de ellas me dio cuenta/ que las pudrió tuicas” (OC 1, “¡En mi barraquica!”, 15-1-1930, 94); “echo de menos las patatas, que me gustan más que estos garbanzos que me dan” (OC 2, CJosefina, 26-2-1938, 1675); “Come mucho vegetal, principalmente pata-tas” (OC 2, CJosefina, 12-9-1939, 1709).– No DRAE. VDMu y HOr. Síncopa de creadilla. / En valensiá creïlla https://www.lenciclopedia.org/Cre%C3%AFlla

desaprender. olvidar lo que se había aprendido: “A mí me sucede todo lo con-

trario: voy a desaprender de tanto escribirte” (CJ, octubre-1939, p. 255).– DRAE.

dispertar. despertar: “¡Calla! ¡Que no dispierte! / ¡Que no dispierte! ¡Contigo sueña!!” (OP, Postrer sueño, 1930, 572); “Cualquier día despertarás y no conocerás la cama” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1713).– Arcaísmo. VDMu y HOr.

dulzaina. instrumento musical: “Unos gritos de dulzaina, de tambor de hueco zumbo... entre gritos dulzaineros y litúrgicos cantares” (OP, La procesión huertana, 1930, 588); “Cuando la dulzaina pita / suavemente, dice presta:/ ¡Grita, grita! / que hoy es fiesta” (OC 1, La campana y el caramillo, 67). “Ese aire antiguo que sopla
  • la dulzaina de la fiesta /... ¡me da una tristeza! / Creo que es porque los días / de mi infancia me recuerda, / cuando tras el dulzainero / lo iba silbando mi lengua” (OC 1, Tristeza, 77). “En aquellos ciruelos grandes...sus dulzainas de música ágil / toca un bando de alegres mirlos” (OC 1, Frinados, 91).– HOr: charamita ‘dulzaina, chirimía’. Miguel Hernández nunca usa el término charamita, tan popular, que hasta existe la calle Charamita en Orihuela, pero el poeta lo posterga frente al eufónico dulzaina.– V. charamita.

enjalma. aparejo de caballería: “La dignidad del asno se rebela en la enjalma” (OP, Los hombres viejos, 385)

enguizcar. incitar, estimular: “(a Dios) ¡Enguízcame con tu amor, / con tu voz de miel y miera! / Tengo gana!: yo quisiera / que me enguizcaras, Señor!” (OE, Quien te ha visto, 1934, 355); “Enguizgando (sic) a las aves y al molino / pasa el aire de vuelo” (OPZ, La morada amarilla, 155).– HOr. ‘guizcar, incitar’.

festeo (de festear). noviazgo: “Mi niño estaba hoy hermosísimo, y mi niña también. Parecía mi novia, y sólo faltaban unas macetas en las rejas para que fuera una realidad el festeo” (CJ, ante, 14-noviembre-1941, p. 360). Se refiere a la comu-nicación o visita de Josefina y el hijo a la cárcel.– HOr: festear ‘hablar los novios’.

flechado, a. muy rápido (DEA): “El pájaro desapareció flechado por el agujero en su cielo” (OC 1, El gorrión y el prisionero, 867).

fosco, a. nublado, “En cada casa, un odio como una hoguera fosca” (OPZ, El hombre acecha 1937-39, El hambre I, 356).– HOr: fosca ‘neblina’.

franciscanos. frailes menores franciscanos: “Todas las cosas me acompañan en esta soledad de franciscanos que tengo” (CJ, 27-diciembre-1939, 261).– No se suele adjudicar la soledad a los franciscanos, sino a los monjes cartujos, benedicti-nos o a los ermitaños. Pero, en este caso, Miguel Hernández está pensando, sin duda, en la soledad del convento franciscano de su Orihuela natal, que, desde el siglo XV, se ubica en las Puertas de Murcia, en edificio totalmente exento, precedido de una gran alameda que lo aísla.

garbera. montón de garbas o haces de trigo: “También has de prevenir / la espiga al haz, a la turba / de la garbera los haces, / y la garbera montuna / a la parva, y ésta al trillo” (OE, Quien te ha visto, 1934, 316).– HOr: ‘montón de garbas’.

garrofa. algarroba: “No se te olvide mandarme tomates y algarrobas” (OC 2, CJosefina, 5-9-1941, 1803).

guardoso, a. cuidadoso en conservar y no gastar, o enajenar: “Gasta ese cochi-no dinero en sellos, tontica mía, y no seas tan guardosa” (CJ, 9-octubre-1936, 146).– DRAE. No VDMu ni HOr, pero sí VNOMu.

helor. frío intenso y penetrante: “Frío, fríos, refríos fríos quiero:/ dolor, helor, temblor” (OPZ, Invierno -puro, Diciembre, 119).– DRAE, 22ª ed., sin marca diatópica, pero en las ediciones anteriores siempre llevó la etiqueta Mur., hoy suprimida. También el DEA lo trae sin acotación, pero curiosamente aduce sendos textos de dos autores murcianos, el yeclano Castillo-Puche y R. Rubio, de Los Montalvos (Albacete). VDMu y HOr. Aragonesismo (elor).

higo. fruto de la higuera: “higos verdales, napolitanos o alicantinos, de piel de toro. Abundantes, moscateles que agosto arruga; los otros, largos como badajos hembras, góticos negros violados, con un rabo que es una pata de gallo y acuchillados verticalmente de blancura; éstos, llanos, duros a lo piedra garabateada con mapas, redondos, viriles, machos” (OC 1, Venta de higos, 691).

horqueta. instrumento para aventar: “No hay viento que divorcie en las horquetas / el trigo de la paja” (OPZ, 117).– DRAE, horca de labrador para aventar en la era. HOr.

ivierno. invierno: “lo que ofrecen Ivierno y Prima-Vera... Ofrécele tu agua sola, Ivierno” (OE, Quien te ha visto, 1934, 310). Entre los personajes de la Parte Segunda, escena segunda (309-314), aparecen las Cuatro estaciones, y siempre se le llama Ivierno. “Si tuviera mi pastor a mi lado, no vendría el ivierno a darme este tormento... ¿Por qué vendrán los iviernos?” (OC, Los hijos de la piedra, 1935, p. 645). // invierno. “Pasará este tiempo, y vendrá el invierno. El invierno es el verdugo del campo. El invierno empieza su faena de hambre” (OC, Verano e Invierno, 1935, pp. 941-942).– La forma ivierno es antigua y popular, según el DCECH. Curiosamente, el DAut (1726) trae las formas invierno, hybierno e imbierno, pero no ivierno; por contra, la incluye el DRAE (2001), sin marca ninguna de arcaísmo. VDMu, HOr y DCa. Al principio, Miguel Hernández debió de usar ivierno en su lengua oral y escrita, pero después, al sentirlo rústico, adoptaría invierno, la forma más común.

jaluza. gazuza, hambre. “Dime si pasas mucho apetito o jaluza, hablando con finura” (CJ, 29-enero-1940, 266) (tono irónico o humorístico).– VDMu, HO ‘jalu-sa’. Corominas, murcianismo.

jazminero. arbusto del jazmín: “aquel jazminero que junto del pozo / cuajado de flores había, sin ellas se agosta” (OPZ, El alma de la huerta, 1930, 508); “Es la casa un palomar / y la cama un jazminero” (OPZ, Cancionero y romancero de ausencias, 1938-1941, 459).– DRAE, And. DEA, general (sin marca). VNOMu y VMur/2. No VDMu ni HOr.

jilguero. pájaro cantor, colorín: “Buscan los jilgueros donde hacer su nido” (OC 1, ¡Marzo viene!, 28-2-1930, 99); “Con el clamor triunfal de gloria /cantan la noria y los jilgueros” (OP, La bendita tierra, 1930, 580); “cántico digno de un jilguero” (OPZ, “Canciones de amor”, 1931, 547); “al nidal del naranjo /van los jilgueros” (OPZ, Atardecer, 1930, 547); “entre risas y canciones / y jilgueros” (OPZ, La palmera levantina, 1932, 552). “Los canarios y jilgueros domésticos comentan a grandes silbos la muerte del ruiseñor” (OC 1, El pájaro enamorado, 762). – “Colorado colorín, / ¡cómo alegras mi jardín!” (OC 1, Colorín, 84).– Sólo emplea jilguero y menos colorín. Pero nunca usa el murciano cabernera, ni tampoco su variante cagarnera, privativa de Orihuela, al rechazarla de plano, a causa de su fetidez. HOr: cagarnerajilguero’. / Carduelis carduelis /
 
leja. vasar, estante: “En mi casa había un diccionario de amplio tamaño que mi padre repasaba mucho. Yo también lo repasé alguna vez, a pesar de su alta postura: en una leja, que me tenía que subir a la baranda de una cama para poderlo alcan-zar”(RJ, 48).– DRAE, Murcia y VDMu. HOr ‘repisa’. No VP. En la sierra de Orihuela hay un lugar llamado la Leja. Lo emplean también Azorín y Miró. Valenciano, lleixa.

lilio. lirio: “ Su clara infancia fue un ligero trecho / de lirios de ropaje cando-roso” (OP, Juan Sansano, I, 1931, 598); “y afuera los lirios tienen forma gentil de arcaduces” (OP, A don Juan Sansano, 1931, 608); “Y niño apenas, y lilio, / saco mi camisa cana” (OE, Quien te ha visto, 1934, 266); “De punta en blanco armado, puro el lilio” (O. c., 297); “maná de abejas y cielo, / licor de rayos y lirios” (OE, El labrador de más aire, 1937, 515).– Forma medieval (Berceo, Álvaro de Luna, 1446). No DAut. DRAE, poco usado. En VP se contabilizan 7 lilios por 11 lirios. HOr: lirio “Llámase así en la zona Oeste, a las movidas tiernas de los árboles”. Acepción extraña.

longaniza. fr. “Hay más días que longaniza, ¿dice eso la gente? Para mí hay más longaniza que días” (OC 2, CJosefina, 8-4-1940, 1736).– No DRAE, DEA ni HOr. Sólo VHMu..

luciérnaga. gusano de luz: “consteló su frente con el cariño luminoso de las luciérnagas que halló desposadas” (OC 1, El niño pobre, 700).– VDMu: reluzánga-no.

machear. fecundar: “La época de este creciente de luna es la más a propósito para machear las cabras” (OC, Los hijos de la piedra, 1935, p. 598).– Miguel Hernández conoce muy bien la acepción de “machear o polinizar las palmeras”, corriente en Orihuela, que goza de rico palmeral. De ahí, por extensión, la aplicó a las cabras, con valor de ‘fecundar’, acepción no recogida en DRAE, VDMu ni HOr.


macheo. acto de fecundar: “(la palmera) hembra de amor, reclama / el macheo del polen que le ama” (OPZ, Agosto– diario, 128).

malacatón. melocotón.– V. albaricoque.

manchar. dar a los fuelles del órgano: ”Los domingos subía al órgano a marchar (sic), a dar al fuelle” (OC 1, Monaguillo, 708).– Grave errata de trascripción, “marchar”, por ignorar la especial acepción del verbo manchar. DRAE, Ar. y VDMu. / manchá es fé aire en un fuelle o en una mancha /

mandil. zamarra que se pone a los machos cabríos para impedirles la copulación: “Ayer he soltado el mandil a los chivos” (OC, Los hijos de la piedra, 1935, p.
598); “y luego llegará octubre / a paralizar mis ganas, / y a dejarme, entre otras cosas, / un mandil entre las patas” (OE, Quien te ha visto, 1934, 264).– Acepción no DRAE. HOr:”especie de delantal de cuero o esparto forrado que llevan colgado a la barriga los machos para evitar cópulas”. No VDMu, pero sí VHMu.

mantecada. mantecado especial de navidad: “Tus dos paquetes postales me han llegado: mantecadas, turrón y chocolate... Las mantecadas han desaparecido enseguida. Hasta el saborcillo del limón y del anís les has dado” (CJ, 9-enero-1941, 321). “Si personalmente aún no la conozco, sí a través de la conversación con Miguel y...de esas magníficas mantecadas que el otro día llegaron a este hotel. No olvide la receta para nuestro próximo viaje a Cox, pues van a ser pocas cuantas nos haga” (OC 2, CJosefina, enero 1940, 1719). “Aún no sabe nada de esas mantecadas que amenizarán nuestros sueños durante mucho tiempo... Como ves, Josefina, han tenido un éxito tus mantecadas. Nos han sabido a poco” (OC 2, CJosefina, enero 1940, 1720). “Me agrada tu idea de las mantecadas, y ya las espero con flato. Puedes enviarme las mantecadas y dátiles” (OC 2, CJosefina, 1-1-1941, 1766). “Debiste dar a ese hijo tan valiente todo el turrón y todas las mantecadas” (OC 2, CJosefina, 18-1-1941, 1771).– No HOr.

mañaco, mañaca. niño pequeño, párvulo, crío: “Eres una mañaca siempre: ¿a quién se le ocurre llorar al pasar por una escalera?” (OC 2, CJosefina, 1934, 1518).– Según el DRAE, el sufijo -aco tiene valor despectivo. VDMu. HOr: “mañaco ‘niño de poca edad. Se dice también del que obra infantilmente”. Valencianismo. / AR : moñaco muñeco /

mascar. masticar: “Allí, mascando un cielo de diáfana hermosura “ (OP, El palmero, 1931, 589); “mientras a lo lejos unos azadones, / al mascar la tierra, dan truenos de luz” (OP, Al acabar la tarde, 1931, 609).– DRAE.

melona. cabeza: “De todo el cuerpo los últimos rincones que trabajan son el estómago y el corazón y la grillera, o sea, la melona” (OC 2, CJosefina, 9-2-1940, 1724).– HOr: melona ‘cabeza dura’.

membrilla. membrillo especial: ”Músculos de pimientos y membrillas” (OPZ, Agosto-diario, 128).– DRAE, Murcia. VDMu. HOr: ‘variedad de membrillo, de color amarillento claro y carne menos áspera que los comunes’.


merla. mirlo, pájaro de huerta: “Pájaros hay que el pío por el pío / dan, en el más recóndito verdor / de la rama: la merla, el ruyseñor / y la zumaya: enamorado trío... desvelándose siempre por el vano / eco, merlas, zumayas, ruy-señores” (OPZ, El trino– por la vanidad, 164); “Por mi frente, que se achicharra, /cae un agua salobre en perlas. / Oigo el canto de una cigarra / y de cientos mirlos-merlas” (AP, El chivo y el sueño, en Poemas de adolescencia (1925-1932), 9); “En aquellos cirue-los grandes.../ sus dulzainas de música ágil / toca un bando de alegres mirlos” (OC 1, Frinados, 91).– DAut, DRAE y VDMu. HOr: merla ‘mirlo’.Voz exclusiva. Obsérvese la creatividad de Miguel Hernández: conoce y quiere usar el vocablo dialectal merlas, en rima con perlas, pero temiendo que no se entienda, se ingenia un sonoro neologismo, mirlos-merlas, yuxtaponiendo el castellano mirlo y el murcia-no merla.

miera. aceite de enebro, muy amargo: “Tuera es tu voz para mi oído, tuera...
miera, mi voz para la tuya miera” (OPZ, El rayo que no cesa, 1934-35, 218).– V.
tuera.

miloja. pastel de hojaldre: “Que te compre Josefina una miloja” (OC 2, CJosefina, 5-2-1940, 1722). “No olvidaré llevarte una caja de milojas... Dile a Josefina que te compre una miloja” (OC 2, CJosefina, 5-2-1940, 1723).– HOr: mil-hoja ‘cierto pastel de hojaldre’.

mona. bollo especial para la pascua de Resurrección: “Mándame un poco de mona, monísima mía, si las ha hecho ya tu madre” (CJ, 12-abril-1935, 47); “Hazme monas, sin mucho huevo” (OC 2, CJosefina, febrero 1942, 1827). A veces se especifica mona de pascua. – VDMu: “torta guarnecida de huevos que se cuecen con ella en el horno. Es costumbre comerla por Pascua florida” y HOr ‘especie de bollo’. Definición muy imprecisa. // esperar la mona de pascua. fr. esperar algo o a alguien que nunca llega: “Por aquí seguimos esperando la mona de Pascua y carta tuya” (OC 2, CJosefina, 18-7-1939, 1696). No DRAE ni DEA, ni HOr ni vocabu-larios murcianos,

monaguillo. acólito: “Bastante tiene con tener un padre que en su más tierna infancia fue monaguillo” (OC 2, CJosefina, 25-6-1940, 1751); “El padre Moratal hizo monaguillo a Calisto” (OC 1, Monaguillo, 707). – HOr, monesillo.

mondo, a.– V. solo y mondo.

mortichuelo. parvulito muerto: “En aquel tiempo no era moda llevar flores al cementerio, sólo se les ponía a los niños alrededor dentro del ataúd, principalmente jazmines. Tal vez por eso no nos gusta la colonia de ese perfume, nos repugna diciendo que echa olor a “mortichuelo”, como se dice por esta tierra” (RJ, 160).– VDMU y HOr.

napolitano, a (higuera).– V. higo y verdal (higuera)

navego. trabajo, trajín, manejo en la vida:“No hacía más que reiterar que le faltaban, para el navego por el mundo, los dos remos principales” (OC,

Ciegos del cuerpo, 945).– VDMu. HOr: navego ‘quehacer doméstico’.

nene, nena. Es el tratamiento familiar o afectivo, corriente en todo el ámbito dialectal murciano, que se da, respectivamente, a cualquier hombre y mujer de cual-quier edad. De modo especial, en cada familia, se llama así al hijo o hija mayor: “Da muchos besos a nuestro pequeñillo nene” (primer Manolillo, de pocos meses) (OC 2, CJosefina, 5-3-1938, 1677). “En Cox, a los primeros hijos les dicen el nene y la nena, aunque lleguen a viejos. Tenía yo en Cox una amiga llamada Josefina, aun-que en el pueblo le decían la nena la Casiana. Cuando se casó, se fue a vivir a casa de sus suegros, donde también había una nena hermana de su marido. Cuando alguien iba preguntando por la nena, les obligaban a decir qué nena. Su marido se indignó un día, y le dijo a la que preguntaba: ¿Qué es eso de tanta confusión de nenas? Aquí ya no hay más nenas: una se llama Carmen y la otra Josefina” (RJ, 119).– HOr: “Al primogénito se le dice muchas veces nene o nena, especialmente en la zona occidental” (83). El sufijo apreciativo en -ico (nenico, a) manifiesta aún mayor intimidad o parentesco.

ojalá. interj.: “Ojalá y fueras un diente de mi boca para tenerte siempre deba-jo de mis labios” (CJ, 6-6-1936, 102).– La copulativa subsiguiente es intensificado-ra.

oliva. aceituna: “Ojinegra la oliva en tu mirada” (OP, Pena-bienhallada, 1933, 173); “nieto del ruiseñor y de la oliva” (OPZ, Viento del pueblo, 1937, Elegía a F. García Lorca, 293). – DRAE, 2. No VDMu; sí VNOMU y VHM. Término general en español murciano. No HOr, pero sí: olivero. ‘el que vende olivas’.

olivera. olivo, árbol.– Aun sabiendo Miguel Hernández que oliva es un voca-blo confuso por disémico (árbol y fruto) en parte de Andalucía, sobre todo Jaén, donde residió algún tiempo, nunca utilizó el murcianismo general olivera, por esti-marlo tal vez plebeyo frente a olivo, o acaso catalanismo. Es general y ordinario en todo el ámbito dialectal murciano. No HOr, pero GV.

orza. vasija de barro: “una orza enmelada / toda la miel” (OE, Quien te ha
visto, 1934, 314).– DEA: vasija vidriada de barro, alta y sin asas. No HOr.

overa. ovario de las gallinas: “se ha caído una gallina, la de más overa, al pozo” (OC 2, CFGarcía Lorca, 1934, 1521).– DRAE, VDMu, HOr: overa ‘lugar donde las aves engendran las yemas de los huevos’.

pajuz. paja desmenuzada, destinada a estiércol: “una vaca peina / con su len-gua la testuz / de otra que mordisca hierba con pajuz” (OPZ, Siesta, 1931, 542); “mano de pino avienta / distinguiendo semillas y pajuces” (OPZ, La hora de la avienta, 1933-34, 126).– DEA. HOr: pajús ‘pajita menuda’.

pala. hoja de la palera: “libélulas primeras / volando entre archipiélagos de palas” (OPZ, Agosto– diario, 129).– VHMu. No HOr

palera. chumbera: “Pide que se realicen pronto nuestras esperanzas (casa-miento), o si no, vamos a ponernos los dos más mustios que paleras sin agua” (CJ, 21-9-1936, 140); “Entre zarcillos sueltos de culebras y chumberas guerreras y deportistas, sube a la montaña” (OC 1, La Tragedia de Calisto, Conversaciones, 703). – VDMu y HOr.– V. pitera.

panizo. maíz: “Hemos de levantarle un monumento a la gallina y será de cebada con el remate de panizo” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1713); “Supongo no
os faltará el pan de maíz. De maíz es el que aquí se come” (OC 2, CJosefina, 22-2-
1941,1775). “Me agradan más los roscos de maíz” (OC 2, CJosefina, 19-4-1941,
1784); “el pan de maíz me gusta más que el otro” (OC 2, CJosefina, 24-10-1941,
1807). – Murcianismo normal. HOr: paniso (148-149).

pascua. Navidad y Pascua florida o de Resurrección: “¡Que pases muy felices pascuas, nena!” (CJ, diciembre-1936, 160). “¡Felicidades, nena! ¡Que pases muy alegres Pascuas!” (CJ, 22-12-1936, 162). Hasta el último tercio del siglo XX el saludo tradicional español no era ¡Feliz Navidad!, sino Felices Pascuas (en plural).// pascua florida, también llamada pascua ‘ monas: “Felices Pascuas. Supongo que habrás guardado alguna mona para celebrarlas” (CJ, 18-3-1940, 277); “Cuando vaya, que quiero que sea para estas pascuas, tenemos que disfrutar... Quisiera darte la alegría de ir para pascua” (OC 2, CJosefina, 15-2-1936, 1564); “Estoy deseando que llegue la pascua para tomar el tren hacia ti” (OC 2, CJosefina, febrero 1936, 1561); “Te prometo ir para la Pascua por todo el cariño que te tengo” (OC 2, CJosefina, 15-2-1936, 1563). “Espérame para Pascua... Hasta dentro de poco” (OC 2, CCarlos Fenoll, marzo 1936, 1571); “Ya he escrito a Madrid para que se realice nuestro deseo de vernos en Alicante. La pascua está en puertas y bien estará que sea para unas semanas después” (OC 2, CJosefina, 11-4-1941, 1783). “Los bollos me llegaron el primer día de Pascua” (OC 2, CJosefina, 19-4-1941, 1784).– HOr: pascua ‘monas, ‘pascua florida’.

Se dice menos navidad: “Me parece que podré ir a verte. Será mucho antes de la navidad, ya lo creo” (OC 2, CJosefina, 27-9-1936, 1624); “Pronto se va a aumentar nuestra familia. Yo creo que será para la navidad” (OC 2, CJosefina, 11-5-1937, 1658). “para Navidad hay más presos en sus casas que pavos en la cárcel” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1714); “Llegan estas Navidades y me acuerdo de las del año pasado” (OC 2, CJosefina, 12-12-1939, 1718). “Vas a tener que esperar todo este mes para mandarme el paquete de Navidad que me anunciaste” (OC 2, CJosefina, 1-12-1940, 1764). “Voy a pasar muy buenas Navidades” (OC 2, CJosefina, 23-12-1940, 1764).

pescatero. pescadero, el que vende pescado: “En una ocasión, al toque de alzar a Dios, a un pescatero del mercado le cogió el momento liando un cigarro, y un joven de aspecto brutal, que estuvo en la División Azul, le dio una bofetada al viejo” (RJ, 115).– VDMu y VNOMu. HOr: pescatero. Aragonesismo.

piel de toro (higo de). HOr: pellejo ‘ toro ‘variedad de higo de piel negra y dura’.– V. higo.

pimentón. pimiento. “Hay pimentón tendido en la ladera” (OPZ, El silbo de afirmación en la aldea, 203).– VDMu. HOr .

pitera. pita, planta: “Te imagino en un patio muy grande, rodeado de piteras que te quieren embestir y de paleras para jugar al tennis” (CJ, junio 1936, 122).– VDMu y HOr.

platicar. conversar, hablar (especialmente, los novios):los limones del limonero, a cuya sombra y azahar platicábamos” (OC, Ramón Sijé, La Verdad de Murcia, 1936, 943).– Aunque el DRAE no le pone marca alguna a la voz platicar, hoy se siente un tanto obsoleta, tal vez por su paronimia con practicar. Oído a un señor mayor de Almoradí (mayo 2010). No HOr.

pollastre. pollo. “Se ha puesto rojo como la voz del pollastre” (OC 1, Cosas del Segura, Madrid, 29-12-1931, 690).– VHMu. No HOr. Valenciano, pollastre.

poma. fruta: “Los undosos huertos de las rojas frutas / estallan de blancos azahares en pomas” (OPZ, Marzo viene, 1930, 493); “Barraca oriolana /que en medio de flores, palmeras y pomas / de intensos aromas / ufana / te alzaste” (OPZ, El alma de la Huerta, 1930, 507); “Estío: mi luz candeal y mi pan tierno, / mis cigarras, mis fuegos y mis pomas” (OE, Quien te ha visto, 1934, 309); “Primo de las manzanas,...

  • y para dar salud fiera a su poma / elegirá tus huesos el manzano” (OPZ, Viento del pueblo, 1937, Elegía a F. García Lorca, 293).– DRAE, ‘fruta de árbol’. No HOr.

pomo. ramillete, racimo: “En este huerto, que el pecado alhaja / de pomos seductores” (OE, Quien te ha visto, 1934, 309); “bajo el milagro de tus pies tersos
  • dejo dispersos / igual que pomos de flores puras / mis pobres versos” (OPZ, Plegaria, 1930, 517); “y cada obtusa morera, bajo las hojas redondas, / sus moras azucaradas madura en grávidos pomos” (OPZ, A don Juan Sansano, 1931, 549); “Hembras que amorosas bañan en las brisas / de las frescas noches pomos de alba-hacas “ (OPZ, Contemplad, 1930, 526).– DRAE, 6, Murc. ‘ramillete de flores’. VDMu. HOr: pomo, 1. ‘ramillete de flores’ / 2. `racimo de flores o frutos’.

pringue. grasa animal: “Dime si comes menos suspiros, y más cosas de pringue, como decimos nosotros” (OC 2, CJosefina, 1935, 1532).– DRAE. VHMu. HOr.– V. suspiros.

pruna. ciruela: “el arbusto que da la pruna / lacrimoso de espesa goma” (OC 1, Canto exaltado de amor a la Naturaleza, 65); “le pediré dulces guindas, / prunas rojas y amarillas” (OC 1, A mi Galatea, 89); ”Mi ilustre soledad de esquila y lana / de hoy, viciosas amistades / con el higo, la pruna y la manzana” (OPZ, Enero, 1933-34, 121) .– DRAE, ciruela (sin marca diatópica). VDMu (Orihuela y E. de la región). HOr ‘ciruela’. Valenciano, pruna.

pruno. ciruelo: “Frente de unos olmos blancos de palomas / un pruno destila transparentes gomas” (OPZ, Siesta, 1931, 542); “Mi hermana ha perdido el pedrusco de goma de albaricoqueros y prunos” (OC 1, La goma, 692); – DRAE. VDMu y HOr ‘prunero’, no pruno. Forma inexistente en valenciano. “Los nombres de pájaros y de frutos también resultan indicadores modernistas, así mirlos, golondrinas, o pomas, prunos” (SRa, 28).


púa. clavo pequeño:“No me quiero creer que se te han roto ya todos los vestidos negros... Ni que hubieras ido arrastrándote por Elda y peleándote con todas las púas y las espinas” (OC 2, CJosefina, junio-1936, 1601).– Acepción murciana.

rabogato. planta silvestre medicinal, Sideritis angustifolia: “Cuando me dieron la carta dije: qué pesada viene hoy la carta, me mandará rabogato para tomar por las mañanas, como tú sabías que he estado malo del estómago” (CJ, mayo-1936, 100); “Me alegra que te hayas reído por una cosa tan sencilla como la que te decía del rabogato” (CJ, 6-6-1936, 101).– No DRAE ni VDMu. Enciclopedia Espasa: “rabo de gato. Nombre local (Sierra de Salinas, Alicante)”. VMur/2, DMan, VNOM. HO: “hierba montaraz”. Valenciano, rabo de gat.

ranueco. rana macho: “Se hacen pedestres sapos y ranuecos” (OPZ, El silbo de la sequía, 196).– No DRAE. No VDMu ni VHMu. HOr ‘macho de la rana’, oriolanismo privativo.

reconcomerse. concomerse, sentir rencor o pesar: “No sería esta llaga / sin curación...que reconcome el corazón y estraga” (OPZ, El silbo del mal de ausencia”, 194).– No DRAE. HOr: reconcomio ‘rencor oculto. Prefijo re– intensificador.

regón. acción de regar: “Cavaré al pie de los dos limoneros; subiré de mi pozo el agua, el regón puro -¡qué adjetivo más bello y más diario!– que bajará hasta sus raíces” (OC 1, Marzo-hortado, 760).– VHMu. HOr: ‘riego’.

rejuntar. juntar: “A ti que tengo rejuntados no sé cuántos besos de los que te
mando uno y sobra” (CJ, 3-9-1937, 201).– DRAE, VDMu, HOr: ‘juntar, reunir’.

remulgar. rumiar: “Remulgando se tiende el hato / a la sombra” (OC 1, El chivo y el sueño,76); “nos dormiremos al ruido / sutil de las campanillas / de las  cansadas ovejas / que remulgarán tendidas” (OC 1, A mi Galatea, 88).– DRAE, remu-gar ‘rumiar’. HOr. remuar ‘rumiar’. Miguel Hernández parece haber confundido remugar con la voz aragonesa remulgar, que significa ‘podar olivos’.

risosa. riente, sonriente: “A la margen risosa del buen Segura / que murmura palabras de dulce amigo” (OP, Atardecer, 1930, 607).– No DRAE ni HOr.

rolde. redondel, círculo: “Ya en mi callejón con mi huerto, todos nos sentamos en rolde, budas, a devorar los aguacates” (OC, Robo y dulce, 948).– VDMu. HOr: “En la parte occidental, redondel”.

roncero. halagador, adulador: “Hasta la tuya, que no venga roncera, te abra-za” (OC 2, C F García Lorca, 1933, 1508);“Válgame, mi cordero!, / ¡qué triste!, ¡qué roncero!” (OE, Quien te ha visto, 1934, 349).– VHMu. No HOr.

rosiguear. rosigar, roer: “vi aparecer, colgada de un filo, la blancura imprudente de una cabra, que se desprendía rosigueante sobre un tajo” (OC 1, Pastor-plural, 729).– DRAE, VDMu y VHMu. No HOr.

saldorija. ajedrea, planta silvestre: “Subí más (al monte). Pisaba nieblas y saldorijas” (OC, Pastor – plural, La Verdad de Murcia, 21-12-1933, 936). DRAE:


 “coloq. Murcia”. Ambas formas, ajedrea y saldorija, se derivan del latín satureia, pero la última a través del cat. sajolida - sajurida. VDMu (En Orihuela y su comarca). DCa. HOr: ‘ajedrea, tomillo salsero, hierba montaraz que se utiliza para infusiones’. VHMu: se emplea para aliño de las olivas.– GV (texto complementario): “Sus tonos verdes daban un curioso colorido junto con el baladre, tomillo, saldorija, romero, cantueso y rabogato” (p. 28). Catalanismo. En Murcia, la planta se llama ajegrea.

sandía: “Devora los más hermosos plenilunios de grana negra de las sandías”

(OC 1, El niño pobre, III, 699). – HOr: melón de agua ‘sandía’.

san Juan. fr. popular, “Cuando san Juan baje el dedo”, equivale a nunca: “Nos vamos a casar muy pronto, ya verás cómo no pasa de este año, y ya verás como San Juan sigue con su dedo empinado” (OC 2, CJosefina, 18-7-1936, 1617).

seca. bulto producido por infarto de una glándula. “No quiero que te preocupes más por mi mano. El bulto que te dije me había salido es una seca simplemente, no es ninguna cosa de cuidado” (CJ, 1935, 41).– DRAE. HOr: seca ‘bulto que sale en las axilas, ingle o cuello’.

soga. – V. balsa.

solo, a y mondo, a. completamente solo: “¡Cuánto he pensado en ti, desde el momento en que te dejé en nuestro pueblo, sola y monda sin mí!” (CJ,. 1934, 29); “dices a Dios que obre la creación del campo solo y mondo (OP, Profecía sobre el campesino, 1933-34, 187); “Vuélvete, pues, a lo llano / y déjame solo y mondo / aquí arriba... hasta que otra vez / tu alma quiera subir alta, / sola y monda, como el ave” (OE, Quien te ha visto, 1934, 342); “Dejadme; solo y mondo / estoy peor y encuentro mejoría” (O. c. 355); “Me duele con rigor vuestra compaña, / ¡dejadme solo y mondo!” (O. c. , 356); “Páramo mondo... soledad... viüda, sola y monda” (OPZ, La morada amarilla, 155).– Sintagma redundante o expresión enfática mur-ciana, aunque no la recoja ningún vocabulario. Información directa en Mula, NOMu y Huerta de Murcia (mi madre la empleaba con frecuencia).

suspiro. dulce de almendra y manjar: “Dime si comes menos suspiros y más cosas de pringue como decimos nosotros” (CJ, 1935, 45).– VHMu.

tahulla. medida agraria para tierras de regadío, con valor de 11 áreas y 18 centiáreas: “¡Vamos a estar toa la mañana pa regar dos tahullas de tierras!” (OC 1, El niño Flores, 694).– Murcianismo histórico (DAut). Término general en la murcia-nofonía, especialmente en la vega del Segura. DRAE (Alm., Gran. y Murc.), VDMu, HOr, VNOMu, VHMu, Jumilla y Villena. – Arabismo.

talaraña. telaraña: “Procura que cuando yo vaya no tengan talarañas las lámparas” (OC 2, CJosefina, 18-3-1940, 1732); “Voy a quitarte todas las telarañas que de seguro tienes en el alma” (OC 2, CJosefina, 25-6-1940, 1750).– Si no es errata, tal vez aquí Miguel Hernández haya querido corregir la forma oriolana talaraña. HOr: talaraña. Caso de asimilación vocálica.

toalla: :“No mandes toalla ni sábana, funda, sí” (OC 2, CJosefina, 1942, 1822); “manda pañuelos y toalla” (OC 2, CJosefina, 1942, 1824).– HOr. toballa.

tontaca. despectivo de tonta.– DRAE: “El sufijo -aco tiene valor despectivo, libraco”.

tormenta. “El nombre de Santa Bárbara acude a todas las lenguas de todos los corazones encogidos, que imploran su protección. Los clavos de las puertas aldea-nas se enriquecen con el nácar y los cristos plateados de la cruces de Caravaca” (OC, Sobre el trueno, 951).– Para ahuyentar las tormentas, el pueblo invocaba a Santa Bárbara y a la cruz de Caravaca, costumbres que Miguel Hernández vería practicar en su familia y vecinos.

tortada. tarta, pastel: “El día de San José, confiteros por todas las calles con el encargo de las buenas tortadas. Todo el día era un techo de bandejas de pasteles y tortadas” (RJ, 48).

tratamiento. posesivos. “Y di a tu María que me alegra su recuerdo” (OC 2, C V Aleixandre, 19-5-1941, 1790).

tuera. coloquíntida, planta purgante: “Por ella me desespero, / muerdo la flor de la tuera, / vivo como si viviera / en medio de un avispero” (OC 2, El labrador de más aire, 1238).– DRAE, Albacete, Murcia. VDMu. HOr.– V. miera.

verdal (higuera). árbol de higos verdales: “Regadera de la Higuera Verdal arriba, llegué hasta la ladera” (OC 1, Pastor – plural, La Verdad, de Murcia, 1933, 729); En los ápices de sus ramas (de las cinco higueras) está a punto de  desencadenarse una invasión hojosa de lujurias verdales y napolitanas” (OC 1, Marzo-hortado, La Verdad, de Murcia, 1934, 760).– HOr: verdal ‘variedad de higueras con los higos muy dulces y de piel verde’.– V. higo y baladre.

verdasca. vara fina: “el brusco otoño turbulento / rompe tus galas verde-rubias /con las verdascas de sus vientos / y las saetas de sus lluvias” (OP, La bendita tierra, 1930, 579).– DRAE. No VDMu ni HOr.

zagal. niño: “nos dijeron que el cura de Princones (Salamanca) era un tío pute-ro. Aquellos dos zagales son suyos – me dijo uno señalándome dos rubiancos, y añadió: ¡Y quince o veinte más que andan por ahí!... mientras jugaban los zagales, se les cayó al cementerio la pelota, entró uno por ella (OC 1, Misiones pedagógicas, 766).– HOr: sagal, sagala. ‘niño o niña de 8 a 15 años’.


7. NEOLOGISMOS

Muestra Miguel Hernández un desmedido prurito por acuñar o adoptar voces nuevas.

adelfo. sucedáneo de adelfa, planta.– Se inclina a adelfa por su eufonía, pero lo encuentra cursi por femenino, y lo masculiniza, como baladre.



aeroplano. avión. – DRAE, pero DEA lo marca como raro. Hoy es obsoleto.

axila. sobaco: “Me gusta no llevar olor en las axilas o en otra parte del cuer-po” (OC 2, CJosefina, marzo 1936, 1568). En nivel coloquial suena demasiado formal.

correncia. diarrea. – DRAE, col., VHMu. No HOr ni VDMu. “Hoy ha estado contento el hombrecito, a pesar de su correncia” (OC 2, CJosefina, 24-10-1941, 1806).

cumplemeses : “Manolillo: aunque tarde te felicito en tu octavo cumplemeses” (OC 2, CJosefina, 5-8-1939, 1701).

garrapiñadas. “Si fuera de permiso, te llevaría una cajica de almendras en dulce– que aquí llaman garrapiñadas” (OC 2, CJosefina, 19-11-1936, 1634).

interviú. entrevista (OC 2, CJosefina, 8-9-1937, 1671). Anglicismo.

marida. “Es posible, mujer, marida mía, que vaya conmigo a Cox Manolo a fines de mes” (CJ, 19-6-1937, 193).– No Vocabularios. Formación analógica jocosa.

readorar, requerer. formas con re intensivo: “te quiero y te adoro y te requiero y te readoro” (OC 2, CJosefina, mayo 1936, 1589).

tennis V. pitera. – DRAE, 1925, tenis. Anglicismo, por ignorancia o afecta-
ción.


8. LÉXICO MALSONANTE

Al estudiar el idiolecto de un poeta de extracción popular, es inevitable afrontar el lenguaje grosero de tacos o palabrotas, casi connatural al sociolecto varonil español, y muy presente en los escritos de Miguel Hernández, habida cuenta del bronco tono de su poesía, cargada de exaltación masculina, no exenta de intencionalidad satírico-política. Por supuesto, este léxico suele carecer de valor denotativo y sólo posee sentido metafórico y connotativo de grave insulto. Ni podía faltar tam-poco el léxico informal escatológico.

cabrón. insulto, persona indeseable, que hace malas pasadas: “A lo mejor le da por perder al tío cabrón ese una de tus cartas, y nos hace la mismísima puñeta” (CJ, junio-1936, 107). “Aún estoy esperando las fotografías de Orihuela y el cabrón que quedó en mandármelas enseguida, todavía no lo ha hecho” (OC 2, CJosefina, 5-5-1936, 1585). “El sol se echaba al vientre un pedazo más de río...Y el cabrón este consintiéndole” (OC 1, Cosas del Segura, 689).

“¡Cabrona!... ¡Cabronazo!” (OC 1, La tragedia de Calisto, Conversaciones, 703). Mujer indeseable, maldita.

cagarse. insultar, maldecir: “A veces me dan ganas de soltar bofetadas y mandarlo todo a hacer leches. Vale más un “me cago en...” entre ellos, que un elogio de ninguno de éstos” (OC 2, CCarlos Fenoll, febrero 1936, 1555) (se refiere a los falsos compañeros de Madrid, comparados con los sinceros amigos de Orihuela); “Me cago en todos los guardiaciviles” (OC 2, CJosefina, 14-5-1936, 1587); “Algún día estarás, me cago en Cristo, / dentro del purgatorio de un retrete” (OC 1, Mandado que mando a Don Gil de las calzas de Ceda, 536).

cojones. indignación, valor: “El día que se me hinchen los cojones te voy a matar” (OC 1, La tragedia de Calisto, Conversaciones, 702). “es un primer libro y encierra más personalidad, más valentía, más cojones que todos los de casi todos los poetas consagrados” (OC 2, CFGarcía Lorca, 1933, 1506). // tocar los cojones. molestar, fastidiar: “Me llama la intérprete para que me levante y vaya a cualquier parte donde me espera fulanito de tal para hacerme una interviú, o menganito para tocarme los cojones” (CJ, 8-septiembre-1937); “A ver cuándo (mi niño) dice cojio-nes como su tatarabuela o cojones como su madre, cuando se pone fina y habla con la c” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1715). Es bastante confuso este texto de Miguel Hernández, pues no creo que se refiera a que Josefina usa ese palabro, más propio de carreteros y rabalocheras, ni el hablar con la c o cecear en vez del seseo, tiene que ver con el vocablo cojones.

hostia. golpe: “El mejor día le voy a dar un par de bofetadas – vulgo hostias – y voy a denunciarlo” (CJ, junio-1936, p. 108). “El hijo mayor, igual se cagaba en la hos-tia, que en la biblia, que en la puta reina. Uno de los mayores le contestaba a la madre de malos modos y decía la madre: “Criminal, como te dé una hostia...” El hijo le con-testaba : ¿Usted a mí? Lleve usted mucho cuidado” (RJ, 89).– Al mismo Miguel Hernández le da reparo pronunciar el vulgarismo frente a su mujer, y busca justificar-se escudándose en el uso vulgar. La acepción de golpe o bofetada aparece en el siglo

  1. Según el CORDE o base de datos académico, el texto literario más antiguo es de Ramón Sender, en Imán (1930); pero, el uso coloquial ha de ser anterior.

joder, jodido. molestar, fastidiar: “Yo estoy aquí metido en esta jodida oficina, donde estoy pasando un calor de todos los demonios” (CJ, junio-1936, 124); “¡Qué poco cortés ha sido contigo el jodido sol!” (CJ, 1936, 79); “En cambio, yo estoy aquí bastante jo... digo fastidiado” (CJ, 18-julio-1936, 132). La palabra espontánea que le sale es jodido, pero intenta rectificar. “Esta gente es más bruta que se puede imaginar. Pero a mí no me joden ni ellos ni nadie” (OC 2, CJosefina,  octubre 1939, 1712); “La suerte que tenéis es que yo soy así: jodido, pero poco dispuesto a joder a nadie” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1715); “Hago mucha falta yo en esa jodida casa para que podamos tirarla por la ventana y hacer una vida algo más decente” (casa llena de agua cuando llueve) (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1713);. “Estoy igual que ayer, con décimas, con las jodidas décimas” (OC 2, CJosefina, enero 1942, 1815).– DRAE, vulgarismo malsonante. VNOMu y VHMu.

leche. talante, humor: “Saldré gordo, pero con una mala leche muy grande” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1712).// hacer leches: “A veces me dan ganas de soltar bofetadas y mandarlo todo a hacer leches” (OC 2, C Carlos Fenoll, febrero 1936, 1555).– DRAE, rechazar algo o despedir a alguien de mala manera.

maricón. insulto: “Hitler y Mussolini, los dos mariconazos” (OP, El hombre acecha, 1937-38, Rusia, 381).– No denota aquí calidad de homosexual, sino simplemente un insulto, enfático con la desinencia -azo, despectiva y aumentativa.

pijo (importar un). no importar nada: “Tú eres muy vergonzosa, no te gusta que te vean quererme, y a mí se me importa un pito, por no decir otra palabra más expresiva que pito, casi igual, sólo que en vez de t lleva j” (OC 2, CJosefina, 27-7-1935, 1542).

puñeta (hacer la). molestar, perjudicar: “¡Babel de las babeles! / ¡Gran ciudad! ¡Gran demontre! ¡Gran puñeta!” (OPZ, El silbo de afirmación en la aldea, 200). “A lo mejor le da por perder al tío cabrón ese una de tus cartas y nos hace la mismísima puñeta” (CJ, junio-1936, 107).

puñetero. maldito: “Si come patatas, por eso no le sienta mal ese puñetero pan” (de cebada) (OC 2, CJosefina, 23-5-1941, 1791).

puta. insulto, vacío de contenido: “hijos de puta ansiosos de politiquerías... temblad, hijos de puta, por vuestra puta suerte” (OP, Los hombres viejos, 387); “Hijo de la gran puta” (OC 1, 704-705); “he maldecido las putas horas y malas en que di a leer un verso a nadie” (OC 2, C F García Lorca, 1933, 1505).

tetamen. busto grande: “te criaré como no lo haría una gallega de mucho teta-men” (OC 2, CJosefina, 16-7-1936, 1616).– DRAE, vulg. busto muy voluminoso. Frente a DEA y SOEZ, con citas muy recientes, el texto de Miguel Hernández sería el más antiguo documentado.


    1. ANÁLISIS GRAMATICAL

  1. CAMBIOS FONÉTICOS

  1. supresión de la d intervocálica, fenómeno general en castellano: salá, chalá, perdía: “Que no les falte el pan a nuestros hijos, novia querida, salá, chalá, perdía por mí, y yo por ti” (CJ, 1934, 35); pelao: “Dile que pronto verá al pelao con raya” (ibid.);

caenas: “me dan más ganas de ser libre viéndote y después pienso más en mis caenas” (OC 2, CJosefina, octubre 1939, 1712). Otra vez más escribe caenas, y una sólo cadenas.– V. abrazo chillao.

  1. monoptongación de sílabas tónicas de verbos terminados en -gar (jugar, fre-gar): “Aún la blanca cigarra sus élitros estrega (OC 1, Más poeta, 86); “Me dará mucho placer, si me restregas (sic) el pimiento picante por la boca por decir aquella palabra” (CJ, febrero 1936, 63). HOr, 63, registra este mismo ejemplo de formas sin diptongar, apreto, apretas, restrego, restregas.
182 FRANCISCO GÓMEZ ORTÍN



B) CAMBIOS ORTOGRÁFICOS

Calisto. nombre propio, Calixto. Siempre sin x en el relato La Tragedia de Calisto, donde se nombra al protagonista repetidas veces (OC 1, 702-717).

milojas. milhojas, dulce: “no olvidaré llevarte una caja de milojas para Manolillo... Di a Josefina que te compre una miloja donde las haya” (OC 2, A su cuñada Conchita, 1723).– Grafía errónea. HOr: milhoja ‘cierto pastel de hojaldre’.

salla. saya: “Pasa en esto una campesina,/ -armoniosa vuela su salla-/ que se pone la mano fina,/ para verme, como pantalla” (El chivo y el sueño, en Poemas de adolescencia (1925-1932), AP, 10). “salla, es forma que, obligada por la rima, equi-vale a saya, falda” (nota, O. c., l. c.).– Sin embargo, OC 1, 76 corrige y pone “saya”. Si no se debió a mera licencia poética, no es creíble que el poeta, por confusión o por ignorancia de adolescente, pusiera salla, puesto que escribe dos veces saya en un poema coetáneo (OC 1, Postrer sueño, 1930, 122-123).

setiembre. en posdata pone: “Hasta setiembre: adiós” (OC 2, CJosé Mª Cossío, 31-7-1935, 1544). Salvo este único caso, Miguel Hernández escribe siem-pre septiembre: “mi libertad la conseguiré por todo este mes de septiembre” (OC 2, CJosefina, 22-8-1939, 1705), y además en las cinco cartas de ese mes de 1936, siete de 1937, cuatro de 1939, cuatro de 1940, y tres de 1941.– Enciclopedia Espasa (1927) ya trae setiembre.

vascas. náuseas: ”Pasa el gato haciendo vascas (sic)” (OC 1, La goma, 692). La pone en cursiva, por creerla erróneamente una palabra dialectal, pero no es más que bascas, con su propia ortografía.


C) NOTAS MORFOLÓGICO-SINTÁCTICAS

  1. calor.– DRAE: Us. t. c. fem. DEA: tb. fem. (regional y coloquial): “con la calor que hace, echarás un olor bastante serio” (OC 2, CJosefina, marzo 1938, 1678)

  1. laísmo: “he dicho que la (=le) escribieran (a María) y la (= le) mandaran libros” (OC 2, C.Carmen Conde, 18-10-1935, 1549). Contagio del laísmo madrileño, que Miguel Hernández adopta tal vez por creerlo ignorantemente más correcto o más lógico que el leísmo normal de Orihuela, no sabemos si consciente o inconscientemente.

  1. sufijo -ico. Incumple la norma oriolana de agregar el sufijo -ico suprimiendo la n final (balconico, jovenico, callejonico), y adopta la norma general castella-no-murciana (pichoncica, corazoncito).

  1. me se, te se: “Me s’heló la naranja” (OC 1, En mi barraquica, 1930, 94). Incorrección sintáctica muy estigmatizada, casi desaparecida. Miguel Hernández sólo la emplea remedando el habla rústica.

  1. quitastes. solecismos verbales paragógicos muy corrientes: “Me acuerdo de aquellos zapatos que un día te los quitastes en la glorieta” (CJ, 13-5-1940, 290); distes: ”Me ha hecho gracia eso que me dices que distes muchos paseos. Quisiste aprovechar el tiempo... ¿Fuiste con tu abuela a la recova?” (CJ, junio-1936, p. 122).– Combina Miguel Hernández las dos formas, la popular (distes) y la culta (quisiste, fuiste).

  1. díceselo. díselo: “Díceselo (sic) a María” (CJ, julio-1936, 125).– Muy vulgar. Sólo DCa. Información directa: NOMu y Baza (Granada).

  1. han habido / habrán: “No sé las (fotografías) que habrán buenas, pero me supongo que van a ser muy pocas” (OC 2, 25-4-1936, 1578); “Estoy haciendo una Enciclopedia taurina, o sea, escribir la vida de todos los toreros que hay y que han habido” (AC, CJosefina, julio-1935, 273). “Nos vamos a reir mucho cuando me veas llegar en bicicleta, tocando la bocina para que se aparten las gallinas que habrán por las calles” (CJ, junio-1936, 123). Pero, también usa las formas correctas, si no son erratas: “Sal todos los días al campo y báñate en el río, aunque ahí (Cox) sólo habrá balsas, o tírate a la balsa y nada” (CJ, julio-1936, 125); “Ha habido días en que no he podido salir a la calle de los tiroteos que había en todo Madrid” (CJ, 28-julio-1936, 134).– Ya un culto escritor médico y Cronista Oficial de Orihuela incurría en tal defecto, lo que indica su fuerte arraigo en la zona: “Encima de esta mesa y colocados ordenadamente habían dos jarros de cristal, dos bandejas y un espejo pequeño” (JMBa, 14).

Es incorrecta la construcción del verbo haber impersonal, concordando el verbo con el complemento directo, que se toma como sujeto (Hubo un muerto, Hubieron muertos). “Aunque es uso muy extendido en el habla informal de muchos países de América y se da también en España, especialmente entre hablantes catalanes, se debe seguir utilizando este verbo como impersonal en la lengua culta formal, de acuerdo con el uso mayoritario entre los escritores de prestigio” (Diccionario panhispánico de dudas. Madrid, R. Academia Española, 2005, 331). Hasta ahora, este solecismo no se había documentado en Orihuela, ni VDMu ni HOr.

  1. habemos: “¿No dicen los periódicos que la vamos a perder (a España), si habemos hombres cruzados de brazos?” (OC, El hombrecito, 817); “Madrid me cansa mucho. Cada día reconozco que no habemos más que mentirosos, envidiosos e idiotas” (OC 2, CCarmen Conde, 18-10-1935, 1549); “Tengo que escribirte así, a lápiz y de prisa, porque todos los que habemos aquí escribimos a nuestras novias y no hay plumas más que para unos dos o tres” (OC 2, CJosefina, 30-9-1936, 1625).

“El verbo haber, por su carácter impersonal, sólo puede conjugarse en tercera persona del singular. Si se desea expresar la presencia de primeras o segundas personas, no debe utilizarse, en la lengua culta, el verbo haber, aunque a veces se haga así en la lengua popular, recurriendo, para la primera persona, a la forma habemos. Debe sustituirse por somos o estamos” (Diccionario panhispánico de dudas, ibid.).

  1. anoche: “a contar una cosa que me ha pasado anoche” (CJ, junio-1936, 110); anteayer: “Anteayer por la tarde he llegado a Moscú” (CJ, 3-9-1937, 200); ayer: “Ayer se ha ido un conocido mío” (AC, CJosefina, 13-7-1935, 275).
Construcción un tanto anómala: “Se usa el pretérito perfecto en relación con el presente, en un contexto de tiempo no terminado (Hoy he cenado temprano). A su vez, el indefinido expresa una acción acabada (Ayer cené tarde). Pero, esta distinción, a menudo, es sólo psicológica: un mismo suceso puedo exponerlo diciendo Murió ayer o Ha muerto ayer, según que lo considere como un hecho ya liquidado y ajeno al hoy, o como un hecho que todavía hoy es operante” (Manuel Seco, Gramática esencial del Español. 2ª ed. Madrid, Espasa-Calpe, 1989, 174).